Imagen alegórica al amor por Cuba¿Se imaginan a Cuba despojada de su cultura? ¿Se han preguntado qué importancia tiene la cultura en cada una de nuestras acciones diarias? Estas interrogantes no tienen la intención de provocar reflexiones internas e individuales, sino intentan establecer consensos colectivos y útiles para construir nuestro futuro.

A diferencia de lo que muchos deben estar pensando, cultura no es solamente arte. Cultura es símbolo, tradiciones, costumbres, desarrollo, política, ética, valores, historia, religión…, o sea, es el escudo, que a nivel macro transversaliza cada una de las esferas sociales de ayer y de hoy, y también, por qué no, las del mañana.

Todos los cubanos, como pueblo instruido y culto, conocemos que, de no tener los antecedentes culturales, hoy esas tradiciones se convertirían en simples recuerdos que solo quedarían arraigados en algunos, pues otros, pasarían la página y adoptarían principios y prácticas diferentes.

Con esto no estoy diciendo que incorporar rasgos culturales externos es perjudicial, pues a partir de “aquello diferente” pueden aparecer nuevas maneras que están implícitas y se mezclan, a causa de la evolución y el desarrollo de las sociedades. El quid no es la diferencia, solo que estos contrastes deben contribuir y no opacar “aquello” de lo que nos sentimos orgullosos.

“Estoy orgullos@ de ser cuban@”, afirmaron much@s sin vacilar, pero… ¿por qué?

No deseo que estas líneas se conviertan en recuentos históricos, pero sí es necesario recordar que durante la etapa de la colonia emergió un sentimiento nacionalista y de amor a la patria, legitimado por los criollos, quienes no se “sentían” españoles. En este período figuras como Heredia o Félix Varela fomentaron ideales independentistas, los cuales marcaron las diferencias existentes entre Cuba y su metrópoli. Y entonces aparecieron los mambises, los machetes, las cornetas, el himno, la bandera y la búsqueda de la libertad por esfuerzos propios, una guerra que le daría a los cubanos la posibilidad de edificar su país lejos de imposiciones foráneas.

Después de España, quiso Estados Unidos apoderarse de la “fruta” que con tanto anhelo esperaban cayera del árbol. Y finalmente cayó. Pero el pueblo ya tenía sólidos antecedentes, y conocía la necesidad de desprenderse de esa nueva dominación.

Ahora bien, usted que lee estas líneas, alguna vez se preguntó por qué tantos cubanos se opusieron a las cadenas. La respuesta se reduce a una simpleza que trae intrínsecamente un pensamiento abarcador y profundo, y es que: Cuba es de y para los cubanos.

Muchas personas, cuando me acerqué para preguntarle sobre el tema en cuestión, recordaron importantes sucesos históricos, que como dijo Daniel, estudiante de 18 años, “sirvieron para demostrar la rebeldía y la intransigencia de los cubanos”. Él me habló sobre la Protesta de Baraguá. “Ahí Maceo se plantó y no permitió que se tirara por el piso la guerra de los Diez Años”, comenta, “y los cubanos plantamos cuando es necesario”.

Otra reflexión interesante la apunta Susana. Ella tiene 26 años y es contadora. “una de las cosas que más me gusta de los cubanos, es que no permitimos que nadie decida por nosotros, aunque a veces nos equivoquemos. Eso pasa hasta en nuestras propias casas. Aquí nadie permite que vaya otro, que no vive ahí y que no conoce sus rutinas a decirle cómo tiene que hacer esto o lo otro. Es un ejemplo simple, pero eso mismo pasa a nivel de sociedad y de país (…) No tiene que venir nadie de afuera a decirnos lo que tenemos o no que hacer”.

“Cada cubano es un mundo, sin embargo, al mismo tiempo sabemos ser uno solo. A mí me encantó la canción de Me dicen Cuba, porque ahí, se resumen las características de los cubanos. Que somos patriotas, que luchamos constantemente para salir de las dificultades, alegres, entusiastas, y bravos, muy bravos, comenta Lizet entre risas y sentada en un banco del parque John Lennon.

¿Qué fragmento es el que más te gusta?, le pregunté por curiosidad; y ella entonó un poco apenada: “Un cubano de verdad, da la vida por su tierra, sigue de frente y derecho, preparados pal combate y a su bandera se aferra”.

Para Humberto, un profesor de Geografía, se me ocurrió esta pregunta: ¿considera que Cuba tiene fatalismo geográfico por no tener fronteras con otros países? Su primera reacción fue una sonrisa, después me dijo: “No considero que sea fatalismo geográfico, me parece más que fatalismo, predestinación. Me parece que el hecho de ser un archipiélago, nos da más autonomía. Eso sin contar que tenemos una posición geográfica privilegiada”.

Y es que estas declaraciones, consideraciones y opiniones de estos cubanos constituyen muestras transparentes de cultura. Es a través de la cultura como único podemos responder ante los nuevos escenarios de transformaciones que se avecinan. Escenarios donde debe primar la participación y el debate respetuoso y responsable.

Hoy Cuba enfrenta situaciones coyunturales en el terreno político, económico, social y también el cultural, y para construir un futuro se precisa del aporte de todos los sectores de nuestra sociedad.

Por eso te digo, yo quiero una Cuba mejor. Una Cuba donde se reflejen los intereses del pueblo patriota, rebelde y revolucionario que somos. Yo amo a Cuba, ¿y tú?