Mario A. Escalona Serrano, director de la EGREM.

Una motivación específica, relacionada con la votación contra el bloqueo en la ONU, constituyó el punto de partida para esta conversación con Mario A. Escalona Serrano, que derivó inevitablemente hacia la circulación internacional de nuestra música y la importancia del comercio electrónico para la socialización, a escala global, del legado que atesoran nuestras principales casas discográficas, lideradas por la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales (EGREM), que él dirige.

El diálogo ameno y el interés común por aproximarnos a la complejidad de estos temas, me permitió compartir con este economista de profesión, consagrado desde hace algunos años a la promoción, preservación y comercialización de la música cubana.

¿Cuáles pueden considerarse como las mayores afectaciones del bloqueo norteamericano al funcionamiento cotidiano de la EGREM?

Según estudios y resúmenes que trabajamos el pasado año, solo en esta empresa, el bloqueo ha generado una afectación de 1 647 000 dólares anuales, relacionados, sobre todo, con la comercialización. ¿Qué ha hecho la EGREM en todos estos años para paliar dichos impactos? Lo primero es que hemos tenido que reacomodar nuestra gestión a las condiciones del bloqueo y trabajar cada operación con apego a las restricciones y posibilidades que ese marco nos ofrece.

Por ejemplo, en 2011 firmamos un contrato con UltraG, una compañía patentada de Estados Unidos, y por solo manifestarse allí la posibilidad de producir remixes o nuevas versiones de temas musicales nuestros, se nos congelaron fondos por más de 20 mil dólares. Hemos establecido desde entonces las reclamaciones correspondientes y hemos acudido a diversas consultorías y asesorías de prestigio, pero aun así hoy esos fondos se dan por perdidos.

Esto nos genera otro problema, ya que, desde el punto de vista contable, la operación aparece como realizada y, si bien hemos hecho la reclamación en base a la apertura que otorgan las nuevas licencias al respecto, estas favorecen solo a las nuevas contrataciones y carecen de efecto retroactivo. No obstante, seguimos buscando posibles soluciones mediante diferentes áreas de arbitraje, sobre todo en temas relacionados con la propiedad intelectual.Eso nos abre un camino, pero se trata, en definitiva, de uno de tantos ejemplos que dan fe de nuestras limitaciones como empresa dentro del contexto que establece el bloqueo.

Otro aspecto es el relacionado con las inversiones para todo el sistema de la cultura y, de manera particular, para nuestra empresa. Hoy poseemos tecnología de punta para garantizar el trabajo que hacemos, pero hemos tenido que gestionarla mediante terceros países, lo cual encarece las adquisiciones y no garantiza los servicios de post venta y asistencia técnica. Esto termina afectando a proyectos concretos, como nos acaba de ocurrir con losVictrola 18, donde tardamos un mes para concretar la reposición de una pieza del sistema digital de audio. Algo que, en otras condiciones, nos hubiese llegado en horas, vía correo postal, tardó más de un mes en resolverse y se trataba de un elemento esencial para las consolas digitales del estudio, sin las cuales no se puede lograr ese producto competitivo que nos exige el mercado.

Hoy la tecnología más avanzada en este sentido la tienen los Estados Unidos, y esto implica que, aun cuando identifiquemos la pieza en otros mercados, su adquisición pasa por la distribución global de componentes certificados por ese país, lo cual afecta indirectamente a ese otro vendedor potencial, dado el carácter extra territorial de esta política. Para concretar, por ejemplo, un centro cultural como el que estamos terminando en 31 y 2, en el Vedado, que prestará servicios en una barriada popular mediante un local de nuevo tipo, con varias salas dedicadas a la enseñanza y áreas para presentaciones en vivo, hemos tenido que adquirir la tecnología para el tratamiento acústico, la iluminación y el sonido, con costos de un 30% más respecto a lo que nos hubiese costado en un mercado vecino, como los propios Estados Unidos. Esto sin hablar del tiempo que se pierde esperando que nos llegue esa inversión desde un mercado remoto, con el consiguiente incremento de los costos de transportación, etc.

¿Cómo se explica entonces la presencia de artistas y agrupaciones cubanas en diferentes escenarios de los Estados Unidos?

A pesar de todas estas limitaciones, hoy podemos hablar de 122 agrupaciones musicales cubanas, pertenecientes a diferentes entidades, que hasta el momento han realizado giras a ese país, sin que las empresas estatales correspondientes perciban beneficio económico alguno, lo cual limita considerablemente todos los temas vinculados con la promoción y difusión de estos contenidos.

En el caso particular de la EGREM, estamos hablando de una afectación, solo por este concepto, superior al medio millón de dólares anuales. Eso limita nuestra gestión y coloca muchas veces a nuestros artistas frente a un mercado tan importante como el norteamericano, sin respaldo institucional alguno, lo cual supone un elevado riesgo y nos obliga a buscar determinadas alternativas que permiten hoy hablar de un camino labrado en esta dirección y que, de manera muy directa, ya empiezan a generar algunos resultados concretos. Lo más significativo en este aspecto es haber logrado, por primera vez en este año, que la circulación de nuestra música a través del medio digital alcance los mismos niveles que la distribución en soporte físico, y eso nos indica la necesidad de soluciones nuevas que nos otorguen mayor visibilidad en el mercado.

La cadena de valor de la música está muy bien definida. Arranca en el acto creativo y luego pasa por la producción, la distribución y, finalmente, el consumo a través del mercado. Hoy nosotros tenemos una creación muy importante, porque partimos de un altísimo nivel de la enseñanza y contamos con el invaluable patrimonio de nuestra música popular. La combinación de estos factores nos permite multiplicar hoy fenómenos de producción y asimilación cultural como los protagonizados por artistas como Benny Moré y tantos otros que, en su momento, se vieron obligados a trabajar de forma empírica. Hoy la propia academia propicia que nuestros artistas, con una vasta formación musical, se incorporen a tocar la música popular y produzcan resultados nuevos y cada vez más complejos, que requieren, a su vez, de una amplia gama de espacios para su presentación y socialización, tanto en Cuba como en el exterior.

Hemos ido buscando, al mismo tiempo, la distribución en soportes novedosos relacionados con el medio digital, y encontramos un espacio muy importante para comercializar el catálogo de la EGREM, que incluye 70 mil obras, con una de las transnacionales más importantes de la música. Me refiero a Sony Music, que tiene su casa matriz en Japón, pero posee un componente importante de participación de los Estados Unidos. Aun así, hemos logrado, mediante diferentes alternativas de contratación, firmar con Sony Latin y establecer contactos directos con Sony Latin España, donde obtenemos compensaciones, incluso desde el punto de vista del tratamiento fiscal, lo cual favorece considerablemente esta relación comercial. Por esta vía, tenemos firmados 30 000 archivos de música posteriores a 1964. Se trata de uno de los contratos más importantes del país en esta área, y se alcanza como resultado de una estrategia de trabajo a largo plazo que incluye estudios de factibilidad y cuyos espacios más importantes se concretan a través de las redes sociales, que constituyetambién algo novedoso para nuestras dinámicas de comercialización.

Hay un debate importante en la red de redes sobre esta firma de la EGREM con Sony, principalmente en lo que se refiere al tipo de producto que se ha logrado poner en circulación por esta vía, donde predomina la música de archivo y no lo que está pasando ahora mismo con nuestros compositores e intérpretes. ¿Podría esclarecernos al respecto?

Esos 30 000 temas se firmaron a condición de que integrasen fonogramas ya presentados en el mercado, lo cual nos impidió colocar producciones nuevas o from line, como ellos las denominan, porque existen diferentes maneras de comercialización para cada tipo de producto. No obstante, ya hemos iniciado conversaciones sobre lo que podríamos hacer con respecto a esa franja from line que, como se sabe, es muy rica en nuestro caso. Tenemos una relación directa con los ejecutivos y se ha logrado comprender la necesidad de que la música más novedosa producida cada año en Cuba, encuentre cauces para su circulación mundial, tal como viene sucediendo con los materiales de archivo. Es un proceso complejo, pero lo más importante es que esta negociación con Sony no nos impide trabajar en paralelo con otras distribuidoras y plataformas internacionales de la música que se ocupan de la difusión, ya sea en red o mediante soportes tradicionales, tales como Warner o Universal, entre otras.

¿Es cierto que todo esto depende, en gran medida, de las normativas y decisiones puntuales que se van tomando en el campo de las relaciones bilaterales con Estados Unidos?

Desde luego, pero lo significativo en este caso es que hemos creado una dinámica de negociación concebidapara que cada nuevo paso se ajuste a las licencias establecidas por las últimas medidas que van saliendo de este diálogo entre ambos Estados.

Es muy importante esto que nos explica, porque a veces la gente oye campanas, pero desconoce los detalles del proceso.

Claro. Lo que ocurre es que estuvimos un año de negociación, en un momento en que no se sabía nada acerca del restablecimiento de las relaciones con Estados Unidos, ni que se fueran a tener ya hoy las condiciones que tenemos y las diferentes licencias que permiten, incluso, producir de conjunto algunos de los productos que nos interese luego distribuir, etc.

Ahora mismo estamos trabajando en un diseño de producto que incluye a Omara Portuondo, en relación con diferentes artistas de mucho prestigio internacional que integran el catálogo de Sony Music, y esto es un paso de avance, sobre todo porque entramos en el llamado from line y en la producción conjunta, dos caminos impensables hasta hace muy poco tiempo.

En esa dirección se inscribe también algo que se hizo recientemente, a propósito de la visita de Obama, con la presentación del primer LP de los Van Van en las condiciones del contrato Sony-EGREM, material que fue entregado por las autoridades cubanas al propio presidente Obama en su momento. Esta producción permite acceder al mercado mediante el llamado disco de vinilo, algo muy exclusivo en estos tiempos y que hoy se está moviendo por el mundo con el sello EGREM y el respaldo de Sony. Con ello se demuestra, a su vez, que existen vías para incorporarnos a un mercado muy limitado, dominado absolutamente por las grandes cadenas de distribución del mundo y donde, gracias a este primer contrato, tenemos ese espacio de carácter internacional.

En la misiva que envió el presidente Obama a la EGREM, señala el honor que para él significa recibir un producto de esta naturaleza, y enfatiza en los lazos de conectividad que tienen que existir entre ambos pueblos en el sector de la cultura. En esa oportunidad, nosotros aprovechamos para decirle a Obama que estas acciones pueden continuar sucediendo, sobre todo cuando cese la política hostil del bloqueo, o mediante estas decisiones puntuales que han venido flexibilizando las relaciones. Ya sabemos, como lo ha expresado el MINREX, que Obama se va y el bloqueo se queda, pero, de cualquier modo, proyectos como este que tuvo como protagonista a esa gran orquesta nuestra que es los Van Van, constituyen ejemplos irrefutables de cómo se pueden unir culturas, de cómo se puede trabajar a través de una manifestación artística tan importante como la música, a favor de la unidad entre los pueblos.

¿Qué otras acciones se desarrollan en este sentido?

Hay otro tema que resulta interesante y se relaciona con las fórmulas que estamos buscando para establecer espacios de colaboración que ayuden a abrir caminos hacia la eliminación del bloqueo. Esto está vinculado a temas de tecnología, de capacitación y de dominio de los espacios de distribución de la música. Para esto se ha lanzado una convocatoria que hoy, más que un proyecto, es una realidad, gracias sobre todo a las Naciones Unidas y su Oficina para el Desarrollo Industrial. Por esta vía hemos abierto un camino que va desde la creación de las competencias necesarias, hasta las estrategias y prácticas para lograr diferentes niveles de distribución.

Este proyecto trabaja en tres niveles: uno asociado muy directamente a lo comunitario y al desarrollo de la creación misma, un nivel intermedio relacionado con los espacios de la producción y, por supuesto, un tema de carácter macro, que trabaja la distribución a partir de plataformas que pudieran gestarse y operarse incluso desde Cuba, a partir del financiamiento que se ha aprobado para esto, lo cual nos permitiría mover la música que se produce hoy en todas nuestras casas discográficas.

Son esfuerzos encaminados a resolver una de nuestras mayores limitaciones actuales, relacionada con el acceso de los cubanos a su propia tradición musical y a las producciones más recientes. Se trata de que esta gestión la podamos hacer de manera independiente, así como la exportación de nuestrolegado hacia los diferentes mercados del mundo. Pero no podremos cumplir tales expectativas sin dedicarle el tiempo y los recursos que necesitan áreas como la gestión y la comunicación,esencialespara mover, de manera eficiente, esos contenidos.

Hay un aspecto también significativo que se presenta como posibilidad una vez que dispongamos de los medios y las personas anteriormente mencionados, con la debida financiación y atención de nuestras instituciones, ya que esos medios terminarán por garantizar los espacios que necesitamos, la mayoría de los cuales hoy no existen. Hay que partir de la fortaleza que significa para Cuba tener bien estructurada su cadena de valor y haber llegado al establecimiento de conceptos nobles y muy necesarios como Industria Musical, a partir del cual podamos establecer vínculos fecundos con otros sectores de la economía cubana, como los relacionados con la industria pesada, con la alimenticia y con entidades asociadas a la ecología y la defensa del medio ambiente, sobre todo porque no se puede ver la música como algo limitado al consumo directo, sino como una herramienta útil para otras esferas que producen bienes materiales y prestan servicios cotidianos a la población.

No se puede menospreciar ni subvalorar el prestigio y la fuerza de nuestra música, atributos capaces de movilizar esfuerzos de una organización especializada, perteneciente al sistema de las Naciones Unidas, que ha decidido respaldar este empeño y otorgar un presupuesto destinado a la formación de competencias laborales, a la gestión del conocimiento en esta área y, finalmente, al manejo de las tecnologías necesarias para alcanzar los niveles de socialización que el tema merece y exige en las actuales condiciones de actualización de nuestro modelo económico.

El catálogo de la EGREM, que incluye 70 mil obras, se comercializará a través de una de las transnacionales más importantes de la música, Sony Music.