Serie televisiva ConCiencia

La serie televisiva ConCiencia llegó a su final, luego de 11 emisiones en las que no faltaron las opiniones encontradas. Al inicio de cada capítulo, un mensaje llamaba la atención de los televidentes: “basada en hechos reales”. Esto provocó no pocas polémicas, pues muchos han querido conocer quiénes son los verdaderos rostros tras los personajes; mientras que otros han criticado que algunos de los conflictos presentados no sean un fiel reflejo de lo que sucede en la vida real de los hombres y mujeres que hacen ciencia en Cuba.

¿Cuánto de real y cuánto de ficción confluyó en esta serie de Rudy Mora? ¿Algunos de sus personajes tienen un paralelo en la vida real? ¿Cuántos de los diálogos, problemas, o soluciones encontradas responden a la realidad de los científicos cubanos? Para buscar respuestas a estas interrogantes, Cubadebate conversó con la asesora científica de ConCiencia, la Doctora en Ciencias Lidia Inés Novoa, quien lleva más de 30 años consagrada a la investigación científica en el país.

“Hay varias preguntas que tiene la gente sobre ConCiencia”, le digo, pensando en aquellas dudas que una y otra vez he conversado con familiares y amigos tras cada capítulo. Muchos quieren saber quién es la científica detrás de la historia que genialmente representa Isabel Santos, si el director del Bioterio tiene una historia tan difícil como la que interpreta Enrique Bueno, o si es verdad que la profesional que representa Blanca Rosa Blanco atravesó tantas dificultades para terminar su tesis de doctorado.

La verdad, me aclara Lidia Inés, es que la serie ConCiencia es completamente ficción y ningún personaje tiene su paralelo en la vida real. “Lo real no está en las historias ni en los personajes, sino en los mensajes y los procedimientos de trabajo que en la televisión fueron presentados”.

“Lo que pasa es que desde un inicio se explica que es basada en hechos reales, y quizás ese aspecto ha confundido a los televidentes. Obviamente, los científicos cubanos existimos, también el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, las áreas de investigación, los mecanismos de trabajo, pero las historias y los personajes son únicamente fruto de la imaginación de los guionistas y el director”, aclara Novoa.

Aunque ningún personaje está inspirado en personas reales, lo cierto es que a cada actor se le asignó una persona que era su homóloga profesional. Un ejemplo puede ser  el director del Bioterio, el capítulo en que interviene la actuación de Enrique Bueno.

“Es verdad que existe un director del Bioterio y que hay un lugar donde se trabajan los experimentos con animales, pero para nada la historia que representa es real.  Sin embargo, Enrique Bueno dialogó mucho con el verdadero director del Bioterio para conocer cómo funcionaba el trabajo con los animales”.

Y es que, como han insistido varios críticos de la televisión en los medios de comunicación nacionales, ConCiencia no es un documental, ni tampoco una serie histórica,  sino una obra de ficción inspirada en el quehacer del sector de la biotecnología en Cuba, una rama que ha logrado resultados relevantes internacionalmente, pero cuyos protagonistas por lo general no aparecen ante las cámaras.

Pero quizás a quien más trabajo costó entender las diferencias entre ficción y realidad y cómo ambas debían estructurarse para dar lugar a una serie dedicada al ejercicio científico en Cuba fue a la propia asesora científica de ConCiencia.

“Cuando comencé a trabajar con el director, no sé por qué pensé que se trataba de un material histórico o didáctico. Rudy desde un inicio me dijo que no era eso lo que buscaba; pero era bastante difícil entender exactamente cómo podíamos armar los temas y las historias.  Imagínate, éramos dos personas que cada cual dominaba un campo, él la dramaturgia y yo la ciencia, y en fusionar aquello era donde estaba el problema”, me cuenta Novoa.

Para lograr desde la ficción incorporar elementos de la realidad, el equipo de realizadores organizó varios encuentros con científicos jóvenes y experimentados, con el objetivo de extraer las realidades, preocupaciones, logros y desafíos, que no podían dejar de estar en la serie.

“En esas reuniones todo el mundo iba relatando anécdotas que le habían sucedido, y así aparecieron conflictos interesantes como las madres trabajadoras y los niños que siempre deben esperar en la garita a que ella termine; el hecho de que muchos científicos viven justo frente al lugar donde trabajan, así como los conflictos generacionales que se pueden dar en cualquier rama de trabajo”, explica Novoa, quien insiste en que, desde un principio, el director aclaró que la serie no pretendía reflejar de manera exacta la vida de los científicos cubanos.

“La idea era, a esa realidad del mundo científico, buscarle conflictos humanos, porque la ficción se basa en crear conflictos.  Había que estructurar conflictos humanos lógicos, que permitieran enganchar a los televidentes”, me dice.

“Por ello, lo único real es que los científicos existimos, que tenemos procedimientos para hacer la ciencia, que lo hacemos con mucha pasión, que hemos sacrificado hasta la familia por llegar a un resultado,  que somos solidarios entre nosotros mismos  para tratar de ayudar a un compañero que lo necesite. Que queremos  tener un producto para ayudar a determinada patología en una población. Que tenemos que exportar para ingresar al país”.
 

Conflictos y realidades para armar una serie

Carlos Luís Gonzáles

Por ser la primera vez que llegaba una serie sobre un tema como este a la televisión, una de las grandes discusiones fue si presentar al Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, o mostrar el edificio pero con un nombre fruto de la ficción.

“La gente se preguntó por qué habíamos puesto el Centro. Al final lo decidimos porque pensamos que eso va a dar lugar  que la gente quieran saber un poco más del Centro, y a que quienes no lo conozcan quieran investigar sobre el mismo”.

En cuanto  a los mensajes, uno de los valores que se intenta transmitir a lo largo de la serie es el de consagración y sacrificio de la familia. Por ejemplo, mujeres de la ciencia que deben cumplir con su trabajo independientemente de sus responsabilidades como madre.

“Hoy día se ve un poco menos, pero antiguamente los hijos de nosotros estaban en la garita todo el tiempo. Es que todos los procesos llevan un tiempo determinado, y si no lo haces en ese momento se pierde. Hay procesos o técnicas que son continuas. No tienen corte de tiempo que te permitan decir, termino a la cinco, y a las ocho cuando llegue sigo”, me explica Novoa.

“Otra realidad es que nosotros mismos nos brindamos para hacer los estudios clínicos de seguridad, y ahí es donde se ve el altruismo del científico”.

Uno de los capítulos que más atención generó, debido a la cruda realidad que mostró, fue aquel en el que dos jóvenes científicos van a traer a un hijo al mundo y las necesidades económicas obligan al joven a apartarse del campo de la ciencia, e ir al sector privado.

“Esa es una realidad. Desgraciadamente está ocurriendo, como mismo pasa en otros sectores, y el recambio preocupa mucho, porque en el sector científico se invierte mucho. El recurso humano es una inversión en la que toma tiempo que esa persona pueda adquirir todos los conocimientos necesarios y perderlo realmente es difícil, porque puedes introducir uno nuevo, pero que vuelva a adquirir el conocimiento representa tiempo, y este es sinónimo de dinero y resultados”.

Otra realidad que aparece en la serie, sin que se mencione directamente, es la del Bloqueo estadounidense .

“Se ve cómo afecta el Bloqueo a la ciencia en el capítulo que interviene Isabel Santos. Ese capítulo se basa en que para ella avanzar al estudio clínico tenía que terminar toda la preclínica y necesitaba cumplimentar un experimento que requería un reactivo que solo vendía una empresa estadounidense. Al no comercializarlo para Cuba, estaba paralizada esa técnica que era obligatoria  para dar por concluida la preclínica y pasar a la clínica”.

“Lo del Bloqueo pasa todos los días. Muchos problemas los resolvemos por donación, otros no tienen solución y es necesario buscar variantes. Pero quisimos ponerlo porque lo sufrimos todos los días, hay ejemplos más que suficientes de proyectos que se nos detienen porque debido al Bloqueo no podemos tener un equipo o reactivo”.

Así, a lo largo de los 11 capítulos, ConCiencia tuvo el desafío de poner en pantalla por primera vez al sector de la ciencia cubana, sus realidades, problemáticas, conflictos, sacrificios y alegrías. Y a pesar de los criterios encontrados, una realidad sí ha quedado clara, la de la admiración que merece este grupo de profesionales.

“Creo que la serie, como toda obra, puede tener muchas virtudes, pero lo principal es que hemos puesto la palabra ciencia y científico en la boca de los cubanos y eso ya es un mensaje positivo”, concluye Lidia Inés Novoa

Una curiosidad

Antes de llegar al final, les comento una curiosidad que compartió con Cubadebate la asesora científica de ConCiencia.

Como conocen quienes han seguido la serie, cada uno de los personajes está conectado con una joven técnica que sufre un accidente. Pero ¿son frecuentes los accidentes de trabajo en el sector de la ciencia? Sobre cómo intervinieron ficción y realidad a la hora de conformar el guión del accidente, me dice Novoa:

“En este sector hay muchos riesgos. Muchos reactivos son explosivos, inflamables. Ha habido accidentes, afortunadamente pocos, porque hay planes de riesgo; pero existen. Este fue un conflicto de discusión porque, cuando Rudy Mora llegó al CIGB,  nunca había visitado un centro de ciencia, y vio que en todos los pasillos de nosotros cada cierta distancia había una ducha, señales rojas y de incendio. Al momento me preguntó: “Doctora y esa duchas en medio del pasillo, ¿para qué son?

Le expliqué: “porque está previsto que cuando ocurra un accidente la persona hale y eso extraiga un volumen de agua necesario para combatir lo que le pasó”. Rudy me dijo al momento: “Doctora, eso para la serie está buenísimo. Así es como tenemos que darle entrada a todos los personajes”.

Sin embargo, lo curioso es que, en la historia del CIGB, nunca ha ocurrido un accidente por el cual tenga que utilizarse la ducha.

“La ducha tiene que existir como regulación para minimizar el riesgo, pero en ninguno de los accidentes que han ocurrido se ha tenido que acudir a la ducha. Por eso fue bastante complicado para la serie idear un accidente en el que tuviera que utilizarse la ducha, para que el director pudiera lograr el efecto de imagen que quería.”