Estatua en bronce de El bárbaro del ritmo, en el céntrico Paseo del Prado, de la ciudad de Cienfuegos. / Foto: Barreras Ferrán.

Mañana, 24 de agosto, se cumplirán 100 años del nacimiento en la localidad de Santa Isabel de las Lajas, actual provincia de Cienfuegos, de Bartolomé Maximiliano Moré Gutiérrez, conocido en el mundo artístico como Benny Moré, uno de los músicos más prominentes de Cuba y América Latina.

Según una importante enciclopedia, “además de un innato sentido musical, estaba dotado con una fluida voz de tenor que coloreaba y fraseaba con gran expresividad. Moré fue un maestro en todos los géneros de la música cubana, pero destacó particularmente en el son montuno, el mambo y el bolero”.

Los números que interpretó han perdurado y perdurarán por siempre. Lo calificaron muy merecidamente como el Bárbaro del Ritmo.

Nació en el barrio de Pueblo Nuevo. Era el mayor de 18 hermanos de una familia afrocubana humilde y campesina. Se dice que su tatarabuelo materno, Gundo, era descendiente del rey de una tribu del Congo, que fue capturado a los nueve años por traficantes de esclavos y vendido al propietario de una plantación cubana, llamado Ramón Paredes.

Al pasar a ser propiedad del conde Moré, dueño del central La Santísima Trinidad, se le cambió el nombre y comenzó a llamarse Ta Ramón Gundo Moré. Posteriormente fue emancipado y murió como liberto a la edad de 94 años. El apellido del tatarabuelo materno se conservó por ser todas las ascendientes maternas de Moré —su bisabuela, Julia; su abuela, Patricia; y su madre, Virginia—, así como el propio músico, fruto de uniones ilegítimas, la mayoría de ellas con blancos que no reconocieron a sus hijos. El padre de Benny Moré se llamó Silvestre Gutiérrez.

Ceremonia en el Casino de los Congos, en Santa Isabel de las Lajas. Foto: Barreras Ferrán

Su vida y legado son en extremo interesantes.

En Santa Isabel de las Lajas se le recuerda como un ídolo, no solo por su extraordinario aporte a la música y el virtuosismo que lo caracterizó, sino también por su generosidad y amistad imperecederas.

Un primo de Benny me contó hace algunos años que muchos lajeros llegaban a su casa en La Habana con una receta médica en las manos. Malos tiempos corrían. Él los acogía, atendía y siempre les daba algo de dinero para que adquirieran el medicamento.

Benny fue amigo de sus amigos, y la humildad estuvo presente en todos sus actos. Cuentan que caminaba por las calles lajeras y saludaba a todos e invitaba a los más allegados a tomarse unos tragos de ron en un céntrico bar. La cuenta la asumía él.

Murió el 19 de febrero de 1963.

Tumba donde reposan los restos de Benny. Hasta allí peregrinan todos los años los lajeros. / Foto: Barreras Ferrán.
 

Recuerdo y homenaje

Estos días han sido de recuerdo y homenaje. Múltiples actividades se realizan en todo el país con motivo del centenario del autor de canciones tan memorables como Te quedarás.

Cienfuegos es la ciudad que más me gusta a mí, afirmó Benny Moré en una popular canción. / Foto: Modesto Gutiérrez, ACN.
 

En Cienfuegos, la ciudad que más le gustó, como afirmó en un popular número musical, habrá en la tarde de este viernes una rumba. En el centro cultural que lleva su nombre, en el corazón mismo de la Perla del Sur, se presentará la compañía de espectáculos Giros y a las 10:00 de la noche se efectuará la Velada Al conjuro de su voz, con la participación de varios solistas, el trío Los Bohemios, el conjunto de sones Los Naranjos, el septeto Unión, Pancho Amat y el Cabildo del Son, y bailarines de la compañía Identidad.

Para el sábado está previsto un amplio programa, que se iniciará con la colocación de una ofrenda floral ante la estatua que perpetúa su figura, ubicada en el Paseo del Prado y la Avenida San Fernando, y finalizará con el concierto Cienfuegos te canta.

Tambores Makuta, donde el Benny puso sus manos siendo un niño. Foto: Barreras Ferrán
 

En su natal Santa Isabel de las Lajas también será recordado con peñas culturales, conciertos, la velada 100 años… desde su rincón querido; la tradicional peregrinación hasta la tumba donde reposan sus restos; descargas de poetas y trovadores; ceremonia en el Casino de los Congos con un toque de los tambores Makuta, en los cuales Benny Moré puso sus manos siendo un niño, y finalmente la presentación de Arnaldo y su Talismán.