Cada obra audiovisual de Padrón contiene una frase que ha marcado el habla popular cubana (Giselle Vichot Castillo / Cubahora)

En el día de hoy partió físicamente el pillo manigüero por excelencia Juan Padrón. Elpidio Valdés es su personaje insignia, perteneciente a un universo que tomó la animación como bandera para narrar historias de muchas Cubas.

Padrón, de 73 años –nació en enero de 1947 en el Central Carolina, en la provincia de Matanzas. Creador además de las series de animados humorísticos Filminuto y Quinoscopio; este último en colaboración con el argentino Joaquín Lavado «Quino». Vampiros en La Habana es un clásico del género en Cuba. Su obra ha recibido numerosos premios, incluidos varios Coral.

Luego de trasladarse a La Habana trabajó como animador en el Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) y caricaturista en la sección «El Hueco» de la revista Mella, junto a Virgilio Martínez, Newton Estapé y Silvio Rodríguez, quien también se desempeñaba en ese entonces como caricaturista.

Seguidamente, desarrolló diversas funciones, entre las que pueden mencionarse: elaboración de guiones, diseño escenográfico, de story board, diseño de personajes, animación, dirección de animación y voces. Ha sido jurado en certámenes nacionales e internacionales.

En una de las ediciones del espacio Cine Club de la Casa del Festival Padrón expresó ante su clasificación como especialista, que este no es más que “una persona que se pone diez años a estudiar un uniforme”. Así con ese grado de minuciosidad fue creado el universo del “pillo manigüero”, pero también basándose en el gracejo cubano, en los diarios de campaña de mambises.

Elpìdio Valdés, personaje insignia de Juan Padrón

 

Cada obra audiovisual de Padrón contiene una frase que ha marcado el habla popular cubana, lo cual confirma su perdurabilidad en varias generaciones de cubanos. También sus personajes son todos memorables, pues no solo Elpidio ocupa la memoria de los públicos María Silvia es otro de ellos. Este personaje no encarna un símbolo único, sino una muestra de lo que pudieron haber hecho algunas mujeres de este período. La capitana mambisa se recrea y connota como un personaje de ficción al igual que su compañero protagonista, el “pillo manigüero” de todos los tiempos.