Peloteros del equipo de béisbol de Ciego de Ávila
Parecía que era un paseo la semifinal entre Ciego y Villa Clara luego de las dos primeras victorias de los avileños, pero los Naranjas sacaron a relucir la garra que los hizo Grandes a finales del siglo pasado y han dejado las cosas bien interesantes.

Del primer desafío jugado en Santa Clara hay poco que decir: un gran trabajo del abridor Alaín Sánchez, y un relevo no menos magistral del cerrador Yasmany Hernández, fue esa la combinación para maniatar a unos Tigres que parecían desbordados.

En el segundo, también se mostró muy efectivo Yosvany Torres, quien se resarció de su primera apertura floja, y cuando el pinareño dio muestras de cansancio, Alberto Bicet cerró con gran maestría. Aquí vale comentar el incidente ocurrido con Michael González, porque me parece que le restó posibilidades a los actuales campeones.

Siempre he estado en contra de esas “reglas no escritas” que me parecen más guapería barata que otra cosa, pero esta vez el incidente no clasifica ni como eso, porque el partido no estaba decidido ni mucho menos, como para dejar de cuidar al hombre que estaba en primera, y mucho menos arriesgarse a una expulsión. Dicen desde el alto mando avileño que no se mandó el pelotazo, pero nunca vi a un receptor cubrir casi detrás del bateador. Vaya, que si no era mandado, era cantado. Lo peor es que se insistió con esa estrategia pese a la advertencia del manager contrario y del árbitro principal, por eso no creo que se haya escapado ningún lanzamiento.

Luego Ciego se pegó, y a lo mejor pudo aspirar a la victoria, pero ya el daño estaba hecho. De esos dos primeros juegos vale destacar también que los anaranjados jugaron casi perfectos a la defensa, su mayor Talón de Aquiles en esta campaña.

El tercero fue un duelo de altos quilates entre dos de nuestros mejores lanzadores: Vladimir García y Freddy Asiel Álvarez, y solamente se desniveló en el último episodio, cuando falló el relevo de los dueños de casa.

Ahora las cosas regresan al José Ramón Cepero, donde los Tigres han levantado sus tres coronas y se hacen bien difíciles de batir. Solamente otra buena salida de Alaín Sánchez evitará el avance adelantado de los felinos a la final.