La afición espera un sexto choque tan disputado como los anteriores

Desde que el pasado miércoles Matanzas llegó a la tercera victoria en el cotejo por el título de la 59 Serie Nacional de Béisbol que sostiene ante Camagüey, la pregunta en la pelota cubana es: ¿se acaba hoy la temporada 2019-2020?.

Ya el primer día en esa encrucijada la respuesta que dieron los Toros fue que no, y se han llevado la porfía por el banderín nuevamente a Camagüey, aun cuando ciertas imprecisiones estuvieron al punto de que fuera afirmativo el resultado de la pregunta. La verdad es que, sin tener mañana, la demora de la presencia de un lanzador de vanguardia en las postrimerías del duelo del jueves pudo frustrar las aspiraciones agramontinas.

Pero ya las aguas pasadas no van a mover los molinos de este epílogo y la interrogante, si bien con el balance de 3-1 favorable a Matanzas apuntaba al sí, ahora, pese a la ventaja, no se ve tan clara la respuesta, entre otras cosas, porque el sexto choque, el de hoy, tiene un marcado desnivel visto desde la lomita de lanzar.

Matanzas ya no contará más con el astro Yamichel Pérez, sin duda el mejor serpentinero de la campaña, y no podrá tener tampoco hoy los servicios de sus otras dos cartas de triunfo para las aperturas: Freddy Asiel Álvarez y Yoanni Yera. En cambio, los camagüeyanos subirán este sábado al hombre de más exactitud en los play off  semifinales y finales de esta campaña, el derecho Yosimar Cousín, quien debe medirse con Noelvis Entenza, aunque también pudiera ser Yosvani Torres. Para un posible cierre dominical, los Toros tendrían al veloz Yariel Rodríguez, presumiblemente ante el zurdo Yera.

Cousín no conoce carreras en su contra en estos decisivos partidos. Dejó sin pisar el home a Industriales en seis entradas, luego hizo lo mismo, pero en ocho, con los matanceros y, en el desafío de vida o muerte del jueves, llegó en una situación apremiante, con las bases llenas y un solo out, para ponchar al peligroso Yasiel Santoya y al líder jonronero de la campaña, Erisbel Arruebarruena.

Es decir, aunque en desventaja y con la obligatoriedad de que sus astros no pierdan ni una pizca de luz, Camagüey llega con la ventaja del arma más poderosa del béisbol a estos dos posibles encuentros, como haciendo realidad la frase de que el pitcheo no gana juegos, pero gana campeonatos.

Esa máxima no es una sentencia, ningún juego se parece a otro y la ventaja de los Cocodrilos es la exigencia a tope a la que ya viene sometido desde el pasado miércoles el cuerpo de lanzadores de sus rivales y todo su equipo, pues no puede perder, algo que oficia a favor de los Rojos, que todavía pueden pensar en que mañana lo agarramos.

Lo mejor de la 59 Serie Nacional han sido sus enigmáticos momentos. En la etapa inicial, 14 equipos estuvieron, casi hasta el último día, decidiendo cuáles entraban a los comodines; luego esas series de tres a ganar dos tuvieron que recorrer toda la ruta, pues ambas culminaron por 2-1, por cierto, con un Matanzas que, tras caer en el primer cotejo ante Sancti Spíritus, ganó en línea los otros dos choques.

Después vino la reñidísima puja por entrar entre los semifinalistas, que mantuvo en vilo a toda la afición, también hasta los últimos días del calendario, pues cualquiera de los seis podía estar entre los cuatro grandes, incluso sin saber hasta el último día el orden de los equipos, que terminó con tres empatados en el segundo a solo un juego del primero.

Y ahora la final tiene grandes posibilidades de llevarnos hasta un séptimo partido, como si no quisiéramos despedirnos de esta histórica contienda, que nos dará un campeón que inscribirá su nombre por primera vez en la galería de títulos de la pelota cubana. No doy un favorito, voto por un juego siete y que gane el mejor.