Ajedrez

En unas horas arrancará en Holguín el Campeonato Nacional de ajedrez para damas, en el cual 12 contendientes lucharán sin descanso por convertirse en la reina de Cuba en el arte de los trebejos.

Para muchas de las contendientes, el incentivo extra será que con la corona habrán asegurado un puesto en el equipo que concursará en la Olimpiada Mundial, que tendrá lugar entre el 29 de julio y el 17 de agosto en Moscú, Rusia.

Oleiny Linares, la defensora del cetro, es aparentemente la mujer a derrotar, por su sólido desempeño en los últimos años, que la han llevado a protagonizar varios de los mejores momentos del ajedrez femenino reciente, y tratará de añadir su cuarta corona, tras imponerse en 2010, 2016 y 2019.

Pero si de triunfos se habla, nadie acumula más que la veterana Maritza Arribas, quien suma 10 títulos y sigue siendo una contendiente bien difícil de derrotar, y un tablero sólido de cara a la Olimpiada también.

Una hornada un poco más joven está representada por Lisandra Llaudy, Yerisbel Miranda, Lisandra Ordaz y Roxangel Obregón, las dos primeras ya con alguna coronación a cuestas, pero las otras dos deseosas de encaramarse en lo más alto del podio por primera vez.

Yaniela Forgás, Yuleisy Hernández, la veterana Zirka Frómeta, Ineyming Hernández, Karen Gutiérrez y Legna García completan la docena de aspirantes, aunque la mayoría de los especialistas no las contemplan entre las favoritas.

No obstante, el reino de los trebejos es veleidoso y cualquiera en un momento de inspiración puede encontrar su mejor versión y dar la sorpresa.

Así sucedió hace unos días con Ineyming en el zonal clasificatorio, donde la niña de solamente 15 años impuso cátedra y dominó por delante de Zirka, Karen y Legna. Si mantiene su concentración, puede ser la gran tapada de esta final.

La acogedora Ciudad de los Parques, que desde hace unos años se ha convertido en sede habitual de este tipo de lides, será el escenario donde se libren estas batallas, y ojalá se mantenga una cerrada porfía hasta el final, porque nuestras ajedrecistas compiten bastante poco y necesitan sentir esa adrenalina, aunque sea en el torneo doméstico.