Niños cubanos

Cuba privilegia a su niñez, por lo que desde antes del nacimiento se atiende a las madres para que su embarazo transcurra de manera favorable, tenga un buen término al cabo de los nueve meses, y nazca un niño saludable y hermoso.

Con la educación sucede parecido: desde las edades más tempranas el niño tiene garantizados la asistencia al Programa Educa a tu hijo o en su lugar al círculo infantil, donde vence etapas y adquiere hábitos y habilidades imprescindibles para su desarrollo; sin embargo, no se trata sólo de la instrucción, sino que se agregan cuestiones como los valores, las normas de conducta y cortesía, hábitos de higiene y otros componentes educativos que nacen y se fortalecen en la familia.

En las diferentes enseñanzas se perfeccionan cada curso escolar los planes y programas de estudios, con el propósito de elevar cada día el aprendizaje; los maestros, por su parte, tienen la prioridad de prepararse de forma continua.

Por supuesto que no se debe de pasar por alto a la comunidad como elemento imprescindible en la formación de las más jóvenes generaciones. Allí se encuentran los centros laborales, de servicios y culturales, museos, casas de cultura y teatros, que tanto aportan.

Mucho se habla del conjunto que forman la escuela y la familia; una realidad es que una compensa a la otra, y ambas son esenciales para lograr una formación integral. Desde los primeros grados hasta la universidad es válida la combinación.

Educación en Cuba

No por gusto trabajan con consagración los maestros, directivos y demás trabajadores de las escuelas primarias y secundarias por convertirlas en el centro cultural más importante de la comunidad, donde se mezclan el arte y el conocimiento, con vistas a que nazca y luego se desarrolle la sensibilidad ante lo hermoso y creativo.

No obstante se hace necesario que los padres se preparen para contribuir con eficacia a la educación de los niños; no es sólo asesorarlos a la hora de hacer las tareas, sino incrementar su acervo cultural y llevarlos a presenciar obras de teatros infantiles y espectáculos culturales de ese tipo que transmitan valores y virtudes y, en la medida de lo posible, asistir en el tiempo libre al aprendizaje de un baile, un idioma u otro quehacer que lo enriquezca cada vez más como persona.

Escuela cubana

La única exigencia que tiene ante si una persona con la responsabilidad de educar a los niños y adolescentes es prepararse para esa tarea compleja y difícil pero llena de satisfacciones; tener claro que no asimila pausas ni interrupciones, es constante y debe de estarse al tanto, aunque pasen los años y los niños se transformen en adolescentes y jóvenes.

También es cierto que no todo se puede abarcar, eso no es censurable, algunos aspectos quedarán fuera porque el conocimiento es muy amplio, sin embargo lo que sí es imperdonable que no se intente y se deje al libre albedrío de que suceda o no.

El resultado final del trabajo educativo, que de forma integral realiza durante años la familia, la escuela y la comunidad será llegar a tener personas de bien, educadas en valores que respondan a las exigencias de su tiempo, comprometidas con la sociedad que contribuyó a su educación.

Desde hace años en Cuba todo apunta hacia ese objetivo; la obra se construye día tras día con el esfuerzo de todos, en aras de alcanzar una educación de excelencia para las nuevas generaciones.