DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE FIDEL CASTRO
RUZ, PRIMER MINISTRO DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO, EN LA CONCENTRACION DE LOS
OBREROS DE PLANTAS ELECTRICAS, EL 11 DE ABRIL DE 1959.
(VERSION TAQUIGRAFICA DE LAS OFICINAS DEL PRIMER
MINISTRO)
Señores representativos del sector eléctrico;
Obreros y empleados eléctricos:
Los
fotógrafos ayudan también y contribuyen a darle realce al acto, pero tienen la
mala suerte de estar trabajando en medio del público. Son empleados y obreros también que viven de
eso (APLAUSOS). Además, casi casi son
obreros eléctricos, porque todas las cámaras tienen flash, funcionan por medio
de electricidad, y ellos al poquito rato se quitan (RISAS). Yo tengo que hacer mi esfuerzo también con
las luces y tengo que hacer un esfuerzo para sobreponerme a algunas cosas que
molestan. Como están cumpliendo con su
trabajo, pues tengo en consideración ese detalle. ¡No vayan a pensar que quiero mucha
propaganda porque los estoy defendiendo!
(RISAS.)
Bueno,
¿ustedes no han notado en estos días que hay más gasto de corriente con motivo
de estos actos a las 12:00 de la noche y las comparecencias Ante la Prensa? (LE DICEN: “Se duermen...”) No, no, no, yo sé que una parte se duerme
(EXCLAMACIONES). Pero hoy voy a ser
breve (EXCLAMACIONES DE:
“¡No!”).
Bueno,
es que este acto era un acto, entre otras cosas, de apoyo a la reforma agraria. Y resulta que también hay 500 veterinarios
que me están esperando en el Hotel Hilton, en otro acto de apoyo a la reforma
agraria (APLAUSOS). Y hacen falta los
veterinarios, porque vamos a desarrollar mucho aquí la ganadería también (LE
DICEN ALGO). No, ¡ahora sí que vamos a
necesitar corriente eléctrica, cuando electrifiquemos los campos de Cuba y
cuando industrialicemos a Cuba! (APLAUSOS.) Entonces en vez de 8 000 obreros y empleados
eléctricos, harán falta 15 000 ó 16 000 obreros y empleados
(APLAUSOS).
Vamos
a necesitar del concurso de todos, porque lo más extraordinario, entre muchas
cosas interesantes que hemos podido apreciar en esta etapa, es el entusiasmo
que ha despertado en el pueblo, en la ciudad precisamente, la reforma agraria.
La
reforma agraria, que beneficia a los campesinos en primer lugar, porque
realmente beneficia a todo el pueblo, ha despertado en la ciudad más entusiasmo
aun que la propia reforma urbana, aunque la reforma urbana se empieza a
comprender ahora, puesto que yo sé que todo el mundo está pensando en hacerse
su casita a través del Instituto de Ahorro y Viviendas. Sé, por ejemplo, que ustedes los eléctricos
quieren hacerse 1 000 casas. Yo me
imagino que sea para empezar (APLAUSOS), porque esas casas se van a construir
no solo en la capital sino en toda la isla, casas que las van a pagar con lo
que actualmente pagan de alquiler y en muchos casos con menos de lo que pagan
hoy de alquiler (APLAUSOS).
Lo
curioso del sistema es que el que adquiere una de esas casas, si es poseedor de
los bonos, obtiene una ganancia que compensa el interés que paga por el valor
de la casa. El valor de la casa paga un
interés del 5%, y el que posee bonos gana el 2% durante los primeros cinco
años, después a los siete años comienza a ganar hasta el 4%. Y no es solo a través de los bonos, sino que
la Caja del Retiro de los Eléctricos está en contacto con la directora del
instituto, y por el dinero que las cajas de retiro presten al instituto
perciben el 4,5%. Lo que el obrero
eléctrico paga es el 5%, pero si se tiene en cuenta que todo obrero eléctrico
algún día tiene que jubilarse, cuando lo desee y se lo permitan los requisitos
que se exigen para el retiro, el dinero del retiro que se invierta en casas
percibe un interés del 4,5% y va a parar a la Caja del Retiro Eléctrico; luego,
como esos intereses los va a percibir el propio obrero o empleado que se
jubila, lo que viene a pagar en fin de cuentas es la mitad del 1% de interés
por la casa (DEL PUBLICO LE DICEN: “¡Fidel...!”).
Dígame... (LE DICEN: “¡Cofiño…!”) ¿Cofiño qué? (ABUCHEOS.)
Miren, en un acto como este de hoy, yo no sé si quien mencionó el nombre
es un amigo o un adversario, que es un acto de confraternidad, que es un día de
fiesta y de júbilo entre los obreros (APLAUSOS), yo no quiero ni siquiera rozar
aquellas cuestiones que puedan lastimar en lo más mínimo a ninguno de los
presentes. Los tiempos pasan... (LE DICEN ALGO.) ¿Qué dijo?
¿Cómo? Bueno, ¡al pueblo lo que
hay es que retenerlo, porque el pueblo está ganado por la Revolución! (APLAUSOS.)
Bueno,
los tiempos van pasando y en general nuestro deseo es que cada día sea más
unida y más firme en la Revolución la gran familia eléctrica. A nosotros lo que nos interesa es que todas
las heridas de estos procesos vayan quedando atrás.
Realmente
al venir aquí hoy, tuve la impresión de la alegría que hay en general, el
entusiasmo, el coro aquí de las muchachas eléctricas —que, según tengo
noticias, en cuatro días solamente lo organizaron y lo hicieron muy bien, y,
además, es un coro eléctrico—, todos estos detalles, el acto en sí, el desfile
de esta mañana que, aunque no pude presenciarlo, todo el mundo dice que fue
magnífico, la entrega de un aporte tan extraordinario a la reforma agraria, en
fin, todos los detalles de este acto, pues me han dado la impresión de que por
encima de todas las dificultades el sector eléctrico marcha hacia adelante y es
en estos instantes uno de los más entusiastas con la Revolución, uno de los más
cívicos y uno en los que más fe puede poner nuestra Revolución (APLAUSOS).
Yo
les hablaba de los programas revolucionarios en relación con la vivienda y les
explicaba cómo precisamente en los procedimientos que está estableciendo la
Revolución, lejos de constituir, como era antes, objeto de lucro la vivienda,
el Instituto de Ahorro no lucraba, sino que recogía el dinero del pueblo para
invertirlo en favor del pueblo. Lo que
antes iba a parar a los bolsillos de los tahúres, hoy regresa al pueblo,
beneficia al pueblo, sirve para construir casas para el pueblo, y quien recibe
ese préstamo, que es un hombre del pueblo, se lo paga al propio pueblo, a un
hombre modesto, a un propio obrero de la compañía, tal vez a sí mismo si es
poseedor de esos bonos y como miembro de un sector que tiene su retiro también
se paga a sí mismo, y yo espero que dentro de 15 años, aproximadamente, porque
en estos casos es preferible pagar 5.00 pesos más todos los meses y que sean
15.00 pesos en vez de 20.00, ó 20.00 en vez de 25.00, porque eso ahorra
extraordinariamente en intereses. Por
eso, cuando es un plazo muy largo, lo que se paga en la primera etapa es más de
intereses que de lo que se ha recibido prestado, y más o menos, sobre todo
ustedes, donde predominan los elementos jóvenes, podrán así tener la seguridad
de que algún día tendrán su casa, aun antes de jubilarse, y cuando llegue la
hora de descansar, del descanso que merezcan por lo que hayan trabajado durante
la vida, tendrán su casa y tendrán su retiro (APLAUSOS).
Y
con esto de los retiros, que sé que es preocupación esencial de la clase obrera
y que, al mismo tiempo, ha sido motivo de inquietud durante años para la clase,
porque las historias que conocemos sobre el manejo de los fondos de los
retiros, en general, en el pasado, son historias vergonzosas y tristes, porque
las cajas en muchos casos fueron saqueadas, el dinero se invirtió mal, ya que
incluso cuando se invertía el dinero en construcciones, ¿qué venía a resultar? Que se invertía el dinero de los obreros en
hacer negocios que eran a costa de otros obreros, se lucraba a costa de otros
obreros. Hoy, cuando el retiro presta,
se les están haciendo casas a los propios obreros del sector y así, cuando hubo
que rebajar los alquileres, aunque se hizo en menor cuantía en los casos de
edificios pertenecientes a los retiros, hubo que perjudicar los ingresos de los
retiros porque era una inversión mal dirigida.
Ahora
una de las cuestiones que a nosotros nos interesa resolver es ese problema. Muchas de las cajas de retiro están en
quiebra, algunas pagan cantidades irrisorias, como el Retiro Azucarero; otras
no tienen un centavo, como es el caso de las Cajas de Retiro del Transporte,
donde hay 15 000 jubilados y que implican un gasto de un millón de pesos
mensuales. Así muchos sectores obreros
que han estado contribuyendo durante años se encuentran hoy con que los retiros
no tienen recursos suficientes para garantizar una pensión y tienen los obreros
en muchos sectores la sensación de una gran inseguridad respecto al porvenir.
He
podido observar que aun en los obreros más jóvenes el retiro constituye una
preocupación; aun en los más jóvenes, que tal vez hayan de retirarse dentro de
20 ó 25 años, el retiro constituye una preocupación, es una de las
preocupaciones más sentidas de los trabajadores y son muy pocas las cajas que
están en condiciones económicas prometedoras.
Incluso una gran parte del dinero de los retiros se invirtió en bonos
del plan económico de la tiranía, que era un plan económico para la tiranía. Así, el dinero de los retiros se invirtió en
bonos, una gran parte del dinero de los retiros.
Nosotros
ahora hemos aprobado la Caja Única... (LE
DICEN ALGO). ¿Cómo? (LE DICEN ALGO.) (EXCLAMACIONES DE: “¡Rompe huelgas!” Y ABUCHEOS.) Bueno, eso puede interesar, pero hay
cuestiones que interesan más. Estábamos
hablando ahora de los retiros. Los
retiros les interesan a cientos de miles de obreros (APLAUSOS). Yo iba a decir algo que con seguridad les
interesa a los trabajadores; me refería a la aprobación del Banco de los
Seguros Sociales, o séase, la unificación de todos los retiros obreros.
Esta
era una medida que, extrañamente, siempre que se planteó fue combatida. ¿Razones?
La inseguridad de los trabajadores respecto al manejo de los fondos, el
hecho de que algunas cajas estaban en quiebra y otras tenían una mejor
situación económica. Sin embargo, tal es
la fe de los trabajadores en la Revolución y en la honradez de los funcionarios
revolucionarios, que no se ha escuchado una sola protesta, nadie se ha
preguntado si su retiro ahora ha de tener que cubrir los déficit de otros
retiros, y todo el mundo al parecer se ha dicho una sola cosa: Cuando esa medida se ha tomado es
porque nos conviene, cuando esa medida se ha tomado es porque de ella se van a
derivar grandes beneficios para los trabajadores (APLAUSOS). Así, todo el mundo la ha aceptado; aquellos
sectores que tienen sus cajas más sólidas la han aceptado y, naturalmente,
aquellos que las tienen menos sólidas habrán visto la medida con una gran
satisfacción, y quiero aprovechar esta ocasión, como hago siempre que vengo a
alguno de estos actos, para tratar este punto.
La
medida comprende, por ahora, el Banco solamente a los retiros obreros. ¿Por qué no se incluyeron los retiros
profesionales? Porque podía convertirse
en una cuestión polémica, porque es posible que, acostumbrados a un mejor
manejo en sus cajas de retiro, los profesionales estén imbuidos por la idea
errónea de que el ingreso de sus cajas en el Banco no habría de convenirles. Nosotros, para evitar que fuese polémica, por
el momento no las hemos incluido; quizás hubiese parecido una imposición y, sin
embargo, tengo la seguridad de que en un día no lejano todos los sectores
profesionales solicitarán su inclusión en el Banco de Seguros Sociales
(APLAUSOS). (DEL PUBLICO LE DICEN ALGO.)
Precisamente
en la misma medida en que nosotros vayamos reestructurando el problema de los
retiros y vayamos agrupándolos en un banco, esas cuestiones se irán estudiando. De todas formas siempre el pueblo lo paga,
porque si no lo paga por concepto de un impuesto determinado, pues siempre se
traduce en algún aumento en los servicios que se prestan. En definitiva, en muchos casos son impuestos
del Estado y, además, es el pueblo quien paga siempre todos los retiros, y les
voy a explicar.
¿Qué
quiere decir retiro? Retiro quiere decir
que aquella parte de la población que ya no trabaja, que ya ha rendido su etapa
de trabajo, recibe el producto de los que continúan trabajando, porque ese
dinero que se acumula, equivalente a un valor que se convierte en una serie de
servicios, de mercancías, esas mercancías son producidas precisamente por los
que están trabajando. La lechuga que se
come un jubilado la siembra alguien ese mes, o el mes anterior, o tres meses
antes; no es que la lechuga se guarde junto con el peso en un refrigerador, esa
la tiene que producir la parte del pueblo que continúa trabajando, y esos
bienes son los que se adquieren con el dinero que se ha ahorrado, con los valores
que se han ahorrado. En definitiva, la
parte activa del pueblo tiene que trabajar no solo por aquellos que se han
retirado, tiene que trabajar por los niños, tiene que trabajar por el que nació
inválido (APLAUSOS), tiene que trabajar por todo aquel que no puede valerse por
sí mismo y, además, porque posiblemente lo que se reúne durante años no
bastaría para satisfacer las necesidades del obrero que se retira, por muy bien
que se invierta. En definitiva, es el
Estado quien tiene que respaldar las Cajas de Retiro.
¿Usted
me quiere preguntar algo? Dígame (DEL
PUBLICO LE DICEN ALGO). (ABUCHEOS.) Yo realmente le voy a decir mi opinión
particular, no sobre el tema ese, pero sí sobre la intervención suya. No es político interrumpir el hilo del tema
que estamos tratando (APLAUSOS), apartar el pensamiento de la masa de estas
cuestiones de gran interés no solo para los obreros presentes aquí, sino para
todos los obreros, los profesionales y el pueblo que está escuchando este acto
(APLAUSOS); y usted no está ayudando a Cofiño con eso, lo está perjudicando,
porque replantea cuestiones que evidentemente la masa no quiere que se planteen
aquí (APLAUSOS). No quiero emitir
opiniones porque yo no quiero utilizar la atención que me están prestando aquí
todos los obreros para participar en cuestiones internas del sindicato. Vine aquí hoy a hablarles a todos los obreros
por encima de cualquier diferencia (APLAUSOS).
Aquí
hay obreros del 26 de Julio. Nuestro
Movimiento se llama 26 de Julio, la Revolución la dirigió el 26 de Julio; sin
embargo, yo no quiero pronunciar una sola palabra aquí a favor de nadie, porque
no vine aquí a hacer política dentro del sindicato (APLAUSOS).
Además,
se planteó aquí una cuestión muy interesante: el problema de los retiros
profesionales y la circunstancia de que los retiros profesionales se nutriesen
en muchos casos por impuestos que paga el pueblo. Esta es una cuestión que nosotros debemos
dejar aquí bien aclarada porque es conveniente que el pueblo se informe y
oriente sobre todas estas cuestiones.
A
nuestro entender el pueblo tiene que aprender economía política, monetaria, en
fin, todas esas cosas que aquí solamente saben unos cuantos y que al pueblo
nunca se le explican; yo, por lo menos, lo poco que sé de estas cuestiones,
siempre trato de explicárselo al pueblo para que todo el mundo las conozca.
Estaba
explicando que en las cajas de los retiros no se había incluido a los retiros
profesionales en el Banco para evitar que pareciese una imposición, puesto que
sabemos que en otras ocasiones se han opuesto; ignoro en estos instantes cuál
fue el criterio, pero nosotros hubimos de preferir hacerlo circunscrito, en
primer lugar, a las cajas de retiros obreros.
El propósito es incluir también, más adelante, el retiro civil, los
empleados del Estado, en la seguridad de que en un futuro solicitarán también
su ingreso las cajas de retiros profesionales.
¿Qué
es lo primero que vamos a hacer nosotros?
Precisamente, para que no sea motivo de inquietud la unión de cajas de
retiros que tienen déficit cuyos fondos fueron malversados o malbaratados,
porque por ahí ustedes saben que se fomentaron repartos que las casas se están
cayendo, que costaron carísimas y realmente ahora, ¿qué vamos a hacer nosotros,
alquilar esas casas? ¿Vamos a convertir
a los obreros, retirados, o a los fondos del retiro o a los retiros en
rentistas? No. Esas casas tendrán que cederse a las familias
que las tienen, vamos a tasarlas en su justo precio y que las paguen por el
alquiler que actualmente están pagando.
¿Qué
es lo primero que vamos a hacer? Vamos a
sanear todas las cajas de retiros obreros, vamos a aportar todos los fondos
necesarios para sanear todas las cajas; es decir que el Gobierno Revolucionario
va a aportar al Banco —cuál era la denominación que le pusimos, Ministro; no
está atendiendo, está hablando—, va a aportar al Banco de los Seguros Sociales. Quiero que ustedes sepan que fue el Ministro
del Trabajo quien fundamentalmente trabajó, apoyó y proyectó la idea del Banco
de los Seguros Sociales y que el mérito es esencialmente suyo. Lo que vamos a hacer ahora, y hoy lo
estuvimos discutiendo en el Consejo de Ministros, es el saneamiento de todas
las cajas de retiro. Estamos estudiando
la forma de depositar en una cuenta del Banco Nacional, en favor del Banco de
los Seguros Sociales, la totalidad de los recursos necesarios para sanear todas
las cajas de los retiros, así que pronto no solo tendremos el Banco de los
Seguros Sociales, sino que la posición de los retiros obreros será más sólida
que ningún otro retiro en Cuba, más sólida que la de los retiros profesionales,
porque todos los fondos necesarios se van a depositar para respaldar ese Banco
que tendrá, además, todos los recursos de todas las cajas juntas.
Vamos
a revisar las pensiones para que aquellos sectores que están recibiendo
pensiones irrisorias, reciban una pensión decorosa. Con eso, tan pronto todas las cajas de retiro
estén saneadas a través del Banco y hayan pensiones decorosas, muchos obreros
que hoy no se retiran por temor al hambre tendrán la oportunidad de acogerse a
los beneficios del retiro, dando entrada en todos los sectores del trabajo a
miles y decenas de miles de obreros, por lo cual esta medida estará
contribuyendo grandemente a la lucha contra el desempleo. Además, ustedes saben cómo estaban
constituidas hasta hoy las cajas de retiro:
una serie de organismos autónomos, un gran gasto de personal en cada una
de ellas, una administración independiente en cada una de ellas, inversiones en
muchos casos irresponsables que no obedecían a sanos propósitos de invertir de
manera útil y provechosa los fondos de los retiros, sino, en muchos casos, a
intereses especulativos, a negocios turbios, a planes de enriquecimiento
personal y, en fin, que buen número de las cajas de retiro fueron víctimas de
la malversación, del despilfarro y de todo género de fechorías como las que en
todos los órdenes se perpetraban en nuestra patria.
Así,
la medida de unir a todas las cajas de retiro les dará una solidez
extraordinaria a los seguros sociales, permitirá hacer inversiones
inteligentes, orientarlas en el sentido que más convenga a la economía del país
y a los propios intereses que se han de beneficiar y a los propios obreros que
se han de beneficiar con esos retiros.
Por
ejemplo, yo sé que en todos los sectores ya los obreros están pensando en
construir, y no solo en construir, sino en construir en aquellas zonas que
estén más próximas a sus centros de trabajo.
Por ejemplo, sé que, además de los eléctricos, los obreros que trabajan
en la revista “Bohemia”, con quienes hablé hace unos días, están interesados en
que les construyan, en algunos de aquellos solares que están próximos, un
edificio de apartamentos para ellos vivir y pagarlos con el alquiler; los
obreros de Ómnibus Aliados, los obreros del Hotel Hilton y, en fin, que todo el
mundo está pensando no solo en tener ya casa propia, pagarla con lo que hoy
pagan de alquiler, sino tenerla, además, en los sitios más próximos a los
centros donde trabajan.
Una
de las preocupaciones o uno de los inconvenientes que tienen los trabajadores
no es solo que tienen que pagar alquileres, sino que, como tienen que buscar
los alquileres más modestos, tienen que ir a buscar las casas en los lugares
más apartados de la capital, donde tienen que invertir todas las mañanas y todas
la tardes, no solamente el tiempo, sino el gasto de los pasajes y, en muchos
casos, se ven impedidos de acudir a sus casas al mediodía; de esta manera el
centro donde trabajan quedará cerca de donde está la vivienda, vivienda que
algún día será suya porque ese alquiler no servirá para enriquecer a nadie,
servirá para convertirlo en dueño de su propia casa.
De
esta forma, también recibirán los obreros los beneficios de la ley sobre los
solares yermos, ¿por qué? Porque hoy
ningún solar para vivienda propia podrá valer más de cuatro pesos el metro. Y así, no importa el lugar donde se encuentre
enclavado ese solar, si está cerca del centro de trabajo y el Instituto de
Ahorro y Viviendas, previa consulta con la Junta Nacional de Planificación,
considera correcto que se construya ahí un edificio para los obreros de ese
centro, esos obreros no tendrán que pagar el metro a 80.00, ni a 60.00, ni a
50.00, ni a 40.00, ni a 30.00 pesos, lo pagarán, todo lo más, a 4.00 pesos. De esa manera, ¿quién gana en el futuro el
valor que hoy han perdido esos solares? ¿Quién
se beneficia? El pueblo. Esa rebaja que hoy se produce en el valor de
los solares, se traducirá en ahorros para las familias cubanas y el ahorro se
traducirá en dinero, y entonces será cuando se vean claramente los beneficios
que la Revolución está aportando al pueblo de Cuba.
Antes
todo era especulación; comprar un solar a peso el metro, no construir ni dejar
construir, como el perro del hortelano, y esperar ahí a que otros construyeran
en sus alrededores, a que el Estado hiciese una avenida fastuosa, para que
aquel terreno aumentara de precio y lo que costó un peso se convirtiera en 3000
ó 40.00 pesos, ¿treinta o cuarenta pesos que se traducían después en qué? En gastos para la familia; 30.00 ó 40.00 pesos
que eran el resultado de esperar 20 y 30 años para que las familias viniesen a
pagar en los alquileres o en la adquisición de aquellos solares todo el tiempo
que aquel solar, antieconómicamente, estuvo allí sin que se construyera ni se
permitiese construir en él.
Todas
esas cosas nos parecían naturales porque nos habíamos acostumbrado a ellas y
hoy, sin embargo, a medida que las analizamos bien, vemos que eran
verdaderamente absurdas. Se iba a
establecer una industria, industria que iba a dar empleo, industria que iba a
ahorrar divisas, industria que iba a enriquecer nuestra economía, industria que
iba a contribuir a liberar económicamente al país y entonces la tierra valía
más que las maquinarias; aquel que conocía de alguien interesado en adquirir terrenos
para una industria, desde ese mismo momento empezaba a frotarse las manos para
ver cómo pedía el máximo posible por aquel terreno y en muchos casos las
industrias que iban a instalarse no se instalaron porque no encontraron
terrenos adecuados, pues o el terreno era demasiado caro, o tuvieron que ir muy
lejos y obligaban entonces a los obreros a trasladarse de sus casas a los
lugares más apartados de los alrededores de la ciudad para poder trabajar.
Todo
el mundo se perjudicaba, se perjudicaba el país, se perjudicaba la industria,
se perjudicaba el pueblo, se perjudicaba el obrero. ¿Quién era el único que se beneficiaba? El especulador de la tierra. Cuando alguien iba a establecer una industria
y le costaba más el terreno que las máquinas, y encima venía un funcionario y
le decía que no, que para poner esa industria tenía que darle 200 000,
300 000 pesos e ir a buscar un préstamo al BANFAIC, que le decía que si no
era compadre de Batista o amigo de Batista o socio de Batista no se lo daban,
¿de qué manera se iba a industrializar nunca este país? Y no solamente para las viviendas, sino
también para las industrias.
La
reforma urbana, la Ley sobre los solares yermos, aportará extraordinarios
beneficios al pueblo. Las construcciones
que han estado paralizadas se duplicarán en un tiempo no muy lejano, porque hay
muchos que están pensando acogerse a los beneficios de esta ley para llevar
adelante todo género de construcciones industriales, comerciales, conjuntamente
con los planes de viviendas particulares o del Instituto de Ahorro y Viviendas;
por lo tanto, el sector de las construcciones, uno de los pocos sectores que ha
sido afectado por la Revolución, porque una serie de sectores obreros han
recibido ya sus beneficios, como el textilero, la industria del calzado, del
cigarro, las industrias alcoholeras, de cosméticos, alimentaria en general, que
para comprobarlo basta ir a la exposición que esté teniendo lugar en la
Universidad de La Habana y consultar allí con aquellos industriales para que
vean cómo en todos aquellos sectores ha habido un aumento extraordinario en la
demanda, como consecuencia en unos casos de la suspensión del contrabando, de
la campaña de consumo de artículos nacionales y, además, como consecuencia del
aumento de circulación propiciado por las leyes que tienden a abaratar el costo
de la vida, entre ellas, la Ley sobre Alquileres, que en muchos casos ha
reducido en un 50% lo que pagaban las familias por los alquileres (APLAUSOS).
Así
la reforma urbana, que ha precedido a la reforma agraria, ha aportado los
beneficios para una ciudadanía que, actuando con un desinterés extraordinario,
ha estado preocupada por eso, ha estado preocupada por la reforma agraria, ¿por
qué? Yo estimo, en primer término, que
por un sentimiento de solidaridad con el campesino, un sentimiento de
reconocimiento hacia el campesino que ha sido la parte más olvidada de nuestro
pueblo, la parte sacrificada que dio su sangre en cada una de las luchas de la
independencia, que dio su sangre generosamente en esta última lucha por nuestra
liberación y que, en señal de gratitud y de reconocimiento, todo el pueblo se
ha sumado a su causa, la causa de la reforma agraria, que beneficia antes que
nada al campesino, pero que después del campesino beneficiará
extraordinariamente al hombre de la ciudad, porque todo lo que gane el
campesino con la producción de artículos agrícolas lo gastará en aquellos
artículos que se producen en la ciudad y que darán empleo a los hombres y las
mujeres de la ciudad. Todo lo que se
gane allá irá a parar precisamente a las industrias de la ciudad, que si son
industrias cubanas entonces es mucho mejor; si no tiene que irse a gastar
afuera, sino que se gasta aquí, mucho mejor, que el dinero quedará aquí y dará
empleo a cubanos y aumentará constantemente la riqueza de nuestra patria (APLAUSOS).
Sin
duda que los obreros eléctricos, el sector eléctrico y las industrias
eléctricas han hecho una contribución generosa a la reforma agraria: 143 000 pesos
aproximadamente, 24 tractores y otras maquinarias agrícolas que elevan a un
aproximado de 275 000 pesos la contribución del sector eléctrico.
Con
lo que ha contribuido el sector eléctrico se pueden cultivar 100 caballerías de
arroz. Cien caballerías de arroz
producen un promedio, bien cultivadas, de 800 quintales de arroz sin cáscara
por caballería. Ochocientos quintales de
arroz sin cáscara en 100 caballerías, son 80 000 quintales, que equivalen,
con un cálculo conservador, a un aproximado de 50 000 quintales de arroz
desgranado. Cincuenta mil quintales de
arroz desgranado, poniendo un precio muy conservador, equivalen a un valor
total de 600 000 a 700 000 pesos.
Seiscientos mil ó 700 000 pesos al año equivalen, en 10 años, a 6 ó
7 millones de pesos, que son 6 ó 7 millones de pesos que nos ahorramos en reserva
monetaria en 10 años.
Cien
caballerías de arroz, entre su cultivo, manipulación, desgrane, transporte y
distribución, equivalen a dar trabajo a unos 500 obreros aproximadamente; lo
que han dado los obreros eléctricos para la reforma agraria va a significar
trabajo aproximadamente para 500 cubanos, va a significar más de medio millón
de pesos todos los años; más de medio millón de pesos en divisa que nos
ahorramos, más 5 millones de pesos que nos ahorramos, tan solo de la
contribución de los obreros eléctricos (APLAUSOS), que servirán para cultivar
100 caballerías que hoy, posiblemente, estén cubiertas de marabú, de manigua,
de pantanos o abandonadas. Si 300 000
pesos significan 100 caballerías de tierra para nuestros campesinos y 100
caballerías de tierra significan trabajo para 500 cubanos y un ahorro de más de
medio millón de pesos todos los años, ¿cuánto no cambiará la economía de nuestro
país, cuando en vez de 300 000 pesos hayamos invertido 30 millones, 60
millones, 100 millones, 200 millones de pesos?
¿Cuánto no cambiará cuando en vez de 100 caballerías sean 100 000 ó
200 000 caballerías las que se pongan en plena producción? (APLAUSOS.)
Así
que traducido en cifras, eso es lo que significa el aporte que ha hecho el
sector eléctrico. Cada peso se
convertirá cada año en dos pesos, cada peso se multiplicará una vez y muchas
veces, cada uno de esos pesos será como una semilla que se siembre en la
economía de nuestro pueblo, cada uno de esos pesos significará trabajo,
significará pan para el pueblo, riquezas para la patria. Lo que ustedes han hecho hoy es sembrar pesos
en nuestra patria. Es como aquel que
lejos de consumir una semilla la siembra, la siembra para otros y la siembra
para sí, porque en la misma medida en que la economía de nuestro pueblo
prospere, todos recibiremos los beneficios; recibiremos los beneficios ahora o
luego, recibirán los beneficios más tarde o más temprano, recibirá beneficios
el que hoy aporta, recibirán beneficios los que hoy nada tienen y recibirá
beneficio todo el país. Todo se
multiplicará, ustedes aumentarán en el sector; si todo marcha como deseamos y
como esperamos, no será lejos el día en que también se hayan duplicado en el
sector eléctrico y, a su vez, serán productores del campo y luego de la
electricidad, que no solamente recibirán, como la reciben hoy, los de la
ciudad, sino que la recibirán también los del campo.
¿Cuántas
son las familias que no tienen corriente eléctrica? ¿Cuántas son las familias que no disfrutan de
estos beneficios que la electricidad significa para la familia?
Imaginad
una familia de cualquier pueblo de Cuba a la que le supriman la corriente
eléctrica, ¿cuáles serían las consecuencias, en primer término? Si tiene refrigerador, se le paraliza el
refrigerador; si tiene plancha eléctrica, se le paraliza la plancha eléctrica;
si tiene cocina eléctrica, se le paraliza la cocina eléctrica; si tiene radio
no puede oír programas, no puede oír música; si tiene un televisor, desaparecen
para él todos los programas de la televisión y, por supuesto, cuando llega la
noche no podrá encender cómodamente la luz con un botón, tendrá que buscar una
vela, tendrá que estar a oscuras. ¿Creen
ustedes que podrían soportar las familias que se les quitase la electricidad? ¿Qué pasaría?
No me podrían ver aquí. ¿Qué
culpa tengo yo de eso?
En
dos palabras, que no soportaría el pueblo que le faltase la corriente eléctrica. Sería realmente insoportable eso de que le
quitaran el refrigerador, el radio, el televisor, la luz eléctrica, el teléfono
también y todo sería un desastre. Deben
imaginarse cuántas cosas se paralizarían, sin embargo, ¿pueden ustedes
imaginarse que casi la mitad de la población de Cuba no conoce la corriente
eléctrica y, por lo tanto, no tiene ni refrigerador, ni hornilla eléctrica, ni
plancha eléctrica, ni televisor, algunos tienen radio de pilas; pero, en fin,
que más de la mitad de la población de Cuba carece de todos los beneficios que
hoy recibe una población que no podría vivir sin la corriente eléctrica? Esa es la realidad de nuestros campos, y esa
es la parte del pueblo que hay que ir a redimir ahora, porque justo es que si
nosotros disfrutamos de estos beneficios, ellos también los disfruten. Sin embargo, nadie se ocupó de los
campesinos.
Allí
iban los políticos a buscar cédulas, a buscar votos; allí, el latifundio, el
bohío inhóspito, la miseria, el analfabetismo, la enfermedad, el hambre, nada
menos que aproximadamente la mitad de nuestro pueblo. Ustedes hoy, al contribuir a la reforma
agraria, no solamente están sembrando dinero, están sembrando riqueza, sino
están sembrando también justicia, están sembrando salud, están sembrando
cultura, están sembrando felicidad, están sembrando hermandad. Porque será más grande nuestra patria cuando
haya menos analfabetos, cuando haya menos enfermos, cuando no haya hambrientos,
cuando no haya un solo cubano abandonado; será más fuerte la patria cuando
hayamos redimido a esa mitad de nuestro pueblo que ha vivido hasta hoy olvidada
y desamparada, y será más fuerte nuestro pueblo cuando el torrente de riqueza
que esos campesinos van a arrancar a la tierra se revierta sobre las ciudades,
sobre los que también necesitan redención, sobre los que están sin trabajo,
sobre los que no tienen pan, sobre los que no se pueden ganar el pan con el
sudor de su frente aunque quieran, sobre los que están ganando salarios bajos,
sobre los que están sufriendo en la ciudad todas las consecuencias de nuestra
economía atrasada y colonizada. Redimiremos
al campesino económicamente, y el campesino ayudará después a redimir la ciudad
y viviremos muy distinto a lo que hemos vivido hasta
hoy, en todos los órdenes, no solo en el orden material, sino también en el
orden moral.
Si
junto con leyes revolucionarias, junto con los sacrificios de hoy sembramos el
buen ejemplo, sembramos definitivamente la honradez y el patriotismo en nuestra
patria, Cuba podrá decir con orgullo en años no lejanos que será uno de los
pueblos más ricos y más felices de la Tierra, y su Revolución será ejemplo para
todos los pueblos del mundo (APLAUSOS).
Eso
es sencillamente lo que queremos hacer y eso es precisamente lo que ha
concitado tanto odio en los intereses creados, eso es lo que ha concitado
tantos enemigos fuera de la patria, eso es lo que ha concitado tantas campañas
calumniosas, tanta infamia y tanta maniobra contra nuestra patria. El deseo de forjar un porvenir para nuestro
pueblo, el deseo de nuestro pueblo de liberarse, el deseo de nuestro pueblo de
ser feliz, el deseo de nuestro pueblo de asentarse sobre bases justas y labrar
sobre esas bases su felicidad, derecho de todos los pueblos, es lo que ha
concitado el odio de los intereses creados, las campañas criminales que se
desatan contra Cuba, las maniobras contra nuestra Revolución; eso es lo que ha
concitado la conjura que tiende a aislar a nuestro pueblo de los demás pueblos,
desacreditarnos ante los demás pueblos, sembrarnos en la infamia ante los demás
pueblos; eso, el deseo de hacer lo que estamos haciendo.
¿Cuáles
son las causas por las que se ataca a Cuba?
¿Acaso porque aquí se roba, acaso porque aquí no existen libertades? (HACE SU ENTRADA EL COMANDANTE CRESCENCIO
PEREZ.) Por querer ser feliz se ataca a
nuestro pueblo, por querer ser justo se ataca a nuestro pueblo, por ser digno
se ataca a nuestro pueblo.
¿Por
qué esas revistas y esos periodistas extranjeros no atacaron a la tiranía, no
atacaron el crimen, no atacaron la opresión, no atacaron la malversación, no
atacaron toda la ignominia que ha estado imperando hasta hoy en nuestra patria? No se ocupaban de Cuba cuando era un pueblo
oprimido, no se ocupaban de Cuba cuando era un pueblo esclavo, no se ocupaban
de Cuba cuando los cubanos eran asesinados, no se ocupaban de Cuba cuando Cuba
era saqueada, no se ocupaban de Cuba cuando Cuba aceptaba sumisamente toda esa
explotación, toda esa sumisión, todas esas mordazas y todos esos lazos que
frenaban su progreso y que la hundían cada vez más en la desesperación de la
ruina y la miseria.
No
se ocupaban entonces de Cuba, de los pueblos oprimidos no se ocupan, de los
pueblos esclavizados no se ocupan, de los pueblos hambreados no se ocupan
(APLAUSOS). De los criminales no se
ocupaban cuando asesinaban a nuestros jóvenes, cuando asesinaban a nuestros
compatriotas, y se ocupan ahora de ellos cuando llegó la hora de la justicia,
se ocupan ahora de ellos cuando llegó la hora del castigo, se ocupan ahora del
pueblo cuando el pueblo ha decidido romper las cadenas y dejar de ser esclavo... (APLAUSOS).
Infames…,
que todo lo calumnian, infames que todo lo confunden, infames que todo lo
infaman, por el oro miserable o el ruin afán de mantener a los pueblos en la
pobreza y en el dolor, en la tristeza y el luto; infames, que los infames no
soportan ver a los pueblos dichosos y libres...
Torpes que creen que con eso van a debilitar la Revolución.
Más
recursos tendrán que nosotros, con más oro del que extraen de la explotación
contarán para infamarnos, para tratar de aislarnos del mundo, para tratar de
hacer fracasar nuestra obra revolucionaria, para tratar de hundir nuestro
progreso en la sangre y en el crimen, para tratar de hundir nuestro progreso en
el hambre y la ruina. Torpes si creen
que con eso van a debilitar la Revolución.
Podrán aislarnos, podrán quizás hacer que la voz de la infamia,
impulsada por el oro mercenario, riegue el mundo de mentiras, riegue el mundo
de calumnias y riegue el mundo de confusión; pero la Revolución aquí, al menos
en esta isla, en esta trinchera que es la última trinchera de la Revolución
(APLAUSOS), a este pueblo ni lo desalentarán, ni lo confundirán.
No
importa los centenares de periódicos servidores de los intereses de la
oligarquía que parecen haberse puesto de acuerdo, desde Alaska hasta la Tierra
del Fuego, para publicar los cables infames de las agencias mercenarias y
mentirosas para infamar a Cuba, para desprestigiar a la Revolución Cubana. No debilitarán con ello nuestra Revolución,
no nos desalentarán con eso, porque con todos sus recursos y con toda la
libertad que disfrutan para llevar adelante su obra maligna, no importa, de
razón a razón, vamos a ver cuál puede más aquí; de verdad a mentira, vamos a
ver cuál puede más aquí.
No
importa que aquí en nuestra propia patria, usando y abusando de las libertades
que hoy existen, aun aquí traten de sembrar la cizaña, porque podrán aislarnos
—repito—, pero la Revolución aquí no la debilitarán; tejerán leyendas negras,
pero la Revolución aquí será más fuerte; urdirán maniobras contra nosotros y
contra Cuba, pero la Revolución aquí será más fuerte y para destruirla tendrán
que destruirnos a nosotros (APLAUSOS).
Esta
experiencia ha servido para desentrañar muchas verdades; esta experiencia ha
servido para mostrar cómo se actúa, esta experiencia ha servido para enseñar
muchas cosas al pueblo que nunca se dijeron, porque siempre hubo mucha
complicidad con los grandes intereses creados, siempre se guardó un silencio
cobarde frente a muchas verdades, ya que hubo muchas cuestiones que nunca se
rozaron siquiera porque había miedo; y le enseñaron a vivir al pueblo en la
mentira y con miedo, un pueblo que está viendo hoy, que comienza a abrir sus
ojos a la luz de la verdad y que se llena de valor, en la misma medida en que
tratan de impedir su esfuerzo noble y generoso, en que tratan de impedir el
derecho que tiene, como tienen todos los pueblos, a ser feliz, a disfrutar de
la riqueza de su suelo, a disfrutar de su trabajo y a labrarse un porvenir.
Otros
pueblos como este yacen hoy bajo la fuerza o yacen bajo el dominio de esas
mismas oligarquías que se suman a las campañas de calumnias para evitar que
aquellos pueblos abran también los ojos y para que el ejemplo vivo de la
Revolución Cubana no cunda. Para que no
cunda nuestro ejemplo se valen de todos los recursos que poseen, se valen de
las cadenas de periódicos que poseen, se valen de las agencias de noticias que
poseen, se valen de las comunicaciones que poseen, para rodear a Cuba de un
cerco de mentira y de infamia a fin de que la verdad redentora que hoy emana de
nuestra patria no se abra camino a través de todos los pueblos explotados y
oprimidos de América (APLAUSOS).
Pero
todo poder tiene su límite, todas las fuerzas tienen su límite, todos los
recursos, todo el poder y todas las fuerzas de nuestros enemigos tienen un
límite y ese límite es Cuba, ese límite es nuestro pueblo, ese límite es el
corazón y la inteligencia de cada cubano honrado y patriótico (APLAUSOS). Eso es lo que jamás podrán conquistar, eso es
lo que jamás podrán confundir, eso es lo que jamás podrán lograr, conquistar
con la mentira la inteligencia de los cubanos, conquistar con la maldad y la
ignominia el corazón de los cubanos; y mientras haya la inteligencia y haya el
corazón de nuestro pueblo, y mientras que la inteligencia y el corazón de
nuestro pueblo estén con la Revolución, jamás la Revolución será vencida
(APLAUSOS).
No
importan todas las maniobras, no importan las carreras que hoy dan allá en el
país extraño, en espera de nuestra visita, no importan las mujeres alquiladas
que quieren vestir de negro para figurar la farsa, no importan los piquetes, no
importan, incluso, la osadía de andar desfilando criminales. Allá vamos a enfrentarnos a los criminales de
guerra, allá vamos a enfrentarnos a nuestros detractores, allá vamos a
responder las preguntas y a expresar nuestras verdades con la frente alta y sin
miedo, porque podemos ir allí a hablar (APLAUSOS).
Yo
voy tranquilo y despreocupado por completo, porque detrás de mí viene otro, y
detrás del otro viene otro, y detrás del otro, otro; por lo tanto, allí nos
veremos si es que los enemigos dan la cara.
No nos importan las preguntas, no nos importan los falsos periodistas
que compren, no nos importan todas esas maniobras, eso no demuestra más que
miedo, eso no demuestra más que el cinismo, eso no demuestra más que la poca
vergüenza de quienes después de torturar y de asesinar aquí a 20 000
cubanos, después de robarse 500 millones de pesos, después de agotar nuestra
reserva, después de ponerse a vender el peso cubano a 40 centavos se van allá a
poner letreros de que no se consuman productos cubanos.
Nosotros
no decimos que no se consuma producto francés, o no se consuma producto
norteamericano, o no se consuma producto mexicano. No decimos no, nosotros decimos: Consuma productos
cubanos. No combatimos ningún producto
en particular, no combatimos en particular el producto de ningún país; no
esgrimimos una consigna negativa, sino afirmativa, decimos que consuman
productos cubanos, mientras esos desalmados que tanto daño le han hecho a la
patria van allá, al país extraño, a escribir letreros que digan: “No consuma
productos cubanos.” Eso demuestra la
miseria y la cobardía de quienes abandonaron aquí todo, los tanques, los
cañones, los aviones y salieron huyendo, y ahora se van allá a intrigar contra
la patria, a infamar a la patria, a hacerle a la patria todo el daño que les es
posible.
Torpes
que no comprenden que son imposibles sus esperanzas de regresar; torpes que no
comprenden que si cuando solo había un puñado de 12 y lo tenían todo perdieron,
ahora que está todo el pueblo y tenemos todas las armas que aquí dejaron
cobardemente, jamás podrán volver (APLAUSOS).
Miserables que no se conforman con todo el daño que han hecho;
miserables que no se resignan a que la patria viva en paz y sea feliz. Malvados que no tienen más ideal que el oro,
que no tienen más procedimiento que el crimen, que no tienen más moral que la
mentira, la traición y la infamia. Ruines
que andan allá, como Celestina, hablando a los oídos del poderoso, para tratar
de concitar contra la patria todas las fuerzas posibles, para tratar de
concitar contra la patria todos los poderes posibles. Torpes, infames, miserables y ruines que no
tienen idea de lo que es una patria, que no tienen una idea de lo que es un
pueblo, que no tienen idea de lo que es una idea, ni de que las ideas no se
derrotan, ni de que las ideas no mueren, ni de que las ideas son justas. Si tienen sus raíces arraigadas en la verdad,
jamás pueden ser aplastadas porque mientras más intenten reducirlas, más se
arraigan en nuestra patria.
Torpes
que no comprenden todo lo que es capaz nuestro pueblo, o que no comprenden que
este pueblo de hoy no es el pueblo de ayer; que este pueblo que ayer los
soportó y los derrotó luego, jamás aceptará el volver a ser esclavo. Lo que logran mientras más nos atacan afuera,
es hacer aquí más fuerte la Revolución, porque no concibo que ni aun los más
egoístas, ni aun los más insensibles, en esta hora de Cuba, sean capaces de
escoger o de dudar entre lo que aquello significa y lo que la Revolución
significa.
Los
combatiremos aquí, los combatiremos allá y los combatiremos dondequiera que
estén dispuestos a oír nuestras razones, dondequiera que estén dispuestos a
escuchar la voz de la Revolución, dondequiera que estén dispuestos a dejarnos
expresar el sentimiento de nuestro pueblo.
Más infelices serán y más frustrados, cuanto más se empeñen en su
nefasta obra, no aquí, allá.
Allá
les vamos a decir las verdades, allá vamos a denunciar ante todo el pueblo de
Estados Unidos lo que son esos huéspedes (APLAUSOS), allá vamos a denunciar
ante el pueblo de Estados Unidos lo que
son esos canallas y la contradicción que significa para Estados Unidos, la
ignominia que significa para Estados Unidos dar albergue allí a esos ladrones,
dar albergue allí a esos gángsteres, a esos criminales; la ignominia que
significa para Estados Unidos convertir allí en huéspedes que se mueven a su
antojo a los Laurent, a los Masferrer, que tenía aquí un ejército privado de
asesinos que asesinó hombres, que asesinó niños; a un Masferrer que tanta
sangre regó por los campos de Cuba, a un Masferrer cuyos asesinos nada respetaron,
a un Masferrer cuya obra aun se encuentra en nuestros pueblos y en nuestros
campos, como aquel niño que apareció enterrado con bicicleta y cántaro de leche
a la entrada de Manzanillo para robarle 40 pesos que llevaba encima; la
ignominia que significa para Estados Unidos dar albergue a esos asesinos, dar
albergue a esos ladrones miserables, que jamás podrán ser considerados
delincuentes políticos, y que hoy están allí moviéndose de un lado para otro
libremente, invirtiendo millones de pesos en campañas contra Cuba, comprando y
trasegando armas, yendo y viniendo de Santo Domingo a la Florida y de la
Florida a Santo Domingo libremente, como si pudiese honrar a ninguna nación,
como si pudiese enaltecer a ninguna nación, como si pudiese tener razón una
nación que sea capaz de albergar a semejantes criminales en el seno de su
pueblo.
Esa
verdad es la que le vamos a decir al pueblo de Estados Unidos, porque si ese
pueblo conoce la verdad, si ese pueblo conoce lo que son estos “huéspedes de
honor” que tienen allí, estoy seguro de que no estará de acuerdo con eso, estoy
seguro de que nos daría la razón y estoy seguro de que protestaría contra las
autoridades de ese país; y que mientras siga esa política, mientras albergue
allí y de hecho tolere las actividades de esos criminales y las campañas que
hacen contra Cuba, no podrán llamarse amigos de Cuba (APLAUSOS).
Somos
un pueblo pequeño, pero lleno de dignidad; un pueblo pequeño, pero lleno de
honor; un pueblo pequeño, pero lleno de vergüenza; un pueblo pequeño, pero lleno
de razones, y es criminal auspiciar esas campañas contra este pueblo, es
innoble auspiciar esas maniobras contra este pueblo, porque es de malos vecinos
permitir que los que aquí asesinaron a 20 000 compatriotas, los que aquí
se llevaron 500 millones de pesos vayan allá a convertir a Estados Unidos en
base de todas las campañas contra la Revolución Cubana.
De
eso protestamos porque tenemos derecho a protestar, porque es justo que
protestemos, porque tenemos toda la moral para protestar y es bueno que nuestro
pueblo comprenda esas cosas, comprenda esas campañas y comprenda esos artículos
tendientes aquí a confundir, diciendo que aquí todos somos comunistas, diciendo
que es una revolución comunista, sencillamente para concitar todas las fuerzas
posibles contra nuestra Revolución y han llegado a extremo tal que hasta los
semáforos los van a llamar comunistas porque ponen una luz roja de cuando en
cuando allí. Sin embargo, se llaman
demócratas.
Democracia
es lo que hay aquí, justicia es lo que hay aquí, libertad es lo que hay aquí,
derechos humanos son los que existen aquí; tanto existen que a los que violaron
esos derechos los estamos fusilando mientras ellos los albergan; tanto existen
que a los que aquí les robaron al pueblo les estamos quitando todos los bienes
mientras ellos los albergan allá. Lo
demócrata, lo justo, si se quiere atender a los derechos de un pueblo, a la
voluntad mayoritaria de un pueblo, que es la que debe imperar, a los derechos
humanos de un pueblo, lo que tienen que hacer es mandar para acá a los
criminales de guerra, lo que tienen que hacer es devolvernos los millones que
se robaron y se llevaron para allá; porque aquí cuando viene un gángster no lo
ponemos en libertad, cuando viene un gángster lo enviamos otra vez para que lo
castiguen los tribunales de su país; cuando viene un ladrón no lo ponemos en
libertad, devolvemos al ladrón y devolvemos el dinero. Eso sí es respetar las leyes de otro pueblo,
eso sí es respetar los derechos de otro pueblo, eso sí es actuar
democráticamente, eso sí es respetar la dignidad de los pueblos y respetar la
dignidad del hombre aquí.
Aquí
sí hay democracia, aquí sí habrá una verdadera democracia y aquí no gobernarán
las oligarquías poderosas, las que tienen poderosos recursos, las que fabrican
opinión a través de cadenas de periódicos o de
estaciones de radio. No, aquí no
gobernarán las oligarquías.
No
se puede llamar democracia al gobierno de las oligarquías; democracia es el
gobierno del pueblo, como dijo Lincoln, para el pueblo y por el pueblo, y aquí
sí hay democracia porque aquí ya las oligarquías no gobiernan, aquí gobierna el
pueblo. Así que las campañas podrán
valer superficialmente un tiempo determinado, pero a la larga la historia
hablará de nuestra Revolución, la historia escribirá sobre nuestra Revolución y
la historia consignará que este pueblo pequeño, pero digno se irguió frente a
todas las calumnias, frente a toda la infamia, y frente a todos los poderes
marchó adelante firmemente, sin acobardarse, sin doblegarse y estableció una verdadera
democracia sobre una verdadera justicia social.
Nuestro
pueblo será tanto más grande cuanto más grandes sean los obstáculos que tiene
delante; más hablará de nuestro pueblo la historia cuanto más dificultades
tenga que vencer; más justicia le hará el porvenir cuanto más se le calumnie
hoy, y solo podrá decirse que aquí se organizó una sociedad donde todos los
pueblos del mundo pudieron venir a aprender lo que era justicia, lo que era
democracia, y que supo defenderla y supo sostenerla, y, aunque no sabemos lo
que el destino nos depare, sí tenemos la seguridad suficiente para decir que
nuestra Revolución triunfará porque sabremos defenderla, o que nuestro pueblo
perecerá si es preciso perecer para defenderla (APLAUSOS).