DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE FIDEL CASTRO
RUZ, PRIMER MINISTRO DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO, EN LA UNIVERSIDAD CENTRAL “MARTA
ABREU”, DE SANTA CLARA, LAS VILLAS, EL 15 DE MARZO DE 1959.
(VERSION TAQUIGRAFICA DE LAS
OFICINAS DEL PRIMER MINISTRO)
Honorable ciudadano Presidente de la república;
Pueblo de Las Villas:
Esta
es ya una verdadera dificultad de los mítines públicos, que cuesta mucho
trabajo hacerse oír, por dos razones: porque
parece que estábamos acostumbrados a los actos de antes, que venían muy pocas
personas, y ahora son tantas que no alcanzan por lo general los altoparlantes
con que organizar las concentraciones multitudinarias que se están llevando a
cabo después del triunfo de la Revolución; y además, nuestros organizadores de
actos no tienen experiencia ninguna, siempre hacen lo mismo y ponen la tribuna
en el medio, y entonces uno tiene que darle la espalda a unos mientras les
habla a los otros.
Hoy
el discurso no lo voy a decir yo, el mejor discurso de esta concentración lo
han dicho ustedes, lo ha dicho esta multitud, porque esta multitud viene aquí a
una sola cosa, a decir que está contenta con la tarea revolucionaria que está
llevando a cabo el gobierno de la Revolución (APLAUSOS), a decir que quiere que
sigamos adelante haciendo leyes revolucionarias.
A
mí me gusta aprovechar estas oportunidades para orientar al pueblo, para tratar
de aclarar todas aquellas ideas que interesa que el pueblo tenga claras. A veces, como hoy, las circunstancias de la
hora, el exceso de personas, el cansancio de la voz, me impiden hablar a mi
gusto, como me gusta hacerlo, a fin de mantener al pueblo alerta y mantener al
pueblo orientado. Me gustaría decir
muchas cosas hoy a los villaclareños; me gustaría hablar y decir todas aquellas
cosas que Santa Clara se merece, que el pueblo de Santa Clara se merece; me
gustaría hablar de la historia de la provincia, del patriotismo de esta
provincia, porque fue la provincia de Las Villas, conjuntamente con la de
Oriente, las que dieron las batallas principales por el triunfo de la
Revolución (APLAUSOS). Y fue también la
provincia de Las Villas la que, conjuntamente con Camagüey y Oriente, libraron
las principales batallas de la guerra de independencia. El patriotismo de Villa Clara viene de atrás,
que por algo se llama a esta provincia, “las inquietas villas”.
He
tratado de leer todo lo que se le está pidiendo al Gobierno Revolucionario
aquí, y he observado que, más que pedir cosas, aparecen letreros que dicen: “Apoyamos la
reforma agraria”, “Apoyamos al Gobierno Revolucionario.” Ya el pueblo no pide
tanto, ¿saben por qué?, ¿saben por qué ya el pueblo no se orienta a pedir tanto
y más bien se orienta a decir, “apoyamos”?, porque el pueblo sabe que todo lo
que necesita se lo vamos a dar (APLAUSOS); el pueblo sabe que, muchas veces
antes de que nos lo pidan, nosotros lo estamos dando y estamos promoviendo
muchas medidas para beneficio del pueblo.
Yo me dirigí a todo el pueblo y les dije a todos ustedes que tuvieran
calma, que no se apuraran, que era imposible resolverlo todo en pocos días,
pero que, uno a uno, todos los problemas serían tratados; que, uno a uno, todos
los problemas serían resueltos.
Una
sola cosa me entristece, a medida que marcha la Revolución; una sola cosa nos
preocupa, y es que no podemos ir más de prisa todavía... (APLAUSOS). Cuando pasamos por nuestros campos y vemos un
bohío, nos da tristeza; cuando vemos a los campesinos todavía sin tierra, nos
da tristeza; cuando vemos a los pueblos sin acueducto, sin alcantarillado, sin
pavimentación, sin escuelas, nos da tristeza; cuando vemos a nuestros campos
sin electricidad, nos da tristeza; cuando vemos a tantos cubanos que no tienen
trabajo, nos da tristeza; cuando vemos a niños descalzos, cuando vemos a las
familias hambrientas, nos da tristeza. Quisiéramos
poder resolver en un solo minuto todos aquellos problemas, quisiéramos ver
construidas en un solo día todas las escuelas, todos los hospitales y hecha
toda la obra revolucionaria; pero, desgraciadamente, no se puede hacer en un
día, hay que hacerlo trabajando mucho, día tras día, semana tras semana, mes
tras mes, año tras año; y solo un consuelo nos queda a nosotros, y el consuelo
nuestro es la esperanza de ustedes —más que la esperanza la seguridad— de que
lo que el pueblo y la patria esperan de la Revolución lo recibirán y ven cómo
día a día se avanza, ven cómo avanza la reforma agraria, porque la reforma
agraria ha avanzado extraordinariamente desde el primero de enero, porque una
ley revolucionaria, antes que dictarse y salir en la Gaceta Oficial, es
necesario que cuente con el apoyo mayoritario del pueblo. Una ley revolucionaria como la reforma
agraria es ya una realidad, porque es una realidad en la mente y en el corazón
del pueblo, en sus ideas, y todo el pueblo está luchando entusiastamente por la
reforma agraria, todo el pueblo está luchando y está ayudando.
Y,
¿qué es la reforma agraria? La reforma
agraria no es solo una ley que hicimos en la Sierra Maestra; la reforma agraria
es también, y es fundamentalmente, la ley que estamos preparando sobre el
latifundio y que si no ha salido todavía es porque la estamos estudiando bien y
la estamos preparando cuidadosamente; la reforma agraria son los miles de
tractores que vamos a adquirir para que los campesinos no solamente tengan
tierras, sino que tengan también con qué hacer producir la tierra. El campesino no hace nada con la tierra, el
campesino no hace nada con tierras, si no tiene también tractores, y no tiene
también arados, y no tiene también regadíos, y no tiene también electricidad. El campesino necesita no solamente tierra,
sino también maquinaria, y así, mientras por un lado se confecciona la ley, por
otro lado estamos reuniendo miles y miles de pesos para invertirlos en el
fomento de la agricultura, en la tierra que vamos a repartir y en la
adquisición de los equipos necesarios para convertir nuestra agricultura en la
primera agricultura del mundo.
La
reforma agraria no es solamente la ley agraria, la tierra, los trabajadores,
sino también la orientación, la enseñanza que hay que impartir al campesino
para que conozca los mejores procedimientos para hacer producir la tierra y,
además, qué tipo de cultivo debe realizar.
Porque no basta con que siembre los frutos menores, y críe allí los
animalitos que necesita para vivir; necesita producir algo que pueda vender en
el mercado y, además de lo que consuma, poder disponer del dinero suficiente
para satisfacer todas las demás necesidades de su familia. La reforma agraria es, además, los cientos de
escuelas que vamos a hacer en nuestros campos, las ciudades escolares, que van
a tener capacidad para miles y miles de niños.
Tres
cosas quiero decir antes de que sea prácticamente oscuro, tres obras que vamos
a realizar en Las Villas:
vamos a hacer, en primer término, la ciudad universitaria de Las
Villas (APLAUSOS). Y, a tal efecto,
vamos a proponer al presidente de la república y al Consejo de Ministros la
concesión de un crédito de 2 millones y medio de pesos para hacer la ciudad
universitaria de Las Villas, para que Las Villas tenga también una ciudad
universitaria que esté a la altura de las demás ciudades universitarias que se
van a hacer en el resto de la isla. Vamos
a convertir, en segundo lugar, el cuartel del regimiento “Leoncio Vidal”, de
triste recordación para todos nosotros, lo vamos a convertir en una ciudad
escolar industrial, con capacidad para 5 000 niños... (APLAUSOS). Y en la zona del Escambray, vamos a construir
una ciudad escolar para los hijos de los campesinos con capacidad para 20 000
niños (APLAUSOS).
Lo
primero que haremos será conceder el crédito para la ciudad universitaria y,
después, los créditos para la ciudad escolar de la ciudad, y después para la
ciudad escolar del Escambray.
Además,
estamos ya estudiando y preparando los proyectos para desecar la Ciénaga de Zapata,
con una capacidad de 15 000 caballerías de tierra, y que cuando esté en
condiciones de cultivo, va a servir de sustento a decenas de miles de familias
cubanas.
He
oído algunas discusiones sobre la Ciénaga de Zapata, si pertenece a Las Villas
o pertenece a Matanzas. Sobre esas cosas
no hay que discutir, lo que hay que decir es que la Ciénaga de Zapata pertenece
a Cuba; la desecación de la Ciénaga de Zapata no va a beneficiar solamente a
los villaclareños, va a beneficiar también a los matanceros, y va a beneficiar,
en definitiva, a todos los cubanos. Allí
irán campesinos de Las Villas y campesinos de Matanzas. Es una tontería ponerse ahora a discutir y a
fomentar divisiones por esas cuestiones.
Esas son cuestiones intrascendentes, que no hay que traer al caso, esas
son cuestiones localistas; lo importante es que la Ciénaga de Zapata está ahí,
y ahí va a quedarse, está ahí como un pedazo de Cuba, un pedazo que vamos a
rescatar para beneficio de todos los cubanos (APLAUSOS). Todas las necesidades de todos los pueblos,
todos los rincones de esta provincia, serán atendidos por el Gobierno
Revolucionario. No lo podemos hacer todo
de una vez, no lo podemos hacer todo en el acto, pero, uno a uno, verán ustedes
cómo iremos resolviendo todos los problemas de la provincia y todos los
problemas de Cuba, porque no descansaremos ni nos afeitaremos las barbas hasta
que todos los problemas de Cuba sean resueltos (APLAUSOS).
Sé
que me querían entregar en la tarde de hoy innumerables contribuciones que
distintos sectores de la provincia de Las Villas han recogido para ayudar a la
reforma agraria. Creo que ningún otro
pueblo en el mundo ha dado jamás mayores muestras de civismo, de generosidad,
de entusiasmo y de patriotismo que las que está dando el pueblo de Cuba en este
instante. Nada más emocionante, nada más
alentador para los gobernantes que estamos cumpliendo con nuestro deber, que
este entusiasmo, que esta energía, que este fervor con que el pueblo nos está
ayudando a llevar adelante esta pesada carga de la Revolución. Y nada nos puede a nosotros dar mayor
aliento, nada nos puede a nosotros dar más fuerzas, que esa ayuda que estamos
recibiendo del pueblo, por el pueblo y para el pueblo (APLAUSOS). Porque eso demuestra cómo ha entendido el
pueblo de Cuba los grandes beneficios que va a recibir por la reforma agraria,
cómo en la ciudad todo el mundo ha comprendido que la reforma agraria no solo
va a servir para elevar cinco veces el estándar de vida de los campesinos, sino
también para elevar muchas veces el estándar de vida de las ciudades, porque si
los campesinos no tienen con qué comprar en la ciudad, nadie tiene trabajo, y
en la ciudad no tienen a quién venderle.
Es necesario que los campesinos tengan ingresos suficientes para
adquirir todo lo que necesiten, y así jamás las fábricas, jamás los talleres se
paralizarán en las ciudades, y jamás faltará trabajo en las ciudades; y por eso
no solo los hombres y las mujeres, no solo las personas mayores, sino hasta los
niños ya se han convertido en nuestros defensores y entusiastas colaboradores
de la reforma agraria, porque constantemente nos llegan a nosotros cajas
repletas de sobrecitos con la contribución de los niños de las escuelas
públicas para la reforma agraria, niños pobres de las escuelas públicas que reúnen
el dinero que tienen para merendar, o el dinero que tienen para alguna
golosina, lo ponen en un sobre y se lo entregan a sus maestros para que nos lo
envíen como ayuda al plan de reforma agraria (APLAUSOS).
Así,
el día de mañana, cuando veamos a los trabajadores arando la tierra, cuando
veamos a los trabajadores preparando la tierra, que será de los campesinos,
tendremos que recordar que esos tractores los ayudaron a comprar hasta los
niños pobrecitos de las escuelas públicas (APLAUSOS); y que así, con ese
fervor, así, con ese espíritu de sacrificio, así, con esa generosidad, así, con
esa fe, se está forjando el destino mejor de la patria.
Hoy
sufrimos todos, hoy nos falta todo, hoy la inmensa mayoría del pueblo carece de
todo, esa es la herencia que nos dejaron, esa es la herencia que nos dejó la
tiranía y nos dejó la politiquería, esa es la herencia que nos dejó la
traición, la maldad y el egoísmo humanos.
Hoy todo es dolor en todas partes; hoy todo es necesidad en todas
partes, hoy todo es pobreza en todas partes; hoy todo es necesidad y carecer de
las cosas más elementales para la vida; hoy por doquier vemos niños descalzos,
por doquier vemos al campesino hambriento, por doquier vemos los bohíos
antihigiénicos donde viven hacinadas y enfermas nuestras familias; hoy por
doquier vemos la pobreza, hoy por doquier vemos la miseria. Pero no será así mañana, no será así mañana,
porque por eso se hizo Revolución (APLAUSOS).
Tardaremos más o menos, tardaremos más o menos meses, más o menos años,
pero algún día veremos los frutos de la semilla que estamos sembrando
(APLAUSOS).
Algún
día no lejano veremos los grandes beneficios de las leyes revolucionarias que
se han dictado, se están dictando y se van a dictar, porque, simplemente, hemos
empezado... (APLAUSOS). Algún día no lejano el pueblo de Cuba
recibirá los frutos de todos los hijos buenos que han caído en esta lucha. Algún día no lejano el pueblo nuestro, el
pueblo sufrido de Cuba, el pueblo que tanto ha luchado por ser feliz, sin
haberlo conseguido, el pueblo tantas veces maltratado por intereses internos y
por intereses externos, algún día no lejano el pueblo de Cuba tendrá al fin lo
que se merece, tendrá al fin nuestro pueblo el fruto de todas las luchas, el
fruto de todo lo sembrado desde que se disparó el primer tiro por nuestra
libertad hasta el último tiro que se disparó el primero de enero de 1959; y ese
será el día en que dejaremos de sentirnos tristes, ese será el día en que
cuando pasemos por nuestros campos no veamos ya un bohío, en que no haya más
zonas sin escuelas, ni sin hospitales, en que no haya un solo campesino sin
tierra, ni un solo cubano sin un trabajo donde ganarse la vida decorosa y
honradamente... (APLAUSOS); ese día en
que empezaremos a ver los frutos de las universidades que se están preparando
para darle al país lo que más necesita el país hoy, que son hombres capaces,
que son hombres preparados, porque una de las desventajas más grandes que
tenemos en estos momentos es la falta de hombres capacitados.
Hay
muchas personas llenas de buenas intenciones, muchas personas honradas, pero la
república de atrás, la república vieja, la república corrompida, la república
de la tiranía, la república de la malversación y el robo, la república del
privilegio y de la explotación, no podía darnos los hombres que la república
nueva, la república de la libertad, la república de la justicia, la república
del progreso, la república de la felicidad, la república de la honradez,
necesita (APLAUSOS). Los hombres que esa
república futura necesita no los podría brindar la república vieja; la
república vieja lo que dejó fue mucha incapacidad en nuestro pueblo y, por lo
tanto, ahora tenemos que sembrar a profesionales capaces, tenemos que sembrar
profesionales idealistas, no profesionales reaccionarios, ni profesionales
incompetentes, ni profesionales que vengan a estudiar a la universidad para
ponerse después al servicio de los intereses creados. Lo que necesitamos son muchos ingenieros de
todos los tipos: electricistas,
mecánicos, agrónomos, químicos, arquitectos.
Por
eso el Estado revolucionario está dispuesto a invertir lo que sea necesario a
fin de crear universidades que tengan todos los medios para producir los
profesionales que necesita la patria; por eso nunca escatimaremos esfuerzos, ni
escatimaremos sacrificios; por eso se concederán cuantos créditos sean
necesarios, no solamente para construir edificios, sino para pagarles buen
sueldo a los profesores, para tener buenos laboratorios de investigación,
buenos libros y buenos profesores, y para tener lo que haga falta.
Aquí
hay que tener universidades igual que la de La Habana y la de Oriente, que se
vayan creando cuando sea necesario, y no para producir profesionales en serie,
sino para producir los profesionales que nuestro país necesita. No vale la pena, señores, hacer sacrificios
para producir un tipo de profesional que no se necesita ya; es hora ya de que
se vaya pensando en orientar a estudiar profesiones técnicas y no a estudiar,
por ejemplo, para abogado, porque hasta ahora nadie se preocupaba de orientar
la enseñanza. Se debe orientar la
enseñanza hacia las profesiones donde pueden servir mejor a los intereses de su
país y ganarse la vida decorosamente. Hasta
ahora nunca se hizo eso, nuestras universidades tienen que organizarse nacionalmente
y tienen que preparar profesionales para la Revolución y para el país.
Así
que por eso en esta universidad digo lo mismo que dije en La Habana y en
Oriente, que las necesitamos ahora más que nunca y que el Gobierno
Revolucionario está dispuesto a hacer lo que sea necesario por las
universidades, porque las universidades cubanas tienen que situarse en los
primeros lugares de América, las universidades cubanas tienen que estar entre
las mejores universidades de América, porque a la mejor revolución, a la
revolución más completa, debe corresponder la organización de las mejores
universidades, de las universidades más completas, porque si no no podemos
marchar adelante para que esta Revolución llegue tan lejos como sea posible,
como es lo que se merece nuestro pueblo y como es también lo que merece la
patria.
En
la tarde de hoy se me acercó una madre vestida de luto; venía llorando, se
acercó y me dijo: “Yo
soy madre de un joven que murió en la Revolución, pero estoy contenta.” Esas
palabras en boca de una madre que lloraba, esas palabras en boca de una mujer
que perdió lo que más quería en el mundo, su hijo; esas palabras pronunciadas
con lágrimas en los ojos:
“Estoy contenta”, lo dice todo.
¡Jamás podrán decirse palabras más nobles y más generosas; todo lo
quieren decir esas palabras...! (APLAUSOS.) Esas palabras quieren decir: “Estoy contenta, porque mi hijo murió pero no
murió en vano; estoy contenta, porque el pueblo está contento; estoy contenta,
porque aquellos sacrificios van a significar frutos de grandeza y de felicidad
para todos los cubanos; estoy contenta, porque ustedes, los compañeros de los
que cayeron, están cumpliendo y seguirán cumpliendo con su deber; estoy
contenta, porque Cuba marcha hacia adelante, porque Cuba es libre de todos los
males y de todas las lacras que impedían su progreso; estoy contenta, porque
Cuba es libre de todos los intereses creados; estoy contenta porque Cuba se
está librando del dolor y de la miseria.” Aquella madre quería decir: “No importa que
haya muerto mi hijo, si muchos hijos se van a salvar; no importa que una madre
llore, si muchas madres hoy ríen, porque tienen junto a ellas sus hijos... (APLAUSOS), no importa que una madre llore,
porque muchas madres serán felices; no importa que nosotras lloremos, cuando
nuestro pueblo ríe de felicidad.”
Esa
mujer nos ha señalado a nosotros el primer deber moral de esta Revolución: llevarla tan lejos como sea necesario, mantenerla
tan pura como sea posible, hacerla tan perfecta como sea posible, dentro de las
facultades humanas; nos ha señalado el camino para que nos esforcemos a todas
horas para superarnos en todos los órdenes, para luchar sin descanso, para que
estemos a la altura de esta hora, para que estemos a la altura de los
sacrificios que ha costado esta Revolución, para que no se olviden los
sacrificios y no se entienda jamás que esto se hizo para beneficio personal de
nadie, los que crean que la Revolución se hizo para satisfacer apetitos de
nadie... (APLAUSOS).
¡Es
demasiado grande la hora de Cuba, es demasiado grande el porvenir que tiene
delante!; ¡que no se hagan ilusiones los que crean que van a frenar la
Revolución, que no se hagan ilusiones los que crean que van a sabotear la
Revolución, que no se hagan ilusiones los que crean que van a impedir la Revolución!;
porque frente a los niños que entregan los centavos que les dan sus padres y
los entregan para comprar tractores, frente a las madres que han perdido a sus
hijos y dicen que están contentas, se alzan los intereses creados, se alzan los
enemigos de la reforma agraria, se alzan los latifundistas que no quieren que
el latifundio se acabe, se alzan los egoístas que quieren seguir disfrutando de
todos los privilegios mientras el pueblo sufre; pero esta no es la hora de los
egoístas, los egoístas ya han tenido bastante, los egoístas ya han disfrutado
bastante, esta es la hora del pueblo, ¡aquí los que dictan los sentimientos de
Cuba son esos niños de que yo hablaba, son esas madres que lloran y están
contentas! Se acabó la época de los
politiqueros, se acabó la época de los privilegiados, se acabó la época de los
oportunistas, se acabó la época de los traidores y de los vendepatrias.
Se
engañaron con el pueblo de Cuba; creían que era cualquier cosa, creían que era
un rebaño cualquiera, creían que podían estarlo pisoteando siempre, creían que
nunca se levantaría, creían que nunca sería lo suficientemente fuerte y lo
suficientemente patriótico para echar abajo tantos intereses, y los intereses
han rodado por el suelo, y el sostén de esos intereses, el ejército mercenario
de la tiranía, vean en lo que ha quedado convertido, vean cómo ha sido disuelto
por completo, después de la victoria revolucionaria, vean los cuarteles cómo se
irán convirtiendo en escuelas (APLAUSOS).
Y es ese el símbolo destruido, la maquinaria militar de los intereses
creados, y ya el pueblo puede hacerle frente a todo sin temor, porque nadie ya
puede contra la Revolución.
No
importa que escriban los que hoy están con la reacción, los intereses creados,
esos que cuando han visto que de verdad se acabó el latifundio, que de verdad
se acabó el abuso, que estamos rebajando los alquileres, que de verdad no
solamente estamos haciendo la reforma agraria, sino también la reforma urbana,
porque dentro de las ciudades también había latifundio, dentro de las ciudades
también había latifundio de solares, gentes que tenían hasta una caballería de
solares y no dejaban construir a nadie ni construían tampoco ellos; se ponían a
esperar egoístamente a que el metro estuviera con más valor para que el infeliz
tuviera que pagarlo a 30.00, 40.00 y 50.00 pesos para hacer sus casas, o si no
tener que pagar 70.00 pesos de alquiler en casas que se construyeran ahí. Les cobraban el solar más caro, les cobraban
la casa más cara, y si, después de estar viviendo 10 años, les faltaba el
dinero para pagar un mes, los echaban.
Esas
son las cosas que estaban pasando en Cuba; y ahora, como hemos dicho, además de
la reforma agraria vamos también a la reforma urbana, y si en el campo lo ideal
es que todos los campesinos tengan su pedazo de tierra, lo ideal es que también
en la ciudad cada cual tenga su propia casa (APLAUSOS). Y por eso, paralelamente con la reforma
agraria, estamos haciendo la reforma urbana, pero ahora salen los teóricos de
la reacción a hablar. Han estado calladitos
hasta estos días recientes, pero ya empiezan, no a hablar siquiera de las
virtudes revolucionarias, sino que empiezan a hacerse los bobos; ya empiezan a
escribir todos los días determinadas teorías de las que no se acordaron nunca,
porque hasta ahora no habían escrito ni cómo se debía hacer una revolución,
porque estaban al servicio de los intereses creados. Pero cuando han visto que se está haciendo
una revolución de verdad, empiezan a hablar, pero no para hacer la revolución,
sino que empiezan a hablar para que no se haga, disfrazados también de
revolucionarios. Y dicen “la reforma
agraria es buena, pero con el latifundio hay que tener cuidado.”
Ahora
aparecen los teóricos de la reacción, y los verán ustedes escribiendo; ya verán
algunos teóricos cómo escriben contra las revoluciones, como empiezan a
inyectar la confusión. Pero, ¡qué
graciosos son! Tienen todas las
libertades, pueden escribir todo lo que quieran; hay libertad absoluta para
todo el mundo; la persona humana se respeta como cosa sagrada; jamás había
existido un gobierno que fuese tan respetuoso de las personas, del ser humano,
que nadie le da un golpe a nadie, una revolución que ha abolido el plan de
machete, la fusta, el abuso (APLAUSOS).
Antes,
cuando el pueblo vivía bajo el yugo, cuando el campesino vivía bajo el plan de
machete, cuando el campesino vivía bajo la fusta, en los tiempos aquellos en
que a planazos botaban a los campesinos de la tierra, esos teóricos no
escribían una palabra, no pronunciaban una sola sílaba, no decían una sola idea. Ahora están asustados. ¿Por qué?
Porque les estamos dando duro y a la cabeza, porque estamos haciendo
Revolución de verdad. Y ya esta mañana
uno de esos teóricos trataba de escribir algunas ideas para confundir hablando
y diciendo que si “revolución extrema”, que si “totalitarismo”, etcétera,
etcétera, y resulta que ya empiezan a estar haciendo sus tareas traidoras de
saboteadores y de mercenarios traidores.
Pero que se preparen, que se preparen, no porque les vayamos a hacer
nada, no porque los vayamos a maltratar de obra, no porque los vayamos a
encarcelar, no porque los vayamos a perseguir, no porque los vayamos a
clausurar, no. Esos derechos que hemos
conquistado con nuestra sangre se los ofrecemos generosamente: que hablen, que escriban, que se
reúnan, eso no importa. Pero que se
preparen, porque los vamos a desenmascarar y los vamos a mostrar tal cual son
(APLAUSOS).
Que
no confundan esta Revolución con ninguna otra en el mundo, porque esta
Revolución es única, esta Revolución es genuinamente cubana, surge de nuestras
necesidades, surge de nuestras ansias; que no empiecen a confundir, que no
empiecen a hacerle imputaciones mal intencionadas a la Revolución Cubana, que
no empiecen a esgrimir fantasmas aquí; esta es una Revolución Cubana que de
verdad va a acabar con el privilegio; que ya, asustados como están los teóricos
de los intereses creados, están escribiendo y ya están anunciando que van a
escribir sus teorías revolucionarias.
Pues
bien, lo que yo les digo es que sus teorías revolucionarias, ¿por qué no las
publicaron antes?; sus teorías revolucionarias, ¿por qué no las escribieron
antes, descarados, que no dijeron una palabra cuando todo era explotación y
todo era miseria en el pueblo? No
pronunciaron una sola sílaba a favor del campesino, a favor del pobre, a favor
del trabajador, a favor del inquilino; y, sin embargo, ahora se presentan como
maestros, como teóricos, como guías, como los que van a venir a decirnos a
nosotros lo que hay que hacer. Y nuestra
respuesta es esta: lo
que hay que hacer lo sabemos muy bien, y lo sabemos tan bien como ellos saben
lo que no quieren ellos que se haga (APLAUSOS).
Y
vamos a hacer todo lo contrario de lo que ellos quieren que hagamos, vamos a
hacer todo lo contrario de lo que ellos desean, porque vamos a hacer lo que el
pueblo quiere, vamos a hacer lo que al pueblo conviene, no a los privilegiados,
no a los cínicos y egoístas que han estado siempre defendiendo lo indefendible
y que ahora preparan ya campañas pagadas por los geófagos, por los
latifundistas y por los grandes intereses creados, campañas que cuestan
millones de pesos, pero campañas que serán inútiles, porque una palabra honrada
vale más que un millón de palabras falsas, porque una línea honrada vale más
que un millón de líneas falsas, porque una idea sincera y una idea justa pueden
más que todas las hipocresías y las falsedades del mundo.
Al
pueblo no lo van a tupir, al pueblo no lo van a engañar, porque al pueblo no lo
engañaron los Otto Meruelo, los Díaz Balart y toda aquella caterva de pícaros
que lo único que sabían era mentir, pero a pesar de ser los únicos que hablaban
no engañaban a nadie.
(Alguien
levanta un cartel). ¡Bajen ese cartel
que a mí no me van a confundir como a los políticos viejos, que tenían que
estar diciendo las cosas que más agradaban, nosotros atendemos a todas las
demandas justas! Se puede quitar el
“torniquete”, pero no abaratar el pasaje, porque cuando hay una gran escasez de
trabajo hay que evitar el desplazamiento de obreros. Hay dos intereses en conflicto: el interés de los que están sin trabajo y el
interés del pueblo en los pasajes baratos, pero una de las causas por la que no
podemos abaratar el pasaje es porque al abaratar el pasaje habría que suprimir
empleos, y estamos en un momento en que no se puede suprimir empleos, estamos
en un momento que cuando lanzamos a 100 ó 200 trabajadores a la calle estamos
perjudicando a la economía del país, y nuestra política no es dejar a nadie en
la calle, sino mejorar las condiciones de vida del pueblo y dar trabajo a todos
los que están sin trabajo; y cuando haya trabajo abundante podremos modificar
los sistemas de transporte y hasta abaratarlos, en el futuro, dentro de algunos
años, porque ahora todos los transportes están arruinados y lo primero que hay
que hacer es salvarlos. Por lo tanto, yo
creo que si no se ha establecido en otros lugares, no debe estar establecido en
Las Villas. Ahora bien, al suprimirlo,
que el pasaje no se ponga más caro, que el pasaje no se vaya a poner más caro
cuando se suprima. Y otra cosa, muy
importante: necesitamos
el máximo de honradez de todos los trabajadores en todas las líneas de
transportes; suprimimos el “torniquete”, pero que los conductores sean todo lo
honrados que debe ser un obrero revolucionario y un obrero honesto, y que no se
pierda un centavo.
Así
que esa es una cuestión que, al lado de las grandes cuestiones que tiene el
país, carece de importancia. Eso lo
puede resolver el Ministro del Trabajo, o el Ministro de Transportes, y estoy
seguro de que lo resolverá atendiendo a los intereses de los trabajadores y
atendiendo a los intereses del pueblo. Así
hemos concluido con la interrupción, y la próxima vez me ponen la tribuna que
no dé la espalda a tanto pueblo.
El
pueblo tiene que estar preparado para la oposición que van a hacer los enemigos
de la Revolución, dentro de Cuba y fuera de Cuba; tratarán de confundir al
pueblo escribiendo, pero yo decía cómo, si Otto Meruelo y comparsa no pudieron
engañar a nadie, a pesar de que los únicos que hablaban eran ellos, menos van a
engañar ahora, cuando los únicos que van a hablar no son los reaccionarios, y
cada vez que salgan les saldremos al paso.
Ellos harán una tarea de confusión, pero les saldremos al paso para
combatirlos.
Y
voy a hacer una pregunta:
¿Quién les va a hacer caso a los que han estado aquí escribiendo
siempre a favor de los intereses creados?
Lo que el pueblo les va a hacer a esos señores es que, cuando los
empiecen a leer, no los terminarán de leer; y que, cuando hablen por radio y
vean a un reaccionario de esos hablando contra la Revolución, cerrarán el radio
y no lo irán. Nosotros no los vamos a
clausurar, los va a clausurar el pueblo no haciéndoles caso, porque es que el
pueblo ha aprendido mucho, el pueblo cada día sabe más, cada día está más
despabilado.
Así
que pueden escribir todo lo que quieran, pero que se preparen, porque les vamos
a contestar. Y no se hagan ilusiones,
porque no van a engañar a nadie; así que a mí me tienen sin cuidado, pero
siempre estaremos advirtiendo y alertando al pueblo, porque aquí había mucha
gente que en los primeros días escribía a favor de la Revolución, tratando de
conquistarla; estaban haciéndole gracias a la Revolución, pero cuando han visto
que la Revolución va en serio, y es de verdad, como han visto que aquí vamos a
transformar a Cuba, ya están empezando a enseñar las uñas, ya están empezando a
enseñar sus uñas de gavilanes, sus uñas de buitres, sus uñas de enemigos del
pueblo.
Pero
nos tienen sin cuidado, y nos tienen sin cuidado porque el pueblo está preparado;
el pueblo está preparado no solamente para la lucha de palabras, y de
argumentos, y de razones, sino para cualquier lucha. Mientras la reacción y la contrarrevolución
sea de palabra y de razones, no habrá inconveniente ninguno: lucharemos de palabra y de razones. Si se hacen todavía más ilusiones y creen que
pueden derrotar a la Revolución por medio de las armas, entonces que se
preparen, porque, sencillamente, si tienen dos dedos de frente empezarán por
comprender que la Revolución no va a derrotarla nadie por las armas, que la
Revolución no la puede derrotar nadie por las armas aquí, cuando todo el pueblo
está vigilando, cuando cada ciudadano es un soldado de la Revolución.
Yo
voy a ver qué pueden hacer contra la Revolución, aunque organicen expediciones
de fuera, porque para derrotar a la Revolución tendrían que matar a todo el
pueblo, y yo no veo qué esperanzas les puede quedar, porque si cuando tenían
todos los tanques, y todos los aviones, y todos los cañones, y decenas de miles
de fusiles, y el pueblo estaba desarmado, salieron corriendo y dejaron cañones,
aviones, tanques y armas, lo dejaron todo, ¿cómo se las van a arreglar ahora,
si todos esos cañones, aviones y tanques los tiene el pueblo? ¿Con qué van a venir aquí a derrotar la Revolución?
Es
que la situación de los enemigos de la Revolución es trágica, porque
políticamente están derrotados; en el campo de las ideas, en el campo de las
razones, están derrotados; en el campo de la opinión pública, están derrotados;
y en el campo militar, están derrotados.
Están derrotados en todos los órdenes los reaccionarios, los amigos de
Batista, los que fueron a visitar al tirano después del ataque el 13 de marzo... (APLAUSOS), esos amigos del dictador, porque
los amigos del dictador no eran solamente los esbirros, no eran solamente los
criminales de guerra. Había muchos
apapipios, había muchos guatacas, había muchos que halagaban al dictador, había
muchos que le hacían la propaganda, que le hacían la campaña, había muchos que
le hacían el juego, y todo el mundo recordará lo que pasó el día subsiguiente
del 13 de marzo, después del asesinato de Echeverría, de Pelayo Cuervo y de la
muerte de tantos valerosos combatientes, cómo se presentaron en Palacio, uno
por uno, los representantes de los grandes intereses, los representantes de los
poderosos, que fueron allí a rendirle pleitesía al tirano. Entonces, ¿con qué moral vienen a combatir
las leyes revolucionarias, con qué moral vienen ahora a tratar de frenar la
Revolución?
Bueno
es advertir que cuando una revolución como esta, con tanto pueblo y tantos
ideales, marcha hacia adelante, lo mejor es apartarse del camino, lo mejor es
no hacerle resistencia, porque cuanta más resistencia se le haga, más impulso
llevará la Revolución, mientras más traten de frenarla, más rápido marchará la
Revolución; cuanto más la combatan, más fuerte será la Revolución. Que nos combatan por todos los medios y con
todas las armas que quieran, no nos importa.
El pueblo de Cuba es un pueblo de pelea, es un pueblo de lucha; el
pueblo de Cuba sabe que el camino no es fácil, que hay muchos intereses por el
medio, pero el pueblo de Cuba no tiene miedo, el pueblo de Cuba seguirá
adelante, por la ruta victoriosa, por la ruta gloriosa que se ha trazado y la
Revolución será realidad, cueste lo que cueste, ¡caiga quien caiga en esta
lucha!
Las
otras revoluciones, la del 68, la del 95 y la del 33, nos las frenaron, pero
esta sí que no nos la frena nadie, esta sí que no la desvía nadie, esta
Revolución será ya la Revolución que realice los grandes sueños de nuestra
patria.
Podríamos
decir aquello de que a la tercera va la vencida, pero como esta no es la
tercera, sino la cuarta, pues decimos que a la cuarta va la vencida.
Esta
vez le tocó ganar al pueblo, antes nunca ganó el pueblo, antes siempre
triunfaron los enemigos del pueblo, en la del 68, en la del 95 y en la del 33. En la primera, porque se perdió la guerra,
después de 10 años; en la segunda, porque vino la intervención y nos lo dejaron
todo como está aquí y establecieron una sombra sobre nuestra soberanía y sobre
nuestra república; y en la del 33, porque vino la traición del criminal
dictador que tuvimos que padecer 11 años primero y siete años luego. Pero esta vez le tocó ganar al pueblo, esta
vez le tocó triunfar al pueblo, y si el pueblo ha tenido que soportar durante
siglos todas las injusticias, todos los abusos, todas las inmoralidades, las
arbitrariedades y la explotación de los malos gobiernos y de los intereses
creados, ahora le toca al pueblo establecer sus derechos, establecer su
justicia, y que se resignen los enemigos del pueblo (APLAUSOS). Después de todo el daño que le han hecho a
Cuba, después de todo el daño que le han hecho al pueblo y que le han hecho a
la nación, ¡no persistan en seguirla perjudicando, no sueñen con poder volver a
tener privilegios, no sueñen con volver a conquistar su poder, porque el
pueblo, porque esta Revolución, no les dará nada, porque esta vez le
correspondió al pueblo! Y esa verdad y
esa realidad tienen que metérsela en la cabeza; esa verdad tienen que acabarla
de comprender, porque si durante años, durante siglos, imperó el crimen, imperó
el robo, imperó la injusticia, imperó la explotación, en lo adelante imperará
la justicia, imperará la felicidad, imperará la libertad, imperarán los
derechos del hombre; no solamente el derecho a hablar y a escribir libremente,
a reunirse o trasladarse libremente, sino también la libertad de trabajar y de
ganarse la vida con el sudor de su frente, y a recibir el fruto de su trabajo,
y a recibir los frutos a que tiene derecho el cubano, que nació en una tierra
rica, y en una tierra hermosa, pero en una tierra que ha sido hasta hoy
desgraciada, que ha sido hasta hoy infeliz, ¡pero que será desde ahora en
adelante una tierra feliz!
Este
pueblo, que ha sufrido tanto, se ha decidido a seguir el camino que hace mucho
tiempo está soñando. Y de que tenemos la
razón la prueba es el pueblo, porque tenemos las mayorías, porque las mayorías
han sido las que han tenido que sufrir todo, porque las mayorías han sido víctimas
de los malos cubanos y de los intereses creados, y esa es la prueba más grande
de que tenemos la razón; y no la pueden tener los de ayer, no la pueden tener
los intereses creados, porque si la razón la tuvieran ellos, el pueblo estaría
con ellos; como la razón no la tienen ellos, el pueblo está con la Revolución (APLAUSOS).
Son
tan ingenuos que creen que van a engañar al pueblo; son tan ingenuos que hay
quien escribe y hala, y yo pregunto: ¿A quién van a convencer, al pueblo? Pues, ¡no pierdan el tiempo, que tiempo
tuvieron para convencerlo y para demostrarle que eran buenos y lo que hicieron
fue hundirlo en la miseria y en la ruina!; y los que hicieron eso, ¡ahora que
se callen, ahora que guarden silencio, y que no estorben, y que nos dejen a nosotros
salvar al pueblo de la miseria, de la ruina en la que lo han sumido durante
tantos años!
(OVACION).