DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE
FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER MINISTRO DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO, ANTE EL PUEBLO
CONGREGADO EN EL PALACIO PRESIDENCIAL PARA REAFIRMAR SU APOYO AL GOBIERNO
REVOLUCIONARIO Y COMO PROTESTA CONTRA LA COBARDE AGRESION PERPETRADA CONTRA EL
PACIFICO PUEBLO DE LA HABANA POR AVIONES PROCEDENTES DE TERRITORIO EXTRANJERO,
EL 26 DE OCTUBRE DE 1959.
(VERSION TAQUIGRAFICA DE LAS OFICINAS DEL PRIMER
MINISTRO)
Trabajadores;
Campesinos;
Estudiantes;
Cubanos todos:
Mucho
tenemos que hablar ustedes y nosotros. En
esta magna concentración de hoy hay cuestiones importantes que tratar. No es solo, o no debe ser solo un minuto de
entusiasmo; debe ser, sobre todo, un minuto de meditación, porque los pueblos
tienen que buscar las causas de sus problemas.
No basta saber el qué, es necesario que el pueblo sepa el porqué. Nos satisface el respaldo del pueblo, nos
satisface su extraordinario entusiasmo; pero, sobre todo, nos interesa que el
pueblo medite, nos interesa que el pueblo piense, porque el pueblo debe tener
una explicación de los problemas que se le presentan; el pueblo debe saber el
porqué de las cosas.
No
vengo a afirmar, vengo a razonar con el pueblo; no vengo a pronunciar un
discurso, vengo a conversar con el pueblo (APLAUSOS), porque nunca como hoy,
nunca como en instantes como estos, es necesario la más absoluta comprensión
entre el pueblo y nosotros, porque, al fin y al cabo, nosotros aquí no somos
otra cosa, en este Palacio, en el Consejo de Ministros y en los cargos
responsables del Estado, no somos otra cosa que hombres del pueblo que estamos
sencillamente cumpliendo la voluntad del pueblo, cumpliendo con los deseos del
pueblo y satisfaciendo las aspiraciones del pueblo; y nunca como en instantes
como estos es necesario que ustedes y nosotros seamos una sola cosa. Porque si nos presentan batalla, ¡tendrán
batalla! (APLAUSOS); si nos atacan, ¡nos
tendrán a todos como un solo ejército! (EL
PUEBLO EXCLAMA: “¡Sí!”)
No
importa los desertores (EL PUEBLO EXCLAMA: “Al paredón”); no importa los que
desentonen de nuestro pueblo; no importa los que se acobarden, al fin y al
cabo, acabamos de pasar una guerra y sabemos que en la guerra hay desertores y
sabemos que en la guerra hay los que se acobardan. Esos no importan porque son los menos. Nosotros sabemos que tenemos con nosotros a
un pueblo que no se va a acobardar (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”), porque solo hay una fórmula
de vencer, solo hay para nuestro pueblo una forma de salir adelante, solo hay
para nuestro pueblo un modo de alcanzar la victoria y es el valor (APLAUSOS).
Nosotros
sabemos que el pueblo no se acobardará (EL PUEBLO EXCLAMA: “¡No!”); nosotros sabemos que el
pueblo está dispuesto a morir junto al Gobierno Revolucionario (EL PUEBLO
EXCLAMA: “¡Sí!”). Y el pueblo sabe, el pueblo sabe que de
esta lucha, que de este proceso, solo podemos concluir con la victoria o con la
muerte (APLAUSOS); y el pueblo sabe, sabe perfectamente bien el pueblo que
estos hombres que hoy tienen en sus manos las riendas del gobierno, sabe perfectamente
bien el pueblo que estos compañeros que han pasado hoy por esta tribuna, son
hombres que están dispuestos a morir junto al pueblo (APLAUSOS). Y cuando hay un pueblo valiente, cuando hay
un pueblo dispuesto a morir y que tiene dirigentes dispuestos a morir con él,
ese pueblo es un pueblo invencible, ¡a ese pueblo no lo podrá vencer nada ni
nadie! (APLAUSOS.)
Pero
importa conocer el porqué de las cosas: por
qué nos atacan, por qué nos hemos tenido que reunir aquí otra vez, por qué hay
traidores, por qué se quiere hacer fracasar la Revolución, de qué se acusa a la
Revolución, por qué se le hacen determinadas imputaciones, qué fines se
persiguen, cómo el pueblo se debe enfrentar a esas maniobras y a esos
propósitos, cómo se logra la victoria, qué medidas se han tomado, qué medidas
se van a tomar y qué medidas estamos dispuestos a tomar para defender la
Revolución (APLAUSOS).
Quiero,
antes de proseguir, leer en primer término algunas noticias: “UPI, 3:38 p.m.- Funcionarios del
servicio de aduanas de Miami están investigando las noticias de que seis o
siete aviones están en vuelo, de la región de Miami hacia La Habana, para
lanzar volantes contrarrevolucionarios sobre la concentración de apoyo a
Castro...” (EXCLAMACIONES) “...que se está realizando en la ciudad de La Habana. El funcionario de aduana, Joseph Portier,
dijo tenía información de que se están realizando esos vuelos, no sabiendo qué
éxitos hayan tenido. Estamos tratando de
ubicar a los agentes en esos posibles vuelos.
Portier dijo también que había despachado agentes a diferentes
aeropuertos de la región meridional de la Florida. Según información, los aviones que tomaron
parte en el supuesto vuelo a La Habana eran alquilados y otros de propiedades
particulares...”
Lo
leo por la sencilla razón de que sé que el pueblo no tiene miedo... (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”) .
Pero
también, estando ya... (SE ESCUCHA EL
ESTALLIDO DE COHETES). Yo no sé quién
será el que estará tirando los cohetes esos.
No creo que sea nadie que quiera propiamente ayudar la concentración,
porque aquí basta de ruidos, y nosotros no acostumbramos a estar tirando
cohetes en los actos públicos. Eso
recuerda un poco los tiempos de la vieja y pasada politiquería. Es sencillamente una estupidez —para terminar—
tirar esos cohetes cuando aquí hay que estar con los oídos atentos a cualquier
tipo de agresión que se le quiera hacer al pueblo, señores. ¡Es una soberana tontería estar tirando
cohetes!
Al
mismo tiempo, estando aquí ya en la tribuna, recibimos la siguiente comunicación
procedente de la Jefatura del Regimiento del Ejército Rebelde en la provincia
de Pinar del Río. Informa que “ha volado
una avioneta y ha volado por la ciudad tirando algunos niples,
y también una bomba incendiaria en el central Niágara,
y quemó una casa entre el correo y el cuartel.
Fue a las seis y media pasado meridiano; y también tiraron proclamas”
(EXCLAMACIONES DEL PUEBLO).
Es
decir que las propias autoridades de Miami reconocen que seis o siete aviones
salieron de esa región rumbo a Cuba, y que todavía no se conocen los resultados
de los vuelos.
Pues
bien, podemos ya reportarles este primer resultado; y les rogaríamos, si tienen
la amabilidad, que de una vez nos reporten el parte de guerra acerca de las “valerosas
incursiones aéreas” contra el pueblo de Cuba (EXCLAMACIONES DEL PUEBLO). Porque es el colmo ya, es el colmo ya —y no
se sabe si es cinismo o si es impotencia, no se sabe si es desvergüenza o es
indefensión absoluta para el pueblo de Estados Unidos— el que las autoridades
reporten noticias de la quinta incursión aérea sobre el territorio nacional. ¿Cómo es posible que las autoridades de un
país tan poderoso, con tan cuantiosos recursos económicos y militares, con
sistemas de radares, que se dice en condiciones de poder interceptar incluso proyectiles
dirigidos, se confiese ante el mundo incapaz de impedir que unas avionetas
salgan de su territorio a bombardear un país indefenso como Cuba? (APLAUSOS.)
Yo
me preguntaría —porque es una pregunta que me hago y es una pregunta que
debemos hacernos todos, porque tenemos que hacernos muchas preguntas para
encontrar una explicación de las cosas—, yo me preguntaría si las autoridades
de Estados Unidos serían tan descuidadas que permitieran que inmigrantes rusos,
desde Alaska, realizaran incursiones de bombardeo sobre ciudades y aldeas del
territorio de Rusia. Yo me pregunto si
serían tan descuidados que permitiesen desde allí, desde su territorio, ese
acto de hostilidad, ese acto de agresión.
Me
pregunto entonces cómo es posible que las autoridades de Estados Unidos sean
tan descuidadas que, en cambio, permitan esas incursiones contra un país del
mismo continente americano, permitan ese mismo acto de agresión contra un país
débil, que no tiene recursos para defenderse de esos ataques, contra un país pequeño
que no tiene poderío militar. Y me
pregunto si la causa del descuido obedece a que nosotros seamos un pueblo
débil, y las autoridades de las naciones poderosas son cuidadosas de no
permitir actos de agresión a otras naciones poderosas y, en cambio, lo permiten
a pueblos como el nuestro (EXCLAMACIONES Y APLAUSOS). Porque no veo otra explicación, no concibo
otra explicación, no logro encontrar otra explicación que la razón de ser Cuba
un país pequeño, un país que no puede defenderse de esos ataques, un país que
no tiene poderío en el mundo. No logro
encontrar, y no creo que haya, otra explicación, porque las naciones, si actúan
con honorabilidad, debieran de preocuparse mucho más de que su territorio no
sirva de base de agresión a un país pequeño que a un país poderoso (APLAUSOS).
¿Y
quiénes son los que nos atacan desde allí, y por qué nos atacan? Cuando medito sobre estos problemas no puedo
menos que recordar los días primeros de la Revolución, los días primeros del
triunfo. No hago más que recordar
aquella alegría desbordante de nuestro pueblo; no hago más que recordar aquella
felicidad infinita de los cubanos, de nuestros campesinos, de nuestras madres,
de nuestros hermanos, de nuestros hijos (APLAUSOS). Y recuerdo que eran felices, que eran felices
porque la guerra había concluido, porque no iba a derramarse más sangre
inocente, porque no habrían de ser quemados nuevos bohíos y nuevos pueblos,
porque los asesinatos y los ataques no volverían a repetirse. Era feliz nuestro pueblo porque concibió la
paz, era feliz porque en la mente de ningún compatriota cabía siquiera la idea
de que algún día, desde territorio extraño, los mismos criminales, las mismas
hordas despiadadas que huyeron cobardemente, volverían con saña inhumana, con
saña inconcebible, a tratar de sembrar de nuevo el terror sobre nuestro pueblo.
Duele
recordar aquellos días, porque nos recuerdan la idea de un pueblo feliz que
creyó que nunca más tendría el pueblo que sufrir el terror de aquel grupo de
criminales desalojados del poder el Primero de Enero. Pero, ¿por qué nos atacan? ¿Por qué esa desfachatez de los criminales? ¿Por qué esa tolerancia de las autoridades
norteamericanas? ¿Por qué? Ya lo dijimos en una ocasión, en una ocasión
como esta, cuando se reunió todo el pueblo para defender a la patria de la
campaña de calumnias.
Primero
fueron las campañas de calumnias, y nosotros nos vimos en la necesidad de
reunir a todo el pueblo para desmentir aquellas campañas de calumnias. Y en aquella ocasión dije que estaban
preparando el terreno para agredirnos después; que aquellas campañas obedecían
al propósito de preparar el camino para nuevos hechos posteriores. No han transcurrido 10 meses y hemos tenido
que reunir de nuevo al pueblo, no ya para luchar contra la calumnia, sino para
luchar por la vida de nuestros ciudadanos, para luchar por la vida de nuestros
hijos, de nuestros hermanos, de nuestras madres (APLAUSOS).
Ya
no estamos reunidos aquí por simples razones de orden espiritual, estamos
reunidos por razones de orden material, porque cuando un pueblo ve agredido su
territorio, cuando el territorio de un país —caso insólito en la historia contemporánea—
se ve agredido en plena paz desde bases extranjeras, lo menos que puede hacer
ese pueblo es movilizarse para proclamar ante el mundo su protesta, porque no
tenemos aviones, no tenemos radares, no tenemos antiaéreas, pero tenemos pueblo
¡y solo pueblo, y solo pueblo! (APLAUSOS),
y solo con el pueblo la nación cubana se moviliza en defensa de su Revolución,
y de la integridad de sus ciudadanos y de la seguridad de sus hijos.
Hemos
movilizado lo que contamos, hemos movilizado al pueblo cubano, hemos reunido un
millón de cubanos en tres días solamente de preparación, para proclamar ante el
mundo, para proclamar ante todos los pueblos del mundo nuestra protesta contra
los actos de barbarie, que en una sola tarde y en pocos minutos produjeron 47
víctimas en nuestra población desprevenida e indefensa (EXCLAMACIONES).
Pero,
¿por qué nos atacan? ¿Por qué nos atacan? ¿Por qué no salen aviones de la Florida a
atacar la dictadura de Trujillo? ¿Por
qué no salen aviones de Estados Unidos a atacar la dictadura de Somoza? Que, desde luego, de Estados Unidos no tienen
que salir a atacar ni aquí ni a ninguna parte, por supuesto; no tienen que ir ni
a Santo Domingo ni a Nicaragua, por supuesto, porque no tienen que ir a ninguna
parte (APLAUSOS). Pero lo que uno
razona, lo que uno se pregunta es: ¿Por
qué precisamente se escoge a Cuba?, porque hay emigrados de todas partes en
Estados Unidos; hay, incluso, muchos emigrados de nuestro hermano país de
Puerto Rico, que tiene derecho a aspirar también a ser un pueblo más en los
pueblos libres de América Latina (APLAUSOS).
Y, sin embargo, a pesar de haber emigrados de muchos países, Cuba es el
único país, Cuba es casualmente el país hacia donde parten aviones con
emigrados para atacar su población.
¿Por
qué? ¿Por qué precisamente Cuba? Si con algún país Estados Unidos debió ser
cuidadoso, si con algún país debió estar preocupado Estados Unidos de que estos
hechos no ocurrieran, ese país es precisamente Cuba, porque Cuba acabó de
atravesar una guerra de dos años en que sus ciudades y sus campos fueron
bombardeados con bombas de procedencia norteamericana, con aviones de
procedencia norteamericana, con cohetes de procedencia norteamericana, con napalm de procedencia norteamericana, y miles de ciudadanos
fueron asesinados con armas procedentes de Estados Unidos. Lo menos que podíamos esperar nosotros,
después que destruimos el ejército mercenario, después que libramos a nuestro
pueblo de la tiranía, lo menos que pudimos esperar nosotros es que no se
siguiera bombardeando a nuestro pueblo desde bases situadas en territorio
norteamericano (APLAUSOS).
¿Qué
pensar de una conducta semejante, de una negligencia semejante por parte de las
autoridades de un país que aquí mismo, en el corazón de nuestro territorio,
tiene una base naval para proteger a sus ciudadanos de cualquier ataque? (APLAUSOS.) ¿Cómo es posible que a cambio de una base
establecida en territorio cubano para mayor seguridad de la población de
Estados Unidos, nosotros recibamos, en cambio, los ataques de los criminales de
guerra procedentes de bases situadas en territorio norteamericano? ¿Cómo es posible que a cambio de los riesgos
que nosotros corremos con la presencia de esa base militar en nuestro
territorio, las casas de nuestros guajiros, nuestras fábricas de azúcar y
nuestra población estén expuestas a las bombas incendiarias y a las metrallas
de aviones procedentes de territorio norteamericano? (EXCLAMACIONES y APLAUSOS.)
¿Qué
diría la opinión pública de Estados Unidos?
Yo apelo, en nombre del pueblo de Cuba, a la opinión pública de Estados
Unidos, al pueblo de Estados Unidos, porque no concibo ni creo que el pueblo de
Estados Unidos pueda estar de acuerdo jamás con semejante negligencia, con
semejante responsabilidad por parte de las autoridades de ese país (APLAUSOS).
Yo
me pregunto, ¿qué ocurriría?, ¿qué diría el pueblo de Estados Unidos si
avionetas procedentes, o aviones procedentes de Canadá o de cualquier otro país
próximo, se dedicaran a lanzar bombas incendiarias y metrallas sobre fábricas y
casas norteamericanas? Yo me pregunto,
¿qué diría el pueblo de Estados Unidos si aviones procedentes de otro país,
como por ejemplo Canadá, realizaran una incursión aérea sobre la capital de ese
país, y como consecuencia de ello los hospitales de la capital se llenasen de
niños, ancianos, mujeres y hombres heridos por la metralla? (APLAUSOS.)
¿Cómo
es posible que un país, cómo es posible que el pueblo de Estados Unidos, que
tiene tan fresco todavía el recuerdo de aquel ataque traicionero sobre Pearl Harbor y que produjo tan
profunda indignación, y que produjo tan tremenda reacción...? Yo estoy seguro de que el pueblo de Estados
Unidos por ningún concepto puede aprobar ni puede aceptar siquiera la explicación
de que las autoridades no pueden controlar esos vuelos, porque, entonces, como
decía hace unos días, el pueblo de Estados Unidos tendría que hacerse esta
pregunta o tendría que sacar esta conclusión:
o las autoridades son cómplices, o las autoridades son tolerantes de
esos vuelos, o el pueblo de Estados Unidos está engañado, o el pueblo de
Estados Unidos está indefenso, porque las autoridades de ese país no pueden
siquiera impedir que las avionetas salgan y entren a su antojo para atacar el
territorio nacional. Y entonces, ¿cómo
es posible que le digan al pueblo de Estados Unidos que está defendido incluso
contra proyectiles dirigidos, si no son capaces siquiera de impedir que unas
avionetas entren y salgan cuando les viene en ganas en el territorio
norteamericano? (APLAUSOS.) ¿Qué se pretende?
Otra
pregunta que tenemos que hacernos es: ¿Qué se persigue con esos bombardeos?,
¿qué fines se proponen? ¿Es que piensan
que van a sumir al pueblo en el terror? (APLAUSOS.)
Pero sumir al pueblo en el terror ¿para
qué? Hay que preguntarse, ¿qué objetivos
se persiguen, qué fines se buscan sumiendo al pueblo en el terror? O un acto de inaudita crueldad o un acto de
sadismo sin precedentes, castigar a todo un pueblo, sembrar la muerte en medio
del pueblo a cualquier hora del día y de la noche. O se persigue otro propósito, que es el que
todos sospechamos, el propósito de que el pueblo de Cuba se acobarde y a base
de bombas acepte que vuelvan aquí de nuevo los Masferrer,
los Pilar García, los Ventura, los Carratalá
(EXCLAMACIONES); a base de bombas conseguir que el pueblo renuncie a su
Revolución redentora y entregar el poder de nuevo a pandillas mercenarias y
reaccionarias (APLAUSOS).
No
se puede perseguir otro propósito que el propósito de acobardar al pueblo. Es decir que están amenazando al pueblo de
Cuba, por un lado, con el estrangulamiento económico, quitándole su cuota
azucarera; y, por otro lado, someterlo al terror para que, hostigado de un lado
por los problemas económicos y del otro lado por el terror, el pueblo cubano
renuncie a su magnífico proceso revolucionario, renuncie a la aspiración de
implantar la justicia en nuestro suelo (EXCLAMACIONES).
Porque,
¿qué motivos hay para atacar a Cuba? ¿Qué
hemos hecho nosotros para que nos ataquen?
¿Qué delito ha cometido Cuba? ¿Qué
ha hecho el Gobierno Revolucionario de Cuba —que quiere decir el pueblo de Cuba—
para merecer estas agresiones? ¿Por qué
nos atacan? ¿Por qué? Eso es lo que el pueblo debe preguntarse, y
eso es lo que el pueblo debe meditar, para comprender no solo ese hecho, sino
para comprender todos los demás que se relacionan con este hecho; para
comprender los problemas de afuera y para comprender los problemas de adentro;
para comprender las agresiones de afuera y para comprender las traiciones de
adentro. Porque tanto la agresión desde
territorio extranjero como la traición tienen una sola explicación. La razón de la agresión y de la traición es,
sencillamente, la Revolución; la razón es que se trata de un proceso
revolucionario que lesiona poderosos intereses, y los intereses afectados por
esta Revolución se niegan a aceptarla tranquilamente.
¿Qué
ha hecho el Gobierno Revolucionario? De
lo único que se puede acusar al Gobierno Revolucionario es de haber hecho leyes
revolucionarias, de lo único que se puede acusar al Gobierno Revolucionario es
de haber tomado medidas revolucionarias (APLAUSOS). Porque nosotros podemos exponer nuestra
conducta a la luz del pueblo, nosotros podemos exhibir nuestros hechos ante los
ojos del pueblo. ¿Por qué está el pueblo
con nosotros? No está el pueblo con
nosotros por puras razones sentimentales; el pueblo está con el Gobierno
Revolucionario porque hemos hecho leyes revolucionarias (APLAUSOS). ¿Por qué están los campesinos con el Gobierno
Revolucionario?, ¿por qué están los obreros con el Gobierno Revolucionario?,
¿por qué está la inmensa mayoría del pueblo con el Gobierno Revolucionario?,
¿por qué defiende el pueblo al Gobierno Revolucionario? Sencillamente porque hemos estado defendiendo
al pueblo, porque hemos estado dictando medidas revolucionarias (APLAUSOS).
Vamos
a discutir a la luz pública, vamos a responder de una vez a los calumniadores y
a los detractores de la Revolución para que hablen claro de una vez, para que
se quiten la careta, para que digan que las acusaciones que nos hacen de que
somos comunistas obedecen exclusivamente a que no se tiene el valor de decir
que están en contra de las leyes revolucionarias; y, entonces, como no tienen
nada que decir del Gobierno Revolucionario, como no tienen nada de qué acusar
al Gobierno Revolucionario, se agarran del manido pretexto del miedo y del
fantasma que han estado sembrando durante 50 años (APLAUSOS), se agarran del
miedo y del fantasma que han estado azuzando y creando durante 50 años para
calificar a nuestra Revolución como más convenga a los planes de agresión que,
con ayuda de fuerzas y de intereses extranjeros, quieren fraguar contra nuestra
patria (APLAUSOS).
¡Lo
que hay que analizar es lo que el Gobierno Revolucionario ha hecho; y lo que
hay es que preguntarle al pueblo si está o no de acuerdo con lo que el Gobierno
Revolucionario ha hecho! (EXCLAMACIONES
AFIRMATIVAS.)
Yo
le pregunto al pueblo si está o no de acuerdo con que hayamos establecido la
más absoluta honradez administrativa que se conoció jamás en la historia de
nuestro pueblo (EXCLAMACIONES DE APROBACION).
Yo le pregunto al pueblo si está o no de acuerdo con que el Gobierno
Revolucionario haya puesto fin definitivamente al contrabando (EXCLAMACIONES DE
APROBACION). Yo le pregunto al pueblo si
está o no de acuerdo con que el Gobierno Revolucionario les haya puesto fin a
las sinecuras y a las “botellas” en la administración pública (EXCLAMACIONES DE
APROBACION). Yo le pregunto al pueblo si
está o no de acuerdo con que el Gobierno Revolucionario haya erradicado el
juego de la vida del país (EXCLAMACIONES DE APROBACION). Yo le pregunto al pueblo si está o no de
acuerdo con que el Gobierno Revolucionario haya fusilado a los criminales de
guerra (EXCLAMACIONES PROLONGADAS DE APROBACION). Yo le pregunto al pueblo si está o no de
acuerdo con que el Gobierno Revolucionario haya recuperado los bienes de los
malversadores que se enriquecieron durante la tiranía (EXCLAMACIONES DE
APROBACION).
Yo
le pregunto al pueblo si está o no de acuerdo con que el Gobierno
Revolucionario haya convertido el Buró de Investigaciones en un parque y la
ciudad militar en un centro de estudios que tanto necesita el pueblo
(EXCLAMACIONES DE APROBACION). Yo le
pregunto al pueblo si está o no de acuerdo con que el Gobierno Revolucionario
convierta los regimientos en ciudades escolares (EXCLAMACIONES DE APROBACION). Yo le pregunto al pueblo si está o no de
acuerdo con que el Gobierno Revolucionario hubiese revisado y anulado la
concesión que la tiranía le hizo a la Compañía de Teléfonos (EXCLAMACIONES DE
APROBACION). Yo le pregunto al pueblo si
está o no de acuerdo con que el Gobierno Revolucionario haya rebajado las
tarifas eléctricas (EXCLAMACIONES DE APROBACION). Yo le pregunto al pueblo si está o no de
acuerdo con que el Gobierno Revolucionario haya rebajado las medicinas
(EXCLAMACIONES DE APROBACION). Yo le
pregunto al pueblo si está o no de acuerdo con que el Gobierno Revolucionario
haya creado 10 000 plazas más de maestros rurales (EXCLAMACIONES DE
APROBACION). Yo le pregunto al pueblo si
está de acuerdo o no con que el Gobierno Revolucionario haya creado el
Instituto Nacional de Ahorro y Vivienda, que ya tiene 10 000 casas
construidas (EXCLAMACIONES DE APROBACION).
Yo
le pregunto al pueblo si está o no de acuerdo con que el Gobierno
Revolucionario haya creado el Banco de los Seguros Sociales (EXCLAMACIONES DE
APROBACION). Yo le pregunto al pueblo si
está o no de acuerdo con que el Gobierno Revolucionario esté desarrollando el
turismo en gran escala, como una fuente de divisas para nuestro país
(EXCLAMACIONES DE APROBACION). Yo le
pregunto al pueblo si está o no de acuerdo con que hayamos restablecido para
los obreros sus derechos sindicales y todos los derechos sociales que la
tiranía les arrebató (EXCLAMACIONES DE APROBACION). Yo le pregunto al pueblo si está de acuerdo o
no con la rebaja de alquileres (EXCLAMACIONES DE APROBACION). Yo le pregunto al pueblo si está de acuerdo o
no con que nosotros les demos barcos a los pescadores para que vivan del
producto de su trabajo y no sean explotados (EXCLAMACIONES DE APROBACION).
Yo
le pregunto al pueblo si está de acuerdo o no con que el Gobierno
Revolucionario organice cooperativas de consumo en el campo para evitar que los
campesinos paguen el doble por las mercancías (EXCLAMACIONES DE APROBACION). Yo le pregunto al pueblo si está o no de
acuerdo con la reforma agraria (APLAUSOS PROLONGADOS). Yo le pregunto al pueblo si está de acuerdo o
no con que los campesinos tengan tierra donde trabajar (EXCLAMACIONES DE
APROBACION), con que los campesinos y carboneros de la Ciénaga de Zapata, de la
península de Guanahacabibes, de Belice o de Yateras,
y de otros muchos rincones de Cuba, tengan sus cooperativas y sus camiones,
para vender su carbón y no ser víctimas de la explotación (EXCLAMACIONES DE
APROBACION); si está de acuerdo o no con que nosotros construyamos escuelas y
caminos y carreteras en todos los rincones de Cuba (EXCLAMACIONES DE
APROBACION); si está de acuerdo o no con que les construyamos casas a las
familias campesinas, elevemos su standard de vida
(EXCLAMACIONES DE APROBACION).
Yo
le pregunto al pueblo si está de acuerdo o no con aquel sistema de antes, en
que la guardia rural y las “parejas” estaban al servicio de los grandes
terratenientes y estaban al servicio de los grandes intereses (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”), o está de
acuerdo con un Ejército Rebelde que es hoy el mejor compañero y amigo de los
campesinos, porque actúa con justicia y porque está exclusivamente al servicio
de los intereses del pueblo (EXCLAMACIONES DE APROBACION). Yo le pregunto al pueblo si está de acuerdo o
no con que repoblemos los campos de Cuba, que fueron desolados por el egoísmo y
la ambición de los grandes terratenientes (EXCLAMACIONES DE APROBACION). Yo le pregunto al pueblo si está de acuerdo o
no en que llenemos de peces, para el turismo, las lagunas y los ríos de Cuba
(EXCLAMACIONES DE APROBACION). Yo le
pregunto al pueblo si está de acuerdo o no con que defendamos nuestras divisas
para poder contar con recursos para la industrialización del país (EXCLAMACIONES
DE APROBACION). Yo le pregunto al pueblo
si está de acuerdo o no con el Gobierno Revolucionario en que aquí en vez de Cadillacs lo que el país necesita son tractores
(EXCLAMACIONES DE APROBACION).
Yo
le pregunto al pueblo si está de acuerdo o no con que nosotros sembremos aquí
el arroz que podemos producir en vez de importarlo; las grasas que podemos
producir en vez de importarlas; el algodón que podemos producir en vez de
importarlo; los alimentos que podemos producir en vez de importarlos, para
darle trabajo a más de medio millón de compatriotas nuestros que no tienen en
qué emplearse (APLAUSOS). Yo le pregunto
al pueblo si está de acuerdo o no con los planes de industrialización del
Gobierno Revolucionario (EXCLAMACIONES DE APROBACION).
Entonces,
yo me pregunto: ¿Qué
ha hecho el Gobierno Revolucionario con lo cual el pueblo no esté de acuerdo? (EXCLAMACIONES DE: “¡Nada!”) ¿Qué ha hecho el Gobierno
Revolucionario, sino hacer el bien al pueblo, sino defender los intereses de su
pueblo, sino sacrificarse por una patria?
(APLAUSOS.)
Por
primera vez se presentan estas excepcionales circunstancias; por primera vez en
la historia de la nación cubana, que arrancó hace cuatro siglos, que comenzó
con aquellos indios perseguidos y asesinados por los conquistadores y continuó
con toda aquella larga etapa de la esclavitud en que los hombres se compraban y
se vendían como bestias, y concluyó en esta etapa que costó 20 000
muertos, miles de casas de campesinos quemadas, miles de campesinos asesinados
en nombre del egoísmo, de la avaricia y de los grandes intereses creados
(APLAUSOS); en la larga etapa de la historia de la nación cubana, por primera
vez surge a la vida pública un poder revolucionario que está batiendo todos los
privilegios, que está batiendo todas las injusticias, y se ha empeñado al fin
en redimir a nuestro pueblo de males que tienen en algunos casos raíces de más
de cuatro siglos (APLAUSOS); un gobierno que se propone construir lo que en 50
años no se ha construido; hacer las calles, los acueductos, las escuelas, los
hospitales, los pavimentos, que en 50 años no se hicieron; las industrias que
en 50 años no se hicieron.
¿Qué
falta han cometido el pueblo de Cuba y su Gobierno Revolucionario, como no sea
defender esos intereses cubanos, defenderlos en Cuba y defenderlos fuera de
Cuba? Porque yo me pregunto, y le
pregunto al pueblo, si está bien o no la postura digna y valiente que el pueblo
de Cuba ha tenido en los organismos internacionales (APLAUSOS). Y podría seguir preguntándole al pueblo si
está o no de acuerdo con que aquellas playas, que fueron de un grupo de
privilegiados exclusivamente, estén hoy abiertas a todo el pueblo, y donde los
cubanos de uno y otro color puedan asistir sin estúpidos prejuicios
(EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”). Yo le pregunto al pueblo si está o no de
acuerdo con que las oportunidades de empleo se hayan abierto por igual a los
cubanos de uno y otro color (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”).
Y
así podríamos continuar. Podríamos
continuar preguntando qué ha hecho el Gobierno Revolucionario, como no sea para
beneficio de su pueblo. Pero es que
ocurre una cosa, es que ocurre una cosa:
si sembramos arroz, perjudicamos intereses extranjeros; si producimos
grasa, perjudicamos intereses extranjeros; si producimos algodón, perjudicamos
intereses extranjeros; si rebajamos las tarifas eléctricas, perjudicamos
intereses extranjeros; si rebajamos las tarifas telefónicas, perjudicamos intereses
extranjeros; si hacemos una reforma agraria, perjudicamos intereses
extranjeros; si hacemos una ley sobre el petróleo, como la que está próxima a
decretarse, perjudicamos intereses extranjeros (APLAUSOS); si hacemos una ley
de minas, como la que está próxima a decretarse, perjudicamos intereses
extranjeros; si hacemos una marina mercante, perjudicamos intereses
extranjeros; si queremos encontrar nuevos mercados para nuestra patria,
perjudicamos intereses extranjeros; si queremos que al menos se nos compre
tanto como lo que compramos nosotros, perjudicamos intereses extranjeros. Esa es la explicación; porque hemos hecho
leyes revolucionarias que perjudican privilegios nacionales y extranjeros es
por lo que nos atacan, es por lo que nos llaman comunistas, es por lo que nos
acusan, preparando todos los pretextos posibles para agredir a nuestro país.
¿Es
que acaso no es cubana la Ley de Reforma Agraria? (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”) ¿Es que acaso no es cubana la rebaja de los
alquileres? (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”) ¿Es que acaso no es cubana la rebaja de las
tarifas eléctricas? (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”) ¿Es que acaso no es cubana la rebaja de las
tarifas telefónicas? (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”) ¿Es que acaso no es cubano el propósito de
crear una marina mercante? ¿Es que acaso
no es cubano sembrar arroz y sembrar algodón y producir grasa en nuestra propia
tierra? ¿Es que acaso no es cubano
construir casas para nuestros obreros, nuestros campesinos y la familia en
general? (APLAUSOS.) ¿Es que acaso rebajar las medicinas, muchas de
las cuales provienen de laboratorios extranjeros, no es cubano? (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”) ¿No es cubano acaso defender nuestras
divisas? (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”) ¿No es cubano comprar tractores en vez de Cadillacs? (EXCLAMACIONES
DE: “¡Sí!”) ¿No es cubano crear diez mil escuelas, el
doble de las que se habían creado en 50 años de República? (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”) ¿No es cubano convertir las fortalezas en
centros escolares? (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”) ¿No es cubano darles barcos a nuestros pescadores,
darles equipos a nuestros campesinos, darles derechos a nuestros obreros? ¿Acaso no es cubano proclamar el deber de
consumir productos cubanos? (EXCLAMACIONES
DE: “¡Sí!”) ¿Acaso no es cubano proteger la industria
nacional? (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”) ¿Acaso no son cubanas, y muy cubanas, y las
más cubanas de todas, las medidas que el Gobierno Revolucionario ha establecido? (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”)
Entonces,
¿de qué nos acusan, miserables? ¿De qué
nos pueden acusar sino de haber implantado medidas en beneficio de Cuba? ¿De qué nos acusan, descarados y cínicos, de
qué nos acusan? (APLAUSOS.) ¿De qué nos
acusan, criminales, de qué nos acusan, traidores, sino de hacer medidas cubanas
y en beneficio de Cuba? (APLAUSOS.)
Los
que no son cubanos son los monopolios extranjeros; la que no es cubana es la
Compañía de Electricidad; la que no es cubana es la Compañía de Teléfonos; los
que no son cubanos son esos latifundios de la United Fruit Company y la Atlántica del
Golfo; los que no son cubanos son los barcos que traen nuestros productos; lo
que no es cubano es el arroz, la mayor parte del arroz que consumimos, de la
grasa que consumimos, de los tejidos que consumimos y de los artículos
industriales que consumimos; los que no son cubanos son esos trusts que explotan nuestras minas y obtuvieron concesiones
privilegiadas; los que no son cubanos son esos intereses que obtuvieron la
regalía de la concesión de la mayor parte de nuestra área con posibilidad de
producir petróleo; las que no eran cubanas eran las bombas que asesinaron a
nuestros campesinos durante la guerra; las que no eran cubanas eran las armas
con que se asesinaron 20 000 compatriotas nuestros; los que no eran
cubanos eran los instructores de aquel ejército mercenario destruido por la
Revolución; los que no son cubanos son esas bases de donde nos atacan, esos
aviones y esas bombas incendiarias y esa metralla con que, en plena paz, se
está atacando a un país amigo; la que no es cubana es esa campaña de mentiras,
esa campaña de calumnias que se hace contra nosotros; las que no son cubanas
son esas revistas que difaman de nuestro pueblo, son esas agencias
internacionales que escriben todos los horrores de nuestro país (APLAUSOS).
Y
esa es la verdad, esa es la verdad que hay que decirles a los pueblos, esa es
la verdad que se niegan a decirles los descarados y los cínicos, que porque
hemos hecho medidas cubanas lanzan su campaña venenosa contra nuestra
Revolución para unir alrededor de la misma consigna, para unir alrededor de la
misma mentira, a todos los grandes intereses nacionales e internacionales
enemigos de la patria.
¿Qué
quiere la reacción? ¿Quiere acaso que
entrenemos a los campesinos y a los
obreros? ¡No! No, porque si usted toma cualquier vocero de
la reacción, como este vocero que dice representar al Partido Auténtico
Abstencionista, al que, por cierto, no representa, porque el verdadero
representativo del Partido Auténtico Abstencionista lo es el doctor Carlos Prío Socarrás, y está aquí presente
con nosotros; este grupo que se dejó atraer por los “cantos de sirena” de “La
Marina” y “Avance”. ¿Y qué ha hecho hoy
el primer órgano? Una de las primeras
cosas que plantea es que, en primer lugar, se solidariza con el traidor Hubert Matos (EXCLAMACIONES DE: “¡Fuera!”); en segundo lugar, trata de
hacer las mismas insinuaciones, acusando de comunista al Gobierno Revolucionario;
en tercer lugar, dice: “La Revolución,
para defenderse de sus enemigos, no necesita armar a los obreros y campesinos. Es suficiente el valor probado y la pericia
de su ejército, mucho más si se tiene en cuenta el apoyo moral de todo un
pueblo, de todo el país.” Y más adelante: “...si no se tienen
en cuenta estas consideraciones con la democracia, habrá que seguir practicando
esa técnica, tan arriesgada y fatigante para el país, de las grandes
concentraciones multitudinarias, cuando más necesario es el reposo y la
serenidad”. ¡Reposo frente a los
bombardeos criminales y el ametrallamiento de nuestro pueblo! (EXCLAMACIONES.)
Bueno
es advertir esto, para que los verdaderos auténticos, los que algún día
formaron las masas del Partido Auténtico, no se dejen arrastrar jamás por este
grupo de incautos que se ha hecho eco de las intrigas de “La Marina”, de “Avance”,
se ha dejado impulsar por los voceros de la reacción y la contrarrevolución, y
ya están tomando los mismos argumentos de Trujillo, la “Rosa Blanca” y los
monopolios internacionales, enemigos de Cuba.
Ahora
bien, yo decía que el pueblo no debe dejarse confundir: es un periodiquito nuevo que han
sacado, pagado por los latifundistas (EXCLAMACIONES Y APLAUSOS).
Decía
que debíamos meditar, decía que debíamos analizar los porqués. ¿Por qué se oponen a que entrenemos a los
obreros y a los campesinos? Bien
sencillo: porque
quieren un ejército al estilo tradicional, quieren un ejército profesional como
el de antes, porque de esa manera albergan la esperanza de que ese ejército,
cuando pasen los años, pueda llegar a ser un día instrumento de la reacción;
porque tienen esperanzas de poder encontrar a algún ambicioso, a algún traidor,
como este que acaba de aparecer (EXCLAMACIONES). Tienen la esperanza de que con un ejército
profesional puedan algún día corromper oficiales, puedan algún día corromper
soldados, y que en cualquier momento las fuerzas armadas de la república
pudieran ser los grandes factores en los destinos del país; porque recuerden
que los grandes privilegios, los grandes intereses de los latifundistas, los
intereses poderosos afectados por la Revolución, todos esos intereses y
privilegios tenían un instrumento: el ejército. ¡El ejército era el instrumento de los
intereses extranjeros y de los peores intereses nacionales, que por algo el
ejército de Cuba tenía instructores extranjeros! (APLAUSOS.)
Como
saben que el pueblo es una tremenda fuerza revolucionaria, como saben que un
pueblo entrenado es un pueblo preparado para combatir en defensa de sus
conquistas, son alérgicos estos señores a todo lo que implique entrenamiento de
obreros y campesinos (APLAUSOS).
Por
otro lado, nosotros concebimos que los mejores aliados de los soldados son los campesinos y los obreros, que el mejor aliado del
Ejército Rebelde es el pueblo (APLAUSOS), y las tropas más aguerridas del
Ejército Rebelde son campesinas; los soldados más aguerridos del Ejército
Rebelde son campesinos (APLAUSOS). El
grupito de oficiales que se solidarizó con el traidor Hubert
Matos no era de esa clase (EXCLAMACIONES DE: “¡Fuera!”), no era de ese tipo de
soldado y oficial campesino que forman la élite, y la
flor y nata, y lo más aguerrido, y lo más valiente y lo más firme del Ejército
Rebelde.
Esas
filas de gallardos soldados que, con sus fusiles ametralladoras, desde las
azoteas de los edificios, montaron guardia en defensa de la población contra
cualquier ataque aéreo, son los soldados de la Sierra Maestra (APLAUSOS); son
los soldados campesinos, los guajiros de la Sierra Maestra, que un día
integraron las primeras columnas de donde salieron las demás columnas que
combatieron en los distintos frentes de batalla. ¡Esos soldados sí son soldados
revolucionarios! (APLAUSOS.)
¿Por
qué? Porque vivieron en el campo,
nacieron en el campo y crecieron en el campo, y allí vieron lo que era la
guardia rural, con las culatas de sus fusiles y su plan de machete al servicio
de los grandes terratenientes. Allí
vivieron lo que era la miseria de nuestros campesinos; allí vieron el horror de
los niños descalzos y enfermos; allí vivieron todo aquel sentimiento puro,
noble y heroico, de nuestros campesinos sin tierras. Y a esos soldados nadie podrá tomarlos de
instrumento contra los campesinos y contra el pueblo, porque esos soldados sí
sienten la Revolución, porque la han vivido y la hicieron, señalaron el camino
a todos los campesinos del país y condujeron la nación al triunfo (APLAUSOS).
Así
que, obrero y ciudadano de La Habana, ¡esos fusiles que te cuidan son los
fusiles de los soldados guajiros de la Sierra Maestra! (APLAUSOS.) Y esos soldados saben, como lo
saben todos los soldados campesinos del Ejército Rebelde, saben que tú, obrero;
tú, estudiante; tú, campesino; tú, cubano o cubana, llevas dentro el
sentimiento de la patria. Esos soldados,
a la hora de defender la patria quieren tener junto a ellos a su pueblo,
quieren tener junto a ellos a toda la nación combatiendo en defensa de sus
derechos y de su soberanía (APLAUSOS).
La
reacción no quiere eso; la reacción lo que quiere es un pueblo desarmado y un
ejército que se corrompa, para que algún día pudiera servir de freno a la
Revolución y hacer retroceder a nuestra patria (APLAUSOS). Eso es lo grave de la traición de Hubert Matos, porque fue el primer intento de utilizar
militares contra la Revolución, de utilizar militares contra los derechos del
pueblo cubano (EXCLAMACIONES DE: “¡Fuera!”); fue el primer intento de corrupción
de oficiales para utilizarlos contra el pueblo, contra los intereses del
pueblo, contra la Revolución Cubana. Por
eso la reacción no quiere que los obreros y los campesinos se entrenen, porque
tienen siempre la esperanza de que, si toda la fuerza del país es un ejército
profesional, pudieran algún día conquistar a alguno o algunos oficiales,
pudieran algún día corromper a ese ejército y tener un instrumento con que
volver a perpetrar aquí golpes de Estado como el del 10 de Marzo, que nunca más
se repetirán en nuestra patria (APLAUSOS).
Frente
a ese concepto de ejército profesional y de defensa del país con ejército
profesional, está nuestro concepto revolucionario de defender al país con el
pueblo, con todas las fuerzas del pueblo, con todos los brazos del pueblo, con
todos los corazones del pueblo (APLAUSOS).
¿Y
qué hacen los traidores?, ¿qué es lo primero que hacen? Repetir la misma consigna de Trujillo,
repetir la misma consigna de la “Rosa Blanca”, repetir la misma consigna de los
criminales de guerra y de los monopolios internacionales, enemigos de Cuba: acusar de comunista
al Gobierno Revolucionario. Lo que
hacen, antes que nada, es decirle a Trujillo: “Tú tenías razón”; es decirles a los
criminales de guerra: “Ustedes tenían
razón”; es decirles a los grandes monopolios extranjeros: “Ustedes tenían razón”; es decirle a la “Rosa
Blanca”: “Ustedes tenían razón”; es
decirles a los que bombardean a nuestro territorio: “Ustedes tenían razón.” Lo primero que hacen es agarrar la misma
bandera de los criminales de guerra, de los trujillistas
y de la “Rosa Blanca”, ¡y todavía no quieren que los llamemos traidores! (EXCLAMACIONES DE: “¡Fuera!”)
¿Y
qué propósito se persigue con eso? El
propósito de dividir al pueblo, el propósito de confundir al pueblo, el
propósito de debilitar al pueblo. ¡Traidores,
porque quieren debilitar al pueblo cuando más unido debe estar, cuando más
fuerte debe estar! ¡Traidores, que
quieren confundir al pueblo cuando más claro debe estar, cuando más consciente
debe estar de cuáles son sus intereses y cuáles son los intereses de los
enemigos de nuestro pueblo, de los que no pueden sentir con nuestro pueblo! ¡Traidores los que adoptan la consigna y la
bandera de los Trujillo, de los criminales de guerra y de los intereses internacionales
enemigos de Cuba! ¡Y traidores los que se solidarizan con los
traidores! ¡Traidores los que en este
momento tienen la desvergüenza de cohonestar la traición! ¡Traidores los que en este momento tienen la
osadía de predicar la división del pueblo, porque lo único que conseguirían, si
debilitan al pueblo, si dividen al pueblo, es que los enemigos poderosos que
tenemos de nuestra Revolución se sientan alentados a atacarnos!
Para
hablar claro, digo que los culpables de esas bombas no son solo los que las
lanzaron, son los que las instigaron desde aquí, son los que como Pepín Rivero,
el “Diario de la Marina”, el periódico “Avance”... (EXCLAMACIONES). Son, sobre todo, esos que desde el periódico “Avance”
han estado instigando el terrorismo, han estado instigando la mano criminal de
los contrarrevolucionarios. Los
culpables no son solo los que tiran las bombas, sino quienes los alientan; los
culpables no son solo los traidores, sino quienes los alientan, los cohonestan
y se solidarizan con ellos. ¿Y por qué? ¿Por qué?
Porque hemos hecho medidas y leyes revolucionarias.
No
es contra mí, no es contra el Presidente de la República, no es contra Raúl, no
es contra el Che, no es contra Camilo, no es contra Almeida, no es contra Efigenio Ameijeiras, no es contra
nadie; es contra las leyes revolucionarias, porque si no hubiésemos hecho leyes
revolucionarias nos dedicarían los mayores elogios. El ataque es contra la Revolución, el ataque
es contra las medidas revolucionarias. Esas
son las causas, ese es el porqué de las acusaciones contra nosotros.
He
demostrado que las medidas tomadas son medidas verdaderamente cubanas, en
beneficio de los cubanos, y que los que no son cubanos son los intereses que se
oponen a las leyes revolucionarias (APLAUSOS).
Pero digo más: ¿Quiénes
están llevando adelante esta Revolución?
¿Quiénes son los hombres que por aquí pasaron? Mientras oía hablar a los comandantes
rebeldes en esta tribuna; cuando oía al Comandante Camilo Cienfuegos, al
Comandante Guevara, al Comandante Raúl Castro, al Comandante Almeida; cuando veía
a los demás compañeros como Universo Sánchez, Efigenio
Ameijeiras y otros compañeros, me acordaba de
aquellos primeros días de la Revolución en la Sierra Maestra; me acordaba de
aquellos días adversos, en aquellos momentos de tremendas dificultades, cuando
solo un grupo pequeño se mantuvo firme; recuerdo aquellos días de hambre y de
frío, sin una capa con que protegerse de la lluvia, sin una frazada con que
cobijarse de la intemperie y del frío de las montañas, sin zapatos apenas que
ponernos, con unas cuantas balas en nuestros fusiles, perseguidos por miríadas
de soldados; recuerdo aquellos días cuando la Revolución pudo ser vencida en la
debilidad de nuestras fuerzas, porque éramos muy pocos; recuerdo aquellos días en
que con la fe entera de los hombres que se proponen una causa grande y noble,
seguimos adelante, seguimos luchando sin desalentarnos a pesar de que éramos
unos pocos.
Aquellos
días los recordaba al paso por la tribuna, porque veía aquellos pilares de las
horas verdaderamente difíciles, de las horas verdaderamente amargas; veía toda
la epopeya que esos compañeros escribieron, la veía desde el primer día hasta
la invasión en que, con un puñado de hombres que no rebasan de 100, dos columnas,
al mando de dos de los compañeros que aquí hablaron, cruzaron los llanos de
Camagüey para llevar el apoyo a los compañeros que allí combatían, escribiendo
una de las páginas más gloriosas de la historia militar (APLAUSOS). Porque habrá que compararla algún día con las
grandes proezas de los grandes generales que reconoce la historia; mas no son
generales, son comandantes, porque nosotros hemos abolido el “generalato” y el “coronelato” de nuestro país (APLAUSOS).
Cuando
veía a estos compañeros, decía: ¿Dónde están los doce? y
de los 12 varios cayeron en la lucha; los demás están aquí. La Revolución no ha tenido desertores. Los que como ese traidor que en medio del
ASTA, que en medio del esfuerzo extraordinario que hicimos... (SE ESCUCHAN ESTALLIDOS DE COHETES). Ese desertor es de los advenedizos, es de los
que fueron a la guerra no a hacer patria, sino a hacer provecho personal; es de
los que fueron a la guerra no para engrandecer a su país, sino para
engrandecerse ellos. No podemos llamarlo
desertor, porque el día en que yo estaría triste sería el día en que faltaran
algunos de esos compañeros que fueron las raíces de esta Revolución, que
vinieron con nosotros en el “Granma”, que con nosotros soportaron todos los
reveses y con nosotros han llegado hasta aquí sin miedo ni vacilaciones. Y al ver junto a esos compañeros a los demás
oficiales del Ejército Rebelde, al ver a los comandantes de otras organizaciones
revolucionarias, al ver aquí a los dirigentes de la Federación Estudiantil
Universitaria, he pensado que la Revolución está más fuerte y más unida que
nunca. Porque, ¿de qué lado estarán
siempre los buenos militares? ¿De qué
lado estarán siempre los buenos revolucionarios? ¡Del lado del pueblo! (APLAUSOS.)
Al
ver aquí este millón de compatriotas enardecidos, al ver aquí este millón de
conciudadanos, he pensado que la Revolución está más fuerte que nunca y que el
puñal que le clavaron, lejos de debilitarla, la ha fortalecido (APLAUSOS).
Toda
la importancia que tienen estos traidores es que detrás de ellos están todos
los recursos de la reacción, está toda la prensa de la reacción nacional, está
toda la prensa de la oligarquía internacional; detrás de ellos están todos los
recursos de la contrarrevolución. Ellos
no son más que miserables peones, miserables instrumentos, cuyas palabras
tienen eco solo en los voceros de la contrarrevolución, en los voceros de la
reacción; porque esto no es una lucha de personas, esta es una lucha de
intereses, de los grandes intereses contra los intereses del pueblo cubano.
Por
eso la reacción no aplaude al Che, la reacción no aplaude a Camilo, la reacción
no aplaude a Raúl, la reacción no aplaude a Almeida; la reacción aplaude a los
traidores. La reacción no aplaude a los
hombres leales, la reacción aplaude a los traidores. La reacción no elogia a los hombres leales,
porque con ellos nada tiene que buscar; la reacción hace el elogio y el
panegírico de los grandes traidores. La
reacción no aplaude a los hombres firmes, sino a los hombres que claudican, a
los hombres que se rinden, a los hombres que se acobardan, a los hombres que se
venden. Y hay hombres que se venden o
por dinero o por halagos, o por dinero y halagos al mismo tiempo.
¿Pero
en qué postura se puede situar nadie que tan aviesamente, tan desvergonzadamente
acuse al gobierno de comunista? ¿Qué
hace sino repetir la misma consigna de los Trujillo, de la “Rosa Blanca”, de
los criminales de guerra y los enemigos de nuestra patria? ¿O es que creen que nos van a intimidar? ¿O es que no comprenden que nosotros estamos
tan convencidos de la justicia de las medidas que estamos tomando, tan
firmemente seguros de que nuestra conducta solo obedece al propósito de servir
a nuestro pueblo, que solo arrancándonos la vida —y ni aun arrancándonos la
vida— podrán detener nuestros ideales? (APLAUSOS.)
La
reacción, los que bombardean a Cuba, los que dejan caer bombas incendiarias con
el mismo pretexto que hoy repiten los traidores, están sedientos de “show”, lo
que quieren es “show” contrarrevolucionario, lo que quieren son traidores que
hagan contra el gobierno las peores imputaciones para publicarlas en los
cintillos de sus periódicos, para sembrar la confusión, para debilitar la
Revolución (APLAUSOS).
No,
no escriben una palabra contra las bombas, y cuando la escriben, la escriben
con esa tibieza de quien llena solo un expediente para quedar bien o para
disimular su posición. No se puede
desconectar el bombardeo, no se puede desconectar la línea de los que nos
bombardearon en La Habana, de la posición de los que nos traicionaron en
Camagüey, porque aquellos desertaron escribiendo primero una carta que
publicaron en la prensa, y estos desertan escribiendo una carta para publicar
en la prensa con los mismos argumentos que el traidor Díaz-Lanz
(EXCLAMACIONES DE: “¡Fuera!”).
La
prensa contrarrevolucionaria recogió los argumentos de Díaz-Lanz
acusándonos de comunistas, y recogió los argumentos de Hubert
Matos acusándonos de comunistas. El plan
aquel terminó lanzando bombas, y este hubiera terminado provocando un río de
sangre en nuestro suelo, porque la posición de uno y otro fue igualmente
calumniosa e igualmente traicionera; y lo peor es el momento que aprovechó. Hizo lo mismo que en la Sierra Maestra: en la Sierra
Maestra, cuando ya las columnas avanzaban y sabía que nuestro interés por la
ofensiva me haría contener, lanza su carta insolente; y ahora, en medio del
ASTA, cuando sabía el extraordinario interés que el país puso en la Convención
de Agentes de Turismo y pensaba que también íbamos a contenernos, llevó adelante
su maniobra traicionera, ¡que fue desbaratada con el apoyo del pueblo y no de
la “chusma” como dicen ellos! (APLAUSOS
Y EXCLAMACIONES DE: “¡Paredón,
paredón!”)
Recibimos
el país con 70 millones de divisas en los bancos y cuando estamos realizando un
esfuerzo extraordinario, cuando hasta los niños de las escuelas llevan sus
centavitos para fortalecer nuestra economía, cuando la nación entera se
esfuerza, cuando los obreros de la construcción trabajan nueve y diez horas,
cuando los trabajadores dan una parte de sus ingresos para la
industrialización; en esos instantes, mientras por un lado llegan cables
anunciando que nos van a quitar parte de nuestra cuota, Díaz-Lanz planea sus bombardeos y Hubert
Matos interrumpe la conferencia del ASTA para producir ese plan descabellado y
criminal (EXCLAMACIONES DE: “¡Paredón,
paredón!”).
Así
es como quieren ir cercando y destruyendo la Revolución, por medio de las
amenazas económicas, la obstrucción de nuestros planes de desarrollo y el
terror. Por eso, si con el esfuerzo que
está haciendo hoy nuestro pueblo, con los sacrificios que está haciendo hoy
nuestro pueblo, avanzamos una pulgada o avanzamos un metro, ¿es justo que los
esfuerzos que con tantos sacrificios vamos haciendo nos los destruyan en un
minuto los miserables traidores que por el estrangulamiento económico, la
traición y el terror quieren hacer perecer, quieren hacer fracasar a nuestra
patria?
Pero
yo me pregunto: ¿Hacia
dónde van? ¿Qué se proponían? ¿Acaso creen que la Revolución no habrá de
defenderse? ¿Acaso creen los Trujillo,
los criminales de guerra, los traidores, los monopolios extranjeros y los
enemigos de Cuba que la Revolución no habrá de defenderse? ¿No comprenden que con nosotros estará hasta
el último campesino de Cuba? ¿No
comprenden que con nosotros estará hasta el último obrero de Cuba? (APLAUSOS.) ¿No comprenden que a este pueblo no lo van a
hacer vacilar, porque el pueblo tiene una conciencia clara, tiene ya una
conciencia muy clara de quiénes son sus amigos y quiénes son sus enemigos? ¿No comprenden que al pueblo no lo van a
confundir siquiera, que el pueblo cada día sabe más, que el pueblo cada día
está más despierto? (APLAUSOS.)
¿Y
por qué conspiran? ¿Por qué vienen aquí
con avionetas, por qué se reúnen para conspirar, por qué lanzan bombas, por qué
quieren poner niples, por qué realizan impunemente
sus campañas contrarrevolucionarias? Sencillamente,
porque saben que no corren riesgos; saben que hoy, en el respeto que ha tenido
el Gobierno Revolucionario, en la generosidad que ha tenido el Gobierno
Revolucionario, no hay riesgos para conspirar; saben que nuestro afán ha sido
hacer una revolución con procedimientos completamente generosos; hacer una
revolución sin mano dura con los enemigos de la Revolución, y eso los ha
envalentonado. Saben que no tienen
problemas, saben que no corren riesgos, y por eso conspiran, por eso
ametrallan, por eso vienen desde Santo Domingo y aterrizan en Trinidad; por eso
aparecen ciertos jefes de alzados capturados por nuestras tropas, que no son cubanos;
por eso bombardean; por eso producen 47 víctimas en nuestra indefensa
población; por eso, porque creen que el pueblo está indefenso, porque los
tribunales revolucionarios cesaron (EXCLAMACIONES).
Es
decir que han abusado de la generosidad de la Revolución. ¡Ya no les importa que el 90% del pueblo esté
con la Revolución; no les importa, están dispuestos a ametrallar al pueblo, a
bombardear al pueblo, a aniquilar al pueblo!
(EXCLAMACIONES DE:
“¡Paredón, paredón!”)
Y
cada día son más audaces, cada día son más insolentes; y hasta en las primeras
páginas de todos los periódicos, escudados en las faldas de una mujer,
escriben, poco más o menos, que el Primer Ministro es un criminal
(EXCLAMACIONES), escriben lo que jamás se publicó contra la dictadura, lo que
jamás se publicó contra la tiranía. Lo
escriben contra quien tuvo la responsabilidad de dirigir una guerra que fue la
única guerra en el mundo en que ningún prisionero fue asesinado ni fue siquiera
golpeado; la única guerra en el mundo en que no quedó un herido en los campos
de batalla (APLAUSOS); la única guerra en el mundo en que los soldados de una
fuerza combatiente, que había estado cercada durante casi dos años, se quitaban
las medicinas para dárselas a los heridos adversarios.
Y
así, en su osadía cada día mayor, la reacción promueve la división, promueve la
confusión, instiga la traición, cohonesta la traición, justifica y alienta a
los miserables que abandonan la causa de su pueblo para servir a los enemigos
de ese pueblo. ¡Ah!, es porque sabían de
nuestro interés en normalizar el país; sabían de nuestro interés en desarrollar
la economía del país; ven que nos estamos debatiendo en una tremenda lucha por
buscar empleo a nuestros compatriotas, por industrializar el país, sin más
ayuda que los recursos de nuestro propio pueblo. Nos ven librando una heroica batalla contra
los grandes intereses extranjeros y no quieren que ganemos esa batalla; no
quieren que podamos dedicar nuestra energía a la obra de la Revolución; no
quieren, porque quieren destruir la Revolución por el terror y por el
estrangulamiento económico.
Pero
como la Revolución no es cosa mía, la Revolución es cosa del pueblo, y nosotros
aquí no hacemos sino interpretar los sentimientos del pueblo, se plantea la
necesidad de defender la Revolución; se plantea el deber de defender la
Revolución, ¡y es el pueblo quien tiene la palabra! (APLAUSOS.) Y aquí, ante todos nuestros compatriotas
reunidos, voy a plantear y voy a consultar al pueblo sobre la reimplantación de
los tribunales revolucionarios (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE: “¡Paredón!”). Quiero que la ciudadanía exprese su deseo,
quiero que la ciudadanía decida sobre esta cuestión y que los que estén de
acuerdo con que se restablezcan los tribunales revolucionarios levanten la mano
(LA MULTITUD, DURANTE VARIOS MINUTOS, CON LAS MANOS EN ALTO, EXCLAMA: “¡Paredón!”).
Puesto
que es necesario, puesto que es necesario defender la patria de la agresión,
puesto que es necesario defender la patria frente a los ataques aéreos desde
tierras extrañas, puesto que es necesario defender la patria de la traición,
mañana se reunirá el Consejo de Ministros (EXCLAMACIONES y APLAUSOS) para discutir y decretar la
ley que restablezca de nuevo, por el tiempo que sea necesario, los tribunales revolucionarios
(APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE:
“¡Paredón!”). Y aunque
los tribunales serán los que decidan en última instancia y de acuerdo con las
leyes sobre la pena que corresponda a cada uno de los culpables, quiero consultar
la opinión del pueblo; ¡que levanten la mano los que crean que los que invadan
a nuestro país merecen la pena de fusilamiento!
(APLAUSOS y EXCLAMACIONES
DE: “¡Paredón!”);
¡que levanten la mano los que crean que los terroristas merecen la pena de
fusilamiento! (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!” CON LAS
MANOS EN ALTO); ¡que levanten la mano los que crean que los que tripulan
avionetas sobre nuestro territorio y bombardean nuestro pueblo merecen la pena
de fusilamiento! (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!” CON LAS
MANOS EN ALTO); y, por último, ¡que levanten la mano los que opinen que los
traidores como Hubert Matos merecen la pena de
fusilamiento! (EXCLAMACIONES DE: “¡Paredón!” y “¡Fusilamiento!”
CON LAS MANOS EN ALTO)
Todo
el mundo sabe los esfuerzos que hicimos por poner fin, por suspender los
tribunales revolucionarios; todo el mundo sabe lo que nos angustiaba la campaña
que se hacía contra nuestra patria por el castigo de los esbirros; todo el
mundo sabe los esfuerzos que hemos hecho por levantar el turismo, por
desarrollar esa rama de la economía del país, como parte de los planes de
desarrollo pacífico de todas las riquezas de Cuba, para darles pan a los
cubanos, trabajo a los cubanos. Todos
saben el esfuerzo que hemos hecho por llevar adelante nuestra Revolución, con
el máximo de generosidad, con el máximo de tolerancia, con el máximo de bondad. Todo el mundo sabe lo duro que es para
nosotros abrir de nuevo a la pandilla de detractores, a los cables
internacionales, a las revistas y a los grandes rotativos que nos calumnian,
que nos atacan, la oportunidad de volvernos a presentar ante el mundo como
gente cruel e insensible. Todo el mundo
sabe lo que sacrificamos, todo el mundo sabe el daño que incluso le hace a
nuestra economía, sobre todo después de ese formidable evento que fue la
Convención de Agentes de Viaje, de las decenas de miles de hombres que
trabajaron en ese noble propósito que fue casi ilusión no más por obra de los
traidores y de los criminales de guerra y de los enemigos de Cuba.
Todo
el mundo sabe lo duro que es para nosotros, las dificultades que nos plantea,
pero puesto que hay que defender la patria de la agresión, puesto que nos están
bombardeando, puesto que nos quieren derrotar por el terror y por el hambre, no
queda otra alternativa que defender la patria, ¡y nosotros somos hombres que
cumplimos el deber! (APLAUSOS); y
nosotros sabemos que por encima de las más nobles ilusiones, por encima de los
más nobles sueños, porque lo que hemos soñado es llevar cuanto antes alivio al
dolor y a la miseria de nuestros compatriotas, llevar alivio al dolor y a la
miseria de los olvidados, llevar cultura al que no sabe, pan al que tiene
hambre, tranquilidad y felicidad en la satisfacción de sus más elementales
necesidades, a esa gente olvidada de Cuba; a esos de quienes nos hemos acordado
nosotros, porque otros no se acordaron de ellos; porque otros, mientras
hablaban de democracia y hablaban de libertades, se olvidaban de que allá, en
medio de la incultura, en medio del hambre, en medio de la desesperación, no se
puede hablar de democracia, sino de opresión, porque han vivido en la opresión
de los grandes intereses, de los grandes latifundistas, porque el primer
derecho del hombre es el derecho a vivir, el primer derecho del hombre es el
derecho al pan para él y para sus hijos, el derecho a vivir de sus brazos, el
derecho a tener una cultura (APLAUSOS).
Aquí
los niños que morían en los campos sin asistencia médica no tenían derechos;
las mujeres que morían prematuramente no tenían derechos; las familias enteras
que languidecían de hambre no tenían derechos.
Porque el primer derecho del hombre es el derecho a la vida y los que
aquí engañaban a nuestro pueblo en nombre de falsas consignas, en nombre de
falsas teorías, se olvidaron siempre de aquellos hombres que constituyen, si
cabe, la mayoría de nuestro pueblo, por los que nadie hizo nada, por los que
nadie luchó, a los cuales nosotros nos propusimos redimir sin quitarle a nadie
el pan; a los cuales nos propusimos redimir desarrollando las riquezas y los
recursos de nuestro país.
Nuestro
mayor anhelo era, cuanto antes, llevar alivio a esas necesidades. Hemos soñado y seguimos soñando. ¡Hemos soñado con una Revolución donde el
imperio de la voluntad mayoritaria del pueblo se impusiera sobre minorías
egoístas, ambiciosas e inadaptables a la realidad revolucionaria de la patria! (APLAUSOS.)
Hemos
soñado con una Revolución en que la mayoría abrumadora que la respalda se
impusiera por sí misma; y a cambio de eso hemos cosechado campañas
contrarrevolucionarias, mercenarios que desembarcan, extranjeros que dirigen
patrullas, aviones que vienen desde fuera, periodistas que cohonestan la
traición, cómplices que se solidarizan con las peores canalladas (APLAUSOS). A cambio de ello, hemos cosechado bombas en
los centrales, 47 víctimas en las ciudades, casas quemadas.
Y
como no estamos dispuestos a permitir impunemente que el terror se cierna sobre
la patria, como no estamos dispuestos a permitir impunemente que aquí cada
madre, y cada hijo, y cada esposa, de un extremo a otro de la isla, con Santo
Domingo por allá, y la Florida por acá, tenga que vivir como vi vivir a las familias en la Sierra Maestra, bajo la
psicosis de los aviones, bajo el terror de la metralla y del bombardeo; como
hay que defender a la patria, como hay que defender al pueblo, como hay que
defender a la nación, como hay que defender el territorio, como hay que
defender a los niños de las escuelas, ¡a esos mismos niños que vi desfilar cantando el Himno hacia esta maravillosa
concentración! (APLAUSOS); puesto que
hay que defenderlos, puesto que no hemos cosechado sino maldad, puesto que se
han envalentonado, es bueno que digamos al mundo que el pueblo cubano está
dispuesto a defenderse; que el pueblo cubano, antes de que lo aniquilen, ¡está
dispuesto a aniquilar a cuantos enemigos se pongan en nuestro camino! (APLAUSOS); que el pueblo cubano, antes de
que lo asesinen, ¡está dispuesto a morir peleando!, y que aquí la reacción, y
la contrarrevolución, y los invasores, y los contrarrevolucionarios —vengan de
adentro o vengan de afuera, sean pocos o sean muchos— van a encontrar a un
pueblo que se siente orgulloso de poder proclamar que no aspira a hacerle daño
a nadie, que no aspira a perjudicar a ningún otro pueblo del mundo, y que solo
aspira a vivir de su trabajo, y que solo aspira a vivir de los frutos de su
inteligencia, y que solo aspira a vivir del fruto del esfuerzo de sus brazos;
pero que, por defender esa aspiración a cumplir un destino en este mundo, para
defender esa aspiración noble, derecho inalienable e irrenunciable de cualquier
pueblo, grande o pequeño, hoy, ayer o mañana (APLAUSOS), por defender esa
aspiración el pueblo cubano está dispuesto a pelear. Y están dispuestos a pelear los hombres y las
mujeres, los niños y los ancianos (APLAUSOS), porque es justa nuestra causa,
porque no queremos hacerle daño a nadie y nadie tiene derecho a hacernos daño a
nosotros.
Desde
hoy proclamamos que no tememos a nada ni a nadie, que no tememos las medidas
que se tramen contra nosotros, ¡ni tememos las medidas que tengamos que tomar
para combatir a los que quieren destruirnos!
(APLAUSOS.)
Cuba
es hoy la atención del mundo. Cuba es la
admiración del mundo, y Cuba el lugar que ocupa hoy en el concepto de los
pueblos de América y del mundo no lo abandonará. ¡Cuba no traicionará jamás la gloria y el
prestigio que ha ganado en defensa de sus derechos legítimos! (APLAUSOS.)
Podemos
hacer una Revolución porque tenemos un pueblo como este. Si no tuviéramos un pueblo como este no
podríamos estar haciendo una Revolución como la que estamos haciendo. Y los que ignoran la historia, los que se
olvidan de la historia de otros pueblos, los que no han leído el devenir
humano, desde la época de Grecia hasta hoy, son los únicos que pueden ignorar
lo que es un pueblo en revolución, son los únicos que pueden ignorar que los
que traten de frenar una revolución son aplastados por el pueblo (APLAUSOS);
que los que adoptan posturas vacilantes y cobardes, son arrastrados por el
pueblo; y que nuestro pueblo está escenificando uno de los más interesantes y
extraordinarios procesos revolucionarios, si se tiene en cuenta los grandes
obstáculos que tenemos que vencer, si se tiene en cuenta el poderío de los
recursos que se movilizan para aplastar nuestra Revolución.
Nos
ha tocado a los cubanos cumplir esta histórica tarea y los cubanos la
cumpliremos, porque con un pueblo como el de Cuba se puede hacer una Revolución
como esta (APLAUSOS).
Los
pusilánimes no importan, ¿cuándo han importado los pusilánimes en la historia
de los pueblos? Los vacilantes no
importan, ¿cuándo han importado los vacilantes en la historia de los pueblos? Los cobardes no importan, ¿cuándo han
importado los cobardes en la historia de los pueblos? (EXCLAMACIONES.) ¿Qué importaron los
vacilantes y los pusilánimes cuando nosotros éramos doce hombres?, ¿qué importaron
para impedir que la Revolución culminara en extraordinaria victoria, si
aquellos doce hombres arrastraron a lo largo de la lucha al resto de la nación?
La
nación hoy entera, puesta de pie, no puede temerle a ningún obstáculo. ¡La nación revolucionaria entera, puesta de
pie, no puede temerle ni a nada ni a nadie!
(APLAUSOS.) La nación entera,
puesta de pie, como un solo ejército, por encima de los miserables que tratan
de confundirla, por encima de los malvados que tratan de dividirla para debilitarla;
por encima de los inconscientes, insensibles, incapaces de sentir en esta hora
esa ilusión, esa emoción, este espíritu que siente nuestro pueblo después de
cuatro siglos de historia y existencia, y de lucha por la justicia (APLAUSOS),
por encima de los que quieren debilitarla; la nación, puesta de pie, y unida, y
disciplinada, como un solo ejército; la nación, orgullosa de sí misma; la
nación, orgullosa de su destino; la nación, orgullosa de su obra, pensando por
primera vez como nación, unidos todos en un propósito noble; fuera de ella y
contra ella, todos los que no son capaces de comprender ese noble propósito de
la nación; con sus gallardos soldados guajiros; la nación, con sus campesinos,
que constituyen la mitad del conglomerado social; la nación, con sus obreros;
la nación, con sus estudiantes; la nación, con sus profesionales (APLAUSOS); la
nación, con sus hijos dignos, vengan del sector de donde vengan; la nación,
consciente de que se juega su destino; la nación, consciente de que se juega su
existencia; la nación, convencida de que está enfrascada en la única lucha en
que un pueblo se puede enfrascar para liberarse de las trabas que lo esclavizan
política y económicamente; la nación, preparada para librar las últimas
batallas, que se iniciaron en el siglo pasado, para alcanzar un destino
pacífico y feliz; la nación, convencida como nunca de que su causa es justa y
noble; la nación, servida como nunca por los hombres que hoy están al frente de
ella; la nación, convencida de la lealtad de todos nosotros; la nación,
convencida de que para nosotros no hay ni habrá retirada, y que solo sobre esta
tierra podrán descansar los huesos de cada uno de nosotros (APLAUSOS); la nación,
consciente de ese destino, convencida de su derecho, orgullosa de su historia,
con esa emoción que muestra en cada rostro de niño, de mujer, de anciana o de
joven, ¡la nación marchará victoriosamente hacia adelante, porque creo
firmemente que a un pueblo así hay que respetarlo!
A
nosotros no nos importa nada en este instante; a nosotros no nos importan
cargos, a nosotros no nos importa la vida; ¡a nosotros no nos importa más que
el destino de la nación! (APLAUSOS.)
La
confianza y la fe en nosotros depositadas no serán jamás defraudadas, no serán
jamás otorgadas en balde. Muy conscientes
estamos del deber que tenemos en esta hora, y a los cubanos podemos asegurarles
que ese deber lo sabremos cumplir. A los
cubanos podemos asegurarles, con la misma seguridad con que les hemos asegurado
en otros momentos los triunfos venideros, que si la nación sigue adelante y
marcha como va, la nación vencerá todos los obstáculos, porque a un pueblo
dispuesto a pelear por sus derechos, a un pueblo dispuesto a morir hay que
respetarlo.
Los
que predican el miedo son nuestros peores enemigos; los que predican el miedo
son los abogados de nuestra destrucción; los que predican el miedo predican el
exterminio de nuestro pueblo. ¡Atrás los
cobardes, atrás los pusilánimes! ¡Atrás
los que en esta hora luminosa y grandiosa de Cuba andan con subalternas y mezquinas
ambiciones personales! ¡Atrás los que en
los días buenos, en los días tranquilos, se suman al carro de la victoria para
abandonarlo en los días difíciles!
¡Sigan
con nosotros todos los valientes, sigan con nosotros todos los que tengan fe
(APLAUSOS), sigan con nosotros los que estén dispuestos a darlo todo, y dejen
de una vez la nave de la Revolución los que no se sientan con valor, o los que
duden!
¡Que
renuncien los cobardes, que renuncien los que no tienen fe, que el deber no se
renuncia; a la lucha no se renuncia!
Los
que no se sientan acreedores de ser actores de este momento singular de nuestra
historia, los que no se sientan con condiciones de ser soldados de su pueblo en
este momento excepcional de nuestra historia, ¡que se marchen! (APLAUSOS y
EXCLAMACIONES.)
Los
que no crean en el pueblo, ¡que se marchen!
Los que no crean en la Revolución, ¡que se marchen!
Nosotros
creemos en el pueblo y sabemos que el pueblo responde. Cúmplase con el pueblo y el pueblo cumplirá
con sus gobernantes (APLAUSOS). Que por
algo este acto ha sido todavía más grande que el que efectuamos hace ocho
meses; que por algo al cabo de 10 meses la Revolución tiene más firme apoyo en
el pueblo (APLAUSOS), porque, sencillamente, ha sabido cumplir con el pueblo. Y a los que creían que la Revolución se iba a
desgastar en el poder, les decimos: vean al pueblo, vean cómo la
Revolución es más fuerte, porque se desgastan los hombres que traicionan a los
pueblos, ¡pero no se desgastarán jamás los hombres que sean leales a su pueblo! (APLAUSOS.)
Lo
que tenemos que resaltar es que la Revolución avanza; lo que tenemos que
resaltar es que la colaboración es cada día mayor; de lo que tenemos que hablar
es de esos soldados rebeldes construyendo carreteras y ciudades escolares, de esos
maestros que están dando clases por la mitad de su sueldo, de esos obreros que
están trabajando 9 y 10 horas en las obras del Gobierno Revolucionario
(APLAUSOS), de los ciudadanos recogiendo divisas, de los niños recogiendo
centavos, de los obreros trabajando voluntario los domingos para aportar la
riqueza de sus brazos y sumarIa a los recursos con
que la Revolución cuenta (APLAUSOS).
Ese
espíritu de sacrificio del pueblo, ese despertar de la conciencia de nuestro
pueblo, esa disposición en que está de hacer los sacrificios que sean
necesarios, esa convicción de que su destino solo lo compra con sacrificios,
esa seguridad de que solo de sus fuerzas depende y que solo los pueblos
heroicos tienen derecho a ser pueblos libres y pueblos felices y pueblos independientes
(APLAUSOS); eso es lo que nos alienta: contar
con un pueblo que está dispuesto a los sacrificios que sean necesarios
(APLAUSOS); contar con un pueblo que posee el valor suficiente para enfrentarse
a todas las contingencias, y poder decirles a nuestros enemigos que vengan, que
tiren bombas, que tiren metralla, que ataquen, que la nación se defenderá hasta
la última gota de su sangre (APLAUSOS); que Cuba no se dará jamás por vencida,
que cada casa será una fortaleza, que pelearemos en los frentes y en la
retaguardia, y utilizaremos todas las armas, y que solo encontrará, quien
intente apoderarse de Cuba, como decía Maceo, el polvo de su suelo anegado en
sangre (APLAUSOS).
Si
no podemos comprar aviones, pelearemos en tierra, cuando llegue la hora de
pelear en tierra. Si están dispuestos a
proseguir los lanzamientos de bombas, construiremos los subterráneos y los
túneles que sean necesarios (APLAUSOS); que el pueblo está en pie de guerra,
que a los campesinos y a los obreros los comenzaremos a entrenar
inmediatamente, igual que a los estudiantes (APLAUSOS); que los tribunales de
guerra, los tribunales revolucionarios quedarán implantados, y que los pilotos
que caigan aquí saben que los espera inexorablemente el paredón de fusilamiento
(APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE: “¡Paredón!”
“¡Paredón!”); y que la patria la
defenderemos peleando en todos los terrenos que sean necesarios; y que si no
nos venden aviones en Inglaterra, los compraremos donde nos los vendan
(APLAUSOS); y que si no hay dinero para aviones de combate, el pueblo compra
los aviones de combate (APLAUSOS).
Y
aquí mismo, aquí mismo, compañero Almeida, te entrego el cheque del Presidente
de la República y del Primer Ministro, como contribución a la compra de
aviones... (APLAUSOS PROLONGADOS Y EXCLAMACIONES
DE: “¡Fidel!, ¡Fidel!”)
(LEE
UNA NOTA QUE LE TRAEN):
“Fidel, lanzaron una granada en el periódico 'Revolución'; hay
heridos; noticia de Franqui” (EXCLAMACIONES DE: “¡Paredón, paredón!”).
y para concluir,
solo me resta decir, ¡que la reforma agraria va! (APLAUSOS PROLONGADOS), ¡y ahora va más que
nunca!; ¡que la Ley de Petróleos va!; ¡que la Ley de Minas va! (EXCLAMACIONES DE: “¡Va!”); ¡que las medidas revolucionarias
en defensa de Cuba van!; ¡que la reforma de la educación, de la enseñanza, la
reforma universitaria y todas las medidas, van!
(APLAUSOS); ¡que los tribunales revolucionarios, van! (EXCLAMACIONES DE: “¡Van!”) y
que si por esto nos detractan, ¡que nos detracten!; si por esto nos acusan, ¡que
nos acusen!; si por esto nos atacan, ¡que nos ataquen! ¡Pelearemos contra los que osen tratar de
destruir la Revolución!
Y
hacemos el juramento de pueblo, de ustedes y nosotros, que ¡o triunfa Cuba o
moriremos todos!, porque más que nunca hacemos nuestras las palabras de nuestro
Himno cuando dice: ¡Al
combate corred cubanos, que la patria os contempla orgullosa; no temáis una
muerte gloriosa, que morir por la patria es vivir!
(OVACION)