DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE
FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER MINISTRO DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO, EN LA ENTREGA
DEL CAMPAMENTO MILITAR “CUARTEL AGRAMONTE” E INAUGURACION DEL CENTRO ESCOLAR Y
DOS HOSPITALES EN CAMAGUEY, EL 27 DE NOVIEMBRE DE 1959.
(VERSION TAQUIGRAFICA DE LAS OFICINAS DEL PRIMER
MINISTRO)
Hemos
venido hoy a esta provincia a entregar a los maestros de Camagüey la que fuera
fortaleza militar donde moraban en otros tiempos los soldados de la tiranía, y
hemos venido también a inaugurar dos hospitales. Es decir que el Gobierno Revolucionario ha
hecho acto de presencia en la ciudad de Camagüey para inaugurar una ciudad
escolar y dos hospitales, y quieren los camagüeyanos aprovechar esta ocasión... (INTERRUPCION)
Comencé
diciéndoles cuál había sido el motivo de nuestra visita a Camagüey. Vinimos fundamentalmente a cumplir una
promesa con el pueblo camagüeyano y con todo el pueblo de Cuba: la promesa de
convertir las fortalezas en escuelas (APLAUSOS).
Después
del acto de esta mañana, después de aquel espectáculo de miles y miles de niños
con banderas cubanas en el polígono militar del que fuera Regimiento “Ignacio Agramonte”, después de aquel hecho emocionante e
inolvidable, cabe hacerse esta pregunta:
¿Qué necesidad tenía la Revolución de esa fortaleza militar? ¿Para qué necesita la Revolución de
fortalezas militares? ¿Qué gobiernos
necesitaban fortalezas militares?
(EXCLAMACIONES.) Solo los
gobiernos que no trabajan para el pueblo, solo los gobiernos que defienden
intereses contrarios al pueblo necesitan fortalezas militares pero el Gobierno
Revolucionario, cuyos actos son todos absolutamente en beneficio del pueblo,
¿para qué quiere fortalezas militares?
(APLAUSOS Y EXCLAMACIONES.)
¿Qué
era una fortaleza militar? Eran las
guaridas, los alojamientos de un ejército que no estaba al servicio del
pueblo. ¿Qué era el ejército en nuestra
patria? ¿Qué papel desempeñaba antes el
ejército en Cuba? Era una organización
al servicio de los grandes intereses.
Era una organización entrenada y equipada para defender los grandes
intereses y los grandes intereses necesitaban un ejército que los defendieran.
¿Existía
aquel ejército para defender al pueblo?
(EXCLAMACIONES DE:
“¡No!”) ¿A quién defendía?
A los grandes intereses. Aquel
ejército no defendía la república, aquel ejército no defendía al pueblo, aquel
ejército no se podía identificar con el pueblo (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”); aquel
ejército existía para mantener oprimido al pueblo, aquel ejército existía para
mantener al pueblo bajo las garras de los grandes intereses y privilegios. Por algo llevaban aquel rifle con el que
tantas veces golpearon y dispararon sobre nuestros compatriotas, por algo
llevaban aquel sable que tantas veces dejaron caer sobre las espaldas de
nuestros ciudadanos.
¿A
quién podrían golpear hoy aquellos machetes que no están sino en manos de los
propios campesinos? Antes los campesinos
recibían los planazos. Aquello de que
los problemas se resolvían a fuerza de plan de machete era una verdad que
nuestro pueblo y, sobre todo, nuestros campesinos conocen sobradamente bien;
pero hoy, ¿quiénes tienen los machetes en la mano? Los guajiros dejaron de ser los que recibían
los planazos, dejaron de ser las víctimas para convertirse, machete en mano, en
defensores de su Revolución (EXCLAMACIONES).
¿Y
quién podría volver a establecer jamás en nuestra patria aquel sistema
odioso? ¿Quién podría volver jamás a darle
un solo golpe a uno solo de los campesinos de nuestra patria? ¿Cómo sería posible que nuestros campesinos
se dejasen convertir de nuevo en víctimas de semejantes injusticias? Luego, ¿fortalezas para qué?
¿Qué
necesidad tenía la Revolución de mantener una fortaleza repleta de soldados, si
esas fortalezas se construyeron precisamente para someter al pueblo, si esas
fortalezas se construyeron para abusar del pueblo? Luego, la Revolución no necesita fortalezas
(EXCLAMACIONES DE: “¡No!”). Es por eso que el Gobierno Revolucionario
prometió al pueblo que convertiría las fortalezas en ciudades escolares, y esta
de Camagüey es la segunda fortaleza que convertimos en ciudad escolar
(APLAUSOS); después vendrá la de Holguín, luego el cuartel Moncada de Santiago
de Cuba y más tarde la fortaleza militar de Santa Clara. Así, el Gobierno Revolucionario de Cuba será
el primer gobierno en el mundo que convierta las fortalezas militares en
escuelas (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES).
Pero
hay algo más: ¿Qué
mejor prueba puede darse de confianza en la Revolución? ¿Qué mejor prueba puede darse de la fe en el
pueblo? Porque la Revolución convierte
las fortalezas en escuelas precisamente cuando más enemigos surgen en todas
partes contra nuestra Revolución, cuando más amenazas provienen de todas partes
contra nuestra Revolución, cuando más atrevida y agresiva es la campaña de la
reacción y de los grandes intereses contra nuestra Revolución, sin embargo,
lejos de construir fortalezas, lo que hace la Revolución es destruir fortalezas
para convertirlas en escuelas (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES). ¿Es que acaso va a quedar indefensa la
Revolución? (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”) No. ¿Es
que acaso nos vamos a desarmar?
(EXCLAMACIONES DE:
“¡No!”) No. Lo que ocurre es que nosotros hemos entendido
el problema perfectamente bien. Antes
existían ejércitos para oprimir al pueblo y ahora el pueblo constituye el mejor
ejército de la república, ahora los defensores de la república son los propios
ciudadanos (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES).
¿Por
qué la Revolución puede convertir las fortalezas en escuelas? Porque desde el día Primero de Enero, desde
el triunfo de la Revolución, cada escuela se ha convertido en una fortaleza de
la Revolución, y las 10 000 escuelas que en el curso de este año tendrá
establecidas el Gobierno Revolucionario, serán 10 000 fortalezas de la
Revolución, porque cada ciudad, cada pueblo y cada casa se ha convertido en una
fortaleza de la Revolución. A pesar de
estar destruyendo las fortalezas, Cuba está más defendida que nunca y la
Revolución está más defendida que nunca porque la defiende el pueblo. Es decir que la Revolución tiene en el pueblo
a su más legítimo defensor, la Revolución tiene en el pueblo a su mejor
ejército, y cuando llegue la hora de defender la Revolución o llegue la hora de
defender la patria, cada ciudadano, cada patriota, será un soldado de la
Revolución y de la patria (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES).
¿Podía
algún otro gobierno entrenar a los campesinos y armar a los campesinos? (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”) ¿Podía algún otro gobierno entrenar a los
obreros y armar a los obreros?
(EXCLAMACIONES DE:
“¡No!”) ¿Podía algún otro
gobierno entrenar a los estudiantes y armar a los estudiantes? (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”) No.
¿Por qué? Porque si los obreros,
si los campesinos, si los estudiantes, si el pueblo hubiese estado armado, Cuba
no habría padecido dictaduras, Cuba no habría padecido malos gobiernos; los
malos gobiernos fueron posibles solamente porque existían los ejércitos al
servicio de los grandes intereses.
La
mejor prueba de que la Revolución equivale a una identificación completa de
gobierno y de pueblo, es que el gobierno pone la defensa de la Revolución en
manos, no de un ejército...
(EXCLAMACIONES.)
Ustedes
comprenderán que se nos hace difícil hablar presenciando el espectáculo del
número creciente de ciudadanos que se están desmayando frente a la
tribuna. Ustedes comprenderán lo
doloroso que es para nosotros ver la cantidad de personas que se están
desmayando; tendría que ser un insensible para poder pasar por encima de esos
espectáculos. Precisamente debido a su
extraordinaria magnitud, se me hace difícil hablarle al pueblo. Muchas cosas quisiera
decirle. Muchas cosas brotan de nuestro
corazón en la presencia de una multitud semejante. Muchas cosas quisiera decirles a los
camagüeyanos, mas aunque las circunstancias no me permitieran ser extenso,
aunque las circunstancias no me permitieran decirlas, una cosa quiero decirles
hoy a los camagüeyanos:
¡Gracias, camagüeyanos!
(APLAUSOS.) ¡Gracias
por este respaldo sin precedentes!
¡Gracias por esta presencia como jamás la habíamos visto en ningún otro
momento de nuestra vida! ¡Gracias porque
este es el acto más potente que se ha dado en favor de la Revolución! (APLAUSOS.)
Si
se tiene en cuenta el número de habitantes de esta provincia, puede decirse que
ha concurrido a respaldar al Gobierno Revolucionario en una proporción mayor de
la que han asistido en ningún otro lugar de Cuba (APLAUSOS). La presencia de una muchedumbre que alcanza
más de un kilómetro de extensión en esta avenida es un espectáculo tan
impresionante que jamás ninguno de nosotros lo podrá olvidar, es un espectáculo
que quedará grabado en nuestras mentes como una idea de lo que es Camagüey,
como una idea de lo revolucionario que es el pueblo de Camagüey, como una idea
de lo leal que es el pueblo de Camagüey, como una idea de lo valeroso que es el
pueblo de Camagüey (APLAUSOS). y por eso digo gracias, porque esto
tiene una significación extraordinaria.
Han
transcurrido 11 meses desde el triunfo de la Revolución, desde el triunfo
militar de la Revolución. Era lógico
aquel respaldo que demostró el pueblo de Camagüey a nuestro paso por esta
provincia, era un momento nacional de júbilo.
Sin embargo, el momento que estamos viviendo es un momento distinto, es
un momento de lucha, es un momento de batalla en defensa de la Revolución. Los enemigos de la Revolución se agrupan, los
enemigos de la Revolución se organizan, los enemigos de la Revolución son cada
vez más atrevidos y más insolentes en sus campañas contra la Revolución
(EXCLAMACIONES).
El
paredón que más espanta a la contrarrevolución es el pueblo, el paredón del
pueblo (EXCLAMACIONES). El paredón que
más asusta a la reacción son esos machetes de nuestros campesinos que rechinan
(EXCLAMACIONES). El paredón que más asusta
a la reacción es esta gigantesca multitud que se ha reunido hoy aquí y que les
está diciendo a los contrarrevolucionarios, les está diciendo a los esbirros,
les está diciendo a los latifundistas, les está diciendo a los garroteros, les
está diciendo a los privilegiados que pierdan la esperanza porque la opresión
no volverá, la injusticia no volverá, el abuso no volverá, la mentira no
volverá, la explotación no volverá, el latifundio no volverá, el robo no
volverá, el vicio no volverá, el crimen no volverá, la tristeza en nuestro
pueblo no volverá, la humillación a nuestro pueblo no volverá, ni volverán los
golpes a los ciudadanos y a los campesinos, ni volverán los que saqueaban las
riquezas de nuestro pueblo, ni volverá el imperio de los monopolios, ni
volverán los intereses extranjeros (EXCLAMACIONES), ni volverán las intervenciones
extranjeras en nuestra política (EXCLAMACIONES), ni volverán los gobiernos
doblegados, ni volverá la política nefasta que los contrarrevolucionarios
preconizan, ni volverán los privilegios abolidos, porque para que el pasado
vuelva sería necesario exterminar primero a nuestro pueblo (EXCLAMACIONES Y
APLAUSOS).
Vendrá
un futuro mejor, vendrá lo que no había tenido nunca nuestra patria, vendrá
para siempre la plena soberanía nacional, vendrán las escuelas, vendrá la
cultura, vendrá el trabajo, vendrán las riquezas para nuestro pueblo, vendrá la
tierra para nuestros campesinos (EXCLAMACIONES), y vendrá, cueste lo que
cueste, un porvenir mejor y una vida más honrosa y más digna para todos los
cubanos. Los que no volverán jamás son
los esbirros, los que no volverán a gobernar jamás en nuestra patria son los
contrarrevolucionarios (EXCLAMACIONES), porque ellos saben que un pueblo como
este no puede derrotarse. Y por eso, en
nombre del propio pueblo, por cuanto lo único que nos preocupa, lo único que
nos interesa es el porvenir de ese propio pueblo, es que le expresamos en el
día de hoy nuestro reconocimiento y nuestra gratitud, porque una vez más nos
reafirmamos en la convicción de que el pueblo de Cuba es un pueblo
extraordinario, de que el pueblo de Cuba tiene derecho a un destino glorioso,
de que con un pueblo como este se puede ir hasta el fin del mundo
(EXCLAMACIONES).
Por
eso les daba las gracias, porque ustedes hoy, camagüeyanos, después de 11 meses
de gobierno revolucionario, le han dado al gobierno un respaldo más grande del
que haya tenido nunca, le han dado al Gobierno Revolucionario un aliento y un
estímulo mayor del que haya tenido nunca, y por dura que sea la tarea, por
grande que sea el esfuerzo que tenemos por delante, espectáculos como este, respaldos
como este nos dan fuerza para seguir adelante, nos dan energías para seguir
adelante (EXCLAMACIONES), y al finalizar el primer año del Gobierno
Revolucionario, después de ver los frutos de nuestras leyes, después de ver el
resultado de nuestro esfuerzo, le podemos decir al pueblo que nos preparamos
para emprender el segundo año de gobierno revolucionario (APLAUSOS Y
EXCLAMACIONES), para emprender el segundo año de leyes justas y de esfuerzo
creador, para emprender el segundo año de trabajo en bien del pueblo y de la
patria, y para continuar la obra con la misma fe que hemos tenido siempre y con
la misma decisión que hemos tenido siempre; porque a los únicos que tenemos que
rendirles cuenta de nuestra obra es a los ciudadanos de la patria, al único que
tenemos que rendirle cuenta es al pueblo, el único ante el cual tenemos que
comparecer para que nos diga si hemos hecho malo hemos hecho bien es el pueblo.
Dura
ha sido la lucha en los últimos años.
Compañeros queridos entrañablemente han caído. No está hoy, por ejemplo, entre nosotros el
compañero Camilo Cienfuegos (APLAUSOS), a quien con dolor profundo recordamos
en este acto y con tristeza infinita sentimos que no haya podido compartir con
nosotros esta emoción de entregar a los niños la fortaleza militar y esta
emoción de ver una concentración tan extraordinaria y compacta.
Duro
es este camino donde muchas veces tenemos que notar la ausencia de compañeros
que como él comenzaron con nosotros esta lucha; más duro todavía es pensar que
ese compañero perdió la vida —como
dicen muchos letreros— combatiendo la traición (EXCLAMACIONES). ¡Caro que nos ha costado una traición que
significó para nosotros la pérdida de Camilo Cienfuegos! Por eso admiro todavía más a nuestro pueblo,
porque no lo desalienta la traición y porque, además, no lo desalientan golpes
tan rudos como fue para nosotros la muerte de un compañero tan glorioso y tan
útil como era Camilo. Y por eso es
admirable nuestro pueblo, por la fe que tiene, que no lo desalienta nada; por
el valor que tiene, que no lo acobarda nada; por la entereza que tiene, que no
vacila ni se desanima ante nada.
Por
eso, camagüeyanos, nuestro reconocimiento eterno y nuestra gratitud, por eso la
especial simpatía que siento hacia esta provincia aunque yo no naciera en esta
provincia. Y aunque para mí los cubanos
valen igual nazcan en la provincia que nazcan y soy enemigo de todos los
regionalismos, no he podido, sin embargo, dejar de sentir como que un
sentimiento muy profundo y una simpatía muy especial me unen a los
camagüeyanos, porque he tenido para ustedes la misma fe y la misma simpatía que
ustedes han tenido para nosotros (APLAUSOS).
La
misma confianza que ustedes han tenido para nosotros y aquella primera
impresión que me llevé a mi paso por esta provincia es una impresión que no ha
variado y que se ha hecho cada vez más firme, porque aquella impresión no ha
sido jamás negada por los hechos, y siento que es cada vez más grande la
vinculación del pueblo camagüeyano con el Gobierno Revolucionario (APLAUSOS).
La
provincia donde ha sido más alto el respaldo en todos los surveyes
realizados ha sido Camagüey (APLAUSOS), y he visto que ese espíritu
revolucionario en vez de disminuir crece y es cada día más delirante, cada día
más entusiasta y más firme. Por eso queremos
a Camagüey, por eso simpatizamos tanto con Camagüey y tenemos la confianza que
tenemos en Camagüey (APLAUSOS). Esa no
ha sido una confianza de palabras, ha sido una confianza de hechos, y esa
confianza la demostré cuando vine solo para resolver en compañía del pueblo de
Camagüey la conjura traicionera de un ambicioso que quiso perpetrar aquí un
acto criminal contra la Revolución (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE: “¡Paredón!
¡Paredón!”). Es decir que nuestra
confianza en el pueblo de Camagüey no es algo que lo decimos, sino que lo hemos
probado y lo seguiremos probando.
Tal
vez la razón del extraordinario espíritu revolucionario de los camagüeyanos se
deba a que esta era la provincia de los latifundios, a que esta era la
provincia donde había más injusticia y más explotación social; pero por eso
también será la provincia de Camagüey donde la obra de la Revolución llegue más
lejos, donde la obra de la Revolución sea más profunda, porque las revoluciones
son mayores y son más necesarias donde más injusticias existan.
Con
esa expresión de simpatía y de fe en el pueblo de Camagüey me despido de
ustedes. Quizás en otra ocasión pueda
hablarles con menos esfuerzos; quizás en otra ocasión no tengamos los
inconvenientes técnicos que hemos tenido y pueda dirigirme a ustedes más
cómodamente. Pero, al despedirme, quiero
decirles que gracias a ustedes nos marchamos hoy de esta provincia con la
energía redoblada, con la fe redoblada y con el entusiasmo redoblado para
seguir adelante. Y además nos vamos con
este pensamiento: con el pueblo de
Camagüey podremos contar siempre (EXCLAMACIONES y APLAUSOS), con el pueblo de Camagüey la Revolución podrá
contar en los días más difíciles y duros, con el pueblo de Camagüey la
Revolución podrá librar las batallas que sean necesarias y con los camagüeyanos
podremos contar hasta el último aliento.
Mientras más luchen contra la Revolución, más pueblo tendrá la
Revolución. ¡Atrás, hipócritas!, porque
no combaten a la Revolución porque haya hecho mal, sino porque ha hecho bien;
no combaten a la Revolución porque haya hecho daño al pueblo, la combaten
porque le ha hecho bien al pueblo.
¡Atrás,
hipócritas! Si combaten a la Revolución
es porque la Revolución ha sido leal y no traidora, porque la Revolución ha
sido firme y no vacilante, porque la Revolución ha sido valiente frente a
intereses nacionales y extranjeros y no cobarde (APLAUSOS).
Los
pueblos les sabrán responder a las camarillas de farsantes, a los grupitos de
intrigantes que aquí, como en Oriente y como en otras provincias, combaten a la
Revolución porque la Revolución ha tenido el valor de batir sus privilegios,
porque la Revolución ha tenido el valor de ponérseles delante y desafiar su
omnipotente poderío, el poderío que han ejercido hasta hoy.
El
día Primero de Enero terminó la batalla contra los casquitos, terminó la
batalla contra los esbirros, pero comenzó la batalla contra los
privilegios. En esa batalla estamos
enfrascados, y parte de esa batalla es este acto de hoy, y parte del triunfo es
este triunfo de hoy; porque estamos enfrascados en la batalla contra los
privilegios, que es una batalla dura, que será una batalla larga, pero la
ganaremos como ganamos la batalla contra los casquitos, y contra los casquitos
ganamos también una batalla dura. Y los
pueblos les saldrán al paso a los intrigantes, les saldrán al paso a los
hipócritas y les saldrán al paso a los privilegiados.
Así
como me he reunido hoy con el pueblo de Camagüey, me reuniré el día 30 con los
orientales y me reuniré el día 30 con los santiagueros. Allí también se reunirá el pueblo, aunque
rumien su intriga y su impotencia los privilegiados y los reaccionarios, los
que creyeron que esta era una revolución de mentirita, los que se pusieron a
jugar con la Revolución y ahora se han encontrado con que es una revolución de
verdad, que no era una mentira (EXCLAMACIONES).
En
Santiago de Cuba se reunirá el pueblo y se reunirán los guajiros también con
sus machetes, y allí se hará un acto imponente como este para decirles atrás a
los intrigantes, para decirles atrás a los hipócritas (EXCLAMACIONES). El pueblo se reunirá en Santiago de Cuba,
como se ha reunido aquí, para frenar las maniobras de los
contrarrevolucionarios, para imponer con su presencia y con su entusiasmo el
respeto que una revolución merece; para que si las camarillas de los
privilegiados no tenían idea de lo que es una revolución sepan que esta es una
revolución; para que los que se pusieron a jugar con la Revolución sepan que
esta es una revolución verdadera y no un juego, y para que comprendan que el
dolor de los privilegiados cuando ven rodar por tierra sus odiosos privilegios
no es dolor de pueblo, que las calenturas de los privilegiados no son
calenturas de pueblo, porque, mientras el privilegio se duele, el pueblo se
siente esperanzado, el pueblo se llena de esperanza y el pueblo se llena de
alegría, porque dolor de privilegiado es alegría de pueblo, destrucción de
privilegios es porvenir de patria y felicidad de pueblo (EXCLAMACIONES) .
Las
palabras que aquí he dicho hoy, las diré en Santiago de Cuba y las diré a los
orientales, donde tenemos también un pueblo leal y un pueblo que sabrá darles
el mentís que merecen los intrigantes y maniobreros de la contrarrevolución.
También
a los orientales les podremos decir lo que a los camagüeyanos, que con los
orientales, como con los camagüeyanos, podremos contar siempre (APLAUSOS) y que
para vencer a la Revolución tendrán que aniquilar antes al último
revolucionario; que en nuestra patria, de estas provincias de donde salieron
los forjadores de su destino, saldrán los últimos defensores; que los primeros
en empuñar las armas en todas nuestras guerras de independencia, serán los
últimos en dejar de combatir cuando haya que defenderla (APLAUSOS).
Por
eso podemos decir que la Revolución es invencible, porque tenemos este pueblo;
por eso podemos afirmar que la Revolución marchará adelante con la energía que
sea necesaria, porque tenemos un pueblo como este (EXCLAMACIONES), por eso
nuestra compenetración cada vez mayor con el pueblo, porque creímos en él cuando
nadie creía, porque creímos en él cuando era un pueblo desarmado e impotente,
y, sin embargo, los hechos nos dieron la razón: ¡Ganamos la guerra y estamos ganando
la paz! (EXCLAMACIONES Y APLAUSOS.) ¡Ganamos la batalla contra los esbirros y los
soldados mercenarios, y ganaremos la batalla contra los intereses y los
privilegios! Por eso cada vez nos
sentimos más identificados con el pueblo; por eso cada vez nos sentimos más
confundidos con el pueblo, porque creímos en él cuando nadie creía. ¡Cómo no hemos de creer cuando lo vemos
libre, cuando lo vemos poderoso, cuando lo vemos unido, cuando lo vemos
marchando adelante lleno de entusiasmo y de valor para conquistar la patria de
la que somos acreedores! (APLAUSOS Y
EXCLAMACIONES.)
Tenemos
fe en la victoria final, porque si tuvimos fe en aquellas montañas, cuando no
éramos más que un puñado de hombres, cómo no la vamos a tener hoy que nos
respalda un pueblo entero, generoso y valiente, con el cual vamos a librar las
batallas que sean necesaria, con el cual vamos a librar las luchas contra los
intereses que se nos pongan delante por poderosos que sean, contra los
obstáculos que se nos pongan delante por grandes que sean.
¡Y
venceremos!, porque esta vez sí que Cuba alcanzará su destino sin que nada ni
nadie lo pueda impedir. Esta vez no
ocurrirá lo de 1868 ni lo del 1895 ni lo de 1933; esta vez al pueblo cubano le
tocará alcanzar los laureles de la victoria completa.
(OVACION.)