DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE
FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER MINISTRO DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO, EN EL CAMPO DE
LA FUERZA AEREA REBELDE, CON MOTIVO DEL DESFILE DE LAS MILICIAS POPULARES EL 27
DE MARZO DE 1960.
(VERSION TAQUIGRAFICA DE LAS OFICINAS DEL PRIMER
MINISTRO)
Compañeros de la milicia del
pueblo (APLAUSOS):
En
contra de mi costumbre voy a ser breve (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”). Yo no creo que pueda añadirse mucho a lo que
hemos visto en el día de hoy. Yo no creo
que pueda haber mejor discurso, ni palabra más elocuente que este desfile de
hoy. Y podemos en verdad considerarnos
privilegiados los cubanos que hemos tenido la oportunidad de ver un
acontecimiento como este, como este de un pueblo movilizado para defender su
Revolución, de un pueblo preparado para defender su soberanía; de un ejército
que no es solo el ejército de los compañeros que montan guardia en nuestros
cuarteles, sino de este ejército interminable, de este ejército infinito, de
este ejército donde se mezclan, desde los campesinos de la Sierra Maestra
(APLAUSOS), que vienen con sus sombreros mambises,
hasta las legiones de mujeres que marcharon hoy junto a los obreros y a los
estudiantes (APLAUSOS); de este ejército que comienza en Cuba y termina en la
Argentina (APLAUSOS), de este ejército infinito que comienza en Cuba y termina
en todos los rincones del mundo (APLAUSOS).
Porque dondequiera que haya obreros, dondequiera que haya campesinos
—campesinos liberados o campesinos todavía oprimidos—, dondequiera que haya
estudiantes, dondequiera que haya hombres y mujeres justos, este ejército,
dispuesto a defender una causa noble, dispuesto a defender un principio justo,
dispuesto a defender la dignidad y los derechos del hombre, tendrá
soldados. Porque si hubiesen podido
desfilar aquí todos los que en cualquier parte del mundo están dispuestos a
derramar su sangre por defender la Revolución Cubana (APLAUSOS), harían falta
miles de campos como estos para darles albergue, porque no estamos solos.
No
son solo los soldados del Ejército Rebelde o los miembros de las Fuerzas
Armadas Revolucionarias, detrás de ellos está el pueblo de Cuba entero
(APLAUSOS), y detrás del pueblo de Cuba están todos los pueblos del mundo
(APLAUSOS), porque contra nosotros están solo los grandes intereses económicos
internacionales; contra nosotros están los grandes criminales de guerra
internacionales; contra nosotros están los asesinos que, sirviendo intereses
extranjeros, asesinaron a 20 000 compatriotas; contra nosotros están los
grandes monopolios; contra nosotros está la plutocracia internacional, porque
no es casualidad los ataques que estamos recibiendo de los grandes intereses
norteamericanos.
Si
esta Revolución, en vez de haber ocurrido en Cuba hubiese tenido lugar en la
Arabia Saudita, los problemas habrían sido los mismos que en Cuba con los
grandes monopolios norteamericanos. No
es una simple cuestión de distancia, no es un problema geográfico, no es un
problema geopolítico, como han querido inventar para explicar los problemas de
Cuba; es un problema de explotación económica que hubiera dado origen a las
mismas dificultades aquí que en Irán, que en el polo opuesto a Cuba, porque
habría sido la misma pugna entre la aspiración de un pueblo a liberarse del
yugo y la explotación económica, y los grandes monopolios y los grandes
intereses explotadores de los pueblos.
Por
eso, dondequiera que haya un pueblo explotado, la Revolución Cubana, a pesar de
las campañas, a pesar de la calumnia sistemática, a pesar del confusionismo,
tendrá defensores (APLAUSOS). Y no
importan los que aquí deserten frente a las amenazas, no importan los pocos
traidores, no importan los attachés que se dejen
comprar por el oro del extranjero. ¡Qué
importan los desertores, qué importan los tres desertores que se hayan dejado
sobornar! ¡Qué importan, si por cada
desertor tenemos mil cubanos dispuestos a empuñar las armas! (APLAUSOS.)
¡Qué importan los desertores, si por cada desertor tenemos un
regimiento!
¿Y
qué dirán los enemigos de la Revolución?
¿Qué dirán los reaccionarios, qué dirán los divisionistas y los
confusionistas? (ABUCHEOS.) ¿Qué dirán después de este desfile de
hoy? ¿Qué dirán de sus esperanzas
contrarrevolucionarias de tomar el poder, después de este desfile de hoy? ¿Qué esperanzas les puede quedar como no sea
la esperanza de traer al extranjero para que los sitúe en el poder? ¿Qué esperanza les puede quedar como no sea
la de movilizar ejércitos extranjeros contra nuestra patria? ¿Qué esperanza les puede quedar sino la
esperanza —infundada también— de que los americanos van a venir a resolverles
sus problemas? (ABUCHEOS.) ¡Y qué poca esperanza! ¡Qué poca esperanza la de los que aplauden a
mandatarios extranjeros como si fuesen sus líderes! Qué poca esperanza, en primer lugar, porque
se puede agredir a un pueblo débil, se puede agredir a un pueblo indefenso,
pero la primera medida para defendernos de la posibilidad de que nos agredan es
estar fuertes, es estar preparados (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE: “¡Unidad, unidad!”).
Se
agrede, en primer lugar, a un pueblo débil; se puede agredir fácilmente a un
pueblo que no esté preparado para defenderse; se puede agredir fácilmente a un
pueblo que no esté dispuesto a pelear para defenderse. Se agredió al pueblo de Guatemala porque no
estaba preparado para defenderse, se agredió al pueblo de Guatemala porque era
un pueblo que estaba indefenso. En
Guatemala hicieron una reforma agraria, pero no pudieron concluirla, porque la United Fruit Company
(EXCLAMACIONES DE: “¡Fuera,
fuera!”) y sus aliados y sus padrinos, organizaron un ejército mercenario,
invadieron el país. ¿Y qué pasó? Había allí un ejército que no era como el
Ejército Rebelde; había allí un ejército que era como el ejército que estaba
aquí antes, había un ejército que tenía al frente una misión militar norteamericana. En Cuba no está ya el ejército de antes: hay un ejército nuevo, un ejército del pueblo
(APLAUSOS), un ejército que destruyó el viejo ejército, un ejército que no aprendió
la guerra en las academias del Norte ni en la Junta Interamericana de Defensa
—de defensa de intereses de enemigos de los pueblos— (EXCLAMACIONES DE: “¡Fuera, fuera!”), no aprendió la guerra en
una junta de defensa de los grandes monopolios explotadores de los pueblos de
América Latina, no aprendió la guerra en las oficinas de los attachés militares de embajadas extranjeras, no aprendió la
guerra en los conciliábulos y las instrucciones de las misiones militares, sino
que aprendió a pelear peleando, ¡y peleando por una causa justa! (APLAUSOS); aprendió a pelear muriendo en los
campos de batalla (APLAUSOS); aprendió a pelear en las montañas, junto a los
campesinos y a los obreros (APLAUSOS); aprendió a pelear en la clandestinidad,
luchando contra los torturadores y los esbirros. ¡Es un ejército al que no se puede sobornar,
un ejército que no recibe otras instrucciones que las instrucciones de su
pueblo! (APLAUSOS.)
Luego
los ejércitos mercenarios que se organicen contra Cuba no tendrán que luchar,
como en Guatemala, con un ejército como el de antes, sino con este ejército que
ya derrotó una vez a los mercenarios (APLAUSOS), con este ejército que aprendió
a luchar contra las fuerzas superiores, que aprendió a arrebatarle al enemigo
las armas en los combates. Y si
organizan otra vez a todos los criminales, ¿qué esperanza les puede quedar de
derrotar a este ejército? Si organizaran
otra vez a todos los mercenarios, ¿qué esperanza les puede quedar de derrotar a
este ejército? Luego, en primer lugar,
cualquier fuerza invasora no se encontrará aquí con un ejército que traicione a
la patria, sino que tendrán que pelear contra el ejército que libertó a la patria
(APLAUSOS).
Luego,
las compañías y sus padrinos tendrían ya un primer problema: el problema de que aquí no podrían
contar con un ejército como el de antes; pero tendrían un segundo gran problema: y es que no tendrían que pelear solo contra
ese ejército, tendrían que pelear contra un ejército más numeroso todavía: ¡tendrían que pelear contra ustedes! (APLAUSOS), ¡tendrían que pelear contra los
50 000 soldados que desfilaron en la mañana de hoy! (APLAUSOS.) Pero no solo tendrían que luchar contra estos
50 000 soldados, sino que tendrían que luchar contra los 50 000 más
que vamos a entrenar en la capital de la república (APLAUSOS). Pero no solo tendrían que luchar contra los
obreros y los estudiantes de la capital de la república; tendrían que luchar
contra los obreros y los campesinos y los estudiantes de toda la nación.
Luego,
las compañías van a tener un problema un poco más difícil del que tuvieron en
Guatemala. Desde luego que ellos lo
saben. Y como lo saben, tratan de usar
un arma contra el pueblo, tratan de usar un arma traicionera contra la
Revolución, y esa arma es el confusionismo y la división (EXCLAMACIONES DE: “¡Unidad, unidad!”). Pero son ingenuos nuestros enemigos. Creen que el pueblo va a tragar ese anzuelo,
creen que el pueblo, que se siente fuerte porque está unido (APLAUSOS); creen
que el pueblo, que se siente fuerte y es fuerte porque es indivisible; creen
que el pueblo, que es hoy un solo pensamiento:
el pensamiento de la patria; una sola idea: la idea de su Revolución (APLAUSOS); una sola
bandera: la hermosa bandera que desfiló
hoy al frente de los batallones —la
bandera inmortal de nuestra patria, la bandera que tiene tantos motivos para sentirse
orgullosa, la bandera que han honrado tantos brazos de héroes y de valientes
(APLAUSOS); creen que el pueblo, que hoy es una sola cosa en defensa de una
sola causa; su causa, la causa de su justicia, la causa de su redención, la
causa de su libertad; creen que el pueblo, con todas las lecciones que ha recibido,
se va a dividir; creen que el pueblo, que los batallones de milicias, se pueden
dividir en facciones (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”). Quieren que el pueblo se divida, quieren que
el pueblo se convierta en grupos o facciones opuestas, quieren que el pueblo
luche contra sí, que el pueblo luche entre sí; pero el pueblo está claro, los
guajiros están claros (APLAUSOS), los estudiantes están claros (APLAUSOS), los
obreros están claros (APLAUSOS), los rebeldes están claros (APLAUSOS), las
mujeres están claras (APLAUSOS), los viejos están claros (APLAUSOS), y los
niños están claros (APLAUSOS).
Luego,
van a tener un problemita difícil aquí las compañías extranjeras. Van a tener un problemita difícil, porque no
solamente el pueblo va a estar bien armado de fusiles (APLAUSOS), sino bien
armado de pensamientos (APLAUSOS); porque no solo van a estar entrenados los
brazos, sino que van a estar entrenadas las conciencias (APLAUSOS).
¿Y
qué cubano va a ser bobo en esta hora? (EXCLAMACIONES
DE: ¡Ninguno!”)
¿Qué cubano le va a hacer caso a las
campañas de sus enemigos? (EXCLAMACIONES
DE: “ ¡Ninguno!”)
¿Cuándo fue más fuerte nuestro pueblo
que hoy? (EXCLAMACIONES DE: “¡Nunca!”) ¿Cuándo
estuvieron más garantizados los derechos del pueblo que hoy? (EXCLAMACIONES DE: “¡Nunca!”) ¿Cuándo estuvieron mejor los guajiros? (EXCLAMACIONES DE: “¡Nunca!”) ¿Cuándo estuvieron mejor los
estudiantes? (EXCLAMACIONES DE: “¡Nunca!”) ¿Cuándo estuvieron mejor los obreros? (EXCLAMACIONES DE: “¡Nunca!”) ¿Cuándo estuvo mejor nuestra patria? (EXCLAMACIONES DE: “¡Nunca!”) ¿Cuándo hubo más virtud en nuestro
pueblo? (EXCLAMACIONES DE: (“¡Nunca!”) ¿Cuándo hubo más honradez? (EXCLAMACIONES DE: “¡Nunca!”) ¿Cuándo hubo más patriotismo? (EXCLAMACIONES DE: “¡Nunca!”) ¿Cuándo hubo más espíritu
de sacrificio? (EXCLAMACIONES DE: “¡Nunca!”) ¿Cuándo hubo más gloria para Cuba? (EXCLAMACIONES DE: “¡Nunca!”) ¿Cuándo hubo más simpatías para Cuba en el
mundo entero? (EXCLAMACIONES DE: “¡Nunca!”)
¿Y qué
cubano va a ser tan tonto o tan bobo, que va estar dispuesto a renunciar a todo
eso? (EXCLAMACIONES DE: “¡Ninguno!”) ¿Y cómo alcanzamos esto, si no fue
peleando? ¿Cómo alcanzamos esto, si no
fue uniéndonos? ¿Cómo alcanzamos esto,
si no marchando por el camino recto? ¿Qué
cubano va a ser tan tonto, que vaya a escuchar los cantos de sirenas de nuestros
enemigos para renunciar al camino recto?
A
los traidores y a los tránsfugas, a los sembradores del confusionismo y la
división, los desenmascararemos ante el pueblo (APLAUSOS).
A
los farsantes y a los hipócritas, a los plumas y a las voces mercenarias, los desenmascararemos
continuamente ante el pueblo (APLAUSOS).
Vanas
ilusiones que se hacen los enemigos de la Revolución. La evolución es cada vez más fuerte, la
Revolución está cada vez más organizada.
Y este acto de hoy no es más que el preludio de lo que será el Primero
de Mayo (APLAUSOS). Hoy desfilaron los
batallones de milicias; el Primero de Mayo desfilarán a la vanguardia las
Fuerzas Armadas Revolucionarias (APLAUSOS); detrás, los batallones de milicias
(APLAUSOS); detrás, los trabajadores de todos los sectores (APLAUSOS); y detrás,
el pueblo (APLAUSOS).
No
importa que la contrarrevolución se organice; ¡nosotros también nos estamos
organizando! (APLAUSOS.) No importa que la contrarrevolución se prepare, ¡nosotros
también nos estamos preparando!
(APLAUSOS.) No importa que en
tierras extranjeras se organicen expediciones; no importa que Pedraza corra
entre Washington y Nueva York, o entre Washington y
Miami, o entre Santo Domingo y Washington, o entre Washington y Nicaragua, o entre
Washington y los predios de la United Fruit Company, o en Honduras
(EXCLAMACIONES). No importa. ¡Porque nosotros nos estamos preparando desde
la Punta de Maisí hasta el Cabo de San Antonio! (APLAUSOS.)
No importa que compren fusiles. Que
por cada mercenario que ellos armen, armaremos nosotros a 50 revolucionarios
(APLAUSOS). Y esto sin contar, como
decía Raúl, con las armas que les vamos a quitar como pongan un pie en nuestra
patria (APLAUSOS).
Luego,
si se deciden a agredirnos, lo mejor es que siguieran el consejo de pensarlo
diez veces antes de hacerlo, porque nos estamos preparando, en primer lugar,
para que no nos agredan; y nos estamos preparando, en segundo lugar, para que
si nos agreden, tengan que pagar bien caro el atrevimiento y la osadía de hollar
el suelo de la patria (APLAUSOS).
Y
ojalá este desfile de hoy sirva de escarmiento; ojalá este desfile de hoy sirva
para hacerlos recapacitar y nos dejen en paz, y nos dejen trabajar en paz. Porque lo que queremos es trabajar, lo que
queremos es realizar las grandes tareas de la Revolución; lo que queremos es
que dejen a nuestro pueblo seguir adelante en su camino de lucha y de
sacrificio, para lograr ser el día de mañana un pueblo que tenga derecho a
disfrutar de la semilla que está sembrando hoy.
Y
ustedes, los batallones de las milicias, no tienen que ser solo los primeros en
los desfiles y en los combates: tienen que ser los primeros en los
centros de trabajo, en las universidades y centros de enseñanza, y en los
campos; tienen que ser los primeros en la conciencia revolucionaria (APLAUSOS);
tienen que ser los primeros en el sacrificio y los primeros en el ejemplo.
Ustedes,
los batallones de soldados del pueblo, tienen que ser también los primeros en
la conciencia revolucionaria (APLAUSOS), tienen que ser la vanguardia en la
calle, en las fábricas, en los campos, en las escuelas y universidades, porque
en los batallones de milicias está no solo el gran ejército de la guerra, sino
también el gran ejército de la paz (APLAUSOS).
Y en la paz luchar, en la paz trabajar, en la paz crear; porque esas son
nuestras dos grandes tareas:
crear y defender lo que vayamos creando.
Y
así, luchar dondequiera que se encuentre cada uno de ustedes por levantar el
entusiasmo y la conciencia revolucionaria, el espíritu de lucha y de sacrificio
revolucionario, para hacernos fuertes en el grado de conciencia revolucionaria,
paralelamente a nuestro fortalecimiento en el orden militar.
Y
así, repito, si estos batallones que por aquí desfilaron se viesen en la
necesidad de defender la patria, no piensen nuestros enemigos que vamos a
luchar solo en las montañas, o que vamos a luchar solo en los campos: ¡vamos a luchar en
los campos como en las ciudades (APLAUSOS), vamos a defender calle por calle, manzana
por manzana y casa por casa! (APLAUSOS.) ¡Vamos a pelear en todas partes! ¡Porque de nuestro suelo no podrán arrebatarnos
una sola pulgada sin que la defendamos fieramente! (APLAUSOS.)
¡Y
ojalá nuestros enemigos comprendan que un pueblo así no es fácil de agredir;
que a un pueblo así no se le puede vencer!, porque nosotros hemos hecho nuestra,
definitivamente, aquella consigna de quien fue la máxima expresión de la
combatividad y del valor cubanos, Antonio Maceo: “¡Quien intente apoderarse de Cuba, recogerá
el polvo de su suelo anegado en sangre!”
(EXCLAMACIONES DE:
“¡Patria o Muerte!”)
¡Patria
o Muerte!
(OVACION)