DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE
FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER MINISTRO DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO, EN CONMEMORACION
DEL DIA INTERNACIONAL DEL TRABAJO, EN LA PLAZA CIVICA, EL 1ro. DE MAYO DE 1960.
(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS
DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)
Distinguidos visitantes de América
Latina y de todo el mundo que nos acompañan en el día de hoy;
Trabajadores;
Campesinos;
Estudiantes;
Profesionales;
Milicianos de la patria;
Patrulleros juveniles;
Cubanos todos:
En
otras ocasiones nos hemos reunido en actos grandiosos, unas veces para defender
a nuestra patria de la calumnia, otras para conmemorar algún aniversario
patriótico, otras para protestar de alguna agresión pero en ningún momento
anterior se había reunido el pueblo en número mayor ni en acto tan
significativo como este de hoy, en que se conmemora el Día Internacional de los
Trabajadores (APLAUSOS) y, por tanto, el
día de los trabajadores cubanos, pero, además, el día de los campesinos cubanos
(APLAUSOS), el día de todos los que producen, el día de los humildes de nuestro
pueblo; el día de los que no solo trabajan con sus brazos o con su inteligencia
produciendo bienes y servicios al país, sino también el día de aquellos sobre
cuyos hombros descansa, en esta hora decisiva de la patria, la defensa del país
y la defensa de la Revolución (APLAUSOS).
Es también el día del soldado rebelde (APLAUSOS), de los heroicos
combatientes del ejército revolucionario; y es también el día de todos los
miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, el día del miliciano
revolucionario, porque los soldados del Ejército Rebelde son también campesinos
y obreros (APLAUSOS). Por eso hoy es el
día de todos los revolucionarios, de todos los revolucionarios unidos, porque
en eso radica y radicará siempre el éxito y la fuerza de nuestra Revolución (APLAUSOS).
Hoy
no solo quedó demostrado que la gran mayoría del pueblo está con la Revolución —por
si les quedaban dudas a algunos ingenuos que se complacen en engañarse o en
dejarse engañar—, sino algo más importante todavía: la gran mayoría organizada del pueblo; porque
hoy se ha reunido el pueblo organizado.
Por eso somos este año más fuertes que el año anterior (APLAUSOS, porque
la Revolución no solo cuenta con la mayoría, sino que ha organizado a esa
mayoría (APLAUSOS).
Y
este hecho del que hemos sido testigos todos nosotros en el día de hoy, este
acontecimiento verdaderamente impresionante e inolvidable, es una prueba de lo
que es capaz el pueblo de Cuba (APLAUSOS).
Hace
solo unos meses no había una sola milicia obrera o campesina organizada. La consigna de organizar a las milicias
surgió en el mes de octubre, exactamente el 26 de octubre, a raíz de aquella
concentración de protesta contra aquella incursión aérea que costó más de 40
víctimas a nuestra ciudadanía. Seis meses
atrás no teníamos una sola milicia obrera; seis meses atrás los trabajadores no
conocían el manejo de las armas; seis meses atrás los trabajadores no sabían
marchar; seis meses atrás no se podía contar con una sola compañía de
milicianos para defender la Revolución en caso de agresión. Y en seis meses solamente se han organizado
las milicias, se han disciplinado y se han instruido.
Nuestro
pueblo no era ni es un pueblo militarista; nuestro pueblo no ha sido nunca ni
será un pueblo militarista; no había en nuestra patria una tradición militar. Cuba no era Prusia, Cuba es un país
eminentemente pacífico y civilista (APLAUSOS).
En Cuba detestábamos las marchas, y los uniformes, y las armas, porque
para nosotros fueron siempre símbolos de opresión y de abuso, símbolos de
privilegios, símbolos de atropellos. Las
armas y los uniformes habían sido ingratos para nosotros. Y, sin embargo, ¡en seis meses hemos
organizado e instruido más de 1 000 compañías de milicias obreras,
estudiantiles y campesinas! (APLAUSOS);
¡en seis meses solamente se ha estructurado esa formidable organización que
desfiló en el día de hoy! Y eso
demuestra de lo que es capaz el pueblo de Cuba (APLAUSOS).
Creían,
los que subestimaban a nuestro pueblo, que éramos un pueblo incapaz de
organizarnos; creían que éramos incapaces de unirnos; creían, de nosotros, los
que nos subestimaban —como creen de nuestros pueblos hermanos de América Latina—,
que éramos pueblos impotentes y fáciles de doblegar; creían que íbamos a ser víctimas
de la desunión, de la impreparación, de la
incapacidad de organizarnos; nos creían incapaces de defendernos, y no dudamos
que hasta, incluso, nos consideraran un pueblo cobarde y, por tanto, incapaz de
defendernos (APLAUSOS).
Lo
que se ha logrado demuestra, sin embargo, todo lo contrario; lo que se ha
lograda en tan corto tiempo demuestra las extraordinarias virtudes de nuestro
pueblo (APLAUSOS) y demuestra de lo que
es capaz nuestro pueblo.
¿Por
qué, sin embargo, hoy cada ciudadano que lleve dentro el sentimiento de su
patria, cada ciudadano que haya tenido la sensibilidad humana suficiente, y la
sensibilidad moral suficiente, y la dignidad suficiente para sentir y conocer lo
que es un sentimiento de justicia y un sentimiento de amor a su tierra y a su
pueblo (ApLAUSOS), quiere hoy
pertenecer a una milicia, quiere hoy saber manejar las armas, y ha aprendido a
hacer aquellas cosas que nunca había hecho y a organizarse de tal forma como
nunca se había organizado? ¿Qué es lo
que ha hecho a nuestro pueblo formar milicias?
¿Qué es lo que ha hecho a los obreros, a los estudiantes, a los
campesinos, a los médicos, a las mujeres como a los hombres, formar milicias y
aprender el manejo de las armas? (APLAUSOS.)
¿Qué es lo que nos ha convertido en un
pueblo espartano? ¿Qué es lo que hace
que cuando el trabajador termina su jornada de ocho horas se vaya a marchar y
marche tres horas o cuatro, y marche de noche, y marche bajo la lluvia, o sacrifique
su día de descanso semanal para aprender el manejo de las armas? ¿Qué es lo que hace que tal sacrificio no se
haga un día, sino muchos días, y continuamente durante muchos meses? ¿A qué se debe ese esfuerzo febril de los
cubanos? Sencillamente, a una realidad: la realidad de que la patria está en peligro,
la realidad de que la patria está amenazada, la realidad —que no por cierta y
dura debe infundirle desaliento a nadie— de que tenemos la necesidad de
defendernos (APLAUSOS). Y en esto no
mentimos ni exageramos Nosotros nunca le hemos mentido al pueblo (APLAUSOS) y, sobre
todo, lo que nunca haremos es alejar al pueblo de las realidades (APLAUSOS).
Muchas
cosas hemos tenido que aprender, muchas cosas hemos aprendido todos, sin
excepción, y hoy, hoy por ejemplo, cuando cruzaban y cruzaban en número
interminable, para marchar durante siete horas consecutivas las unidades
organizadas del pueblo; cuando hemos tenido oportunidad de ver la tremenda
fuerza del pueblo (APLAUSOS); cuando hemos tenido oportunidad de ver la incontrastable
e invencible fuerza del pueblo, nos hemos preguntado: ¿Pero es este pueblo de hoy el mismo pueblo
de ayer? (APLAUSOS.) ¿Cómo es posible que un pueblo que cuenta en
su seno con tan tremendas y extraordinarias fuerzas haya tenido que soportar lo
que ha tenido que soportar nuestro pueblo?
¿Cómo es posible, si de nuestras filas surgen, como por arte de magia,
millares y millares de unidades de combate?
¿Cómo es posible, con la tremenda fuerza de los cientos de miles de
campesinos cubanos (APLAUSOS), y la tremenda fuerza de más de un millón de trabajadores
cubanos (APLAUSOS), y la tremenda fuerza de cientos de miles de jóvenes, como
esos que hoy desfilaron en las filas de las patrullas o de las milicias estudiantiles? ¿Cómo es posible, si éramos los mismos
hombres y las mismas mujeres de ayer?
Si
esos mismos compatriotas que por aquí desfilaron son los mismos que componían a
nuestro pueblo hace solo algunos años, ¿cómo es posible, entonces, que hayamos
tenido que padecer tal cúmulo de abusos?
¿Cómo era posible la existencia de tantos cientos de miles de familias
en nuestros campos, hambrientas, sin tierras, explotadas, víctimas de la
explotación más despiadada de compañías extranjeras (EXCLAMACIONES DE: “¡Fuera, fuera!”), amas de nuestras tierras,
donde mandaban omnímodamente quienes tal vez nunca sembraron una sola semilla
en nuestro suelo, sino que en la mayor parte de los casos ni siquiera habían visto a nuestras
tierras?
Si
éramos tan fuertes en nosotros mismos, si había en el seno de nuestro pueblo
tanta fuerza, ¿cómo era posible tanto abuso contra nuestros trabajadores, tanta
explotación? ¿Cómo era posible tanto
abuso contra nuestro pueblo, tanto pillaje, tanto robo, tanto saqueo a nuestro pueblo? Si teníamos tanta fuerza, ¿cómo era posible
tanto crimen? ¿Cómo era posible que un puñado
de hombres, una pandilla de mercenarios o una plaga de politiqueros
(EXCLAMACIONES DE: “¡Fuera, fuera!”),
hayan mantenido y hayan dirigido a su antojo, durante medio siglo, los destinos
del país? y que nuestro pueblo haya
tenido que pagar un saldo tan alto, tan alto, que para darnos cabal cuenta
necesitaríamos ver reunidos en una plaza muchas veces mayor que esta, los
millones de cubanos que se quedaron sin aprender a leer ni a escribir en
nuestra patria (EXCLAMACIONES DE: “¡Revolución,
Revolución!”), los cientos de miles de niños que murieron sin ver a un médico; el mar de sufrimiento
y de angustia, de hambre y de miseria, de abuso y de humillación, que por ser
pobre, o por ser analfabeto, o por ser negro (APLAUSOS), o por ser mujer, han
tenido que sufrir los hijos de esta tierra.
¡Ah!,
en el seno de nuestro pueblo existían extraordinaria energía y extraordinaria fuerza,
pero no lo sabíamos, o no nos habían dejado reunirlas y organizarlas. Y por eso, las minorías privilegiadas y
preparadas pudieron más, con la ayuda de los intereses foráneos, de lo que
había podido nuestro pueblo, con la tremenda fuerza que encerraba en su seno.
Y
esa ha sido la gran lección del día de hoy, porque nunca como hoy los cubanos
habíamos tenido oportunidad de ver nuestras propias fuerzas (APLAUSOS); nunca
como hoy pudo tener el pueblo cubano una conciencia exacta de su propia fuerza;
y ha sido necesario ese río interminable de columnas, marchando durante siete
horas, para que nuestro pueblo haya tenido una idea concreta de su propia
fuerza (APLAUSOS).
Y
esa gran lección debe ser para nosotros una inolvidable lección. Primero marcharon los niños y los jóvenes,
abriendo la marcha; después marcharon los soldados del Ejército Rebelde (APLAUSOS);
después marcharon las milicias campesinas (APLAUSOS); después marcharon, con
los estandartes de sus pueblos respectivos, las milicias de América Latina
(APLAUSOS); después marcharon las milicias estudiantiles (APLAUSOS); y, por
último, las milicias obreras, primero las mujeres, después los hombres (APLAUSOS). Y detrás, o alrededor de las unidades de
milicia, estaba el pueblo (APLAUSOS). ¡Qué
formidable enseñanza! Es por eso que el
pueblo ha tenido conciencia de su fuerza y es por eso que el pueblo aprende en
qué consiste su fuerza (APLAUSOS).
Los
soldados solos, los soldados desfilando solos por aquí hoy, constituyen una fuerza,
pero una sola fuerza; los campesinos solos constituyen una fuerza, pero no más
que una fuerza; los estudiantes solos constituyen una fuerza, pero no más que
una fuerza; los trabajadores solos constituyen una fuerza, pero una sola
fuerza; los pueblos de América Latina representados aquí hoy constituyen una
fuerza, pero cada uno de ellos por separado una sola fuerza (APLAUSOS).
Antes,
la táctica de los que regían nuestros destinos consistía en separar y en
enfrentar fuerzas. Y enfrentaban el
soldado al campesino, y enfrentaban los intereses de los campesinos con los
intereses de los obreros, y enfrentaban al pueblo entre sí; a los pueblos de
América entre sí, como estrategia internacional de los grandes intereses reaccionarios
del mundo (APLAUSOS); enfrentaban a los pueblos hermanos unos con otros, y
enfrentaban a los sectores del pueblo unos contra otros para servir al sector
de los privilegios (APLAUSOS); enfrentaban hasta los sectores humildes entre sí
y hacían de un campesino un soldado, de un campesino pobre hacían un soldado,
corrompían a ese soldado y lo hacían un enemigo del obrero y del campesino. Y debilitaban al pueblo con la táctica de
enfrentar a unos sectores humildes contra otros sectores humildes, y dividían
al pueblo en partidos politiqueros que no traían ningún mensaje a la nación (APLAUSOS
y EXCLAMACIONES DE: “¡Fuera!”); dividían al pueblo, al pueblo
ignorante y engañado, lo dividían entre simpatizantes de políticos sin escrúpulos
y ambiciosos (EXCLAMACIONES DE: “¡Fuera!”)
Y así debilitaban al pueblo, así
confundían al pueblo, y así el aparato del Estado, con sus instituciones rígidas
y reaccionarias, aplastaba toda esperanza y destruía toda posibilidad de
progreso para nuestra sociedad. Los
instrumentos de divulgación de las ideas:
el cine, la mayor parte de la prensa, los centros de enseñanza y todo el
aparato administrativo del Estado, estaban al servicio de esa política de
sometimiento y debilitamiento del pueblo.
Eso
era lo que ocurría antes. ¿Qué era antes
un desfile del Primero de Mayo? Hoy los
trabajadores no han traído una sola demanda (APLAUSOS) y, sin embargo, antes apenas si los
trabajadores podían cargar el cúmulo de cartelones que traían sobre sus hombros
el Primero de Mayo. Y en eso consistía
el primero de Mayo: una oportunidad para
que los obreros desfilasen cargando cartelones, con alguna promesa de
satisfacer esas o algunas de esas demandas.
Y así, aquellos Primero de Mayo eran, al fin y al cabo, una tomadura de
pelo para los trabajadores, que al otro año tenían que volver otra vez cargando
los mismos carteles con las mismas demandas.
Y cuando obtenían algo no era porque se lo otorgaban graciosamente, sino
porque se lo arrebataban luchando a brazo partido a través de las huelgas y de
los movimientos organizados en pos de demandas económicas.
El
obrero sabía que tenía que luchar, el obrero tenía que estar en una perenne
lucha para obtener alguna pequeña ventaja en el orden económico, para lograr
que respetaran sus derechos más elementales.
Y por eso tenían que venir el Primero de Mayo portando sus demandas. ¿Qué otra cosa podían hacer? El obrero sabía que lo que él no hiciera por
sí mismo, nadie lo haría por él; el obrero sabía que lo que no trabajara por sí
mismo, nadie trabajaría para él. ¡Porque
tú, obrero, y tú, campesino, trabajaste siempre para los demás! (APLAUSOS.)
¡Trabajaste para ti y para los demás! (APLAUSOS.) ¡Tú, obrero, y tú, campesino, y tú, médico, o
trabajador intelectual cualquiera, trabajaste para ti y para los demás! ¡Pero nadie nunca trabajó para ti, obrero! ¡Nadie nunca trabajó para ti, campesino!
(APLAUSOS.) Tú lo diste todo: diste tu sudor, diste tu energía generosa,
diste tu vida, diste tus horas de sueño muchas veces, diste para todos, pero
para ti nadie daba nada! (APLAUSOS.) ¡Por ti lo que tú no hicieras no lo haría nunca
nadie! ¡Tú eras la mayoría del pueblo!
¡Tú, campesino, tú, obrero, tú, joven, tú eras la mayoría del pueblo! (APLAUSOS.)
¡Tú, que produces; tú, que te sacrificas; tú, que trabajas, fuiste
siempre, y eres hoy y serás mañana, la mayoría del pueblo! (APLAUSOS.)
¡Pero tú no gobernabas; eras la mayoría, pero otros gobernaban por ti y
contra ti!
Te
inventaron una democracia, una rara y extraña democracia en que tú, que eres la
mayoría, no contabas para nada; en que tú, campesino y obrero, que eres el que
produce la mayor parte de las riquezas, y que conjuntamente con los
trabajadores intelectuales, produces el total de la riqueza; tú que lo
producías todo ni siquiera tenías oportunidad de aprender muchas veces a firmar
tu nombre (APLAUSOS).
Te
inventaron una democracia extraña, una rara democracia en que tú, que eras la
mayoría, ni siquiera existías políticamente dentro de la sociedad (APLAUSOS Y
EXCLAMACIONES DE: “¡Fidel, Fidel!”) Te hablaban de derechos del ciudadano, y ese
derecho consistía en que tu hijo se pudiera morir de hambre ante la mirada
indolente del gobierno; en que tu hijo se quedara sin aprender una sola letra,
en que tú mismo tuvieses que ir a vender tu trabajo al precio que te quisieran
pagar por él, si alguien se interesaba por comprártelo.
Te
hablaban de derechos que nunca existieron para ti. Tus hijos no tenían asegurado ni el derecho a
una escuela; tus hijos no tenían asegurado ni el derecho a un médico; tus hijos
no tenían asegurado ni el derecho a un pedazo de pan; y tú mismo no tenías
asegurado ni el derecho al trabajo (APLAUSOS).
Te
inventaron una democracia que consistía en que tú, que eres la mayoría, no contaras
para nada. Y así, a pesar de tu tremenda
fuerza, a pesar de tus sacrificios, a pesar de lo que tú trabajabas para los demás
dentro de esa vida nacional, tú, a pesar de ser la mayoría, ni gobernabas ni
contabas para nada (EXCLAMACIONES DEL PUEBLO QUE DICEN: “¡Abajo el imperialismo yanki!” “¡Muera Trujillo!”).
¡Y
a eso llamaban democracia! Democracia es
aquella en que las mayorías gobiernan (APLAUSOS); democracia es aquella en que
la mayoría cuenta; democracia es aquella en que los intereses de la mayoría se
defienden; democracia es aquella que garantiza al hombre, no ya el derecho a
pensar libremente, sino el derecho a saber pensar, el derecho a saber escribir lo
que se piensa, el derecho a saber leer lo que se piensa o piensen otros (APLAUSOS);
el derecho al pan, el derecho al trabajo, el derecho a la cultura, y el derecho
a contar dentro de la sociedad. ¡Democracia,
por eso, es esta, esta democracia de la Revolución Cubana! (APLAUSOS PROLONGADOS Y EXCLAMACIONES DE “¡Viva!”
A CUBA, A LA REVOLUCION Y A SUS LIDERES, QUE SON COREADOS POR LA MULTITUD
DURANTE MÁS DE 20 MINUTOS)
¡Democracia
es esta en que tú, campesino, cuentas y recibes la tierra que hemos recobrado
de las manos extranjeras usurarias que la explotaban! (APLAUSOS.) ¡Democracia es esta en que tú, obrero agrícola
azucarero, recibes 80 000 caballerías de tierra para que no tengas que
vivir en las guardarrayas! (APLAUSOS.) ¡Democracia es esta en que tú, trabajador,
tienes asegurado tu derecho al trabajo sin que te puedan echar a la calle a
pasar hambre! (APLAUSOS.) ¡Democracia es esta en que tú, estudiante
pobre, tienes la oportunidad de sacar un título universitario, si eres inteligente,
aunque no seas rico! (APLAUSOS.) ¡Democracia es esta en que tú, hijo de
obrero, o hijo de campesino, o hijo de cualquier familia humilde, tienes una
maestra y tienes una escuela donde poder educarte! (APLAUSOS.)
¡Democracia es esta en que tú, anciano, tendrás asegurado tu sustento
cuando ya no te puedas valer por tu propio esfuerzo! (APLAUSOS.)
¡Democracia es esta en que tú, cubano negro, tienes derecho al trabajo (APLAUSOS
Y EXCLAMACIONES DE: “¡Unidad, unidad!”),
sin que nadie te lo pueda arrebatar por estúpidos prejuicios! (APLAUSOS.)
¡Democracia es esta donde tú, mujer, adquieres la plena igualdad con
todos los demás ciudadanos y tienes derecho hasta a empuñar un arma para
defender tu patria junto con los hombres!
(APLAUSOS.) ¡Democracia es esta,
en que un gobierno convierte las fortalezas en escuelas (APLAUSOS), que le
quiere construir una casa a cada familia para que cada familia tenga techo! (APLAUSOS.)
¡Democracia es esta, que quiere para cada enfermo el médico que lo
atienda! ¡Democracia es esta, que no recluta
un campesino para hacerlo soldado, corromperlo y convertirlo en enemigo del
obrero de su propio hermano campesino, sino que convierte al soldado, no en un
defensor de los privilegios, sino en un defensor de los derechos de sus
hermanos, los campesinos y los obreros! (APLAUSOS.) ¡Democracia es esta, que no divide al pueblo
en sectores humildes, enfrentándolos unos a los otros! ¡Democracia es esta, en que un gobierno busca
la fuerza del pueblo y la une! ¡Democracia
es esta, que hace fuerte al pueblo, porque lo une! (APLAUSOS.)
¡Democracia es esta, que les entrega un fusil a los campesinos, y les
entrega un fusil a los obreros, y les entrega un fusil a los estudiantes, y les
entrega un fusil a las mujeres, y les entrega un fusil a los negros, y les
entrega un fusil a los pobres, y le entrega un fusil a cuanto ciudadano esté
dispuesto a defender una causa justa! (APLAUSOS.) ¡Democracia es esta, en que no solo cuentan
los derechos de la mayoría, sino que le entrega armas a esa mayoría! ¡Y eso solo lo puede hacer un gobierno
realmente democrático, donde las mayorías gobiernen! (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE: “¡Unidad, unidad!”)
Y
eso no lo podrá hacer jamás una seudodemocracia. ¡Y nosotros quisiéramos saber qué pasaría si
a los negros del sur de Estados Unidos, que tantas veces han linchado, le
entregan, a cada uno de ellos, un fusil!
Lo que nunca podrá hacer una oligarquía explotadora, lo que nunca podrá
hacer una casta militar de las que oprimen y saquean a los pueblos, lo que
nunca podrá hacer un gobierno de minoría, es entregarle un fusil a cada
campesino, entregarle un fusil a cada obrero, entregarle un fusil a cada
estudiante, entregarle un fusil a cada joven, entregarle un fusil a cada
ciudadano humilde, entregarle un fusil a cada uno de los que componen la
mayoría de un pueblo (APLAUSOS).
Y
eso no quiere decir que los derechos del resto no cuenten. Los derechos de los demás cuentan en la misma
medida en que cuenten los intereses de la mayoría (APLAUSOS), en el mismo
alcance en que cuenten los derechos de la mayoría; pero son los derechos de la
mayoría los que deben prevalecer por encima de privilegios de minorías (APLAUSOS).
Y
esa democracia real, esa democracia inobjetable, esa democracia sincera y
honesta, es la democracia que existe en nuestro país desde el primero de enero
de 1959 (APLAUSOS). Esa democracia se ha
expresado de esta forma; se ha expresado, directamente, en la íntima unión e
identificación de gobierno y pueblo; en este trato directo; en este hacer y
luchar en bien de las grandes mayorías del país, y en interés de las grandes
mayorías del país. Esa democracia
directa la hemos ejercido, así, con más pureza, mil veces más pureza, que esa
falsa democracia que se vale de todos los medios de corrupción y de fraude para
falsear la verdadera voluntad del pueblo (APLAUSOS).
Y
esa democracia hoy ha imperado de esta forma directa, porque estamos en un
proceso revolucionario; y mañana será como quiera el pueblo; mañana será como
lo exijan las necesidades de nuestro pueblo, y las aspiraciones de nuestro
pueblo, y los intereses de nuestro pueblo (APLAUSOS). Hoy es una relación directa entre el pueblo y
el Gobierno. Cuando el proceso
revolucionario haya avanzado lo suficientemente, y el pueblo entienda —y con el
pueblo lo entenderá siempre el Gobierno Revolucionario— que vayamos hacia
nuevos procedimientos, una vez que las principales tareas y las principales
metas de la Revolución, entre las cuales está hoy, en primer lugar, la defensa
de la Revolución y la defensa del país (APLAUSOS), entonces el pueblo y el
Gobierno adoptarán el procedimiento que las circunstancias de una Revolución
consolidada y victoriosa demanden de ustedes y de nosotros (APLAUSOS).
Aquí
nadie está en los cargos públicos por ambición o por placer: aquí todos estamos cumpliendo solamente el
deber, aquí todos estamos en la misma posición y disposición de sacrificio,
aquí todos estamos en la misma disposición de trabajo (APLAUSOS); aquí todos
estamos en un solo propósito, que es el propósito de servir a una causa.
Nuestros
enemigos, nuestros detractores, preguntan por las elecciones ...
(EXCLAMACIONES
PROLONGADAS DE: “¡Revolución,
revolución!” ¿Elecciones para qué? ¿Elecciones
para qué? y: “¡Ya votamos por Fidel, ya votamos por
Fidel!”)
Incluso
algún gobernante latinoamericano, algún gobernante latinoamericano ha declarado
recientemente que solo se debía admitir en la Organización de Estados
Americanos a aquellos gobernantes que fuesen producto de un proceso electoral,
como si una Revolución verdadera como la de Cuba, pudiese llegar al poder a
espaldas del pueblo; como si una Revolución verdadera como la de Cuba, pudiese
llegar al poder contra la voluntad del pueblo (EXCLAMACIONES DE: “¡Nunca!”); como si el único procedimiento
democrático de tomar el poder fuesen los procesos electorales, tantas veces
prostituidos para falsear la voluntad y los intereses del pueblo y llevar al
poder muchas veces a los más ineptos y a los más habilidosos, no a los más
competentes y a los más honestos (APLAUSOS).
Como si después de tantas elecciones fraudulentas, como si después de
tanta política falsa y traicionera, como si después de tanta corrupción, fuese
posible hacerles creer a los pueblos que el único procedimiento democrático de
un pueblo fuera el procedimiento electoral, y no sea, en cambio, democrático
ese procedimiento mediante el cual un pueblo, no con un lápiz, sino con su
sangre y con la vida de 20 000 compatriotas (APLAUSOS y EXCLAMACIONES DE: “¡Fidel!”) luchando sin armas contra un
ejército profesional y bien armado, instruido y equipado por un poderoso país
extranjero, rompió las cadenas; rompió las cadenas y con las cadenas que lo esclavizaban
rompió los privilegios, rompió las injusticias, rompió el abuso y el crimen
para siempre en nuestra patria o inició una verdadera etapa democrática de
progreso, de libertad y de justicia. Porque
si en algún proceso los ineptos se quedan en el camino, si en algún proceso los
pillos fracasan, es en un proceso revolucionario, en que se abre paso la
virtud, en que se abre paso el mérito, jamás la habilidad, jamás la ambición, jamás
la picardía. Porque en un proceso de
lucha revolucionaria, como en ninguna otra actitud, en ninguna otra lucha, solo
los hombres firmes, los hombres verdaderamente convencidos, los hombres
verdaderamente leales, marchan adelante.
Y
un proceso revolucionario no quiere decir solo la etapa de la guerra. Aquella fue la etapa de la rebelión; después
vino la etapa de la Revolución. Antes
fue la guerra consecuencia de la rebeldía de nuestro pueblo y ahora es la
Revolución consecuencia del espíritu creador de nuestro pueblo (APLAUSOS).
Y
por eso decíamos que en Cuba si se estaba practicando una verdadera aspiración
democrática, a pesar de lo que quieran escribir y de lo que quieran afirmar los
enemigos de nuestra Revolución.
¿Y
cuál es en estos instantes la tarea principal que tenemos los cubanos por
delante? ¿Cuál es la respuesta a esa
pregunta? ¿Qué es lo que debe saber hoy
cada cubano? ¿Y por qué esa es ahora
nuestra tarea fundamental? ¿Y cuáles son
las razones por las cuales nuestra patria se ve amenazada de agresión? ¿Qué ha hecho la Revolución como no sea el
bien a su pueblo? ¿Qué ha hecho la
Revolución como no sea justicia? (APLAUSOS.)
¿Qué ha hecho la Revolución, si no
defender los intereses de las grandes mayorías de nuestro país, de las clases
más humildes de nuestro país, que constituyen la inmensa mayoría (APLAUSOS), y
que no solo constituyen mayoría —y tienen por tanto un derecho propio a contar
en los destinos de su patria— sino que constituyen, además de la mayoría, la parte
más necesitada del país; que constituyen, además de mayoría, la parte más
sufrida del país, que constituyen, además de mayoría, la parte explotada del
país? (APLAUSOS.)
¿Y
dónde está el crimen de hacerle el bien al pueblo? ¿Dónde está el crimen en luchar por el
pueblo? ¿Dónde está el crimen en querer
que los campesinos tengan tierra y darles tierra a los campesinos? (APLAUSOS.)
¿Cómo luchar por el pueblo? Hacer
lo que ha hecho la Revolución por el pueblo, como lo atestigua la presencia de
esta multitud aquí, que esta es una multitud que es de carne y hueso, hombres y
mujeres de verdad, hombres y mujeres del pueblo, que vinieron aquí
espontáneamente (APLAUSOS), que vinieron aquí costeándose sus propios gastos, que
vinieron aquí desde distantes lugares, viajando la noche entera, marchando el
día entero, de pie durante todo el día, bajo el sol, sin beber agua, sin tornar
alimentos (APLAUSOS). Y esa presencia de
una multitud tan gigantesca es el mejor testimonio de que la Revolución ha
luchado por el pueblo.
Sin
embargo, ¿por qué un gobierno revolucionario que le ha puesto fin a tantas
injusticias; un gobierno revolucionario que ha establecido 10 000 escuelas;
un gobierno revolucionario que está convirtiendo en grandes centros de educación
las grandes fortalezas del país (APLAUSOS); un gobierno revolucionario que ha
puesto a trabajar a los soldados que tantos sacrificios hicieron en la guerra,
y que ha puesto a esos mismos soldados —que han entregado sus cuarteles— a
construir escuelas, a construir caminos y construir ciudades escolares para el
pueblo (APLAUSOS); un gobierno revolucionario que, lejos de constituir una
casta militar parasitaria y privilegiada, organiza un ejército de trabajadores,
organiza un ejército de ciudadanos ejemplares, adonde van no los peores, como
ayer, ¡sino los mejores, los que resisten las verdaderas pruebas que un
verdadero soldado debe resistir! (APLAUSOS);
un gobierno revolucionario que está construyendo dos ciudades universitarias y
se propone ayudar a construir, junto con el esfuerzo de los propios estudiantes,
una tercera ciudad universitaria; un gobierno revolucionario que está
construyendo una ciudad escolar para 20 000 niños, y que será la primera
de una serie de ciudades escolares adonde irán a estudiar 200 000 hijos de
campesinos, los muchachos más inteligentes y más capacitados (APLAUSOS); un
gobierno revolucionario que ha construido 10 000 casas para familias
humildes el primer año; un gobierno revolucionario que ha abierto al pueblo
todas las playas, adonde antes no podía ir sino una minoría insignificante del
pueblo (APLAUSOS); un gobierno que ha rescatado para su país las riquezas que estaban
en manos extranjeras; un gobierno que ha rescatado para sus campesinos la
tierra que explotaban los amos extranjeros de nuestra economía (APLAUSOS); un
gobierno que ha dado empleo a más de 100 000 nuevos ciudadanos, a más de
100 000 nuevos ciudadanos en un solo año; un gobierno que ha creado 1 000
cooperativas en un solo año; un gobierno que ha convertido en propietarios a
todos los pequeños arrendatarios, aparceros y precaristas que antes tenían que
estar pagando renta (APLAUSOS); un gobierno revolucionario que suprime el lujo
para satisfacer las necesidades más elementales de las familias humildes; un
gobierno revolucionario que no sacrifica los intereses del pobre al lujo del
rico, sino el lujo del rico a los intereses del pobre (APLAUSOS); un gobierno
revolucionario que sin recursos económicos, con un país arruinado por el
saqueo, sin pedirle prestado un centavo a nadie, sin ir a mendigar al que fuera
amo poderoso de nuestra economía un solo centavo (APLAUSOS), está llevando
adelante una política creadora, fecunda y ha logrado extraordinarios frutos en
solo 16 meses y ha logrado alcanzar grandes realizaciones en solo 16 meses, y
que hoy ha logrado situar las reservas monetarias del país en casi 150 millones
de pesos (APLAUSOS), para poder contar con los recursos necesarios para la
industrialización del país; un gobierno de un pueblo pequeño que ha tenido que
realizar esta tarea gigantesca en medio del constante hostigamiento, en medio
de la constante amenaza, en medio de la incesante campaña de difamación en el
mundo entero, como preparando las condiciones de una agresión armada a nuestro territorio
(EXCLAMACIONES DE: “¡Que vengan, que
vengan!”); un gobierno que ha tenido que trabajar en medio de la amenaza; un
gobierno que ha tenido que trabajar en medio de las maniobras internacionales;
un gobierno que ha tenido que atender tantas necesidades en tan breve tiempo, y
en medio de esa tarea abrumadora tenga que soportar que le quemen sus cañas los
aviones piratas que salen de la Florida (EXCLAMACIONES); que ha vivido
hostigado y acosado por las notas diplomáticas de un país poderoso; un gobierno
que ha visto siempre sus planes económicos amenazados con supresiones de cuota
y represalias de tipo económico; un gobierno que tiene que trabajar mientras
observa el constante ajetreo de cancillería y el constante fraguar de
zancadillas contra nuestra patria; un gobierno que, en medio de ese trabajo abrumador,
ha tenido que soportar la más tenaz y despiadada campaña de difamación que haya
sufrido ningún gobierno en este continente; un gobierno revolucionario
enfrascado en la tarea sobrehumana de resolver tantos y tantos problemas como
los que hemos recibido como herencia de una política de dominación económica
extranjera durante 50 años, y que, en medio de esa tarea, un día sea el bombardeo
a la Ciudad de La Habana, otro día sean las avionetas que queman millones de
arrobas de caña y queman viviendas de nuestros campesinos, otro día sea la explosión
de un barco cargado de armas para defendernos, que les cuesta la vida a 60
trabajadores cubanos? (EXCLAMACIONES DE: “¡Asesinos, asesinos!”)
¿y por qué un gobierno que, además de
todas las medidas revolucionarias tomadas en el orden social, ha puesto fin en
nuestro país a vicios seculares, como el vicio del juego, el vicio de
malversación, el delito de contrabando, la “botella” y todos aquellos vicios
que había padecido nuestro pueblo desde tiempos seculares; por qué un gobierno
que está realizando una obra tan justa y tan positiva en beneficio del pueblo,
tiene que ser anatematizado, tiene que ser aislado y tiene que ser amenazado de
destrucción y muerte? ¿Por qué un
gobierno que ha hecho solo el bien a su pueblo ha sido anatematizado, y contra él
se mueven todos los tinglados de la cancillería de un país poderoso para
destruirlo, y se mueven las miles de intrigas que la prensa reaccionaria y las
agencias reaccionarias de información han estado y están regando por todo el
mundo?
¿Por
qué no se ocuparon de nuestro pueblo antes?
¿Por qué no se ocuparon de nuestro pueblo mientras había aquí cientos de
miles de familias viviendo en bohíos miserables? ¿Por qué no se ocuparon de nuestro pueblo
cuando todo era miseria, cuando los guajiros vivían en las guardarrayas,
sembrando una mata de yuca, y una mata de malanga, y una mata de boniato? (APLAUSOS.)
¿Por qué no se ocuparon de Cuba, de los asuntos de Cuba, ni les
preocuparon las cuestiones de Cuba cuando en nuestro país amanecían los jóvenes
asesinados en las calles, y las estaciones de policía y las prisiones eran
centros de torturas, cuando los campesinos eran asesinados en masa, cuando aquí
se cometía tanta injusticia y tanto abuso?
¿Por qué no merecía ni una sola línea de ninguno de esos periódicos que
hoy tanto atacan a nuestra Revolución? ¿Por
qué?
y hoy, hoy
llaman a los criminales de guerra al Senado norteamericano para que declaren
sobre los problemas de Cuba; y hoy, cuando en este país no se tortura a nadie,
cuando todo el mundo sabe cómo se comporta el soldado rebelde, y el policía
rebelde, y el militar rebelde (APLAUSOS); cuando todo el mundo sabe que aquí no
se asesina a nadie, que aquí no se tortura a nadie, porque esos hombres que hoy
ostentan los mandos son los mismos hombres que en la guerra respetaron la vida
de sus más encarnizados enemigos y curaron a sus heridos en el combate
(APLAUSOS); hoy, cuando nuestras prisiones, cuando nuestros cuarteles —los
pequeños cuarteles que hoy tiene el Ejército Rebelde— y las estaciones de
policía son modelo de respeto al ciudadano, donde lo que puede ocurrir es que
el agente de la autoridad sea agredido, pero jamás que el agente de la
autoridad agreda o se le permita que agreda a un detenido (APLAUSOS); hoy, cuando esa es una
verdad que nadie ignora en nuestra patria, leemos cables procedentes de
Washington informando que un grupo de madres de criminales de guerra va a
informar en la “Comisión Interamericana de Paz” acerca de “las torturas que en
Cuba practica el Gobierno Revolucionario contra sus familiares” (EXCLAMACIONES Y
ABUCHEOS).
Este
pueblo, este pueblo tuvo que soportar siete años de crimen y de tortura; este
pueblo conoce las historias inenarrables de los actos de terror sin nombre, de
los actos de crueldad sin nombre que en esa Quinta Estación y en las demás
estaciones de policías, y en los cuarteles, y las tropas en campaña, tuvieron
que sufrir de manos de los Ventura, de los Chaviano,
de los Ugalde Carrillo y de todos aquellos criminales
(EXCLAMACIONES y ABUCHEOS); este
pueblo sabe mejor que nadie, este pueblo sabe mejor que nadie lo que padeció;
este pueblo soportó y tuvo que soportar impotente durante siete años los ayes de dolor de los torturados y el grito de las madres
que perdieron a sus hijos asesinados, y las familias diezmadas, y las aldeas
incendiadas y arrasados y asesinados sus vecinos por las hordas de la tiranía,
sin que jamás hubiese tenido, durante siete años, el consuelo de que una “comisión
interamericana” se interesase por su triste suerte ni se interesase por conocer
los actos de horror que estaba padeciendo nuestra patria (APLAUSOS).
y hoy, hoy
cuando todo el mundo conoce nuestro procedimiento tan distinto, cuando todo el
mundo sabe que nosotros somos hombres de otra entraña muy distinta de aquellos
hombres cobardes y envilecidos que tantos actos de barbarie perpetraron; hoy,
cuando los torturadores y los criminales de ayer están pagando el castigo que
se merecieron por sus crímenes sin nombres; ¡ah!, hoy, ¡hoy una Comisión
Interamericana va a escuchar las acusaciones contra “los actos de tortura del
Gobierno Revolucionario contra los criminales de guerra”! (EXCLAMACIONES y ABUCHEOS.)
¿Y
por qué? ¿Por qué se acude a esos
procedimientos calumniosos? ¿Por qué se
acude a esos procedimientos calumniosos; por qué se acude a esos procedimientos
cínicos; por qué se acude a esos procedimientos desvergonzados? Sencillamente, para desacreditar a la Revolución
Cubana ante el mundo; sencillamente, para pintarnos ante el mundo como un hato
de criminales y de torturadores; sencillamente, para desacreditarnos;
sencillamente, para sembrar la duda en los demás pueblos hermanos del
continente; sencillamente, para preparar las condiciones de una agresión.
¡Y
ahora, los asesinos de ayer son recibidos en el Senado de Estados Unidos para “informar”
sobre las cosas de Cuba! (EXCLAMACIONES y ABUCHEOS.)
Pero
ocurren todavía cosas más extrañas, ocurren todavía cosas más extrañas y que
son las que nos tienen que llevar a la realidad de los tiempos que tenemos por
delante. Sin que existiera el menor
problema, sin que existiera la menor dificultad, un día el señor Presidente de
Guatemala (EXCLAMACIONES y ABUCHEOS) manda a buscar a su embajador y, sin que
hubiese ocurrido el menor incidente, rompe relaciones diplomáticas con Cuba y
declara que en la Sierra Maestra —en la Sierra Maestra, de donde han salido
esos soldados que hoy desfilaron por aquí— se estaban preparando tropas para invadir
a Guatemala. Era una acusación tan
infundada, era una acusación tan absurda, que habría carecido de explicación lógica
para nosotros y para cualquiera, como no fuese porque nosotros teníamos
noticias de que la cancillería norteamericana estaba preparando una agresión a
Cuba a través del Gobierno de Guatemala (EXCLAMACIONES y ABUCHEOS). Y,
posiblemente, pocas veces se haya llevado adelante una maniobra de este tipo
tan a sangre fría como en esta ocasión, porque ni siquiera había surgido el
menor incidente, ni siquiera había el menor pretexto; incluso cuando al
embajador de ese país lo llaman, deja unas comunicaciones agradeciendo las consideraciones
que siempre había recibido del Gobierno Revolucionario; y de buenas a primeras,
ese señor, que preside la sacrificada República de Guatemala, ese señor declara
que interrumpe sus relaciones con nuestro país y acusa a nuestro país de estar
preparando tropas en la Sierra Maestra para agredirlo; algo que, por supuesto,
no lo cree absolutamente nadie. Era el
procedimiento para situar a Cuba en plan de país agresor entre la Organización
de Estados Americanos, para justificar una agresión armada contra nuestra
patria, o al menos preparar todas las condiciones.
Los
enemigos de nuestra Revolución saben que no han avanzado en su propósito de
organizar una quinta columna aquí dentro; los enemigos de la Revolución saben
que la Revolución es cada día más fuerte, saben que la Revolución está cada día
más organizada (APLAUSOS); saben que no podrán derrotar las tremendas fuerzas
revolucionarias y sociales que respaldan a la Revolución; saben ellos esto
perfectamente bien, saben que aquí no pueden organizar una contrarrevolución,
porque saben que no tienen ni por dónde empezar, ni cómo empezar, ni con quien
empezar (APLAUSOS), y quieren destruir la Revolución mediante una maniobra de
tipo internacional. ¡Y qué casualidad
que esa retirada del embajador de Guatemala en Cuba y esas declaraciones del
Presidente de Guatemala hayan ocurrido exactamente la misma semana en que las
10 000 caballerías de tierra de la United Fruit Company pasaron a manos del
Instituto Nacional de Reforma Agraria (APLAUSOS), pasaron a manos del Instituto
Nacional de Reforma Agraria, para entregárselas a los campesinos! ¡Qué casualidad! ¡Qué casualidad! ¡Y qué casualidad que haya venido nada menos
que de Guatemala, donde la United Fruit
Company es la institución todopoderosa; que haya venido
desde Guatemala, donde la United Fruit
Company organizó e inspiró la agresión contra el
gobierno democrático de aquel país! ¡Qué
casualidad que la maniobra venga a través de ese país, donde nadie puede
gobernar sin el apoyo de la United Fruit Company! ¡Qué casualidad! ¡Y qué casualidad que nosotros, por cada
medida justa que realizamos en beneficio de nuestro pueblo, tengamos que
alertarnos contra esas maniobras! ¡Y qué
casualidad que, simultáneamente, hayan salido publicadas una serie de noticias
afirmando que barcos piratas, en la zona del Caribe, se preparaban para atacar
cualquier barco que condujera armas a Cuba!
Es
decir que una vez estalla el barco que conduce las armas, y a las pocas
semanas, en determinados periódicos, que se dicen bien informados acerca de las
cuestiones del Gobierno de Estados unidos, se informa que barcos piratas
contrarios a la Revolución Cubana se proponen atacar barcos que conduzcan armas
a nuestro país. Si se tiene en cuenta,
además, que en los meses pasados hemos estado recibiendo cables informando
sobre maniobras de tropas paracaidistas y desembarcos contra guerrillas, en
esta zona del Caribe, cuando realmente no conocemos que ese país tenga ningún tipo
de problemas contra guerrillas en ninguna parte del mundo; si aquí, ante la
propia presencia de nuestra Revolución y en medio de ese clima de amenazas,
hemos tenido que oír esas noticias y enterarnos de las maniobras de esas tropas
y de ese tipo de maniobras, cuyo empleo en Cuba nos parece a nosotros la única
cosa lógica, ¿qué podemos pensar nosotros si, en medio de todas esas amenazas y
maniobras, explotan barcos y se habla de interceptar barcos cargando armas?
Es
decir que se nos quiere reducir a un estado total de impotencia, mientras
crecen los peligros y las amenazas.
Esa
es la realidad de nuestra Revolución. Y,
¿por qué? ¿Qué se quiere castigar en
nuestra Revolución? Se quiere castigar
el ejemplo, se quiere destruir el ejemplo.
¿Por qué se quiere impedir a toda costa la Revolución Cubana? ¿Acaso porque nosotros le quitemos nada o
signifiquemos algún peligro para algún otro país, porque nosotros queramos
explotar a otro país, porque nosotros queramos resolver sobre cuestiones que no
sean nuestras cuestiones? No, se quiere
destruir la Revolución Cubana para que el ejemplo de la Revolución Cubana no
sea imitado por los pueblos hermanos de América Latina (APLAUSOS).
Lo
que todo el mundo sabe es eso, lo que todo el mundo sabe es eso: que se quiere destruir a toda costa nuestra
Revolución, que se ha condenado a muerte a nuestra Revolución, sencillamente
para que los campesinos de América Latina, los trabajadores de América Latina,
los estudiantes de América Latina, los intelectuales de América Latina y, en
fin, los pueblos de América Latina, no sigan el ejemplo de Cuba y hagan algún
día reforma agraria en todos esos países, y hagan revolución en todos esos
países (APLAUSOS). Se quiere,
sencillamente, destruir nuestra Revolución para seguir explotando a los demás
pueblos de América Latina.
Y
así, quieren que nuestro pueblo cubano pague “los platos rotos”, que nuestro pueblo
cubano pague los crímenes que se cometen con otros pueblos, que el pueblo
cubano pague la explotación de otros pueblos.
Es decir, destruirnos a nosotros porque hemos querido liberarnos económicamente;
destruirnos a nosotros porque hemos querido hacer justicia; destruirnos a
nosotros porque queremos ser un pueblo soberano; destruirnos a nosotros porque
nos hemos preocupado de los humildes de nuestra tierra, porque hemos echado la
suerte con los pobres de nuestra patria, porque nos hemos acordado del guajiro
que no tenía tierra, porque nos hemos acordado del niño que no tenía escuela,
porque nos hemos acordado del obrero que no tenía trabajo, porque nos hemos
acordado de la familia que vivía en un bohío, porque nos hemos acordado del
enfermo que no tenía médico, porque nos hemos acordado del estudiante que no
tenía libros y no tenía recursos (APLAUSOS), porque nos hemos acordado de la
justicia; como si los pueblos estuviesen obligados a vivir en la miseria, en el
atraso y en la explotación, como si los pueblos llevasen la obligación de tener
un yugo sobre sus hombros y sobre sus cuellos, como si los pueblos estuviesen obligados
eternamente a resignarse en la miseria y en el retraso, como si los pueblos
estuviesen obligados a ser esclavos. Porque
nuestro pueblo ha querido romper las cadenas; porque nuestro pueblo no ha
querido quedarse viviendo en el retraso; porque nuestro pueblo quiere progresar
(APLAUSOS); porque nuestros hombres, nuestras mujeres, nuestros jóvenes,
nuestros niños, nuestros ancianos, quieren la justicia, quieren el bien,
quieren el noble propósito de disfrutar de su trabajo, quieren vivir felices y
en paz en esta tierra, que es nuestro pedazo de tierra (APLAUSOS); porque tuvimos
la desgracia de que un día manos extranjeras se apoderaron de nuestras tierras,
manos extranjeras se apoderaron de nuestras minas, manos extranjeras se
apoderaron de nuestros recursos naturales y de nuestros servicios públicos;
porque tuvimos la desgracia de que manos extranjeras se apoderaron de nuestra
economía, de que manos extranjeras se apoderaron de nuestra política y de
nuestro destino; porque tuvimos esa desgracia, y porque esta generación de
cubanos se ha trazado la tarea honrosa y grande de librar al país de esas
ataduras, libran al país de esa explotación, solo por eso —que es justo y que es un derecho que no
nos lo puede discutir ni a los cubanos ni a ningún pueblo, que es un derecho
que nadie le puede osar discutir a nuestro pueblo—, por esa causa, porque
queremos trazar nuestros propios caminos, porque queremos vivir nuestra propia
vida, porque queremos labrar nuestro propio porvenir, y porque queremos lograr
nuestra propia felicidad sin hacerle daño a ningún otro pueblo, porque lo que
queremos es vivir en paz y amistad con todos los demás pueblos del mundo
(APLAUSOS).
¿Por
qué no hemos de querer la amistad y la paz con todo pueblo que luche por su
progreso, con todo pueblo que luche por su liberación, con todo pueblo que
luche por su bienestar? Con lo que
nosotros no podremos estar nunca de acuerdo es con que un pueblo esté
explotando a otro pueblo, o lo que es peor, que una oligarquía esté explotando
a otro pueblo; con lo que nosotros no podemos estar de acuerdo es con la
explotación de los pueblos por las oligarquías de otros pueblos (APLAUSOS).
Y
nuestro deseo es progresar, labrar nuestro porvenir, crear nuestras
instituciones democráticas, crear una patria nueva, labrar la felicidad de
nuestro pueblo, sin quitarle nada a ningún otro pueblo. Por eso, lógicamente, nosotros deseamos vivir
en paz con todos los pueblos y en amistad con todos los pueblos; porque
nosotros no tenemos que discutirle absolutamente nada a ningún otro pueblo. Problemas tienen con los pueblos los que les quieren
quitar algo a otro pueblo, pero jamás puede tener problemas con otro pueblo, un
pueblo que no le quiera quitar nada a otro pueblo (APLAUSOS).
Y,
sobre todo, hay algo más. Todos estamos
enfrascados en una gran tarea. El
Gobierno Revolucionario y el pueblo están enfrascados en grandes obras. Lo que queremos nosotros es ver esas obras
convertidas algún día en realidad; lo que queremos nosotros es ver crecer a
esta generación nueva en una vida distinta, hacia un porvenir muy distinto, y
con una educación muy distinta de la que tuvo que recibir nuestra generación;
queremos ver algún día esas ciudades escolares llenas de niños; queremos ver algún
día estos 200 000 hijos de campesinos viviendo y estudiando en esas
ciudades escolares; queremos ver los 1 000 pueblos que vamos a construir
en las cooperativas, en cinco años; queremos ver algún día esa hermosa realidad
de que cada familia tenga su techo; queremos ver ese día en que cada cubano
tenga trabajo; queremos ver ese día en que cada enfermo tenga su médico;
queremos ver ese día en que cada viejo tenga su pensión; queremos ver ese día
en que cada hombre o mujer sepa leer y escribir (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE: “¡Fidel, Fidel!”); queremos ver algún día
esta patria grande, por la que estamos luchando. ¡Y qué hombre no quiere ver algún día
convertidos en realidades sus sueños, convertidos en realidades sus ideales; y si
en todos nosotros arde el deseo de que cuanto queremos de bienestar y de
felicidad para nuestro pueblo sea un día realidad, no podemos ser nosotros los
provocadores. Quienes quieren ver
realizada una obra grande, quienes luchan por una obra grande, no pueden ser los
provocadores; los provocadores no podemos ser nosotros, ¡los provocadores solo
pueden ser, exclusivamente, los que no quieren que nosotros realicemos esa obra! (APLAUSOS.)
No
podemos ser nosotros, y es absurdo que se nos pretenda echar la culpa a
nosotros, cuando nosotros vivimos con el pensamiento perenne puesto en la obra
que estamos realizando, puesto en el mañana, puesto en la obra creadora de esta
Revolución, como ayer vivíamos con el pensamiento puesto en este minuto de hoy,
como ayer vivíamos con el pensamiento puesto en el triunfo del pueblo; la
victoria del pueblo contra la tiranía se alcanzó, comenzó la lucha contra el
hambre, comenzó la lucha contra la miseria, comenzó la lucha contra la pobreza,
comenzó la lucha contra el dolor. Y esta
batalla la queremos ganar también, y vivimos hoy con el pensamiento puesto en
la obra creadora de la Revolución (APLAUSOS).
Luego no podemos ser nosotros los provocadores de estos problemas.
Los
provocadores son aquellos que no se resignan a perder sus privilegios, son
aquellos que no se resignan a dejar de explotar a los pueblos, son aquellos que
quieren imponer la voluntad omnímoda y los intereses bastardos de los poderosos
poseedores de los grandes capitales internacionales, son aquellos que no se
resignan a vivir en paz con los pueblos, es decir que no se resignan a dejar en
paz a los pueblos. Y eso es lo que está
ocurriendo en nuestro país, y por eso es que tenemos que convertirnos en un
pueblo espartano, porque se nos sitúa en el dilema de resignarnos, y doblegarnos
o prepararnos para luchar contra cualquier agresión (APLAUSOS).
Y
nosotros no seremos jamás un pueblo que, puesto en esa disyuntiva, acepte
doblar el cuello para que le pongan el yugo otra vez (EXCLAMACIONES DE: “¡No, no!”)
Porque nosotros, puestos en esa disyuntiva, tenemos que seguir el camino
de la dignidad, el camino del honor y el único camino del porvenir, el único que
con todos los riesgos promete para nosotros una vida muy distinta de la que nos
promete el yugo. Y preferimos la
libertad con todos los riesgos, preferimos la lucha por un porvenir mejor, al
yugo; con el yugo no queremos nada. ¡Y
esas milicias que marcharon por ahí, esos campesinos que marcharon por ahí,
esas brigadas obreras que marcharon por ahí, esos estudiantes que marcharon por
ahí, ese pueblo que marchó por ahí, no es pueblo de yugo! (APLAUSOS.)
Luego,
estamos haciendo lo único digno y justo que debemos hacer; estamos adoptando el
camino de un pueblo que quiere ser libre y será libre; estamos adoptando el único
camino que habrían seguido siempre los hombres dignos de nuestra patria; hemos
adoptado el único camino que nos enseñaron los fundadores; hemos adoptado el único
camino que mandan los muertos.
Nosotros
hemos cumplido con nuestro deber; hemos sido fieles a los compañeros que
cayeron y estamos haciendo una obra revolucionaria. Cada centro escolar que construimos lleva el nombre
de un compañero caído en la lucha; cada cuartel que convertimos en escuela
lleva el nombre de un compañero caído en la lucha, cada ciudad escolar lleva el
nombre de un compañero caído en la lucha; cada pueblo nuevo lleva el nombre de
un compañero caído en la lucha; cada cooperativa lleva el nombre de un
compañero caído en la lucha (APLAUSOS).
Nosotros
no hemos ido a guardar el recuerdo de nuestros hermanos caídos en el mármol
frío de una estatua; nosotros no hemos ido a ponerle el nombre de un héroe de
la Revolución a un parque de donde nadie recibe la solución a sus problemas;
antes, mientras se saqueaba al país de un extremo a otro, y se traicionaba el
pensamiento y la aspiración de los fundadores de la patria, les hacían una
estatua en cada parque a nuestros mambises y le
ponían a cada calle el nombre de cada uno de nuestros patricios. Eso era antes.
Pero
nosotros perpetuamos el recuerdo y el nombre de nuestros caídos en algo que
tiene sentido para los verdaderos revolucionarios, perpetuamos el recuerdo de
nuestros caídos en una obra revolucionaria, en lo que ellos quisieron que se
hiciese en nuestra patria. Y así, una
escuela donde estudien cientos o miles de niños es el digno recuerdo a un
compañero caído (APLAUSOS), una cooperativa donde van a librar su sustento cientos
de familias campesinas es el digno recuerdo a un compañero caído, un pueblo
nuevo es el recuerdo digno a un compañero caído, un hospital que salve muchas
vidas es el tributo digno a un compañero caído.
Y así nuestra obra lleva los nombres de nuestros muertos; y así cada
cooperativa, cada hospital, cada escuela, cada obra revolucionaria, lleva el
nombre de nuestros muertos. Y por eso
los nombres de los que cayeron perdurarán eternamente en el recuerdo de nuestro
pueblo, en el sello que imprimirán a una generación nueva de hombres, en los
niños que allí se van a educar, en las familias que allí van a ser felices, en
las vidas que se van a salvar, en el beneficio infinito que ese sacrificio
significará para nuestro pueblo.
Por
eso ellos se sacrificaron, y eso es lo que tiene nuestro pueblo. Nuestra obra revolucionaria está
profundamente identificada con el cariño que sentimos por los compañeros que
cayeron. Y esa es una razón más para que
nosotros queramos ver esa obra realizada; esa es una razón más para que
nosotros estemos dispuestos a defenderla hasta la última gota de sangre
((APLAUSOS); esa es una razón más que nos obliga al camino digno; porque no
podrán destruir esa obra, ni podrán convertir otra vez esas escuelas en
fortalezas, ni podrán volver a arrebatar a los campesinos la tierra, ni sus
casas, ni podrán arrebatarle otra vez a nuestro pueblo los derechos, como no
sea borrándonos a nosotros de la faz de la Tierra, porque antes de que puedan
borrar el nombre y la obra tendrán que borrarnos a nosotros (APLAUSOS y EXCLAMACIONES DE: “¡Patria o Muerte!”).
Nuestros
muertos no han caído en vano. Por
dondequiera que recorremos nuestra tierra, sus nombres se presentan
constantemente a nuestra memoria y a nuestra consideración. Y así, en cada uno de aquellos nombres va un
recuerdo al compañero que cayó, o en los primeros encuentros, o en las luchas
clandestinas, o en los combates de las montañas en los días primeros de la
lucha o en los días postreros. ¡Y tantos
fueron, que hay para cada una de las muchas obras de la Revolución un nombre! Y así, nosotros tenemos la sensación de que
esos compañeros permanecen entre nosotros; de que esos compañeros viven entre
nosotros, y de que sus nombres perdurarán siempre, y que las generaciones
presentes y venideras sabrán que no se muere en vano cuando se defiende un
ideal justo.
¡Vale
la pena morir cuando cada vida que se sacrifica es una escuela que se funda,
una cooperativa que se crea, un bien que se hace a muchos de nuestros
compatriotas; vale la pena morir cuando la muerte se convierte en semilla
fructífera! ¡Qué importa morir cumpliendo
el deber, si la sangre que se da y la vida que se entrega se convierten en una
obra de beneficio para nuestros semejantes, para nuestros hermanos! ¡Triste es morir sin que la vida se convierta
en algo! ¡Triste es morir como mueren
los traidores y los mercenarios, pero jamás será triste la muerte cuando
nuestra muerte se convierte en algo!
(APLAUSOS.)
Y
ese es el camino y el ejemplo que queremos para las generaciones venideras;
esas generaciones que serán mejores que esta, pero que no tendrán jamás el
mérito de esta. A esta generación le ha
tocado la gran tarea y las futuras generaciones que serán mejores que nosotros,
pero gracias al esfuerzo de esta generación, que sepan que esta generación tuvo
por divisa el espíritu de sacrificio, que esta generación pensaba que valía la
pena cualquier sacrificio por dejarles a los que vengan después un mundo mejor.
Y
si nosotros tenemos que afrontar los sacrificios que sean necesarios lo haremos
gustosos, porque esa será la grandeza de esta generación de cubanos, y eso es lo
que quiere decir “Patria o Muerte” (OVACION Y EXCLAMACIONES DE: “¡Patria
o Muerte!”). Para arrebatarnos la patria
hay que arrebatarnos primero la vida (APLAUSOS), que nosotros estamos
dispuestos a tener patria y a dejarles a las generaciones venideras una patria
digna (APLAUSOS); es la expresión de la determinación de un pueblo, y en esa
frase breve lo decimos todo. Decimos
todo lo que tenemos que decir; que esa es nuestra posición de ánimo.
Nosotros
somos un pueblo pequeño, nosotros jamás agrediremos a nadie, ¡no, nosotros jamás
agrediremos a nadie! Y a esos que se
creen que nosotros estamos en plan de agresiones, a esos que hacen propalar por
ahí, en el extranjero, que nosotros vamos a agredir y que vamos a agredir la
Base Naval de Caimanera, les decimos que no se hagan
ilusiones, que nosotros sí podemos advertir, advertir contra una especie de Maine, y que nosotros sí estamos en el deber de advertir
que mucho cuidado con las autoagresiones, que mucho
cuidado con las autoagresiones que con eso no van a
engañar a nadie, porque nosotros afirmamos aquí que del Gobierno Revolucionario
no saldrá nunca una agresión de ese tipo; y que el Gobierno Revolucionario,
consciente de que sus detractores y los interesados en destruirlos pueden
llegar en su histeria a fraguar una autoagresión,
nosotros podemos asegurar que de nosotros, de nosotros, esa agresión no surgirá
nunca.
Es
decir que vamos a aclarar bien las cosas, no sea que con criminales de guerra,
de los que están armando por allí, no sea que con elementos mercenarios se
organicen una autoagresión para justificar un ataque
armado contra nuestra patria, y que nosotros estamos en el deber, un poco por
experiencia histórica, y un poco porque conocemos ciertos métodos pérfidos de
la política internacional, estamos en el deber de adelantarnos a advertir, a
advertir a los que andan locos buscando pretextos para agredir con las armas a
nuestra patria, que nosotros esos pretextos no se los vamos a dar, y que además
advertimos al mundo contra cualquier pretexto fraguado para justificar una
agresión contra Cuba (APLAUSOS).
Siempre
hemos dicho que nosotros jamás agrediremos a nadie, pero que nosotros estamos
dispuestos a defender nuestros derechos y a nuestra patria a cualquier precio;
siempre hemos dicho que de Cuba nadie debe esperar nunca una agresión. Pero con la misma firmeza con que proclamamos
esa política, proclamamos también que cualquier ataque a nuestro país tendrá
que afrontar una guerra a muerte contra el pueblo cubano (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES);
que cualquier ataque contra nuestro país tendrá que afrontar la más decidida
resistencia que se haya encontrado jamás ningún ejército agresor; que nosotros
conocemos bien a los cubanos; que nosotros sabemos cuánta dignidad y cuánto
valor hay en el pecho de cada cubano (APLAUSOS); que nosotros sabemos del amor
y la pasión con que el pueblo cubano está sintiendo su causa, y preferible es
llamar la atención sobre esta realidad a que alguien cometa el error de ignorarla;
que conocemos demasiado bien al pueblo y que cualquiera que lleve a cabo una
agresión contra nuestra patria, ¡saldrá derrotado! (APLAUSOS.) y
saldrá derrotado no solo por la resistencia que van a encontrar en Cuba, sino
por la resistencia que van a encontrar en toda la América (APLAUSOS), ¡y por la
resistencia que van a encontrar en todo el mundo! (APLAUSOS.) Porque una Revolución como esta, que cuenta
con un apoyo tan formidable del pueblo, que defiende una causa tan justa y que
tiene la solidaridad de todos los hombres de pensamiento revolucionario del
continente americano, no podrá ser destruida; y porque una Revolución como
esta, que cuenta con la simpatía de todos los pueblos del mundo que luchan por
su liberación y por su felicidad, no podrá ser destruida; y que lo más sensato,
lo más cuerdo, lo más inteligente que pueden hacer quienes no quieren
resignarse a esta Revolución, es resignarse, porque es una realidad (APLAUSOS),
y dejarnos en paz, ¡dejarnos en paz, no sea que en el intento insensato de
destruirla pierdan mucho más de lo que han perdido hasta ahora! (APLAUSOS.)
Las
realidades no surgen en el mundo por capricho de nadie; las revoluciones, que
son realidades, no surgen por voluntad de nadie; las revoluciones son
realidades que obedecen a otras realidades; las revoluciones son remedios,
amargos, sí, ¡pero a veces los únicos remedios aplicables a males más amargos! (APLAUSOS.) Y la Revolución Cubana es una realidad en el
mundo, y la Revolución Cubana es ya una realidad para la historia del mundo
(APLAUSOS); la Revolución Cubana es una realidad, como es una realidad el
pueblo que la sostiene (APLAUSOS); ¡como son realidades los fusiles que sabrán
defenderla!; ¡como son realidades los hombres que están dispuestos a morir por
ella, en Cuba y fuera de Cuba! (APLAUSOS.)
Y que, caso de ser agredida nuestra patria, no solo será defendida en
Cuba, sino que será defendida dondequiera que haya un cubano, y será defendida
dondequiera que haya un amigo de Cuba (APLAUSOS); y que en caso de ser agredida
nuestra patria, agredida por cualquier potencia, con cualquier pretexto, o por
cualquier grupo de naciones caídas en las redes de cualquier maniobra, la
agresión a nuestra patria significará una guerra no solo contra nuestro pueblo,
sino contra todo cubano, en cualquier parte del mundo donde se encuentre (APLAUSOS);
y será una lucha contra los amigos de Cuba y los que están dispuestos a luchar
por Cuba, ¡dondequiera que se encuentren!
(APLAUSOS.) Y que nosotros
expresamos esta decisión de lucha con la misma firmeza con que hemos expresado
que nuestro anhelo es ver realizada la obra que estamos haciendo, que nuestro
anhelo es ver convertidos en realidades nuestros sueños y que nunca será por
culpa o provocación nuestra ninguna lucha, que nunca seremos nosotros agresores
de nadie.
Más
claro no es posible hablar. Y para que
no quede nada, añadir solamente, para los cubanos, que debemos estar siempre
alertas que no sabemos cuántos años debemos estar alertas, ese es el precio que
tenemos que pagar por esta obra: ¡Siempre
alertas contra cualquier agresión, sorpresiva o avisada!, ¡siempre alertas y en
la misma disposición de ánimo de luchar dondequiera que nos encontremos!, ¡siempre
alerta cada soldado del Ejército Rebelde y cada militar revolucionario!, ¡siempre
alerta cada miliciano, siempre alerta cada campesino, cada obrero, cada
estudiante, cada joven!, ¡cada hombre y cada mujer, cada anciano y cada niño,
siempre alerta! (APLAUSOS), ¡siempre
alerta, en cualquier circunstancia; siempre alerta, en cualquier condición!, ¡siempre
el ánimo dispuesto a resistir ante cualquier ataque, sin inmutarse; siempre el
espíritu firme! ¡Que lo que no puedan
doblegar nunca sea el espíritu del pueblo cubano; ¡y ningún pueblo podrá ser
sometido, si su espíritu no se somete, si su ánimo no se destruye! (APLAUSOS.) ¡Siempre alertas y en actitud de luchar, de
luchar con lo que tengamos a mano, de luchar en el punto en que nos encontremos;
pero siempre la idea de resistir, siempre la idea de combatir ante cualquier
agresión!; ¡siempre la idea de vencer, y si no vencemos, moriremos! (APLAUSOS y
EXCLAMACIONES DE: “¡Patria o Muerte!, ¡Patria
o Muerte!”)
¡Siempre
alertas y dispuestos a luchar, pase lo que pase, caiga quien caiga!; ¡siempre
alertas y dispuestos a luchar falte quien falte, muera quien muera! De manera que nuestra Revolución no vaya a ser
débil porque el enemigo pueda arrancar una vida, o dos vidas, o tres vidas. Si un jefe cae, el deber es poner otro jefe,
inmediatamente y sin discusión de ninguna clase (APLAUSOS); si un jefe cae,
inmediatamente otro ocupa su puesto, sea quien sea ese jefe.
Y
ya nosotros, cuando las circunstancias no eran las de hoy, dimos nuestra
opinión y el pueblo tomó una decisión. Si
el Primer Ministro falta (EXCLAMACIONES DE:
“¡No, no!”) —en cualquier
momento, el problema no es desearlo o no desearlo, el problema es que todo el
mundo sepa lo que debe hacer en cada circunstancia, y a nosotros lo que nos
preocupa es que el pueblo lo sepa hacer en cada circunstancia, y ese es nuestro
deber con el pueblo—, si el Primer Ministro falta (EXCLAMACIONES DE: “¡No, no!”) —quiero decir, si los enemigos de
la Revolución llevan a cabo una agresión—, lo único realista y lo único
objetivo es saber lo que hay que hacer, y saber que tienen ustedes
inmediatamente un sustituto del Primer Ministro, y ustedes lo van a decir. Ya en aquella concentración dijimos que yo
proponía a Raúl para Primer Ministro, si faltaba el Primer Ministro (OVACION
PROLONGADA).
Y
si faltan los dos, el Presidente de la República se reúne con el Consejo de
Ministros y designa otro Primer Ministro, que aquí hay que estar preparados
para todas las contingencias (APLAUSOS).
Cuando
un pueblo se encara a una tarea como a la que se ha encarado el pueblo de Cuba;
cuando un pueblo, pequeño como el de Cuba, tiene adversarios poderosos como tiene
Cuba hoy, todas las contingencias deben ser previstas, y ese pueblo debe saber qué
es lo que tiene que hacer, ¡y lo que tiene que hacer, antes que todo, es saber
que nunca puede ese pueblo dividirse ante una acción del enemigo y que la reacción del pueblo es estrechar
filas siempre! (EXCLAMACIONES DE: “¡Unidad, unidad!”)
Cuando
un pueblo, pequeño como el nuestro, se echa sobre sus hombros una tarea como la
que se ha echado nuestro pueblo, debe saber siempre qué hacer. Y no importa que seamos pequeños; si actuamos
bien, si sabemos qué hacer, saldremos vencedores, ¡porque vencen los que tienen
la razón y saben llevar adelante su razón, saben luchar por su razón! Y nosotros podemos estar seguros de que si
hacemos lo que tengamos que hacer, saldremos victoriosos, saldremos vencedores
(APLAUSOS).
Así
pues, solo me resta, en este Primero de Mayo, reafirmar ese propósito, ese
propósito de seguir todos cumpliendo nuestro deber, en nuestros puestos, y
pedirles a todos que hagan lo mismo. Expresarles
nuestra fe en los destinos de la patria, nuestra fe en la solidaridad de los
pueblos hermanos del Continente, por los cuales estamos luchando, porque ellos
aprenderán de nuestra experiencia, aprenderán de los aciertos que tengamos, y aprenderán
hasta de los errores que tengamos. Y así,
nosotros seremos útiles para nuestros pueblos hermanos en nuestros aciertos y
en nuestros errores. Tenemos fe en la
solidaridad de esos pueblos hermanos y fe en la solidaridad de todos los
pueblos del mundo.
A
los pueblos hermanos de América, id a contarles lo que es Cuba; id a rebatir
las mentiras que se escriben contra esta tierra generosa y noble, id a decirles
que este pueblo no está aquí porque siga a nadie, que este pueblo está aquí por
razones muy profundas, ¡que este pueblo está aquí porque en la vida del
Gobierno Revolucionario hemos sabido cumplir con el pueblo, y el pueblo es leal
con los que son leales con él!, ¡y el pueblo tiene fe en los que tienen fe en él! (APLAUSOS.)
¡Id a decirles a los pueblos hermanos que aquí
hay un pueblo espartano y que de nosotros podrán decir solo lo que dice la
lápida que se escribió en el paso de las Termópilas: “Id a decirle al
mundo que aquí yacen 300 espartanos, que prefirieron morir antes que rendirse”
(APLAUSOS).
Eso
es lo que espera América de nosotros; eso es lo que espera el mundo de nosotros;
y nosotros sabremos corresponder a las simpatías y a la solidaridad que hemos recibido.
¡Juremos
todos, soldados del Ejército Rebelde, milicianos, campesinos, obreros,
estudiantes, jóvenes; alcemos nuestras banderas cubanas, alcemos nuestros
rifles, alcemos nuestros machetes, para jurar que cumpliremos nuestra consigna
de ¡Patria o Muerte!
(OVACION
PROLONGADA DE LA MULTITUD CON LAS BANDERAS, LOS RIFLES Y LOS MACHETES EN ALTO).