DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE
FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER MINISTRO DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO, EN EL ACTO DE
CLAUSURA DEL CONGRESO DE LA FEDERACION NACIONAL DE OBREROS DEL CALZADO, TENERlAS Y SUS ANEXOS, EN LA CTC REVOLUCIONARIA, EL 8 DE
SEPTIEMBRE DE 1960.
(VERSION TAQUIGRAFICA DE LAS OFICINAS DEL PRIMER
MINISTRO)
Compañeras y compañeros de
la industria del calzado:
Teníamos
pensado aprovechar esta oportunidad de la clausura del congreso para tratar
distintos temas de interés para nuestro país y para el pueblo. Como siempre, hay que aprovechar estas
ocasiones para discutir y tratar de esclarecer cuestiones de la Revolución, y
me había emocionado bastante con esta oportunidad. Pero no han venido las cosas del todo bien;
primero porque se nos hizo tarde involuntariamente, y, en segundo lugar, porque
anda por ahí un ciclón y posiblemente haya una zona grande del territorio
nacional que, por lo menos, esté siendo afectada en estos momentos por las
ráfagas del huracán, las lluvias... es
posible que haya mucha estática y que también haya muchas familias que están
tomando medidas de precaución: clavando ventanas. Y, en realidad, no liga bien un discurso de
madrugada con un ciclón de madrugada (RISAS Y APLAUSOS). También las milicias están organizándose para
prestar ayuda a la población civil.
Los
ciclones, pues, son uno de los fenómenos naturales que suelen afectar nuestros
intereses. Traen siempre bastante daño a
las cosechas, inundaciones, en ocasiones pérdidas de vidas y un poco de alarma;
aunque ya nuestro pueblo está acostumbrado a todos los problemas.
Pero
también me decía Núñez que los ciclones traían algún bien y explicaba que, por
ejemplo, llenaban las cuencas subterráneas de nuestra isla de agua suficiente
para poder mantener las funciones que desempeñan cada día más importantes sobre
todo en la agricultura. Decía también
que los ciclones fueron los primeros agricultores, porque transportaron
semillas de algunas plantas, de otras islas y del continente a nuestro país. Y por último, decía Núñez, que los ciclones
sacudían la mata (RISAS Y APLAUSOS).
Hasta en el sentido naturalista de la palabra, porque podaban los
árboles de las ramas más débiles, en fin, que podaban a la vegetación. Esos eran los aspectos positivos de los
ciclones. Y puesto que es un mal
natural, pues hay que resignarse con lo que trae de malo y lo poquito que trae,
también, de beneficio.
Primero
que todo, sobre el calzado voy a hablar poco, a pesar de que se trate de un
congreso de este sector; en primer lugar, porque la verdad es que no entiendo
mucho del problema del calzado. Sí sé de
los problemas que hemos tenido, pero estos se derivan, fundamentalmente, de una
situación que ustedes comprenden perfectamente bien; y es que la industria del calzado
en nuestro país va desde la producción artesanal hasta la producción altamente
tecnificada. Y teníamos, por un lado,
grandes fábricas mecanizadas que podían producir a un costo...
(UNA
LUZ DE CAMARA DE CINE MOLESTA.)
Era
una luz de cámara de cine que no me dejaba ver al público (APLAUSOS).
Así
que, junto a las grandes fábricas completamente mecanizadas que podían producir
a un costo inferior, teníamos una gran producción también, de tipo artesanal,
manual, que no podía competir en los costos con las grandes fábricas.
Al
mismo tiempo, esta producción artesanal da empleo a millares de trabajadores
cubanos. Y eso es lo que hacía más
difícil la solución económica y técnica de la industria. Recuerdo que en los primeros meses de
gobierno revolucionario, sosteníamos una conversación con un grupo de trabajadores
de Manzanillo, de obreros del calzado, y junto con ellos, también había una
representación de los pequeños fabricantes.
En realidad, ellos planteaban su situación; y era la de un salario bajo. Pero cuando se empezaba a analizar las
posibles soluciones, nos encontrábamos con que la elevación de ese salario
elevaba el costo y se les hacía difícil poder competir entonces con las fábricas
altamente mecanizadas, que podían obtener una producción per cápita,
incomparablemente mayor, de la producción manual.
Y,
en fin, era un problema de difícil solución.
Y el Ministerio del Trabajo, pues se preocupó con toda razón de buscarle
una solución, porque era necesario tratar de elevar el ingreso de los obreros
de la industria del calzado.
Pero,
al mismo tiempo, teníamos otro problema: el problema de los precios, puesto que
es un artículo que lo consume todo el pueblo y tanto el obrero como el
campesino, en fin, todas las familias humildes tienen necesidad de calzado. Cualquier variación en esos precios afectaba,
de manera sensible, la economía de las familias más humildes. Ya se sabe que el que cuenta con recursos de
sobra cuando se le encarece uno de esos artículos apenas lo nota y, en cambio,
se hace muy sensible a las familias que tienen una economía muy limitada.
Además,
existían una serie de tarifas y de aumentos teóricos que no se cumplían. Cuando el ministerio se limitó a establecer
el cumplimiento de las tarifas existentes ya eso de por sí creaba un problema,
puesto que no se estaban cumpliendo esas tarifas. Eran leyes como muchas de las que había en
nuestro país que no se cumplían. Por eso
la industria atravesó varios meses de dificultad que a todos nos preocupaba
mucho, puesto que se estaba notando la escasez del calzado. Había que resolver el problema de manera que
resultaran mejorados los ingresos de los trabajadores del calzado, que no
resultase afectada la economía de las familias, y teníamos que hacer eso en el
cuadro de una industria que es, por un lado, artesanal y por otro lado,
mecanizada.
Así
son muchos de los problemas del Gobierno Revolucionario y muchos de ellos que,
por supuesto, los hemos heredado y que no son de solución fácil.
Pero
al final, el Ministerio del Trabajo, el Ministerio de Comercio y el
Departamento de Industrialización del INRA, trabajando en plena colaboración
con los obreros del sector, han encontrado una solución dentro de nuestras
posibilidades para restablecer de inmediato la producción, aumentar esa producción,
vender los zapatos a un precio aproximadamente del 22% al 25% más barato del
que tienen en estos momentos y, además, mejorar el estándar que tenían
anteriormente los obreros del sector.
Algún
día llegaremos a tener una industria plenamente mecanizada. ¿Cuándo?
Sencillamente cuando haya empleo para todos, cuando la mecanización no
desplace a nadie. Y esa aspiración,
pues, no se puede lograr de inmediato, requiere tiempo. Y como muchas de las cosas de un proceso
revolucionario que va transformando hondamente la vida del país, hay que irlas
llevando adelante en la medida de nuestras posibilidades. La Revolución se puede considerar afortunada
por todo lo que ha logrado, en medio de grandes desventajas: de una economía dependiente por entero
de una nación cuyos intereses minoritarios nos explotaban, y que se ha valido
de la situación de dependencia económica que tenía nuestro país con respecto a
ellos, para agredirnos. Y, sin embargo,
a pesar de esas agresiones, a pesar de que todo proceso revolucionario es
siempre muy complejo y muy difícil, la Revolución Cubana se puede sentir muy
satisfecha de todo lo que ha ido logrando.
Nosotros
nunca hemos afirmado, ni lo podemos afirmar, porque sería además una falsedad,
una falta de honradez decir que hemos hecho las cosas a la perfección. En realidad, no es así. Lo que sí podemos afirmar es que todo lo que
los hombres de la Revolución han estado haciendo lo han estado haciendo con una
inmaculada honradez, con un espíritu invariable y creciente de servir al
pueblo, con un deseo de hacer todas las cosas lo mejor posible.
No
siempre resulta así; se cometen equivocaciones, se cometen errores. Y, además, pudiera sacarse también una
conclusión de la experiencia revolucionaria que hemos tenido y es que en una
Revolución hay daños inevitables, hay ciertos daños que son inevitables, hay
ciertas medidas que obligan a tomar otras medidas, aunque no se pretendieran en
el primer instante, y algunas de esas medidas ocasionan daños a la economía. Por ejemplo, hay veces que un problema de
tipo laboral o una actitud patronal contrarrevolucionaria obliga al gobierno a
intervenir una empresa determinada, y como consecuencia de esa intervención plenamente
justificada se produce una especie de miedo y de retraimiento en otras empresas
del mismo sector que, naturalmente, obligan al gobierno a tomar medidas para
resolver los problemas que ese miedo crea.
¿Qué
queremos nosotros?, ¿siquitrillar a todo el mundo
indiscriminadamente? No; hay quienes
piensan eso, y hay quienes creen que lo hacemos por el placer de amargarle la vida
a alguna gente. El Gobierno
Revolucionario no se puede guiar por pasiones, no se puede guiar por caprichos;
su tarea es una tarea muy responsable; es ir resolviendo problemas, es ir
avanzando, es ir mejorando cada día, sin crear trastornos que retrasen la
marcha de la Revolución. Y hay veces que
esos trastornos se producen sin que lo pueda evitar el Gobierno Revolucionario.
No
es que nosotros queramos intervenir todas las empresas, no señor. Hay algunos empresarios que creen eso. Si nosotros hiciéramos eso, cometeríamos una
locura, porque de repente nos encontraríamos que teníamos que administrar... Bueno, pues..., ¡cincuenta mil negocios!;
necesitaríamos cincuenta mil interventores, cincuenta mil personas aptas en
administración y eso no se encuentra fácilmente; no digo yo cincuenta mil, ¡a
veces ni cinco mil!, a veces —bueno, bueno, bueno—, ¡ni quinientos! (APLAUSOS.)
Hay
que capacitar a nuestro pueblo. Nosotros
no podemos realizar hoy tareas que sí podremos realizar en el futuro. Con un pueblo que tiene una gran deficiencia
en técnicos, con un pueblo donde tantas inteligencias han perdido la
oportunidad de desarrollarse, de ir a centros de capacitación, de ir a las
universidades; nosotros no podemos hacer lo mismo que podremos hacer cuando hayamos
desarrollado hasta el máximo la capacidad técnica de nuestro pueblo. Es decir que el que quiera cruzar el puente
antes de llegar al río, pues no cruza ni el puente ni el río; y nosotros
sabemos cuándo hay que cruzar el río y cuándo hay que cruzar el puente
(APLAUSOS).
Nosotros
no queremos posar de los revolucionarios más grandes del mundo ni ganar fama de
superrevolucionarios, porque el que se deje llevar
por ese prurito puede incurrir en ser el más grande chapucero del mundo
(APLAUSOS); porque los problemas son muy complejos y nosotros entendemos que
los verdaderos revolucionarios son los que estudian las realidades, estudian los
problemas tales cuales son, y no hipotecan el futuro sino que están pensando
siempre en el futuro, están siempre pensando en los avances futuros, y no
sacrifican el avance futuro por precipitaciones presentes. Nosotros no debemos incurrir en
precipitaciones presentes que sacrifiquen un desarrollo más rápido y más seguro
en el futuro. Esa debe ser la norma de
los verdaderos revolucionarios, y es la norma del Gobierno Revolucionario.
Cosas
que afortunadamente, nuestro pueblo comprende perfectamente bien. Nuestro pueblo, además, tiene la gran
generosidad de comprender que muchas de las cosas que no pueden salir bien en
los primeros momentos, pues que nosotros no tenemos toda la culpa de eso. Y también el pueblo observa que hay grandes
progresos, el pueblo observa que en muchas cosas se mejoran. Nosotros recordamos los primeros meses,
cuando andaban tantas cosas al revés y, ¡claro!, no nos podíamos hacer cargo de
todos los problemas de la república y que además todo empezara a marchar
perfectamente bien desde el primer día. Sin
embargo, el pueblo tenía fe en que las cosas en el futuro irían marchando mejor,
y esa fe del pueblo no ha sido defraudada; porque es cierto que si bien muchas
cosas hay que mejorarlas, que si bien hay muchos defectos en muchos aspectos,
hay también grandes mejoras y grandes progresos en muchos aspectos. Y nosotros debemos estar siempre inspirados
en el propósito de ir mejorando cada día más las cosas de nuestro país, no
dormirnos nunca sobre los laureles, no conformarnos nunca con lo que hayamos
logrado, sino tratar de lograr cada día nuevos perfeccionamientos. Con los conformistas no se puede avanzar; un
pueblo que se conforma con lo que ha hecho, ese pueblo paraliza su progreso y
siempre el progreso se puede ir obteniendo en todos los aspectos y desde los
inicios de la humanidad hasta hoy, lo que se ha demostrado es que todas las
cosas de la sociedad humana, todas las cosas del género humano, son
susceptibles de grandes progresos.
Y
así, los progresos de nuestra patria —por ejemplo— en un siglo han sido muy
grandes, y desde luego, los progresos de nuestra patria en los últimos
dieciocho meses de vida han sido extraordinariamente grandes (APLAUSOS); los
cambios han sido profundos y, sobre todo, lo que vale la pena analizar es lo
que hemos aprendido todos en estos dieciocho meses; lo que se ha despertado
nuestro pueblo a la apreciación certera de los problemas que no teníamos ayer. Vale la pena comparar la cantidad de mentiras
que teníamos en la cabeza que nos las habían inculcado sistemáticamente; vale
la pena comparar la falta de verdadera conciencia revolucionaria y política que
había hace dos años, y la madurez política y revolucionaria que tiene hoy el
pueblo de Cuba.
¿Cómo
el pueblo de Cuba ha podido descubrir grandes verdades por sí mismo? ¿Y cómo ha podido exhibir esas verdades
frente a las grandes mentiras que antes imperaban aquí y que hoy imperan
todavía en el continente americano? ¿Cómo
nosotros hemos podido descubrir toda esa farsa de una supuesta democracia?, y
cómo nos habían hecho creer que toda aquella politiquería, toda aquella
camarilla que se reunía en nuestros órganos legislativos, donde representaban
sus intereses exclusivamente, y jamás los intereses del pueblo, cómo toda
aquella burocracia, toda aquella compra de conciencia, todos aquellos pillos,
podían constituir expresión de la voluntad de un pueblo; cómo todo aquel
espectáculo de demagogia, de mentira, de soborno, de burocracia, de prebendas,
¡todas aquellas calles invadidas de pasquines de descarados! (APLAUSOS), donde el pueblo no tenía ni
siquiera medio de conocer los hechos, era informado falsamente a través de las
agencias internacionales, era informado falsamente sobre sus verdaderos
intereses a través de un monopolio de los órganos de divulgación por los
grandes intereses económicos de minorías nacionales o de monopolios
extranjeros, y que el pueblo tenía que leer todo aquello y no podía leer
ninguna otra cosa, y que el pueblo no tenía otra información que la que le
daban aquellos intereses que lo estaban explotando, y que nos hicieran creer
que aquello podía llamarse democracia, aquello podía ser expresión de la
soberanía de un pueblo, de la voluntad de un pueblo y de los intereses de un
pueblo. Y cómo nos entretenían con
aquella maraña y aquel tejido de mentiras y pasaban los años, pasaban las
décadas, sin que ni una sola de las grandes injusticias se pudiera eliminar en
nuestra patria.
Hoy
vemos cosas del pasado que nos parecen increíbles y casi no podemos comprender
cómo nuestro pueblo había aceptado tanta explotación, tanto abuso, ese abuso
generalizado en todos los aspectos de la vida:
desde el manejo inmoral de los fondos públicos, la prebenda, el
enriquecimiento ilícito, el saqueo del país por los monopolios extranjeros; nos
hacían creer que era bueno que una compañía americana tuviera aquí 10 000
caballerías de tierra mientras había cientos de guajiros muriéndose de hambre
en las guardarrayas, que eso era bueno (APLAUSOS); y que era bueno que un
garrotero le prestara, cobrando el 100% de interés a cualquier obrero que iba
desesperadamente a pedirle un préstamo y que era bueno que un especulador le
cargara tres, cuatro, o cinco pesos a un quintal de cualquier producto para que
tuviera que pagárselo el pueblo, y en cambio, él pudiera tener cuatro residencias,
cinco residencias, tres Cadillacs, dos yates, veinte casas de recreo y todos
los lujos que se le pudieran imaginar (APLAUSOS); y que en nuestro pueblo
hubiera tanta pobreza, tanta gente analfabeta, tantos cientos de miles de
familias viviendo en bohíos miserables, mientras unos pocos disfrutaban de una
proporción vastísima de la renta nacional, y que las hijas de los obreros o de
los campesinos no tuviesen oportunidad de ir a una escuela, tuviesen que ir a
trabajar de criadas —como las llamaban—; y las que criaban eran ellas, porque
eran las que criaban a los hijos y a los propios padres con su trabajo
(APLAUSOS); y que las hijas de las familias humildes tuviesen que ir a engrosar
las filas de la prostitución y que tuvieran que ir a parar a los trabajos más
vergonzosos en una sociedad que no les brindaba otra alternativa, que no les
brindaba la alternativa del trabajo decoroso, en una sociedad inhumana como era
la sociedad en que vivíamos nosotros; porque era verdaderamente una sociedad
inhumana; y cómo trataban de hacernos creer que lo malo era bueno, y que, en
cambio, todo lo bueno que ha hecho la Revolución, y que está haciendo, y que
hará, es malo (APLAUSOS).
Estas
cosas se comprenden cada día mejor y se comprenden con hechos que se enseñan de
una manera clarísima. Y cómo nosotros
los cubanos, hemos podido echar por tierra todas las mentiras con que se
engañaba a este continente, con que engaña a los pueblos hermanos de América. ¿Quién cree que muchos de esos gobiernos
representen el interés de sus pueblos, representen la voluntad de sus pueblos?
Y
los cubanos hemos podido contemplar por primera vez, cómo efectivamente la
voluntad mayoritaria y los intereses absolutamente mayoritarios de un pueblo
son los que cuentan y son los que deciden a la hora de afrontar nuestros
problemas; cómo el pueblo ha llegado a tener, por primera vez en la historia,
la sensación de que está decidiendo sus propios destinos y que es su voluntad
la que cuenta; ¡y cómo, por primera vez en nuestra historia, ningún cubano
tiene que sentirse avergonzado de ser pobre!
(APLAUSOS); ¡y cómo, por primera vez en nuestra historia, ningún cubano
negro tiene que sentirse avergonzado por ser negro! (APLAUSOS.)
¿Y
cómo era la vida del humilde ayer, cómo, cómo era la vida del humilde ayer, que
tenía que soportar todos los vejámenes? Y
cómo los que vivían engreídos, cómo los que vivían altaneramente y despreciando
a los demás, eran aquellos que se paseaban en sus carruajes y ni siquiera se
dignaban a mirar a un hombre humilde del pueblo, cuando ese hombre humilde del
pueblo era el que les limpiaba las botas, y era el que les llevaba la leche por
la mañana a su casa, porque otro se había levantado a las 3:00 de la madrugada
a ordeñar la vaca, y otro se había levantado a esa misma hora a hacer el pan
(APLAUSOS), y otro era el que le imprimía el periódico que él leía cómodamente
por la mañana, y otro el que se lo llevaba a su casa, y otro el que le manejaba
el carruaje, y otra la que le cocinaba y le preparaba sus suculentos y bien
condimentados alimentos (APLAUSOS). Era,
para ellos, como si el ser humano no mereciera ninguna consideración.
Y
esas son las cosas que han cambiado en nuestro país. ¡Y esa es una de las muchas razones por las
cuales nosotros, los hombres del Gobierno Revolucionario, podemos convocar a un
millón de cubanos en cualquier plaza de nuestra patria! (APLAUSOS PROLONGADOS Y EXCLAMACIONES CON
CONSIGNAS REVOLUCIONARIAS COMO: "¡Fidel, Fidel!"; "¡Cuba
sí, yankis no!"; "¡Venceremos!"; "¡Fidel, seguro, a los
yankis dales duro!" EL PUBLICO
GUARDA SILENCIO ANTE LAS NOTAS DEL HIMNO NACIONAL.)
Esos
son los extraños misterios —porque son verdaderos misterios— para los que cada
día, mientras más impotentes, más se llenan de odio contra la Revolución; los
que mientras más fuerte la ven, más tratan de hacerle daño y más pierden la cabeza
en la obsesión de obstruirle a un pueblo su marcha, de obstruirle a un pueblo
su felicidad. ¿Por qué? ¿En nombre de qué? ¿Qué razones se pueden esgrimir para defender
intereses y privilegios frente a las grandes ansias de una nación toda? ¿O es que la nación la constituía aquí el
grupito de privilegiados, y todo tenía que estar ordenado para ellos? ¿Es que la nación tenía que estar ordenada
para servir a intereses de minorías extranjeras que se habían apoderado de
nuestra riqueza? ¿O es que la nación
está constituida realmente, en su inmensa mayoría, por familias de condición
humilde, por familias que trabajan, por familias que tienen muchas necesidades,
que tienen necesidades materiales, que tienen necesidades espirituales, que
tienen muchas cosas por las cuales luchar y luchar honestamente, que tienen
muchas cosas por las cuales preocuparse y resolverlas honestamente?
Por
eso es por lo que estamos luchando, por la nación, integrada en su casi
totalidad por hombres y mujeres que trabajan, y por hombres y mujeres, que en
muchos casos, queriendo trabajar, no tienen donde trabajar; para ellos y para
que ellos puedan satisfacer sus justísimas aspiraciones humanas, materiales y espirituales,
es por lo que estamos luchando, y es lo que queremos. Y contra ese propósito cuando un pueblo ha
llegado a comprenderlo, se tienen que estrellar todas las agresiones, se tienen
que estrellar todas las torpezas que cometan los enemigos de ese pueblo.
Y
en verdad que cuando se aprecia de qué forma una mayoría tan abrumadora de la
nación está consciente de su rol, y está consciente de su destino, cuando una
mayoría tan abrumadora de la nación está de acuerdo en esforzarse y en luchar
por algo que no se concibe que todavía haya mentes tan criminales que tengan la
ilusión de hacer fracasar a ese pueblo; haya mentes cargadas de un desprecio tal
para los pueblos, que crean que sus inmorales pretensiones puedan imperar por
encima de las nobles y justas aspiraciones de todo un pueblo. Y por eso cuesta trabajo concebir sus actos y
sus hechos; cómo tratan de estar constantemente promoviendo hechos contrarrevolucionarios,
cómo se mueven fuerzas poderosas, sobre todo de carácter extranjero, para
perturbar la marcha del país. Y,
realmente, llena de indignación ver cómo se valen de
la ignorancia, cómo se valen de la desorientación de algunas gentes para
lanzarlas en las más descabelladas aventuras, cómo promueven campañas
terroristas pagadas, peso a peso, por manos extranjeras, cómo desafían esos intereses
la voluntad tan clara y definitivamente expresada por nuestro pueblo.
Y
así se producen conductas que son bochornosas, que son cobardes y que son
dolorosamente indignantes. Cómo, por ejemplo,
aquí en Cuba todavía haya elementos conectados con el extranjero que crean que
se pueden promover alzamientos (EXCLAMACIONES),
y cómo todavía no los hayan escarmentado las experiencias de Pinar del Río y
las experiencias de Oriente para estar lanzando gentes a la absurda pretensión
de querer hacer alzamientos o guerrillas contrarrevolucionarias
apoyados por los terratenientes. ¿A
quién se le ocurre que se puedan promover en nuestros campos guerrillas
contrarrevolucionarias apoyadas por la clase explotadora de los campos? (APLAUSOS.)
Porque
eso sencillamente es demostrar una ignorancia absoluta y total de lo que es una revolución, de lo que
es la lucha revolucionaria, y cómo una revolución tiene que apoyarse sólidamente
en un sector oprimido para marchar adelante, ¿cómo es posible que se pueda
hacer una revolución, es decir, una lucha, una lucha social apoyada en un
sector explotador contra los intereses de los campesinos, y que pretendan
realizar actividades de esa índole en áreas rurales de nuestro país? ¿Contra quién indignarse, contra los que son
instrumentos que se dejan arrastrar a esos disparates y a esos absurdos, o
contra los que envían a esa gente? ¿Contra
los que pagan a esos elementos, o los seducen, o los engañan? Porque es curioso cómo los elementos
privilegiados, afectados por la Revolución, no descansan en la tarea de
confundir, de engañar, de provocar hechos de esa índole, y todavía lo más increíble: cómo además se
hacen ilusiones de que tales propósitos puedan prosperar.
Y
así nosotros tenemos que meditar sobre estos problemas, y es difícil imaginarse
la indignación que produce conocer, como conocemos nosotros, quiénes son los
señores que están promoviendo esas actividades, y en el día de hoy, por
ejemplo, en las zonas montañosas de la provincia de Las Villas, una patrulla de
hombres del Ejército Rebelde tuvo noticias de un punto donde había elementos
armados y procedieron a ir a dominarlos.
Resultaba
que allí había dos excasquitos (EXCLAMACIONES) y un exteniente (EXCLAMACIONES), es decir, un exteniente rebelde. ¿Cómo
era posible que se llevara a un hombre a la confusión semejante de ir a
reunirse con dos exsoldados de la tiranía para
intentar la cosa más absurda del mundo: la de promover guerrillas contra el
Gobierno Revolucionario?
Cuando
ahondamos un poquito en las investigaciones, encontramos quiénes eran los que
les habían enviado las armas, quiénes eran los que les habían enviado el dinero,
quiénes eran los que estaban alentando; señores afectados por la Revolución, latifundistas
afectados por la Revolución, intermediarios afectados por la Revolución; y era
realmente indignante ver la lista de los que les habían entregado las armas y
estaban promoviendo esas actividades.
Al
ir los soldados nuestros a dominarlos trataron de hacerles resistencia y dos de
ellos resultaron heridos:
los dos exsoldados de la tiranía
(APLAUSOS). Sin embargo, nosotros que nos
encontrábamos en la provincia, cuando pudimos presenciar aquellos dos heridos y
meditábamos en las causas que podían haber llevado a aquellos hombres a cometer
tamaño error; lo que sentíamos no era odio, lo que sentíamos era pena. Uno de ellos era un muchacho joven, otro
tenía algo más de edad. ¿Cómo podían
haberles hecho creer a aquellos hombres que podían intentar guerra de
guerrillas contra el Gobierno Revolucionario, que se apoya fundamentalmente en
los sectores campesinos y obreros del país?
(APLAUSOS PROLONGADOS.)
Nuestros
soldados, nuestros soldados, con su caballerosidad característica, procedieron
inmediatamente a tomar las medidas para el traslado inmediato y la atención de
esos heridos al hospital. ¡Como hicieron
siempre durante la guerra!
Y
cuando se contemplan estas situaciones lo que uno se pregunta es esto: ¿Qué son esos
seres, sino meros instrumentos de los que teniendo más maldad todavía que
ellos; más mala fe todavía que ellos los alientan y los arman y les ofrecen
apoyo americano y les hacen creer que es cuestión de estarse unas cuantas
semanas en las lomas, todo lo más unos cuantos meses, que los marinos
americanos lo van a resolver todo? (EXCLAMACIONES
DE: "¡Fuera!")
Y nosotros hemos tenido oportunidad de comprobar eso y de investigar eso, ¡y
con qué perfidia y con qué cobardía hay gentes tratando de alentar a estos
elementos militares, o gente confusa o elementos de estos que no son
revolucionarios para que promuevan guerrillas contra el Gobierno Revolucionario! ¡Y así lo han estado haciendo en la provincia
de Las Villas! Han estado tratando de
promover guerrillas de exmilitares o de desertores, o
de traidores a la Revolución para crear focos de contrarrevolucionarios que
faciliten las actividades de los extranjeros que hoy dirigen todas estas
actividades contra nuestro país. ¡Cómo
tratan de instrumentar los planes extranjeros contra nuestra patria y cómo se
valen de esa gente ignorante que no pueden tener idea de que no se puede
realizar una lucha, porque analizándolo fríamente, objetivamente, es lo más
absurdo que se pueda concebir! Y
nosotros tenemos derecho a saber esto, porque fuimos allí a reunirnos con los
campesinos que eran explotados miserablemente, que eran estafados
constantemente, que eran desalojados de sus tierras, que veían en el soldado de
la tiranía el esbirro que constantemente abusaba de ellos. Y nosotros sí sabíamos que en esas
condiciones se podía promover una lucha revolucionaria.
¡Y
en qué distintas condiciones tratan estos elementos contrarrevolucionarios de
promover guerrillas! ¿A qué nos obligan,
a qué nos obligan a nosotros con esas cosas?
(EXCLAMACIONES DE:
"¡Paredón!")
Y
es curioso, porque nosotros ya tenemos alguna experiencia sobre estos
problemas; cómo apenas un grupito se pasa unos días tranquilo y enseguida se
forma el embullo entre todos los elementos contrarrevolucionarios y creen que
ya pueden agarrar las lomas (EXCLAMACIONES).
¿A qué nos obligan? (EXCLAMACIONES
DE: "¡Paredón!")
¡Todavía ni siquiera eso! ¿A qué nos
obligan? (EXCLAMACIONES.) Y créanme que lo digo sin sombra de odio,
créanme que lo digo con dolor, porque los que podemos llegar a comprender cómo
en la sociedad los mayores culpables son los que muchas veces permanecen ajenos
al peligro; los mayores culpables son esos que tranquilamente y cómodamente
arrastran a otros a hechos de esta naturaleza; los que llegamos a comprender
cómo esos señores que han adquirido una cultura mayor, porque eran los que
podían estudiar, más leídos, más preparados, más habilidosos son los que sin
riesgos para ellos, sin saber lo que es una loma, ¡y sobre todo sin saber lo
que es el Ejército Rebelde cuando se dispone a poner fuera de combate cualquier
elemento de esos...! (APLAUSOS.) Porque hay gente que no
tiene la más remota idea de lo que es la guerra. ¡Hay gente que no tiene ni la más remota idea
de lo que es tener que afrontar de veras la lucha!
Sin
embargo, nosotros tenemos que movilizar la fuerza, ¿contra quién? Contra esos instrumentos; mientras que desde
el extranjero cómodamente oficinas extranjeras, servicios de espionaje extranjeros,
tranquilamente desde fuera, mueven esos hilos, o señores aquí afectados por la
Revolución tranquilamente, paseando todavía en sus Cadillacs, viviendo todavía
en sus lujosas casonas. Y lo que duele
es que nosotros tengamos que movilizar nuestras fuerzas contra los que no son
más que meros instrumentos y nos veamos obligados a hacerlo para destruirles
las ilusiones de que puedan promover brotes contrarrevolucionarios en el
interior de nuestro país. Que nos veamos
obligados a mover nuestras fuerzas contra esos meros agentes y lo que nos duele
es pensar que haya cubanos que por su ignorancia, su falta de mentalidad,
puedan llegar a ser arrastrados a esas situaciones. Porque a nosotros nos duele sencillamente
cada vez que nos vemos obligados a movilizar a los hombres de la Revolución
para reprimir sencillamente, poner fuera de combate y liquidar cualquier
actividad de ese tipo. ¡Y con mucha más
razón cuando pensamos que las están promoviendo contra la patria para servir al
extranjero! Con mucha más razón por eso,
porque están sirviendo a intereses extranjeros.
No
les ha bastado la experiencia del grupito que trataron de promover en la Sierra
Maestra. No les ha bastado la
experiencia del grupito que trataron de promover en Pinar del Río. Pues nos obligan a tener que demostrarles,
otra vez, que ni en la Sierra Maestra, ni en los Organos,
ni en el Escambray tampoco pueden promover ningún grupito de guerrilleros
(APLAUSOS).
Y
no queda más remedio, sencillamente, no queda más remedio que tener que hacer la
tercera demostración (EXCLAMACIONES).
Esperamos
que por lo menos les sirva de algo y no continúen haciendo esas cosas tan
absurdas, tan faltas de lógica y además para que no se hagan ilusiones, porque
lo simpático que tiene esto, en medio de la tragedia, es la facilidad con que
se hacen ilusiones los contrarrevolucionarios, la facilidad con que se embullan,
la facilidad con que se alborotan los mercenarios que están en el extranjero
cuando logran arrastrar algunos grupitos a esas actividades.
Para
que se les acaben de una vez todas las ilusiones, permítasenos decir una cosa
aquí y es esta: —para
ver si les sirve aunque sea a esos infelices instrumentos, o les sirve a esos
malvados para que dejen de hacerse ilusiones—, permítasenos decirles que en la
Sierra del Escambray hasta una aguja que soltaran allí, ¡hasta una aguja la
encontraremos nosotros! (APLAUSOS.)
¡Ojalá
bastaran estas palabras, ojalá bastaran estas palabras, para que se
convencieran de eso y con eso nos podíamos evitar las escenas dolorosas, con
eso nos podíamos evitar un solo herido!
Nosotros
no queremos victorias contra grupitos, ¡porque nosotros aprendimos con grupitos
a obtener victorias contra montones de soldados enemigos! (APLAUSOS PROLONGADOS.)
Nosotros
siempre con muy pocos hombres derrotamos a unidades incomparablemente mayores
que las nuestras, y en eso sí podíamos ver un poco de gloria, de mérito, pero
nosotros no queremos esas victorias, esas que nos obligan a tener que movilizar
las tremendas fuerzas con que cuenta la Revolución, una parte pequeñísima de
esa tremenda fuerza, para poner fuera de combate a grupitos.
¡Ojalá
bastaran estas palabras, pero si estas palabras no bastan, sépase que hasta una
aguja, una aguja la encontramos nosotros en esas montañas (APLAUSOS), que no
tenemos más que movilizar, no ya a nuestras unidades del Ejército Rebelde que
están en entrenamiento, y no deseamos interrumpirles para nada su
entrenamiento; con movilizar unos cuantos cientos o si se quiere, cuando lo
estimemos pertinente, unos cuantos miles de milicianos campesinos que tenemos
perfectamente entrenados (APLAUSOS).
¿Y
por qué incurren en esos errores? Porque
no me entienden, no entienden, no son capaces de entender. Los ciega el odio ese que les nace del
vientre, que les nace de los bolsillos afectados, que les nace de las ganancias
afectadas, porque si fueran capaces de entender, por lo menos, dejarían en paz
a nuestra Revolución y a nuestro pueblo.
Nosotros tenemos muchas cosas por hacer, nosotros tenemos mucho que
trabajar por delante; hay grandes cosas y grandes proyectos por llevar adelante. Debieran de dejarnos en paz. Sin embargo, se empeñan y se empeñan y se
empeñan inútilmente, porque eso es lo que duele: si tuvieran alguna posibilidad... pero es que no tienen ninguna porque, ni los
monopolios ni el imperialismo van a aplastar aquí a nuestra Revolución
(APLAUSOS), ni en nuestro país puede haber contrarrevolución que prospere. Y no descansa, sin embargo, el imperialismo,
en estar promoviendo terrorismo, en estar promoviendo grupitos de alzados, en
estar promoviendo estupideces, porque son, sencillamente, estupideces. ¿Qué van a conseguir? ¡Ah!, retrasarnos. Está bien, nos pueden retrasar; las
agresiones económicas nos retrasan, las agresiones económicas nos crean
problemas. Todas las agresiones del
imperialismo nos perjudican, nos perjudican, sí, ¡pero ellos salen mucho peor
que nosotros! Y los perjuicios que nos
han hecho, ¡tengan la seguridad de que los han pagado muy caro! (APLAUSOS) Y los perjuicios que nos sigan
haciendo, ¡tengan la seguridad de que los tendrán que ir pagando muy caro! (APLAUSOS.)
Y
no hay nada más insensato y nada más doloroso que ese daño en balde, ese daño
estúpido y ese daño sin resultado posible que le pretenden hacer a nuestro
pueblo. No nos quieren dejar en paz,
porque saben lo que la Revolución avanza.
Si de verdad creyeran en lo que ellos afirman, si de verdad creyeran que
su sistema es la panacea del mundo; en cambio, que lo que nosotros hacemos está
mal hecho, entonces nos dejarían solos para que nosotros nos hundiéramos solos,
¿verdad? Y, sin embargo, ¿por qué no nos
dejan en paz? Porque saben que nos dejan
tranquilos y los avances de nuestra república son tan fantásticos, y los
progresos de nuestra patria son tan fantásticos que a los pocos años será
derrotado el imperio en toda la América Latina (APLAUSOS).
Ellos
hace mucho rato que no creen en lo que afirman, hace mucho rato que ellos
mismos no creen en lo que afirman; ellos hablan de su fantástico sistema y, sin
embargo, tienen que ir corriendo con 600 millones de dólares en el bolsillo
para ir a sobornar gobiernos (APLAUSOS).
¡Nosotros no nos gastamos ni un centavo!
¿Con qué moneda nosotros ganamos amigos?
Con la moneda del éxito, con el éxito de nuestra Revolución. Y ellos lo saben. Ellos saben bien que, como es mentira lo que
afirman y saben bien que nosotros marchamos por un sendero de progreso, se
llenan de terror pensando que los otros vean lo que nosotros estamos haciendo,
pensando en que los demás pueblos se entusiasmen con nuestros éxitos. Y para que se demuestre aquí de una manera
que no le quede duda a nadie de lo que es capaz de hacer una revolución justa,
baste considerar cómo nosotros hemos soportado la agresión, cómo a pesar de la
guerra que le han hecho al turismo —por ejemplo—, de habernos quitado casi un
millón de toneladas de nuestra cuota, y cómo saboteando todas nuestras
actividades, la Revolución ha podido darle al pueblo un aumento del 35% del
empleo industrial en solo 18 meses (APLAUSOS).
Cómo la Revolución ha podido hacer desaparecer el desempleo en muchas
regiones de nuestros campos ya; no en todas, pero en varias regiones sí. Hay algunas que son mucho más densamente
pobladas que en otras, pero hay muchas zonas de desarrollo donde han tenido ya
que estar llamando trabajadores de otras zonas para poder cubrir allí todas las
tareas (APLAUSOS). Cómo, en medio de un
hostigamiento incesante, la Revolución ha podido llevar tantos beneficios al
pueblo. Y eso es lo que ellos no pueden
soportar. Si creyeran en lo que afirman,
no se habrían apurado. Mas, como no creen en lo que afirman, tienen un miedo
tremendo a los éxitos de la Revolución Cubana (APLAUSOS).
Sin
embargo, no lo podrán impedir, porque hay una cosa que tienen también los
pueblos cuando los hostigan, cuando los agreden: los pueblos se crecen. Y nosotros cada acto de hostigamiento, cada
acto de agresión lo convertimos en energía revolucionaria; lo convertimos en
deseo de trabajar, lo convertimos en propósito de triunfar (APLAUSOS).
Deseamos
el triunfo por nuestro bien, pero además, por cuanto el triunfo nuestro es el
mal de los enemigos de la humanidad, deseamos más todavía el triunfo nuestro
(APLAUSOS). Y por eso nos sentimos con
más entusiasmo todavía, con más deseo de adelantar y de llevar adelante la
Revolución, con más energía todavía para trabajar por ella. Y esa energía se la debemos a todos los que
están tratando de fastidiar a nuestro pueblo, a todos los que están tratando de
hacer fracasar a nuestro pueblo; lo que han logrado es convertir sus agresiones
en triunfos como dijo la compañera (APLAUSOS).
En energía revolucionaria..., pero los muy torpes no entienden eso; no
lo entienden, no entienden nada, absolutamente nada. Y sobre todo, no entienden eso. Entonces, nosotros pensamos: ¿Qué explicación se darán esta gente
de lo que está pasando en Cuba? ¿Cómo
podrán explicarse estos fenómenos, si en el cerebro de ellos no caben? ¿Cómo después de haberse pasado tantos años
tratando de tomarnos el pelo, tratando de engañarnos, tratando de desorientarnos
han fracasado tan miserablemente? ¿Cómo
se explican ellos eso?
Y
me imagino que se deben estar rompiendo la cabeza porque no les cabe en la
cabeza, no entienden. Han perdido la
facultad de razonar. ¿Y cómo este
pueblecito pequeñito, aquí que nos habían estado indoctrinando durante 50 años,
nos habían estado —lo voy a decir con un término vulgar— embutiendo durante 50
años...? (APLAUSOS.) ¿Cómo este
pueblecito pequeñito ha podido resistir todo su poderío, todas sus
maquinaciones internacionales, todos sus tejemanejes con los demás gobiernos de
América Latina, y cómo la Revolución está invicta y cada día más fuerte, cada
día más unida, cada día más enraizada en el pueblo (APLAUSOS), cada día más
claro todo el mundo aquí?
Y
eso no es nada, ¡lo que vamos a aprender!, ¡lo que nos falta por aprender, y lo
que va a progresar la educación de nuestro pueblo! Porque les decía que teníamos muchas tareas
que realizar, y nosotros queríamos hablarle hoy al pueblo de algunas de esas
tareas. Al menos una parte del pueblo
está escuchando y los que tuvieron que irse a acostar lo leen mañana en los
periódicos (APLAUSOS).
La
Revolución constantemente está llevando adelante una serie de proyectos. Por ejemplo, el proyecto de situar escuelas
en todos los rincones de las montañas de Cuba es un proyecto ya virtualmente
realizado; dentro de unos días ya estarán los maestros. Se preparó a los maestros, se les dio un
curso, se les probó, y ya pronto eso será una hermosa realidad. Las brigadas juveniles, ya dentro de unos días
salen los primeros 2 000, y en los próximos 15 días irán 10 000
jóvenes a integrar las Brigadas Juveniles de Trabajo Revolucionario en la
Sierra Maestra (APLAUSOS). Es uno de los
proyectos de la Revolución que marcha formidablemente adelante.
Otro
de los proyectos: las
milicias obreras y campesinas (APLAUSOS) cuya disciplina y cuya organización
adelantan extraordinariamente y fortalecerán, de manera indestructible, a la
Revolución Cubana. Y no solo eso, ¡que
tenemos armas para esas milicias! (APLAUSOS
PROLONGADOS.) Es decir que no se están entrenando
en balde, ni se están sacrificando en balde.
¡Ya las veremos desfilar, ya veremos desfilar el Primero de Mayo lo que
es todo un pueblo en pie de lucha! (APLAUSOS),
¡ya lo veremos!, ¡y nuestros enemigos lo verán también para disgusto suyo! (APLAUSOS.)
¿Pero
es que esos son los únicos proyectos de la Revolución? ¡No! La
Revolución tiene muchos proyectos que queremos llevar adelante.
Para
el año que viene tenemos un plan, para el año que viene tenemos una batalla que
librar con la ayuda de todo el pueblo porque es la única manera de ganarla; y
esa batalla sí tiene un mérito fantástico, vale la pena proponérsela; es la
siguiente: para
el año que viene vamos a acabar hasta con el último residuo de analfabetismo en
Cuba; ¿qué les parece? (APLAUSOS
PROLONGADOS.) ¿Qué les parece que el
pueblo de Cuba el año que viene se proponga que no quede un solo compatriota
nuestro que no sepa leer y escribir? ¿Y
que entre todo el pueblo, entre todos, enseñemos a los que no saben leer ni
escribir?, y que en un año —en solo un año— la Revolución liquide el
analfabetismo para darles un ejemplo más a nuestros hermanos de América Latina (APLAUSOS),
y para que el imperialismo tenga que botar un poco más de dólares (RISAS),
porque cada éxito de la Revolución Cubana significa que los bolsillos de ellos
tienen que ahondarse más todavía y sacar dinero de ahí; ¡y lo peor es que por
gusto!; por gusto, porque con esas "pastillitas" no van a resolver
los problemas de América Latina; y están dándole calmantes que, por supuesto,
ese calmante no llega al dolor de la gente.
Todo el mundo sabe dónde se quedan los dólares esos: en las oligarquías, en los generales,
en los politiqueros y en todos esos señorones, los amos de la economía, en los
mismos monopolios, van a dar uno por un lado y van a recoger por el otro. Eso no resuelve.
Pero
cada éxito de la Revolución los obliga más a ponerse en evidencia. Desde luego que no lo vamos a hacer por eso;
eso es secundario. Lo más importante es
que no quede un solo analfabeto en nuestro país y que Cuba dé su batalla y que
en un año liquide el analfabetismo.
¿Cómo
lo vamos a lograr? Vamos a ir a la
Imprenta Nacional, vamos a hablar con Octavio que está encargado de la Imprenta
Nacional, y le vamos a decir que nos imprima por lo menos, ¡dos millones de
cartillas! (APLAUSOS.) Primero vamos a hablar con un grupo de
pedagogos para que organicen —y ya desde ahora pueden ir poniéndose a trabajar
los que quieran colaborar—, un grupo, un equipo que nos prepare un método. Preparamos el material, le explicamos al
pueblo cómo hay que manipular esas planillas, convertimos al pueblo en
maestros, a todos los que sepan leer y escribir los convertimos en maestros, y
les damos unos cuantos programas explicándoles cómo deben manejar esas
planillas. Desde luego, todos los
maestros, todos los profesores, todos los estudiantes, todos los trabajadores
que sepan leer y escribir, todo el pueblo, que se proponga enseñar un número
determinado de personas puede hacerlo. ¡Y vamos
a ver si es verdad o no que en un año un pueblo de maestros acaba con el
analfabetismo! (APLAUSOS.)
Sobre
todo en el campo hay mucho analfabetismo, mucho más que en las ciudades; y es
muy triste que una parte grande de nuestros ciudadanos no pueda disfrutar de un
libro. ¿Qué le queda a un hombre cuando
ni siquiera puede ser dueño del conocimiento que la humanidad ha ido acumulando
durante siglos?, porque esos conocimientos están en los libros, al alcance de
cualquier hombre, pero ese hombre no sabe leer ni escribir. ¡Consideren qué triste es eso!, ¡consideren
cuánto más valdrá ese ciudadano para su patria, para su familia, cuando ya
tenga una cultura mayor! Eso es lo
primero, lo primero es que nosotros enseñemos a leer y escribir a todo el que
no sepa; pero lo segundo es que todos nosotros aprendamos, y nosotros tenemos
mucho que aprender todavía.
¿Cómo
lo vamos a hacer?, pues, muy bien. Una
buena noticia, ¿se acuerdan ustedes de "La Marina"?, ¿se acuerdan
ustedes de "El País" y de "Excelsior"?, ¿se acuerdan dónde
se editaba "Selecciones"?, ¿se acuerdan de todos aquellos talleres
donde nuestros obreros tenían que estar trabajando y donde la república gastaba
tanto papel para embutir al pueblo? ¡Quién
nos iba a decir que esos mismos obreros, con ese mismo papel, con ese mismo
esfuerzo puedan imprimir un libro cada cuarenta y ocho horas!, ¿qué les
parece?, ¡que "El tiburón y la sardina" lo imprimieron en cuarenta y
ocho horas! (APLAUSOS.) Es decir que, donde mismo antes se engañaba al
pueblo, con esos mismos gastos y con esa misma maquinaria, vamos nosotros a
proveer al pueblo de todo el material para que el pueblo lea y aprenda, y
analice por sí mismo, pero que tenga la oportunidad de leer.
Antes
muchos no sabían y van a saber, van a saber leer y escribir; y muchos que
sabían leer y escribir no tenían la oportunidad de comprar un libro, los libros
estaban muy caros; en cambio estaban los periódicos esos con un montón así de
hojas de anuncios clasificados, de editoriales contrarrevolucionarios, de
escritos contrarrevolucionarios, para engatusar al pueblo, para desorientar al
pueblo, ¿defendiendo a quién?, ¿a ese pueblo, defendiendo al guajirito,
defendiendo al obrero, defendiendo al que vivía en el barrio Las Yaguas? ¡No!; ¿promoviendo que se construyeran casas,
que se le diera tierra a la gente, que se hicieran escuelas, que se hicieran
hospitales? ¡No!, ¡qué va!, promoviendo
que los monopolios ganaran más todavía, promoviendo que los especuladores
especularan más, promoviendo que los ricos fueran más ricos y los pobres fueran
más pobres (APLAUSOS). Eso es lo que
promovían. Hablaban de que si la
"libertad de prensa", ¡era la libertad de venderse al mejor postor!,
la libertad de defender sus intereses, los intereses de las minorías
privilegiadas contra el pueblo.
Ahora
lo andan editando por allá, ¡qué lejos han ido a parar!, se fueron para Miami
(RISAS), ¿quién ha visto eso? Era lógico
que terminaran allá, imprimiendo por allá, escribiendo, ¿para quién? Para los americanos, y no para todos los americanos,
por supuesto, no, no, escribiendo para los agentes del FBI, de Hearst y de quien todos sabemos.
¿Qué
les parece?, que Cuba pueda hoy —y ese es otro ejemplo que le puede costar unos
cuantos dólares al imperialismo—, donde se imprimía toda esa prensa
contrarrevolucionaria, imprimir, cada 48 horas, ¡ciento cincuenta mil
ejemplares de un libro nuevo! (APLAUSOS.)
Siempre
aquí se había hablado de la Imprenta Nacional, como se había hablado de la
Marina Mercante y de tantas cosas. Bueno,
pues ahí está la Imprenta Nacional que tiene unas cuantas imprentas; no ha
tenido que gastarse el Gobierno Revolucionario ni un centavo. Ahora los obreros están contentos porque,
claro, ¿qué obrero podía estar contento imprimiendo editoriales del
"Diario de la Marina"? Los
obreros están orgullosísimos del trabajo que están
haciendo ahora; comprenden muy bien el beneficio que le van a prestar a nuestro
país. Dentro de pocos años, ¡nuestro
pueblo será uno de los pueblos más cultos de América y del mundo! (APLAUSOS.)
Y
además de los libros que están imprimiendo de literatura, de texto —ahora mismo
se va a imprimir un libro de texto, una nueva geografía, en la que ha trabajado
intensamente el compañero Núñez Jiménez (APLAUSOS)—, además de los libros de texto
y de literatura universal, de todo tipo, estamos haciendo unas ediciones
especiales. Son libros que nosotros les
hemos pedido a distintas personas, visitantes todos, que nos envíen aquellos
tipos de libros sobre América Latina, sobre problemas económicos también, y una
literatura que también tenemos que leer: sobre literatura revolucionaria y
problemas bélicos; es decir que todos nuestros milicianos y todo el pueblo
tienen que leerse las luchas que han realizado otros pueblos por su libertad,
las grandes batallas, las grandes contiendas de los pueblos. Y estamos promoviendo, de acuerdo con la
Imprenta Nacional, unas ediciones especiales.
El primero fue la fábula de "El tiburón y la sardina", que se
vendió y se agotó, menos 50 000 ejemplares que hemos guardado. Luego les voy a explicar para qué.
Ya
tenemos hecho el segundo; miren qué bonito (LO MUESTRA AL PUBLICO Y APLAUDEN). ¿Saben por cuánto? ¡Por treinta centavos! ¿Qué les parece? (APLAUSOS.) Este se titula "El pequeño ejército loco
de Sandino" (APLAUSOS). Toda esa
literatura que, por supuesto, no la dejaban ni entrar; no quería el
imperialismo que se supiera lo que pasó en Nicaragua. Y vean este libro, por ejemplo, tiene un
pensamiento muy bonito de Miguel Angel Asturias, en la introducción, que dice: "No nos
juzgues, Bolívar, antes del día último, porque creemos en la comunión de los
hombres que comulgan con el pueblo. Solo
el pueblo hace libres a los hombres." Vean qué pensamiento: "Solo el pueblo hace libres a los
hombres" (APLAUSOS). "Proclamamos
guerra a muerte y sin perdón a los tiranos, creemos en la resurrección de los
héroes y en la vida perdurable de los que como tú, Libertador, no mueren: cierran los ojos y
se quedan velando" (APLAUSOS). Así
que desde mañana estará en venta, porque ellos estaban esperando que se lo
informáramos al público.
Después,
viene un libro de Miguel Angel Asturias que fue el autor de este pensamiento
que acabamos de leer, y que se titula "Weekend en Guatemala"
(APLAUSOS). Y después viene otro que son
dos tomos, dos tomos, también sobre Sandino, que es como el complemento del
anterior, y que se titula, "Sandino, general de hombres libres"
(APLAUSOS). Así nosotros debemos ir recogiendo... Este es un libro muy documentado; claro,
todos los libros no son iguales. Hay libros
que tienen muchas narraciones, sobre todo los libros épicos, son los que más
rápidamente se leen las personas. Este
tiene también muchos documentos que son muy importantes, porque conviene no
solo la lectura que no sea solo entretenida, conviene también la lectura que
nos enseñe, aunque tengamos que prestar atención; no debemos ser lectores solo
de cosas que son muy entretenidas, y quedarnos sin saber nada de los demás.
Hay
algunos libros que tienen documentos que conviene leerlos detenidamente, y así
debemos ir recogiendo los mejores libros de los mejores escritores, de los
escritores revolucionarios de América Latina.
¿Para qué? Para que el pueblo de
Cuba aprenda todo lo que concierne a la América Latina. Después vienen dos novelas, pero que son novelas
épicas, muy importantes para la milicia y para todo el pueblo. Y estas sí son muy interesantes, son todas de
guerra pero tomadas de la realidad. Esas
ya las explicaremos más adelante; primero son estos cuatro libros. Después vienen... Ya las estamos imprimiendo para los
responsables de milicia, pero de paso las vamos a hacer para todo el pueblo.
Y
así vamos a seguir haciendo, bajo el título de Ediciones Especiales, de este
tipo de libro que nos vayan introduciendo en el conocimiento de todos esos
problemas para que el pueblo sepa, y el pueblo pueda discurrir, y el pueblo
pueda analizar. Eso es lo que la
Revolución hace: pone
libros en manos del pueblo, no fomenta la ignorancia, porque la ignorancia la
fomentaron siempre los grandes intereses.
¿Por qué? Porque pueblos
ignorantes son pueblos que pueden ser fácilmente engañados, fácilmente
explotados. A los grandes intereses les
convenía que el guajiro no supiera una palabra de nada. ¿Para qué?
Para exprimirlo, para sacarle hasta la última gota de sangre. ¿Le convenía que el guajiro supiera manejar
un fusil? ¡Ni loco! ¿Un guajiro con fusil? ¿Un obrero con fusil? ¿Un estudiante con fusil? ¿El pueblo con fusiles? ¡Ni loco!
¿De qué manera? ¡Al pueblo con
fusiles no le podían hacer lo que le habían hecho a nuestro pueblo! Claro, no lo educaban. ¡Ah!, decían que el pueblo tener fusiles era
el caos, y nunca ha habido más orden, porque el pueblo ha aprendido, ya sabe lo
que es la disciplina social; cada ciudadano tiene una ley que es más poderosa
que la ley que dicte cualquier gobierno: la ley de su sentido del deber, más
fuerte que ninguna policía. Antes nos
obligaban por la fuerza y ahora, somos nosotros mismos los que nos establecemos
nuestras obligaciones, y sabemos que no podemos vivir como salvajes, que
tenemos obligaciones que cumplir, y deberes que cumplir; para poder tener
derechos uno tiene que respetar también los derechos de los demás. Entonces el pueblo ha aprendido a vivir en
paz.
Antes
tenían al pueblo guerreando unos contra otros, dividido en mil fracciones. El pueblo así era débil, el pueblo no sabía;
ahora sí el pueblo es fuerte, ahora el pueblo sabe que sus derechos están
garantizados. ¿Por qué? Porque él es todo, porque él es el poder. ¡El pueblo armado es el poder! Antes los fusiles los tenían unos cuantos
señores ahí, para tener asustado a todo el mundo. ¡Y ay del que agarraran, guajiro que
agarraran con un fusil! ¡Ay del guajiro
que agarraran con un Springfield! Si se
encontraban un guajiro con un Springfield por la carretera, ese guajiro no
duraba ni cinco minutos. Era un delito
de los más grandes que podían cometerse; y hoy todo el mundo ve al guajiro
cuidando los lugares, estableciendo el orden, ayudando en las manifestaciones,
y todo el mundo, el pueblo, cuidando sus cosas, el pueblo cuidando sus
riquezas, el pueblo cuidando sus bienes, el pueblo cuidando sus intereses,
porque sabe que ahora son de ellos, y el pueblo sabe que eso es lo suyo, que de
eso vive, que de las cosas de su país él está disfrutando y por eso cuida todo
lo que es suyo.
No
se les había ocurrido jamás a los gobiernos que estaban al servicio de los
intereses llevar maestros a las montañas, enseñar a leer a los campesinos,
enseñarles a manejar armas y darles armas.
Porque, ¿qué mayor garantía puede tener un pueblo de que sus derechos
están asegurados? Pues, por eso, con ese
gran poder de impresión que tiene la Imprenta Nacional, vamos a ir haciendo
estas Ediciones Especiales.
Ahora
bien, de las Ediciones Especiales se imprimen 150 000; se venden 100 000 y
se guardan 50 000. ¿Para qué se
guardan 50 000? Vamos a hacer
50 000 bibliotecas, entonces guardamos las ediciones, porque algunos van a
comprar un libro y no van a tener del otro.
Entonces, todos los sindicatos, todas las unidades del ejército, todas
las unidades de milicias, en las casas de las milicias, en todas las escuelas,
en todas las asociaciones campesinas, todo aquel que tenga una tarea que
desempeñar, como el maestro, es decir, que haya una biblioteca de esas. Vamos a hacer 50 000 bibliotecas
(APLAUSOS). No cinco, ni diez; no cinco,
ni 50, ni 500, ni 5 000, sino 50 000 bibliotecas; estas cifras son
demasiado elevadas para que las entiendan.
¿Cómo van a entender eso? Eso no
lo pueden entender nunca, porque eso de 50 000 bibliotecas... ¡No ponían ni cinco bibliotecas! ¿Para qué bibliotecas? ¿Que la gente supiera? ¡De ninguna manera! ¡Ni loco!
Y nosotros muñequitos en colores, como dice la miliciana, de esos de
Superman y todo eso, y películas de esas rarísimas, como esas que nosotros
hemos tenido que estar viendo aquí, terribles.
Así
que esta es una de las ideas. Vamos a ir
haciendo las Ediciones y siempre vamos a ir anunciando los libros nuevos que se
van haciendo para que el pueblo los vaya adquiriendo. ¡Treinta centavos, miren! (APLAUSOS.)
De
los proyectos anteriores, el proyecto de hacer una vaquería en cada cooperativa
va viento en popa (APLAUSOS); y ya dentro de ocho o nueve meses será una
realidad ese proyecto para el cual el pueblo está colaborando mucho también. Pero hay otro proyecto que hay que impulsar y
son los círculos sociales obreros (APLAUSOS).
Ustedes
todavía, posiblemente, no han tenido información de lo que son los círculos
sociales obreros, pero es, posiblemente, uno de los proyectos de la Revolución
que va a alcanzar más éxito y más beneficio va a aportar al pueblo. Ustedes saben que antes, ¿quiénes tenían
clubes, quiénes tenían casinos y centros donde bailar, charlar? ¿Dónde iba el pueblo? Tenía que ir a la bodega de la esquina a
tomarse una cerveza... Y, bueno, el
pueblo no tenía donde ir. Todavía el
pueblo no tiene donde ir en muchos lugares (DEL PUBLICO LE DICEN: "¡A las
playas!"). Bueno, un poquito, pero
todavía podemos tener mucho más, las playas están lejos. ¿Y si el obrero, cuando desea salir por la
noche cuando sale de su trabajo, quiere ir a bañarse en una piscina? (APLAUSOS) ¿O quiere ir a jugar basket,
o cualquier juego, hacer ejercicios, hacer gimnasia?; si el obrero y sus hijos
y su familia y su señora, quieren por la noche reunirse con sus amistades;
leer, escuchar música, recibir una conferencia; si sus hijos, si sus hijas
quieren aprender a cantar, quieren aprender a tocar los instrumentos musicales,
cualquiera que tenga vocación, porque no tienen plata... ¿Cómo van a estar pagando una maestra
particular, un obrero, cómo va a pagarle una maestra de música a la hija? A lo mejor la hija tiene una gran voz, una
gran habilidad artística y no tiene oportunidad de aprender. Bueno, además, cuando quieren irse de fiesta,
por ejemplo, los sábados, los domingos, los días que no son de trabajo... Pues esos son los círculos sociales obreros,
centros de recreo y de educación. Ya
hicimos el primero, y para que ustedes sepan la historia de los círculos
sociales obreros, esta idea empieza a surgir cuando el Ministerio de
Recuperación de Bienes interviene el..., ¿cómo se llamaba? (DEL PUBLICO LE DICEN: "Cubanacán"), el Biltmore, el nombre que tiene por aquí... (DEL PUBLICO LE DICEN: "Cubanacán"), el de antes, Biltmore Yacht and Country Club. No, no, no
Habana, no Habana, sino Havana Biltmore
Yacht and Country Club
(RISAS), ni en español, ya ustedes saben lo que quiere decir, estos no pensaban
en cubano ni en..., bueno, van a decir que los estamos ofendiendo. Nada, pero era inglés todo. Nosotros no queremos ofender a nadie, nosotros
no lo decimos por ofender a nadie, decimos lo que es; esto se llamaba así, y si
no que lo desmientan. Y ese es un nombre
inglés puro, que nadie entendía lo que quería decir, por lo menos el pueblo no
entendía eso.
Entonces,
le habían dado un millón de dólares o de pesos, era lo mismo; la tiranía le
había dado un millón de pesos, ¡ah!, pero no se preocupaba de hacer una sola
playita, ustedes recuerdan que Bacuranao tenía cuatro
tranvías viejos allí para desvestirse la gente, ¿ustedes recuerdan?, ¿es Bacuranao, no? Llevaron
los tranvías, de los antiguos tranvías dejaron unos cuantos por allá. En cambio, le daban un millón de pesos a esta
gente, a este club, para que ustedes vean qué injusticia de la gente que tenía
dinero para ir allí, jugar golf, utilizar los "caddies"
que eran humildes empleados allí, pero que para poder jugar el golf había que
pagarlos. Ahora no están en el golf,
pero están trabajando allí, porque la dirección del círculo social nuevo se ha
ocupado de darles trabajo.
Aquellos
señores que tenían dinero para ir a Europa, para pasear, tenían campos de
recreo, podían ir a Varadero, podían ir a todas partes, además, le daban un
millón de pesos. El Gobierno
Revolucionario recupera aquel centro del que se hace el primer círculo social.
¿Cuál
fue la primera dificultad?, pues aquel era un círculo de millonarios, que ahora
pasaba a círculo del pueblo. Pero el
costo de aquello era muy elevado; el primer problema era cómo se iba a costear,
porque había como 300 empleados entre "caddies"
y los que cuidaban todo. Claro, ellos
pagaban unas cantidades altas y pagaban precios altos y, además, pues hasta les
daban dinero como ustedes vieron.
Ese
era el primer problema:
si se ponía una tarifa alta no podía ir el pueblo. Por supuesto se quitó todo aquello de pagar
el ingreso; entonces se pusieron tarifas para el pueblo. ¿Cómo costear eso? Pues han trabajado tan bien los obreros allí
y la directiva, que han hecho costeable, y tienen 20 000 pesos en el banco
en estos momentos.
Las
tarifas eran de acuerdo con el ingreso, no el ingreso familiar porque era un
poco más complicado, el ingreso del padre de familia, y, entonces, dos pesos,
los padres de familia que ganaban hasta 100 pesos; 2.50 hasta 150 pesos; 3.00 pesos
los que ganaban de 150 a 200, y así hasta los 300 pesos en adelante pagaban
seis mensuales, y les daba derecho a ir al padre, a la madre y a todos los
hijos hasta 16 años.
Bueno,
pues les voy a explicar cuántos socios se hicieron para que ustedes vean
algunas conclusiones interesantes.
Bueno,
se dividieron por series los carnés: serie A, serie B, serie C, según el
ingreso. Serie A los de menos de 100
pesos; se inscribieron hasta el 31 de agosto 6 070 socios de dos pesos. En cambio, serie B de 100 a 150, 2 559. Serie C de 150 a 200, 1 355. Serie D de 200 a 250, 480, y así va
disminuyendo.
Aquí
hay un dato muy curioso:
serie E de 250 a 300, 324, y serie F que pagan más, seis pesos,
244. Así que ha habido un número mayor
de personas todavía de la última serie que la anterior.
Pero
lo más curioso es que el número de los de la serie A es mayor que de todas las
demás series, los que ganan menos de 100 pesos.
¿Qué quiere decir? Que las
familias que están utilizando el círculo social son familias de bajos ingresos.
Se
daba el caso hasta de personas que no tenían trabajo y se buscaban los dos
pesos para poder pertenecer al círculo social.
Quiere decir que esta institución, sus beneficios los va a recibir
directamente la familia de menos ingresos, pues nosotros hemos estado ya
trabajando, conjuntamente con el ministerio y con otros compañeros, como el
compañero Llanusa, que nos está ayudando
extraordinariamente en la cuestión de los círculos sociales (APLAUSOS), el
compañero Páez, que va a ser responsable de la Organización Nacional de
Círculos Sociales Obreros para hacer la organización nacional ahora.
Queremos
rebajar la serie A de dos pesos, a 1.50 (APLAUSOS), 1.50 con derecho al padre,
a la madre y a todos los hijos hasta 16 años.
Esto va a hacer todavía más asequible el círculo social.
Entonces,
ya no va a ser solo el Cubanacán, ya se está haciendo el círculo social obrero
"José Martí" (APLAUSOS); se está haciendo el centro de recreación
infantil, para los círculos sociales obreros, que ustedes lo pueden ver por el
Malecón, que es una obra fantástica, y que ambos los está construyendo el municipio
de La Habana (APLAUSOS). Pero, además,
el municipio de La Habana está construyendo tres más que tienen campos
deportivos, de todos los tipos de campos deportivos.
Hemos
empezado así. Ahora lo que queremos es
realizar el proyecto nacionalmente y hacerlo inmediato, por lo menos, dos en
cada capital de provincia. En algunas
como Santiago, se necesitan más por ser mayor; y otras capitales de provincias
de las restantes provincias, y ciudades como Holguín que también son ciudades
grandes. ¡Uno en cada pueblo, y uno en
cada central azucarero! (APLAUSOS.)
Además,
en cada cooperativa, va, en los pueblecitos nuevos
que estamos haciendo, va el círculo social obrero con su campo deportivo y todo
(APLAUSOS). Vamos a distribuirlo por
zonas para que vayan los obreros y el pueblo en general, los que viven en esa
zona. Nosotros en nuestro círculo social
obrero no somos exclusivistas, ni era un profesional, va el profesional, si pertenece
al círculo social. No le cerramos las
puertas a nadie, nosotros no somos exclusivistas.
Así
que llegará a ser una gran organización nacional y basta con ser socio de
cualquier círculo social para tener derecho a ir a cualquier otro de todos los
que hay en la república (APLAUSOS). Por
ejemplo, por el 1.50 que paga el socio del círculo social cuando gana menos de
100 pesos, el máximo es seis pesos cuando se gana más de 300. Pues con ese 1.50 que les da derecho a él, a su
señora y a los hijos, puede ir al círculo social "José Martí", o
puede enviar a sus niños al centro de recreación infantil, o puede ir al
círculo social Cubanacán; es decir que al ser socio de uno, es socio de los
demás en toda la república (APLAUSOS).
En
los círculos sociales se organizarán las fiestas los sábados por ejemplo; a
medida que se vaya mejorando la situación, pues en todos los círculos sociales
se organizarán fiestas para que el pueblo también se divierta, para que el
pueblo tenga donde ir.
Y
en cuanto a las bebidas alcohólicas, los sábados y el domingo hasta las 6:00 de
la tarde (APLAUSOS), después de las 6:00 de la tarde, no; y durante la semana
en los círculos sociales, no. Sábado y
domingo, sí (APLAUSOS).
Para
que tengan idea de los deportes, para que tengan idea... cosas nunca vistas para gente del pueblo que
ganaban 90 ó 95 pesos, para un obrero, un empleado del pueblo, van los
deportes, porque el círculo social obrero nos va a servir de base para
desarrollar el deporte, porque en las próximas olimpiadas nosotros no podemos,
ya Cuba no puede ir más a una olimpiada, a hacer un papelazo, no, no (APLAUSOS). Como nosotros vamos a llevar un verdadero
equipo a las olimpiadas para competir en las olimpiadas para el ano 1964
(APLAUSOS); a través de los cientos de círculos sociales obreros y de las
cooperativas y de las organizaciones juveniles, para intensificar el
deporte. Y para que vean una cosa: en el círculo
social obrero Cubanacán se confeccionó un reglamento de deportes y reglamento
para el uso de la medalla, insignia deportiva —porque ahora van a las competencias. Al mismo tiempo se convocó para la práctica
de todos los deportes, sobrepasando las instrucciones todos los cálculos.
Se
han inscrito hasta la fecha en los distintos deportes: judo 250, gimnasia masculina 200, gimnasia
femenina 50, natación 367, remos 60; aquí hay un nombre en inglés, me imagino
que no le han encontrado todavía una palabra española, pero dice aquí kicking ball 60 (RISAS), luchas
olímpicas 20, soft-ball
100, ping-pong 75, ajedrez 100, pelota 200, basket
100, tennis 176, voley-ball 100, campo y pista 50, bolos, campeonato, 150, esgrima
10, equitación 40 (APLAUSOS).
¿Cuándo
un obrero había tenido oportunidad de practicar esgrima, bolos, equitación,
lucha olímpica, judo, gimnasia? Eso
nunca, y vean cómo han respondido, con un número tan extraordinario de atletas. Hasta el dominó tiene aquí campeonato, 30
parejas: ¡dos
mil ciento ochenta y ocho inscripciones en un solo círculo! Calculen qué cantidad de deportistas y atletas. Y cuando se organicen las competencias entre
todos los círculos, la cantidad de atletas y sobre todo, la oportunidad que va
a tener el pueblo de practicar estos deportes y otras muchas actividades. Después se irán organizando los hogares
infantiles a través de los círculos sociales obreros (APLAUSOS). Esto es más adelante. Para que las madres que tienen que trabajar
dejen a los niños allí. El círculo
social organiza el hogar infantil y entonces pagan, según lo que ganen, por
tener a los niños allí perfectamente atendidos.
Todo
eso se va a hacer a través de la organización nacional.
Pero
queda todavía una ventaja. En los
centros turísticos que ha hecho el Gobierno Revolucionario, aunque hayamos
rebajado los precios, lo que hemos hecho ha sido que hemos puesto al alcance de
un mayor número de personas esos centros y mientras por un lado, otros que
pueden pagar más, ahora están pagando menos; otros que no pueden pagar los
precios actuales, pues no pueden disfrutar de esos centros turísticos. ¿Qué vamos a hacer? Vamos a poner precios especiales. Vamos a elevar los precios. El que pueda pagar más, que pague más, pero
el que tenga menos ingresos, que pague menos de lo que se paga hoy (APLAUSOS).
Y
así, cuando se presente una familia a una de esas cabañas con su carné tiene la
rebaja correspondiente a su ingreso, que es mayor mientras más bajo sea este,
en todos los centros turísticos, en toda la isla. Basta presentarse con su carné de socio del
círculo social y tiene asegurada la rebaja.
Para que también las personas humildes del pueblo puedan ir a esos centros
turísticos y les sea costeable. Y los
que ganen más, pues que paguen más (APLAUSOS).
Y
otra cosa: si
además de ser socio del círculo social es miliciano, va a tener un 10% más de
rebaja (APLAUSOS).
Así
que ese es otro de los proyectos que la Revolución tiene que llevar adelante. Había otros temas, pero hoy no los vamos a
tocar. Para otra ocasión vamos a hablar
del problema de los seguros sociales. Explicarles
todo lo relativo a este problema para que el pueblo también se instruya sobre
estas cuestiones de los retiros de los seguros y vaya adquiriendo, esa
institución, cada día más fuerza y más divulgación en el pueblo.
Estos
proyectos, el de los libros, el de los círculos sociales obreros y el de la
batalla contra el analfabetismo el año que viene, son tareas a las que vamos a
tener que dedicarles nuestras energías.
Hay
muchas otras cosas que tenemos que ir haciendo, ¡y las vamos a hacer de todas
maneras!, a pesar de todos los enemigos de la Revolución, a pesar del
imperialismo y a pesar de todas las agresiones; no nos van a poder impedir que
nosotros sigamos llevando adelante todas estas tareas, porque es el trabajo de
todo un pueblo y por eso yo quiero preguntar aquí a los delegados y al pueblo
que han venido al congreso si están de acuerdo en brindarles todo su apoyo a
estos proyectos de la Revolución (APLAUSOS Y LEVANTAN LAS MANOS).
Entonces,
dentro de algunos días va a ser necesario convocar una plenaria de los
sindicatos y de las federaciones de la CTC, para tratar estos problemas de la
divulgación cultural de los círculos sociales y de la lucha contra el
analfabetismo.
Y
por hoy, nada más.
Muchas
gracias (APLAUSOS).