DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE
FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER MINISTRO DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO, EN LA CIUDAD DE
CAMAGUEY, EL 11 DE SEPTIEMBRE DE 1960.
(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS
DEL GOBIERNO
REVOLUCIONARIO)
Campesinos;
Trabajadores;
Camagüeyanos todos:
Cuando
los trabajadores del Departamento de Construcción del INRA me comunicaron que
ya... —no se oirá muy bien, pero no
tiene remedio; si hablan se oirá menos todavía.
Si no lo oyen lo leen mañana en el periódico—, nos comunicaron que ya
tenían terminada la cooperativa "Manuel Sanguily",
que ya tenían las casas, incluso el mobiliario listo para entregarlo a la
cooperativa, y nos expresaron su deseo de que viniésemos a inaugurarlo.
Naturalmente
que son tantos los pueblos que se están construyendo en estos momentos, que no
vamos a tener oportunidad de visitar cada uno de ellos el día de la
inauguración, porque tendríamos que dedicar todo el tiempo para inaugurar. Pero este era el primero de la provincia de
Camagüey y, además, se clausuraba también este día el Primer Congreso de la
Asociación Campesina "Camilo Cienfuegos" (APLAUSOS), y por eso
hicimos un esfuerzo para venir.
Cuando
los compañeros de la provincia nos preguntaron si movilizaban a toda la
provincia, yo les pedí que no, les dije que en mi
opinión lo mejor era invitar a los cooperativistas, a los trabajadores, a los
campesinos en general. Es decir que
movilizaran fundamentalmente el campo, que no hicieran una movilización general
de la provincia. Sin embargo, hemos
experimentado una verdadera sorpresa al ver una concurrencia tan extraordinaria
como la que ha venido en el día de hoy, y nos alegramos mucho. ¿Por qué?
Nos alegramos sencillamente porque esta es una obra construida por la
Revolución... —si hablan por todas partes
no me van a dejar concretarme aquí. Es
un poco tarde... (EXCLAMACIONES DE: "¡No!")
Nosotros
tenemos que decirles unas cuantas cosas a los aquí reunidos, bien sencillas y
bien simples. Este pueblo que todos ven
aquí, y que es realmente impresionante; este es un pueblo tan bien organizado,
las casas tan bien construidas con todo lo que necesitan aquí las familias, los
círculos sociales, las escuelas, las áreas verdes, todo lo más importante, el
trabajo de cada uno de los que van a vivir aquí en esta cooperativa. Esto es, sencillamente, una obra de la
Revolución, una de las tantas obras de la Revolución, este es uno de los
sesenta pueblos que se están haciendo en este momento (APLAUSOS).
En
el próximo año se construirán más de 100 pueblos iguales que este (APLAUSOS);
por eso nosotros les podemos decir una cosa a las familias que están aquí
reunidas: con
estas casas que ustedes ven aquí, están viendo la realidad que les parecía un
sueño a las familias que van a vivir aquí.
Cuando
nosotros tuvimos oportunidad, hace seis o siete meses, de visitar este mismo
lugar, las familias vivían amontonadas en cuarterías, cuyas condiciones eran
realmente tan pobres que resultan indescriptibles. Aquellas familias vivían en una habitación
con seis o siete hijos. La cocina, el
cuarto, el comedor, todo estaba junto en una sola pieza, las paredes mugrientas
y, en fin, las peores condiciones que puedan imaginarse.
Yo
recuerdo que en aquellos días la idea del pueblo les parecía algo
increíble. Yo recuerdo que un compañero
del Departamento de Viviendas del INRA me dijo: Comandante, hay que inaugurar cuanto
antes el pueblo porque las familias que van a vivir allí todavía no creen que
esas casas van a ser para ellos. Todavía
les parece un sueño eso, y hay que acabar de entregarles las casas para que se
convenzan de que sí, que esas casas son para ellos.
Aquí
van a tener la escuela, aquí van a tener el círculo social, aquí van a vivir,
en fin, con todas las cosas como en una ciudad cualquiera.
Las
familias de los campesinos viven una vida tan distinta de lo que fue la vida
del campo hasta aquí, que realmente vale la pena que cada uno de nosotros
recorramos los campos, vale la pena que comparemos nuestros campos de tiempos
pasados con estos pueblos con sus centros escolares, donde van a vivir los
niños, y sobre todo que vamos a tener las escuelas, de forma que para ir a la
escuela no tendrá que caminar más de 500 metros el de la casa más apartada.
Todas
tienen luz eléctrica y agua corriente.
Antes, en los bateyes que vivían apenas se conocía la luz
eléctrica. En los pueblos vamos a tener,
como en este que ustedes están viendo, agua corriente, alcantarillado, luz
eléctrica, casas con varias habitaciones perfectamente amuebladas. ¿Qué es lo que se propone la Revolución? La Revolución se propone esto que ustedes
están viendo aquí (APLAUSOS).
Muchos
de ustedes están viviendo todavía en bohíos, la mayor parte de ustedes están
viviendo en bohíos, pero hay una realidad, y es la siguiente, aquí hay muchas
familias que van a tener casas y ustedes se alegran por ello.
Antes
los únicos que tenían luz eléctrica, los únicos que tenían agua corriente, eran
los latifundistas; los únicos en el campo que tenían todas las cosas que tienen
estas casas, eran los latifundistas. El
guajiro, ¿qué tenía?; el guajiro, ¿dónde vivía?
En el barracón, en la cuartería, en el bohío que se construía con mucho
trabajo, con piso de tierra, con techo de guano, donde tenía que alumbrarse con
un candil.
Al
campesino le decían que existía el agua corriente y la luz eléctrica y el
alcantarillado, pero él no sabía lo que era.
Cada campesino debe tener una casa como esta; todos nuestros pueblos
tendrán luz eléctrica.
Que
esas cosas se podían hacer lo ha demostrado la Revolución, y no solamente
estas, las que se han hecho en toda la isla.
¿Se pueden hacer verdad?
Lo
único que le interesaba al latifundista era explotar al pueblo, sacarle el jugo
al trabajador y que los campesinos siguieran viviendo donde vivían.
Nosotros
lo dijimos bien claro, que la Revolución estaría en marcha mientras quedara una
injusticia por reparar. Y hemos dado
muestras de cumplir con la consigna de Antonio Maceo: ¡La Revolución estará en marcha
mientras que haya una injusticia que reparar en nuestra patria!; ¡la Revolución
estará en marcha hasta que nosotros hayamos creado un país enteramente nuevo,
una patria enteramente distinta de la patria de ayer!
Nosotros
sí creemos que podremos hacer una casa para cada familia cubana, porque esas
casas son el producto del trabajo. Estas
casas se pueden hacer porque hay reforma agraria. Sin reforma agraria no se podrían hacer nunca
estas casas. Con los campos llenos de
manigua, con los campos llenos de marabú, no se podrían hacer nunca estas
casas; pero donde el hombre se pone a trabajar, donde todo un pueblo trabaja,
¡estas casas se pueden hacer! Estas
casas no están ahí por milagro. La
tierra productiva, la tierra donde el hombre trabaja, produce riquezas al
hombre.
Y
porque vamos a trabajar sobre los campos nuestros, porque vamos a hacer
producir a nuestro campo, porque no vamos a dejar una mata de marabú, una
manigua en pie, y no dejaremos una pulgada de tierra sin cultivar, y haremos
producir hasta el último rincón de nuestra patria, nuestra patria contará con
los recursos suficientes para proporcionar a todos un bienestar grande.
¿Quiénes
eran los que antes tenían casas lujosas?
¡Los que no sudaron la camisa!
¿Quiénes son los que van a tener casas como estas, de ahora en adelante? ¡Los que sudan la camisa, los que hacen
producir la tierra, los que crean riquezas!
La Revolución convierte al hombre trabajador en un hombre libre, en un
hombre con derecho a disfrutar el fruto de su trabajo. Y eso es lo que ha hecho la Revolución.
¿Por
qué va el pueblo en general cada vez que se convoca un acto? Porque es que el pueblo sabe la obra que la
Revolución está haciendo, y sabe que esa obra es fruto de su trabajo y fruto
del esfuerzo de todos nosotros. Por eso,
mientras más trabajemos, menos tiempo tardaremos en darle una casa a cada
familia.
No
las podemos hacer todas juntas, y ustedes lo saben, pero poco a poco las vamos
a ir haciendo todas. A los campesinos de
la cooperativa "Manuel Sanguily", ¿quién
les hubiera dicho que iban a tener un pueblo tan hermoso como este? Y, sin embargo, ya ustedes ven: este pueblo ya es
una hermosa realidad, y más pronto de lo que ellos mismos esperaban. Y así irán llegando las casas a todos los
rincones de la isla, a todas las cooperativas cañeras, a todas las cooperativas
arroceras, a todas las zonas de producción agrícola, e irán teniendo sus
pueblos; cada día más perfectas, y construidas a más bajo costo; cada día serán
más bonitos los pueblos, porque siempre iremos mejorándolos, y se irán
mejorando los detalles, de manera que las que tarden más quedarán mejores, y van
a ser sus pueblos más bonitos, porque ya tendremos más experiencia, y, además,
vamos a hacerlos más baratos.
¡Siete
años sin poder hacer una sola casa, siete años sin poder hacer una sola
escuela, siete años sin poder hacer una sola cooperativa, siete años esperando,
sin poder poner una sola piedra!
Ahora,
en cambio, ¿qué haremos nosotros en siete años?, ¿qué habrá hecho nuestra
patria de aquí a siete años?
Piensen. ¿Cuántas casas habrá
construido la Revolución en siete años?
¿Cuántas cooperativas habrá implantado la Revolución en siete años? ¿Cuántos pueblos habrá
hecho la Revolución en siete años?
¿Cuántas fábricas habrá hecho la Revolución en siete años? ¿Cuántas cooperativas, cuántas universidades,
en fin, cuántas reformas habrá hecho la Revolución en siete años? Calculen nada más que lo que hemos hecho
hasta ahora, y piensen que será cada vez mayor...…
¿Qué
quiere decir eso? Que todo el mundo debe
andar todavía a más velocidad también, que cada uno de nosotros debemos
continuar nuestra labor a mayor velocidad; que cada estudiante, cada
trabajador, cada profesional, todo el mundo tiene también que acelerar su paso
y no quedarse atrás. ¡Nadie se debe
quedar atrás! Las milicias tampoco deben
quedarse atrás; ¡no pueden quedarse atrás!
No podemos quedarnos atrás ahora que estamos disfrutando de ese orgullo
y de esa alegría de tener verdaderamente una patria, de sentirnos
verdaderamente libres, de sentirnos verdaderamente llenos de esperanza y
disfrutando esa dicha que estamos disfrutando como hombres libres...