DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE
FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER MINISTRO DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO, EN EL ACTO DE
ENTREGA DEL ANTIGUO CUARTEL GOICURIA CONVERTIDO EN CENTRO ESCOLAR MARTIRES DEL
GOICURIA, AL MINISTERIO DE EDUCACION, EL 29 DE ABRIL DE 1960.
(VERSION TAQUIGRAFICA DE LAS OFICINAS DEL PRIMER
MINISTRO)
Compañeros colegiales:
Esta
es la quinta vez que nos reunimos con los niños para entregar un nuevo centro
escolar construido donde antiguamente había una fortaleza militar; y, ¿saben
ustedes una cosa? He visto que los
niños, lo mismo los de La Habana, que los de Camagüey, que los de Holguín, que
los de Santiago de Cuba, que los de Matanzas (APLAUSOS), se portan exactamente
igual; es decir que se portan bien (APLAUSOS), y además, que guardaban silencio
en los actos; y que los mayores son también exactamente igual; es decir que
hablaban en los actos (RISAS Y APLAUSOS).
Quiere
decir que los niños se están portando mejor que los mayores (APLAUSOS), y yo
creo que los niños son más revolucionarios que los mayores (EXCLAMACIONES Y
APLAUSOS). No vayan a pensar ustedes que
yo digo esto para que ustedes se sientan halagados; lo digo sinceramente,
porque lo creo. Entre los niños no hay
contrarrevolucionarios (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”), y entre los mayores sí hay
algunos contrarrevolucionarios (EXCLAMACIONES).
Esto quiere decir que cuando ustedes sean mayores, cuando ustedes sean
mayores, habrá más revolucionarios en Cuba, y por eso nosotros tenemos tanto
interés en los niños y tanto interés en las escuelas, y tanto interés en que
ustedes estudien, para que el día de mañana, para que el día de mañana el
pueblo de Cuba sea más revolucionario todavía que hoy.
¿Ustedes
son revolucionarios? (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”); ¿ustedes
creen que la Revolución se acabó ya?
(EXCLAMACIONES DE:
“¡No!”); si no se acabó la Revolución, ¿está empezando la
Revolución? (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”); ¿y va a
durar muchos años la Revolución?
(EXCLAMACIONES DE:
“¡Sí!”); ¿y quiénes son los que van a terminar la
Revolución? (EXCLAMACIONES DE: “¡Nosotros!”)
Nosotros,
que no somos tan buenos revolucionarios como ustedes (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”), nos
alegramos muchísimo de que ya ustedes comprendan esto, de que ya ustedes
comprendan lo que acaban de decir, de que la Revolución empieza ahora, pero la
Revolución la tendrán que terminar ustedes.
Nosotros nada más estamos empezando, y lo estamos haciendo, pero no lo
estamos haciendo perfecto (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”); no, nosotros lo estamos
haciendo regular nada más (EXCLAMACIONES DE:
“¡No!”); nosotros quisiéramos poder hacer las cosas mejor. Pero, ¿por qué no podemos hacerlas
mejor? Porque antes los muchachos no tenían
escuelas, tenían menos escuelas que las que tenemos hoy; porque antes los
muchachos tenían menos maestros, porque no tenían quiénes les hablaran de estas
cuestiones de la Revolución. A nosotros
nunca nos hablaron de la Revolución y, por lo tanto, tuvimos que aprender
nosotros solos. Antes, nosotros oíamos
hablar de política; es decir, oíamos hablar de politiquería —yo no sé si
ustedes entienden qué es eso—... bueno, era aquella gente que
robaba. ¿Ustedes no han oído hablar de
aquellos políticos que compraban votos?
(EXCLAMACIONES DE:
“¡Sí!”); ¿ustedes no han oído hablar de aquellos políticos que de
repente se fabricaban una casa muy bonita y se compraban una finca? (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”) ...y que no tenían un centavo,
¿de dónde lo sacaban? (EXCLAMACIONES DE: “¡Del
Pueblo!”) El dinero de las escuelas,
¿qué hacían con ese dinero?
(EXCLAMACIONES DE:
“¡Robarlo!”); el dinero de hacer las calles, de hacer los
hospitales, del material escolar; en fin, que ustedes saben que se lo
robaban. Y, ¿de quién era ese
dinero? (EXCLAMACIONES DE: “¡Del pueblo!”),
¿de dónde salía? (EXCLAMACIONES DE:
“¡Del pueblo!”).
Bueno,
pues esos eran los que gobernaban a nuestro país. Ellos no podían reunirse con los niños, ellos
no podían convertir una fortaleza en una escuela. ¿Por qué?; vamos a ver si saben eso. Les voy a explicar: porque ellos necesitaban los cuarteles
para asustar al pueblo; ellos necesitaban los cuarteles para abusar del
pueblo. Ellos no les podían dar armas a
los obreros, ni les podían dar armas a los estudiantes, ni les podían dar armas
a los campesinos; ¿por qué? Ellos les
daban armas a los soldados, pero no le daban armas al pueblo; no enseñaban al
pueblo a usar las armas, no enseñaban a los estudiantes a usar las armas, ni a
los campesinos; si le enseñaban al pueblo a usar las armas y le entregaban
armas al pueblo, pues no duraban nada, duraban lo que un merengue en la puerta
de la escuela. Por eso ellos necesitaban
de las fortalezas, y aquellos soldados eran enemigos del pueblo.
¿Por
qué nosotros le podemos dar armas al pueblo?
Porque los soldados son amigos del pueblo, porque los soldados defienden
al pueblo; los soldados no defienden a los enemigos del pueblo, los soldados
defienden al pueblo, los soldados son amigos del pueblo.
Y,
¿por qué ahora Cuba es más fuerte, por qué ahora el país está más defendido,
aunque nosotros tengamos menos fortaleza?
Porque antes, antes los únicos que podían tener armas y sabían usar las
armas eran los soldados, y ahora, los estudiantes, los obreros, los campesinos,
los maestros, el pueblo todo, está aprendiendo a marchar, está aprendiendo a
usar las armas. ¿Para qué?: para defender al país, para defender esas
banderas, para defender estas escuelas, para defender las cooperativas, para
defender las casas que estamos construyendo, para defender las playas que
estamos haciendo, para defender los derechos de los trabajadores, para defender
los derechos de los ciudadanos.
Por
eso, ahora nuestro país es más fuerte; y tenemos que estar armados, ¿por qué?: porque los que
gobernaban antes a nuestro país, porque los extranjeros, los
extranjeros... ¿Ustedes saben quiénes
son esos extranjeros? (EXCLAMACIONES DE: “¡Los
americanos!”), esos señores eran los dueños de las tierras que nosotros les
estamos entregando a los campesinos, esos señores eran los que gobernaban en
Cuba, porque esos soldados que había antes aquí, eran soldados que estaban
defendiendo los intereses de esos extranjeros.
¿Qué
ocurre ahora? ¿De dónde vienen las
avionetas? ¿A dónde se van a refugiar
los criminales de guerra? Ustedes saben
que a un soldado rebelde lo asesinaron hace algunas semanas, era un soldado que
estaba desprevenido, lo sorprendieron, y allí, delante de ese soldado, estaba
su hija, una niña, y estaba su esposa, y lo que hicieron los asesinos fue que
asesinaron a aquel soldado rebelde, delante de la niña y delante de su esposa,
y no solamente hicieron eso, sino que se llevaron a la hija y se llevaron a la
esposa, y se las llevaron mar afuera.
Ellas nunca habían estado en alta mar; posiblemente nunca habían visto
asesinar a nadie, y vieron, en ese mismo día, que le asesinaron a su esposo y
se las llevaron a alta mar, y se las llevaron a un país extraño, donde se
hablaba una lengua enredada que ellas no entendían. Y al llegar allí, las autoridades de ese país
ni siquiera arrestaron a los asesinos; los asesinos fueron allí porque sabían que
allí tenían amparo; allí estaba Masferrer, cuyos
pandilleros asesinaron a cientos de cubanos; allí estaba Ventura, cuyos
pandilleros asesinaron y torturaron a cientos de cubanos.
Ustedes
han oído hablar de todos esos criminales (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”) Todos esos criminales están
ahora allí, en Estados Unidos; esos criminales son los que organizan los vuelos
de las avionetas; esas avionetas que han quemado cañas, esas avionetas que han
quemado millones de arrobas de caña, donde se ganan la vida los trabajadores,
esas avionetas que han quemado casas de campesinos, como las casas del central
España, y otros sitios de esta misma provincia, y que hemos tenido que
construir de nuevo, porque perdieron la casa, perdieron la ropa, perdieron
todo.
Desde
ese país es que se hacen contra nuestra patria las mayores calumnias. Son los que tratan de facilitarles dinero y
recursos a los criminales de guerra y a los enemigos de nuestra Revolución,
para que regresen otra vez, para que conviertan otra vez esta fortaleza, donde
hoy hay 45 aulas, en cuartel otra vez; para que de nuevo tenga que vivir
nuestra patria con miedo, como vivía antes; siempre amenazada, siempre
atemorizada ante aquellos hombres armados que no tenían compasión de nadie;
para que los campesinos vuelvan a perder sus tierras, para que los trabajadores
vuelvan a perder sus derechos; para que los políticos se vuelvan a robar el
dinero de las escuelas, y de los hospitales, de los acueductos y de las
carreteras; para que las playas las cierren otra vez y no puedan ir los niños,
ni las familias pobres a las playas, y sean, de nuevo, como antes; lugares
donde puedan asistir nada más que aquellos privilegiados que tienen recursos
para pagar aquellas playas.
Es
decir que quieren destruir la obra de esta Revolución. Nosotros, los que estamos haciendo esta
Revolución, no creemos que lo estemos haciendo perfectamente. Nosotros somos los primeros que desearíamos
que la obra de la Revolución fuese mejor en todos los órdenes; nosotros tenemos
todavía muchas más esperanzas en el futuro que en el presente, pero nosotros
sabemos también que los hombres de la Revolución, que los soldados de la
Revolución, que nuestro pueblo revolucionario, está tratando de hacer las cosas
lo mejor posible; que nuestros hombres revolucionarios solo persiguen un
interés, que es ayudar al pueblo; que nuestros hombres revolucionarios solo
persiguen un interés, que es hacer el bien, hacer siempre una obra buena; una
escuela hoy, un hospital mañana, unas casas pasado mañana, un camino, una carretera,
una cooperativa, una playa pública (APLAUSOS), y siempre tratando de
transformar nuestro país, de explotar nuestros recursos naturales, de convertir
esta tierra en una tierra donde todos ustedes, los padres de ustedes, los
hermanos de ustedes, los amigos de ustedes, puedan vivir mejor de lo que han
vivido hasta hoy; puedan tener lo que no han tenido hasta hoy; de que todo
aquel que necesite algo, todo hombre que no sepa leer ni escribir, todo niño
tenga su escuela, todo enfermo tenga su hospital: cada pueblo tenga su calle, tenga su
acueducto, tenga sus centros de recreo y de diversión; que cada zona de
nuestros campos tenga sus caminos y tenga sus carreteras; que cada campesino
tenga su tierra donde trabajar, que cada familia tenga su casa; que dondequiera
que haya un bohío de guano y un piso de tierra, mañana haya una casa bonita
donde puedan vivir esas familias; que dondequiera que haya un pie descalzo,
mañana haya un par de zapatos para cada niño descalzo, o para cada hombre
descalzo; que dondequiera que haya muchas familias que hoy no pueden enviar sus
hijos a la escuela, tenga mañana —y esa será una de las primeras cosas que
obtendremos—, una escuela en cada barriecito, para que nadie se quede sin
aprender a leer ni escribir (APLAUSOS).
Porque
hay algo que vale mucho, hay una gran herencia que la humanidad ha recibido, y
es la cultura, son los conocimientos. y si ustedes van a una librería, se
encuentran miles de libros, libros para mayores, libros para jóvenes, libros
para niños, libros amenos, libros bonitos, que cuentan aquellas historias que
los niños gustan de leer.
¿Y
por qué hay miles de libros? Pues hay
miles de libros, y hay millones de libros, porque durante muchos siglos,
durante miles de años, los hombres han estudiado, han descubierto muchas cosas,
y han escrito. Si ustedes quieren saber
lo que hay en el fondo del mar, si ustedes quieren saber la vida del mar,
ustedes pueden encontrar un libro que le habla de los peces; si ustedes quieren
saber la vida en las selvas, ustedes encuentran un libro que habla de las
selvas; si ustedes quieren saber de las estrellas, se encuentran un libro que
habla de las estrellas, si ustedes quieren saber de las guerras, se encuentran
muchos libros que les hablan de las guerras; si ustedes quieren saber de los
patriotas, se encuentran libros que les hablan de patriotas; si ustedes quieren
saber de montañas, si ustedes quieren saber de ríos, si ustedes quieren saber
de árboles, si ustedes quieren saber cualquier cosa que ustedes quieran saber,
ustedes encuentran libros que les hablan de todas las maravillas del universo,
de la naturaleza, y de todas las maravillas que el hombre, a través de los
siglos, ha ido creando.
Y
esa es la gran riqueza que todos los hombres recibimos como herencia, de las
generaciones humanas que nos han precedido.
¿Y por qué ustedes tienen esta gran riqueza? Porque eso se debe al esfuerzo de otros
hombres que trabajaron. Esos hombres
murieron, pero en cambio, nos dejaron sus libros, y así nosotros tenemos la
oportunidad de conocer, de viajar con nuestra imaginación y con nuestra
inteligencia por todas partes, y conocer lo que ellos han descubierto.
Y
esa es la gran herencia que tiene la humanidad: la herencia de la cultura. No hay que ser rico para tener esa
herencia. Cualquier hombre humilde,
cualquier trabajador, cualquier hijo de cualquier familia humilde, es dueño de
esa herencia. Solo necesita una cosa,
para tener en sus manos lo que ha recibido del trabajo de millones de hombres
durante miles de años:
lo único que necesita es saber leer; lo único que necesita es
saber leer para ir a una librería, para ir a una biblioteca, y tener en sus
manos lo que..., para
lograrlo, solo necesita la oportunidad de saber leer.
Y
esa es una cosa tan sencilla que es una pena enorme, enorme, que haya padres de
familia que, cuando reciben una carta, tengan que buscar a un vecino para que
el vecino les lea la carta; que cuando un padre de familia vaya a recibir una
cuenta, tenga que ver a un vecino para que el vecino le diga cómo está aquella
cuenta; que cuando un padre de familia, por ejemplo, muchas veces, tiene a su
propio hijo en una escuela, tiene que verlo para que le lea una carta, para que
le lea el periódico, para que le lea cualquier cosa. Ese hombre no puede ir al cine; si va al cine,
no entiende lo que hay en el cine, porque no podría leer la traducción en el
cine. Ese hombre pasaría por la
librería, por una biblioteca, y no sería dueño de toda esa riqueza que hay en
una biblioteca.
Y
es triste, pero muy triste, que en nuestro país, sobre todo en nuestros campos,
haya tantos padres de familia que no sepan ni poner su nombre, y que cuando les
pidan que pongan su nombre, hagan cualquier signo, hagan una cruz o tengan que
marcar con el dedo, y eso es muy triste.
Y es muy triste, porque en 50 años de república era, por lo menos, para
que todo el mundo hubiera aprendido aquí a leer y a escribir (APLAUSOS). Era, por lo menos, para que no hubiesen
robado tanto dinero, para que no se hubiesen hecho aquí tantos millonarios,
para que no hubiesen acumulado tantas riquezas egoístamente aquellos que lo
querían todo para sí, y que ni siquiera se preocuparon de que las familias de
nuestro pueblo tuviesen las escuelas necesarias.
Y
así, ha sido necesario que la Revolución estableciera 10 000 escuelas en
un solo año. Calculen ustedes cuántos
cientos de miles de niños se iban a quedar sin saber leer ni escribir si la
Revolución no triunfa, sin los sacrificios que hicieron para hacer triunfar la
Revolución.
Esto
es la Revolución. La Revolución es, antes
que todo, ese anhelo de hacer el bien a todos los seres humanos; el anhelo de
hacer el bien al pueblo, el anhelo de hacer el bien, siempre el bien, nunca el
mal. El beneficio para todos, no el
beneficio egoísta para unos pocos; la cultura para todos los niños, aunque sean
pobres, no solo a los hijos de determinadas familias (APLAUSOS).
Esta
es la Revolución, pero la Revolución es algo más, ya que no era solo cuestión
de que no supieran leer ni escribir, es que tampoco tenían trabajo, es que
tampoco tenían una vivienda, es que tampoco tenían un pedazo de tierra, es que
tampoco tenían respeto, abusaban de ellos, no los consideraban y vivían
infelizmente, porque no tenían tampoco quienes los ayudaran y la Revolución es
lo que viene a ayudar a todos aquellos a los que nunca ayudaba nadie; la
Revolución es la que viene a ayudar a los olvidados, la Revolución es la que
viene a ayudar a los infelices, que era la inmensa mayoría de nuestro pueblo
(APLAUSOS).
Y
los que protestan contra la Revolución, ¿quiénes son?; pues son los egoístas,
los que no quieren el bien para todos, los que quieren los beneficios para
ellos solamente, los que no quieren que todos tengan algo, que todos tengan
derecho a un pedazo de felicidad, que todos tengan derecho a un pedazo de bienestar,
a un pedazo de alegría, a un pedazo de luz en su vida; esos, que lo quieren
todo para sí, esos que quieren vivir ellos en la abundancia mientras otros
carecen de todo. Esos son los que
combaten a la Revolución y la combaten porque son egoístas, la combaten porque
la Revolución quiere darles a todos un pedazo de felicidad, porque la
Revolución quiere y siente que nadie debe tener de sobra mientras otros no
tienen nada, mientras otros carecen de todo (APLAUSOS).
Y
son los egoístas, esos son los que hacen campañas contrarrevolucionarias; esos
son los que están con el extranjero, esos son los quintacolumnistas; esos son
los que si un día nuestra patria es invadida por fuerzas extranjeras, se van a
poner al servicio de los enemigos extranjeros.
Esos egoístas de hoy, serán los traidores de mañana si nuestra patria se
ve invadida, y así el bien que todo el pueblo esté defendiendo a su patria, el
bien que hasta los niños estén defendiendo su patria, porque los niños ya
comprenden perfectamente la Revolución y lo demuestra la respuesta de ustedes,
que ustedes han respondido perfectamente bien a cada una de las preguntas que
les hemos hecho, y eso demuestra que entienden la Revolución (APLAUSOS). Eso demuestra que el día que quieran venir a
convertirnos las escuelas otra vez en fortalezas, el día que quieran venir a
quitarnos la tierra de los campesinos, el día que quieran venir a quitarle la tranquilidad,
la seguridad y la felicidad al pueblo, ese día van a tener que luchar no solo
contra los hombres, sino que tendrán que luchar también contra los niños,
porque cuando esa hora llegue, si esa llegara algún día a nuestra patria, todos
tendremos que hacer nuestro esfuerzo, todos tendremos que poner nuestra parte,
y vamos a ver cómo puede ningún extranjero enemigo apoderarse de nuestra
tierra, si en dondequiera, si en el campo, si en las ciudades, el pueblo, los
hombres, las mujeres, los niños, las niñas, los ancianos y todo el mundo está en
plan de lucha y está en plan de pelea (APLAUSOS). y
vigila al enemigo dondequiera que se encuentre, y obtienen del enemigo toda la
información que sea necesaria, y ayuda por todos los medios, porque en una
lucha como esta, todos podemos hacer algo; en una lucha como esta todos podemos
ayudar, y así los que agredan a nuestra patria tendrán la seguridad de que
nosotros no nos dejaremos arrebatar lo que estamos haciendo, de que Cuba no se
dejará arrebatar sus libertades, de que Cuba no se dejará arrebatar las
conquistas que ha logrado, de que el pueblo no se dejará arrebatar los beneficios
que ha recibido (APLAUSOS).
Y
en ese espíritu tenemos que estar todos, y en ese espíritu estamos todos los
verdaderos cubanos, en ese espíritu estamos todos los verdaderos patriotas, y
solo los egoístas son los que están contra ese espíritu de nuestra Revolución y
de nuestro pueblo. Yeso es lo que
ustedes tienen que comprender cada día mejor, para que ustedes puedan, el día
de mañana, terminar la obra de esta Revolución.
Nosotros
sabemos que tenemos que trabajar mucho, nosotros sabemos que en los días
venideros, quizás tengamos que tomar las armas otra vez; si nos dejan en paz
adelantaremos más, pero si nos atacan, no importa, pelearemos y después
continuaremos la obra de la Revolución (APLAUSOS). De todas formas defenderemos con fiereza y
defenderemos hasta la última gota de sangre esta obra, que entre ustedes y
nosotros, nosotros ahora y ustedes mañana, tendremos que concluir, y para
poderla concluir, y estamos decididos a concluirla, por grandes y poderosos que
sean los enemigos de esta Revolución, porque más poderosa todavía es la
vergüenza de nuestro pueblo, más poderoso todavía es el valor de nuestro
pueblo, y porque defenderemos nuestra causa con valor, la defenderemos porque
tenemos razón, porque lo que estamos haciendo es bueno, y porque lo que estamos
haciendo es justo; cualquiera que venga aquí a interrumpir esta obra, no
tendría jamás razón para hacerlo; cualquiera que venga aquí a pisar nuestro
suelo y a destruir lo que estamos haciendo con todo nuestro derecho, en nuestra
tierra, no tendrá jamás razón para hacerlo, y vendrán entonces a luchar los que
no tienen razón contra los que tienen la razón.
Vendrán del extranjero los que no tienen razón para inmiscuirse en
nuestra propia casa, los que no tienen razón para entorpecer lo que estamos haciendo
en nuestra propia tierra. Y entonces
tendrán que venir a luchar en esta tierra nuestra tan querida, contra los que
tenemos la razón. Y los que tenemos la
razón, sabremos vencer (APLAUSOS).
A
nosotros no nos intimida el poder de los posibles agresores; no es el primer
pueblo pequeño en el mundo que ha tenido que erguirse firmemente para defender
sus derechos; no es el primer pueblo pequeño del mundo que ha tenido que
aprender a marchar, y que ha tenido que aprender a usar las armas para
defenderse; no es el primer pueblo pequeño del mundo que está dispuesto a resistir
cualquier agresión, por poderosa que sea la agresión; y de los pueblos que en
la historia de la humanidad supieron resistir, de esos pueblos que son los
pueblos de que habla la historia; esos son los pueblos que ustedes estudian, como
estudiaron a Esparta, aquel pequeño pueblo que supo combatir contra 2 millones
de persas; aquel pequeño pueblo donde los hombres, cuando iban al combate, las
esposas y las madres los despedían con aquella frase: “con el escudo o sobre el escudo”, es decir,
vencedores o muertos (APLAUSOS). ¿Qué es
lo que quiere decir Patria o Muerte?: Patria o Muerte quiere decir “con el
escudo o sobre el escudo”, Patria o Muerte quiere decir vencedores o muertos
(APLAUSOS). Y nosotros tenemos seguridad
en nuestro pueblo, porque conocemos bien que nuestro pueblo es bueno, y es
bravo; nosotros tenemos seguridad en nuestro pueblo, y por eso no nos
atemorizamos, por eso esperamos tranquilos los acontecimientos, por eso seguimos
haciendo Revolución, sin que nadie pueda prohibírnoslo, y por eso seguimos
haciendo el bien, sin que nadie pueda impedírnoslo (APLAUSOS).
Y
por eso seguimos adelante y tratando de hacerlo cada vez mejor; y lo haremos
cada año mejor, hasta que algún día ustedes ya lo puedan hacer mucho mejor que
nosotros. Y al conmemorarse hoy este
aniversario más del heroico ataque al cuartel Goicuría,
al conmemorarse un aniversario más de aquel sacrificio de un puñado de jóvenes,
que fueron sacrificados aquí en este mismo sitio donde hoy nos reunimos,
ninguna satisfacción mayor que este acto, ninguna obra mejor que esta escuela,
ningún orgullo más grande, ningún momento más inolvidable, que esta fortaleza
convertida en escuela (APLAUSOS). Ningún
homenaje mayor, y ese será siempre el homenaje a los caídos: una obra buena. El bien que ellos quisieron traer a nuestro
pueblo, ese será siempre el homenaje a los que cayeron, y a los que tengan que
caer, y esa será siempre la mejor prueba de gratitud, y ese será siempre el único
premio a los hombres que se sacrifican por su pueblo y por su patria. Y ninguna satisfacción mayor para nosotros,
los que trabajamos sin descanso por nuestro pueblo.
Así
pues, nuestro tributo a los que cayeron aquel día, nuestro homenaje inolvidable
y nuestro propósito, el propósito de ustedes, el propósito de todos, es
trabajar más cada día, estudiar más cada día; ¡que se llenen esas aulas de
niños!, ¡que se llenen esas aulas de libros!, ¡que se llenen esas aulas de
maestros!, ¡y que sobre la tierra abonada con la sangre de esos mártires,
crezca ese fruto y esa semilla que son ustedes y que son las generaciones
venideras de nuestro pueblo, para que cada día nuestra patria sea más fuerte,
más sabia, más grande, más feliz, y para que siempre ondeen con orgullo esas
banderas de nuestra patria!
(OVACION)