DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE
FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER MINISTRO DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO, EN EL ACTO DE
GRADUACION DE LOS MAESTROS VOLUNTARIOS A SU REGRESO DE LA SIERRA MAESTRA,
CELEBRADO EN EL TEATRO AUDITORIUM, LA HABANA, EL 29 DE AGOSTO DE 1960.
(VERSION TAQUIGRAFICA DE LAS OFICINAS DEL PRIMER
MINISTRO)
Compañeros maestros:
Hoy
seguramente que es un día de mucha alegría para ustedes. También lo es para nosotros, y lo es de
esperanza para un número incalculable de niños que, posiblemente, estén también
atentos a este acto de hoy. Esa alegría
es el resultado del esfuerzo; es como un fruto que se recoge.
Y
así, cuando cualquier momento de emoción o de alegría se debe a que ha sido
precedido por un esfuerzo, es cuando verdaderamente podemos sentirnos
felices. Este es un acto más de la
Revolución; como todos los actos de la Revolución, lleno de un significado y de
una promesa, y como todos los actos de la Revolución, prueban que cuando se
siembra hay derecho a recoger el fruto.
¿Son
todas las obras de la Revolución como esta?
No. Hay obras de la Revolución
cuyos frutos tardan en verse. A veces
pasan años, pero cuando se compara el tiempo relativamente breve en que surgió
la necesidad de movilizarlos a ustedes, los meses recientes en que se hizo el
llamamiento a nuestra juventud para llenar una gran necesidad nacional, hay que
convenir en que esta ha sido una de las iniciativas de la Revolución en que
mejores frutos y más rápidos frutos se han cosechado.
Fue,
en ocasión de un recorrido por la Sierra Maestra, cuando nosotros nos dimos
cuenta de que había una gran laguna todavía en nuestros planes de
educación. Habíamos hecho ya algunas
cosas; se estaba llevando adelante un plan de creación de escuelas; se habían
creado cerca de 10 000 escuelas o se estaban creando; se habían convertido
ya en centros escolares varias fortalezas; se estaba construyendo el Centro
Escolar “Camilo Cienfuegos” , y ya se estaba trabajando también en Ciudad
Libertad, para convertirla en uno de los más grandes centros también de
América, así como albergue para estudiantes universitarios de familias
humildes, y también instalar allí, en donde estaba el Estado Mayor del antiguo
ejército, el Ministerio de Educación.
Tengo entendido que hoy, precisamente, se está mudando el Ministerio de
Educación de su antiguo edificio para el edificio del Estado Mayor de la que
fuera antiguamente un nombre de triste recordación, y después de conquistada
aquella fortaleza, Ciudad Libertad.
Sin
embargo, nosotros no nos habíamos dado cuenta cabal del hecho de que a pesar de
todo aquel tremendo esfuerzo, de que a pesar de que se iban a crear en un año
dos veces más escuelas de las que se habían creado durante 50 años, lo cierto
era que una parte muy considerable de nuestra población, la más apartada de
nuestras ciudades, la que carecía, precisamente, de comunicaciones y de otros
servicios de la nación, la que llevaba la vida más dura, como es la vida de las
montañas, seguía sin escuelas.
En
un principio, conociendo las dificultades de las comunicaciones y las
irregularidades del terreno, habíamos concebido la idea de que el problema
podía resolverse con las ciudades escolares, que era otro proyecto de la
Revolución. Pronto nos dimos cuenta de
que la población infantil en las zonas montañosas era extraordinariamente
grande, y de que era virtualmente imposible recoger a todos aquellos niños,
aparte de que la idea de las ciudades escolares no había surgido con ese fin,
sino con el fin de llevar allí no a todos los muchachos de una región, sino a
grupos seleccionados de muchachos por su vocación y su capacidad.
Por
eso, nos vimos ante el problema de que las montañas seguían sin maestros y, por
supuesto, sin escuelas; y, además, que era difícil encontrar maestros para las
montañas. No quiere decir esto que
nuestros maestros no tengan espíritu de sacrificio. Hay una prueba grande de que los maestros
cubanos tienen espíritu de sacrificio, y fue aquella prueba formidable que
dieron cuando al plantearles nosotros que solamente había créditos para
5 000 nuevas aulas, si ellos estaban dispuestos a aceptar que en vez de
5 000 maestros trabajando, trabajasen 10 000 maestros con los mismos
créditos, y que, a cambio de ello, se establecería una escala por año, en
virtud de la cual, en los años venideros, recibirían con creces una
compensación por los sacrificios que hicieran ahora, cuando los recursos del
país eran escasos. Y los maestros
aceptaron.
¿Por
qué, sin embargo, no había maestros para las montañas? Tiene una explicación muy lógica. Las escuelas normales estaban radicadas en
las ciudades. Podían ir a las escuelas
normales para maestros los jóvenes de las ciudades y, por excepción, podían ir
también algunos jóvenes del campo; pero como para vivir en la ciudad había que
hacer un gasto determinado, las familias más pobres del campo, los jóvenes más
humildes del campo, que ni siquiera tenían, en la mayor parte de los casos,
maestros ni escuelas, muy difícilmente podían ir a una escuela para maestros.
Así,
¿cómo podía esperarse que de la Sierra Maestra surgieran maestros, a pesar de
llamarse la Sierra Maestra? Era
virtualmente imposible. No había ni para
enseñar las primeras letras. Había algunos
maestros en las estribaciones de la Sierra; no había maestros en el corazón de
la Sierra. ¿Quién podía tener, en
aquellas montañas, la oportunidad de ir a adquirir una preparación para luego
enseñar en aquellas mismas montañas? Era
imposible. Y así, los maestros eran de
las ciudades fundamentalmente; y hay que tener en cuenta el joven que no sabe
otra cosa que de la ciudad. Incluso,
gran parte eran muchachas. Hay que tener
en cuenta lo difícil que resultaba adaptar una mentalidad que ha crecido en la
ciudad y que se ha habituado a la ciudad, a la vida de las montañas.
Por
eso, por una explicación muy lógica, resultaba difícil encontrar maestros para
las montañas. El Ministerio de Educación
pensó en resolver el problema por distintas vías. Y, efectivamente, se había llamado a algunos bachilleres
o a algunos jóvenes de cierta preparación intelectual, para ocupar las plazas
vacías. Pero eso no era suficiente; no
era difícil encontrar personas dispuestas a ir al campo, sin embargo, era
difícil que cuando esas personas llevasen un tiempo en el campo, sin saber, en
el momento en que se presentaban para prestar sus servicios, qué era el campo,
resultaba difícil, repito, que permaneciesen en el campo. Una cosa es la imaginación y otra cosa es la
realidad. Y la vida enseña que, como
decía La Biblia, “muchos son los llamados y pocos los escogidos”.
Y
así resulta, así resultaba en la guerra.
Muchas personas se presentaban como voluntarios, y nosotros recordamos
los primeros días. Venían de los pueblos
cercanos, hacían número; no era muy conveniente eso para los pocos rebeldes que
estábamos armados, porque tampoco había recursos ni alimentos, y grupos de
hombres desarmados constituían un problema.
Siempre les hablábamos cuando llegaban a las montañas, y siempre les
decíamos: “De
ustedes se van a ir la mitad, el 90%, y puede ser que hasta todos.”
Siempre,
sin embargo, respondían de la misma manera: que ellos nunca, que ellos jamás, que
primero muertos, y que los dejaran permanecer.
Los hechos posteriores demostraban, sin embargo, que la imaginación los
había engañado, y que la realidad era superior a su entusiasmo. Y así, se marchaban a veces, 9 de cada 10 que
se presentaban, y en algunas ocasiones se marchaban 11 de cada 10, porque
embullaban a algunos de los que estaban.
Esa historia la vimos repetirse muchas veces. Claro está también que en la reacción del ser
humano, influyen muchas circunstancias, entre otras, no había experiencia,
predominaban una serie de mitos, y en realidad existía en una gran parte de
nuestro pueblo, un cierto complejo de impotencia frente a la fuerza de la
tiranía, y frente a los recursos del régimen.
Naturalmente
que una colectividad, puede, en un momento dado, dar un número mucho mayor de
soldados que en otra oportunidad; puede dar un número mayor de héroes y de
personas sacrificadas que en otro momento, porque el espíritu y la conciencia de
la colectividad crece, y así, nosotros no tenemos la menor duda de que si la
historia pudiera repetirse, el pueblo de hoy habría dado soldados en una
proporción mucho mayor que entonces, porque hay hoy una conciencia y una
experiencia nacional, y por eso, nuestro pueblo hoy puede dar de sí, mucho más
de lo que daba antes. Pero nunca dejará
de ser cierto que entre la imaginación y la realidad hay un trecho. Por eso nosotros quisimos poner a prueba a
los que se ofreciesen para maestros.
Nosotros no excluíamos a nadie, explicamos bien las condiciones. Hicimos el llamamiento y en realidad acudió
un número asombroso de jóvenes, pues tenemos entendido que cerca de 5 000
jóvenes se ofrecieron para pasar las pruebas.
Ustedes
constituyeron el primer grupo. ¿Resistieron
todos? No. Ustedes saben que todos no resistieron. Quién sabe cuántas historias tendrán ustedes,
y comentarán entre ustedes, de la experiencia de los primeros días; cuántas
anécdotas, y el recuerdo de cuantos fallaron, porque siempre hay una parte que
falla, y hay una parte que resiste. Tan
segura es una cosa como la otra. Al fin
y al cabo, una parte considerable resistió, y eso es lo que nos da confianza en
el grupo de maestros que se ha formado.
Además,
la naturaleza colaboró con nosotros. No
digo que con ustedes sino con nosotros (APLAUSOS). Colaboró con nosotros y con los campesinos
que necesitaban maestros. Y así, los días
en que ustedes llegaron a la Sierra Maestra, coincidieron con una de las
temporadas de lluvia más grandes que hemos tenido en los últimos años. Y sabemos que hubo de todo: mucho trabajo, mucha humedad, muchas
dificultades, poca comida (APLAUSOS), poca comida y algún frío. Siempre hace frío por allá por las
montañas. No en balde, a aquel
campamento donde están los soldados rebeldes, le pusieron los campesinos las
Minas del Frío.
Y
eso sirvió para que la prueba fuese una buena prueba. Y eso sirvió para que ustedes se sientan
ahora más satisfechos. Siempre pasa lo
mismo: después
que el esfuerzo ha transcurrido, entonces viene la satisfacción, y a mayor
esfuerzo, mayor satisfacción.
Nosotros
hemos visto que ustedes andaban muy orgullosos por La Habana, y hemos
visto también que los fueron a recibir muchas personas y que han recibido
muchas consideraciones por parte del pueblo.
De esa satisfacción no han podido disfrutar los que no resistieron. ¡Los que no resisten no reciben honores! ¡Los que no resisten no reciben
satisfacciones! ¡Los que cumplen con el
deber, solamente esos, pueden tener idea de lo valioso que es, y lo profunda
que es la satisfacción de cumplir el deber!
Y ese es, al fin y al cabo, el mejor premio; ese premio que no se compra
en ningún establecimiento. ¡Con dinero
no se compra, por supuesto! Esa alegría
que solo se adquiere con un precio: el esfuerzo, el sacrificio, y que solo
alcanzan y solo conocen los que son capaces de pagar ese precio.
Lo
que con respecto a ustedes se diga aquí, puede muy bien aplicarse a todos los
demás sectores de nuestro país; se le puede aplicar al soldado, se le puede
aplicar al miliciano, se le puede aplicar al brigadista juvenil, y se le puede
aplicar a cualquier patriota, ya que solo en instantes como estos, que son
verdaderamente grandiosos para un país, que son verdaderamente extraordinarios
y que se producen muy pocas veces en largas etapas de la vida de las naciones,
se puede comprender el significado de estas palabras: sacrificio, esfuerzo, satisfacción del deber
cumplido.
Y
ustedes son como un ejemplo para los demás, un ejemplo muy visible; gracias al
espíritu que los llevó a la Sierra Maestra, al espíritu que los mantuvo y los
hizo resistir, hoy la nación cuenta con un cuadro más de maestros, y decenas de
miles de niños recibirán lo que de otra manera no habrían podido recibir.
y nosotros,
que también tenemos nuestros deberes y nuestro trabajo, pues sentimos también
esa alegría de ver que el plan marcha, y de ver, que todo lo que se intente en
nuestro país, todo lo que se haga por el bien del país, y que todo lo que se
emprenda en nuestra patria revolucionaria, tiene éxito.
Comprenden
ustedes nuestro sentimiento, al pasar hace algunos meses por aquellos mismos
sitios, donde siempre colaboraron tanto con la Revolución los campesinos, donde
pudimos comprender lo que era el alma del campesino, las necesidades del
campesino, la pureza del campesino, y aquel semillero de inteligencias vírgenes,
llamadas a perderse si no venía la mano que supiera modelarlas, si no venía el
maestro que hiciera de esas inteligencias, inteligencias útiles a su país; que
hiciera de aquellas inteligencias, inteligencias abiertas a la luz de la cultura
y a la luz del progreso —comprendan los deseos de todos nosotros de que algún
día aquella cosa tan injusta y tan absurda, pues tuviera remedio en nuestro
país—; ir después de casi un año del triunfo de la Revolución y ver que en
aquellos rincones no había maestros. Y
por la satisfacción de ustedes, podrán medir también la satisfacción de
nosotros. La de ustedes, cuando estén
allí enseñando; la del Gobierno Revolucionario y la de todo el pueblo, al saber
que se ha logrado una gran meta: la meta de que hasta en el último
rincón de las montañas de Cuba haya un maestro (APLAUSOS). Y un rincón de las montañas es un rincón, es
un sitio donde a veces no se puede llegar ni a lomo de mulos, es un sitio donde
viven los campesinos esparcidos, donde no hay médicos muchas veces —ahora por
lo menos en algún lugar próximo se encontrará algún médico—, donde no hay agua
corriente, no hay luz eléctrica, no hay cines, no hay parques, no hay avenidas,
no hay restaurantes, no hay bibliotecas, ni teatros, en fin, donde no hay nada
más que campesinos nobles trabajando y, sin embargo, hay algo, algo que cuando
se comprende tiene también su atractivo extraordinario, su atractivo grande: en primer lugar, el ser humano que allí vive,
de una nobleza increíble, de una bondad natural extraordinaria, de una
hospitalidad sincera y franca, superior a lo que hayamos podido ver; en segundo
lugar, la naturaleza. Todo es cuestión
de acostumbrarse, pero quien haya sabido disfrutar también los atractivos de la
naturaleza, es posible que prefiriera esa naturaleza a la propia ciudad, con
todas sus ventajas.
Nosotros,
por nuestra parte, tenemos la seguridad de que ustedes llegarán a querer las
montañas, es posible que ya las quieran (APLAUSOS). Quiero decir que cada día, ustedes llegarán a
querer más las montañas, cada día más y en la misma medida en que cada día más
las montañas los quieran a ustedes. ¡Sí! Porque cada niño que ustedes enseñen, cada
persona analfabeta que ustedes eduquen, será un sentimiento de gratitud que les
envolverá a ustedes; mientras más trabajen, mientras más enseñen más los
querrán y con seguridad que a nadie van a querer más que al maestro. Nosotros tenemos derecho a saber qué es lo que
más piden los campesinos; los campesinos necesitan muchas cosas, pero es
invariable el hecho de que lo primero que piden es el maestro. Prefieren el maestro a cualquier otro
servicio de la Revolución; después que tengan al maestro optarán entre otras
necesidades, pero lo que más solicitan son los maestros y esa es la gran
alegría que ustedes llevarán a las montañas; posiblemente, la alegría que no
han visto ustedes en otros sitios; la llegada del maestro a cada uno de esos
rincones será recibida con verdadero júbilo por los campesinos.
Deben
saber cómo han de llegar. No van a
encontrar allí escuelas hechas; nosotros sabemos de muchos casos en que los
campesinos por su cuenta organizaron un local para cuando llegara el maestro y
tienen allí su local. Era triste en
verdad conocer cómo hasta esos locales que ellos habían hecho se habían quedado
esperando al maestro. Y ahora no será
así. Ya para los primeros días de
septiembre, es decir, dentro de muy breves días, ustedes llegarán a sus
respectivas zonas, a sus respectivos rincones (APLAUSOS). Y los campesinos de la Sierra Maestra, de la
Sierra Cristal, de las montañas de Baracoa y del Escambray, los tendrán a
ustedes muy pronto en aquellos sitios (APLAUSOS).
¿Quedará
algún rincón sin maestro? Es posible que
quede algún rincón sin maestro, pero no quedará durante muchos días, porque si
no alcanzan los maestros, mandaremos más maestros (APLAUSOS).
El
objetivo es que no quede un solo rincón de las montañas sin maestro y que el
día que haya un sitio perdido donde nadie había indicado el envío de un
maestro, todos nos asombremos, y el deber de ustedes será ese: indagar si quedó algún rincón de las
montañas donde por equivocación las comisiones encargadas de escoger los
sitios, se les haya pasado cualquier punto de las montañas.
Ustedes
saben cómo están situadas las casas en las montañas, no están agrupadas, todos
los niños tendrán que caminar algo, eso no es malo, eso es bueno; pero ustedes
saben algo más, ustedes saben que allí hasta los muchachos de seis años
caminaban más que ustedes por las montañas (APLAUSOS); a pesar de que ustedes
hayan escalado varias veces el Pico Turquino y lo tendrán que seguir escalando
una vez por lo menos todos los años (APLAUSOS).
A
los sitios donde ustedes van no hay escuelas hechas, las escuelas tardarán más,
pero por lo pronto estará lo más importante: el maestro; lo primero, el maestro. Una vez allí ya el maestro, no vayan ustedes
a esperar que lleguen los lápices ni los libros, ¡no!, ustedes tienen que
ponerse a enseñar enseguida.
Posiblemente haya algunas dificultades en el envío del material. Calculen que hay que ir estudiando todas las
vías para suministrar el material en las montañas. No se pongan a esperar el libro o el lápiz, o
la libreta, para empezar a dar clases, reúnan enseguida los muchachos y
empiécenles a dar las primeras clases, mientras llega el libro y el material.
El
maestro que no les diera clases a los muchachos porque no tuviera material, no
sería un buen maestro. Hay siempre
muchas cosas que enseñar, sobre todo a esas mentalidades infantiles que están
sedientas de curiosidad; más aún que las de las ciudades, porque los de la
ciudad adquieren muchos conocimientos por el ambiente que los rodea y no así en
el campo. Pero, ninguna inteligencia
mejor que la inteligencia de los niños campesinos para que la educación dé los
mejores frutos. Así que esos niños,
sedientos de conocimiento, deseosos de conocer cualquier cosa, de que les
expliquen todo, ustedes empezarán a explicarles. Después irán los libros, lo antes posible y
el material, tendrán que reunir a los campesinos y decirles que les preparen
una casita para escuela; será de guano la primera escuela de muchos de ustedes,
que la construyan bien, aunque rústica, pueden escoger madera de los montes y
construirlas bien, bien situadas y ventiladas y también que hagan los bancos;
no se pongan a esperar que les manden los bancos y los pupitres del Ministerio
de Educación (APLAUSOS).
Ustedes
tienen que preparar el local inmediatamente; tienen que utilizar todos los
recursos de la imaginación para resolver los problemas, y allí tienen la
oportunidad de ensayar los nuevos métodos que les han enseñado, porque ustedes
van a enseñar allí de una manera distinta, van a enseñar a pensar, van a
desterrar todo lo que sea mecánico en la inteligencia para dar lugar a todo lo
que sea desarrollo de la inteligencia y creación de la inteligencia.
Allí
ustedes pueden establecer las mesitas, recordarse además de todas sus
experiencias de cuando eran muchachos, sobre todo recordarse de cuando no
atendían un solo minuto en la clase, y por qué no atendían, y cómo hay que
despertar en los niños el interés; y que a los niños hay que ganarlos , y que
se les puede ir ganando. Recordarse de
todas las cosas que de muchachos hemos tenido que pasar todos; los errores que
se cometieron con nosotros, para no cometerlos con los niños.
Así
tienen ustedes que empezar. ¿Su
familia? La familia va a estar
lejos. ¿La casa? Nadie sabe dónde va a parar los primeros
días. Una hamaca y un nylon en el peor
de los casos (APLAUSOS).
Siempre
habrá alguna familia que les brinde la casa, y les ayude a preparar los
alimentos. Siempre habrá quienes los
ayuden a ustedes; después vendrán las escuelas, cuando haya acceso, y cuando
podamos llevar los materiales o resolver los problemas que nos plantee la
construcción. De la misma manera que han
llegado los maestros, tenemos esperanzas de que lleguen también las escuelas; y
también algún sitio donde vivir el maestro, o donde pueda ir la familia del
maestro o de la maestra. Cuando digo
maestro, estoy comprendiéndolos a todos (APLAUSOS).
Todo
irá llegando. Lo importante es
establecer el sitio y crear la escuela.
La escuela no es, por supuesto, el edificio; la escuela es esa comunión
entre el maestro y los niños de cada lugar.
Las clases se pueden dar a veces hasta debajo de un árbol y,
sinceramente, si a mí, por ejemplo, me pusieran otra vez, me dieran la
oportunidad de ir a la escuela, me gustarían más las clases en el campo, que
las clases allí en el pupitre. A los
muchachos les gusta caminar, les gusta pasear, les gusta investigar, y ustedes
deben despertar o estimular todas esas inclinaciones del niño.
Trataremos
de hacer todo lo posible para que esa institución pobre al principio, vaya
desarrollándose y llegue a constituir no solo la solución del problema, sino
también una magnífica fuente de conocimientos pedagógicos, porque ustedes van
allí a enseñar, pero van también a aprender.
Y posiblemente aprendan tanto como van a enseñar.
Y
no van a enseñar solamente a los niños, tienen que enseñar también a los
adultos. Las cifras de analfabetismo en
las montañas sobrepasan el 90%; nosotros hemos hecho investigaciones con las
milicias campesinas, y los datos son increíbles de analfabetismo total o casi
total. Es decir que a la población adulta hay que
enseñarla también.
Y
ustedes, cada uno de los maestros, debe proponerse como meta, por lo menos en
el próximo año, es decir, en el próximo curso, enseñar a leer y a escribir, por
lo menos, a 30 campesinos. Si les parece
a algunos poco, pueden tratar de enseñar a más y, por supuesto, cada cual debe
enseñar a los más que pueda.
Se
les entregarán planillas para que ustedes registren y presenten a fin de curso,
los nombres de las personas adultas que hayan enseñado durante el curso a leer
y a escribir.
El
próximo año, cuando llegue el verano, tendrán que reunirse otra vez. Recuerden que no podemos darnos por
satisfechos con el esfuerzo realizado; hay que seguir preparando a este cuerpo
de maestros; hay algunos entre ustedes que incluso, ahora, van a tener que
seguir otro curso aquí. No el ciento por
ciento están completamente aptos. Han pasado la prueba que es lo más
importante, de voluntad y de firmeza; pero hay un porcentaje, y eso lo saben
ustedes mismos, por supuesto, y ninguno por eso se sentirá triste, porque no
requerirá sino un poco más de tiempo y de esfuerzo para mantener el nivel de
capacidad de este cuerpo de maestros.
Y
todos tienen que pasar un cursillo todos los años; se reunirán cuando vengan
las vacaciones, y tendrán todos los años un congreso, donde expondrán y
discutirán las experiencias que hayan adquirido, los conocimientos que cada uno
de ustedes haya adquirido sobre las cuestiones relacionadas con la enseñanza;
el carácter de los campesinos; su experiencia en el trato con los campesinos. En fin, todo lo que pueda ser de interés para
la educación en nuestro país; y ustedes pueden recoger cuantiosas experiencias
que nunca se han recogido, y deben sacar todos los años sus conclusiones y,
además, pasar también por un cursillo todos los años, por lo menos, durante
cinco años obligatorio (APLAUSOS), y después voluntarios. Y durante esos cinco años, terminado el
cursillo, al Turquino, para no perder el training (APLAUSOS).
De
esa forma iremos recogiendo experiencias extraordinarias que serán no solamente
útiles en Cuba, sino que serán útiles también a otros pueblos hermanos de
América; experiencias también en la educación de adultos; experiencias sobre el
resultado de los métodos de enseñanza que ustedes van a aplicar, y que son
métodos nuevos. Así el nivel de todos
ustedes se irá elevando, y llegarán a constituir un grupo de maestros de gran
capacidad y de gran prestigio.
No
quiere decir esto que ustedes deban crearse un espíritu distinto o, si se
quiere, aislado de los demás maestros.
No. Ese espíritu no se debe crear
entre ustedes. Los demás maestros se
valdrán también de las experiencias que ustedes adquieran, y los éxitos que
ustedes logren les servirán de estímulo a los demás maestros; y los avances que
ustedes logren les servirán también de estímulos a ellos. Y es necesario que ustedes se sientan llenos
de un espíritu de fraternidad, y nunca con un sentimiento de orgullo o de
superioridad sobre los demás maestros.
Necesitamos
el esfuerzo de todos nuestros maestros, y el año que viene, al igual que el
primer año fue el “Año de la Libertad”, y este año fue el “Año de la Reforma
Agraria”, por los grandes avances y la atención que ha merecido la Reforma
Agraria, el año que viene será el “Año de la Educación” (APLAUSOS).
El
año que viene vamos a librar la batalla contra el analfabetismo. El año que viene tenemos que establecernos
una meta: liquidar
el analfabetismo en nuestro país (APLAUSOS).
¿Cómo? Movilizando al pueblo,
estableciendo ese compromiso al pueblo, a las brigadas, a las milicias
campesinas y obreras; que cada miliciano campesino contraiga el compromiso de
honor de aprender a leer y a escribir si es analfabeto. ¿Y quiénes van a enseñar? El pueblo.
Hay que movilizar al pueblo para librar la batalla contra ese enemigo
del pueblo que es el analfabetismo (APLAUSOS).
Y vamos a dar ante el mundo una prueba más del vigor de la Revolución
Cubana y del temple de nuestro pueblo, ganando en un año la batalla que no
había podido ganar en muchos años, en muchos siglos, nuestro país, para que se
vea una vez más el poder de las revoluciones y cómo las revoluciones logran
esas metas. Movilizaremos entonces a
todos los estudiantes, de maestros; movilizaremos a todos los estudiantes y movilizaremos
a cuanta persona sepa leer y escribir, para que enseñe a aquel que no sepa leer
y escribir (APLAUSOS). Y estableceremos,
también, el propósito, en cada uno de nosotros, de enseñar a un mayor número de
personas, para ver quién enseña en un año mayor número de analfabetos; y el
cubano que en un año enseñe a leer y escribir a un número mayor de analfabetos
pasará a la historia de nuestro país como un héroe de la educación (APLAUSOS).
Pero
además, aunque unos enseñen más y otros menos, pasará también nuestro pueblo a
la historia como un pueblo héroe de la educación. Y ese propósito debe ser propósito
fundamental del próximo año.
El
Ministro de Educación está presente, también los profesores que tan
diligentemente colaboraron en la preparación y llevaron adelante este curso, y
todos debemos ir poniendo nuestras ideas para ir planeando la batalla del año
que viene y ganar esa batalla.
Ustedes
tienen también otra misión:
la misión de escoger a los niños que van a ir a las ciudades
escolares, que iremos llenando de niños a medida que las vayamos
construyendo. Hoy se está construyendo
la primera, y ustedes deberán escoger, entre sus alumnos, a aquel que por su
mayor capacidad, su mayor inteligencia, su mejor comportamiento y su mayor
interés, merezca que se haga un esfuerzo especial con él, para llevarlo a una
ciudad escolar. Y siempre, todos los
años, cada escuela de las montañas podrá mandar uno o más niños a la ciudad
escolar. Con eso, la mejor inteligencia
de cada escuela o de cada curso tendrá oportunidad de ir a un centro superior,
donde a su vez estudiará durante varios años, y de esos centros, las mejores
inteligencias pasarán a las universidades.
La
oportunidad no será para el hijo del más rico, la oportunidad no será para
ningún privilegiado, sino para el único privilegiado que se tomará en
consideración: aquel que sea privilegiado por la naturaleza
(APLAUSOS).
Y
así será desde la escuela rural hasta las universidades y los centros más
avanzados del país, será un proceso de selección, que es perfectamente posible,
basta con que ustedes se tomen interés en seleccionar bien a esos niños o
niñas que merezcan, por sus cualidades, que la nación haga con ellos un
esfuerzo particular.
También
otra consideración, tengan en cuenta que los niños muchas veces ayudan a sus
padres en el campo. En las zafras de
café, por ejemplo, los niños ayudan a recoger café, y a veces, aun en el resto
del año, realizan algunas tareas.
Ustedes, consideren la posibilidad de dejar durante el día un margen
para el trabajo a los niños. Así, por
ejemplo, establecer las clases por la tarde, para que los niños ayuden a sus
padres por la mañana. En eso, la
experiencia es la que debe trazar la pauta definitiva; quizás en ciertas épocas
del año, que son épocas lluviosas, tengan que cambiar el horario, pero, por regla
general, tener en cuenta que los niños ayudan a sus padres, y que es bueno que
el niño ayude a sus padres, y que no se convierta el deber o la necesidad de la
ayuda de los niños en algo que choque con la escuela, que es lo que ha ocurrido
muchas veces en nuestros campos, que no mandan a los niños a la escuela porque
realizan determinadas tareas en sus casas.
Ustedes
tienen que organizar a los padres de los niños, ustedes tienen que orientar la
educación general de los niños, ustedes tienen que ser en cada lugar la
representación de la cultura, de la moral, y deben ser el ejemplo, en cada uno
de los sitios donde ustedes vayan a trabajar.
También
debemos decirles, o mejor dicho repetirles, las condiciones en que comenzarán a
trabajar. Aunque sean maestros voluntarios,
porque se ofrecieron para ir a enseñar en las montañas, recibirán la
remuneración correspondiente. Durante
dos años, ganarán, en conjunto, 100 pesos cada maestro, el primer año, y el
segundo año. El tercer año, ya ganarán
más, porque están incluidos en los créditos del Ministerio de Educación y en el
plan de las escalas. Recibirán una
compensación en tanto esa escala sea inferior a 100 pesos, y después recibirán
la remuneración de acuerdo con el plan, que les permitirá, en el transcurso de
seis años, estar ganando 200 pesos mensuales, según los propósitos del Gobierno
Revolucionario. Para que sepan también
eso.
Otra
cosa: no todos absolutamente irán para
las montañas; necesitamos algunos maestros para las Brigadas Juveniles de
Trabajo Revolucionario, que van a estar en las montañas ahora y después en
distintos trabajos; necesitamos algunos maestros para los campamentos de las
milicias campesinas; necesitamos algunos maestros para el Ejército Rebelde
(APLAUSOS).
Y,
también, otra noticia: los que de
ustedes sean bachilleres o tengan nivel universitario, los vamos también a
seleccionar, para dedicarlos a otras tareas revolucionarias, de acuerdo con las
necesidades que tenemos de personas probadas y de personas que hayan demostrado
el interés revolucionario que han demostrado ustedes.
Así
que de este primer grupo, una parte grande, la mayor parte, marchará
inmediatamente a sus respectivas escuelas (APLAUSOS). Otra parte será seleccionada para distintas
tareas, y una parte menor, tendrá todavía que pasar algunos cursos.
Eso,
pregunté si se lo habían explicado y no se lo habían explicado todavía; por
eso, se lo explico ahora. De todas
maneras, ninguno en absoluto quedará sin su destino, todos tendrán su destino
(APLAUSOS).
El
compañero Ministro de Educación dijo que se había extraído una gran
experiencia, que ya ustedes habían contribuido al enriquecimiento de la
pedagogía en nuestro país, y eso es un buen comienzo. Y como todo ha sido bueno, debemos aspirar a
que continúe así, y que ustedes puedan satisfacer las esperanzas que la
Revolución ha puesto en ustedes y que todos, todos, nos esforcemos porque cada
día sea mejor la preparación de este cuadro de maestros, y que todos nos
esforcemos también por mejorar los cuadros futuros de maestros que salgan de
nuestras escuelas, y sobre todo también para que del campo surjan maestros que
vuelvan al campo y no siga perpetuándose esa anormalidad de que todos vengan de
la ciudad, la ciudad necesita de una parte de los maestros, y el campo necesita
otra parte.
Con
esto estaremos enmendando grandes anomalías que había en nuestro sistema de
enseñanza. Ya desde hace rato que viene
el Ministerio de Educación resolviendo problemas y enderezando entuertos dentro
del ministerio. No era tarea fácil,
había que afrontar algunos descontentos, había que lesionar algunos intereses;
se ha tratado de hacer con la mayor generosidad posible, pero se han ido
haciendo todos los cambios necesarios, sin embargo, todavía nos faltan muchas
cosas; todavía tenemos muchos libros de texto viejos en nuestros centros de
enseñanza, textos escritos con la mentalidad de antes, y algunos de ellos
conteniendo las mentiras de antes. Hubo
necesidad de imprimir textos rápidamente para enviarlos a las escuelas en los
primeros momentos, pero todavía estos no llenan las necesidades, hay que hacer
nuevos textos, hay que hacer textos de educación a tono con las grandes
conquistas de la Revolución, los grandes avances y las grandes verdades de la
Revolución (APLAUSOS).
y esa es otra
de las tareas que tenemos delante, hay muchas cosas por hacer, sin embargo,
creemos que pueden hacerse, los hechos lo demuestran, lo que se va logrando a
lo largo de nuestra isla lo demuestra, los éxitos que la Revolución va
obteniendo en todos los campos lo demuestran, lo que se ha superado nuestro
pueblo lo demuestra, demuestra que todo es posible y que nuestra patria, para
la empresa que tiene por delante, cuenta con la fortuna de un formidable
pueblo.
Creemos
que nos hemos enfrascado en una gran tarea, una trascendental tarea, una tarea
que se sale incluso de los marcos de nuestra pequeña isla, pero no es un traje
que esté demasiado grande al pueblo de Cuba, le viene bien porque realmente
nuestro pueblo, y esto debemos considerarlo sin vanidad, sin falso orgullo,
como realidad objetiva, cada día se descubren en nuestro pueblo, se descubren
mayores tesoros de virtud, de inteligencia, de heroísmo, de espíritu de
sacrificio, que harán estrellarse todas las intenciones concebidas contra Cuba.
Asimismo,
hemos estado trabajando para el futuro, no cabe duda de que todos tenemos una gran tarea para el futuro. De carne y hueso somos todos, todos tenemos
muchas ilusiones, de una clase o de otra; hoy cada cubano va encauzando sus
anhelos personales dentro de un gran anhelo nacional, dentro de un gran
sentimiento de solidaridad con los demás, ayudando a los demás, dándoles y
quitándoles a los demás y así se va encauzando el sentimiento de toda la nación,
se va encauzando el anhelo nacional y el anhelo de cada uno de los hijos de
esta patria.
Hoy
muchos sueños están todavía por realizarse, como se han realizado muchas cosas
que antes parecían sueños, que hoy son sueños para muchos pueblos del mundo,
para muchos pueblos sobre todo de este continente. Hay muchas cosas por hacer y estamos trabajando
por hacerlas. Nada nos parece imposible,
porque cosas que ayer parecían imposibles se han hecho y eso demuestra que
dentro de la justicia, que dentro de una aspiración justa, nada es imposible
para un pueblo (APLAUSOS).
Podremos
cumplir este programa; podrán marchar ustedes a enseñar a los niños; podremos
ganar la batalla contra el analfabetismo; podremos seguir construyendo nuestras
ciudades escolares; podremos seguir transformando la Ciudad Libertad en uno de
los primeros centros de investigación del mundo, investigación pedagógica;
podremos crear nuestros miles de técnicos; podremos construir las viviendas de
todos nuestros campesinos y de todos nuestros obreros; podremos seguir
estableciendo nuevas fuentes de trabajo y de riqueza, nuevas fábricas, nuevos
cultivos; podremos seguir adelante en nuestro propósito de hacer una gran
patria, de hacer un gran país, de desarrollar hasta el máximo la posibilidad
material y espiritual de nuestro pueblo; podremos seguir adelante en nuestras
ansias de progreso, en nuestras ansias de justicia; podremos seguir adelante en
nuestras ansias creadoras; podremos seguir destruyendo los privilegios;
podremos seguir siendo el ejemplo de América; podremos seguir sembrando la
esperanza en los millones, en las decenas de millones, en los cientos de
millones de seres que están aspirando a obtener mucho de lo que ya nosotros
hemos obtenido e incluso lo que nosotros estamos aspirando a obtener. ¿Podrá nuestro pueblo seguir adelante en su
deseo de ser libre, en su deseo de no ser explotado, en su deseo de
desarrollarse íntegramente? ¡Sí podremos! (APLAUSOS.)
¿Cómo
podrán impedirnos, de qué medios podrán valerse, qué posibilidad tienen de
frustrar nuestros propósitos? Ninguna. Se engañan, se engañan miserablemente, se equivocan,
y es lógico que se equivoquen. Quien
marche por un camino equivocado tiene que andar siempre equivocado mientras
recorra ese camino (APLAUSOS), y el imperio yanki lleva ese camino, el camino equivocado
(EXCLAMACIONES DE: “¡Cuba
sí, yankis no!”; “¡Con OEA o sin OEA, ganaremos la pelea!” y “¡Fidel, Fidel,
qué tiene Fidel, que los americanos no pueden con él!”, QUE SOLO SE INTERRUMPEN
CON LAS NOTAS DEL HIMNO NACIONAL).
Cuba
era una de las tantas naciones de América sometidas al dominio del
imperio. Por alguna nación de América
debía empezar la rebelión, y la rebelión contra el imperio comenzó por Cuba (APLAUSOS). ¡Dichosa esta tierra nuestra, que ha tenido
la honra y la gloria de ser la que iniciara la rebelión de América contra el
imperio yanki! (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES
PROLONGADAS DE: “¡Venceremos!”)
Los
cubanos sabemos lo que estamos haciendo, y cada día debemos tratar de
comprender mejor lo que estamos haciendo.
¿Por qué es necesario comprender?
Es necesario comprender para saber acertar y saber apreciar cada minuto
de este proceso histórico. Todos hemos
tenido oportunidad de leer, en la historia de otros pueblos, lo que son las
revoluciones. Y los cubanos de hoy
estamos viviendo uno de esos minutos en la historia de los pueblos del que tendrá
que hablar en el futuro la historia de la humanidad.
Debemos
esforzarnos cada vez más por comprender mejor; debemos tener una apreciación
exacta y correcta de las situaciones.
Nosotros sí que no andamos por el camino equivocado; por eso marcha la
Revolución adelante; por eso está llamada a alcanzar el éxito más rotundo,
porque marcha por el camino acertado.
Nosotros sí podemos comprender las situaciones; los que no pueden
comprenderla son los que, por marchar por el camino erróneo, cometen cada día
mayores errores.
Es
posible que nosotros, es decir, nuestro pueblo, haya estado en estos días un
poco lleno de ilusiones. Es decir, es
posible que nuestro pueblo, en estos días recientes, se haya dejado llevar un
poco de la euforia y se haya dejado llevar de ilusiones. Y, en parte, ha contribuido nuestra propia
prensa revolucionaria, que sembró algo así como cierta euforia en el país,
cuando en realidad nosotros, y en este caso hablo del Gobierno Revolucionario,
veníamos advirtiendo desde hace mucho rato qué era la OEA y qué podía esperarse
de la OEA (APLAUSOS).
Nuestra
prensa revolucionaria también explicaba lo que era la OEA, sin embargo, dio
como una impresión de que la rebelión iba tomando fuerza en los gobiernos de
América. Error, error en el que no se
puede caer si se hace una apreciación exacta de las realidades. ¿Ibamos nosotros a
esperar una rebelión de los gobiernos de América? No.
Nosotros no podíamos esperar una rebelión de las cancillerías de
América. Hemos dicho que somos el primer
país en rebelarnos contra el imperio, pero para ello fue preciso primero
rebelarnos contra los que aquí servían al imperio y destruir a los que aquí
servían al imperio (APLAUSOS).
Cuba,
su gobierno y su Cancillería, sí pueden rebelarse contra el dominio del imperio,
porque no es el gobierno de los privilegios, porque no es el gobierno de la
oligarquía, porque no es el gobierno de los generales y los coroneles, porque
no es el gobierno de las misiones militares americanas, porque no es el
gobierno de los garroteros, ni de los especuladores, ni de los latifundistas,
ni de los explotadores, ni de los monopolios norteamericanos (APLAUSOS).
Era
una ilusión creer que los sectores conservadores que gobiernan a las naciones
hermanas de América, que la oligarquía militar y la oligarquía económica que
gobiernan a los pueblos hermanos de América, que los partidos archiconservadores que determinan la política de las
naciones hermanas de América, iban a escenificar una rebelión contra el imperio
yanki en América. ¿De qué manera? ¿Cómo no va a comprender esto nuestro pueblo
que sabe de nuestro pasado? ¿Y qué
gobierno del pasado le decía “no”, decía “no”, cuando los yankis decían “yes”? (APLAUSOS.)
¿Qué gobierno, como no fuese el gobierno de la Revolución, podría contradecir
una orden de Washington o una directriz de la embajada yanki?
Todo
el mundo sabía una cosa cierta: ¡que jamás la clase gobernante en
nuestro país le iba a decir “no” a los yankis!
(APLAUSOS.) Todo el mundo en Cuba
sabe eso; todo el mundo en Cuba sabe el pasado de nuestro país, ¡y sabe que las
cancillerías temblaban cuando hablaba el embajador americano!; ¡sabe que la clase gobernante temblaba cuando
hablaba el embajador americano!
No
gobernaban en nuestro país los campesinos ni los obreros; gobernaba la oligarquía
que tenía el control de la economía de nuestro país, y era fiel aliada de los
monopolios yankis en nuestra patria.
¿Quién
habría concebido que sin una revolución, un representante diplomático de
nuestro país se hubiese levantado a contradecir la voz del Secretario de Estado
yanki? ¿Quién habría pensado que sin una
revolución en nuestro país, ningún representante diplomático de Cuba habría
osado contradecir en lo más mínimo, la palabra en la OEA o en la ONU del
delegado yanki? El que hubiese pensado
tal cosa, estaba realmente en las nubes, porque era una sola voz la que mandaba
en América, había un solo índice que señalaba los destinos de América.
¿Y
qué eran nuestras cancillerías de América, sino dóciles y obedientes servidores
y cumplidores de las órdenes de Washington?
¿Qué eran nuestros gobiernos de América, sino cumplidores de las órdenes
de Washington? ¿Qué hacían nuestros
gobiernos en la ONU, sino cumplir las órdenes de Washington? ¿Qué hacían nuestros gobiernos en las
conferencias internacionales, sino cumplir las órdenes de Washington? ¿Qué hacían nuestros gobiernos en la OEA,
sino cumplir las órdenes de Washington?
Y
cuando un gobierno de América determinó no cumplir las órdenes de Washington,
cuando un gobernante honesto de América, y un pueblo heroico de América levantó
su voz por encima del coro sumiso de cancilleres, el imperio, valiéndose de la
casta militar traicionera, y de un ejército mercenario, lo desalojó del
poder. Y aquí está presente ese
gobernante honorable de América (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE: “¡Arbenz! ¡Arbenz!”)
Era
ingenuo creer que las cancillerías se iban a sublevar contra las órdenes de
Washington. Todo lo más, las
cancillerías experimentaron cierto pudor; todo lo más, las cancillerías experimentaron
cierta vergüenza, porque para cualquier canciller de América tiene que ser muy
duro y tiene que ser muy vergonzoso y tiene que ser muy triste, estar a la
expectativa de la palabra del ministro de Estado de un país extranjero, y tiene
que ser muy doloroso el papel. Y todo lo
más que los cancilleres intentaron fue un esfuerzo por disimular lo más posible
su triste y penosa situación; un intento por disfrazar la maniobra, como una
cuestión de pudor elemental. Ya había
sido mucho, porque jamás la palabra vergüenza y la palabra pudor tuvo necesidad de cobrar sentido en la conferencia de la
OEA. Cuando el caso de Guatemala, no
tuvieron siquiera ese pudor, no tuvieron siquiera esa vergüenza, y esta vez han
tenido que exhibir durante algún tiempo, cierto pudor, para cubrir sus desnudeces, hasta que Mr. Herter (EXCLAMACIONES Y ABUCHEOS) les arrancó de una vez la
hojita de parra.
Y
la conferencia resultó lo único que podía resultar: las cancillerías traicionaron al
pueblo hermano de América, las cancillerías no se pusieron junto al país
agredido, las cancillerías no se pusieron junto al pueblo latinoamericano
víctima; las cancillerías se pusieron junto al país agresor, las cancillerías
se pusieron junto al país poderoso, las cancillerías de nuestros pueblos
hermanos se pusieron al lado de la cancillería del poderoso imperio yanki. No se pusieron junto al pueblo hermano, no se
pusieron junto al pueblo pequeño, no se pusieron junto al pueblo heroico, y no
podían ponerse, aunque moralmente luzca absurda su conducta, era, sin embargo, socialmente
lógica: los explotadores se pusieron al
lado de los explotadores; los que representan el privilegio en América, los que
representan la explotación en América, los abogados de los monopolios en
América, las castas militares en América no se pusieron junto a los campesinos
de Cuba, no se pusieron junto a los obreros de Cuba.
No
se podían poner junto al pueblo revolucionario de Cuba los que no quieren que
en América desaparezcan los privilegios, los que no quieren que en América
desaparezca la explotación, los que no quieren que en América desaparezca la
injusticia, los que no quieren que en América se haga una reforma agraria, los
que no quieren que en América se funden escuelas, los que no quieren que en
América se conviertan las fortalezas en centros escolares, los que no quieren
que en América los humildes y los pobres se organicen, los que no quieren que
en América los hombres sean iguales, los que no quieren que en América se arme
al campesino, y al obrero, y al estudiante (APLAUSOS). Los que no quieren que en América desaparezca
el atraso y el hambre; los que no quieren que en América desaparezca la
incultura, no se podían poner junto al pueblo revolucionario de Cuba. Los que no quieren que en América haya
justicia, no se podían poner junto al pueblo revolucionario que proclama la
justicia; tenían que ponerse al lado del gobierno explotador, tenían que
ponerse al lado del país imperialista, tenían que ponerse al lado del país
explotador. Y se pusieron al lado del
país imperialista, se pusieron al lado de la nación que hoy prohíja, apadrina y
protege a los regímenes sociales más reaccionarios y atrasados del mundo
(APLAUSOS).
¿Qué
es el gobierno de Estados Unidos hoy, sino el gobierno que se asocia a las
castas y a los grupos más retrógrados del mundo; el que respalda a Franco, en
España, o respalda el coloniaje en todos los países del mundo? ¿Qué es el gobierno de Estados Unidos, sino
el cómplice de cuanto explotador hay en el mundo, de cuanto garrotero hay en el
mundo, de cuanto especulador hay en el mundo y de cuanto bandido hay en el
mundo? (APLAUSOS.)
Y
aun cuando hubo cancilleres que, personalmente ellos, se vieron impresionados por
la tremenda fuerza moral y la tremenda razón de la delegación cubana; y aunque
ellos tenían que sentir más cerca que ningún otro funcionario de su gobierno,
la repugnancia, la impudicia que se estaba cometiendo, recibieron órdenes
estrictas y directas de sus respectivos gobiernos, presionados fuertemente por
el Departamento de Estado norteamericano.
Había
cancilleres que les repugnaba lo que estaba ocurriendo en Costa Rica y los
obligaron a adoptar una postura.
¡Estados Unidos fue a Costa Rica con la bolsa de millones en una mano y
con el garrote en la otra mano! (APLAUSOS.)
Pocas
veces en la historia fue tan impúdica la política de un gobierno, el gobierno
que nos arrebató nuestra cuota y la repartió entre otros gobiernos de América
antes de ir a la conferencia a discutir las agresiones a Cuba; el gobierno que
en plena conferencia acuerda un crédito de 500 millones de dólares para “ayudar”
a esos gobiernos que estaban reunidos en Costa Rica; el gobierno que en medio
de la conferencia acuerda un crédito de 100 millones de dólares para Chile.
¡Jamás
un gobierno actuó tan impúdicamente ante el mundo!, porque el imperialismo no
tuvo siquiera el cuidado de preservar un mínimo de pudor en los gobiernos que
lo sirven; el imperialismo no se cuidó siquiera de salvarles la cara; el
imperialismo ha situado a esos gobiernos frente a frente al sentimiento de los
pueblos hermanos de América; el imperialismo ha enfrentado a sus servidores a
sus respectivos pueblos y ha obligado a los gobernantes a presentarse ante sus
pueblos respectivos como los gobernantes que aceptaron la impúdica política de
la aprobación de 500 millones de pesos y el reparto de la cuota cubana para
servir allí en Costa Rica los intereses del imperialismo norteamericano contra
la nación heroica de América, que en nombre de los derechos de América ha
tenido el valor de rebelarse contra el dominio del imperio (APLAUSOS); ¡y ha
enfrentado a sus respectivos gobiernos a la indignación y la condena de los
pueblos! ¡El imperialismo ha desnudado a
sus servidores ante sus pueblos respectivos!
Y ya tenemos el caso, por ejemplo, de Venezuela, ¡donde el pueblo estaba
hoy en la calle protestando contra la traición de Costa Rica! (APLAUSOS PROLONGADOS.) ¡Y 78 miembros del Congreso de Venezuela
estaban reunidos esta tarde para protestar contra la traición de Costa
Rica! ¡Venezuela, Venezuela es uno de
los pueblos más heroicos y revolucionarios de este continente! (APLAUSOS.) ¡Venezuela es un país donde hay
una tremenda conciencia revolucionaria!
¡Venezuela es un país donde hay una tremenda conciencia antimperialista! ¡Venezuela es un país que ha tenido que sufrir
mucho la opresión de las tiranías militares y la explotación de los monopolios
yankis! ¡Venezuela no es un país cruzado
de brazos! ¡En Venezuela hay un pueblo
que es amigo de Cuba! (APLAUSOS
PROLONGADOS Y EXCLAMACIONES DE: “¡Venezuela!”; “¡Fidel, Fidel!”; “¡Roa!”),
¡Venezuela es el pueblo de donde surge Simón Bolívar, y de Venezuela surgieron
los soldados que dieron la libertad a la mitad del continente sudamericano!
¡Y
ese pueblo de Venezuela está ahí! ¡Ese
pueblo de Venezuela no lo maneja la cancillería yanki como pueda manejar a un
grupo de muñecos en una conferencia de la OEA!
(APLAUSOS.)
Todo
el mundo sabía lo que era la OEA, pero era necesario que pasara lo que pasó,
¡era necesario que la OEA se pusiera en evidencia definitivamente ante los pueblos
de América y del mundo!, ¡era necesario que se colocara en la disyuntiva en que
se le colocó! ¡Y no fue Cuba, fue
precisamente el imperialismo quien situó a las cancillerías de América en el
tremendo dilema de ponerse o junto al pueblo heroico de Cuba, o junto al
imperio explotador y agresivo del norte!
(APLAUSOS); ¡no fuimos nosotros, fue el propio imperialismo el que lo
situó en esa disyuntiva, el que los llevó a esa situación! ¡Ha sido el propio imperialismo quien los ha
situado en tan vergonzosa situación ante sus propios pueblos!
Y
la consecuencia será lógicamente un aumento de la conciencia política de los
pueblos de América. ¡Esta es una
Revolución que habla en español!
(APLAUSOS.) ¡Esta es una
Revolución que habla un lenguaje demasiado inteligible para los pueblos
hermanos de América! ¡Esta es una
Revolución que está teniendo lugar, no en un país de Europa, es una Revolución
que está teniendo lugar en suelo del continente americano! ¡Es una Revolución que está teniendo lugar en
un escenario demasiado conocido por los pueblos de América y luchando contra
intereses explotadores demasiado conocidos por los pueblos de América! Luego, ¡es imposible que los pueblos de América
no entiendan esta Revolución que habla su propio idioma, en que cada palabra, cada
conquista y cada victoria es un mensaje que les llega muy de cerca!
Luego,
el lenguaje de la Revolución Cubana es demasiado claro y el imperio de habla
inglesa, el imperio que habla un lenguaje muy distinto, no podrá arrancarles a
los pueblos de América el sentimiento de hermandad que sienten hacia el pueblo
heroico de Cuba, que está luchando contra los mismos que los explotan a ellos
(APLAUSOS). ¡Y una cosa es manejar
cancilleres, y otra cosa es manejar pueblos!
(APLAUSOS.) Esa es la situación real de América.
Costa
Rica es como un libro que se abre para América; Costa Rica es una lección para
los pueblos de América, y los pueblos de América que hablan nuestro mismo idioma,
los pueblos de América que sangran por la misma herida, ¡no perdonarán jamás la
traición de los que en bandejas de plata le fueron a llevar al imperio
explotador los derechos de la nación cubana!; que fueron a llevarle en bandejas
de plata al imperio poderoso, los puñales para agredir a nuestro país; que
fueron a llevarle al imperio poderoso, los pretextos y el apoyo para que se
sienta más envalentonado en sus agresiones.
¡Eso no se lo perdonarán jamás los pueblos de América que hablan nuestro
mismo idioma, y sangran de la misma sangre, por la misma herida! (APLAUSOS.)
Algún
canciller —no sé de qué país— al finalizar la conferencia dijo que “aquella
conferencia haría historia”. Que no lo
dude ni por un minuto, que aquella conferencia pasará a la historia, que no lo
dude ni por un minuto, ¡pasará a la historia como una de las páginas de
vergüenza más oscura y más repugnante que se hayan escrito en la historia! (APLAUSOS); pasará a la historia como una
página de traición, y los que la suscribieron, pasarán también a la historia,
¡y jamás podrán arrancarse el estigma que llevarán para siempre y que conocerán
las generaciones venideras! (APLAUSOS.)
¿Quién
puede dudar que América será algún día libre? ¿Quién puede dudar que los pueblos de América hagan
algún día lo que hicimos nosotros los cubanos?
(APLAUSOS.) Y entonces, entonces,
los que suscribieron la traición de Costa Rica, ¡pasarán a la historia como los
Judas Iscariote de América! (APLAUSOS.)
¿Y
qué ha conseguido el imperio con esa victoria pírrica? ¿Qué ha conseguido sino desenmascarar a sus
propios servidores? ¿Qué ha conseguido
sino crearles un estado de crisis ante sus propios pueblos? Porque, ¿cómo los pueblos de América no van a
comprender lo que hay en el trasfondo?
¿Qué desean los pueblos de América?; ¿qué desean los campesinos sin
tierras de América?, ¿qué desean sino tener tierra?; ¿qué desean los hombres
incultos y analfabetos de América, los que no han tenido oportunidad de ir a
una escuela?, ¿qué desean sino tener maestros y escuelas?; ¿qué desean los
pueblos sino convertir sus fortalezas en centros escolares?; ¿qué desean los
pueblos sino que se acabe el robo y el pillaje?; ¿qué desean los pueblos sino
que se acabe la explotación?; ¿qué desean los pueblos sino que los gobiernos nacionalicen
los monopolios yankis? (APLAUSOS); ¿qué
desean los pueblos sino que haya bienestar y trabajo para todos sus hijos?;
¿qué desean los pueblos sino la verdad?; ¿qué desean los pueblos sino la
soberanía y la libertad?; ¿qué desean los pueblos sino la dignidad?; ¿qué
prefieren los pueblos: ver a sus
representantes erguidos delante del poderoso para decirle la verdad, o ver a
sus representantes doblegados, lamiendo la mano del amo poderoso extranjero?;
¿qué desean los pueblos: hombres dignos
o lamebotas?; ¿qué desean los pueblos: hombres que lleven consigo la dignidad de la
nación, u hombres que lleven consigo la deshonra de la nación?
¿Y
cómo es que los pueblos de América, explotados por el monopolio, explotados de
manera inmisericorde por los intereses yankis, puedan estar de acuerdo con que
sus representantes se pongan junto al gobierno explotador, y no junto al pueblo
hermano que puso fin para siempre a la explotación? ¿Qué desean los pueblos sino lo que hemos
hecho nosotros?; ¿qué desean los pueblos sino el lugar de honor que nuestra
patria ha alcanzado ante todos los ojos del mundo? ¡¿Y cómo podrán hacerles comprender a los
pueblos ese acto de traición a nuestra patria?!
Eso
no podrán justificarlo jamás ante los pueblos de América. ¿Y qué han ganado? Han ganado despertar más todavía la
conciencia de América; han ganado llevar a un grado más hondo la crisis de
América.
Es
cierto que Estados Unidos fue a Costa Rica a discutir una cuestión de precios;
Estados Unidos jamás se preocupó de votar créditos para ayudar a los gobiernos
de América; Estados Unidos jamás se preocupó de ayuda alguna. El hecho de que Estados Unidos, ante la
realidad de la Revolución Cubana, se haya preocupado de votar un crédito de 500
millones de pesos, no sirve sino para demostrar la pujanza de la Revolución
Cubana (APLAUSOS; no sirve sino para demostrar el temor que el imperialismo
siente por la Revolución Cubana, porque un imperio que nunca se preocupó de
gastar una parte de los jugosos dividendos que obtenía en América, se preocupe
ahora de aprobar un crédito de 500 millones por un lado, más 100 millones por
otro, demuestra el temor que inspira la justicia que entraña la Revolución
Cubana (APLAUSOS).
Y
fue allí a discutir una cuestión de precio.
A más alta la voz de Cuba, más alto el precio a pagar; a más firme la
posición de Cuba, más alto el precio a pagar; a mayor influencia de la
Revolución Cubana en América Latina, más alto el precio en cientos de millones
de dólares a pagarles a los gobiernos de América Latina (APLAUSOS).
A
Estados Unidos no le preocupaba el resultado, el gobierno de Estados Unidos sabía
que el resultado era uno solo; el gobierno de Estados Unidos sabia
que cuando su Secretario de Estado les hablara fuerte a los cancilleres, los
cancilleres obedecerían inmediatamente.
A Estados Unidos no le preocupaba el resultado, a Estados Unidos le
preocupaba el precio que tendría que pagar.
Y por lo pronto, por Cuba, por el prestigio de la Revolución Cubana y
por el temor que inspira la Revolución Cubana, ¡ya han tenido que pagar un
precio de 600 millones de dólares! (APLAUSOS.)
¿Y
eso qué demuestra?:
que el imperio solo se conmueve cuando los pueblos oprimidos se
rebelan a su poderío, eso demuestra que el imperio solo se preocupa ante los
pueblos dignos, y porque hay un pueblo digno aquí, al que no pueden ni
atemorizar ni comprar, se va allá, a comprar gobiernos en América, a comprar
declaraciones en América, a comprar apoyo en los gobiernos de América. ¡Eso demuestra que el imperio solo volvió sus
ojos a América cuando en América una nación se rebeló contra el imperio!, y eso
es una gran lección para los pueblos, porque los pueblos saben además que esos
millones no llegarán al pueblo, los pueblos saben que esos millones se quedarán
por el camino, ¡los pueblos saben que esos millones se quedarán entre los dedos
de las insaciables oligarquías que gobiernan a esas naciones de América! (APLAUSOS.)
A
los pueblos no podrán comprarlos, el dinero con que compran a los gobiernos no
llegará jamás a los pueblos, y en cambio, los pueblos han aprendido una lección
de incalculable valor, los pueblos han aprendido la fuerza de la dignidad, los
pueblos han aprendido la fuerza de la rebeldía, los pueblos han aprendido, con
Cuba, que a los pueblos solo se les respeta, ¡cuando los pueblos se rebelan! (APLAUSOS.)
Y,
¿cómo podrán impedir la rebeldía de América?, ¿qué podrán hacer para aplastar a
la Revolución Cubana? ¿Qué han hecho con
su maniobra de Costa Rica?:
sembrar la indignación en América y fortalecer más aún a la
Revolución Cubana.
Esas
son las conclusiones correctas. Los que
creyeron que el imperialismo iba a ser derrotado en una reunión de dóciles
cancilleres, que representan la reacción y el espíritu conservador de América,
pensaron ingenuamente:
el imperialismo no se derrota tan fácilmente, la batalla contra
el imperialismo no se gana tan fácilmente.
¿Qué
han obtenido con esa maniobra?: fortalecernos, elevar todavía más la
conciencia revolucionaria de la nación, unir más a la nación, hacer más
decidido el propósito heroico de la nación.
Y, por eso, la respuesta a la Declaración de Costa Rica no la daremos
nosotros, ¡la dará el pueblo de Cuba!
(APLAUSOS), ¡la respuesta la daremos en la Plaza Cívica! (APLAUSOS.)
Ellos
han formulado su declaración, nosotros vamos a formular la nuestra: ¡en la Plaza Cívica
reuniremos al pueblo, en la Plaza Cívica reuniremos a nuestro pueblo! (APLAUSOS), ¡y nuestro pueblo responderá a la
Declaración de Costa Rica! Haremos lo
que no puede hacer ningún gobierno de América: ¡reunir al pueblo para que el pueblo
diga, para que el pueblo hable!
(APLAUSOS y EXCLAMACIONES
DE: “¡Patria o
Muerte! ¡Venceremos!” y
“¡Cuba sí, yankis no!”, que solo son acallados por las notas del Himno
Nacional.)
Como
nuestro país es la única verdadera democracia de América, porque aquí no
gobierna la oligarquía sino que el poder revolucionario se basa en el respaldo
mayoritario de nuestro pueblo, en la determinación soberana de la mayoría de
nuestro pueblo; como el poder revolucionario se basa en sus milicias obreras y
campesinas armadas, en su Ejército Rebelde, que es un ejército de campesinos y
de obreros (APLAUSOS), ¡ah!, y como la decisión aquí no la toman los generales,
porque aquí no hay ni generales ni coroneles (APLAUSOS), como aquí no hay que
pedirle permiso a ningún general ni a ningún “míster”,
como aquí el poder revolucionario existe porque se basa sólidamente en el respaldo
del pueblo, ¡reuniremos al pueblo y discutiremos con el pueblo, para darle
respuesta a la Declaración de Costa Rica!
¡Nuestro
pueblo responderá el próximo viernes!
(APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE: “¡Venceremos, venceremos!”) El próximo viernes, ¡asamblea general del
pueblo de Cuba! (APLAUSOS), ¡en la Plaza
Cívica, frente a la estatua de Martí, donde mismo fue la concentración del
Primero de Mayo, para responder a la Declaración de Costa Rica! (APLAUSOS), ¡asamblea general del pueblo de
Cuba! (APLAUSOS), para que la América
entera y el mundo entero sepa que no está hablando un gobierno, ¡sino que está
hablando un pueblo! (APLAUSOS Y
EXCLAMACIONES DE: “¡Fidel,
Fidel!”)
Y
esa asamblea general, a las 3:00 de la tarde, tiene que ser la mayor de todas;
a esa asamblea no debe faltar un solo obrero, no debe faltar un solo campesino,
no debe faltar un solo estudiante, no debe faltar un solo patriota, hombre o
mujer, joven o viejo, hay que estar allí de pie (EXCLAMACIONES DE: “¡Fidel, Fidel!”), hay que estar allí de pie
con la misma entereza y con la misma decisión con que cualquier fuerza que
intente invadir a nuestra patria se encontrará a nuestro pueblo (APLAUSOS).
Lo
que vamos a decirles allí a los enemigos de nuestra patria, lo que vamos a
decirle allí al imperialismo es qué clase de pueblo tiene delante (APLAUSOS);
lo que vamos a decirles allí a los que traicionaron a América es qué clase de
pueblo es el pueblo cubano, y cuál es la opinión del pueblo cubano (APLAUSOS);
lo que vamos a decirles a los pueblos hermanos de América es que no vacilen; lo
que vamos a decirles con nuestro ejemplo es cómo los pueblos pueden llegar a
ser libres y soberanos, lo que pueden lograr los pueblos cuando se rebelan; lo
que vamos a decirles a nuestros hermanos de América es la firmeza con que sus
hermanos de Cuba se disponen a defender a América y a defender a la patria
(APLAUSOS).
Y
allí, desde las 3:00 de la tarde, firmes, estará nuestro pueblo y vendrán desde
Pinar del Río, La Habana, Matanzas y Las Villas (APLAUSOS), y los que de
Oriente y Camagüey puedan venir a la asamblea general del viernes, asamblea
general en la Plaza Cívica del pueblo de Cuba, para que el mundo vea la firmeza
y la unión de nuestro pueblo en pro de su lucha por la libertad
(APLAUSOS). Y al mundo tenemos que
decirle la decisión con que el pueblo de Cuba defenderá a su Revolución, al
mundo tenemos que decirle que hay un pueblo aquí entero y en pie de lucha porque
el mundo, el mundo se vuelve contra ellos y el mundo nos respalda a nosotros
(APLAUSOS).
Para
comprender este problema de América hay que leerse un libro, un libro que
explica magistralmente toda la truculencia de la política yanki en nuestro
continente: es
el libro que lleva por título La fábula del tiburón y la sardina
(APLAUSOS). El tiburón es el imperio
yanki, las sardinas somos las naciones débiles de América; en la OEA se reúne
el tiburón con las sardinas, ¿qué derechos pueden esgrimir las sardinas frente
al poderoso tiburón? Y por eso ante la
maniobra clara del imperialismo, una maniobra consistente en obligar a Cuba a
renunciar a la ayuda que le prometió la Unión Soviética si nuestra patria es
invadida (APLAUSOS)…
La
primera maniobra fue la maniobra respecto a Trujillo, para tratar de sentar un
precedente; la posición de Cuba fue clara a ese respecto; la segunda maniobra
fue tratar de que Cuba se aislara.
¿Cómo?, suscribiendo un documento contra la supuesta intromisión, cuando
aquella intromisión no era tal intromisión, era la oferta generosa de ayuda a
un pueblo pequeño si era invadido militarmente por un país poderoso
(APLAUSOS). Y eso no se llama
intromisión, eso se llama solidaridad con un pueblo que está luchando por su
liberación (APLAUSOS), y nosotros les preguntábamos a las sardinas que querían
que suscribiéramos esa declaración, ¿y con qué nos van a defender las sardinas
del tiburón? (APLAUSOS) ¿Con qué nos van a defender las sardinas si el
tiburón trata de devorarnos? ¿Cómo van a
defendernos las sardinas? Desgraciado nuestro
país si tiene que depender de la defensa que le hagan las sardinas que se
reunieron en Costa Rica (APLAUSOS).
¿Y
qué querían?, que nosotros renunciáramos al apoyo soviético; ¿para qué?, para
que nos quedáramos solos, para que nos quedáramos débiles. Y entonces no nos iba a devorar el tiburón solo,
nos iban a devorar el tiburón y las sardinas (APLAUSOS). Pero claro, el Gobierno Revolucionario no
estaba dispuesto a caer en esa celada; pero véase lo insólito, no se condena la
agresión económica a nuestro país, no se condenan las docenas de incursiones
aéreas, no se condena la explosión de “La Coubre” por
manos misteriosas que eran manos extranjeras, no se condena ni siquiera el
asesinato de un niño norteamericano por esbirros de Masferrer,
que realizaban prácticas de tiro en Miami; no se condena la política de
hostigamiento contra Cuba de Estados Unidos, que presionó a cuantos países nos
iban a vender armas y, cuando no pudo presionar a los belgas, misteriosamente
explota “La Coubre”. Y aun después de la explosión de La Coubre, el gobierno yanki volvió a presionar a los belgas,
y al fin el gobierno belga cedió a la presión yanki y suspendió la venta de
armas a Cuba.
Bien,
ni siquiera tenemos que justificar el derecho que tenemos a adquirir las armas
en el mercado que estimemos conveniente (APLAUSOS); porque el gobierno yanki
logró hasta doblegar la firmeza que había mantenido uno de los gobiernos de
Europa, un gobierno que había resistido las presiones yankis, y al fin se
plegó.
¡Ah!,
las sardinas que se reunieron en Costa Rica, no tuvieron una palabra de
condenación para los bombardeos, para la agresión económica, para las campañas
terroristas pagadas por el servicio de inteligencia yanki, no tuvieron una
palabra de condenación para las constantes agresiones que sufre nuestra patria
y, en cambio, si tuvieron la palabra que les exigía el Departamento de Estado
norteamericano contra la nación que, cuando los trusts
petroleros nos quisieron dejar sin petróleo, nos ofreció petróleo, contra la
nación que cuando el gobierno yanki nos dejó sin cuota nos compró el azúcar,
contra la nación que cuando en el Pentágono ultimaban sus planes de agresión
contra nuestra patria nos ofreció el apoyo de sus cohetes atómicos (APLAUSOS).
Cuba
pertenece al mundo. ¿Y quién ha dicho
que el mundo es de los yankis?.. ¡Los
yankis sí se entrometen en todas partes del mundo! ¡El imperialismo lo mismo se entromete en
Corea, que en Formosa, que en Indochina, que en Turquía, que en cualquier parte
del mundo!
¡Ah! ¡Sus flotas están allá, defendiendo al títere
de Chiang Kai-Shek; sus
flotas están allí en el canal de Formosa, para impedir que la mayoría del
pueblo chino, la inmensa mayoría del pueblo chino, liquide al títere de los
yankis; sus flotas están allí, en el canal de Formosa! ¿Eso no es intromisión? Sus flotas están en el Mediterráneo, sus
flotas están en todas partes del mundo, sus bases están en todas partes del
mundo, y en cambio, cuando una nación poderosa le ofrece su ayuda a un pueblo
pequeño, que el país poderoso de este continente quiere agredir, las sardinas
no condenan al país poderoso que agrede a Cuba, sino condenan al gobierno que
apoya a Cuba, bajo el pretexto de “intromisión extracontinental”, llamando
intromisión a la solidaridad y a la noble ayuda a una nación pequeña. ¿Qué concepto tienen del mundo las sardinas
que se reunieron en Costa Rica?
Por
eso, el vienes reuniremos al pueblo, en asamblea general, para responder a la
Declaración de Costa Rica. Y, además,
¿qué es lo que procede de inmediato? ¡Fortalecerse,
atrincherarse, armarse hasta los dientes aquí!
(APLAUSOS.)
Es
insólita, es insólita la desfachatez con que el Pentágono, en medio de la reunión
de Costa Rica, declara... ¿Saben lo que
declara, en medio de la reunión de Costa Rica, el Pentágono? ¡Que sus tropas, sus paracaidistas y sus
infanterías de marina están listas para, si les dan alguna orden, actuar
inmediatamente en el Caribe!
(EXCLAMACIONES) ¿Y por qué esa impaciencia del Pentágono, por qué esa
impaciencia del Pentágono? ¿Y quién le
dijo al Pentágono, antes de que se llegara a un acuerdo, o se hiciera una
declaración, que Cuba iba a ser sancionada?
¿Quién le dijo al Pentágono que los iban a llamar a ellos? ¿Y por qué el Pentágono estaba tan
embullado? ¿Y por qué tiene el Pentágono
tanto apuro en mandar sus paracaidistas a Cuba?
¿Es que el Pentágono cree que los cubanos estamos mancos? ¿Es que el Pentágono cree que sus
paracaidistas pueden descender aquí como
maripositas, sin que nadie los moleste?
(EXCLAMACIONES.)
¿Quién
le dijo al Pentágono que aquí podían enviar, tranquilamente, a sus
paracaidistas? ¡Si el Pentágono no
quiere quedarse sin paracaidistas, lo mejor es que no se apresuren en enviarlos
a Cuba, porque si caen aquí, quedan!
(APLAUSOS.)
¡Habrase visto, habrase visto, qué
engreimiento el de estos señores! ¡Habrase visto, qué bravuconería la de estos señores! ¿Y qué creen de nuestro pueblo? ¿No sabrán esos señores que aquí pelean los
hombres, las mujeres, los niños, los ancianos, y todo el mundo? (APLAUSOS.) ¿Serán tan ridículos y tan torpes
estos señores, que no se den cuenta del minuto que está viviendo nuestro país,
que no se den cuenta de lo que es un pueblo en revolución, que no se den cuenta
del espíritu de inmolación y el heroísmo de nuestro pueblo?
¿Serán
tan estúpidos estos señores, que no se dan cuenta de que aquí, apenas vean
descender un paracaidista, nadie va a esperar una orden para darle muerte
inmediatamente? (APLAUSOS.) ¿Serán tan estúpidos estos señores, que no se
den cuenta del minuto que está viviendo el mundo? ¿Serán tan estúpidos estos señores, que no se
dan cuenta de que el mundo se vuelve contra ellos? ¿Serán tan estúpidos estos señores, que no se
dan cuenta de que el mundo es más poderoso que ellos? (APLAUSOS.)
¿Serán
tan estúpidos, que no se den cuenta de que atacar a Cuba no será jamás un paseo
militar? ¿O es que no acabarán de
comprender que en vez de Guatemala van a encontrar aquí su Waterloo? (APLAUSOS.) ¿Serán tan estúpidos, que no se den cuenta de
que las circunstancias son distintas; que este país está prevenido, que aquí se
ha hecho una revolución social? ¡Sí, una
revolución social que ha puesto fin a la explotación y al privilegio! (APLAUSOS.)
¿Serán
tan estúpidos que no se den cuenta de que hay que luchar contra un pueblo que
ha sido redimido de la más oprobiosa explotación? ¿Serán tan estúpidos que las lecciones de la
historia no les digan absolutamente nada?
¿Serán tan soberbios y envanecidos, que no mediten sobre las
realidades? ¿Dónde está la inteligencia
de esos señores?
¿No
se dan cuenta de que nosotros estamos aquí tan sólidamente enraizados en
nuestra patria, que la Revolución es tan sólida que nada podrá ya jamás
destruirla? (APLAUSOS.) ¡Cómo les cuesta a los imperios poderosos
reconocer que están en decadencia! ¡Cómo
les cuesta a los imperios poderosos conocer el minuto que marca el declive
definitivo de su poderío! ¡Cómo le
cuesta a la camarilla que gobierna ese imperio comprender que está en el ocaso
y que el mundo de la explotación, del coloniaje y de la esclavitud ha
desaparecido para siempre!, ¡que el mundo del gangsterismo y el bandidaje
internacional ha desaparecido para siempre!, ¡que el mundo del saqueo
internacional ha desaparecido para siempre!
¡Cómo les cuesta comprender estas verdades de la historia! ¡Qué ignorantes son de la historia, qué
insensibles son a los latidos del mundo, qué ciegos, que no comprenden que el
mundo ha llegado a una etapa en que ya no se puede tomar a un pueblo pequeño y
estrujarlo y destruirlo!, ¡que no estamos en la época del imperio romano,
destruyendo a Sagunto!, ¡que estamos en la época en
que el imperio puede ser destruido mucho antes de lo que pueda imaginarse! (APLAUSOS.) Y si estas verdades no las
entienden, mejor es decírselas, para que, por lo menos, no quede por nosotros;
para que, al menos, si tienen un chance de recapacitar, recapaciten.
Y,
¡qué infortunio el de ese pueblo, cuyos gobernantes marchan por una cadena de
errores, y cuyos candidatos están en una verdadera competencia de
estupideces! (APLAUSOS.) Y ya, desde ahora,
no se sabe cuál más, si el imberbe de Nixon o el
millonario de Kennedy, cuál dice más disparates y cuál dice más estupideces
respecto a Cuba. ¡Qué ceguera! ¡Qué insensibilidad histórica! ¡Qué olimpiada de mediocres!
Y
ese es el panorama. Allá ellos, ¡si
quieren hundirse, que se hundan!
Nosotros ya sabemos cuál es nuestro deber: fortalecernos, prepararnos,
atrincherarnos, y elevar cada vez más nuestra bandera de ¡Patria o Muerte!, y
elevar cada vez más nuestra consigna de ¡Venceremos! Venceremos, porque la razón está con
nosotros; venceremos, porque la moral está con nosotros; venceremos, porque la
justicia está con nosotros; venceremos, porque el derecho está con nosotros;
venceremos, porque la historia está con nosotros, y el mundo está con nosotros
(APLAUSOS).
¡Y
el viernes, el viernes, a las 3:00 de la tarde estaremos allí, en la Plaza
Cívica, en asamblea general del pueblo, para dar respuesta a la Declaración de
Costa Rica!
(OVACION.)