DISCURSO PRONUNCIADO POR EL
COMANDANTE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER MINISTRO DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO, EN EL
RESUMEN DE LA PLENARIA OBRERA DE ALFABETIZACION, EFECTUADA EN EL TEATRO
“CHAPLIN”, EL 16 DE AGOSTO DE 1961.
(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS DEL
GOBIERNO REVOLUCIONARIO)
Compañeros y
compañeras de las secciones sindicales dirigentes, de las secciones sindicales
de la provincia de La Habana:
Cuando se lanzó la consigna de erradicar el
analfabetismo en el transcurso de un año, en el año 1961, y se acordó llamar
por eso este año el “Año de la Educación”, sabíamos que se trataba de una
empresa ardua.
Como todas las promesas de la Revolución, esta no
podía dejar de ser cumplida; pero para cumplir esa tarea el esfuerzo que se
requería era gigantesco. Posiblemente no
existía una experiencia de ese tipo, es decir, una experiencia acerca de una
campaña de esa envergadura, no existían antecedentes de una tarea
semejante. Estaba por organizar la
campaña y vencer sobre la marcha todos los obstáculos.
Nosotros teníamos fe de que si el pueblo de Cuba se
proponía esa meta la cumpliría.
Pensábamos que, en primer lugar, había
que movilizar a los maestros y a los profesores, que había que movilizar al
pueblo, a los alfabetizadores voluntarios, los que quisieran inscribirse para
enseñar.
Lógicamente,
nosotros comprendíamos que no podía depender solamente de los maestros. El número de los maestros no era suficiente;
que posiblemente no bastarían los voluntarios que se presentaran para enseñar,
pero ya desde entonces estábamos pensando en que si los maestros y los
alfabetizadores voluntarios no alcanzaban, movilizaríamos a los
estudiantes. Y entonces surgió la idea,
o el plan, de invitar a la juventud a sumarse a esta campaña, se lanzó la
consigna de organizar las brigadas “Conrado Benítez”, y la meta de 100 000
brigadistas alfabetizadores. Esa era
otra cifra que parecía muy ambiciosa, igual que la campaña de erradicar el
analfabetismo en un año.
Pero pensábamos que quizás no sería suficiente todavía
movilizar 100 000 brigadistas, además de los alfabetizadores. En ocasiones, cuando visitábamos algún lugar
del interior del país, nos dábamos cuenta de que en las grandes extensiones
montañosas, y del campo en general, donde están distribuidas las casas de casi
la mitad de la población de Cuba, que viven aisladas unas de otras las
familias, que decenas y decenas de miles de alfabetizadores, brigadistas,
todavía no alcanzaban a cubrir todo el territorio. Y era desesperante ver cómo en la inmensidad
de las montañas las decenas y decenas de miles de alfabetizadores prácticamente
se disolvían sin poder completar el ciento por ciento de las casas.
Nosotros comprendíamos que en el campo iba a ser más
difícil la tarea, porque resulta, por una parte, que es en el campo donde hay
mayor número de analfabetos, y, por otra parte, que las comunicaciones en el
campo son muy difíciles. Y que había que
encontrar un tipo de alfabetizador que estuviera dispuesto a ir a vivir allí, a
la casa de los campesinos. Pero todavía
nos quedaba un recurso, y desde el principio sabíamos que en caso de que los
maestros, los alfabetizadores voluntarios y los brigadistas no fuesen
suficientes, quedaba el recurso de movilizar a la clase obrera.
Pensábamos que si cuando se ha tratado de defender la soberanía
del país ante las amenazas de agresión, o frente a los ataques del
imperialismo, era posible movilizar cientos de miles de obreros, que cuando
había que combatir en la Ciénaga de Zapata, o cuando había que liquidar a las
bandas contrarrevolucionarias del Escambray, era posible movilizar decenas y
decenas de batallones, que se podía también movilizar una gran fuerza obrera
como el refuerzo final para cumplir la promesa de erradicar el analfabetismo en
este año.
Pues bien, ha llegado el momento de acudir a esa
fuerza. Esa era la fuerza que teníamos
en la reserva: la
clase obrera. Nosotros sabemos que
movilizando a la clase obrera le damos ya a la campaña el aporte final que
necesita.
Estamos ya en el mes de agosto, y desde hace varias
semanas la CTC revolucionaria se venía moviendo en ese sentido. Pero es este precisamente el momento
culminante, es este el momento oportuno de hacer el llamamiento a los
trabajadores, y lanzarlos a la batalla contra la ignorancia.
La CTC revolucionaria ha estudiado las posibilidades
de movilización de los trabajadores.
Porque como la clase obrera tiene ante sí otra tarea vital, esencial
para la Revolución que es la tarea de producir, era necesario que al entrar en
esta campaña su otra obligación, la obligación de producir, tan indispensable
en estos momentos, no sufriese mermas de ninguna clase. Pues bien, ellos han estudiado la posibilidad
de movilizar a 30 000 obreros sin afectar la producción; escogerlos de los
centros de trabajo de acuerdo con la circunstancia, de acuerdo con las
posibilidades de cada federación, y lanzar a la campaña de alfabetización a 30
000 obreros como brigadistas, es decir, dispuestos a ir a enseñar a los campos.
Los brigadistas tienen la tarea más difícil, porque a
ellos se les ha asignado la misión de ir a los lugares más apartados en los
campos. Los brigadistas han respondido,
la juventud ha respondido plenamente. La
mayor parte de esos jóvenes son hijos de familias trabajadoras, y están
teniendo un comportamiento en algunos casos que pudiéramos calificar hasta de
heroicos, porque no en todas las casas de familia hay las mismas
facilidades. Hay familias campesinas que
tienen vacas, gallinas, una cierta economía, ciertos recursos, donde un
alfabetizador tiene la leche, tiene la carne, en fin, tiene una alimentación y
un alojamiento bueno. Pero hay decenas
de miles de familias que no tienen esas posibilidades, y, naturalmente, ellos
se han tenido que ajustar a los recursos de cada casa, y se han adaptado
perfectamente bien.
Además, permanecen firmes en sus puestos. Apenas se oye hablar de algún brigadista que
haya desertado, y han tomado su tarea con verdadero honor, y la están
cumpliendo. Ya los estudiantes han dado
su aporte, ahora tiene que llegarles como un refuerzo el aporte de la clase
obrera como clase organizada.
Pero además de los 30 000 brigadistas, los
trabajadores tienen, todos, en sus propios centros de trabajo que librar una
lucha también allí contra el analfabetismo.
Afortunadamente son muchos menos que en el campo, pero a pesar de todo
se ha descubierto que en muchos centros de trabajo hay analfabetos, y que nadie
lo sabía, y que mediante los censos que se han estado haciendo y las
investigaciones de las secciones sindicales, de los responsables de
alfabetización, han descubierto en muchos centros de trabajo un determinado
número de analfabetos.
Ustedes tienen dos tareas: ¡La tarea de erradicar el
analfabetismo en cada centro de trabajo, y la tarea de aportar 30 000
alfabetizadores para erradicar el analfabetismo en el campo!
Las cifras hasta este momento de analfabetos
localizados, de analfabetos
probables en primer lugar, analfabetos localizados y analfabetos educándose,
son las siguientes partiendo del censo de 1953, y habiéndose demostrado que en
algunos municipios hay más analfabetos de los que había en 1953. Es decir que había regiones de Cuba donde el
analfabetismo crecía.
De acuerdo con los datos aportados por los
responsables provinciales de alfabetización, en la reunión del Ejecutivo de la
Comisión Nacional, celebrada en la ciudad de Pinar del Río el 4 de agosto de
1961. Provincia de Oriente, censo de 1953: 439 576 analfabetos, casi medio
millón; analfabetos localizados en esa fecha, 357 630; analfabetos aprendiendo,
282 340; analfabetos sin estar aprendiendo todavía, 128 905; analfabetos
alfabetizados, 28 331; alfabetizadores trabajando, alfabetizadores populares,
45 542; brigadistas ubicados, 42 853.
Total de alfabetizadores, entre populares y brigadistas: 88 395.
Provincia de Camagüey, censo de 1953: 127 000 analfabetos; analfabetos
localizados, 102 395; analfabetos aprendiendo, 78 088; analfabetos sin
aprender, 40 540; analfabetos alfabetizados, 8 335; alfabetizadores populares
trabajando, 16 494; brigadistas ubicados, 7 706. Total de brigadistas y alfabetizadores: 24 200.
Provincia de Las Villas, censo de 1953: 192 850
analfabetos; analfabetos localizados, 163 871; aprendiendo, 97 993; sin
aprender, 86 473; alfabetizados, 8 384; alfabetizadores populares, 32 861;
brigadistas ubicados, 11 103. Total de
brigadistas y alfabetizadores: 43 964.
Provincia de Matanzas, censo de 1953: 57 770 analfabetos; localizados, 36
472; aprendiendo, 26 176; sin aprender, 29 748; alfabetizados, 1 846;
alfabetizadores trabajando, 11 252; brigadistas ubicados, 1 721. Total de brigadistas y alfabetizadores
populares: 12
973.
Provincia de La Habana, censo de 1953: 116 269
analfabetos; localizados, 83 812; aprendiendo, 54 586; sin aprender, 52 712;
alfabetizados, 8 971; alfabetizadores populares trabajando, 45 657; brigadistas
ubicados, 189. Total de brigadistas y
alfabetizadores: 45
846.
Provincia de Pinar del Río, censo de 1953: 99 377
analfabetos; localizados, 77 775;
aprendiendo, 54 468; sin aprender, 38 523; alfabetizados, 6 386;
alfabetizadores populares trabajando, 10 150; brigadistas ubicados, 8 595. Total de brigadistas y alfabetizadores:
18 745.
Los totales nacionales, censo de 1953: 1 032 849
analfabetos; analfabetos localizados, 821 955; por localizar, 210 894. Han aprendido ya 64 253; están aprendiendo,
593 651; sin estar aprendiendo todavía, 164 051.
Es decir, hay unos 370 000 entre los que faltan por
localizar y los que localizados ya, todavía no están aprendiendo.
Alfabetizadores populares trabajando, 161 956;
brigadistas ubicados, 72 167; fuerza alfabetizadora, 234 123.
Estos datos fueron recopilados el 4 de agosto, de
acuerdo con informaciones que, a su vez, venían recogiendo con anterioridad.
Actualmente tenemos, por ejemplo, que ha aumentado considerablemente el número
de analfabetos localizados, de analfabetos aprendiendo, y de
alfabetizadores. Por ejemplo, en la
provincia de Oriente ya está localizado más del 90% de los analfabetos; cinco
municipios han superado ya la cifra del censo de 1953, es decir que cinco municipios
de Oriente han encontrado ya más analfabetos en el municipio de los que están
en la cifra de 1953.
En la provincia de Camagüey, de los 127 000 del censo,
de acuerdo con la última información llegada hoy, ya estaban localizados 113
000 analfabetos.
En cuanto a la movilización de los brigadistas, hasta
el día de hoy se habían presentado ya en el Campamento Nacional de Varadero,
100 026 brigadistas, de los cuales han salido ya a alfabetizar, 97 413; mil y
tantos que están todavía en el centro de Varadero; 3 000 más que se esperaban
de la provincia de Oriente; 1 000 más de La Habana, y 1 000 más de otras
regiones, hasta completar 104 000 brigadistas alfabetizadores.
Estos 97 413 brigadistas han sido distribuidos así: a Pinar del Río se
le asignaron 7 807; a La Habana, 1 436; a Matanzas, 3 165; a Las Villas, 13
689; a Camagüey, 10 277; a Oriente, 61 039 brigadistas a la provincia de
Oriente.
Del total de 100 026 alfabetizadores se han presentado
52 440 hembras, 47 586 varones. Es decir
que las mujeres han aportado un número mayor de brigadistas alfabetizadores
(APLAUSOS). Y veo que a esta asamblea
también han hecho un gran aporte las mujeres (APLAUSOS), y se hace
significativa su participación en los cuadros de dirección de las secciones
sindicales.
Estos son datos interesantes. Desde luego, que nosotros sabemos que en este
momento todas estas cifras son muy superiores, porque en las últimas semanas
todos los sectores que están participando en esta campaña han redoblado su
esfuerzo y, además, todo ha adquirido mayor organización. Nosotros tenemos que continuar localizando a
los analfabetos con cifras, al objeto de obtener cifras exactas y continuar
elevando el número de los que estén aprendiendo.
De esta cifra de 1 032 849 es posible, incluso, que
haya algunos más. Por lo pronto, en
Oriente se ha demostrado eso en algunos municipios. Hasta que no se haya hecho el censo total, no
sabremos la cifra exacta, pero de todas maneras es extraordinariamente elevada,
de personas de más de 10 años que no sepan leer ni escribir: más de un millón de personas.
Si analizamos el dato de los que ya han aprendido: 64 253, parece
pequeño comparado con ese millón. Sin
embargo, 64 253 personas que han aprendido ya, a estas horas, de manera
absoluta, es una cifra alta. Eso quiere decir que ya aparecen los primeros
frutos de la campaña. Naturalmente que en los próximos meses se irán observando
esos frutos por cientos de miles, puesto que el número de alfabetizadores es de
234 000 —que posiblemente en este
momento esté cerca de los 300 000 alfabetizadores—; el número de los que
estaban aprendiendo era cerca de 600 000.
Es decir, en este momento, entre los que han terminado y los que están
estudiando, debe haber cerca de 700 000.
Habrá que localizar, y facilitar maestros, entre los que faltan por
localizar y a los que hay que enviarles maestros, habrán unos 300 000.
Debe tenerse en cuenta que a medida que muchos
alfabetizadores van terminando con su núcleo, al que están alfabetizando,
pasarán a otros núcleos. Es decir que
una fuerza alfabetizadora de aproximadamente 300 000 personas, tan pronto
terminen con un analfabeto buscan otro.
Es decir que estamos en condiciones de cumplir la consigna de erradicar
el analfabetismo este año (APLAUSOS), pero es necesario un esfuerzo supremo.
El día 30 de agosto tendrá lugar el Congreso Nacional
de los Consejos Municipales de Educación, y para esa fecha se ha propuesto la
Comisión Nacional y los Consejos Municipales presentar ya las cifras totales,
el censo total de analfabetos y las cifras también totales del número de personas
que ya han aprendido este año, las que están estudiando y las que faltan
todavía. Para esa fecha también en todos
los centros de trabajo ya existirán esos datos, y ya estará la CTC
revolucionaria en condiciones de movilizar los brigadistas que la clase obrera
va a aportar a esta campaña.
Nos quedan cinco meses y medio. No —septiembre, octubre, noviembre y
diciembre—, cuatro meses y medio (APLAUSOS), y tenemos que hacernos el
propósito de cumplir nuestra promesa. La
cuestión de la alfabetización es no solo una cuestión de extraordinaria
importancia para el desarrollo de nuestro país y de nuestra Revolución, sino
que también es una gran cuestión de honor del pueblo de Cuba.
Tenemos, por ejemplo, aquí, un telegrama del Consejo
Municipal de Educación de Santa María del Rosario: “Saluda la Plenaria de Alfabetización
con ciento por ciento de analfabetos localizados ya (APLAUSOS), 71%
alfabetizándose y 451 compañeros ya saben leer y escribir por la igualdad
socialista de oportunidades erradicando el analfabetismo.” Lo que significa... “San Antonio de los
Baños, saludamos a la gran plenaria de la clase obrera de la provincial de La
Habana. Ya tenemos el ciento por ciento
de analfabetos localizados (APLAUSOS) y alfabetizándose, y alfabetizándose
(APLAUSOS); 285 alfabetizados ya.”
Los de Bauta prometen que cumplirán la meta, no traen
datos. Arroyo Apolo, analfabetos localizados 4 555, estudiando 2 556, nos
faltan 1 999, alfabetizadores disponibles 3 403, alfabetizadores funcionando
1 205, alfabetizadores en general 4 608.
Comisión alfabetización ORI, Arroyo Apolo.
(ALGUIEN DEL PUBLICO HABLA CON EL COMANDANTE FIDEL
CASTRO.) ¿Ciento por ciento
localizados? ¡Ciento por ciento en
Puerto Padre! (APLAUSOS.)
Lo que significa la movilización de la clase obrera se
puede apreciar aquí en dos comunicaciones, lo que es la clase obrera organizada
y trabajando: “A la Comisión de
Alfabetización, CTC revolucionaria, Edificio, Compañeros: A nombre de la Federación Nacional Textil con
mucho gusto les comunicamos el resultado de nuestro trabajo, llevado a cabo
mediante asambleas generales en nuestras fábricas y talleres, aunque debemos
señalar que solamente nos han llegado a tiempo los informes del 40% de nuestros
centros de trabajo, pues en la inmensa mayoría de los mismos se habrán de
constituir las unidades de alfabetización el próximo viernes.
“Antes de ofrecerles las referidas cifras, también
queremos manifestarles que nuestra federación se compromete en este instante
con la Revolución y con la patria a un nuevo aporte de 1 600 brigadistas para
que impartan el pan de la enseñanza en las zonas rurales, cumplimentando con
ello la consigna que nos ha trazado nuestra CTC, y en respaldo pleno a las
palabras del compañero Fidel ante la ONU en el sentido de que en 1962 Cuba será
también ‘territorio libre de analfabetismo’.”
He aquí los datos: “total de trabajadores censados 18
439, centros de trabajo 398, analfabetos 469, analfabetos estudiando 208,
alfabetizadores inscritos 3 134, escuelas apadrinadas 16” (APLAUSOS).
Un informe similar ha sido confeccionado o está
confeccionándose por todas las federaciones de trabajadores. Con estos datos precisos y con los datos que
aportan las comisiones municipales de alfabetización se puede garantizar estadísticamente
el trabajo que se está haciendo, se puede apreciar el avance de ese trabajo y
se puede tener la seguridad de cumplir el plan.
Ustedes habrán podido observar qué capacidad de
organización tan grande está demostrando nuestro pueblo en esos datos, qué
enorme trabajo significa al mismo tiempo localizar las personas que no sepan
leer ni escribir, localizar los maestros alfabetizadores, distribuirlos y
llevar todas las cifras uno por uno de los que están aprendiendo, de los que
faltan por localizar, de los que están localizados y no tienen todavía
alfabetizador. ¡Qué esfuerzo de
organización tan grande ha sido necesario para reunir 100 026 jóvenes en el
curso de tres meses, facilitarles una instrucción elemental para su trabajo,
dotarlos de zapatos, ropas, material escolar, faroles, transportarlos a todos
los rincones de la isla y distribuirlos además en cada sitio donde hacen falta,
atender a sus necesidades y manejar un número tan grande de jóvenes!
El esfuerzo de organización gigantesco que se está
haciendo no es una tarea sencilla, es un esfuerzo duro, es una empresa
gigantesca, y no podemos menos de sentirnos satisfechos cuando vemos que
nuestro pueblo es capaz de realizar una tarea semejante. Pero ¿por qué? Sencillamente porque es una
tarea de pueblo, porque es una tarea que está llevando adelante la gran masa
del pueblo. Es un esfuerzo en masa de
todo el pueblo. Jamás se lograría
semejante propósito sin un esfuerzo en masa de todo el pueblo. Es una gran lección de lo que es una
revolución y una gran lección para los enemigos de esta Revolución.
¿Por qué esa extraordinaria movilización de
masas? Sencillamente porque nuestro
pueblo está en revolución, y solo un pueblo en revolución puede realizar esa
tarea. En cualquier otro país que viva
condiciones de explotación y de opresión, descontento político, no se podría
llevar adelante un plan semejante. En
muchos países de América ¿quién moviliza a los estudiantes? En muchos países de América los estudiantes
están movilizados, pero están movilizados contra la corrupción, contra la explotación,
contra la politiquería, contra el entreguismo, contra el imperialismo
(APLAUSOS), y constantemente recibimos noticias de ellos: huelgas
estudiantiles, manifestaciones ante las embajadas yankis, actos de solidaridad
y apoyo a la Revolución Cubana (APLAUSOS).
Y los estudiantes tienen por delante una tarea más urgente, la tarea de
librar a su país, la tarea de crear condiciones que permitan realizar una obra
como la que está haciendo nuestro país.
La tarea de los estudiantes antes también era la de
salir a la calle, la de protestar, la de luchar contra la policía, contra las
porras, contra las mangueras cuando los querían tratar un poco mejor, es decir,
cuando no les entraban a tiros, a luchar en las montañas, y era
prácticamente... ¿Quién podía movilizar a los estudiantes para una tarea como
esta? Otro tanto ocurría con la clase
obrera: en
condiciones de explotación de esa clase, en condiciones de explotación y de
opresión ¿quién puede movilizar a los trabajadores para una tarea
semejante? Nosotros tenemos noticias de
movilizaciones obreras en muchos países, sí, de huelgas generales, de grandes
movimientos de protesta y descontento de los trabajadores. Era necesario que desaparecieran en nuestro
país las condiciones de explotación política y económica de la clase obrera
para que esa clase pudiera ser movilizada igual que los estudiantes. Y los hechos son estos, expresados con la
elocuencia irrebatible de los números: 100 000 brigadistas, más de 150 000
alfabetizadores populares, que son en su mayor parte obreros, más un aporte de
30 000 trabajadores, más una intensa campaña en todos los centros de trabajo
para erradicar en cada centro de trabajo el analfabetismo.
Eso se puede lograr solamente cuando han desaparecido
las condiciones de explotación económica y de opresión política en un país
determinado.
La clase gobernante, la clase explotadora, ni podía ni
le interesaba realizar una empresa como esta.
A la clase explotadora le interesaba un pueblo analfabeto, a la clase
explotadora le interesaba un campesinado analfabeto, un obrero analfabeto. Y eso está expresado en cifras, en las cifras
de un censo que no hicimos nosotros. En
la cifra de un censo que se hizo en 1953 encontramos 1 023 849
analfabetos. Esa cifra habla por sí sola
y explica por sí sola la diferencia que había entre el pasado y el presente; a
la clase explotadora le interesaba ese millón y tantos de analfabetos, porque
esa era una garantía para mantener su régimen de opresión política y
explotación económica.
Antes las manifestaciones de protestas, eran las
manifestaciones de protesta de los trabajadores, y de los estudiantes y de los
campesinos. ¿Quiénes son los que protestan hoy?
¿Quiénes son los que se quejan hoy?
¿Quiénes son los que se lamentan hoy?
Sencillamente, los grandes explotadores.
Claro que no organizan manifestaciones porque no
tienen con qué, es decir, no forman número suficiente para organizar una
manifestación, ni tienen moral para organizar una manifestación, ni tienen
moral para combatir, porque cuando vinieron a combatir aquí los hijos de los
dueños de los bancos y de los latifundios y de los grandes edificios de
apartamentos, vinieron pensando que tenían el apoyo de la escuadra y de la
aviación yanki para masacrar a nuestro pueblo (APLAUSOS). Claro que ellos no afrontan la lucha heroica
del obrero y del estudiante; ellos no son capaces de enfrentarse a aquella
represión bárbara; ellos no son capaces de aquellos sacrificios que hacía
marchar frente a las ametralladoras a la gente joven, y hacía marchar frente a
la represión a los trabajadores de nuestro país; ellos no son capaces de los
sacrificios que implica una huelga, huelgas que significan el cese de todo
ingreso para el trabajador, cuando lo único que tiene es su salario; huelgas
que significan persecuciones y represiones.
Hoy cuando la clase obrera y la gente joven, es decir,
los estudiantes, se dedican a la tarea de crear un mundo nuevo, entonces los
descontentos, los que protestan, los que conspiran, son los de la minoría
explotadora y reaccionaria, que no se resignan con esto, son los que realizan
todos los esfuerzos imaginables por hacer que intervengan a nuestro país, por
obstaculizar y sabotear la Revolución.
Ese es el cambio que ha tenido lugar en Cuba. Ahora la clase obrera y los estudiantes se dedican
a hacer lo que ellos jamás habrían hecho para la clase obrera y para los
estudiantes.
Hoy el pueblo es dueño de sus destinos, ha largado a
toda esa minoría reaccionaria, tiene el timón de la república en sus manos, y
por eso se dedica a hacer esta tarea.
Las cifras hablan por sí solas: 300 000 personas que se han echado
sobre sí la tarea de enseñar, que se han echado sobre sí la tarea de abandonar
sus hogares, de marcharse a los campos y, cuando menos, la tarea de sacrificar
sus horas libres, sus horas de descanso cuando salen del trabajo, para enseñar.
Pero así están escribiendo una gran página de la
historia de nuestra patria, y una gran página de la historia de América. Así les están enseñando el camino a los
pueblos explotados y oprimidos, y así les están enseñando también a los pueblos
a resolver sus problemas, porque el éxito de esta campaña va a parar de cabeza
a más de un defensor del imperialismo, porque el imperialismo hace planes de
educación, planes y promesas hipotéticas, para cumplirse, según dicen, en 10
años, para cumplirse —que, desde luego, con seguridad que no lo van a cumplir,
porque solamente una revolución es capaz de movilizar los recursos y el interés
necesario para realizar una campaña de ese tipo. Pero hablan de 10 años, y la Revolución
Cubana va a demostrar que esa tarea se puede realizar en un año.
Eso significará para la Revolución Cubana una victoria
de incalculables proporciones. Desde
luego, que si interesa esa victoria en el orden moral, es por lo que pueda
contribuir a abrir los ojos de los pueblos y enseñarles el camino
correcto. Pero no significará solamente
para nuestro país una victoria moral. La
Revolución Cubana no está realizando la alfabetización para obtener galardones
de tipo moral; la Revolución Cubana está realizando esta campaña de
alfabetización, porque entiende, en primer lugar, que es elementalmente justo
brindarles esa oportunidad a los que, por razones sociales y económicas, no
tuvieron oportunidad de aprender a leer y a escribir en su infancia. Y, sencillamente, no la tuvieron, no se la
dieron, y por eso no aprendieron a leer y a escribir. Después se les creó ese complejo: el complejo de
tener que ir a firmar con huellas digitales.
¡Y qué pena para cualquier padre de familia ante sus
hijos, ante su familia, qué pena ante sus amigos, qué pena ante cualquier
persona, tener que ir a estampar allí su huella digital porque no sabe siquiera
escribir su nombre! ¡Y qué pena para
cualquier hombre o mujer no poder leer ni siquiera un periódico, no poder ir a
un cine, porque en el cine tendría que traducir, tendría que leer las
traducciones de la mayor parte de las películas que no son producciones de
habla española! ¡Y qué pena para
cualquier hombre o mujer tener que renunciar a ese tesoro que la humanidad ha
ido creando con sus mejores inteligencias a lo largo de los siglos, el único
tesoro que está al alcance de todos los seres humanos: el tesoro de los libros, y que ese
hombre o mujer humilde se haya visto privado de esos grandes valores que
significan la producción literaria y científica o artística de la humanidad!
Eso es lo que significa 1 023 849 analfabetos, 1 023
849 personas que tienen que vivir en la pena y en la tristeza de no saber leer
ni escribir, que han tenido que vivir con esa pena, porque no conozco a nadie
que no sienta pena de no saber leer ni escribir, no conozco a nadie, ni he oído
decir de nadie que se sienta orgulloso de no saber leer ni escribir. Y esos casos de personas que no quieren
alfabetizarse hay que verlos como una consecuencia del complejo y de la pena,
hay que verlo como una consecuencia del estado de inferioridad moral en que se
encuentran y que les hace creerse, incluso, que ellos son incapaces de
aprender, que ya es demasiado tarde para realizar esa tarea, o que tienen pena
de ponerse a estudiar. Pero eso no es
más que un sentimiento de vergüenza, un sentimiento de pena, un sentimiento de
inferioridad, y hay que ayudarlos, hay que persuadirlos de que sí pueden
estudiar.
Y cuando el pueblo entero está dedicado a esa gran
tarea, es muy difícil que quede uno solo al que este gran movimiento nacional
no sea capaz de persuadir y hacer que estudie.
Había numerosos casos de personas que tenían
dificultades en la vista, y desde el principio se acordó facilitarles
gratuitamente el examen de la vista y los espejuelos a aquellas personas que
estaban en esa situación.
No puede existir ningún obstáculo, ni existe, que no
se pueda vencer a estas horas, para cumplir totalmente ese propósito. Cuando ese 1 023 849 y los que
aparezcan, hayan aprendido a leer y a escribir, consideren lo que eso
significará de adelanto cultural, de adelanto político, y también de adelanto
material para nuestro pueblo.
Es que ustedes los trabajadores tienen que pensar, en
primer lugar, que los analfabetos en su totalidad proceden de las familias
humildes del país. El analfabetismo no
existe, virtualmente, en ninguna familia de abundantes recursos
económicos. El analfabetismo no existía
en ninguna familia rica —el analfabetismo de esa gente es otro tipo de analfabetismo—
(APLAUSOS); pero lo que es saber leer y escribir, todos sabían leer y escribir,
y sus hijos iban a las escuelas. Y por
eso, los analfabetos solo se encuentran en las familias humildes del campo o de
la ciudad, más en el campo que en la ciudad, porque en la ciudad había más
escuelas que en el campo, y las condiciones de vida en la ciudad eran mejores
que las condiciones de vida en el campo.
Pero todos los analfabetos, absolutamente, proceden de las familias
humildes.
Y por eso, cuando se realiza una campaña de
alfabetización como esta, es una campaña que lleva sus beneficios directamente
a las clases más humildes del país, a los hombres y mujeres más humildes del
país. Ustedes están realizando esta campaña en favor de las familias de obreros
y de las familias de campesinos, en favor de hijos de campesinos, de padres de
campesinos o de obreros, de hermanos, de esposas, en fin: de hombres y mujeres todos de la clase
obrera o campesina. Es decir que este es
un esfuerzo por los humildes y para los humildes de nuestra patria.
Ese 1 23 849 personas, es 1 023 849 personas
humildes de nuestro país. ¡Y eso es lo
que tiene, todavía de más hermosa la campaña, del beneficio que le presta a la
gente más humilde y más olvidada del país, a la gente que no tuvo escuela, o a
la gente que no pudo ir a la escuela porque desde jóvenes tuvieron que
dedicarse al trabajo y tuvieron que apartarse de los centros de enseñanza! Esa es una gran injusticia que la Revolución
viene a rectificar, pero no solo es una rectificación justa y necesaria, sino
que al mismo tiempo es de vital importancia para el futuro de la patria esta
campaña que se está realizando, porque forma parte del gran programa de
educación de la Revolución, forma parte de las grandes tareas que en la educación
—en todos los campos— tiene que realizar la Revolución, y que tiene que
realizar porque es un deber y porque es también una necesidad. ¡Y no puede concebirse una revolución sin
educación, no puede concebirse progreso sin educación, no puede concebirse un
futuro esplendoroso para la nación cubana sin educación, no puede concebirse un
mejoramiento en todos los órdenes de la vida sin educación!
La educación es indispensable, si es que queremos
realizar los grandes proyectos en el campo de la ciencia y en el campo de la
economía que la Revolución tiene delante, si es que queremos liquidar la
miseria, si es que queremos llegar a ser un pueblo capaz de producir cuantos
bienes y servicios sean necesarios para elevar tanto cuanto queramos nuestro
estándar de vida. Es indispensable, si
queremos que cada familia tenga lo que cualquier familia aspira a tener, si
aspiramos a que todas las familias y todos los miembros de las familias de
nuestro país puedan satisfacer tantas necesidades como todavía están por satisfacer,
necesidades en todos los órdenes, y que será el fruto del esfuerzo que estamos
haciendo hoy.
Imposible elevar la capacidad de producción de nuestro
pueblo, sin educación; imposible convertirnos en un pueblo altamente
industrializado, sin educación; imposible desarrollar nuestra economía agraria,
sin educación; imposible organizar un pueblo y un país hacia los grados más
altos, sin educación.
Eso tenemos que llevarlo dentro, como una idea
fundamental.
Imposible tener un pueblo verdaderamente revolucionario,
sin educación; imposible tener un pueblo verdaderamente trabajador y
verdaderamente cumplidor de su deber, sin educación. Por eso la educación es fundamental en la
Revolución, por eso todos nosotros nos preocupamos tanto por la educación, por
eso hemos tenido como una divisa convertir los cuarteles en escuelas, hemos
tenido como un programa llevar los maestros hasta el último rincón del país,
hemos tenido como propósito y como meta otorgar cuantas becas sean necesarias
para que no quede un solo joven sin oportunidad de realizar sus estudios
secundarios, o sus estudios técnicos, o sus estudios preuniversitarios, o sus
estudios universitarios.
La campaña de alfabetización es la base, y terminada
esta campaña de alfabetización vendrán los cursos de seguimiento, y vendrá todo
un programa educacional en masa, y comenzará a funcionar ya la reforma
universitaria aplicada a las tres universidades del país, y comenzará a
funcionar un sinnúmero de escuelas técnicas y comenzará a funcionar un
sinnúmero de escuelas secundarias.
La Revolución ha podido comprobar los beneficios
inmediatos de todo esfuerzo educacional que haga, lo ha podido comprobar en
todos los campos. En el campo de la
defensa de la Revolución y de la soberanía del país pudo comprobar, de inmediato,
los beneficios de todas las escuelas que se hicieron para preparar artilleros,
tanquistas, y en fin, combatientes de la Revolución. Pero esas escuelas militares no las estamos
contando ahora. La Revolución ha tenido
oportunidad de comprobar los altos beneficios de los planes de educación,
cuando ha podido preparar miles de maestros para enviar a los campos en el
curso de breve tiempo, cuando ha organizado infinidad de cursos de todos tipos: de mecánica, de
agricultura, de corte y costura, de maestras, en fin, de cada una de las
escuelas que ustedes han visto desfilar en alguna u otra ocasión.
Y la Revolución se propone seguir adelante con este
programa, y ya en el próximo curso habremos logrado otra meta importante, y es
que no quede un solo joven que haya aprobado el sexto grado sin la oportunidad
de cursar sus estudios en una escuela secundaria (APLAUSOS).
En muchos sitios de Cuba no había escuela superior ni
instituto, no había escuela donde el muchacho que llegara al sexto grado
pudiera continuar estudiando. Si era
hijo de un obrero en un central azucarero, o en cualquier pueblo pequeño, o en
el campo, no tenía la menor oportunidad de ir a estudiar a un instituto. Ahora, una gran parte de las localidades del
país tendrán sus escuelas secundarias. Ustedes habrán visto, por ejemplo, que no hay
pueblito prácticamente donde no se haya construido un centro escolar
importante, que comenzará a funcionar en el próximo curso.
Pero, además, todos los jóvenes de los centrales
azucareros o de aquellos pueblos —pueblos, o centrales, o fábricas, o
localidades— donde no haya escuela secundaria, tendrán la oportunidad de seguir
estudiando mediante el plan de becas que empieza a funcionar el próximo
curso. Es decir que todos aquellos
jóvenes de cualquier pueblo de Cuba donde no haya secundaria básica... hay el
caso de algunos centrales que tienen a dos kilómetros una secundaria básica; se
puede considerar que están en condiciones, los jóvenes de ese central, de ir a
esa secundaria; otros la tienen a 15 ó 20 kilómetros, ¡ya no pueden, porque
tienen los gastos del pasaje más los gastos de ropa, los gastos de almuerzo, y
se les hace imposible! Y para esos se
concederán 20 000 becas en el próximo curso (APLAUSOS), para estudiantes de
secundaria básica; 4 000 para preuniversitaria, y así sucesivamente.
Antes, en cualquier central azucarero iba a estudiar
el hijo del administrador, los hijos —unos pocos— de los grandes empresarios o
funcionarios de los centrales; hoy, de cualquier central azucarero, saldrán 30,
40 ó 50 jóvenes, todos los que estando en edad de estudiar hayan aprobado hasta
el sexto grado. ¡Esa es la diferencia
entre el pasado y el presente!
Calculen lo que significará para la patria toda esa
juventud que ahora tendrá oportunidad de estudiar, todos esos jóvenes que son
hijos de familias humildes que tendrán la oportunidad de ir a estudiar a un
centro de enseñanza superior, donde tendrán la ropa, los zapatos, la
alimentación, la atención médica y la educación más esmerada.
De cada pueblecito, de cada central azucarero, de los
campos donde haya jóvenes que hayan llegado hasta el sexto grado, vendrán miles
y miles de estudiantes. Se les da
preferencia a ellos porque no tienen escuelas secundarias y también porque en
general su nivel de vida, o el nivel de vida de sus familiares, es por lo
general un nivel de vida más bajo. Por eso se les va a dar preferencia a esos
jóvenes. Pero además ya el próximo curso
empieza una escuela para maestros que empezará con 3 500 alumnos el primer
año, y para el año 1964 tendremos 12 000 estudiantes de maestros y se graduarán
3 000 todos los años (APLAUSOS), y serán también jóvenes becados de acuerdo con
su vocación, procedentes de la ciudad o del campo.
A todo esto hay que añadir el gran número de jóvenes
cubanos que están estudiando en el extranjero.
Solamente guajiros tenemos 1 000 guajiros estudiando agricultura en la
Unión Soviética (APLAUSOS), y miles de jóvenes más realizando otros tipos de
estudios. Esto es lo que garantizará al
país un verdadero futuro, es lo que permitirá forjar una generación formidable
que continúe la obra de la Revolución, que complete la obra de la
Revolución. Y nosotros, que sabemos
nuestros defectos, tenemos que regocijarnos de pensar lo que será esa nueva generación
de la patria, surgida de las escuelas, surgida de esta inmensa forja educadora
que es la Revolución.
Nosotros invitamos a los trabajadores a sumarse con
todo entusiasmo a esa gran obra, que es una gran obra para ellos, que es una
gran obra para sus hijos, y que será sin duda la obra de la Revolución que
rinda mayores frutos. Nosotros esperamos
que continúe creciendo el entusiasmo con que las federaciones se han dedicado a
la tarea de la alfabetización y han hecho suya esta consigna; esta consigna de
tanta importancia que ni en los días críticos en que el país era invadido por
mercenarios, ni en aquellos días en que no se sabía lo que venía detrás de
aquellos mercenarios, no se paralizó la campaña de alfabetización, y se les
pidió a los compañeros que estaban al frente de esa campaña y en los campamentos de Varadero, que no alteraran
absolutamente aquellos planes, que esa campaña había que llevarla adelante en
cualquier circunstancia, y que no podíamos darle al enemigo la alternativa de
paralizarla.
Esta es la batalla que estamos librando ahora y que
tendremos que librar junto con otras batallas, como la batalla de la producción
y la batalla de los abastecimientos.
El día 25 y el día 26 nos vamos a volver a reunir en
este mismo sitio todos los administradores de granjas, de cooperativas, de
fábricas, dirigentes de las asociaciones campesinas y dirigentes obreros, con
los distintos departamentos del Estado encargado de esta tarea, para
plantearnos las grandes metas que tenemos que lograr en la producción, es
decir, para plantearnos la batalla de los abastecimientos (APLAUSOS). Y lo
mismo que el pueblo puso todo su empeño y su entusiasmo en la defensa de la
patria, y pone hoy todo su empeño y entusiasmo en la campaña de alfabetización,
pondremos todo nuestro empeño y nuestro entusiasmo en la gran batalla de los
abastecimientos (APLAUSOS) para que la economía nacional tenga con qué
responder a los 500 millones más de pesos que tienen las familias cubanas
(APLAUSOS); vamos a plantearnos qué
debemos hacer y cómo vamos a hacer lo necesario para ganar esta batalla por
encima de las ilusiones que se han hecho los enemigos de la Revolución y los
agresores extranjeros de nuestra Revolución, las ilusiones que se hicieron de
hacer pasar trabajos y sacrificios a nuestro pueblo. Pero nuestro pueblo es dueño hoy de los
medios de producción, nuestro pueblo es dueño hoy de las grandes industrias,
nuestro pueblo es hoy dueño de grandes extensiones de tierra, nuestro pueblo
tiene todos los recursos financieros y todos los recursos naturales para lograr
la meta que se proponga, para que no falte malanga, ni falte plátano, ni falte
frijoles (APLAUSOS), ni falte carne, ni falte nada.
Eso tampoco es tarea de un grupo, eso es tarea de un
pueblo entero, y vamos a discutir aquí, en presencia de todo el pueblo, todos los
planes, vamos a discutir granja por granja y cooperativa por cooperativa y
fábrica por fábrica, qué ha hecho, qué puede hacer, y qué va a hacer
(APLAUSOS). Que cada centro de trabajo
diga qué ha hecho y qué puede hacer, y que cada ministro diga qué ha hecho y
qué puede hacer (APLAUSOS). Y entre
todos saber lo que tenemos, saber con qué contamos, cuántas caballerías de
tierra sembrada de cada cosa (APLAUSOS), cuántas vacas, cuántos toros, cuántas
vacas de leche, cuántos toros cebándose, cuántos pollos, cuántas gallinas
ponedoras, cuántos cerdos, en fin, cuántos recursos tenemos para librar esa
batalla. Plantearnos el problema tal como es, e irle de frente a los problemas
a resolverlos, a lanzar una carga contra las dificultades que existan delante
dispuestos a vencerlas como hemos vencido en todas las batallas que hemos
tenido (APLAUSOS).
Porque si el imperialismo cree que puede hacerse
ilusiones por algunas faltas, que puede hacerse ilusiones por la carencia de
ciertos productos, originadas esencialmente por las agresiones que ellos han
tomado contra nosotros y cuyos frutos se han quedado esperando, se quedarán
esperando eternamente esos frutos, porque todavía parece que no conocen bien
quién es el pueblo cubano, ¡qué clase de pueblo es el pueblo cubano! (APLAUSOS
PROLONGADOS), ¡y de lo que es capaz el pueblo cubano! Y todo ese poder y esa capacidad de
organización que hemos puesto en otras cosas, los pondremos también en esta
batalla por los abastecimientos. Porque
si bien es cierto que en la historia de su lucha por la libertad nuestro pueblo
ha hecho grandes sacrificios, y nuestro pueblo en guerra contra el poder
colonial español pasó 10 años de inmensos sacrificios, y si nuestro pueblo
cuantas veces las circunstancias lo han exigido ha sido capaz de hacer los
sacrificios que sean necesarios, y nuestro pueblo está dispuesto a afrontar
todas las contingencias que sobrevengan como consecuencia de la Revolución,
actualmente, y en esta coyuntura revolucionaria, contamos con muchos recursos,
contamos con suficientes recursos, y contamos con suficiente poder de
organización y con suficiente entusiasmo para ahorrarnos cualquier carestía,
para ahorrarnos muchos sacrificios, porque muchos de esos problemas los podemos
resolver, los podemos resolver en tiempo récord, y además, cada cual debe
saber, conocer el problema, saber en qué consiste, cómo se va a resolver, en
qué momento, en qué oportunidad, qué es lo que hay que hacer, qué obstáculos
existen por el medio y cómo se van a superar esos obstáculos, pero de manera
que todo el pueblo participe, que todo el pueblo sepa y que todo el pueblo
ponga su esfuerzo, y además, que todo el pueblo esté informado, de manera que
el pueblo se sienta parte de esa tarea, y cada hombre de la Revolución que está
en un puesto de responsabilidad se sienta responsabilizado ante el pueblo de la
tarea que está realizando, para que no haya cabida al menor descuido ni a la
menor negligencia, y que en esta etapa que está viviendo la Revolución, cada
cual ponga el máximo de su energía y el máximo de su interés en lo que esté
haciendo para poder ir venciendo las dificultades de esta etapa.
Por eso este mes tendremos dos grandes reuniones más: las reuniones para
librar la batalla de los abastecimientos y las reuniones, a fines de mes, de
las comisiones promunicipales de alfabetización para la batalla de la
alfabetización. ¡Y estas dos batallas
son las dos tareas más importantes! Y
una tercera tarea: la
lucha por fortalecer la defensa militar de la Revolución (APLAUSOS).
Hay que tener en cuenta que esas tres tareas requieren
esfuerzo, requieren esfuerzo esas tres tareas.
La tarea de la organización y el fortalecimiento militar de la
Revolución requiere esfuerzo, requiere hombres, requiere recursos; la tarea de
la campaña de alfabetización requiere esfuerzo, requiere recursos; y, la tarea
de abastecer al país, de responder con un aumento de la producción a ese
aumento extraordinario que ha ocurrido en el ingreso familiar, requiere también
un gran esfuerzo de nuestro pueblo. Y a
esas tareas tenemos que dedicarnos fundamentalmente; esas son las tareas más
urgentes y las tareas más inmediatas de la Revolución que tenemos delante, y
que no tenemos la menor duda de que las vamos a cumplir.
¡Adelante, compañeros y compañeras! ¡A librar esas tres batallas que tenemos
delante, a continuar venciendo en todos los campos de la Revolución!
Y hoy, que nos hemos reunido aquí para tratar este
problema de la alfabetización, digamos que ¡en la alfabetización también
venceremos!
¡Patria o Muerte!
(OVACIÓN.)