DISCURSO PRONUNCIADO POR EL
COMANDANTE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER MINISTRO DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO, EN EL
HOMENAJE QUE LE TRIBUTARA LA CTC REVOLUCIONARIA y EL MOVIMIENTO NACIONAL POR LA PAZ, CON MOTIVO DE HABERSELE
OTORGADO EL PREMIO “LENIN POR LA PAZ", EFECTUADO EL 19 DE MAYO DE 1961.
(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS
DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)
Señores embajadores de países amigos que nos acompañan
esta noche;
Visitantes;
Delegaciones;
Compañeros y
compañeras de la Revolución:
A lo largo de la historia de la humanidad, las causas
constantes de las guerras han sido la explotación y el pillaje. Desde que el hombre tiene conciencia de la
evolución histórica, todas las guerras han tenido por causa esas dos razones.
Para comprender quiénes son los culpables de las
guerras, y para comprender quiénes son los que luchan por la paz, quiénes son
los partidarios de la guerra y quiénes son los partidarios de la paz, es
necesario comprender eso perfectamente bien.
Y los partidarios de las guerras, los culpables de las
guerras, han sido siempre los explotadores, han sido siempre los que intentan
apoderarse de las riquezas de los demás, de los recursos naturales de los demás
pueblos o del esfuerzo de las clases humildes del propio pueblo.
Y así, la explotación y el pillaje han costado a la
humanidad mares de sangre. El deseo de
apoderarse del trabajo y de los recursos de otros pueblos ha sido la causa de
ese flagelo que ha acompañado la historia del hombre, desde los orígenes mismos
de la humanidad. Las guerras han tenido,
pues, esas causas y las guerras han tenido esos culpables.
En nuestra comparecencia en las Naciones Unidas, en
nombre del pueblo de Cuba declaramos que cuando desapareciera la filosofía de
la explotación y del pillaje, desaparecería la filosofía de las guerras.
Y eso, que ha sido un hecho cierto y constante a lo
largo de miles de años, es algo que en este minuto que vive la humanidad lo
podemos comprobar de una manera muy clara.
Los peligros de guerra que amenazan hoy a los pueblos
y a la humanidad no provienen de los hombres amantes de la justicia, no
provienen de los hombres amantes del progreso de la humanidad, no provienen de
los hombres que desean una vida mejor para el hombre, un destino mejor para el
género humano; no provienen de los hombres que luchan por la libertad, por la
soberanía y la independencia de los pueblos, por el derecho a la
autodeterminación de cada nación, por el derecho de los pueblos a disfrutar de
sus riquezas naturales y disfrutar del fruto de su trabajo.
Las amenazas para la paz de la humanidad vienen,
precisamente, del lado de los que defienden el coloniaje, de los que defienden
el imperialismo, de los que se oponen al derecho de las colonias a ser libres,
de los que se oponen al derecho de los pueblos a desarrollar su economía, de
los que se oponen al derecho de los pueblos a su soberanía y a su
autodeterminación; de los que se oponen al derecho de los pueblos a ser libres
y a disfrutar de una vida mejor.
Las amenazas de guerra hoy en el mundo, como siempre a
lo largo de la historia, provienen de los que quieren seguir manteniendo sobre
el hombre el derecho al pillaje y a la explotación.
El mundo se encuentra más cerca que nunca de la
oportunidad o del minuto en que la guerra podría ser erradicada para siempre;
el mundo se encuentra también más cerca que nunca del minuto en que la
explotación y el hambre podrían ser erradicados para
siempre de la sociedad humana. El mundo
se encuentra en uno de esos momentos culminantes del proceso humano y, sin
embargo, el mundo también ve constantemente perturbadas su tranquilidad y su
esperanza en ese mundo mejor por la terrible amenaza de la guerra.
¿Y quiénes son los culpables de las guerras? ¿Quiénes son los que amenazan con las
guerras? ¿Quiénes son los que hacen
negocio con las guerras? ¿Quiénes son
los que amenazan constantemente a la humanidad con ese flagelo? y
para responder esa pregunta bastaría el raciocinio de un niño de cinco años: son los
colonialistas y los imperialistas los que amenazan la paz del mundo, los que
amenazan con las guerras, los que constantemente ponen a la humanidad al borde
del abismo de la guerra.
¿Y por qué?
¿Por qué los imperialistas y los colonialistas tienen que amenazar con
la guerra? ¿Por qué tienen que acudir a
la guerra? ¿Por qué? Tienen que acudir al peligro de guerra y
tienen que acudir a la amenaza de la guerra por varias razones.
En primer lugar, porque representan a un mundo que
sucumbe, representan a un mundo en decadencia, representan un sistema social
caduco, representan normas de vida condenadas a desaparecer. Están condenados por la historia; la historia
los condena a la desaparición, la historia natural del hombre, la historia
natural de la sociedad humana, los condena a la desaparición.
Y entonces se rebelan o pretenden rebelarse contra ese
hecho inexorable de la historia; pretenden detener el curso inexorable de la
historia; pretenden establecer un valladar y un freno al progreso de la
sociedad humana. Y entonces quieren
impedir, mediante la fuerza, lo que no podrán impedir de ninguna forma, porque
es una ley invariable de la historia.
Entonces se rebelan contra ese destino inexorable, se
rebelan contra ese hecho que inevitablemente tiene que ocurrir.
Los que luchan a favor de la historia, los que luchan
de acuerdo con las leyes del proceso histórico, no tienen que imponer la
historia por la fuerza. Los que están de
acuerdo con la historia, saben que esas leyes de la historia no se pueden
detener por la fuerza, y que esas leyes de la historia se cumplirán
inevitablemente. Los que actúan de
acuerdo con las leyes de la historia, no se desesperan; no se desesperan, como
no se desespera el joven o el niño que crece.
Los que actúan contra las leyes de la historia sí se
desesperan; se desesperan contra la muerte inevitable del régimen social que
representan. Y frente al ansia de
libertad de los pueblos se empeñan en mantener el dominio colonial sobre los
pueblos; frente al ansia de progreso de los pueblos, frente a la sed de
justicia de los pueblos, se empeñan en mantener la opresión política y
económica de los pueblos; se empeñan en mantener la explotación de un pueblo
por las oligarquías de otros pueblos, o la explotación del hombre por otros
hombres (APLAUSOS).
Y como al hombre solo se le puede mantener por la
fuerza en la explotación, como al hombre solo se le puede mantener por la fuerza en la sumisión, como a los
pueblos solo se les puede mantener por la fuerza en el coloniaje, como a los
pueblos solo se les puede mantener por la fuerza bajo el dominio económico o
político de otros pueblos, los únicos que necesitan de la fuerza, es decir, los
únicos que necesitan de la violencia, los únicos que necesitan de los
ejércitos, los únicos que necesitan de las armas destructoras, son aquellos que
defienden la opresión, son aquellos que defienden la explotación del hombre por
el hombre, son aquellos que defienden el coloniaje, son aquellos que defienden
al monopolio, son aquellos que defienden al imperialismo. Porque imperialismo, monopolio, coloniaje,
explotación del hombre por el hombre, explotación de los pueblos por otros
pueblos, solo se puede mantener en este siglo por la violencia, por la fuerza y
por las armas (APLAUSOS).
y cuando se plantea el desarme, cuando se plantea el
desarme total de las naciones, cuando se plantea la destrucción de las armas
nucleares, cuando se plantea la desaparición de los ejércitos, como tales
ejércitos, y su sustitución por simples cuerpos de policía interna, cuando se
plantea la desaparición de las escuadras aéreas militares y de las escuadras navales,
cuando se plantea la destrucción de todas las armas destructoras que la técnica
del hombre ha podido crear, los únicos que se oponen a ese desarme son los que
no pueden renunciar al uso de la fuerza, al uso de la violencia, al uso de las
escuadras, al uso de los aviones, al uso de las armas nucleares.
Porque si los imperialistas se desarmaran, si los
colonialistas se desarmaran, entonces ¿quién podría impedir la libertad de las
colonias?, ¿quién podría impedir la libertad de los pueblos?; ¿cómo podría
mantener Portugal el coloniaje sobre la pequeña colonia de Angola si no tuviera
un ejército para estar combatiendo allí contra los patriotas?; ¿cómo podría
mantener Francia su dominio sangriento sobre Argelia si no tuviese allí un
ejército poderoso para imponer su dominio colonial?; ¿cómo podrían los países
imperialistas mantener el dominio colonial del Congo, si no tuviesen los
ejércitos coloniales para mantener allí el imperio de sus intereses por encima
de las aspiraciones más legítimas del pueblo congolés?; ¿cómo podrían mantener
el control monopolista del petróleo, de los recursos naturales de otras
naciones, si no fuese a través de sus escuadras, de sus aviones, de su
infantería de marina, de sus ejércitos, de sus amenazas de guerra?; ¿cómo
podrían mantener la intervención en Lao, si no dispusiesen de sus escuadras, de
sus ejércitos coloniales e intervencionistas, de sus fabulosos presupuestos de
guerra, de sus cuerpos de espionaje, de sus medios de subversión internacional? ¿Y cómo podrían haber intervenido en
Nicaragua, en Guatemala, en México, y en otros países hermanos de América, sin
sus escuadras, sin su infantería de marina, sin sus ejércitos poderosos?; ¿cómo
podrían mantener cercenada la soberanía de tantas naciones del mundo, sin sus
bases militares, sin sus ejércitos, sin sus escuadras?
Es decir que no pueden renunciar a sus escuadras, a
sus ejércitos y a sus amenazas de guerra, sin renunciar al imperialismo, al
coloniaje, al intervencionismo; al apoderamiento de los recursos naturales de
otros pueblos, al apoderamiento del fruto del trabajo de otros pueblos, sin
renunciar a la explotación del hombre por el hombre (APLAUSOS).
Y esta verdad, la verdad de que hoy los ejércitos y
las armas nucleares podrían ser suprimidos, si no fuese porque los únicos que
se oponen a la desaparición de las armas nucleares, de los ejércitos y de las
guerras, son los que se oponen a la consagración de los derechos más sagrados
de los pueblos, de las naciones y de los hombres.
Este análisis nos permite comprender qué significa la
lucha por la paz, y qué quiere decir luchar por la paz. Luchar por la independencia de los pueblos
contra el colonialismo, es luchar por la paz; luchar por la liberación de los
pueblos del imperialismo, es luchar por la paz; luchar por la liberación del
hombre, es decir, luchar y trabajar para que cese la explotación del hombre por
el hombre, es luchar por la paz (APLAUSOS;
oponerse al coloniaje, oponerse al imperialismo, oponerse a la
explotación del hombre, es defender la paz; luchar contra los guerreristas, es
defender la paz; denunciar y desenmascarar a los guerreristas, es defender la
paz. Y defender la independencia frente
al coloniaje, es defender la paz; defender el derecho de autodeterminación del
pueblo, defender el derecho de todo pueblo a decidir su propio destino,
defender la soberanía del país, es luchar por la paz (APLAUSOS).
Y Cuba ha luchado por la paz combatiendo la tiranía;
Cuba ha luchado por la paz combatiendo la explotación del hombre por el hombre;
Cuba ha luchado por la paz defendiendo su derecho a la autodeterminación; Cuba
ha luchado por la paz defendiendo su soberanía.
¡Y los hombres que cayeron en la península de Zapata defendiendo su
tierra, defendiendo su bandera, defendiendo la dignidad de la nación cubana, cayeron
luchando por la paz! (APLAUSOS
PROLONGADOS.)
Y merecen este reconocimiento, merecen este premio,
primero que nadie, los que por estos derechos han dado sus vidas, los que por
defender la paz —y paz significa libertad, paz significa independencia, paz
significa soberanía, paz significa justicia— los que por defender la paz frente
a la tiranía, frente a la explotación, frente al imperialismo han entregado sus
vidas. Para ellos, para los que por la
paz han luchado más que nadie en nuestra tierra, para los que por la paz de
Cuba y de América lucharon, merecen en primer lugar este premio, y lo merece el
pueblo que tan unidamente, tan firmemente y tan heroicamente, ha defendido su
derecho a la soberanía, ha defendido su derecho a la libertad y ha defendido su
derecho a la justicia: el pueblo que, a
90 millas del imperio poderoso, no se dejó intimidar por la amenaza de agresión
directa, no se dejó intimidar por los guerreristas, no se dejó intimidar por la
triste fama de su infantería de marina, no se dejó intimidar por el poder de
los cañones de sus escuadras, o el tamaño de las bombas de sus aviones, o el
poder destructivo de sus armas modernas, y no se dejó intimidar por el tamaño y
el poder de los que nos amenazaban.
Si el pueblo cubano se hubiese acobardado ante los
guerreristas, se hubiese doblegado ante los imperialistas, se hubiese rendido
ante las agresiones económicas, ante el boicot y el bloqueo imperialistas, y
ante los reiterados amagos de invasión, el pueblo de Cuba no se habría merecido
este Premio por la Paz que le acaban de otorgar (APLAUSOS).
Pero el pueblo ha sabido resistir, el pueblo ha sabido
mantenerse unido y firme, el pueblo ha sabido organizarse, y el pueblo ha
sabido prepararse. Si frente a las
amenazas de agresión imperialista nuestro pueblo no se hubiese unido, nuestro
pueblo no se hubiese organizado; si frente a las amenazas de agresión
imperialista contra nuestra independencia y nuestra soberanía, el pueblo no se
hubiese armado hasta los dientes, el imperialismo no habría vacilado en
atacarnos, el imperialismo no habría vacilado en bañar en sangre, de una forma
o de otra, a nuestra tierra; y si el pueblo de Cuba no se hubiese preparado
para resistir a la invasión en cualquiera de sus formas, directa o indirecta, o
semidirecta como ocurrió, todavía se estaría
combatiendo en el territorio nacional, el país se habría visto envuelto en
larga y terrible guerra, la sangre se habría derramado a raudales y cientos de
miles de vidas se habrían perdido.
Pero al no escatimar esfuerzo el pueblo en organizar y
fortalecer sus unidades de combate revolucionarias, al no haber escatimado
sacrificio el pueblo, al no haber escatimado valor y heroísmo, fue posible
destruir en embrión a la agresión, fue posible poner fuera de combate, en menos
de 72 horas, la cabeza de playa invasora y así, aunque a un costo elevado de
vidas, porque siempre nos parecerán muchas las vidas que se tronchen, de todas
formas el pueblo ha salvado a cientos de miles de vidas; el pueblo, con su
valor, con su heroísmo, con su preparación y con su previsión, derrotando
fulminantemente al enemigo, evitó un mar de sangre sobre el suelo de la patria,
e hizo posible la destrucción en pocas horas de lo que se habría convertido en
un foco de amenaza gravísimo para la paz mundial, lo que se habría convertido
en tremenda fuente de conflicto en el mundo, en lo que habría dado origen a una
seria y grave complicación en el campo internacional.
Luego, nuestro pueblo con esa victoria brindó un
aporte a la paz mundial, nuestro pueblo con esa victoria eliminó un foco de
conflicto, y nuestro pueblo con esa victoria dio como una clarinada a los demás
pueblos hermanos de América, y dio como una voz de alerta a la conciencia
universal, y despertó la solidaridad de todos los hombres amantes de la paz, despertó
la solidaridad de todos los pueblos y de todos los gobiernos que defienden la
paz, y con ese acto de solidaridad universal lograron frenar e impedir que
continuaran adelante, o al menos amainar los peligros de nuevas agresiones
imperialistas.
Los hombres y las mujeres, los obreros y los
campesinos, los estudiantes, que en largas e interminables horas, de día y de
noche, se organizaron, se prepararon y se armaron, estrechamente unidos, para
defender la soberanía del país, para defender la independencia nacional, el
derecho de Cuba a la autodeterminación, el derecho de nuestro pueblo a la
justicia, el derecho de nuestro pueblo a cumplir la hermosa consigna de poner
fin a la explotación del hombre por el hombre, han hecho una contribución
efectiva a la paz mundial.
Cuando, al comenzar estas palabras, ustedes nos
felicitaban, en nuestra mente no había más que un solo pensamiento: a quien hay que felicitar es al pueblo; a los
que hay que felicitar, en primer lugar, es a los que han caído (APLAUSOS),
porque este premio honroso es un premio a la Revolución, es un premio a nuestro
pueblo, y como tal lo hemos recibido, sintiendo nosotros la misma alegría que
sienten ustedes pensando que ha sido, no la victoria de un hombre o de un grupo
de hombres, sino la victoria de un pueblo entero unido, firme y heroico
(APLAUSOS).
La fecha nos trae el recuerdo de aquel gran luchador
por la independencia de Cuba, por la soberanía de nuestro pueblo, por la paz y
la justicia entre los hombres, que cayó un día como hoy, nuestro inmortal José
Martí (APLAUSOS).
Para él también, para todos los que se sacrificaron y
cayeron como él para edificar la nacionalidad y la soberanía enteramente libre,
la soberanía sin mancha y sin menoscabo de la patria; para ellos y para los que
cayeron después que ellos, para todos los cubanos que luchando por la justicia
social, que luchando contra el imperialismo, luchando por la soberanía y
luchando contra la explotación del hombre por el hombre, para ellos también, en
primer lugar, este Premio por la Paz (APLAUSOS).
Porque el actual minuto que vive nuestra patria no es
sino la culminación del esfuerzo de nuestro pueblo durante más de un siglo para
llegar a ser lo que es hoy; más de un siglo de lucha por la independencia
plena, más de un siglo de incesante batallar, de incesante lucha, de incesantes
caídas y de incesantes levantamientos, de incesantes reveses y de incesantes
nuevos esfuerzos por alcanzar la meta; más de un siglo de sacrificio, de dolor,
de lágrimas, para llegar a lo que somos hoy, para llegar a lo que tenemos hoy.
Nosotros no somos más que los últimos en la larga
serie de los hombres que han luchado por esto, y somos, los de esta generación,
la generación afortunada que le ha correspondido ver coronada la obra de la
nación cubana en su lucha de más de un siglo; somos la generación afortunada
que ha tenido el privilegio de recoger los frutos de ese largo esfuerzo y de
sembrar a manos llenas la semilla cuyos frutos recogerán las generaciones
venideras; somos la generación que ha tenido el privilegio de recibir este
reconocimiento y esta solidaridad del mundo; ¡somos la generación que ha tenido
este orgullo de exhibir sobre su pecho el Premio Lenin por la Paz! (APLAUSOS.)
Y el Premio Lenin simboliza los esfuerzos de la
humanidad por redimirse de la esclavitud y de la explotación; significa los
gigantescos esfuerzos que han librado otros pueblos por la liberación del
hombre, por la justicia y por la paz; simboliza el esfuerzo de esa parte del
mundo que ha tenido que pagar con millones de vidas, de sus mejores hijos, su
amor a la justicia, su deseo y afán de progreso, su amor a la paz; significa el
sacrificio de los que han tenido que pagarle al imperialismo un enorme tributo
de sangre, un enorme tributo de dolor, de lágrimas, y de luto; significa los
millones de vidas de rusos, de chinos, de checoslovacos, de rumanos, de
polacos, de alemanes, de húngaros, de búlgaros, de españoles, de congoleses, de
laosianos, de argelinos (APLAUSOS), en su lucha contra el nazismo, contra el
fascismo, contra el imperialismo alemán, contra el imperialismo japonés, contra
el imperialismo yanki (EXCLAMACIONES:
“¡Fuera!"), contra el imperialismo francés, contra el colonialismo,
contra la reacción, contra la explotación del hombre por el hombre; el Premio
Lenin nos recuerda que otros pueblos han tenido que pagar tributos iguales, y
mayores, que el tributo que nosotros tenemos que estar pagando al imperialismo
y a la explotación en nuestro esfuerzo por ser libres; nos recuerda el líder
del proletariado soviético, que tanto luchó por la paz, Lenin (APLAUSOS), cuya
consigna de: "Paz, Pan y
Tierra" convirtieron aquella guerra imperialista en revolución socialista
(APLAUSOS). Socialismo quería decir: "Paz, Pan y
Tierra", frente al imperialismo, frente a la guerra imperialista, frente
al hambre de los obreros y campesinos llevados a morir en las trincheras para
defender los privilegios de aquellas clases sociales feudales, aristocráticas y
burguesas que saqueaban y oprimían a las naciones y a los pueblos que después
constituyeron la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (APLAUSOS
PROLONGADOS).
Y con las lecciones que nos ha dado el imperialismo,
con las lecciones que nos ha dado el imperialismo; con lo que nos ha enseñado
acerca de sus actividades intervencionistas, terroristas y de espionaje —porque eso ya no lo niegan ni los
funcionarios de los propios Estados Unidos, y ya es vox populi y es conocido de todo el mundo la forma en que
organizaron la injerencia, el terrorismo, el hostigamiento, los ataques aéreos,
las quemas de nuestros cañaverales, las bandas contrarrevolucionarias y la
invasión de mercenarios—, con esa lección, nos ha enseñado lo que tuvo que
soportar el pueblo soviético con la injerencia de los imperialistas en sus
asuntos internos; y nos ha enseñado a comprender mejor la historia heroica de
los obreros y los campesinos de la Unión Soviética, las batallas que tuvieron
que librar (APLAUSOS PROLONGADOS).
Ahora admiramos más, ahora comprendemos mejor, al
pueblo soviético; ahora apreciamos infinitamente mejor su heroísmo, sus
esfuerzos, sus luchas; porque comprendemos el número de mercenarios que
introdujeron en su territorio, las bandas contrarrevolucionarias que los
imperialistas organizaron en el interior de su país, los años de lucha y de
incesante batallar contra la intervención extranjera, el número de ataques
mercenarios que organizaron contra aquellos obreros y campesinos que solos, y
aislados del mundo por la mentira más cínica, aislados del mundo por una
cortina de calumnias, por una incesante campaña contra ellos, por la prensa y
por los sectores reaccionarios del mundo, por los enemigos de los obreros, y
los campesinos, en todo el mundo, la campaña lanzada contra ellos, contra los
obreros y campesinos de la Unión Soviética, por el clero reaccionario
(EXCLAMACIONES DE: “¡Fuera!"), por
los terratenientes, por los monopolistas, por los colonialistas, por los
imperialistas y por la prensa amarilla de todo el mundo, como hacen exactamente
igual, hoy, con nuestro pueblo, con nuestros obreros, campesinos, hombres y
mujeres humildes de la nación cubana.
¿Quiénes nos atacan?, ¿acaso los humildes? ¿Acaso los campesinos explotados, o los
obreros hambrientos de América?, ¿acaso el intelectual honesto, el intelectual
progresista?, ¿acaso el artista brillante, el artista que es capaz de expresar
el dolor y el sentimiento de los pueblos, el artista que es capaz de mostrar la
entraña de la miseria y del dolor humano?
No, esos no nos atacan. Los
humildes, los explotados, los honrados, los honestos, nos defienden, mientras
nos atacan los poderosos, los millonarios, la prensa amarilla y mentirosa, el
clero oscurantista y reaccionario, los falangistas de América, los nazistas de
América, los fascistas de América, los reaccionarios de América, los
militaristas de América, los esclavistas de América, los discriminadores de
América, los terratenientes de América, los monopolistas de América, los
torturadores de América, los calumniadores de América, los partidos
politiqueros de América, los ladrones de América, los pillos de América, los
asesinos de América, los farsantes de América, los vendidos de América
(APLAUSOS).
Los vendepatrias, los
vendidos al oro yanki, los vendidos al Departamento de Estado yanki, los
sumisos, los que se inclinan lacayunamente ante el
norte poderoso, las plumas mercenarias, los espíritus corrompidos, son los que
atacan a la Revolución gloriosa y heroica del pueblo pequeño del continente
americano que ha sido el primero en romper definitivamente y para siempre las
cadenas que lo ataban al imperialismo explotador (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES
DE: “¡Cuba sí, yankis no!"); son
los que atacan a los obreros y campesinos del pequeño país de América que han
roto las cadenas.
Los oscurantistas, los que mantienen en el retraso y
en el analfabetismo la América, son los que atacan al pequeño país que está
librando la más grande batalla que se ha librado nunca contra la ignorancia y
la incultura. Todo lo podrido de este
continente ataca a la Revolución que ha sacudido la mata de la podredumbre en
este país de América (APLAUSOS).
Las frutas podridas, las frutas podridas que no se
resignan a caerse, tiemblan ante la sacudida continental que ha sido la
Revolución Cubana; y las frutas llamadas a caerse no se resignan a que se
cumpla esa ley de gravedad de la historia, ley de gravedad de la historia en
virtud de la cual colonialismo, imperialismo, explotación, están llamados a
caer irremisiblemente (APLAUSOS).
Todo lo podrido de América lucha contra la savia mejor
de América, contra lo mejor de América.
Y lo mejor de América son sus obreros, son sus campesinos explotados,
son sus intelectuales progresistas y honestos, son sus artistas, son sus
estudiantes inquietos. ¡Y lo mejor de
América es lo que libra la batalla por Cuba!, ¡lo mejor de América es lo que
sale a la calle ante la agresión imperialista!, ¡lo mejor de América es lo que
sale a la calle para expresar su repulsa a los Nixon, a los Eisenhower,
y a los agentes del imperialismo!
(APLAUSOS.)
Lo mejor de América es lo que sale a la calle,
desafiando la policía represiva y abusadora, y deja en las calles de las
capitales de América un rosario de heridos y de víctimas; lo mejor de América
es lo que ha dejado, incluso, muertos en los pavimentos de algunas capitales de
este continente, mientras caían en la recuperación del territorio invadido
nuestros heroicos soldados y milicianos (APLAUSOS); lo mejor de América fue lo
que fundió su sangre generosa con la sangre generosa de nuestros combatientes
el 17 de abril (APLAUSOS); lo mejor de América es lo que se agita y se levanta
para apoyar, sin que nosotros tengamos millones ni miles de millones de
dólares.
Porque mientras el imperialismo quiere resolver el
problema insoluble y quiere mantener su dominación colonial e imperialista a
base de millones y miles de millones de dólares, los pueblos no lo
respaldan. Los pueblos no los respaldan
a ellos, que vienen con sus dólares miserables, que han extraído y continúan
extrayendo del sudor y del trabajo de los pueblos de América Latina.
Los pueblos no se venden a las migajas del
imperialismo; los pueblos están con Cuba, que no tiene miles de millones de
dólares que ofrecer, que no tiene oro que ofrecer, pero que tiene algo mucho
más poderoso que el oro, que tiene algo mucho más poderoso que los miles de
millones de dólares.
Y cuando aquellos que se inquietan ante el despertar
de América, cuando aquellos que en los propios Estados Unidos quieran
explicarse el porqué, el porqué los pueblos se movilizan a favor de Cuba, que
no tiene miles de millones de dólares y apedrean a los agentes de los que
tienen miles de millones de dólares, la respuesta es esta: ¡Porque Cuba representa el ansia de
libertad de América!, ¡porque Cuba representa el ansia de justicia de
América! (APLAUSOS), ¡porque Cuba
representa el dolor de los oprimidos de América!, ¡porque Cuba representa el
hambre sedienta de justicia, sedienta de pan, sedienta de trabajo y sedienta de
tierra de los campesinos y los obreros de América!
Y con montañas de millones de dólares no podrán
sepultar la justicia y la razón que la Revolución Cubana entraña; y aun
aquellos que a costa de Cuba se benefician, aun aquellos que a costa de Cuba
reciben montañas de dólares, aun aquellas oligarquías latinoamericanas que le
han cobrado al imperialismo en montañas de dólares, o aspiran a cobrarle en
montañas de dólares, el susto y la inquietud que la Revolución Cubana ha
despertado en el seno del imperialismo, aun esos comprenden y aun esos, en su
fuero interno, reconocen que si hoy les lanzan unas cuantas migajas del oro que
les sacan a la riqueza y al trabajo de América Latina, se la deben a una sola
cosa: a la simple existencia como hecho
histórico de la Revolución Cubana (APLAUSOS).
Y cuando nuestros milicianos, cuando nuestros
milicianos y soldados estaban cayendo y muriendo en la península de Zapata,
defendiendo la causa justa de su pueblo, estaban elevando también la
oportunidad de que les dieran las migajas a las oligarquías explotadoras de
América. Porque, obsérvese, que el
Congreso yanki no aprobó el crédito de 500 millones de dólares, sino hasta
después de la derrota de Playa Girón (APLAUSOS). Y eso indica bien claramente que con la
invasión de los mercenarios, no solo trataron de destruir la Revolución, de
destruir el ejemplo, de implantar aquí el imperio de sus intereses y monopolios,
sino que con la invasión mercenaria de Playa Girón, hasta trataron de ahorrarse
los 500 millones de dólares que ahora, después de la victoria, sí aprobaron en
el Congreso y el Senado americanos, y sí se apuraron en ofrecer a las
oligarquías de América Latina. Sin la
victoria de la Revolución Cubana en Playa Girón, la ley de los 500 millones
todavía estaría durmiendo el sueño eterno en las gavetas y en los archivos del
Congreso norteamericano.
Y fue la victoria revolucionaria de nuestro pueblo lo
que hizo apurar al imperialismo la aprobación de esos créditos, y lo que hizo
acelerar sus planes para la llamada Alianza para el Progreso entre el
"tiburón" y las "sardinitas" de América Latina (APLAUSOS).
Y cuando los dólares yankis lleguen a los bolsillos de
las oligarquías latinoamericanas, lo menos que podrán decir si tienen un
poquito de honradez es: "Gracias
Revolución Cubana, que por ti nos han mandado estos millones (APLAUSOS);
gracias Revolución Cubana, porque hasta hoy el 'tiburón' yanki no se había
acordado de las 'sardinitas' de América Latina (APLAUSOS); gracias Revolución
Cubana, porque hasta ahora el 'tiburón' yanki nunca se había encargado de
ayudar siquiera a los grupos reaccionarios que los hemos estado
sirviendo." Porque en definitiva
esos cientos de millones de dólares no van a llegar a los pueblos, esos cientos
de millones de dólares se van a quedar en manos de las oligarquías.
Imagínense qué habría significado aquí 100 millones de
dólares, en el régimen de explotación que vivía nuestro país. ¿Y qué son cien millones de dólares, si la
tiranía batistiana encontró quinientos millones de dólares en los bancos y los
malbarató miserablemente?, ¿qué habrían sido cien millones de dólares bajo
cualquier régimen anterior? Habría
significado más lujo para los club aristocráticos; más discriminación, por
parte de los discriminadores, contra los negros; más derroche de lujo y de
fantasía por parte de los ricos y los millonarios; más Cadillacs
en las calles; más viajes a París; más montones de billetes sobre los tapetes
verdes de los centros de juegos nacionales y extranjeros; más robo por parte
del militarismo; más millones para los generales, para los politiqueros; más
negocios sucios; más diferenciación entre los que lo tenían todo y los que no tenían
nada.
¿Qué significan las inyecciones de millones de dólares
a un país donde existe la más terrible explotación, donde existe una terrible
explotación de clases, donde frente o por delante de los fabulosos palacetes de
los ricos desfilan, hambrientos y desnudos, los indios explotados?
¿Cómo puede haber mejoramiento para el pueblo si no
hay justicia; cómo puede haber mejoramiento para el pueblo si no hay revolución
social; cómo puede haber mejoramiento para el pueblo si no cesa la
explotación? Inyectar dinero a las
oligarquías significa fortalecer la explotación sobre las capas humildes del
pueblo, hacer más grande el poder de las castas militares, hacer más grande el
poder de la reacción y de los explotadores, hacer más ricos y poderosos a los
ricos, y más débiles y pobres a los humildes.
Y eso es lo único que pueden significar los cientos de millones de
dólares yankis, con los cuales tratan de apagar el eco de simpatía y de
admiración que nuestra pequeña nación ha despertado en todos los pueblos hermanos.
Y el imperialismo está enseñando a esos pueblos
también una lección: que el imperialismo
solo respeta a los pueblos que se rebelan, que el imperialismo solo teme a los
pueblos que se levantan, se yerguen y luchan (APLAUSOS); que el imperialismo,
con todo lo que nos calumnie, con todo lo que nos combata y nos ataque, le está
diciendo a América que si hoy hay millones y cientos de millones de dólares, o
dicen que va a haber, porque hasta ahora no ha habido nada, hasta ahora habían
estado esperando los resultados de la invasión mercenaria, pero si hay dólares
les estará enseñando de lo que es capaz un pueblo pequeño cuando tiene
dignidad, de lo que es capaz un pueblo pequeño cuando defiende sus
derechos. Y así este pequeño pueblo de 6
millones de ciudadanos ha conmovido a todo el continente; esta pequeña isla de
111 000 kilómetros cuadrados, esta pequeña isla de 111 000 kilómetros
cuadrados, ha conmovido al continente entero, y no lo habíamos conmovido cuando
aceptábamos servilmente la explotación, no lo habíamos conmovido cuando
aceptábamos ovejunamente el yugo imperialista; hemos
conmovido al continente en el mismo momento en que nos hemos sacudido el yugo,
en el mismo momento en que hemos sido capaces de hacer nuestra Revolución, en
el mismo momento en que hemos sido capaces de declararnos un pueblo
absolutamente libre, soberano; nacionalizar las empresas yankis, nacionalizar
sus centrales azucareros, sus empresas de servicios públicos, sus refinerías y
sus bancos.
Le hemos enseñado la lección a América, y el
imperialismo ha contribuido a enseñarle esa lección, ha contribuido a
enseñarles el rostro imperialista a los pueblos de América, y ha contribuido a
enseñarles a los pueblos de América el pánico del imperialismo cuando un país
se decide a conquistar sus derechos.
Y eso es lo que explica y lo que explicará que por
muchos millones de dólares que el imperialismo entregue a las oligarquías, el
hambre seguirá, las simpatías a favor de la Revolución Cubana continuarán
creciendo, y el despertar de América continuará adelante. Y eso es lo que les cuesta trabajo que les
entre en el meollo a los imperialistas yankis (APLAUSOS); eso es lo que les
cuesta trabajo comprender, y bastaría que miraran y se convencieran de que este
es un fenómeno histórico que alcanza a todos los rincones del mundo, y que no
se puede frenar ni con armas nucleares, ni con intervenciones, ni con
violencia, y que el destino inexorable de la historia los condena más tarde o
más temprano a desaparecer.
Lo que deben hacer los imperialistas es leer historia,
estudiar historia, si quieren acabar de entender qué es lo que pasa, qué es lo
que les pasa, y por qué apedrean a sus Nixon, y a sus Eisenhower,
cuando viajan por América.
Hoy era necesario meditar sobre esto para comprender
lo que es la lucha por la paz, lo que significa la lucha por la paz, lucha que
crece y se fortalece, lucha que gana simpatías en todo el mundo, como lo
demuestra el formidable movimiento que en Inglaterra está teniendo lugar,
dirigido por hombres de extraordinario prestigio, contra la instalación de
bases nucleares en Inglaterra, y por la paz, porque los ingleses —con toda
razón— no quieren que conviertan su isla en una base naval yanki, en una
trinchera de vanguardia del imperialismo yanki, y que los errores, las estupideces
y los desaciertos de los dirigentes imperialistas yankis, estén exponiendo
continuamente a Inglaterra a verse convertida en una hoguera atómica como
consecuencia de la política guerrerista, estúpida, agresiva e inconsulta, del
imperialismo yanki, porque el imperialismo yanki no se toma muchas veces ni
siquiera la molestia de consultar a sus aliados.
Y en esos países aliados de ellos, que los tienen
llenos de bases, y que por lo tanto serían blancos en cualquier guerra, países
a los que están exponiendo a la guerra, y con los cuales ni siquiera consultan,
lo cual está dando lugar al auge del movimiento por la paz en todo el mundo,
auge de conciencia por la paz, que se manifiesta incluso en los propios
Estados Unidos a través de un grupo cada vez mayor de intelectuales
progresistas y de escritores honestos, que están dando fe de vida en los
propios Estados Unidos.
Y es alentador ver cómo en ese país ya se levanta una
corriente de hombres que piensan, ya se levanta una corriente de hombres
honestos, ya se levanta una corriente de hombres justos, que se están
dirigiendo desde sus universidades al gobierno de ese país, condenando la
intervención en Cuba como un acto injusto, arbitrario y violatorio de todas las
normas internacionales.
Y es alentador ver que en el propio seno de Estados
Unidos, líderes enteros, líderes valientes, que representan el ansia de
justicia de los negros semiesclavizados de Estados
Unidos, comparecen valientemente y se enfrentan en el Senado yanki al
interrogatorio de los cazadores de brujas, como los llaman allí.
y es alentador ver cómo grupos numerosos de profesores,
y aun estudiantes y jueces de distintos sitios de Estados Unidos, de distintas
universidades de Estados Unidos, se han dirigido a la opinión pública,
condenando la agresión a Cuba.
Y eso es alentador, porque implica que el gran pueblo
de Estados Unidos empieza a despertar; implica que algún día el gran pueblo de
Estados Unidos despertará también, y se erguirá contra esa pandilla de
millonarios insolentes, contra esa pandilla de guerreristas irresponsables,
contra esa camarilla agresiva, explotadora y odiada cada vez más por la opinión
pública del mundo, porque el pueblo de Estados Unidos más tarde o más temprano
irá abriendo los ojos a esta realidad, y más tarde o más temprano pondrá su
parte para ponerle fin a toda la vergüenza y a todo el oprobio que significa el
sistema imperialista.
Y el movimiento de paz crece en el seno de Estados
Unidos. Y eso es lo que hace falta: que los hombres
amantes de la paz, en todas partes del mundo, se levanten a luchar por la paz,
a exigir el derecho de la humanidad a librarse de los horrores de la guerra
atómica, a exigir el derecho de la humanidad a sobrevivir, el derecho de la
humanidad de verse librada algún día de ese terrible y cada vez más terrífico
mal que es la guerra.
Porque lo que queremos todos es, precisamente, que
haya paz, por el bien de todos los pueblos del mundo, incluyendo el pueblo
norteamericano; porque los que luchamos por la paz sabemos distinguir entre
pueblo y gobierno, sabemos distinguir entre pueblo explotado y
explotadores. Y el pueblo americano es
también una gran víctima del propio sistema imperialista y los guerreristas que
están exponiendo al pueblo norteamericano a la destrucción.
Los que luchamos por la paz, luchamos por el bien de
todos los pueblos y deseamos la paz también para el pueblo de Estados Unidos,
deseamos la felicidad también para el pueblo de Estados Unidos (APLAUSOS).
Todos los pueblos necesitan paz. Solo necesitan guerra los negociantes de armas,
los trusts armamentistas, los monopolios que
necesitan defender sus intereses en todo el mundo. Los pueblos necesitan paz para progresar,
para crear, para avanzar. Nuestro pueblo
necesita paz y nuestro pueblo quiere paz, quiere paz para llevar adelante su
obra revolucionaria, porque lo único que nosotros necesitamos es paz; nosotros
no necesitamos millones yankis, nosotros no necesitamos empréstitos
yankis. Lo que nosotros necesitamos es
paz para avanzar, para crear, para trabajar (APLAUSOS).
Con paz, ¡y hasta sin paz!, vamos a erradicar el
analfabetismo en solo un año; con paz, ¡y hasta sin paz!, estamos movilizando
100 000 alfabetizadores (APLAUSOS), y apenas hay una familia que no tenga un
hijo ya alfabetizando o camino de irse a alfabetizar en los campos. Paz para desarrollar nuestro programa
industrial; paz para encontrar empleo para todos los cubanos; paz para cultivar
hasta la última pulgada de nuestra tierra; paz para seguir adelante en la lucha
contra el hambre, contra la incultura, contra la enfermedad, contra el
sufrimiento; paz para continuar la obra de la Revolución, obra que aun sin paz
ha demostrado todo lo que puede traer de beneficio para la nación.
Nosotros queremos, sinceramente, paz, y lo que
queremos es que nos dejen en paz. Eso lo
hemos dicho una y mil veces, pero hemos tenido que soportar ataques piratas de
aviones, lanzamientos de armas en paracaídas, terrorismo con agentes pagados
por el imperialismo yanki, bombardeos, agresiones económicas, ataques
mercenarios, y hemos tenido que vivir en perenne guardia, y estamos dispuestos
a vivir en perenne guardia (APLAUSOS).
Porque ese, ese es el precio de la libertad, ese es el precio de la
soberanía, y ese es el precio de la paz.
Queremos paz, pero mientras haya amenaza de agresión
seguiremos preparándonos, seguiremos armándonos; queremos paz, pero mientras haya amenaza de
agresión seguiremos preparando al pueblo para defender nuestra soberanía,
seguiremos adquiriendo más armas (APLAUSOS), y seguiremos preparándonos sin
descanso, ¡y cuantas armas sean necesarias, y del tipo que sean necesarias,
para defender nuestra soberanía!
(APLAUSOS.)
Queremos paz, pero no descansaremos un minuto en
fortalecer nuestra defensa, porque sabemos que ese es el precio de la paz; ese
puede ser el precio de la paz, para que los imperialistas sepan que no podrán
invadir este suelo impunemente, para que los imperialistas sepan que cualquier
tipo de agresión que lancen, directa o indirecta, encontrarán tenaz e
invencible resistencia, ¡y no solo aquí!
Vamos a ver qué pasa, vamos a ver qué pasa si las agresiones
imperialistas continúan, vamos a ver qué pasa en América Latina si las
agresiones imperialistas continúan (APLAUSOS).
Ahora mismo vamos a referirnos a un problema
pendiente, y es con relación a nuestra declaración sobre los mercenarios
prisioneros (EXCLAMACIONES). Y puede
considerarse como una contribución a la paz nuestro ofrecimiento de que estamos
dispuestos a remitírselos de nuevo, a cambio de una indemnización por los daños
que han ocasionado al país, de 500 tractores buldócer (APLAUSOS). Puede considerarse un acto en favor de la paz
el darles esa oportunidad a sus "amigos" de recoger otra vez a los
hombres que enviaron a la aventura de la península de Zapata.
El gobierno imperialista se responsabilizó con la
invasión, es de todo el mundo conocido los datos, las órdenes, la participación
directa del Estado Mayor del Ejército norteamericano, de la Agencia Central de
Inteligencia, del ejecutivo de Estados Unidos, y el propio presidente de
Estados Unidos declaró, públicamente, que él era el responsable de ese
ataque. Si es así, entonces que asuma la
responsabilidad también de indemnizar el daño ocasionado a nuestro país, que
asuman también la responsabilidad, de reparar los daños.
Claro está que nosotros no vamos a pensar que ese
señor se preocupe por nuestro pueblo pero, al menos, comprendemos que está en
la obligación de preocuparse por los suyos, que está en la obligación de
preocuparse por los invasores que lanzó en esa aventura.
Pues nosotros reiteramos aquí, muy seriamente, y
porque esa idea ha sido acogida por el pueblo, comprendida y apoyada por el
pueblo, que estamos dispuestos a remitirles...
excepto los criminales de guerra, excepto los criminales (APLAUSOS),
estamos dispuestos a remitirles de nuevo, reembarcarles su brigada, si están
dispuestos a pagar, como indemnización de los daños ocasionados al país, 500
buldóceres —no 500 tractorcitos, por supuesto, sino 500 tractores pesados— con
los cuales el país se pueda resarcir del daño material, aunque nunca el país
podrá resarcirse de las vidas valiosas que perdió (APLAUSOS).
Pero, al menos, en vez de estarles dando comida, y en
vez de tener que emplear a nuestros hombres, sacarlos de la producción,
cuidando a estos señores, que los que los mandaron... —aunque estén trabajando, son más los que se
necesitan cuidándolos que lo que ellos van a rendir trabajando—, que por lo
menos sirva el sacrificio para desarrollar más nuestra economía, para
desarrollar nuestra agricultura, y para seguir adelante en los planes de la
Revolución: y para que el mundo vea que
nosotros somos capaces de comprender bien la responsabilidad que tiene cada
cual, la responsabilidad que tienen estos invasores, y la que tienen los que
los mandaron desde Estados Unidos, y que somos capaces, también, de tener un
gesto en favor de la paz.
Desde luego, algunos se preguntarán: "Si no los podrían emplear de
nuevo contra nosotros." ¡Pero es que a nosotros nos preocupan tan poco mil
mercenarios, y diez mil mercenarios!, ¡si nosotros hemos estado aquí esperando
al imperialismo con todos sus ejércitos, con sus escuadras y sus aviones, sin
preocuparnos! (APLAUSOS.) Y más de una vez, más de una vez hemos
ocupado nuestras trincheras, más de una vez hemos ocupado nuestras trincheras,
esperando la agresión directa. ¡Son tan
poca cosa mil mercenarios, o mil doscientos mercenarios, para nosotros!
Y, además, es una prueba tan decisiva de la confianza
del pueblo en su victoria, de la seguridad del pueblo en su fuerza; porque
nosotros sabemos que si vuelven a mandar, no una, 20 expediciones como esta,
¡se las vamos a poner fuera de combate en menos de 72 horas! (APLAUSOS.)
Y nosotros estamos preparados para luchar, no contra
una brigada, estamos preparados para luchar contra una brigada apoyada por
ellos; y si ellos se lanzan detrás de la brigada, estamos preparados también
para luchar con ellos el tiempo que sea necesario.
¿Mercenarios solos?, ¡los ponemos fuera de combate
rápido! ¿Mercenarios más escuadra y
aviación yanki?, entonces naturalmente que requeriría una lucha más dura, de
más tiempo, pero estamos seguros también de que, a la larga, de una manera o de
otra, ¡los ponemos fuera de combate!
(APLAUSOS.) De una manera o de
otra, si vienen mercenarios más ellos, o ellos sin mercenarios, o ellos junto
con los mercenarios, o ellos delante o ellos detrás de los mercenarios, tarde o
temprano, ¡los derrotaremos! Y por eso
no perdemos un minuto en prepararnos; nadie piense que la Revolución pierde un
minuto. Y siempre lo hemos dicho: cada día que pasa,
estamos más preparados; cada semana que pasa, estamos más preparados; cada mes
que pasa, estamos más preparados. Y
nosotros trabajamos más rápido que el imperialismo; al imperialismo le lleva
cinco veces más tiempo preparar una unidad de combate que a nosotros, y le
lleva diez veces más tiempo reclutar un combatiente que a nosotros, y por cada
uno que ellos reclutan y entrenan, nosotros reclutamos y entrenamos 10
(APLAUSOS).
Por eso, desde el punto de vista militar, 1 000
más, 1 000 menos, no tiene importancia.
Los curas, de gratis (RISAS); los curas se los vamos a mandar a Franco
de gratis, ¡no los cambiamos por nada!
(RISAS), los curas falangistas que tenemos presos se los vamos a mandar
de gratis. La brigada prisionera de
mercenarios, se la mandamos para allá si están de acuerdo en indemnizar los
daños ocasionados, con 500 tractores.
¿Está de acuerdo el pueblo con esa proposición? (APLAUSOS PROLONGADOS Y EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!, ¡sí!")
Entonces, si el pueblo está de acuerdo, no hay que
hablar más. Ellos están hablando de
hablar con la Cruz Roja; no hace falta, no hace falta. El trámite es más sencillo: mañana mismo les vamos a enviar una comisión
de prisioneros, a que arregle con ellos todos los trámites pertinentes, y el
orden será así: por cada cuota de la
indemnización total, parte de la indemnización, que llegue, les mandamos parte
de los invasores; de menos importantes a más importantes, es decir, primero los
menos importantes, y después los que tienen más importancia, y los últimos, los
más importantes, cuando haya llegado el último lote de equipo agrícola.
Nosotros tenemos suficiente moral y suficiente crédito
para no necesitar de intermediario de ninguna clase; que en el ferry vengan los
tractores, y en el ferry se van yendo los grupos de invasores (APLAUSOS).
Y, con ese objeto, mañana se les va a enviar una
comisión de los propios —pero no importantes, tienen que ser…—, propios, para
que vayan a tramitar el pago de la indemnización y el procedimiento mediante el
cual va a llegar esa indemnización.
Porque, si no, ellos son los que tienen que indemnizar los daños y
entonces tendrían que indemnizarlos trabajando, todo el tiempo que sea
necesario, para indemnizar el daño que le han hecho al país; ahora, si los amos
imperialistas quieren abonar esa indemnización, ¡muy bien! La Revolución está dispuesta a aplicar esa
fórmula que es, por parte de la Revolución, un gesto generoso y que demuestra,
además, la confianza de la Revolución en sí misma, la confianza del pueblo en
sí mismo.
Y, además, estos señores saben bien lo que han visto
aquí, estos señores saben bien cómo está el pueblo; ellos saben bien la
tomadura de pelo que les dieron, y saben bien lo que hay aquí, y quizás les
puedan servir de buenos consejeros a los que quedan por allá.
Pero, en fin, lo que importa es que el pueblo esté de
acuerdo; y, sobre esa base, cuanto antes se los lleven y cuanto antes nos
traigan los buldóceres, ¡mejor!
(EXCLAMAN ALGO DEL PUBLICO) ...Todo
eso es cuestión de discutir ... (RISAS)
Por supuesto, no los cambiamos por armas, no los
cambiamos por balas, no los cambiamos por dinero. Ese planteamiento se hizo el segundo
aniversario de la reforma agraria, los cambiamos por equipos agrícolas, ¡para
darle un impulso mayor todavía a la reforma agraria! (APLAUSOS.)
¡Y que no anden haciendo comparaciones imposibles!,
que estos señores que desembarcaron aquí vinieron con las armas en la mano,
atacaron por sorpresa el territorio nacional, armados por un gobierno
extranjero, al servicio de un gobierno extranjero, y ese delito, en cualquier
parte del mundo, se castiga con la pena capital (APLAUSOS).
Así que el hecho de que la Revolución esté dispuesta a
aceptar una indemnización es solo porque la Revolución actúa con sentido
práctico; la Revolución es generosa, la Revolución entiende que con eso gana,
la Revolución entiende que con eso demuestra su fuerza, no una fuerza fingida,
sino una fuerza verdadera; y la Revolución con eso demuestra el poco caso que
le hace a los mercenarios que quieran venir aquí, sean 1 000, sean
10 000, o sean 100 000 (APLAUSOS).
Ahora el señor Kennedy tiene la palabra; el
Departamento de Estado tiene la palabra.
Ya ellos confesaron que los embarcaron, vamos a ver si van a confesar
que los van a dejar embarcados ahora.
Ellos tienen ahora la palabra, y nosotros nos limitaremos a esperar
tranquilamente.
Los tractores —ahora viene la época de las lluvias— su
trabajo más importante lo realizarán en la próxima seca, pero mientras tanto
pueden hacer caminos y pueden hacer muchas obras. Así que...
(ALGUIEN LE EXCLAMA ALGO SOBRE LOS REPUESTOS PARA LOS TRACTORES)
...Claro que sí, el cambio tiene que ser, la indemnización tiene que ser con
todas las garantías, y el equipo tiene que estar en perfectas condiciones y
tiene que tener, por supuesto, piezas de repuesto (APLAUSOS). Ustedes no se preocupen, que la indemnización
tiene que ser completa, plena y satisfactoria del daño que le han causado al
país.
(DEL PUBLICO LE SIGUEN
EXCLAMANDO SUGERENCIAS)
Bueno, va a ser imposible oír todas las cosas que cada
uno está sugiriendo por su cuenta, pero ya, sinceramente, nosotros tenemos
deseos de dejar limpio esto y dedicarnos por entero al trabajo, y que el imperialismo
sepa que la próxima vez le va a costar más caro (LE SIGUEN HABLANDO DESDE EL
PUBLICO) ...Sí, pero esas cosas no las podemos discutir aquí; nosotros no
debemos discutir lo que vamos a discutir, porque entonces va a ser una
discusión en que van a saber todos los puntos de vista de nosotros.
Esa es la base fundamental, y sobre esa base
discutimos los demás detalles, ¿comprenden?
Por eso mismo, es cuestión de discutir, porque para la discusión no
deben saber lo que nosotros vamos a plantear; primero plantear si están
dispuestos a discutir sobre esa base, y más o menos los términos generales
sobre esa discusión. Y nosotros haremos
todo para que sea una cosa honrosa y reparadora, que compense plenamente el
gesto que va a tener la Revolución.
Vamos primero a empezar a discutir, inmediatamente,
sin intermediarios; que manden a quien quieran ellos a discutir. Nosotros vamos a mandar a un grupo de ellos
mismos que vayan allá a discutir su propia indemnización... Un grupo pequeño ...(LE EXCLAMAN ALGO) ...No, eso no importa,
"una golondrina no compone verano", "una golondrina no compone
verano". Un puñado no es ...la brigada completa está prisionera ahí, completa;
nunca se había capturado de una manera tan completa un ejército expedicionario
como fue capturado aquí. Fue completo,
menos los muertos y algunos pocos que pudieron haberse escapado, de los que no
se murieron por ahí por la Ciénaga y por los pantanos, están ahí
prisioneros. Hay 1 200 prisioneros.
Hay un miembro del "gobierno civil"
ahí. Ese miembro del "gobierno
civil" se lo canjeamos a cambio de Molina, que está preso allí
(APLAUSOS). Es decir, ahí está el señor Artime, que no era miembro de la brigada, sino miembro de
la llamada “Junta" esa que tienen allá en Estados Unidos. El señor Artime,
que no es miembro de la brigada, que es miembro de la “Junta", ese lo
retenemos y estamos dispuestos a devolverlo a condición de que devuelvan a
Molina a Cuba (APLAUSOS), que nosotros sabemos... Y con eso ya queda prácticamente expuesto,
para tranquilidad de todos, y para que lo conozca todo el mundo, los términos
de las condiciones sobre las cuales estamos dispuestos a discutir este
problema.
De esa manera, podemos dar por liquidado el capítulo inglorioso para el imperialismo de la invasión de los
mercenarios. De todas formas, es un
problema menos que tiene esta Revolución.
Tenía la expedición aquella siempre amenazando, y ya la expedición está
fuera de combate y ya se la mandamos otra vez para allá, después de pasar por
la experiencia que han pasado, y previo pago de la indemnización. Creo que eso implica un gran paso de avance
para la Revolución.
No quiere decir que no sigan las amenazas. Eso...
van a seguir.
El imperialismo, mientras no deje de ser imperialismo, seguirá en su
política de guapetón, en su política de matón, en su política agresiva y de
guerrerista. Vamos a ver si modifican en
algo esa actitud guerrerista, y por lo menos le brindan a la humanidad una
etapa de tranquilidad y una esperanza de paz.
Nosotros hemos tenido que actuar con mucho tino,
precisamente para evitar hacerles el juego a los imperialistas en sus planes
guerreristas, y hemos tenido que soportar las provocaciones, las violaciones
constantes de nuestro territorio por sus aviones, de nuestras aguas
territoriales por sus barcos.
Constantemente están rondando nuestras costas, se meten dentro de las
aguas jurisdiccionales, frente a Santiago de Cuba, frente a La Habana;
muchos de ustedes han visto los barcos imperialistas a la vista del malecón
incesantemente.
No es solo eso.
Han ocurrido algunos hechos extraordinariamente raros, como fue el caso
de una embarcación militar nuestra, en la que iba el director de la Oficina de
Fomento Nacional, el capitán González Lines, que era
director de la Oficina de Fomento y además jefe de la escuadra, jefe de un
grupo naval nuestro, que iba con varios milicianos más, varios compañeros
revolucionarios, y a unas 10 millas de nuestras costas enviaron un S.O.S.
diciendo que los habían hundido ...los habían hundido. Reiteradamente repitieron esa frase.
No hubo tiempo de pedir una explicación; el barco era
un R-43, iba perdiendo ...sumergiéndose poco a poco, es decir, haciendo
agua. Al parecer, según nuestra
deducción, aunque naturalmente es muy difícil de aportar una prueba
concluyente, pero la conclusión nuestra es de que esa embarcación fue hundida
por un torpedo perforante, disparado posiblemente desde un submarino, porque
ellos explicaron: "Nos hundieron,
nos hundieron", en la primera llamada, en la segunda llamada, en la
tercera dando suposición. Entonces se
preguntaba que dijeran cómo había sido el ataque, de qué tipo, entonces decían
que era "como cuando choca con algo", es decir, el efecto
precisamente de un torpedo perforante.
Nuestra impresión es que esa embarcación fue hundida
por algún submarino de la Agencia Central de Inteligencia. Algo similar a la explosión del "La
Coubre", algo similar al ataque a nuestras bases, que no hay nunca
seguridad frente a las cosas arteras, los ataques filibusteros y piratas del
imperialismo. Nuestro país, rodeado de
los barcos de la gran piratería imperialista, los barcos filibusteros del
imperialismo, siempre provocando, la impresión nuestra, por las personas que
viajaban en esa embarcación, por la forma en que se produce el incidente, que
no queda además rastro alguno, a pesar de que se enviaron barcos, aviones, a
localizarlos, y eran todos revolucionarios buenos y hombres de confianza los
que iban en esa embarcación, nuestra impresión es que fue víctima de un ataque
traicionero entre 10 y 15 millas de nuestras costas, pereciendo los compañeros
allí.
Algo parecido al "La Coubre", de ese tipo de
ataques cobardes y arteros del imperialismo, pero que, naturalmente, no dejan
rastro; naturalmente, no dejan huellas y solo es posible sacar las conclusiones
a base del análisis cuidadoso de todas las circunstancias.
Y no es el primer caso. Barcos piratas atacaron en cierta ocasión
nuestras refinerías, y nosotros consideramos que la R-43 cubana, con 17
tripulantes a bordo, fue hundida por un submarino de la Agencia Central de
Inteligencia yanki. Esta es la
conclusión que sobre ese particular sacó el Estado Mayor de las fuerzas
militares revolucionarias.
Habíamos esperado durante largo tiempo, tratar de
buscar indicios, detalles, que naturalmente desaparecieron todos de manera
fulminante.
Así ha tenido que vivir nuestro país en medio de una
guerra no declarada del imperialismo contra nosotros; maniobras, amenazas,
ataques, sabotajes, incendios, que después de toda esta larga etapa nos queda
el consuelo y la satisfacción de que han sido inútiles. El imperialismo ha fracasado en todos sus
planes, desde la campaña de prensa, agresiones económicas, supresión de cuotas,
embargo, boicot, hasta los sabotajes, las bandas contrarrevolucionarias; todos
sus pasos han fracasado, todos. No ha
sido solo la derrota de Playa Girón; primero fue la derrota del Escambray,
antes fue la derrota de los planes de agresión económica, y cuantos esfuerzos
ha hecho el imperialismo contra la Revolución han fracasado y continuarán
fracasando.
Nosotros estamos seguros de que fracasarán, nosotros
estamos seguros de que seguiremos victoriosamente adelante; las victorias
revolucionarias han consolidado al pueblo, han elevado la conciencia
revolucionaria, se ha notado un renacer vigoroso del entusiasmo revolucionario
que siempre fue grande, que es cada día mayor.
La movilización de los 100 000 alfabetizadores
es, verdaderamente, imponente; el desarrollo de los planes de la agricultura y
de la industria, de los planes de preparación de técnicos, de toda la obra de
la Revolución, es impresionante; es impresionante el desarrollo de la
conciencia revolucionaria del pueblo.
Desde que se declaró paladinamente el carácter socialista de nuestra
Revolución, la Revolución se ha cohesionado más; incluso, en capas medias de la
población, ante la definición política que ha dado el gobierno revolucionario,
la explicación además dada a las capas de los pequeños industriales, de los
pequeños comerciantes, la política que se sigue con los agricultores pequeños,
toda esa política claramente definida ha contribuido a aumentar más la
confianza del pueblo, de todos los sectores del pueblo, en la Revolución. Porque, realmente, aquí los sectores
siquitrillados y siquitrillables, fundamentalmente
están fuera de combate hace rato.
En manos del pueblo está el grueso de los recursos
económicos y los recursos naturales; las fuerzas revolucionarias se han ido
uniendo e integrando cada vez más; la Revolución entrará ya en una etapa nueva,
ya tendrá que plantearse los problemas institucionales, la organización
constitucional del país, y las formas que ha de tener esa constitución sobre
bases socialistas y democráticas (APLAUSOS).
Esas son tareas que tenemos por delante, junto con
todo el trabajo de orden económico y educacional de la Revolución, la tarea de
institucionalizar, ir creando las instituciones definitivas de la Revolución
sobre esas bases:
socialismo y democracia.
Es decir, sin explotación del hombre por el hombre, y
con el imperio de la voluntad mayoritaria de la nación, tal como ha marchado
hasta ahora el proceso revolucionario, que no se habría podido llevar adelante
frente a tantos obstáculos y frente a la agresión imperialista, sin el
formidable y extraordinariamente mayoritario apoyo del pueblo.
Se puede contemplar perfectamente bien lo que se ha
hecho en estos dos años y medio y lo que se ha alcanzado nos permite vislumbrar
la perspectiva de lo que vamos a alcanzar en los años venideros, porque se
marcha ya a un ritmo más eficaz, más organizado y más rápido además. Porque lo que en los primeros meses costaba
trabajo organizar, hoy se organiza; las fuerzas revolucionarias se unen, las
organizaciones crecen, los jóvenes, las mujeres, los comités de defensa, las
milicias, al paso que los organismos revolucionarios se unen y se integran cada
vez más. Y eso a su vez se refleja en todas
las actividades del país:
más unión, más eficacia; el sentido del deber y de la
responsabilidad crece y se observa en todas partes; una generación nueva surge,
basta verlo en los brigadistas alfabetizadores.
¡Qué entusiasmo infinito, qué fe en el porvenir, qué entereza, qué deseo
de trabajar el de toda la generación que surge!
El pueblo se desarrolla políticamente, comprende cada
vez mejor los problemas sociales, los problemas económicos, los problemas
internacionales. En dos años no
solamente se ha hecho una obra, sino que se ha hecho una gran conciencia
revolucionaria, y esa conciencia revolucionaria es nuestra fuerza, esa
conciencia revolucionaria es la seguridad de la Revolución, esa conciencia
revolucionaria es el pilar sobre el cual se edifica la confianza y el
entusiasmo por el porvenir.
Atrás han quedado, muy atrás, los divisionismos
estériles, el confusionismo; las mentes se han ido abriendo a la verdad
revolucionaria, y en la misma medida en que el pueblo descubre esa verdad se
siente más confiado en su destino, se siente más optimista, se siente más
satisfecho de ser parte activa de esta Revolución, de ser ciudadano de su
patria, en este momento glorioso de su patria, ante los ojos de todo el
continente; de ser actor de este singular drama histórico, que quedará como uno
de los dramas grandes y extraordinarios en la historia de este continente; se
siente con el orgullo de ser rayo de luz en esta llama encendida que hoy
alumbra ya a todo el continente; se siente orgulloso cada cubano de ser átomo
de esa llama que ya prende y ya ilumina la conciencia del continente
americano. Eso somos los cubanos
hoy: una llama encendida que alumbra,
una llama encendida que amenaza quemar la injusticia, una llama encendida que
señala el camino de la liberación de los pueblos; además, una llama inapagable,
una llama invencible, una llama cada día más fuerte y más brillante.
Esa es la Revolución, ese es el fruto del esfuerzo
hecho hasta ahora por el pueblo, ese es el fruto de dos años y medio y,
simplemente, estamos empezando, ¡cómo no será el porvenir!
¡Gloria, pues, hoy 19 de mayo a nuestro gran José
Martí!
¡Gloria a nuestro gran Vladimir
Ilich Ulianov Lenin!
¡Gloria a los pueblos que luchan por la paz!
¡Gloria a los pueblos que luchan contra el coloniaje,
contra el imperialismo, contra la explotación del hombre por el hombre!
¡Viva la paz!
¡Viva nuestra Revolución democrática y socialista!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(OVACION)