DISCURSO PRONUNCIADO POR EL CMDTE FIDEL
CASTRO RUZ, PRIMER MINISTRO DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO, EN EL ACTO DE ENTREGA
DE PREMIOS A LOS GANADORES DEL CONCURSO DE CANCIONES POPULARES INSPIRADAS EN LA
REVOLUCION, EN EL TEATRO "GARCIA LORCA", EL 19 DE SEPTIEMBRE DE 1961.
(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS
DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)
Compañeros y compañeras del
Instituto Cubano de Autores Musicales;
Compañeras y compañeros
revolucionarios:
Hoy
ha correspondido la oportunidad de rendir un merecido homenaje a nuestros
autores musicales (APLAUSOS).
Es
la segunda reunión de carácter nacional que tenemos con un grupo de
artistas. Los criterios de la dirección
revolucionaria sobre los problemas del arte se han ido exponiendo a través de
estos actos.
El
Instituto Cubano de Autores Musicales significó para ese sector de nuestro
país, antes que nada, una justa y profunda reivindicación. Se organizó para varios fines, pero entre
otros librar a los autores musicales de la explotación.
¡La
Revolución es la liberación del hombre de la explotación del hombre por el
hombre! (APLAUSOS.)
Y
aquí en nuestra patria, donde tantos cubanos eran explotados, los autores
musicales eran también ignominiosamente explotados. Muchos parásitos vivían de la inteligencia y
del espíritu creador de nuestros autores musicales. Y nuestros autores musicales, algunos de los
cuales habían obtenido prestigio internacional y sus nombres recorrían el
mundo, vivían en nuestro país poco menos que en la indigencia. Sus obras producían, sus obras eran
interpretadas en Cuba y fuera de Cuba, y a ellos no les llegaba apenas nada del
fruto de su trabajo. Por eso, lo más
urgente era garantizar el derecho de cada autor a recibir los frutos de sus
obras.
Primeramente,
esa explotación debía desaparecer aquí en el propio país donde eran burlados
esos derechos; y, al mismo tiempo, garantizar para los autores cubanos la
percepción de sus derechos en cuanto a la difusión internacional de sus obras.
Claro
está que los enemigos de la Revolución, el gran enemigo de la Revolución, el
imperialismo yanki, también trata de perjudicar a ese sector de nuestro pueblo
y crea dificultades a las medidas y a los propósitos tendientes a garantizar
sus derechos.
En
cuanto a ese aspecto, al aspecto económico, de los objetivos del Instituto
Cubano de Autores Musicales, ese objetivo se va cumpliendo plenamente. Y nosotros sabemos de los éxitos que han
alcanzado los compañeros que dirigen esa institución en favor de las
reivindicaciones de los autores.
Un
compañero nuestro, autor del himno del 26 de Julio (APLAUSOS), que tantas veces
era interpretado, recibió un día la agradable sorpresa de que era acreedor a
determinados ingresos por concepto de autor del himno del 26.
El
compañero querido de nuestra Revolución, el compañero comandante Juan Almeida
(APLAUSOS), cuyas dotes de compositor o de autor musical se las tenía tan
calladas (RISAS), que nosotros vinimos a descubrirlas después del triunfo de la
Revolución... Y el compañero Almeida tengo
entendido que contribuye a la reforma agraria también con una cantidad
determinada de sus ingresos correspondientes a sus obras musicales
(APLAUSOS). ¡Y tengo entendido que ha
escrito como ocho o diez más!
Y
hasta para gran sorpresa mía, me contaron de un disco donde, según se afirma,
hay unos pensamientos de la Revolución, ¡y hasta a mí me convirtieron en medio
autor musical! (RISAS Y APLAUSOS.) Porque alguien me preguntó: "¿Tú has compuesto alguna canción
últimamente?" No. No sabía
nada. Y resulta que eran unos
pensamientos de algún discurso, o de algo revolucionario, y lo habían puesto en
disco también.
Por
todas esas cosas, esas referencias, nosotros hemos sabido del esfuerzo que ha
hecho el instituto para mejorar las condiciones de vida de los autores. Y el instituto se propone seguir adelante en
ese esfuerzo tan justo y tan necesario.
Porque todavía uno no se explica bien cómo había tan buenos autores en
nuestro país tan mal pagados.
Ahora
bien, ¿quiere decir que ese es el único fin del instituto? No.
Nosotros tenemos algunas ideas, discutidas con los compañeros que tienen
que ver con estos problemas del arte y de la cultura, y hay un punto en que
nosotros queremos insistir aquí hoy —hoy que necesitamos el tiempo, porque con
el permiso de ustedes vamos a tratar también de otras cuestiones que son de
interés nacional (APLAUSOS PROLONGADOS).
Pero hay algo que nosotros en esta reunión, en este hermoso acto de esta
noche, debemos proponer. Está
relacionado con una circunstancia que interesa a ustedes y le interesa a la
Revolución.
El
instituto tiene en estos momentos unos 700 miembros. Ha existido un poquito de diferencia, ha
existido un poquito de división —y nosotros aquí debemos tocar los puntos con
franqueza (APLAUSOS)— entre los autores populares y los autores sinfónicos.
La
mayoría aquí es popular, la mayoría son autores populares. ¿De qué se puede derivar esa pequeña
división? Puede haber culpa de parte y
parte, puede ser que en parte los autores de la llamada música sinfónica,
música culta, miren a veces con un poquito de menoscabo el trabajo de los
autores populares. Pero también ocurre a
veces que los autores populares miran con prejuicio a los otros autores. Y como consecuencia de esos prejuicios es que
se deriva esa cierta división que, en realidad, debe desaparecer. ¿Por qué?
¿Cómo concebir esa división entre los artistas? Hay que luchar para que esas diferencias
desaparezcan, hay que luchar para que todos los autores sean, antes que nada,
eso, todos, sin diferencias de ninguna clase, autores musicales cubanos (APLAUSOS). Y tanto unos como otros deben poner de su
parte.
Para
los que no están bien informados sobre estas cuestiones, conviene explicar qué
ha sido hasta hoy, es decir para el
pueblo, un autor musical
popular. Pues ha sido un cubano que vino
al mundo con vocación de artista, no tuvo oportunidad de ir a ninguna
escuela. Almeida antes de ser comandante
era albañil, trabajaba en obras de construcción (APLAUSOS); Almeida no tuvo
oportunidad de ir a ninguna escuela, Almeida no tuvo oportunidad de ir a
ninguna academia, pero tenía inspiración musical, y un día —yo no sé cuál día
sería ese (RISAS), posiblemente escribió muchas en otros tiempos, porque
también había eso, de que costaba trabajo, no había facilidades— se puso a
escribir y a crear una canción popular.
Pero Almeida, cuando concibe una canción, tiene que buscar un músico
para que le escriba la canción. Y eso
que ocurre con el compañero Almeida ocurre con la mayor parte de los autores
populares. Yo creo que este es el puntico más difícil de toda esta disertación mía de esta
noche aquí (APLAUSOS).
Entonces,
¿qué pasa? Que magníficos autores, de
inspiración elevada, no pueden escribir la música que ellos conciben. Y ese es un problema serio, no el problema en
sí; el problema es que hay muchos autores que dicen —y el mismo Almeida lo dice—
que si se ponen a estudiar música se les muere la musa (RISAS).
Hay
viejos autores musicales que se han pasado toda la vida escribiendo, que tienen
prestigio y tienen fama, y ellos dicen que cómo se van a poner a estudiar
música ahora, esa música de do, re, mi, fa, sol, la, si, y todo eso (RISAS);
que a ellos ya no hay quien los haga estudiar música.
Ahora,
ante esa situación nosotros tenemos dos alternativas: una es darnos por vencidos, y decir: que sigan siendo autores musicales toda la
vida, y no estudien ni una nota musical, o nosotros hacer un esfuerzo porque
los autores musicales estudien.
Hay
una cosa: nosotros estamos completamente
seguros, a pesar de lo que diga el compañero Almeida, de que si hubieran tenido
oportunidad de estudiar música, habrían estudiado música y habrían aprendido
música, y podrían escribir su propia música.
Pero
ahora nosotros les queremos hacer una pregunta a ustedes: en medio del proceso de la Revolución, con el
esfuerzo que hace la Revolución por educar al pueblo, con el esfuerzo que hace
la Revolución por superar el pueblo, con el esfuerzo que hace la Revolución para
llegar a las metas más ambiciosas en la vida cultural de nuestro país, la
posición nuestra, de los dirigentes de la Revolución, tiene que ser una
posición de luchar para que los autores se superen.
Es
decir, ¿qué queremos nosotros? Queremos
que los autores populares estudien (APLAUSOS).
Yo no sé si algún autor musical se va a poner bravo con nosotros porque
nosotros queramos que estudien. Eso no
quiere decir que hay que obligar a nadie a estudiar; ni siquiera en la
alfabetización se ha obligado a nadie a estudiar. Hay gentes que dicen: me doy por vencido, cuando ha estado todo el
mundo convenciéndolo. Hay que convencer
a los autores que estudien. Pero,
además, no basta con convencerlos, hay que darles facilidades para que
estudien; pero además, hay que idear métodos adecuados para que estudien.
Y,
por lo pronto, lo siguiente: ya nosotros
tenemos en el instituto a todos los autores, ¿verdad? (LE DICEN ALGO DEL PUBLICO.) ¿Por qué? ¿Cómo?
¡Ah!, ¿tú? ¿Qué tú no eres del
instituto? Pero te pagan, te pagan. ¡Pero déjame ver quién es, chico! ¡Ah!, ¿cómo tú te llamas?... Bueno, pues bien, Zoila va a apuntar el
nombre tuyo allí, y te va a citar allá, al instituto, para que expliques tu
caso (APLAUSOS).
Bueno,
quiere decir que, con excepción de este compañero (APLAUSOS), los autores están
en el instituto —¡inscríbete pronto!—
Porque yo iba a proponer una cosa, y es que nosotros cerremos el
circuito. ¿Por qué? Para establecer una condición para ingresar
en el instituto. ¿Qué les parece? (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”)
La condición para que los nuevos ingresos en el instituto, los nuevos
ingresos, tengan que saber música. ¿Qué
les parece? (APLAUSOS.)
Es
decir, que la Revolución encontró un gran número de autores populares; organizó
el instituto, empezó la lucha por lograr las reivindicaciones económicas,
luchas por defender los derechos de todos esos autores. Es decir, la Revolución se encontró con
aquellos autores, procedente la inmensa mayoría de familias humildes, que no
tuvieron la oportunidad de lograr ir a una escuela, o de lograr un profesor de
música para ellos. Llegó la Revolución,
ingresaron todos en el instituto, tienen sus derechos reconocidos por el
instituto, el instituto lucha por ellos.
Pero bien: ahora no es como
antes; ahora hay oportunidad de estudiar para todos, ahora las circunstancias
no son las mismas, luego nosotros debemos establecer un requisito para ingresar
de ahora en adelante —y por eso te decía que te apuraras (APLAUSOS) para
ingresar— en el instituto de autores populares.
¿No les parece a ustedes que eso corresponde al principio educacional de
la Revolución? (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”)
¿Estamos acuerdo? (EXCLAMACIONES
DE: “¡Sí!”) Bueno, que levanten la mano los que están de
acuerdo (TODO EL PUBLICO LEVANTA LA MANO).
Y que levanten la mano los que no estén de acuerdo… no, de veras, si alguno tiene alguna objeción
que hacer la podemos discutir aquí.
Bien
(LE DICEN ALGO DEL PUBLICO). Dígame,
dígame. Yo le digo, yo le digo… No, no, tú no, chico, yo me refiero a los
nuevos (APLAUSOS). Pero si tú tienes ya
como 100 obras…No, no; el sentido de lo que nosotros estamos proponiendo no es
ese. El sentido de lo que estamos
proponiendo se refiere a los nuevos; pero que, realmente, algunos casos, mira,
como el caso de aquel compañero también que estaba fuera… No, no, no es el caso
como el tuyo… Si está fuera, pues
presenta allí un escrito reclamando tus derechos a pertenecer al
instituto. Tú verás que te van a hacer
justicia (APLAUSOS).
Bien,
queda claro eso, queda claro eso como una medida… ¿Qué es lo que queremos
nosotros? ¡Ah!, que se estudie música,
que todo el que tenga vocación estudie.
Y, entonces, por parte del gobierno está la obligación de facilitar
todas las oportunidades para estudiar música, para que todo aquel que tenga
vocación pueda estudiar. Y, entonces
nosotros, con ese requisito, estaremos contribuyendo a la superación
(APLAUSOS). Pero, al mismo tiempo, nos
interesa que estudien los otros, los que
ya están en el instituto.
Naturalmente
que en ese caso no se pueden poner requisitos de ese tipo. Pero nosotros les proponemos a ustedes, les proponemos… Sí, cómo no, que hable
(LE DICEN ALGO DEL PUBLICO). Yo sí creo
que sí, yo creo que si usted quiere le daría una lección magnífica a todo el
pueblo (APLAUSOS). Yo sí creo que puede
aprender. Y, además, así es como se
enseña al pueblo. ¿Cómo? (DEL PUBLICO LE DICEN ALGO.) Los nuevos sí, y los viejos también. ¿Por qué no van a aprender? Yo creo que sí; eso no quiere decir que haya
que obligarlos a aprender música.
No,
a usted hay que convencerlo, que no es lo mismo (EXCLAMACIONES Y
APLAUSOS). No, ni tomar medidas contra
el que no sepa tampoco que esté en el instituto; no, la idea es que yo creo que deben
establecerse ciertos estímulos dentro del instituto, para premiar a aquellos
que no sabiendo, aprendan, y siempre hay manera de estimular (APLAUSOS). Sí, porque hay muchos medios de lograr un fin
determinado. Yo creo que se puede
establecer una serie de premios y una serie de estímulos para aquellos que
quieran estudiar. Si hay uno que no quiere
de ninguna manera, bueno, entonces que no estudie. Quiere decir, ¿se le va a privar de algún
derecho? No, no se le va a privar de
ningún derecho. Para qué se va a
hacer. A aquel que hizo el esfuerzo se
le da un premio, se le estimula, eso es lo que queremos nosotros.
(SE
DIRIGE A ALGUIEN DEL PUBLICO) Dígame.
Si… ¡Ah, claro! ¡Claro que
sí! (APLAUSOS.) Claro que sí, y precisamente era una de las
ideas que nosotros pensábamos sugerir aquí.
Precisamente para ello es necesario que todos esos compañeros que han
tenido la oportunidad de estudiar se esfuercen en enseñar a los demás. Pero también en el consejo de cultura se
están tomando medidas a ese fin y se ha puesto a trabajar a un grupo de
compañeros para hacer un método especial para estudiar música. No el método clásico, sino un método fácil y
sencillo que le facilite el aprendizaje a aquellos que quieran estudiar música,
y al mismo tiempo la movilización de todos los profesores que sean posibles en
escuelas que facilite a través del instituto para los que quieran estudiar.
Eso
tiene que ser sobre esa base, una base espontánea, una base voluntaria, una
base de persuasión. Nosotros vamos a ver
si convencemos al compañero Almeida a que estudie música (APLAUSOS) y tengan la
seguridad de que Almeida va a ser uno de los que menos va a querer estudiar
música, porque si ya empieza diciendo que él cree que su inspiración muere
desde el momento en que se ponga a estudiar música, habrá que realizar una
tarea ardua de convencer al compañero Almeida.
Otras cosas más difíciles hay que aprender y se aprenden.
Ese
es uno de los puntos que si nosotros de esta reunión, de este acto, lo sacamos
claro, y nosotros contamos con el esfuerzo de ustedes, pero aquí,
revolucionariamente, sin prejuicios de ninguna clase, porque ustedes tienen una
obligación, los que han nacido con un don natural, y es desarrollar ese
don. Cada uno tiene la obligación de dar
de sí el máximo, y yo estoy seguro de que ese esfuerzo los hará a ustedes,
todavía, mejores artistas, nosotros estamos seguros de eso (APLAUSOS). Y esa debe ser una de las grandes tareas del
instituto: la superación de los
autores. Y ese esfuerzo será lo que más
vaya contribuyendo a evitar que existan diferencias entre los autores, a evitar
que unos puedan pensar que son superiores a los demás o que otros puedan
sentirse ofendidos por esas pretensiones.
Es
decir que debe ser una tarea, porque es deber de todos nosotros el promover la
superación de nuestros autores, que son tan buenos autores y que escriben y
crean tan maravillosas canciones.
Yo
no soy un experto en música. Cuando yo
tengo que ponerme a hablar de estos temas tengo que hablar de lo que yo
entiendo, es decir, de la parte que yo entiendo y veo claro. Y ese es un principio para nosotros, el
principio del estudio y el principio de la superación, porque nosotros hemos
aprendido en estos tres años de la Revolución una cosa, y es que lo más
fundamental que tiene que hacer una revolución es preparar hombres y mujeres;
que lo más fundamental que tiene que hacer una revolución es enseñar y educar;
que la tarea más importante de una revolución, y sin la cual no hay revolución,
es la de hacer que el pueblo estudie (APLAUSOS).
Porque
nosotros, por ejemplo, los comandantes del Ejército Rebelde y los oficiales del
Ejército Rebelde, cuando terminó la guerra podíamos haber adoptado la posición
de creer que nosotros en cosas de guerra no teníamos que estudiar una palabra
más, y que nosotros sabíamos mucho de eso, y que por cuanto aunque no habíamos
estudiado en academias militares habíamos salido victoriosos en la guerra, ya
ningún rebelde, ningún oficial rebelde, tenía que ponerse a estudiar sobre
cuestiones militares.
Esta
habría sido, por parte de nosotros, una falsa posición, y creer que por el
hecho de que con nuestros métodos de guerra habíamos logrado vencer la tiranía,
ya nosotros teníamos que desentendernos por completo de la obligación de
estudiar. Porque sí, nosotros habíamos
aprendido determinado método de guerra, nosotros habíamos aprendido a manejar
situaciones determinadas en un determinado escenario de la lucha, pero nosotros
en aquel tipo de guerra, que era un tipo de guerra muy simple, no contábamos
con muchos tipos de armas con que hoy contamos, y cuando llega el momento de
poner en empleo esas armas, más importantes y más complejas, aquel que se haya
creído que con todo lo que aprendió en la guerra ya sabe de guerra y puede
manejar una situación nueva, estaría en un grave error.
Y
qué hicimos nosotros, pusimos a los rebeldes a estudiar, pusimos a los
oficiales rebeldes a estudiar, todos aquellos que demostraban interés por el
estudio, y gracias a eso nosotros tenemos hoy muchos compañeros competentes que
son capaces de mandar una columna de tanques (APLAUSOS) o son capaces de mandar
una brigada de artillería, son capaces de mandar una fuerza aérea (APLAUSOS). Y no solo rebeldes. Cuando se organizaron las milicias no había
quien mandara las milicias (APLAUSOS); en honor a la verdad, aquí no había
nadie que supiera ni cuadrarse (RISAS), no había nadie que supiera ni saludar,
y todavía muchos de nosotros tenemos un complejo de ponernos con esas
formalidades de tipo militar. Es decir
que no somos apegados a esas cosas, ni nuestro pueblo lo era, sin embargo, las
necesidades nos obligaron a organizar escuelas, escuelas de infantería,
escuelas de artillería, escuela de aviación, escuelas de todo, y, ¿qué
pasó? Pues que de esas escuelas salieron
cientos y cientos, salieron miles de responsables de milicias, y aquellos que
aprendieron en esas escuelas enseñaron a los demás, y hoy tenemos compañeros
que eran obreros, que nunca habían manejado un arma, que no tenían ni nociones
rudimentarias de cuestiones militares, y hoy están, después de haber pasado por
lo batallones, por las escuelas de responsables de milicias, hoy están en
escuelas donde se aprende a mandar una división entera (APLAUSOS).
Y
por eso camino hemos seguido: escuelas
de jefes de división, de jefes de batallones, de jefes de compañías, de jefes
de pelotones, de jefes de escuadras, de jefes de baterías de los distintos
tipos de armas, de jefes de comunicación, en fin, de todas las cosas que un
armamento moderno, que un ejército moderno debe conocer para estar en
condiciones de combatir, y gracias a eso, a eso que no esperaban los
imperialistas, porque los imperialistas estaban ya durmiendo en su ilusión,
reposando sobre la ilusión de que esto iba a ser un bocado fácil, de que este
país iba a ser un bocado fácil (APLAUSOS).
Los imperialistas menospreciaron la capacidad combativa de nuestro
pueblo, menospreciaron la inteligencia y las aptitudes del cubano para el
combate.
Entonces
ellos creyeron que con un lote de aviones manejados por mercenarios se iba a
sembrar un terror, un desconcierto, un desbarajuste, todo el mundo con las
manos en alto, rendido todo el mundo al imperialismo. Se creyeron eso, se creyeron que reuniendo un
lote de gusanos por allá por la América Central (EXCLAMACIONES DE: “¡Fuera!”) y mandando unos cuantos oficiales
de alta graduación yanki a poner en práctica los planes de los generales del
Pentágono y los almirantes de la flota, con unos cuantos tanques y unos cuantos
cañones y morteros, y de paracaidistas y de curas con paracaidistas también
(EXCLAMACIONES DE: “¡Fuera!”) y que
invocando falsamente, hipócritas consumados, el principio religioso como
bandera, cuando detrás de todo eso no están más que todos los latifundios y
todos los centrales azucareros y todos los bancos que aparecieron allí cuando
fuimos a discutir con ellos (EXCLAMACIONES), los muy descarados, los muy
descarados venían con capellán y todo y entre ellos venían Calviño
y compañía y toda aquella gente, y los muy descarados venían con capellán y
allí uno de los que desembarca era el dueño de toda aquella Ciénaga de Zapata,
que había sido un explotador insaciable de aquellos campesinos.
Ellos
creyeron que con su bombardeo de sorpresa, al amanecer de un día, que llenaban
el cielo con aviones yankis, muchos cohetes, muchas bombas, mucho napalm, los
aviones de nosotros quedarían reducidos a cenizas, todo el mundo debajo de la
cama, y a los 10 días aquí, ya ellos por la libre aquí (EXCLAMACIONES). Ya otra vez, todos, Ventura y compañía y su
comparsa y todos los criminales aquellos otra vez en las estaciones de policía
aquí, y otra vez el SIM, otra vez el BRAC, otra vez toda aquella pandilla de “gangsters” saqueadores del pueblo, toda aquella legión de
criminales, y estar aquí sobre los cimientos de las mejores ilusiones de
nuestra patria. Ellos creyeron que no,
que los cubanos eran cosa fácil, y que los cubanos no tendrían ni capacidad de
organización ni capacidad de reacción.
¿Y qué le pasó al imperialismo?
¡Que se llevó el chasco más grande de su vida! (APLAUSOS), ¡que se llevó el golpe más rudo
de su vida! Porque en su historia de
imperio avasallador, nunca el imperialismo se había encontrado con un pueblito
chiquito que le hiciera lo que le hizo Cuba, nunca el imperialismo se había
encontrado con un pueblo pequeño, una nación pequeña, que se le paró delante
firmemente, ¡como se sabe parar esta nación cubana! (APLAUSOS PROLONGADOS Y EXCLAMACIONES DE: “Venceremos!, ¡venceremos!” Y OTRAS CONSIGNAS
REVOLUCIONARIAS)
Así
fue, así fue como se le propinó al imperialismo una de las más grandes derrotas
que ha sufrido en toda su historia. Los
artilleros de antiaéreas, muchachos de 14, 15, 16, y 17 años (APLAUSOS) se
enfrentaron resueltamente a sus aviones, y esto, unido a la acción de nuestros
heroicos pilotos (APLAUSOS), que con sus aviones viejos y sin repuestos de
ninguna clase, significó la destrucción de los aviones enemigos; y, además de
esto, nuestros aviones les destruyeron su escuadra invasora; y, además de esto,
castigaron severamente a los que habían desembarcado.
Y
las unidades de artillería, y las unidades de tanques, y las unidades de
infantería nuestras, de obreros, ¡de obreros!
(APLAUSOS PROLONGADOS), porque allí, frente al latifundista que
desembarcaba, frente a los “niños de bien”, hijos de los “siquitrillados”
(EXCLAMACIONES DE: “¡Fuera!”), frente a
los gusanitos aquellos del “Yatch Club”, y del
“Country Club”, y de todos aquellos clubs
(EXCLAMACIONES DE: “¡Fuera!”), frente a
los parásitos aquellos amaestrados por el imperialismo, que tenían por jefes a
un montón de viejos casquitos, oficiales del antiguo ejército de la tiranía
(EXCLAMACIONES DE: “¡Fuera!”), contra
ellos marchó la clase obrera, sí, ¡la clase obrera de Cuba! (APLAUSOS PROLONGADOS.) Y en la batalla entre la clase obrera, la
batalla entre los obreros y los “niños de bien”, la batalla entre los obreros y
los parásitos, la batalla entre los obreros explotados ayer y libres hoy,
contra sus explotadores de antes (APLAUSOS), en la batalla de los obreros
contra los latifundistas y contra el clero reaccionario (EXCLAMACIONES DE: ¡”Fuera!”, Y:
“¡Para los curas, paredón!”.
En
resumen, que en esa batalla entre la clase obrera y los explotadores, los
gusanos resultaron hechos polvo.
Ahora,
¿eso por qué? No solo, en primer lugar,
porque, desde luego, era la lucha entre los explotados de ayer contra los
explotadores, era la lucha de la clase revolucionaria, de la clase sufrida, de
la clase fuerte, de la clase valiente, contra la clase de los explotadores que
venían aquí a defender sus privilegios y a defender sus pretensiones de
mantener encadenado a nuestro país; sino también porque ya al frente de
aquellos combatientes había muchos hombres del pueblo que se habían preparado,
que habían estudiado, que se habían pasado largos meses aprendiendo qué es lo
que tenían que hacer en un momento como ese.
Aún
así, cuando aquello ocurrió todavía nuestra gente no tenía mucha experiencia,
en aquel momento nuestros cuadros de jefatura no tenían, ni mucho menos, la
experiencia que han ido ganando en los meses subsiguientes. Nosotros ni un solo minuto hemos descansado
en la tarea de preparar esos cuadros de dirigentes, esos cuadros de jefes
militares. Esto, hablando en el orden
militar, porque exactamente igual hemos tenido que hacer en todos los demás
órdenes.
Por
eso les decía que para una revolución lo más importante, lo más fundamental, es
la preparación de todos los valores humanos del pueblo, en cualquier campo,
para cumplir la obra de la Revolución.
No
bastaba en el combate el valor de nuestros combatientes, no; necesitaban
también, era necesarios, su pericia; era necesario el conocimiento de aquellos
hombres; era necesaria la capacidad de sus oficiales, para poder cumplir aquel
cometido.
Y
les he puesto este ejemplo, puesto que es uno de los ejemplos más gráficos de
cómo también nosotros éramos igual que ustedes, pues, soldados surgidos de
manera espontánea, sin haber pasado por las escuelas, que cosechamos éxitos y,
sin embargo, cuando se presentó la oportunidad nos pusimos a hacer lo que
aquellos hombres nuestros no habían tenido oportunidad de hacer. Los que estudiaban en aquellas escuelas
militares no eran los hijos de los obreros precisamente, los que estudiaban en
aquellas escuelas militares surgían de las filas de los privilegiados y de los
explotadores.
Si
me permiten, con eso, y con esa expresión de nuestro criterio sobre la
necesidad de que los autores estudien, podemos dar por terminado el aspecto que
se refiere a estos problemas que estamos tratando hoy, ¡y vamos a entrar a
tratar el problema de revolución y de contrarrevolución ahora aquí! (APLAUSOS.)
La
gusanera contrarrevolucionaria se ha revuelto.
Eso era lógico, era de esperar.
Nosotros sabíamos perfectamente, nosotros sabíamos perfectamente que el
imperialismo no se iba a quedar cruzado de brazos. Nosotros debemos empezar por estar
convencidos, y estar absolutamente todos los revolucionarios convencidos —y
todos los revolucionarios somos la vanguardia del pueblo cubano— (APLAUSOS),
debemos estar convencidos y con nosotros todo el pueblo heroico de nuestro
país, debemos saber que nuestra lucha frente al imperialismo no es lucha de un
día, ni es lucha de un mes, ni es lucha de un año, que nuestra lucha contra el
imperialismo es una lucha dura y es una lucha de muchos años (EXCLAMACIONES DE:
“¡Venceremos!”)
Pero
que si para librar esa lucha contra el imperialismo, en el primer país de
América que se rebela contra ellos, en el primer país de América que se declara
libre de ellos, en el país de América primero en que se hace una genuina y
profunda revolución social (APLAUSOS), en el primer pueblo de América que
desafía al poderoso imperio; si para iniciar esa lucha, si para llevar adelante
victoriosamente esa lucha, si para llevarla a sus últimas consecuencias, y
llevarla hasta el final victorioso, tarde lo que tarde ese final victorioso de
paz (APLAUSOS); si para eso hacía falta un pueblo entero, un pueble firme y pueblo
valeroso, ¡ese pueblo está aquí!
(APLAUSOS); si para llevar adelante esa lucha hacían falta grandes
ideales, hacía falta una convicción profunda y firme, hacía falta una fe a toda
prueba, ¡esa convicción y esa fe la
tiene nuestro pueblo! (APLAUSOS.)
Nosotros todos, por eso, hemos de
saber y hemos de tener siempre muy presente que esta lucha contra el
imperialismo será una lucha larga, será una lucha tenaz y será una lucha
dura. Todos nosotros debemos tener esto
presente para nunca bajar la guardia, ¡para nunca bajar la guardia, nunca! Nosotros debemos tener esto presente para
evitar que después de las grandes victorias el pueblo se descuide, porque el
tiempo que nosotros obtenemos después de cada victoria debemos aprovecharlo
bien, no confiarnos, no dormirnos sobre los laureles de las victorias, sino
saber tener muy presente que después de cada derrota el imperialismo volverá a
atacarnos, el imperialismo volverá a agredirnos, el imperialismo volverá a
lanzar contra nosotros su ofensiva criminal.
Y eso, para nosotros era una vieja
lección, porque nosotros empezamos a aprender esto en la guerra, en las
montañas. Y alguna vez explicamos esto
al pueblo: el flujo y el reflujo de la
Revolución y de la contrarrevolución, el flujo y reflujo de la ofensiva
revolucionaria y de la ofensiva contrarrevolucionaria.
Y durante la guerra ellos lanzaban
contra nosotros una ofensiva; fracasaban, sufrían algunas derrotas, y al cabo
de cierto tiempo volvían y lanzaban otra ofensiva. Fracasaban de nuevo, y sufrían otras
derrotas; entonces, nosotros invertíamos el tiempo en prepararnos y ellos
invertían el tiempo en preparar nuevas ofensivas y nuevos planes contra
nosotros. Lanzaban su ofensiva, y
volvían a ser derrotados. Y así,
sucesivamente, ocurrió cuatro, o cinco, o seis veces durante la guerra.
Y durante la paz o —¿cómo la paz?— después de la toma del poder
por el pueblo revolucionario, ya la Revolución en el poder, se muestra ese
mismo ciclo, se muestra esa misma ley:
el de la Revolución a la ofensiva, el del imperialismo a su vez a la
ofensiva; la derrota del imperialismo, su retroceso, el contraataque
revolucionario, el avance revolucionario, y de nuevo el imperialismo otra vez
planeando su ataque, de nuevo el imperialismo otra vez planeando su ofensiva.
Cuando se libraron los combates de
Playa Girón y de Playa Larga, es decir, de la Ciénaga de Zapata, en aquellos
días subsiguientes, les fue a los gobernantes imperialistas muy duro tener que
aceptar aquella realidad. Y contra
nosotros hubo amagos de invasión directa del imperialismo; y aún antes de
limpiar aquella zona, nos vimos obligados a movilizar los batallones de la
capital, que los teníamos en la Ciénaga de Zapata, y atrincherarlos en la capital de la
república, sustituyendo en medio de las operaciones los batallones de La Habana
por otros batallones, sencillamente, porque no queríamos que si se decidían a
lanzar contra nosotros el ataque ellos fuesen a encontrar la capital —que
seguramente sería el punto principal de su ofensiva en un ataque
directo—desguarnecida y con una parte importante de sus batallones en la
provincia de Las Villas. Nos vimos
obligados a movilizar nuestras fuerzas, a ponernos en pie de guerra, y a
disponernos a defender el territorio nacional frente a una agresión directa del
imperialismo.
El imperialismo podía optar en
aquellos momentos, por dos cosas: o por
la agresión directa, desafiando toda opinión
pública del mundo, desafiando los peligros de guerra mundial que ello
entrañaba, y desafiando la opinión y la solidaridad de toda la América hacia
Cuba, o el camino de tratar de envolver a Cuba, aislarla y movilizar contra
ella a otros gobiernos de América.
Entonces surgió la famosa “Alianza
para el Progreso”. El imperialismo, a
todas luces, había optado por una acción a más largo plazo; había optado por
aquella maniobra tendiente a ganar el apoyo de los gobiernos de América Latina
para sus planes de agresión contra Cuba.
Y una vez más la maniobra yanki fracasa; una vez más los planes yankis
ruedan por tierra, porque allí en aquella conferencia el resultado que obtuvo
el imperialismo fue todo menos lo que esperaban obtener contra Cuba.
Gobiernos importantes de la América
se mantenían firmes en su postura de respeto y de defensa al principio de
autodeterminación de los pueblos. Y
entonces es cuando ocurren los sucesos del Brasil.
El imperialismo maniobra y trata de
echar del poder, y logra echar del poder de Brasil a un gobernante que se había
mantenido firme en defensa de ese principio.
Pero el pueblo brasileño reacciona, se pone en pie de lucha, e impide
que el golpe reaccionario y fascista pueda consumarse en el Brasil (APLAUSOS).
El imperialismo recibe en el Brasil
un nuevo golpe. Ellos trataron de
establecer allí un gobierno derechista y fascista para contar con un puntal
poderoso en sus planes de agresión contra nosotros. Sin embargo, las masas. El pueblo una vez más, echa por tierra sus
planes.
Pero desde entonces a acá han venido
transcurriendo varios meses; desde entonces a acá el imperialismo ha estado
tomando una serie de medidas con vistas a sus nuevos planes de agresión contra
Cuba; de entonces a acá el imperialismo ha vuelto a reanudar una serie de
preparativos de invasión contra nuestro país.
Ellos necesitaron varios meses para
reponerse del golpe que significó Playa Girón.
Entre tanto, se dieron a la tarea de preparar nuevas condiciones, de
preparar nuevas fuerzas; se dieron a la tarea de elaborar nuevos planes, de
acuerdo con su propósito invariable de hacer morder a nuestro pueblo el polvo
de la derrota y sentar nuevamente sobre la tierra cubana el imperio de la explotación
más criminal, el imperio de la opresión, el imperio de la tortura, el imperio
del asesinato y el imperio de la barbarie en nuestro país (EXCLAMACIONES).
Sus
planes de tipo envolvente contra nuestro país, no han avanzado. Pero los demás planes, los planes de
formación de grupos de mercenarios, de grupos de saboteadores, de grupos de
quintacolumnistas, de grupos de terroristas y de grupos de organizaciones de
bandas contrarrevolucionarias, en ese campo el imperialismo ha estado
trabajando activamente.
¿Cuál
era el aliado lógico del imperialismo en todos estos planes? (EXCLAMACIONES DE: “Los curas”)
¿Cuándo se decide o se observa que el imperialismo está lanzando su nueva ofensiva
contrarrevolucionaria? ¿Qué hicieron los
curas después de lo de Playa Girón? Se
callaron la boca, se estuvieron tranquilos durante varios meses. Primero ellos mismos empezaron a retirar del
país a gran número de curas, por su propia cuenta. Pero en un momento determinado se dieron
cuenta, al parecer, de que esa no era la táctica que les convenía. Y entonces se estuvieron tranquilos durante
varios meses, en pleno contacto con los elementos contrarrevolucionarios del
exterior, en pleno contacto con la Agencia Central de Inteligencia, y en pleno
contacto con los planes del Departamento de Estado yanki.
Ellos
estuvieron tranquilos. La Revolución
siguió su obra en todos los campos; la Revolución siguió adelante su gran
campaña de alfabetización, la Revolución movilizaba todos sus recursos humanos,
naturales y económicos, para aumentar la producción, para crear todos los
bienes que correspondían a nuestras necesidades de un aumento mucho mayor, y
para contrarrestar los efectos del bloqueo económico del imperialismo. Porque la estrategia del imperialismo fue,
desde un principio, siempre, el ahogar a la Revolución por medio del bloqueo
económico; el ahogar a la Revolución por medio de la agresión económica; el
ahogar a la Revolución, privando al país de materias primas, de piezas de
repuesto, de alimentos y de una serie de artículos que nuestro país siempre
había adquirido en Estados Unidos; privarlo de sus mercados. Y entonces dejar a un país en que toda la
maquinaria era procedente de Estados Unidos; todo el transporte procedente de
Estados Unidos; la materia prima adaptada a muchas fábricas que, por ser de
patente americana, usaban materia prima exclusiva de ellos, sin repuestos. Y entonces ocasionar los mayores trastornos
de orden económico a nuestro país, para ablandar las fuerzas internas, para
ablandar la resistencia interna, para debilitar a la Revolución. Porque ellos calculaban eso, que con la
agresión económica y un “empujoncito” de mercenarios, iban a echar por tierra a
la gloriosa e invencible Revolución Cubana (APLAUSOS).
Por
lo que se ve de los informes de sus agencias cablegráficas, ellos están muy
atentos observando cómo anda la cosa, ellos están muy atentos observando qué
cosas faltan, qué carestías hay, qué problema hay. Ellos, después que lanzaron su agresión económica
contra nosotros, han estado muy atentos de los resultados de esa agresión
económica, y a ver cómo el pueblo soporta y cómo el pueblo resiste las
consecuencias de esa agresión económica (APLAUSOS).
Porque
ellos en eso también han estado subestimando a nuestro pueblo, ¡han estado
subestimando a nuestro pueblo!, y ellos han estado esperando siempre que el
frente interno revolucionario se debilite como consecuencia de su bloqueo
económico, como consecuencia de las escaseces de una serie de artículos que
nosotros necesitamos tiempo. Porque era virtualmente
imposible a un país que de repente se le suprime el mercado principal, que de
repente se le suprime todo abastecimiento de materias primas, piezas de
repuestos, en máquinas que habían sido de construcción yanki; a un país al que
además le han estado tratando de robar sus médicos, sus ingenieros, sus
técnicos; a un país al que además lo han estado obligando a estar invirtiendo
grandes energías y grandes recursos en su defensa y en su seguridad militar,
frente a sus planes criminales, era virtualmente imposible de un año para otro,
por grande y por gigantesco que sea el esfuerzo de nuestro pueblo, en cuestión
de meses vencer todos los obstáculos.
Ellos
han observado que el pueblo está venciendo todo eso; ellos saben perfectamente
bien cómo marcha nuestra economía; ellos saben perfectamente bien cómo marchan
nuestros planes; ellos saben cómo nosotros estamos movilizando nuestros
recursos; ellos saben perfectamente bien que nosotros estamos ganando esa
batalla de tipo económico; ellos saben que nosotros en meses más, meses menos,
en un período de tiempo bastante breve, vamos a solventar esas dificultades que
el bloqueo imperialista nos creó en nuestro país, y que vamos a establecer una
sólida base económica sobre una producción grande de todos los bienes que
nuestro pueblo necesita (APLAUSOS).
Ellos
saben que nosotros estamos fortaleciendo nuestros cuadros de organización;
ellos saben que nosotros estamos fortaleciendo nuestras unidades
militares; ellos saben que nosotros
estamos realizando una gigantesca empresa educacional como no se ha visto nunca
en ningún lugar del mundo; ellos saben que hay 100 000 jóvenes alfabetizando;
ellos saben que hay decenas de miles de obreros alfabetizando; ellos saben que
hay en total más de 300 000 cubanos dedicados a la tarea de enseñar a más de un
millón de cubanos que no saben leer ni escribir; ellos saben que nosotros
estamos haciendo grandes planes de movilización educacional; ellos saben que
nosotros vamos tener capacidad para becar a 50 000 hijos de obreros en el curso
que se inicia; ellos saben que tenemos decenas de miles de campesinas
estudiando; ellos saben la tremenda fuerza política, la tremenda fuerza social,
la tremenda fuerza revolucionaria, que eso significa; y ellos saben cuáles son
los frutos inevitables del trabajo que la Revolución está llevando
adelante. Y por eso en su desesperación
lanzan su ofensiva contrarrevolucionaria
e imperialista contra nuestra Revolución.
Y
así, la tarea de comenzar las actividades contrarrevolucionarias estuvo a cargo
de aquellos señores que se agazaparon y se agacharon con lo de Girón, esperando
el momento propicio. ¿Cuál consideraron
el momento más propicio? ¡Ah!, claro
está que los fariseos estos, los desvergonzados estos, los "pancistas"
estos, no albergan ningún sentimiento de humanidad, ningún sentimiento noble,
ningún sentimiento limpio. Y todo el
mundo sabe cómo vivían aquí los latifundistas, y todo el mundo sabe cómo vivían
aquí los grandes magnates, todo el mundo sabe cómo vivían todos los
millonarios; la vida muelle, la vida de lujo y la vida corrompida que llevaban,
ajena mil veces a todas las enseñanzas de la iglesia (APLAUSOS).
Entonces
iniciaron... estos señores del
Departamento de Estado de la Agencia Central de Inteligencia del imperialismo
fueron combinando sus fuerzas, sus fuerzas encabezadas por el clero falangista
en primer lugar, su aparato de propaganda internacional, los elementos
subversivos, los grupos de mercenarios que están entrenando otra vez en
distintos puntos, grupos de mercenarios incluyendo paracaidistas y otras
fuerzas que están entrenado otra vez.
Entonces, mientras ellos preparan sus planes militares, se han lanzado a
la tarea de tratar de ablandar la resistencia en el frente interno, combinando
todo con una campaña de orden internacional.
Los encargados de comenzar, como decía, fueron los eternos fariseos,
¡tan buenos! (RISAS), ¡tan santos! (RISAS), ¡tan humanos! (RISAS.)
¿Cuál era el día de los fariseos, de los siquitrillados, de los
contrarrevolucionarios del imperialismo, de los agentes de la Central de
Inteligencia y de los traidores al país?
¿Cuál era el día de los vendidos al imperialismo? Pues un día de festividad religiosa: el día de la Caridad.
¿Qué
hacen? Solicitan permiso para una serie
de procesiones. Muy bien. El Gobierno Revolucionario no tiene por qué
oponerse a actos de tipo religioso.
Ahora,
eso sí, mientras no quieran convertir cada acto de esos en un acto
contrarrevolucionario. Muy bien.
Nosotros
sabíamos que el plan comenzaba.
Simultáneamente tenían preparado a otro cura en Miami para un acto allá,
en un estadio de Miami, un sermón, por la noche; y al mismo tiempo tenían otro
acto contrarrevolucionario con otro cura en México. El mismo día todo, absolutamente. Las agencias preparadas para la provocación
que iban a llevar adelante.
¿Cuál
fue la actitud del Gobierno? Bien: el Gobierno no les va a dar pretexto
prohibiéndoles la procesión; que la organicen.
Ahora, eso sí: vamos a observar a
ver lo que hacen, porque nosotros sabíamos; si ellos lanzan su ataque nosotros
vamos a lanzar nuestro contraataque (APLAUSOS).
Ninguna
iglesia puede decir que hubiese sido interferida en sus actividades. Permanecían, incluso, en el país muchos curas
conocidamente fascistas, que mientras adoptaron una postura sosegada, mientras
adoptaron una postura al parecer pacífica, no se les obligó a marcharse del
país, a pesar de que ya había sido creada la ley, en virtud de la cual podían
ser conminados a marcharse del país.
Durante
largos meses no hubo el menor conflicto, no hubo el menor problema, pero ellos
estaban decididos a toda costa, dentro y fuera del país, a utilizar el día 8
como el inicio de su gran provocación contrarrevolucionaria.
Solicitaron
permiso, se les dieron los permisos, se les señalaron las horas; algunas
procesiones, incluso, de particulares.
No hubo problemas. Pero el núcleo
contrarrevolucionario concentró sus elementos frente a una de las iglesias
donde estaba, precisamente —¿quién va a ser?—, quien había sido nada menos que
el rector de la "muy siquitrilladísima
universidad de Villanueva", de la "muy aristocrática universidad
yanki de Villanueva". Y
precisamente allí ellos concentran su elemento.
Entonces,
¿qué hacen? Tienen permiso de 7:00 a
9:00 de la mañana un domingo. ¿Es que no
se puede dar una procesión de 7:00 a 9:00 de la mañana un domingo? ¡Ah!, entonces deciden no dar la procesión
por la mañana, y convocarla para darla —desacatando la ley— por la tarde.
A
pesar de eso, como nosotros sabíamos que querían una provocación, y nosotros no
creemos nunca que debamos hacerle el juego a los enemigos, ellos querían
provocar a la Revolución, provocar un combate con el pueblo, nosotros dimos
instrucciones a los compañeros de que tomaran todas las medidas de precaución
para evitar que la provocación tuviera éxito.
Se
reunieron fuera de hora, después del permiso solicitado, comenzaron a insultar
a algunos ciudadanos que había allí; no había un solo hombre de uniforme, ni
hombre armado de la Revolución. Había
algunos milicianos en lugares próximos que estaban cuidando algunos
sitios. ¿Qué hicieron? Empezaron por insultar a los milicianos. Los milicianos, cumpliendo las instrucciones
con calma. Cuando vieron esa actitud,
porque estos señores se confunden, se envalentonaron; fueron más: fueron agresivos con los milicianos. Los milicianos tenían instrucciones de
evitar, se iban retirando de donde estaban.
Llegó el pueblo, y la fuerza pública tuvo que dedicarse a apaciguar al
pueblo allí para que no se dejara llevar de la provocación, porque nosotros
estábamos esperando, y nosotros no queríamos hacerles el juego a sus
planes. Y entonces se lanzaron, incluso,
contra algunos vehículos, envalentonados, porque no hay nadie que se
envalentone más que un gusano cuando cree que no va a encontrar resistencia
(RISAS); los gusanos se envalentonaron.
¿Ustedes creen que los que allí había eran santos, novicios, gente
creyente y beatífica? No. Allí se había reunido la peor plaga del
lumpen contrarrevolucionario que queda por ahí, de los siquitrillados que
quedan por ahí, de los reaccionarios que quedan por ahí.
Ante
aquella actitud parece que se envalentonaron, se creyeron tal vez que podían
campear a sus anchas, y perpetraron unas cuantas fechorías. Bien.
Algo más: agredieron al pueblo,
usaron, incluso, armas de fuego, porque la provocación tenía por propósito dar
lugar a que la fuerza pública, o el pueblo, o la milicia, actuara contra ellos
para iniciar internacionalmente su "show". Lo que resultó de la provocación fue que
asesinaron a un obrero con disparos de fuego realizados por ellos. Todo el mundo sabe que nosotros no
necesitamos disparar armas de fuego contra "cuatro gatos"; todo el
mundo sabe que cuando nosotros saquemos las masas a la calle frente a los
provocadores, los vamos a aplastar con masas y sin tirar un tiro (APLAUSOS
PROLONGADOS); todo el mundo sabe que nosotros no tenemos que usar armas de
fuego contra las gusaneras provocadoras.
Y ellos no saben todavía lo que es un pueblo en la calle, ese pueblo que
nosotros tantas veces le hemos aconsejado calma, ese pueblo que nosotros
siempre le hemos aconsejado serenidad, ecuanimidad. ¡Ellos no saben lo que es un pueblo en la
calle! (APLAUSOS)
No
un grupito de parásitos, el pueblo es capaz de enfrentarse con su fuerza de
masas, incluso, contra unidades armadas (APLAUSOS).
Ellos
trataron de escenificar la provocación y no lo lograron. ¡Ah!, pero sus agencias cablegráficas, de
acuerdo con todo lo que tenían planeado, enseguida lanzaron al mundo la versión
"de una pacífica manifestación católica agredida a tiros por los
milicianos y por los soldados". Eso
fue lo que regaron a todo el mundo para pintar a la Revolución disparando
contra ellos. De todas maneras ellos
lanzaron sus versiones a todo el mundo, comenzaron a batir palmas, comenzaron a
hacerse ilusiones, y se imaginaron que ya, que ya los frutos de su acción
contrarrevolucionaria y perturbadora contra nuestra patria, creyeron ya que la
Agencia Central de Inteligencia yanqui se iba a poder ceñir sobre la frente los
laureles de sus éxitos contra la Revolución Cubana.
Bien. Volvieron a pedir permiso para otra
manifestación el pasado domingo. Se les
dio permiso otra vez para la manifestación, ¡y volvieron a organizar un "showcito" los mismos elementos contrarrevolucionarios!
Bueno,
¿qué cree el clero falangista y qué cree el imperialismo? ¿Va a confundir acaso esta actitud de la
Revolución, que es una actitud que todo el mundo sabe, porque todo el pueblo
sabe que no hemos sido nosotros nunca los que hemos agredido a la iglesia? Y todo el mundo sabe que no hemos sido
nosotros nunca los que hayamos adoptado una política contra la religión. Porque, ¿qué problemas han tenido aquí otras
religiones? ¿Qué problemas han tenido
otros credos religiosos aquí en nuestro país?
¡Ah! No han tenido problemas, y
han tenido el absoluto respeto, como lo ha tenido también la Iglesia Católica;
y como todo el pueblo sabe que un nido de víboras falangistas ha estado
constantemente... Como ellos no tienen
otra causa que esgrimir, porque ¿con qué moral y con qué argumentos un
latifundista va a defender sus 1 000
caballerías? ¿Con qué moral y con qué
argumentos una compañía imperialista va a defender sus 18 000 caballerías, como
la que tenía la "Atlántica del Golfo"? ¿Con qué moral aquellos trusts
y aquellos pulpos —como el pulpo
eléctrico y el pulpo telefónico— van a defender sus privilegios? ¿Con qué moral van a defender la explotación
inicua en que mantenían al pueblo con los alquileres? ¿Con qué moral van a defender aquella
política de crimen, de abuso y de olvido al pueblo, aquella ausencia total de
asistencia médica en nuestros campos, aquella falta de más de 10 000 maestros
en nuestro país, aquella falta de escuelas, aquella discriminación inhumana
contra un sector de la población, aquellos privilegios que permitían que
nuestras mejores playas fueran las mejores playas para los “cuatro gatos” del
privilegio y la explotación? (APLAUSOS.)
Y
ustedes verán y podrán observar siempre cómo el imperialismo, cómo no puede
combatir las medidas económicas y justísimas de la Revolución, cómo no tiene un
solo argumento sólido de carácter humano, cómo no tiene un solo argumento
válido para las masas, cómo no tiene un solo argumento que le diga nada al
obrero, que le diga nada al campesino, que le diga nada a la mujer, que le diga
nada al joven, que le diga nada al humilde.
Porque al obrero no le van a hablar otra vez de traerle los odiosos patronos
que los explotaban; a los campesinos no les van a hablar de traerles otra vez a los
terratenientes que les iban a cobrar la mitad de la cosecha, o la tercera parte
de la cosecha de renta todos los años; al guajiro no le van a venir a hablar de
traerle otra vez el plan de machete y el guardia rural y al esbirro, no le van
a volver a hablar de traerle otra vez a los Sosa Blanco, a los Sánchez
Mosquera, y a todos aquellos asesinos (EXCLAMACIONES); como al pueblo no le van
a hablar de traerle otra vez a Ventura (EXCLAMACIONES); como al pueblo no le
van a hablar otra vez de traerle a los Chavianos;
como no le van a hablar de traerle otra vez a los Faget;
como al negro no le van a poder ir a hablar de la discriminación en que
mantenían a ese sector de nuestro país; como al que hoy está trabajando no le
podían hablar otra vez de aquel pasado de desempleo como fórmula justa y fórmula
feliz de vida; como al joven humilde, hijo de familia obrera, no le van a venir
a hablar de aquellos tiempos en que él no podía venir a estudiar a una
universidad; como al joven humilde no le van a venir a hablar de aquellos
tiempos en que él no podía practicar un deporte, porque universidad, deporte,
playa, profesiones, era privilegio de una minoría insignificante de nuestro
país, de enriquecidos explotadores que disfrutaban todo aquello a costa del
sudor y de la sangre de nuestro pueblo (APLAUSOS). Como a nuestro pueblo no le pueden venir a
hablar otra vez de torturadores; como a nuestro pueblo no le puede venir a
hablar nadie de políticos hipócritas y corrompidos; como a nuestro pueblo no le
puede venir a hablar nadie más ni jamás de aquellos malversadores sin escrúpulos que saqueaban a nuestro país y se
llevaban el dinero de la educación de los niños y el dinero de los enfermos de
los hospitales; como aquel pasado no lo pueden mencionar, como no tienen
argumentos humanos, como no tienen argumentos económicos, como no tienen
argumentos históricos, como no tienen argumentos para las masas, ¿qué hace la
reacción? Y esto es lo que el pueblo
debe meditar, ¿qué hace el imperialismo?
Entonces empieza a buscar cosas que se salen del marco de las cosas materiales,
que se salen del marco de las cosas sociales.
¿A quién echar mano si no podemos echar mano de una consigna a favor de
las masas? ¡Ah!, ellos no pueden echar
mano de las dificultades de la Revolución y de las escaseces de la Revolución
porque antes eran unos, una parte la que comía, una parte la que no comía, y
una parte que comía mucho a costa de que muchos no comieran nada (APLAUSOS), y
hoy comemos todos. Y si hoy, a pesar de
todos los aumentos de nuestra producción, todavía no podemos satisfacer todas
nuestras necesidades de consumo, hoy comemos todos lo que tengamos, y mañana
comeremos todos lo que estamos creando hoy (APLAUSOS); mañana comeremos todos
de los frutos de nuestro trabajo, porque un pueblo jamás ha conquistado esos
frutos a un destino mejor, sino luchando duro contra los poderosos, contra los
explotadores, contra los grandes enemigos de los pueblos. Los pueblos nunca han conquistado esos frutos
sino a base de tesón, a base de esfuerzos y a base de sacrificio.
Y
esa es la lección que nos enseña la historia, no solo la historia universal, la
historia de nuestra propia patria, tan hermosa, que tuvo hombres que estuvieron
en la manigua 10 años, los 10 años en la manigua combatiendo por nuestra
independencia (APLAUSOS PROLONGADOS).
Y
entonces, el imperialismo y la reacción que no tienen a qué echar mano y no van
a venir a echar mano de lo que son consecuencias de sus agresiones, porque el
imperialismo no puede culpar a la Revolución de las cobardes y criminales
agresiones cometidas contra Cuba, de sus embargos a nuestras importaciones de
manteca, de su supresión total de la cuota, de los embargos sobre las
exportaciones de piezas de repuesto para una maquinaria que venía procedente de
ese país; como el imperialismo no puede echar mano de eso, ¿a qué echa mano en
su afán de querer destruir la obra de nuestro pueblo? Entonces echa mano, por supuesto que echa
mano de la clase privilegiada, de toda aquella clase que antaño cuando un
guajiro andaba descalzo y cuando un obrero cañero trabajaba nada más que tres
meses al año, ellos rodaban máquina, usaban perfume de París, y se iban a
pasear a Miami y a Nueva York todos los años.
Claro, hoy el guajiro ese no anda descalzo, hoy el guajiro ese tiene una
escuela allí, hoy el guajiro ese tiene trabajo todo el año, ese guajiro no
habrá adquirido un Cadillac, pero ese guajiro tiene trabajo todo el año, ese
guajiro ya no pasa hambre, ese guajiro se siente seguro. El imperialismo echa mano del sector que
disfrutaba de todos los privilegios, insensible a la situación de los demás,
echa mano de ese grupo social y, ¿qué cosa ideológica invoca? Como no tiene un solo argumento para las
masas, entonces agarra a Dios, echa a mano a Dios, echa mano a los santos, echa
mano a la religión, es decir, se sale de este mundo (RISAS), se sale de este
mundo y empieza a agitar creencias religiosas, a presentar a la Revolución como
enemiga del que crea, a presentar a la Revolución como enemiga de la religión,
ese ha sido su empeño.
Y
aunque la Revolución se ha empeñado en demostrar que no alberga sentimientos
hostiles contra la religión, y lo prueba en su respeto absoluto a todos los
credos, y a los credos que no han tenido el menor problema con la Revolución,
porque no se han dedicado a utilizar la religión para hacer cosas de este
mundo, porque echan mano de las cosas del otro mundo para poder implantar el
infierno en este mundo, aquí (APLAUSOS).
Entonces
echan mano de esas cosas. Ellos no
pueden hablar de un programa; ¿qué programa social le van a ofrecer al pueblo?,
¿qué programa económico, qué reivindicación le van a ofrecer al pueblo? ¿Qué le van a decir? “Oye, te vamos a dar la tierra”. Hombre, si el guajiro no paga renta hace dos
años ¿qué le van a decir? “Oye, te vamos
a echar para atrás los precios esos que te están pagando por el café y por el
tabaco; oye, te vamos a quitar todos los créditos esos que te están dando y te
vamos a dar los créditos”. Si ya el
gobierno los está dando hace rato.
No
puede ofrecer nada. No le puede ofrecer
playas a nadie, igualdad a nadie, educación, no le puede ofrecer nada porque es
lo que la Revolución está haciendo con el pueblo, entonces echa mano de las
cosas sobrenaturales, echa mano de la religión, las creencias y todas esas cosas,
¿para qué? Para buscar una fuerza. Ya que no puede agitar ningún programa
social, empieza a agitar la superstición, empieza a agitar las creencias,
empieza a agitar determinados sentimientos, bien.
Ese
es un ejemplo, y saben cuál es el otro ejemplo clásico que a nosotros nos
enseña cómo actúa, y esto debe servir, porque cada cosa de la contrarrevolución
debe servir para algo, que es para enseñar al pueblo, y el pueblo debe
aprender, sí, el pueblo, el pueblo obrero, el pueblo campesino, el pueblo
humilde, el trabajador material, manual o intelectual, no el siquitrillado, ese
no importa, ese se va, ese sabe bien a qué atenerse.
Entonces,
cuál es la otra cosa a que han echado mano, a la cuestión del sentimiento
filial, y entonces combinaron las dos cosas, el problema de la religión y la
famosa cuestión de la patria potestad (EXCLAMACIONES). ¿Qué es esta cosa de la patria potestad? Este es el invento más absurdo, más
inverosímil y más ridículo, es la patraña más descarada que se le ha ocurrido
inventar a la contrarrevolución (APLAUSOS).
Vamos a desmenuzar este problema, vamos a desmenuzarlo, ocurre
exactamente lo mismo. Ellos saben que la
Revolución no le quita nada al pueblo nunca.
Puede haber un hombre del pueblo afectado, y la Revolución siempre trata
de resolver su problema: Una empleada
doméstica que trabajaba con un rico que se fue, la Revolución le ha dado
trabajo. Un jardinero que estaba en una
casa de siquitrillado se fue y nosotros lo tenemos allí trabajando al
jardinero; en fin, nosotros hemos seguido la política que cada vez que un hombre
humilde que dependía directamente en ciertos trabajos de los latifundistas y de
los explotadores que se fueron, hemos siempre procurado resolverle el problema,
y ustedes saben cómo nosotros incluso hemos predicado la cuestión de que el
trabajo es un derecho sagrado, que incluso el contrarrevolucionario que está en
el centro de trabajo hay que trabajar sobre él, convencerlo, persuadirlo, cambiarlo, no dejarlo sin trabajo. Todo el pueblo conoce cuál es la posición del
Gobierno Revolucionario sobre todo eso.
Ellos
saben que la Revolución nunca le ha quitado nada al pueblo, porque todo lo que
ha hecho la Revolución en cada una de sus leyes es darle al pueblo, darle al
campesino su tierra, mandarles maestros, organizar maestros, improvisarlos
incluso para enseñarlos, movilizar brigadas de alfabetizadores, darles
créditos, mandarles equipos, organizar escuelas para que estudien sus hijos,
crear técnicos; saben lo que le ha dado al pueblo, saben que abrió todas las
playas, saben que hoy tienen derecho todos los cubanos por igual, sin
discriminación odiosa, saben que les han dado trabajo a más de 300 000 cubanos
que estaban aquí sin empleo, saben que ha acabado con el tiempo muerto en los
campos, saben que a toda la familia le rebajó los alquileres, saben que ahora
la enseñanza va a ser gratuita para todo el pueblo, sin que nadie tenga que
pagar, porque antes eran tan malos y tan horribles los colegios que había mucha
gente, incluso obreros, que tenían que gastarse 20 ó 30 pesos en un colegio
privado para su hijo.
Saben
que la Revolución está desarrollando la cultura, reivindicando derechos,
garantizando el derecho de los obreros, de los campesinos, de los estudiantes,
de la mujer, de los jóvenes, de los niños, absolutamente, saben que la
Revolución les ha quitado… ¿a quién?, les ha quitado los monopolios yankis, les
ha quitado las compañías, los trusts de servicios
públicos, saben que la Revolución les ha quitado al latifundista, les ha
quitado al gran especulador, saben que les ha quitado al jugador, saben que les
ha quitado su mercado a los jugadores, a
los viciosos, a los contrabandistas, a los politiqueros. Todo el que tenía un interés espúreo la Revolución se lo ha quitado, la Revolución ha
terminado con todas esas inmoralidades, con todas esas lacras, todos esos
vicios, con la corrupción. La Revolución
les quitó al ladrón que robó, al explotador, al gran poseedor, al gran
expoliador de nuestro país. La
Revolución incluso con los que tienen algo, con los que tienen menos, les dice
que su política es distinta que con aquellos, y ha postulado políticas con el
pequeño industrial, con el pequeño comerciante.
Al pequeño campesino le ayuda al máximo, le abre caminos y le brinda
todas las facilidades. Eso es lo que ha
hecho la Revolución: darle al
pueblo. La Revolución nunca le ha
quitado nada al pueblo.
Entonces
vienen los contrarrevolucionarios y dicen:
¿Qué inventamos, le vamos a hablar al pueblo de reivindicaciones?, ¿de
cuáles? Ellos lo que quieren es echar
todo para atrás, quitarle otra vez las casas al pueblo, volverle a cobrar una
renta el doble, quitarle las playas, quitarle las escuelas para meter a sus
hijitos en las escuelas, convertir todos esos cuarteles, como Ciudad Libertad,
en campamentos militares de casquitos mandados por oficiales yankis. Eso es lo que quieren ellos. Quieren otra vez volver a traer aquí a los
policías y ladrones, saqueadores, explotadores del juego, explotadores del
vicio, maltratadores de hombres, de mujeres,
explotadores de comerciantes, explotadores de todo el mundo. Quieren volver a traer a aquellos señores
para que roben, para que se enriquezcan, terratenientes que les vuelvan a pagar
el saco de carbón a los campesinos de la Ciénaga de Zapata a 60 centavos, que
les vuelvan a cobrar aquella renta criminal del 30% y del 50%. Volver a traer a aquella plaga de líderes
vendidos del movimiento obrero, a toda aquella plaga de líderes que se hacían
en dos años millonarios robándose el dinero de los trabajadores. Lo que quieren es volver a traer la botella,
dejar al campesino otra vez sin escuela y al pueblo sin escuela, porque a ellos
no les interesa que los pueblos aprendan, porque la reacción nunca ha querido
que los pueblos aprendan, porque un pueblo culto, un pueblo que sabe es un
pueblo que no puede ser explotado miserablemente.
A
un hombre técnico no le pueden pagar los 90 centavos que le pagaban a un obrero
por estar trabajando allí en el campo, no le pueden pagar aquella miseria. Como saben que al pueblo no le pueden decir
nada ni ofrecer nada. Entonces, ¿qué
hacen? Acuden a la patraña, acuden a la
mentira, acuden al absurdo de decirle al pueblo: “Sí, a ti te van a quitar, te van a quitar
los hijos.” Entonces, como saben que la
Revolución nunca le ha quitado nada al pueblo y que no ha hecho más que darle,
como saben que le pueblo no tiene nada que perder, porque el pueblo no tiene
latifundios, no es dueño de ningún palacete, no es dueño de ningún almacén, no
es dueño de ningún banco, no es accionista de ningún monopolio, de ningún trust, saben que no es terrateniente de nada, como el
pueblo no tenía nada más que perder que sus cadenas, como el pueblo no tenía
nada, entonces inventan algo que le puedan quitar al pueblo, inventan que al
pueblo le van a quitar los hijos (RISAS).
Era
una cosa como para tirarla a relajo, era una cosa como para ni prestarle
atención, pero a medida que se piensa en eso, por pocas que sean las personas
que logre engañar con eso, es verdaderamente cruel que estos desalmados y
desvergonzados, que no tienen una sola palabra para el pueblo, que no le pueden
ofrecer nada al pueblo, hagan a un número de mujeres víctimas de sus intrigas,
víctimas de sus calumnias y víctimas de sus desvergüenzas; y que haya un grupo
de madres a las que logren inculcarles ese temor, y que sean tan poco
respetuosos de las madres cubanas, y sean tan poco respetuosos del derecho a la
tranquilidad y a la felicidad que tienen las madres cubanas, para que estén
repitiendo e insistiendo en esas cosas que tienden a llevar al temor a esas
madres. ¡Son tan cínicos, son tan
degenerados! (APLAUSOS PROLONGADOS.)
Esto
nos va a servir a nosotros para medir de cuerpo entero el alma y la ausencia
total de moral de la contrarrevolución.
Porque el show de los fascistas, dirigido en el exterior por el
Departamento de Estado y en el interior por el clero falangista, como prueba de
que era todo un plan, no se limitó a preparar el show para el Día de la Caridad
sino que, unido a esos, llevó a cabo una de las cosas más bajas, una de las
patrañas más indecentes a las que ha acudido nunca… bueno, las
contrarrevoluciones en todas partes del mundo acuden a esas cosas, pero que es
una prueba de la calaña moral de la contrarrevolución.
¿Qué
han hecho? Se lo voy a demostrar. Han tenido la suprema desvergüenza sobre este
problema que han estado tratando de agitar, de amargar a las familias, de
perturbar a las familias, de sembrar la duda a las madres cubanas, en esta cosa
ridícula, que no tiene pies ni cabeza.
Porque, sencillamente, es que no existe todavía ningún lugar del mundo…
y esta no es la primera revolución socialista, porque hace 40 años fue la
primera revolución socialista, y después vinieron todas las demás revoluciones,
y después vino la Revolución China; y en ninguna parte del mundo… Porque está
bien que hubieran empleado este “paquete” cuando se produce la Revolución
Soviética. Cuando se produjo la
Revolución Soviética regaron el mundo de las cosas más inverosímiles; ¡calculen
ustedes, toda “La Marina” y compañía escribiendo sobre la Revolución Soviética! (RISAS), ¡publicando todo lo que la UPI, AP y
toda esa gente mandaba! (RISAS),
publicando todo eso, ¡calculen ustedes las cosas que escribían!
Antes,
el mundo no tenía experiencia de lo que era una revolución socialista, ellos
podían decir las cosas más absurdas para tratar de engañar a la gente, pero es
que ya hay revoluciones socialistas —¡un buen número!—, y algunas de ellas que
llevan 40 años, y algunas, como la soviética, que están pasando ya del
socialismo a la etapa superior, que es el comunismo (APLAUSOS PROLONGADOS).
Sin
embargo, ni en la Unión Soviética, ni en China, ni en ningún país socialista,
se le ha ocurrido a nadie, ni remotamente, ni al más fantástico de los que
quisieran ocurrírseles cosas nuevas, a nadie en absoluto; primero, porque
ninguna revolución de tipo científico, como el socialismo, basado en leyes científicas, con una larga experiencia
histórica, puede de ninguna manera hacer cosas absurdas, hacer cosas
disparatadas, cosas sin sentido, y menos las revoluciones cuando se hacen
precisamente para la felicidad del pueblo, para la felicidad de los pueblos,
para la felicidad de todos los hombre y
todas las mujeres del pueblo, para la felicidad de las familias del
pueblo. Primero porque tiene un
fundamento científico, y las medidas obedecen a esos principios de orden
político científico.
A
nadie se le ha ocurrido, en ningún país socialista, hacer ninguna ley sobre el
problema de la patria potestad ni hacer ninguna ley de separar a los hijos de
las familias, eso no se le ha ocurrido nunca a nadie y no se ha hecho nunca en
ninguna revolución del mundo. Está bien
que esa patraña la hubieran empleado en la época en que nadie sabía cómo era
una revolución socialista, y al mundo lo tenían embaucado de mala manera, y
engañado hasta decir no más; ¡pero que en pleno siglo XX, en el año 1961,
vengan recurriendo a los truquitos que ya emplearon!
Porque
eso mismo estuvieron diciendo de la Unión Soviética, que les habían quitado los
hijos a los padres. Solamente después de
la Segunda Guerra Mundial, en que vinieron los soviéticos a “sacarles las
castañas del fuego” a los yankis y a los países imperialistas; cuando la Unión
Soviética, con un costo de 18 millones de vidas y con una guerra tan heroica
como no se conoce ninguna otra en la historia
(APLAUSOS PROLONGADOS).
Porque,
además, no es lo mismo el proletariado peleando, dirigido por un partido
revolucionario, y sobre una base ideológica firme, que la burguesía
peleando. La burguesía, apenas
irrumpieron los tanques alemanes por la línea Maginot,
no pararon hasta la frontera con España (RISAS). Y en todos los países, la burguesía se perdió
de los campos de batallas a los pocos días de comenzados los combates. Y el tiro que se disparó contra los obreros
que gobernaban en la unión Soviética, que fue un tiro iniciador de una guerra
que duró muchos años, terminó con la liquidación del señor Adolfo Hitler en la
cancillería de Berlín.
¡Qué
distinto!, ¿verdad? Porque son dos
clases, de un espíritu distinto, de una moral distinta, de una fortaleza
distinta; porque de los heroísmos de que es capaz un hombre trabajador no lo
será jamás un comodón explotador “vive bien” de esos, ¡jamás, nunca! (APLAUSOS.)
¡Y
de milagro ahorita no empiezan a decir que se van a socializar las mujeres
también! (RISAS.) Aunque tal vez los contrarrevolucionarios por
allá, del exilio, no lancen esa “bola” por temor a quedarse sin alguna de sus
damas… (RISAS). De milagro, porque nada más falta eso. E incluso eso lo estuvieron diciendo de la
Unión Soviética, que había socializado las mujeres; de donde la verdad
histórica ha venido a ser esta: que el
matrimonio más sólido del mundo es el matrimonio soviético, y que el país del
mundo que menos porcentaje tiene de divorcios, de separaciones, es nada menos
que la Unión Soviética (APLAUSOS).
Estos
imbéciles, en su invención para engañar a la gente que no razona —porque el que
razone jamás puede dejarse engañar por una cosa de esas, ¡jamás!; al que razone
no le caben esas cosas en la cabeza—, estos imbéciles se olvidan de que los
revolucionarios tienen hijos, de que los dirigentes revolucionarios, desde los
más altos dirigentes hasta los más humildes cuadros dirigentes, tienen hijos;
de que el miliciano tiene hijos, de que el miembro del comité de Defensa de la
Revolución tiene hijos, de que la miliciana tiene hijos, de que el soldado
tiene hijos, de que el trabajador y el campesino son los que más hijos tienen,
precisamente porque no andan con aquellos afeites y aquellas cosas de la señora
de la aristocracia… (RISAS), de aquella gente de la aristocracia, que no le quiere
dar el pecho al nene (RISAS), para las señoronas conservarse “esbeltas” (RISAS)
y poder ir elegantes y empavorreadas a jugar “canasta
parties” (RISAS).
Vayan
a ver una hija de campesina, vayan a ver una guajira, y verán que tiene 10 y 12
hijos, vayan a ver una obrera y verán que tiene siete y ocho hijos, y verán que
ellas sí se sacrifican, y a ellas sí que no les andan importando todas esas
cosas, y alimentan a sus hijos; y tienen un hijo casi todos los años
(APLAUSOS). Claro, los que menos hijos
tienen son los de la aristocracia, tienen uno y a veces dos, y los que tienen
hijos de verdad son los de las clases revolucionarias, la clase que está con la
Revolución: los obreros y los
campesinos. Son, precisamente, las
clases favorecidas por la Revolución, ayudadas por la Revolución, y las clases
por las cuales se hace la Revolución; precisamente para que les puedan llevar
pan a esos hijos; precisamente para que puedan albergar a esos hijos en una
casa decorosa; precisamente para que esos hijos no se les mueran de parásitos;
precisamente para que esos hijos no se les mueran sin médicos; precisamente
para que esos hijos tengan pan, tengan escuela y tengan porvenir. Precisamente para esos, no es para los hijos
de los supermillonarios esos, los niñitos malcriados
esos (RISAS), los niñitos esos “fistas”, que…
(RISAS), malcriados, que quieren vivir de “lindos”. Es para los obreros y los hijos de los
obreros.
Esa
es la clase, precisamente, la clase obrera, la que tiene más hijos. Estos imbéciles no se dan cuenta de que el
que razone un poco tiene que pensar.
“Pero, ¿quiénes son los que tienen más hijos? Los milicianos, los obreros, los soldados,
los oficiales, los dirigentes revolucionarios.”
¿Y qué creen?, ¿Qué, además, los muchachos se le pueden quitar a nadie? ¿De dónde?
Yo
les puedo contar una anécdota: el hijo
de un compañero revolucionario, el hijo del compañero Lázaro Peña y de Zoila
(APLAUSOS). ¿Quién va a negar que Lázaro
Peña y su compañera son viejísimos revolucionarios y destacados luchadores de
la clase obrera? (APLAUSOS.) Pues bien, Lázaro Peña y su señora tienen un
chiquito, como de cuatro o cinco años andaba —ahí ahorita (LE DICEN QUE TIENE
OCHO AÑOS). ¿Tiene ocho ya? ¡Ah, pero no está muy crecido! (RISAS.)
¡No, no tiene ocho! ¿Está por
ahí? Es pionero. Entonces, como ahora las escuelas están en
receso, y ellos no tienen a nadie a quien dejar en su casa —porque no es el
caso de las señoronas, que siempre consiguen una, o dos, o tres—, pues el niño
anda con ellos todo el día. Entonces yo
le decía: “Chico, eso le hace daño al
niño, que esté para arriba y para abajo, en la calle, y todas esas cosas; y se
me ocurre, ¿por qué no lo mandas para la granjita infantil de Cojímar?” —que allí tenemos una granjita infantil, de niños
campesinos, algunos huérfanos y otros campesinos, sencillamente, que están allí. Y les dije:
“Miren qué buen lugar; mándenlo para la granjita infantil, allí tienen
campos de deportes, allí juegan, allí pasa mejor el día.” “Bueno, lo voy a mandar.” Entonces llega un lunes, y lo llevan. ¡Al mediodía hubo que volverlo a llevar para
la casa! Hubo que volverlo a llevar para
la casa, porque dijo que no.
Acostumbrado, encariñado con los padres, y los padres lo volvieron a
llevar para allí, porque son padres, sencillamente, y saben que si el niño no
quiere estar con los otros en la granjita, se lo llevan inmediatamente.
¿A
quién se le ocurriría decirles a esos padres:
no? Decirle: “Oye, tú eres comunista, ¿cómo vas a tener al
niño ahí paseando para arriba y para abajo?”
¿A quién se le ocurre eso?
(APLAUSOS.) El compañero Lázaro y
la compañera Zoila son dos comunistas; el compañero Lázaro es un líder conocido,
intachable, incorruptible, de la clase obrera (APLAUSOS) y, sin embargo, andan
con el niño todo el día, con el más entrañable cariño que puede sentir un padre
por su hijo; incapaz de violentar la voluntad de ese niño de siete u ocho años,
incapaces de violentar la voluntad de ese niño.
¿Quién
dice que a los muchachos se los puede
llevar nadie para donde quiera? ¿Y a
quién se le ocurriría semejante desatino ni semejante locura? ¡Una cosa absurda, desde todo punto de
vista! Porque, además, el problema
económico, de costeabilidad. ¿De dónde
puede la república gastarse 500 millones de pesos recogiendo a los muchachos? ¡Si muchas veces andan hasta por la calle,
por no haber lugar donde meterlos!
Todavía hay niños de esos por ahí que dan pena, sueltos y perdidos. ¡Los hogares de tránsito no alcanzaban y no
teníamos dónde meterlos! Porque, ¿dónde
los vamos a meter? Ni siquiera los que
están sin padres, perdidos, ni siquiera esos, por no haber donde llevar a esos
niños. ¿Y de dónde vamos a sacar 500
millones de pesos de la economía?
Eso
es absurdo, disparatado, y no se le puede ocurrir nada más que al cerebro desesperado
de la contrarrevolución, en el año 1961, después de haber utilizado todos esos
trucos inútilmente contra la Unión Soviética (LE DICEN ALGO DEL PUBLICO). ¡Figúrate tú, con los problemas que ellos
tienen con esos muchachos allí, y con la cantidad de escuelas que necesitan
allí, para atenderlos! Así que están
“tostados” por completo los contrarrevolucionarios, no hay dudas de eso
(RISAS).
Pero,
entonces, ¿qué hacen ellos? Ellos sabían
cuáles eran las leyes que de verdad iba a hacer la Revolución, porque sabían
que no iba a quedar ahí. “Van a meter
una reforma agraria”; sí, vamos a meterla.
“Van a nacionalizar esto y lo otro”; sí, es verdad, vamos a
nacionalizar… “Van a siquitrillar a este y al otro”;
sí… “Viene una ley de reforma urbana”;
sí, viene una ley de reforma urbana.
“Viene una ley de nacionalización de todas las playas”; sí. “Viene el cambio de moneda para siquitrillar a todos los que se llevaron los millones para
afuera”; sí… (APLAUSOS) ¡Se quedaron con
“el plomo ardiendo” del fuetazo que fue el cambio de moneda! (APLAUSOS.)
Como
ellos saben que esa ley sí va, como ellos saben que esas leyes sí van, porque
es lógico, y nosotros hemos dicho todas las leyes… El 26 de julio dijimos: algún día, sí, serán socializadas esa
pequeñas industrias y todo eso, pero ¿ahora?
¡No señor! ¿Y será como se hizo
con los otros? No señor, ¿qué apuro tenemos? Tenemos años por delante, pero se les dará un
trato distinto, en todos los órdenes; serán indemnizados, todas las cosas. Y, además, no hay ningún apuro. ¿Quién va a estar socializando la
miseria? Eso es absurdo.
Hay
que pensar que todo esto es científico, que todo esto tiene que tener una base
material de desarrollo industrial, de desarrollo técnico, tener decenas de
miles de ingenieros, para lo que tenemos.
¿Cómo vamos a estar nacionalizando un “timbiriche” de fritas” (RISAS)
¡Ah!, eso no se le ocurriría a nadie, a pesar de los dolores de cabeza
que dan muchas veces, y hasta que en muchos lugares se vende refresco barato de
esos, y el Ministerio de Salubridad está loco con los problemas, porque analizó
un vaso de esos, de un refresco de esos que se vende a dos centavos por la
calle, y encontró tal cantidad de colonias de bacterias y de parásitos que
deberían de publicarlo para que por lo menos el pueblo supiera a qué atenerse con la falta de higiene en los
timbiriches esos, causa de epidemias y de enfermedades de todas clases, en los
refrescos esos que se venden. Pero ahí
está la gente vendiendo eso.
Las
leyes de la Revolución son claras. Cuba
no va a venir a inventar una ley nueva, disparatada, absurda contra el sentido
humano, contra el sentimiento humano, contra los objetivos que la Revolución
persigue. ¿Qué persigue la Revolución? Hacer
feliz al hombre del pueblo y a la mujer del pueblo, hacer felices a los
hombres y mujeres de las masas explotadas y sufridas, los que no eran felices
ayer. Para esos se hace la Revolución;
la Revolución no es purgante para el pueblo, la Revolución para el pueblo es
remedio benéfico y dulce, y remedio amargo y purgante para los explotadores
exclusivamente, esa es la verdad (APLAUSOS).
Ellos
sabían que todas esas leyes tenían que venir, las anunciaban… y casi todas
estaban en “La historia me absolverá”, ¡miren qué cosa! Hay algunas leyes nuevas del proceso
revolucionario, de orden económico y social.
Entonces, ellos… “Viene esta ley”.
Como han dicho “viene esta ley”, han empezado a asustar a su clase,
porque no es el obrero el que más cree en los paquetes esos, no; es mucha de
esa gente de las clases afectadas por leyes revolucionarias. “Que viene tal ley de reforma urbana, que
viene la otra”. ¿Y la ley misma de
reforma urbana fue ley cruel? Fue una
ley que, en definitiva, a muchos de ellos les estableció hasta 600 pesos —desde luego, como máximo—, pero que tuvo en
cuenta los intereses afectados esa ley, y hay mucha gente que está cobrando
perfectamente bien, y hay más de 100 00 personas cobrando.
Entonces,
a esa gente que ellos asustaron con esas leyes, ahora le dicen: “Oye, viene otra ley, que es la de la patria
potestad, que nadie sabe”. Entonces,
¿qué han hecho?, ¿qué han llegado a hacer?
Se lo voy a decir: han llegado a
la cosa inaudita, desvergonzada, de fabricar una ley —fíjense—, de fabricar una ley con todos sus
por cuantos y todas sus cosas, y decir que me la robaron a mí de mi despacho
(RISAS). ¡Esta gente no sabe ni cómo se
hacen las leyes aquí! Las leyes no se
hacen nunca en mi despacho; las leyes las hace el ministerio correspondiente,
el proyecto, lo discutimos en el Consejo de Ministros, lo revisamos, volvemos a
discutir. Jamás en mi despacho se ha
hecho ninguna ley, jamás. Es más,
¿despacho de qué? ¿Ustedes han oído
decir que el Primer Ministro vaya a ninguna oficina de despacho? No señor, el Primer Ministro trabaja en distintos
sitios, dondequiera que se reúne con cada una de las distintas actividades, con
los compañeros del Estado Mayor, o con los compañeros de la dirección política,
o con los compañeros del Consejo de Ministros; trabaja en la calle, como
ustedes saben (APLAUSOS). Esos señores
no saben ni cómo se hacen las leyes… y se discuten, y se vuelven a discutir, y
se vuelven a discutir… ahí está la Ley
de Reforma Agraria, el proyecto que se hizo con todas las enmiendas, y más
Enmiendas, que se resolvieron a medida que se iba perfeccionando la ley.
Entonces,
ellos inventan que de mi despacho han sustraído una copia de la ley, vean
ustedes. Entonces, han tenido el
descaro, el descaro de fabricar una ley completica, con todas las cosas como se
hace una ley, con por cuantos, con resolución, con articulado, con
disposiciones transitorias y con disposiciones finales. Claro, sacaron distintas copias… una en este
tipo de cosita que es propia de… ¿Ustedes la conocen, esa letra? Bueno, es la de las hojitas parroquiales…muy conocida
la letra… Otra la hicieron en mimeógrafo, y otra la hicieron en la imprenta,
con distintas cosa.
En
esta primera dice: “Copia de la ley de
la patria potestad sustraída del despacho del Primer Ministro del gobierno
comunista (RISAS)…” La otra no dice
esto, esta no tiene fecha, a esta no le pusieron fecha. A esta sí, a esta ya le pusieron fecha y
todo: 31 de agosto de 1961. A esta otra le pusieron 3 de agosto de
1961. Entonces, toda una ley con sus por
cuantos. Dice: “copia fiel de su original”.
“Osvaldo
Dorticós Torrado… —yo creo que se había ido Dorticós ya el 31; ¿cuándo se fue
Dorticós, qué día se fue? Creo que se
fue el día 30, ¿no?… el 29 se fue Dorticós, y ahí está el 31—… Osvaldo Dorticós
Torrado, presidente de la república, hago saber que el Consejo de Ministro ha
acordado y yo he sancionado lo siguiente:
POR
CUANTO: El desarrollo de la Revolución
Cubana, como hecho ejemplar de calidad histórica, constituye una realidad que
transforma todas aquellas que taran el progreso social de los pueblos.
POR
CUANTO: El progreso social de la
Revolución Cubana interesa ya no solo a los propios ciudadanos de este país,
territorio libre de América, sino que es objeto de curiosidad en todos lo
rincones de la tierra y muy especialmente en la América Latina —miren que
fantochería y qué cosa de vanidad para ponerla en un por cuanto de la ley.
POR
CUANTO: El deseo y necesidad del
Gobierno Revolucionario por transformar aquellas instituciones que no
marchan acordes de su más alta
consecuencias e inmediatas metas, esto es, la construcción de la sociedad
socialista, no por su denominación, sino por su funcionamiento orgánico, todo
ello conforme a los postulados de la Declaración de La Habana.
POR
CUANTO: La Revolución Cubana y el
Gobierno Revolucionario se hallan suficientemente desarrollados y organizados
para propender a la educación de la juventud cubana dentro de los niveles
realmente socialistas.
POR
CUANTO: El pueblo de Cuba y su Gobierno
Revolucionario cuentan con organizaciones revolucionarias como son el
Ministerio de Educación Revolucionario, la organización de círculos sociales
obreros e infantiles, el Instituto Nacional de Deportes, de Educación Física y
Recreación, así como las Organizaciones Revolucionarias Integradas.
POR
CUANTO: Es necesario orientar y
modificar ciertas instituciones civiles para plasmar en realidad el deseo del
Gobierno Revolucionario de viabilizar el encauzamiento de las juventudes
cubanas hacia la más completa organización socialista.
POR
CUANTO: En uso de las facultades que le
están conferidas, el Consejo de Ministros, como más alto representante de los
intereses populares, resuelve dictar la siguiente ley número… —no tiene número,
estaban mal orientados parece y no sabían qué número podía ser.
ARTICULO
UNO: Se derogan los capítulos 1, 2, 3,4
y 5 del título siete que regulan las instituciones de la patria potestad y la
adopción, quedando vigente el código civil y derogados totalmente los artículos
154 al 180.
ARTICULO
DOS: Asimismo se deja sin efecto y con
carácter retroactivo, en los casos de sentencias dictadas, los artículos 21,
23, 24 y 25 del decreto ley número 210 del 10 de mayo de 1934 en todo lo que se
oponga a la presente ley… —esto debe haberlo hecho un "marrullero"
viejo de esos, experto en trucos (RISAS).
ARTICULO
TRES: A partir de la vigencia de la
presente ley, la patria potestad de las personas menores de 20 años de
edad —¡por poco cae hasta el propio
Armando en esto! (RISAS), ¡y aquí hay
héroes que son comandantes, muchachos que son comandantes y tienen diecisiete años! —menores de 20 años de edad será ejercida por
el Estado a través de las personas u organizaciones en el cual se delegue esta
facultad.
ARTICULO
CUATRO: Todo menor de edad permanecerá
al cuidado de sus padres hasta que cumpla la edad de tres años, pasados los
cuales deberá ser confiado para su educación física y mental, así como su
capacidad cívica, a la Organización de los Círculos Infantiles (OCI),
organismos que por ley queda facultado para disponer de la guardia y cuidado de
la persona y en ejercicio de la patria potestad de esos menores.
ARTICULO
CINCO: La Organización de los Círculos
Infantiles dictará las previsiones necesarias para que todo menor de edad
comprendido entre tres y diez años permanezca en provincia donde residan sus
padres, y procurado que tenidos en el domicilio de los mismos no menos de dos
días al mes, para que no pierdan su contacto con el núcleo familiar. Pasados los 10 años todo menor podrá ser
asignado para su instrucción, cultura y capacitación cívica al lugar que más
apropiado sea para ello, y tomando en cuenta los más altos intereses de la
nación. Al Instituto Nacional de
Deportes, Educación Física y Recreación, INDER —a Llanusa; oigan esto, ¡después
se lo remiten todos a Llanusa! (RISAS)—
corresponderá hacer todas las previsiones encaminadas al mejor desarrollo
físico y deportivo de los menores de edad tutelados por la Organización de los
Círculos Infantiles, OCI.
DISPOSICIONES TRANSITORIAS
PRIMERA: Desde la publicación de la presente ley en la
Gaceta Oficial, queda prohibida la salida del territorio nacional de todas las
personas menores de edad comprendidas en
la ley.
SEGUNDA: En los juicios de divorcio pendiente de
sentencia o fallo firme de los jueces y magistrados, tomarán en consideración lo
dispuesto en el artículo uno al tres de esta ley.
TERCERO: Las Organizaciones Revolucionarias Integradas
(ORI), procederán a efectuar en un plazo no menor de 60 días a la publicidad de
esta ley, un censo de menores de edad, donde consten las circunstancias de su
edad, sexo, nombre de los padres, estado aparente de salud del menor, y
domicilio. Y ustedes verán esto cómo
está combinado con una medida tomada por los círculos infantiles, que les voy a
explicar después.
DISPOSICIONES FINALES
PRIMERA: Se dejan excluidos de las prevenciones de la
presente ley los hijos menores de edad de los representantes diplomáticos de
países extranjeros, debidamente acreditados en Cuba, así como los hijos de
funcionarios y empleados no nativos, al servicio de embajadas, consulados y
legaciones extranjeras.
SEGUNDO: Se prohíbe la enseñanza de menores de toda
clase de disciplina basada en religiones, creencias o sectas.
TERCERO: La infracción de los preceptos comprendidos
en la presente ley, así como cualquier maquinación encaminada a su
incumplimiento, será considerada como delito contrarrevolucionario y de la
competencia de los tribunales revolucionarios, y sancionable con la pena de 2 a
15 años, de acuerdo con la gravedad del delito.
Se
derogan cuantas disposiciones legales y reglamentarias se opongan al
cumplimiento de la presente ley, la que comenzará a regir el 1ro de enero de
1962, salvo lo dispuesto en la primera de las disposiciones transitorias, y
quedando el Ministerio de Educación al cuidado de su aplicación y observancia.
Dado
en el Palacio de la Presidencia, La Habana, 31 de agosto de 1961.
Fidel
Castro Ruz
Primer
Ministro
Dr. Osvaldo Dorticós Torrado
Presidente
de la República”.
Es
curioso que esta gente sabía que hoy posiblemente se iba a desenmascarar toda
la patraña esa, lo sabía. Entonces, ¿qué
empezaron a hacer hoy? Empezaron a regar
que yo iba a decir hoy que esto no iba, pero que sí iba de verdad, y que iba
entonces en enero (RISAS). Ellos sabían
que la patraña se les caía hoy, ¿comprenden?
Y entonces ya estaban preparándose para cuando toda esta patraña rodara
por tierra.
Ahora
hay una cosa, que es la siguiente: aquí
ellos posiblemente aprovecharon, aunque yo no lo creo… no tengo certeza todavía
si este documento que salió del Ministerio del Trabajo lo utilizaron ellos
después que salió, o más bien ellos ya tenían pensado —que es mi creencia,
porque todo esto lo tenían planeado, todo coincidente, desde tiempo atrás.
Yo
no sé desde cuándo, desde luego, se empezó a confeccionar un proyecto de censo
en el Ministerio del Trabajo. Pero sí
quiero aprovechar la oportunidad para hacer una crítica al compañero jefe del
departamento, a quien sea allí, que con una falta de tacto, de sentido
político, y sobre todo de una manera burocrática por completo (APLAUSOS), sin
contar con el Gobierno, sin contar con
las ORI y sin contar ni siquiera con la Federación de Mujeres… Es un departamento que se hizo en el
Ministerio del Trabajo, que se llama Oficina de Organización y Control de los
Círculos Infantiles; están trabajando en los planes de los círculos infantiles,
que ustedes saben que tienen el proyecto de 300, pero que no están hechos. Nosotros explicamos en la asamblea de
producción que hay un problema con el cemento, que están los letreritos de los
círculos sociales obreros, que hay 92 círculos infantiles construyéndose y no
hay material, y estamos haciendo un esfuerzo a ver cómo conseguimos
material. Y nosotros habíamos tenido una
reciente discusión con las compañeras de la federación, para que utilicen ahora
determinados edificios, determinados lugares, para su propósito de 300, donde
cabrán todo lo más, ¡dónde cabrán todo
lo más!, podrán prestar servicio de 30 000 ó 35 000 niños.
Pero
la mentalidad burocrática de que adolecen algunos compañeros (APLAUSOS) y es
cierto que en la Revolución hay muchos compañeros que actúan con cierta
mentalidad burocrática. En una cuestión
de planeamiento de papeles y de cálculos, se ponen a hacer un censo de niños. Mire usted:
la contrarrevolución haciendo campañas, tratando de crear el miedo y
crear el truco ese, y este señor de esta oficina, sin consultar con nadie, se
le ocurre hacer unas planillas, muy bien hechas, con todos los detalles, para
hacer un censo, para ver dónde van a establecer los círculos infantiles.
¿Dónde
está el error de este compañero? Muy
sencillo: si los círculos que tenemos no
alcanzan para los muchachos que hay, que las familias están pidiendo que les
pongan un círculo cerca, para cuando va a trabajar mandar el niño allí y
recogerlo por la noche… Así que no
existen los círculos para los muchachos que hay necesitando los círculos de las
familias que trabajan, entonces se pone a hacer un censo de muchachos para unos
círculos que no hay, ¡un censo para unos círculos que no hay!
Si
al Gobierno, si a las ORI, si a la Federación de Mujeres les hablan de que va a
hacer un censo, le dice: “Déjate de la
bobería esa, chico, que vas a darles pie a los contrarrevolucionarios para
estar hablando”. Todo el que tiene un
sentido político.
(UNA
MUCHACHA DEL PUBLICO HABLA AL COMANDANTE)
Pues
esa es la cosa: planear cosas y hacer
cosas que no hay ninguna necesidad real.
La manía esa que tiene alguna gente…
Entonces
mandaron la planilla a las secciones sindicales. Cuando yo vi esas planillas, dije: “¡Están locos!”, porque es que cualquier
compañero que piensa no incurre en este error.
En este error incurre un burócrata; en este error no incurre ningún tipo
de revolucionario que piense, porque calculen ustedes: posiblemente este censo, esa planilla —no sé,
ya les digo que yo no tengo aquí, infortunadamente, información—, posiblemente
haya estado mucho tiempo haciéndola, posiblemente algún contrarrevolucionario
haya sabido eso, y precisamente por eso haya puesto: “En el curso de 60 días…“ en el papelucho
dice:
“Las
Organizaciones Revolucionarias Integradas procederán a efectuar en un plazo no
menor de 60 días a la publicidad de esta ley, un censo de menores de edad,
donde conste la circunstancia de su edad, sexo, nombre de los padres, estado
aparente de salud del menor y domicilio.”
Es
posible, es posible, aunque todo esto se viene planeando de semanas atrás… Todo ese problema de los planes
contrarrevolucionarios con los curas, las procesiones y todo eso, coordinado
con eso. Pero bien porque conocieran esa
planilla, bien porque ya estuviera en la calle, ellos, este tipo de trabajo
burocrático le venía como anillo al dedo a la contrarrevolución para confundir
a alguna gente, es decir, para llegar a confundir a un número de masa.
¿Para
qué molestar a nadie, si todavía no están los círculos, si tienen preocupación
de que los círculos que van a poner estén ajustados más o menos a las
necesidades? Póngalos primero, y ya
verán como les piden… Es decir… ¿Y qué son los círculos? Claro está que ellos no quieren que haya
círculos, que no quieren que haya escuelas, que no quieren que haya nada, ni
círculos sociales obreros.
Entonces,
una medida buena, una medida para ayudar a la familia trabajadora, a la mujer
trabajadora, la tratan de sabotear, y tratan de utilizarla para sembrar la
desconfianza y seguir adelante en sus patrañas de intrigas. El círculo es una institución más de la
Revolución, ¿para ayudar a quién? Para
ayudar a la madre obrera. ¿Qué pasa con
una muchacha del servicio doméstico, que trabaja por 40 pesos, y tiene un
hijo? ¿Lo tiene que llevar a la
beneficencia? Pues sí, lo tiene que
llevar a la beneficencia si no tiene dónde ponerlo durante el día, porque ella
no va a contratar a otra muchacha para 40 pesos, para que le atienda el
muchacho. La de la madre obrera que no
puede contratar una persona, pagarle 40 pesos, comida, y todos los gastos, más
los del niño, y ella ganando 90 ó 100 pesos.
Sencillamente, es una institución necesarísima
para la familia que no puede contratar una muchacha, pero además aumenta el
nivel de empleo. Tiene que llegar el día
en que la mujer se incorpore en mayor proporción al trabajo, en industrias,
fábricas. Ahora, muchas de esas muchachas
que hoy están en el servicio doméstico, se incorporarán también a las fábricas,
pues por algo nosotros estamos organizando las escuelas. Ya tenemos en las escuelas nocturnas 3 000
muchachas del servicio doméstico, y pensamos llegar a 20 000 de aquí a fin de
año.
El
país va a necesitar brazos. ¿Quiénes van
a incorporarse al trabajo industrial y técnico?
Todas esas muchachas. En el
futuro será muy difícil encontrar a alguien que trabaje de criada, como le
llamaban (APLAUSOS) ¿Qué se creen?, ¿qué
esa muchacha tiene que ser toda la vida esclava? ¿Quiénes son esas muchachas? Campesinas la mayor parte, de los sectores
más humildes del pueblo, que no pudieron ir a la escuela, no pudieron ir a
ninguna parte, y tienen que aguantar, o tenían que aguantar, porque ya es un
nivel social distinto el que les da empleo, pero lo que tenían que aguantar
esas pobres muchachas a las familias esas de alta alcurnia: ¡Cuidadito con pasar por la sala cuando había
visita! ¡Cuidado si se botaba una taza
de café y le caía arriba a un ilustre visitante de aquellos! ¡Tenía que decirle caballero y señor! Había algunos caballeros de esos que no
tenían ya ni un quilo, que debían como medio millón de pesos, y todavía eran
los grandes caballeros en su casa con criadas y todas aquellas cosas.
Únicamente
puede haber ese tipo de empleo en un país subdesarrollado, en un país de
explotación social. Porque es lógico que
dentro de algunos años no haya nadie que pudiendo ganar en una industria 100,
150 pesos, va a estar trabajando por 40 pesos, ni va a aceptar ese tipo de trabajo
(APLAUSOS). Lo aceptan hoy por una
necesidad. Y el día, el día que la mujer
esté incorporada al trabajo… todas no tienen suegra que le cuiden al muchacho,
porque hay veces que tienen la suerte de una suegra.
Un
compañero me decía a mí: “A mí no me
resuelve ni los círculos infantiles”, porque es un compañero revolucionario, su
señora también, y están siempre trabajando hasta las 12:00 de la noche, a la
1:00 de la mañana, en la calle; tienen una niña, y dice: “No me resuelve los círculos”. ¿Por qué?
“Porque a las 6:00, o a las 8:00, no sé a qué hora, tengo que recogerla.” Entonces tienen que llevársela a los suegros,
y ellos tienen que transitar hasta La Habana Vieja para llevarla al
suegro. Y los abuelos, a veces, pues no
están de acuerdo; ¡y los abuelos que tienen tres hijos con muchachos chiquitos!
Entonces,
ese es el fin del círculo infantil.
Ahora, ¿hasta dónde podemos nosotros prestar ese servicio? ¿Podemos prestárselo a todo el que lo necesita? Desgraciadamente no. Si nuestra discusión con las compañeras de la
federación es que ellas querían un círculo perfecto: el médico, la comida, la ropa, la medicina,
veinte cosas. Resultado: que había por cada cuatro muchachos una
persona mayor. Eso no puede ser, costaba
55 pesos.
La
escala que pusieron fue una escala bajísima, la cual, sinceramente, nosotros
tenemos que rectificar esa escala, porque es que no alcanza; y el Estado,
¿cuánto se puede gastar en instituciones de ese tipo? Bueno, lo más que pude gastarse el Estado, el
primer año, en círculos infantiles… Para
el próximo año son 10 millones de pesos.
No puede pasar de eso, porque la economía no permite ese tipo de gasto;
eso lo podrá resistir la economía nuestra cuando esté desarrollada
plenamente. Y por año ir aumentando.
Es
decir que incluso las tarifas, porque para tener a un muchacho en un círculo
hay que pagar, tendrá que ser elevada algo, siempre teniendo en cuenta el
ingreso, pero que necesariamente tendrá que ser más elevada, porque es la única
manera de costear una parte de los gastos; que por lo menos la familia costee
la tercera parte de los gastos.
¿Y
qué tienen los círculos? Los círculos
tienen 6 millones de pesos, que son la mitad del 1%, porque del 1% de aquella
contribución para industrialización, de aquel 4%, se sacó la cuarta parte, es
decir, el equivalente al 1% del salario.
Eso se dividió entre círculos sociales obreros y círculos
infantiles. Le tocaron 6 millones. Hay que construirlo, equiparlo; ahora, de los
gastos de funcionamiento, el Estado todo lo más que puede hacer es cubrir las
dos terceras parte con un gran esfuerzo.
Es decir, los 18 millones de pesos podrá llegar a 12, y que por lo menos
lo que paguen las familias sea la tercera parte de lo que gaste el muchacho
allí. Si es una ayuda social, porque la
madre gana un sueldo humilde, se puede tener el muchacho allí, no lo tiene que
llevar para la beneficencia.
Antes
¿qué pasaba con el muchacho? Bueno: ¿qué pasaba con los hijos de las muchachas
del servicio doméstico? Dos cosas: o lo tenían que llevar a la beneficencia, o
andaban por la calle mataperreando por la libre todo el día. ¿Dónde había oportunidad para esa pobre
madre, la madre obrera? Y entonces las
mujeres no podían tener hijos. ¡Ah!,
porque si tienen un hijo no pueden atender el trabajo y necesitan el trabajo.
Entonces,
había una falta de protección para el niño bárbara, criminal, una falta de
protección para las madres criminal.
¡Ah!, ese es el origen del “torno” famoso. Y que tengan que ir mujeres a llevar a sus
hijos al “torno”, que no puedan tener hijos.
Es
decir que la sociedad explotadora capitalista es enemiga de la maternidad,
enemiga de los niños. ¿Qué mejor prueba
que había quinientos mil niños sin escuela en Cuba? ¡Quinientos mil niños sin escuela! ¿Qué mejor prueba que el índice de mortandad
infantil?
El
régimen capitalista asesinaba a decenas de miles de niños, sin médicos, comidos
de parásitos, de gastroenteritis, de epidemias de todas clases. Era despiadado y cruel con los niños. Ese es el régimen capitalista: no le importa una madre, no le importa una
criatura. Ese es el régimen capitalista,
que les reservaba tan triste destino a los hijos de los obreros y de los
campesinos; quedarse analfabetos, como 1 200 000 analfabetos. ¿De dónde proceden? Son los hijos de las familias obreras, que
llegaron a la adultez sin tener escuelas.
El
sistema capitalista ha sido el causante de quién sabe cuántos valores e
inteligencias juveniles se hayan perdido, cuántos niños se hayan muerto sin
asistencia. ¿Y qué les reservaba? La vida del paria, la vida del esclavo, ser
criada, llevar a las mujeres a la prostitución; porque a la prostitución
llevaban a hijas de campesinos, y a la prostitución llevaban a hijas de
familias humildes de la ciudad, y las decenas de miles de mujeres que tuvieron
que andar ese cruel camino. Y las que
allá, junto a la base de Caimanera, tenían que servir
para satisfacer los instintos de los soldados yankis usurpadores de aquel
pedazo de nuestra tierra. Y eso es lo
que hacían nuestros capitalistas:
venderle las hijas de las familias humildes al turista que venía aquí a
emborracharse, y a divertirse (APLAUSOS).
Venderles las hijas de los obreros, hijas de obreros y campesinos, a los
marinos que venían aquí a divertirse.
Eso es lo que hacían: prostituir
a las hijas de las familias humildes. ¡Y
cuántas y cuántas mujeres tuvieron que marchar y andar, y aún andan, por esos
tristes caminos!
Y
ese es el destino que ellos reservaban a los hijos de los obreros, y a los
hijos de los campesinos: ser parias
explotados, ser analfabetos, carne de presidio, carne de vicio, carne de
prostíbulo. ¡Ese era el destino! (APLAUSOS)
¡Ese era el triste y cruel destino que ellos reservaban para esos niños! Y son esos niños a los que la Revolución les
depara un camino tan distinto, y les abre las escuelas hasta en el último lugar
del país, y les lleva los médicos, y les lleva hospitales, y les abre centros
de enseñanza secundaria, escuelas técnicas, les abre universidades, y enseña a
las muchachas del servicio doméstico para que un día sean obreros industriales,
cosa que jamás hicieron ellos.
Porque
nosotros no solo estamos deparando el porvenir mejor, incomparablemente mejor
de los niños de hoy, sino que estamos tratando de hacer salir de su miseria y
de su pobreza y de su humillación a los niños de ayer, a los que llegaron a la
adultez analfabetos, a los que llegaron a la adultez y tuvieron que trabajar
como esclavos por un sueldo miserable, a los que tuvieron que colocarse
humildemente al servicio de la burguesía explotadora (APLAUSOS).
¡Ah!,
pero la clase obrera sabe cuál es el porvenir de sus hijos; saben que para él
se abren las escuelas, que para preservar su salud se abren los hospitales, que
para él está abierto el camino de las universidades, de sus hijos y de sus
hijas. Sus hijas que nunca más irán a
parar a la infamante profesión de la prostitución, que nunca más servirán para
alegrar a la soldadesca de la infantería de marina yanki, que nunca más
servirán para alegrar la vida y para llenar de placer la existencia de los
explotadores imperialistas. Que sus
hijas llegarán a las universidades, ¡ese
es el destino que les depara la Revolución!; que sus hijas trabajarán en las
fábricas, que sus hijas tienen hoy todas las oportunidades, que su hija no
tendrá que trabajar mañana para “doña fulana”.
Y
lo triste… y yo no sé si ustedes habrán observado en el campo cuando le
preguntan a algún padre: “¿Y tu hija
dónde está?” “Está en La Habana”. “¿En qué trabaja?”… Cuando no es un oficio peor, cuando están
trabajando incluso de sirvienta, lo dicen con pena, porque entonces esa niña, a
lo mejor de 15 años, de 14, se tiene que separar de sus padres en el campo;
entonces sí que no la ven más, ni nadie se las cuida, ni nadie vela por
ellas. Y no se sabe si el “señorito” de
la casa es el que va a pervertir a la jovencita de 15 años, que vino del campo
(APLAUSOS). Porque al niño, ese niño tan
“católico”, a ese niño tan “santo”, a ese niño la familia, muchas veces, se
preocupaba de buscarle su criada para que atendiera al niño, y le tolerara al
niño todas las cosas en que se quisiera propasar con ellas. Si vamos a decir la verdad, vamos a decirla
(APLAUSOS).
¡A!,
¡qué destino el destino de los pobres!, ¡qué destino el destino de los
humildes! (ALGUIEN DEL PUBLICO LE DICE
AL COMANDANTE QUE LOS PERROS COMIAN MEJOR QUE LAS PERSONAS). ¡Claro que el perro comía mucho mejor! Es una verdad.
¡Qué
destino el del obrero y el de su familia!, ¡qué destino el de las hijas de los
campesinos!, ¡qué destino, en fin, el destino del pobre en aquella sociedad de
privilegios, en aquella sociedad de explotación, sociedad que por voluntad, por
decisión y por valor de nuestro pueblo ha desaparecido para siempre! ¡Sí, para siempre! (APLAUSOS.)
Y a la cual, a la cual no volverá jamás nuestra patria; condición que no
le podrá imponer jamás ni un imperialismo, ni 10 imperialismos como el yanki,
¡y que para imponer ese pasado odioso tendrá que pasar por el cadáver de cada
uno de nosotros! (APLAUSOS PROLONGADOS.)
La
clase obrera sabe eso perfectamente bien, la clase obrera comprende estas cosas
y la clase obrera comprende estas verdades; la clase obrera sabe que la
Revolución se hizo para ella, para la clase trabajadora, para la clase
humilde. Sabe que la Revolución la
liberó de todo eso, y lo que quiere es su felicidad, y para eso trabaja: para que sea feliz esa familia, para que sean
felices sus hijos con ellos, porque nosotros no queremos otra cosa, y no
hacemos la Revolución, no luchamos los revolucionarios por esta Revolución,
sino para la felicidad de las grandes masas explotadas ayer, sufridas ayer, que
por primera vez son algo, por primera vez son poder, por primera vez cuentan, y
por primera vez son destino en esta isla, que ha visto caer tanto hombre
limpio, que ha visto morir tanto patriota por la justicia, por el bien de su
pueblo, sin haberlo conseguido nunca.
Y
hoy que tiene todo eso lo sabrá defender.
Y sabrá analizar, analizar, sí. Y
por eso nuestro pueblo hoy cuenta con mucha más conciencia política y
revolucionaria para pensar, y para que no se crean los “sesudos” que ellos son
los “sesudos” y que el pueblo está bruto.
No. El que tiene sesos de verdad
es el pueblo, y los que están seso-huecos son ellos (APLAUSOS). Y el pueblo se va a defender con todo tesón,
porque sabe la sepultura que le quieren cavar, sabe la clase de sepultura que
le quiere cavar el imperialismo, sabe lo que le quiere deparar el imperialismo.
Por
eso usan las triquiñuelas esas, que a medida que el pueblo avance, a medida que
el pueblo se eduque, tendrán cada vez menos y menos efecto.
Los
círculos sociales, sí, se harán; mejor dicho, los círculos infantiles.
Círculos
sociales, en vez de los letreritos esos que dicen que aquí se construye el
círculo social obrero, lo que hay que utilizar son las antiguas
sociedades. Es una cosa que quiero
aprovechar para decir, porque en un pueblecito que fuimos en “Pedro
Betancourt”, nos encontramos lo siguiente:
había cinco sociedades, estaban intervenidas, ahora, una la tenía las
ORI, otra los Comités de Defensa, otra un batallón de milicias, otra la
Federación de Mujeres y los Jóvenes Rebeldes, y otra una compañía de milicias,
¿y el pueblo?, y el pueblo. Entonces
esos compañeros de la dirección hicieron mal.
Entonces nosotros vamos a hacer una inspección de todas las sociedades,
de todas (APLAUSOS), muchas están todavía en sectores, en manos privadas y son
privilegios de exclusivistas, no, una política para ocupar todas las llamadas
sociedades aquellas exclusivistas.
Entonces, esas, que pasen al pueblo, ahí es donde deben empezar a estar
el círculo social obrero, ya se hará otro círculo mejor y más grande, pero
ahora qué vamos a hacer ¿un letrerito de que no hay cemento para hacerlo
mientras las cinco sociedades que la
burguesía ocupaba…? Bueno, vamos a hacer
las sociedades para el pueblo, para todo el pueblo.
Bueno,
pero en La Habana están todos los círculos esos, porque fue donde más se
concentró, pero en cualquier lugar de esos había cuatro y cinco
sociedades. Entonces yo estaba hablando
con los compañeros de la dirección de cultura para que inmediatamente manden, si
pueden encontrar un instructor de música, otro de danza y otro de teatro, el
grupo para mandarlo por lo menos a 150 pueblos, para empezar a elevar el
interés por la cultura, por el arte, crear grupos de coros, grupos de danza,
grupos de música. El problema está en
encontrarlos, porque de música es más fácil, pero maestros para teatro ya va a
ser más difícil, pero tenemos que buscar
por lo menos 150 de cada uno, mientras hacemos los instructores, porque ustedes
saben que ahora están funcionando las escuelas de instructores, para que la
juventud no esté sin actividad cultural.
Qué
hace la gente si no tiene una solución, pues se va a tomar. Algunos dice:
“bueno, nosotros vamos por ahí por los alrededores, cuando hay una
fiesta campesina vamos allá”. Es el
colmo. ¿Eso qué es? Negligencia, falta de sentido práctico de los
compañeros que están en los pueblos. Los
compañeros que están en las ORI y los compañeros que están en las JUCEI tienen
que velar muy atentamente por todas esas cosas.
Y lo que se les ha quitado a los explotadores, ponerlo al servicio del
pueblo, para que durante la semana tengan actividades de tipo cultural y por la
noche muchos jóvenes puedan ir. Los
sábados y domingos fiesta, pero fiesta sin ron, advertido eso, fiesta sin ron
(APLAUSOS).
Entonces,
¿entonces qué tienen que hacer allí?
Organizar los grupos artísticos, verán cómo se desarrolla la actividad
artística. En la fiesta que trabajen
todos los músicos, si todos los artistas pueden tener trabajo perfectamente
bien todo el año (APLAUSOS), ahora, que utilicen las sociedades en vez de tener
los letreritos de los círculos, porque aquí, si no hay cemento ahora, no nos
alcanza, y tenemos el letrero ahí… Sí,
las intenciones fueron magníficas de los compañeros que estaban en eso, pero el
material hay que invertirlo en fábricas,
en viviendas o en otra cosa, en hospitales, no podemos invertirlo en círculos
hasta que no tengamos duplicada o triplicada la capacidad de cemento. Y los círculos infantiles, pues los que
empezaron terminarlos, y los otros utilizar otro tipo de edificio, que hay que
usarlo para poder prestar los servicios, si no todos, una parte de los
servicios, es de lo que se trata, y no preocuparse con los censos que vendrán
precisamente las demandas en cantidad, cuando se vea todos los beneficios que
reporta a una madre poder llevar el niño, que es un servicio que el Estado
presta con sacrifico y con esfuerzo, y
que está muy lejos de poder prestar a cabalidad.
¿Qué
ha hecho la Revolución con respecto a los niños? Si por algo se ha preocupado la Revolución es
por los niños. Están en primer lugar los
problemas de los niños esos que iban a la casa de beneficencia, porque se
quedan huérfanos, de un año, que no hay quien los atienda, entonces se harán
las casa cunas que estarán en el Ministerio de Salubridad. Después, a cierta edad, esos niños pasarán a
las granjas infantiles, granjas donde estén, como la granja de Cojímar. Ustedes cuando pasen por allí, ya verán todo
lo que tiene. Entonces, había el hogar
de tránsito. ¿Qué era el hogar de
tránsito? Era el lugar donde los niños
descarriados iban mientras los padres, que a lo mejor habían tenido un
problema, una separación, se arreglaban, volvía a su casa. Si ese niño se queda sin hogar
definitivamente, pues entonces va también a unas granjas infantiles. Existe todo un programa para contemplar el
caso del niño que se queda sin amparo ninguno, ese que iba antes a la
beneficencia. El niño que está transitoriamente
sin hogar, el niño que se quedó sin hogar y que tiene que estar en alguna
institución que no pueden ser esas instituciones donde se almacenaban los
muchachos, que eso era horrible, eso era un verdadero crimen cómo se educaban
los muchachos en esas instituciones.
Ahora,
lástima que en realidad no tengamos instalaciones ni recursos para ayudar a
tantas familias como nosotros hemos visto, conversando en los campos, en
pueblitos.
Recientemente
hablamos con una familia que tiene 14 hijos y no tienen padre. ¿Dónde meter esos muchachos? No se pueden ustedes imaginar la cantidad de
niños necesitados en los pueblos que piden becas, pero que las becas se han
dado desde 6to grado para arriba, para estudiar secundaria básica, técnica o en
la universidad. Ojalá contáramos con
recursos para esa familia que tiene 14 hijos y otra que tiene 12 hijos y
decirle: “Mire, los niños, mande tres
por lo menos a una escuela” para ayudarlos.
Ojalá contáramos con instalaciones, con recursos económicos, porque hay
casos que son verdaderamente dolorosos y que responden todavía a la actual situación
económica de nuestro país, sin recursos para hacer más.
En
esa conversación que nosotros teníamos en un pueblo de la provincia de Matanzas
con 10 ó 12 niños, al pasar con ellos por un lugar pedregoso, nos encontramos
dos niños, uno de 14 y otro de 12 años que estaban cargando piedras allí. Ellos se dedicaban a juntar piedras en un
montón que después un camión se las compraba o les pagaban algo por el camión
de piedras y se las llevaban. Ellos les
pagaban dos pesos 25 centavos por cada montón de piedras, por cada camión. Ellos me explicaron después que se quedaron
conversando un rato, me explicaron que ellos hacían un montón cada dos días,
trabajaban de 6:00 a 12:00 de la mañana, luego de 1:00 a 7:00, y aquellos niños
cargando piedras para llenar un camión, les salía a cinco reales el día y
trabajaban 12 horas; uno de 14 y otro de 12.
¿Qué puede ser de la salud de esos niños haciendo aquel trabajo? Unos niños que se les veía con un espíritu de
responsabilidad extraordinario y les dije:
“Bueno, ¿ustedes no quieren estudiar?”, porque todos los demás querían
ir para distintas escuelas, pero aquellos dos estaban reservados. Cuando se les preguntó por qué, dijeron: “No podemos, porque papá tiene 52 años y no
se siente bien, y trabaja haciendo carbón, y nosotros tenemos que hacer este
trabajo”, y aquellos niños renunciaron a la oportunidad.
Si
el Estado tuviera recursos, ¿qué hacía?
Jubilaba a aquel hombre que está haciendo carbón, y entonces a aquellos
dos niños los mandaba a la escuela. ¿Es
justo que esos niños se queden sin escuela?
¿Es justo que haya niños cargando piedras 12 horas? Sin embargo, ¿qué podemos hacer? Nada podemos hacer, porque no tiene el Estado
recursos. ¡Ojalá tuviera recursos para
ayudar a todas esas familias, para ayudar a todos esos padres, para darle una
jubilación a todo el que está sin trabajo!
Y eso no lo podemos hacer, porque si hoy nos ponemos a hacer eso no
podemos desarrollarnos económicamente, entonces no podemos desarrollarnos
industrialmente.
Todo
lo que se hace se hace con grandes esfuerzos, en medio del bloqueo
imperialista, de las agresiones. Un país
que no tenía base industrial, un país que no tenía industria básica, un país
que no tenía desarrollo económico, un país atrasado, ¡cuántos y cuántos
servicios nos faltan por satisfacer a pesar de todo lo que se ha hecho! Ojalá tuviéramos para ayudar a esas familias,
que no tenemos, pero que los enemigos de nuestra patria no quieren que tengamos
jamás, porque esta es una lucha a muerte, una batalla a muerte entre ellos y
nosotros. Ellos por querer imponer el
pasado, nosotros por querer llevar adelante ese futuro luminoso.
Para
eso vivimos nosotros. Los
revolucionarios vivimos para eso. A
nosotros los revolucionarios no nos importa absolutamente más nada que
eso. Ese es nuestro destino, nuestra
vocación, y seguiremos nosotros en ese trabajo con la fe que hemos tenido y
tendremos siempre, con la fe que tuvimos, con la seguridad que tuvimos siempre
en los verdaderos momentos difíciles que tuvo la Revolución, que nosotros somos
veteranos de todas esas situaciones, y nosotros sí sabemos que en el pueblo hay
energía y que en el pueblo hay moral, que en el pueblo hay calidad suficiente
para hacer rodar por tierra a los enemigos (APLAUSOS).
¿A
qué tienen que acudir?, para que ustedes vean, para que ustedes vean la falta
de moral, para que ustedes vean la falta de principios, la falta de programa,
la falta… ¿Qué le pueden ofrecer al pueblo?; ¿qué les pueden ofrecer a los
niños más que el hambre de ayer, el padre sin trabajo, el analfabetismo, la
prostitución, el vicio, el juego, la cárcel, la tortura, la muerte, la
humillación, el trabajo humillante, el trabajo degradante, la bota puesta? Eso es lo que les pueden ofrecer a los niños. Ellos no pueden, y entonces tienen que inventar
la patraña, acudir a esos trucos, ¿propios de quiénes?: de la reacción desmoralizada. Es el mismo truco de cuando bombardearon aquí
y publicaron por todo el mundo que eran aviones cubanos que habían desertado.
¿De
qué nos extraña que el imperialismo, la Agencia Central de Inteligencia, acudan
a estas patrañas, si lo han estado haciendo?
Fueron como aquellas “batallas” de Sosa Blanco de “40 campesinos
muertos, ni un soldado”. Todas aquellas
patrañas que fabricaban e inventaban.
Tienen que acudir a eso, tienen que acudir. A eso nunca acudió la Revolución, a eso no
hemos acudido nosotros nunca ni contra el imperialismo, porque nosotros los que
luchamos por una causa en la cual creemos y tenemos una convicción profunda, no
acudimos a esa basura; eso es propio de los que no tienen nada que decirle al
pueblo, ni a las masas, ni a la historia, ni a nadie. Son las armas propias de las oligarquías
corrompidas, y nada tiene de extraño.
¿No se están uniendo ya?, ¿no se están uniendo Prío y compañía, y todo,
con los Ventura (EXCLAMACIONES), con los Masferrer?,
¿no se están uniendo con los batistianos?
¡Qué
dirían aquellos hombres que invocando el nombre de Prío, creyendo en el
desvergonzado ese, se lanzaron a luchar!
¡Qué dirá Agostini, qué dirá Agostini, qué dirá Fortuny,
aquellos hombres asesinados por los esbirros, y que hoy el señor Prío esté
ligado ya a los esbirros! ¡Qué haya un
representante americano haciendo toda aquella liga! ¡Qué desvergüenza, qué falta de decoro tan
elemental! ¡Unidos a los que asesinaron
a sus compañeros, en su odio contra la Revolución justa! Claro, para que ellos no fueran enemigos de
la Revolución, habría que dejarlos robar como antes, hacerse millonarios, tener
fincas de 100 caballerías, tres, cuatro, diez fincas, negocios de todas clases,
centrales azucareros, su contrabando, sus drogas heroicas y todos aquellos
vicios (APLAUSOS). Para que no fueran
enemigos de esta Revolución, habría que habérselo tolerado todo.
Si
la Revolución es recta, es justa, conforme tiene la lealtad y el apoyo de los hombres más sanos, más
entusiastas, más decididos de la patria, tiene el odio implacable de los
privilegiados, de los explotadores. Y
ahora se unen. ¿Qué de extraño tiene que
acudan a todos los trucos estos? Y a
esos trucos son a los que se ven forzados a acudir.
Ahora,
¿qué creen, que la Revolución se va a cruzar de brazos? Pues no, la Revolución le va a dar batalla,
¡y duro!, a la contrarrevolución (APLAUSOS);
le va a dar batalla, ¡y duro!, al imperialismo; le va a dar batalla, ¡y
duro!, al clero reaccionario (EXCLAMACIONES).
Una vez más declaramos aquí que la Revolución nunca ha albergado
sentimientos antirreligiosos; la Revolución nunca ha albergado sentimientos de
hostilidad hacia ningún credo. Y esa
postura la Revolución la mantiene, ese respeto para todos los credos, ese
respeto para todos los creyentes y misioneros de cualquier religión que respete
la ley del país y no estén traicioneramente sirviendo al imperialismo, ese
respeto para los sacerdotes honestos que hay, que hay sacerdotes honestos, y
que lo ha demostrado la Revolución, incluso, permitiendo permanecer dentro del
país a algunos sacerdotes extranjeros honestos.
Ahora bien, con los otros, con los que la Revolución había sido
tolerante, con esos, ¿qué hizo la Revolución?
Bueno, quiero que sepan que están camino de España ya 131 curas
falangistas (EXCLAMACIONES Y APLAUSOS).
¡Ciento
treinta y un curas falangistas fueron remitidos ya hacia España! Sin embargo, en prueba de que la Revolución
sabe distinguir y que no es contra la religión la lucha, han permanecido en el
país sacerdotes cubanos y sacerdotes extranjeros contra los cuales no hay
ninguna acusación, contra los cuales no hay ninguna medida. ¿Por qué?
Porque se han limitado a ejercer el culto, y mientras lo respeten, serán
respetados; el que falte, sea extranjero o sea cubano, va para España, o va
para cualquier otro lugar (APLAUSOS). Le
privaremos de la ciudadanía, privado de la ciudadanía todo aquel sacerdote nacional
que, al servicio del extranjero, conspire contra la patria. Así que le quitaremos la ciudadanía.
Esa
será nuestra actitud. Y los sacerdotes
que actúen correctamente y se dediquen al culto, serán respetados, los que
ejerzan su verdadera misión. Los que la
alteren, tendrán que salir del país. Si,
desgraciadamente, se redujera el número de sacerdotes tanto que no pudieran
permitir los servicios, trataremos de resolver de alguna manera, o que algún
sacerdote revolucionario dé sus misas todos los domingos, y le brindamos
incluso la televisión para que la dé y no se quede nadie sin misa
(APLAUSOS). Es decir que el pueblo, la
parte creyente del pueblo, no se vea privada del culto.
Ahora,
esa es nuestra actitud. Conforme es una
actitud razonable, una actitud de principios
que hemos mantenido, también nosotros actuaremos enérgicamente frente a
la contrarrevolución, y le vamos a dar batalla dondequiera que salte. Y entonces, cuando quieran “show”, ¡tendrán
las masas en la calle! (APLAUSOS); y si
los permisos que se concedieron para la procesiones han sido utilizados por los
contrarrevolucionarios para crear “show”, ¡se acabaron los permisos para
procesiones! (APLAUSOS.) Se acabaron, sencillamente, los permisos; que
ejerzan su culto dentro de la iglesia, que actúen dentro de la iglesia, ¡y se acabó! (APLAUSOS.)
Porque
no les vamos a estar autorizando a los agentes de la Agencia Central de
Inteligencia los permisos, porque con la ayuda de la Revolución no van a hacer
nada aquí; para hacer algo aquí, ¡tiene que ser peleando, a brazo partido, contra
la Revolución! (APLAUSOS PROLONGADOS)
Los
hombres y mujeres del pueblo deben estar muy conscientes contra quiénes luchan,
contra qué luchan, y qué se están jugando en esta lucha: el episodio más importante de la historia de
este continente, el destino más luminoso que el de ningún otro pueblo de este
continente, el destino de los hijos de ustedes, el destino de la patria, el
legado que nos dejaron todos los mártires, todos los que han caído para que
tengamos lo que tenemos aquí; los que cayeron en las luchas de independencia,
en las luchas contra Machado, en las luchas contra la tiranía de Batista, y los
que cayeron en las luchas contra el imperialismo, que todavía persiste —y
persistirá mucho tiempo— en querernos destruir, lo que no conseguirán.
¿Qué
importan sus planes subversivos y de asesinatos?, ¿qué importan? A la Revolución y a sus hombres los tendrán
siempre en la calle; a la Revolución y a sus hombres los tendrán siempre en sus
puestos de lucha; a la Revolución y a sus hombres los tendrán siempre al frente
del pueblo. ¡Qué ataquen, que hagan, que
maten! Eso no altera en lo más mínimo el
ánimo de nadie aquí, y todos los hombres de la Revolución hace mucho rato que estamos
viviendo exclusivamente para esto, y no van a destruir ninguna revolución
destruyendo ningún hombre. Cada hombre
que caiga será abono, será semilla, ¡y será estandarte de la patria! (APLAUSOS PROLONGADOS.)
El
enemigo lanza contra nosotros sus recursos, el enemigo prepara nuevas
agresiones; como hemos hecho siempre, ¡preparémonos de nuevo para enfrentar al
enemigo!, ¡preparémonos de nuevo, como hemos hecho siempre en cada ocasión,
para que nunca nos sorprendan, para que nunca nos tomen con la guardia baja!
Los
que queremos y amamos de verdad la patria, los que tenemos una verdadera causa
y un verdadero ideal que defender, defenderemos ese ideal y defenderemos esa
tierra, los que aquí estamos. Los que se
pasan al enemigo, ¡que se pasen!; los que quieren marcharse allá, ¡que se
marchen!
Nosotros
en estos días hemos dictado una disposición.
¿Quieren saber el objetivo de esa disposición? No es obstaculizarle la salida a ninguna de
esa gente, ¡jamás!; eso lo expresamos el 26 de julio, que continúen. Lo que nos interesa es otra cosa: cuando un burgués se va, deja un buen
apartamento, o deja una buena casa; entonces nosotros, al que se va, le
decimos: “Bueno, ¿quiere ir a Estados
Unidos?: tiene un mes; ¿quiere ir a
América Latina?: dos; ¿quiere ir a
Europa?: tres”. Ahora, después que se le vence el plazo, esa
casa debe pasar a una familia obrera (APLAUSOS).
Hay
decenas de miles de familias viviendo en cuarterías todavía, ¡decenas de miles
de familias viviendo en un cuarto de una cuartería!, mientras que hay muchos
manganzones que no sienten por la patria y están viviendo muy bien. ¿Se van?, ¡magnífico!; ahora, que no les
entreguen la casa al primo, ni al otro…
Queremos
advertir hoy que los que se van, sea casa arrendada del Estado o sea casa
privada, la pierden, y que no la pueden estar trasegando, ni haciendo
“truquitos”…
Por
eso tienen que llenar una planilla explicando el problema de la casa, antes de
darles el permiso para salir: dueño de
casa, si es alquilada, el contrato y condiciones, porque tienen que garantizar
que no hay truco en la casa. Para irse,
ese es el único requisito.
Esos
que se van nos van a ayudar a resolver en parte el problema de muchos
obreros. Entonces, cuando se va uno
ayudamos a dos: al obrero que está en la
cuartería, lo llevamos a la casa cómoda, pagando nada más que el 10% de lo que
gana, a la casa buena (APLAUSOS); y al que está peor, que está en el barrio de
indigentes, le damos entonces el cuarto que dejó aquel (APLAUSOS).
Y
con eso, cada vez que se vaya uno de esos que se pasa al imperialismo, a los
enemigos de la patria, le resolvemos el problema de un obrero. No se ocupen, que no son obreros los que se
van, los que se van son otros; y esos —muchos
altos empleados, gentes de grandes sueldos y “de plata”—, esos, que le dejen la
casa al obrero. Esa es la explicación de
la disposición; no que no salgan, que salgan, todos los que quieran, ¡tiempo
tendrán de arrepentirse! (APLAUSOS.)
Y,
a propósito, no quisiera terminar sin aprovechar para leer alguna cosa de
interés: tres cartas enviadas por uno de
esos que se fue, enviadas a una familia que tuvo la bondad de pasárnoslas a
nosotros, para que ustedes vean qué cosa interesante. Los nombres han sido cambiados, para que no
tenga problemas la familia allá, el individuo:
“Estimada
Dinorah
—esta es de julio 3 de 1961;
todos los nombres están cambiados—:
Seguro estoy de que ha de extrañarte esta carta, o quizás ya mi hermano
José haya llamado y estés enterada de mis deseos.
“Por
mil razones que espero poder explicarte algún día, no quiero vivir en este
país, y mucho menos que mi hija se eduque aquí.
Aunque estamos trabajando, estamos desesperados por volver a nuestro
verdadero hogar y que mi hija se vea rodeada de los verdaderos suyos. ¡Si vieras con qué ansias me pregunta que
cuándo van a venir Dorita, Elena y la primita
Milagritos! No se olvida de los ratos
tan felices que pasábamos allá.
“Son
muchas las humillaciones y vejaciones que hemos soportado, y a veces me han
asaltado presentimientos tan negros que he estado al borde de una decisión
fatal. Pero solo me ha detenido el
pensar que aún puedo tener alguien que me ayude a salir del abismo en que me
encuentro.
“Tú
sabes que salí de Cuba incitado por el padre de Alicia, quien nos ofreció
villas y castillas. Yo nunca hubiera
dejado mi patria, ya que no tengo razones de tipo político que me obligaran a
ello. Ahora bien, algunos han tomado mi
ausencia para tratar de destrozar mi vida, y es por ello que acudo a ti.
“Te
ruego llames a mi hermano José al teléfono tal, después de las 7:00 p.m., y
dile que te vaya a ver enseguida, que te explique todo, y entonces te suplico
utilices tus buenas amistades, a ver cómo puedo regresar cuanto antes.
“No
dejes de hacerlo, mira que vas con ello a
ayudarme a ser feliz de nuevo y que mi pobre hijita pueda retornar al
seno de los suyos.
“Dile
a Pepe que te enseñe mis cartas, y si es necesario que te ponga en contacto con
los que me han formado este ambiente hostil, que te juro por mi honor que no me
merezco. Reconozco mi error y mis muchos
errores también de ideas, y la enseñanza me ha sido dura, pero tenía que ver
las cosas para creerlas.
“La
vida aquí es brutal. No existe la menor
protección para el hombre que trabaja, y los niños resultan un verdadero
estorbo dondequiera que vayas. En fin,
que aún aquí, de vivir aquí es ser un verdadero explotado. No dejes para luego este encargo, que en ello
va nuestra vida.
“Me
puedes escribir a: tal dirección. Si deseas llamarme por teléfono dile a Pepe
que te diga cómo.
“Besos a Milagritos, Dorita,
etcétera.
“Con
todo el cariño de, Luis”.
El
mismo individuo escribe otra:
“Estimada
Dinorah: no
sabes cuánta alegría me produjo hablar contigo y saber el interés que te has
tomado en el asunto que te planteé.
“Todo
lo que hagas por facilitarme mi regreso te lo agradeceré eternamente, y para
mayor abundancia de datos voy a tratarte sobre los problemas que me hablaste.
“En
primer lugar, lo del auto no debe ser nada que me perjudique, porque en
definitiva fue comprado por mí; en la gaveta interior del mismo está el
documento de compraventa que amparaba la operación, etcétera.
“En
cuanto a lo de la compañía, ya sé de qué se trata, y puedo solucionarlo si
ellos me lo permiten, pues tampoco ha habido delito, sino responsabilidad, por lo
que te repito que puede ser arreglado si ellos me dejan hacerlo y no se
empecinan en llevar el asunto a otro plano.
Creo que no, pues todos ellos siempre han recibido de mí el mejor de los
tratos, y muchos de ellos han solucionado problemas por mí. Pero, bueno, también dejo esto en tus buenas
manos.
“Yo
hoy le estoy escribiendo a Pedro, pues no puedo llamarlo por teléfono, pues no
lo tengo, etcétera. Alicia teme ir, pues
hemos perdido el trabajo allá y no sabemos de qué vamos a vivir. En esto tiene razón; si pudiéramos obtener
nuestros empleos, no habría por parte de ella ninguna objeción. Lo que me dijiste que todos debemos regresar
y pasar lo que sea en nuestra patria, antes que en otra tierra, es muy cierto,
y ten la seguridad de que si les dan la oportunidad a los cubanos del trabajo
que ocupan, y no se utilizan revanchas personales, muchos serían los que
regresarían.
“Perdona
que esta carta vaya sin acentos, pero en inglés no se usan, y es por ello que
la máquina no los tiene. Dios quiera que
pronto podamos vernos, y te suplico que, al mismo tiempo que te lo agradezco
con toda mi alma, sigan ayudándome en mi empleo”.
Y
la última, la última, de agosto 23 de 1961.
“Querida
Dinorah:
“Has
de pensar que estoy loco, pero créeme que la única persona que tengo para
desahogar mis penas eres tú, pues aquí, para no mortificar a mis padres, tengo
que tragármelas, y eso me pone peor.
“Mi
suegra me dice muchas cosas, y estima que yo soy un débil y no sé cuántas cosas
más. Por eso no quiero que sepa de esta
carta; igual a Elena. No puedo ni podré
nunca adaptarme a esta vida. Me dice
Juana que lo último que se pierde es la personalidad, pero, ¿qué personalidad
puede haber cuando yo he dejado de ser quien soy para convertirme en el número
diecinueve? Por ese número me conocen en
mi trabajo, y ese número lo borran cuando no lo necesitan más.
“Se
vive en esa incertidumbre; sigo bajando de peso y sigo enfermo de la mente, y
como te digo, ocultando mis angustias por no enfermar a mis padres. Te repito, porque no me cansaré de repetirlo,
que me pesa una y mil veces haber dejado mi hogar en esa, más que nada por mi
hija, que sabes bien que solo vivimos para ella. Y hoy solo estoy vivo por ella, pues mi vida
aquí es la de un zombie.
“¡Cuánto
los envidio a ustedes y cómo lamento no haber hablado contigo antes de tomar
esta decisión! Esa fecha no la olvidaré
nunca: mayo 19 de 1961. Alicia le escribió a Juana una carta para que
ella se tranquilizara, pero ella hoy lamenta tanto como yo esta situación.
“Para
que comprendas algo quiero que sepas que ahora tenemos que mudarnos, y para
conseguir una casa con dos habitaciones y en que nos permitan niños tendremos
que pagar 100 pesos. ¿Quién aguanta
eso? Sobre todo pensando en que tengo un
magnífico apartamento allá por solo 36 pesos.
Ayer mismo el jefe nuestro tuvo algún disgusto y nos amenazó a todos con
dejarnos fuera. Así es aquí: con solo el capricho del jefe quedas sin
trabajo.
“Dime
y que me digan Juana y Elena si con esa espada colgando sobre la cabeza, con
una hija, se puede vivir tranquilo y se puede ser feliz así. Juana me dice que ya no hay influencias allá,
pero, ¿acaso no hay justicia?, ¿no hay sentimientos suficientes para ayudar a
alguien que se encuentra en nuestro caso? —porque parece que le dijeron que ya
aquí las influencias se acabaron.
“Nunca
he sido socialista ni conozco a fondo esa doctrina, pero sí puedo asegurarte
que ahora conozco bien la política capitalista, y no tiene nada de bueno para
los pobres y trabajadores. Aquí se anda
libre por todos los lados y nadie te pregunta qué haces, en qué piensas, pero
todos viven solo el momento porque no tienen seguridad en el futuro. Así no se puede vivir, ni eso es lo que deseo
para mi pobre hija, que cuando la veo se me parte el alma pensando cuánto le he
quitado por dejarme llevar por Alicia, sobre todo por haber escuchado los
“cantos de sirena” de su padre, que lo que quería era educar a Berta a su
manera y robarse su cariño, para que no fuera una nieta cubana.
“No
he recibido ni una carta tuya. ¿Por
qué? Quizás en tus cartas pueda recibir algún consuelo a este tormento
en que vivo. Puedes estar segura de que
no he ido para esa solo por trabajo, si no ya estuviéramos allá, pues prefiero
aguantar todo lo que Juana me dice a vivir en esta incertidumbre.
“Hoy
es el único día libre que tengo a la
semana, y, ¿sabes lo que puedo hacer?
Pues quedarme encerrado en el apartamento, pues Alicia trabaja y, luego,
cuando ella está libre, yo trabajo. Nos
vemos solo al entrar y salir; igual me pasa con mi hija. Que me digan Juana y Elena si eso es vida.
“No
me interesan los aspectos políticos, no los tengo; solo deseo un hogar, pues
desde que salí de esa no sé lo que es eso.
Comprendo que se hayan ido los siquitrillados, los ladrones, asesinos,
etcétera; esos se sienten bien dondequiera, pero yo conozco muchos casos de
trabajadores como yo que están igual”
—este no era trabajador, este era técnico, ¿saben?, pero al irse para
allá lo supieron a hacer trabajo manual.
“Federica
me decía por acá que no se podía oír misa, y me dice mamá que ella iba a misa
todos los domingos; y, sin embargo, aquí es imposible por las distancias. Elena me sugiere que vayamos a Jamaica, ¿a
qué?, ¿a seguir cargando cajas? Pues eso
lo puedo hacer en Cuba, y es mi idioma y mi casa. ¿La escasez?
Bueno, ya en una carta anterior te decía lo que pienso de eso; sé por
experiencia que es temporal. Y aquí
tenemos abundancia de todo, pero no podemos comprar nada, porque el alquiler y
los viajes nos llevan casi todo el sueldo.
“Lo
de Emilio, no creo que la maldad llegue al extremo de que quieran encerrarme
por algo que ellos saben que no he cometido.
Te repito: deseo regresar con
toda mi familia, y si no puedo, viviré una vida como la que te he contado: sufriendo al no poder tener las aspiraciones
y futuro que siempre anhelé para mi hija.
“Yo,
con solo 37 años, me siento en este país completamente derrotado, a pesar de
que toda mi vida he luchado y trabajado muy duro para llegar a tener lo poco
que poseíamos. Te suplico me escuches y
no le enseñes esta carta a Juana y Elena, pues ellos creen que yo he claudicado
en mis convicciones, pero es que no se paran a pensar que yo siempre he pensado
así, que siempre he tenido ese concepto de la justicia humana, y mi fe cristiana me enseñó siempre que no debe
haber pocos con mucho y muchos con nada.
“Por
favor, escríbeme, pues sé que no me dirás las cosas que deseo, pero tampoco me
ofenderás con epítetos como cobarde, flojo, etcétera, que ya me han
escrito. ¿Ya Milagritos se deja
retratar? Si es así, envíanos una foto
de ella para ponerla con la de Berta y, sobre todo, para que ella no la olvide.
“¡Cuántas
cosas tengo que contarles, y cuán lejos veo el día que pueda hacerlo! Besos a Juana, Elena, Edith, para ti,
Milagritos y todos los tuyos…
“PD: Dile a Juana que recibimos otra carta de
Ernesto, del mes de julio; ya nos ha escrito tres veces. Llama a José, y que me escriba. Si sabes algo de Emilio, me lo cuentas. Por acá los siquitrillados, bastistianos, etcétera, viven bien, porque sacaron dinero;
los que pasamos trabajo somos los imbéciles que creíamos tantas mentiras,
incluyendo todo tipo de profesionales” (APLAUSOS).
¡Quién
sabe cuántas cartas de ese tipo estén llegando a Cuba!
Porque, quien va a enseñar a esa gente, quien los va a adoctrinar, es el
imperialismo; el gran maestro de esa gente es el imperialismo, con su desprecio
por el latino, su desprecio por el negro, su desprecio por el obrero, su falta
de garantías, su falta de espiritualidad, su falta de alicientes en todos los
órdenes; es quien va a enseñar a esos que no quieren escarmentar en cabeza
ajena, dejémoslos. No importa, lo que
ellos disfrutan hoy quedará para un productor, para un obrero.
¡Qué
los parásitos se vayan! Nadie pierde
nada. Cuando un parásito se va, un
parásito de esos que tiene un alto cargo administrativo, y gana 500 pesos, con
lo que ese hombre vive se da empleo a cinco familias de 100 pesos; con la casa
donde vive, a lo mejor, él solo o con su señora, ahí metemos nosotros a una
familia de 10, porque el criterio que hemos seguido es llevar a las familias
más numerosas y más necesitadas.
Así
que he traído esta carta, quién sabe cuántas haya. Y sería bueno que los que tuvieran cartas de
ese tipo, cambiándoles los nombres…(LE DICEN ALGO DEL PÚBLICO)… Mira, dicen que
van a traer una… Van a aparecer cartas;
yo creo que debemos publicar de cuando en cuando ese tipo de
correspondencia. Y ya los que están allá
y hayan escarmentado, y quieran de alguna manera desquitarse del engaño, que
manden su cartica también, y nosotros las iremos
publicando.
¿A
dónde la mandan? Que la manden a la
Reforma Urbana… Bueno, que las manden a la Dirección Nacional de las ORI,
Habana. No queríamos amontonar muchos
papeles de esos, no vaya a ser que empiecen a llover demasiadas cartas, pero yo
creo que es el mejor lugar a donde deben ir.
Mandar las cartas allí a las ORI para ir informando al pueblo de cómo es
el paraíso aquel que han ofrecido. Y
estoy seguro de que se van a publicar muchas cosas muy elocuentes. Por lo demás, nosotros no estableceremos ninguna
restricción a viajes, y mucho menos restricción a los niños.
Es
doloroso que se lleven esos niños a educarlos allá, pero nosotros respetamos el
sentimiento y el derecho de cada familia, por encima de todo. Lo hemos respetado, incluso, en nuestro
peores enemigos; hombres que han cometido un crimen y se han marchado, han
secuestrado un avión, después han mandado a buscar a sus hijos; asesinos que
han mandado a buscar a sus hijos. Ni el
peor asesino ha tenido nunca el menor problema para sacar a su hijo; ni
nuestros peores enemigos, ni nadie.
La
Revolución, incluso, ayuda a los hijos de los enemigos nuestros que están
presos; la Revolución ayuda a los hijos de soldados que murieron luchando
contra nosotros, que están con sus madres, y jamás la Revolución, ¡jamás!, ha
perpetrado un solo acto que viole el derecho sagrado de los padres, ni con
nuestros más encarnizados enemigos (APLAUSOS).
Y esa hoja limpia de conducta de la Revolución es lo que habla más alto
de los fines de la Revolución Cubana.
¿Qué hacemos? ¡Ah!, regresan
muchos cubanos, y les buscamos casa, les buscamos donde vivir, y hemos fundado
una escuela, una magnifica escuela, para que mientras consigan casa los hijos
de los repatriados puedan estudiar ahí bien.
Lo sentimos si se van algunos niños, si se los llevan. Pero eso no importa, regresan otros, regresan
los cubanos que se fueron cuando tuvieron de verdad que ir a buscar trabajo
allá porque aquí no había trabajo, ¡y ahora hay casas y hay escuelas para esos!
Además, ya han venido unos cuantos
norteamericanos exilados. Según informes
que tenemos nosotros hay unos 160 norteamericanos exilados en Cuba ya
(APLAUSOS), 160 norteamericanos que abandonaron el “paraíso imperialista” y han venido a vivir a
Cuba.
(UNA
PERSONA DEL PUBLICO LE DICE ALGO AL COMANDANTE)
Esos son normas y principios
invariables de nuestra Revolución, de una revolución que actúa rectamente, de
una revolución que no tiene que andar con trucos, de una revolución que no
tiene que andar con falsedades, de una revolución que no tiene que andar con
mentiras. A esas cosas tienen que acudir
los desesperados. Esta es, pues, norma
invariable de nuestra Revolución, que es lo que deben saber los obreros, y
deben saber los campesinos, cuál es el destino que les depara la Revolución,
cómo todo lo que la Revolución hace es para ellos, espera sus hijos, es para su
tranquilidad, es para su felicidad. Esas
son las cosas que el pueblo debe pensar.
Y puesto que el enemigo se prepara,
prepararnos. Puesto que el enemigo se
prepara, prepararnos. Y hace rato ya que
venimos preparándonos. Pero hay que
intensificar esa preparación; hace rato que venimos preparando nuestras
unidades superiores de combate; hace rato que en nuestras escuelas vienen
estudiando intensamente los cuadros militares (APLAUSOS). Y vamos a acelerar la preparación de nuestra
fuerza de combate, de nuestra infantería, de nuestra artillería, y de todas las
unidades especiales de combate, que hoy cuentan con medios mucho más poderosos
todavía que los que teníamos cuando el anterior ataque al imperialismo
(APLAUSOS).
¡Elevemos
la guardia!
Lo que corresponde, obreros y
campesinos, estudiante, jóvenes rebeldes y mujeres, lo que corresponde es
levantar más la guardia, lo que corresponde de un extremo a otro de la isla es
acelerar nuestro esfuerzo de preparación militar, la preparación de las nuevas
unidades de combate, y la revitalización de todas las unidades de combate que
teníamos ya organizadas.
De nuevo a las escuelas los
batallones de infantería (APLAUSOS), de nuevo el perfeccionamiento de la
organización y el entrenamiento de las unidades de combate.
¡Mañana graduaremos novecientos
instructores revolucionarios para nuestras unidades de combate! (APLAUSOS.)
Hay que estrechar filas y fortalecer
la organización en todos los campos, en primer lugar, la organización de los
cuadros del futuro Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba (APLAUSOS
PROLONGADOS); el fortalecimiento de las organizaciones obreras, de las
organizaciones juveniles y de las organizaciones femeninas; el fortalecimiento
de la organización y de la disciplina de los Comités de Defensa de la
Revolución (APLAUSOS), de las asociaciones campesinas (APLAUSOS), de las
organizaciones estudiantiles (APLAUSOS); el esfuerzo mayor aún en las metas de
producción industrial y agrícola, para satisfacer cuanto antes el déficit de
artículos de consumo. Y unido a ello,
todo el pueblo en pie de lucha, todo el pueblo organizado, y sobre todo sus
unidades de combate militares, sus unidades de milicianos, sus unidades permanentes. Fortalecer, junto con la organización en todos los frentes, el aparato
militar de la Revolución (APLAUSOS), y prepararnos para darle batalla al
imperialismo en cualquier momento que nos ataque, y sean cuales fueren sus
planes de ataque, sean cuales fueren sus métodos de ataque (APLAUSOS).
Y de nuevo en pie de lucha, de nuevo
en plan de combate, de nuevo dispuestos a cumplir con el deber, como cumplieron
los hombres y mujeres de nuestro pueblo siempre, ante cualquier ataque,
siempre, ante cualquier amenaza: ¡fieles
a la patria!, ¡fieles a la causa justa del socialismo! (APLAUSOS), ¡fieles al ideal de los
mártires!, ¡fieles a los héroes que cayeron en Playa Girón! (APLAUSOS), ¡fieles a los que lucharon y
murieron contra la tiranía!, ¡fieles a los que han caído asesinados por la
reacción, por el clero falangista y por el imperialismo! (APLAUSOS.)
Fieles
y firmes, que frente a la intriga y a la patraña, ¡la Revolución vencerá! (APLAUSOS.)
Frente a los criminales y a los explotadores de ayer, ¡la Revolución
vencerá! (APLAUSOS.) Frente a los mercenarios, ¡la Revolución
vencerá! (APLAUSOS.) Frente al imperialismo, ¡la Revolución
vencerá! (APLAUSOS.) Frente a los traidores, ¡la Revolución
vencerá! (APLAUSOS.) ¡Y frente a todos, frente a todos los
obstáculos, la Revolución vencerá!
(APLAUSOS.)
¡Patria
o Muerte!
¡Venceremos!
(OVACION)