DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER MINISTRO DEL GOBIERNO  REVOLUCIONARIO, EN LA CONCENTRACION AZUCARERA CELEBRADA PARA ENTREGAR LOS PREMIOS DE LA EMULACION “JESUS MENENDEZ”, EN EL CENTRAL “FRANCISCO CASTRO CERUTO”, CAMPECHUELA, ORIENTE, EL 21 DE AGOSTO DE 1961.

 

(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS

DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)

 

Trabajadores azucareros;

Campesinos:

 

Antes no se hubiera podido celebrar una fiesta como esta (EXCLAMACIONES DE:  ¡Nunca!”); antes no habrían podido reunirse los trabajadores y los campesinos de esta región con la alegría con que se reúnen hoy.  Antes, este central azucarero no era del pueblo; antes, estas tierras no eran de los campesinos.  Hoy, este central azucarero es del pueblo, estos obreros han trabajado para el pueblo; estos obreros que antes trabajaban para el dueño de este central azucarero, para enriquecer a los dueños de todos los centrales azucareros de Cuba, hoy han estado y están trabajando para el pueblo.  Antes, estos campesinos trabajaban para los dueños de esas tierras; hoy, estos campesinos están trabajando para ellos, y por eso es que hay tanta alegría aquí en este central en la tarde de hoy (APLAUSOS).

Pero la alegría no es solo por eso.  Hay un motivo especial de júbilo en la tarde de hoy, y es que entre todos los centrales azucareros de la república el central “Francisco Castro Ceruto” (APLAUSOS) ha ocupado el primer lugar en la gran emulación azucarera por el trofeo “Jesús Menéndez”.

Esto significa un honor muy especial para los trabajadores de este central, y significa también un honor grande para la provincia de Oriente, y significa un orgullo grande también para nosotros, los combatientes de la Sierra Maestra (APLAUSOS).  ¡Cuántas veces, desde lo alto de estas montañas, mirábamos nosotros hacia el llano y contemplábamos estos centrales a lo largo de la costa manzanillera, estos centrales azucareros que dieron tantos combatientes a la Revolución, estos centrales azucareros que sufrieron tan duramente el rigor de la represión de la tiranía, estos centrales azucareros contra cuyo espíritu revolucionario se ensañaron los esbirros de la tiranía y los asesinos de Rolando Masferrer!

¡Y con cuánto orgullo hoy podemos visitar este sitio, nada menos que para entregarles a los obreros de este central azucarero el primer premio nacional entre todos los centrales de la república (APLAUSOS), y entregar aquí también las copas que ganaron, con su esfuerzo y su tesón revolucionario, seis centrales en cada una de las provincias de la república!

¿Cómo ha ganado este central el primer premio?  Este central ha obtenido el primer premio aumentando la producción en 30,24% con respecto al año anterior.  Es decir que este central aumentó su producción casi en una tercera parte por encima del año anterior.

Son estos hechos los que enseñan más que ninguna otra cosa lo que es una Revolución socialista (APLAUSOS).  Jamás los obreros habrían hecho este esfuerzo trabajando para una compañía privada; jamás los obreros habrían logrado un 30% en la producción, si no estuviesen conscientes de que están trabajando para beneficio de todo el pueblo, para beneficio de la economía nacional.

Fue la conciencia de que hoy el obrero no está siendo explotado, la conciencia de los trabajadores de este centro de que están trabajando en beneficio propio, de que ya no están siendo explotados por nadie, de que esas máquinas pertenecen a la nación, de que esas tierras pertenecen al pueblo, lo único que podía hacer posible el extraordinario esfuerzo realizado por ellos para lograr un aumento tan extraordinario en la producción de un año para otro.  Eso fue lo que significó la nacionalización de la industria azucarera.

Los grandes magnates creían que el pueblo no era capaz de administrar las riquezas nacionales; los grandes magnates creían que el país se arruinaría; los grandes magnates creían que sin ellos el país no podría marchar jamás adelante; los grandes magnates creían que si un hombre humilde del pueblo, un trabajador o un joven, como los maestros voluntarios, tres de los cuales han venido aquí en el día de hoy a recibir los premios correspondientes a sus centrales, creían que si un hombre humilde del pueblo era puesto al frente de un central azucarero, que el central no marcharía, que la producción disminuiría, y que ni siquiera podría realizarse la zafra.

Pues bien, los obreros se han encargado de darles la respuesta.  La respuesta es esta:  se ha hecho una de las zafras más grandes de Cuba y se ha aumentado la producción considerablemente, llegando en algunos casos, como este, a un aumento de un 30% en la producción azucarera (APLAUSOS).

¡Eso es lo que se ha obtenido tan solo en un año, tan solo en el primer año después de la nacionalización de los centrales azucareros, cuando todavía los obreros no tenían una gran experiencia en administración, cuando los obreros se enfrentaban por primera vez a una tarea de esta índole!  ¡Y, sin embargo, he aquí los resultados!

¿Por qué, por qué se ha logrado este éxito?  Los obreros conocen perfectamente bien la historia de la industria azucarera, los obreros sabían que todos los años quedaban enormes cantidades de cañas sin cortar.  Naturalmente que, al pasar la industria azucarera de manos de los monopolios extranjeros y de las empresas privadas a manos del pueblo, los imperialistas descargaron sobre nosotros todo el peso de sus represalias.  Para arruinar a nuestro país, para llevar al hambre a nuestro pueblo y para aniquilar nuestra industria azucarera, el imperialismo yanki suprimió totalmente la cuota azucarera de Cuba en el mercado norteamericano.

Cuba había sido abastecedor de azúcar de Estados Unidos en los momentos más difíciles de ese país; Cuba había sido abastecedor de azúcar de Estados Unidos en la Primera y en la Segunda Guerra Mundial.  Nuestro país tenía un derecho histórico a ese mercado.

Cuando los centrales eran propiedad de los monopolios y de los grandes magnates, cuando todas las ganancias iban para el extranjero o iban a parar a las cuentas bancarias de un puñado de dueños de centrales azucareros, no se tomaba ninguna medida de agresión económica contra nuestro país.  Bastó que los centrales azucareros pasaran a manos del pueblo, e inmediatamente vino la agresión imperialista.

¿Cómo hemos podido salir adelante frente a esa agresión?  Hemos podido salir adelante por dos razones:  por la amistad probada de los países socialistas, que inmediatamente tomaron el acuerdo de comprar 4 millones de toneladas de azúcar (APLAUSOS), y por la conciencia revolucionaria de los trabajadores azucareros.

El gobierno imperialista de Estados Unidos creía que suprimiendo la cuota azucarera iba a sembrar el descontento entre los trabajadores contra la Revolución; el imperialismo creía que al dejar al país sin cuota, la reacción de los obreros iba a ser contra la Revolución que ha nacionalizado los centrales y no contra los monopolios que durante 50 años estuvieron explotando a los trabajadores (APLAUSOS).  El imperialismo no era capaz de comprender la verdadera reacción que se iba a producir entre los trabajadores.

Los trabajadores habían estado sufriendo durante 50 años, durante casi 60 años habían estado sufriendo la peor explotación; los obreros de los centrales azucareros, los cortadores de caña y los campesinos que vivían de la caña, conocían sobradamente bien lo que eran las injusticias en nuestros campos, lo que eran los abusos de los monopolios (APLAUSOS); los obreros sabían perfectamente bien lo que era el plan de machete de la Guardia Rural; los campesinos sabían perfectamente bien todos los abusos que contra ellos se cometían; los obreros y los campesinos saben que la Revolución vino para acabar para siempre con todos esos abusos.

¡La Revolución acabó con la Guardia Rural, acabó con el latifundio, acabó con el plan de machete y acabó con todos los abusos!  ¡La Revolución recuperó estas tierras y estas riquezas, la Revolución recuperó todas estas riquezas de manos extranjeras para entregárselas al pueblo!

Lo que el imperialismo quería era que volviera el latifundismo, que volviera la Guardia Rural, que volviera el plan de machete, que volviera el tiempo muerto, que volviera la explotación inicua que estaba padeciendo nuestro pueblo.  Y eso es lo que saben nuestros obreros y nuestros campesinos.  ¡Nuestros obreros y nuestros campesinos saben que por eso nos quitaron la cuota azucarera!  (APLAUSOS.)  ¡Los obreros y los campesinos saben que por eso nos quitaron la cuota azucarera los imperialistas yankis!  Y los obreros y campesinos saben que obreros y campesinos como ellos, de la Unión Soviética (APLAUSOS), de la República Popular China (APLAUSOS), y de otros...  (EXCLAMACIONES DE:  ¡Fidel!” y “¡Fidel, Jruschov, estamos con los dos!”)  Los obreros y campesinos de esos países y de otros países socialistas, acudieron en ayuda de los obreros y los campesinos de Cuba, comprándonos 4 millones de toneladas de azúcar por encima del precio del mercado mundial.  Y nos han abastecido de todos aquellos productos que el gobierno imperialista de Estados Unidos prohibió exportar a nuestro país.

Y así podemos decir que “el tiro le salió por la culata” al imperialismo.  Hemos producido la segunda zafra en la historia de Cuba en magnitud.  Prácticamente hemos cortado todas las cañas, y esas tierras que antes se quedaban ociosas, servirán ahora para producir cañas, o para producir alimentos o para producir cualquier otra cosa.  Pero era absurdo que todos los años quedaran cerca de 15 000 caballerías de las mejores tierras sembradas de cañas que no se cortaban.

Así hemos podido marchar adelante y no hemos pasado hambre.  Esta ha sido la zafra de más trabajo, y el aumento de empleo que ha tenido lugar en nuestro país, después del triunfo de la Revolución, lo demostró esta zafra en que decenas de miles de trabajadores voluntarios tuvieron que marchar a los campos a cortar caña.  ¿Cuándo se había visto eso en nuestro país?  (EXCLAMACIONES DE:  ¡Nunca!”)  Antes faltaba el trabajo para todos los cortadores de caña, y este año sobró el trabajo, este año tuvieron que venir de la ciudad hombres y mujeres a cortar caña.  ¿Cuándo se hubiera podido ver esto anteriormente?  (EXCLAMACIONES DE:  ¡Nunca!”) ¿De qué manera se habrían movilizado decenas de miles de hombres y mujeres de la ciudad a cortar caña voluntariamente para los monopolios extranjeros y para los latifundistas dueños de la caña?  ¡Jamás!

Ahora se movilizaban los hombres y mujeres de las ciudades, porque trabajaban en beneficio de la nación, en beneficio de los cooperativistas cañeros, o en beneficio de los pequeños agricultores cañeros, en beneficio de los obreros azucareros.  ¡Eso es lo que significa la Revolución socialista!  (APLAUSOS.)  Significa que el pueblo está dispuesto a trabajar con todas sus energías cuando no está trabajando para los explotadores, que el pueblo está dispuesto a trabajar con todas sus fuerzas cuando no lo explotan (APLAUSOS), cuando está trabajando para su propio beneficio, y cuando está trabajando para su propio bien.  Entonces el pueblo, y los hechos de la Revolución lo han demostrado, está dispuesto a trabajar con todas sus fuerzas.

Y hay ahora en los campos más trabajo que nunca, y cuando hayamos liquidado la última mata de marabú no nos alcanzarán los brazos para sembrar toda la tierra que tenemos disponible, ¡y nunca más habrá tiempo muerto en nuestra patria!  (EXCLAMACIONES DE:  ¡Fidel, Fidel!”)

Los obreros azucareros han hecho un extraordinario esfuerzo, los obreros azucareros han librado una gran batalla en favor de nuestra economía y en favor de nuestra Revolución.  Nuestra industria azucarera estaba organizada sobre bases anticuadas.  Tenemos que seguir desarrollando la industria azucarera de manera que con la producción de caña y con la producción de los derivados de la caña, la industria azucarera quede organizada sobre bases que permitan el máximo de empleo a todos los obreros del sector.

Habremos terminado de desarrollar el programa azucarero, cuando hayamos garantizado trabajo todo el año, o casi todo el año, a todos los obreros azucareros (APLAUSOS).  Y esa es la meta que se propone la Revolución:  desarrollar hasta el máximo nuestra industria azucarera, diversificar nuestra industria azucarera, y desarrollar todas las posibilidades de la industria azucarera para que en cada central azucarero haya trabajo todo el año (APLAUSOS).  ¡Y la Revolución no descansará hasta lograr esos objetivos!

Este año se están invirtiendo varios millones de pesos en la construcción de viviendas, o en el mejoramiento de las viviendas en los centrales azucareros, para de ese modo mitigar el tiempo muerto, mientras la Revolución no haya logrado superar el tiempo muerto por vía del desarrollo de la industria.

Los obreros azucareros se han distinguido en una serie de tareas:  el año pasado, las reparaciones en casi todos los centrales se terminaron en tiempo mucho más breve, y eso permitió emplear esos recursos sobrantes en el mejoramiento de las viviendas y de los bateyes.  He ahí los beneficios inmediatos del aumento de la producción.

Al mismo tiempo, la presencia aquí de un numeroso contingente de jóvenes brigadistas (APLAUSOS), es prueba de la gigantesca lucha que se está librando contra el analfabetismo.  ¡Esas montañas están repletas de jóvenes brigadistas (APLAUSOS), con cuyo esfuerzo, y el esfuerzo de los alfabetizadores populares y de los alfabetizadores obreros, cumpliremos la otra meta de erradicar el analfabetismo en este año!  (EXCLAMACIONES DE:  ¡Cumpliremos!”)

Se han movilizado 100 000 jóvenes alfabetizadores.  ¿Cuándo antes en nuestro país se hubieran podido movilizar 100 000 jóvenes dispuestos a ir a enseñar en las montañas?  ¡Nunca!  Y el hecho de que se hayan podido movilizar 100 000 jóvenes alfabetizadores, es otro hecho más que demuestra lo que es la Revolución socialista (APLAUSOS).

Cuando el pueblo está luchando por su propio destino, cuando se acaba la explotación, cuando se acaba el robo y el pillaje, es posible movilizar 100 000 jóvenes para ir a enseñar a nuestros campos.  Y eso, ¡eso nos está enseñando y nos está explicando qué es la Revolución socialista!  (APLAUSOS.)

Todos estos hechos son magníficas lecciones, y el pueblo, el pueblo se siente dueño de sus destinos.  Antes las armas estaban en manos de la Guardia Rural; hoy, ¿en manos de quién están las armas?  (EXCLAMACIONES DE:  ¡De nosotros!”); en manos de los trabajadores y de los campesinos.  Y el soldado ya no es más, ni lo será nunca más, un enemigo del obrero y del campesino, sino un hermano del obrero y del campesino que defendiendo a la patria está dispuesto a morir junto a él, y está dispuesto a morir junto a él, defendiendo su tierra, defendiendo sus fábricas, defendiendo sus escuelas, defendiendo sus conquistas, defendiendo su libertad.

Antes, antes, cuando teníamos que vivir bajo el imperio del monopolio extranjero; antes, cuando teníamos que vivir bajo el yugo del latifundista; antes, cuando teníamos que vivir bajo el plan de machete; antes, cuando teníamos que vivir en la explotación, en la opresión y en el terror, nadie era libre.

Hoy, cuando ya no hay monopolios extranjeros, cuando ya no hay yugo de latifundistas, cuando ya no hay desempleo en nuestros campos, cuando ya no hay plan de machete, cuando el pueblo tiene las armas en la mano, todo el mundo es libre (APLAUSOS).  Hoy, hoy, cuando 100 000 brigadistas están enseñando en los campos y están erradicando la ignorancia, y cuando 300 000 cubanos, entre brigadistas y alfabetizadores populares y obreros, están enseñando al millón y pico de cubanos que no sabían leer ni escribir, el pueblo no solo se siente libre del plan de machete, del monopolio, del hambre, del desempleo y del latifundio, sino que se siente libre de otro enemigo avasallador y humillante:  ¡El analfabetismo y la ignorancia!  (APLAUSOS.)  Y hoy, hoy todos estamos aprendiendo; y hoy, todos queremos aprender, y nadie se quedará sin aprender, ¡porque todo el mundo quiere ser verdaderamente libre!  (APLAUSOS.)  Y eso es lo que significa la Revolución.

Los obreros de este centro han recibido hoy una honrosa copa, pero, además, el Gobierno Revolucionario les va a conceder otro premio a los 351 obreros de este central, consistente en una semana de vacaciones, con su esposa y dos de sus hijos —y el que no tenga esposa, con los padres—, en Varadero, del 1ro al 7 de septiembre, con los gastos de pasaje, alojamiento y comida durante toda esa semana (APLAUSOS).  Ese premio, como un estímulo más; y ese premio quedará establecido todos los años para todos los obreros del central azucarero que resulte en el primer lugar nacional de la emulación azucarera (APLAUSOS).

Pero, por encima del honor que significa para ustedes ese premio, por encima del prestigio y del estímulo que significa, hay algo todavía de más valor, hay algo que en el día de hoy conmueve nuestros recuerdos, y nuestros sentimientos, cuando pensamos en los hombres que cayeron para hacer posible esta Revolución.  Hay una satisfacción mayor que todas las demás:  la satisfacción de saber que ese premio lleva el nombre de un paladín de las luchas por los trabajadores azucareros, que cayó asesinado en esta misma región a manos de los agentes del imperialismo yanki:  el líder azucarero Jesús Menéndez (APLAUSOS).  Y que el central que ha obtenido este primer lugar lleva el nombre de un héroe de la Revolución, surgido de este mismo lugar, y que cayó valientemente luchando contra las fuerzas de la tiranía en el Segundo Frente Oriental, a donde llegó después de haber combatido durante largos meses en la Sierra Maestra:  el compañero Ceruto, como lo conocíamos nosotros (APLAUSOS).

Y ese es el motivo de satisfacción mayor; que si esos compañeros, igual que todos los que dieron la vida en la larga jornada, si ellos entregaron todo lo que tenían, lo único que tenían, no han podido ver al pueblo triunfante, no han podido ver la obra de la Revolución, al menos nos queda a todos el inmenso consuelo de que esta obra lleva sus nombres, y que cada central, cada premio, cada cooperativa, cada fábrica, cada escuela, lleva el nombre de un compañero glorioso de la Revolución, ¡para que esos nombres queden eternamente grabados en el corazón de nuestro pueblo!

¡Patria o Muerte!

¡Venceremos!

(OVACION)