DISCURSO PRONUNCIADO POR EL
COMANDANTE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER MINISTRO DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO, EN LA
APERTURA DE LA PRIMERA REUNION NACIONAL DE PRODUCCION, CELEBRADA EN EL TEATRO “CHAPLIN”,
EL 26 DE AGOSTO DE 1961.
(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS
DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)
Compañeras y
compañeros:
En esta mañana se han reunido los compañeros que están
responsabilizados con algunos departamentos del Estado, en el INRA, en
industrias, en el Ministerio de Comercio Interior, Exterior, para discutir los
asuntos que se refieren a sus respectivos departamentos. En esas discusiones siempre se ha analizado
el trabajo que se ha hecho, siempre se han analizado las metas, se han
analizado las posibilidades, las dificultades, los inconvenientes, también los
errores.
¡Cuántas veces en la agricultura, por ejemplo, nos
hemos reunido discutiendo todos los problemas que a ella se refieren! Y así, hemos ido superando muchos de esos
problemas.
Con la Reforma Agraria, por ejemplo, ha tenido lugar
un proceso, desde las primeras formas de organización y de trabajo, hasta su
forma actual. Muchos compañeros cuando
comenzaron a trabajar no tenían gran experiencia. Algún día se podrán escribir las anécdotas de
los primeros tiempos de la Revolución, de los aciertos y de los errores, de los
grandes éxitos y de los grandes disparates —los disparates grandes no en el
sentido nacional, por suerte, sino los disparates de algún funcionario, de
algún administrador de alguna granja o de alguna finca. Pero sí se puede decir que en el orden
nacional, en general los aciertos son mucho mayores que los errores.
De toda esa discusión siempre salía algo positivo,
algo útil, y siempre resultaba algún paso de avance. Lo mismo ha sucedido en muchas otras
cosas. Pero aquellas reuniones eran
reuniones de tipo parcial:
discutíamos a puerta cerrada; por lo general se daban los
informes, naturalmente, al pueblo, del tema de la discusión y de los resultados
de la discusión. Pero, en general, el
pueblo no tenía oportunidad de conocer al detalle todos esos problemas.
En esta ocasión se ha convocado a un congreso de la
producción, en el cual están presentes todos los que tienen que ver con la
producción nacional. Es decir que por
primera vez se celebra, después del triunfo de la Revolución, una reunión de
esta naturaleza, de esta magnitud y de esta importancia, que además va a tener
lugar en presencia de todo el pueblo.
¿Cuál es el objetivo de este congreso? Son varios los objetivos. En primer lugar, informar al pueblo, es decir
que el pueblo conozca todo lo que se ha hecho, todo lo que se está haciendo y
todo lo que nos proponemos hacer; que el pueblo conozca todo lo que se está
trabajando y todo lo que aun se puede hacer más; que el pueblo conozca cuáles
son nuestras dificultades y cuáles son nuestras posibilidades; y, además, que
el pueblo participe en nuestro esfuerzo y en nuestras metas.
No se puede lograr absolutamente nada si no es con la
participación de las masas, es decir, con la participación del pueblo. Nosotros podemos discutir con ustedes mucho,
nosotros podemos ponernos de acuerdo aquí, y adoptar planes y adoptar metas y
métodos de trabajo que sean idóneos, que sean buenos, a puertas cerradas, sin
que ni un solo obrero de la fábrica, o de la granja, o de la cooperativa, o un
solo miembro de la asociación campesina, sepa qué hemos discutido aquí. Cada uno de ustedes se puede marchar con el
mejor propósito de cumplir esos acuerdos, de hacer el mayor esfuerzo. Pero, cuando ustedes regresen al centro de
producción, si aquellos obreros ignoran de qué se ha tratado aquí en este
congreso, ignoran las metas, ignoran los propósitos, es imposible que ellos
brinden toda la ayuda y todo el esfuerzo que pueden brindar. Entonces, el cumplimiento de esos propósitos
dependería de cada uno de ustedes solamente, y cada uno de ustedes es uno en
una fábrica, en una asociación, en una cooperativa.
Ustedes tendrán posibilidades mucho mayores, en la
misma medida en que todos los obreros de las granjas, de las fábricas, todos
los miembros de las cooperativas y de las asociaciones campesinas, todos los
compañeros que tienen que trabajar en esto, se sientan comprometidos con ese
esfuerzo, comprendan ese esfuerzo, pero al mismo tiempo ustedes se van a sentir
comprometidos con ellos, ustedes se van a sentir comprometidos con el
pueblo. Ellos se van a sentir
comprometidos con esa meta y con ese trabajo, y a la vez, cada uno de ustedes
ya no solamente tendrá una responsabilidad ante el gobierno, sino que tendrá
también una responsabilidad ante el pueblo.
El hecho de que se pueda reunir este congreso,
demuestra todo lo que ha cambiado la estructura económica de nuestro país. Virtualmente, en manos de los aquí reunidos
está una función fundamental y decisiva para la Revolución; en manos de los
aquí reunidos está, prácticamente, la producción nacional. De ustedes depende el abastecimiento
nacional, tanto de artículos alimenticios como artículos de uso, artículos
agrícolas, artículos industriales, artículos de importación, la producción y la
distribución. Aquí están representados
los consolidados de industrias, las federaciones obreras; están representados
en la agricultura, por ejemplo, todas las granjas del pueblo, todas las
cooperativas agropecuarias, las asociaciones campesinas; el Ministerio de
Comercio Exterior, el Ministerio de Comercio Interior, el INRA, el Ministerio
de Industrias; prácticamente todos los demás ministerios están aquí presentes;
están representadas las organizaciones revolucionarias, la Federación de
Mujeres, los Jóvenes Rebeldes, los Comités de Defensa de la Revolución. Y ya dije que estaban los obreros también
representados a través de sus federaciones y de la CTC Revolucionaria.
Nosotros aquí tenemos que enfrentarnos a nuestros
problemas. La Revolución, ciertamente,
ha avanzado mucho, y ha avanzado continuamente en todos los campos. La Revolución no se halla ante ninguna crisis
de producción, al contrario, la producción ha ido aumentando
incesantemente. Sin embargo, tenemos
problemas de abastecimientos; ello se origina, fundamentalmente, en el hecho de
que nuestro pueblo tiene una capacidad de consumo de 500 millones de pesos más
todos los años, es decir, tiene 500 millones de pesos más anuales sobre la
capacidad de consumo que tenía antes del triunfo de la Revolución. Eso, naturalmente, ha elevado de manera
extraordinaria la demanda. Entonces, el
problema a resolver es cómo nosotros, con los recursos que disponemos, podemos
satisfacer esa demanda de todos los artículos fundamentales para el
pueblo. Y eso es de suma importancia para
la Revolución: de
importancia económica, de importancia social y de importancia política.
Nosotros sabemos perfectamente bien que, al igual que
en la alfabetización, por ejemplo, y en cuantos propósitos se ha hecho la
Revolución, se ha logrado obtener un resultado, nosotros estamos seguros de que
de esta gran reunión obtendremos también un gran resultado.
Nosotros tenemos en nuestras manos, prácticamente, la
totalidad o la casi totalidad de los recursos de la nación. Hay algunos artículos que, naturalmente, es
difícil solucionar su carestía de manera inmediata; desde luego, casi ninguno
se puede resolver de manera inmediata, pero todos se pueden resolver en un
período bastante breve de tiempo. Hay
artículos que son artículos de importación, por eso aquí está el Ministerio de
Comercio Exterior; hay artículos que son de producción industrial, por eso está
aquí plenamente representado el Ministerio de Industrias; hay artículos que son
de producción agrícola, y aquí está el INRA.
Y luego, un problema que atañe mucho a los abastecimientos, que es la
distribución de esos abastecimientos y también el transporte de esos
abastecimientos.
Hay artículos, por ejemplo, como la grasa, que se
requiere un tiempo aproximado de 18 meses para resolverlos con los recursos
nacionales; hay artículos que los podemos resolver en menos tiempo; y hay una
serie de artículos que quizás no habrían faltado si hubiésemos tenido un poco
más de previsión. A veces nos hemos
enfrascado en un gran propósito agrícola, por ejemplo, de abastecimiento de
grasa, de abastecimiento de arroz, de producción de algodón, y se han logrado
grandes resultados, y se han sembrado miles y miles de caballerías, se ha
elevado en algunos casos mucho más del 100% de la producción y, sin embargo,
¡se ha olvidado la malanga!, a pesar de las veces que hemos dicho que si no hay
nada que comer comeremos malanga (APLAUSOS).
Sin embargo, no había malanga por ninguna parte y,
naturalmente, la falta de malanga ocasionaba una presión inmediata sobre el
boniato y se acababa el boniato. Y,
entonces, al faltar la malanga y el boniato, existiendo un stock de papas para
el abastecimiento normal, pues entonces comenzaba a faltar la papa también,
porque si se tenían los 10 000 quintales diarios que eran el consumo, al
faltar los demás artículos pues el consumidor iba en busca, por ejemplo, de la
papa, y ya la cantidad que existía no alcanzaba. De donde venía a resultar que la falta de un
producto origina, en serie, la escasez de una serie de dos o tres productos
como consecuencia de que se traslada el consumo de unos a otros.
También hay otros problemas de tipo climático, de
ciertas épocas del año en que se producen unos artículos con más facilidad que
otros. Pero, en general, nosotros
debemos de aspirar a resolver todos los problemas que sean posibles resolver, y
nosotros no tendríamos excusas para no resolver aquellas cosas que sí están en
nuestras manos resolver. Y,
naturalmente, aquellas cosas que no estén en nuestras manos resolver, aquellas
cosas de las cuales nosotros nos veamos obligados a privarnos como consecuencia
del bloqueo del imperialismo, como consecuencia de las agresiones económicas, y
que nosotros no podamos resolver de inmediato, pues podamos darle una
explicación clara al pueblo, y entonces el pueblo se sentirá satisfecho. Porque el pueblo, naturalmente, comprende que
aquellas cosas que estén por encima de nuestros actuales recursos resolver,
nosotros no podemos resolverlas de inmediato; pero que, en cambio, todas
aquellas cosas que sí están en nuestras manos resolver, nosotros tenemos la
obligación de resolverlas, y el pueblo tiene derecho a exigir de nosotros que
las resolvamos. Porque de la misma
manera que el pueblo ha depositado en nosotros toda su confianza y toda su fe,
saben que los hombres que están trabajando en cualquier sitio, en cualquier
trinchera de la Revolución, son hombres honestos, son hombres bien
intencionados. Lo mismo que tienen
confianza en eso, también tienen confianza de que son hombres y mujeres
competentes los que están realizando ese trabajo.
Y nosotros tenemos que responder a esa confianza que
el pueblo ha puesto en nosotros, porque la Revolución no tiene ningún problema,
en tanto todos y cada uno de sus hombres hagan el máximo esfuerzo y el pueblo
lo sepa, y en tanto el pueblo sepa también cuáles son nuestras dificultades,
qué medidas hemos tomado, qué cosas podemos hacer, y qué cosas no están en
nuestras manos de inmediato hacer. De
manera que todos, de manera que la nación entera esté informada, conozca los
problemas y haga su máximo de esfuerzo; de manera que la inmensa mayoría de la
ciudadanía participe en ese esfuerzo nacional.
Esta reunión ha despertado cierta expectación en el
pueblo, podría decirse que bastante expectación en el pueblo; esta reunión ha
tenido, por otra parte, la virtualidad de despertar una gran preocupación en
todos los compañeros que están aquí presentes, en todos los compañeros del
gobierno, en todos los compañeros que tienen responsabilidades, porque esta es
una ocasión que significó para todos y cada uno una revisión del trabajo que
estaban haciendo, un recuento de su tarea, por cuanto se planteaba para todos
la obligación de estar en condiciones de informar a todos ustedes y de informar
a la nación entera. Y los compañeros se
han dedicado febrilmente a recopilar esos datos y a preparar sus informes.
En el pueblo, el extraordinario interés por todo lo
que aquí se va a discutir, interés revolucionario e interés también económico,
puesto que al pueblo afecta cualquier déficit, cualquier escasez.
Es una reunión para analizar los problemas, para
analizar las dificultades, para analizar los medios que estamos aplicando a la
solución de esos problemas, para analizar, sobre todo, las metas de producción
que tenemos delante, para reconocer aquí, franca y honestamente ante el pueblo,
cuáles puedan haber sido nuestros errores, cuáles puedan haber sido nuestras
equivocaciones y nuestras deficiencias.
No aquí para desacreditar a nadie, no aquí para desprestigiar a nadie. Partimos de la base de que se trata de una
reunión de revolucionarios, de una reunión de compañeros responsables, que han
estado haciendo su esfuerzo. Es
sencillamente para criticar lo que deba criticarse en el buen sentido de la
palabra, para superar los errores, para descubrir nuevas posibilidades, para
sacar resultados positivos; a discutir, desde luego, con orden, con disciplina,
con honestidad.
Es, naturalmente, imposible que una asamblea de 3 500
delegados pueda ser una asamblea donde todos y cada uno participen. Lo importante es que haya representación de
todos los criterios, representación de todos los sectores de la producción, y
que las cosas que nos preocupen, o que le preocupe a la opinión pública, se
planteen aquí. No importa quien lo
plantee.
Es imposible que hablemos todos en una reunión de
3 500 personas. Pero de una manera
o de otra el criterio de todos debe ser expuesto aquí por alguna persona. La reunión debemos tratar de que se
desenvuelva con el mayor orden, con la mayor disciplina. Es imposible que todo el mundo pida la palabra.
¿Cómo vamos a desenvolver esta asamblea, o este
congreso, de manera que se discuta el mayor número de cuestiones posibles, se
haga con precisión, se haga con rapidez, con claridad y con orden? Vamos a dividir las cuestiones, vamos a
dividir los problemas, primero, en los problemas o las cuestiones de la
agricultura. Vamos a tratar primero la
agricultura; vamos a tratar después la industria; vamos a tratar después
comercio exterior; después comercio interior; y, después, transporte.
De cada uno de estos sectores de la producción
hablarán distintos compañeros, los que tienen responsabilidades
fundamentales. Después que hablen los
compañeros de ese sector de la producción, entonces después sacaremos a
discusión las cosas que nos interesen.
La discusión surgirá desde la propia tribuna. Cualquier compañero que tenga alguna
preocupación se la expresará a los compañeros que hayan hablado, y cada uno de
ellos irá contestando.
Es posible que en más de una ocasión haya que llamar a
alguno de ustedes para que explique en particular algún problema. Pero, además, ustedes también pueden plantear
las cuestiones que les interesen.
¿Cómo? De la única manera
práctica y rápida:
escribiendo.
Al final de la explicación o del informe de los
compañeros que correspondan a un sector de la producción, ustedes podrán
entregar todas las sugerencias, ideas, preguntas, que estimen pertinentes hacer
aquí. Es el único método, porque es
posible que a 100 personas se les ocurra la misma cosa. De esa manera se seleccionan aquellas
cuestiones fundamentales que concreten los problemas que preocupen al congreso,
y entonces se someterán aquí a discusión.
De esa manera podemos lograr, en primer lugar, que
cada uno de los departamentos informe cabalmente, y ustedes se empapen de esos
problemas y también el pueblo, después que se discutan por ese orden las
cuestiones, las interrogaciones que más nos interesen.
Hay cosas que tienen relación con la agricultura, con
la industria; a veces hay cosas que tienen relación con la agricultura, con la
industria y hasta con el Ministerio de Comercio Exterior. Es decir que no se puede separar de manera
artificial, completamente, unos problemas de otros. Pero, en general, ya esos problemas están
encasillados dentro de un sector determinado.
Y si somos capaces, creo que podemos con mucho orden analizar todos esos
problemas. Entonces, hacer un resumen
general cuando finalice el congreso, es decir, las conclusiones de tipo
general.
Puede ser también que algunas cosas no se discutan, o
se queden “en el aire”, como consecuencia del tiempo, como consecuencia de la
cantidad de material, y, en ese caso, entonces también en el informe final se
pueden tratar esas cuestiones.
Esto va a requerir de nosotros un esfuerzo
grande. Estamos en un salón donde hay un
poco de calor, y lo va a haber. Vamos a
tener que pasarnos largas horas aquí escuchando todos los informes un poco
incómodos, con un intermedio solamente para ir, por ejemplo, a almorzar, o a
comer, según el caso.
Se planeó que la asamblea durara dos días, pero no
podemos predecir, incluso, si sobre la marcha nos veamos obligados a
prolongarla un día más. El curso de la
discusión nos dirá la última palabra.
Según eso, entonces pudiéramos realizar dos o tres sesiones
diarias. Nos parece que tres sesiones
puedan llegar a agotar demasiado a los miembros del congreso. Yo sé que ustedes están dispuestos a estar
ahí... (APLAUSOS) De todas formas se requerirá mucha atención y
se requerirán muchas horas.
Con seguridad que una gran parte del pueblo va a estar
escuchando esta reunión con sumo interés.
Es un acto profundamente revolucionario y un acto profundamente
democrático. Nosotros sabemos que el
pueblo se va a sentir satisfecho; porque hay muchas cosas de las cuales el
pueblo no está informado, hay muchos esfuerzos y muchos logros que el pueblo no
conoce, hay dificultades que tampoco el pueblo conoce.
La experiencia de estos años nos ha enseñado a todos
suficientemente cómo reacciona el pueblo, qué gran capacidad de sacrificio, de
lucha, qué espíritu entusiasta el de nuestro pueblo, que espíritu de lucha, qué
espíritu revolucionario, espíritu que ha ido creciendo todos los días. Y nosotros sabemos cómo colabora en todo, en
cualquier iniciativa, alfabetización, por ejemplo, cómo se suman 100 000
jóvenes que están pasando sacrificios, en muchos casos heroicos. Una vida a la cual no estaban acostumbrados
en los campos. Cómo se suman los obreros
a ese esfuerzo; cómo surgen maestros entre los trabajadores. Ustedes saben cómo surgieron las milicias,
cómo se sumaron cientos de miles de hombres a las milicias, cómo surgieron los
Comités de Defensa de la Revolución, cómo se organizaron, cómo existen más de
100 000 Comités de Defensa de la Revolución, el trabajo que están
haciendo. Cómo cualquier acto, cualquier
iniciativa, cómo al trabajo voluntario se sumaron decenas de miles de
ciudadanos, porque el pueblo se hizo cargo de que había que cortar la caña y
que no alcanzaban los brazos. Y cómo
fueron hombres y mujeres de las ciudades que nunca habían realizado trabajos en
el campo, cómo fueron a trabajar.
Es decir que no hay una sola vez que al pueblo se le
llame, que al pueblo se le convoque o se le pida su colaboración, y que el
pueblo no responda de manera unánime casi y entusiasta, porque cuando nosotros
hablamos de movilizar 100 000 jóvenes no fue sobre una base
estadística. Nosotros no teníamos en ese
momento los datos sobre si existían 100 000 jóvenes estudiantes de la
secundaria. Sin embargo, nosotros
sabíamos que un llamamiento al pueblo iba a tener respuesta segura; un
llamamiento a la juventud iba a tener respuesta segura.
Se habló de una cifra en números redondos, 100 000,
y se aparecieron más de 100 000, y es porque el pueblo invariablemente
responde a todo el esfuerzo que se haga, y nosotros todavía podemos movilizar
más al pueblo. Nosotros debemos
convertir a cada ciudadano en partícipe de la obra, en un fiscalizador de la
obra de la Revolución, de manera que en su puesto cada trabajador, cada
cooperativista, cada campesino, cada estudiante, cada administrador, cada
delegado obrero, esté consciente de los problemas, esté consciente de las
posibilidades, esté consciente de los métodos, y cada uno de ellos se haga
responsable de que en su centro de trabajo se cumplan todos esos propósitos,
esas posibilidades y esas metas.
Y eso es lo que vamos a hacer para ganar esta batalla
de la producción como estamos ganando la batalla de la alfabetización, de la
educación masiva de nuestro pueblo (APLAUSOS) como hemos hecho cuantas veces la
patria ha estado en peligro, movilizando la milicia, movilizando al pueblo
entero; como hicimos cuando el ataque imperialista en que, gracias a esa
movilización rápida y poderosa del pueblo armado y de sus organizaciones
revolucionarias (APLAUSOS), se logró aniquilar al enemigo en menos de 72 horas,
impidiéndole que estableciese una cabeza de playa, impidiéndole crear las
condiciones que propiciarían los pasos subsiguientes, y así también tenemos que
ganar esta batalla, la más difícil, la batalla de la producción, porque el
enemigo no nos atacó solo militarmente, el enemigo ha tratado de herirnos de
muerte en el campo económico, y por eso nos arrebató toda nuestra cuota
azucarera, por eso bloqueó todas las exportaciones de piezas de repuesto
sabiendo que nuestras maquinarias procedían de Estados Unidos. Nos bloqueó la exportación de materias primas
para esas fábricas, y no solo trató de impedir que nos abasteciésemos de esas
materias primas y esas piezas de repuesto bloqueándonos las exportaciones,
suprimiendo nuestras cuotas, sino que trató además de evitar por todos los
medios que el país obtuviera divisas y sabotear nuestras ventas de mieles, y
han saboteado las ventas de otros muchos productos, han reducido prácticamente
al mínimo nuestro comercio con Estados Unidos, y aún hablan de nuevas medidas
contra nosotros en su impotencia respecto a todas las medidas anteriores.
Ellos han tratado de herirnos de muerte en la
economía, de cosechar los frutos de esas agresiones económicas para culpar a la
Revolución, para presentar esas cosas que son consecuencia del sistema
imperialista, de su dominio colonial de una gran parte del mundo, de la
política monopolista que creaba el monocultivo, que mantenía subdesarrollados a
los países sin industrias, meros productores de materias primas, para ellos
poder cosechar el producto del sudor y de la sangre de los trabajadores de
nuestros países. Y cuando nuestro país
intenta liberarse de ese sistema, intenta construir una economía propia,
intenta explotar los recursos de la nación y emplear el esfuerzo de sus hijos
en lograr un “standard” de vida mejor, en lograr una
cultura para todos, en lograr trabajo para todos, pan para todos, bienestar
para todos, derechos para todos, ellos tratan de aplastar la Revolución con sus
medidas arteras y criminales.
Por eso trataron de herirnos en lo económico, pero con
eso lo que han hecho es poner a prueba la capacidad de nuestro pueblo, lo que
han hecho es poner a prueba la capacidad de todos los revolucionarios, cómo
nosotros los revolucionarios nos enfrentamos a esas medidas (APLAUSOS); cómo
nosotros los revolucionarios sabemos defender la patria también en ese
campo. Ellos pensaban que las masas se
volverían contra la Revolución cuando faltara manteca o cuando faltara cualquiera
de los artículos que han faltado; que las masas no culparían al imperialismo,
sino que culparían a la Revolución, en lo cual se han equivocado una vez más,
como se equivocaron tantas otras veces anteriores con la Revolución Cubana,
porque nuestras masas no son las masas insensibles e ignorantes que ellos han
pensado de las masas, de nuestros pueblos de América, sino una masa vibrante,
una masa sensible, una masa patriótica que ha ido acumulando experiencia, que
ha ido acumulando odio y desprecio contra los enemigos de sus intereses, contra
los enemigos de su bienestar y de su progreso.
Mas a nosotros no debe bastarnos con que la masa tenga espíritu de
resignación, con que la masa tenga espíritu revolucionario, con que las masas
se mantengan firmes junto a la Revolución en cualquier circunstancia, sino que
nosotros debemos agotar, hasta el último átomo de nuestra energía, de nuestra
iniciativa, de nuestra imaginación, y de nuestra capacidad creadora, para darle
a nuestro pueblo, para darle a las masas el máximo de bienestar, aun en medio
de esta etapa de lucha contra el imperialismo, aun en medio de estos primeros
años, que son los años más difíciles.
Y el pueblo que está dispuesto a soportarlo todo, y
que soportará cuantos sacrificios sean necesarios si el futuro de la patria lo
exige, si el triunfo de la patria lo demanda, lo soportará con mucho mayor
tesón y con mucha mayor satisfacción, si sabe que, ni uno solo de nosotros se
queda dormido en su puesto, que ni uno solo de nosotros se cruza de brazos,
sino que cada uno de nosotros hace el máximo, que cada uno de nosotros hace
todo lo posible por salir adelante de las escaseces y de las dificultades. De eso se trata en este congreso histórico y
que, al igual que otras muchas cosas de la Revolución, es posible que se
convierta también en una de sus instituciones.
Le vamos a ceder la palabra inmediatamente al
compañero Regino Boti para que (APLAUSOS)...
que va a hablar en nombre del JUCEPLAN sobre la planificación,
fundamentalmente sobre las metas.
Después, por la agricultura, hablará el compañero Eduardo Santos Ríos
(APLAUSOS)... Los voy a mencionar a
todos rápido para que no haya aplausos y no perdamos esos minutos, aunque los
compañeros se merezcan sobradamente esos aplausos después.
Por granjas del pueblo el compañero Serrate, por
cooperativas cañeras el compañero Martel; después hablará a nombre de la ANAP
el compañero “Pepe” Ramírez (APLAUSOS)...
Acuérdense (RISAS). Después
hablará, a nombre del Instituto de la Pesca, el compañero Salvador Pérez, es
decir, del Departamento de Pesca del INRA; después hablará el compañero Barba
sobre los planes de repoblación forestal y frutal, y después el compañero Cabré
sobre los problemas de maquinarias.
Inmediatamente después que hablen estos compañeros,
entonces discutiremos algunos de los problemas que se refieren a la
agricultura, y plantearemos nuestras preocupaciones, nuestras ideas, nuestras
críticas, a ese sector.
Inmediatamente después vendrá el sector de las
industrias; hablarán el compañero Che (APLAUSOS PROLONGADOS)... Ya era muy difícil que pudiéramos ahorrarnos
esos aplausos... Después hablará un
compañero a nombre de la industria azucarera, el administrador nacional;
después hablará un compañero a nombre de la minería; después vendrán las
discusiones respecto a la industria. Hay
la industria agropecuaria que está en manos del INRA, después está el resto de
la industria, que está en manos del Ministerio de Industrias. Por eso también hay algunas cuestiones de
industrias que se pueden discutir cuando se hable de la agricultura. Después vienen los problemas de comercio
exterior, y después los problemas de comercio interior, en que hablarán los
ministros responsables de cada uno de esos ministerios. Esta no es una lista estrictamente rígida, es
posible que sobre la marcha surja la necesidad de que algunos otros compañeros
informen, pero aquí están, en líneas fundamentales, aquí están los compañeros
que pueden dar una información cabal al pueblo y con los cuales se puede
discutir acerca de estas cuestiones; pero es posible que se discuta con
cualquiera de ustedes, es posible que algunos de ustedes tenga que salir aquí a
dar alguna explicación de alguna industria, de alguna granja o alguna
cooperativa, cosas que interesen, cosas que sea necesario aclarar.
De esta manera vamos a ver si con el mayor orden
llevamos adelante el congreso, en dos o en tres días, pero que saquemos el
máximo provecho.
Ahora le cedemos la palabra al compañero Regino Boti
(APLAUSOS).