DISCURSO
PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER MINISTRO DEL GOBIERNO
REVOLUCIONARIO, EN EL ACTO DE INAUGURACION DE LA CIUDAD ESCOLAR “ABEL
SANTAMARIA”, DONDE ANTES ESTABA EL CUARTEL MILITAR “LEONCIO VIDAL”, EN LA
CIUDAD DE SANTA CLARA, EL 28 DE ENERO DE 1961.
(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS
DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)
Villareños:
Hace un año exactamente, nos reuníamos en
la ciudad de Santiago de Cuba para inaugurar la ciudad escolar 26 de Julio en
lo que fuera el antiguo cuartel Moncada de Santiago de Cuba. Hoy, otro 28 de enero, es decir, por segunda
vez consecutiva, venimos a conmemorar esta fecha con un acto como este de venir
a abrir las puertas de una ciudad escolar donde antes se albergaban los
soldados de la tiranía.
Es posible, es posible que ni ustedes ni
nosotros volvamos a tener esta oportunidad; es posible que ya el año que viene
no podamos inaugurar, el 28 de enero, algún cuartel militar convertido en
escuela. ¿Saben por qué? Porque ya se nos están acabando los cuarteles
(APLAUSOS).
Podremos abrir nuevos centros, construir
otras ciudades escolares, pero ya no tendrán ese sabor, ese sabor tan grato para
ustedes y para nosotros, de ver convertido en magnífico centro, de ver llenos
de maquinarias esos pabellones que ayer estaban llenos de fusiles, de máquinas
de muerte. Y pensar que 2 000
jóvenes, pensar que 2 000 jóvenes, jóvenes humildes del pueblo, van a
recibir aquí enseñanza tecnológica y que serán los futuros obreros técnicos que
manejarán nuestras fábricas... (SE
ESCUCHAN SILBATOS DE TRENES)... Son
todavía los trenes de campesinos y de obreros que vienen de los distintos
sitios de la provincia, porque, a pesar de lo lleno que está este amplio sitio,
todavía las carreteras están repletas de camiones, y las vías repletas de
trenes del pueblo villareño que viene del interior a
esta conmemoración... (APLAUSOS) La idea
de que 2 000 jóvenes van a estudiar aquí, van a aprender a producir, van a
prepararse para aumentar extraordinariamente la riqueza y el bienestar de
nuestro pueblo, donde antes se enseñaba a matar, donde antes se enseñaba a
vivir de parásito (EXCLAMACIONES), donde antes moraban los que iban a consumir y
no a producir riquezas; donde antes moraban los que iban a quitarle al pueblo
en vez de darle; donde antes moraban los que humillaban al pueblo, los que
golpeaban a los obreros y a los campesinos, y paseaban como amos su insolencia
por los suelos de la patria.
Por eso, no es lo mismo construir,
edificar un centro escolar, como convertir una fortaleza militar en escuela
(APLAUSOS). Y nosotros tenemos el
propósito de seguir convirtiendo hasta los cuartelitos chiquitos en escuelas
(APLAUSOS), porque antes había algo que no faltaba nunca en ningún pueblecito
de Cuba: a la
entrada del pueblo, el cuartel. Y ya
ustedes habrán visto cómo muchos de esos cuartelitos pequeños, y medianos y grandecitos,
que estaban a las entradas de los pueblos, se están convirtiendo todos en
escuelas (APLAUSOS).
Para nosotros este de la ciudad de Santa
Clara tiene, además, un motivo que cala profundamente en nuestro sentimiento y
en nuestro recuerdo. Discutíamos qué
nombre le íbamos a dar a esta ciudad escolar; resultaba que ya la ciudad
universitaria llevaba el nombre de un villaclareño
que fue fundador del Movimiento 26 de Julio, y que dio heroicamente su vida el
día que se puso la primera piedra de la Revolución libertadora.
La ciudad escolar, o mejor dicho, la
ciudad universitaria, llevaría el nombre inolvidable y querido de “Abel
Santamaría” (APLAUSOS). Y es una gran
honra y es una gloria para cualquier compatriota, que un alto centro de cultura
lleve su nombre como recuerdo eterno hacia los servicios que prestara a su
patria.
Pero, sin embargo, nosotros estimábamos
que el centro que realmente debía llevar el nombre de Abel Santamaría era este. Abel Santamaría no era un profesional; Abel
Santamaría era un obrero; y Abel Santamaría murió atacando una fortaleza
militar el 26 de julio de 1953. Y si
esta es hoy una fortaleza militar convertida en magnífica ciudad escolar, y se
trata de la fortaleza militar de la provincia donde él naciera, estimamos que
se ajusta más a lo que fue y a lo que hizo Abel Santamaría ponerle su nombre
para que quede grabado eternamente en este pilar de la Revolución, y así
convertir en palpable realidad lo que fuera un sueño para él y para otros
muchos que cayeron en la lucha.
Esta provincia ha dado magníficos
revolucionarios; esta provincia es, evidentemente —y lo demuestra este acto de hoy—,
una provincia revolucionaria (APLAUSOS).
Pero el imperialismo ha hecho esfuerzos indecibles por establecer una cabeza
de playa contrarrevolucionaria precisamente en esta provincia revolucionaria de
Las Villas (EXCLAMACIONES). Por eso, la
Revolución necesita de los revolucionarios villareños,
la Revolución necesita del pueblo villareño un
esfuerzo mayor que en las demás provincias.
Es decir que puesto que en Las Villas el
imperialismo y los enemigos de la patria han querido levantar cabeza, en esta provincia
los hombres y las mujeres, los obreros y los campesinos, los jóvenes y el
pueblo, deben ser más revolucionarios.
La Revolución necesita combatir, el
combate es lo que hace fuerte a las revoluciones; las amenazas de invasión
extranjera y las agresiones que ha sufrido nuestro país, y que pusieron en pie
de lucha al pueblo cubano, ha hecho más fuerte a la Revolución.
Una revolución que no fuese atacada, en
primer lugar no sería, posiblemente, una verdadera revolución. Además, una revolución que no tuviera delante
un enemigo, correría el riesgo de adormecerse, correría el riesgo de
debilitarse. ¡Las revoluciones necesitan
luchar, las revoluciones necesitan combatir, las revoluciones, como los
ejércitos para hacerse aguerridos, necesitan tener delante un enemigo! (APLAUSOS.)
La Revolución tiene enemigos en esta provincia,
la Revolución tiene luchas en esta provincia.
Así, pues, la provincia de Las Villas ¡se ha convertido en una trinchera
combatiente en defensa de la Revolución y de la patria! (APLAUSOS.) Y la provincia acepta recibir el
reto de los enemigos de la patria y de la Revolución, y los villareños
se sienten orgullosos de combatir en primera fila en defensa de la patria y de
la Revolución (APLAUSOS).
¡Bienvenidas sean las bandas
contrarrevolucionarias, porque ellas servirán para hacer todavía más revolucionaria
y más fuerte a esta provincia! (APLAUSOS);
¡bienvenidas sean las bandas contrarrevolucionarias, porque ellas servirán para
hacer más aguerrida, y más firme, y más heroica a esta provincia! (APLAUSOS.)
Y aquí debemos analizar hoy por qué el
imperialismo y la contrarrevolución escogieron esta provincia para organizar
sus bandas contrarrevolucionarias. Los villareños deben analizar por qué la contrarrevolución
escogió precisamente esta provincia; dónde están las raíces de esos grupos
contrarrevolucionarios; dónde están las causas de esos grupos
contrarrevolucionarios en esta provincia, que fue una provincia que luchó, que
fue una provincia cuyo pueblo actuó patrióticamente y revolucionariamente en la
contienda contra la tiranía (APLAUSOS); debemos explicar hoy las razones.
No siempre nosotros hablamos con crudeza;
muchas veces hemos sido tolerantes y hemos sido generosos con aquellos que han
errado; muchas veces hemos tenido, incluso, que tolerar hechos que duele
tolerarlos pero que la Revolución ha tenido que tolerar porque esta ha sido una
Revolución generosa y magnánima. Entiendo
que hemos actuado bien, porque este apoyo inmenso y creciente de la nación
cubana a la Revolución demuestra que la Revolución ha actuado bien y demuestra
que la Revolución no tiene por qué arrepentirse de haber sido magnánima, porque
mientras más magnánima ha sido la Revolución más se ha convencido el pueblo de
lo inmorales que son las fuerzas que la combaten (APLAUSOS); mientras más
magnánima ha sido la Revolución, más ha podido comprobar el pueblo lo
miserables que son las fuerzas que combaten a la Revolución (APLAUSOS).
Pero eso no significa que la Revolución
tenga que ser siempre magnánima, y tenga que ser siempre generosa, y tenga que
ser siempre tolerante. Cuando el pueblo
ha comprendido, cuando el pueblo se ha convencido, cuando el pueblo ha tenido
sobradas pruebas de quiénes son sus enemigos, entonces es necesario que en la
Revolución cese toda tolerancia y toda generosidad con sus enemigos (APLAUSOS).
La historia, la conocen ustedes: la guerra
revolucionaria comenzó por la provincia de Oriente, la guerra revolucionaria comenzó
con el desembarco de los expedicionarios del “Granma” (APLAUSOS).
Era una época en que nadie creía en las
posibilidades de victoria de la Revolución; era una época en que nadie creía
que se podía luchar contra el ejército de la tiranía; era una época en que, no
solo en nuestro país sino en toda América y en todo el mundo, se creía que los
pueblos eran impotentes para enfrentarse a los ejércitos, y hasta se había
convertido en un falso principio la afirmación de origen fascista de que “una Revolución
se podía hacer con el ejército o sin el ejército, pero nunca contra el ejército”.
En aquellos tiempos de crímenes
espantosos y de explotación despiadada de nuestro pueblo, en aquellos tiempos
de vida miserable, en aquellos tiempos de corrupción, a ningún lumpen se le
ocurrió jugar a la guerra, a ningún cuatrero y aventurero se le ocurrió jugar a
la guerra. Aquella verdad, aquella nueva
táctica para nuestro pueblo y para América, era obra del idealismo, estaba
inspirada en el sano propósito de hacer una nación nueva y de llevar a nuestro
país al sitial que hoy ocupa entre los pueblos del mundo. Era una verdad creída por muy pocos y llevada
adelante por esos pocos, por aquellos pocos que desembarcaron, y por aquellos —más
pocos todavía— que quedaron después del desembarco.
Y contra aquellos pocos se dirigió toda la
fuerza de la tiranía; contra aquellos pocos se volvió todo el poder del régimen;
aquellos pocos no recibían armas en paracaídas; aquellos pocos no recibían oro
mercenario; aquellos pocos eran unos pocos que sabían que tenían que jugarse su
suerte con la sola fuerza de su razón y de sus ideales y que, lejos de recibir
armas del imperialismo, que lejos de recibir cargamentos de armas en
paracaídas, quienes iban a recibir las armas eran los enemigos, quienes iban a
recibir ayuda militar eran los enemigos.
Es decir que aquellos 12 hombres, que lograron reunir 12 fusiles y que
comenzaron a librar los primeros encuentros, muchas veces tenían que luchar con
las balas que las fuerzas enemigas iban dejando caer descuidadamente por los
caminos (APLAUSOS).
Aquellos 12 hombres no solo tenían que
enfrentarse contra un ejército bien armado, sino que, mientras no recibían una
bala ni recibían un fusil, tenían que luchar contra un ejército que estaba
recibiendo del imperialismo desde aviones hasta camiones, pasando por todos los
tipos de armas: desde equipo militar hasta cuerpos de técnicos que venían a enseñarlos
a matar.
Así empezó la lucha revolucionaria, así
nos sostuvimos durante un año entero, y así se empezó a prender la chispa, que
más tarde sería llama, que más tarde sería ¡Revolución encendida, de libertad y
de justicia! (APLAUSOS.) Así empezó la
Revolución que trajo la libertad a la patria, frente a la opresión extranjera y
a la explotación colonial; ¡así empezó la Revolución que liberó a la patria de
la pandilla de criminales que asesinaban a los hijos de nuestro pueblo! (APLAUSOS); así comenzó la Revolución que
puso fin al foco que desde hacía 50 años venía sufriendo nuestro país; así
comenzó la Revolución que rescató las minas, y las tierras, y las industrias,
de manos de los monopolios extranjeros (APLAUSOS); así comenzó la Revolución
que convirtió a los 100 000 aparceros, arrendatarios y precaristas, en
dueños de sus tierras, y dejaron de pagar para siempre renta a los explotadores
(APLAUSOS); así comenzó la Revolución que convirtió en magníficas cooperativas
y granjas del pueblo, los grandes latifundios y las compañías extranjeras
(APLAUSOS); así comenzó la Revolución que, más tarde, convertiría las
fortalezas militares en centros escolares; así comenzó la Revolución que
enviaría a los campos 11 000 maestros, de manera que no quedara un solo
niño sin escuela; así comenzó la Revolución que se acordó del pobre, y que
luchó por el pobre, por el negro, por la mujer, por el campesino, por el
obrero, por el anciano y por el niño (APLAUSOS y EXCLAMACIONES DE: “¡Fidel,
Fidel!”); así comenzó la Revolución que puso fin a la inicua explotación; así
comenzó la Revolución que fue asentando las bases para un porvenir brillante y
venturoso al pueblo cubano; así comenzó la Revolución que remató la obra que
comenzaron nuestros antepasados en el año 1878; así comenzó la Revolución que
hizo al fin realidad los sueños de nuestros mambises
(APLAUSOS); así comenzó la Revolución que llevó a cabo la obra de Martí, de Maceo
y de todos aquellos paladines ilustres, que cayeron en el camino sin ver libre
un solo pedazo de tierra, que cayeron en el camino sin ver ondearse la bandera
de la estrella solitaria en los lugares
más altos de la patria (APLAUSOS), que cayeron en el camino sin ver borradas
todavía las huellas terribles de la esclavización del hombre por otros hombres.
Cayeron en el camino, sin que en el orden
moral se hubiesen destruido las cadenas que todavía aherrojaban a los hombres y
mujeres negros de nuestra patria (APLAUSOS); que cayeron por el camino, sin ver
una Cuba cubana; que cayeron en el camino para servir de semilla, para servir
de abono, para servir de guías y para servir de banderas.
Así comenzó la Revolución que, por
primera vez en la historia de nuestro país, ha avanzado extraordinariamente en
la erradicación del mal crónico del desempleo, y así hoy como admiramos, los
cubanos que hace apenas tres años veíamos a los pueblos repletos de hombres y
mujeres sin trabajo, los cubanos que veíamos colas interminables de hombres
sedientos de ocupación, nos asombramos hoy cuando nos dicen que los centrales
no pueden moler la caña asignada para cada día, puesto que no hay brazos
suficientes para cortar cañas (APLAUSOS).
¡Quién iba a decir que en nuestro país,
donde los hombres se pasaban el año entero esperando por la próxima zafra donde
tendrían la oportunidad de ganarse unos centavos para aniquilar su hambre,
quién iba a decir que en nuestro país, al cabo de dos años solamente de la
Revolución, la zafra se iba a convertir, no en el tiempo que el obrero esperaba
con ansia, sino en el tiempo en que el obrero espera con preocupación, porque
ese obrero prefiere mucho más el trabajo continuo, el trabajo permanente, que
aquel trabajo de una parte del año que significaba la zafra! ¡Quién iba a decir que la zafra, lejos de ser
la alegría, se iba a convertir en la preocupación! Porque en nuestro país, donde había casi
medio millón de hombres y mujeres sin empleo, iban a faltar los brazos. Y, sin embargo, no estamos más que empezando
(APLAUSOS).
Ya comienza a convertirse en una
verdadera preocupación la falta futura de brazos para los planes creadores de
la Revolución. ¿Y quién iba a decir que habría
más plazas de becados que estudiantes pobres para estudiar en las universidades? ¿Y quién iba a decir, en un país donde había 10 000
maestros sin trabajo, que habría más escuelas que maestros disponibles, y nos
veríamos en la obligación de organizar cursos especiales de maestros? ¿Y quién iba a decir, en un país donde los
jóvenes no tenían oportunidad, en un país donde medio millón de niños no tenían
escuelas, quién iba a decir que en ese país, y solo en el curso de dos años,
habría más plazas y más centros escolares creados para la juventud, que jóvenes
escogidos, es decir que jóvenes preparados para entrar en esos centros, y que
la Revolución se vería necesitada de acelerar la selección y la preparación de
nuestra juventud para llenar las instituciones escolares que está creando?
Aquella Revolución comenzó, como decíamos
antes, con el esfuerzo de unos pocos. Y
cuando unos pocos llevaban un año luchando, cuando unos pocos probaron la
verdad de que la lucha era posible, cuando aquellos pocos que durante meses
habían permanecido solos, durante un año, habían logrado ir encendiendo la
llama, otros jóvenes honestos, otros jóvenes universitarios, se dieron a la
tarea de secundar nuestra lucha. Pero ya
no era lo mismo.
Los idealistas aprendieron la lección de
la Sierra Maestra, pero los aventureros aprendieron también la lección de la Sierra
Maestra, y al lado de un puñado de idealistas (APLAUSOS), al lado de un puñado
de idealistas, compañeros de José Antonio Echeverría (APLAUSOS PROLONGADOS),
escalaron la Sierra del Escambray un grupo de oportunistas y de aventureros
(EXCLAMACIONES DE: “¡Paredón, paredón!”);
detrás del puñado de aventureros y de oportunistas, subieron la Sierra del Escambray
un buen número de ambiciosos y de elementos corrompidos (ABUCHEOS), que no
fueron allí a pelear, sino a robar; que no fueron allí a combatir contra los
soldados de la tiranía, sino a comer
vacas en la Sierra del Escambray (ABUCHEOS); que no fueron allí a enseñar a los
campesinos, sino a maltratar, y a abusar, y a confundir y a corromper a los
campesinos (ABUCHEOS); que no fueron allí a ayudar al campesino del Escambray
que estuviera necesitado económicamente, sino que fueron allí a implantarle una
gabela hasta a los más humildes productores de café y de frutos menores, gabela
que se invertía en ron muchas veces, gabela que se invertía en vivir bien y no en
combatir contra las fuerzas mercenarias de la tiranía (EXCLAMACIONES DE: “¡Paredón, paredón!”).
Y allí mismo promovieron la división,
allí mismo los compañeros verdaderos y buenos de José Antonio Echeverría
tuvieron que separarse del grupo de gángsteres comevacas
y aventureros del Escambray (ABUCHEOS). Ellos
no peleaban, pero cuando el Che y Camilo, los gloriosos combatientes de la
Sierra, cuando dos de aquellos doce, cuando dos de aquellos que habían enseñado
el camino de la lucha, cuando dos de aquellos doce que habían infligido
tremendas derrotas a las fuerzas de la tiranía que concentraban contra la
Sierra Maestra los más preparados soldados y lo mejor de su equipo militar, y
las mayores bombas, y las patrullas completas de aviones de bombardeo y de ametrallamiento;
cuando dos de aquellos hombres, comandando columnas de soldados que llevaban sobre
sus hombros el prestigio de muchos combates victoriosos, llegaron a la provincia
de Las Villas, encontraron en los compañeros de José Antonio Echeverría el
abrazo fraternal y los brazos abiertos (APLAUSOS); encontraron, en las
guerrillas que luchaban en Yaguajay al mando de Félix
Torres, los brazos abiertos. Y lo que
nos decía Camilo, cuando ellos llegaron exhaustos, cuando ellos llegaron
después de haber comido solamente once veces en casi 40 días, había un grupo
allí que les vendó las piernas, que les curó las heridas, que los atendió
solícitamente, y se convirtieron muchos en soldados.
¡Qué distinto había ocurrido en las
montañas del Escambray! ¿Saben lo que
encontró el glorioso comandante de la columna invasora “Ciro Redondo” al llegar
al territorio del Escambray?:
un letrero que decía: Ninguna
tropa podrá penetrar en este territorio sin autorización de los que allí
estaban (EXCLAMACIONES). Es decir que al
Comandante Ernesto Guevara y a la columna invasora no les esperaron allí brazos
abiertos, sino fusiles amenazadores, prohibiciones conminatorias; los comevacas, que habían vivido plácidamente en las lomas del Escambray,
no querían allí verdaderos combatientes, no querían allí tropas aguerridas que
los pusiera en evidencia ante sus propios hombres, no querían allí combatientes
del temple de los que llegaban, porque hombres del temple de los que llegaban iban
a convertir ese frente en un verdadero frente de batalla, donde los grupos
guerreristas, separados forzosamente, viéndose en la necesidad de separarse de
los que dirigían aquel frente, carecían de armas para luchar, ¡porque las armas
estaban allá dedicadas a matar puercos, a matar ratas y a matar, también, campesinos! (ABUCHEOS); porque uno de esos jefes llegó, incluso,
a asesinar más de 30 campesinos; uno de esos jefes se dice de él que con la
sangre más fría del mundo y muerto de risa, se complacía en dispararles
personalmente el balazo criminal a los que ellos consideraban presuntos
enemigos. Pero, ¿qué presuntos enemigos
podía tener una tropa que no peleaba? ¿Qué
presuntos enemigos podía tener una tropa que no combatía? Y si tenían enemigos era porque allí se
trataba mal al campesino, era porque allí se trataba con desprecio al campesino,
era porque allí se le cobraba una gabela al campesino, y era porque allí
constituían una carga para la población, ¡y ni siquiera combatían!
Y eso dejó su saldo. ¿Aprendieron los campesinos del Escambray lo
que aprendieron los campesinos de la Sierra Maestra? No. Porque
allí en el Escambray lo que dieron fue el mal ejemplo, allí en el Escambray lo
que dieron fue el abuso, y a ese campesinado del Escambray no le despertaron la
conciencia revolucionaria, no le abrieron los ojos sobre lo que era y lo que
significaba la Revolución para ellos. ¡Aquellos campesinos del Escambray les tenían más miedo a
los supuestos revolucionarios que a los casquitos, porque en realidad los casquitos
apenas molestaron en el Escambray, y los que de verdad molestaron, los que de
verdad, bajo el pretexto de ajusticiamiento, mataron innumerables campesinos,
fue el grupo de seudorrevolucionarios aventureros y gángster
que se había apoderado de las montañas del Escambray (ABUCHEOS).
No diré, no negaré que había hombres del
pueblo que creyendo que allí se estaba luchando por la patria se sumaran a
aquellos grupos; no negaré que en sus filas había buenos muchachos, pero los
que dirigían y mandaban aquel frente y aquellas tropas eran una pandilla de
politiqueros descarados y aventureros ambiciosos de dinero y de poder
(ABUCHEOS).
Quizás habría sido mejor que al llegar el
Che allí, hubiese constituido un consejo de guerra y hubiese fusilado a todos aquellos
cabecillas seudorrevolucionarios (EXCLAMACIONES). Pero, sin embargo, estábamos en la lucha
contra la tiranía, estábamos enfrentados en una dura guerra, y entendíamos que
no convenía a la Revolución tomar medida semejante, y cuando el pueblo todavía
no sabía quiénes eran verdaderamente los que allí estaban, era improcedente
adoptar una medida drástica. Y como las
instrucciones que traían los comandantes invasores era la de la más amplia
unión, como la consigna que traían los comandantes de la Sierra Maestra era
unir, se dedicaron a la tarea de unir, pasando por encima del “alto” que
incluso daban algunos de aquellos sujetos.
Cuando la guerra concluyó, los que no
habían sido rápidos en acudir al combate, los que no habían sido los más
apurados en acudir a lo sitios de riesgo, los que no se preocuparon por pelear,
en cambio no alcanzaban las estrellas que había en la república para ponérselas
sobre sus hombros (EXCLAMACIONES). Y
hemos tenido que soportar, hemos tenido que soportar, en aras de la unión más
amplia, en aras de la lucha por la unidad, hemos tenido que soportar amarguras
tales como ver compañeros de las columnas invasoras, que tenían más de 20
combates, con el grado de sargentos, y que todavía son sargentos, porque en la
Sierra Maestra no se regalaban las estrellas (EXCLAMACIONES); y hemos tenido
que pasar por la amargura de ver que mientras había hombres que llevaban más de
un año luchando, que habían realizado numerosos actos de valor y de heroísmo,
de ahí del Segundo Frente del Escambray bajaban con las estrellas de comandante
individuos que no habían disparado un solo tiro en toda la guerra.
Sin embargo, la Revolución fue tan
magnánima, la Revolución fue tan generosa, los dirigentes de la Revolución
fuimos tan tolerantes en aras de nuestro espíritu amplio de unidad, en aras del
espíritu que deben tener los hombres que luchan por verdaderos ideales, en aras
realmente de la bondad, para que no pareciera que un grupo mayoritario, que un
movimiento victorioso se valía de su poder para maltratar a otros sectores,
pasando por encima de todas las heridas y de todas las amarguras, el Gobierno
Revolucionario les aceptó los grados de comandante a aquellos señores a quienes
no les había dado esos grados, ni mucho menos sus méritos, a aquellos señores
que ellos mismos se pusieron los grados de comandante, y no se pusieron los
grados de general ni de mariscal porque en la Sierra Maestra no se estableció
un grado más alto que el de Comandante.
Es decir que al grupo de revolucionarios
idealistas, al grupo de Chaumont y de Cubelas, al grupo de Félix Torres, Camilo y el Che les
reconocieron, por sus méritos y por sus sinceros propósitos revolucionarios,
los grados que tenían. Los otros, los
otros se designaron ellos mismos los grados; los otros se autodesignaron
comandantes. Y la Revolución, generosa y
tolerante, les aceptó aquellos grados. ¿Quién
no sabe que la Revolución tenía poder suficiente para haber reducido a aquellos
señores comandantes a soldados rasos, y hasta haberles quitado el uniforme de seudorrevolucionarios que llevaban puesto? ¿Quién no sabe que la masa del pueblo
apoyaba, como apoya hoy, desde el primer momento a los dirigentes de la Revolución? Esa es la historia.
Mas, no solo fue malo el Segundo Frente del
Escambray, sino que fue pobre y deficiente y negativa una parte importante de
la dirigencia del Movimiento Revolucionario 26 de Julio. Es decir que en las filas de la dirigencia
del Movimiento en esta provincia se filtraron también elementos ambiciosos,
elementos seudorrevolucionarios, y elementos que lo
primero que nos plantearon, cuando nosotros cruzábamos por esta provincia hacia
La Habana, fueron cuestiones de orden burocrática sin el menor escrúpulo
revolucionario, y enseñando las orejas de la politiquería, porque al parecer
creían que aquí íbamos a continuar como antes (EXCLAMACIONES).
Y las semillas del divisionismo se
sembraron, y el divisionismo echó raíces en esta provincia; y el movimiento
obrero cayó en manos de mujalistas; y numerosos cargos en los municipios y en
la administración pública cayeron en manos de seudorrevolucionarios
y oportunistas. Y en algunas ciudades
como Trinidad, ¿qué pasó? Pues, sencillamente,
aquellos señores que no habían combatido, el día 2, cuando había que preservar
la riqueza de la nación, el día 2, cuando había que cuidar las máquinas, los
vehículos y había que cuidarlo todo, porque eran bienes del pueblo, el día 2,
cuando ya no había un casquito por todo aquello, se fueron al motel que estaban
construyendo en Trinidad, lo saquearon y lo quemaron. ¡El día dos, el día dos de enero! y entonces,
convirtieron los cargos de la zona de Trinidad y de Topes de Collantes en un
botín, donde allí se encargaron de colocar al grupo de amiguitos y de
seguidores.
En esta provincia, el mujalismo, una
dirigencia negativa por parte del movimiento líder de la Revolución, el
divisionismo y el cuatrerismo, infiltraron en cargos públicos, en la administración
municipal, en la administración pública nacional, e incluso en los cuerpos del
ejército y de la policía, a elementos verdaderamente aventureros, negativos y
corrompidos (ABUCHEOS).
Era necesario, era necesario decir de una
vez todo esto; era necesario decirlo, porque era una espinita, o una espinota,
que la provincia de Las Villas tenía clavada.
Hemos ido limpiando, hemos ido limpiando en el ejército en primer
término, tenemos todavía que limpiar quizás; hemos ido limpiando en la policía,
tenemos todavía que limpiar quizás; hemos ido limpiando en los ayuntamientos,
tenemos que seguir limpiando quizás. Y
en definitiva, en definitiva se impone una verdadera limpia en todos los cargos
de responsabilidad de la administración en esta provincia (APLAUSOS), puesto
que si el enemigo quiere crear aquí una cabeza contrarrevolucionaria, es
necesario que en cada escuela haya un maestro revolucionario (APLAUSOS), que en
cada puesto del municipio y del Estado haya un hombre o una mujer
revolucionarios (APLAUSOS); y que nos dejemos de contemplaciones, porque cuando
se cuenta con una juventud como esta, cuando se cuenta con un pueblo como este,
cuando hay tantas decenas de miles de hombres y mujeres verdaderamente dignos,
y que sienten verdaderamente la patria y la Revolución, no hay por qué permitir
ni tolerar que haya un solo descarado contrarrevolucionario en la
administración del Estado (APLAUSOS).
No hay por qué ser tolerantes con los
vendepatrias, no hay por qué ser tolerantes con los traidores a la patria (APLAUSOS). He ahí la causa de por qué el imperialismo
escogió esta provincia, porque había los males del mujalismo, los males del
divisionismo y los males del aventurerismo y del oportunismo. ¡Claro!, y por eso aquí fue donde realizó su
mayor esfuerzo. Intentaron en Pinar del
Río y no pudieron, porque allí no tenían un Segundo Frente; intentaron en la
Sierra Maestra y no pudieron; han intentado en distintos puntos y no pudieron. Sin embargo, aquí ya tenían a sus agentes, a
sus agentes mujalistas, a sus agentes divisionistas y a sus agentes seudorrevolucionarios.
Y, claro, comenzaron a aparecer algunos
desertores, algunos señores que, además, querían más grados que los que tenían,
cuando no se merecían ni los que tenían; comenzaron a aparecer los politiqueros;
y el aventurerismo y la politiquería comenzó a dar sus frutos. Y comenzaron a juntarse con esbirros que
andaban huyendo, por las lomas del Escambray, y continuaron por ese camino; ¿y
cómo terminaron?: terminaron
unidos los comevacas y los esbirros en las lomas del
Escambray (RISAS). Abusando de los
cargos que tenían, y de la tolerancia de la Revolución, se dedicaron algunos
comandantes a llevar armas para el Escambray, a hacer contactos con la embajada
americana (EXCLAMACIONES DE:
“¡Fuera!”), y a hacer campañas de proselitismo allí, para tratar
de constituir una cabeza de playa contrarrevolucionaria.
Inmediatamente, como es natural,
comenzaron a llover paracaídas con armas sobre el Escambray. Las milicias agarraban una gran parte, pero
otra parte —pequeña pero, al fin y al cabo, armas— llegaba a manos de las pandillas
contrarrevolucionarias; y la población campesina de allí, era una población que
no era la de la Sierra Maestra, porque la de la Sierra había vivido dos años de
Revolución y allí no sabían ni a qué atenerse muchos campesinos, en el
Escambray, porque, en definitiva, allí no se había sembrado la semilla
revolucionaria y, en definitiva, de esos señores que llamaban revolucionarios
no habían visto más que malos ejemplos, y estaban completamente al margen del
proceso revolucionario.
Esas eran las condiciones sociales y
políticas del Escambray. De inmediato,
comenzaron a sembrar el terror entre los campesinos y, claro está, a fin de
neutralizar al campesinado, asesinan campesinos, ahorcan campesinos, y utilizan
el terror; terror, naturalmente, que no usa ni usará jamás la fuerza revolucionaria
(APLAUSOS).
Así surgieron los primeros grupos. La Revolución movilizó a 1 000
campesinos del Escambray. ¿Por qué? Para que ustedes vean la calidad humana y
revolucionaria del campesinado, baste decir que allí en el Escambray, donde no
se dieron buenos ejemplos, sin embargo, cuando se convocaron a las milicias, ¡mil
campesinos del Escambray se sumaron inmediatamente y se constituyeron en
milicias revolucionarias! (APLAUSOS.) Y comenzó la persecución de los elementos
contrarrevolucionarios y de los esbirros con 1 000 campesinos del
Escambray y 700 campesinos de la Sierra Maestra. Así fue como se iniciaron aquellas
operaciones, que liquidaron a los principales cabecillas de aquellos grupos,
capturaron a más de 100 y les ocuparon la mayor parte de las armas. Quedaban algunos grupos, más pequeños, y
cabecillas de menor importancia.
Fue por aquellos días en que comenzaron
las amenazas de invasión, desde Guatemala; en que los grupos se disponían a partir,
desde Guatemala, para atacar, posiblemente, algún sector del occidente de Cuba
y quizás, nosotros considerábamos, entre los objetivos posibles estaría el de
la Isla de Pinos. Y en aquellos
instantes, cuando todavía la organización de los batallones de milicia no se había
adelantado, fue necesario sacar a los campesinos de la Sierra Maestra que
estaban en el Escambray, y enviarlos a tomar posiciones en Isla de Pinos, a fin
de evitar que los contrarrevolucionarios, desde Guatemala, apoyados por el
imperialismo, se apoderaran de aquella isla.
Después vino la necesidad de la gran
movilización nacional, y en los días esos, desde el extranjero continuaron
enviando armas y más armas en paracaídas, armas americanas. Para que ustedes tengan la idea de los
esfuerzos que ha hecho el imperialismo para armar a los contrarrevolucionarios,
baste decir que nosotros, en la Sierra Maestra, vinimos a ocupar la primera
bazuca al cabo de 18 meses de guerra, cuando copamos un batallón del ejército y
le ocupamos la primera bazuca, al cabo de 18 meses de guerra. La segunda bazuca la ocupamos dos semanas
después; es decir que, cuando la gran ofensiva, en que se le hizo al ejército
enemigo más de 1 000 bajas y se le ocuparon 504 armas, entre esas armas
había dos bazucas.
De aquellas dos bazucas —una bazuca, en
el combate de Las Mercedes, fue destruida por un cañonazo de tanque Shermann, que al mismo tiempo mató al teniente Cordoví, compañero valeroso que murió enfrentándose al
tanque (APLAUSOS)— nos quedaba una bazuca, y esa
bazuca se la dimos a la columna del comandante Ernesto Guevara, que la trajo a
Las Villas y la utilizó en tomar los primeros cuarteles. Es decir que, cuando el Che llegó a Las
Villas, el Ejército Rebelde, al cabo de 20 meses, o 21, tenía una sola bazuca.
Claro que atacar cuarteles con bazucas
habría sido muy fácil para nosotros. Las
otras bazucas las comenzamos a ocupar principalmente en el mes de noviembre;
cuando la batalla de Guisa, ocupamos nosotros la tercera bazuca; y después, en
sucesivos combates, pudimos obtener ese tipo de arma, ya al final de la guerra. Sin embargo, con las bazucas que han enviado
en paracaídas y hemos ocupado nosotros, ya tenemos para armar ¡una compañía de bazuqueros! (APLAUSOS),
porque las armas, en aviones procedentes de Estados Unidos, se las habían
estado lanzando en racimos durante los últimos dos meses.
Y cuando se movilizó el país, cuando se
llamó a la milicia a tomar posiciones, ante el peligro de una agresión directa
del imperialismo, ¿qué ustedes creen que hizo cuanto aventurero había por ahí,
cuanto lumpen había por ahí, y cuanto esbirro había por ahí? Pues, pensaron que ya había llegado el
momento en que el imperialismo iba a atacar, que había llegado el momento suyo,
y comenzaron a subir las montañas del Escambray en fila india (RISAS).
Así fue como, en esos días, el número de
elementos contrarrevolucionarios y
esbirros, en los días en que el pueblo estaba en las trincheras, ascendió a
cerca de 500 en la zona del Escambray y de Sancti Spíritus. Claro está
que ellos estaban esperando a los americanos, y los que han llegado allí son
los milicianos (RISAS Y APLAUSOS); y las bandas contrarrevolucionarias han
quedado abandonadas a su suerte, como quedan abandonados todos los aventureros;
las bandas contrarrevolucionarias del imperialismo, han quedado abandonadas a
su suerte. No han venido a socorrerlos,
no han mandado la expedición allí a apoyarlas... ¡y en verdad que sería una lástima que no aprovecharan la oportunidad para mandarla aquí al Escambray! (RISAS Y APLAUSOS.)
Es decir que han dejado abandonadas a las
bandas contrarrevolucionarias a su suerte, y no han venido. ¡Ojalá vinieran!, ¡ojalá se llenaran de un
poco de pudor y arribaran allí, que nosotros estamos dispuestos a abrirles las
costas allí, para que desembarcaran a apoyar las bandas contrarrevolucionarias! Porque, claro, mientras han estado de correcorre, en grupitos chiquitos, han podido irse escabullendo,
pero no es lo mismo cuando llegara una expedición allí, que tiene preparado en
cualquier momento que llegue un magnífico recibimiento (RISAS y APLAUSOS).
¿Cuál fue una de las fechorías que se les
ocurrieron hacer a estos señores, nada menos que en el Año de la Educación?, ¿qué
se les ocurrió hacer a estos asesinos, por congraciarse con sus amos?, ¿qué se
les ocurrió hacer un día 5 de enero, cuando, por supuesto, estaban esperando a
la infantería de marina?, ¿qué se les ocurrió?
No atacaron ningún cuartel, no se enfrentaron a ninguna tropa: fueron a una
escuelita, cerca de Güinía, y la quemaron; después
fueron a otra escuelita, donde un joven maestro, de 18 años... (EXCLAMACIONES DE: “¡Paredón!, ¡Paredón!”), un joven honrado, un
joven humilde del pueblo, un hijo del pueblo, que estaba allí enseñando a 44
niños y a un buen número también de adultos, que no tenía armas de ninguna
clase, y que estaba sencillamente haciendo una cosa tan hermosa como es
enseñar, ¡una cosa tan digna de respeto como es enseñar al que no sabe!; lo
secuestran, en compañía de un joven obrero, miliciano, y de un miliciano
campesino que había ido a ver a su familia; y, cobardemente, brutalmente,
desafiando hasta las fibras más íntimas de la sensibilidad humana, ahorcan al
maestro, al campesino y al obrero. Ese
hecho los retrata de cuerpo entero, y define, de una manera inequívoca, lo que
es la Revolución y lo que son las bandas de contrarrevolucionarios, que
asesinan a un joven por ser maestro, que asesinan a otro joven por ser obrero,
que asesinan a otro joven por ser miliciano.
He ahí la entraña de las bandas contrarrevolucionarias.
¿En qué error han caído esas bandas, esos
instrumentos del imperialismo; en qué ilusión han caído? En creer que se puede aplicar para la
contrarrevolución los mismos métodos que empleó la Revolución. Es decir que la Revolución ideó su táctica y,
efectivamente, descubrió una gran táctica revolucionaria, táctica
revolucionaria que no dudamos que otros pueblos la utilicen también algún día
para liberarse del yugo imperialista y de la explotación (APLAUSOS).
Pero, ¿a dónde ha ido a parar el
imperialismo? Pues el imperialismo ha
acudido, para hacer contrarrevolución, a las tácticas que ideó y preparó la
Revolución, sin darse cuenta que esas tácticas son útiles para hacer
revoluciones, pero que están inexorablemente condenadas al fracaso cuando se
utilizan para hacer contrarrevoluciones, porque ese tipo de lucha es un
instrumento de lucha revolucionaria, y no puede ser utilizado para luchas
contrarrevolucionarias, porque las luchas contrarrevolucionarias se han valido,
principalmente, de los ejércitos mercenarios, de los golpes de Estado, pero de
ninguna manera pueden acudir a un método condenado por completo al fracaso. Y he ahí la situación en que se encuentran
las bandas contrarrevolucionarias. En
este momento las bandas contrarrevolucionarias están cercadas en amplio cerco,
es decir que se ha tendido alrededor de ellos el cordón donde tendrán que
chocar si intentan escapar. Pero no solo
eso, una vez establecidos los cordones, batallones de milicianos, especialmente
entrenados, avanzan sobre ellos en el interior de los cercos (APLAUSOS).
Ahora bien, el pueblo debe cooperar; las
patrullas de milicianos obreros que están tomando posiciones y moviéndose
dentro de los cercos, llevan, cada uno de ellos, una pequeña biblioteca y una
cartilla de alfabetización (APLAUSOS). Es
decir que no solo van a combatir y liquidar a los elementos contrarrarrevolucionarios,
sino que van a desarrollar, al mismo tiempo, la campaña de alfabetización en el
Escambray (APLAUSOS).
Es posible que ninguna fuerza militar en
la historia del mundo hubiese llevado, juntos, estos dos instrumentos: su fusil y su
cartilla de alfabetización (APLAUSOS).
Ahora los campesinos de aquella zona y,
sobre todo, de los alrededores, deben brindar la mayor colaboración para que no
escape ninguno; es decir que ellos cuando se vean acosados van a tratar de
escapar, algunos cabecillas. Por eso, en
todos los pueblos alrededor del Escambray, en todas las ciudades de esta
provincia, el pueblo debe estar vigilante, las milicias deben estar vigilantes,
los jóvenes rebeldes deben estar vigilantes, los sindicatos deben estar
vigilantes, las federaciones de mujeres deben estar vigilantes, los estudiantes
deben estar vigilantes, los obreros que trabajan en los camiones y en las
fábricas de ómnibus deben estar vigilantes, y deben de regarse fotografías de
los principales cabecillas para evitar que ninguno escape; porque las milicias
se encargarán de ellos allí en los cerros, pero si se diera el caso de que
alguno tratara y lograra filtrarse, el problema es que no saliera de la
provincia. Esa es la tarea que el pueblo
debe realizar, porque yo les aseguro que esos señores se van a encontrar allí
con lo que ni siquiera les pasó por la imaginación, por lo que ni siquiera les
pasó nunca por la imaginación, y que tienen sus días contados y muy bien
contados. ¡Y que van
a saber lo que es tropezarse con los fusiles revolucionarios de la clase obrera
cubana! (APLAUSOS.)
Los batallones de milicias obreras y
campesinas movilizadas hacia allí, su tarea es estar allí, mientras quede uno
solo de los miembros de las bandas contrarrevolucionarias (APLAUSOS). Y, por lo tanto, ya lo sabe el pueblo de Las
Villas y los familiares de esos milicianos, que su propósito, y la determinación
de esos batallones, es que no se moverá nadie del Escambray, mientras quede un
solo contrarrevolucionario (APLAUSOS). No
será aquello de una campañita, y después se queden tranquilos; la presión será
constante, creciente y sin descanso, mientras quede uno solo. Vamos a poner en práctica las tácticas
revolucionarias, frente a bandas contrarrevolucionarias (APLAUSOS), para ver si
se llevan ya, de una vez, si se llevan ya, de una vez y para siempre, una lección
definitiva que sea inolvidable, y después, ¡después vamos a convertir el
Escambray en la región más revolucionaria de Cuba! (APLAUSOS.)
Pero aun más: hay que continuar organizando
batallones de milicias en esta provincia, hay que continuar movilizando las milicias
de esta provincia, para que no quede un solo miliciano que no aporte su
esfuerzo en esta lección ejemplar que les vamos a dar a las bandas del
imperialismo (APLAUSOS).
Pero recuerden la tarea del pueblo, lo
repito, de los obreros, de los jóvenes rebeldes, de la federación de mujeres,
de los estudiantes, de todo el pueblo, que es estar vigilantes durante las
próximas semanas para evitar que escape un solo cabecilla contrarrevolucionario. ¡Esa es la tarea que les asignamos a ustedes! (APLAUSOS.) Las compañeras de aquí de las milicias femeninas
también recibirán su entrenamiento (EXCLAMACIONES Y APLAUSOS).
Es decir que tenemos como tarea inmediata
liquidar esas bandas contrarrevolucionarias en esta provincia, pero, además, queremos
seguir fortaleciendo en todo el país la fuerza de la Revolución. Ya están saliendo hacia todas las
cooperativas cañeras, que son 600 en toda la isla, los primeros fusiles para
organizar allí las unidades de combate de cada cooperativa cañera. Y así sucesivamente, no solo tendremos los
batallones organizados, los batallones de combate, sino que en cada cooperativa,
en cada granja del pueblo habrá establecida una fuerza de combate integrada por
los propios cooperativistas y los propios obreros de las granjas del pueblo.
Así que los que quieran jugar a la
revolución ya saben el juego tan serio que van a emprender. Sobre estos temas no caben subterfugios de
ninguna índole; frente a los enemigos de la patria y de la Revolución, frente a
los ilusos mercenarios vendepatrias al servicio del pasado, al servicio del privilegio,
al servicio de la corrupción, al servicio de la explotación; esos señores que
han vendido su alma, que han vendido su alma a los monopolios extranjeros, que
se han puesto del lado de los ricos, que se han puesto del lado de los explotadores,
que se han puesto del lado de los discriminadores, que se han puesto del lado
de los que saqueaban a los campesinos y les cobraban rentas todos los años, que
se han puesto del lado de los politiqueros, que se han puesto del lado de los
esbirros, que se han puesto del lado de los que mandan asesinar maestros, de
los que mandan asesinar obreros, de los que mandan asesinar campesinos, de los
que mandan asesinar negros (ABUCHEOS); esos señores que se han puesto de parte
de los enemigos de nuestro pueblo, de parte de los enemigos de la humanidad (SE
ESCUCHAN SILBATOS DE TRENES) —y todavía vienen llegando trenes de ciudadanos
del interior de la provincia—, sepan que el juego a la guerra es un juego serio,
porque una revolución es una lucha, y las revoluciones se fortalecen en la
lucha, los pueblos se fortalecen en la lucha, solo de la lucha salen
revolucionarios competentes, revolucionarios aguerridos, revolucionarios llenos
de más amor cada día a la obra de la Revolución y a la causa que defienden, y
que la Revolución tiene infinitas fuerzas e infinitos recursos para aplastar a
cuanto gusano se le ponga delante (APLAUSOS).
¡Y los gusanos, los gusanos van a ser aplastados sin contemplación
alguna! (APLAUSOS.)
Y después o al mismo tiempo, vamos a ir haciendo
una limpieza en la burocracia de esta provincia (APLAUSOS), y vamos a dedicarnos
a trabajar, porque esta provincia tiene recursos, y tiene entusiasmo, y tiene espíritu
suficiente para convertir esta provincia, también, en un emporio de riquezas. Y verán cómo en este año, después que se acabe
la zafra, no va a quedar una sola persona desempleada en esta provincia
(APLAUSOS). Pero, además, cómo en esta
provincia, al igual que en las demás provincias de Cuba, no va a quedar un solo
analfabeto en este año.
¿Saben lo que se ha propuesto la
Revolución? La Revolución se ha
propuesto ganar una de las más grandes batallas por la cultura que haya librado
ningún pueblo: se
propone erradicar el analfabetismo en un año.
Calculen qué lección para los pueblos, calculen qué aliento y calculen
qué descrédito para los gobernantes títeres de América Latina, que la
Revolución Cubana en un solo año erradique el analfabetismo (APLAUSOS).
Así que esa sí va a ser una batalla
verdaderamente épica, en que debe participar todo el pueblo. La Revolución no se ha propuesto hasta hoy
nada que no haya sido capaz de lograr, y ahora tenemos por delante esa
meta. Hay quienes nos dicen que en los
sectores muy apartados, donde viven muy aislados los campesinos, va a ser muy
difícil la campaña. Y nosotros hemos
dicho que si es necesario pondremos un alfabetizador en cada casa de las
montañas. Para eso los necesitamos a
ustedes, sobre todo a los estudiantes; con ustedes vamos a librar esa batalla,
vamos a reclutar un ejército de 100 000 alfabetizadores entre los estudiantes
desde 13 años en adelante. Y así, las
clases en todas las secundarias básicas y preuniversitarias, van a terminar
este año el 15 de abril. E
inmediatamente vamos a organizar a todos los jóvenes, hembras y varones, que
deseen, y las familias suyas estén de acuerdo en que vayan a alfabetizar
(EXCLAMACIONES); las jovencitas en las ciudades, los varones en las
montañas. Y si los familiares de algunas
jovencitas quieren, pueden integrarse también brigadas de jovencitas que vayan
al campo. Pero, es decir, tienen que ir
a vivir en la casa de la familia donde van a alfabetizar. Empiezan el día… tendrán unos 15 días de vacaciones nada más;
algunos, menos. Los reunimos, les
damos algunos días de vacaciones, los organizamos y los enviamos hasta el 15 de
diciembre. Es decir que las clases, hay
que hacer un esfuerzo, vamos a terminar antes este curso y vamos a empezar un
poquito después el otro curso, y vamos a empezarlo después de diciembre para
disponer de esa gran masa de alumnos de las escuelas secundarias y de las
escuelas preuniversitarias, para crear un ejército de alfabetizadores,
organizados en brigadas y organizados en batallones de la enseñanza.
Es decir, esta es una buena prueba, hay
que comenzar a organizar ese ejército, y vamos a organizar cien mil, ¡cien
mil!, jóvenes alfabetizadores que por lo menos tengan, como requisito, de sexto
grado en adelante, y por lo menos 13 años de edad. Saben que van a tener una tarea importante,
que van a vivir en casa de las familias, que tienen que tener una conducta
ejemplar como representativos de la Revolución, que tienen que mantener una
conducta irreprochable para prestigio de la Revolución, para bien de los
campesinos, para bien de los familiares de ustedes, aquellos jóvenes y
jovencitas a quienes las familias concedan el honor de la confianza de
permitirles, ya actuando como verdaderos hombres y verdaderas mujeres, rectas
de carácter y útiles desde muy jóvenes a su patria, que vayan allá como
misioneras y misioneros de la cultura, en abanderados de la enseñanza, como
antorchas encendidas que irán allí a llevar luz, a cumplir la más hermosa de
las tareas. Y nosotros les aseguramos
que cada joven, hombre o mujer, que hoy participe de esa batalla, tendrá toda
su vida una satisfacción, de la cual siempre se sentirá orgulloso.
Y además, van a darles una lección a
todos los pueblos de América Latina, que verán cómo una Revolución puede
realizar proeza semejante; y, además, se van a hacer un gran bien, porque es
bueno que de vez en cuando nos apartemos de las comodidades de las ciudades, de
la vida muelle y cómoda de las ciudades, para ir allí donde en vez de un
colchón tenemos una hamaca para dormir; donde en vez de un bombillo tenemos un candil
o una vela; donde no hay cine, ni hay parques, ni hay confiterías, ni hay
helados, ni hay los mimos de la casa (EXCLAMACIONES DE: “¡Lo que sea!”), y para lo cual hay que tener
voluntad. Y nosotros lo advertimos,
porque si bien será muy honroso para todo joven que vaya y pase por esa prueba,
va a ser muy penoso para todo joven que vaya y no pase la prueba.
Por lo tanto, es necesario que se piense
bien, pero que aproveche esta gran oportunidad nuestra juventud hoy, porque eso
les va a enseñar mucho, eso les será de gran utilidad en la vida, y los
familiares de todos ustedes se sentirán siempre satisfechos de esa prueba y de
esa experiencia que van a adquirir.
¿Creen ustedes que podamos movilizar ese
ejército de 100 000 jóvenes para educar, ese ejército que nos permita
llevar un maestro a cada casa de las montañas?
(EXCLAMACIONES DE:
“¡Sí!”) Los campesinos les
dan alimentación, y ustedes les dan la enseñanza. Y no será para ellos, de ninguna manera, una
carga, porque los gastos menores pueden ser sufragados por los fondos de la
alfabetización, y los campesinos les podrán dar la vianda y algún alimento de
lo que ellos comen, y siempre tendrán...
Esos jóvenes van a recibir un uniforme,
van a recibir los gastos del pasaje, y para sus gastos allí, para que todos los
alimentos no los tengan que pagar los campesinos, van a recibir 10 pesos todos
los meses para sus gastos.
Es decir, como contribución también,
porque si un campesino muy humilde tiene entonces esa boca más en su casa, es
un pequeño sacrificio de todas maneras. Ellos
siempre compartirán el plato modesto de sus alimentos con ustedes; ellos
siempre serán generosos; los campesinos siempre han sido hospitalarios y generosos.
Y después, después del 15 de diciembre o
el 20 de diciembre... (COMIENZAN A
CANTAR CONSIGNAS REVOLUCIONARIAS)...
Así que en todos los centros escolares
debe constituirse inmediatamente una pequeña comisión de todos los jóvenes que deseen
incorporarse a ese ejército de la educación, para que desde el 15 de diciembre
ya estén disponibles y nosotros sepamos en todos los centros de secundaria
básica, centros de enseñanza superior, excepto la universidad, por una razón: por la urgencia de
preparar ingenieros, arquitectos y técnicos en general. Por eso, todos, absolutamente todos, los de secundaria
básica y preuniversitarios, que en cada centro se inscriban y envíen al
Ministerio de Educación las listas con la edad, con la dirección y con el
centro donde estudian, y el grado que tienen, y su disposición de incorporarse
para dar clases.
Los varones todos ya saben que al campo,
las jovencitas por opción, aquellas que sus familiares se lo permitan o
aquellas que sus familiares deseen que sea en la ciudad, darán clase en la
ciudad, porque en muchos pueblos del interior, sobre todo, hay gran cantidad de
analfabetos, y en muchas casas del interior habrá que poner un maestro para que
vaya a dar clases los sábados, los domingos, o por las noches, y ahí pueden trabajar
las compañeras que se inscriban en ese ejército de alfabetización.
El hecho es que debemos librar esa
batalla, y hemos querido exponer aquí en Las Villas el plan para que ustedes,
los jóvenes de Las Villas, sean los primeros en inscribirse (APLAUSOS). El hecho es que ese propósito de la
Revolución debe lograrse, y estamos seguros de que lo vamos a lograr.
Mientras tanto, de aquí a abril vamos a
dedicarnos a organizar, a formar la organización, los planes, los medios de
transporte, porque ya ustedes saben lo que significa movilizar tantas decenas
de miles de jóvenes; tendremos que transportarlos en tren, camiones, por los
medios que sean necesarios: vamos a ir
preparando los cuadros que van a dirigir esos planes, y al final de este año,
entre el 15 y el 20 de diciembre, una vez librada esa batalla, nos reuniremos
todos los que hayamos participado en este trabajo, y el ejército completo de
los jóvenes maestros se reunirá para declarar ante el mundo que Cuba ha logrado
la proeza de erradicar totalmente en un año, hasta las raíces, el
analfabetismo.
Así pues, tenemos trabajo por delante,
tenemos trabajo por delante. No nos
quedarán muchas fortalezas, solo nos falta por inaugurar la de Pinar del Río, y
algún día, más adelante, también la escuela de milicias de Matanzas. Se nos acabarán las fortalezas militares,
pero todavía nos quedan por destruir muchos castillos de ignorancia, de
superstición, de espíritu conservador y reaccionario; nos quedan por destruir
todavía unas cuantas fortalezas donde se albergan los reaccionarios, donde se
albergan los enemigos del progreso; nos quedan todavía por librar batallas.
Siguen provocando a la Revolución sus
enemigos; siguen inculcando a los niños criminales desviaciones de los
intereses de la patria; siguen desviando el pensamiento de los niños del amor a
la patria, del amor a su pueblo, del amor al gran ideal y a la gran causa de la
colectividad cubana; y hay quienes criminalmente continúan inculcándoles a los
niños el sentimiento de hostilidad hacia la Revolución; siguen escribiendo
pastorales (ABUCHEOS), de esas pastorales que arman la entraña asesina de los
que privan de la vida a maestros de 18 años, a maestros humildes del pueblo,
porque de ahí sus campañas divisionistas, sus campañas mercenarias, que entre esas
bandas de contrarrevolucionarios hay incluso un cura contrarrevolucionario
(ABUCHEOS).
Es decir que los asesinos del maestro
Conrado Benítez tienen allí al esbirro con sotana que santifica las balas de
los asesinos (ABUCHEOS). Y los asesinos,
armados por la prédica reaccionaria, encuentran a un maestro. Las pastorales llaman al Gobierno
Revolucionario con los términos que conviene a la prédica del imperialismo; constantemente
alientan las campañas contra la Revolución a base del anticomunismo. Desde luego, las bandas de
contrarrevolucionarios dicen:
“A todo comunista, hay que asesinarlo”; las bandas de
contrarrevolucionarios se creen en el derecho de privar de la vida a cualquier
hombre por sus ideas revolucionarias. Y,
eso en primer lugar: las
prédicas y las campañas anticomunistas.
Entonces, ¿qué hacen las bandas
contrarrevolucionarias? Se encuentran a
un maestro que tiene un carné de maestro; un muchacho humilde del pueblo que
cuando llamamos, igual que hemos llamado hoy, a alfabetizar, se presentó, pasó
por un curso de capacitación que duró tres meses. Cuando terminó el curso, el INRA, el INRA,
que no es un partido sino que es una organización económica y una organización
del Estado, el INRA le dio un carné, el departamento de enseñanza técnica,
cultural y material del campesinado, le dio un carné de maestro capacitado para
dar clases en las montañas. Ese curso lo
había recibido en una escuela organizada por el Ministerio de Educación, con
profesores equipados por el Ministerio de Educación, y era una escuela de
capacitación de maestros en las Minas del Frío.
¿Qué hacen las bandas contrarrevolucionarias? Ven un carné de maestro voluntario, y dicen: “Portaba un carné de maestro comunista”; ven
un carné de la escuela de capacitación, y dicen: “Portaba un carné de la escuela de
capacitación comunista de las Minas del Frío; y, en consecuencia, como las
pastorales dicen que hay que combatir al comunismo, como el imperialismo dice
que hay que combatir al comunista, ese carné es un carné comunista, y esa
escuela es una escuela comunista; por lo tanto, ¡hay que asesinar al maestro
Conrado Benítez!”
¡Así opera el cerebro de esos criminales,
que hacen esa filosofía reaccionaria y criminal!: todo hombre que tenga ideas
revolucionarias debe ser asesinado, todo comunista debe ser asesinado. “Este no tiene un carné de comunista, tiene
un carné de maestro... no importa, vamos
a poner aquí que es un carné de maestro comunista; estudió, no en una escuela
del Partido Comunista, estudió en un centro de instrucción del Ministerio de
Educación... no importa, si es en una
escuela del Ministerio de Educación, es una escuela de capacitación comunista
y, por lo tanto, ¡hay que asesinar al maestro!”
Es decir que así operan; y las pastorales y las campañas del
imperialismo los arman de la justificación, del pretexto, les dan una razón,
les aplauden el crimen, y entonces ellos incluyen a todos dentro de esa medida,
dentro de ese patrón, y asesinan, en virtud de eso, a cualquier inocente.
¿Quién habría creído aquí que a un
maestro se le llegara a asesinar?, ¿quién habría creído que algún día a un
maestro, a un maestro voluntario, a un maestro jovencito, lo iban a colgar de
un árbol?; ¿quién iba a pensar que esa vida joven dedicada a enseñar niños la
iban a tronchar tan cobardemente?; ¿quién iba a pensar que algún día aquellas
manos que llevaban a las manos de los niños para escribir sus primeras palabras
iban a crisparse ante la crueldad de una muerte semejante? ¿Quién hubiera creído semejante cosa en Cuba,
que se volvieran a cometer crímenes semejantes en Cuba, después que la tiranía
fue derrocada?
Esa lucha contra la patria, esa lucha
contra la educación, esa lucha contra el progreso, tendrán que pagarla bien
caro los agentes del enemigo. Y ese reto
lanzado a la cultura y a la patria, la patria lo acepta, el pueblo lo acepta,
¡y caerá con todo el peso de su fuerza, y de su razón, sobre sus enemigos! (APLAUSOS), ¡y los aplastará, como ayer supo
aplastar a todo un ejército, al servicio del imperialismo y armado, como los
contrarrevolucionarios, por el imperialismo!
Ni los técnicos imperialistas, ni los barcos imperialistas cargados de
armas, ni los crímenes, ni los millones, de nada le valieron: dos años bastaron para aplastarlo;
¡incomparablemente menos tiempo nos va a llevar aplastar el nido de gusanos que
pretende traer la gangrena al país, que pretende ensangrentar al país y que
pretende perturbar el esfuerzo noble, el esfuerzo entusiasta y el esfuerzo
justo de nuestro pueblo! (APLAUSOS.)
¡Adelante, hombres y mujeres de Las
Villas!, ¡campesinos y obreros, jóvenes y mujeres!; ¡adelante, estudiantes!;
¡adelante, villareños!
¡Viva Las Villas! (EXCLAMACIONES DE: “¡Viva!”)
¡Viva la patria! (EXCLAMACIONES DE: “¡Viva!”)
¡Viva el maestro mártir, Conrado
Benítez! (EXCLAMACIONES DE: “¡Viva!”)
¡Viva la alfabetización! (EXCLAMACIONES DE: “¡Viva!”)
¡Viva la cultura! (EXCLAMACIONES DE: “¡Viva!”)
¡Viva el trabajo! (EXCLAMACIONES DE: “¡Viva!”)
¡Viva el progreso! (EXCLAMACIONES DE: “¡Viva!”)
¡Viva Cuba! (EXCLAMACIONES DE: “¡Viva!”)
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(OVACION)