DISCURSO PRONUNCIADO POR EL
COMANDANTE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER MINISTRO DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO, EN LA
PRIMERA GRAN ASAMBLEA DE LOS COMITES DE DEFENSA DE LA REVOLUCION, EN LA PLAZA
DE LA REVOLUCION "JOSE MARTI", EL 28 DE SEPTIEMBRE DE 1961.
(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS
DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)
Compañeros y
compañeras de los Comités de Defensa de la Revolución de la provincia de La
Habana:
Hace hoy exactamente un año, se lanzó la consigna de
organizar al pueblo en defensa de la Revolución. Un año solamente, y ya hay en la provincia de
La Habana —tan solo en la provincia de La Habana— ¡treinta mil Comités de
Defensa de la Revolución! (APLAUSOS); y en toda la isla, en toda la isla,
¡ciento siete mil Comités de Defensa de la Revolución! (APLAUSOS. Y cada Comité de Defensa de la Revolución
tiene no menos de 10 miembros, y hay Comités de Defensa de la Revolución que
tienen hasta 100 miembros (APLAUSOS).
¿Por qué surgen los Comités de Defensa de la
Revolución? ¿Podían surgir los Comités
de Defensa de la Revolución, como no fuese en una Revolución?
(SE ESCUCHAN VOCES DEL PUBLICO.) ¡Ah!, hablan de los carteles; son los
compañeros que están detrás, que les piden a los compañeros que están delante
con los carteles que bajen los carteles, para poder ver (APLAUSOS). ¡Es que treinta mil Comités de Defensa no
caben fácilmente en esta plaza!
El movimiento de los Comités de Defensa de la
Revolución es verdaderamente interesante, y nos enseña, algo acerca de las
raíces de la Revolución.
¿Cómo surge la idea?
Los contrarrevolucionarios comenzaron a organizarse, a los pocos meses
del triunfo de la Revolución; el imperialismo comenzó a actuar; las clases
privilegiadas, afectadas por las leyes revolucionarias, comenzaron a agitarse;
las larvas gusaniles comenzaron a aparecer; la Agencia Central de Inteligencia
(ABUCHEOS) comenzó a actuar.
Nosotros habíamos llegado al poder a través de la
lucha revolucionaria; el pueblo, con las armas en la mano, había conquistado el
poder; el pueblo había aprendido a luchar.
Mas, el pueblo luchó contra un régimen de
opresión, contra un régimen de injusticia, contra un régimen de privilegios,
contra un régimen de minorías.
¿Y cómo se podía mantener la minoría en el poder? La minoría en el poder se mantenía mediante
la fuerza; la minoría en el poder se mantenía mediante sus esbirros, mediante
sus organismos represivos, mediante el uso de los recursos económicos, de todos
los medios de información y de la fuerza, que puestos en manos de la minoría y
sus secuaces mantenían a sangre y fuego su régimen de explotación y de abuso.
La Revolución en el poder no era un régimen de
minorías, la Revolución en el poder era el gobierno de las grandes masas del
país. La lucha que comenzaba no era la
lucha de las masas explotadas, contra la minoría explotadora, era la lucha de
la minoría explotadora contra las masas revolucionarias.
Ellos quizás no se dieron cuenta cabal, y es posible
que solo a fuerza de fracasos y de reveses lo aprendan, que no es lo mismo
luchar, que no es lo mismo la lucha de un pueblo explotado, contra la minoría
privilegiada y explotadora, que la lucha de la minoría cuando el pueblo está en
el poder, la lucha de la minoría explotadora por arrebatarle al pueblo los
derechos que ha conquistado (APLAUSOS).
Ellos comenzaron a moverse, comenzaron a actuar,
comenzaron a organizar sus grupos de terroristas, sus bandas
contrarrevolucionarias y sus fuerzas mercenarias, en territorio extranjero.
Cuando en el poder estaba el privilegio, cuando en el
poder estaba la minoría explotadora, ellos necesitaban de un ejército
profesional reducido, amaestrado, preparado para reprimir al pueblo, asentado
sobre la falsa teoría de que ese ejército profesional bien armado, bien
instruido por los técnicos del imperialismo, jamás podría ser aplastado por el
pueblo.
La minoría explotadora en el poder tenía sus fuerzas
represivas, sus organizaciones tenebrosas: el BRAC, el SIM, el Buró y una media
docena de organizaciones más (ABUCHEOS), la Quinta Estación de Policía
(ABUCHEOS). Y tenía en la calle una
plaga de parásitos, que vivían de la "chivatería", de la delación, de
la traición (ABUCHEOS). La minoría
explotadora reclutaba lo peor, a gentes sin escrúpulos, asesinos a quienes no
les temblaba la mano ante cualquier monstruosidad, traidores que no vacilaban
en hacer cuanto daño fuese posible para vivir de esa infamante profesión. Con esas armas, se trataba de mantener en el
poder la minoría privilegiada.
Cuando llega el pueblo al poder, las armas del pueblo
y los recursos del pueblo, al igual que los intereses que defendía, al igual
que el carácter y la naturaleza del régimen revolucionario, tenía a su
disposición otros recursos y otros medios para luchar contra la minoría
explotadora que quería regresar al poder y para luchar, sobre todo, contra los
amos de esa minoría, contra el imperio poderoso que comienza a 90 millas de
nuestras costas.
La lucha de nuestro pueblo contra aquella minoría, en
el pasado, era la lucha del pueblo solo, contra aquellas fuerzas retrógradas y
represivas, que recibían el apoyo financiero y de armas del imperialismo. El pueblo tuvo que librar solo su lucha. Ahora, el pueblo tenía que luchar contra
aquella minoría, pero aquella minoría en definitiva y por sí misma era
demasiado débil, sus fuerzas eran insuficientes para enfrentarse con el
pueblo. Pero esa minoría no trataba de
conquistar sola el poder, trataba de conquistar el poder con el apoyo total de
las fuerzas del imperialismo.
El pueblo, ¿cómo se iba a defender? La Revolución en el poder no era el poder de
una minoría privilegiada, la Revolución en el poder representaba el poder de
las grandes masas del pueblo. La
Revolución no se iba a defender, frente a sus enemigos, con un ejército de
profesionales de las armas. La
Revolución tenía un ejército, sí, surgido de las filas del pueblo, surgido
principalmente de las capas campesinas y obreras; pero el pueblo tenía una
fuerza incomparablemente superior, el pueblo contaba con su propia fuerza de
pueblo liberado. El pueblo no contaba
con unos cuantos miles de soldados para defenderse, el pueblo contaba con sí
mismo, sobre todo; el pueblo contaba con sus cientos y cientos de miles de
obreros, de campesinos y de jóvenes dispuestos a defender su causa
(APLAUSOS). Solo los regímenes explotadores,
los regímenes explotadores que no tienen el apoyo de las masas, tienen que
recurrir a la minoría armada contra las masas; pero cuando las masas están en
el poder, se convierten ellas en un ejército poderoso y en un ejército
invencible (APLAUSOS); cuando las masas están en el poder, se organizan y se
arman. Y así surgieron las Milicias
Nacionales Revolucionarias (APLAUSOS), así surgieron las nuevas Fuerzas Armadas
Revolucionarias:
sencillamente, armando las masas, armando el pueblo.
Cuba era el primer país de este continente donde las
masas organizadas se armaban; Cuba era el primer país del continente que, con
un programa revolucionario, armaba a sus obreros y a sus campesinos, es decir,
a las masas explotadas de ayer, para que defendieran sus derechos frente a la
minoría explotadora que, apoyada en el imperialismo, pretendía regresar al
poder. Si en cualquier país explotado,
si en cualquier país que viva bajo el imperio de una minoría privilegiada, los
obreros y los campesinos, es decir, las masas, reciben las armas, aquellos regímenes
no duran más de 24 horas (APLAUSOS).
Pero las Fuerzas Armadas Revolucionarias representaban
la organización destinada a defender el territorio nacional, destinada
a combatir contra los enemigos en cualquier frente donde apareciesen armados y
organizados. Las Fuerzas Armadas
Revolucionarias necesitaban un complemento; las Fuerzas Armadas Revolucionarias
necesitaban la organización para luchar contra los terroristas
contrarrevolucionarios, para luchar contra los saboteadores, para luchar contra
los agentes del imperialismo que trataban de obstruccionar la producción, de
sabotear nuestras industrias, de sembrar el terror en el pueblo; las Fuerzas
Armadas Revolucionarias necesitaban el complemento de otra organización para
realizar esa tarea, y así surgieron los
Comités de Defensa de la Revolución (APLAUSOS).
Es la organización en la retaguardia, retaguardia que a veces se
convierte también en primera línea de la lucha, para luchar contra la quinta
columna, para luchar contra los saboteadores y los terroristas, para luchar
contra los agentes del imperialismo.
Y así, las masas que se habían organizado en milicias
revolucionarias, que se habían entrenado en los campos de instrucción, que
habían organizado sus batallones para salirle al frente al enemigo, se
organizaron también en la retaguardia.
El hermano, el esposo, el hijo, tal vez estaba en un batallón de
milicias en las trincheras, en el frente (APLAUSOS); pero en el hogar quedaban
las esposas, los padres, o los hijos demasiado jóvenes, las hermanas, es decir,
que los familiares de los combatientes quedaban en la retaguardia.
En la retaguardia quedaban también obreros
imprescindibles para la producción; en la retaguardia quedaban personas que,
por una u otra razón, no podían servir en las trincheras ni en los batallones,
pero que, sin embargo, querían ser útiles a la Revolución, no querían
considerarse impotentes, querían y podían hacer algo por la Revolución. El pueblo estaba en todas partes, las masas
estaban en todas partes; sobre todo, las masas estaban concentradas en los
barrios más populosos de la ciudad.
Nosotros sabíamos, todos sabíamos, cómo estaba
distribuida la población en toda la ciudad.
Y, con excepción de los barrios más aristocráticos donde estaban
radicadas las residencias de la clase más rica, prácticamente en toda la ciudad
siempre había, en todos los barrios, hombres y mujeres del pueblo, hombres y
mujeres de la Revolución en todas las manzanas, en todos los edificios de
apartamentos.
Los contrarrevolucionarios, para actuar, para desarrollar
sus actividades terroristas y de sabotaje, tenían que moverse, tenían que
reunirse, tenían que esconderse, tenían que utilizar distintos sitios para
llevar a cabo sus proyectos. Y aunque
contasen con toda la dinamita, y con todo el fósforo vivo, y con todo el dinero
que les remitiesen de Estados Unidos, sin embargo, tenían que actuar en la
ciudad, tenían que llegar a diversas horas, a determinados lugares, tenían que
escoger sitio donde guardar esos equipos, tenían, en fin, que realizar una serie
de actividades para llevar adelante sus planes contra el pueblo.
El pueblo no necesitaba confidentes, el pueblo no
necesitaba una minoría para defenderse de las actividades de esos
criminales. Cuando era el pueblo quien
luchaba contra la tiranía explotadora, entonces aquella tiranía necesitaba un
ejército de confidentes para luchar contra el pueblo; pero cuando era la
minoría luchando contra el pueblo, ¡el pueblo estaba ahí presente para defender
conscientemente sus derechos!
(APLAUSOS); el pueblo no necesitaba a nadie que vigilara por él; el
pueblo no tenía que buscar a nadie que vigilara por él; el pueblo no tenía que
pagarle nada a nadie para que vigilara por él.
Los pueblos tienen que defenderse por sí mismos.
El pueblo estaba presente en todas partes, el pueblo
era capaz de organizar su propia vigilancia de masas, el pueblo era capaz de
organizar su propio aparato de defensa de masas. Y las esposas, las hermanas, los hijos o los
padres de los trabajadores de las fábricas, o de los milicianos que estaban en
las trincheras, podían organizarse y podían realizar ese trabajo.
Era imposible que los gusanos y los parásitos pudieran
moverse si el pueblo, el pueblo, que sabe demasiado bien quiénes son los
gusanos y quiénes son los parásitos (APLAUSOS), los vigilaba por sí mismo. Y eso era con lo que no había contado el
imperialismo, eso era con lo que no había contado la Agencia Central de
Inteligencia yanki. Con lo que no había
contado es que frente a sus propósitos criminales, frente a sus propósitos
contrarrevolucionarios, iba a encontrarse un pueblo vigilante. Y esa es otra de las lecciones que el pueblo
de Cuba le ha dado al imperialismo (APLAUSOS).
Cada hombre y mujer de la Revolución en su casa, en su
manzana, en su edificio de apartamentos, en su barrio, se convirtió en un
defensor activo de la Revolución. Y los
contrarrevolucionarios se encontraron con un aparato nuevo, un aparato
imprevisto, un aparato que es producto histórico de la Revolución Cubana,
porque los Comités de Defensa de la Revolución (APLAUSOS) son un aparato de
masas, una organización de masas, que surgen por primera vez en nuestro
país. Es una organización de masas que
viene a llenar una necesidad que las demás organizaciones de masas no podían
llenar.
Así, las milicias tienen su función, la Federación de
Mujeres tiene su función (APLAUSOS), la organización de jóvenes y de niños
tiene sus funciones, los sindicatos obreros tienen sus funciones, las ORI —como
organización dirigente— tienen sus funciones (APLAUSOS). Quedaban en los hogares infinidad de personas
que no pertenecían a un sindicato, o no pertenecían a una unidad de milicias;
amas de casas con numerosas obligaciones, que no podían realizar actividades
dentro de la Federación de Mujeres.
Y eran personas que querían ayudar, que querían
actuar, que querían hacer algo por la Revolución, y que no pertenecían a
ninguna organización de masas. Muchas
personas que podían ser útiles a la Revolución, e incluso el miliciano que
pertenecía a un batallón, muchas veces obrero también de una fábrica, o casi
siempre obrero también de algún centro de trabajo, o el obrero que pertenecía a
un sindicato, cuando llegaba a su barrio, lejos del sindicato, o lejos del
batallón de milicias, no tenía allí en su edificio, en su manzana o en su
barrio, una organización dónde actuar y dónde servir a la Revolución.
Como todo el pueblo debía estar organizado, como para
un pueblo en medio de una Revolución lo más importante es organizar sus
fuerzas, porque un pueblo, por grande que sea su entusiasmo, por grandes que
sean su moral y su espíritu de lucha, si no está organizado se dispersan sus fuerzas, no puede emplearlas con toda
efectividad. Es igual que el batallón o
el regimiento que está en su campamento, cada cual dedicado a distintas
actividades dentro del campamento; si frente a esa unidad militar se presenta
sorpresivamente un enemigo, lo primero que hace el batallón o el regimiento,
inmediatamente, es organizarse; su fuerza prácticamente no existe mientras los
soldados están dispersos en el campamento; su fuerza comienza a existir cuando
cada cual va a su unidad, a su escuadra, a su pelotón, a su compañía; su fuerza
empieza a existir realmente cuando todos marchan inmediatamente a su formación,
y cuando aquella masa dispersa adquiere ya la fisonomía de una unidad de
combate perfectamente mandada y perfectamente organizada.
Así, para el pueblo, en la Revolución lo más
importante es estar organizado. Cada
hombre y mujer del pueblo, cada joven y hasta cada niño, cada anciano, debe
estar organizado. El ciudadano aislado,
por grande que sea su patriotismo, por grande que sea su fervor revolucionario, carece de fuerza; carece de
eficacia; la Revolución no puede contar con las personas aisladas. La Revolución debe contar, y solo podrá
contar siempre, con las personas organizadas (APLAUSOS).
Y así, cada hombre y mujer del pueblo debe buscar su
organización. Quien trabaja en una
fábrica, tendrá allí su sindicato; si también pertenece a un batallón de
milicias, pues además del sindicato tendrá otra organización donde luchar si
las circunstancias lo exigen: su
batallón; si la batalla es por la producción, él estará allí en la fábrica; si
el sindicato convoca a una asamblea, él estará allí en la asamblea; si los
obreros proclaman una consigna o una meta, él estará allí con sus compañeros de
trabajo participando de aquel programa, de aquel esfuerzo; si es convocado para
un campo de instrucción, él marcha a su unidad, recibe su instrucción, regresa
después a su centro de trabajo; si es un desfile, él irá al desfile con su
unidad; si la patria está en peligro y convoca a su batallón, él marcha
inmediatamente a su batallón, y su batallón marcha al lugar que se le asigne;
si la patria es atacada, él se incorpora inmediatamente a su unidad y sale a
combatir al frente de batalla (APLAUSOS).
Ese obrero puede ser un obrero joven, y puede, además
de ser miembro del sindicato y ser miembro del batallón, puede ser miembro de
la organización juvenil del sindicato, es decir, que puede ser miembro de la
Asociación de Jóvenes Rebeldes (APLAUSOS).
Puede ser un obrero destacado, un obrero estudioso, un obrero ejemplar,
un obrero de vanguardia, y entonces puede llegar a ser miembro del Partido
Unido de la Revolución Socialista (APLAUSOS).
Y así, ese obrero trabaja en distintas organizaciones,
ese obrero desempeña distintas funciones.
Lo mismo puede ocurrir con una obrera: puede ser miembro del sindicato, puede
ser miembro de la Federación de Mujeres, puede pertenecer a la milicia, puede
llegar a pertenecer también al Partido Unido de la Revolución (APLAUSOS). Si es un joven estudiante, si es un joven
estudiante, pertenece a la asociación de estudiantes del centro donde él
asiste; si es un estudiante de vanguardia, puede ser también miembro de la
Asociación de Jóvenes Rebeldes; es posible que sea brigadista alfabetizador
(APLAUSOS). Cuando esos brigadistas
alfabetizadores regresen a los centros de enseñanza, cuando regresen a los
centros de enseñanza serán miembros de la asociación de estudiantes, pero,
además, serán miembros también del núcleo de alfabetizadores de ese centro y,
además, puede llegar a ser joven miembro de la organización de Jóvenes Rebeldes
(APLAUSOS).
Eso va dando idea de lo que significa la organización,
de lo que significa la fuerza del pueblo organizado. Puede tratarse de un hombre, obrero, que
además de pertenecer al sindicato, quizás no pertenece al batallón porque sea
un obrero indispensable en la fábrica, que al regresar a su hogar se encuentra
con que allí también en la manzana donde él vive está organizado el Comité de
Defensa de la Revolución. Y él
puede ayudar allí en el Comité
(APLAUSOS), él puede participar en las distintas actividades del Comité, y ser
miembro también del Comité de Defensa de la Revolución. Lo mismo puede ocurrir con una obrera, lo mismo
puede ocurrir con el brigadista, lo mismo puede ocurrir con el joven.
Pero al Comité de Defensa puede pertenecer también,
por ejemplo, un obrero que ya se ha retirado, que ya no pertenece a un
sindicato, que ya no pertenece a un centro de trabajo, que por su edad le han
insistido y lo han convencido de que no debe pertenecer a un batallón, cosa que
a veces se hace difícil, ¡se hace difícil convencerlo!, porque hay muchos que
quieren estar de todas maneras en el batallón, y caminar los 62 kilómetros, y pertenecer
a alguna unidad (APLAUSOS). Ese obrero
tiene allí, en el Comité de Defensa, una organización donde trabajar.
Puede tratarse de la esposa de un obrero, que tiene
que atender una numerosa familia. Esa
mujer, que no trabaja en un centro determinado, que no pertenece a un
sindicato, que quizás no cuente con tiempo ni oportunidad de pertenecer
activamente a la Federación de Mujeres, sin embargo, puede pertenecer al Comité
de Defensa de la Revolución (APLAUSOS).
Al Comité de Defensa de la Revolución puede pertenecer
el obrero si sus actividades se lo permiten; el miliciano, si dispone de
tiempo, si otras obligaciones no reclaman su atención; el joven rebelde, el
brigadista, el estudiante, la mujer federada; pero puede pertenecer —y eso es
lo importante—, pueden pertenecer aquellas personas defensoras de la
Revolución, partidarias decididas y firmes de la Revolución, patriotas
sinceros, que no pueden pertenecer ni al sindicato, ni a los Jóvenes Rebeldes,
ni a la Federación de Mujeres, ni a la milicia y, sin embargo, tienen la
oportunidad de pertenecer a una organización que está allí junto a su
casa. Y a esa organización puede
pertenecer el obrero que trabaja por su cuenta en aquel barrio. Hay muchos obreros que trabajan, no en un
centro de trabajo, sino que trabajan por su cuenta: pues allí en el barrio ellos quieren
ayudar a la Revolución, y allí tienen el Comité de Defensa de la Revolución.
El Comité de Defensa de la Revolución es la
organización que complementa a todas las demás organizaciones de la
Revolución. Es la organización que le
permite trabajar a aquellos ciudadanos que no pueden trabajar en ninguna otra
organización de la Revolución.
Y así, con esta organización de masas, todo hombre o
mujer, todo ciudadano, tiene la oportunidad de pertenecer a alguna organización
de masas de la Revolución. Si es un
niño, puede pertenecer a los Pioneros Rebeldes (APLAUSOS), si es un joven puede
pertenecer a la Asociación de Estudiantes, o a los Jóvenes Rebeldes, o a la
milicia, o a un sindicato; si es obrero, pertenece al sindicato, o a la
milicia, o al sindicato y a la milicia, o al sindicato, la milicia y al Comité
de Defensa de la Revolución (APLAUSOS); si es mujer, puede pertenecer al
sindicato o a la milicia, puede pertenecer a la Federación, puede pertenecer al
Comité de Defensa de la Revolución; si es anciano, y no trabaja ya en ningún
sitio, puede pertenecer al Comité de Defensa de la Revolución; si es ama de
casa, puede pertenecer, o a la Federación o al Comité de Defensa de la
Revolución.
Y así, hay casos de personas que incluso no pueden
realizar trabajos físicos, hay casos de compañeros que son inválidos, y, sin
embargo, trabajan activamente en el Comité de Defensa de la Revolución
(APLAUSOS), como el caso que nos contaban de un compatriota inválido, que tiene
necesidad de moverse en una silla de ruedas, y que, sin embargo, es uno de los
miembros más destacados de los Comités de Defensa de la Revolución del pueblo
de Madruga (APLAUSOS).
Es decir que ese compatriota, que siente la pena de no
poder estar en un batallón de milicias, que habrá sentido muchas veces la
preocupación de no poder estar en una fábrica produciendo, tiene la oportunidad
de defender a su patria, de defender a su Revolución, allí en el Comité de
Defensa. Y se dice que, por las noches
sobre todo, incluso en su silla de ruedas, patrulla el pueblo y observa cómo
está la vigilancia en el pueblo (APLAUSOS).
Y así se organiza el pueblo en sus organizaciones
sociales de masa. Puede haber el obrero,
antiguo obrero agrícola de un latifundio cañero, y hoy es miembro de su
cooperativa; o el campesino que vive aislado en las montañas y en los campos, y
es miembro de la Asociación Campesina; o si es un pescador, será miembro de la
cooperativa pesquera del sitio donde él trabaja.
El pueblo todo, el verdadero pueblo, se organiza. ¿Quiénes son los que no se organizan? ¿Quiénes son los que no tienen ningún interés
en organizarse? Los gusanos, los
parásitos, los holgazanes, los que no trabajan.
No quiero decir con esto que toda persona que no pertenezca actualmente
a alguna organización sea necesariamente un parásito o un holgazán, puede haber
algunas personas que todavía no se hayan incorporado a la masa de la
Revolución, aunque realmente es una exigua minoría. Pero los que realmente no tienen ni tendrán
jamás interés en organizarse ni en pertenecer a ninguna organización de masa,
son los enemigos del pueblo, los enemigos de las masas, los parásitos, los
explotadores, los holgazanes, los que no trabajan, los que viven,
sencillamente, del trabajo de los demás (APLAUSOS).
Cuando nosotros mencionamos a un niño, pensamos en el
niño que va a la escuela, pensamos en el hijo del obrero, en el hijo del
trabajador, o en el hijo lo mismo del obrero intelectual que del obrero
manual. Puede ser el hijo de un maestro,
el hijo de un profesor, el hijo de un médico, el hijo de un técnico. Estamos pensando en personas que van a la
escuela, a una escuela gratuita, como serán todas las escuelas, ¡como ya son
todas las escuelas! (APLAUSOS.) Pensamos en un obrero, un ciudadano, que no
manda su hijo al extranjero a estudiar en un idioma extraño, a aprender todos
los vicios y todas las inmoralidades de una sociedad explotadora, de una
sociedad que representa un régimen de explotación de las clases trabajadoras
por una minoría parasitaria.
Cuando hablamos de un joven, estamos pensando en el
estudiante de un centro de enseñanza secundaria, o de la universidad, de un
hijo de un obrero, o de un becado, de una escuela técnica, de una escuela
secundaria, de la universidad. Cuando
hablamos de un obrero, estamos hablando del ciudadano que se gana honestamente
la vida trabajando, produciendo, de una manera útil a la sociedad. Hablamos de las mujeres, de las obreras, o de
las compañeras de los obreros, o de las madres de los obreros; o hablamos del
obrero retirado, hablamos del miliciano, hablamos del joven.
Es decir, hablamos de personas que tienen en la
sociedad una función que desempeñar, una función positiva y útil. Cuando hablamos del pionero, del joven, de la
mujer federada, de la obrera, del obrero, del miliciano, del técnico, del
maestro, del profesor, del artista, del músico, no hablamos de ningún parásito,
hablamos de niños llamados a prepararse para una vida mejor en las escuelas,
hablamos de jóvenes luchadores, de mujeres honradas, de hambres trabajadores,
de personas útiles (APLAUSOS).
La Revolución es, precisamente, eso, la Revolución es
eso: es la gran unión de todas las
personas honradas, es la gran unión de todas las personas útiles, es la gran
unión de todas las personas estudiosas, de todas las personas dignas, de todas
las personas que producen para el pueblo; bien produzcan bienes materiales;
bien sea el obrero que levanta un edificio para una fábrica, o para una
escuela, o para un hospital; bien sea un músico que entretiene al pueblo, que
toca en una fiesta, que divierte al pueblo, que emociona al pueblo; bien sea un
maestro, o un profesor, o un médico, de los médicos honestos, ¡que la
Revolución tiene muchos médicos honestos que están haciendo el trabajo de los
que se fueron! (APLAUSOS), o un
ingeniero, o un arquitecto; o un artista; los que realizan trabajos útiles para
el pueblo. Y la Revolución es eso: la gran
congregación, la gran unión, la gran hermandad entre todas las personas útiles,
honradas y dignas del pueblo.
No hemos hablado de jugadores, no hemos hablado de
politiqueros, no hemos hablado de esbirros, no hemos hablado de latifundistas,
no hemos hablado de garroteros, no hemos hablado de parásitos de ninguna
clase. En la sociedad había los hombres
y mujeres útiles, en la sociedad había los trabajadores manuales o
intelectuales, de la fábrica, o por su propia cuenta, el guajiro que cultivaba
su pedacito de tierra. En la sociedad
había los que trabajaban, y había los que no trabajaban, y, sin embargo,
vestían, comían, calzaban, dormían, vivían.
No producían un solo bien útil, no tocaban en una banda de música, no
trabajaban en un teatro, no construían un edificio, no enseñaban a un niño, no
curaban a un enfermo, no cultivaban una planta, no pescaban, no hacían
absolutamente nada útil, y, sin embargo, comían, bebían, dormían, calzaban,
vestían, y rodaban, rodaban máquinas, vivían en una casa elegante.
Porque parásitos había de distintas clases: había el gran parásito, y había el pequeño
parásito; había desde la "tenia" hasta el "tricocéfalo"
(APLAUSOS); desde el gran parásito —dueño de un central, o dueño de 1 000
caballerías de tierra, o dueño de una gran fábrica, o dueño de 300 casas, o
dueño de un reparto— hasta el pequeñito parásito, el "chivato" del
barrio, el sargento político (EXCLAMACIONES DE:
"¡Fuera!"), el bolitero, el "lumpen". El "lumpen" es el desclasado ese
que aspira a vivir de parásito y no del trabajo (EXCLAMACIONES). Había el que vendía "bolita",
aunque, en verdad, nosotros sabemos de personas que tenían que dedicarse a eso
porque no tenían trabajo, porque, además, la falta de empleo fomentaba el
parasitismo del que se volvía vendedor de "bolita". Había esa infinidad de parásitos como eran
los botelleros. Por ejemplo, un tipo
clásico de pequeño parásito, aquel guardia, que andaba con el machetón,
sombrero con el ala virada hacia arriba, que andaba recogiendo pollos, puercos,
gallos finos (EXCLAMACIONES DE:
"¡Fuera!"); ese era un pequeño parásito. El general, cualquiera de aquellos generales,
era un gran parásito, y había los parásitos nacionales y los parásitos
extranjeros, los grandísimos parásitos del imperialismo, los
"místers" que eran dueños de las acciones de la Compañía de
Electricidad o de Teléfonos, o del central, o del gran latifundio. ¿Qué eran esos? ¿Qué era toda aquella plaga que no enseñaba a
un niño, no levantaba un edificio, no curaba a un enfermo, no sembraba la
tierra? ¿Qué eran aquellos
intermediarios que le compraban al guajiro a la mitad del precio y le vendían
al pueblo al triple? ¿Qué eran aquellos
señores que le hacían pagar al campesino que trabajaba la tercera parte de sus
productos? ¿Qué era aquel señor que le
cobraba a una familia del pueblo 60 y 70 y 80 pesos por un apartamento de dos
cuartos? ¿Qué eran aquellos
especuladores? ¿Qué eran aquellos
contrabandistas, explotadores del vicio, aquellos garroteros, aquellos
políticos corrompidos y ladrones, aquellos botelleros, aquellos
politiqueros? ¿Qué eran? ¿De qué vivían? ¿Quién trabajaba por ellos? (:EXCLAMACIONES
DE: "¡El pueblo!") ¿A costa de quién vestían, calzaban, comían y
vivían? ¿A costa de quién? (EXCLAMACIONES DE: "¡Del pueblo!") A costa de los trabajadores, a costa de los
guajiros, a costa de los humildes, a costa de los hombres y las mujeres del
pueblo, y a veces, hasta a costa de los niños.
Y junto a aquella situación de un pueblo trabajando
para una casta de parásitos, todos los demás vicios, el desempleo crónico, los
hombres cruzados de brazos mientras las tierras no se cultivaban, las fábricas
sin producir al máximo de su capacidad, decenas y cientos de miles de familias
viviendo en los solares, en los barrios de indigentes; la ignorancia; más de un
millón de adultos sin saber leer ni escribir.
El juego, la prostitución, la discriminación, el entreguismo, la
mentira, la explotación, el abuso interminable contra el pueblo, las
injusticias por doquier, la patria
subdesarrollada, la economía en manos extranjeras, los criminales sembrando en
el pueblo el terror, la nación sin porvenir, la nación sin honra, la nación sin
libertad, la nación sin igualdad, la nación sin derechos, la nación sin
esperanza.
¿Qué es la Revolución, sino la gran rebelión de los
obreros y de los campesinos, de los buenos, y los honrados, y los útiles, contra
los parásitos, los explotadores, los manganzones, los holgazanes, los
vividores? (APLAUSOS.) ¿y
es que el parasitismo ha sido totalmente erradicado en Cuba? No, sería un error creer que el parasitismo
ha sido erradicado totalmente en Cuba.
Es más, ningún pueblo puede sacarse con un solo purgante todos los
parásitos (RISAS). Sería el vermífugo
tan terrible que pondría en peligro la salud del cuerpo social. Así
como hay parásitos más difíciles que otros y que necesitan un
tratamiento largo (RISAS), el parasitismo social es uno de los tipos de
parasitismo que necesitan más cuidadoso tratamiento, y es uno de los tipos de
parasitismo más difícil de erradicar.
Nos hemos quitado de encima a muchos parásitos, pero
el parasitismo no ha sido, ni mucho menos, erradicado totalmente. Y constantemente tenemos oportunidad de ver,
hasta en la calle, distintas formas de parasitismo.
Hay veces que a un restaurante llega un señor que no
tiene la menor facha de haber trabajado nunca en su vida (RISAS),
impecablemente vestido, con sus acompañantes vestidos también muy
elegantemente, se sientan, se comen el mejor filete, se toman el mejor vino, y
se marchan en un automóvil, gastando gasolina; y cuando uno pregunta quién es
este señor, qué produce, de qué vive, se encuentra que todavía hay mucha gente
que no produce nada, no trabaja en nada, y, sin embargo, gasta gasolina,
gasolina que para producirla es necesario que un obrero corte caña, la cargue,
que otros obreros produzcan el azúcar, la embarquen, la envíen a países lejanos,
que de la Unión Soviética venga petróleo (APLAUSOS), que ese petróleo sea
refinado, convertido en gasolina, transportado, distribuido, y luego ese señor
que ni corta caña, ni refina petróleo, ni maneja trenes, ni atiende a nadie,
gasta galones y más galones de petróleo, y llega al restaurante y se come el
mejor filete, el filete que producen los obreros en las granjas o en las
cooperativas o en los campos, y posiblemente viva en la mejor casa, y
posiblemente su casa tenga tres o cuatro cuartos, tenga dos o tres
apartamentos. Y cuando uno se pregunte,
¿qué produce?, resulta que consume todo, no produce absolutamente nada, y
además sale hablando pestes de la Revolución, ¡de la Revolución de un pueblo a
cuya costa están todavía comiendo y viviendo de parásitos! (OVACION Y EXCLAMACIONES DE: "¡Que trabajen!)
Y, ¿qué derecho tiene nadie a vivir de holgazán, qué
derecho tiene nadie a vivir de parásito?
¿Por qué hablan pestes de la Revolución?
¿Por qué son enemigos de la Revolución?
¿Por qué ruedan bolas contrarrevolucionarias? ¿Por qué sacan su pasajito para irse para
Miami? ¡Ah!, porque nuestro país se
vuelve, cada día más, un país de trabajadores, un país de hombres y mujeres
honestos, un país de productores, un país de personas útiles, un país de personas
dignas. Es que la atmósfera de la patria
se vuelve cada vez más una atmósfera asfixiante para el parásito, para el vago,
para el explotador.
Es que el pueblo que trabaja, el pueblo que es cada
día más consciente de su destino, el pueblo que cada día comprende mejor que en
su esfuerzo está su porvenir, que en su inteligencia y en sus brazos está su
futuro, un pueblo que comprende mejor cada vez que su porvenir será un porvenir
distinto en la misma medida en que cada día haya menos y menos que vivan
parasitariamente del fruto de su esfuerzo.
Aquí había mucha gente acostumbrada a una vida muy
cómoda, había gente acostumbrada a una vida abundante. Cuando el país, en épocas de guerra, por
ejemplo, se veía privado de adquirir muchos artículos, y las divisas se
acumulaban en los bancos, al finalizar la guerra había una capa de ingresos
considerables que entonces se dedicaban a comprar automóviles, a hacer casas, a
comprar vestidos y encajes de los mejores, a adquirir perfumes franceses,
viajes a Estados Unidos y a Europa, vacaciones.
Para ellos no faltaban casas, porque para determinado
nivel de ingresos siempre había casas sobrantes. Las casas de 100 pesos eran fáciles de
encontrar, y el que tenía ingresos considerables que le permitían pagar una
casa de 100 ó 150 pesos nunca tenía problemas, porque en las páginas de los
periódicos estaban a montones esas casas.
Lo difícil, lo imposible, era conseguir la casa de 15 pesos, de 20
pesos, de 25 pesos, donde vivir el hombre de ingresos humildes. Ese ya podía leer el periódico durante todo
el año; él tenía tres o cuatro hijos, ganaba 100, 120 pesos, no podía jamás
pagar 60 ó 70 pesos. Para él no había
sobrantes de casas. Para los otros
sí. Casas sobrantes para esos ingresos,
casas en Varadero, casas en Tarará, casas en los centros de recreo. Para ellos había máquinas lujosas en las
vidrieras de las agencias; para ellos, artículos de importación, encajes,
perfumes, dólares.
Esa capa vivía bien, esa capa tenía abundantes
artículos, esa capa vivía a mil leguas de distancia de la realidad social, esa
capa vivía a mil leguas de distancia de la realidad en que vivían cientos de
miles de familias, en barracones, en solares, en barrios de indigentes, en
muchos casos sin trabajo la mayor parte del año; sin escuelas. Estos no solo carecían de la máquina lujosa,
esos en su vida habían pensado en tomar un avión para ir a comprar en las
tiendas de la calle Flager, de Miami.
Esos, ¡ni soñar siquiera en ir a un club aristocrático!, ¡ni soñar
siquiera en aquellas fiestas, ni en las vacaciones en Varadero, o en los
grandes centros de recreo!, ¡ni soñar siquiera con el pan asegurado para sus
hijos!
Y vino la Revolución.
La Revolución no se hacía para mantener el estándar de lujo y de gastos
de aquella capa, la Revolución tenía que emplear todos sus recursos y todo su
esfuerzo en favor de aquella capa inmensamente mayoritaria de la nación que ni
tenía casas, ni centros de recreo, ni escuelas, ni viajes a Europa, ni viajes a
Estados Unidos, que no tenía máquinas lujosas —porque si bien es cierto que
muchos obreros, con sacrificios, han podido adquirir modestos automóviles, esos
no eran los automóviles de último modelo que rodaban por las avenidas—, la gran
capa que no tenía ayuda, no tenía hospitales, no tenía en muchos casos ni el
pan de cada día asegurado para sus hijos.
Y es lógico que la Revolución venga a invertir sus
recursos, y menos los recursos con que cuenta en medio del bloqueo, en hacer
palacetes, en traer máquinas lujosas, para mantener toda esa fachada burguesa
que todavía se observa en nuestro país y sobre todo en nuestra capital. ¡La Revolución no iba a invertir en comprar
perfumes de parís, las divisas
que necesita para comprar el material con que ponerles dientes a los campesinos
de nuestra patria! (APLAUSOS.) No, la fachada del país tenía que cambiar, la
fachada de lujo, la fachada que revelaba la vida de aquella minoría, aquella
minoría que estaba elegante siempre, dando siempre fiestas, paseando siempre
dentro o fuera del país en lujosos carros, aquella fachada tenía que cambiar
para que nuestro país fuese adquiriendo la fisonomía de un país de
trabajadores, de un país de productores, de un país sin parásitos, de un país
sin explotadores ni explotados.
La fachada burguesa de la sociedad cubana tenía que
cambiar, ¡y tendrá que cambiar!, ¡y tendrá que seguir cambiando!
(APLAUSOS.) ¡No, no rodarán más carros
lujosos! Las calles de nuestras ciudades
verán cada día menos carros lujosos. En
cambio, los campos de nuestra patria verán cada día más tractores, verán cada
día más maquinaria agrícola (APLAUSOS).
Nuestro país ya no verá construir más palacetes de 100 000 ó
200 000 pesos y, en cambio, verá cada día más miles y miles de casas donde
el obrero pagará solamente el 10% de su salario (APLAUSOS), su familia... la familia pagará solamente el 10% de sus
ingresos.
La fachada aquella, correspondiente a una sociedad de
parasitismo y de explotación, irá cambiando cada día más hacia la fisonomía de
un país trabajador, de un país austero, en que no habrá los carros lujosos de
la minoría; pero habrá lo que importa: ¡Habrá el pan asegurado de cada niño,
de cada hombre y de cada mujer!
(APLAUSOS), ¡habrá la escuela asegurada, habrá la escuela, el instituto,
el centro técnico, la universidad!
(APLAUSOS), ¡habrá la educación para pequeños y
adultos, ¡habrá el trabajo para todos!
(APLAUSOS.) Y el cemento que
gastemos, la cabilla que gastemos, la mano de obra que empleemos, será, no para
hacer palacetes de millonarios, sino para hacer escuelas para los jóvenes y los
niños, para hacer fábricas, para hacer caminos, para hacer acueductos, para
hacer carreteras, para hacer hospitales! (OVACION Y EXCLAMACIONES DE: "¡Fidel, Fidel!"), para que
todos vistan, para que todos calcen, para que todos tengan derecho a la vida,
para que todos tengan derecho a la cultura, para que todos tengan derecho al
pan, para que todos tengan derecho a la alegría.
Y eso es lo que al pueblo le importa, eso es lo que el
pueblo defiende. Nosotros sabemos que
tenemos mucho que luchar todavía; es incalculable la cantidad de esfuerzos y de
recursos que se necesitan. Sobre todo
cuando se piensa que solo 17 localidades de Cuba tienen resueltos los problemas
de alcantarillado, de agua corriente, de condiciones higiénicas, ¡diecisiete,
entre cientos de localidades de nuestro país!
Sabemos cuántas casas faltan, sabemos cuántos
hospitales faltan, cuántos caminos, cuántas necesidades todavía por llenar;
pero sabemos, sin embargo, que ya estamos en el camino de llenarlas, de
resolverlas. Y que aun cuando sabemos que
la Revolución, en tres años apenas, ha hecho más por el pueblo, ha hecho más en
bienes culturales y materiales, que todos los demás gobiernos reaccionarios y
proimperialistas, que todos los demás regímenes que han pasado por la vida de
nuestro país; sin embargo, lo que la Revolución ha hecho sabemos que no es más
que empezar, y que el derecho que está defendiendo es el derecho a seguir
haciendo, el derecho a seguir construyendo una sociedad sin parásitos, sin
explotadores (APLAUSOS ); una sociedad de trabajadores, de personas útiles y
dignas, y no una sociedad como la sociedad abolida, de lujo sobre miseria, de
opulencia sobre sangre, y sobre sudor de los que producían y de los que apenas
recibían una parte insignificante del fruto que las aves de rapiña, nacionales
o extranjeras, le arrebataban.
¿Es posible que el pueblo no haya llegado a comprender
todavía cabalmente hasta qué punto vivía en medio de una sociedad de insólita
explotación, hasta qué punto el pueblo era víctima de la mentira, era víctima de
la burla y de la explotación?
Pensando que en el día de hoy les íbamos a hablar a
ustedes, los miembros de los Comités de Defensa, que nosotros sabemos que están
integrados en cada barrio por los más fervientes defensores de la Revolución,
fui a la Biblioteca Nacional a revisar algunos periódicos de épocas pasadas, y
traje conmigo algunos de esos periódicos para hacer un recordatorio del pasado
(APLAUSOS).
He traído...
(MUESTRA UN PERIODICO) un "Diario de la Marina" (EXCLAMACIONES
Y ABUCHEOS).
"Gráficas de la Crónica Habanera". Una fotografía: "En el Country Club. Cada vez resultan más concurridos y animados
los 'canasta parties' del Country Club de La Habana. Durante el pasado jueves fue tomada la
presente foto en que aparece un grupo de asistentes: Beba Loret de Mola Zayas Bazán, Estela
Alonso de Nodarse, Gigita de Fegur de Aguilera, Cuca Sánchez de Sánchez,
Beatriz Morales de Lamar”, etcétera, etcétera (RISAS).
"Animado cocktail party. La señorita Fulana de Tal ofreció el pasado
jueves por la noche en la residencia de sus padres, doctor Fulano y de su
señora, un cocktail party... (PIDEN QUE
LEA LOS NOMBRES)... la señorita se
llama...” —total, ya que salió en los
periódicos, yo no veo por qué no van a querer que los leamos aquí— se llama la
señorita Berta Borrel Navarro "ofreció el pasado jueves por la noche, en
la residencia de sus padres, doctor Eduardo Borrel y señora Florinda Navarro,
un cocktail party en honor de un grupo de sus amistades.” Aquí vemos a la anfitriona con Fulana, Mengana ... (RISAS).
"Almuerzo de señoras en Tarará.
Un bonito almuerzo de señoras se celebró el pasado jueves al mediodía en
Tarará Yacht Club ofrecido por la Asociación de Propietarios de dicha playa, de
las distinguidas damas que brindan su colaboración a las tradicionales fiestas
de Santa Elena, que se efectuarán, como es sabido, del 16 al 23 de agosto"
—una semana entera. "Presidió el
almuerzo la señora Fulana...”, etcétera.
"Mr. and Mrs. Richard R. Dolan, con Andrés Fabar
y Laura L. de Fabar", y así por el
estilo. Pasamos la página, y vemos:
"Animada recepción al inaugurarse el nuevo
edificio American International. Un
moderno edificio —American International— fue inaugurado en la esquina de F y
23, en el Vedado, donde se encuentran instaladas las oficinas de la Insular
Underwriters de Cuba, S. A., y con ese motivo se ofreció una brillante
recepción a la que asistieron destacadas figuras de la sociedad, la banca, el
comercio, la industria y el mundo de los negocios de La Habana. Fue una fiesta magnífica por todos conceptos,
que se inició con la bendición de la moderna construcción por Su Eminencia
Manuel Cardenal Arteaga (EXCLAMACIONES DE: "¡Fuera!"), Arzobispo de La
Habana, ceremonia en que estuvieron presentes los señores Cornelius V. Star,
presidente de la Junta Directiva de la C. V. Star and Company Inc., y Enrique
Fernández Silva, presidente de la Insular Underwriters de Cuba, S. A.
"Gentiles anfitriones de este acto memorable por
todos conceptos, fueron, junto con el señor Fernández Silva, los ejecutivos
locales de la Insular Underwriters de Cuba, señores Murray A. Cooker,
vicepresidente, Rogelio A. Hernández, tesorero, doctor Guillermo Díaz Romañach,
secretario y los directores Juan P.
Fuentes, doctor Francisco Fernández, etcétera, etcétera.
"Hicieron el viaje desde el extranjero para estar
presentes en la inauguración el señor C. V. Star, ya mencionado, dirigente
máximo de la empresa que lleva su nombre y que orienta las actividades de
diversas compañías y oficinas de seguros, conocidos mundialmente por el grupo
American International Underwriters; W. S. Youngman, presidente de la C. V.
Star and Company Inc.; A. Howasky, primer vicepresidente de la misma; H. M. Blake, vicepresidente de la American International
Underwriters; A..
E. Gilbert, vicepresidente ejecutivo de la American International
Corporation de Nueva York; A. Wever, tesorero de la propia corporación; A.
Quarant, vicepresidente de la oficina de corredores de seguros March and
Leichmann de New York, y el señor Alberto Ortiz Toro, importante corredor de
seguros de Puerto Rico.”
Todo santificado perfectamente por "Su
Ilustrísima", el Cardenal ...Fecha: 26 de julio de 1953 (APLAUSOS).
(MUESTRA OTRO PERIODICO "DIARIO DE LA
MARINA").
Página primera: "Unos 70 muertos es el trágico
balance del golpe contra los cuarteles de Santiago y Bayamo. Aun persiguen las fuerzas armadas a grupos
complicados en la intentona, que se supone ocultos en
fincas de la provincia oriental.
Reportan que ha vuelto la normalidad después de los sangrientos sucesos
del domingo".
Rotograbado: "En la residencia de los esposos
Johnson. El doctor Teodoro Johnson,
durante la comida celebrada en su residencia la noche del sábado, aparece con
un grupo de invitados entre las señoras de Cárdenas y Aspuru..."
"En el Club Náutico de Varadero. De la hermosa fiesta celebrada la noche del
sábado en el Club Náutico de Varadero recogemos esta foto en la que aparece el
doctor Fulano, Mengano...”, etcétera.
"En el Varadero Internacional. El director del "Diario de la
Marina", José l. Rivero, y señora Mariíta Mederos (EXCLAMACIONES Y
ABUCHEOS), durante la fiesta del sábado en el Varadero Internacional, con los
esposos René Scull y María Mederos."
"En la residencia de los esposos Fanjul. Para un grupo de sus amistades tuvo un
almuerzo el domingo la señorita Lian Fanjul Gómez Mena, en la residencia de sus
padres, los esposos Alfonso Fanjul y Lilian Gómez Mena, asistiendo también
algunas amistades de tan distinguido matrimonio, al que vemos rodeado
de... tales personas."
28 de julio de 1953.
(MUESTRA OTRO "DIARIO DE LA MARINA").
Bodas, más bodas...
"Festejada la señorita Silvia Font...” "Merienda a Marilyns Bell..."
"En el Vedado Tennis Club. Una alegre comida de socios se celebró el
sábado último en el Vedado Tennis Club, ofrecida por su
directiva que preside el ingeniero Fernando R. de Castro. Nuestro repórter gráfico, Bernard, captó
durante la misma a estos asistentes:...
una serie de señoras.”
"Simpática comida. Para inaugurar su nueva residencia de Alturas
del Vedado, y celebrando sus bodas de seda, ofrecieron una comida en noches
pasadas los esposos tales y tales..."
(LE PIDEN LOS NOMBRES)
Se llaman los esposos Alfonso Ferrara y Delfina Rodríguez.
"Simpática merienda. En honor de la señorita Yolanda Morera
Avalos, y por su enlace con el joven Amable Martínez González, se celebró en
días pasados una merienda que ofrecieron sus amigas”, etcétera.
Fecha: diciembre 2 de 1956, desembarco del
"Granma" (APLAUSOS).
(MUESTRA OTRO "DIARIO DE LA MARINA").
Este mismo del 2 de diciembre. "Celebra éxitos la industria azucarera
nacional. Hacendados y colonos, en una
ejemplar reunión, celebraron la noche del viernes un homenaje público al
presidente de la república, general Fulgencio Batista (EXCLAMACIONES y ABUCHEOS), como testimonio de reconocimiento
a la acertada política económica que ha venido siguiendo el gobierno,
especialmente en cuanto a nuestra primera industria".
"El banquete del viernes constituyó uno de los
actos más hermosos de la semana, no solo por el sentido de justicia que lo presidió,
sino por el aleccionador espectáculo de cohesión y de fraternal convivencia que
dieron los factores de la industria azucarera, tan necesitada de una armónica
convivencia para su mejor desarrollo y auge."
Este fue el mismo del 2 de diciembre. (MUESTRA OTRO “DIARIO DE LA MARINA") .
Rotograbado: "El baile de las debutantes. Un lucido acontecimiento social, como se
esperaba, resultó el baile de las debutantes, la tradicional fiesta del Havana
Yacht Club, en honor de su gente joven, celebrada el sábado último. Dieciséis señoritas del mundo habanero se
presentaron en esa fiesta esplendorosa, cuya reseña ofrecida en la crónica del
domingo se completa con las presentes fotografías..."
"En honor de Mercedes Alvarez Rionda..."
"Animado cocktail party. En el nuevo restaurant del Vedado, El
Emperador, brindaron un cocktail party el pasado viernes el artista de la
decoración, Mario R. Arellano, y su esposa, Josefina Arellano”, etcétera.
"El cocktail party de Adela María López
Oña..."
"La comida de Gloria Villa Peñaranda..."
"El compromiso de Alvarez-Pueyo...”
Fecha: 25 de diciembre de 1956, la noche de
las Pascuas Sangrientas.
(MUESTRA OTRO PERIODICO)
"Muertas 19 personas: 17 a tiros y 2 ahorcadas en la zona
oriental. Hasta ahora se desconoce en
qué circunstancias perdieron la vida.
Una tenía un cartel en que decía así: “Por traidor al Movimiento 26 de
Julio".
Estos fueron los 17 obreros y dirigentes obreros y
sindicales, los 19 asesinados las Pascuas Sangrientas en Oriente.
Bien: "Comida de Olguita Gutiérrez Páez...” "Despedida de soltera...” "Comida de Navidad en el Havana Yacht
Club. Con el presidente del Club, Mario
Pedroso, y su esposa, Angela Herminia Armiñán, aparecen Cándido Bolívar, Rosa
Faver de Rodríguez Penín, y Goar Mestre" (EXCLAMACIONES).
"Una de las mejores fiestas de la temporada de
pascuas ha sido la comida de Navidad que ofreció el Havana Yacht Club la noche
del pasado martes en honor de sus miembros así como de los socios del Country
Club de La Habana".
"En aquella terraza, decorada exquisitamente, se
reunieron infinidad de parties que contribuyeron al
lucimiento de la fiesta que dio comienzo a las 8:00, prolongándose hasta
pasadas las 2:00 de la mañana." Es
posible que mientras allí bailaban y tomaban champagne, los esbirros de Cowley asesinaban a los líderes obreros.
"Nacimiento escenificado. Con la señora Lily Longa, viuda de Arellano,
y sus hijos, Josefina Arellano de Silva, Olga Arellano de Hernández; y Mario R.
Arellano, aparecen la Condesa de Revilla de Camargo (EXCLAMACIONES Y RISAS) y
Sofía Rangel de Cárdenas."
"Un espectáculo maravilloso, lindísimo, resultó
la representación del Nacimiento de Jesús, verificada hace unos días en los
jardines de la residencia de la señora Lily Longa, viuda de Arellano, en el
Biltmore. Ante una nutrida concurrencia
los nietos de tan distinguida dama, grupo numeroso de niños y niñas, hicieron
esta bonita representación, que dirigió con su acierto acostumbrado Mario R.
Arellano."
(MUESTRA OTRO PERIODICO)
"En honor de Margarita Rabel...” "Cocktail de los esposos
Bienvenú...” "Modas...” "Lujos...” "El Encanto...", etcétera. Fecha: 14 de marzo de 1957, ¡al otro día del
asalto al Palacio Presidencial!
(MUESTRA OTRO
PERIODICO)
"Murieron 16 rebeldes y 11 militares en dos
encuentros ocurridos en Oriente. Un
director de operaciones iniciará una acción radical contra los insurgentes de
Sierra Maestra" —en los días en que coincidieron la batalla de Uvero con
el asesinato de los del Corinthya.
"Cocktail party de los esposos Posada
Beguiristaín. Un cocktail party pleno de
animación, de lucimiento, brindaron el sábado por la noche en el prestigioso
Havana Yacht Club, el cronista social de Avance, Joaquín de Posada, en ocasión
del onomástico del compañero de Posada, acaecido el viernes anterior.”
"Crónica Habanera: Cocktail party, fashion-show, boda de
Lastre y Reboredo, recepciones, comidas".
Y en la primera página: "Murieron 16 rebeldes y 11
militares en dos encuentros ocurridos en Oriente".
Una crónica cualquiera: "Panorama social: la gran boda del domingo. La hermosa residencia del ex ministro de
Estado, doctor Miguel Angel de la Campa, actual embajador de Cuba en
Washington, fue marco propicio el domingo para la boda de su encantadora nieta,
Mickies de Zéndegui y Campa, y el joven abogado, doctor Antonio Fernández Rubio
Catasús. La novia es hija del estimado
amigo, doctor Guillermo de Zéndegui y Carbonell, director de Cultura del
Ministerio de Educación, y de la señora María Teresa Campa”, etcétera.
"'Frente a la piscina de la residencia se iniciaba
la senda nupcial, construida en madera y tapizada a todo lo largo por hermosa
alfombra de color gris perla. En su
inicio se destacaban dos pequeñas columnas tapizadas con follaje cubierto en su
parte alta con macizos de gladiolos blancos, extendiéndose a ambos lados de la
misma canteros rectos, cuajados también de gladiolos blancos. El altar fue levantado sobre la gran
plataforma a dos niveles, sirviéndole de fondo gran paredón de follaje verde
con columnas cuadradas, adornadas en sus extremos con el mismo follaje,
terminados en forma esférica, avalorados por gladiolos blancos. Se destacaba allí la imagen de Nuestra Señora
del Carmen”, etcétera.
"La mesa de oficiar quedó cubierta con paño de
encaje de Bruselas, adornada con grandes candelabros de plata con tres cirios
cada uno. Frente a la misma quedaron
dispuestos los reclinatorios para los novios, los padrinos, el presidente mayor
general Fulgencio Batista Zaldívar” (ABUCHEOS), etcétera.
"En aquel marco maravilloso de suprema
distinción, se celebró la brillante ceremonia, que reunió una nutrida
representación del mundo oficial, el Cuerpo Diplomático y la sociedad habanera.
"La novia radiante de belleza en sus galas”,
etcétera...
"Y después de escuchar la clásica epístola”,
etcétera...
"Corte de Honor: La novia fue precedida en su camino al
altar por una corte de honor formada por la jovencita María Luisa Nieto y de la
Campa como "junior bride maid" (RISAS), y cuatro niñas de
"flower-girls", que eran sus primas.
La "junior bride maid", con vestido de organza,
con bordado inglés sobre fondo azul miosotis, según el modelo Renoir, de la
firma de Grif (RISAS); y las niñas con sus trajes de lencería blanca, bordados,
con fondo azul miosotis, igual que la dama, y la banda en la cintura de
terciopelo azul zafiro. Llevaban todas
pequeñas pamelas de paja, y sus ramos eran de rosas —de la ‘junior'— y de
rositas miniaturas —de las ‘flower-girls'.
"Después de celebrada la ceremonia en mesitas
colocadas en los jardines, se sirvió un almuerzo bajo la dirección de los
señores Muiño y Jorge, propietarios del restaurant El Jardín, del Vedado.
"Después: "padrinos, testigos”, etcétera,
etcétera.
(ALGUIEN DEL
PUBLICO GRITA: "¿Y
el cura?")
No, el cura no podía faltar en la "comelata"
esa (RISAS).
Este pequeño recuento puede darnos idea de lo que era
nuestro país, y para qué vivía nuestro país, y para quiénes trabajaba nuestro
pueblo; cuánta frivolidad, cuánto lujo, cuánto derroche y cuánta
ridiculez. Y hemos traído las crónicas de
fechas que fueron fechas de heroísmo, fechas de luto, fechas de dolor, dolor y
luto al que eran insensibles aquellos "caballeros" y aquellas
"damas" de sus clubs aristocráticos; millonarios, aves de rapiña,
saqueadores de pueblo, que allí iban a escenificar el Nacimiento del Niño
Jesús, del Niño Jesús que nació en un pesebre según cuenta la Biblia; ellos en
sus palacetes, rodeados de encajes, de oro y de plata, de opulencia y de
millones. ¡Esos eran los cristianos
aquellos! Y el Eminentísimo Cardenal
bendiciendo la empresa imperialista; y los encajes, y los lujos, y los nombres
en inglés, y las firmas francesas, y los Country Club, y los Yacht Club, y los
Miramar Club, y no había un solo nombre siquiera que se pronunciara en
español. Y allí podían ir solamente
ellos, ellos y exclusivamente ellos, los parásitos, los que no producían un
solo grano de maíz, los que no producían un solo grano de alimento, bien
vestidos, bien perfumados, bien "comidos", bien transportados, bien
servidos.
Y así vivían en el Olimpo de sus lujos, en el Olimpo
de sus privilegios, privilegio que significaba explotación, discriminación,
porque allá nada más podían ir ellos, ellos, los de la alta sociedad, los
señores del mundo de la banca, de los negocios, del comercio, a bañarse allí,
mientras los hijos del pueblo tenían que bañarse en el malecón, y tenían que
bañarse en el río Almendares, y tenían que estar discutiendo si los dejaban
entrar o no a la playa de Viriato, porque las playas todas, con sus arenas, con
su sol y con su aire, no eran para el pueblo:
eran para ellos, exclusivamente para ellos.
Y los niños, ¿quién se los cuidaba? Y la casa, ¿quién la atendía? ¿Quién les lavaba la ropa? ¿Quién fregaba el suelo? ¿Quién les preparaba la comida caliente
cuando la "dama" llegaba cansada?
Pero no crean ustedes que cansada de trabajar. No.
Cansada de jugar canasta, cansada de charlar y de hablar con sus
amiguitas y amigotas de la misma alcurnia; cansadas de comer, cansadas de
beber, cansadas de bailar y cansadas de parlotear (APLAUSOS).
Allí, vestidas de blanco, para que cuando vinieran sus
amigas vieran que sus domésticas vestían de blanco los días de fiesta, y de
azul por la mañana cuando tenían que fregar el piso.
¿De dónde sacaban sus lujos? ¿Cómo podían llevar aquella vida? Haciendo trabajar a los obreros en los
centrales. Eran garroteros a través de
los bancos, latifundistas explotadores, con el pueblo a su servicio. Que mientras más hombres pobres y más mujeres
pobres, y más obreros con familia numerosa, sin escuela, más criadas para sus
señoronas, más criadas para que sus señoras jugaran "Canasta Party",
y no se perdieran ni de una comida, ni de una merienda, ni de un "Cocktail
Party", de ninguna fiesta, de ninguna ridiculez. Porque, al fin y al cabo, si alguien quiere
divertirse, que se ponga a leer las crónicas sociales, para que vea como vivía
aquella gente.
¿Hasta cuándo íbamos a vivir así? ¿Hasta cuándo las hijas de los obreros y de
los campesinos iban a estar destinadas al servicio doméstico, o a trabajar en
los bares, o a los prostíbulos, para que todos esos señores tuvieran sus
"fashion show", sus "cocktail parties" y sus "canastas
parties", y salieran para París, y salieran para Miami, y se estuvieran
dando toda aquella vida? ¿Hasta
cuándo? ¿Y hasta cuándo iba nuestro
pueblo a soportar todo eso? ¿Por qué
tenía el pueblo que soportar aquel régimen atroz, aunque estuviese santificado
por todos los curas reaccionarios y falangistas que había en este país? (APLAUSOS.)
Ese era el sentimiento "cristiano" de esos
señores, ese era el sentimiento "religioso" de esos señores: vivir de parásitos,
vivir de holgazanes, como si ellos fuesen seres superiores, a los que el pueblo
estaba obligado a engordar como lechones y a servir eternamente. ¿Hasta cuándo? Tenían que acabar con todos esos privilegios,
tenía que acabar toda esa explotación, tenía que acabar esa discriminación,
tenía que acabar esa "alta sociedad", ese "mundo de los
negocios", de los bancos. Tenía que
acabar ese mundo fatuo de privilegios.
Tenían que acabar los clubes exclusivos.
Tenían que acabar los nombres ingleses.
¡Y tenían que acabarse los perfumes franceses, y tenían que acabarse los
encajes, y tenía que acabarse toda esa basura y toda esa vida ridícula y
frívola! ¡Tenían que abrirse todos esos
clubes aristocráticos, y los hijos de las familias del pueblo tenían que dejar
de bañarse en la roca del Malecón, para ir a bañarse allá también, en el
"Yacht Club", en el "Miramar Country Club", y en todos los
clubes!, ¡que ya no se llaman clubes, ni se llaman Country, ni se llaman en
inglés, que se llaman círculos obreros o círculos populares! (APLAUSOS.)
¡Claro! ¿Y
quién iba a decir, quién decía que el mundo se iba a acabar el día que se
acabara la "alta sociedad", el día que se acabara el "mundo de
los negocios", y de los bancos, el día que se acabaran los clubes
exclusivistas, y el día que se acabaran todos los "cocktails parties"
y todos los "canastas parties", se acabara todo aquello? ¿Quién iba a decir que la república se acababa
el día que se acabara todo aquel parasitismo?
Ellos creían que la sociedad era un orden natural, en
virtud de lo cual ellos estaban en la cúspide, encaramados sobre las cabezas y
los hombros del pueblo, que estaba de manera natural; destinado a la
esclavitud, destinado a la explotación.
Y resulta que ahora ellos están lejos de aquí, y el pueblo, ese pueblo
al que ningún orden natural lo obligaba a ser esclavo, al que ningún orden
natural le obligaba a trabajar para los parásitos, es el que está en la cúspide
del poder en la patria; los hijos de los obreros y campesinos son los que van a
estar estudiando en todas esas residencias, y ellos son —los obreros, y los
campesinos y los hombres y mujeres humildes del pueblo— los que hoy pueden ir a
todos esos sitios, sin discriminación, sin desigualdad, a hablar español, a
hablar en criollo, y a vivir en cubano (APLAUSOS).
Desde luego que para los "caballeros" y las
"señoras" del Country, del Biltmore, de todos aquellos sitios, el
pueblo era la chusma. ¿Cómo ellos iban a
soportar que la chusma se fuera a bañar, fuera allí —¡no
faltara más!—, donde mismo iban ellos, en la misma agua, en la misma
playa? ¡De ninguna manera! ¿Cómo sus hijos van a estudiar con los hijos
de la chusma? ¿Cómo sus hijos van a
estudiar en aquellos mismos colegios, con los hijos de un obrero? ¡No, de ninguna manera, para Miami! ¡A la carrera, a sacar el pasaporte, aunque
ya tenían el pasaporte, y entonces a marcharse!
Desde luego, eso había tenido su preámbulo. El problema es que no se trataba solo de los
hijos. Es que la Revolución había atacado
el mal en lo más fundamental; había atacado aquella explotación y aquel
parasitismo por su base. La Revolución
había hecho la Reforma Agraria, la Revolución había hecho la Reforma Urbana, la
Revolución había nacionalizado todas las grandes industrias. En dos palabras: la Revolución había afectado los
intereses económicos de aquella capa explotadora y sus satélites.
Porque no vayan a creer que allí estaban únicamente
ellos, los de la "alta sociedad".
Ellos llevaban, cada grupo de esos de la "alta aristocracia",
tenía una capa más amplia de corifeos y de aspirantes también a salir algún día
en los periódicos, en las crónicas, y trataban con toda aquella gente.
Y, desde luego, eso es lo que ellos no perdonan, a eso
es a lo que ellos no se resignan. Los
parásitos se han estado marchando. ¿Y
qué quieren? Pues quieren destruir el
régimen de derecho y el régimen de justicia que la Revolución ha traído. Han querido que el país vuelva a todo aquello
del pasado. Eso es lo que, con la ayuda
del imperialismo, quieren volver a implantar aquí. Y eso es lo que defienden los
contrarrevolucionarios, eso es lo que defienden los gusanos, eso es lo que
defienden los traidores, eso es lo que defienden los vendidos. Hoy, cuando se abre un periódico, no
encontrará nadie toda esa serie de ridiculeces y de sandeces. Hoy no encontrará señoronas, hoy encuentra
obreros trabajando, campesinos trabajando.
Elogios no al más grande parásito; hoy sale en los periódicos el más
grande trabajador, el más esforzado obrero (APLAUSOS). Hoy sale en los periódicos no el más
distinguido "club" de parásitos, sino el más distinguido centro de
trabajo, la mejor cooperativa, la granja del pueblo que está ocupando el primer
lugar, los alfabetizadores enseñando, los brigadistas-obreros partiendo hacia
las montañas, el miliciano en su campo de entrenamiento (APLAUSOS); las
actividades del pueblo, porque todo aquel mundo de los explotadores ha sido
sustituido y será cada vez más sustituido por este mundo de los trabajadores,
de los hombres y mujeres útiles que trabajan, que no viven del esfuerzo ajeno,
sino de su propio esfuerzo.
Esa es la diferencia, una diferencia tan grande que
ellos no podrán hacerla desaparecer jamás, aunque se junten —como se han
juntado siempre— todos los parásitos de la Tierra, aunque los parásitos de aquí
se unan a los parásitos de allá, en el mismo propósito de defender los
intereses de los parásitos, en todos los lugares del mundo donde los haya.
¿Creen ustedes que eso era aquí en Cuba? No.
Esas crónicas son exactamente iguales en todos los países imperialistas
y capitalistas; esas crónicas son exactamente iguales en casi todos los
pueblos; prácticamente en todos los pueblos de América.
Todos los parásitos se juntan y se solidarizan en la
tarea de destruir la Revolución de los obreros, y de los campesinos
cubanos. ¡Qué lejos estaban ellos de
sospechar y de imaginarse que la Revolución se gestaba, que la Revolución se
estaba gestando! ¡Qué lejos estaban
ellos de imaginarse que todo ese mundo que ellos creían que tenía la bendición
divina"! Porque como ellos iban a
misa todos los días —a las 11:00 de la mañana, claro está, después de dormir
toda la mañana—… como ellos de vez en
cuando daban una limosnita, ellos creían que su régimen social estaba bendecido
y santificado, y que, por tanto, ese régimen social era un régimen eterno y un
régimen indestructible.
Eso es lo que significa la Revolución. Los parásitos esos, o sus similares, no
pueden pertenecer a las organizaciones de masa del pueblo. A las organizaciones de masa del pueblo no
pertenece ningún parásito. La Revolución
tiene que transformar ese mundo, tiene que seguir transformándolo. Hay algunos casos, todavía, de palpable
parasitismo, y palpable corrupción. Voy
a ponerles un ejemplo:
Al principio de la Revolución, cuando no teníamos
organización, cuando no teníamos fuentes
de trabajo, cuando los recursos económicos no estaban en manos del pueblo, se
dictó una serie de medidas contra el juego, se acabaron los traganíqueles
aquellos, se acabaron las bolitas, se convirtió la lotería en el INAV, pero,
sin embargo, quedaron los casinos. En
aquella ocasión, por ser centros de trabajo, los casinos no fueron afectados,
se mantuvieron. Quien quiera estudiar un
poco de sociología, cualquiera que quiera estudiar el vicio y el parasitismo en
acción, cualquiera que quiera ver lumpen, cualquiera que quiera ver parásitos,
que vaya a uno de esos casinos.
Como una prueba inequívoca de que todavía en Cuba hay
mucho parasitismo y aun hay mucha explotación, baste decir que a pesar de la
ley de cambio de moneda, que limitó los recursos de los grandes atesoradores, a
pesar de eso, el mes pasado solamente, en los cuatro o cinco casinos que
quedan, se jugaron los parásitos, 6 millones de pesos (EXCLAMACIONES). Desgraciadamente, hay algunos obreros que van
a esos centros. Desgraciadamente, hay
algunos obreros de altos ingresos que tienen el vicio de jugar; pero aquellos
centros se nutren principalmente, de parásitos que todavía quedan, y que tienen
dinero extraído del trabajo de los obreros y del pueblo, y van a jugárselo allí
al tapete verde.
Para la Revolución constituye una verdadera
vergüenza. En el espíritu actual de
sacrificio, con la moral cada vez más elevada del pueblo, ya resulta
verdaderamente vergonzoso y absurdo que esos casinos todavía sobrevivan en
nuestro país. Hoy por hoy, el Gobierno
Revolucionario puede perfectamente mantener el empleo de todos los artistas y
productores de espectáculos públicos que trabajan en los hoteles; puede
mantener el empleo de los que trabajan en esos centros. Dicho sea de paso, algunos de los empleados
de esos centros son gente bastante corrompida, por su trato con todo ese
elemento ricachón y parasitario. Claro,
no quiere decir todos. Hay buenos
obreros, más bien empleados de esos centros y hay otros que son tan parásitos
como son los que van allí a jugar. Desde
luego, son contrarrevolucionarios, porque todo parásito tiende a la
contrarrevolución, inevitablemente.
Nosotros no podemos garantizar los sueldazos de algunos
"dealers" —se llaman "dealers" en inglés
(EXCLAMACIONES). No podemos mantener los
sueldazos de algunos "dealers", pero, a todos los empleados de esos
centros, a todos los artistas, y a todos los músicos, la Revolución les puede
garantizar perfectamente bien su trabajo y remunerarlos igualmente. Porque una cosa es el juego, y otra cosa
distinta es el espectáculo público, donde trabajan artistas de manera útil para
el pueblo. La Revolución puede
mantenerlos, y mantendrá el trabajo de todos.
Pero, ¿para qué vamos a estar recogiéndoles el dinero
a los parásitos en un tapete verde, si la Revolución, a través del sistema
tributario, puede recoger todo ese dinero, y más también, de los
parásitos? (APLAUSOS.) Entonces, ¿no creen ustedes que ya la
existencia de los casinos de juego no es compatible con la Revolución
socialista? (EXCLAMACIONES Y APLAUSOS.) ¡Pues bien!
¡A jugar a Miami o a jugar a Las Vegas!
(EXCLAMACIONES.) ¡A jugar en otro
lado, parásitos, que en Cuba, ese último bastión que quedaba al parasitismo y
al vicio, por la voluntad limpia y honesta del pueblo trabajador, pueden
considerar que la noche de hoy fue su último día! (OVACION Y EXCLAMACIONES DE: "¡Fidel, Fidel!")
Y con eso, si algunos más se quieren ir para Miami
(EXCLAMACIONES), ¡que se vayan para Miami!
Cada vez que salga un barco de parásitos, lo mismo para España que para
Miami, la república sale ganando (APLAUSOS).
¿Qué pierden ustedes, hombres y mujeres trabajadores del pueblo? ¿Qué pierden ustedes, hombres y mujeres que
viven en solares, que viven en cuarterías, que viven en los barrios de
indigentes? (EXCLAMACIONES DE: "¡Nada!") ¿Qué pierden ustedes cuando un parásito se
marcha? (EXCLAMACIONES DE: "¡Nada!") Un consumidor menos de filete, un rodador
menos de automóvil de lujo, un bebedor menos, un comilón menos (RISAS Y
EXCLAMACIONES); y si tiene un buen apartamento, ese apartamento será para una
familia obrera que tenga numerosos hijos (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES).
(COMIENZA A LLOVER.)
No vamos a hacerle caso al agua. Me faltaban algunas cosas, pero voy a ser
breve para evitar que la empapada...
(EXCLAMACIONES DE:
"¡No!") No
queríamos que ustedes se empaparan demasiado.
Bien. Quiere
decir que esta noche ya hemos acordado en esta asamblea de los Comités de
Defensa de la Revolución —porque los Comités de Defensa de la Revolución son la
expresión genuina de la voluntad del pueblo— que la cuestión de los casinos se
acabó.
Hay otro problema que nosotros tenemos que ir
abordando: el
problema de la prostitución. Hay que
tener en cuenta que la prostitución es una lacra social, consecuencia de la
explotación; y que hay que tener en cuenta que fueron a parar a los prostíbulos
jóvenes de familias humildes. La
prostitución es una consecuencia del régimen de explotación del hombre por el
hombre; y que las medidas que la Revolución tomará en ese sentido, no serán las
medidas que toma contra los parásitos, sino mediante procedimientos en que
combinará la educación con la ayuda económica y con los procedimientos
adecuados para ayudar a la rehabilitación social de esa parte de los sectores
humildes del pueblo, educarlas, darles trabajo, y ayudarlas (APLAUSOS). No serán procedimientos drásticos ni mucho
menos, sino el procedimiento que tienen que seguir, muy estudiado, y con la
ayuda y la colaboración de las mujeres que han sido víctimas de esa lacra
social.
Es decir que ninguna mujer cubana que haya tenido esa
desgracia, espere que el Gobierno Revolucionario vaya a tomar medidas drásticas
con ellas, sino que el Gobierno Revolucionario, como hijas que son de los
sectores humildes del pueblo (APLAUSOS) ...Ellas se vieron obligadas por la
explotación... Ninguna de aquellas
encumbradas damas iba a parar al prostíbulo nunca. Algunas de aquellas damas practicaban la
"alta prostitución", pudiera llamarse (EXCLAMACIONES).
Ahora bien, ¿y qué hacemos con los "explotadores
de mujeres, los que se dedican a la trata de blancas? (EXCLAMACIONES DE: "¡Que se vayan!") La primera batida, la batida hay que darla
contra los que se dedican al infamante negocio de la explotación de las
mujeres, de los que se dedican a la trata de blancas, y deberá ser esa la tarea
de los compañeros del Ministerio del Interior, el darles la batida a los que
comercian y explotan con mujeres.
Así que lo advertimos, que va a comenzar la lucha
contra ese elemento corrompido y antisocial.
Lo advertimos, lo advertimos a su debido tiempo, ¡para que se asilen, si
quieren, o saquen los pasajes para Miami!
(APLAUSOS.) Y, si quieren,
nosotros, con mucho gusto, se los mandamos para Miami también y hasta les pagamos el pasaje a toda esa gente, para Miami
(APLAUSOS).
Vamos a seguir limpiando la casa de elementos
explotadores y elementos antisociales.
Que la Revolución precisamente, muy lejos de detenerse, seguirá adelante
con su obra redentora y su obra moralizadora (APLAUSOS). Entendemos que el elemento dedicado a la
explotación de las prostitutas es el elemento que le falta ya por recoger al
imperialismo entre toda la basura que se ha llevado (RISAS Y APLAUSOS).
Nosotros queremos que los Comités de Defensa nos
ayuden en una campaña que estamos haciendo.
Nos hemos propuesto la meta de tener 20 000 estudiantes en las
escuelas nocturnas para empleadas del servicio doméstico para el mes de
diciembre. Ya tenemos 3 000. Un grupo de esas 3 000 van a recibir becas y
van a estudiar mecanografía, taquigrafía y distintas cosas para trabajar en
oficinas y realizar distintos trabajos en centros de trabajo de la Revolución
(APLAUSOS).
Y como también, a medida que el país necesite mano de
obra va a acabarse el trabajo doméstico, pues nosotros vamos a educar y hacer
escuelas para todas las domésticas, para que puedan encontrar empleos en
tiendas, oficinas del Estado, bancos, fábricas y en todos esos centros de
trabajo (APLAUSOS).
Así que necesitamos que los Comités de Defensa nos
ayuden en la campaña de llevar a esas escuelas, de inscribir en esas escuelas,
a 20 000 muchachas del servicio doméstico.
Cada una de ellas recibirá una pequeña ayuda mensual de subsidio, de
cinco pesos nada más, como ayuda para los pasajes y para sus gastos, a todas
las que vayan a clase; y ya, el día 15 de octubre, 1 000 de ellas van a recibir
becas, para empezar a trabajar en el mes de enero en oficinas (APLAUSOS). Así que nosotros queremos que los Comités de
Defensa de la Revolución cooperen con las ORI y con la Federación de Mujeres en
la tarea de inscribir a esas jóvenes.
No se olviden que los Comités de Defensa tienen por
función fundamental la vigilancia, pero además la Revolución les ha asignado
una serie de tareas, con relación a los abastecimientos. Tienen que ayudarnos en otra cosa, fíjense
bien: ya les
dije lo de la campaña para elevar a 20 000 el número de matrículas de
domésticas estudiando en los centros nocturnos; segundo: la vigilancia en las casas. Los parásitos que se van a veces traen a un
parientico o traen a un amiguito para la casa, y, ¡de eso nada! No señor.
Hay que vigilar para cuando ya ustedes los vean vendiendo máquina,
muebles, etcétera, y ya se sabe que se van, nosotros tengamos la planilla. Y esa casa —lo advertimos— será para una
familia obrera. El que se mude para la
casa de un parásito que se vaya, ¡que sepa que después tiene que dejar la
casa! (APLAUSOS), el que se mude para la
casa de un parásito, que esas casas son para los obreros.
Ustedes tienen también que, entre sus actividades,
realizar esa vigilancia, esa colaboración con la CTC y el Ministerio de
Seguridad, para garantizar que nadie pueda burlar las disposiciones del
Gobierno Revolucionario sobre ese particular.
Los Comités de Defensa de la Revolución son órganos de
la Revolución, son órganos del poder revolucionario. Además de las tareas revolucionarias, como
organización revolucionaria de masas, ustedes están llamados a desempeñar
distintas tareas necesarias e imprescindibles a la Revolución, que deben
realizar con alto sentido de responsabilidad, con alto sentido de
sacrificio. Porque una de las cosas que
ustedes deben tener siempre presente es que ser miembro del Comité de Defensa
significa tener espíritu de sacrificio, ser el ejemplo para los demás
ciudadanos, trabajar, observar a los contrarrevolucionarios; pero, además,
hacer una labor de captación, una labor de proselitismo.
Ustedes saben que muchos de los que fueron arrestados
la otra vez, cuando Girón, han rectificado muchos de ellos, algunos de ellos se
han integrado con la Revolución. Se debe
tener en cuenta eso, que la tarea de los Comités de Defensa es también hacer
una labor de proselitismo, captación, al mismo tiempo que una vigilancia severa
e implacable sobre los enemigos de la Revolución.
Ya ustedes tienen mucha más experiencia, ya el aparato
está mucho más perfeccionado, y en cualquier contingencia pueden cumplir sus
tareas con mayor eficiencia, hasta con más equidad, con más cuidado, de manera
que en el barrio vean al Comité de Defensa, todos los ciudadanos, como una
organización que es amiga, como una organización revolucionaria, como una
organización que está dispuesta a ayudar, aunque está dispuesta a actuar con
toda la energía que sea necesario cuando se lo ordene la Revolución.
Otra cuestión que nosotros queríamos advertir aquí
esta noche: el
caso de esos elementos que se marchan al extranjero. Nosotros, para esos señores les dejamos las
puertas abiertas para que se marchen.
Pero, eso sí, queremos advertir una cosa. Lo que no podemos nosotros es colaborar en
darles facilidades a la Agencia Central de Inteligencia y al imperialismo para
realizar trabajo subversivo aquí.
Porque, hasta ahora, estaban salida y entrada libremente. Que se vayan, no nos importa, pero el problema
es que muchos de ellos tenían un tránsito de Miami para aquí también, los
agentes perturbadores que venían a traer instrucciones, a hacer negocios de
todas clases.
Por eso nosotros queremos advertir aquí otras
disposiciones de la Revolución. Para los
que se van, puertas abiertas. Ahora bien, para volver, después de ir a Estados
Unidos... Hay algunos señores que han
mandado a sus hijitos y esas cosas para allá.
Muy bien. Nosotros no nos
oponemos, nosotros respetamos el derecho de esos señores. Bien.
Nosotros mandaremos a estas escuelas de aquí a los hijos de los
obreros. ¡Magnífico! No le negamos a ningún niño el derecho. ¿Se los llevan? Bien.
Ahora, lo que no podemos permitir es el tránsito de allá para acá,
libremente. ¿Por qué?, porque eso le
facilita el trabajo al enemigo.
Y nosotros, ¿qué ganamos con esos viajeros que van a
Estados Unidos? Nosotros no ganamos
nada. Y, por lo tanto, otra disposición
que adoptará el Gobierno Revolucionario es esa: salida, libre. Ahora, el que va a Estados Unidos como
residente o como turista, para regresar necesitará permiso especial del
Gobierno Revolucionario (APLAUSOS).
Todos aquellos que hayan salido después del primero de enero de 1959. Repatriados son fundamentalmente los que se
fueron antes por motivos económicos, y tuvieron que ir a trabajar allá y saben
lo que es el imperialismo. A esos
nosotros les brindamos facilidades, a los que están regresando.
Todos los que se fueron después del primero de enero
de 1959 y están allá, o los que se van, aunque sea de turistas, bueno, nosotros
les brindamos todas las facilidades para salir.
Pero para entrar necesitan permiso especial y plenamente justificado,
del Gobierno Revolucionario (APLAUSOS).
Esa es otra medida que tomará el Gobierno Revolucionario como medida de
defensa de la Revolución, que la Revolución no se va a detener en su lucha
contra los vendepatrias, contra los traidores, contra los parásitos, contra los
gusanos, contra los explotadores.
Nosotros seguiremos adelante, con mano firme; nosotros seguiremos
adelante, actuando con todo el rigor que sea necesario.
Ustedes recordarán, en los días de la invasión, que
nos filtraron a muchos individuos aquí; los metieron por las costas, los
lanzaron, incluso, en paracaídas, fue la Agencia Central de Inteligencia. Pues bien, ya los Tribunales Revolucionarios
vienen dando cuenta de todos esos señores que filtró aquí la Agencia Central de
Inteligencia (APLAUSOS). Sepan los
filtrados, los agentes del enemigo, sepan que les espera aquí el castigo más severo. A todos esos traidores, les espera,
sencillamente, ¡el paredón! (APLAUSOS.)
No importa que se organicen campañitas cada vez que
uno de esos traidores, vendepatrias, vendidos al oro gringo, esté preso. Que organicen las campañas contra la Agencia
Central de Inteligencia, el Pentágono y el imperialismo que está organizando
sus expediciones contra nosotros, sus agresiones contra nosotros, sus ataques
criminales contra nosotros.
A todos esos señores, y en especial a este señor del
partido reaccionario de Venezuela —creo que se llama Caldera— que mandó un
telegramita interesándose por los contrarrevolucionarios: ¡Que le escriba al Pentágono su carta, y le
mande su telegrama al Pentágono, diciéndole que cesen en sus acciones agresivas
y criminales contra nuestra patria!, ¡que le escriba a los de la Agencia
Central de Inteligencia y que le escriban al Pentágono si quieren proteger las
vidas de sus corifeos, si quieren proteger las vidas de los mercenarios, y si
quieren proteger las vidas de los traidores!
(APLAUSOS.) Que nosotros, los
cubanos, nos defenderemos de los agentes del imperialismo, y de los
terroristas, y de los mercenarios, y de los vendepatrias. Nos defenderemos con toda la energía y con
toda la decisión que sean necesarios.
Tenemos que seguir adelante en el trabajo de
organización, hacer con los Comités lo mismo que estamos haciendo con las
milicias: avanzar
en la organización. Un pueblo, cuanto
más organizado, más fuerte. Organicemos
a todas las personas decentes, a todas las personas útiles, a todas las
personas trabajadoras, que los trabajadores jamás podrán ser vencidos por los
parásitos; que los hombres leales a la patria, leales a los humildes, leales a
los pobres, jamás podrán ser vencidos por los explotadores, por los parásitos, por
la gusanera de los privilegiados. La
razón y la justicia jamás podrán ser vencidas por el crimen.
Y, para terminar (PROTESTAS), una noticia buena,
comunicada por el compañero Dorticós, y el compañero Blas Roca, y los demás
miembros de la Delegación de Cuba (APLAUSOS), que viaja por los países
socialistas nos han comunicado que ya se han celebrado convenios en virtud de
los cuales ya para el año que viene, y para los próximos cuatro años —cuatro
años—, Cuba tiene vendidas a los países socialistas —solamente a los países
socialistas— 4,5 millones de toneladas de azúcar (APLAUSOS). El precio convenido para el próximo año está
por encima del precio del mercado mundial, y nos permitirá garantizarles a
todos los obreros azucareros el salario, durante toda la zafra, de 4,70, es
decir, el salario máximo que han tenido todos los obreros azucareros
(APLAUSOS).
Así que el año que viene toda la caña la picaremos, la
picaremos al precio de 4,70 en virtud de todos esos convenios. Y no solo eso, sino que el azúcar de Cuba
está vendida —4,5 millones, por lo menos— a los países socialistas durante los
próximos cuatro años, que nos garantiza zafra de 6,5 millones de toneladas
durante todos esos años que vienen (APLAUSOS).
Queríamos, precisamente, aprovechar esta ocasión, para darle esta
noticia al pueblo.
¡Adelante, compañeros de los Comités de Defensa de la
Revolución! (APLAUSOS.) ¡Adelante!
¡A luchar, a librar cuantas batallas sean necesarias! ¡Que cuando el enemigo lance de nuevo sus
ataques, no solo se encuentre un ejército y una milicia más fuertes, sino que
también tengan que chocar con una organización revolucionaria de los Comités de
Defensa de la Revolución mucho más fuerte!
(APLAUSOS.)
¡Vivan los Comités de Defensa de la Revolución!
¡Vivan los trabajadores!
¡Viva la Revolución socialista!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(OVACION.)