DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER SECRETARIO DE LA DIRECCION NACIONAL DE LAS ORI y PRIMER MINISTRO DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO, EN EL ACTO DE ENTREGA A LA CTC DE DOS PLAYAS Y TRESCIENTAS CASAS, EL 13 DE MARZO DE 1962.

 

(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS

DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)

 

Compañeros: 

 

Hoy nosotros no habíamos planeado aquí ningún acto propiamente, sino una cosa muy simple como era el de hacer entrega de este centro de descanso para los trabajadores.  Pero, de todas maneras, me parece que el significado de este acto de hoy, y les vaya ser más franco:  la satisfacción con que nosotros venimos a entregar estas casas, me ha despertado el deseo de decirles algunas palabras sobre esto. 

En primer lugar, hay que recordar que en este sitio, por donde hemos pasado todos nosotros muchas veces, y alguna vez hasta es posible que hubiéramos entrado aquí para ver si nos daban permiso por la puerta que había aquí, diciendo:  "Bueno, yo voy a ver un amigo por ahí dentro.”  Y entonces lo dejaban a uno pasar, para ver esa playa, porque esa playa es verdaderamente maravillosa. 

Entonces, había unas cuantas casas y ese era un lugar que era un verdadero nido de privilegios, como lo eran en realidad todas las playas en cualquier sitio, aunque a Varadero podía ir algún que otro ciudadano que estuviera lo suficientemente loco como para gastarse 40 pesos en un fin de semana, si lo tenía.  En este sitio, lo mismo que en Tarará, era prácticamente imposible entrar.

Es bueno recordar estas cosas, porque la Revolución, en sí misma, ha sido una revolución abundante en beneficios, riega por dondequiera, reparte por dondequiera y el pueblo recibe por dondequiera. 

Hay la tendencia a ver a la Revolución como un algo de lo cual recibir.  Claro que en el pueblo ha habido una tremenda disposición también a dar, porque esta disposición la ha demostrado en el congreso de los trabajadores, en la lucha, en los combates, en Playa Girón —que pronto vamos a tener el primer aniversario.  Hay una disposición a dar la vida por la Revolución, pero por otra parte hay una cierta tendencia a mirar todas las cosas de la Revolución en todos los demás órdenes como recibir. 

De manera que cuando la Revolución empieza a enfrentarse con algunos problemas que son consustanciales de esta Revolución y de todas las revoluciones, y creo que en esta, menos que en ninguna otra, porque en realidad esta ha sido una Revolución que ha cabalgado sobre la abundancia, ¿comprenden? 

Piensan un poco en lo que había, y empiezan a decir!  ¿Qué pasa?, y empiezan a impresionarse un poco.  Y en el mismo pueblo...  Claro, vamos a saber distinguir analizando por qué en el pueblo puede haber una corriente, un poco de escepticismo, que puede estar originada en esa costumbre de recibirlo todo de la Revolución que cabalgó en la abundancia, no como las otras que han pasado un tremendo trabajo, desde las revoluciones burguesas hasta las revoluciones proletarias. 

Otras también pueden originar un poco de escepticismo por nuestras deficiencias, que es incuestionable que las tenemos.  Es inútil negar que nosotros hemos tenido grandes lagunas y que no hemos ido a llenarlas rápidamente a tiempo; nos hemos dormido un poco sobre los laureles, pero fundamentalmente hay el hecho de que nosotros hemos cabalgado en la abundancia.  Ha sido una revolución donde la gente ha estado encantada de la vida. 

Claro que lo paradójico es que además es una revolución dificilísima por las condiciones en que tiene lugar, rodeada virtualmente por el poderío del imperialismo, vecinos del imperialismo, del país más poderoso que ha hecho enormes cosas para destruir la Revolución. 

Sin embargo, se han logrado vencer esos esfuerzos con tanto éxito que es posible que la gente no se haya dado cabalmente cuenta de la tarea histórica que ha estado haciendo.  Entonces, todas estas cosas, todos estos hechos, el panorama de la misma revolución que ha traído un cambio tan profundo, increíble, que en apenas algunos años de vida, por dondequiera que nos paramos lo vemos. 

Y por aquí lo vemos y lo vemos allí en Tarará donde tenemos 5 000 hijos de familias humildes.  Pero hay algo más:  Es posible que haya alguno de familia no humilde.  Pero, ¿qué significa que haya 50 ó 100 entre 5 000 que no sean hijos de obreros, es decir, que no esté estrictamente necesitado de la beca?  Pues significa 100 muchachos jóvenes que en vez de ser muchachos conservadores, criados con privilegios, van a ser unos muchachos revolucionarios que los va a ganar la Revolución en la convivencia con los otros muchachos en el estilo de vida típicamente comunista, en que cada cual recibe lo que necesita y estudia todo lo que quiere. 

Así que estamos haciendo una generación nueva. 

Ahora hay en aquel lugar donde vivían los ladrones, los malversadores, los ministros que hicieron una fortuna, los coroneles, los grandes especuladores, los grandes almacenistas, y hay allí uno de los centros escolares más maravillosos que nunca hemos visto.  Aquello es una maravilla:  allí hay nueve edificios, hay prácticamente terminadas nueve secundarias básicas, y 5 000 muchachos.  ¡Hay que pasar por allí! 

Entonces están allí, tienen una playa maravillosa; lugar que, además, lo vamos a ir arreglando, con una alimentación buena.  Son, se puede decir, los únicos privilegiados, correctamente privilegiados, porque es la juventud que nosotros tenemos que preparar para el mañana y hace falta que sean saludables.  Preferible es que nosotros pasemos hambre para que la generación futura sea una generación fuerte (APLAUSOS). 

¿Qué tenemos allá del otro lado de la carretera?  Pues otra escuela, que es realmente impresionante.  Cualquiera que tenga algún momento de cansancio y de agotamiento, que quiera refrescarse la mente, el ánimo, que pase por ese lugar y verá qué cosa más maravillosa es esa escuela. 

¿Quiénes están allí?  Los hijos de los repatriados que defendían la Revolución, en un ambiente tan hostil como el de Estados Unidos.  Muchos no encontraban casa aquí, y por lo menos los hijos están bien, los padres pueden estar en casa de algún amigo o de algún pariente. 

¿Quiénes más?  Los hijos de los combatientes que murieron en la guerra.  Mucha gente murió en la guerra, en los combates por la Revolución y no es justo que sus hijos estén pasando problemas de un lado para otro, puesto que hemos ayudado a los hijos de nuestros enemigos, a las víctimas que cayeron luchando contra nosotros, y lo menos que podemos hacer es ocuparnos de ellos. 

Los padres posiblemente murieron con el pensamiento de que nosotros nos íbamos a ocupar de ellos. 

Entonces, ahí también en esa escuela, que es un verdadero paraíso, vamos a traer a los hijos de los que murieron en Playa Girón, y vamos a traer también a los hijos de los que murieron en la campaña del Escambray, que han muerto cumpliendo sus servicios por la patria. 

¿Quiénes están ahí?  Un grupo de niños argelinos que es también una cosa muy hermosa.  Ellos tienen 10 000 huérfanos de guerra y nosotros les habíamos ofrecido traer 1 000 niños (APLAUSOS y EXCLAMACIONES DE:  "¡Viva Argelia!"). 

Y así se está formando esa escuela, para llegar a 1 000 niños en total, y es un centro verdaderamente maravilloso.  Todo lo demás se está sembrando de árboles frutales, árboles maderables y árboles ornamentales.  Toda esa zona que está incluso desolada se va a preparar, y entonces van a tener su lechería y todas sus cosas.

 

¿En Kuquine, qué tenemos ya listo?  ¿Quiénes van a ir a Kuquine?  Van a ir 1 000 hijos de mineros, es decir, de los obreros mineros que están trabajando (APLAUSOS). 

Nosotros conversamos con el compañero Guevara sobre el problema.  Yo he oído decir de los mineros que están ganando poco sueldo en las minas de Charco Redondo.  Nos decía que estuvo un rato en alguna de aquellas minas y salió con un dolor de cabeza tremendo; son condiciones de trabajo muy duras, es un sector sacrificado, y es justo que los muchachos estén allí.  Vamos a preparar técnicos también allí, en Kuquine...  Allí iban a ir los niños argelinos, pero los trajimos para aquí. 

Esos 1 000 niños, al mismo tiempo que aprenden agricultura, podemos hacer de ellos técnicos que sepan trabajar las minas con otros equipos. 

Pero bien, estábamos hablando de este lugar.  Entonces, allí, la escuela.  ¿Qué tenemos?  Existe otro barrio residencial, y allá, Boca Ciega.  Aquí hay que seguir trabajando.  En esa área, que es de pantano, tenemos que sacar toda esa turba para hacer un lago con dos salidas (APLAUSOS). 

¿Cuántos kilómetros tenemos de playa hasta Boca Ciega?  Tenemos unos cinco kilómetros de playa.  ¿Saben ustedes lo que es, en un país caluroso como este, tener tan cerca de la capital cinco kilómetros de playa que son como la de Varadero, y en algunos lugares mejor que Varadero?  ¿Qué debemos hacer?  Debemos seguir construyendo tipos de albergues, tipos también de casillas para desvestirse, restaurantes, todas esas cosas, para que vengan más. 

Pero al mismo tiempo había un edificio que estaba sin terminar; buscamos un grupo de obreros y se hicieron aquí 50 cuartos, unas 300 casas entre casas y apartamentos, ¡y seguimos recogiendo!  (APLAUSOS.)  ¿Hemos botado a alguien?  No, no hemos botado a nadie.  Se han ido algunos que han preferido mudarse para la ciudad y los hemos mudado.  Pero en realidad, como esto era de la "crema" de la clase explotadora, la "elite" de los explotadores, muchos se han ido, y entonces hemos heredado estas casas. 

Entonces, esto debe ser, en el futuro, un maravilloso centro de descanso.  Tenemos que estudiar con el compañero Ministro de Obras Públicas como vamos a hacer un plan de desarrollo, un plan perspectivo, poquito a poquito, no hay que apurarse, cinco o seis, si quieren diez años, pero que al final pueda venir el pueblo en masa. 

Estos cinco kilómetros de playa —que ya tenemos El Mégano, que llegaremos hasta Boca Ciega— y después tendremos el lago y podremos hacer allí competencias de remos. 

Ahora, con estas 300 casas empezamos.  ¿Quiénes deben venir?  Entre otras cosas ya tenemos un centro de descanso obrero que se lo dimos al Ministerio de Industrias, en San Miguel de los Baños, para los obreros que se enfermen y que necesiten reposo.  Es lógico que el Estado se preocupe por eso.  ¡Cómo no se va a preocupar el Estado del obrero que esté convaleciente!  Nosotros no lo podemos hacer porque no tenemos tiempo, pero cuando cualquier ciudadano se enferma, por lo menos nosotros tenemos un lugar donde ir si queremos descansar. 

Así pues, todos los obreros, si se enferman, si tienen un problema que tienen que tener un mes de descanso, ¿dónde van a estar, en el cuartico, en el apartamento caluroso?, porque hay miles viviendo en esas condiciones.  Pues para esos obreros, si por prescripción médica necesitan un descanso, ahí tenemos 300 casas.  Pero si hay muchas más de las que los obreros necesitan para eso, entonces también habrá casas para los obreros premiados, para los obreros que se destaquen y ganen unas vacaciones.  Según el premio, si le dan algo en efectivo, que por lo menos se le facilite una distribución de mercancía, para que cuando venga con su familia, pueda comprar. 

Pero vamos a suponer que hay más casas que premios y que obreros convalecientes.  Podrán otros obreros venir aquí, y entonces ponerles, más o menos, una tarifa de acuerdo con sus ingresos; hacer una tarifa, por ejemplo, hasta 150 pesos se le cobrará tanto, y los que ganen de 150 a tanto, se les cobrará otra cantidad. 

Pero de manera que el que quiera pasarse una semana con sus hijos viene.  No importa si es una casa grande o chiquita, se le cobrará por los ingresos, si el obrero tiene 10 hijos, se le dará una casa grande para que venga con sus 10 hijos, y si gana menos de 150 pesos, le cobraremos dos pesos diarios por la casa, con los muebles y todo.  Esa es la orientación que tenemos, y hemos estado discutiendo con los compañeros de la CTC para hacer un plan con esos. 

En primer lugar, un plan perspectivo de desarrollo:  obreros convalecientes, obreros premiados, y obreros que quieran venir a pasar sus vacaciones. 

Aquí vamos a tener el problema de cuidar los muebles, de cuidar las cosas, pero que paguen la luz, para que haya un cierto ahorro, y el teléfono, para que la gente no empiece a llamar a larga distancia, etcétera. 

Otro problema:  que cuiden las cosas.  No nos queda otro remedio que contar lo que hay en cada casa y poder decirles después:  "Oiga, aquí falta tal cosa...”  (APLAUSOS) 

No vayan a creer que eso es cosa de familia obrera; no, eso es cosa de familia de dinero; esa gente saquea mucho por dondequiera que van, pero mientras no tengamos en todo el pueblo una conciencia social de que debe respetarlo todo, y de que ese es un daño tremendo que le hacen a los demás, por lo menos tenemos que hacer un inventario de lo que hay cuando llegue, y de lo que hay cuando se vaya. 

Aquí hemos tenido a una compañera que ha estado trabajando en esto y que se va a incorporar al equipo de la CTC, que debe encargarse de esto. 

Esta es una obra que estamos haciendo, que incluso podíamos habérsela dado a otro organismo del Estado, pero queremos hacer otra cosa más directa con la organización clasista de los trabajadores.  Ya aquí todo el mundo es trabajador, porque nosotros también tendremos que venir aquí a decir que nos busquen un lugar para descansar una semana (APLAUSOS). 

Aquí vendrán todos los trabajadores:  manuales, intelectuales, de todo tipo; vendrán aquí, unos como premio, otros como convalecientes y otros porque pagarán las cosas.  Debe organizarse algún centro de distribución, no para comprar los de afuera, porque el que viene aquí, ¿dónde va a ir a comprar con la tarjeta?  ¿Va a comprar a Marianao?  Es lógico que compre aquí si está de vacaciones y tenga algunas facilidades dentro de los sobrantes de suministro, o de los aumentos de suministro, que yo creo que de aquí al verano habremos de lograrlo. 

Esto, además, es un experimento, porque a veces están divorciados los organismos. 

Tenemos Varadero, que lo mejor que hemos hecho allí es en Kawama, que es la escuela de pescadores; lo otro se nos ha llenado de lumpen burgués que nos queda aquí, toda esa gente que protesta, que ni se va, ni se queda (APLAUSOS). 

Es lógico, compañeros, que aquí hubo una etapa en que todavía no habla el problema que tenemos hoy de más dinero que producto, y había que buscar fórmulas para recoger plata de los que tenían la plata, pero ya que tenemos plata, ahora es cuando tenemos que satisfacer a los obreros que tienen plata, ¿no es cierto?  (APLAUSOS.)  ¿Para qué les vamos a recoger la plata a los burgueses?  Vamos a procurar que valga la plata de los obreros. 

No es correcto que esos organismos existan para que haya gente todavía que vaya a esos lugares y lo disfruten con carácter de privilegio.  Hay un cierto divorcio, desgraciadamente.  Nosotros sabemos que el compañero que está al frente del INIT es un buen compañero, pero todavía ese aparato, desgraciadamente...  Y no tengo la menor intención de hacerle una crítica que vaya a hacerle daño, pero, con la mejor intención digo que el aparato no ha cambiado.  Cambió la situación económico-social, todo fue cambiando, pero el aparato no ha ido evolucionando. 

Esto va a ser una prueba de cómo los obreros, de cómo el aparato de los propios trabajadores, la organización de los obreros puede manejar directamente eso para ir desarrollando el descanso obrero, dándole al obrero estas cosas que antes tenían los burgueses. 

Un burgués, dueño de un central, alquilaba una casa; pues bien, ¡ahora lo puede hacer un obrero humilde!  Esa es la realidad. 

Pero todavía nos quedan Varadero y tantos otros lugares, que nosotros tenemos que hacer que los trabajadores disfruten de estas cosas, y que esas cosas sean, realmente, para los trabajadores.  Esto nos va a servir de ensayo.  Por eso los compañeros de la CTC-R que están manejando eso, deben hacerlo con la mayor eficiencia, que no haya relajo ni desorden, que no se pierdan las cosas, que no se vuelva una cosa absolutamente incosteable.  Costarán un poco, ayudarán los que vivan y paguen, y así ayudarán, en cierto sentido, a los que vivan y no paguen.  Pero tampoco serán grandes gastos los que tenga que hacer la CTC-R.  Creo que lo pueda cubrir perfectamente bien, pero tenemos que ir ampliando estos servicios para el pueblo. 

Ya que aquí pasarán los años sin que puedan comprarse algunos objetos, bueno es que disfruten de otras cosas, que tengan vacaciones, que tengan acceso al mar, que puedan venir aquí a disfrutar estas otras cosas.  Que la Revolución no puede dar ciertas cosas, pero está dando educación al pueblo, salud al pueblo, y está preparando un futuro para los hijos de los humildes. 

Antes, los únicos que podían tener a los hijos estudiando eran los ricos, y hoy ya no hay obrero cuyo hijo llegue al sexto grado y no haya un centro escolar en su zona, y aunque sea muy pobre, que no consiga una beca desde secundaria, desde la preuniversitaria, hasta la universitaria.  Vamos a darles todas las cosas que nosotros podamos darles a los trabajadores.  Este es el espíritu con que nosotros les entregamos esto. 

Hemos hecho un sacrificio, creo que lo único que falta es la escuela...  (EL COMPAÑERO LAZARO PEÑA LE INFORMA QUE ALLI HAY UNA ESCUELA DE LA CTC-R).  ¡Mejor!  Está en el centro de descanso de la CTC Revolucionaria. 

Ese es el espíritu con que hoy les vamos a hacer entrega, con verdadera satisfacción, a los trabajadores de este centro de descanso. 

(OVACION)