DISCURSO PRONUNCIADO POR EL
COMANDANTE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER SECRETARIO DE LA DIRECCION NACIONAL DE LAS
ORI y PRIMER MINISTRO DEL
GOBIERNO REVOLUCIONARIO, EN LA CLAUSURA DEL PRIMER CONGRESO NACIONAL DE LA
FEDERACION DE MUJERES CUBANAS, CELEBRADO EN EL TEATRO “CHAPLIN”, EL 1º DE
OCTUBRE DE 1962.
(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS
DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)
Compañeras
delegadas al Primer Congreso Nacional de la Federación de Mujeres Cubanas:
Este congreso significa para nuestra organización femenina
un gran paso de avance. Los números, por
sí solos, expresan cuánto ha crecido esta organización: desde 17 000 a 400 000
(APLAUSOS). Y nuestras 400 000 mujeres federadas acaban de celebrar
su congreso, de aprobar sus estatutos, de acordar las tareas a realizar, es
decir que son 400 000 mujeres organizadas y conscientes de su tarea.
Por el estilo van avanzando todas las organizaciones
de masa de la Revolución, y nos permitirá seguir adelante nuestra lucha
revolucionaria con ventajas que no teníamos al principio.
Las mujeres, dentro de la sociedad, tienen intereses
que son comunes a todos los miembros de la sociedad; pero tienen también
intereses que son propios de las mujeres.
Sobre todo, cuando se trata de crear una sociedad distinta, de organizar
un mundo mejor para todos los seres humanos, las mujeres tienen intereses muy
grandes en ese esfuerzo; porque, entre otras cosas, la mujer constituye un
sector que en el mundo capitalista en que vivíamos estaba discriminada. En el mundo que estamos construyendo, es
necesario que desaparezca todo vestigio de discriminación en la mujer.
Pero aun cuando, desde el punto de vista legal y desde
el punto de vista objetivo, desapareciera todo vestigio de discriminación,
quedan todavía una serie de circunstancias de orden natural y de costumbres que
hacen importante para la mujer estar organizada, trabajar y luchar.
En nuestro país, empezando por la cuestión del
trabajo, había un sinnúmero de actividades de las cuales estaban proscritas las
mujeres. Recién ahora se empieza a abrir
campo a la actividad de la mujer en una serie de trabajos. Era muy difícil encontrar, por ejemplo, una
mujer de administradora de alguna empresa, de alguna fábrica, de algún central
azucarero; era difícil encontrar a la mujer trabajando en una serie de giros de
la economía, como consecuencia de la costumbre y, sobre todo, como consecuencia
de los prejuicios y de la situación de discriminación que vivía la mujer cubana
en la sociedad anterior.
Y es necesario que las mujeres se vayan abriendo paso, no solo en distintos tipos de trabajo manual, sino
también en el trabajo intelectual. Es,
por ejemplo, significativo, el hecho de que en un curso, que comenzará dentro
de una semana, de nivelación para ingresar en la escuela de medicina, de 1 200
aspirantes hay más de 500 muchachas (APLAUSOS).
Esto significa que en el camino de la ciencia también
ya se observa la presencia de la mujer en proporción muy superior a lo que se
había visto hasta este momento. Y así
sucesivamente.
No solo es justo, sino también es necesario. No solo es justo que la mujer tenga
oportunidad de desarrollar su capacidad en beneficio de la sociedad, sino
también que es necesario a la sociedad que la mujer encuentre todas las
posibilidades de desarrollar plenamente sus capacidades.
Aquella sociedad que lo derrochaba todo no es de
extrañar que, entre otras cosas, derrochara el talento y las cualidades de las
mujeres (APLAUSOS); es decir, desperdiciara esas cualidades y ese talento. El país lo necesita.
Pero, además, hay una serie de cuestiones que se
pueden considerar intereses propios del sector femenino, dentro de la sociedad,
fundamentalmente en lo que se refiere a su condición natural de madres;
problemas que son exclusivos de ese sector y que en muchos aspectos hacen
imprescindible que la sociedad les brinde, por tal razón, especial atención y
especial ayuda.
Sabido es cuán difícil es para una mujer poder
desempeñar un empleo si, por ejemplo, no existieran instituciones para atender
a los hijos. Pensando en ese problema
fue que la Revolución dio impulso a los círculos infantiles (APLAUSOS). Sin embargo, los círculos infantiles no lo
resuelven todo, aun cuando hubiera el número necesario de círculos infantiles,
que no existe ese número.
Los niños crecen, y cuando ya no están en la edad del
círculo infantil necesitan también quien les prepare los alimentos, quien los
atienda.
Existen los problemas que se relacionan con una serie
de tareas llamadas “domésticas”, que han esclavizado a la mujer a través de la
historia; y las mujeres necesitan de instituciones que las rediman también de
esas obligaciones, que requieren tanto esfuerzo y tantas energías humanas.
En todo ese orden de cosas hay mucho por hacer en
nuestro país. Nosotros, en conversación
con las compañeras dirigentes de la federación de mujeres, les hemos hablado de
algunas de estas cuestiones, que ya han sido recogidas entre los proyectos y
las tareas de la federación. Les decía: “Ustedes tienen problemas con los niños,
tienen problemas con los muchachos cuando ya están en edad de ir a las
escuelas; luego, les interesan los círculos infantiles, pero les interesan
también los comedores escolares (APLAUSOS); les interesan las lavanderías”
(APLAUSOS). Y les decía: “Si ustedes no
luchan por esas cosas, posiblemente en los demás organismos no se van a acordar
de eso; es necesario que sean ustedes las que promuevan y las que gestionen
acerca de los distintos organismos administrativos, e impulsen la creación de
esos centros que puedan aliviar a la mujer de una serie de tareas que hoy la
esclavizan y le roban una enorme cantidad de tiempo que le quitan a la
producción.”
Hay también otras tareas, como es la de cocinar en la
casa, tarea que la costumbre por lo general ha asignado a las mujeres. A las mujeres les interesan también los
comedores obreros (APLAUSOS). Luego, es
evidente que las mujeres tienen en la Revolución extraordinarios intereses;
primero, las condiciones que les permitan el acceso al trabajo decoroso, útil;
las condiciones de orden social, de orden legal, de orden institucional, y,
además, las condiciones que les permitan librarse de todos aquellos lazos que
las atan a toda una serie de actividades, y que no dependen de leyes, sino que
dependen de iniciativas. En que,
naturalmente, por ser más interesadas las mujeres, son las que deben impulsar
esas tareas.
La Revolución gana, el país gana, la sociedad
gana.
En la misma medida en que nosotros somos un país
pequeño, con grandes recursos naturales de posible desarrollo, necesitaremos
más técnicos y más brazos para poder aprovechar todos esos recursos y elevar el
estándar de vida general del pueblo.
Luego, por eso, necesitamos incorporar a la mujer a la
producción. Pero para que la mujer se
incorpore a la producción y al mismo tiempo siga desempeñando esa trascendental
función de la reproducción, es necesario que la mujer cuente dentro de la
sociedad con una serie de instituciones y de recursos que le permitan ser
trabajadora y, al mismo tiempo, ser madre (APLAUSOS).
Naturalmente que esas condiciones no se han de crear
de la noche a la mañana, y en algunas tenemos ciertas limitaciones.
En los círculos infantiles ya hemos dicho que el
problema fundamental está en los costos, y que cada círculo significa una
erogación alta por parte del Estado, lo cual desde el punto vista financiero
constituye un obstáculo al establecimiento ilimitado de círculos
infantiles.
Aprovechando esa experiencia, es por lo que las demás
organizaciones que se hagan será necesario hacerlas
sobre bases de costeabilidad.
Pongamos un ejemplo: si en cualquier escuela que tiene 300
alumnos se establece un comedor escolar para servir el almuerzo a los alumnos y
que no tengan que regresar a su casa, y que no tengan los padres que estar allí
esperándolos para cocinarles, si lo que paga ese alumno en ese comedor es
realmente lo que cuesta la comida, la alimentación que se le da, es posible
lograr un almuerzo bueno, barato y costeable.
Vamos a poner un ejemplo: el niño que almuerce veinticinco veces
al mes y tenga que pagar por el almuerzo lo que cueste, digamos 45, digamos 50
centavos, son 12 pesos, 12 pesos y medio; dos niños son 25 pesos lo que
tendrían que pagar, que es infinitamente menos que si la madre tiene que dejar
de trabajar por atenderlos, por hacerles el almuerzo, o si tiene que pagarle a
alguien para que les haga el almuerzo.
Porque es lo que tiene que pagar, más la alimentación de los niños, más
lo que esa persona consume también en la casa; y, entonces, no son 25 pesos por
dos niños, son 60, son 80, son 100.
Ahora, si cuando ponemos un comedor escolar cobramos
15 centavos, cada comedor se convierte en una hipoteca, y entonces se pueden
hacer comedores, para 10 000, 20 000, pero llega un límite en que no se puede
hacer más. Si se ponen sobre bases
costeables, se pueden hacer entonces ilimitadamente todos los que se
necesiten. Porque se trata no de regalar
un servicio, sino de prestar un servicio, que de todas maneras resulta de gran
utilidad para toda la sociedad. Y si no
tenemos los recursos ahora para darlos gratuitamente..., porque sería una
ilusión que nosotros en esta etapa en que tenemos que desarrollar nuestra
economía todo lo fuésemos a dar gratis, pues podemos dar muy poco. Y, entonces, se trata de organizar esos
servicios.
Lo mismo pasa con los comedores obreros. Tan importantes para la producción como todas
estas iniciativas, son los comedores obreros.
Es decir, un comedor donde el obrero que vive distante de su casa —o
aunque no viva distante de su casa— desea allí, por ejemplo, almorzar. Eso aliviaría, en primer lugar, al obrero ese
de las dos horas que muchas veces pierde por ir y venir a su casa; el
transporte, las tardanzas, el trabajo en la casa, si es el caso que su
compañera también trabaja.
Entonces, una de las medidas, de las iniciativas que
hay que desarrollar, son los comedores en las fábricas. Y esa es una medida de carácter urgente, se
puede decir.
Como ya en el próximo año nuestro país contará con una
serie de aumentos en la producción (APLAUSOS), es propósito del Gobierno
Revolucionario darle impulso a un sistema de comedores obreros. De manera que esos aumentos de producción,
una parte de los mismos, vaya directamente a beneficiar a los trabajadores.
De esa forma, ya hay algunos sectores obreros a los
que el Gobierno Revolucionario —como es el caso de los mineros— ha decidido
enviarles asignaciones especiales de abastecimientos (APLAUSOS); a los obreros
madereros, que trabajan en lugares apartados en los campos, que realizan un
trabajo duro, también se les enviarán asignaciones especiales (APLAUSOS); a los
obreros de la construcción que estén realizando construcción de caminos,
carreteras, obras apartadas, obras hidráulicas, también se les organizarán
comedores en toda la isla (APLAUSOS); a los 350 000 trabajadores azucareros se
les harán asignaciones especiales de alimentación durante la zafra (APLAUSOS);
y, por último, en los tres primeros meses, comenzando por la capital —debido a
que es la ciudad que más contribuye a solucionar los problemas del transporte—,
en el primer trimestre del año 1963, estarán organizados los comedores
para 60 000 trabajadores en nuestra
capital (APLAUSOS). Se les brindará,
mediante ese servicio, una buena alimentación por sus costos y, al mismo
tiempo, sin rebajarlo de la libreta (APLAUSOS).
Serán asignaciones extras.
Por lo tanto, en el año 1963 el esfuerzo principal se
hará, en este orden de cosas, en la organización de comedores obreros. Y el año siguiente, 1964, el esfuerzo se
hará, el acento principal, en la organización de comedores escolares
(APLAUSOS).
Con esto llevaremos un orden lógico: primero la producción, es decir,
atender las necesidades y la alimentación de los trabajadores, porque en la
misma medida en que nuestra producción aumente podremos contar con recursos
mayores para resolver los demás problemas.
Pero es propósito de la Revolución, en los próximos
dos años, instalar un gran número de estos centros: primero para los obreros y después
para los escolares (APLAUSOS).
Procuraremos hacer una organización eficiente, y en
esa organización pueden trabajar muchas mujeres (APLAUSOS). Porque, desde luego —ustedes no sé si saben—,
en el giro gastronómico estaba prohibido prácticamente el acceso a las mujeres. Y eran las que cocinaban históricamente; sin
embargo, a pesar de ese derecho histórico, no tenían acceso al sector
gastronómico.
Y como esto significará miles y miles de personas que
tendrán que trabajar en esas organizaciones, será un sector donde pueden
encontrar empleo muchas mujeres (APLAUSOS).
Y, por lo pronto, en los comedores obreros, aparte de
un primer jefe y un segundo jefe —que por experiencia ya dentro de ese sector
obrero serán hombres—, ya van a tener acceso las mujeres como ayudantes, pero
con la oportunidad de atender después, sobre todo muchas de esas mujeres, que
ahora pueden empezar como ayudantes en esas cocinas obreras, pueden desempeñar
otras funciones, las que sean competentes en los comedores escolares, que
después se van a organizar en el año subsiguiente (APLAUSOS).
Estas medidas se podrán ir llevando adelante gracias,
precisamente, al hecho de que la Revolución empieza a contar con recursos
adicionales, producto de los aumentos en la producción (APLAUSOS). Cuando se habla de aumento de la producción
se está hablando sobre cifras reales, sobre datos absolutamente veraces, y
derivados de un gran esfuerzo que todos los compañeros de la Revolución vienen
haciendo en ese sentido, y cuyos frutos ya son evidentes.
Sin embargo, nosotros empezamos a contar a partir del
próximo año, y las cifras comparativas entre la producción en una serie de
renglones el próximo año y el año actual.
Así nosotros hemos dado algunas cifras sobre nuestra producción, por
ejemplo, de pescado, que ha sido entre unos 60 y 70 millones de libras, será en
total este año lo que hemos dispuesto, mientras el próximo año dispondremos de
60 a 70 millones de libras más, la mitad aproximadamente de aumento de
producción nuestra, y la otra mitad como consecuencia del acuerdo pesquero
efectuado con la Unión Soviética (APLAUSOS).
Esto nos permitirá mejorar los abastecimientos en el campo, y esto es
importante. Porque, históricamente, la
capital tenía un consumo mucho mayor que el interior; y cuando se asignaron los
abastecimientos, se tuvo en cuenta cuál era el consumo tradicional de cada
región. Ahora tendremos que ir hacia los
aumentos de los abastecimientos, principalmente en el interior de la república
(APLAUSOS). Y en el próximo año ya, por
ejemplo, los productos del mar los podremos llevar a los campos. Tendremos millones y millones de libras de
bacalao, por ejemplo, para llevar a las montañas, a los campos y, en general,
al interior, en los sitios donde no se consume el pescado fresco.
Hay aumento de producción en las aves de menos de 2
millones este año, a un nivel de 4 millones en el año entrante; 100 000 reses
más que este año (APLAUSOS), gracias, efectivamente, al hecho de que se
restringiera la matanza, de que no se permitiera matar hembras, lo que
naturalmente dio lugar a la restricción en el consumo de carne. Eso significaba sacrificios presentes.
¿Otra cosa habría sido autorización de que se matara
todo el ganado que se quisiera? Nuestra
masa ganadera habría disminuido y dentro de algunos años entonces sí habríamos
tenido un problema muy serio y sin esperanza de solución.
En cuanto a la fabricación de calzado que depende del
número de reses que se sacrifique, entonces sí en estos primeros años se habría
sacrificado un millón, un millón y medio, habría habido abundancia de zapatos,
pero en los años venideros no habría habido ni carne, ni zapatos (APLAUSOS).
¿Qué era preferible?
¿Qué era preferible? ¿Qué
estuviéramos bien ahora irresponsablemente y renunciáramos en el futuro a tener
mucho más que ahora? Eso no se podía
hacer. Había que preservar la masa
ganadera. Eso es lo que nos permitirá,
año por año, un consumo mayor de carne, un consumo mayor de leche, un consumo
mayor de pieles. Ya el año que viene
tendremos más pieles con esas 100 000 reses más que se van a sacrificar, y con
más de 100 000 pieles de cerdo, que este año no se contó con eso. Y año por año dispondremos de más pieles.
Este año la producción de calzado será de unos 11
millones de pares. Sin embargo, para el
año 1963 ya podremos producir cerca de 15 millones de pares (APLAUSOS). Cada año podremos producir más. Es posible que para 1965 podamos producir
cerca de 20 millones de pares de zapatos (APLAUSOS). Pero lo que interesa es ahora, de inmediato;
el año próximo serán unos 3 millones de pares más.
Lo otro sería distribuir mejor esos zapatos. Porque desde el momento en que todo el mundo
puede tener con qué comprarse un par de zapatos, entonces es necesario la
producción total distribuirla mejor.
Antes los zapatos sobraban; a veces, incluso, se exportaban cueros y,
sin embargo, sobraban zapatos. ¿Para
quién sobraba el zapato? Para el que
podía comprarlo. Pero eso era a base de
que cientos y cientos de miles de personas no usaran zapatos. Y muchos niños en el campo llegaban a los 15
años sin haberse puesto nunca un zapato.
Hoy no se exportan pieles, y sin embargo no alcanzan los zapatos.
Hay también un problema de calidad sobre el cual se ha
estado haciendo un gran esfuerzo, y esperamos que el esfuerzo en ese sentido
también arroje resultados, de manera que el zapato no dure dos meses, dure seis
o dure más, y sobre todo que no se caigan los tacones de las mujeres
(APLAUSOS).
En aves, en carne de res, en pescado y en carne de
cerdo hay aumentos de consideración en la producción. El problema está ahora en ir mejorando los
abastecimientos en aquellas regiones donde han estado más mal esos
abastecimientos. Es decir, distribuirlos
con justicia.
Nosotros decíamos hace unos días que ya la mayor parte
de los problemas más serios de nuestra economía los vamos superando. Ya la etapa más difícil la hemos pasado. Naturalmente que en esta etapa difícil hemos
contado con un factor trascendental, que es la solidaridad del campo socialista
(APLAUSOS), y muy especialmente la Unión Soviética (APLAUSOS), lo que nos ha
permitido a nosotros vencer exitosamente las etapas más duras de nuestra
economía, y que nos permitirá en el curso de pocos años haber desarrollado ya
nuestros recursos hasta un grado tal en que con nuestros propios recursos ya
podamos seguir adelante.
Hoy marchamos con una considerable ayuda
exterior. Esa ayuda debemos saberla
invertir bien, no derrocharla, sino invertirla en bienes reproductivos,
invertirla en instrumentos de trabajo. Y
la importancia de una inversión en instrumentos de trabajo la demuestra
cualquier ejemplo, pero les voy a poner un ejemplo:
Los cinco barcos primeros de la flota soviética de
pesca, que llegaron a nuestra capital y que van a pasar a Cuba, valen 2
millones de pesos. Sin embargo, los
productos que con esos cinco barcos se pueden obtener del mar, valen para el
público 8 millones y medio de pesos en un año (APLAUSOS). Es decir que una inversión de 2 millones, se
convierte en valores equivalentes cuatro veces mayor en solo un año.
Claro que todas las inversiones no son igualmente
reproductivas. Pero nosotros decíamos
hace unos días que no se verá aquí aumentar el número de automóviles, ni de
cosas de lujo; pero se verá aumentar el número de instrumentos de producción,
de fábricas, de maquinarias agrícolas, de represas, de carreteras, de equipos
de transporte. Porque eso es lo que nos
permitirá ir elevando el estándar de vida de las masas, es decir, de todo el
pueblo.
Por eso nosotros no debemos malgastar un solo centavo;
y toda la ayuda que recibimos, saberla invertir, sobre todo en bienes
reproductivos, que es lo que nos permitirá aumentos de producción
considerables, y avanzar rápidamente en el campo económico.
Afortunadamente, ya nuestro pueblo comprende mejor
estas cosas, cada día entiende más de estos problemas, que son problemas
clarísimos. Y debemos dedicarnos, con
toda la atención posible, a los problemas de la producción. Esa es nuestra tarea principal.
Nosotros tenemos que producir. ¿Para quién producimos? (EXCLAMACIONES DE: “¡Para nosotros!”) Para nosotros. Es decir, hoy el pueblo produce para sí
mismo. Nadie le roba, nadie le lleva
para el extranjero el fruto de su trabajo; al contrario, de fuera nos viene más
ayuda (APLAUSOS). Nadie nos quita: nos dan, nos
ayudan. Y ahora que el pueblo trabaja
para sí es cuando el pueblo tiene la oportunidad de obtener todo lo que
necesita. ¿Cómo? ¡Con el trabajo, con la producción! (APLAUSOS PROLONGADOS.)
Nuestro país es un claro ejemplo de lo que podría
ganar la humanidad si hubiera paz, si las fuerzas guerreristas fuesen frenadas
y fuesen obligadas a aceptar una política de paz; lo que podría ganar la
humanidad si las inmensas sumas que se gastan en armamentos se invirtieran en
bienes de capital y se invirtieran en el desarrollo de los pueblos más pobres.
Con los recursos que se gastan en cinco años —no
digamos diez años—, o con una parte de los recursos que se gastan en diez años,
que hoy la humanidad gasta en armamentos, habría para desarrollar a todas las
zonas más atrasadas económicamente del mundo.
Sin embargo, ¿quiénes se oponen a eso?
¿Quiénes son los únicos interesados en que no haya paz? (EXCLAMACIONES DE: “¡Los yankis!”) ¿Quiénes son los únicos interesados en que el
mundo viva al borde de la guerra?
(EXCLAMACIONES DE:
“¡Los yankis!”) ¿Y por
qué?
Por una serie de razones, pero, entre otras, porque
son traficantes de guerra.
¿Quiénes son los que se oponen, qué fuerzas se oponen
a que haya un desarme? Pues unos
monopolios, unas corporaciones que venden decenas de miles de millones todos
los años, y que dentro del sistema capitalista implica —el desarme— para esas
compañías una tremenda crisis.
En un país socialista, en cualquier país socialista,
en la Unión Soviética, ¿el desarme qué significa? ¿Significa que se arruina alguna
compañía? (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”) ¡No!
¿Que se queda alguien sin trabajo?
(EXCLAMACIONES DE:
“¡No!”) ¡No! Inmediatamente desmantelan esa fábrica, o
donde se están construyendo tanques se empiezan a construir tractores,
camiones, maquinaria agrícola, no se queda nadie sin trabajo, y el país lo que
está gastando en artículos de guerra empezaría a gastarlo en bienes útiles y
bienes productivos. No habría problema
de ninguna clase.
En cambio, ¿qué ocurriría en Estados Unidos con un
desarme? ¿Quiénes se oponen? Las compañías. Esas compañías son los primeros intereses
afectados, les interesa el negocio de guerra.
Claro está que aun el propio sistema capitalista pudiera encontrar
soluciones, si existiera realmente una voluntad de encontrarle soluciones por
otras vías, y no por las vías de fabricar armamentos. Pero la vía de fabricar armamentos es, para
todos los traficantes de armas, la más cómoda, y por eso se oponen a toda
política de paz.
Esto, aparte de que a los imperialistas les interesa
mantener fuerzas con que amedrentar a los países subdesarrollados, a los países
colonizados. Y por eso se oponen
intransigentemente a toda política de paz.
Pero es una cosa clarísima para toda la humanidad que
los únicos interesados en que no haya paz, y los que tan tremendo daño
ocasionan al mundo, son los traficantes de guerra, principalmente los
monopolios yankis. Y que son los que
ahora crean estas tensiones, estos problemas entre otros, los problemas con
nuestro país; problemas que el pueblo cubano y el gobierno cubano están
afrontando decididamente, con el apoyo de la Unión Soviética (APLAUSOS).
y como ustedes han sabido, nuestro Presidente se
trasladará a las Naciones Unidas (APLAUSOS) para denunciar allí la política
agresiva de Estados Unidos contra nuestro país.
Una prueba de la sinrazón de los guerreristas y de
quiénes son los guerreristas, y que precisamente los elementos más
reaccionarios son los que promueven en Estados Unidos la agresión a Cuba, es un
cartel que enarbolaron los racistas del sur, en ocasión de su protesta por el
intento de que ingresara un joven negro en la universidad de Mississippi. Uno de los letreros decía: “Tropas federales para Cuba, sí; para
Mississippi, no”, en respuesta a las presiones del gobierno central y la
decisión del gobierno central de utilizar tropas federales para que se
cumpliera la ley, para que se aplicara la sentencia de los tribunales, para
defender un principio de igualdad.
Ellos decían: “Tropas federales para eso, no; tropas
federales para invadir a Cuba, sí.”
Cuando uno de los pocos casos en que se puede decir, con justicia, que
se debe emplear tropas, es para combatir la discriminación y no para agredir a
otro país.
Pero los racistas, los discriminadores que se oponen
al ingreso de un joven negro en aquella universidad, promueven la agresión
contra nuestro país. Y, por eso, frente
a ese letrero, nosotros decimos: “Tropas federales contra los
discriminadores, sí; contra Cuba, no” (APLAUSOS).
Porque cuando las tropas federales vayan a defender el
derecho de un joven negro a ingresar en una universidad, estarán haciendo una
cosa justa allí dentro de Estados Unidos; y cuando vayan a invadir a nuestro
país, estarán haciendo una cosa injusta.
Allí pueden recibir el reconocimiento hasta de sus adversarios, porque
nosotros entendemos que eso es un acto correcto. Ahora, una agresión a nuestro país hace que
esas tropas federales ya no estuvieran haciendo nada justo, sino cometiendo un
acto de piratería, de bandidaje, un crimen.
Y vendrían entonces aquí a morir como unos bandidos (APLAUSOS).
Y por eso, los mismos que allí representan la línea
más reaccionaria, son los que más proclaman la agresión a Cuba. Pero la agresión a Cuba ya no se ha vuelto
cualquier cosa, ya no se ha vuelto un juego, ya no es un paseo ni mucho
menos. Es que como están viviendo unos
cuantos años con retraso, y el reloj mental lo tienen todavía a 10 ó 15 años
atrás, gritan hoy lo que podían haber gritado entonces, ¡pero lo que hoy no se
puede gritar, porque hoy las cosas son distintas! Y lo que más les conviene a los imperialistas
es poner el reloj en hora (APLAUSOS).
Y nuestro consejo gratuito a los senadores yankis, a
los congresistas yankis que propugnan la agresión contra nuestro país, es que
pongan sus relojes en hora (APLAUSOS), entonces no gritarán lo que ahora no se
puede gritar, y que ellos debieran saberlo, debieran saber que esas invasiones
no se pueden promover, porque, aparte de estar contra todo derecho, aparte de
estar contra todo derecho, contra toda moral, contra todo principio, está
contra el propio pellejo de los senadores y de los congresistas yankis
(APLAUSOS).
Y, por eso, es de esperar que algunas señales de los
tiempos les adviertan que están atrasados y que no cometan ese disparate. ¡Es de esperar que no cometan ese disparate! Nosotros deseamos que ese disparate no lo
cometan, y muy serenamente lo decimos, en un país donde ni los hombres ni las
mujeres tienen miedo (APLAUSOS).
Y esos senadores debieran estar un poco más informados
de cómo piensa el pueblo; que el pueblo de Cuba no son los miserables
desertores, el grupo de desertores ni de traidores, que están allá azuzando a
los imperialistas contra su pueblo. ¡El
pueblo de Cuba es este!, y lo que debieran de preguntarse esos señores es qué
piensan nuestros hombres, qué piensan nuestras mujeres, qué piensan nuestras
madres (APLAUSOS); y preguntarse si este pueblo tiene miedo (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”). Y, entonces, preguntarse por qué no tiene
miedo este pueblo. Y, entonces,
responderse que este es un pueblo que está lleno de razón, este es un pueblo
que está lleno de dignidad, lleno de convicción, convencido de que le asiste el
derecho, de que tiene derecho a hacer lo que está haciendo, y que lo que está
haciendo no es en perjuicio de ningún pueblo, y que lo que está haciendo en
beneficio de su propio interés, sin dañar a nadie, beneficia a nuestro país; y
que tenemos derecho a hacerlo, y no un derecho que proclamamos de palabra, sino
que sabemos suscribir con cuantos sacrificios sean necesarios; ¡lo sabemos suscribir
con la vida, lo sabemos suscribir a cualquier precio! (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE: “¡Venceremos!”,
“¡Fidel, seguro, a los yankis dales duro!” y otras consignas revolucionarias.)
Bastante tiempo despreciaron los gobernantes yankis a
este país, bastante tiempo lo humillaron, bastante tiempo se equivocaron acerca
de la dignidad, de la vergüenza del pueblo nuestro. Que ya este no es el pueblo aquel cuyos hijos
tenían que andar por el mundo soportando la humillación de que se creyeran que
este era un Estado más de la unión norteamericana, de que los propios alumnos
de las escuelas de Estados Unidos creyeran que este era un cayo más, porque no
sabían ni de qué se trataba.
Y ya pasaron aquellos tiempos en que un cubano no
contaba en el mundo. Y vivimos los
tiempos en que un cubano, cuando tiene vergüenza, es decir un cubano de los que
están con su patria (APLAUSOS), es recibido con muestras de cariño, de afecto y
de reconocimiento en cualquier parte del mundo.
Y que tan alto ha de ser el honor que eso implica para un cubano bueno,
como ha de ser la vergüenza para un cubano malo, porque me imagino que lo
reciben con el mismo desprecio, en cualquier parte, conque llenos de admiración
reciben los pueblos a un cubano revolucionario (APLAUSOS).
y ese lugar en el mundo, ese honor, no se lo ha ganado
nuestro pueblo en una lotería, sino luchando, sacrificándose,
exponiéndose. Ese lugar se lo ganó a
base de mucho sacrificio y de mucha sangre.
Y es hora de que los gobernantes yankis comprendan eso y acaben de saber
la calidad moral del pueblo cubano (APLAUSOS), para que acaben de comprender
por qué no han podido derrotarnos (APLAUSOS), para que acaben de comprender por
qué con todo su oro, todas sus amenazas, todo su bloqueo y todas sus campañas,
la Revolución va a entrar en el quinto año y, sin embargo, no han podido
hacerle mella (APLAUSOS). Es hora de que
acaben de comprender que están derrotados (APLAUSOS), que acaben de comprender
que están vencidos y que nos dejen en paz, porque el problema con nosotros no se
lo buscamos nosotros, se lo buscaron ellos (APLAUSOS). Y si ellos se buscaron ese problema, que se
quiten ese problema; es decir que renuncien a la idea de quitarnos de delante,
del medio (APLAUSOS).
Ese es el problema.
¿Cuándo acabarán de resignarse?
¿Cuándo nos dejarán en paz?
(ALGUIEN DEL PUBLICO LE DICE: “¡Nunca!”) Pero se van a hundir más pronto mientras
menos en paz nos dejen (APLAUSOS). Y de
eso se trata, de que se acaben de convencer y de que se acaben de persuadir.
Ya, desde luego, ellos saben que sus esperanzas de que
nos íbamos a hundir económicamente han fallado (APLAUSOS); y la otra, la
esperanza de invadirnos ha fallado también (APLAUSOS), porque ya no nos pueden
invadir (APLAUSOS), o, al menos, no nos pueden invadir impunemente; ya la cosa
es “harina de otro costal” (APLAUSOS).
Y nosotros lo que queremos es vivir en paz. ¿Hasta dónde nos armaremos? Hasta donde nos dejen en paz, hasta donde nos
dejen en paz. Y, sencillamente, tenemos
que garantizarnos la paz. Por eso, todos
los pasos y todas las medidas que ha dado el Gobierno Revolucionario tienden a
eso, a garantizarnos la paz, a garantizarnos que nos dejen en paz (APLAUSOS), y
a garantizarnos que nos dejen trabajar.
Porque es duro que todo un pueblo se dedique febrilmente a trabajar por
su porvenir en todos los órdenes, preparando a sus hijos para el mañana, y
tenga que vivir siempre con la amenaza sobre su cabeza, con el puñal del
imperialismo pendiente de nuestras cabezas.
Es muy doloroso. Y, por eso,
nuestro pueblo tiene que garantizarse la paz, que lo dejen en paz. Dicen que el loco con la pena es cuerdo
(APLAUSOS). Y el imperialismo es uno de
esos locos que sabe lo que hace.
Una vez garantizadas las condiciones de paz, podemos
dedicarnos, entera y confiadamente, a trabajar y a crear, a producir para tener
todos más (APLAUSOS), más en el orden material y más en el orden cultural; es
decir, más en todos los órdenes.
Creo que nuestro pueblo bien se lo merece
(APLAUSOS). Creo que los hombres y
mujeres dignos de este país, bien se lo merecen y lo lograrán (APLAUSOS).
Por eso, compañeras, ahora que vamos a entrar pronto
en el quinto aniversario (APLAUSOS); es decir que vamos a cumplir el cuarto y
entrar en el quinto, que la Revolución va llegando ya a una mucho mayor
madurez, a una muy superior organización, ¡que las mujeres no se queden
atrás! (APLAUSOS.) ¡Que las mujeres se sitúen en primera fila
(APLAUSOS), en esta Revolución que tanto significa para la mujer cubana
(APLAUSOS), en esta Revolución que tanto significa para los hijos de las
mujeres cubanas! (APLAUSOS.) ¡Mujeres cubanas cuyos hijos están en las
escuelas, en los institutos tecnológicos, en las universidades; cuyos hijos están
hoy en las montañas recogiendo café junto a sus hermanos campesinos (APLAUSOS);
mujeres cubanas cuyos hijos están en nuestras unidades de combate, en nuestras
divisiones de infantería, en nuestras unidades de artillería, en nuestros
aviones, como soldados del pueblo, como soldados de la patria; mujeres cubanas
cuyos hijos y cuyos esposos están en los centros de trabajo impulsando la
Revolución; madres cubanas, quienes como ustedes están en el primer lugar del
corazón de cada cubano, han de estar también en la primera trinchera, en la
primera fila, en la vanguardia de la Revolución!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(OVACION)