DISCURSO PRONUNCIADO POR EL
COMANDANTE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER MINISTRO DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO DE
CUBA, RESUMIENDO LOS ACTOS PARA FESTEJAR EL TERCER ANIVERSARIO DE LA REVOLUCIÓN
SOCIALISTA DE CUBA, EN LA PLAZA DE LA REVOLUCION, EL 2 DE ENERO DE 1962.
(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS
DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)
Distinguidos
visitantes de todas partes del mundo que nos acompañan en el día de hoy;
Trabajadores;
Ciudadanos
todos:
Hoy nos reunimos para conmemorar el tercer aniversario
de la Revolución (APLAUSOS), y el comienzo del cuarto (APLAUSOS), y la marcha
de la Revolución, todos los años que sean necesarios (APLAUSOS), hasta que la
gran obra esté concluida. Y será así,
porque la respalda el pueblo (APLAUSOS), porque no es tarea de un grupo de
hombres, sino de la nación entera (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE:
“¡Venceremos!”).
Hemos vencido, y seguiremos venciendo, porque no es
empresa de parásitos, sino obra de luchadores, de trabajadores, la obra de todo
lo que vale en nuestra patria, de lo mejor y lo más noble de nuestra patria; de
nuestra patria, cada día más limpia de gusanos (APLAUSOS), cada día más limpia
de parásitos, cada día más limpia de explotadores, cada día más limpia de
traidores (APLAUSOS).
Tres años han transcurrido, y si se quiere un
veredicto de la obra de estos tres años, si se quiere una prueba irrefutable de
que han sido tres años de lucha victoriosa, de que han sido tres años de
creación, de que han sido tres años de fructífero trabajo, basta mirar a esta
plaza, basta mirar a esta multitud, basta mirar a este pueblo, para que se
derrumben todas las calumnias de los enemigos de la Revolución, para que se
derrumben todas sus mentiras (APLAUSOS).
Basta mirar a esta plaza, para saber y para comprender que la obra de la
Revolución ha sido justa, ha sido útil, ha sido provechosa y ha sido redentora
para nuestro pueblo.
Nosotros estamos aquí en presencia de cientos de
visitantes de todas partes del mundo (APLAUSOS), de todos los gobiernos amigos,
de todos los pueblos revolucionarios; de los que han conquistado ya su
libertad, de los que han hecho ya su revolución; representantes de pueblos que
están luchando por hacerla, como la delegación del heroico pueblo argelino que
nos acompaña en el día de hoy (APLAUSOS PROLONGADOS Y EXCLAMACIONES DE: “¡Argelia, Argelia!”); representantes de
pueblos que todavía tienen disputas y contiendas con el imperialismo y el
colonialismo; representantes de todos los pueblos de América Latina (APLAUSOS);
de los gobiernos que han sabido mantener una actitud digna frente al
imperialismo; representantes de los pueblos cuyos gobiernos mantienen
relaciones con nosotros, y representantes también de los pueblos cuyos
gobiernos —o cuyos desgobiernos— han roto relaciones con nosotros
(ABUCHEOS), ¡porque ningún pueblo de América ha roto relaciones con
nosotros! (APLAUSOS.)
Ante todos esos pueblos la Revolución Cubana resultan
un acontecimiento interesante, un acontecimiento importante de la lucha de los
pueblos en esta época contemporánea por su liberación y por la justicia;
concita nuestra Revolución la admiración y la simpatía de todos los pueblos del
mundo. Diversas circunstancias
contribuyen a ello. Primero, la
circunstancia —no sé si más ingrata para nosotros o más grata para ellos—
de ser vecinos de los imperialistas yankis, a solo 90 millas de distancia.
Pero como nosotros no estamos dispuestos a mudarnos,
ni podemos mudarnos, y ellos tampoco pueden mudarse, más nosotros no estamos
dispuestos a cambiar, porque nosotros marchamos con el curso de la historia, y
a los imperialistas no les queda el remedio de mudarse de nuestras vecindades,
en cambio les queda el remedio de cambiar.
Y como los imperialistas no cambiarán, lo hará algún día el propio
pueblo de Estados Unidos, ese pueblo que explotan miserablemente, ese pueblo
que saquean incesantemente para enriquecer más y más al grupo insignificante de
monopolistas que han llenado de descrédito la historia de Estados Unidos en las
últimas décadas, el puñado de imperialistas que han ensangrentado la historia
de Estados Unidos en las últimas décadas con sangre de pueblos de todos los
continentes, el puñado de monopolistas que mantienen a ese país bajo una férrea
economía de guerra, que consiste en extraerle el fruto del trabajo de los
obreros, con infinidad de impuestos, para gastar esos recursos en mantener un
colosal aparato de guerra para mantener el imperio de los intereses del puñado
de monopolistas en todos los continentes.
Es decir que, a pesar de todo el desarrollo económico
e industrial alcanzado por el pueblo de Estados Unidos, lo mejor de su esfuerzo
se invierte en mantener enormes escuadras y enormes ejércitos, en mantener
camarillas de vendepatrias en todo el mundo, camarillas de gobernantes
traidores, ejércitos de espías, de asesinos y de saboteadores; se invierte lo
mejor del fruto del esfuerzo del pueblo de Estados Unidos en promover la
contrarrevolución en todo el mundo, en apañar la reacción en todo el mundo, en
apoyar al colonialismo en todo el mundo, en apoyar las camarillas militaristas,
en apoyar el neofascismo en aquellos países donde el fascismo fue derrotado a
costa de la sangre de decenas de millones de seres humanos, en apoyar lo más
retrógrado y lo más reaccionario que hay en el mundo.
Días atrás, un señor prominente del Departamento de
Estado dijo, con esa falta de escrúpulos —o falta de vergüenza, o falta de
sentido de la realidad—, como si le estuviera hablando a un mundo ignorante,
como si no le estuviera hablando a un mundo que con tanto sacrificio ha ido
adquiriendo una gran experiencia de todos los problemas del mundo, hablaba de
que Estados Unidos era un país revolucionario (RISAS); reconocía que el mundo
estaba en revolución y decía que, al fin y al cabo, ellos eran
revolucionarios. Se referían a la época
en que, sin duda, fueron revolucionarios; se referían a la época en que
luchaban contra el colonialismo británico; se referían a la época en que aquel
pueblo hacía lo que hace hoy el pueblo de Argelia, el pueblo de Angola, el
pueblo de Viet Nam, el pueblo de Lao, el pueblo de Corea del Sur (APLAUSOS); se
referían a la época en que derramaban su sangre por su libertad; se referían a
la época en que querían romper las cadenas del colonialismo para iniciar una
etapa nueva de progreso en su vida; se referían a la época en que aquella
burguesía era una burguesía revolucionaria, a la época en que luchaban por
romper las ataduras coloniales y feudales que impedía su desarrollo.
Desde entonces han transcurrido casi dos siglos; desde
entonces, el papel que representaron en aquella época al papel que representan
hoy ha cambiado extraordinariamente. Hoy
no luchan por nada que signifique libertad; hoy no defienden un solo átomo de
libertad en ningún rincón del mundo; hoy, los monopolistas que gobiernan a
Estados Unidos y que han identificado la política y la acción de ese país
exclusivamente con sus intereses, luchan precisamente por todo lo contrario: por mantener el
coloniaje en el mundo, por mantener los intereses explotadores en todo el
mundo, por mantener a la reacción en todo el mundo.
No, señores teóricos del imperialismo, no se hagan
ilusiones; ni se hagan ilusiones sobre el papel que representan en el mundo, ni
se hagan ilusiones de que puedan engañar a nadie. Todo el mundo, además, no está envenenado por
la propaganda mentirosa; todo el mundo, además, no está viendo exclusivamente
películas del oeste o películas de gángsters; todo el mundo no lee, además,
simplemente todas las mentiras y todas las infamias con que ustedes envenenan a
la opinión pública y engañan al propio pueblo de Estados Unidos.
El papel de Estados Unidos hoy, el papel de la nación
americana, el papel de los gobernantes americanos, papel que es el que hacen
representar a esa nación, es un papel repugnantemente vergonzoso, es un papel
criminal, es un papel odioso. Y los
pueblos lo comprenden cada vez más, cada día; y los pueblos lo aprenden por
experiencia propia.
Es triste, sí, es triste ese papel. Pero ese papel solo podrá cambiarlo el propio
pueblo de Estados Unidos. Jamás los
monopolios explotadores, que deben su origen y deben su poder al sudor de los
que trabajan y la sangre que han hecho derramar en el mundo para defender sus
intereses, esos monopolios jamás podrán esgrimir consignas de libertad; esos
monopolios no solo despilfarran el fruto del trabajo del pueblo norteamericano,
sino que, además, se lo obligan a gastar a otros muchos pueblos del mundo, a
otros muchos pueblos del mundo los obligan a gastar cientos de miles de
millones de dólares todos los años en armas, en ejércitos; todos los pueblos del
mundo, sin excepción: los pueblos de sus
propios aliados imperialistas y los pueblos de los países liberados.
Unos, porque son llevados de comparsa política de
guerra por los socios imperialistas de otras naciones; y otros, porque tienen
que estar en permanente guardia, en permanente estado de alerta frente al
peligro de la agresión traicionera, frente al peligro de la política
guerrerista.
Y así no solo los imperialistas mantienen en el mundo
el apoyo abierto a los regímenes imperialistas y colonialistas; no solo
mantienen en el mundo el peligro de guerra, sino que, además, obligan a todos
los pueblos del mundo a gastar tan fabulosas cifras de recursos en armamentos,
obligan a gastar tan enormes sumas, que sin esa política de guerra, sin esa
necesidad que ellos le han impuesto a una parte del mundo y que les han
impuesto también a sus propios pueblos, en el curso de 15 ó 20 años sería
extraordinario el avance de toda la humanidad, incalculable su progreso.
En el curso de 15 ó 20 años, y tal vez antes, habría
desaparecido de todo el mundo el hambre, habría desaparecido la miseria, habría
desaparecido la ignorancia. Regiones
enteras del mundo, sobre todo de los continentes subdesarrollados —subdesarrollados
por culpa misma de los imperialistas, que hicieron sus riquezas y desarrollaron
su industria explotando a las colonias, creciendo ellos mientras mantenían en
el atraso a miles, porque puede decirse que miles de millones de seres en el
mundo de esos países, con su sudor y con su trabajo contribuyeron a desarrollar
la industria de los países capitalistas avanzados, quedándose ellos relegados
en la pobreza y en el subdesarrollo—, esos países podrían alcanzar todos
niveles insospechados de progreso, si todas esas sumas fabulosas que todos los
años se gastan en equipo de guerra se emplearan en beneficio de la humanidad.
Tal es, pues, y tan grande el daño que el
imperialismo, fundamentalmente el imperialismo yanki, está ocasionando en el
mundo. Nosotros somos una prueba;
nosotros hemos visto desfilar hoy por aquí nuestras unidades de combate;
nosotros hemos visto desfilar por aquí nuestras brigadas de artillería
antiaérea, antitanques, nuestras brigadas de lanzacohetes múltiples (APLAUSOS),
nuestras brigadas de tanques. Y el
pueblo los ha aplaudido, el pueblo los ha mirado con cariño, porque el pueblo
sabe que la suerte de la Revolución, el pueblo sabe que su destino, el pueblo
sabe que su libertad y su independencia, el pueblo sabe que su porvenir está
defendido por esas armas.
El pueblo, ante su presencia, se siente seguro y se
siente optimista, porque sabe que tiene con qué defenderse, porque sabe que
tiene con qué derrotar a sus enemigos; ¡sabe que tiene con qué hacer morder el
polvo de la derrota a los mercenarios y a cualquier tipo de agresores! (APLAUSOS.)
¡Y el pueblo, el pueblo marchaba hacia esta plaza
detrás de los tanques, detrás de los últimos tanques, confundido con los
tanques y aun delante de los tanques!
(APLAUSOS.) ¡Porque no son
tanques contra pueblo, sino pueblo con tanques!
(APLAUSOS.) Solo marcha el pueblo
con los tanques cuando son suyos y cuando son para defender una causa justa;
sobre todo, cuando son para defender la más sagrada y la más justa de las
causas: la causa de la independencia
nacional, la causa de la libertad y la causa de su Revolución (APLAUSOS).
Pero, ¿quién nos obliga? Esas armas no son armas ofensivas. Muchas veces los títeres del imperialismo
dicen que Cuba se ha convertido en un peligro, de que la fuerza militar de la
Revolución cubana se ha
convertido en un peligro para los demás gobiernos de América. ¿Un peligro de qué? Nuestras armas no son
armas ofensivas, nuestras armas no son armas idóneas para desarrollar una
guerra de ofensiva, ni jamás necesitaremos ese tipo de armas. Nuestras armas son armas defensivas, armas
para defender a la nación, y para tomar la ofensiva, sí, dentro de la nación,
contra cualquier enemigo que nos ataque (APLAUSOS).
Nosotros no tenemos escuadras navales capaces de
desarrollar ningún tipo de agresión contra nadie; nosotros no tenemos medios,
ni necesitaremos ni tendremos jamás, porque no los queremos y jamás los
querremos, medios para transportar tanques hacia el territorio de otros
países. Pero, además, resulta desde todo
punto de vista absurdo.
Sin embargo, ellos dicen que se ha convertido en un
peligro, sí se ha convertido en un peligro para los agresores, se ha convertido
en un peligro para los que alberguen intenciones agresivas contra nuestra
patria (APLAUSOS). Si a ese peligro se
refieren, tienen razón; si se refieren al peligro de que la Revolución no podrá
ser destruida, de que la Revolución no podrá ser aplastada, entonces tienen
razón; si se refieren al peligro para ellos en sus propios países, nosotros les
decimos: “no, jamás en esas armas habrá
peligro, para ustedes; jamás esas armas significarán ningún peligro, ni para el
territorio ni para las fronteras de ningún país de América; jamás esas armas
afectarán la seguridad de ningún pueblo”.
Y en cuanto a los gobiernos traidores a sus pueblos en
América, en cuanto a los gobiernos que entregan miserablemente la soberanía de
su país a los designios del imperialismo yanki, en cuanto a esos gobiernos
vendidos cobarde y traidoramente, que se prestan a unirse y a hacerles el juego
a esos imperialistas contra un pueblo latinoamericano, contra un pueblo
hermano, contra un pueblo cuya voz puede ser escuchada con el mismo acento y en
el mismo idioma por casi 200 millones de hombres y mujeres en este continente,
en cuanto a esos gobiernos traidores y vendepatrias, el peligro no está en
estas armas, el peligro está en sus propios pueblos. ¡Ahí es donde está el único peligro! (APLAUSOS.)
El peligro no está en agresiones de Cuba, no está en
las armas de Cuba, el peligro está en la opresión y en el hambre en que
mantienen a sus pueblos, ellos y los imperialistas, sus amos; el peligro está
en la tremenda explotación, en la secular injusticia en que han vivido esos
pueblos. Y los pueblos, cuando adquieren
conciencia de su destino, cuando adquieren conciencia de la injusticia que
padecen, cuando adquieren conciencia de su fuerza, entonces no necesitan
tanques, no necesitan cañones, no necesitan aviones, porque nosotros cuando
empezamos esta lucha no teníamos ni tanques, ni teníamos cañones, ni teníamos
aviones, ni teníamos ejército (APLAUSOS); teníamos, si acaso, unos poquísimos
fusiles con los cuales comenzar la lucha, y toda la razón que nos asistía, todo
el derecho que nos asistía y todas las circunstancias que se derivaban de la
explotación imperialista y capitalista en que vivían nuestros trabajadores,
nuestros campesinos y la inmensa mayoría de nuestro pueblo.
Y eso sí es como para espantar, eso sí es como para
meter miedo, saber que los pueblos oprimidos, saber que los pueblos explotados,
no necesitan ni de cañones, ni de aviones, ni de tanques para empezar, para
luchar y para alcanzar la victoria (APLAUSOS).
Y que los tanques, y que los tanques, los aviones y los cañones que
tienen ellos, no les servirán de nada, como no le sirvió de nada al Gobierno
tiránico, explotador y pro imperialista que había en nuestro país. De nada les sirvieron los tanques que les
mandaron los yankis, de nada les sirvieron las bombas, las armas todas: cañones, aviones,
morteros, fusiles automáticos que les envió el imperialismo, porque las armas,
al fin y al cabo, nada sirven contra el pueblo, nada sirven sin razón, nada
sirven cuando se ponen al servicio del crimen y al servicio de la explotación
(APLAUSOS).
¿Qué armas teníamos nosotros? Ninguna.
¿Cuántas armas tenían ellos?
Muchas. ¿Qué armas tenían los
argelinos cuando comenzaron su heroica lucha de siete años? Ninguna.
¿Y cuántas armas tenían los colonialistas? Todas las armas de una de las potencias más
poderosas de Europa.
Luego la gran verdad histórica es que los pueblos, ni
en esta época contemporánea ni en ninguna época, cuando les llegó su hora,
cuando les llegó la hora de la conciencia revolucionaria, cuando llegó la hora
de la lucha por su libertad, sin armas, porque todas las guerras de liberación
se han comenzado siempre sin armas y contra las armas de los explotadores…; sin
armas y contra las armas de los explotadores comenzamos nosotros nuestra lucha,
y sin armas y contra las armas de los explotadores continuarán su lucha los
pueblos oprimidos, más tarde o más temprano (APLAUSOS).
A eso sí deben temer los gobiernos traidores; a eso sí
deben temer los gobiernos de América Latina, que se unen y maniobran junto al
imperialismo contra nuestra patria; a eso sí deben temer, porque la historia
los condena. Y quizás si su tremenda desesperación contra la Revolución Cubana
se deba a eso, a que están condenados por la historia, y que los pueblos que
hoy oprimen, más tarde o más temprano les exigirán cuentas.
Nosotros tenemos hoy estas armas que no teníamos
cuando luchábamos en las montañas, nosotros hoy tenemos esas armas
modernas. ¿Pero por qué las
tenemos? Porque cuando concluyó nuestra
lucha con la camarilla explotadora que aquí en nuestro país se servía de las
fuerzas armadas, organizadas y equipadas por el imperialismo yanki, cuando
concluyó aquella lucha comenzó otra lucha más dura, más difícil y más larga: la lucha de nuestro
pueblo contra el imperialismo yanki, la lucha de nuestro pueblo contra las
maniobras, los ejércitos mercenarios y los planes agresivos del imperialismo
yanki.
Sin imperialismo yanki nosotros no necesitaríamos uno
solo de esos tanques, nosotros no necesitaríamos uno solo de esos cañones ni de
esos aviones, ni de esos soldados; sin el apoyo del imperialismo yanki no se
atreverían siquiera a mover un solo dedo los antiguos explotadores, esos
antiguos explotadores que si se atreven a conspirar, que si organizan actos
contrarrevolucionarios, sabotajes, quemas de caña y otras fechorías, si se
atreven a desafiar la formidable y absolutamente mayoritaria parte
revolucionaria del pueblo, si se atreven a desafiar a la opinión nacional, si
se atreven a desafiar al pueblo, es única y exclusivamente por el apoyo y el
aliento que reciben del imperialismo yanki.
Luego nosotros somos un ejemplo de cómo el
imperialismo yanki no solo malbarata más de medio centenar de miles de millones
que sale del sudor y del esfuerzo del pueblo norteamericano, sino que obliga a
gastar a todos los demás pueblos.
Nosotros somos un ejemplo de eso.
Lo que nos obligan a gastar en ejércitos, lo que nos obligan a gastar en
armas, lo que nos obligan a quitar de otros servicios, es decir, que si la
Revolución no tuviese que afrontar esos gastos, entonces, todavía serían mucho
mayores los servicios destinados a satisfacer las necesidades del pueblo y los
recursos destinados al desarrollo de nuestra economía.
La Revolución si a pesar de todo ha podido ampliar
extraordinariamente los beneficios de esos servicios, si la Revolución a pesar
de todo ha podido avanzar tanto, ha podido desarrollar tan rápidamente los
recursos de la nación, ha podido atender a infinitas necesidades del pueblo,
¿qué sería si los imperialistas no nos obligasen a gastar los recursos que
tenemos que gastar en la defensa de la nación?
Por eso nosotros si bien saludamos nuestras armas, si
bien las miramos con júbilo, estamos conscientes de que los que nos obligan a
tener esos ejércitos en pie y esos equipos de guerra le hacen un daño a nuestro
país, igual que se lo están haciendo prácticamente, a todo el mundo.
Nosotros no somos guerreristas, nosotros no deseamos
siquiera tener que entrenar esas armas, tener que usarlas. ¡Ojalá no tengamos que usarlas, ojalá no
tengamos que usarlas de nuevo, como en Playa Girón, pero con mucha más
eficacia, con mucho mayor volumen de fuego (APLAUSOS), con mucho mayor
entrenamiento!
Porque el pueblo ha podido observar hoy cómo ha
progresado en disciplina, cómo ha progresado en instrucción nuestra Fuerza
Armada Revolucionaria; nuestro pueblo ha podido presenciar que es una fuerza
incomparablemente superior a la que teníamos cuando Playa Girón, ¡y que esa
fuerza que pasó por ahí, no es más que una parte pequeña de la fuerza con que
contamos para combatir! (APLAUSOS), ¡de la fuerza con que contamos para luchar
contra cualquier agresor! Fuerza que está manejada, además, por hombres revolucionarios, que está
manejada, además, por hombres que saben el valor y la importancia de la causa
que defienden; fuerzas que están listas para salirles al paso al enemigo en
cualquier momento.
Y al enemigo lo vamos a combatir con fiereza, al
enemigo lo vamos a combatir con decisión tal vez no imaginada por ellos
(APLAUSOS); y al enemigo, además, lo vamos a exterminar, ¡a cualquier enemigo,
a cualquier enemigo que desembarque en nuestras costas!
Y que después no digan, que después no pidan clemencia;
que vayan reflexionando desde ahora, porque se ha acabado el truquito de estar
organizando invasiones y salvar el pellejo (APLAUSOS). Después no digan que somos duros, después no
digan que somos crueles, después que no se pongan a hacer campañas contra las
medidas que el pueblo tome, porque crueles son los poderosos imperialistas que,
valiéndose de su poder y de sus recursos, quieren aplastar a nuestra pequeña
nación, quieren destruir el trabajo que un pueblo de 6 millones, de 7 millones
de habitantes, está realizando en esta isla; crueles son ellos, criminales son
ellos, y tiempo han tenido para reflexionar, tiempo han tenido para pensar, y
si no lo han tenido, ¡piénsenlo bien! Si
no han reflexionado, sirvan estas palabras de reflexión y sirvan estas palabras
de advertencia para nuestros enemigos, sirvan de explicación para nuestros
amigos, sirvan de explicación para los pueblos de América.
Porque si Bolívar… (APLAUSOS) decretó una ley, en
virtud de la cual todos los soldados colonialistas que empuñaran las armas
contra la independencia de Venezuela estaban condenados a ser pasados por las
armas, lo que se llamó el “Decreto de Guerra a Muerte”, ¡sépase que la historia
se va a repetir si de nuevo nuestro país es invadido! (APLAUSOS.) Y sépase, ¡sépase!,
que ese “Decreto de Guerra a Muerte” contra invasores, es la ley en nuestra
patria.
Porque si los libertadores de Suramérica, si el gran
libertador Simón Bolívar se vio obligado a adoptar tan severas medidas contra
una potencia como España, situada al otro lado del Atlántico, si se vio
obligado a tomar tan drásticas medidas contra los enemigos de su patria, pero
enemigos que eran mucho más débiles que el imperialismo yanki, enemigos que
estaban a muchos miles de kilómetros de las costas de Venezuela, nosotros, que
tenemos un enemigo mucho más poderoso que la España de aquel entonces, con
armas mucho más mortíferas que la España de aquel entonces, con infinitos
recursos económicos y materiales más que la España de aquel entonces, un
enemigo que incluso tiene industrias de muerte; industrias que producen
productos para realizar sabotajes —y el pueblo ha visto, por televisión, esos
artefactos que han traído aquí elementos infiltrados por la Agencia Central de
Inteligencia—, equipos para descarrilar trenes, para hundir barcos, para matar
personas sin distinción de hombres, mujeres y niños… Nuestro pueblo, que ha visto esos artefactos,
puede comprender cómo los monopolistas hacen negocio incluso, y han convertido
en una industria la producción de los más refinados equipos para destruir y
para matar…
Y nosotros —que tenemos un enemigo tan próximo, tan
poderoso, tan agresivo, tan insolente, tan irreflexivo, organizando agresiones
con mercenarios, organizando agresiones con gobiernos títeres, organizando todo
tipo de acciones injustificables contra nuestro país—, nos consideramos con
tanto o más derecho del que sintieron tener los libertadores de América, del
que consideró tener el gran Simón Bolívar, para tomar también medidas
exterminadoras contra los enemigos de nuestra patria (APLAUSOS).
¿y qué importa que don o doña Rómulo hable… (RISAS) y
sea hoy uno de los cómplices principales del imperialismo? Si Bolívar viviera, con seguridad que el
señor Rómulo habría sido ajusticiado por traidor al pueblo de Venezuela (APLAUSOS).
Y se han unido los dos títeres, los dos farsantes: el farsante de
Rómulo Betancourt y el farsante —ese tipo bilioso— de Lleras Camargo. ¡Dos pueblos liberados por Bolívar! Si Bolívar viviera, habría ajusticiado a esos
asesinos de obreros, a esos asesinos de campesinos, a esos asesinos de
estudiantes, a esos servidores miserables del imperialismo, pero servidores
cada vez más desprestigiados. Si no,
véase la situación del Gobierno de Venezuela: ya no están con ellos ni los mismos
que los llevaron al poder; ya no están con ese Gobierno más que los peores
reaccionarios de Venezuela, porque la política traicionera,
antilatinoamericana, antivenezolana, y anticubana de esos gobiernos, los ha
llevado al abandono total de las masas, y no ya de las masas sino de sus
propios seguidores. Porque ya, del
partido oficial, primero se separó toda la juventud, se separó lo más limpio y
lo más revolucionario de las duras luchas contra la tiranía de Pérez Jiménez; y
ahora, otra parte importantísima, prácticamente mayoritaria, de su propio
partido, se ha apartado del Gobierno.
Y así, se van quedando cada vez más aislados, así se
van quedando cada vez más solos, los monopolios yankis y los servidores de los
monopolios yankis.
Esos son los que promueven reuniones contra Cuba, esos
son los que secundan los planes del imperialismo. Pues bien: sepan estas advertencias. Si creen que pueden organizar ejércitos
mercenarios o regulares contra nosotros, sepan que ni un solo, ¡ni uno solo de
los que desembarque en nuestra isla, va a salir vivo de esa aventura!
(APLAUSOS.)
Nuestra política no es una política de agresión contra
nadie, nuestra política no es una política de intervención en los asuntos de
otros pueblos. Otra cosa es, desde
luego, lo que significa el ejemplo de Cuba; otra cosa es la lección que Cuba le ha dado a los pueblos.
Nosotros tenemos fe en los pueblos, nosotros sabemos que solo los
propios pueblos pueden hacer las revoluciones.
¿Qué pueblo habría podido venir aquí a hacer la Revolución por nosotros?
Nosotros sabemos que la Revolución es
obra de pueblo, y nosotros tenemos una fe ilimitada en los pueblos.
Y nosotros sabemos que son los pueblos los que van a
ajustar cuentas, al fin y al cabo; nosotros sabemos que esta es una hora, en
América, de grandes definiciones; nosotros sabemos que hay gobiernos sin pizcas
de dignidad siquiera, sin pizcas de honor nacional, que se han prestado a las
jugadas y a las agresiones del imperialismo.
Pero sabemos también que hay gobiernos, y gobiernos
por cierto, de países absolutamente mayoritarios en cuanto a su población, e
infinitamente mayoritarios en cuanto a su prestigio; países que, en su
conjunto, frente a la media docena o a la docena y pico de gobiernillos
títeres, de gobiernillos desmoralizados y desprestigiados, de gobiernillos
ridículos que no merecen llamarse, siquiera, gobiernos, porque no cuentan con
nadie como no sea el puñado de mercenarios, el lumpen y los explotadores
monopolistas y la minoría que usufructúa los recursos de esos países; frente a
esos gobiernillos sin dignidad y sin vergüenza, están otros gobiernos de
América, representantes de la población más numerosa, gobiernos que saben hacer
honor a la dignidad nacional, gobiernos que no tienen que pensar necesariamente
igual que nosotros, gobiernos que representan formas sociales distintas que la
nuestra, pero que, sin embargo, tienen un concepto claro de lo que es la
soberanía y la independencia nacional, tienen un concepto definido de lo que es
honor nacional; son gobiernos que se respetan a sí mismos, y gobiernos, además,
que aspiran a hacer respetar la bandera de la dignidad de las naciones que
representan.
Esos gobiernos que han tenido un claro sentido del
momento histórico que vive el mundo, que han tenido un claro concepto del
honor, la soberanía y la independencia nacional, no se han dejado arrastrar por
las maniobras del imperialismo, no se han dejado conducir como rebaños, no se
han plegado a los chantajes, no se han inclinado ante el soborno yanki; algunos
de esos países, como Brasil (APLAUSOS), tienen una situación económica difícil,
tienen una situación económica difícil, tiene un gran desnivel en su balanza de
cambios, como consecuencia de las maniobras monopolistas de los yankis contra
la economía de ese país, contra su café y contra los medios de vida del pueblo
brasileño. El imperialismo sabe de esa
situación difícil, el imperialismo que maniobró allí para anular la política
independiente del Gobierno de Brasil, el imperialismo, que sabe eso, que sabe
esa situación difícil, que de los créditos de que habló no se ha visto nada,
que de los créditos que ofreció a Brasil no aparecen por ninguna parte, el
imperialismo, que sabe esa situación, y que retarda los créditos ofrecidos a
Brasil, con una política de chantaje, con una política de estrangulamiento, sin
embargo, no ha podido obtener que el Gobierno de Brasil abandone su firme
posición independiente de respeto a su dignidad, a su soberanía y a su libre
determinación (APLAUSOS), a pesar de la difícil situación económica en que se
encuentra ese país.
Una postura especialmente admirable,
extraordinariamente firme —por lo
cual merece el reconocimiento y el agradecimiento de nuestro pueblo— es la
política mantenida por el hermano país mexicano, por el Gobierno mexicano
(APLAUSOS); política condigna con la tradición mexicana, la tradición de ese
gran pueblo, que tanto ha tenido que sufrir a causa de las intervenciones
extranjeras; ese pueblo cuyos antecesores indígenas se batieron heroicamente
contra los conquistadores europeos; ese pueblo, que vio arrebatada una porción
considerable de su territorio por los agresores yankis; ese pueblo, que en el
siglo pasado sufrió también la intervención de otros países europeos, las
ínfulas de monarcas europeos de establecer imperios y de establecer reinos en
este continente; ese pueblo, que en este propio siglo vio, más de una vez,
hollado su territorio por la infantería de marina yanki. El Gobierno de ese pueblo hermano ha sabido
mantener, y mantiene firmemente una actitud condigna, pero en el caso de México,
se encuentran con la situación, además, de que su situación económica es una de
las mejores actualmente en la América Latina.
No han acudido con el chantaje, pero, sin embargo, han
hecho uso de amenazas veladas, han estado amenazando, y de hecho han llevado a
cabo medidas de agresión económica contra el turismo, y han estado realizando
campañas difamatorias contra México y contra su gobierno. Es indiscutible que no conocen el sentido del
honor y de la dignidad de los mexicanos; es indiscutible que los imperialistas,
torpes, y estúpidos como son, desconocen la gran sensibilidad nacional del
pueblo mexicano.
México es un ejemplo de cómo deben ser las relaciones
entre los pueblos; México es un vecino de Cuba, igual que lo son los yankis,
sin embargo, el pueblo de Cuba no ha tenido problemas con el Gobierno mexicano;
el pueblo de Cuba aplaude aquí al pueblo, a la nación y al gobierno mexicanos
(APLAUSOS PROLONGADOS), porque de México no han procedido intervenciones, de
México no han procedido agresiones, en México no se organizan grupos de
saboteadores, de México no proceden armas ni explosivos para matar y para
destruir, de México no proceden maniobras contra nuestro país, y México es un
país grande, un país de casi 35 millones de habitantes, varias veces mayor que
el nuestro en superficie y en población, sin embargo, no hemos tenido problemas
con México ni México ha tenido problemas con nosotros. México es para nosotros un ejemplo de cómo
pueden ser las relaciones de Cuba con los demás pueblos de América Latina
(APLAUSOS), con una sola condición: que se respete nuestra soberanía, que
no se interfiera en nuestros asuntos internos, que no se organicen expediciones
de mercenarios, que no se organicen campañas de sabotaje.
Luego, si Cuba ha tenido problemas, no ha sido culpa
de Cuba, ¡ha sido culpa de los que incesantemente, desde el triunfo del pueblo,
comenzaron a organizar expediciones, se dedicaron a preparar agresiones
económicas, políticas, militares, y de todo tipo! Y ahora, ¿qué dicen?, ¿que nos atacan porque
hemos dicho que somos socialistas, porque hemos dicho que somos
marxista-leninistas? (APLAUSOS PROLONGADOS.)
Pues bien, el gobierno declaró que la Revolución era socialista,
precisamente al día siguiente del bombardeo sobre nuestras bases aéreas,
vísperas de la invasión de los mercenarios; y cuando preparaban esos aviones, y
cuando los enviaron con la orden de atacarnos, ¿existía alguna declaración
oficial de que la Revolución era socialista?
Y cuando un año antes comenzaron a reclutar a los mercenarios, ya en el
primer año de la Revolución, cuando la Revolución no era todavía una revolución
socialista, sino una revolución nacional liberadora, cuando la Revolución
cumplía las primeras etapas de este proceso, es decir, la lucha por la
independencia nacional, la lucha por la recuperación de las riquezas
nacionales, la lucha por un régimen de libertades para nuestro pueblo, cuando
todavía no había avanzado hacia nuevas etapas, ¿cuál era el pretexto?
Si la invasión de Girón se organizó un año antes, prácticamente
de la primera declaración oficial sobre la naturaleza socialista de la
Revolución. ¿Qué pretexto tenían
entonces?
Esto demuestra que los imperialistas no atacan a la
Revolución por ser socialista o por ser marxista-leninista; sino que la atacaron
incluso (APLAUSOS)… organizaron las agresiones y los ataques, cuando la
Revolución todavía no había avanzado hacia nuevas metas, sino que estaba
dedicada a las tareas de liberación nacional, a la Reforma Agraria, a la
recuperación de nuestras riquezas y a la reafirmación de la soberanía nacional.
Cuando los imperialistas comenzaron a organizar la
expedición de Girón, nosotros ni siquiera todavía teníamos relaciones con la
Unión Soviética, ni con otros países socialistas (APLAUSOS); y sin embargo, ya
ellos estaban organizando las agresiones contra nosotros; y la Revolución en
aquella época no era todavía socialista, porque los procesos no se pueden
saltar, los procesos son un fenómeno de desarrollo social, político y
económico.
El proceso revolucionario de Cuba comenzó con las
etapas de liberación nacional, comenzó desarrollando una serie de medidas
correspondientes a aquella etapa; la Revolución continúa hacia nuevas etapas,
una vez cumplidas las primeras. La Revolución
entra en la etapa de la construcción del socialismo, una vez cumplidas las
tareas de liberación nacional.
La Revolución entra en la etapa del socialismo, cuando
ya se encontró en condiciones de dar nuevos alcances; la Revolución Cubana lo
que hizo fue no detenerse, no teníamos por qué detenernos, ni queríamos
detenernos. No nos íbamos a conformar
con una revolución a medias (APLAUSOS).
Los dirigentes revolucionarios no íbamos a frenar la historia, nosotros
no somos frenos de la historia, sino que en todo caso somos motores de la
historia (APLAUSOS).
Y los dirigentes de la Revolución no estuvimos nunca
en disposición de ser freno, sino de ser impulsores de la Revolución,
impulsores del proceso revolucionario; ni nosotros ni nuestro pueblo quería
detenerse, porque nuestro pueblo no quería detenerse en un régimen o sistema de
explotación; nuestro pueblo no solamente quiso conquistar su soberanía, su
independencia, sus derechos sociales y democráticos, sino que quiso conquistar,
además, un sistema social más justo, un sistema social acorde con la historia;
un sistema social capaz de satisfacer todas las necesidades de nuestro pueblo y
abrir vías de inusitado progreso a nuestra nación. Y por eso, una vez cumplidas las primeras
etapas, la Revolución llegó a la segunda etapa.
Ahora los imperialistas quieren tomar eso como
pretexto. ¡Independientemente de que no nos importa, independientemente de que
no nos arrepentimos, sino que reafirmamos que esta Revolución es socialista y
que somos marxista-leninistas! (APLAUSOS),
independientemente de eso, independientemente de que nosotros tenemos derecho a
adoptar el régimen económico-social que estimemos pertinente, porque si los
imperialistas se creen con derecho a su imperialismo, con mil veces más razón
nosotros nos creemos con derecho a nuestro socialismo (APLAUSOS); y si los
monopolistas se creen con derecho a que un puñado de personas sea dueño de
miles de millones de dólares en inversión, y que un puñado de monopolistas,
llámese Rockefeller, llámese Morgan, o llámese como se llame cualquier sujeto de
esa fauna (EXCLAMACIONES); llámese como se llame cualquiera de ellos, nosotros
consideramos que es mucho más justo, que esos bienes pertenezcan a toda la
sociedad. Nosotros consideramos que
antes de que un señor tenga una refinería o un central azucarero que valga 10
millones, es mil veces más justo que ese central azucarero sea no de uno,
porque ese no lo maneja ni lo hace producir, sino que sea de todo el pueblo
(APLAUSOS).
Independientemente de que ser socialista es un derecho
nuestro, ellos comenzaron a organizar sus invasiones contra la Revolución,
cuando todavía la Revolución no había llegado a la etapa de la construcción del
socialismo. Luego ellos quedan
desenmascarados por sus propios hechos.
Eso demuestra toda la mentira, eso demuestra que el imperialismo no se
resigna ni siquiera a la lucha de los pueblos por la recuperación de sus
riquezas; y por eso el imperialismo no ha dejado de hostigarnos.
Eso no es lo que ha hecho México. México no es un país imperialista, México no
era dueño de nuestras tierras, ni de nuestros centrales azucareros.
¿Con quién hemos tenido problemas nosotros? ¡Con los imperialistas yankis! Nosotros no hemos tenido problemas con ningún
otro pueblo, no con los pueblos, porque nosotros no hemos tenido problemas con
el pueblo norteamericano. Si hemos
tenido problemas con algunos gobiernos de América, no ha sido con esos
gobiernos, ha sido con los monopolios, que son los que manejan como títeres y
como muñecos a esos gobiernos. Es decir,
que hemos tenido problemas con los gobiernos que están entregados
incondicionalmente a los monopolios yankis; esa es la historia de todo este
proceso; es la historia que sabe nuestro pueblo y es la historia que sabe
América.
Pero nosotros hemos demostrado que con aquellos
gobiernos que han mantenido una actitud de respeto a nuestra soberanía y a
nuestra independencia, independientemente del régimen económico y social
existente en esos países, hemos mantenido relaciones amistosas con ellos;
porque ellos han respetado a nuestro país.
Y eso demuestra que tales pudieran ser las relaciones con cualquier
pueblo de América Latina.
Pero los imperialistas no quieren eso, han querido que
rompan, han hecho todo tipo de presiones y hacen y tratan de hacer fuertes
presiones sobre aquellos gobiernos que no están dispuestos a dejarse arrastrar
como rebaño. Y la consecuencia ha sido
que un grupo de gobiernos mantienen su postura frente a las agresiones del
imperialismo. Esos gobiernos están muy
conscientes de la importancia de defender la soberanía de cualquier país. ¿Por qué?
Porque hoy el imperialismo mueve sus títeres contra nosotros, mueve a
los Stroessner, mueve a los Somoza, mueve a los Balaguer, mueve a los Idígoras,
mueve a los Lleras Camargo, a los Prado (EXCLAMACIONES DE: “¡Fuera!”), a los
Betancourt; mueve, es decir, a lo más
desprestigiado, a lo más reaccionario de América.
Hoy lo mueve contra la Revolución y mañana lo querrá
mover contra México, lo querrá mover contra Brasil, lo querrá mover contra
Ecuador, lo querrá mover contra Chile, lo querrá mover contra Uruguay, lo
querrá mover contra Bolivia; en fin, lo querrá mover después contra cualquier
pueblo. Lo que el imperialismo quiere es
sembrar el precedente, lo que quiere es que otros pueblos sean cómplices de sus
agresiones contra Cuba, lo que quieren es obtener acuerdos contra nosotros, y
después de organizar las agresiones para que otros gobiernos de América sean
cómplices de su sangría, sean cómplices de sus cobardes ataques a nuestro
pueblo.
Pero que hay gobiernos que se han mantenido firmes y
eso demuestra que los pueblos de América dejaron de ser rebaño; demuestra que a
todos los gobiernos de América no se pueden llevar como rebaño, no se les puede
poner el narigón a todos los gobiernos de América.
Esa es la lección que están recibiendo los
imperialistas, por si no les bastara para darse cuenta de que el colonialismo y
el imperialismo están desapareciendo rápida y progresivamente de la faz de la
Tierra; por si los imperialistas no se acaban de convencer de las lecciones
objetivas de la historia; de la lucha de liberación en Asia, en África y en
Oceanía, les faltaba América, pues ya en América hay también lucha de
liberación, que para honor de nuestra patria comenzó precisamente por Cuba (APLAUSOS PROLONGADOS).
Y lo que los imperialistas están consiguiendo es
precisamente acelerar ese proceso de liberación, porque la agresión contra
nuestra patria no es un problema fácil ni mucho menos. Tiene muchos obstáculos que vencer. En primer lugar nosotros aquí, que contamos,
y contamos bastante, cuando se trata de defender a nuestra patria y a nuestra
Revolución (APLAUSOS); pero además de eso, los pueblos de América no se van a
quedar con los brazos cruzados. Poniendo
sus “patas” aquí el primer infante de marina yanki (EXCLAMACIONES), tengan la seguridad
de que los pueblos de América no se van a quedar tranquilos. Porque los pueblos de América saben que
nosotros vamos a resistir, que nosotros vamos a combatir resueltamente, que
todos esos cañones que pasaron por ahí, y muchos más, van a disparar contra
cualquier enemigo que desembarque (APLAUSOS).
Y eso sin contar que los imperialistas no pueden
desafiar impunemente la solidaridad de todo el mundo; porque en realidad los
tiempos en que los imperialistas actuaban como piratas, impunes, han pasado ya,
y los piratas internacionales tienen cada día más atadas las manos, los pueblos
tienen cada día más fuerza y más posibilidades de atar a los piratas
internacionales. Los piratas rugen, los
piratas gritan, los piratas se irritan y, desde luego, cuantas maniobras les es
dado a realizar las realizan, cuantas perturbaciones les es dado provocar las
provocan, y si los dejan, si no se les resiste firmemente, si no resistimos
nosotros firmemente, si no resisten los pueblos de América Latina firmemente,
continuarían haciendo fechorías. De ahí
la importancia de resistir, de ahí la importancia de movilizarse, de
movilizarnos nosotros y de que se movilicen los pueblos de América Latina,
porque sin resistencia, sin movilización de parte de los latinoamericanos, entonces
la solidaridad mundial no tendría una base sobre la cual facilitarnos la ayuda
y luchar por nosotros.
Por eso, los primeros en luchar debemos ser nosotros,
y lo que debe hacer nuestro pueblo es movilizarse, primero que nadie, y lo que
deben hacer nuestros hermanos de América Latina es movilizarse contra cualquier
eventualidad.
Los imperialistas no conocen, o se hacen los que no
conocen la historia. ¡Allá ellos! Si son tercos, y son testarudos, ¡allá
ellos! Lo que tenemos que hacer los
pueblos es movilizarnos, porque mientras más estúpidamente actúen ellos, más se
acelerará la hora de la liberación en América Latina (APLAUSOS PROLONGADOS).
Y ahora que ellos preparan su maniobra, que están
preparando el escenario para llevar a cabo la farsa de los títeres,
¡movilicémonos nosotros!, en primer lugar nosotros. Bien, ese día… ¿qué día es el de la reunión
de cancilleres?, ¿el día 22? Pues,
bien, ¡el día 22 nos vamos a reunir nosotros también
aquí, en la Plaza de la Revolución (APLAUSOS PROLONGADOS). ¡El día 22 vamos a convocar a la Segunda
Asamblea General Nacional del Pueblo de Cuba! (APALUSOS), ¡y vamos a proclamar
la Segunda Declaración de La Habana!
(APLAUSOS.) Todo el pueblo, ya
no será solo el pueblo de La Habana, vendrán de otras provincias, todos los que
puedan venir, y va a ser el más gigantesco acto de la Revolución, del pueblo
(APLAUSOS), para lanzar al mundo la Segunda Declaración de La Habana, y para
mostrarles a los imperialistas nuestra disposición de luchar, ¡y para demostrarles a los títeres lo que es
un pueblo revolucionario, lo que es un pueblo libre, lo que es un pueblo
heroico! (APLAUSOS).
El pueblo de Cuba, la Revolución Cubana, es capaz de
reunir, ella sola, en un día, más pueblo de lo que reúnen los 13 satélites que
tienen los imperialistas aquí (RISAS).
Si Rómulo, Lleras Camargo, Prado, Idígoras, Somoza, Stroessner,
Balaguer, si todos ellos, juntan la cantidad de personas que cada uno de ellos
es capaz de reunir alrededor de su política, si todos ellos juntan a toda la
gente que pueden reunir, no llega a la mitad de lo que la Revolución Cubana es
capaz de reunir en un solo día (APLAUSOS).
Y eso, eso es un argumento, un argumento irrebatible,
un argumento irrebatible en todo el mundo, porque ¿quién puede dar mejor el
veredicto y quién puede ser mejor juez que el propio pueblo? Ahora sí: cada uno de ellos es capaz de reunir
una multitud de este tamaño cuando se trata de chiflarlos y cuando se trata de
protestar (RISAS). ¡Por algo en
Venezuela están suspendidas las garantías constitucionales y están suspendidos
todos los derechos de reunión! Porque el
día que se pueda reunir el pueblo de Venezuela para condenar la política
traicionera de Betancourt, se reúne más pueblo del que se ha reunido aquí o,
por lo menos, tanto.
Lo que quiero decir, es cómo son las cosas, son
exactamente así: no
tiene pueblo.
Por eso, cuando ellos se reúnen en Punta del Este, los
títeres, para condenar al pueblo de Cuba, el pueblo de Cuba se va a reunir
aquí, para decirles: “no se hagan
ilusiones, no se equivoquen, razonen; no crean que van a venir a realizar aquí
una matanza impune, no crean que la época de la piratería existe todavía en el
mundo, no crean que el pueblo de Cuba se acobarda, no crean que el pueblo de
Cuba se va a detener” (APLAUSOS).
Y por eso, el mismo día que los títeres se reúnan allá
en sus conciliábulos, los 13 o los 14…
Ellos están locos por conseguir el voto 14, y están ofreciendo villas y
castillas, pero a nosotros el problema de votos más o votos menos no nos
importa. Nosotros sabemos que los
gobiernos de más prestigio y los gobiernos que representan a la mayoría de la
población de América Latina están firmes; votos más o votos menos, no nos
importan, porque, ¿qué ganan los imperialistas, de conseguir el voto? ¡Peor para ellos, porque quizás sigan por
ese camino desbocado, que los lleva a nuevos fracasos! ¡Peor para los títeres, allá ellos, que se
tendrán que hacer cómplices ante la historia!, porque, ¡no crean los títeres
que van a quedar impunes los que organicen invasiones, porque algún día los
pueblos les pedirán cuentas, cuando el mundo haya cumplido su etapa! Porque el mundo marcha hacia su liberación,
cada vez son más pueblos los que se liberan, algún día será incluso Estados
Unidos. Y cuando todo el mundo se haya
liberado, ¿dónde se meten los títeres?, ¿adónde huyen los títeres?, ¿dónde se
esconden de la ira popular?
(APLAUSOS.) Porque, tiempo
llegará en que los títeres, los vendepatrias, no tengan adonde ir.
Hoy un Singman Rhee cualquiera corre y se refugia en
Estados Unidos, un Batista, un Pérez Jiménez (ABUCHEOS), cualquiera de esos,
tienen donde refugiarse. ¡Día llegará en
que los traidores no tengan donde refugiarse, día llegará en que los traidores
tengan que rendir cuentas a los pueblos!
Si creen que nosotros tenemos motivo para
intimidarnos, están muy equivocados, porque nosotros pensamos que los que
tienen motivo de verdad para intimidarse ante la marcha de la historia son
ellos. Ellos tienen que agruparse todos,
reunirse, para hacer maniobras contra Cuba, y Cuba no pierde ni la calma, ni
tiembla, ni la sonrisa siquiera pierde nuestro pueblo, porque nosotros, nuestro
pueblo, está tan consciente de su razón, está tan consciente de su derecho, que
con una sonrisa en los labios espera a los invasores, ¡y con una sonrisa en los
labios los extermina también!
(APLAUSOS.)
¡Ellos son los que deben tener motivo para estar
intimidados, porque la rueda aplastante de la historia marcha sobre ellos, y
nosotros marchamos encima del carro de la historia! Como uno de esos tanques que avanzaba por
ahí, ¡como uno de esos tanques es la historia!, y sobre el carro de la historia
marcha la Revolución Cubana, y bajo el carro de la historia quedará aplastado el imperialismo,
el colonialismo, y la reacción en todo el mundo (APLAUSOS PROLONGADOS).
Mientras tanto, seguiremos nuestra tarea. Razones más que de sobra tenemos para
sentirnos optimistas. Son muchos los
éxitos alcanzados en estos tres años, son muchos los frutos de la
Revolución. Tenemos presente que aun en
este mismo año, de tantas agresiones, este mismo año de la victoria contra el
imperialismo en Girón, fue también el año de la victoria contra ese hermano
gemelo del imperialismo que es el analfabetismo (APLAUSOS), que hemos llevado
adelante esa gran tarea con el esfuerzo de todo el pueblo, con el esfuerzo de
nuestra juventud sobre todo, que con tanto entusiasmo se dedicó a esa batalla.
Hemos liquidado ya el analfabetismo. Ha bastado un año. Seguiremos ahora por los caminos de la
cultura, del desarrollo máximo de la cultura.
Dentro de unos días estarán ya aquí, estudiando, 50 000 de esos
brigadistas, becados por el Gobierno Revolucionario (APLAUSOS). Dentro de algunos años, comenzarán a surgir
decenas de miles de técnicos, y algún día se contarán por cientos de miles los
técnicos universitarios y de todos los niveles, y eso augura un porvenir
tremendo, un porvenir incalculable para nuestro país, porque nosotros estamos
muy conscientes de que el triunfo de la Revolución significó el derecho al
futuro, no significó, fundamentalmente, más que ese derecho y esa oportunidad
que tanto anhelan los pueblos.
No podíamos recibir mucho, porque el pasado no nos
dejó más que miseria, subdesarrollo, ignorancia; el pasado nos dejó toda clase
de males, pero nosotros hemos conquistado el derecho a empezar a hacer, y el
futuro nos pertenece por entero. Para ese futuro estamos trabajando, para ese
futuro nos estamos organizando, por ese futuro estamos planificando, por ese
futuro estamos preparando legiones y legiones de técnicos, que serán la
garantía del porvenir de nuestro país.
La Revolución ha significado ese derecho; oportunidad
que sabremos defender y oportunidad que sabremos aprovechar, con un pueblo cada
vez más preparado, con un pueblo cada vez más consciente, con un pueblo cada vez
más organizado, con un pueblo que cada vez comprende mejor.
Este año lo hemos llamado el Año de la
Planificación. ¿Por qué? Porque ya comenzamos el desarrollo
planificado de nuestra economía (APLAUSOS).
Eso significará que el avance será más rápido, que el avance será más
seguro, que aprovecharemos al máximo nuestros recursos, que los errores que
cometeremos serán mínimos; eso significa que la Revolución ha ganado
extraordinariamente, que ya es capaz de desarrollar su economía
planificadamente.
El pueblo sabe lo que eso significa, sabe que nuestra
economía se desarrollará sin problemas, que se desarrollará sin crisis; que
cada vez habrá más empleo, que cada vez tendremos más medios de producción, que
cada vez tendremos más riquezas, que cada vez tendremos más producción. Y a mayor producción, más estándar de vida,
porque lo que vamos a producir en el futuro no será para los parásitos, no será
para los gusanos, no será para los imperialistas, será para nosotros (APLAUSOS);
porque los técnicos, los técnicos que estamos preparando, no se están
preparando para los monopolios, no se estarán preparando para servir a
intereses privados, sino para servir a todo el pueblo; las fábricas que estamos
edificando, las fábricas que se edificarán a montones en nuestra patria, serán
fábricas de todo el pueblo, fruto del ahorro del pueblo, fruto del trabajo del
pueblo, para elevar la capacidad productiva del pueblo, para elevar el total de
bienes que nuestro pueblo ha de disfrutar en el futuro.
Nosotros sabemos que no tenemos hoy resueltos todos
nuestros problemas; nosotros sabemos que nos faltan muchas cosas; nosotros
sabemos que nos faltan todavía productos, que nos faltan bienes, que nos faltan
casas, nos faltan hospitales, nos faltan caminos, nos faltan muchas cosas. Pero, sin embargo, tenemos la gran
satisfacción, la gran tranquilidad de saber que todo eso lo estamos haciendo,
que ya no depende de intervencionistas yankis, que ya no depende de monopolios,
que ya no depende de ricachones, sino que depende de nosotros, de nuestro
trabajo, de nuestro esfuerzo (APLAUSOS); y si comprendemos eso, si comprendemos
eso, la conclusión es que tenemos que esforzarnos, tenemos que dedicarnos a
trabajar febrilmente para el futuro.
Estos tres años nos han enseñado mucho. Nos han enseñado que un pueblo lo puede todo;
nos han enseñado que un pueblo es capaz de vencer todos los obstáculos; que un
pueblo es capaz de enfrentarse a poderosos enemigos; que un pueblo es capaz de
enfrentarse a todos los sacrificios que sean necesarios; que un pueblo, cuando
le llega su hora, cuando le llega su oportunidad, la sabe aprovechar.
¡Sepamos nosotros aprovechar esta gran oportunidad,
esta gran oportunidad que anhelaron nuestros antepasados en sus luchas por la
independencia, esta gran oportunidad que han anhelado tantos luchadores del
pueblo, esta gran oportunidad que ha costado tanto sacrificio, tanto mártir,
tanto combatiente caído luchando contra la opresión y la tiranía, luchando en
las montañas, luchando en la defensa de nuestras costas! ¡Esta oportunidad, sepamos aprovecharla!
Y por eso, con este año que se inicia, este cuarto año
de la Revolución, después de tres años de éxitos, después de tres años de
experiencia, lo que debemos decirnos a nosotros mismos, lo que debemos
proponernos cada uno de nosotros es:
aprovechar esta oportunidad, levantar nuestro esfuerzo, estar cada día
más conscientes de que el porvenir lo tiene que construir el propio pueblo, que
el porvenir tiene que ser obra del pueblo; obra de todos ustedes, hombres y
mujeres, obra de todos ustedes, jóvenes (APLAUSOS).
¿Quién nos dará el futuro? ¡Nosotros mismos! ¿Quién garantizará un porvenir feliz para
nuestra patria? ¡Nosotros mismos y solo
nosotros! Nadie lo vendrá a hacer, de
nadie tendrá que depender, sino de nosotros; tenemos la oportunidad y tenemos
todo lo necesario.
Por eso, tres cosas son importantes en este año: primero, la defensa
de la patria frente a los planes enemigos (APLAUSOS); segundo, la organización,
la formación de conciencia revolucionaria (APLAUSOS). Y sobre esto, sobre esto, no se puede decir
quién sea segundo o qué es primero: ¡Todo es primero aquí, porque la
conciencia es imprescindible si queremos cumplir todas nuestras tareas!; sin
conciencia revolucionaria siempre presente, no habría invencible defensa de la
patria; y sin conciencia revolucionaria, no podríamos cumplir la otra tarea, la
tarea de planificar, la tarea de desarrollar nuestra economía (APLAUSOS).
Y ahí tenemos las tres cosas: a fortalecer la conciencia, la defensa
y la economía.
La conciencia, para inspirar la conducta de nuestras
masas; la defensa, para conservar la oportunidad y el derecho a hacer el
porvenir; y la economía, porque la economía será la base de nuestro porvenir
(APLAUSOS).
Por eso, al iniciarse este cuarto aniversario, recalcamos
estos deberes. La gran masa que se ha
reunido hoy aquí demuestra que hemos avanzado; demuestra que hemos acrecentado
la fuerza de la Revolución, porque cada año son más los que se reúnen, porque
cada año hay más conciencia, más convicción; cada año son más y más los que
empuñan en sus manos la bandera de la Revolución y la bandera de la patria
(APLAUSOS); cada año son más y más los que se yerguen, los que se suman al
trabajo, los que honran la memoria de los caídos, los que hacen posible el fruto
del sacrificio de todos nuestros mártires; cada año son más y más los que se
unen al ejército del deber, los que se unen a la honra y a la gloria de la
nación; cada año son más y más los que marchan con la historia, los que marchan
junto al resto de la humanidad por un futuro mejor para todos.
Y los cubanos sabremos cumplir nuestra parte; los
cubanos sabremos cumplir nuestro deber; los cubanos sabremos reciprocar la
simpatía y la solidaridad de los demás pueblos del mundo. Y a nuestros visitantes nosotros podemos
decirles hoy: ¡Los
cubanos no fallaremos!; ¡la Revolución Cubana será cada vez más firme!; ¡la
Revolución Cubana seguirá adelante victoriosamente! (APLAUSOS.)
¡Viva la solidaridad de todos los pueblos del
mundo! (APLAUSOS.)
¡Viva la lucha de los pueblos contra el coloniaje,
contra el imperialismo! (APLAUSOS.)
¡Viva la marcha de los pueblos hacia la libertad,
hacia un futuro mejor! (APLAUSOS.)
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(OVACION)