DISCURSO PRONUNCIADO POR EL
COMANDANTE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER MINISTRO DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO DE
CUBA, EN LA CONCENTRACION POPULAR y
DESFILE MILITAR, PARA CONMEMORAR EL CUARTO ANIVERSARIO DE LA REVOLUCION CUBANA,
CELEBRADO EN LA PLAZA DE LA REVOLUCION, EL 2 DE ENERO DE 1963.
(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS
DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)
Distinguidos visitantes;
Trabajadores;
Campesinos;
Estudiantes;
Ciudadanos
todos:
¡Míster Kennedy diría... (EXCLAMACIONES y CHIFLIDOS) ...Míster Kennedy diría que me estoy
dirigiendo al pueblo cautivo de Cuba...!
(EXCLAMACIONES.) En la concepción
de los imperialistas, concepción en que la explotación es justa, y el crimen y la
agresión son buenos, ser mercenario es bueno (EXCLAMACIONES); en la concepción
de los imperialistas, este pueblo es un pueblo cautivo (EXCLAMACIONES).
Comenzando por imaginarse así las cosas, no tiene nada
de extraño todo lo demás que hacen.
En días recientes tuvo lugar un hecho que, aunque
ellos pretendan disimularlo, es un hecho histórico. El imperialismo aceptó pagarle a nuestra
patria la indemnización que los tribunales revolucionarios señalaron a los
invasores de Playa Girón.
El Gobierno de Estados Unidos trató por todos los
medios de eludir su responsabilidad de manera oficial, eludir la aceptación
oficial de este hecho. Eso está muy de
acuerdo con la mentalidad farisaica de los dirigentes del imperialismo; eso
está muy de acuerdo con todo lo que ellos hacen.
Ellos, por ejemplo, cuando nos atacaron el 15 de
abril, enviaron aviones con insignias cubanas.
Y cuando Cuba denunció la agresión, declararon a través de sus agencias
cablegráficas, y a través de todo el mundo, que no, que no eran aviones
procedentes del exterior, sino aviones cubanos que se habían sublevado. Y esa versión la lanzaron a todo el mundo;
tranquilamente, una mentira de esa índole, pero que para ellos no era sino una
mentira más.
Así han actuado siempre. Por eso, no tenía nada de extraño que
mientras por un lado se movilizaban para recaudar los fondos, por otro
pretendían hacer creer que era un simple Comité de Familiares el que estaba
llevando a cabo esa negociación. En el
fondo de todo, fue el propio Gobierno de Estados Unidos.
Ahora se ha sabido que el hermano del Presidente de
Estados Unidos fue quien realizó las gestiones principales a fin de recaudar
los fondos con los cuales pagar esa indemnización.
Ellos, naturalmente, no dicen que es indemnización;
ellos dicen que es rescate. Lógico,
también, que digan eso. Para los
imperialistas, encarcelar a un periodista negro que visitó a Cuba, e imponerle
una multa de 10 000 dólares por ejercer un derecho constitucional, es
justicia. Y, en cambio, el hecho de que
una revolución hubiese sido generosa con los criminales que nos atacaron al
servicio de una potencia extraña, el hecho de que los tribunales
revolucionarios, en vez de aplicarles una pena como a la que eran acreedores,
la pena capital a todos ellos, los sancionase con una multa, eso no es
justicia.
Castigar a los que nos atacaron una mañana, sorpresiva
y cobardemente; castigar a los que vinieron escoltados aquí por barcos de
guerra extranjeros; castigar a los que al servicio de una potencia extraña y
cometiendo un acto de flagrante traición en todos los códigos del mundo, eso no
era justicia. Ellos lo llaman
rescate.
Pero a nosotros no nos importa cómo lo llamen. El hecho es que tuvieron que aceptar el pago
de la indemnización y que por primera vez (APLAUSOS), por primera vez en su
historia, el imperialismo paga una indemnización de guerra.
¿Y por qué la pagó?
Porque fue derrotado, porque en Playa Girón los imperialistas sufrieron
su primera gran derrota en la América Latina (APLAUSOS).
¿Qué hizo el Presidente de Estados Unidos?, ¿cómo ha
actuado? Asumió primero la responsabilidad
del ataque a nuestro país. Sin embargo,
durante 20 meses eludieron el pago de esa indemnización.
Cuando al fin se decidieron a hacerlo y el Gobierno
Revolucionario puso en libertad a los invasores, ¿cuál fue la conducta del
Presidente de Estados Unidos? ¿Fue la
conducta de un estadista? ¿Fue la
conducta de un hombre responsable? No,
fue la conducta de un pirata; fue la conducta de un jefe de filibusteros,
porque en realidad nunca ningún presidente de Estados Unidos había degradado
tanto la dignidad de su cargo como ese día, en que el señor Kennedy se reunió
con los criminales invasores de nuestra patria.
Aquí traigo el discursito que pronunció aquel día;
vale la pena que lo leamos, porque leer estas cosas nos enseña a comprender a
los imperialistas.
Empezó diciendo —voy a leer las cosas más esenciales;
hay algunos párrafos que carecen de trascendencia; los párrafos más
esenciales:
“Quiero
expresar mi profundo agradecimiento a la brigada por hacer a Estados Unidos
custodio de esta bandera. Yo puedo
asegurarles que esta bandera —escúchese bien—, yo puedo asegurarles que esta
bandera le será devuelta a esta brigada en una Habana libre...” (EXCLAMACIONES Y CHIFLIDOS). Nosotros no sabemos si hay algún bar en Miami
que se llame Habana Libre (APLAUSOS).
Luego dice, porque esto es el colmo de lo ridículo y
de lo picúo, como decimos los cubanos:
“Me pregunto si el señor Miranda, que conservó esta
bandera a través de los últimos 20 meses, podrá dar un paso adelante para que
podamos conocerlo.”
Y luego dice:
“Yo quería conocer a quién debo devolverla.” ¿Este hombre habrá tomado esa mañana un poco
más de la cuenta?
En primer lugar, la historia de la bandera es una
mentira completa. Todo el mundo sabe que
esos señores mercenarios, que vinieron aquí disfrazados de gusanos de seda,
como dice el pueblo (RISAS), con uniforme de camuflaje del ejército americano,
fueron total y absolutamente copados.
Pero no solo eso:
todo el mundo sabe que dejaron hasta la ropa interior; y ahora
han inventado la historieta de que uno escapó y se llevó la bandera entre la
ropa y esa es la bandera que le entregaron a Kennedy.
En primer lugar, han estafado a Kennedy, porque de
aquel cerco no podían escapar y la mejor prueba es que la brigada completa cayó
prisionera...
(ALGUIEN DEL PUBLICO HACE UN COMENTARIO)
Sí, todos decían que eran cocineros y enfermeros
(RISAS). Escenifican el show de la
bandera y es la oportunidad para que este señor, actuando como un vulgar jefe
de piratas, se reúna con aquellos criminales, con aquellos cobardes y allí
declare ante el mundo que les puede asegurar que esa bandera les será devuelta
en una Habana libre.
Pero hay cosas más interesantes. Dice aquí: “Todos ustedes, miembros de la brigada
y miembros de sus familias, están siguiendo un camino histórico, un camino que
ha sido seguido por otros cubanos en otras épocas y también por otros patriotas
de nuestro hemisferio en otros años, Martí, Bolívar, O'Higgins, todos los
cuales pelearon por la libertad, muchos de los cuales fueron derrotados, muchos
de los cuales fueron al exilio y todos los cuales volvieron a sus
patrias.” ¡Comparar a estos mercenarios
con Martí! ¡Comparar a estos mercenarios
con los patriotas de la independencia!
Todo el mundo conoce la historia de Martí, de aquel
Martí con las ropas raídas; de aquel Martí que no recibió sus fondos de la
tesorería yanki; de aquel Martí que recorría aquella emigración humilde, de
proletarios, de tabaqueros, reuniendo centavo a centavo los fondos para comprar
las armas, que cuando las tenía ya adquiridas les fueron arrebatadas por las
autoridades yankis (APLAUSOS); de aquel Martí que no vino escoltado por la
escuadra yanki, ni precedido en su desembarco por bombarderos yankis; de aquel
Martí que en una noche tempestuosa, en un botecito de remos, desembarcó, casi
solo, en las playas orientales. Comparar
a aquel hombre íntegro, antimperialista, comparar el esfuerzo de aquellos
patriotas con estos miserables es una ofensa a la memoria de aquellos
hombres.
Porque nuestros libertadores vinieron a libertar
esclavos, a crear una nación, nación que el imperialismo frustró, nación que el
imperialismo yanki pisoteó durante 50 años.
¿Y estos qué eran? Esclavistas,
latifundistas, lumpen, explotadores del juego y del vicio, millonarios, criminales...
(ALGUIEN DEL PUBLICO EXCLAMA: “¡Ladrones!”)
Ladrones, ladrones son todos los explotadores
(APLAUSOS). Estos vinieron a esclavizar,
a quitarle al pueblo sus riquezas, a devolverle a los monopolios yankis
nuestras fábricas y nuestras tierras.
Y este señor dice: “Hace 70 años José Martí, el espíritu
guía de la primera lucha cubana por la independencia vivió en estas
tierras. En aquella época, en 1889, se
celebró la primera Conferencia Internacional Americana y Cuba no estaba
presente. Entonces como ahora —dice este
señor— Cuba era el único Estado en el hemisferio controlado todavía por un
monarca extranjero; entonces como ahora Cuba estaba excluida de la Sociedad de
Naciones Libres y entonces como ahora hombres valientes, en la Florida y en
Nueva York, dedicaron sus vidas y sus energías a la liberación de su
patria.”
El “entonces como ahora de Kennedy” es para nosotros
“ahora como nunca” (APLAUSOS). Ahora
como nunca podemos ondear con orgullo esta bandera de la estrella solitaria
(APLAUSOS); ahora como nunca somos respetados, y la mejor prueba es el respeto
que inspiramos a los propios imperialistas (APLAUSOS), el respeto que inspira
un pueblo que no ha podido ser doblegado por su poderío, que no ha podido ser
doblegado en cuatro años de heroica lucha; ¡ahora como nunca, señor Kennedy,
somos libres y somos el territorio libre de América! (APLAUSOS)
Continúa diciendo este señor algunas cosas, algunas de
las cuales pueden ocasionarnos alguna risa.
Dice: “La brigada viene de estar
tras las paredes de la prisión, pero han dejado tras ustedes, más de 6 millones
de sus compatriotas que también se encuentran, en un sentido muy real, en una
prisión (EXCLAMACIONES Y CHIFLIDOS) ya
que Cuba hoy es una prisión rodeada de agua”.
De donde resulta que ustedes están presos (EXCLAMACIONES DEL
PUBLICO) ¿No lo sabían? (EXCLAMACIONES DEL PUBLICO.)
...
Tiene la cara dura, lo dice ,un
hombre del pueblo.
Entonces continúa: “Vuestra conducta y vuestro valor son
pruebas de que aunque Castro y sus colegas dictadores puedan gobernar naciones,
no gobiernan pueblos” (EXCLAMACIONES).
Yo no sé que serán ustedes; no sé que será esa multitud impresionante
que tras sus armas se congregó en esta plaza.
Dice: “pueden
encarcelar cuerpos, pero no espíritus”.
Ustedes deben ser espíritus no encarcelados.
Dice: “la Revolución le prometió al pueblo
cubano libertad política, justicia social, libertad intelectual, tierra para
los campesinos y el fin de la explotación económica —dice que le prometimos—;
lo que han recibido es un Estado gendarme, la eliminación de la dignidad de
poseer tierras, la destrucción de la libertad de expresión y de prensa y la
total subyugación del bienestar individual humano al servicio del Estado y de
Estados extranjeros”.
Nosotros no hemos hecho una sola reforma social, ni
Reforma Agraria, ni Reforma Urbana, ni hemos alfabetizado un millón de
analfabetos, ni tenemos cerca de 100 000 becados estudiando y creando una
generación intelectual nueva (APLAUSOS).
La libertad intelectual de que habla Kennedy es la
libertad intelectual mediante la cual en nuestro país más de medio millón de
niños no tenía escuelas; la libertad intelectual de que habla Kennedy son los
30 millones de niños latinoamericanos sin maestros y sin escuelas.
Pero lo curioso es que este señor diga que prometimos
el fin de la explotación económica, es decir, la explotación... ¿A qué explotación se referirá este
señor? ¿Será la de la United Fruit Company? (EXCLAMACIONES.) ¿Será a la de la compañía eléctrica y la de
la compañía telefónica, aquella misma compañía que el día sangriento del 13 de
marzo, sobre la sangre de los heroicos estudiantes que allí cayeron
suscribieron un contrato leonino y explotador para nuestra patria? ¿Será que esas compañías siguen explotando a
nuestro pueblo? Pero lo curioso... ¿Estará cambiando Kennedy?, lo curioso es que
hable de que nosotros ofrecimos el fin de la explotación económica y, a renglón
seguido, dice: “Bajo
la Alianza para el Progreso, nosotros apoyamos para Cuba y para todos los
países de este hemisferio, el derecho a elecciones libres y el derecho del
libre ejercicio de libertades humanas básicas, apoyamos la Reforma Agraria
(EXCLAMACIONES) ¿Se estará convirtiendo
Kennedy al marxismo-leninismo?
(EXCLAMACIONES.)
Resulta que en este país, en este país más de 100 000
familias campesinas pagaban rentas, rentas que a veces eran el 50% de los
productos, ¿y quién encuentra un campesino pagando renta a lo largo y ancho de
nuestra patria? Más de 100 000
campesinos explotados se volvieron propietarios de sus tierras (APLAUSOS).
Pero ¿por qué cree este señor que los campesinos están
con la Revolución? (EXCLAMACIONES.) ¿Qué enredillo se le ha armado en la cabeza
al señor Kennedy, que dice que nosotros ofrecimos el fin de la explotación
económica y que no hemos cumplido? Y
habla de reforma agraria. Ya nosotros
sabemos lo que le van a decir sus amigos los latifundistas de América Latina,
como le dijeron los latifundistas de Chile: “oye, ustedes hablan de repartir las
tierras, ¿y por qué no hablan de repartir las minas de cobre también?”
Es muy curioso que oigamos al jefe del imperio yanki
hablar de explotación económica, hablar de reforma agraria y hablar de esas
cosas. ¿Cuándo hablaba antes? ¡Nunca!
Claro que no lo dicen sinceramente.
¿Pero desde cuando hablan este idioma?
¿Qué los enseñó a hablar este idioma?
(EXCLAMACIONES.)
¿Quiénes fueron sus maestros? (DEL PUBLICO EXCLAMAN: “¡Nosotros!”) ¡Los cubanos!
(APLAUSOS.) Lástima que tengamos
tan mal discípulo.
Y este señor usa un lenguaje extraño, un lenguaje
revolucionario. Y es curioso, se va a
crear algunos problemas con los reaccionarios, porque aunque los reaccionarios
saben que todo eso es cuento, los reaccionarios saben que no se puede estar
jugando con las palabras. Y los
latifundistas de América Latina van a decir: “bueno, si nosotros vamos a repartir
nuestra tierra, ustedes tienen que repartir el petróleo, el cobre, el hierro y
todos los monopolios que tienen aquí”.
Porque esas son las contradicciones insolubles del imperialismo. ¿Cómo van a poder hablar este lenguaje?
Entonces dice: “Apoyamos la Reforma Agraria y el
derecho de cada campesino a ser dueño de la tierra que trabaja.”
Eso fue lo que hicimos nosotros precisamente. Pero, además, somos los únicos que lo hemos
hecho; y, desde luego, no necesitamos de la Alianza para el Progreso. Pero si de eso se quejaba el embajador yanki,
si de eso protestaba Mr. Bonsal todos los días, de que les habíamos
nacionalizado las tierras a la United Fruit y a la Atlántica del Golfo y a
todas las compañías yankis, para que la tierra fuera del que la trabajara; y
todos los campesinos que pagaban rentas fueron liberados de la renta. Y de eso protestaba, todos los días, el
embajador yanki.
¿Cuándo creen ustedes que se organizó la expedición de
Playa Girón? Después de la ley de
Reforma Agraria, que fue bastante buena que le dejó 30 caballerías; se fueron y
las perdieron también (APLAUSOS).
La United Fruit Company tenía 10 000 caballerías de
tierras, y otra compañía tenía 17 000, Y ya no las tienen. ¿Se habrá acabado o no se habrá acabado la
explotación económica imperialista?
En el campo la mayor parte del tiempo estaban los
hombres sin trabajo, esperando desesperadamente la zafra, o la recogida del
café; las tierras estaban sin cultivar; los grandes latifundios, donde
trabajaban obreros proletarios —no campesinos, el campesino es el que trabajaba
la tierra por cuenta propia—, se pusieron en explotación. Resultado: que se erradicó el desempleo en
nuestros campos, desapareció para siempre el tiempo muerto, que era la plaga,
el azote, de nuestros campos. Y, ahora,
¿quién va a recoger el café de los campesinos?
Los becados estudiantes (APLAUSOS).
Es decir que la Revolución no solo ha hecho a esos
campesinos dueños de sus tierras y les ha construido hospitales, caminos,
escuelas, les ha enviado maestros, los ha alfabetizado, sino que, además,
cuando como consecuencia del desarrollo económico del país ya no hay aquellos
parias hambrientos que se marchaban a recoger café porque no tenían otra cosa
que hacer, la Revolución les manda a la juventud, les manda a los estudiantes
para recoger las cosechas de café.
Eso es lo que ha hecho la Revolución. Y en nuestros campos ya no hay tiempo muerto,
y en nuestros campos ya no hay desempleo, en nuestros campos ya no hay
analfabetismo; ya no hay niños que mueren sin asistencia médica (APLAUSOS), y
la vida cultural se desarrolla a pasos agigantados.
¿Cómo pueden pretender ignorar esas verdades? Al ignorarlas sufren esas tremendas
equivocaciones en que incurren.
Entonces, dice que apoyan: “el derecho de todo pueblo libre a
transformar libremente las instituciones económicas”.
Eso es lo que hemos hecho nosotros: transformar, como pueblo libre, las
instituciones económicas. Se está
convirtiendo este señor de palabra, pero es peligroso convertirse de palabra,
porque se crea una confusión en el cerebro que después no hay quien lo saque de
eso.
Entonces, dice que apoya: “el derecho a transformar libremente
las instituciones económicas”. Ni más ni
menos, exactamente, lo que nosotros hemos hecho, y por hacerlo es que tenemos
la hostilidad de los imperialistas. ¿A
quién pueden engañar?
Y luego dice: “Estos son los principios de la
Alianza para el Progreso, son los principios que apoyamos para Cuba; estos son
los principios por los que los hombres han luchado y han caído.”
Sí, han caído, ¡pero del lado de acá! (APLAUSOS.)
Y luego dice, luego dice, les dice a aquellos
mercenarios —hijos de latifundistas, de banqueros, de industriales, de
garroteros, de tahúres—, les dice: “...
Y son los principios por los que ustedes lucharon y por los cuales
algunos de su brigada dieron su vida”.
y ustedes recuerdan lo que decían aquellos señores que
hablaban de la libre empresa, y todos, o su inmensa mayoría allí, si no era
esbirro, era hijo de un latifundista, o de un rico. Y luego este señor les dice “que vinieron a
luchar por la transformación económica de la sociedad”.
Pero esto es más simpático, lo que viene ahora. Dice: “...Y creo que estos son los
principios de la gran mayoría del pueblo cubano de hoy”.
Sí, los principios como los entendemos nosotros, no
como los entienden ellos.
Y dice —y oigan bien—: “...
Estoy seguro de que a través de toda la isla de Cuba, en el mismo
Gobierno” —qué intrigante, qué intrigante es este señor de Kennedy— ... porque dice:
“estoy seguro de que en el mismo Gobierno, en el ejército y en la
milicia hay muchos que mantienen esa fe en la libertad, que se sienten
consternados por la destrucción de la libertad de su isla, y que están
determinados a restablecer esa libertad para que el pueblo cubano pueda,
nuevamente, gobernarse a sí mismo”, (EXCLAMACIONES).
Cabe decirle al señor Kennedy, al intrigante Kennedy,
que “se deje de dormir de ese lado”.
Habla —pero es curioso— del Ejército Rebelde y habla de las
milicias. Esas milicias que tanto miedo
le han inspirado siempre, que han sido el terror de los imperialistas. Esos soldados, que aplastaron... (APLAUSOS), esos soldados, esos heroicos
soldados que en 72 horas aplastaron —en menos de 72 horas— a los piratas del
imperio yanki (APLAUSOS).
y qué curioso, que los imperialistas hayan ensayado
todas las armas, hayan fracasado en todas, porque tenemos un pueblo armado, y
ahora hablen y ahora trate de intrigar y trate de hacer creer que fuera posible
que esos soldados patriotas, esos milicianos proletarios, puedan ponerse al
servicio del imperialismo yanki (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”).
Señor Kennedy: entre nosotros y usted, entre esos
soldados revolucionarios y el imperio yanki, hay mucha sangre de por medio
(APLAUSOS). Y esa sangre comenzó a rodar
hace muchos años; esa sangre comenzó a rodar en la Sierra Maestra, combatiendo
contra un ejército entrenado por misiones militares yankis, bajo el fuego de
armas yankis, bajo el bombardeo de aviones yankis. Y esos soldados vieron morir familias enteras
abrasadas por el napalm, de las bombas incendiarias yankis; y vieron niños
mutilados, y niños asesinados por la metralla y muchos compañeros morir en los
combates.
Señor Kennedy: entre nuestro pueblo y los
imperialistas, entre nuestros combatientes y los imperialistas, media mucha
sangre. Está la sangre de los obreros
asesinados cuando la explosión de “La Coubre”, criminal sabotaje preparado por la
agencia yanki; la sangre de los obreros que han muerto apagando cañaverales
incendiados por avionetas procedentes de Estados Unidos; sangre como la de Fe
del Valle, que pereciera al incendiar los terroristas de la Agencia Central de
Inteligencia uno de nuestros centros de trabajo (APLAUSOS). Entre esos combatientes y el imperialismo
está la sangre de más de 100 soldados y milicianos que murieron gloriosamente
en Playa Girón (APLAUSOS); está la sangre de los maestros asesinados como
Conrado Benítez (APLAUSOS); está la sangre de los brigadistas asesinados
cruelmente como Manuel Ascunce Domenech (APLAUSOS). Mucha sangre, un abismo de sangre hay entre
nosotros y ustedes, señores imperialistas.
Pero hay algo más que sangre. Hay un abismo todavía más profundo que es el
abismo que separa a los trabajadores de los explotadores, a los esclavos
liberados de los esclavizadores (APLAUSOS); está el abismo de nuestras ideas,
el abismo que separa nuestras ideas; y está un abismo tan profundo como ese que
es ¡a dignidad de este pueblo, la dignidad de cada
hombre y mujer cubanos (APLAUSOS).
Porque el pueblo cubano no es el pueblo aquel, no es
el grupo de parias, de explotadores y de vendepatrias, de privilegiados a
quienes la Revolución privó de sus prebendas.
El pueblo cubano es algo muy distinto de aquel grupo de miserables.
y la dignidad de este pueblo tiene una prueba
irrebatible y es que, a pesar de los imperialistas, a pesar de su oro, de sus
crímenes, de sus agresiones, de sus bloqueos, a pesar de todo lo que han hecho
por destruir nuestra Revolución, hoy cumplimos —o ayer cumplimos— el cuarto
aniversario (APLAUSOS). Señor Kennedy: ¡Cumplimos cuatro y
entramos en cinco! (APLAUSOS.) (ALGUIEN DEL PUBLICO EXCLAMA: “¡Entramos en los
cinco con los cinco puntos, Fidel!”)
...En los cinco puntos ya estábamos.
Pero quería terminar con eso del mitincito de
Miami. ¿Cómo se comportaron estos
señores que salieron? Como tenían que
comportarse: como
ratas —según ha dicho un hombre del pueblo.
Todo el mundo los vio por televisión. No hubo uno solo que no dijera que lo habían
embarcado; no hubo uno solo que no dijera que se habían equivocado, que creían
que la milicia se les unía, que el ejército no peleaba; no hubo uno solo que no
creyera que fuese un paseo militar. Y
luego lucían como magdalenas arrepentidas (RISAS) ante las cámaras de televisión. En prisiones escribieron largas, largas e
interminables cartas de arrepentimiento, sus principales jefes que el pueblo
conoce.
La Revolución los trató de manera generosa. No porque se lo merecieran, sino porque esos
son nuestros principios. Ninguno de
ellos fue golpeado; casi la totalidad de sus heridos salvaron la vida en los
hospitales revolucionarios.
De acuerdo con la ley y con sus hechos, eran
acreedores a la pena capital, y sin embargo la sentencia señalada era una
sentencia que les permitía salir en libertad si indemnizaban a nuestro país de
los daños ocasionados.
Lo que no dicen los imperialistas es que, si
estuvieron 20 meses en prisión, fue por el fariseísmo yanki, por la hipocresía
yanki que no quiso dar la cara, que no quiso pagar. Porque apenas a los dos meses —no antes— del
ataque pudieron haber salido si los imperialistas hubiesen pagado.
Tampoco han querido destacar los imperialistas que el
Gobierno Revolucionario había puesto en libertad, previamente —hace muchos
meses—, a 60 heridos y enfermos, aceptando que pagasen después la
indemnización, que solo vinieron a pagar ahora; que el Gobierno Revolucionario
aceptó ponerlos en libertad cuando solo habían abonado el 20%. Nada de eso han querido destacar.
Y allá, ¿qué han hecho al llegar todos aquellos
miserables, todos aquellos cobardes a quienes un pueblo entero vio pedir
clemencia, vio tratar de eludir la responsabilidad, vio calificarse de cocineros,
de enfermeros y de que no habían tirado un solo tiro? Al llegar allá, sus primeras declaraciones es
decir que piensan regresar, que piensan volver, etcétera, etcétera
(EXCLAMACIONES). Eso da una idea al
pueblo de cómo merecen ser tratadas semejantes alimañas.
Pero, si el Gobierno Revolucionario los ha puesto en
libertad mediante el compromiso —asumido por la Cruz Roja norteamericana— de
cumplir todos los acuerdos que hemos suscrito, garantizados por un organismo
bancario canadiense; si la Revolución los puso en libertad es porque la
Revolución puede combatir 50 expediciones como esa (APLAUSOS); no una pandilla
como esa: 50 pandillas como esa, que
desembarcaran simultáneamente en el territorio nacional, las destruimos todavía
más rápidamente de lo que destruimos aquella (APLAUSOS).
A la seguridad de nuestro país, a la seguridad de
nuestro país no le afecta en nada que esa pandilla de alimañas se encuentre
fuera.
La Cruz Roja norteamericana quedó encargada de
cumplimentar los acuerdos y debemos decir que hasta estos instantes ha estado
cumpliendo de manera satisfactoria.
Lástima que con esa chapucería, con esa actitud ridícula e incompatible
con la dignidad del cargo, el señor Kennedy haya dado esa nota y haya hecho
caer esa mancha sobre una gestión que estuvo presidida por un alto espíritu
humanitario. Pero, ¿qué otra cosa puede
esperarse del jefe de los piratas? Allí
fue, junto a su ejército derrotado, junto a sus piratas que salieron de este
país con las cabezas bajas.
¡Y qué momento aquel para nosotros! Aquel que en el mismo aeropuerto donde
comenzó el ataque cobarde del 15 de abril, en aquel mismo aeropuerto donde
aviones de procedencia yanki dejaron caer el 15 de abril su carga de bombas,
reposaran allí después, también, aviones yankis como mansas palomas de paz,
dejando los cargamentos de medicinas y de alimentos para niños.
Los que vivimos esos dos momentos —el de la agresión y
el del pago de la indemnización— no podremos olvidarlo. Porque no eran los soberbios y arrogantes
atacantes que un día bombardearon, y como precio de aquella aventura tuvieron
un día que venir a traer otras cosas para salvar vidas y para beneficio de
nuestro pueblo (APLAUSOS).
Y en cuanto a los mercenarios que dicen que vuelven, y
en cuanto a los alientos que el señor Kennedy les quiso dar, nosotros solo les
vamos a decir: que si quiere financiar
el desarrollo económico de la Revolución socialista de Cuba, que siga mandando
expediciones como esa (APLAUSOS). Debe
saberse que el Gobierno cubano exigió el pago íntegro señalado por la
sentencia, es decir, de 62 millones en el valor de los productos puestos aquí,
y que esperamos que eso le sirva de lección a los
imperialistas.
¿Qué es eso que dice Kennedy, como dice aquí, que él
puede asegurarle que esa bandera será devuelta a los mercenarios en una Habana
libre? ¿Qué quiere decir con eso el
señor Kennedy? ¿Qué amenaza implica esa
declaración? ¿Por qué se atreve a decir
que asegura semejante cosa? ¿Y en qué se
parece eso a una promesa de no agredir a nuestro país, a una promesa de no
invadir a Cuba?
Es por eso que nosotros hemos sostenido y sostenemos,
que las garantías que el imperialismo ofrece no han de ser simplemente de
palabra y han de ir acompañadas de hechos.
Nosotros tenemos más que sobradas razones para desconfiar de los
imperialistas, y nosotros sabemos que las garantías nunca estarán en las
palabras de los imperialistas. Las
garantías están en nuestra decisión de combatir, en nuestra decisión de resistir
heroicamente cualquier ataque del enemigo (APLAUSOS). Las garantías están en esas armas que ustedes
vieron desfilar y en muchas más armas que por aquí no desfilaron. Las garantías están en nuestros cientos de
miles de combatientes. Las garantías
están en el heroísmo de nuestro pueblo, heroísmo más que probado en momentos
muy difíciles.
Cuando el señor Kennedy nos amenazó con convertirnos
en blanco nuclear, queriendo intimidarnos, lo que ocurrió ¿qué fue?, que el
pueblo dijo: ¡Patria
o Muerte! (APLAUSOS); ¡que más hombres,
más hombres y mujeres que nunca, se enrolaron en la milicia!; ¡que más hombres
y mujeres que nunca pidieron inscribirse en las organizaciones de masas; y con
una sonrisa en los labios y con una serenidad impresionante, un pueblo entero
se dispuso a afrontar al enemigo, a perecer si fuera necesario! (APLAUSOS)
Porque en este pueblo revolucionario, no encontrarán jamás claudicación
los imperialistas.
¡Podremos morir, sí, pero claudicar jamás! ¡Podremos morir, sí, pero moriríamos con
libertad y con dignidad! (APLAUSOS y EXCLAMACIONES DE: “¡Fidel, Fidel!”) ¡Podremos morir, no porque despreciemos la
vida, no porque despreciemos la obra creadora que nuestro pueblo realiza, no
porque no vemos el porvenir luminoso a que tenemos derecho con nuestro trabajo,
sino porque las vidas de todos nosotros, a esa idea y a ese porvenir están
indisolublemente asociadas y sin patria no queremos la vida, sin libertad no
queremos la vida, sin dignidad no queremos la vida (APLAUSOS), sin justicia no
queremos la vida, sin pan para nuestros hijos no queremos la vida, sin porvenir
no queremos la vida! Y por eso decimos ¡patria o Muerte! Y por eso, por eso el himno de nuestros
luchadores por la independencia estableció bien claro: ¡Que vivir en cadenas era vivir en
oprobios y afrenta sumidos y que morir por la patria es vivir! (APLAUSOS.)
Y eso explica, eso explica la actitud de nuestro
pueblo y por qué de las medidas que tomamos frente a las agresiones de los
imperialistas y frente a las amenazas de los imperialistas. Sin vacilaciones, para que sepan los
imperialistas que este pueblo no vacila.
Y por eso tomamos las medidas de armarnos. Y por eso acordamos con la Unión Soviética
las armas que aquí se establecieron, porque entendíamos que cumplíamos con dos
obligaciones: una
obligación para con la patria afianzando y fortaleciendo sus defensas frente a
las amenazas del imperialismo, y una obligación con los pueblos del campo
socialista. Es decir, un deber
proletario internacional (APLAUSOS).
Cumplíamos con dos deberes: un deber para con la patria y un deber
para con los trabajadores de todo el mundo, nuestros deberes
internacionalistas, de acuerdo con los principios del internacionalismo
proletario. Porque patriotismo e
internacionalismo proletario, dentro de la Revolución socialista, son dos cosas
comunes (APLAUSOS). Y ese fue el
pensamiento que presidió la conducta de la dirección revolucionaria
cubana.
Todos ustedes conocen cómo se inició y cómo se
desarrolló, y cómo culminó la crisis.
Nosotros queremos decir que nuestro pueblo se reserva todo el derecho
siempre, frente a sus enemigos imperialistas y frente a los agresores
imperialistas, a tomar todas las medidas que estime pertinentes y a tener las
armas que estime pertinente (APLAUSOS).
El Gobierno soviético, en aras de la paz, llegó a
ciertos acuerdos con el Gobierno norteamericano, pero eso no quiere decir que
nosotros hayamos renunciado a ese derecho: al derecho de tener las armas que
estimemos convenientes y a adoptar los pasos de política internacional que
estimemos pertinentes corno país soberano (APLAUSOS).
Y por eso no aceptamos la inspección unilateral que
querían establecer aquí (EXCLAMACIONES y
APLAUSOS) con el único propósito, por
parte de los imperialistas, de humillarnos.
¡Y no hubo inspección (EXCLAMACIONES), ni habrá inspección! (EXCLAMACIONES) y
si quieren que haya inspección, que se dejen inspeccionar ellos también por
nosotros (EXCLAMACIONES y
APLAUSOS), ¡que se dejen inspeccionar ellos también! Si no, ¿qué se han creído? De Estado soberano a Estado soberano, somos
tan soberanos o más soberanos que ellos (APLAUSOS).
Hay que conocer bien lo matreros (EXCLAMACIONES) que son los imperialistas, lo taimados y los
zorros que son en todos sus actos, en todos sus hechos. Y por eso, en los imperialistas no confiamos,
y en las garantías que hemos creído siempre han sido en las que dije ahorita y
en la solidaridad de los pueblos, en la solidaridad del campo socialista. En eso ha estado siempre nuestra garantía
(APLAUSOS).
Sin la solidaridad del campo socialista habríamos
estado desarmados, eso es claro, porque cuando fuimos a comprar armas en un
país de Europa occidental nos volaron el barco y nos mataron como 50 obreros y
soldados. Y los imperialistas impidieron
que nos vendieran armas; mientras ellos armaban a sus mercenarios y los
entrenaban, nos impedían adquirir armas, y fueron los países del campo
socialista los que nos proveyeron de todas esas armas (APLAUSOS). Y ha sido la solidaridad del campo socialista
arma eficaz contra la agresión imperialista, ¡y en esa garantía sí creemos!, en
esa garantía que nos da dos cosas: nuestra disposición de luchar hasta el
último hombre y la solidaridad del campo socialista, y no en las palabras de
los imperia1istas (APLAUSOS).
Esa es la razón por la que hemos planteado nuestras
cinco demandas, tan justas y tan lógicas, y tan consustanciales a nuestros
derechos, que nadie las podría objetar.
¿Qué clase de paz es esa de los imperia1istas con
nosotros aumentando sus presiones económicas contra nuestro país, promoviendo
la subversión, organizando ataques piratas, declarando su propósito de violar
nuestro espacio aéreo? ¿Qué paz puede
ser esa, qué clase de paz? ¿Porque creen
acaso los imperialistas que nosotros vamos a aceptar violaciones de nuestros
derechos? ¿Qué paz sería esa que en
cualquier momento se rompe por una violación de ellos, que en cualquier momento
da lugar a un incidente con motivo de esa política declarada? Porque, claro, si se les permite a los
imperialistas alguna de sus fechorías, quieren después hacer otras, y lo
demostraron con sus aviones en los días de la crisis cuando había una tregua y
comenzaron a volar rasantes sobre nuestras bases y sobre nuestros artilleros,
hasta que se les dio la orden de disparar y lo que hicieron fue cobrar toda la
altura que pudieron y dejaron de volar rasantes.
Desde luego, ¿qué clase de paz sería esa en que
nosotros tengamos que aceptar esas violaciones?
¡y no las aceptamos, y
serían fuentes de incidentes!
Y nosotros vamos adquiriendo cada vez mejores armas antiaéreas. Y ya hoy desfilaron por aquí las primeras
unidades de instrucción de los cohetes de tierra a aire (APLAUSOS), que están
en instrucción.
¿Qué clase de paz sería esa de los imperialistas, que
nos expusiera a constantes incidentes de ese tipo por su declarada política de
violación de nuestros espacios?
Y, por último, ¿qué hacen en un pedazo de nuestro
territorio, amenazándonos, conspirando desde aquí contra nuestro país? (EXCLAMACIONES.) ¡Y ese territorio es nuestro y tenemos todo
el derecho a reclamarlo! ¿Qué derecho
tienen los imperialistas a poseer una base enclavada en el territorio de
nuestro país?
Esos son los cinco puntos que nosotros hemos planteado
como demanda justa de nuestro pueblo, para que haya una verdadera solución de
la crisis del Caribe. Los imperialistas
no han acabado de hacer ninguna declaración clara; han hablado con reticencia,
han hablado en un tono amenazante, insidioso: “que si Cuba no promueve la
subversión” y cosas por el estilo, entonces no habrá invasión. Y esas declaraciones que les hicieron a los
mercenarios, no es una declaración de paz, no implica una garantía para nuestra
patria. Porque todo el mundo sabe que 50
y 100 expediciones como esa, que cualquier tipo de ataque indirecto lo
destruimos rápidamente.
¿Qué quieren decir los imperialistas con esas
amenazas? ¿Qué clase de garantías son
esas? Han sido renuente s a hablar de
manera clara y abierta. La Unión
Soviética ha cumplido su parte; el Gobierno de Estados Unidos no ha cumplido la
suya.
De más está decir que nuestra posición no es una
posición contraria a soluciones, que no es una posición contraria a soluciones
pacíficas. Nosotros estamos de acuerdo
con la política de la discusión y de la solución, por vías pacíficas, de los
problemas, nosotros estamos de acuerdo con ese principio fundamental; estamos
de acuerdo también en la política de concesión por concesión.
Nuestra posición, mantenida a través de esta crisis,
es una posición estrictamente ajustada a los principios. Nosotros hemos rechazado la inspección,
porque nuestro país no puede renunciar a una prerrogativa absolutamente
soberana, y hemos defendido nuestra integridad, porque el hecho de estar en
favor de la paz no significa que vayan a desembarcar los imperialistas en
nuestras costas y no les vayamos a tirar un tiro. Estamos por la paz, ¡pero si nos atacan, los
vamos a combatir con todo lo que tenemos!
(APLAUSOS.)
Nosotros entendemos que en el mundo actual las manos
de los imperialistas no están libres.
Desde luego, si hubiesen estado libres habríamos tenido que sufrir
seriamente desde el principio sus consecuencias. Es un hecho cierto que la correlación mundial
de fuerzas les impide hacer lo que hacían cuando intervenían en Nicaragua, en México,
en Santo Domingo o en otros pueblos pequeños de América Latina. No tienen sus manos libres, no están en
condiciones de poder actuar libremente en la forma en que lo hacían antes. Sus actos irresponsables, los actos
irresponsables de este señor Kennedy, pusieron al mundo al borde de la guerra. ¿A quién pueden echarle la culpa?, ¿a
nosotros?, ¿a la Unión Soviética?
(EXCLAMACIONES DE:
“¡No!”) ¿Quiénes han sido
los agresores? (EXCLAMACIONES DE: “¡Ellos!”) ¿Quiénes
han estado hostigando a nuestro país incesantemente desde el principio? (EXCLAMACIONES DE: “¡Ellos!”) ¡Ellos!, los que han mantenido una guerra
declarada contra nuestra patria, la agresión incesante contra nuestra
patria.
Y ahí están los hechos, que no se pueden ocultar, que
no se pueden negar. Ahí está el acto que
dio con los mercenarios, que él mandó a invadir a nuestro país. Ellos han sido los agresores, ellos han sido
los únicos culpables.
¡Cesen en su política de agresión y cesará el peligro
de guerra en el Caribe! ¡Cesen en su
política de agresión, y habrá paz en el Caribe!
Pero que no crean que nos pueden agredir y no nos vamos a defender, que
no crean que nos vamos a cruzar de brazos frente a sus
agresiones. ¡Todo el daño que nos traten
de hacer será todo el daño que nosotros le tratemos de hacer a ellos también! (APLAUSOS.)
Si lo que pretenden los imperialistas para que haya
paz es que dejemos de ser revolucionarios, ¡no dejaremos de ser
revolucionarios, no doblegaremos jamás nuestra bandera! Somos ejemplo para los pueblos hermanos de América,
porque los cautivos, señor Kennedy, no son los cubanos, ¡los cautivos son los
millones de indios y de latinoamericanos explotados por los monopolios yankis,
explotados por el imperialismo yanki en la América Latina! (EXCLAMACIONES.)
Cuando usted, señor Kennedy, habla de cautivos, dice
cubanos pero no piensa en nosotros, sino que piensa y teme la rebelión de los
verdaderos cautivos, la rebelión de los explotados. ¡Que tuvieran armas, que tuvieran armas los
trabajadores y los campesinos de América Latina como las tiene nuestro pueblo,
y veríamos qué pasa, veríamos quiénes son los verdaderos cautivos! ¡Porque estos que usted llama cautivos son
unos cautivos armados, unos cautivos con tanques, unos cautivos con aviones! (APLAUSOS).
¡Deles tanques y deles aviones a los trabajadores y a los campesinos
latinoamericanos y verá quiénes son los cautivos!
Esa es la prueba irrefutable; pero, no hay que
apurarse. Nosotros tampoco teníamos
cañones ni teníamos aviones y, sin embargo, hoy los tenemos; nosotros estábamos
tan desarmados como esos cautivos de América Latina y sin embargo, ello no impidió el triunfo del
pueblo, ello no impidió el triunfo de la Revolución.
Los pueblos, cuando se deciden a luchar, pueden hacer
lo que hicimos nosotros; y los millones de latinoamericanos, explotados por los
imperialistas, pueden hacer lo que hicimos nosotros (APLAUSOS).
Y ya los pueblos empiezan a despertar y empiezan a
luchar. He ahí la prueba de solidaridad
con nuestra patria; la actitud de algunos pueblos, como el pueblo venezolano
(APLAUSOS), que mientras el títere Betancourt mandaba sus barcos, igual que el
títere de Argentina y el títere de Santo Domingo, mandaban sus barcos a
bloquearnos a nosotros, el pueblo de Venezuela luchó y dio pruebas
extraordinarias de espíritu revolucionario, dirigido por el glorioso Partido
Comunista de Venezuela (APLAUSOS) y por
los valerosos combatientes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria
(APLAUSOS), que les dieron prueba a los imperialistas de lo que es una
solidaridad revolucionaria y una solidaridad activa de los revolucionarios, que
no se sientan en la puerta de su casa a esperar pasar el cadáver de los
enemigos (APLAUSOS); de los revolucionarios que entienden que el deber de todo
revolucionario es hacer la Revolución (APLAUSOS).
Compañeros y compañeras: comenzamos un quinto aniversario. ¿Con qué espíritu debemos mirar este nuevo
año?: con
espíritu optimista, con espíritu revolucionario, con fe en el porvenir.
Muchas son las tareas que tenemos por delante; con los
años no terminan las tareas, sino que nuevas tareas comienzan. Nuestros problemas de hoy no son los
problemas de hace cuatro años. Nuevos
problemas, nuevas obligaciones y nuevas tareas tenemos por delante.
Fundamentalmente, está nuestro deber de crear las
riquezas que nuestro pueblo necesita; crear los medios de producción que
necesitamos para elevar nuestro estándar de vida, para satisfacer las
necesidades crecientes de nuestras masas.
Hoy, que todo pertenece al pueblo y los frutos del
trabajo son para el pueblo, el deber primero del pueblo es el de luchar por
crear todos esos medios para satisfacer todas sus necesidades. Y tenemos que hacer eso en medio de peligros,
en medio de amenazas; y aun en medio de situaciones amargas, de serios
problemas que a todos nos preocupan en la lucha frente al enemigo común, en la
lucha frente a los imperialistas, cuáles son las discrepancias surgidas en el
seno de la familia socialista, las públicas discrepancias surgidas entre
grandes fuerzas del campo socialista.
Ello a todos nos preocupa, y nos preocupa porque
nosotros vemos con claridad aquí, desde esta trinchera, a 90 millas del imperio
yanki, cuán motivo de preocupación han de ser esas discrepancias, cuánto se
necesita la unidad, cuánto se necesita de todas las fuerzas de todo el campo
socialista para enfrentar a esos enemigos.
Nosotros tenemos la gran tarea histórica de llevar
adelante esta Revolución, de servir de ejemplo a la revolución latinoamericana;
y dentro del campo socialista, dentro de la gran familia socialista, ¡que es
nuestro campo, que es y será siempre nuestra familia! (APLAUSOS), entendemos nuestro deber luchar
por la unidad dentro de los principios de la familia socialista, del campo
socialista. Esa ha de ser la línea de
nuestro pueblo, la línea que traza la dirección política de la Revolución.
Son muchos los problemas y muy grandes las tareas que
tenemos por delante; enfrentar al imperialismo primero que nada. En esa misma situación están otros muchos
pueblos, en esa misma situación están los pueblos colonializados y sometidos al
imperialismo.
Es por eso que resulta tan necesaria esa unión; es por
eso que resulta tan necesario presentar a los imperialistas un frente
unido. Y ese, estoy seguro que ha de ser
el clamor de los pueblos amenazados, de los pueblos que luchan por su
independencia, de los pueblos que luchan frente a las agresiones del
imperialismo.
A nuestro pueblo una orientación: que nuestra tarea es unir, dentro y fuera;
eliminar todo lo que nos divida, dentro y fuera; luchar por todo lo que nos
una, dentro y fuera. ¡La unidad dentro
de los principios, esa es nuestra línea!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(EL DR. FIDEL CASTRO REGRESA A LOS MICROFONOS, y
EXPLICA):
¿Cómo se va a llamar este año? Este año se va a llamar el “Año de la Organización”.
¿Por qué?
Porque en eso debemos poner nuestro esfuerzo principal, el principal
acento de nuestro esfuerzo tiene que ser la organización. En primer lugar, la organización del Partido
Unido de la Revolución Socialista (APLAUSOS); el desarrollo de la organización
de nuestras masas, es decir, nuestras organizaciones de masas; la organización
en los organismos administrativos y la organización en los organismos
económicos.
No quiere decir que el año que viene no sea también de
la organización, o que este no sea de la educación. Se señala un año en aquello en que se pone el
principal acento; todos los años son años de la educación, y todos los años
serán años de la organización, pero el acento principal este año lo debemos
poner en la organización. Y por eso se
llamará “Año de la Organización”.
(OVACION.)