DISCURSO PRONUNCIADO POR EL
COMANDANTE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER SECRETARIO DEL PURS Y PRIMER MINISTRO DEL
GOBIERNO REVOLUCIONARIO, EN EL ACTO DE GRADUACION DE TRESCIENTAS MAESTRAS DEL
INSTITUTO PEDAGOGIGO “MAKARENKO” Y FIN DE CURSO DE DIEZ MIL CAMPESINAS DE LA
ESCUELA “ANA BETANCOURT”, EN LA CIUDAD DEPORTIVA, EL 6 DE DICIEMBRE DE 1963.
(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS
DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)
Compañeras y
compañeros:
En el acto de esta noche se
concretan muchas cosas; se puede decir que un trabajo múltiple se viene a sumar
hoy aquí. Se entendería mejor todavía si
dijera que el acto de esta noche semeja, pues, la vertiente de un río, que se
forma con muchos arroyos, ríos mayores, menores, hasta que todas las corrientes
se juntan en una. Y aquí toda una serie
de corrientes educacionales se juntan en una, y por eso prácticamente lo que
tenemos esta noche es una inundación (RISAS).
Se puede decir que se ha desbordado ese río que representa este
movimiento revolucionario en la educación.
A su vez este río grande va a desembocar en el otro mayor, que es todo
el enorme esfuerzo nacional de educación que se está haciendo.
Pero bien: puede decirse que uno de los más
representativos de todos, es este; y una de las cosas en que mejor se puede
apreciar el progreso de la Revolución:
lo que la Revolución ha ido ganando en organización, en eficacia, lo que
ha ido ganando en experiencia, lo que ha ido ganando en cuadros. Porque es verdaderamente increíble cómo se
han ido multiplicando los cuadros que han ido integrando este movimiento
educacional.
En primer lugar, esta graduación ya se caracteriza por
su diferencia con las anteriores. Las
anteriores —que habían constituido un gran esfuerzo de organización y de
trabajo—, sin embargo, han sido superadas totalmente por este acto de hoy.
Les voy a contar que fue un problema escoger dónde se
iba a dar este acto, en primer lugar porque era el más grande; nunca se había
llegado a dar un curso tan grande como el de esta vez, que eran cerca de 10 000
campesinas, de las cuales terminaron el curso 9 230; un porcentaje
altísimo. Eso, al mismo tiempo, revela
otra cosa: cómo
todo el campesinado va evolucionando también.
El número de campesinas que después querían regresar era mucho mayor en
los primeros cursos.
Pero, bueno, el hecho es que en esta ocasión eran 10
000. Pero ¿dónde damos el acto? Los actos anteriores se habían dado en el
teatro “Blanquita”, ¿pero este dónde? Y
me propusieron este sitio. Realmente yo
puse algunas objeciones... Ustedes dirán: “Bueno, ¿qué
derecho tiene Fidel a poner objeciones?”
Bueno, pues, un cierto derecho que me da el que me hacen invitado
obligado —y además gustoso— a este tipo de acto. Y realmente en este sitio era un poco difícil
hacer estos actos: las
tribunas estaban allá (Hace un gesto), entonces en este semicírculo...; porque
esto se hizo para boxeo, para circos, para toda una serie de cosas, no para
graduaciones.
Sin embargo, estuvimos buscando lugares: el estadio
universitario, no cabían; la escalinata de la universidad, no podía ser por las
características del acto y las representaciones que iban a hacerse aquí. Y entonces, por fin, transigí, y dije: “Bueno, entonces si
no caben en otro sitio, que sea en la Ciudad Deportiva, pero la arreglan.” Y entonces ya habían resuelto los problemas
técnicos y todo, y realmente este acto es una perfección; y ya va a ser difícil
superar este acto, aunque ya yo no dudo nada.
Y así, se ha caracterizado por el orden, la
disciplina, las reacciones de todos; pero se ha caracterizado además por otras
cosas, porque están presentes aquí una serie de factores que no estaban la
última vez, y que indican el gran salto de calidad que se ha logrado
prácticamente en dos años.
Entonces, un poco para que el pueblo comprenda bien
cuáles son los factores de ese movimiento educacional y qué factores son los
que están representados aquí, aunque todos estamos —los de aquí— enterados
perfectamente quiénes estamos aquí, sin embargo es bueno que el público sepa
quiénes están y que lo sepan concretamente; porque son tantas las escuelas,
tantos los tipos de profesores, que hay alguna gente que no puede seguir esto
si no se lo explican bien.
Hay que explicar quiénes están presentes: está la gran masa,
que son las 9 230 alumnas campesinas que acaban de finalizar un curso de 11
meses aproximadamente; los cursos anteriores habían durado seis meses. En los cursos anteriores solamente estudiaron
una cosa las alumnas campesinas: estudiaron corte y costura, y alguna
instrucción general, orientación revolucionaria; en fin. Esta vez no se hizo eso; esta vez se hizo una
selección por vocación, aptitudes, deseos de las propias campesinas, que
querían estudiar.
Y hay una cosa muy significativa también: en los primeros
cursos todas venían muy contentas a estudiar corte y costura; pero esta vez
cuando les preguntaron, la mayoría dijo:
“No, corte y costura no.” (RISAS)
Querían estudiar toda una serie de cosas; ya se había producido una verdadera
evolución en la mente de las muchachas campesinas, entre las primeras y las
últimas; ya estaban preocupadas por toda una serie de cuestiones. Pero, además, había otra circunstancia que
permitía esto: las que vinieron el
primer año tenían un nivel escasamente de 2do grado —las que tenían más alto
nivel—; las que vinieron ya el tercer año, el cuarto año de Revolución, ya
había muchas en 3er grado, y algunas también en 4to grado. Esto demostraba el resultado de las escuelas
que se organizaron en las montañas y cómo ya cuando venían miles de campesinas,
entre esas miles de campesinas había muchas que estaban en 3er grado, y algunas
en 4to. En las del año que viene ya
habrá un porcentaje más alto que este año en 4to y más alto que este año en
5to, porque es el resultado de todas las escuelas que se organizaron en las montañas.
Es muy curioso ver cómo se sigue el gráfico, el
ascenso de la instrucción y de la educación en el campo, pero principalmente en
las montañas. Y, desde luego, donde más
difícil era, era en las montañas, ¡porque encontrar a un maestro para ir a la montaña
no era cosa fácil! Nos encontramos con
ese problema al principio de la Revolución, pero de eso quiero hablar
después.
Entonces, están las 9 230 alumnas campesinas; están
las alumnas graduadas y las del tercer año del Instituto Pedagógico “Makarenko”,
el primero; porque ahora les vamos a explicar otro cambio. Porque esto viene muy de acuerdo con la
dialéctica, viene muy de acuerdo con la dinámica de la Revolución: hoy es de una forma
y mañana ya ha evolucionado y ha derivado en otra forma nueva. Y de veras que se puede hacer una verdadera
clase de dialéctica analizando todo este proceso. ¿Por qué?
Porque ahora hay un Instituto Pedagógico “Makarenko” que va de tránsito
y uno que empieza. Por eso están aquí 1
000 alumnas aproximadamente, cerca de 1 000 de ese instituto, 300 que ya
terminaron y unas 700 que entran en el tercer año.
¿Quiénes son estas compañeras? Son compañeras que participaron en la campaña
de alfabetización hace dos años, entre las cuales se hizo una selección para
organizar esa escuela, ese instituto pedagógico, además de la escuela de Minas
del Frío y de la escuela de Topes de Collantes (APLAUSOS).
Todo esto tiene una explicación, pero para seguir el
orden: además
de las alumnas del instituto pedagógico están los alumnos y las alumnas del
instituto que comienza, y que es la continuación de los estudios que hicieron
en Topes de Collantes. Son aquella gente
que está por allá arriba (APLAUSOS). Tengo
que hablar de ellos también y hacerles algunas críticas.
Está otro grupo que es muy importante, fueron las
semillitas —porque hay que
seguir el hilo este para poder dar con el ovillo—, y esas son las instructoras
revolucionarias (APLAUSOS). A su vez,
¿de dónde salieron las instructoras revolucionarias? ¡Esto llega más lejos
todavía! Salieron de las maestras
voluntarias que se reclutaron para un curso especial para ir a enseñar a las
montañas. Esta es una familia grande que
se ha multiplicado.
Al principio de la Revolución no había maestros para
las montañas, era difícil; porque también la mayor parte de los maestros
procedían de las ciudades. Claro está
que en las montañas no había ni escuelas primarias, ¿cómo iban a salir maestros
de las montañas?; y en el campo las escuelitas de 1ro y 2do grados, y se
acabó.
Las escuelas normales estaban en las ciudades, y
naturalmente todos los cuadros profesionales para la enseñanza que salían de
las ciudades, era muy difícil que se adaptaran a la vida del campo. Y hay muchas historias sobre el trabajo, de
cómo funcionaban las escuelas; algunas escuelas funcionaban muy bien, pero
otras funcionaban mal. Había maestras
muy cumplidoras en algunas escuelas del campo; pero había otras que iban el
miércoles y regresaban el jueves, también.
Yeso en el campo, no en las montañas.
Yo nací y viví en el campo, y fui a una de esas
escuelitas al principio; y allí no era muy lejos, desde luego, el ferrocarril
estaba a cuatro kilómetros; pero una escuela en La Plata, en Ocujal, en Palma
Mocha, en Caguara, en Gaviro, en San Lorenzo, en Caracas y en todos estos
sitios de la Sierra Maestra es una cosa muy difícil, porque allí se está a días
de distancia de cualquier comunicación.
Entonces, fue necesario hacer un llamamiento a la
juventud, de estudiantes de bachillerato, de la universidad o de las escuelas
de comercio que quisieran incorporarse a la enseñanza. Y para probarlos organizamos la escuela en
las Minas del Frío. Entonces, allí
pasaban por una prueba de un curso de varios meses, incluso tres ascensos al
Turquino. Porque a nosotros la
Revolución, la guerra, la lucha en las montañas nos enseñó que las montañas
eran una prueba muy dura y muy buena, y los que no tenían temple para las
montañas terminaban siempre inventando algo para regresar al llano o para
abandonar la lucha. Y algunos lo
confesaban francamente:
“No puedo resistir.”
Y, entonces, utilizamos la montaña y, sobre todo, un
ambiente de montaña, que era la zona donde iban a trabajar.
Y así se organizaron tres cursos donde estudiaron
miles de jóvenes y de donde salieron miles de maestros. Pero de entre los alumnos de aquellos cursos
hicimos una selección y organizamos la escuela de instrucción revolucionaria
“Conrado Benítez”: luego las instructoras
“Conrado Benítez” son una selección de los maestros voluntarios, de los que
pasaron el curso de las Minas del Frío y después estudiaron aquí, recibieron un
curso especial en que se les capacitó para su trabajo como instructoras
revolucionarias y, al mismo tiempo, como maestras, para trabajar en las
escuelas nocturnas de domésticas.
Mientras, por otra parte, los demás maestros
voluntarios continuaron en las montañas y hoy constituyen la brigada de
maestros de vanguardia “Frank País” (APLAUSOS), y que la brigada está
integrada, fundamentalmente, por aquellos maestros voluntarios, y que hoy día
constituyen uno de los más poderosos brazos educacionales con que cuenta
nuestro país, porque realizan un trabajo muy importante y duro de hacer, que es
la enseñanza en las montañas, que están realizando bien y con un gran
entusiasmo. Esos maestros vienen todos
los años, los trae el Ministerio de Educación y organiza cursillos con
ellos.
Ahora bien, las instructoras revolucionarias “Conrado
Benítez” dividieron su trabajo entre la enseñanza nocturna y la organización
del instituto pedagógico “Makarenko”.
Pero, a su vez, y por la eficacia de su trabajo, fueron seleccionadas
para organizar los albergues de becados (APLAUSOS): pero, a su vez, en el instituto
pedagógico “Makarenko” se seleccionaron 300 de las mejores alumnas para hacer
el curso en dos años e ingresar ya en la universidad.
Pero, ¿cuál fue la razón de esa selección y de ese
curso especial? Se la voy a decir: venían, por otra
parte, otras escuelas de maestros, las Minas del Frío y Topes de
Collantes. El primer contingente que
ingresó hace dos años en Topes de Collantes eran brigadistas
alfabetizadores: el segundo contingente
ya provenía de las Minas del Frío, porque en las Minas del Frío, donde está la
escuela vocacional donde están un año, es allí donde se instruyeron los
maestros voluntarios, allí donde estaba nuestra escuela de soldados en la
guerra. Esa es la tradición que tienen
las Minas del Frío.
Entonces resultaba que ya este año, o en este próximo
curso, venían cerca de 1 500 alumnos —o habíamos calculado eso— de Topes de
Collantes para empezar a estudiar el segundo ciclo, porque educación había
dividido la formación de maestros en dos ciclos: primer ciclo y segundo ciclo; dos años
y dos años, es decir, un año en las Minas del Frío, dos años en Topes de Collantes
y después un segundo ciclo.
Pero en el ministerio habían pensado al principio que
los alumnos, ya graduados del primer ciclo, fuesen a dar clases un año o dos,
para sustituir a los maestros voluntarios de las montañas, porque ya iban a
llevar allí tres años. Pero entonces,
discutiendo nosotros con el ministerio, planteamos la conveniencia de que no se
interrumpiera la educación, y que los alumnos del primer ciclo continuaran con
el segundo ciclo, porque si no muchos de los que iban ya como profesionales a
enseñar iba a ser difícil que después continuaran, siempre íbamos a tener el
mismo problema:
maestros de una categoría y maestros de otra categoría, maestros
de primer ciclo y maestros de segundo ciclo.
Pero para ello hacía falta que alguien diera las
clases en las montañas. Y ese es el gran
servicio que le ha prestado a la educación la brigada de maestros “Frank país”,
porque estuvieron dispuestos a estar dos años más, lo cual nos permitía que
esos compañeros vinieran de Topes de Collantes y estuvieran dos años más, y
cuando se gradúen ya se gradúen con capacidad para enseñar hasta 6to
grado. Y eso lo hemos podido hacer
gracias al sacrificio de los maestros de la Brigada de Maestros de vanguardia.
Ahora bien, comenzaban a estudiar estos compañeros que
venían de Topes de Collantes en el instituto pedagógico. ¿Quiénes iban a ser sus maestros? Y esto era muy importante: ¿Quiénes iban a ser sus maestros? Y, aparentemente, no quedaba otro camino que
sus maestros fuesen viejos profesores.
No es que al decir viejos profesores digamos malos
profesores. Hay muchos y muy buenos
profesores, pero aquí nos encontrábamos con que estábamos creando una nueva
generación de maestros, y nos propusimos el esfuerzo ambicioso de que los
maestros de los maestros salieran de esta misma generación revolucionaria
(APLAUSOS).
Eso parecía muy difícil, eso parecía casi un imposible
y, sin embargo, se ha logrado.
¿Cómo? Mediante la selección que
se hizo de las 300 alumnas, las cuales ya ingresan en la universidad, y de las
300 se han seleccionado los maestros —naturalmente que asesorado por un equipo
técnico de gran experiencia—, pero ya los maestros de los alumnos de Topes de
Collantes son graduados del instituto pedagógico “Makarenko”, es decir, entre
estas 300 compañeras (APLAUSOS).
Todo esto es más fácil de decir que de hacer, porque
cuando se hacen estas cosas verdaderamente revolucionarias se choca con muchos
prejuicios, se choca con determinadas corrientes, se choca con determinados
celos profesionales.
Y así, cuando se hizo el llamamiento para los maestros
voluntarios al principio, se chocó con el celo profesional de los maestros
normalistas. Todos los maestros
normalistas, que eran miles y decenas de miles —entre ellos había 10 000 que estaban
sin empleo— no nos podían resolver el problema de las montañas, porque no había
personal suficiente dispuesto a marchar a las montañas. Pero cuando se hizo una escuela en las
montañas para preparar ese personal, surgieron celos de tipo profesional; y
vieron en esos maestros algo así como unos intrusos de la profesión.
Costó trabajo y hubo que vencer obstáculos,
resistencia, pero fue adelante la escuela, se resolvieron los problemas y hoy
esos maestros son maestros de vanguardia.
Cuando se habló de quiénes iban a ser los profesores
del instituto pedagógico, es decir, de los alumnos que venían de Topes de
Collantes, también topamos con prejuicios respecto a estas compañeras, entre
las cuales yo estoy seguro de que se encuentran insuperables maestras, insuperables
profesoras (APLAUSOS). Y la vida nos va
a dar la razón.
Pero en este caso los prejuicios vinieron de dos
vertientes: la
vertiente profesional, que posiblemente se preguntaban qué iban a enseñar esas
chiquillas, que con qué capacidad; y, por otro lado, una inesperada corriente
también, la de los que no eran profesionales sino aspirantes a profesionales,
los alumnos de Topes de Collantes. ¿Qué
les parece?
Estos compañeritos y compañeritas vinieron de Topes de
Collantes —donde me habría gustado hacerles una visita antes de que terminaran
y que por otras actividades no pude hacer, a los otros que están allá sí los
pude visitar en las Minas del Frío— vinieron con un millón de prejuicios
respecto a quiénes iban a ser sus maestros.
Y esto es curioso, porque quizás a ellos les quieran
pagar con la misma moneda el día que muy jóvenes los manden a enseñar también
en una escuela o les asignen una tarea importante (APLAUSOS).
Realmente era doloroso que de los jóvenes y jóvenes
aspirantes a maestros, vinieran impugnaciones hacia los jóvenes y jóvenes
aspirantes a profesores.
¡Pero, qué bien hicimos en no enviar a estos
compañeros a enseñar después de terminar el primer ciclo! Qué bien hicimos, porque no estaban ni
suficientemente maduros ni suficientemente preparados (APLAUSOS). Los alumnos de la escuela de Topes de
Collantes vienen todavía con deficiencias que exigen la necesidad de duplicar
el esfuerzo, hacer un esfuerzo aún mayor, tanto en la parte docente como en la
parte de orientación ante la vida, para que no vuelvan a incurrir en esas
erróneas actitudes e injustas actitudes.
Es necesario que la escuela de Topes se supere. Y ya es hora de que estas cosas se digan aquí
en público y ante el pueblo, porque en las reuniones solo, no basta (APLAUSOS). Antes de Topes está la escuela de Minas del
Frío, y la escuela de Minas del Frío es una formidable escuela, formidable
escuela. De esa escuela han estado
saliendo, los últimos dos años, cerca de 2 000 alumnos para Topes. Pero este año ingresan 7 000 en las Minas del
Frío, 7 000 (APLAUSOS).
El ciclón nos hizo algún daño por allá, pero mientras
reconstruimos las Minas del Frío, están ya dando clases en Varadero. Desde luego que nosotros nunca habíamos
pensado que los vocacionales para maestros empezaran por Varadero, sino por las
montañas, y van para las montañas en enero.
Por necesidad, el curso se está dando allí, pero ya son 7 000. Quiere decir que el año que viene ingresarán
en Topes, por lo menos, 6 000, 6
000 alumnos procedentes de las Minas del Frío.
Con 6 000 el año siguiente, tendremos en Topes entre 10 000 y 12 000
alumnos, la escuela llamada del primer ciclo; calculen si tienen que superarse
o no.
Ahora bien, entre esos 7 000 ya hay más de 500
campesinas (APLAUSOS). ¿Dónde se prepararon? En otra escuela que está antes de llegar a
Minas del Frío, que es la de San Lorenzo (APLAUSOS). La de las Minas del Frío se llama vocacional
y la de San Lorenzo se llama prevocacional; muchachas campesinas que querían
estudiar para maestras pero no estaban todavía en 6to grado, y allí hicieron su
6to grado.
Ahora bien, además de las más de 500 alumnas que
vienen de San Lorenzo, van a ingresar también ahora en enero varios cientos de
las compañeras que están aquí graduándose hoy, también en la escuela de las
Minas del frío (APLAUSOS).
Y entre las Minas del Frío y San Lorenzo —porque
algunas de ellas van a la prevocacional—, es decir, entre las que ingresan en
la prevocacional y en la vocacional, van 1 300 campesinas de las montañas
(APLAUSOS). Véase bien, ya no son de la
ciudad para las montañas, ya se trata de futuras maestras surgidas de las
mismas montañas, de entre la población campesina (APLAUSOS). Y eso sí
que es, en su conjunto, una verdadera revolución.
Entonces, se preguntarán algunos: “¿Cuántas escuelas hay?” Hay todas las que he dicho, pero mejor vamos
a decir, para que se entienda mejor, cuáles van a quedar: primero las prevocacionales en las montañas
—estas prevocacionales son para campesinos que quieran estudiar para maestros,
porque hay otros que van a estudiar para maestros que proceden de las
ciudades—, es decir, va a haber una allá en San Lorenzo y dos más, porque vamos
a tener otra en Las Villas, y tengo entendido que se va a organizar otra en
Pinar del Río, tres prevocacionales.
La escuela vocacional de las Minas del Frío, donde
ingresarán de 6 000 a 7 000 alumnos
por año; después de cursado el primer año pasarán a la escuela de Topes de
Collantes, donde hacen sus primeros dos años, y después pasarán al instituto pedagógico,
donde harán los últimos dos años. Luego,
este instituto transitorio, se convierte —que estaba localizado este instituto
allá en el antiguo Villa Nueva— en una escuela mayor, más amplia, que estará en
Tarará. Esa escuela se irá nutriendo con
los que vienen de Topes; escuela que, a
su vez, se nutre de los que vienen de las Minas.
De manera que ya tenemos unos 1 500 —yo no sé
exactamente cuántos son los que están en este momento en el instituto—, 1 250,
es decir, hubo bajas académicas en todo ese proceso. El año que viene ingresará más o menos, un
número igual, y quizás algo mayor; el otro año también una cantidad más o menos
similar; dentro de tres años ingresarán los que ahora están en las Minas del
Frío, que sí ya es una gran masa de estudiantes.
Pero, en fin, los alumnos que ya vayan saliendo del
instituto pedagógico después irán sustituyendo a los maestros de
vanguardia. Y así, hasta el día en que
tendremos un verdadero río desbordado de maestros. Y cuando aquí parezca que vayan a sobrar
maestros —y aquí nunca van a sobrar
maestros—, siempre puede surgir la posibilidad de algún pueblo hermano de
Latinoamérica que se libere del imperialismo (APLAUSOS), y nos pida que le
enviemos maestros.
Pero, en fin, graduaremos anualmente 6 000 maestros a
partir de 1968; estaremos graduando 6 000 maestros, pero maestros
¡maestros! Maestros, que son cinco años
estudiantes en internado; mas no acaban aquí todas las
características peculiares de esta organización. ¿Quién le dio clases a las campesinas, a las
10 000 campesinas? Las alumnas del
instituto pedagógico “Makarenko” fueron las maestras de las campesinas. Luego estas compañeras llevan dos años
estudiando y enseñando, estudiando y trabajando, combinando el estudio con el
trabajo. No vaya nadie a creer que estas
compañeras, aunque residen en Siboney, son unas niñas mimadas ni aristócratas
(APLAUSOS); estas compañeras estudian y trabajan. Pero voy a decir algo más: no crean que estas compañeras les
cuestan un centavo a la república, estas compañeras se pagan a sí mismo con
creces lo que cuestan en los presupuestos de la república, ¿qué les
parece? (APLAUSOS) El valor de los
servicios de instrucción que ellas han realizado con estas campesinas, está
valorado aproximadamente en un millón de pesos (APLAUSOS), lo que habría
costado si en lugar de las alumnas del instituto pedagógico hubiesen sido
maestros profesionales, un millón de pesos.
Sin embargo, ese instituto no le cuesta al presupuesto
de la república un millón de pesos, sino menos.
Luego tenemos, realmente, un impresionante ejemplo de lo que son las
formas revolucionarias y nuevas de la educación, que no es la educación
puramente teórica, sino la combinación de la teoría con la práctica, del
estudio con el trabajo, y de ahí la calidad que nosotros esperamos de estos
futuros profesores.
Y por eso, la seguridad que tenemos de la eficacia con
que van a desempeñar su papel en el instituto pedagógico que se inicia, que
será el definitivo, y donde esos compañeros comienzan. Pero los compañeros, quienes se dejaron
llevar de prejuicios, los compañeros procedentes de Topes de Collantes, que se
dejaron llevar por prejuicios, sepan que esas 10 000 campesinas,
maravillosamente organizadas, instruidas y preparadas, fueron organizadas,
preparadas e instruidas por las alumnas del instituto pedagógico “Makarenko”
(APLAUSOS), auxiliadas por las instructoras revolucionarias y por los equipos
técnicos de esa sección. Y posiblemente
nunca —sí, posiblemente—, nunca en la historia de nuestro país se ha logrado en
un tiempo récord lo que se ha logrado con estas 10 000 campesinas.
Baste decir que, por ejemplo, de estas compañeras hay
actualmente... Bueno, iba a decir el
número, este es un dato que tiene algún interés... Una serie de datos estadísticos... (ELENA GIL EXPLICA AL COMANDANTE LOS DATOS
ESTADISTICOS).
Me faltaba una dimensión de los cuadros estos.
Aquí tenemos,
por ejemplo, que había 1 255 analfabetas, porque era precisamente en las zonas
de las montañas donde fue más difícil realizar la campaña de
alfabetización. De ellas hay 182 que
fueron las únicas que no aprobaron; hay 200 alfabetizadas, 562 en 1er grado,
219 en 2do, 87 en 3ro y 5 en 4to (APLAUSOS).
Para que ustedes vean cómo las inteligencias van
destacándose, y además de las inteligencias, el tesón, la voluntad de
campesinas que, siendo analfabetas, están en 4to grado; son 87 en 3ro, 5 en
4to.
Alfabetizadas había —alfabetizadas, es decir,
simplemente que aprendieron a leer y a escribir— 2 116 que llegaron. Hay 635 en 1er grado, 1 167 en 2do, 249 en
3ro, 7 en 4to. Había 2 885 de 1er grado;
hay 1 079 en 2do, 1 519 en 3ro, 151 en 4to, una en 5to. Vinieron 2 138 de 2do grado; hay 85 en 2do,
757 en 3ro, 1 131 en 4to, 119 en 5to, 46 en 6to. Seiscientas noventa y una de 3er grado; hay
de ellas, 366 en cuarto, 56 en 5to, 168 en 6to.
Ciento seis de 4to grado; han llegado 90 a 6to grado. De un total de 9 230 campesinas que hicieron
sus exámenes.
Ahora: de esas compañeras, ¿cuántas se han
seleccionado? Cerca de 4 000 para seguir
los estudios de otro tipo. Es decir,
ingresarán entre la escuela vocacional y la escuela prevocacional, para el
magisterio, 1 316; para auxiliares de enfermeras, 675; escuelas tecnológicas,
232; secundaria básica, 173; asistentes dentales, 51; comercio, 44; mecanografía,
18; instituto de artes, 16; telegrafistas, 11; para contador público, 4; para
medicina, 3; que son las que habiendo expresado sus deseos de estudiar, se
ganaron el derecho por sus méritos, por su conducta, por su dedicación al
estudio, a estudiar, a continuar los estudios.
Es decir, 2 557 ya con estudios específicos,
inclinadas hacia determinados estudios, que ya desde ahora han expresado sus
deseos. Y un número aproximadamente de 1
500 más, que van a seguir estudiando en las escuelas de instrucción primaria;
es decir, que de las 9 230 campesinas, 4 000 van a proseguir sus estudios.
Es decir, no solo han recibido un año de instrucción,
no solo han recibido todos los conocimientos que ha significado para ellas este
año, sino que han adquirido la oportunidad de seguir estudiando. El año que viene vendrán otras 10 000
campesinas (APLAUSOS). Hay incluso una
campesina que quiere estudiar piano.
Esto da una idea de lo que significa para nuestro país
este esfuerzo, la trascendencia que todo esto tiene. De manera que 2 557 campesinas, muchas de las
cuales estaban en 2do, 3er grado, 1er grado o eran analfabetas, van ya a
realizar todas estas series de estudios.
Mientras, por otro lado, miles de jóvenes de las
montañas también están estudiando en la ciudad escolar “Camilo Cienfuegos”,
otros están estudiando en la escuela de mecánica, otros están estudiando en
escuelas de agricultura. Porque lo que
ha hecho la Revolución es ir encaminando la masa de jóvenes campesinos hacia
distintos estudios, hacia distintas actividades, según su vocación y según las
facilidades que tienen para los distintos estudios. Es decir, son muchachas y muchachos. Se hacía más difícil, ¿qué oportunidades se
les iban a dar a las muchachas, qué estudios iban a realizar? Y véase cómo se ha resuelto ese problema, y
cómo hay 2 557 ya que van a ser
encaminadas a distintos tipos de estudios.
¿Y quiénes han hecho este esfuerzo? ¿Quiénes han logrado esa proeza? Estudiantes de pedagogía, o mejor dicho,
estudiantes del instituto pedagógico que, a su vez, engrosan ahora las filas de
la universidad en un número de 300.
Porque estas compañeras que un día fueron brigadistas alfabetizadoras,
que participaron en la histórica campaña de alfabetización, que después fueron
alumnas y a su vez maestras, y que ahora ya van como alumnas de la universidad,
y profesoras, llegarán a tener un título universitario. Y cuando adquieran ese título universitario
dentro de cuatro años, que era la antigua facultad de pedagogía, ya tendrán
siete años de estudios y siete años de práctica.
Y esa es, así es la generación de profesores que la
Revolución quiere formar, y la generación de maestros que la Revolución quiere
formar. Y por eso creo que esta era una
buena oportunidad de hacerles una crítica a los compañeros que tuvieron
prejuicios para con los jóvenes. Y creo
que los hechos valen más que las palabras; hay algunos incrédulos que hasta que
no ven las cosas no las creen. Si por
eso fuera, no habrían ni revoluciones, ni progresaría
la humanidad. ¡La humanidad progresa por
los que tienen fe, y por los que tienen confianza en el futuro y, sobre todo,
por los que tienen confianza en la juventud, y por los que comprenden que en la
juventud está la materia prima del gran futuro de la patria! (APLAUSOS) Y por eso esta juventud hay que
atenderla y hay que dedicarse a ella con esmero. Y esa juventud tiene que ser enteramente
nueva en su concepción de la vida, en su actitud ante todas las cosas y, sobre
todo, en su actitud ante el trabajo, ante sus deberes; porque en eso está la
esperanza de la sociedad futura que queremos hacer.
Y, en realidad, nuestra Revolución se puede sentir
orgullosa de estos éxitos; nosotros sabemos la velocidad que llevamos. Mientras los enemigos de nuestra Revolución
pronostican, que la Revolución se hunde, y sueñan con que la Revolución sea un
fracaso, y hacen sus campañas y sus planes, nosotros sabemos la velocidad que
la Revolución lleva; y eso es lo importante.
Claro está que ya ni siquiera resiste la comparación el estado de la
educación de ningún país de América con la de Cuba. Esos señores que tanto “cacarean” su
democracia representativa, no sé cómo podrán, dentro de algunos años, encarar
el contraste entre lo que será Cuba y lo que serán los países que no han tenido
la suerte de Cuba.
Claro está que los imperialistas en sus periódicos no
se cansan de publicar cosas tales como que la gran desgracia de Cuba ha sido la
Revolución. Esa es la campaña que riegan
por todo el mundo, por todos sus medios: sin embargo, ¡qué abismal diferencia
entre el ayer y el hoy! ¡Qué abismal
diferencia de lo que sucede en otros países, donde las universidades están
cerradas, donde los institutos están cerrados!
Y ahí tienen el caso de Venezuela, cuyo gobierno es
hoy el instrumento principal del imperialismo yanki en sus planes de agresión
contra nuestra patria; allí están cerradas todas las
universidades y todos los institutos.
Acaban de celebrar su gran farsa electoral, a la cual la prensa yanki ha
dedicado extraordinarias loas; comedia electoral sobre sangre y sobre
terror. Y nosotros sabemos lo que son
esas comedias electorales, porque eso lo sabe, incluso, cualquier joven entre
estas 10 000 campesinas. Porque —aunque
jóvenes— tuvieron tiempo de ver lo que era la política en los campos, cómo al
campesino le recogían su carné electoral para poderle dar ingreso en un
hospital; saben cómo toda esa política se basa en el compadrazgo, en la
corrupción, en el soborno, en la compraventa de cédulas electorales, y cómo el
más insignificante servicio solo podían lograrlo los campesinos entregando su
cédula electoral y la de toda su familia, o comprometiéndose a votar en un
colegio donde sabían si iban a votar o no, porque allí estaban los sargentos
políticos haciendo el conteo.
¿Y había que entregar la cédula electoral aquí acaso
para conceder una beca? No, una beca,
¡ni soñarlo!; para atender a un moribundo en un hospital, para atender a un
moribundo en un hospital había que llevar la cédula electoral y comprometer el
voto. No a uno, a decenas de miles, a
cientos de miles, a millones de ciudadanos la Revolución les ha brindado
asistencia médica. Y este mismo ejemplo,
¿a qué padre de cualquiera de estas jóvenes campesinas le han pedido el carné
electoral, o la cédula electoral?
Porque es que toda aquella “mojiganga” ha desaparecido
para siempre de la historia de nuestra patria, donde ya no existe el régimen de
los terratenientes y de los burgueses explotadores que acudían a todos esos
artificios (APLAUSOS) para mantener en la ignorancia, en la ignorancia al
pueblo, en la miseria al pueblo, en la explotación al pueblo. Véase cómo en el mismo Caracas, donde hay más
instrucción, se hace más difícil el fraude y la compraventa de votos, se hace
más difícil la acción de las maquinarias políticas, que allí los candidatos del
imperialismo, el candidato del imperialismo queda en los últimos lugares.
A Cuba la acusan de la Revolución en Venezuela, a Cuba
pretenden echarle la culpa los imperialistas del estado de rebelión que hay en
Venezuela; los imperialistas y sus peores y más serviles, y más miserables
lacayos acusan a nuestra patria de promover la subversión. Pero es que si la subversión pudiera
promoverse, ¿cuál sería nuestra situación?
Contra la Revolución han promovido la subversión los imperialistas, y
una serie de países lacayos han tratado de promoverla con sus cientos de
millones de dólares, con todos los recursos técnicos y la experiencia de la
CIA; han tratado de crear una situación de inestabilidad y de rebelión en
nuestro país. Y, sin embargo, ¿qué
resultados han logrado? No hay una sola
universidad cerrada, no hay un solo instituto cerrado, no hay una sola escuela
cerrada.
Y es que nosotros, los hombres de la Revolución,
podemos ir a la universidad a reunirnos con los estudiantes, como podemos ir a
las montañas a reunirnos con los campesinos, como podemos ir a las fábricas a
reunirnos con los obreros, identificados plena y totalmente con los intereses
de la nación, con los intereses del pueblo.
Y por eso, ni cientos, ni miles de millones de los
imperialistas, ni todo el extraordinario esfuerzo de ellos y sus lacayos, han
podido conmover la Revolución; esa es la prueba de que la subversión o la
rebelión, la rebelión no se puede promover desde el exterior.
¿Cómo entonces pueden acusarnos a nosotros —que no
tenemos esos recursos, que tenemos que luchar duramente para defendernos del
bloqueo económico, que estamos a miles de kilómetros de distancia de Venezuela—
cómo se nos puede acusar a nosotros de promover la rebelión en Venezuela? ¿Quién puede creer eso? Los incautos, los cretinos, los cretinos por
naturaleza o por obligación; los obligados a aceptar todas las versiones de los
imperialistas, los acostumbrados a leer las mayores insensateces en los
periódicos reaccionarios todos los días.
y así, lo que hay en Venezuela —que solo puede ser
producto de la inconformidad, que solo puede ser producto de la impopularidad,
que solo puede ser producto de la entrega a los intereses imperialistas—, la
rebelión de Venezuela tratan de achacársela a Cuba. Pero la rebelión allí tiene causas fáciles de
comprender: el
país es saqueado por los monopolios yankis, 4 500 millones de dólares tienen
invertidos los monopolios yankis en Venezuela, el país es saqueado
inmisericordemente, a los venezolanos les llevan su hierro y su petróleo, sus
recursos naturales.
Y es lógico que el pueblo esté inconforme, es lógico
que los jóvenes estén inconformes, es lógico que haya rebeldía. Y esa no es nuestra situación. ¿Por qué?
¿Por qué aquí reacciona distinto el estudiante, el trabajador? ¿Por qué?
Porque saben que ya no queda aquí una sola empresa yanki, porque saben
que el país es dueño de sus recursos, porque saben que el pueblo es dueño de
sus riquezas. ¡Y cuánto no tiene que
dolerle a cualquier ciudadano ver sus riquezas en manos de monopolios
extranjeros! Esa es la única y la
verdadera causa de la rebelión; y es lógico que los imperialistas se nieguen a
reconocer esas verdades, y por eso traten de presentar a Cuba como culpable de
todas las rebeliones.
Y no solo eso, no solo eso, sino que siguen fraguando
maniobras contra nuestro país; hablan, incluso, de intervenciones
militares. El señor Betancourt
—sanguinario tirano, miserable vendepatria, que ha vendido su alma a los
monopolios yankis— amenaza que si no hay bloqueo contra nosotros se reserva el
derecho de tomar medidas unilaterales.
Pero, ¿con qué cuenta el señor Betancourt? Betancourt y todos los lacayos del imperialismo
juntos, no duran 24 horas invadiendo aquí nuestro país; es decir, ¡las fuerzas
de Betancourt y de todos los lacayos, no nos duran ni 24 horas si intentan una
invasión, una intervención militar a este país!
Luego, ¿con qué cuentan cuando hablan de bloqueos y cuando hablan de
agresiones militares? ¿Con qué están
contando? Con la infantería de marina
yanki, están contando con la infantería de marina yanki; es decir, están
azuzando a los yankis a que nos invadan, están azuzando a los yankis a que nos
ataquen. ¡Y qué descarados! ¿Qué invocan como pretexto? Unas armas supuestamente aparecidas en las
costas de Venezuela. Entonces dicen que
algunas armas tenían el escudo de Cuba borrado y que otras armas eran bazucas,
cañones sin retroceso, morteros... ¿Pero
acaso morteros cubanos? ¡No! Morteros yankis, bazucas yankis, cañones sin
retroceso yankis, armas que nosotros no fabricamos, armas que nosotros no
compramos. La CIA tiene armas cubanas,
la CIA tiene armas cubanas, de numerosos casos de deserciones, armas robadas
—es decir en algunos casos de deserciones—, armas robadas, elementos
contrarrevolucionarios que se han llevado armas de Cuba; así que incluso no
tiene nada de extraordinario que la CIA pueda manipular armas de Cuba.
Han designado una comisión investigadora en ese
organismo desprestigiado y anacrónico que es la OEA. Pues bien: que investiguen bien la procedencia de
esos cañones y que investiguen bien la procedencia de esos morteros, y que
investiguen bien la procedencia de esas bazucas, que son de la CIA... ¡Que son de la CIA! Que les hagan las pruebas de laboratorio, que
les busquen las marcas, que les busquen los números, y que averigüen de quién
son y solo podrán comprobar una cosa: que son de la CIA.
¿Acaso intentan condenar a Cuba porque aparezcan armas
de la CIA en Venezuela? Pero, ¡ah!, ¿nos
van a bloquear? Dicen que para que no
enviemos armas a los movimientos revolucionarios. ¿Eso quiere decir que nos bloquean alegando
que de aquí salen armas? ¿Y en cuatro años que han estado
introduciendo armas clandestinamente aquí
los imperialistas no han hablado de bloqueo para impedir que metan esas
armas en Cuba? ¿Qué lógica es esa? ¿Qué moral es esa? Reunión de la OEA acusándonos de remitir armas
a otro país. ¿Y cómo en cuatro años no
han acusado a Estados Unidos? ¿Cómo
Estados Unidos ha realizado infinidad de ataques piratas por mar y por aire,
han introducido miles de armas, han perpetrado toda clase de fechorías, han
invadido nuestro territorio; las bases han estado en Nicaragua, en Guatemala,
en Costa Rica y Honduras, se han entrenado en Venezuela, en Puerto Rico, en
todos los países alrededor de nosotros...?
¿Cómo van a venir ahora con el argumento de que hay que bloquear a Cuba
y agredir a Cuba porque aparezcan unas armas de fabricación yanki en las costas
de Venezuela? ¡Tienen que ser muy
“cariduros” estos señores y tienen que ser muy desvergonzados estos
señores!
¿Y quién pide eso?
Esa celestina, que es el señor Rómulo Betancourt. ¿Y a quién le pide? En primer lugar a Estados Unidos, a los
Somoza, a los organizadores de expediciones contra nosotros, a los que han
estado cuatro años organizando la subversión contra nosotros. ¿Y quién le pide? Ese mismo Betancourt que se ha cansado de
patalear cada vez que ha habido un golpe de Estado, para poder mantener una
cierta “hojilla de parra” con qué encubrir sus desvergüenzas morales. Cuando ha habido un golpe de Estado en Santo
Domingo, ha clamado porque se intervenga en Santo Domingo; cuando ha habido un
golpe de Estado en Honduras, y en Guatemala, Betancourt ha pedido medidas
contra esos militares; y ahora Betancourt, el cínico de Betancourt, convoca a
los representantes de esas mismas juntas militares para que ataquen a
Cuba.
Y desde luego, desde luego, que las cosas han cambiado
mucho. Atacar a Cuba es una cosa que no
es tan fácil; y bloquear a Cuba es una cosa que no es tan fácil, porque
nosotros tenemos con qué defendernos y tenemos con qué defendernos sean quienes
sean quienes atacaran a nuestro país.
Estamos tranquilos, sabemos lo que tenemos para
defendernos, sabemos con qué contamos para defendernos. Pero, al escuchar cómo algunos de estos
lacayos del imperialismo hablan de invadir a Cuba tranquilamente, cuando apenas
ha transcurrido un año de la Crisis de Octubre, nos están dando una vez más la razón
y están explicando una vez más el porqué de las medidas defensivas que tomó
Cuba y que dieron lugar a la Crisis de Octubre.
Porque, ¿por qué nadie se puede sentir con derecho a
estar hablando de invadir a Cuba? Hablan
de invadir a Cuba porque creen que sus pellejos van a estar tranquilos, van a
estar sin riesgos. Por eso. Por eso lo más fácil resulta que un
Betancourt cualquiera pida intervenciones contra Cuba.
Bien.
Esperemos, esperemos tranquilos, a ver qué tipo de intervenciones son
las que van a hacer y cómo las pueden hacer.
Porque estos señores, tan engañados están de su propia propaganda, que
todavía no saben lo que sería este país invadido, no se imaginan, no conciben
lo que le tocaría aquí a cualquier invasor, la interminable guerra que libraría
el pueblo cubano contra cualquier invasor, que no se terminaría jamás mientras
hubiese un solo soldado mercenario hollando nuestra tierra. Y se engañan y por eso plantean ese tipo de
política.
No hablan de paz con Cuba, ¡no! No hablan de que cesen los envíos de agentes
subversivos, de armas y explosivos a Cuba, ¡no!
No hablan de que cesen las bases que alrededor de Cuba se han organizado
contra Cuba, ¡no! Hablan de invasiones a
Cuba pretextando que nosotros promovemos la rebelión.
Si ese es el lenguaje de los imperialistas y de sus
lacayos, ¡sepan que Cuba no se doblegará!, ¡que Cuba jamás se doblegará! Cuando quieran discutir con Cuba,
honradamente que vengan y discutan con Cuba, porque nosotros hemos planteado
cuáles son los requisitos indispensables para que haya un clima de paz en torno
a Cuba, para que haya un clima de paz en el Caribe. ¡Lo hemos planteado! Y sin embargo, han respondido con agresiones
y más agresiones.
Si creen, si creen que esa técnica, esa táctica, esas
maniobras, van a hacer mella en la Revolución Cubana, se equivocan; y
entendemos que por ese camino van mal.
Porque el camino de las agresiones contra Cuba está fracasado.
Y es curioso que en estos instantes los lacayos estén
azuzando más que los amos, los “Betancourt” estén azuzando más que el Pentágono
y estén azuzando más que el Departamento de Estado. Evidentemente quieren aprovechar esta
situación posterior al asesinato de Kennedy para azuzar al imperialismo contra
nuestro país.
Pero no hay que preocuparse, no hay que preocuparse;
nosotros no somos un país desarmado, afortunadamente no somos un país desarmado
y del dicho al hecho hay una buena distancia; entre hablar de invadir e invadir
¡hay una buena distancia! ¡La diferencia
que va entre una trompetilla y una sepultura!
(APLAUSOS)
Y por eso, lo único que nosotros decimos: que investiguen en
los laboratorios de quiénes son esos morteros, de dónde salieron esos morteros,
esas bazucas y esos cañones y comprobarán que salieron de los arsenales de la
CIA. Y no hay más que hablar sobre este
tema por ahora.
Siempre, o a menudo, nos vemos obligados a apartarnos
de los temas sobre los cuales preferiríamos hablar. Porque nuestro país es un país dedicado por
entero al trabajo creador, nuestro país es un país dedicado por entero a
construir su futuro y aquí están estos logros, logros que no puede exhibir hoy
ningún país de América. Y así vamos
nosotros garantizando nuestro futuro, porque nosotros sabemos la velocidad que
lleva la Revolución y lo lejos que llegará la Revolución. Y por eso, sentimos la gran satisfacción de
ver en cada uno de estos éxitos, el estímulo de seguir trabajando.
Nosotros hemos hablado de este movimiento, de este
gigantesco movimiento educacional, de esta extraordinaria y nueva experiencia
educacional.
Y de este esfuerzo, de estos éxitos, no se puede
hablar sin consignar como una cuestión de elemental justicia el nombre de quien
ha sido alma de estos éxitos, y es la compañera Elena Gil (APLAUSOS).
Nosotros le agradecemos infinitamente a la compañera
Elena Gil la tradición que está creando en estas escuelas, la técnica que está
desarrollando en estas escuelas, los caracteres que está forjando en estas
escuelas. Y así, nuestros estudiantes
tienen en ella el prototipo de lo que debe ser un educador, un maestro. Porque ella ha ido inculcando ese esp4ritu en
cientos de escuelas, de alumnos: se puede decir que en miles de
alumnos. Y por eso es que ha sido
designada la compañera Elena Gil para directora de ese instituto, de ese
segundo instituto. Es decir, ella pasa del
instituto primero, al segundo instituto pedagógico que funcionará en Tarará, y
que algún día llegará a tener más de 10 000 alumnos.
Y nosotros apreciamos extraordinariamente esa
tradición que se está creando. Y
nosotros sabemos que nuestros futuros profesores y maestros tendrán un
formidable ejemplo de lo que es la educación y lo que es el trabajo de la
educación en la compañera Elena Gil.
Yo espero que ella nos perdone, que su modestia nos
perdone el que hagamos este público reconocimiento, porque nada más justo que
eso.
Y ahora tenemos que redoblar el esfuerzo. Vamos avanzando y vamos avanzando mucho,
vamos avanzando rápido. ¡Los frutos ya
se ven por todas partes! ¡Hay que seguir
organizando y desarrollando este formidable ejército de la cultura y del
progreso! ¡Hay que seguir trabajando en
nuestros campos, hay que seguir formando y despertando la vocación de los
muchachos y de las muchachas campesinos!
¡Hay mucho que hacer! ¡Tenemos
mucho por hacer!
No debemos sentirnos satisfechos con lo que hemos
hecho; al contrario, lo que hemos logrado hasta ahora debe servirnos de
estimulo para hacer más; debe servirnos de aliento para que dentro de dos,
dentro de tres, dentro de cinco años, ya los actos ni siquiera quepan aquí. Porque cuando vengan todos los alumnos de las
escuelas de campesinos, todos los alumnos del instituto “Makarenko”, todas
ustedes que estarán ya en la universidad terminando o habrán terminado,
realmente no vamos a tener dónde hacer un acto como este. Habrá que hacerlo en la Plaza Cívica, como
dicen ellos.
Y así, algún día también, algún día cuando se reúnan
en la Plaza Cívica, con los años, porque los años pasan. Se habla de años, pero los años pasan. Vean qué rápido han pasado los años. Vean cómo hace apenas tres años fueron ustedes
a alfabetizar, vean cómo hace apenas dos años empezaron ustedes a estudiar en
el instituto, vean cómo van para la universidad ya, vean con qué rapidez pasan
los años, y vean cómo se pueden ver los frutos del trabajo.
Y experimentarán ustedes también en el día de hoy la
satisfacción que dan esos frutos, la satisfacción que dan esos éxitos.
Si de la nada empezamos, si cuando no teníamos nada
empezamos y hemos ido logrando todo esto, ¡qué no podremos alcanzar si ya
tenemos algo!
Y la Revolución puede decir que ya tiene algo. Y la Revolución puede decir que cada año que
pase tendrá más en este frente y en todos los frentes.
Y cuando en todos los frentes avancemos como
aquí... ¡Y vamos a avanzar! Porque una conciencia de responsabilidad cada
vez mayor se ve por todas partes, un espíritu de trabajo se ve cada vez más por
todas partes, una educación y una comprensión se ven cada vez más en todo el
pueblo.
En la misma medida en que los gusanos ya apenas ni
chistan, porque ya no se atreven ni a chistar.
Porque la moral de los contrarrevolucionarios se desploma, la moral de
los contrarrevolucionarios cae aplastada por los éxitos y los triunfos de la
Revolución.
Y así, se puede decir que en el futuro —y en un futuro
no lejano— ya no habrá ni gusanos, ni gusanos.
Porque cada vez hay menos caldo de cultivo para los gusanos. Porque los gusanos, como ustedes saben,
crecen y se multiplican en la podredumbre.
Y como hay cada vez menos podredumbre, como cada vez queda más limpia de
vicios y de privilegios la patria, como va quedando cada vez más atrae la
podredumbre del pasado, como va creándose cada vez más una sociedad de trabajo,
de trabajadores, como cada vez menos es una sociedad de explotadores, como la
explotación va desapareciendo y con ella todos su vicios, hay cada vez menos
ambiente y menos caldo de cultivo para la contrarrevolución, para los
gusanos.
Y nuestros éxitos en el campo del trabajo, en el campo
de la educación, en el campo de la economía, los irán aplastando cada vez más y
más.
Por eso ya hoy nuestro pueblo, con optimismo y con
seguridad, contempla el futuro. El
futuro de un país unido, de un país fuerte, de un país trabajador, que marcha
adelante sin temores, con confianza en sus fuerzas, en su energía, en su
capacidad de vencer dificultades y obstáculos.
Y por eso, es cada vez más claro y más prometedor el porvenir de nuestra
patria.
¡Y ese porvenir es para ustedes! ¡Ustedes tienen que ser forjadores y, además,
disfrutarán de ese porvenir! ¡Ustedes
más que nadie, los jóvenes, en todas partes!
Todos ustedes, en cualquier sitio donde se encuentren, mucho pueden
hacer y mucho harán!
¡Cualquiera de ustedes, campesinas; cualquiera de ustedes, estudiantes
de maestros; cualquiera de ustedes, instructoras; cualquiera de ustedes!
No me he olvidado de ninguna, porque ustedes son, en
parte, profesoras; en parte, maestras: en parte, estudiantes.
Y así, en donde ustedes están trabajando, a donde
ustedes regresen, tienen oportunidad de hacer mucho. Y entre otras cosas, de seguir superándose. Porque no quiere decir que las que regresen
ya no tengan esperanza de recibir una beca, ¡no! Las que no hayan recibido todavía una beca,
allí tienen la escuela, allí tienen al maestro de vanguardia. Y en aquella escuela, estudiando, pueden ustedes
llegar a 6to grado también; y en aquella escuela, estudiando, pueden ganarse la
oportunidad de una beca, para estudiar igual que estas 2 557 compañeras
seleccionadas.
De manera que ni una sola de ustedes puede considerar
que le falte la oportunidad. Todas
ustedes tienen la oportunidad. Y estoy
seguro de que muchas de ustedes seguirán estudiando y muchas de ustedes
adquirirán la oportunidad de recibir también una beca para estudiar cualquiera
de estas enseñanzas que hemos mencionado y otras.
Porque la Revolución significa eso: ¡La oportunidad para todos, el derecho de
todos a poder estudiar, a poder superarse, a poder convertirse en un ciudadano
útil a su país, a poder desarrollar plenamente su inteligencia! Ya no se perderá una sola inteligencia; en
nuestros campos, en nuestras montañas, no se perderá una sola
inteligencia.
¡Y grande ha de ser la patria del mañana cuando en
ella laboren y en ella luchen y en ella se empleen todas las inteligencias de
nuestro país!
Y esa es la misión de ustedes: la que han cumplido ahora,
seleccionando a las campesinas que van a seguir estudiando; la que tendrán que
cumplir cada vez más en todas partes.
Y sobre todo ustedes, los maestros, los futuros
maestros, los alumnos del instituto pedagógico que comienzan ahora, la tarea de
ustedes es una tarea extraordinariamente importante, extraordinariamente
hermosa. Porque a esas montañas irán
ustedes, en esas montañas darán clases, por esas montañas pasarán todos los
graduados de nuestras escuelas de maestros.
Y ustedes serán los que tendrán los primeros contactos con los niños,
con las inteligencias de nuestro pueblo.
Y la tarea empieza allí, en la pequeña escuela de los
campos; la tarea empieza allí, con el maestro de instrucción primaria, y
terminará en las universidades, terminará en los centros de investigación
científica.
Y trabajando así, haremos un porvenir grandioso,
haremos una gran patria. En esa gran
patria es en la que todos pensamos, cuando decimos:
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(OVACION)