DISCURSO PRONUNCIADO POR EL
COMANDANTE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER SECRETARIO DEL PARTIDO UNIDO DE LA
REVOLUCION SOCIALISTA y PRIMER
MINISTRO DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO, EN LA PLAZA ROJA DE MOSCU, EN EL GRAN
ACTO DE BIENVENIDA QUE SE LE BRINDA A SU LLEGADA A MOSCU, EL 28 DE ABRIL DE
1963.
(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS
DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)
Querido
compañero Nikita Jruschov;
Compañeros del
Comité Central del Partido Comunista de la URSS;
Compañeros del
Consejo de Ministros;
Representaciones
del Cuerpo Diplomático;
Ciudadanos
soviéticos:
Por primera vez se me presenta la tarea de dirigirme a
una masa como esta, cuyo lenguaje no conozco (APLAUSOS). Claro que aquí está presente un grupo
numeroso de estudiantes cubanos (EXCLAMACIONES), y parece que ellos me
entienden primero. Pero para coordinar
un poco, creo que nuestros compatriotas, si se ríen primero, si aplauden
primero, y si todo lo hacen primero, van a complicar un poco más la situación
(APLAUSOS). Creo que todos los problemas
los podemos resolver, porque tenemos un buen “perevodchik”
(EXCLAMACIONES).
Para nosotros este viaje, esta visita a la URSS, no
solo entraña un hecho extraordinariamente emocionante, sino que despierta
también grandemente nuestro interés histórico, político y económico.
Es cierto que nosotros llegamos a este gran país ya
predispuestos en su favor por entero, dada las simpatías que sentimos hacia
él. Pero venimos también deseosos de
observar y deseosos de aprender. Quizás
nuestros enemigos piensen que nuestros juicios no sean objetivos y, sin
embargo, se equivocan.
Hace algo más de 24 horas que llegamos a la URSS;
hemos hecho ya los primeros contactos con el pueblo soviético, y las
impresiones que aquí vierto no son para nuestros enemigos —si nuestros enemigos
quieren equivocarse es cosa de ellos—, ¡hablo para el pueblo soviético y hablo
para nuestro propio pueblo!
Nosotros, soviéticos y cubanos, es lógico que nos
comprendamos. Los soviéticos nos
comprenden a nosotros, porque nuestra Revolución, nuestros actuales esfuerzos,
nuestros riesgos, nuestras dificultades, les recuerdan su propia
revolución. Y nosotros, los cubanos,
podemos comprender a los soviéticos, porque sus éxitos, sus triunfos, sus
extraordinarios avances, los podemos apreciar mejor que nadie, porque sabemos
con cuántas dificultades, obstáculos y enemigos se encuentra una revolución
verdadera en su camino (APLAUSOS).
Y los logros alcanzados por el pueblo soviético
nosotros sabemos que solo pudieron ser posibles basados en la férrea voluntad,
en el extraordinario tesón y en el heroísmo de los trabajadores de este
país.
Y cada una de las cosas que vemos y que nos
impresionan nos recuerdan, en primer lugar, que no fueron realizadas por los
ricos y los poderosos, por los privilegiados, por los intelectuales burgueses,
sino que las realizaron los obreros humildes y los campesinos, los explotados
(APLAUSOS), que no tenían experiencia como gobernantes, que no habían pasado
por las universidades y, sin embargo, ¿qué han creado? Han creado un país enteramente nuevo, una
sociedad enteramente distinta.
y de aquellos hombres humildes, de los trabajadores y
campesinos soviéticos, guiados por su vanguardia, el Partido Comunista
(APLAUSOS), han creado esta realidad que es la URSS hoy donde se gradúa un
porcentaje mayor de ingenieros y de técnicos que en ningún otro país del mundo,
donde la ciencia se desarrolla vertiginosamente, donde se ha acumulado una
enorme experiencia en el arte de gobernar, de planificar y desarrollar la
economía. Y eso es lógico que nosotros,
los revolucionarios, lo veamos fácilmente y lo admiremos como merece ser
admirado (APLAUSOS).
No es ese el único mérito de la obra realizada por el
proletariado de la URSS, sino que abrió al mundo posibilidades enteramente
nuevas, cambió el curso de la historia, e hizo posible hechos que antes no
podían imaginarse.
No se trata de conclusiones que puedan leerse en un
libro; se trata de realidades. Y
nosotros somos un ejemplo de esas realidades (APLAUSOS).
Muchos soviéticos me preguntan cómo ha sido posible la
Revolución Cubana; cómo ha sido posible un cambio tan radical en un país
pequeño, subdesarrollado económicamente, y que yacía bajo la égida del
imperialismo yanki.
Es posible que muchos soviéticos admiren a nuestro
país por eso, y sea una de las razones de la extraordinaria simpatía que
expresan hacia nuestro país (APLAUSOS).
Sin embargo, nosotros no olvidamos nunca una circunstancia: la Revolución
Cubana fue posible porque mucho antes hubo Revolución Rusa en 1917 (APLAUSOS). ¡Sin la existencia de la Unión Soviética no
habría sido posible la Revolución socialista de Cuba!
No quiere decir esto que la Revolución de Cuba la haya
hecho la Unión Soviética. Entre tantas
mentiras y calumnias, a los enemigos de la URSS no se les ha ocurrido afirmar
tal cosa. Lo que significa es que, sin
la existencia de la Unión Soviética, los imperialistas habrían aplastado
cualquier revolución nacional liberadora en América Latina. Y si hubiesen aplastado hasta una revolución
burguesa, si esa revolución hubiese afectado sus intereses imperialistas, mucho
más expeditivamente habrían aplastado una revolución
socialista en América Latina.
Pero es que si la Unión Soviética no existiera, los
imperialistas no habrían necesitado siquiera recurrir a las armas, habrían
estrangulado esa revolución por hambre, la habrían liquidado solo con el
bloqueo económico. ¡Pero como la URSS
existía, esa revolución no pudo ser aniquilada con el bloqueo económico! (APLAUSOS.)
Cuando los imperialistas, de una manera arbitraria,
suprimieron nuestra cuota azucarera, ese hecho habría bastado para liquidar la
Revolución, hundiendo en el hambre y en la ruina al país. Y entonces, la Unión Soviética vino en
nuestra ayuda, comprando nuestro azúcar.
Cuando los imperialistas suspendieron el
abastecimiento de petróleo, eso habría bastado para liquidar la economía de un
país. Pero entonces, la Unión Soviética
nos envió petróleo. Mas
cuando las medidas económicas no surtían el efecto esperado, comenzaron a
prepararse los planes intervencionistas.
Ningún país capitalista nos quería vender armas. Fue entonces cuando los países del campo
socialista, con la Unión Soviética al frente, decidieron facilitarnos la
adquisición de armas que necesitábamos.
Y fue con esa ayuda y con esas armas, que pudimos rechazar a los
invasores en Playa Girón (APLAUSOS).
Si la Unión Soviética no existiera, los imperialistas
no habrían vacilado en atacar militarmente a nuestro país. Ha sido el poderío de la Unión Soviética y,
de todo el campo socialista, lo que ha frenado la agresión imperialista contra
nuestra patria. Es lógico que nosotros
sintamos una profunda y eterna gratitud hacia el pueblo soviético
(APLAUSOS).
Esto nos enseña dos cosas: que cualquier pueblo, por pequeño que
sea, por distante que se encuentre, puede llevar a cabo su lucha por una vida
mejor, sin que los imperialistas puedan impunemente destruirlos. Pero al mismo tiempo enseña el mérito inmenso
del pueblo soviético, de los obreros soviéticos, de su genial dirigente, Lenin
(APLAUSOS), y del partido que él organizara.
Nosotros sabemos que los soviéticos están conscientes
de lo que han hecho en bien de la humanidad; nosotros sabemos que el haber
preservado su revolución no fue tarea fácil; nosotros sabemos cuántos sacrificios
han hecho, cuántas agresiones han sufrido; nosotros conocemos la historia de
esta revolución; sabemos de la conjura internacional de los reaccionarios;
sabemos de las intervenciones contra este país, sabemos de los inmensos
sacrificios que costó a la URSS el ataque fascista; nosotros sabemos la sangre
vertida, los sacrificios realizados.
Ayer, cuando visitábamos Murmansk, veíamos una ciudad
enteramente nueva, miles de nuevos edificios.
Pero vimos también unas fotos que nos enseñaban cómo quedó Murmansk
después de la guerra:
sin una sola casa en pie.
Nosotros sabemos cómo más de una vez han tenido que
reconstruir los soviéticos su país. Pero
hemos podido apreciar cuán consciente está de eso el pueblo soviético.
Lo pudimos apreciar desde el primer instante y, así,
nunca podremos olvidar las primeras impresiones recibidas al llegar a la
URSS. Encontrarnos, en primer lugar, una
sociedad sin clases explotadoras y explotadas; encontrarnos un pueblo todo
trabajador, y apreciar qué extraordinario es un pueblo así, una sociedad como
esa (APLAUSOS), el vigor, el patriotismo y el espíritu sano de los ciudadanos
de un país donde el socialismo ha triunfado ya plenamente.
Por eso no tenemos la menor duda de que el nuevo
Programa del Partido Comunista de la URSS se cumplirá (APLAUSOS), que esta
generación vivirá en el comunismo (APLAUSOS), y que su avance no podrá
detenerlo nada. No pudieron detenerlo
cuando los obreros y campesinos de la Unión Soviética carecían, prácticamente,
de todo; cuando no tenían la base industrial y la experiencia que tienen
hoy.
Y, de todo corazón, los pueblos de todo el mundo
debemos alegrarnos y recibir como nuestro su éxito (APLAUSOS). ¡Porque esta revolución ha tenido lugar para
bien de la humanidad! No importa lo que
digan los imperialistas, no importan sus calumnias, no importan sus mentiras
(APLAUSOS). Nosotros sabemos lo que son
las calumnias de los imperialistas porque las han empleado mucho contra
nosotros. Pero, ¡no importa!, esas
calumnias se estrellarán contra la realidad.
¡Lo creí siempre, pero lo creo aún más firmemente desde que conocí al
pueblo soviético! (APLAUSOS.)
La humanidad seguirá su curso victorioso, la humanidad
tiene motivos para estar optimista, para creer que las fuerzas progresistas
vencerán sobre la reacción, para creer que las fuerzas de la paz se impondrán a
las fuerzas retrógradas que quieren la guerra (APLAUSOS).
Y con el éxito de la Unión Soviética marcharán hacia
adelante exitosamente, también, los pueblos que como el nuestro, hoy se enfrentan
a la intriga y a las agresiones de los imperialistas.
¡Siempre fuimos grandes admiradores de Lenin
(APLAUSOS), pero después de haber visto la obra realizada por su pueblo,
después de conocer a la URSS, su figura se agiganta a nuestros ojos y se hace
aún más inmortal!
Soviéticos: ¿Queréis que con una palabra diga
nuestro concepto de este pueblo? Lo vaya
decir con la expresión de un compañero de nuestra delegación cuando le pregunté
su impresión y me contestó:
“¡Este es un pueblo de gigantes!” (APLAUSOS.)
El compañero Jruschov expresó hoy su fe en el triunfo
de la Revolución Cubana, y nosotros estamos seguros de que así será
(APLAUSOS); nosotros estamos seguros de
que nuestro pueblo no será vencido, porque se juntan las dos condiciones
indispensables de la victoria: el
espíritu patriótico y revolucionario de nuestro pueblo y la solidaridad del
campo socialista, con la URSS al frente (APLAUSOS), más la solidaridad de los
trabajadores revolucionarios de todo el mundo (APLAUSOS), la solidaridad de
todos los pueblos que conocen las garras del imperialismo y del
colonialismo.
Soviéticos, del socialismo y del comunismo podemos
decir también, como decimos nosotros en nuestra patria: “¡Venceremos!” (APLAUSOS.)
El futuro de la humanidad es el futuro del socialismo y del comunismo
(APLAUSOS).
Por eso, permítaseme expresar con más fervor que nunca
en esta Plaza Roja, tan llena de esa historia que señalaba el compañero
Jruschov, y por lo cual hace para nosotros doblemente honroso encontrarnos
aquí, infinitamente agradecidos del honor que se nos dispensa en esta histórica
Plaza donde comenzó a escribirse la historia nueva del mundo; permítaseme, como
el más justo homenaje a quien tuvo el mérito mayor, exclamar:
¡Viva Lenin!
(APLAUSOS y
EXCLAMACIONES.)
¡Viva el internacionalismo proletario! (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES.)
¡Viva la amistad entre el pueblo soviético y el pueblo
cubano! (APLAUSOS y EXCLAMACIONES.)
¡Viva la Unión Soviética! (APLAUSOS.)
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(OVACION)