DISCURSO PRONUNCIADO POR EL
COMANDANTE FIDEL CASTRO RUZ, SECRETARIO GENERAL DEL PURS y PRIMER MINISTRO DEL GOBIERNO
REVOLUCIONARIO, EN CONMEMORACION AL DIA INTERNACIONAL DE LOS TRABAJADORES,
CELEBRADA EN LA PLAZA DE LA REVOLUCION “JOSE MARTI”, EL 1º DE MAYO DE 1964.
(DEPARTAMENTO DE VERSIONES
TAQUIGRAFICAS
DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)
Trabajadores:
Hoy, cuando veíamos marchar a nuestros trabajadores,
veíamos también en ese desfile la expresión de cinco años de Revolución.
Hoy hemos visto gráficamente la historia de estos
cinco años, los cambios, los avances de estos cinco años. Y así los trabajadores nos recordaban el Año
de la Libertad, el Año de la Reforma Agraria, el Año de la Educación, el Año de
la Organización y el Año de la Economía, y nos iban recordando los esfuerzos de
nuestro pueblo en estos años y los triunfos de nuestro pueblo en estos
años.
El Año de la Libertad nos recordaba no solo la
libertad conquistada por nuestro pueblo contra la opresión, destruyendo el
sistema de gobierno corrompido y sanguinario, sino también la libertad que
hemos tenido que sostener y defender en estos cinco años; los grandes cambios
en nuestra economía, los avances en el campo de la educación. Saber, como sabemos, no ya solo que fue
erradicado el analfabetismo en nuestro país, sino que ya hoy nuestro pueblo, a
los cinco años de Revolución, está librando la batalla del sexto grado
(APLAUSOS).
Y quizás una de las cosas más reveladoras e
impresionantes, a la vez que emocionante, es escuchar lo que decía una compañera
dirigente del Sindicato Nacional de la Enseñanza cuando desfilaba la
representación de los alumnos de la facultad obrera; y nos decía: “algunos de esos estudiantes de la facultad
obrera eran analfabetos antes del triunfo de la Revolución” (APLAUSOS). Lo que ha avanzando nuestro país en
organización y de lo cual estos actos son prueba y expresión cabales.
Y hoy por nuestras mentes cruzaban todos los días
vividos en estos años, las fotos de los mártires, de los héroes, brigadistas
mártires, maestros mártires, obreros, campesinos, héroes de la patria, hombres
que dieron sus vidas por los triunfos de su patria.
Y por último, realmente impresionante fue el desfile
del batallón de madres e hijos (APLAUSOS)
en representación de los primeros hombres llamados al Servicio Militar
Obligatorio (APLAUSOS), esa ley que tantos beneficios traerá a nuestro país y,
sobre todo, a nuestra juventud; esa institución no solo necesaria en esta hora
sino educadora, para ayudarnos a limar algunos defectos que todavía nos quedan,
y quizás ese defecto de la indisciplina, de la desorganización, esas cosas que
nos vienen del carácter que nos quisieron hacer y de la mentalidad que nos
quisieron imponer. Y viene esa
institución precisamente a poner esa nota de disciplina, de hábitos de
disciplina, tan necesarios a los pueblos, tan necesarios a los jóvenes.
Y así se puede ver, un día como hoy, lo que hemos
andado.
No he enumerado, ni mucho menos, el tramo recorrido,
sino algunos aspectos de ese tramo.
¿Quiere esto acaso decir que nos sentimos satisfechos? ¡No!
¿Que ya hemos alcanzado bastante?
¡No! Todo lo contrario, lo que
hemos alcanzado no ha de servirnos sino para proponernos logros aun más
altos. Mucho nos falta por hacer, mucho
nos falta por recorrer, pero lo iremos haciendo, lo iremos logrando.
Todavía no podemos sentirnos orgullosos; quizás no
lleguemos a estarlo nunca, quizás nunca lleguemos a estar satisfechos, y
siempre el pueblo tendrá delante nuevas y nuevas aspiraciones, nuevas y nuevas
tareas. Y, afortunadamente, la vida nos
presenta ese incentivo, el incentivo de tener muchas cosas por delante que
lograr, de tener muchas cosas por delante que conquistar. Y si un día nuestro incentivo fue liquidar el
analfabetismo, después nuestro incentivo fue lograr que cada trabajador llegara
hasta el sexto grado, y después el incentivo será que cada ciudadano curse
hasta la enseñanza secundaria (APLAUSOS).
Y así, cuantas veces alcancemos una meta, nuevas metas
aparecerán ante nuestros ojos.
Puede decirse que el tiempo no se ha perdido. Hay quienes acusaban a la Revolución de andar
demasiado de prisa. ¡Lástima que no
pueda andar más de prisa todavía!
(APLAUSOS.)
Teníamos prisa porque habíamos perdido más de 50 años
y debíamos recuperar el tiempo perdido.
Y, por eso, cada año tenemos que multiplicarlo, cada año de Revolución
debe significar varios años de avance y de progreso.
Los revolucionarios somos impacientes, y los
revolucionarios no podemos sentirnos fácilmente satisfechos. Pero vamos marchando. Nos quedan por delante problemas, tenemos por
delante peligros. Sí, peligros, trabajo,
pero eso no nos desalienta. Hay algo que
podemos decir, y es que estamos venciendo (APLAUSOS); y hay algo que podemos
asegurar, hay algo que podemos asegurar, y es que jamás seremos vencidos
(APLAUSOS).
Las revoluciones plantean este tipo de lucha, un tipo
especial de lucha, y en las revoluciones los pueblos no admiten ni conocen otra
alternativa que la victoria.
En realidad, aquello que dijo Carlos Marx el siglo
pasado de que “los proletarios no tenían otra cosa que perder que sus cadenas”
(APLAUSOS), explica por qué los pueblos revolucionarios no tienen otra
alternativa, ni la conocen, que la victoria, porque no tienen nada que perder
sino sus cadenas, sus miserias; y, en cambio, tienen un mundo por ganar.
No es el caso de los imperialistas, no es el caso de
los millonarios yankis:
esos sí tienen mucho que perder.
Y es por eso que los millonarios yankis y sus representantes no nos
pueden intimidar, no nos pueden chantajear.
Porque son dos concepciones distintas de la vida, dos actitudes
distintas ante la vida.
Los imperialistas —y hablo del imperialismo
fundamental, que es el imperialismo yanki— se han creado una especie de
complejo con la Revolución Cubana, una especie de manía que les ha ido quitando
cada vez más la tranquilidad y el sueño.
Y aparentemente no hacen más que pensar y pensar en la Revolución
Cubana, y parece mentira que un país tan pequeño les produzca tanta zozobra y
tanto temor a los señores gobernantes de un país grande y que se dice poderoso
y rico, y que es efectivamente poderoso y rico.
Yo quería mostrar un ejemplo de hasta qué punto llega
el delirio, la manía, el complejo que los imperialistas se han hecho con
nosotros y, al mismo tiempo, hasta qué grado llega la hipocresía de esos
señores.
Ayer, día 30, víspera de este Primero de Mayo, aparece
una declaración del Departamento de Estado norteamericano. ¿De qué hablaba? ¿De aviones U-2? ¡No: ¿Acusaba a Cuba de estar promoviendo subversión? ¡No!
Era una extraña declaración, hablaba de problemas económicos. ¿Qué decía?
Se la voy a leer (APLAUSOS).
Decía: “Washington, abril 30. El Departamento de Estado acusó hoy a Cuba de
estimar deliberadamente una zafra azucarera muy baja, en un esfuerzo por
mantener una presión alcista en el precio.
En un comunicado leído en reunión con la prensa, el funcionario del
Departamento de Estado dijo que los estimados de Estados Unidos sobre la zafra
de azúcar cubana eran más altos que los del régimen de Castro.
“El funcionario dijo que Estados Unidos creía que la
producción azucarera de Cuba este año sería, por lo menos, similar a la cifra
del año pasado, o sea, 3 800 000 toneladas métricas.
“El comunicado leído por el señor Richard Hill,
funcionario del Departamento, decía: 'Tenemos motivos para creer que los
cubanos están tratando de mantener una presión alcista en el precio del azúcar
por medio de la realización de transacciones inexplicables y también dejando
traslucir deliberadamente bajos estimados en relación con la zafra del presente
año.
“Nuestros motivos para creer esto son que los cubanos
dicen que su producción hasta marzo 31 fue de 1 950 000 toneladas. Tenemos informes confiables de que la
producción en marzo 31 fue realmente
2 300 000, a 2 500 000
toneladas. Si la cifra de producción de
los cubanos de marzo 31 fuese aceptada como real, esto significaría que su
producción promedio diario en el mes de marzo fue solo de 19 000 toneladas,
mientras que la producción durante la segunda quincena de febrero fue de 36 000
toneladas por día”.
Cuando nosotros leemos este cable, decimos: ¡Qué extraño, qué
raro está esto! Si han estado todos
estos años diciendo que la Revolución va de mal en peor, y que la economía va
“en picada” y ahora se aparecen diciendo que cuando menos es igual que el año
pasado; y esto a pesar de que —como ustedes recordarán— a raíz del ciclón
lanzaron infinidad de infundios, alegrándose del ciclón, y diciendo: “la economía cubana
se hundió”.
Es necesario contestar esta declaración, y yo creo que
es una buena oportunidad este Primero de Mayo para contestar esta declaración
(APLAUSOS).
En primer lugar, es falso que el Gobierno de Cuba haya
dado ningún estimado acerca de su producción de azúcar; el Gobierno Revolucionario
no ha hecho ninguna declaración en ese sentido, porque nosotros en materia de
azúcar mantenemos y mantendremos una discreción azucarera (APLAUSOS). Vamos a ser discretos en materia de azúcar;
no nos da la gana de decirles cuánto azúcar producimos (APLAUSOS). ¡Qué les importa, para qué lo quieren
saber! Ese es un problema nuestro y un
secreto nuestro. Así que por ahora y
durante el tiempo que sea necesario mantendremos una discreción azucarera.
¿Quiénes son los que han estado dando estimados sobre
la producción de azúcar? Ellos, ellos;
ellos son los que han estado diciendo que nuestra producción era más baja, más
baja y más baja. Y así, el 27 de
noviembre de 1963, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos dijo que
nuestra producción sería de 3 629 000 toneladas. En enero 30 de 1964, Willies
Grey, editores del “Weekly Statistical
Sugar Trade Journal” de New York, dice: que la producción
de Cuba sería de 3 100 000 toneladas.
Fíjense. En marzo 25 de 1964,
Julio Lobo —que es uno de los “cerebros grises” de las especulaciones
azucareras— reportó al mercado que su estimado de producción cubana sería de 3
300 000. Abril 16 de 1964, un cable de
la UPI analiza la “desastrosa zafra de Cuba”, e indica que será de menos de 3
800 000. Otro cable de la UPI del 25 de
abril de 1964, analiza que será también de 3 300 000. Otro cable que dice que será de 3 300 000.
¿Quiénes son los que han estado diciendo que nuestra
producción iba a ser una producción bajísima?
Estados Unidos, los voceros del Gobierno de Estados Unidos, las revistas
del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, las compañías
comerciales. Pero, entonces, ¿por qué
ahora dicen todo lo contrario, y ahora dicen que será por lo menos de 3 800 000? Se lo vamos a explicar.
En primer lugar, por una cuestión de propaganda. Siempre han estado haciendo la campaña de que
el Gobierno Revolucionario ha destruido la economía cubana, que es precisamente
lo que ellos han querido hacer por todos los medios, con bloqueos, presiones de
todo tipo. Pero a pesar de todo su
poderío y de toda su influencia, no han podido destruir la economía
cubana. Eso, naturalmente, les duele, y
entonces han estado haciendo una incesante campaña contra la Revolución en ese
sentido, como diciendo: “aquellos
burgueses explotadores, aquellos sí eran unos magníficos economistas”; los Lobo
y compañía, y todas las compañías americanas, y todos los explotadores que aquí
saqueaban al pueblo y se llevaban el dinero para afuera, esos, esos sí, esos
eran unos economistas maravillosos: se
llenaban los bolsillos de los millonarios y los bolsillos de los
monopolios. Pero, además, ellos estaban
interesados en evitar que Cuba obtuviese créditos, que Cuba comprase
maquinarias. Como ustedes saben, una de
las cosas que el imperialismo ha tratado de destruir es nuestro transporte,
prohibiendo las ventas de piezas a camiones que eran de fabricación
norteamericana. Como estos señores no
juegan limpio en nada... ¿Anda mal el
transporte? ¡Sí! Desgraciadamente todos los camiones eran de
procedencia yanki en su mayor parte; y cuando los ingleses, que nos habían
vendido antes algunos ómnibus, nos vendieron piezas para esos ómnibus y nos
vendieron ómnibus nuevos, armaron un escándalo tremendo, una protesta tremenda. Bien: ellos estaban tratando de entorpecer
todas las gestiones de Cuba.
Sin embargo, ¿por qué ahora dicen que nuestra zafra va
a ser, por lo menos, igual que la del año pasado? Sencillamente se lo voy a explicar: es un truco, es una
estafa que el Gobierno de Estados Unidos quiere hacer. ¿Por qué?
Porque quienes han estado haciendo una política especulativa en el
azúcar es Estados Unidos. A Estados
Unidos con respecto a Cuba todos los tiros les han salido por la culata; pero
uno de esos tiros que les salió más directo para atrás fue el tiro de las
agresiones azucareras. Ellos nos
quitaron la cuota, de cerca de 3 millones que les vendíamos, nos la quitaron de
un plumazo, y dijeron:
“con esto se hunden”. Esa
fue una de las causas precisamente por las cuales el país de repente se vio con
grandes cantidades de azúcar, necesidad de buscarle mercados y la atención a la
caña perdió estímulo, y se redujo el área de producción cañera; después las
realidades demostraron la posibilidad de tener mercados, no solo para el azúcar
que teníamos antes, sino para mucho más azúcar, y de nuevo se inició un trabajo
de incremento de la producción azucarera.
Pero, ¿quiénes han pagado los platos rotos? Ellos.
Al sustraer Cuba ese azúcar —sustraído por la fuerza, porque ellos nos
quitaron la cuota—, y al enviar Cuba ese azúcar al campo socialista, unido al
incremento del consumo de azúcar en el mundo y al hecho de que los americanos
tenían que comprar del mercado mundial ese azúcar que antes le compraban a
Cuba, los precios subieron extraordinariamente.
Los “sesudos” asesores políticos y económicos de Washington, con lo que
creyeron que nos iban a arruinar no nos arruinaron; los precios subieron, Cuba
ha hecho magníficos contratos azucareros, y así nos desquitamos de la agresión
que nos habían hecho con el azúcar (APLAUSOS).
Quisieron arruinarnos, ¡y si siguen arruinándonos así, nos van a hacer
ricos!
Y entonces, ¿qué les pasó? Se les puso caro el azúcar, y se han tenido
que gastar cientos de millones de dólares en exceso, comprando azúcar más
caro. ¡Caramba!, posiblemente eso los
perturbó un poco. Pero este año estaba
también el precio alto; hubo momentos en que el precio estuvo a 12
centavos. ¿Qué hicieron ellos? Anunciaron su programa de compra de azúcar, pero
anunciaron un programa falso, un estimado de sus necesidades falso; hicieron un
cálculo de por lo menos 800 000 arrobas menos de las que realmente
necesitan. ¿Para qué? Para influir en los precios, para bajar los
precios. ¿Y qué resulta? Que en este momento Estados Unidos tiene que
comprar todavía grandes cantidades de azúcar, y determinados países, como
Brasil, Perú, México, Santo Domingo y otros países han reservado cantidades de
azúcar para vendérsela a Estados Unidos; entonces ellos andan muy preocupados
de que el precio suba. Quieren comprar
azúcar barata, y entonces ahora dicen todo lo contrario de lo que han estado
diciendo siempre. Entonces dicen que
nuestra producción de azúcar va a ser cuando menos de 3,8, que la producción de
azúcar de Cuba va a ser alta, y acusan a Cuba de que está haciendo presiones
alcistas en los precios. No vamos a
negar que a nosotros nos gustan los precios altos, claro que nos gustan los
precios altos; el azúcar es nuestro principal producto, fuente principal de nuestras
divisas, y deseamos que el azúcar tenga buenos precios. Pero, sin embargo, la política que Cuba
propugna es una política de convenios a largo plazo, con precios garantizados,
como el convenio que hicimos con la Unión Soviética (APLAUSOS).
Y Cuba está dispuesta a comerciar sobre esa base. A Cuba no le interesan los precios
especulativos del azúcar, a Cuba no le interesa que un año los precios estén a
10 y otro año, estén a tres. El país que
suscriba con Cuba un convenio de compra a largo plazo, de azúcar, convenio que
a su vez incluye las compras que Cuba está interesada hacer en los países que
le compran a Cuba, los consumidores de otro países no
estarían a merced de las jugadas de bolsa ni de las especulaciones
azucareras. La política que Cuba
promueve es una política de convenios a largo plazo, con precios estables y
precios satisfactorios tanto para los consumidores como para los
productores. Esa es la política que Cuba
propugna.
¿Cuál fue el pretexto que han tomado ellos para
realizar esta maniobra bajista? Lo vamos
a explicar. Porque aquí tenemos que
hablarles sobre el azúcar primero a ellos, segundo a nuestros clientes, y
tercero al pueblo.
El motivo fue el hecho de que Cuba hiciera algunas
compras de azúcar. Entonces, un gran
escándalo: “Cuba
ha comprado algunos miles de toneladas de azúcar.” ¡Cuba comprando azúcar!, ¿cómo? Muy sencillo; Cuba ha vendido mucho azúcar,
Cuba ha vendido para este año —y voy a decir lo que hemos vendido— 3 840 000
toneladas de azúcar (APLAUSOS).
Teníamos clientes, teníamos que atender a nuestros
clientes y garantizarles el azúcar, y nosotros, cuando vino el ciclón y los
imperialistas —para quitarles clientes a Cuba— decían que no tendríamos azúcar,
nosotros le decíamos a todo el mundo que nos compraba azúcar: “Cuba le garantiza la entrega del azúcar que
usted compre.” Y Cuba ha declarado que
cumplirá estrictamente todos sus compromisos y todos los convenios azucareros
que ha hecho.
Y como ustedes saben, este año, al revés que otros
años, empezó a llover temprano; como ustedes saben, en las provincias
principales productoras de azúcar, que son Oriente y Camagüey, han estado
cayendo torrenciales aguaceros. Incluso
en Oriente, después del ciclón, se observaron ciertos fenómenos atmosféricos, y
en los meses de enero y febrero estuvo lloviendo torrencialmente. Y el problema de las lluvias es algo que
puede afectar la producción azucarera.
Como ustedes saben, ha sido necesario hacer una gran
movilización de obreros hacia Camagüey para adelantar la producción de azúcar
antes de que vengan las lluvias, y las lluvias se han adelantado.
Cuando las lluvias se presentaron en una forma tan
prematura, el Gobierno de Cuba tomó medidas tendientes a garantizar el
cumplimiento estricto de todas sus obligaciones azucareras, y en consecuencia
ha estado adquiriendo determinadas cantidades de azúcar, y está dispuesto a
adquirir las cantidades de azúcar que sea necesario a fin de cumplir su
palabra, de cumplir todos los convenios de azúcar que ha contraído (APLAUSOS).
Es decir, para los imperialistas tenemos una
respuesta, que es desenmascararlos, y demostrar cómo los imperialistas quieren
estafar a los países que venden azúcar, quieren estafar a Santo Domingo, a
Brasil, a Perú, a México, y a todos los países que han guardado azúcar para
venderles a ellos; están haciendo una maniobra para bajar los precios y comprar
el azúcar barato. Y aunque, desde luego,
el Gobierno de Santo Domingo, el Gobierno de Perú no tienen ni siquiera
relaciones diplomáticas con nosotros, eso no nos importa: los pueblos no tienen la culpa de los
gobiernos; y aunque en esos países persiste la explotación del hombre por el
hombre, de todas formas mientras menos precios les paguen por el azúcar más
hambre van a pasar los trabajadores en esos países. Y nosotros preferimos que ganen más dinero
los pueblos que producen azúcar, a que los imperialistas dispongan de más
dinero para seguir explotando a los pueblos.
Y, por lo tanto, denunciamos esto. Y denunciamos que el Gobierno de Estados
Unidos está tratando de estafar a las naciones productoras de azúcar, está
promoviendo una maniobra bajista. Esa es
la Alianza para el Progreso. Hablan de
Alianza para el Progreso, y están tratando de estafar a los pueblos de América
Latina que producen azúcar. Nosotros no
hablamos de Alianza para el Progreso, pero defendemos el precio del azúcar para
los pueblos de América Latina (APLAUSOS)
y para todos los pueblos subdesarrollados. Y esa fue la política que siguió nuestra
delegación en Ginebra.
A nuestros clientes, a los que les han comprado azúcar
a Cuba, les aseguramos que Cuba cumplirá al ciento por ciento con todos los
compromisos azucareros que tiene (APLAUSOS), aunque sea necesario para ello que
Cuba compre azúcar.
Y al pueblo de Cuba —sobre todo a los trabajadores
azucareros, a los trabajadores voluntarios que en número de decenas de miles
están dando su aporte a nuestra zafra—, exhortarlos a hacer un esfuerzo. Porque si tenemos vendidas 3 840 000, a lo
cual hay que añadirle el consumo nacional, esto significa que por cada tonelada
de azúcar que dejemos de producir tenemos que gastarnos más de 150,00 pesos en
divisas, por cada tonelada de azúcar que dejemos de producir tenemos que
gastarnos más de 150,00 pesos en divisas.
Y que, por lo tanto, nosotros debemos hacer un esfuerzo máximo a fin de
poder cumplir todos nuestros compromisos y satisfacer nuestras necesidades
nacionales con un gasto mínimo de divisas.
Desde luego, hemos podido hacer esto. Y el hecho de tener que comprar azúcar en
determinadas circunstancias para cumplir un compromiso, cuando hay que hacerlo
es bueno hacerlo. Porque nuestro país
necesita mercados, nuestro país necesita defender sus mercados, y lo peor que
le puede ocurrir a un país y al prestigio de un país es ofrecer determinadas
cantidades de un producto y no poderlas cumplir. Por eso nosotros, antes de dejar de cumplir
un solo compromiso, estamos dispuestos a comprar azúcar para cumplir esos
compromisos (APLAUSOS).
Pero no hay que asustarse, no hay que asustarse, no nos
vamos a arruinar; porque con el azúcar que hemos vendido, con los ingresos que
tenemos programados, con las reservas en divisas con que cuenta nuestro país
actualmente, podemos afrontar cualquier contingencia de este tipo.
Pero es muy importante, muy importante que hagamos el
máximo de esfuerzo para producir el máximo de azúcar y —cuando tengamos
producido nuestro máximo de azúcar— empecemos a cultivar la caña para el año
que viene.
Y los imperialistas no van a saber cuánto azúcar
producimos, ni cuánto azúcar producimos este año, ni cuánto azúcar vamos a
producir el otro; no lo van a saber. Eso
es un problema que nos incumbe a nosotros y nos interesa a nosotros y, por lo
tanto, Cuba mantendrá una política de discreción azucarera (APLAUSOS). Y que los imperialistas digan lo que les dé
la gana. Si dicen que nuestra producción
es de un millón de toneladas, ¡allá ellos!; si dicen que es de 10 millones de
toneladas, ¡allá ellos!
Nosotros tenemos una política azucarera sólida,
tenemos un convenio muy bueno que hemos suscrito; podemos aumentar nuestra
producción, y tenemos mercado seguro para todo el azúcar que produzcamos. Y mientras tengamos mercado seguro para todo
el azúcar que produzcamos, estaremos produciendo y aumentando nuestra
producción de azúcar (APLAUSOS).
Esa es la política declarada del Gobierno
Revolucionario. Y Cuba tiene una
posición privilegiada para producir azúcar, la naturaleza nos ha dado el
privilegio de que esta es una tierra dulce que produce mucho dulce. Y ese es un privilegio. Y por eso nosotros tenemos que aprovechar
esas condiciones naturales, desarrollar más aun nuestra agricultura azucarera,
nuestra industria azucarera, y desarrollar la química azucarera.
Por algo el Gobierno Revolucionario le está prestando
tanta atención a la enseñanza tecnológica, a los institutos tecnológicos, y
entre estos institutos, a los institutos de química. Porque del azúcar y de los derivados del
azúcar, se pueden producir muchas cosas.
Y Cuba va a trabajar seriamente en las investigaciones azucareras, y
Cuba va a trabajar muy seriamente en el desarrollo de la química
azucarera.
Y tenemos que hacer investigaciones, y tenemos que
estudiar, y tenemos que preparar muchos cuadros técnicos, y tenemos que
aprender de todos los países. Toda investigación,
todo descubrimiento que el hombre haga en cualquier hemisferio, en cualquier
país, bajo cualquier sistema social, puede sernos útil a nosotros. La inteligencia, nosotros pensamos que bajo
un sistema socialista se desarrolla más; la posibilidad de estudiar está al
alcance de las masas y, desde luego, un país instruido producirá en el orden
técnico y en el orden científico mucho más que un país de analfabetos.
Pero en cualquier lugar del mundo donde el hombre
descubra algo, donde el hombre descubra algún procedimiento técnico o
científico, debemos aprovecharlo. Y por
eso el Gobierno Revolucionario está prestando atención a la importación de
libros científicos y de revistas científicas en todos los campos del
conocimiento humano.
Y tenemos que estar al día en la ciencia y en la
técnica; y no debemos reparar gastos en la obtención de libros técnicos y
científicos en todas las ramas del saber.
En los últimos meses han llegado decenas de miles de
libros técnicos, que se les están vendiendo a los profesionales universitarios,
a los médicos, los ingenieros, los arquitectos; pero cada día serán más y más
los libros que necesitemos para estar al día en todas las investigaciones y en
todos los descubrimientos que se hagan.
Nosotros debemos aprovechar lo que la humanidad, lo que la inteligencia
humana produce y, de la misma manera, debemos estar dispuestos siempre a
facilitarles a los demás pueblos los descubrimientos que nosotros hagamos, las
investigaciones que nosotros hagamos, los éxitos que nosotros tengamos. Y esa es la filosofía de nuestra Revolución: si recibimos de
todos los pueblos, debemos estar dispuestos a facilitarles también nuestros
conocimientos a todos los pueblos.
El tema de las cosas económicas no termina aquí, y
aquí les voy a poner otro ejemplo del papel ridículo, del delirio de
persecución, de la manía que está padeciendo el Gobierno de Estados Unidos: un cable de
Washington, abril 30, UPI. Dice: “Las relaciones
entre Gran Bretaña y Estados Unidos han descendido a un bajo nivel, debido al
mantenimiento del comercio británico con Cuba, según trascendió hoy. Esta situación quedó al descubierto esta
semana, durante la breve visita que cumplió en Washington el ministro de
Relaciones Exteriores de Gran Bretaña, R.A. Butler,
al discutir el problema por iniciativa del secretario de Estado, Dean Rusk, y el presidente Lyndon B. Johnson.”
Este es un Lyndon que, en
realidad, no tiene nada de “lindo” (RISAS).
“La reacción de Estados Unidos...”
Sí, ¡porque le ponen cada nombres! (RISAS.)
Dice: “La reacción de Estados Unidos
aparentemente tomó por sorpresa al alto funcionario británico. Fuentes británicas habían expuesto
previamente la opinión de que en la visita de Butler
a Washington no se plantearía la cuestión del comercio anglocubano. Butler recibió la
primera advertencia de que surgiría el problema, sin embargo, al entrevistarse
con Rusk, este le informó que el presidente Johnson estaba muy disgustado...”
¡Muy disgustado!
Se va a enfermar del hígado este señor (RISAS).
“... ante el
anuncio de que Gran Bretaña ¡no solo vendería más
autobuses a Cuba, sino también locomotoras y grúas, alegando que tal comercio
era de proporciones insignificantes.
“Se tiene entendido que Rusk
preguntó a Butler por qué si tal comercio era tan
pequeño Gran Bretaña persistía en realizarlo, arriesgándose con ello a dislocar
sus relaciones con el Gobierno de Johnson.
“Según se dice, Rusk previno
a Butler que el presidente Johnson
le plantearía personalmente el problema cuando lo recibiera más tarde.
“Así lo hizo el Presidente cuando lo visitó el
funcionario británico junto con otros cancilleres extranjeros asistentes a la
recepción de la Organización del Tratado Central.
“Johnson vio a cada ministro
en privado solo por varios minutos, por lo que no tuvo mucho tiempo para hacer
un enfoque en detalle de la cuestión.
Pero en los 15 minutos, aproximadamente, que duró la entrevista con Butler, le planteó el problema en forma más bien brusca,
según se afirma.
“El Presidente dijo a Butler
que se sentía muy disgustado ante el hecho de que Gran Bretaña siguiera
violando una política que Estados Unidos entendía que era idónea y en interés
de Occidente.
“Los acostumbrados argumentos británicos fueron
recibidos con frialdad por Johnson y Rusk. Tales
argumentos se fundamentan en que Gran Bretaña vive del comercio; que su
comercio con Cuba no es sobre la base de Gobierno a Gobierno; que los gobiernos
no pueden ni quieren actuar contra ellos; y que Gran Bretaña no lo consideraba
de importancia estratégica.”
Ya ustedes ven la lógica de los americanos: nunca hablan de un
problema de principio. Los ingleses
defienden por un problema de principio la libertad de comercio. Pero los americanos no hablan del problema de
principio; dicen: si
es poco el comercio, ¿por qué le venden?
No son capaces, no les entra en el meollo entender que el problema de la
libertad de comercio es un principio que no se mide por la cantidad que se
vende o que se compra.
Esto es como el juez que va a juzgar a un delincuente: no lo castiga según
la cantidad de sangre que haya derramado la víctima, lo castiga según el
crimen, según el delito, según la violación de la ley.
Pero los imperialistas yankis no razonan sobre bases
de principio ni de lógica. Los ingleses
dicen: “si ese
comercio no es tan grande”; y ellos dicen entonces: “si no es tan grande, ¿por qué le venden a
Cuba?”
Pero este cable es muy revelador; revela la
idiosincrasia de los imperialistas. Vean
como dice: “Gran
Bretaña está violando la política de Estados Unidos.” Es decir, que para ellos la política de
Estados Unidos es ley universal, y que todo país que no acepte esa política
está cometiendo un delito, una violación de esa política.
Pero, además, demuestra —además de esta manía
persecutoria que tienen con respecto a Cuba—, demuestra cómo los imperialistas
yankis tratan a sus aliados. Cuando uno
lee estas cosas se asombra que el Gobierno de Inglaterra... Creo que a Inglaterra le llamaban “la
soberbia de Albión” o “la orgullosa Albión”, un nombre histórico de esos. Sin embargo, estos señores le hablan al
representante del Gobierno inglés como a un satélite.
Este cable demuestra cómo Estados Unidos trata a sus
aliados, y realmente los trata como verdaderos satélites, con una insolencia,
con un desprecio tremendo. Y así, no
tratan, sino maltratan, a sus aliados.
Desde luego que Inglaterra está en un período
preelectoral, y todos estos problemas que tienen que ver con la libertad de
comercio son problemas que les interesa defender a los políticos ingleses,
porque los que eligen a los gobernantes ingleses son los ingleses; y lo que le
interesa al pueblo inglés son los intereses ingleses. ¿Qué le puede importar que se disgusten o no
se disgusten el señor Johnson y el señor Rusk? Y el pueblo
inglés, tradicionalmente, ha defendido una política de libertad de
comercio. Luego, el Gobierno de Estados
Unidos, con esas presiones, pone en apuro a sus amigos de Inglaterra, que están
en vísperas de unas elecciones; y pone al Gobierno inglés entre la espada y la pared: si no cede ante las
presiones americanas, se disgustan el señor Johnson y
el señor Rusk; y si cede ante las opiniones y ante
las presiones de Rusk y de Johnson
y no le venden a Cuba locomotoras y suspenden la posibilidad de vender
artículos a Cuba, entonces se disgustarán los electores ingleses.
Y el problema de Inglaterra —como el problema de todos
esos países europeos— es que tienen que competir con la industria americana,
necesitan mercados. Y así como nosotros
necesitamos mercados para nuestros productos, ellos necesitan mercados para sus
barcos, para sus camiones, para sus ómnibus, para sus locomotoras, para sus
grúas y para sus artículos industriales.
Por eso, esta política de los imperialistas es una
política torpe, es una política estúpida, una política insensata.
Pero, ¿quién nos va a hacer a nosotros historia de
estos señores? Tenemos el problema de
los U-2, tenemos el problema de las violaciones a nuestro espacio aéreo. Ustedes saben que este es un problema viejo,
ustedes saben que este problema viene desde la crisis de octubre. Desde hace 18 meses el Gobierno de Cuba ha
estado protestando de las violaciones al espacio aéreo y advirtiendo que no
está en disposición de tolerar esas violaciones.
A raíz de la crisis de octubre, estos señores no se
contentaban con volar solo a 30 000 metros, sino querían estar volando sobre
las cabezas de nuestros artilleros antiaéreos.
Nuestras armas antiaéreas no alcanzaban más allá de algunos miles de
metros, y nosotros advertimos que los vuelos rasantes se suspendieran, y
nuestros artilleros antiaéreos recibieron órdenes de disparar contra todo avión
militar extranjero que volara rasante sobre nuestro territorio, hasta donde
alcanzaran nuestras armas antiaéreas (APLAUSOS). Nuestros artilleros recibieron la orden y la
cumplieron, ¡la cumplieron!
(APLAUSOS.) Y cuando vieron las
balas de nuestras armas, vieron que no estábamos bromeando, vieron que
estábamos hablando en serio.
Porque, ¿qué pretendían? Desmoralizarnos volando sobre la cabeza de nuestros
soldados y de nuestros artilleros.
Bien. Esa era una cosa
intolerable, era una cosa inaceptable.
Se lo advertimos y se lo dijimos.
Y, efectivamente, se dio la orden y se cumplió; nuestras armas no
llegaban más lejos.
Ellos entonces siguieron volando a 20 000, 25 000
metros de altura, adonde no llegaban nuestras armas.
Pero el Gobierno de Estados Unidos sabía que el
Gobierno soviético nos había entregado a nosotros un armamento moderno,
eficiente, para defender el espacio aéreo, y durante año y medio se han estado
entrenando nuestros hombres en el manejo de esas armas (APLAUSOS).
Ellos saben perfectamente bien cuál es la posición de
Cuba respecto a las violaciones del espacio aéreo, y ellos saben también cuál
es la posición del Gobierno de la Unión Soviética con respecto a las
violaciones al espacio aéreo (APLAUSOS).
Ellos alegan distintas razones, ninguna de las cuales tiene base real, ni base moral, ni base legal; ellos dicen
que tienen derecho a volar porque nosotros no permitimos la inspección. ¿Y quién les ha dicho que nosotros tenemos la
obligación de permitirles que inspeccionen nuestro territorio? (APLAUSOS.)
Nosotros no hemos aceptado por parte de los imperialistas inspeccionar
nada de lo que ocurra dentro de nuestra frontera soberana, nada en lo que se
refiera a los pasos que da nuestro país para fortalecer su defensa; nosotros no
aceptamos el derecho de los imperialistas a decir qué tipo de armas podemos o
no podemos tener. Y nosotros tenemos las
armas que creamos necesarias tener para nuestra defensa. ¡Y ese derecho no lo hemos renunciado! (APLAUSOS.)
A raíz de la crisis de octubre nosotros no aceptamos
la inspección; era nuestro derecho soberano, y legítimo como país
independiente. Pero eso ellos no lo
pueden alegar como pretexto, porque ellos no tienen ningún derecho a
inspeccionarnos, porque nosotros no nos comprometimos a ningún tipo de
inspección, porque nosotros no aceptamos ningún tipo de inspección.
Nosotros les dijimos: “Bueno, nosotros nos dejamos
inspeccionar si ustedes se dejan inspeccionar la Florida” (APLAUSOS). Inspecciones unilaterales aquí, ¡no! Pero cuando a raíz de la crisis de octubre el
Gobierno soviético y el Gobierno norteamericano llegaron a determinados
acuerdos, Estados Unidos comprobó que esos acuerdos a que habían llegado con la
Unión Soviética se habían cumplido; Estados Unidos comprobó que por parte de la
Unión Soviética se habían cumplido los acuerdos. Sin embargo, siguieron volando los U-2. Ellos también afirman que necesitan esos
vuelos para su seguridad; pues nosotros afirmamos que para nuestra seguridad
necesitamos que esos vuelos cesen (APLAUSOS).
Y como prueba de que es un acto simplemente para
humillar a Cuba, como es la pretensión de arrogarse el privilegio de violar el
espacio aéreo de un país soberano —y eso es lo único que pretenden—, ellos han
declarado que pueden hacer fotografías sin volar sobre Cuba; ellos han
declarado que pueden hacer fotografías con sputniks,
o con satélites de esos. Entonces, si
pueden tomar esas fotografías, ¿por qué violan nuestro espacio aéreo? ¿Para humillar a Cuba? Se equivocan: ¡Cuba no se dejará humillar! (APLAUSOS.)
Nosotros vamos a definir bien nuestra posición, porque
queremos que quede bien clara. Por ahí
hay un letrero que dice:
“Si quieren paz, con nuestro pueblo habrá paz; si quieren guerra,
no tenemos miedo a la guerra” (APLAUSOS).
Cualquiera pudiera pensar que nosotros somos amantes de la guerra, que
nosotros somos guerreristas. ¡No! Nosotros no somos guerreristas, nosotros no somos
enemigos de la paz; pero vamos a aclarar bien esto, vamos a aclarar
conceptos. Nosotros sabemos lo que es la
guerra, los sacrificios que la guerra impone, los dolores que la guerra impone,
el luto que la guerra impone. Nadie
puede amar la guerra. La guerra es algo
odioso, aunque se sabe que hay dos tipos de guerra: guerras justas y guerras
injustas. Si a nosotros se nos impone
una guerra injusta, si se hace contra Cuba una guerra injusta, ¡defendernos de
la agresión y defendernos de esa guerra es un acto justo, equivaldría a una
guerra justa! (APLAUSOS.)
Nosotros nunca invadiremos a nadie, nunca agrediremos
a nadie, nunca emplearemos nuestras armas contra ningún pueblo; somos enemigos
de la guerra. Pero eso no quiere decir
que si nos hacen la guerra nos cruzamos de brazos, porque entonces no nos
cruzamos de brazos. Y entonces, cuando
se nos impone esa guerra, se nos obliga a defendernos, peleamos, ¡peleamos!
No somos guerreristas, ni somos gallos finos, ni
tenemos un concepto romántico de la vida.
Somos marxistas, somos revolucionarios (APLAUSOS), somos realistas, pero
tenemos cosas muy sagradas; sobre una serie de cuestiones tenemos nuestras
ideas revolucionarias, nuestros conceptos, y hay cosas muy sagradas, y como
revolucionarios las defendemos y las sabemos defender.
Si se nos quiere implantar otra vez el régimen de
explotación del hombre por el hombre, preferimos que nos maten a todos antes de
aceptar que nos impongan otra vez ese régimen (APLAUSOS); si se nos agrede nos
tienen que matar, ¡pero peleando!
(APLAUSOS.) No tenemos ese
espíritu de resignación cristiana de que nos van a matar y nos dejamos
matar. Si nos quieren destruir, ¡nos
defendemos!, si nos atacan, ¡peleamos!; y si nos quieren matar, ¡matamos! (APLAUSOS.)
Es muy importante que los imperialistas no se
equivoquen con nosotros, es muy importante que sepan bien claramente nuestra
determinación. Y si se equivocan la
culpa será de ellos. Y es bueno que
sepan a qué atenerse sobre esto.
Nosotros llevamos 18 meses protestando contra las
violaciones del espacio aéreo, denunciando esos actos como actos ilegales,
actos criminales, actos violatorios de nuestra soberanía, y que esos actos
violan y menoscaban nuestra soberanía, y que Cuba no acepta ese menoscabo de
nuestra soberanía.
Ellos saben qué armas tiene Cuba, y ellos saben que se
ha estado entrenando nuestro personal durante todo este tiempo. Ellos saben que en un momento determinado
estaremos en condiciones de emplear esas armas.
Y, desde luego, ¿pensar que nosotros vamos a aceptar, sencillamente a
aceptar, que Cuba tenga que ser el único país del mundo, ¡el único país del
mundo!, sobre el cual tengan derecho a volar aviones militares de otra nación,
sencillamente porque esa nación tenga muchos ejércitos y muchas armas? ¡No!
¿Por una razón de fuerza?
¡No! Y Cuba no está defendiendo
aquí el derecho de Cuba, está defendiendo el derecho de todos los demás pueblos
del mundo (APLAUSOS); porque si se sienta el precedente de que un país por ser
poderoso tiene derecho a hacer trizas el derecho de otros pueblos y violar su
espacio aéreo, todos los pueblos del mundo estarían perdiendo, todos los
pueblos del mundo verían sus derechos peligrados por ese precedente. Luego, cuando defendemos este derecho de Cuba
estamos defendiendo el derecho de los demás países también. Y estamos seguros de que la opinión pública
mundial estará junto a Cuba, estamos seguros de que todos los pueblos verán que
la posición de Cuba es justa, que la posición de Cuba es moral, que la posición
de Cuba es legal (APLAUSOS).
¿Es una cuestión simplemente romántica? No, no es una cuestión romántica, ¡no es una
cuestión romántica!, no es un concepto romántico del derecho. Nosotros sabemos que si les permitimos eso a
los imperialistas hoy, mañana tenemos que permitirles otra cosa, y pasado
tenemos que permitirles otra cosa. ¡Y
nosotros no queremos que este pueblo aprenda a renunciar derechos que son
sagrados! (APLAUSOS.)
¿Es que acaso no nos importan los sacrificios, es que
acaso no nos importa la sangre del pueblo?
Sí, sí nos importa la sangre del pueblo y nos importa mucho; sí nos
duele la sangre del pueblo y nos duele mucho, porque, en definitiva, qué
sentido tienen nuestras vidas, si todo lo que hemos hecho lo hemos hecho por
eso, lo hemos hecho por el pueblo. Lo
que los revolucionarios hacemos lo hacemos por amor al pueblo, lo hacemos por
el bien del pueblo (APLAUSOS). Y los que
cayeron combatiendo y dieron su vida lo hicieron por amor al pueblo. Y las revoluciones se hacen para crear, no
para destruir.
Los jóvenes estudian, los obreros estudian, y el
pueblo trabaja para crear, para disfrutar de lo que ha hecho, disfrutarlo en
paz, disfrutarlo con dignidad. Y tienen
derecho a disfrutar de esa paz con dignidad los pueblos que no renuncian
derechos, los pueblos que no transigen con derechos que son sagrados.
El día en que todos los pueblos del mundo se reúnan y
digan que desaparezca la soberanía sobre el espacio aéreo, nosotros decimos: que desaparezca la
soberanía del espacio aéreo. Incluso, el
día que todos los pueblos del mundo se reunieran y dijeran: que desaparezcan las banderas,
nosotros diríamos con el mundo:
desaparezcan las banderas (APLAUSOS).
El día que los pueblos del mundo tuvieran una ley para todo el mundo,
nosotros acataríamos esa ley.
Pero mientras el concepto de soberanía exista como
prerrogativa de las naciones y de los pueblos independientes, y como derecho de
todos los pueblos, nosotros no aceptaremos la exclusión de nuestro pueblo de
ese derecho. Mientras el mundo se rija
por esos principios, mientras el mundo se rija por esos conceptos, y sean los
conceptos que tengan validez universal porque son universalmente aceptados y
consagrados por los pueblos, nosotros no aceptamos que se nos prive de ninguno
de esos derechos, nosotros no renunciaremos a ninguno de esos derechos
(APLAUSOS).
Y por lo tanto, ¡esa bandera, y ese cielo, y esa
tierra, los defenderemos al precio que sea necesario y al costo que sea
necesario! (APLAUSOS.)
¿Quiere esto decir que nosotros como gobernantes del
pueblo queremos llevar al pueblo a callejones sin salida? ¡No!
¿Que queremos llevar al pueblo a derramar su sangre por conceptos
personales? ¡No! Entiéndase de una vez que nosotros no
exponemos criterios personales, no exponemos sentimientos personales, porque en
aras de sentimientos personales nosotros nunca sacrificaríamos una sola gota de
sangre de nadie.
No sería honesto, no sería justo que los hombres que
dirigen a los pueblos se desentiendan del pueblo para satisfacer sentimientos
exclusivamente personales.
Creemos que nosotros somos simplemente intérpretes del
sentimiento de la nación (APLAUSOS). Y
los dirigentes de la nación no son más que la nación, ni están por encima de la
nación; pero los dirigentes de la nación no estarán por debajo de la nación
(APLAUSOS). ¡Los dirigentes de la nación
estarán a la altura de la nación!
(APLAUSOS.)
¿Lo que he dicho significa acaso que nosotros seamos
unos irresponsables? (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”) ¿Que nosotros vamos a actuar de una manera
impremeditada (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”), de una manera
superficial? (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”) ¡No!, no seríamos dignos de estar aquí, no
seríamos dignos de contar con la confianza y con el apoyo de la nación
(APLAUSOS) .
La nación puede tener la seguridad de que el Gobierno
Revolucionario no la llevará a luchas estériles, no la llevará a sacrificios
que puedan evitarse. La nación puede
estar segura de eso. Las madres, los
padres, el pueblo entero debe saber que nosotros nos preocuparemos de la suerte
de sus hijos, como nos preocuparíamos de la suerte de nuestros propios hijos
(APLAUSOS); que nosotros no llevaremos irreflexiblemente
al combate y a morir a los jóvenes, tranquilamente, como si la sangre no
valiera nada, como si la vida no valiera nada, como si el trabajo del pueblo y
el fruto del esfuerzo del pueblo no valieran nada. ¡No!
Nosotros no somos de esos hombres, y el pueblo lo debe saber.
Esto es tan cierto y tan verdadero como lo otro, tan
cierto y verdadero como que nosotros sabemos dónde están los límites de cada
cosa y dónde están los límites que separan el amor a la paz y el sometimiento a
los enemigos de la paz y de la patria; que nosotros sabemos dónde están los
límites en que transigir es traicionar, en que ceder es perder.
Nosotros hemos sido pacientes, somos y seremos
pacientes. Nosotros hemos sido, somos y
seremos tolerantes. Nosotros no estamos
actuando irreflexivamente en este problema.
El Gobierno Revolucionario está dando todos los pasos de orden legal,
está dando todos los pasos de orden internacional, está dando y dará los pasos
que sean necesarios. Acudiremos a todos
los trámites para resolver este problema de las violaciones de nuestro espacio,
para hacer desistir a los imperialistas de ese acto piratesco y bandidesco —que ellos quieren convertir en ley— sobre
nuestro país, y que no aceptamos. Pero
los imperialistas deben saber, deben saber sin que les quede ninguna duda, que
esos vuelos tienen que cesar, que al final de este esfuerzo esos vuelos tendrán
que cesar (APLAUSOS).
Nosotros recurriremos a los medios legales
internacionales discutiendo este problema; lo llevaremos ante la opinión del
mundo, lo llevaremos ante los organismos que sean necesarios. Pero al final los imperialistas deben saber
que esos vuelos tienen que cesar (APLAUSOS).
¿Y por qué? ¡Porque no los
aceptamos! (APLAUSOS.) Y si todas las razones resultan inútiles, si
el argumento, la ley, el derecho y la moral resultan inútiles, nosotros
consideramos esos vuelos como agresiones armadas a nuestra soberanía, y como
tal repeleremos con las armas esa agresión (APLAUSOS PROLONGADOS Y
EXCLAMACIONES DE: “¡Fidel, seguro, a los
yankis dales duro!”).
Hay otros problemas más viejos, como es el problema de
la Base (EXCLAMACIONES). La Base estaba
ahí cuando la Revolución triunfó, es un problema viejo que viene desde hace
medio siglo; hemos declarado cuál es nuestra posición sobre el problema de la
Base, hemos declarado que nosotros nunca acudiríamos a la fuerza para resolver
el problema de la Base, y esa ha sido siempre la posición del Gobierno
Revolucionario. Porque como conocemos a
estos imperialistas, que son unos descarados (EXCLAMACIONES), nosotros hemos
seguido la política de no facilitarles pretextos para sus planes. Y el problema de la Base es un problema
viejo, que podemos tomarnos todo el tiempo que sea necesario para discutirlo y
para resolverlo, porque era un problema, un mal viejo que se encontró la
Revolución al llegar al poder. Nosotros
entendemos que es ilegal, nosotros entendemos que ningún país puede mantener
una Base en el territorio de otro por la fuerza, pero es un problema de
naturaleza distinta que el problema de las violaciones del espacio aéreo, es un
problema de naturaleza distinta.
No voy a decir que si los gringos de la Base quieren
meterse hasta Guantánamo, los vamos a dejar entrar, ni mucho menos; no quiere
decirse que les vayamos a estar tolerando provocaciones como las del otro
día. ¿Comprenden? Porque la paciencia tiene su límite, y más
allá de ciertos límites no se puede jugar con la paciencia de un pueblo. Pero el problema de la Base es un problema de
otra naturaleza. El problema del espacio
aéreo es un problema muy distinto, es una violación descarada, no pueden alegar
ningún tratado, porque ellos alegan supuestos tratados, tratados que les
impusieron a la nación cubana para apoderarse de ese pedazo de nuestro
territorio; pero el caso de la violación del espacio aéreo es una violación tan
flagrante, tan descarada, tan piratesca y tan bandidesca,
que constituye un problema de una índole y de una naturaleza muy distinta.
¿Cómo han respondido los imperialistas a nuestras
protestas sobre los vuelos de sus aviones?
Pues concentrando aviones de bombardeo, concentrando aviones de combate
al sur de Estados Unidos, amenazando con un ataque, movilizando aviones. Si los imperialistas creen que nos van a
asustar, permítannos los imperialistas que nos sonriamos de sus aviones
(APLAUSOS y EXCLAMACIONES). Se ve que no conocen a los cubanos, se ve que
tienen un concepto despectivo de los pueblos latinoamericanos; consideran a los
pueblos latinoamericanos pueblos inferiores, pueblos despreciables, incluso
consideran cobardes a nuestros pueblos latinoamericanos. Tienen ese concepto.
¿Para qué movilizan a los aviones? ¿Para intimidarnos? No lo van a conseguir. ¿Para atacarnos? Bueno: pues tendrán que pelear. Si a consecuencia de la defensa de nuestros
derechos legítimos, sagrados, indiscutibles, los imperialistas responden con
nuevas violaciones y nuevas agresiones, entonces los imperialistas pretenden
plantearle a este país un problema de honor, pretenden poner a este país en una
disyuntiva, en una disyuntiva de la que este país no saldrá deshonrado, de la
que este país no saldrá desacreditado. Y
los imperialistas se están comprando el peor problema que se puedan haber
buscado en toda su vida.
Porque no voy a hablar ya de los problemas
internacionales; no quiero que nadie piense que si nosotros decimos aquí las
cosas con claridad, si aquí nosotros hablamos con dignidad, lo hacemos porque
nos sintamos impunes, lo hacemos a costa de otros países o de otros pueblos, lo
hacemos a costa de la amistad y de la solidaridad de la Unión Soviética. ¡No!
(APLAUSOS) Cuando hablamos así,
hablamos por Cuba y hablamos en nombre de Cuba (APLAUSOS PROLONGADOS).
No hablamos pensando en cohetes intercontinentales,
porque si nosotros habláramos aquí amparados en cohetes, ¿qué sentido tendría
nuestra palabra, qué seriedad tendrían nuestros pronunciamientos? Si nosotros habláramos así porque pensáramos
que un ataque a Cuba sería una conflagración mundial, pudiera llamársenos
irresponsables el día que derribáramos uno de esos aviones. Y el día en que nosotros decidamos
restablecer el derecho soberano de Cuba violado por esos aviones, no lo hacemos
pensando en conflagraciones mundiales, ni lo hacemos pensando en cohetes
estratégicos, ¡lo hacemos pensando en nuestra sangre, lo hacemos pensando en
nuestra fuerza, lo hacemos asumiendo nosotros la responsabilidad y los riesgos! (APLAUSOS.)
Este no sería un pueblo digno si cuando adopta
actitudes en defensa de su dignidad y de su soberanía, lo hiciera cómodamente
amparado en las fuerzas de otros países.
Cuando se trata de defender nuestra soberanía y nuestra dignidad,
nosotros ni contamos qué fuerza es la del enemigo ni contamos qué fuerza es la
nuestra. Lo único que contamos es que
tenemos el deber de defender ese derecho, y que sabemos cumplir ese deber y que
estamos dispuestos a cumplir ese deber (APLAUSOS), porque es el derecho nuestro
y es la dignidad nuestra.
Los imperialistas, sin duda que tienen más cañones,
más aviones y más cosas que nosotros, pero más razón y más derecho no lo tienen
y, por lo tanto, más valor que nosotros no tendrían jamás (APLAUSOS). Porque el valor no es un concepto animal, un
concepto biológico; el valor es un concepto moral, el valor es un concepto
espiritual. No hay pueblos más valientes
que otros, ni hombres más valientes que otros.
El valor, como concepto moral y como concepto espiritual, nace de la
razón, de la fuerza que lo inspira, de la justicia, del derecho, de las
aspiraciones legítimas de los pueblos. Y
por eso, los que nos atacaran a nosotros nunca tendrían ni la sombra de nuestro
valor para combatir contra nosotros (APLAUSOS).
Nosotros no pensamos solo en la alternativa de
combates frontales si nos atacan; si nos atacan libraremos combates frontales
con nuestras armas adecuadas para combates frontales, pero al mismo tiempo nos
prepararíamos para una lucha larga, una lucha que no terminaría nunca para el
enemigo. Nosotros conocemos a este
pueblo, las fuerzas morales y revolucionarias que lo inspiran, y nosotros
sabemos que este pueblo podrá ser invadido, ocupado incluso, ¡pero jamás
vencido, jamás derrotado!
(APLAUSOS.)
Mientras los imperialistas nos amenacen, nosotros
debemos estar preparados no solo para librar combates frontales, sino para la
lucha clandestina y combates irregulares.
Imagínense que los imperialistas nos invadieran, que por la fuerza del
número y a un precio muy alto lograran ocupar el territorio, ¿terminaba ahí la
lucha? (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”) ¡No!, terminaba una fase de la lucha y
empezaba otra, en las ciudades, en los campos y en todas partes
(APLAUSOS).
Por eso, nuestro Partido y nuestras organizaciones de
masas, y nuestro pueblo revolucionario, tienen que estar preparados para todas
las fases, ¡para todas las fases! Solo
convencidos de esto, solo sabiendo esto —y por eso es que podemos llamarnos un
pueblo invencible— empezaría entonces la lucha contra los gringos aquí adentro;
contra gringos, chivatos y esbirros de los que se fueron (EXCLAMACIONES),
empezaría una lucha larga, en que van a tener que enfrentarse con un pueblo de
verdad. Eso es cuando ya no quedara una
sola unidad organizada. Nuestro pueblo
tiene que estar preparado para esa contingencia en todas sus formas.
¿Cuándo terminaría esa lucha? ¡Nunca!
¿Quién la dirigiría? ¡El Partido,
el Partido! (APLAUSOS.) Ya entonces la dirección del Partido sería la
única forma insustituible, porque los hombres caen, los hombres mueren en la
lucha, y nunca ningún pueblo combatiente debe depender de hombres, sino de
instituciones, de organizaciones.
Si los imperialistas invadieran este país, ustedes
tendrían que contar que la mayor parte de nosotros, los dirigentes de hoy,
desapareceríamos en esa lucha, ¡pero queda el pueblo y quedaría el
Partido! (APLAUSOS.) No habría que preguntar por nombres, ni por
hombres, porque cada uno de nosotros cumpliría su deber en la forma que deba
cumplirlo, y lo cumpliremos bien.
Mucho más importante que para nosotros saber que este
pueblo no se rendiría nunca, es importante que el pueblo lo sepa, es importante
que cada combatiente lo sepa, y por eso decimos que somos un pueblo invencible;
y no hablamos pensando sino en nuestra fuerza, no hablamos pensando sino en
nosotros. Y por eso este pueblo es digno
del mayor respeto, y por eso a este pueblo tendrán que respetarlo hasta sus más
encarnizados enemigos (APLAUSOS). Es un
pueblo que comprende el valor de la paz, es un pueblo que comprende la tragedia
de la guerra, que ama la paz y odia la guerra y, sin embargo, es un pueblo
capaz de derramar hasta su última gota de sangre en defensa de su patria y de
su causa (APLAUSOS).
¡Así es nuestro pueblo, así es el pueblo de Martí, el
pueblo que luchó 30 años por su independencia!
(APLAUSOS.) ¡Así es el pueblo de
Maceo! (APLAUSOS.) Y los derechos, los derechos que este pueblo
ha conquistado y que este pueblo defiende no son derechos heredados, no son
privilegios concedidos, ¡son derechos conquistados luchando, derechos
conquistados peleando! (APLAUSOS.) Estos derechos no nos los ganamos en una
lotería ni son el resultado del azar, sino el resultado de la historia, el
resultado de toda la vida de una nación.
¡Y esos derechos que nos hemos ganado los sabremos mantener, los
sabremos defender!
Queremos un mañana próspero, pacífico y feliz; lo
deseamos con lo más profundo de nuestros corazones. Queremos ver la obra de nuestro trabajo y de
nuestro esfuerzo; lo deseamos hondamente.
Pero si nos obligan a luchar, y nos obligan a hacer los más
inconcebibles sacrificios, no sería culpa nuestra, ¡no sería culpa
nuestra! Y de las cosas que no sean
culpa nuestra nunca debemos sentirnos apesadumbrados.
¡Si la vida nos brinda triunfos y éxitos, vengan los
triunfos y vengan los éxitos que ganemos con dignidad y con honor; si la vida
nos brinda sacrificios y lucha, bienvenidos sean el sacrificio y la lucha,
porque eso es lo que la vida nos brinda con dignidad y con honor! (APLAUSOS.)
Por eso podemos volver todos a nuestras casas
tranquilos, serenos, felices, encarando con resolución y con serenidad el
porvenir, con alegría y con optimismo el porvenir, conscientes de nuestra
fuerza, de la fuerza de nuestros principios, del prestigio de nuestra
causa.
Y mientras tanto, se escuchan algunas voces de
falderillos, de gusanillos, que desde Miami proclaman que pronto estarán
combatiendo aquí (EXCLAMACIONES DE: ”¡Que vengan!”); jefecillos de
grupitos de vendepatrias, amamantados por ese
imperialismo feroz y sangriento. Hablan
de llamados a las armas y hablan de desembarcos. Y creo que mala hora van a escoger, ¡mala
hora!
Ellos piensan que como nuestros soldados están en los
cañaverales nadie les va a salir al paso.
Pero esa gente no merece más que una ligera mención. ¿Qué nos importan los pelagatos esos? (RISAS y
EXCLAMACIONES) Si los lobos que los
amamantan no nos importan, si las víboras que los incuban no nos importan,
¿cómo nos van a importar ellos; esos vendepatrias,
armados por los imperialistas, entrenados por los imperialistas en distintos
países de América Central, que dicen que les han estado enseñando guerra de
guerrillas?
Nosotros les vamos a enseñar lo que es el “cross
country” ese (RISAS y
EXCLAMACIONES). El “cross country” es
una carrera larga (RISAS), ciertas competencias que el INDER organiza, que
corren 20, 30 kilómetros. ¡Van a romper
todos los récords de todas las olimpíadas!
(APLAUSOS.)
Estos señores tienen una cosa en la mente. Ustedes se recordarán cuando los agarramos lo
que decían: “Yo
no sabía...”, “yo creía...”, “A mí me habían dicho...”, “Miren, por su
madre...”, “Que de verdad, que yo le juro...”
(RISAS), “Que me decían que la milicia se unía, que lo otro se unía, que
todo el mundo se unía...” (RISAS). Después llegan aquí, y donde creen que los
van a recibir con flores los reciben con toda clase de fuegos de todos los
colores, con fuegos que no son precisamente artificiales (RISAS), balas de
todos colores. Porque esto es como quien
está esperando un león y se le aparece un ratón (RISAS). Nosotros estamos esperando. No voy a decir que los imperialistas son
leones, para nosotros son también unos ratones a la hora de combatir (RISAS Y
APLAUSOS).
Esto pasaba con los guardias de Batista: aquel ejército invencible,
aquel ejército que dondequiera que llegaba acababa, y nosotros éramos cuatro
gatos, y los cuatro gatos poco a poco aprendieron a ir acabando con aquel
ejército. Siempre eran treinta veces más
que nosotros, cuarenta. ¿La cuenta? Se perdía la cuenta. Y lo mismo los imperialistas. Pero, en definitiva, tenemos fuerzas para
enfrentarnos a fuerzas poderosas.
Claro que los ratones usan ciertas tácticas: tratan de abrir un
huequito por abajo y “colarse” (RISAS).
Ellos piensan que siendo tan ratoncitos pueden pasar desapercibidos, que
se pueden filtrar por nuestras costas, hacer guerritas de guerrillas, y siempre
les pasa lo mismo. No es lo mismo hacer
una guerra de guerrillas contra los enemigos del pueblo que hacer una guerra de
guerrillas contra el pueblo. Ejemplo el
de nosotros: una
guerra de guerrillas contra los enemigos del pueblo; Viet Nam del Sur: una guerra de guerrillas del pueblo
vietnamita contra los enemigos del pueblo (APLAUSOS).
En cinco años de Revolución no se sabe lo que los imperialistas
han gastado tratando de organizar bandas, filtraciones, los recursos que han
empleado; se les ha derretido los sesos a la gente de la CIA. Y, sin embargo, en cinco años ¿qué?
Para destruir a Batista los hombres del Ejército
Rebelde necesitaron apenas 25 meses (APLAUSOS).
En cinco años los imperialistas no han podido hacer el menor progreso, y
más bien han ido retrocediendo y retrocediendo cada día más en los planes de
promover aquí luchas intestinas, en los planes de promover bandas contrarrevolucionarias. ¡Y han fracasado!
Bueno, no quiero que esos señores vayan a pensar que
nosotros tenemos interés en meterles miedo; más bien, de veras, nosotros somos
un poco más hospitalarios y nosotros lo que sinceramente deseamos es que vengan
(APLAUSOS). Y de veras que la próxima
vez, la próxima vez no los devolvemos ni por toda la tetraciclina
y penicilina y todas las medicinas que haya en Estados Unidos (RISAS Y
APLAUSOS).
Porque aunque entendemos que fue correcto, fue
correcto de veras hacerles pagar a los imperialistas un buen impuesto de guerra
por esos mercenarios, la próxima vez —bueno, que ellos no digan después que no
están advertidos—, no les podremos aplicar la misma medicina, y los vamos a
tratar un poquito más duro (DEL PUBLICO LE DICEN ALGO). No, no, que busquen otro ya, que busquen
otro. Se los estamos devolviendo y los
mandan otra vez para acá. Bueno: ya estamos
aburridos de estar en el juego ese...
(APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE: “¡Paredón!”).
Así que no tendría nada de extraño que en los próximos
meses tengamos que tirar algunos tiritos salteados por ahí, cazando ratones de
esos, de los que están preparando para organizar bandas y que han estado
entrenando en selvas. Lo único que aquellas
selvas no tienen milicianos ni soldados rebeldes, ni nada de eso
(EXCLAMACIONES). No es lo mismo andar
allá con unos cuantos yankis de instructores...
Y yo no sé qué demonios les van a enseñar los yankis, porque los yankis
la guerra de Viet Nam del Sur la tienen perdida (APLAUSOS); qué les van a
enseñar a los contrarrevolucionarios estos en materia de guerra.
Entonces, los estamos esperando, los estamos
esperando. Pero son pocas glorias las
que se ganan exterminando los parásitos; nosotros estamos preparados para
glorias más grandes que esas. No da
gusto ese tipo de gloria. Pero bien, si
ellos lo quieren, ¡qué se va a hacer!
Así que, yo creo que estas eran las cosas más
importantes que teníamos que tratar hoy para estar claros, para estar bien
orientados. No son las únicas cuestiones
que nos interesan. Nosotros no debemos
abandonar nuestro trabajo. Nosotros no
debemos bajar la guardia militar, pero tampoco bajar la guardia en la
producción, no bajar la guardia en la producción.
Y sinceramente que en estos cinco años nuestro pueblo
ha ido acumulando experiencias, experiencias sobre todas las cosas, las que
están bien y las que están mal, sobre nuestras eficiencias y nuestras
deficiencias. Y tenemos mucho que hacer
en todos los órdenes.
Un detallito nada más, por estar aquí principalmente
los obreros de la capital, que quería explicarles. Ultimamente se han hecho algunas
distribuciones hacia el interior de la república. Se ha afectado —aunque en medida muy pequeña—
la capital en ciertos abastecimientos.
El problema de los pollos —¿y vamos a tener
miedo a hablar de pollos aquí?
(EXCLAMACIONES DE:
“¡No!”)—, que efectivamente había distintos criterios, y se
adoptó el criterio de destinar la cuota correspondiente a los niños. ¿Por qué?
Hay algunos planes que nosotros hemos explicado; por ejemplo, en el
sector avícola estamos desarrollando no la producción de carne, sino de huevos,
y hemos prometido que para el mes de enero la producción será tal —y no me paro
aquí si no es verdad eso; digo, si no pasan otras cosas más graves, ¿no?— que
para el mes de enero del año que viene tenemos una producción de 60 millones
mensuales, y con lo cual entendemos que alcanzará para la libre distribución, y
si no alcanza, tenemos condiciones para aumentarla rápidamente más todavía. Y ya empezaremos algunos artículos como
ese.
Hemos decidido mejor desarrollar primero un sector;
después, el otro. Mientras tanto, está
congelada en los niveles actuales la producción de carne de ave, que, como
ustedes saben, es más cara, hay que alimentarla con pienso que hay que
importar.
Parejamente con eso se está haciendo un gran
desarrollo ganadero. Claro que los
resultados no los vemos de un mes para otro; lleva años, pero se está
trabajando muy intensamente, y ya veremos los frutos de ese trabajo.
Pero yo no les voy a estar hablando aquí de problemas
técnicos y eso; es un poco tarde. Solo
quería decirles que, mientras llegue el mes de enero, todos los aumentos en la
producción de esos artículos vamos primero —los aumentos— a enviarlos al
interior de la república (APLAUSOS). Es
decir, que la producción va a ir en aumento de algunos de esos productos, como
la producción de huevos; pero primero los vamos a vender por la libre en
Oriente, después en Camagüey, después en Las Villas, después en Matanzas y
después en las dos provincias occidentales (APLAUSOS).
¿Por qué vamos a empezar por las provincias del
interior? Porque los trabajadores de la
capital deben comprender que es justo que se haga eso, que es justo que se
mejoren los abastecimientos en el interior de la república. ¿Por qué?
Porque, en realidad, la capital de la república tenía los mejores
ingresos, y, por lo tanto, tenía históricamente un consumo más alto. Y así, la población de la capital recibe más
carne que el resto de la isla, y en general tiene una distribución mucho
mejor. Y es justo que los aumentos de
producción se envíen al interior del país primero; antes de aumentar los
niveles de consumo de La Habana, debemos emparejar los niveles de consumo de Oriente
(APLAUSOS).
Claro está que no me refiero a la población que vive
en el campo, porque la población que vive en el campo no necesita libreta;
cría, produce, tiene todas las cosas que necesita. Pero, sobre todo, nos referimos a los
trabajadores del interior, a la población urbana del interior de la república,
a Santiago de Cuba, a Holguín, Camagüey, a las poblaciones urbanas del
interior, que no tienen los mismos recursos que tienen los campesinos, los
pequeños agricultores en el interior.
Y es justo que, antes de aumentar los consumos en la
capital, aumentemos los actuales consumos en el interior del país.
Miren: La Habana tiene 60 000 obreros
comiendo en los comedores obreros, miles y miles de niños en comedores
escolares; tiene más restaurantes y consumo social que ninguna otra ciudad de
la república, y además tiene consumos individuales más altos. Por eso, es justo incluso, alguna pequeña
restricción, como se hizo con la cuestión de los pollos, que fue lo que se
restringió.
Hay que tener en cuenta el daño que el ciclón hizo en
Oriente, cómo acabó con las aves de corral, cómo acabó con las viandas. Y no era cuestión de ayudar a Oriente
solamente en los días de ciclón; durante todo este año, todavía tenemos que
seguir ayudando a Oriente y a las zonas afectadas por el ciclón (APLAUSOS).
Ustedes comprenderán que esto es justo, si tienen en
cuenta que en Oriente, Camagüey y Las Villas, por ejemplo, se produce la mayor
parte de las divisas que ingresan en el país.
Ustedes no tienen la culpa de vivir en La Habana, ni
tienen la culpa de que La Habana sea una ciudad demasiado grande en una
provincia pequeña, que no tiene ni ríos; una ciudad que ha crecido
extraordinariamente, planteando problemas de agua y planteando problemas de
todo tipo. Ustedes no tienen la
culpa.
Es indiscutible que, si fuéramos a planificar la
república desde el principio, no habríamos hecho una ciudad tan grande aquí,
desde luego; y las industrias hubieran estado mejor distribuidas. Pero estas son realidades que existen.
Ahora bien: el interior del país produce la mayor
parte de las divisas que el país recibe; todo lo que nosotros importamos lo
pagamos, principalmente, con divisas que produce el interior del país.
En la capital no producimos muchas divisas,
desgraciadamente, y, sin embargo, consumimos muchas, muchas divisas en la
capital del país. Porque ustedes,
incluso, cuando van a un cine están consumiendo divisas, cuando montan en un
automóvil, en un ómnibus, en dondequiera, que eso no lo tiene el hombre de campo,
no lo tiene el obrero agrícola del interior.
Por eso, yo estoy seguro de que los trabajadores de la
capital —yo no voy a decir los burgueses, los burgueses no van a entender esto
más nunca—-, ustedes, obreros, sí lo entienden; ustedes, trabajadores, sí lo
entienden (APLAUSOS); ustedes, trabajadores
de la capital, comprenden que es justo que el Gobierno ponga el acento de su
preocupación en mejorar los abastecimientos en el interior del país, en igualar
los abastecimientos del interior del país con los abastecimientos de la capital
de la república (APLAUSOS).
Y de veras que ansiamos el día en que los trabajadores
de Santiago de Cuba y de todo el interior del país puedan tener los mismos
niveles de consumo que los trabajadores de nuestra capital. Esa es una aspiración de nuestra Revolución,
y una aspiración justa de nuestra Revolución.
Y por eso a ustedes, trabajadores, a ustedes, obreros
de la capital, se les puede explicar esto sabiendo que lo entienden. Nosotros no tenemos temor a explicar ningún
problema; no debemos tenerlo nunca, porque nosotros sabemos que todas las cosas
que se le explican al pueblo claramente, el pueblo las entiende. El pueblo sabe que hacemos el máximo, el
pueblo sabe que nos desvelamos, y que vivimos perennemente en la preocupación y
en el deseo de mejorarlo todo, de producir más, de organizarlo mejor todo, de
administrarlo mejor todo. Ese es nuestro
deseo, nuestra preocupación, por esas cosas nos desvivimos.
Y si un día, si cualquier día vemos que no tenemos
todavía todo lo que necesitamos y todo lo que queremos, es porque no podemos,
es porque no podemos. Nosotros no somos
un país que heredara grandes riquezas: heredamos un país con mucho
analfabetismo, un país subdesarrollado, un país sin desarrollo técnico; y todo
eso lo tenemos que hacer nosotros. Por eso
ustedes ven cuántas escuelas, cuántas universidades, cuántos institutos, porque
estamos preparando al pueblo, porque no es un problema de tener fábricas. Si pudiéramos por arte de magia tener 1 000
fábricas de repente, ¿qué íbamos a hacer con ellas?, ¿quién las manejaba?,
¿quién manejaría sus máquinas?, ¿quién manejaría sus tornos? Eso solo puede ser posible cuando tengamos
decenas de miles de ingenieros, de técnicos universitarios, de obreros
altamente calificados.
De ahí la importancia de la educación, de la
instrucción y de la educación técnica del pueblo. A veces, cuando hemos tenido la desgracia de
que se ha quemado una fábrica o algo, nosotros preguntamos: ¿Se quemó algún obrero?, ¿no se quemó
ningún obrero? Lo más importante de
cualquier fábrica no es la fábrica, sino el obrero que la sepa manejar
(APLAUSOS). Lo más importante no es el
instrumento de trabajo, sino el hombre que maneja ese instrumento de
trabajo.
Y eso es lo que está haciendo nuestro pueblo hoy: estudiando, instruyéndose, aprendiendo la
técnica, desarrollando su economía en aquellos renglones en que tenemos hoy más
experiencia y más facilidades, y preparando las condiciones, que no está lejano
el día en que de esa universidad, y de las otras universidades, y de los institutos
tecnológicos de nuestro país, salgan por millares, y aun por decenas de miles,
los hombres más preparados, más capacitados, y no solo nuestros jóvenes, sino
nuestros obreros, nuestros trabajadores.
Yo quiero que ustedes sepan que en la universidad hay más de 1 000
alumnos en la facultad obrera, pero son muchos miles los que han solicitado
ingreso. Y es realmente impresionante el
interés por el estudio, el deseo de superarse y el deseo de capacitarse que
tiene hoy nuestro pueblo, y es una de las cosas verdaderamente que más nos
impresiona de la Revolución, porque lo más importante es el hombre, lo más
importante es el pueblo.
A nosotros podrán preguntarnos cuántas fábricas nuevas
hemos hecho, cuántos edificios nuevos, y podemos responder: hemos hecho todo lo que nos ha
permitido nuestra capacidad técnica, nuestros instrumentos de trabajo y
nuestros recursos económicos. Pero la
obra de la Revolución no se mide solo en su aspecto externo; hemos edificado
mucho más que eso, hemos construido mucho más que eso: tenemos un pueblo, un pueblo cada vez más
preparado, un pueblo cada vez más formado, un pueblo cada vez más consciente,
un pueblo cada vez más revolucionario.
Y por eso, a nuestros visitantes —que pueden ir a ver
nuestras escuelas, nuestros planes de estudio, nuestros planes económicos,
pueden ir a ver nuestros campos, pueden ir a ver lo que la Revolución ha hecho
externamente— les recordamos sobre todo que se fijen en la formidable, en la
gigantesca obra que la Revolución ha creado y ha construido en el pueblo.
Nuestra Revolución tiene muchas cosas interesantes,
muchas experiencias interesantes y útiles a todos los pueblos. Pero sobre todo nuestro país tiene algo
maravilloso, algo que hoy, Primero de Mayo, fiesta de los trabajadores, podemos
proclamar con orgullo:
¡Nuestro país tiene este pueblo, y este pueblo es lo más
admirable que la Revolución tiene!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(OVACION)