DISCURSO PRONUNCIADO POR EL
COMANDANTE EN JEFE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER SECRETARIO DEL PURSC y PRIMER MINISTRO DEL GOBIERNO
REVOLUCIONARIO, EN EL ACTO CLAUSURA DEL CURSO DE EDUCACION FISICA A LOS
MAESTROS DE ENSEÑANZA PRIMARIA, EN EL ESTADIO LATINOAMERICANO, EL 4 DE SEPTIEMBRE DE 1964.
(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS
DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)
Compañeras y
compañeros;
Maestras y
maestros:
Un gran paso de avance es el que se ha dado con este
curso.
Quiero explicarles —y esperaba precisamente esta
oportunidad— cómo surgió la idea del curso.
Y quiero aclararlo porque al principio hubo alguna confusión. En primer lugar... (EXCLAMACIONES DE: “¡No se oye!”) Si no se oye no tiene
remedio; el único remedio es tratar de hacer el mayor silencio posible.
De las conversaciones con el director del INDER y de
los compañeros que trabajan en ese frente se hacía evidente que nuestros
deportes necesitaban una base más sólida en la educación física de nuestra
juventud. En las competencias
internacionales y en los eventos deportivos en general, en nuestro país, al
igual que en otros países, se había podido observar que ciertas deficiencias en
nuestros atletas eran consecuencia de la falta de la educación física a la edad
en que, precisamente, deben comenzar a desarrollarse los músculos y las
condiciones físicas del ser humano, es decir, desde niño.
Se decidió hacer algo en ese sentido para tratar de
llevar la educación física a la escuela primaria. Surgió la idea de introducir, como una
asignatura más en las escuelas de formación de maestros, la educación física y
los deportes, de manera que todos los maestros que se graduén
en el futuro como profesores de enseñanza primaria se graduasen también como
profesores de educación física y deportes (APLAUSOS).
Eso no resultaba una tarea difícil. Y no resultaba una tarea difícil puesto que
para ello se requería solamente preparar los programas y enviar a los
profesores de educación física a nuestros centros de formación de maestros;
primero, al Instituto Pedagógico Makarenko, a la
escuela de maestros en el primer ciclo de Topes de Collantes y a la escuela prevocacional o vocacional —según el caso— de las Minas del
Frío.
Es decir, que a largo plazo el problema quedaba
resuelto: cada maestro recibiría, además
el título de Profesor de Educación Física, para juntar en una sola persona al
maestro de instrucción primaria y al profesor de educación física; única
solución posible, puesto que se considera la educación física parte esencial de
la educación integral de los niños.
Pero quedaba una gran laguna: qué hacer con nuestros niños en la
actualidad, qué hacer con el 1 300 000 niños que las organizaciones
educacionales se proponían matricular en nuestra escuela primaria. Un millón trescientos mil niños cubanos iban
a quedar sin educación física. Y parecía
que eso era un problema insoluble.
Pero en la Revolución no hay problemas
insolubles. También el analfabetismo
parecía un problema insoluble y, sin embargo, se encontró solución; y una
solución eficaz, y una solución que aportó resultados verdaderamente
extraordinarios.
¿Qué hacer?
Entonces surgió la idea de organizar un cursillo de educación física
para los maestros en ejercicio de la enseñanza primaria.
Desde luego que esta idea no se habría podido llevar a
cabo al principio de la Revolución; esta idea solo se habría podido llevar a
cabo en esta ocasión, después de cinco años de revolución, cuando el Ministerio
de Educación cuenta con una enorme capacidad para albergar estudiantes y cuando
el Instituto de Educación Física y Deportes cuenta con un gran número de
cuadros para que pudieran llevar a cabo ese cursillo.
Nosotros consultamos con esos compañeros, y ellos
informaron que estaban en condiciones de realizar el cursillo.
Era, naturalmente, una tarea grande. Se requería un gran esfuerzo de
organización.
Cuando esta idea surge fue aproximadamente dos o tres
meses antes de terminarse el curso. Y
entonces ocurrió un detalle, un detalle que se convirtió en un obstáculo. Los compañeros del Ministerio estaban
esperando que en una reunión con los maestros, con algún objetivo, se explicara
este plan, y en realidad nosotros estábamos un poco ignorantes de esa idea que
tenía el Ministerio, y como resultado transcurrieron los últimos meses del
curso, y ya organizado el curso, sin embargo, los maestros en general no tenían
conocimiento de ese cursillo. De ahí que
surgió la dificultad de que en el momento en que se anuncia, ya a finales de
curso, a principios de las vacaciones, algunos maestros o muchos maestros
tenían organizados sus programas de vacaciones; ese fue un inconveniente que
surgió, en el cual los maestros tenían toda la razón y que la culpa la teníamos
nosotros, los compañeros del Ministerio y yo (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”).
Sin embargo, era necesario decidir entre hacer o no
hacer el curso; hacerlo podría traer
algunas malas interpretaciones y algunos justificados descontentos. Pero, en definitiva, porque tenemos fe en
nuestros maestros, decidimos hacer el curso; y porque teníamos, además, la seguridad
de que iba a ser extraordinariamente positivo, tanto en el orden físico como en
el orden moral, para nuestros maestros, y que ellos comprenderían la
extraordinaria importancia que esto tendría para la realización de sus tareas
como maestros (APLAUSOS).
Dentro de aquella situación se adoptaron algunas
medidas, se transfirieron algunas vacaciones de agosto para julio, y se
resolvieron otros problemas tales como el caso de maestras que no tenían quien
les atendiera los hijos y para las que se organizó pues también una especie de
escuela infantil, de círculos infantiles, de manera que más de 1 000 niños
también pasaron el cursillo aquí en La Habana, en sus escuelas (APLAUSOS). Y tengo entendido que fueron muy bien
atendidos, y que ayer hubo un acto muy bonito que los niños que vinieron a esas
escuelas durante el cursillo les dieron a las madres, vísperas de finalizar
este curso.
Pero en fin, venciendo esas dificultades, el curso se
ha realizado, y según la opinión de todos los compañeros se ha realizado con
notable éxito (APLAUSOS). Y que el
entusiasmo de los maestros fue en aumento desde el primer día hasta el
final.
¿Quién me contó esto?
Bueno: pues
los maestros, porque en distintas ocasiones, accidentalmente, me encontré con
algunos de los grupos de maestros, y realmente yo pude observar que estaban muy
entusiasmados con el curso. Y, por eso,
tenemos en general una buena impresión.
Preguntaba cómo los atendían (EXCLAMACIONES DE: “¡Bien!”), y en general parece que los
atendieron bien; no pasaron muy mal estos días de curso (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”); los estudios eran soportables
(EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”); había
algunos problemitas, lógicamente, de orden social: los meses de vacaciones, algunos problemas de
orden social, algunos matrimonios, la separación, todas esas cosas
(EXCLAMACIONES). Pero, en general, pues
los obstáculos no fueron insalvables y en general pues se fueron resolviendo
todos esos problemas, y esperamos que nadie tenga problemas por eso y que, al
contrario, regresen ahora a sus hogares y después a las escuelas, y ustedes
puedan convencer a alguno que otro marido recalcitrante (EXCLAMACIONES), que yo
no voy a decir que con razón o sin ella
—posiblemente con razón— se iban a sentir un poco solos en esos días que
ustedes estaban en el curso (EXCLAMACIONES).
El hecho es que, gracias a este esfuerzo, 1 300 000
estudiantes de la enseñanza primaria, 1 300 000 niños cubanos, que es la meta
que piensan cumplir las organizaciones educacionales, podrán recibir educación
física. Y al lograr esto, tengo
entendido —si no nos han informado mal los compañeros del INDER— que Cuba será,
a partir de ahora, el primer país del mundo que lleva la educación física desde
el primer grado (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE:
“¡LPV, listos pa'vencer”, Y DE: “¡Fidel, Fidel, dinos qué otra cosa tenemos
que hacer!”). Bueno, yo se lo voy a
decir: ¡Ahora
tienen que hacer campeones! (APLAUSOS.)
Y si esto es así, si vamos a ser el primer país que
logre este ambicioso propósito, bien vale la pena que nos sintamos orgullosos
del esfuerzo y de la victoria alcanzada con esto.
La educación en nuestro país marcha a pasos
agigantados. Lo que se ha hecho en estos
cinco años habría parecido algo realmente imposible, primero abriendo aulas
suficientes para que todos los niños tuviesen escuelas. Tan pronto triunfa la Revolución 10 000
maestros que estaban sin empleo encontraron ocupación, y encontraron ocupación
simplemente porque era un deber de la Revolución y porque era una necesidad del
país, encontraron ocupación de una manera revolucionaria, sin que mediaran
favoritismos de ninguna clase, sin que ningún político les pidiera la cédula
electoral, sin que nadie tuviera que intervenir. Que muchas veces nuestros maestros se veían
sometidos a estos humillantes procedimientos, e incluso en el pasado muchos
maestros que llevan más tiempo recordarán cómo en ocasiones los funcionarios
les exigían el pago de determinadas cantidades de dinero para concederles un
aula.
Ya esos tiempos van quedando atrás que apenas se
recuerda, y por supuesto que no volverán jamás.
Luego fue necesario resolver el problema de las escuelas rurales de las
montañas y también se resolvió; luego fue necesario afrontar el problema del
analfabetismo, se afrontó y se resolvió; fue necesario resolver el problema de
la falta de centros de enseñanza secundarios, escuelas tecnológicas y
preuniversitarias en muchos pueblos del país, y fue resuelto este problema
mediante el plan de becas, gracias al cual unos 100 000 jóvenes están
estudiando becados.
Pero no bastaba lo que se había hecho, no bastaba la
erradicación del analfabetismo; era necesario llevar adelante la campaña de
seguimiento, y la campaña de seguimiento se llevó y se lleva adelante con
creciente impulso. Y así, 428 000
obreros y campesinos están asistiendo a los cursos de superación. Y este número impresionantemente grande
crece. Hay centros de trabajo donde un
porcentaje altísimo de trabajadores asiste a la escuela en la batalla por el
6to grado. Y ahora con este curso se
introduce la educación física y los deportes en la escuela primaria.
No quiere decir esto que el trabajo se vaya a
desenvolver en condiciones fáciles; bien saben ustedes las necesidades que
tenemos de locales, bien saben que a pesar de los innumerables edificios que se
han dedicado a escuelas, de los cuarteles que se han convertido en escuelas y
de las escuelas que se han hecho, cuántas necesidades de ese orden tenemos
todavía, cuántas escuelitas en condiciones precarias, sin áreas de
participación deportiva, sin campos de deportes, y muchas veces en condiciones
materiales duras para impartir la enseñanza.
Pero eso no debe desanimar a ninguno de ustedes, no;
porque la gimnasia, el deporte, cuando no se puedan hacer en un área de
participación deportiva... no voy a
decir que en una calle se podrá jugar pelota, pero sí se puede hacer
gimnasia. Y cuando los maestros no
tengan área de participación deportiva, se ponen de acuerdo con las
organizaciones, se ponen de acuerdo con las autoridades, y a determinadas horas,
en aquellas calles que no sean muy transitadas, pueden organizar sus enseñanzas
de educación física (APLAUSOS).
Aquí tenemos delante los textos que han preparado los
compañeros del INDER y del Ministerio de Educación, y con los cuales ustedes
llevan material que les permitirá recordar lo que han aprendido, y que los
ayudará a realizar esa tarea. Aquí
están, por ejemplo, los fisminutos escolares —estoy seguro de que todos los muchachos
los recibirán con agrado—, los fundamentos de los deportes escolares, la
gimnasia artística y el manual de juegos.
(LE DICEN ALGO
AL DOCTOR CASTRO)
Sí, precisamente eso me habían dicho los compañeros,
que ustedes van con todos los textos.
Pero esto no es suficiente, ellos tienen que seguir dándoles a ustedes facilidades
de todo tipo para que ustedes estén al día en todas estas cuestiones; porque
ustedes saben que a veces las reglas del juego se cambian y hay que estar bien
informado.
(LE DICEN ALGO AL DOCTOR CASTRO)
¿El qué?..
(VOCES: “¡Los
silbatos!”) ¡Ah!, el silbato. Vamos a ver si se lo piden a los reyes y para
el 6 de enero le consiguen un silbato a cada una de las maestras.
Nosotros estamos seguros de que los muchachos van a
recibir esto con mucho agrado. Y todas
estas cuestiones, el resultado de todo esto, los frutos de todo esto, se pueden
apreciar en determinados momentos, como fue en vísperas del 26 de julio pasado
el desfile deportivo, que constituyó un acto verdaderamente impresionante;
posiblemente algunos de ustedes lo vieron, otros lo pudieron ver por
televisión. Y calculen qué será cuando
masivamente todos los niños puedan participar de ese tipo de actividades.
Y así, con estas perspectivas, se clausura hoy este
curso, y fue necesario este estadio para el acto. ¿Por qué un estadio? Por dos razones: primero, porque los maestros querían
hacer una demostración de lo que habían aprendido y que, por cierto, lo
hicieron muy bien y los felicitamos; segundo, porque no había otro local para
poder reunir a tantos maestros.
Esto significará un gran auge para la salud y para las
condiciones físicas de nuestros niños y de nuestros jóvenes; significará
beneficios inapreciables, de lo cual siempre estarán agradecidos a sus
maestros. No basta con que formemos mentalmente
a los jóvenes y a los niños, hay que formarlos físicamente. De manera que aun para los estudios siempre
estarán en mejor disposición de ánimo, y siempre estarán en mejores condiciones
de salud. Crecerá una juventud fuerte y
saludable, y toda la nación se beneficiará de eso; serán mejores estudiantes,
serán mejores técnicos, serán mejores trabajadores.
Por ejemplo, hay el caso de que el 97% de los jóvenes
que han participado en las competencias deportivas pasaron de grado; es decir,
que hubo una promoción del 97% entre los jóvenes que practican los deportes
escolares, que es una cifra verdaderamente récord. Es decir, que el deporte y la educación
física no le irán a quitar espacio a los estudios, sino que irán a fortalecer
los estudios de los alumnos.
Y nadie sabe cuánta utilidad le puede reportar en la
vida el deporte, los ejercicios, y nosotros tenemos experiencia de ello. Tuvimos la oportunidad de practicar deportes,
y el deporte nos ayudó en muchas etapas; y los deportes que habíamos practicado
nos ayudaron en los momentos duros de la lucha revolucionaria, cuando tuvimos
que internarnos en las montañas, cuando tuvimos que vivir en los bosques y
cuando tuvimos que hacer enormes esfuerzos físicos. Naturalmente que en esos casos la voluntad de
los hombres era un factor decisivo. Y
había hombres que con su extraordinaria voluntad, pese a dificultades de orden
físico, vencían la prueba. Pero
naturalmente que la capacidad para realizar estas tareas era una extraordinaria
ayuda.
Voy a referir una anécdota reciente que implica una
especie de contradicción, y hace ver cuánta necesidad tenemos de ocuparnos de
estas cuestiones. Nosotros oímos decir
en días recientes que un grupo de compañeros, cuadros de nuestros jóvenes
comunistas, estaban de vacaciones en una playa, se internaron un poco en el
mar, caminando, quizás sin darse cuenta se desplazaron hacia la derecha o hacia
la izquierda, y cuando iban a regresar a la orilla se encontraron que las aguas
eran más profundas, y algunos de ellos estuvieron próximos a ahogarse. Y cuando a mí me explicaron eso, decía que me
parecía una cosa absurda, que cómo nuestros jóvenes comunistas no sabían nadar,
cómo nuestros cuadros no sabían nadar; y que, entre otras cosas, además de la
preparación teórica, era bueno que se consiguieran aunque fuese una piscina y
aprendieran a nadar (APLAUSOS).
Porque ahí tenemos una prueba; ante un percance, ante
una dificultad, ante la dificultad de tener que nadar unos metros, la
posibilidad de perder la vida.
Me recuerdo también cuando el ciclón Flora, numerosos
campesinos que salvaron a sus familias porque eran vecinos del Cauto y eran
buenos nadadores; y así, a muchos niños los salvaron sus padres porque sabían
nadar, y posiblemente muchos perecieron, porque sus padres o porque ellos no
sabían nadar. Nadie puede prever en qué
momento en su vida puede encontrar la oportunidad de apreciar estas cosas,
porque el hombre es más completo, es más apto, es más capaz para vencer
dificultades, cuando —además de ser un hombre preparado, técnicamente
preparado, un hombre culto—, además, es un hombre que está en condiciones de
afrontar cualquiera de esas dificultades que inesperadamente se presentan.
Y en el futuro nuestra juventud tiene que ser el
resultado de una juventud que ha crecido y se ha educado en medio de una
revolución; y tiene que ser el fruto de una revolución, de una revolución del
pueblo, por el pueblo y para el pueblo (APLAUSOS). Así que, año por año, iremos observando los
resultados de este trabajo. Nosotros
tenemos fundadas razones para pensar que nuestra juventud se formará en
condiciones muy distintas del pasado, y que ya hoy decenas, cientos de miles de
jóvenes, son prueba viviente de la nueva mentalidad, del nuevo espíritu de las
generaciones que se forman en la Revolución.
Lo han demostrado en innumerables pruebas, lo han demostrado en los
combates en defensa de la patria, y todos recordarán aquellos jóvenes de 14, 15
y 16 años que prácticamente pusieron fuera de combate a los aviones enemigos
cuando el traidor ataque de Playa Girón (APLAUSOS); todos habrán visto cómo,
incluso, una brigada de las Fuerzas Aéreas Revolucionarias, ocupó destacadísimo
lugar en los cortes de caña.
Nuestra juventud se educa hoy en el estudio, nuestra
juventud se educa hoy en el cumplimiento del deber, y crece por eso y se
desarrolla como una juventud sana, una juventud recia, una juventud
disciplinada, una juventud fuerte.
Nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias han formado
parte de ese programa; nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias han sido
también instituciones altamente educativas para nuestros jóvenes. Y ahora que se ha establecido el Servicio
Militar para nuestros jóvenes, se puede apreciar cómo incluso cambian muchos
jóvenes cuando ingresan en una unidad militar y adquieren hábitos de
disciplina, adquieren un espíritu realmente nuevo, que no es el espíritu del
pepillito en la esquina, que no es el espíritu del pepillito con el
pantaloncito de “tubo” (APLAUSOS); espíritu en el cual se forma cualquier cosa,
menos, realmente, hombres. Y así
nuestros institutos armados forman parte del programa de educación del
país.
Unas cuantas cosas nuevas ha hecho la Revolución en
unos cuantos órdenes en lo que se refiere a la educación, mas algunas cosas
nuevas se van a realizar. Una de las
cosas que nos preocupa es el hecho de que los jóvenes que estudian vayan a
perder tres años de su formación técnica cuando realicen el servicio; pero otra
cosa que nos preocuparía es que nuestros futuros técnicos fuesen jóvenes
exentos del servicio y fuésemos a tener dos tipos de jóvenes: unos que hayan pasado por el servicio
y hayan recibido la disciplina, y otros técnicos sin disciplina y sin esa
educación que reciben en nuestro ejército revolucionario.
Y eso era una contradicción. Si excluíamos a los estudiantes, pues, íbamos
a producir un tipo de técnico un poco privilegiado; si no los excluíamos íbamos
a perder tiempo en la formación de nuestros técnicos. Y por eso surgió una idea. ¿Cuál idea?
Pues, sencillamente, incluir a los jóvenes estudiantes en el servicio
militar, pero, ¿cómo, cómo? Claro está
que no podremos hacerlo de un día para otro, pero, ¿qué caminos vamos a
seguir? Pues vamos a ir convirtiendo o
ir creando centros militares de enseñanza tecnológica, o centros militares de
enseñanza preuniversitaria (APLAUSOS).
De manera que cuando los jóvenes terminan la enseñanza tecnológica, o
terminan la enseñanza secundaria y entran en la edad del servicio militar, en
vez de ir a una unidad militar —donde, desde luego, se pueden aprender muchas
cosas útiles, muchas cosas técnicamente útiles—, entonces ingresarán en ese
centro militar de enseñanza tecnológica, si va a estudiar la enseñanza
tecnológica, o en ese centro militar de enseñanza preuniversitaria, si va a
realizar los estudios universitarios. Y
entonces allí dedicarán el primer año, principalmente, a la parte de
instrucción militar, y después seguirán realizando los estudios allí, de manera
que cuando terminen sus estudios preuniversitarios o terminen sus estudios
tecnológicos, podrán ir a la producción, o podrán ir a la universidad, habiendo
ya cumplido su Servicio Militar Obligatorio (APLAUSOS).
Se nos planteaba el problema de los maestros —el
compañero Armando me lo recordó—, de los maestros que se graduaban. ¿Cómo?
Irán a prestar sus servicios cuando se gradúen como maestros en las
unidades militares (APLAUSOS). Y esta es
también una solución nueva, ajustada a nuestras necesidades, tanto a la
necesidad de formar técnicos como a la necesidad de educar a nuestra juventud con
disciplina y con carácter, como a la necesidad de defender la patria; y esta
solución obviará algunas de las preocupaciones de nuestros jóvenes, y algunas
de las preocupaciones de las familias ante las dificultades que puedan implicar
tres años en el servicio militar. Y,
además, es una cosa justa; y, además, todo joven podrá tener la satisfacción de
decir: “Yo no
fui excluido de tales y tales servicios; yo no fui excluido de tales y tales
obligaciones.”
De esta forma todo el proceso de la educación y de la
formación del joven desde la enseñanza primaria, con maestros que tienen cada
día una preparación mayor, con maestros que imparten la educación general, la
instrucción primaria y la educación física, y después cuando terminan los
centros secundarios ingresan en esos centros tecnológicos, cuando esos jóvenes
hayan terminado sus estudios, cuando esos jóvenes ingresen en la universidad,
realmente serán jóvenes que habrán recibido una educación integral en todos los
órdenes. Y no hay duda de que las condiciones
de nuestro país, el futuro de nuestro país, de esta forma estará plenamente
garantizado y que, realmente, nuestro país en el futuro recibirá los beneficios
de este esfuerzo que estamos haciendo hoy.
Parejamente a este esfuerzo en la educación, el
esfuerzo en el trabajo productivo, el esfuerzo en nuestra economía, de manera
que tengamos una juventud no solo bien educada en todos los órdenes, sino
también una juventud bien alimentada. Y
a despecho de lo que dicen nuestros enemigos, a despecho de las calumnias de
los imperialistas, nuestra economía avanza, nuestra producción crece; baste
decir como ejemplo que la producción de carne y de leche de este año es un 14%
por encima de la producción del año anterior (APLAUSOS).
Y año por año esos aumentos se harán sentir; año por
año la dieta de nuestras familias, la dieta de nuestros jóvenes y nuestros
niños será cada vez mejor, a pesar de ciertas situaciones de coyunturas, como
el caso del azúcar: nuestra economía ha
dependido fundamentalmente del azúcar, el azúcar tiene precios más altos, precios
más bajos en otras ocasiones; es decir —esta historia la conoce nuestro
pueblo—, cuando tiene precios más altos nuestros ingresos en divisas son
mayores, cuando tiene precios más bajos, nuestros ingresos son menores en la
parte de azúcar que vendemos a determinados mercados. Pero, no obstante esas dificultades, los
renglones de nuestra economía avanzan; y, no obstante esas dificultades,
ciertos artículos básicos fundamentales van aumentando en su volumen de producción
año por año.
Nosotros, por lo general, frente a las campañas que se
hacen contra la Revolución esperamos confiados que transcurran los años,
esperamos confiados que transcurra el tiempo, porque nosotros estamos seguros
de lo que estamos haciendo, nosotros sabemos lo que estamos haciendo; y no
están lejanos los años en que nosotros, ante todo el continente, podamos
presentar el ejemplo de nuestra patria, y ante todo el continente podamos
presentar a nuestro país, y sin duda de ninguna clase que estará en el primer
lugar entre todos los pueblos del continente en desarrollo económico, en
desarrollo cultural y en todos los órdenes.
Ese es el futuro incuestionable de nuestro país (APLAUSOS).
Esto que hemos hecho en esta ocasión, este curso que
hoy termina es una prueba más de lo que la Revolución puede hacer, es una
prueba más de lo que un pueblo revolucionario puede hacer. Y nosotros le podríamos preguntar a nuestros
detractores qué país de América ha situado la educación al nivel y al lugar que
lo ha situado nuestra patria revolucionaria (APLAUSOS), qué país de América
puede exhibir un porcentaje tan alto de niños matriculados en las escuelas
primarias (EXCLAMACIONES DE:
“¡Ninguno!”), qué país de América puede presentar un nivel inferior al
nuestro en analfabetismo (EXCLAMACIONES DE:
“¡Ninguno!”), qué país de América prepara a los maestros como los está
preparando la Revolución Cubana (EXCLAMACIONES DE: “¡Ninguno!”), qué país de América está
formando una generación nueva de maestros como los que ingresan en las montañas
(APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE:
“¡Ninguno!”).
Y esas son las realidades palpables, esas son las
realidades irrebatibles que no son simples promesas, que ya se ven, que ya se
observan. Y trabajamos con los nuevos
maestros que se forman, y trabajamos con los maestros ya formados que encontró
la Revolución.
Mucho hay que hacer todavía, mucho hay que
superarse. Como saben ustedes, si
tenemos ahora 1 300 000 matriculados en la primaria, esto quiere decir que
necesitaremos en la enseñanza secundaria y en la preuniversitaria en el futuro
muchos más centros de ese tipo, y muchos más maestros de ese tipo. Los maestros de instrucción primaria deben
seguir superándose, para que un día cuando esos centros se inicien, para que un
día cuando ese contingente enorme de jóvenes vaya a la enseñanza secundaria y
preuniversitaria ustedes sean sus profesores y ustedes estén en condiciones de
satisfacer esa necesidad (APLAUSOS).
Aprovecho por esto la oportunidad para explicar las
ideas que tenemos a este respecto.
Necesitaremos miles y miles de profesores de secundaria básica y de
preuniversitaria; pero a la vez miles y miles de jóvenes están ingresando en
las escuelas de maestros. ¿Qué hacer y
cómo hacerlo? Pues sobre eso hemos
estado discutiendo con los compañeros del Ministerio de Educación, la idea que
tenemos es ir organizando cursos con los maestros primarios, para que estén en
condiciones de realizar la enseñanza secundaria, y a medida que se vayan
formando esos maestros para secundaria, las plazas suyas las irán ocupando los
alumnos de las escuelas del Instituto Pedagógico. Sobre esto quiero aclarar —para que no haya
dudas— que no deseamos de ninguna manera afectar ningún derecho de ningún
maestro; preferimos ir más lentamente, a lesionar el derecho de ningún maestro
con su aula, puesto que ya los primeros alumnos del Instituto Pedagógico han
dado clases, en muchos lugares resolvieron problemas, porque en los alrededores
de La Habana algunos maestros que tenían que ir hasta allá pues ya obtuvieron
aulas más próximas al lugar de residencia, y entonces esas aulas fueron
ocupadas por alumnos de las escuelas.
Como erróneamente hubo algún caso de algún maestro lesionado en su
derecho, eso creó alguna preocupación que es la que quiero aclarar.
Lo que pretendemos es que se vayan realizando año por
año cursos de estudio con aquellos maestros que deseen hacerlo para capacitarse
e ir a enseñar en la secundaria. Ahora,
por ejemplo, en el próximo curso ingresan en el instituto pedagógico 1 000
alumnos, pero el año que viene ingresarán 1 000 y egresarán otros 1 000, por lo
tanto no tendremos maestros disponibles, pero dentro de dos años,
aproximadamente, ingresarán unos 4 000 de los que hoy están en las Minas del
Frío. Cuando eso vaya a ocurrir, no
quiere decir que a los 4 000 les podamos conseguir aula, no puede ser, pero si
queremos incorporar 1 000 a la enseñanza primaria, el Ministerio de Educación
puede organizar un curso, porque el Ministerio de Educación tiene dos
necesidades: las
nuevas aulas que surgen y además los nuevos centros secundarios que se
forman.
Si, por ejemplo, se contempla para otro año, digamos
de 1966 a 1967, se contempla un ingreso determinado de alumnos en el instituto
pedagógico y, al mismo tiempo, un ingreso determinado de alumnos en escuelas
secundarias, se puede durante un año organizar un curso, se habla con los
maestros, los que deseen hacer el curso para promoverse a la enseñanza
secundaria, y los que deseen hacer el curso, hacen el curso. Es decir, durante 8 ó 10 meses van realizando
los cursos y a su vez van ocupando las plazas, según las necesidades de
maestros de secundaria, y las aulas de ellos las pueden ocupar alumnos del
instituto pedagógico. Queremos hacer eso
de manera que les convenga a los maestros, no queremos hacer absolutamente nada
que perjudique a ningún maestro. Y si
vamos a perjudicar algún maestro, preferimos ir más despacio con estos
planes. Así que por si hay alguna duda o
alguna preocupación en ese sentido, yo lo quería aclarar.
En el futuro haremos lo mismo con los maestros del
interior, cuando ya los graduados del instituto pedagógico hayan cumplido su
etapa de enseñanza rural. Entonces, se
puede hacer lo mismo que con los maestros que ya están enseñando en las
ciudades, es decir, cursos en el interior también para que a este programa puedan
acogerse los maestros en todo el país.
Porque nosotros pensamos que dentro de cinco, seis, siete años, habrá
unos cuantos miles de maestros nuevos; pero por un lado habrá algunos miles de
aulas nuevas, y por otro lado, algunos miles de maestros primarios estarán
enseñando en la secundaria, y entonces así irá poco a poco avanzando todo este
enorme movimiento educacional, y entiendo que esta explicación es
suficientemente clara, tranquilizadora, para los que se preocupen, y
esclarecedora, en el sentido de que siempre irá en beneficio de los niños, en
beneficio del país, y en beneficio de los propios maestros porque esos factores
nunca están en contradicción (APLAUSOS).
Por último, hemos visto algunos maestros que nos han
preguntado si hay curso el año que viene (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”...). Eso no es una cosa decidida. Tradicionalmente se vienen haciendo una serie
de cursos de superación con los maestros, nunca se había hecho en esta escala
tan masiva, nunca, pero en general, todos los años muchos maestros han ido
siendo promovidos en virtud de los cursos de superación que se están
realizando. Hay maestros, por ejemplo,
que no han podido venir a este curso, como los maestros de la brigada de
vanguardia “Frank país” que están
enseñando en las montañas hasta el mes de septiembre; ellos tienen todos los
años cursillos también a fines de año y este año se incluirá en su programa el
curso de educación física.
Por cierto que están haciendo un trabajo
extraordinario. Nosotros en estos días
hemos recibido infinidad de telegramas, pero lo que tiene de interesante es que
son telegramas de lugares de la Sierra Maestra, muy apartados, que nosotros
conocemos. Es interesantísimo saber que
más del 90% de los niños de esas zonas están asistiendo a clases. Son cifras verdaderamente récord.
y aquí nosotros hemos recibido una serie de telegramas: “Seguimos luchando
por mantener el 97% de asistencia, Andrés Lara, Regional Sur-Oeste, Mota,
Oriente” (APLAUSOS). “Con 100% de
asistencia en la escuela de Guanábana, Venceremos, los alumnos de 4to
grado.” “Nos comprometemos a mantener el
mayor número en la escuela 'José Britán', dé Cinco
Palmas, Ramón Labrada, de Cinco Palmas.”
“Haremos promoción primero, recogiendo café después. Emilio Sánchez, Unidad Zonal LNR 7, Sierra
Maestra, Sur.” “Yo, Arnaldo Pérez,
maestro de vanguardia Unidad Zonal No. 5, ubicado en el cuartón Las Cajas,
Pilón, Oriente, me comprometo promover y mantener el 95% de la asistencia de
los niños.” “Los niños de la escuela
‘Jorge Fleitas’, Aguacate: Prometemos asistir todos los días a la
escuela para una mejor promoción.”
“Alumnos Escuela Nacional 'Jorge Fleitas', Campechuela: Haremos promoción primero, recogeremos
café después. “ “La escuela 'Alberto Guevara' saluda
con 84% promoción y 100% asistencia en 1er grado.“ “Unidad Zonal No. 5 'Otto
Barroso': Nos
comprometemos mantener un 95% de asistencia de maestros de la Unidad Zonal No.
7, regional de Montaña, Sierra Maestra, Sur- Oeste.” “Madres y alumnos del cuartón Casa de Piedra:
Saludamos fin de curso con activismo técnico, con 95% de asistencia. Consejo de la escuela 'Hermes Cabrera',
regional Sierra Maestra, Sur, Oriente” (APLAUSOS).
Y así, sucesivamente se han recibido muchos telegramas
de este tipo que demuestra el interés de los maestros, el interés de los padres
y el interés de los niños en cuestiones de educación. Antes, las noticias que se recibían de esos
lugares eran: “Murieron
tantos niños de gastroenteritis, afectados tantos niños de poliomielitis”, y
así, por el estilo. Hoy, algunas de esas
enfermedades están completamente erradicadas, porque en las montañas hay 50
hospitales y hay unos 2 000 maestros enseñando en las montañas (APLAUSOS). Las diferencias entre el pasado y el presente
son realmente impresionantes.
Ahora bien, hablábamos sobre el problema del curso del
año que viene. Sobre eso no hay nada
decidido, pero sería bueno contar con la opinión de ustedes... (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”) si en
caso de que surja la necesidad o se estime conveniente, los maestros estarían
de acuerdo con otro curso de este tipo el próximo año (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”).
A ver qué piensan los maestros (APLAUSOS y EXCLAMACIONES).
Bueno, ¿esto quiere decir que los compañeros del
INDER, del Ministerio de Educación y del Gobierno Revolucionario cuentan con un
voto de confianza de ustedes?
(EXCLAMACIONES DE:
“¡Sí!”) Bueno, consulten
también a los demás en la casa, a lo mejor los compañeros tienen que hacer una
asamblea también con los compañeros que quedaron en las casas para pedirles el
voto también. De todas maneras ustedes
tienen un año para hacer campaña.
Y ya saben: en lo sucesivo, cuando se vaya a casar
una maestra, vamos a tener que poner en el acta: “A condición de que le permitan ir a los
cursos” (RISAS). De eso tendría que
encargarse el compañero Yabur que es el que anda en
esos trajines del Registro Civil y de los matrimonios.
Bueno, ustedes saben que el curso este no era
obligatorio, nunca se planteó como una cuestión obligatoria; se hizo
excepciones con determinados maestros por su edad —cosa muy lógica— y hubo
muchos casos de maestros que se empeñaron de todas maneras en venir, por encima
de todo requisito de edad; hubo casos por razones físicas, por razones de salud
que todos fueron analizados y se aceptaron las excusas. Hay algunos casos que no tenían excusas
válidas y no vinieron.
Muchos maestros han preguntado: bueno, ¿y van a estar exactamente en
las mismas condiciones que nosotros?
(EXCLAMACIONES DE:
“¡No!”) Eso nos planteaba un problema: cómo encontrar una cosa justa de que a una
cosa voluntaria responder con otra cosa voluntaria, pero que ese gesto
voluntario de la Revolución pues también beneficiara a los que habían tenido un
gesto voluntario de los maestros, y no alcancen a los que no fueron voluntariamente
al curso, si no le vamos a quitar nada, no le vamos a privar de nada, pero de
alguna manera hay que premiar al que se esfuerza, al que se interesa por los
niños (APLAUSOS).
Entonces ahora voy a tocar un tema que les interesa a
los maestros, pero no se entusiasmen mucho, tomen las cosas con calma porque
hemos tomado algunos acuerdos que benefician a los maestros, pero no mucho, en
pequeña medida, pero algo es algo, empiezo diciéndoles.
Como ustedes saben hace tiempo que estaba planteándose
el problema de la escala salarial de los maestros (APLAUSOS). Ahí, además, había una situación
(EXCLAMACIONES.)... Si algunas cosas no
se oyen bien mañana lo pueden ver en el periódico. Bueno, había también una situación que
ustedes recordarán, al principio había un crédito para 5 000 maestros, entonces la necesidad era
de 10 000, y se tomó un acuerdo en aquella reunión con los maestros que iban a
ingresar en el trabajo que ellos aceptaron.
Empezar ganando un suelo muy modesto.
Y así hubo maestros que el primer año ganaron 67 pesos. Hay unos cuantos aquí —¿verdad?—
de los que empezaron, iban aumentando año por año y había una promesa con
respecto a esos maestros. Se fue
aumentando hasta que llegaron a un nivel en que le planteaban al ministerio un
problema muy serio, entonces iba a haber dos escalas distintas. Entonces nosotros le pedimos al compañero
ministro que discutiera con los maestros, discutiera con el sindicato, qué
solución darle al efecto de que hubiera una sola escala para todos los
maestros.
También muchos maestros decían que cuando lo del
Moncada en “La historia me absolverá” se había planteado la cosa de los
maestros, todas esas cosas, y lo recordaban muy discretamente y decían: “Bueno, ¿qué
promesa nos ha hecho la Revolución?”, dicen:
“La promesa de los maestros.”
Claro está que hay una cierta distancia entre los mejores deseos y las
realidades, no pueden pensar los maestros que sea un olvido de los
maestros. Nos encontramos, en realidad,
con una primera necesidad:
miles de maestros sin trabajo y miles de niños sin escuelas,
había que dedicar los recursos primero a eso; otra infinidad de necesidades
escolares surgieron. Pero tenía que
llegar un momento en que empezáramos a plantearnos el problema de la escala de
salarios de los maestros y la remuneración a los maestros.
Un país puede remunerar no según sus deseos; según su
grado de desarrollo económico. El
desarrollo económico de un país, el nivel de su producción, es lo que determina
lo que ese país puede distribuir entre sus ciudadanos. Cuando trata de distribuir más de lo que
produce se comete un gran error, realmente no se distribuiría nada, se
distribuirían papeles. Es por eso que
siempre hemos insistido en que el camino para mejorar el nivel de vida es el
trabajo y es la producción, de manera que una mayor distribución pueda
corresponder, año por año, a una mayor producción del país, en términos
generales. Hay veces en que hay mayor
producción y pueden bajar los precios, hay veces que pueden subir los precios,
pero en general lo que un país puede distribuir es lo que un país
produzca. No trabaja el pueblo hoy para
las compañías explotadoras, no trabaja el pueblo hoy para los explotadores, ¡el
pueblo trabaja para el pueblo y el pueblo tendrá el fruto de su trabajo, ni más
ni menos! (APLAUSOS.)
Con la cuestión de la escala de salarios distintos
sectores obreros han sido beneficiados, porque había desniveles enormes en los
salarios, y por el mismo trabajo había hasta diez escalas distintas. La Revolución no tomó ninguna medida que afectara
a ningún obrero hacia abajo y sí tomó las medidas que beneficiaran al obrero
hacia arriba. Había escalas que estaban
por encima de lo normal, no se afectaron; las que estaban por debajo de lo
normal se elevaron. Y así es como se ha
ido resolviendo este problema, porque dar es fácil, pero quitar es muy
difícil. Y por eso estos problemas hay
que resolverlos con calma, poco a poco hay que ir resolviendo injusticias que
perduran, pero que perduran por encima de nuestra voluntad, ir nivelando poco a
poco, ir dándole a cada cual lo justo, ir dándole a cada cual lo que se
merece. A cada cual según su trabajo: Esa es la fórmula
socialista y, después, a cada cual según las necesidades: esa será la fórmula comunista. Pero para esa forma de vida tienen ustedes
que educar a esos niños que tienen en sus manos (APLAUSOS).
Como los maestros no son dos o tres, como el personal
que trabaja en educación es enorme, una pequeña cantidad en su salario
significa cantidades considerables en los presupuestos nacionales, pero
queríamos resolver de alguna manera ese problema y decidimos una forma de ir
estableciendo la escala por etapas, año por año, en cinco etapas, cinco años,
hasta llegar a los niveles a que queremos que lleguen los maestros. Quién sabe cuánto avance nuestra producción
en este tiempo, pero está adaptado a nuestras posibilidades.
Entonces se ha hecho el plan para que comience a regir
en el próximo curso. Ya yo les dije que
las cantidades son modestas, al final no son tan modestas, pero algo es algo. Entonces se empieza en la primera etapa de
cómo se va a aplicar la escala: primera, segunda, tercera, cuarta,
quinta etapa, es decir, año por año. El
maestro primario empieza en la primera etapa con 140 pesos (APLAUSOS); en la
segunda, 150; tercera, 160; cuarta, 170; quinta, 185 (APLAUSOS).
El maestro popular tiene un mismo nivel, porque el
maestro popular irá pasando a otro tipo de maestro mediante los cursos. El maestro popular tiene 98... Y ya no habrá maestros populares, porque
habrán pasado a otra categoría de maestros.
Graduados de segundo año de superación pedagógica también es el mismo
caso, es 114. Maestros de enseñanza
diferenciada, 150, 170, hasta 195.
Instructor de enseñanza diferenciada, de 119 termina en 140. Instructor de internado de primaria, de 119 a
140. Maestro de superación obrera y
campesina, de 129 a 140 (APLAUSOS).
Profesores de centros de superación, centros secundarios de superación
obrera, de 139 a 170. Profesores de
secundaria básica, de 155 a 218 (APLAUSOS).
Profesores de institutos de administración, de 238 a 263. Profesores de la escuela de auxiliares de
administración, de 155 a 218. Profesores
de institutos preuniversitarios, de 238 a 263.
Ayudantes de cátedra, una categoría, 129. Profesores de formación de maestros
primarios, de 238 a 263. Profesores de
superación pedagógica, de 238 a 263.
Profesores de escuelas de idiomas, de 238 a 263. Profesores de escuelas técnicas, de 238 a
263. Profesores de institutos
tecnológicos, asignaturas relacionadas, 238 a 263. Asignaturas relacionadas, asignaturas
técnicas, de 250 a 322. Profesores de la
escuela de pesca tienen también su escala de 140 a 185. De enseñanza general primaria, 155 a
218. Enseñanza general secundaria, de
250 a 320. Instructores de enseñanza
técnica, 171.
Esto significa en el presupuesto las siguientes
cantidades. En la primera fase, es
decir, el próximo curso, 5 400 000 pesos.
En la segunda fase 100 000 pesos.
En la tercera fase, 15 millones.
En la cuarta fase, 20 millones. Y
en la quinta fase, 28 millones. Los
ingresos que se le pagan a ese personal actualmente aumentarán en total en 28
millones, que es una cantidad considerable.
Esto, sin contar las nuevas aulas; esto, sin contar las nuevas plazas y
las nuevas necesidades. Es decir, que no
sería extraño que los aumentos fueran —de gastos del país en educación en cinco
años— unos 50 millones de pesos más, calculándolo conservadoramente con estos
niveles de salarios.
Algunos compañeros tenían la preocupación de si el
establecer esta escala podría incitar en otros centros de trabajo la
preocupación por mayores salarios. Pero
esto no significa nada diferente con relación a los maestros; han tenido una
escala baja, y, en general, las escalas se están aplicando a todos los sectores
trabajadores. Y entiendo que todo el
pueblo, todo el pueblo, estará perfectamente consciente de que es necesario que
los maestros, los que educan a sus hijos, tengan una remuneración justa
(APLAUSOS).
Y esperamos que, en un futuro no muy lejano, en la medida
en que la economía del país se desarrolle, en la medida en que la producción se
eleve, también se vayan elevando los ingresos de todo el pueblo.
Esa es la decisión.
Ahora, hay una cuestión: ¿Requisitos que se requieren para
recibir los beneficios de esta escala?
Bueno, pues, los títulos que poseen, los cursos, y, por lo tanto —y es
lo que yo decía—, esta escala se aplicará, se empezará a aplicar a todos los
maestros que han hecho el curso y a todos los maestros que, por razones de
edad, por razones de impedimento justificado, no lo han hecho (APLAUSOS).
No podíamos, en el momento en que se va a dar esta
noticia a los maestros, darle exactamente el mismo tratamiento a los que se
esforzaron que a los que no se esforzaron.
Es una cosa elementalmente justa.
Y los que no lo hicieron con causa justificada también recibirán los
beneficios. Los otros harán el curso el
año que viene y empezarán a entrar en la escala un año más tarde
(APLAUSOS). Además, deberá constar en el
expediente de cada maestro, porque cada uno va haciendo un expediente en su
vida, y el expediente del maestro debe empezar a escribirse desde que ingrese
en las Minas del Frío, y se lleve toda su historia de su conducta.
Porque llega un momento en que hay que escoger entre
uno y otro para director de un centro, para un trabajo determinado.
Entonces, hay que ir al expediente a ver quién tiene
mejor expediente y quién en su vida cumplió mejor sus obligaciones, desde que
era un estudiante. Eso es lo que debe
hacer la Revolución.
Antes la pregunta era: “Bueno, ¿quién tiene más influencia?”
Pero ahora la influencia que tiene cada cual es la que cada cual haya ido
acumulando con su trabajo y a lo largo de su vida (APLAUSOS). ¿No es una cosa justa? (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”) ¿No es algo mucho mejor? (EXCLAMACINES DE: “¡Sí!”) Bueno, esos son los métodos que queremos
establecer, y yo estoy seguro de que todos ustedes están de acuerdo.
Eso era, en general, compañeras y compañeros, lo que
queríamos decirles. Si las noticias no
son mejores, no ha sido, de ninguna manera, falta de voluntad, falta de deseo
de ayudarlos y falta de interés en estimular a los maestros. ¡No!
¡Estamos muy conscientes del papel que desempeña el maestro en la
sociedad! ¡Estamos muy conscientes del
papel que desempeña el maestro en la Revolución! (APLAUSOS.)
¡Estamos muy conscientes del papel que desempeña el maestro en la
creación de la sociedad socialista!
¡Estamos muy conscientes del papel que desempeña el maestro por los
caminos del comunismo! (APLAUSOS.)
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(OVACION)