DISCURSO PRONUNCIADO POR EL
COMANDANTE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER SECRETARIO DEL PARTIDO UNIDO DE LA
REVOLUCION SOCIALISTA y PRIMER
MINISTRO DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO, EN LA INAUGURACION DEL CICLO DE
CONFERENCIAS QUE SOBRE “INFLUENCIA DEL SUELO SOBRE EL ANIMAL A TRAVES DE LAS
PLANTAS” DICTARA EN NUESTRA CAPITAL EL PROFESOR ANDRE VOISIN, DOCTOR HONORIS
CAUSA DE LA ESCUELA DE VETERINARIA DE BONN y
MIEMBRO DE LA ACADEMIA DE CIENCIAS DE FRANCIA, EFECTUADA EN EL SALON “CAMILO
CIENFUEGOS”, DEL COLEGIO MEDICO NACIONAL, EL 8 DE DICIEMBRE DE 1964.
(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS
DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)
Señor Embajador
de Francia;
Profesor André Voisin y señora;
Compañeras y
compañeros:
Vengo a esta tribuna todavía profundamente
impresionado por las amables y sentidas palabras del profesor Voisin respecto a
sus impresiones en nuestro país, a la vez que personalmente abrumado por las
muy generosas frases que ha pronunciado respecto a sus impresiones sobre mi
persona.
Esta noche se inaugura el ciclo de conferencias del
profesor Voisin. Ya por lo menos yo he
aprendido a pronunciarlo bien en francés, algunos compañeros dicen “Voisin” y
creo que es “Vuasán”, y pronto ya todos estaremos
familiarizados con ese nombre. Es decir,
la inauguración de las conferencias tiene lugar esta noche, aunque las
conferencias comenzarán propiamente mañana.
Aquí los papeles se van a invertir un poco. El profesor Voisin expresaba su dificultad
para hablar en una ceremonia de carácter oficial, en una recepción, y decía que
estaba preocupado y que, desde luego, no iba a hablar de política porque los
científicos cuando hablaban de política corrían el riesgo de decir muchas
tonterías (RISAS). Ahora, pónganse
ustedes en el caso mío:
yo que soy político, ¿qué riesgos no estaré corriendo si me pongo
a hablar de cuestiones científicas?
(RISAS.) Con seguridad que tiene
muchas menos posibilidades de equivocarse un científico si hace algún juicio de
carácter político, que un político si se pone a emitir juicios de carácter científico.
El profesor Voisin mañana comenzará a hablar en el
terreno científico, y nosotros hoy queríamos hacer algunas apreciaciones del
interés que para nosotros tienen sus obras, su visita y, por tanto, algunas
consideraciones sobre la utilidad para nosotros de esas obras, realmente no en
el terreno científico, que sería improcedente por completo de mi parte, pero sí
como ciudadano que se preocupa por los problemas de su país y por los problemas
del pueblo, y en eso podemos decir que científicos y revolucionarios coinciden,
porque se puede decir, en primer lugar, que todo científico es un
revolucionario, lo que hay que tratar es de que todo revolucionario sea un
científico.
Otro punto de coincidencia entre los sentimientos del
profesor Voisin y nosotros es esa dimensión humana que él le da a la
ciencia. A través de todas sus obras, de
todo su trabajo, se puede apreciar que el factor humano, el hombre, la salud
humana, la felicidad humana es el objetivo fundamental de las obras del
profesor Voisin. Y en realidad el
hombre, la felicidad humana, deben ser el objetivo esencial de todos los
revolucionarios.
y las obras de Voisin tienen para nosotros un interés
muy amplio. En primer lugar quiero
referir por qué llegaron a ser conocidas esas obras para nosotros; no viene a
ser una cosa extraordinaria. Desde hace
ya algún tiempo nos hacemos todos nosotros cada vez más conscientes de la
necesidad de desarrollar la técnica, nos hacemos cada vez más conscientes de la
importancia que la técnica y la ciencia tienen en el mundo actual. Y podría decirse que la Revolución necesita
de la ciencia y claro está que no era difícil que entre nosotros despertaran un
gran interés las obras del profesor Voisin, desde el primer libro que tuvimos
oportunidad de leer.
A mí personalmente me ocurrió que el primer libro que
cayó en mis manos fue “Dinámica de los pastos”.
Por ese tiempo yo estaba sintiendo cada vez un interés mayor en las
cuestiones de la ganadería y la alimentación del ganado y me llamó la atención
aquel libro, su título muy sugestivo.
Nosotros teníamos una serie de problemas de carácter económico
relacionados con la producción de leche y de carne, problemas de carácter
económicos relacionados con la alimentación del ganado, entre otras cosas el
gasto que anualmente debía hacer nuestro país para satisfacer esas necesidades,
y realmente nuestra técnica de producción lechera estaba cimentada sobre la
experiencia de otros países, sobre todo basada en la experiencia de países que
tienen un clima distinto al nuestro y que tienen condiciones de producción
distintas a las nuestras. Y, sin
embargo, esa era la técnica que nosotros veníamos empleando desde siempre en
Cuba, o la poca técnica que veníamos empleando sobre eso, en cuestiones de
producción, sobre todo de leche, porque ya se sabe que aquí la carne se
producía extensivamente, en grandes latifundios.
Y entonces cuando se presentaba para nosotros la
necesidad de resolver un problema, cada vez que se hablaba de resolver el
problema de más leche siempre surgían las cifras de más pienso, y con las
cifras de más pienso la cifra de más divisas para adquirir ese pienso y
resolver el problema de la leche e, incluso, la competencia entre los distintos
planes y las distintas necesidades del país.
Y a decir verdad la primera vez que yo me puse a
tratar de encontrarle una solución a este problema yo también estaba pensando
en el pienso. Pero pensaba en una
solución de pienso nacional, es decir, producir aquí todas esas materias primas
que eran importadas para la producción de leche, y me puse a organizar una
pequeña granjita en que había una parte destinada a la producción de pastos,
gramíneas; otra parte destinada a la producción de leguminosas —todavía no
sabía qué leguminosa era, ni cuál era la que se iba, efectivamente, a adaptar a
las condiciones de nuestro clima— y estaba pensando en las posibilidades de
alguna alfalfa y, posteriormente, la idea de sembrar también allí una parcela
destinada a maíz en rotación con soya.
Y me puse a sacar los cálculos. Estuve varios días sacando cálculos, y estaba
planeando una producción alta de leche, cuando en una ocasión se me ocurre
hacer el cálculo de cuánta leche obtenía por libra de maíz y cuánta por libra
de soya, y qué parte de aquella superficie iba a ser destinada a maíz y cuál a
la soya, es decir, propiamente a los granos.
Y veo, haciendo el cálculo de las cantidades de proteínas que tenía una
libra de soya y las cantidades de proteínas y de carbohidratos que tenía una
libra de maíz, y la cantidad de maíz y de soya que iba a producir en aquellas
hectáreas, suponiendo que todos los cultivos marcharan perfectamente bien y la
producción fuera óptima, veía que del maíz y de la soya —que ocupaban
aproximadamente una tercera parte de la superficie— iba a producirse
aproximadamente de la octava a la décima parte de la cantidad de leche.
y me pregunté: “¿De dónde sale esta leche?” y me di
cuenta de que la leche iba a salir del pasto, principalmente; me di cuenta de
que las superficies destinadas a pasto, con rendimientos normales, iban a
producir mucha más leche que las superficies destinadas a granos, suponiendo
rendimientos óptimos. Y no solo eso,
sino que la superficie destinada a pasto iba a producir una leche mucho más
barata, puesto que lo otro habría que sembrarlo todos los años, dos veces al
año, mientras el pasto se iba a sembrar una vez.
Fue así como se me despertó un extraordinario interés
por la importancia de los pastos, y por hacer algunas pruebas con los pastos; y
por eso, cuando cayó en mis manos el libro “Dinámica de los pastos”, me
interesó aquello. Y voy a decir la
verdad: al
contrario de lo que yo pensaba cuando abrí ese libro, que iba a encontrar una
gran ayuda, inicialmente me ocurrió todo lo contrario; aquel libro me suscitó
una gran cantidad de preocupaciones, porque por primera vez me encuentro ante
un fenómeno que algunas veces lo habíamos oído expresarse o manifestarse en
boca de los campesinos, y era el fenómeno de la miseria, de los años de miseria
en los pastos. Aparte de que el libro la
primera vez que lo leí no lo había entendido muy bien, y eso resultaba lógico
porque el libro era el tercero de una serie escrita por el profesor Voisin,
todos los cuales están relacionados unos con otros, y que si hubiese leído con
anterioridad los otros dos libros me habría sido más fácil la comprensión de
este libro.
Pero, de todas formas, aquel libro me abrió los ojos
ante una serie de problemas que ni siquiera me habían pasado nunca por la
mente. Yo diría que tres fueron
esencialmente esos problemas; desde luego, el que más me impresionó fue el
problema de los años de miseria en los pastos, el hecho de que cuando se rotura
la tierra y se siembra un pasto nuevo durante los primeros años tiene una gran
productividad la tierra, pero esa productividad comienza a descender entre el
tercero y el cuarto años, y luego transcurre un período largo de tiempo en que
la productividad se mantiene en niveles inferiores al 50% de la productividad
que tiene en los primeros dos o tres años.
y en aquel libro se defendía la idea o el sistema de
los pastos permanentes. Y aquel concepto
de pasto permanente no lo acababa de comprender con claridad. En el libro venía una explicación amplia de
toda una serie de experiencias realizadas, en el que se podía ver las enormes
ventajas de los pastos permanentes sobre los pastos temporales. El propio concepto de pasto permanente y de
pasto temporal no era para mí muy claro en los primeros momentos; yo confundía
un poco la idea del pasto natural con el pasto permanente, y yo decía: “Bueno, de todas
maneras tendremos estos problemas, porque nosotros tenemos muchas extensiones
de tierra cubiertas de marabú, que de todas maneras hay que desmontarlas y que
de todas maneras hay que sembrarlas.
¿Cuántos pastos naturales tenemos?”
Fue un poco más adelante que comprendí el concepto de pasto temporal,
que no quiere decir pasto natural, aunque muchas veces los pastos permanentes
son pastos naturales, es decir, zonas donde siempre existió el pasto; pero el
concepto de pasto permanente no tiene que nacer necesariamente del de pasto
natural, el concepto de pasto permanente tiene que ver sencillamente con el
sistema de explotación de la tierra, si la tierra se rota o no se rota, si los
pastos se rotan para cultivar otros artículos y volver a sembrar pastos o no se
rotan esos pastos, el pasto con la agricultura en general, con los terrenos de
cultivo.
Es decir, que el pasto permanente sencillamente es la
parcela de terreno que una vez establecido allí un pasto, bien de manera
temporal o bien porque fue sembrado, es explotado y no vuelve a ser roturado;
es decir, se puede sembrar un pasto y se puede mantener todo el tiempo que sea
necesario ese pasto en esas condiciones, y de acuerdo con el método de
explotación que se lleve a cabo...
Porque, desde luego, ninguna de las ideas, que yo he empezado a
exponerles algunas de estas cosas, de lo sencillo a lo complejo, pero debo
advertir que todas y cada una de estas cosas están muy relacionadas, es decir,
que la idea del pasto permanente está relacionada con el sistema de
explotación.
Pero, llegué por fin a comprender qué significaba ese
concepto. Y en lo esencial era,
sencillamente, no roturar los pastos, no resembrar los pastos. Y aquí es donde nos encontramos con la
esencia de una de las teorías fundamentales del profesor Voisin, y es que él es
un decidido partidario de los pastos permanentes frente a los pastos
temporales. Naturalmente que esa tesis
él la defiende con una gran abundancia de materiales, de experiencias y con una
gran abundancia de datos y argumentos.
Una de esas ideas esenciales está relacionada con los
microorganismos del suelo, con la microfauna del suelo. Y este vino a ser otro problema y otro
aspecto de la agricultura en general, y sobre todo lo de los pastos, sobre el
cual prácticamente no tenía absolutamente ninguna noticia, y que constituía un
aspecto de extraordinario interés para la agricultura.
La razón de los años de miseria en los pastos es
explicada por el profesor Voisin, precisamente en relación con la microfauna
del suelo. ¿En qué consiste esta
idea? Pues que en los pastos permanentes
se establecen las condiciones ideales de vida para los microorganismos y en
general para la microfauna del suelo, para distinguir los organismos realmente
microscópicos y aquellos pequeños organismos, como son las lombrices y los enquitreidos en el suelo.
¿Qué ocurre cuando se rota un pasto permanente, según
la teoría de Voisin? Se cambian las
condiciones de vida en las cuales viven aquellos microorganismos o la
microfauna del suelo. En los primeros
años hay una gran producción, porque la materia orgánica y el humus acumulado
durante muchos años son expuestos a la oxidación; en consecuencia, facilitan la
producción de los primeros años, la gran producción de los primeros años, pero
pasados esos primeros años en que ya se ha desgastado una gran parte de aquella
materia orgánica los gusanos de tierra y los microorganismos en general durante
los dos primeros años todavía subsisten, porque se alimentan de aquella materia
orgánica, pero transcurrido ya el tercero o el cuarto año aquella microfauna
empieza prácticamente a desaparecer, se reduce considerablemente. Y el profesor Voisin señala toda una serie de
experiencias hechas en distintos países, en que se ha investigado el suelo, se
han contabilizado los microorganismos que hay en el suelo y, además, el peso de
esos microorganismos. Todo eso es un
mundo muy interesante, y si logramos que se despierte el interés —y yo estoy
seguro de que no hace falta casi nada para que se despierte ese interés... Pero, en fin, cómo se produce una disminución
considerable de la cantidad de microorganismos en el suelo y cuál es la función
de esos microorganismos.
Esos microorganismos tienen una doble función: una función física,
una función química. Desde el punto de
vista físico son los que penetran en el suelo, airean el suelo, y el profesor
Voisin los llama “labradores liliputienses”; al mismo tiempo realizan una
función química muy importante: van
haciendo asimilables muchos de los elementos minerales del suelo, porque ellos
van ingiriendo materia orgánica y tierra, y entonces pasa a través de esos
organismos y en sus excrementos ya van dejando esos elementos minerales en
forma asimilable para las plantas, es decir, realizan una doble función: física y química. Y lo que dice el profesor Voisin es que el
ganado que está bajo el pasto pesa más que el ganado que está sobre el pasto,
es decir, calculando el peso de los microorganismos que están en la tierra.
Cuando las condiciones de vida del suelo cambian por
la roturación, disminuye extraordinariamente la microfauna del suelo, no
solamente disminuye en cantidad, cambia en calidad y en consecuencia ya falta
ese factor, ese elemento que realiza la doble función física y química del
suelo y entonces se apisona el suelo.
Ustedes han oído hablar del apisonamiento del suelo, pero todos creían
que el apisonamiento del suelo era consecuencia del peso del ganado; pero en el
apisonamiento del suelo, se puede decir que uno de los factores inmediatos es
el peso del ganado, puede influir, pero incluso se produce el apisonamiento
aunque no haya ganado. La razón
fundamental del apisonamiento del suelo —y en consecuencia se reduce el índice
de humedad, se reduce la cantidad de aire del suelo— es sencillamente la
destrucción de la microfauna que tiene lugar con la roturación de los
pastos. Esa es la idea esencial, para mí
y posiblemente para una gran parte de nosotros, sino para todos nosotros,
enteramente nueva acerca de ese problema.
Entonces, tienen lugar una serie de años que se llaman
años de miseria, y al cabo de seis o siete años, en el octavo, en el noveno, en
el décimo año empieza lentamente a crearse de nuevo las condiciones para la
microfauna del suelo, las condiciones para que se desarrolle de nuevo esa microfauna
y poco a poco el problema del apisonamiento del suelo se empiece a reducir y en
consecuencia se produzca lo siguiente:
que en los pastos permanentes la producción por hectárea sea mayor que
en los pastos en rotación. Desde la
primera vez que tuvimos conocimiento de ese concepto, nuestra preocupación
fundamental era: ¿Cómo
se resuelve el problema de los años de miseria?
Porque plantea un problema muy serio el hecho de que se siembre una
extensión, produzca equis cantidad de pasto y después de los primeros años
tenga que reducirse prácticamente a la mitad el número total de cabezas de
ganado; eso nos planteaba un problema muy serio.
Pero no parece que sea fácil la solución del problema
de los años de miseria. Lo que el
profesor Voisin plantea es que hay una serie de métodos, de técnica y, sobre
todo, el sistema de explotación de los pastos; del sistema de explotación
dependerá que esos años de miseria duren más o duren menos. Esos años de miseria se pueden aligerar, se
pueden acortar, pero no se pueden, realmente, evitar. Desde luego que nosotros, en las condiciones
de nuestro clima, tenemos la necesidad de investigar cuáles serían las técnicas
ideales para reducir al mínimo ese período, y cuáles serían en las condiciones
nuestras, más o menos, cuánto tiempo duraría esos años de miseria. Y, en fin, desde que por primera vez tuve una
idea de aquel problema, una de las preocupaciones fundamentales ha sido
realizar investigaciones para tratar de superar ese problema. Y sinceramente creo y tengo una esperanza en
las características especiales de nuestro suelo.
Como la mayor parte de las investigaciones se han
hecho en climas distintos al nuestro, como la mayor parte de las
investigaciones se han hecho en Europa, se han hecho también en otros países, por
ejemplo, como en Nueva Zelandia, Australia, en donde parece que hay ciertos
factores de características especiales, la esperanza fundamental estriba en
que, siendo las condiciones del clima nuestro diferentes, bastante diferentes,
nosotros encontremos soluciones para superar esas dificultades.
Por ejemplo, uno de los elementos que el profesor
Voisin señala para la cuestión de los años de miseria, es el aporte de materia
orgánica. Y nosotros hemos hecho los
cálculos en el pastoreo experimental que tenemos, y es que sobre cada hectárea,
de aquellas que están bajo el sistema de pastoreo en rotación, los animales
depositan unas 80 toneladas al año. Eso
es aproximadamente tres veces más de lo que deposita el ganado en Europa.
Por lo tanto, nosotros tenemos que investigar qué
influencia tiene ese aumento cuantitativo tan extraordinario de materia
orgánica que es aportado por hectárea cada año, en los problemas de la
microfauna del suelo y, por lo tanto, en la solución del problema de los años
de miseria.
De todas formas, en días recientes, pude apreciar un
factor que me dio bastante esperanza y fue el día que visitamos el pastoreo de
Artemisa. Aquel pasto tiene ocho años y
el profesor Voisin dijo:
“Ya estos han pasado los años de miseria.” Y, sin embargo, en Europa al octavo año puede
decirse que los pastos están en plena etapa de miseria.
¿Qué quiere decir eso?
Incluso, allí están sometidos aquellos potreros a una explotación
extensiva, a un pastoreo continuo, ¿qué quiere decir eso? Que existe la posibilidad de que en las
condiciones nuestras y con el sistema del pastoreo en rotación, el período de
los años de miseria se reduzca considerablemente. Pero eso no es más que una esperanza.
Pero baste decir que estos problemas nunca nos los
habíamos planteado ninguno de nosotros, jamás lo habíamos oído plantear a
ninguno de nuestros técnicos, sino hasta que por primera vez llegó a Cuba esa
obra del profesor Voisin que ya señalaba dos aspectos importantísimos: la importancia de la micro fauna del suelo y
el problema de los años de miseria.
También en ese libro se señalan y se estudian y se analizan una serie de
cuestiones muy importantes acerca de la evolución de la flora de los pastos,
pero en fin que sería largo; yo simplemente quiero, más o menos, dar una idea
de cómo se fue desarrollando, en mi caso por ejemplo, el interés por todas
estas cuestiones, cómo fui conociendo al profesor Voisin a través de sus
libros.
Posteriormente obtuve un segundo libro que fue “productividad de la hierba”. Ya el libro “Productividad de la hierba” es
algo que, desde el punto de vista práctico para nosotros, constituye un
inapreciable aporte. Puede decirse que
el estudio y la aplicación del sistema señalado en el libro “Productividad de
la hierba”, puede significar para nosotros
económicamente cientos de millones de pesos todos los años; hablo de millones
de pesos para dar una idea de la importancia económica que puede tener la
aplicación de una técnica correcta en la agricultura. Porque, desde luego, la producción con el
sistema que se plantea en el libro “Productividad de la hierba” se triplica;
ahora, con ese sistema más la fertilización, la producción actual de nuestros
pastos se puede septuplicar.
Posiblemente no hay ninguna rama de nuestra agricultura que permita
elevar la productividad en un grado tan alto como en los pastos.
Pero ya el libro “Productividad de la hierba” es un
libro para el agrónomo, es un libro con una gran función práctica, un libro
cuyas indicaciones se pueden poner inmediatamente en la práctica; y, desde
luego, es para nosotros una satisfacción poder afirmar aquí que ya nosotros
hemos, experimentalmente, aplicado el sistema que se preconiza en ese libro, y
los resultados son increíbles. Baste
decir que, por ejemplo, en donde se está aplicando ese sistema, en pleno mes de
diciembre, cuando ya la hierba en otros potreros está pálida, el ganado
prácticamente está pasando hambre, allí la hierba está como en plena primavera;
baste decir que allí en siete caballerías se tienen 250 vacas; baste decir que
allí, en aquella lechería, con un solo ordeño, sin consumir pienso y criando el
ternero, tienen una producción más alta que las otras lecherías donde las vacas
se ordeñan dos veces, donde el ternero se cría con leche en polvo, y donde
además se le da pienso al ganado.
Esto da una idea de la importancia y del interés que
para nosotros despertó este sistema, cuando precisamente nos empezamos a
preocupar de manera práctica por estas cuestiones por la tremenda preocupación
que teníamos respecto al pienso y a la necesidad de resolver el problema de la
leche sin que creciera año por año el gasto en divisas del país.
En el libro “Productividad de la hierba” se preconiza
el sistema del pastoreo en rotación y se hace un análisis verdaderamente
científico del sistema, y un análisis además de todos los fallos del
sistema. En nuestro país el pastoreo en
rotación se había estado tratando de aplicar;
no era una cosa enteramente nueva, sobre eso sí habíamos oído hablar,
distintas personas hablaban del pastoreo en rotación.
Pero cuando tuvimos oportunidad de conocer ese libro
nos dimos cuenta dónde estaba el fallo esencial. Y resulta muy curioso: el fallo en que estábamos incurriendo
en Cuba era el mismo fallo en que prácticamente se había incurrido en todas partes
del mundo, era el mismo fallo en que incluso habían incurrido en casi todos los
centros de investigación del mundo; y que precisamente para nosotros es el
aporte esencial de las ideas de Voisin a nuestra técnica agrícola. Porque a través de ese libro vimos en qué
consistía ese fallo, y ese fallo consistía en lo que se llama técnicamente
“tiempo de reposo igual”, y que en realidad quiere decir que en cualquier mes
del año, en cualquier estación del año, se dejaba descansar la hierba el mismo
número de días. Es decir, por ejemplo,
en Camagüey creo que tenían 10 cuartones; estaba el ganado —no sé si recuerdo— ocho días. Entonces la hierba descansaba 30 días en
cualquier mes del año; treinta, o veitanto, o treinta
y tanto en cualquier mes del año.
Entonces, en eso consistía el fallo fundamentalmente: de que había que
darle a la hierba distintos períodos de descanso según el mes del año, según la
estación del año.
¿Por qué?
Porque hay épocas del año en que la hierba crece en 30 días, y aun en
menos de 30 días alcanza sus niveles óptimos; hay épocas del año en que la
hierba necesita el doble de tiempo, y en ocasiones casi el triple de
tiempo. ¿Y qué ocurría? En primavera tenían mucha hierba, pero cuando
ya iba entrando el otoño, cuando llegaba la época de seca propiamente y le
daban 30 días, cada mes tenían menos hierba.
Entonces incurrían en lo que técnicamente el profesor Voisin señala como
“aceleración fuera de tiempo”.
¿Qué es la aceleración fuera de tiempo? Le dieron 30 días de descanso en junio, les
alcanzó la comida; le dieron en julio, en agosto, otros 30 días. Pero ya en septiembre le dieron 30 días, o en
noviembre 30 días, y no les alcanzó; y, en consecuencia, adelantan. Sacan el ganado, y en vez de tenerlo seis
días lo tienen tres días nada más, y van para el otro.
Entonces, resultado: cuando la hierba necesita más descanso
tiene precisamente menos descanso, porque van acelerando: tres días, tres días, tres días, son ocho
lugares. Ya son 21 días. Y la próxima vez la dejan dos, y la próxima
vez la dejan uno, porque ya apenas la parcela les produce hierba para un día, y
el resultado es que llega el momento en que tienen que estar dándole una semana
de descanso; el resultado es que se liquidan los pastos.
Y precisamente cuando nosotros visitamos la provincia
de Camagüey, conversamos con los compañeros que habían trabajado en eso, les
preguntamos cómo tenían funcionando el sistema del pastoreo en rotación. Nos explicaron que estaban dándole un tiempo
de descanso igual. Y yo les dije: ¿Y qué les
pasa? Dicen: Bueno, cuando nos empieza a faltar la
hierba empezamos a darles menos tiempo en cada parcela y a tratar de ganar
tiempo.
A través de la obra, del libro “Productividad de la
hierba” del profesor Voisin, se ve que precisamente ese fue el fallo esencial
del pastoreo en rotación, el que llevó a que mucha gente incluso perdiera la fe
en el pastoreo en rotación.
Es interesante que, por ejemplo, en los propios
Estados Unidos, cuya técnica agrícola es bastante avanzada, los problemas del
pastoreo en rotación recientemente es que han empezado
a comprenderlo y a aplicarlo. Se puede
decir que es muy reciente la elaboración de un sistema que realmente convierte
el pastoreo en rotación en una de las técnicas más perfectas para explotación
de los pastos. Y ese es precisamente el
aporte esencial del profesor Voisin en la cuestión del pastoreo en
rotación.
Para nosotros ese libro, sencillo, claro, ameno,
inteligible, es un material técnico de una importancia extraordinaria;
prácticamente en este momento hay miles de personas en todo el país estudiando
ese libro. Desde luego que a través de
las conferencias del profesor Voisin algunas de estas cosas serán expuestas con
precisión, sistemáticamente. Yo estoy
simplemente dando algunas de las ideas de carácter general.
De los tres libros del profesor Voisin, se puede decir
que uno —”Productividad de la
hierba”— es un libro para el agrónomo; el libro “Dinámica de los pastos” es un
libro que lo puede usar el agrónomo, lo puede utilizar el botánico, es decir,
un libro de carácter —se puede decir— más científico. El de “Productividad de la hierba” es más
práctico, aunque tiene una sólida base científica. Pero el profesor Voisin tiene un tercer
libro, segundo en la serie, que es “Suelo, hierba, cáncer”. Se puede decir que este es un libro para
agricultores, pero más todavía es un libro para médicos.
Y aquí viene uno de los aspectos más interesantes, que
a nosotros más nos ha llamado la atención de la obra científica del profesor Voisin,
y es el aspecto humano de sus investigaciones científicas, y el aporte de un
punto de vista que es enteramente nuevo.
Es enteramente nuevo para nosotros, desde luego, pero no solo es
enteramente nuevo para nosotros, es enteramente nuevo para todo el mundo; es un
punto de vista enteramente nuevo.
Y puede decirse que el profesor Voisin además de un
científico es un apóstol del hombre, un apóstol de la salud del hombre, y sobre
todo un apóstol de la medicina preventiva.
Hay cosas en ese libro que, para quien no haya
meditado nunca sobre ese problema, resultan verdaderamente nuevas,
verdaderamente increíbles y, en algunas ocasiones, traumatizantes. Ese libro analiza la influencia del suelo
sobre el hombre a través de los animales y a través de las plantas. Y nos permite ver la estrecha relación, la
extraordinaria relación que hay entre la salud humana y el suelo donde se
producen los alimentos del hombre, entre la salud humana y las técnicas que se
aplican para producir los alimentos del hombre.
El título de esa obra “Suelo, hierba, cáncer” es un
título sugestivo, sugestivo. Porque hay
ya una serie de enfermedades que se conocen y que se ha podido comprobar que
dependen de la alimentación y de las condiciones en que se produce esa
alimentación, y posiblemente quede mucho por investigar en ese sentido.
Nosotros hemos obsequiado una serie de esos libros a
médicos, a estudiantes de medicina, y, en general, veo que despiertan un
interés muy grande.
Y esta concepción del profesor Voisin de la
importancia del suelo, de las técnicas de cultivo en la alimentación humana, es
lo que le ha permitido a él elaborar una idea nueva, revolucionaria, que él
defiende con mucho énfasis. Y es la
necesidad de la relación más estrecha entre los agricultores y los médicos.
Posiblemente a alguien que le hubiesen dicho hace
algún tiempo aquí que existía una gran relación entre la escuela de agronomía y
la escuela de medicina le habría sorprendido: le habría parecido que prácticamente
la escuela de' agronomía no tenía nada que ver con la escuela de medicina —y
como el profesor Landa está mirando muy serio, pienso que posiblemente sea que
él cree que yo me he olvidado de la veterinaria—, en realidad, se puede decir
entre las ciencias agropecuarias y la medicina.
El profesor Voisin es partidario, incluso —y nos la
sugiere a nosotros—, de la idea de organizar en nuestra universidad lo que
pudiera llamarse la Facultad de Ecología Humana. En la esencia, se dedicaría al estudio de la
influencia del medio, de la influencia del ambiente en la salud humana.
En realidad, a pesar de que cada ciencia tiende hoy a
la especialización, sin duda de ninguna clase la medicina y la agricultura
están llamadas a tener una relación cada vez más estrecha.
Nosotros, cuando organizamos las primeras escuelas de
suelos y fertilizantes, les decíamos a algunos compañeros que en el futuro la
medicina y la agricultura se encontrarían en el suelo. También se puede decir que la agricultura y
la medicina se encontrarían en la bioquímica.
Esa relación entre la agricultura y la medicina tiene
que ver también con un concepto de la medicina distinto al que tradicionalmente
conocemos. Tradicionalmente se tiene un
concepto terapéutico de la medicina. Y
este concepto está relacionado más bien —la idea del profesor Voisin— con la
medicina preventiva.
El profesor Voisin dice que nosotros debemos avanzar
extraordinariamente en la medicina preventiva, puesto que podemos trabajar sin
las interferencias de factores de carácter comercial o de carácter mercantil,
en lo que se refiere a la salud. Esto
quiere decir que nosotros tenemos la posibilidad de desarrollar una medicina
que impida que el hombre vaya a los hospitales; no curar al hombre en los
hospitales, sino impedir que el hombre tenga que ir a los hospitales.
Y, ciertamente, nosotros habíamos oído hablar de
medicina preventiva. Pero la idea de la
medicina preventiva para nosotros no pasaba más que del problema de la vacuna,
la vacunación masiva, es decir, un aspecto de la medicina preventiva, hervir el
agua, adoptar medidas higiénicas con la leche, con los alimentos. Pero nosotros nunca habíamos oído hablar de
la medicina preventiva relacionada con la calidad biológica de los alimentos
que ingerimos. Es decir, nuestra
medicina —sobre todo, después de la
Revolución— se orientó mucho hacia la prevención de las enfermedades, pero en
un aspecto.
y la idea esencial de la medicina preventiva de que
aquí se habla es, precisamente, la medicina preventiva basada en la calidad
biológica de los alimentos que el hombre consume.
¿Cuándo nosotros habíamos oído hablar de eso? Cuando cualquier dietista le recomendaba a un
enfermo una dieta de leche, de carne, de vegetales, le señalaba cantidades: “tantas libras de
carne, tantos litros de leche, tantas onzas o libras de vegetales”. Cuando decía: “consuma tomates”, pues sencillamente
se limitaba a decir: “consuma tantas
cantidades de tomates todos los días”.
Nunca ningún dietista indicó: “consuma tomates de tal calidad
biológica”, o “consuma leche o carne de tal calidad biológica”, o “consuma
fruta de tal calidad biológica”.
A todos nosotros nos parece que un tomate, que una
fruta cualquiera, que un alimento cualquiera se mide por cantidades; que su
importancia o su influencia en la salud, se mide por cantidades: por libras, por
onzas, por gramos.
Y fue precisamente a través de las obras del profesor
Voisin cuando por primera vez nosotros pudimos encontrar, ver, escuchar, leer
un punto de vista distinto. Fue por
primera vez en mi vida que yo oí decir que un tomate podía tener tres veces más
vitaminas que otro tomate, que una variedad de manzana podía tener hasta quince
veces más vitaminas que otra variedad de manzana; y que eso dependía de la
técnica de cultivo, que eso dependía del sistema de cultivo. Claro que en el caso del ejemplo de la
variedad, no; pero sí en el ejemplo del tomate.
Es decir, un tomate de la misma variedad que otro, puede tener uno tres
veces más vitaminas, dependiendo de la forma en que se ha cultivado ese
tomate.
Fue cuando por primera vez pudimos nosotros comprender
que en nuestro futuro existía la posibilidad, en las condiciones que nos brinda
nuestro sistema social sin interferencias de intereses de carácter comercial,
de establecer una producción que tomara en cuenta no solo la cantidad sino
también la calidad. Fue por primera vez
que nosotros leímos, o vimos, tuvimos la noticia de que un alimento podía tener
más cantidades de microelementos que otro alimento, y que tanto esos
microelementos como esas vitaminas, tenían una importancia esencial para la
salud humana.
y realmente, para nosotros todo eso fue una verdadera
revelación. La importancia de esto está
relacionada con el hecho de que la salud humana, el organismo humano se
defiende, por ejemplo, del ataque de las enfermedades a través de sistemas
defensivos que la naturaleza le ha dotado.
Y hay sistema de defensa genérico, y sistema de defensa específico;
sistema de defensa contra todas las enfermedades en general, y sistema de
defensa contra determinadas enfermedades en particular.
y sobre estos problemas cada vez más interesantes, hay
algo que ya los médicos... este sistema
de los mecanismos con que la naturaleza dota a los seres vivos para defenderse
de los ataques del exterior.
Hay una cuestión que ya empieza a preocupar mucho a
nuestros médicos, y es el problema de la inmunidad de ciertos gérmenes a los
antibióticos. Por ejemplo, ya cualquiera
de nuestros médicos, en cualquiera de nuestros hospitales plantea el problema
de cómo una serie de gérmenes se han hecho resistentes al efecto de los
antibióticos y ya prácticamente, una de las primeras cosas que se hace antes de
aplicar un antibiótico, es hacer un análisis para ver a qué antibiótico es
sensible ese germen, y en ocasiones da una lista de diez antibióticos, se encuentran
que el germen es resistente a ocho. ¿Qué
quiere decir eso? Quiere decir que los
organismos, simples o complejos, tienen mecanismos de adaptación, mecanismos de
defensa. Al extremo de que ya las
enfermedades infecciosas comienzan a ser de nuevo, otra vez, un problema. ¿Y por qué, esencialmente? Por el abuso de los antibióticos, por el uso
indiscriminado de los antibióticos que han ido reduciendo su eficacia, puesto que
para cualquier cosa cualquiera recetaba un antibiótico, o cualquiera se recetaba
a sí mismo un antibiótico.
Y desde luego, los médicos son muy sensibles a algo
que para ellos es muy claro, y es la influencia que tenían los intereses de
carácter comercial en todos estos problemas; la propaganda comercial, la venta
sin control de antibióticos, hormonas, y toda una serie de medicamentos por
razones comerciales, que no es poco el daño que han ocasionado ya a la salud, y
sobre todo el daño que ocasionan desde el momento que hacen prácticamente
inservibles antibióticos que en los primeros tiempos tuvieron una eficacia
tremenda. Y ya los médicos están
preocupados de cómo usar los antibióticos, ya en las operaciones no utilizan el
antibiótico preventivamente, ya van cada vez más a controlarlo, a aplicarlo en
los casos estrictamente necesarios.
Pero en fin, la naturaleza dota a los seres vivos de
medios de adaptación, y el organismo humano no es uno de los organismos menos
dotados de medios de defensa contra las enfermedades. Pero esos medios de defensa, según se explica
en ese libro de “Suelo, hierba y cáncer”, actúan en función de determinados
elementos, de determinadas enzimas, en los cuales a su vez, todos esos
mecanismos defensivos operan. Para poder
operar, necesitan, se puede decir, la materia prima. ¿Cuál es la materia prima? Las vitaminas, las proteínas, los
microelementos, y precisamente ahí es donde se abre el inmenso campo para la
investigación, y es ahí donde señala precisamente, el profesor Voisin, el
camino para desarrollar la medicina preventiva, que consiste, precisamente, en
dotar al organismo de todos los elementos que el organismo necesita para
desarrollar su propia defensa contra el ataque de los agentes exteriores, es
decir, de las bacterias y de los virus.
Y algunos se preguntarán: ¿Qué tiene que ver la agricultura con
esto? Pues es muy sencillo y es
increíblemente sencillo. En casi todos
los libros del profesor Voisin, pero hay un libro que ese no está todavía
editado en español, llamado “Las nuevas leyes científicas de la aplicación de
los fertilizantes”, en que explica los mecanismos mediante los cuales las
plantas absorben los elementos, producen, además, las vitaminas que después el
organismo humano asimila. Señala la
atención sobre un problema gravísimo en todo el mundo de hoy.
y todos nosotros hemos oído hablar de cuán
extraordinariamente avanzada está la técnica agrícola en todo el mundo, y nos
dicen: en tal
país obtienen tantos quintales métricos por hectárea de tal producto, y
prácticamente, todas las estadísticas del mundo señalan el desarrollo de la
técnica agrícola por la cantidad de cosechas producidas. Y esencialmente puede decirse que en todos
los países del mundo, y sobre todo en los más adelantados, la agricultura está
basada, esencialmente, en la cantidad y no en la calidad, y solo se preocupan
de añadirle un microelemento cuando la ausencia de ese microelemento afecta la
cantidad, pero jamás se preocupan de añadirle un microelemento cuando la
ausencia de ese microelemento afecta la calidad, porque la calidad nunca se ha
tenido en cuenta. Y es precisamente ese
problema el que señala el profesor Voisin y da la voz de alerta contra lo que
él califica uno de los problemas más grandes de la civilización actual, contra
lo que él califica, incluso, de “hambres clandestinas”, que él señala que son
similares, y que pueden hacer tanto daño como la otra, la que no es
clandestina.
y él considera que en muchos países, con un estándar de
vida alto, con un gran desarrollo agrícola, están teniendo lugar esas “hambres
clandestinas”, que son consecuencia de la carencia de determinados elementos
esenciales para la vida en los alimentos que se producen. Y él explica por qué se han producido esas
carencias. Porque en el suelo hay un
equilibrio, en el estado natural del suelo hay un equilibrio; el hombre rompe
ese equilibrio, rotura la tierra, comienza a producir cada vez cosechas más
grandes. Para producir cosechas más
grandes emplea determinadas variedades, que tienen mayor capacidad de metabolizar los elementos, y sobre todo, emplea los
fertilizantes, y sobre todo, emplea el nitrógeno que es un fertilizante que
estimula el crecimiento de las plantas, que eleva considerablemente la cantidad
de alimentos que se producen.
y entonces él señala que de los numerosos elementos que
la planta necesita y que el hombre necesita...
Porque hay elementos que son esenciales al hombre, por ejemplo: yodo, sodio, es un elemento esencial al
hombre, creo que el cobalto también es un elemento esencial al hombre, sin
embargo, no se considera que el yodo sea esencial para la planta, no se
considera que el sodio sea esencial para la planta. Hay otros elementos que son esenciales para
la planta y no son esenciales para los animales; pero, prácticamente, casi
todos los que son esenciales para la planta son esenciales para los animales,
son esenciales para la vida humana.
Cuando el hombre rompe el equilibrio de la naturaleza,
cultiva, devuelve solo cuatro elementos fundamentalmente: nitrógeno, fósforo, potasio y
calcio. Los demás elementos menores, y
algunos macroelementos, elementos mayores, no los
aplica. Fíjense que casi todas las
fórmulas de fertilización que se conocen en el mundo consisten en tres cifras: 10-20-12, 15-10-10,
6-8-10, etcétera, e infinidad de fórmulas se refieren principalmente a tres
elementos: nitrógeno, fósforo y
potasio. Claro que algunos otros
elementos, como el azufre, como el calcio, van mezclados a esos fertilizantes,
algunos de esos elementos, pero todo lo más son cinco, seis elementos.
A la tierra se le está extrayendo constantemente de
todos sus elementos, y se le están devolviendo tres, cuatro, o cinco. Con las técnicas modernas se hacen cantidades
muy grandes de cosechas, y sin embargo solo se le devuelve tres o cuatro
elementos; los productores comerciales de alimentos devuelven aquellos que les
permiten obtener la mayor cantidad de productos. Consecuencia: se crea el desequilibrio en el suelo,
los alimentos empiezan a tener cada vez menos elementos esenciales para la
vida; pero no solo eso: el empleo de los
fertilizantes, que Voisin considera uno de los más grandes inventos del hombre,
sin los cuales el hombre realmente se vería sometido al hambre, no es aplicado
de una manera científica, no se usa, sino que se abusa de los
fertilizantes.
y él ha estudiado ese problema, y ha establecido una
serie de leyes, que llama “Leyes científicas de la aplicación de los
fertilizantes” y que en esencia consiste en esto: que demasiado fertilizante o poco
fertilizante, es decir, que exceso de fertilizante o déficit de fertilizante
afecta la cantidad y también puede afectar la calidad de los alimentos.
¿Cómo se aplican los fertilizantes en la agricultura
hoy? En virtud de fórmulas comerciales,
en virtud de propaganda; y, sin embargo, con esos fertilizantes se está
produciendo el alimento humano, y de la calidad de esos alimentos va a depender
la salud humana. ¿Y qué ocurre? Pues se utilizan cantidades indiscriminadas
de fertilizantes. ¿Qué ocurre con los
elementos del suelo, de los cuales se nutre la planta, de los cuales se nutre
el hombre? Pues sencillamente que esos
elementos necesitan estar en la tierra en determinadas proporciones, las
cantidades de esos elementos deben existir en la tierra y deben estar de una
forma equilibrada a disposición de las plantas.
Cuando hay un exceso de uno de esos elementos se produce entonces el
antagonismo entre ese elemento y otro elemento y se produce un déficit. Y, por ejemplo, en el suelo puede haber un
elemento determinado en cantidades suficientes para la planta, añadirse a ese
suelo cantidades excesivas de otro elemento, y entonces este elemento se hace
inasimilable.
De estas cosas posiblemente muchos de nosotros nunca
habíamos oído decir una sola palabra. Y
ahí están, por ejemplo, toda una serie de cosas. El exceso de potasio, por ejemplo, hace inasimilable
el calcio, el sodio y el magnesio; el exceso de potasio hace inasimilable por
ejemplo también el boro; ahora, el magnesio es un elemento esencial, el
magnesio tiene una importancia grande para la célula humana, para el
metabolismo humano, tiene importancia grande en la elaboración de las vitaminas
por las plantas: y, en fin, en un suelo
a una planta determinada, a un cultivo determinado se le aplica un exceso de
magnesio y en consecuencia crece una planta en donde la cantidad de magnesio ha
disminuido considerablemente. Y así
tenemos un solo elemento:
el potasio, qué afecta varios otros elementos, las cantidades de
sodio, las cantidades de calcio, las cantidades de magnesio, que hay en una
planta. El fósforo, otro de los
elementos que se aplica mucho, exceso de fósforo produce deficiencia de zinc y
deficiencia de cobre; exceso de calcio
produce deficiencia de manganeso; exceso de nitrógeno produce deficiencia de
cobre, es decir, la aplicación continuada del nitrógeno.
A su vez, las deficiencias: suelo ácido produce una deficiencia de
fósforo en las plantas, produce una deficiencia de molibdeno. Ahora, la deficiencia de cualquiera de estos
elementos produce en la planta deficiencia de determinadas vitaminas. Vitamina C, el manganeso; Vitamina A, por
ejemplo, la cantidad de caroteno —que es la base de Vitamina A— se disminuye,
no se metaboliza en la planta cuando tiene deficiencia de sodio, cuando tiene
deficiencia de magnesio creo que también.
Y otra cosa: el
fósforo, por ejemplo, o el cobre —no sé cuál de estos dos elementos— tiene una
importancia grande también en la Vitamina B12, creo que es... no sé si será el manganeso, si el profesor me
pudiera... (ALGUIEN DE LOS PRESENTES LE
DICE ALGO.)
El cobalto, ¿no?, para la riboflavina. ¿Quiénes son los estudiantes de medicina por
ahí? (UNO DE LOS ESTUDIANTES LE DICE
ALGO.)
Está bien.
Entonces la deficiencia es de manganeso.
No, de cobalto. ¿Y el manganeso
qué deficiencia produce?... No se sabe,
hay que investigarlo (RISAS).
(EL PROFESOR ANDRE VOISIN LE PREGUNTA EN RELACION CON
LOS ESTUDIANTES DE MEDICINA).
¿Estudiantes de medicina? Son de veterinaria. Aquí lo que hay son profesores de medicina,
médicos, hay algunos médicos.
Yo por lo menos he visto algunos aquí, al decano de la
escuela de medicina, compañero Dorticós, y debe haber unos cuantos más. Fueron invitados.
(EL PROFESOR ANDRE VOISIN SE DIRIGE DE NUEVO AL DOCTOR
CASTRO).
Cobalto. Como
ustedes ven, esta es una cuestión de sumo interés, puesto que, ¿quién tiene en
cuenta estos factores cuando produce los alimentos? ¿Quién tiene en cuenta estos factores cuando
están produciendo los vegetales, cuando están cultivando los vegetales que
consume la población? Este es un factor
que prácticamente no se ha tenido en cuenta en ninguna parte del mundo.
(HAY UNA BREVE
INTERRUPCION CON MOTIVO DE UNA DEFICIENCIA EN LA CABINA DE TRADUCCION).
LIONEL SOTO.- Bien: el profesor Voisin quiso expresarle al
compañero Primer Ministro que al escucharlo en su explicación él piensa que el
compañero Primer Ministro es el mejor de sus alumnos, de sus estudiantes
(APLAUSOS PROLONGADOS).
COMANDANTE FIDEL CASTRO.- Yo le doy las gracias al
profesor Voisin pero simplemente en realidad yo me considero un alumno que
tengo mucho que estudiar todavía sobre todos esos libros y más bien me siento
como un alumno nervioso aquí en presencia del profesor.
En realidad yo estoy tratando de explicar aquellas
razones, aquellos elementos, aquellos puntos de vista que más despertaron mi
interés, como estoy seguro de que van a despertar el interés de prácticamente
todo el pueblo.
Precisamente nosotros estábamos esperando la visita
del profesor Voisin, a fin de que nos autorizara para que algunos de esos
libros que tienen un interés desde todo punto de vista, tanto desde el punto de
vista médico, como desde el punto de vista humano, como desde el punto de vista
económico, muy grande para todos nosotros, y precisamente esta conferencia es
lo que nosotros estábamos esperando para que, a través de ella, se despertara
el interés que facilitara la atención hacia todas estas cuestiones, hacia estos
temas, y hacia todos los materiales de carácter científico que se van a
divulgar a través de nuestros periódicos y a través de nuestras revistas.
Yo no tengo la menor duda, no tengo la menor duda de
dos cosas: primero,
que en este problema tenemos un gran campo, un extraordinario campo, de una
extraordinaria repercusión humana; y, segundo, que nosotros tenemos las
condiciones ideales para avanzar por este campo tan lejos cuanto deseemos
hacerlo.
En cierto sentido estamos trabajando. Y sobre estas cuestiones que actualmente
estábamos señalando aquí dentro de algunos años habrá decenas de miles de
técnicos que conocerán a cabalidad, que dominarán a cabalidad esos conocimientos. Nosotros no iremos al desarrollo de una
técnica agrícola buscando la cantidad solamente, nosotros iremos buscando la
cantidad y la calidad de los alimentos.
y en el futuro tendremos una nueva magnitud para medir
el valor de nuestros productos, es decir, tantas cantidades de un producto de
tal calidad, porque realmente en nuestro país se dan todas las condiciones para
que podamos perseguir esta aspiración.
Al principio la preocupación también en nosotros era
la cuestión de elevar la producción a base de cantidad. No siempre la técnica que produce la mayor
cantidad produce la mejor calidad. Los
productores con fines comerciales se preocupan de la cantidad y en ocasiones,
cuando un elemento afecta la cantidad, se lo aplican. El profesor pone una serie de ejemplos de
esos. Por ejemplo, en el cultivo de la
cebolla determinados elementos permiten una mejor presentación, una mayor
cantidad, tienen mejor precio, pero simplemente por las apariencias exteriores,
porque se conserva mejor, entonces aplican ese microelemento, pero cuando la
falta de un microelemento no afecta la cantidad de productos no se preocupan
los agricultores con fines comerciales.
En la actualidad se está llevando a cabo un programa
de formación de técnicos con el propósito de poder llevar a cada parcela de
tierra, prácticamente, a cada granja, a cada lote de tierra, un técnico. Y llegará el día en que al frente de cada
lote de nuestra tierra haya un técnico, con una preparación seria, profunda y,
además, con esta filosofía de producir en cantidad y en calidad. Además, esos técnicos estarán asistidos por
todos los medios, todos los laboratorios que sean necesarios y, además, deberán
ser apoyados por todas las investigaciones que son necesarias.
Se puede afirmar que hoy día en muchos productos ya
sería posible seguir esta línea de producir en cantidad y en calidad, pero no
queda duda alguna de que hay un campo muy grande para la investigación, porque
nosotros conocemos ya, por ejemplo, por estos mismos libros y por las investigaciones
que se han realizado, los antagonismos de determinados elementos, unos con
otros; la influencia que tiene en determinadas enfermedades algunos de estos
elementos, pero sin duda que todavía nos falta mucho por conocer, mucho por
investigar en ese sentido. ¡Quién sabe
cuántas cosas más se puedan comprobar, se puedan investigar trabajando en esa
dirección!
Pero sin duda que ya hay una serie de productos en que
la cuestión de la calidad se pudiera desarrollar, es decir, se pudiera atender
cabalmente. Pero tiene que llegar un día
en que todos y cada uno de los productos que consuma la población tengan un
valor biológico máximo, óptimo. Esa debe
ser la aspiración de nuestra técnica agrícola.
Actualmente hay una serie de escuelas, de institutos
tecnológicos de estudiantes y de obreros.
Aquí están representados algunos de esos institutos tecnológicos. Para el próximo trimestre tendremos unos 7
000 estudiantes, entre obreros y estudiantes, obreros que estarán estudiando,
es decir, unos 2 000 procedentes de las escuelas secundarias y unos 5 000 obreros; ya estarán estudiando
estas cuestiones. Además, están
preparándose nuevos profesores, están adquiriéndose los equipos de
laboratorio. Esos institutos van a estar
dotados de todos los medios necesarios.
Vamos a tener también el próximo año —ya comienza— un centro de
investigaciones científicas; vamos a organizar también el próximo año un
instituto de nutrición animal, y vamos a llevar a cabo una divulgación muy
amplia de todas estas cuestiones.
Ya en la actualidad nosotros hemos adquirido cerca de
20 000 libros de estos tres tomos:
“Productividad de la hierba”, “Suelo, hierba y cáncer”, “Dinámica de los
pastos”; el profesor Voisin ha tenido la gentileza de obsequiarnos, obsequiarle
a nuestro país el derecho a editar uno de sus libros, y es aquel a que me
refería de “Las nuevas leyes científicas de la aplicación de los
fertilizantes”, y él desea que esos derechos que él nos cede a nosotros sean
utilizados como ayuda para compensar los daños que el ciclón “Flora” ocasionó
en nuestro país (APLAUSOS PROLONGADOS).
Asimismo nos cede sus derechos, con el mismo sentido,
de las 10 conferencias que él va a pronunciar, en las cuales —como explicó
aquí— trabajó durante meses duramente, y que fueron ya traducidas e impresas en
nuestro país. Tengo entendido que mañana
esas conferencias se van a repartir, no sé si al final o al principio... (LE DICEN QUE AL PRINCIPIO.) ¡Al comenzar las conferencias! Es decir, que todos los invitados recibirán
uno de esos libros.
y respecto a las demás obras —que actualmente se han
repartido ya algunos miles— es propósito del gobierno revolucionario adquirir
cantidades considerables de esas obras, para irlas distribuyendo en las
escuelas, en las granjas, y sobre todo en los distintos niveles de técnicos que
están relacionados con las cuestiones de la agricultura.
Pero, en realidad, posiblemente el profesor Voisin no
haya podido todavía, él mismo no haya podido darse cuenta de otro beneficio
para nosotros de sus obras, que es el beneficio para nuestra economía y el
beneficio para nuestro pueblo.
Es indiscutible que la aplicación ya del pastoreo
racional en la producción agropecuaria significa un salto técnico
extraordinario y unas posibilidades ilimitadas de aumentar la producción de
leche y de carne. Además, con un costo
que no se puede comparar con lo que costaba producir aquí un litro de leche a
base de pienso importado; baste decir que con el pastoreo racional el costo del
alimento por litro de leche es de menos de un centavo, el costo del alimento
—desde luego, hay que ordeñar la vaca, las instalaciones y todas esas cosas—,
mientras que el costo del alimento de un litro de leche a base de pienso está
entre cuatro y cinco centavos, que tenemos que gastarlos en divisa por cada
litro de leche, para producir un litro de leche.
y actualmente ya se está partiendo de las primeras
experiencias, porque él aconseja en estas cuestiones no apurarse, siempre está
señalando el aspecto económico. Y es
cosa de curiosidad —y voy a aprovechar la oportunidad para decirlo—: nosotros
últimamente hemos recibido, hemos conocido dos técnicos de gran prestigio; uno
de ellos, que estuvo hace algunos meses en nuestro país, es un bromatólogo
escocés, y ahora el profesor Voisin. Y
hay que decir que los dos han mostrado mucha más preocupación por la cuestión
de los costos, y han insistido mucho más en la cuestión de los gastos, y
aconsejado tener cuidado en los gastos y aconsejado economía, de lo que no le
he oído todavía a ninguno de nuestros compañeros que trabajan en cualquier
frente de la economía. Me llamó la
atención, porque se les ve una preocupación tremenda, tanto a Preston como a Voisin, y yo pude apreciarlo cuando
estuvimos en Artemisa, que él siempre iba aconsejando todas aquellas cosas
insistentemente, que no ocasionaran gastos, que redujeran los costos de
producción, es decir, que tienen el problema de los costos, el problema
económico siempre muy presente, y lo tienen más de lo que lo tienen nuestros
propios técnicos, vamos a decir la verdad.
Y, desde luego, eso podría decirse que forma parte de
la ciencia económica. Yo les decía que
el profesor Voisin aconseja mucho en todas estas cuestiones que seamos muy
observadores, que analicemos bien y que vayamos despacio; es uno de los consejos,
nos aconseja ser cautelosos.
Y, desde luego, que los primeros resultados de la
aplicación práctica de ese sistema han sido increíbles, y hay un gran
entusiasmo, prácticamente en todas las provincias están trabajando los
compañeros en ese sentido.
Pero a nosotros nos queda un mundo de cosas por hacer,
y sobre todo un mundo de cosas por investigar.
Pienso que uno de los atractivos mayores que tienen las obras del
profesor Voisin es que son muy analíticas y que es posible que desarrollen,
contribuyan a desarrollar algo que es muy necesario en todos nosotros, porque
todos nosotros estamos en cierta manera influidos de una manera negativa por la
pedagogía que se empleó al educarnos a todos nosotros. Y todos nosotros fuimos educados, enseñados
con métodos pedagógicos antidiluvianos.
¿En qué consiste el fallo principal de esos
métodos? Que no se desarrollaba en el
estudiante, en el joven, la iniciativa, que no se desarrollaba el análisis, que
no desarrollaba el instinto de observarlo todo, de indagarlo todo, de
preguntarse acerca de todo, de analizar, de investigar. Y toda la formación que nosotros hemos
recibido desde el primer grado, no tenía nada que ver con el desarrollo de esa
característica, de ese pensamiento, pensamiento inquisitivo, pensamiento
analítico, espíritu de observación, nos hacían aprender de memoria todo, desde
la regla de aritmética hasta la geografía, la historia, la gramática, la
aritmética. ¡Todo! Y el resultado se ve hoy en muchos de
nuestros técnicos: una
falta tremenda de iniciativa, una falta de espíritu de observación, una falta
de capacidad de análisis. Y ese no es el
tipo de enseñanza, ni mucho menos, adecuada; esa pedagogía se refleja
prácticamente en toda la población adulta de nuestro país.
Y es necesario desarrollar en todos los estudiantes el
espíritu de observación, la capacidad de analizar, de indagar, es decir, no
aceptar las cosas simplemente sin hacer un solo razonamiento porque aparece en
un libro, porque se lo dicen. Y una de
las cosas que nos encontraremos en estas obras, es que estas obras no pretenden
haber solucionado infinidad de problemas, no pretenden haber solucionado muchos
de los problemas; se puede decir que en estas obras incesantemente se están
planteando problemas y se está planteando la necesidad de resolver esos
problemas, se está planteando la necesidad de investigar, se están señalando
las limitaciones de nuestros conocimientos actuales, se están señalando las
grandes fallas de nuestras técnicas de producción y se puede decir que constantemente
se está exhortando, poniendo en duda muchas cosas con un gran espíritu crítico,
cosas que por los demás han sido aceptadas casi secularmente.
Y cuando llegaron a nuestras manos estas obras, ya
nosotros habíamos leído unos cuantos libros más sobre cuestiones de ganadería y
de suelo y de infinidad de cosas, y sobre todo incluso muchos libros
americanos, y hay que decir que los americanos tienen libros buenos y muy
buenos, sin duda. Y muchos de esos
libros que están traducidos al español, pues, han sido adquiridos por nosotros;
pero, sin embargo, hay una característica, hay una gran diferencia entre las
obras de Voisin y esos libros. Se puede
decir que los otros textos tienen una concepción estática de la naturaleza, se
basa en fórmulas, en tablas de alimentación; desde luego, ninguno de estos
factores de carácter humano se analizan, ninguna de estas cuestiones que se
refieren a la calidad de los productos se analizan; son libros que
aparentemente nos presentan la naturaleza de una manera estática, nos señalan
las cantidades de proteínas que tiene cada uno de los pastos, cada una de las
gramíneas, cada una de las leguminosas; nos señalan las fórmulas de
alimentación adecuadas para cada uno de los tipos de vacas según la cantidad de
leche, según el tamaño. Es decir, que
nos presentan una naturaleza completamente estática, una naturaleza
muerta. Sin embargo, una de las
características de las obras del profesor Voisin es su sentido dialéctico de la
naturaleza. No voy a decir que el
profesor Voisin sea político, ni voy, de ninguna manera, a afiliarlo a ninguna
teoría filosófica ni a ningún partido, de ninguna manera (RISAS). ¡Líbrenme de eso! Estaría reñido por completo, en primer lugar,
con nuestra hospitalidad.
Pero quiero decir que la concepción de la naturaleza,
en mi opinión, es una concepción absolutamente dialéctica de la naturaleza, en
ningún instante presenta una naturaleza estática; presenta una naturaleza
cambiante, presenta una naturaleza dinámica, incesantemente está analizando la
interrelación que existe entre un factor y otro factor y constantemente señala
“es muy difícil analizar el efecto de un solo factor aisladamente, porque cada
factor actúa conjuntamente con toda otra serie de factores”. Es decir, basta que cambie un factor y puede
ocurrir que el cambio de un factor produzca un cambio en el conjunto de todos
los demás factores, en el resultado de la acción de todos los demás
factores.
En todos sus estudios sobre los pastos, sobre la flora
de los pastos, sobre el desarrollo de la flora de los pastos, constantemente
nos está explicando una naturaleza dinámica, una naturaleza cambiante,
constantemente nos está explicando cómo cada uno de los factores interviene
para producir determinadas consecuencias.
Al mismo tiempo que tiene muy en cuenta todas las leyes de la
naturaleza, las consecuencias que tienen lugar cuando se viola una de las leyes
de la naturaleza. Y sus libros nos están
mostrando un mundo en movimiento, una naturaleza en movimiento. Hemos oído hablar del materialismo dialéctico,
etcétera, etcétera, pero sinceramente cuando uno lee esos libros ve la
naturaleza en acción, ve las leyes de la dialéctica en acción, ve las leyes de
la materia en acción.
y entre las muchas, muchas cosas útiles que nosotros
podemos recibir del estudio de esas obras está esa
concepción de la naturaleza, ese espíritu de análisis, de investigación. Por ejemplo, en las tablas de Morrison, de alimentación de Morrison,
en casi todos los libros de suelos y fertilizantes nos hablan de la cantidad de
proteínas que tiene la bermuda, la cantidad de proteínas que tiene el maíz, que
tiene la soya y, sin embargo, por primera vez el profesor Voisin dice, plantea
“todas esas fórmulas en que señalan las cantidades de proteínas de un alimento
determinado, son de carácter convencional, porque todas son el resultado de
multiplicar la cantidad de nitrógeno en el análisis, por una cifra aproximada a
6,25”. Entonces él señala que puede
haber en un pasto cantidades de nitrógeno que no han sido suficientemente
asimiladas por la planta, cantidades de nitrógeno que no están sintetizadas en
proteínas y que, sin embargo, cualquiera valiéndose de un simple análisis de
laboratorio dice: le
estoy dando tal pasto con tales cantidades de proteínas a los animales.
Sin embargo, antes de que a nosotros se nos plantee
una duda de ese tipo, nosotros estamos creyendo ciegamente en un análisis de
laboratorio, y estamos mandando a analizar las cosas al laboratorio y estamos
recibiendo las pruebas creyendo que esos análisis tienen una importancia y
entonces nos señala: no crean en esos
análisis que tienen un valor muy relativo y no tienen ninguna importancia si no
son acompañados por el análisis biológico, es decir, cuál es el resultado que
produce en los animales tal alimentación.
y nos enseña que el examen biológico, el análisis
biológico, o el resultado biológico siempre tiene que
estar complementando el análisis químico.
Sin embargo nosotros en otro tipo de libro aceptábamos como una verdad
indiscutible el que tal análisis podía decirnos a nosotros las cantidades de
proteínas que existían en un alimento determinado.
¿Qué nos enseña eso?
Nos enseña a abandonar las posiciones dogmáticas en la ciencia, nos
enseña a someter todas las afirmaciones y todas las cosas que se lean, a análisis,
a poner muchas cosas en duda; porque no se olviden de que la ciencia ha
avanzado precisamente en aquellos instantes en que puso en duda toda una serie
de verdades consideradas como irrebatibles.
y es necesario que en nuestros estudiantes se desarrolle
ese espíritu crítico de investigación, de observación, de análisis, esa
concepción dialéctica de la naturaleza.
y por eso decía que nosotros tenemos muchas cosas que
aprender de esas obras; vamos a recibir grandes beneficios.
Por otro lado, para nuestro país, para nuestro pueblo,
cuyo interés por las cosas de la ciencia y de la técnica se despierta cada vez
más, se puede decir que estas conferencias que se inauguran esta noche son el
símbolo de la dirección en que marcha el país, y son un síntoma del interés que
se despierta por la ciencia y por la técnica.
El hecho de que el número de más de 400 invitaciones
que se hicieron no hubiesen sido suficientes para todas las personas que
deseaban asistir a estas conferencias, demuestra cuánto interés se ha
despertado. Y nosotros tendremos que
agradecerle al profesor Voisin la atención, el interés que alrededor de su
persona, que alrededor de su visita, se ha suscitado. Su presencia entre nosotros nos ayuda a
impulsar ese interés por la técnica y por la ciencia, nos ayuda a impulsar ese
interés por todas estas cuestiones; y a partir de su visita ya nosotros
empezaremos a divulgar determinadas obras, empezando por las conferencias de
él, en los periódicos. Porque nosotros
hemos adquirido aproximadamente unos 5 300 ejemplares de cada uno de esos
libros, es posible que adquiramos unos 15 000 ó 20 000 ejemplares más, pero sin
embargo no serían suficientes. Si
nosotros tenemos ediciones de periódicos que alcanzan hasta 200 000, 250 000
ejemplares, si nosotros cada una de estas conferencias las vamos editando en
los periódicos y en el campo se van recogiendo cada una de estas ediciones,
mucha gente podrá hacer su libro, mucha gente podrá ir organizando su
libro. Y así se desarrollará una nueva
función de nuestros periódicos, que no es la de simplemente presentar noticias,
dar noticias, dar información, sino de divulgación sobre cuestiones técnicas y
sobre cuestiones científicas.
Esto tiene un campo ilimitado, porque hay algo muy
interesante. Cuando se introduce cualquier
ciudadano en cualquiera de estas materias, inmediatamente empieza a darse
cuenta de la necesidad que tiene de estudiar otras cosas.
Por ejemplo: nosotros hemos distribuido un grupo de
libros. Entre los libros que hemos
distribuido a los compañeros del Partido en las provincias están el de “Suelo y
fertilizantes”, “Productividad de la hierba”, “Suelo, hierba y cáncer”, también
otro libro de suelos, creo que es “Suelos, su uso y mejoramiento”, y no les
hemos dado otros libros; porque nosotros sabemos que a medida que se adentren
en los libros de suelos y en todos estos libros técnicos, van a sentir cada vez
más la necesidad de estudiar botánica, química, matemática, biología. Pero nosotros preferimos que esa necesidad
surja, porque en la escuela a nosotros nos decían a priori: estúdiese ese libro. El libro no nos gustaba, no sabíamos para qué
servía; nos traían a lo mejor una bioquímica, y decíamos: ¡Qué cosa más pesada esta que nos
traen aquí!; ¿para qué sirve todo esto?
Muchas veces en la vida es cuando después se empieza a
conocer para qué sirve cada cosa, sobre todo cuando cualquiera empieza a leer
un libro de técnica y constantemente se está encontrando con una formulita
matemática, con una formulita química, con una fórmula botánica, y, en fin,
empieza a darse cuenta de las limitaciones de su conocimiento, y empieza a
sentir la necesidad real de estudiar esas que se llaman ciencias básicas.
Yo sé que, por ejemplo, las ciencias básicas para los
estudiantes, la bioquímica, es el terror de los estudiantes de primer año de
medicina; y, sin embargo, ya yo sé que algunos compañeros han empezado a
buscarse un ingeniero agrónomo, un profesor de química, antes de recibir esos
libros. Es decir, que han empezado a
sentir esa necesidad muy pronto, y han estado organizando círculos de estudio
sobre química; también creo que nosotros les hemos enviado una botánica a esos
compañeros. Es decir, que sentirán la
necesidad de estudiar esas materias básicas, y se desarrollará el estudio.
Nosotros podemos emplear estos procedimientos de
divulgación para distribuir material de estudio que llegue a todos los rincones
del país, a través de las revistas y a través de los periódicos. Y vamos a comenzar ese programa gracias a la
amabilidad del profesor Voisin con sus conferencias.
Es decir, que de las conferencias del profesor Voisin
se imprimirán aproximadamente en los periódicos —vamos a dividir más o menos a
los periódicos para distintas materias— más de 200 000 diariamente; y en todos
los rincones del país los trabajadores agrícolas tendrán oportunidad de leer
las conferencias, y todas las personas que se interesen; y por estas cuestiones
se van a interesar muchos más que los trabajadores agrícolas, porque es muy
posible que muchas personas cuando empiecen a leer sobre todos estos problemas,
empiecen a ver ángulos y aspectos de la producción, y aspectos de la técnica en
los cuales no habían pensado nunca. Y
estoy seguro de que muchas personas en las ciudades van a despertar su interés
por estas cuestiones. Es posible incluso
que esto nos ayude un poco a volver los ojos hacia el campo, porque en el
pasado todo el mundo miraba hacia la ciudad, del campo hacia la ciudad, y es
necesario que nosotros volvamos un poco los ojos hacia el campo.
El profesor Voisin señala que una de las causas de la
decadencia de las civilizaciones son precisamente esas grandes concentraciones
urbanas. Y él explica que en las grandes
concentraciones urbanas tiene lugar precisamente el agotamiento de los suelos a
la producción de alimentos carenciales, porque él decía que por las
alcantarillas de las grandes ciudades se iba toda la fertilidad de los suelos
de Babilonia, de Roma, de Cartago; en fin, de las grandes ciudades de la
antigüedad. Se iban agotando los suelos,
se iba produciendo una degeneración física y moral de las poblaciones; en
aquella época no se conocían los fertilizantes.
En cambio, no tenían el problema que tiene hoy la civilización moderna
de los excesos, del empleo inadecuado de los fertilizantes.
y así a nosotros nos ha pasado en cierto sentido: esa gran
concentración hacia las ciudades. Y
tenemos que volver los ojos hacia el campo.
No quiere decir que nos vayamos a mudar ahora para el campo, pero sí por
lo pronto detener esa corriente, enviar hacia el campo en forma de técnicos
muchos jóvenes de la ciudad.
Por eso, cuando vemos que ingresan en la escuela de
suelos y fertilizantes, en la escuela de técnica veterinaria, muchas gentes de
las ciudades, es una buena noticia, porque la ciudad podrá devolverle al campo
en forma de técnicos, o suministrarle al campo miles de técnicos que vayan allí
precisamente a hacer producir nuestros campos en condiciones muy diferentes de
lo que han sido hasta hoy.
Nosotros creemos sinceramente que nuestro país tiene
un porvenir extraordinario. Ese porvenir
se deriva de la posibilidad de desarrollar una economía planificada, de la
ausencia de contradicción entre intereses determinados que nos impidan aplicar
las leyes de la ciencia en nuestro trabajo; la ausencia de factores comerciales
que nos impidan el aplicar una política determinada, la que se aplica hoy en la
medicina, donde —por ejemplo— hoy no existe el interés de cada farmacia de
estar vendiendo un antibiótico o una hormona o determinado medicamento; y que
todos esos medicamentos se venden mediante el control, mediante receta
médica. Es decir, que no existe ninguna
contradicción de carácter social que nos impida a nosotros llevar a cabo un
programa de esta naturaleza. Y ese
programa se está llevando a cabo, y ese programa tiene posibilidades ilimitadas
en nuestro país.
Como nosotros sabemos eso, como estamos conscientes de
eso, es por lo cual estamos en situación de poder apreciar lo que significa
para nosotros una ayuda técnica, lo que significa para nosotros una visita de
un científico tan distinguido como el profesor Voisin.
El dice que le llamaba la atención la presencia
nuestra en el aeropuerto. Y en realidad
eso no tiene nada de extraordinario, porque precisamente a nosotros nos llamaba
mucho la atención y agradecíamos mucho que el profesor Voisin se molestara en
hacer un viaje desde Francia para visitar nuestro país y aceptar nuestra
invitación. Yo entiendo que él tiene un
mérito mucho mayor y ha hecho un esfuerzo mucho mayor, y que nosotros
sinceramente apreciamos extraordinariamente su visita, la valoramos en realidad
por razones estrictamente técnicas, por razones estrictamente científicas. Y es en función de eso que nosotros
apreciamos su visita. No deseamos sacar
absolutamente ningún partido de orden político; afortunadamente él comprende
bien cómo es el proceder de nuestro pueblo, la hospitalidad de nuestro pueblo,
la ausencia de intención política, la ausencia del menor propósito de sacar
ventajas políticas. Nos interesa su
visita como científico, agradecemos y apreciamos extraordinariamente su visita
por el valor técnico, por el valor científico que tiene para nosotros, por la
ayuda que significa para nosotros; estamos extraordinariamente agradecidos de
esa visita, como estamos extraordinariamente agradecidos de los años que ha
dedicado durante toda su vida a la investigación y al trabajo científico, cuya
utilidad se ve.
Y, posiblemente, lo único con que nosotros podamos
compensar o recompensar al profesor Voisin en algo es la satisfacción que
necesariamente tiene que producirle a un científico el ver cómo esas ideas a
las cuales ha dedicado su vida, esas investigaciones, empiezan a ser útiles o
pueden ser muy útiles; son aprovechadas por un país como el nuestro. La satisfacción que tiene él que sentir de ver
cómo ese esfuerzo no cae en el vacío, y cómo cualquier esfuerzo de la ciencia
está llamado a producir beneficios a millones de seres humanos sin limitación
de fronteras, sin limitación de continentes.
Y así el esfuerzo de un científico empieza a sernos
útil a todos nosotros muy distantes de su país, muy distantes de su
continente.
Eso nos debe enseñar también a nosotros que el estudio
y que la investigación científica no pueden tener jamás fines egoístas, no
pueden tener por fin el interés personal o el interés nacional; sino que la
investigación científica tiene una frontera mucho más amplia, tiene un campo
mucho más generoso y más noble; que la investigación científica puede ser útil
a todos los hombres en cualquier continente, en cualquier país, en cualquier
rincón de la tierra; que las investigaciones científicas están llamadas a
ayudar a toda la humanidad.
Tal como hoy la investigación que se logre, los éxitos
científicos que se logren en cualquier parte del mundo pueden ser útiles a
nosotros; tal como es útil hoy para nosotros la radio y la televisión que
nosotros no inventamos, la luz eléctrica que nosotros no inventamos, así
también —cuando nos dediquemos al
estudio y nos dediquemos a la investigación— debemos pensar que lo que hagamos en
ese sentido ha de ayudar, no solo a nuestros compatriotas, sino que podrá
ayudar a los seres humanos en otros países, en otros continentes.
y sobre todo las investigaciones y los éxitos que se
logren en un país de nuestro clima.
Porque no hay que olvidar que la inmensa mayoría de los países
subdesarrollados del mundo, que los países más pobres del mundo, los países
donde más abunda el hambre y la miseria, son países situados en latitudes
geográficas similares a la nuestra; que si bien la técnica —sobre todo la
técnica agrícola— avanzó en Europa, en Estados Unidos y en otros países
situados en otros climas, no ha tenido un desarrollo similar ni mucho menos en
países de nuestro clima. Y que nosotros
podemos alcanzar éxitos de carácter técnico que pueden ser de inestimable
utilidad a otros pueblos subdesarrollados y pobres situados en la misma latitud
que nosotros.
y hay que ver las condiciones de vida en muchos de esos
pueblos, las dificultades que tienen, la necesidad de desarrollar en un clima
como el nuestro esta técnica, la utilidad que puede tener para todos
ellos.
y no solo nosotros podemos aspirar a desarrollar una
técnica avanzada, sino podemos aspirar a desarrollarla con una dimensión nueva,
podemos aspirar a desarrollarla con una dimensión que no mire solo la cantidad,
sino la calidad, con una dimensión humana mucho más amplia y mucho más
profunda. Y podría decirse que nosotros
estamos en condiciones de convertirnos en el primer país del mundo en desarrollar
la agricultura con esta nueva concepción.
Y el profesor Voisin nos ha aconsejado que
estudiáramos la posibilidad de establecer esa facultad de ecología humana; que
si nosotros hacíamos eso, sería el primer país del mundo en que surgiera esa
facultad. Entrañaba, por supuesto, poner
de acuerdo a los agrónomos, a los médicos y a los veterinarios. El profesor Voisin dice que eso es muy
difícil (RISAS). Pero nosotros creemos
—y es una gran satisfacción que aquí entre nosotros están precisamente los
decanos de esas tres facultades, están los compañeros de esas tres facultades
universitarias— que puede ser que sea difícil, incluso en nuestras condiciones,
puesto que yo he visto algunas tremendas discusiones ya entre los de
veterinaria y los de agronomía, discutiendo cuáles eran las fronteras de una y
otra facultad (RISAS). Y cuando yo veía
aquella disputa tan acalorada entre los compañeros de agronomía y de
veterinaria, lo único que se me ocurrió decirles fue: “Procuren que esa discusión fronteriza
se resuelva por vías pacíficas y sin empleo de la violencia” (RISAS.)
Ahora: debemos tratar de conciliar, delimitar
y, al mismo tiempo, ver qué cosas unen la facultad de medicina, la de agronomía
y la de veterinaria. Y nosotros debemos
tomar en cuenta ese consejo, esa idea del profesor Voisin, y estudiar de verdad
la posibilidad de desarrollar en el futuro esa facultad que englobe propiamente
esos sectores de la ciencia y de la universidad que él señalaba. Y esa idea no caerá aquí en el vacío; vamos a
procurar estudiar esa posibilidad.
Ya yo, por mi parte, estoy tratando de contribuir a
esa idea, y a los compañeros de cuarto año de medicina —empecé por cuarto año—
les obsequié a cada uno de ellos un libro de “Suelo, hierba y cáncer”; les puse
por precio el compromiso de que se lo leyeran, y que, además, los iba a
examinar sobre el libro, para ver si se lo habían leído (RISAS). Y, en realidad, lo han tomado con mucho
entusiasmo.
Y es nuestro propósito que, de cada diez estudiantes
de medicina —desde cuarto año en
adelante—, uno se dedique a las investigaciones; de cada diez, uno a las
investigaciones. Incluso, cuando vayan a
hacer la medicina rural en el campo, pueden hacer muchas investigaciones de
mucho interés. Al mismo tiempo que, de
los médicos que se gradúen, iremos seleccionando algunos para el centro de
investigaciones científicas, profesores de ciencias básicas.
Aquí debemos tratar también de lograr la coordinación
entre la Universidad, el Centro de Investigaciones Científicas, el Instituto de
Nutrición Animal y el Ministerio de Salud Pública. De manera que todos comprendan la importancia
que tiene cada cosa:
la importancia que tiene la medicina asistencial, o la
importancia que tiene la necesidad de formación de nuevos cuadros, o la
importancia que tiene la investigación; y que no haya un desarrollo
hipertrofiado, porque todo tiene que desarrollarse paralelamente. Y los recursos que tenemos, tenemos que irlos
distribuyendo entre esos distintos frentes, y establecer la más estrecha cooperación
entre esos institutos y entre esos organismos.
Ya para el año que viene, a mediados de año, estará
funcionando el Centro de Investigaciones Científicas. En el Centro de Investigaciones Científicas
se va a organizar un centro de información a fin de que a cada uno de los
médicos de cada especialidad le manden una lista de todos los artículos de las
revistas que se vayan publicando y cuáles de ellos le interesan. Ir estableciendo un acercamiento, no creando
los sectores, no creando piñas, sino creando equipos y colaboración entre los
equipos, de manera que todos se ayuden.
Así que desde el punto de vista de la investigación,
el año que viene, con dos buenos centros de investigación; no voy a decir desde
el punto de vista de los técnicos que tenemos para las investigaciones, que por
aquí hay algunos de esos técnicos que son compañeros recién graduados de la
Universidad y que están organizando sus equipos para las investigaciones, se
está despertando mucho interés, y aprovecho esta oportunidad en que veo aquí
muchas caras de compañeros, tanto de los compañeros de la escuela de medicina,
como de agropecuaria, como los de investigación, como de suelos, como los
compañeros del INRA, y de los distintos organismos, porque incluso tenemos una
representación del Instituto Hidráulico, también por aquí; prácticamente todo
el mundo mostró su interés para plantear la necesidad de esta relación, de esta
coordinación, y para que nosotros sepamos aprovechar la oportunidad que tenemos
y podamos realizar esa aspiración, que hoy podemos.
Pocos pueblos en la tierra hoy tienen el privilegio
que tenemos nosotros, de un país donde todo el mundo ha aprendido a leer y
escribir, de un país donde hay cerca de un millón de adultos estudiando, un
país que es dueño de sus recursos, dueño de sus tierras, y en fin, pocos países
tienen el privilegio ese que nosotros tenemos hoy, y debemos saberlo aprovechar
y estoy seguro de que nosotros lo aprovecharemos.
Al profesor Voisin, que me perdone lo extenso que he
sido, y en nombre de todo el pueblo, y en nombre de todos los compañeros aquí
presentes que vienen de todas las escuelas, de suelo, de diferentes escuelas
universitarias, de distintos frentes de la producción que con un extraordinario
interés desean escuchar sus conferencias, en nombre de todos ellos le damos las
gracias. Igualmente le damos las gracias
al señor Embajador de Francia por la gentileza de haber asistido esta noche, de
haber hecho uso de la palabra y haber presentado al profesor Voisin. Estamos muy agradecidos, y esperamos que la
hospitalidad de nuestro pueblo se demuestre plenamente, y la hospitalidad de
nuestro pueblo demuestre ese agradecimiento.
Muchas gracias.
(OVACION)