DISCURSO PRONUNCIADO POR EL
COMANDANTE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER SECRETARIO DEL PARTIDO UNIDO DE LA
REVOLUCION SOCIALISTA y PRIMER
MINISTRO DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO, EN EL ACTO DE FIN DE CURSO DEL INSTITUTO
TECNOLOGICO DE LA CAÑA "ALVARO REYNOSO", ATENEO DE MATANZAS, EL 13 DE
NOVIEMBRE DE 1964.
(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS
DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)
Compañeros
graduados;
Compañeros
estudiantes;
Compañeros
alumnos de las escuelas de instrucción revolucionaria;
Compañeros
profesores:
¿Qué importancia tiene para la Revolución este
acto? Tiene la importancia de ser la
primera graduación de un instituto tecnológico para la agricultura; y, más
específicamente, de un instituto tecnológico para el cultivo de la caña de
azúcar. Es el primer contingente que se
gradúa en un instituto tecnológico de este tipo creado por la Revolución.
Pero no es solo eso.
Es el primer contingente que se gradúa de un gigantesco plan para la
formación de técnicos de la agricultura.
Y creo que con cifras se puede comprender mejor esto: son los 91 primeros graduados, de 40
000 técnicos que nos proponemos graduar en 10 años (APLAUSOS). Y no es solo eso, es el primer centro militar
de enseñanza tecnológica que está ya funcionando.
¿Qué serán los centros militares de enseñanza
preuniversitaria y tecnológica?
Sencillamente la conciliación de dos grandes intereses de la patria y de
la Revolución: el
interés que para el país tiene la educación, y la importancia que para el país
y para la Revolución tiene de estar organizados y preparados para
defendernos.
Cuando se estableció el Servicio Militar Obligatorio,
se nos presentaba la necesidad de solucionar el problema de qué hacer con los
estudiantes. Si íbamos a tener por una
parte una juventud que iba a pasar por las escuelas del Servicio Militar, donde
iba a adquirir disciplina, una formación recia, un carácter recto y
disciplinado, mientras por otro lado los estudiantes sencillamente —en
consideración a la necesidad y a la importancia que tiene el estudio— iban a constituir
un núcleo importante de nuestra juventud, sin disciplina, sin preparación, sin
organización, y sin ese temple que da la enseñanza militar.
Y surgió la idea de hacer ambas cosas: ir organizando
centros militares de enseñanza tecnológica y preuniversitaria, a fin de que los
jóvenes estudiantes, al mismo tiempo que llevaban adelante sus programas de
estudios, prestasen el Servicio Militar Obligatorio, lo cual constituía para
muchos una preocupación, un problema, cómo se iba a resolver, y de esta forma
se va a resolver. Y sin dudas que ambos
van a salir ganando:
el estudio va a salir ganando, y las unidades militares van a
salir ganando también. El estudio va a
salir ganando porque, como nos explicaba el compañero Director de la escuela,
ha podido observar, desde que empezó a funcionar este centro o este instituto
tecnológico como un centro militar, una mayor disciplina, una mayor constancia
en el estudio, un nivel de estudio más alto, una presencia más rigurosa, y
además un comportamiento extraordinario, que ha hecho que los profesores se
sientan verdaderamente satisfechos por toda esa modalidad, por toda esa
educación, por toda esa formalidad y corrección que la instrucción militar les
da a los jóvenes.
Y el servicio militar saldrá ganando, porque
lógicamente jóvenes que están en institutos tecnológicos de niveles
preuniversitarios, tienen los conocimientos necesarios para poder comprender
las enseñanzas militares y poder manipular las armas que, por ser cada vez más
técnicas, requieren de un nivel de escolaridad alto.
Y así ya se ha
realizado este proceso. Se gradúan hoy
aquí 91 alumnos que estaban en este instituto tecnológico, y están a la vez
presentes 704 alumnos de los que constituyen los contingentes de primer año y
segundo año de este centro militar de enseñanza tecnológica (APLAUSOS).
Y entre los 704, tenemos en segundo año ciento y
tantos, pero ya tenemos en primer año quinientos y tantos. Es decir, "la bola pica y se
extiende"... (RISAS). Da una idea de cómo avanza la masa de técnicos.
Que quiere decir que dentro de tres años... O creo que les toca un poquito más, son
cuatro, porque lógicamente la instrucción militar implica la prolongación de un
año en el programa general de estudios.
Por eso dentro de cuatro años ya el número de graduados no serán 90, el
número de graduados serán unos cuantos cientos; y un poco más adelante el
número de graduados por año serán unos cuantos miles.
En el programa de formación de técnicos, varios de los
institutos tecnológicos estarán dedicados al cultivo de la caña de azúcar,
igual que este. Institutos tecnológicos
de este tipo aspiramos a tener cinco: uno en la provincia de Matanzas, otro
en Las Villas, otro en Camagüey, y dos en Oriente. Institutos tecnológicos para el tabaco,
tendremos uno en Pinar del Río.
Institutos tecnológicos para la ganadería, tendremos siete en La
Habana. Esto puede parecer un poco
paradójico; pero ocurre que existían instalaciones en La Habana, vienen alumnos
de todo el país y volverán a todo el país.
Esto no quiere decir que vamos a graduar alumnos en
estos institutos tecnológicos, que se van a quedar en La Habana; en La Habana
se quedará un mínimo, y no en La Habana: en La Habana interior.
Los institutos tecnológicos de este tipo como el de
Matanzas se nutrirán principalmente con graduados de secundaria básicas
rurales, pero también parte de esos institutos estarán integrados por obreros
agrícolas que están recibiendo cursos de nivelación. Principalmente en los institutos tecnológicos
de suelo, fertilizantes y alimentación del ganado, de los siete... No, serán...
En total eran 7 000 alumnos. Son
seis institutos, ¿cuántos dije de la...?
¿Dije siete? Son 7 000 alumnos;
seis institutos. Calculados más o menos,
porque algunos tienen 1 500 alumnos; dos de esos institutos tecnológicos tienen
1 500 alumnos.
De esos 7 000 alumnos, 5 000 serán obreros y 2 000
serán de procedencia de los centros estudiantiles. Pero aún con eso no llegaríamos al número de
técnicos que deseamos preparar en este programa de 10 años.
¿De dónde va a llegar el gran refuerzo para alcanzar
la cifra que nos proponemos? De la
ciudad escolar "Camilo Cienfuegos" (APLAUSOS). Ya para el próximo año, en un grupo de esos
institutos, tendremos unos 7 000
alumnos. Luego los alumnos de los otros
institutos tecnológicos y los de la caña.
Es de esperar que dentro de tres años, aproximadamente, su número
alcance a unos 10 000 a 12 000 alumnos.
Pero con 10 000 a 12 000 alumnos no podríamos alcanzar esas metas. Pero la ciudad escolar significará, cuando
esté terminada —y ya actualmente tiene 3 000 alumnos la ciudad escolar, es
decir, ya tiene las instalaciones para 3 000 alumnos, no sé el número exacto,
pero debe estar cerca de esa cifra—, la ciudad escolar significará un aporte de
20 000 estudiantes a este plan.
Procedencia de los estudiantes: procederán de alumnos de las
secundarias básicas rurales y otros estudiantes procederán de las granjas
agrícolas y también de las zonas campesinas, hasta un número de unos 5 000.
Es decir, que miles de obreros agrícolas, a través de este programa de
formación de técnicos, llegarán a adquirir el 8vo grado en primer lugar, la
enseñanza tecnológica después, y muchos de ellos tendrán oportunidad de hacerse
también ingenieros agrónomos.
Esto requiere el auge máximo de las secundarias
básicas rurales. ¿Qué son las
secundarias básicas rurales? Son los
centros de enseñanza media donde irán a estudiar los alumnos del campo, hijos
de obreros y campesinos, que se gradúen de 6to grado. Pero como el número de alumnos en las
escuelas actualmente es enorme, aunque si bien en estos instantes el número de
graduados de 6to grado no es mucho, dentro de muy pocos años serán decenas de
miles también los que se gradúen —y muchos de ellos jóvenes del campo—, los que
se gradúen de 6to grado. De 6to grado
pasarán a las secundarias básicas rurales; de las secundarias básicas rurales
podrán pasar a estos institutos tecnológicos.
Esto requiere, naturalmente, construcción de escuelas,
adaptación de instalaciones para la enseñanza, y requiere un número muy grande
de maestros y un número muy grande de profesores para estos institutos
tecnológicos.
De manera que los primeros 500 alumnos del instituto
"Libertad", de suelos y fertilizantes, que se graduarán
aproximadamente dentro de año y medio, la inmensa mayoría de ellos pasará a los
nuevos institutos tecnológicos que se vayan organizando. Muchos de ellos pasarán a la ciudad escolar
como profesores; otros pasarán a otros centros tecnológicos.
Ya con todos esos compañeros las cosas se van
aclarando muy bien desde el principio.
De manera que no les dicen una cosa primero y luego otra, ni se crean
los problemas que ocurrieron con esta primera escuela. Pero no por culpa de nadie; un poco porque
todavía las ideas no se habían precisado, no se habían podido elaborar bien, ni
siquiera se había podido ver con toda claridad cuáles eran nuestras necesidades
esenciales de técnicos.
Prácticamente los primeros contingentes de esos
institutos tecnológicos pasarán a otros institutos tecnológicos a enseñar. Pensamos, además, que en el futuro ingresarán
en las facultades agronómicas... O para
ingresar en esas facultades agronómicas será necesario graduarse de esos
centros de enseñanza tecnológica agrícola.
Antiguamente iban a la escuela de agronomía; primero
había que ser bachiller, y a veces se graduaban algunos jóvenes de bachiller de
las ciudades, que no habían visto, prácticamente, otras matas que las del
parque. Estudiaban por distintas razones: unos, por vocación;
otros, porque el padre tenía tierras. Y
en fin, esas eran las circunstancias.
En el futuro, el camino de ingresar en las facultades
agropecuarias será el de los institutos tecnológicos. Pero no será un ingreso masivo. ¿Por qué?
Porque prácticamente todos los graduados de los institutos tecnológicos,
se graduarán —se graduarán no—, se matricularán en las universidades. Y seguirán estudiando ya en la
producción.
Pero para eso necesitamos crear cuerpos de profesores
universitarios numerosos, porque será un volumen cada vez mayor de alumnos que
no estarán en la universidad —estarán en la producción— y, por tanto, será
necesario crear todas las facilidades, a fin de que los alumnos graduados de
esas escuelas, ya en la producción sigan estudiando. Todos los medios de divulgación más modernos,
y las facilidades para poder seguir los cursos y para poder examinarse.
Pero, al mismo tiempo, un pequeño grupo —digamos uno
cada diez o uno cada veinte—, según su expediente y vocación, será
seleccionado; no se enviará a la producción cuando termine en el instituto
tecnológico, sino se enviará a la universidad, de donde podrán adquirir
conocimientos de altísimos niveles, especialidades en las distintas materias de
esta ciencia, y en los centros de investigación.
De manera que oportunidad de hacerse ingeniero la
tendrán todos; unos por un camino y otros por otro. Pero nuestras facultades agropecuarias serán
facultades que tengan números reducidos de alumnos, con el sistema de residir
allí en las universidades; y un número muy grande de alumnos que no estarán en
la universidad, sino que estarán en la producción.
Y siempre se tendrá que hacer la selección. Y de esa cantera tendrán que salir muchos de
los futuros profesores universitarios, muchos de los futuros técnicos para
trabajar en los centros de investigaciones y muchos de los futuros
especialistas en las cuestiones de agricultura, de aquellas materias que
requieran una gran especialización. A
esos objetivos se dirige este plan.
Creemos que esto creará las bases para que nuestro
país se convierta en uno de los países de más avanzada agricultura del
mundo. Y como tal vez es posible que
semejante movimiento de formación de técnicos para la agricultura no exista en
otros países, no sería una utopía, ni sería una irreal ambición el aspirar a
que nuestro país se convierta en el primer país del mundo en la
agricultura.
Lógicamente que nuestra posición hoy en ese campo es
muy distante de ese sitio, nuestra agricultura hoy, igual que la de la mayor
parte de los países subdesarrollados, es una agricultura extraordinariamente
atrasada, falta de base técnica y falta de cuadros técnicos. Baste decir que el 60% —no recuerdo
exactamente, pero estaba entre el 60% y el 80%— de nuestros administradores de
granjas cañeras estaban entre el tercero, cuarto y quinto grados de
escolaridad. Y naturalmente que esos
compañeros están superándose, están estudiando, están recibiendo todos los años
un curso técnico pero, lógicamente, es un nivel muy bajo de preparación
cultural y técnica.
Con estos procedimientos y por este camino —no sé si
yo seré un poco más optimista a veces, pero es cierto, suelo ser optimista— me
atrevería a decir que nuestro país se va a convertir en uno de los primeros del
mundo en cuanto al desarrollo técnico de su agricultura. Y les confieso que en el fondo de mi alma
tengo la aspiración de que llegue a ser un día el primero de todos
(APLAUSOS).
Y esto no es producto de la fantasía, porque la gente
de fantasías son esas que se ponen a elaborar con la mente cosas irrealizables,
o que no hacen las cosas que hay que hacer cuando se quiere realizar una
idea. Pero cuando todo lo que es
necesario llevar a cabo para realizar una idea se hace, entonces no es
fantasía.
Es posible que si en los primeros tiempos de la
Revolución se hubiese hablado así habría parecido un poco menos realizable,
pero cuando vemos marchar ya los planes, cuando vemos crecer las ciudades
universitarias, la ciudad escolar; cuando vemos ya miles de obreros
nivelándose, cuando vemos el extraordinario interés que se despierta en todo el
país por la técnica y por el estudio, cuando vemos ya en marcha esa formidable
fuerza técnica, cuando sabemos que dentro de 10 años alcanzaremos esa meta, que
alcanzaremos infaliblemente la meta de incorporar 40 000 técnicos a la
agricultura, cuando sabemos además que esos técnicos se prepararán en las
mejores condiciones, cuando sabemos que no cesaremos en el esfuerzo hasta que
en cada centro de enseñanza tecnológica haya un centro de investigación también
y tenga todos los laboratorios y todos los equipos y tenga todos los libros, y
no solamente todos los libros, sino los mejores y más modernos libros que
existan sobre esa materia; cuando sabemos además que son jóvenes de calidad,
cuando sabemos que son jóvenes imbuidos de un concepto de la disciplina y de la
responsabilidad muy grandes, cuando sabemos que es una juventud llena de
conciencia y llena de esperanza en el porvenir, cuando sabemos que esa juventud
está inspirada en el futuro que soñamos para la patria, no tenemos la menor
duda, no es posible que quepa la menor duda de que esa ambición nuestra no es
una fantasía.
Y posiblemente solo estamos comenzando, posiblemente
dentro de un año, dos años a más tardar, lo que hoy es afición por el estudio y
por la técnica se convierta en un verdadero fanatismo. Porque estamos apenas empezando, ¡y las
cantidades de solicitudes de libros que se ve por todas partes!; estamos apenas
empezando, ¡y el interés que se observa!; estamos apenas empezando y ya todos
los comités provinciales de nuestro Partido han acordado un día a la semana
dedicarlo por entero a círculos de estudios y este movimiento ya se extiende a
todos los comités regionales del Partido; y a los círculos de estudio
organizados por los compañeros del Partido están asistiendo los compañeros
administradores de las agrupaciones de la agricultura, están asistiendo los
compañeros que trabajan en la agricultura en distintos niveles, y están
asistiendo los compañeros de los sindicatos, los compañeros de la ANAP, las
compañeras de la Federación de Mujeres y hay algunos sitios donde, incluso, los
compañeros de la JUCEI han pedido que se les incluya en los círculos de
estudio.
Luego, se está formando un partido llamado a adquirir
un nivel técnico alto, se está formando un partido que con el curso de los años
tendrá cuadros con conocimientos realmente profundos de los problemas de la
economía, los problemas de la agricultura y los problemas de la técnica.
Y no es que nuestro país aspire solo a desarrollarse
en el campo de la agricultura. ¡No!,
sencillamente lo que debe hacer nuestro país es ir al aprovechamiento de las
posibilidades potenciales fantásticas que tiene la agricultura.
A veces nuestros enemigos han hablado de que
renunciamos a la industrialización.
¡No!, porque en primer lugar ese desarrollo agrícola requiere el
desarrollo de la industria y, además, porque en las condiciones nuestras la
agricultura es la base de nuestro desarrollo, y la agricultura es la que
aportará al país los recursos necesarios para el desarrollo de la industria en
general, porque si no fuese por la caña, si no fuese por las divisas que
obtenemos con la caña no entraría un barco en Cuba, no se moverla prácticamente
un solo tren, un solo avión, un solo transporte, sin el azúcar no tendríamos siquiera
luz, no dispondríamos de los recursos que tenemos que importar. Y el azúcar sufraga la inmensa mayoría de las
importaciones del país.
Claro que lamentablemente solo tenemos azúcar. Y dentro de algún tiempo tendremos mucho más
que eso, tendremos muchos más productos también de la agricultura, que entrarán
a constituir fuentes de divisas importantes para el país.
Pero no nos quedaremos solo con azúcar, ni con el
azúcar que teníamos; vamos a tener el doble de azúcar, y además vamos a tener
otros muchos productos que no teníamos.
Y con esos recursos no solo iremos satisfaciendo nuestras necesidades
inmediatas de consumo, las necesidades inmediatas de nuestra población, sino
que iremos satisfaciendo también nuestras necesidades económicas para el desarrollo. Si hacemos este gran esfuerzo en la
agricultura es sencillamente porque de la agricultura saldrán los recursos
fundamentales para el desarrollo del país.
Y nuestro país tiene en la tierra condiciones ideales,
en la tierra y en el clima. Una máquina
en nuestro país puede trabajar prácticamente en muchos tipos de la agricultura
todo el año; en muchos países un tractor tiene que detenerse por completo
durante largos meses de invierno, las maquinarias tienen que paralizarse; en
muchos países del mundo durante largos meses el ciclo vegetativo se paraliza
por completo, no crece el pasto un centímetro, no crece ninguna planta. En nuestro país el ciclo vegetativo se
mantiene prácticamente todo el año, la cantidad de luz que recibe nuestra
tierra, con un clima más o menos ideal para la agricultura, con un clima que no
conoce esas tremendas variaciones entre el calor y el frío, con un régimen de
lluvia relativamente alto, se dan las condiciones ideales para la agricultura.
Claro está que nuestro país no solo tiene recursos
meramente agrícolas; nuestro país tiene también recursos minerales que debemos
aspirar a desarrollarlos plenamente...
Y, sobre todo, hay un recurso de nuestro país superior a todos los
demás, que es el pueblo; entre los numerosos recursos naturales que tiene esta
tierra, cuenta también con un pueblo magnifico.
Y otro recurso natural —es natural también, porque dicen que las
revoluciones son naturales— es la Revolución (APLAUSOS). Y otro gran recurso que es resultado de la
Revolución, es el socialismo (APLAUSOS).
Lo que ocurre es que esa palabra se pronuncia mucho y se entiende poco;
hay mucha gente que cree que es socialista, y bien se los pudiéramos prestar a
los capitalistas para que los arruinen (RISAS Y APLAUSOS).
Las posibilidades que el socialismo brinda para
desarrollar la eeconomía son increíbles. Si la técnica, por ejemplo, es la base de la
producción, si la técnica es la base insustituible de la alta productividad,
piénsese si podía haber en las condiciones capitalistas la posibilidad de
realizar un plan de desarrollo técnico como este, piénsese si aquí se hubiera
podido aspirar a hacer en 10 años 40 000 técnicos para la agricultura, porque
es posible que en 50 años no salieron ni 400 —y digo 400 exagerando de una manera
extraordinaria la cifra. Porque técnicos
de verdad... Había muchos graduados que
nunca habían visto una vaca (RISAS); en 50 años ni 400.
Solo con las condiciones que crea la Revolución, solo
con las condiciones que brinda el socialismo para planificar a largo plazo,
solo con las condiciones que brinda para utilizar los recursos racionalmente,
se puede realizar un plan semejante.
Solo cuando se disponen los recursos que cuenta el país con el régimen
socialista, las enormes cantidades de tierra donde se puede hacer funcionar la
gran empresa, la técnica y la maquilla en las condiciones óptimas, se puede
aspirar a producir 10 millones de toneladas de azúcar como mínimo, con la misma
cantidad de tierra prácticamente que se emplea hoy. Solo sustituyendo el corte de caña a mano por
máquina se puede aspirar a esas cantidades; solo si elevamos al doble y aun a
más del doble los rendimientos, se puede aspirar a esas cantidades.
Y es increíble las ventajas que brinda una economía
organizada y planificada; es increíble las ventajas que brinda para realizar,
para avanzar en el campo económico; cuando se puede llevar a cabo ese
desarrollo con orden, empleando racionalmente todos los recursos, prácticamente
no hay nada imposible, no hay nada imposible.
Y uno se pregunta: Bueno, ¿y por qué hay dificultades en
algunas cosas?, ¿por qué existen algunos problemas?, descontando, desde luego,
que los problemas van en plano de amplísima superación, van a ir quedando
atrás, y ya van quedando atrás; pero de todas formas, hay mucha gente que se
llama socialista y de socialista no tiene un pelo. ¿Administrador socialista, y no le importa
botar 100 pesos?, ¿administrador socialista, y no le importa elevar el fondo
salarial mucho más que la producción?
¿Administrador socialista, y llena de burócratas una oficina? (APLAUSOS.)
¿Revolucionario y socialista, y no le duele un peso que se pierda o un
peso que se gaste? ¡No! Desgraciadamente todavía ese espécimen de pseudorrevolucionario existe mucho todavía;
desgraciadamente ese tipo de irresponsable existe mucho todavía,
desgraciadamente gente que no le duele el peso existe mucho todavía. Pero no hay que apurarse ni hay que
preocuparse: ¡Los
vamos a barrer con la generación nueva que estamos forjando! (APLAUSOS.)
Cuando nosotros empezamos en la Sierra, y éramos
cuatro gatos, y a veces veíamos pasar una tropita de 24 soldados enemigos, no
les podíamos hacer nada; pensábamos: "Ya vendrá el tiempo que esa no
pasa por ahí" (RISAS). Cuando
nosotros fuimos creciendo y fuimos siendo más y más el número de combatientes,
y más y más la experiencia adquirida, y más y más el conocimiento del terreno,
ya se metían no 24, se metían 200, y se metían 300, y se metían 400, ¡y no
salían!
Y claro está que siempre en todos estos primeros tiempos
el número de los que saben es muy poco y el número de los que se creen que
saben es mucho, y el número de los que se creen que saben y no saben nada es
inmenso; y el número de los que creen que los problemas son sencillísimos,
facilísimos, y que de rutina, irreflexivamente, sin detenerse un minuto a
pensar se resuelven, abunda; el número de los que no les importa romper un
equipo, abunda; el número de los que canibalizan
equipos, porque no se toman la molestia de tener un poco de paciencia o hacer
las gestiones pertinentes, abunda; el número de los que despilfarran,
abunda. Pero no hay que
preocuparse.
Hay dos cosas que van avanzando: la conciencia por un lado, la
organización por otra, y la fuerza nueva por otra; son tres. La conciencia se está creando en todo el
pueblo, la organización se está creando esencialmente a través de nuestro
Partido; el espíritu de responsabilidad, de seriedad, se va creando. La experiencia, el conocimiento, el número de
cuadros más preparados y la preparación de muchos de nuestros cuadros a través
del estudio y de la superación, avanza también rápidamente.
Y esas cosas se irán imponiendo. Pero es bueno que algunas ideas, algunos
conceptos los tengamos muy claros, ¡muy claros, muy claros! Y cuando alguien administra un peso, sepa que
ese peso que está administrando no es suyo, que es del pueblo. Y si el que administra un peso cuando es
suyo, digamos el capitalista cuando administraba un peso que era suyo trataba
de no botarlo, mucho más obligado está el que administra un peso del
pueblo. Y que no se llame
revolucionario, ni se llame socialista, ni se llame siquiera hombre honrado, el
que cuando maneja el dinero del pueblo no le importa botarlo.
Y ese es uno de los peores delitos que se puede
cometer: el de
despilfarrar, malbaratar, botar el dinero del pueblo. Y cada centavo que administra un
revolucionario al frente de una empresa, al frente de un organismo, en
cualquier sitio, es un centavo del pueblo, y un centavo quiere decir sudor de
pueblo, quiere decir trabajo de pueblo.
Cuando alguien irreflexivamente no le importa meter 30
donde 10 pueden hacer la cosa, está botando el dinero del pueblo. Cuando alguien se pone a asignar sueldos
altísimos en el departamento donde trabaja, está asignando el dinero del pueblo. Por ahí hay algunos tipos de funcionarios que
cuando los cambian de un lugar para otro no pueden irse si no se llevan a todos
sus amigos; y por ahí hay casos de sueldos asombrosamente altos. Y cuando en algunos organismos vemos unos
sueldazos muy altos, vemos que hay tipos de funcionarios de relativa
importancia que tienen un sueldo más alto que el que gana un jefe de ejército;
compañeros de las fuerzas armadas, con responsabilidades altísimas, tienen
sueldos en ocasiones más bajos que los que tienen alguna gente andando con
papeles sin mayor importancia en una oficina.
Y cuando uno ve cómo en algunos lugares sé han creado
esos sueldos altos, dice:
"¿Qué es esto y por qué es esto?” Y sencillamente son los pequeños burgueses
haciendo cosas para los pequeños burgueses.
Esa es la mentalidad pequeñoburguesa
entronizada en el Estado socialista. Y
naturalmente, esa gente se olvida de que esta es una revolución de obreros y de
campesinos, se olvida que esta es una revolución de los trabajadores, para los
trabajadores y no una revolución de los trabajadores para los pequeños
burgueses (APLAUSOS), y que esta Revolución tiene que girar alrededor de los
intereses de los trabajadores y no alrededor de los intereses de los
pequeñoburgueses.
¿Y hay quien cree justísimo que alguien en la sombra y
con aire acondicionado, haciendo un trabajo intrascendente, gane un sueldo
altísimo: 400 y
más pesos, mientras alguien que está ordeñando unas 30 vacas cebú todos los
días y casi jugándose la vida esté ganando 80 y 85 pesos? (APLAUSOS.)
Claro está que de esto no hay que entender que hay que
salir corriendo y pagarle 200 pesos al que está ordeñando las cebú, ¡no!,
porque eso precisamente hacen los pequeñoburgueses: que se olvidan de las leyes económicas, se
olvidan de las realidades económicas, y se olvidan que cuando están poniendo
más dinero en la circulación que leche, que carne y que vianda, el resultado es
la cola y la libreta; y que antes de poner más pesos en el bolsillo de la gente
hay que poner más productos en los mercados (APLAUSOS).
Y el trabajo que cuesta producir un peso de un
producto, llámese leche, llámese carne, llámese vianda, llámese caña, llámese
algodón, llámese cualquier bien material; el trabajo que cuesta y lo fácil que
alguna gente suelta un peso, lo fácil que alguna gente echa a rodar un
peso.
Y, sinceramente, esos que echan a rodar un peso
fácilmente no saben el trabajo que cuesta producir un peso de bienes
materiales. Posiblemente el ordeñador de
la vaca cebú lo sabe bien, sabe bien cuánto tiene que trabajar para producir un
peso de leche; pero el burócrata oficinesco no lo sabe: él nunca ha visto producir leche, él
la consume pero nunca la ha visto producir ni la produce. Y lógicamente no guarda en su mente una idea
clara entre producción de bienes materiales y lo que cuesta, porque en realidad
el burócrata produce pesos como el mago que los saca del sombrero (RISAS). Ustedes habrán visto en algunos circos que
hay quien saca una palomita de un sombrero (RISAS), saca huevos y cosas de esas
(RISAS); así la gente de mentalidad burocrática saca los pesos también: papeles. Pero una cosa es sacar pesos y otra cosa es
sacar carne, leche, comida, y ropa, y zapatos, y casa, y todo lo que el pueblo
necesita; eso no sale del sombrero, eso no sale de la imaginación: eso sale del
trabajo. Y hay que trabajarlo y hay que
sudarlo para sacarlo.
Cuando ustedes ven los malversa... Iba a decir malversadores; antes eran los
malversadores, ahora hay que hablar de los malgastadores, que la diferencia yo
no sé cuál será, en que uno lo hacia de mala fe y otro lo hace por idiotez
(RISAS). El resultado puede ser igual;
peor, porque al malversador lo puede meter en la cárcel y a un idiota de estos
no se sabe dónde hay que meterlo (RISAS).
Muchas veces saca un idiota de un lugar y lo manda para otro para que el
infeliz no se vaya a sentir deprimido ni aplastado, y hace otra idiotez más
grande (RISAS). Sinceramente, nosotros
hemos dicho que hay alguna gente que más vale pagarle un sueldo más grande
todavía, pero jubilarlo (RISAS), le saldría más barato al país, mil veces más
barato de lo que le cuesta luego haciendo desaguisados y haciendo disparates
por dondequiera.
(SE QUITA LA GORRA Y LA MUESTRA) Como vieron, de aquí no salió ninguna paloma
(RISAS). Y eso es lo que les pasa a los
que muchas veces creen..., se olvidan de las leyes económicas, se olvidan del
sentido que tiene el dinero. Y por eso
una de las primeras condiciones que debiera exigírsele al que ponen en un cargo
a manejar dinero, es preguntarle si sabe qué es el dinero, si sabe qué es el
dinero; y si por lo menos supieran qué es el dinero y lo que significa el
dinero, y que el dinero no vale nada si no representa, no tiene la
contrapartida de un bien, de un producto; si supieran que cuando se gasta
dinero en algo y no se produce nada, simplemente le están haciendo un daño a la
economía, le están robando al pueblo, entonces estarían más calificados para
desempeñar algún cargo.
Mucha gente ha oído campanas y no sabe dónde. Ha oído hablar de socialismo, y
socialismo... Creen que eso es una
fiesta, creen que eso es un paseo, creen que eso es una bobería. Y lo que pasa señores, les voy a decir por
qué algunas gentes creen que es muy fácil todo: porque hay mucha gente que no disparó
un "chícharo" (RISAS), hay mucha gente que no mató una mosca y de
repente vino una revolución y parecía que había caído del cielo la
revolución. Mucha gente que no tiene ni
siquiera una idea de lo que cuesta hacer una revolución, de los sacrificios que
implica una revolución, y por lo tanto no pueden amar mucho la Revolución. Porque se ama aquello por lo que se ha
luchado mucho, se ama aquello que ha costado.
Y muchas gentes creían que las revoluciones eran muy fáciles porque un
día se despertaron el primero de enero y decían que había una revolución
triunfante en el país; que Batista había salido corriendo y que la Revolución
había triunfado. Dijeron: "Qué fácil,
nos acostamos fresquesitos y nos levantamos con una
revolución triunfante" (RISAS). Y
creyeron que todo era fácil. Y por ahí
hay idiotas a montones de esos que tienen esa mentalidad, que ni saben lo que
es el dinero y además creen que todo es fácil.
Sencillamente esas corrientes pequeñoburguesas,
idiotas, todo ese tipo de corrientes ignorantes hay que combatirlas duramente,
duramente y en todas partes. Esa debe
ser tarea de nuestro Partido y debe ser tarea de nuestro pueblo; esa es la
importancia que tiene ir creando una conciencia. Nosotros sabemos que esa conciencia se está
creando en el pueblo, nosotros sabemos que en el Partido y en el pueblo están
las fuerzas que superarán todos esos males, que superarán todas esas
corrientes, que superarán ese miserable espíritu pequeñoburgués
que todavía perdura en la Revolución, la fuerza que superará todos esos
factores de orden negativo.
Y desde luego, no confundir esa gente con el
contrarrevolucionario. Pero hay gente
que hace mucho más daño que 500 contrarrevolucionarios juntos, por ahí los hay,
los hay. Claro, el contrarrevolucionario
es impotente. Un idiota en un cargo
importante hace daño por 10 000 contrarrevolucionarios.
Yo creo que esas cosas las comprende todo el mundo,
las comprende el pueblo. Y esas son
cosas que es necesario recalcar aquí, en una escuela donde se gradúa este
primer contingente.
Porque es necesario que las fuerzas nuevas —ya ustedes
hay que advertírselo bien para que no vayan a caer
también en las consecuencias esas de las cosas fáciles— hay que advertírselo
bien, sobre todo a ustedes los jóvenes, para que no caigan en esos defectos y
no caigan en esos errores.
Recordarán ustedes lo que hablábamos nosotros en la
provincia de Las Villas, que una de las cosas que nos preocupaba con la gente
joven, es que mucha gente joven ha obtenido muchas cosas demasiado fácilmente
en este país. Claro, no hay ninguna
justificación para señalarlos a ustedes entre esa gente joven; ustedes han
estudiado durante seis años, se han ganado ya una capacitación, se han ganado
un trabajo, se han ganado una consideración.
Claro está que mucho más fácilmente de lo que antes podía lograrse
eso. Es decir, ustedes han tenido la
oportunidad, y han hecho un buen uso de la oportunidad. Se han creado condiciones para la juventud magníficas;
oportunidades magníficas para la juventud.
La Revolución significa, precisamente, eso: garantizarle a cada
joven que nazca en este país su oportunidad; garantizarle a cada joven que
nazca en este país, su educación; garantizarle a cada joven que nazca y crezca
en este país, el derecho a ocupar un sitio decoroso dentro de la sociedad, el
derecho a vivir decentemente, dignamente, honrosamente de su trabajo, el
derecho de cada joven a ocupar el sitio que le corresponda por sus condiciones,
por su carácter, por sus virtudes. Eso
es la Revolución. La Revolución
significa el crear ese derecho para todos, sin aquella odiosa distinción entre
ricos y pobres. El derecho a todo joven
que nazca en este país, el derecho de todos ustedes, el derecho de los hijos de
todos ustedes; aspiración que tuvieron los padres de ustedes, oportunidades que
anhelaron durante siglos, los hombres humildes de este país para sus hijos,
viendo siempre la discriminación, la injusticia, la explotación, el
privilegio. Y la Revolución significa
esa cosa hermosa, esa cosa grandiosa de poderle dar a cada hombre, a cada ser
humano, esos derechos.
Y ustedes deben tener presente eso, porque en ustedes
deberá desarrollarse la conciencia más que en nadie. Ustedes pueden decir que han estado creciendo
con la Revolución, se han estado haciendo adultos con la Revolución. Y es necesario que ustedes, más que nadie,
comprendan estas cosas.
Y nosotros somos partidarios de que a la juventud se
le eduque bien, se le enseñe bien, se le organice bien, se le capacite bien, se
le forje bien. Y quizás la Revolución no
tenga ninguna otra cosa más importante que esa: que preparar a las nuevas generaciones
para una vida superior, para una vida mejor, para una vida distinta. Esa es la tarea más sagrada de la Revolución,
la tarea más esencial, más importante, más decisiva de la Revolución: que la gente joven
se capacite para vivir mucho mejor, para que alcance el estándar de vida
cultural y de vida material y de vida social mucho más alto.
Y estas cosas debe
comprenderla más que nadie la juventud para que en el futuro estas cosas que se
critican no existan; pero para que no existan será necesaria la vigilancia,
será necesaria siempre la conciencia, la convicción, será necesario que se
forme en ese espíritu la gente joven.
Y esa será tarea, obligación, labor díaria, de la Revolución, de nuestro Partido. ¿Cómo organizamos el Partido? Seleccionando los mejores, seleccionando los
obreros ejemplares en cada centro, los que la masa de todos los trabajadores reconocen como hombres dignos de formar parte de su
vanguardia. Y por eso adquiere cada día
más prestigio nuestro Partido, por eso adquiere cada día más autoridad moral
ante las masas, porque es la selección de los mejores.
Y ser miembro del Partido no implica privilegio de
ninguna índole, sino implica esencialmente obligaciones, implica sacrificio,
implica trabajo. Y ustedes todos,
jóvenes que se gradúan, deben aspirar hoy a miembros, a pertenecer, a formar en
las filas de los jóvenes comunistas; y deben aspirar, como trabajadores, al
honor de ser un día militantes de nuestro Partido, donde ustedes vayan a
desempeñar sus tareas, donde vayan a ejercer, a practicar los conocimientos que
han adquirido.
Pero, sobre todo, quiero recalcarles que ustedes no se
consideren graduados esta noche. Ustedes
han llenado esa frase, han terminado una etapa de sus estudios, ustedes no
deben considerarse que dejan de ser estudiantes esta
noche; ustedes han terminado en el instituto tecnológico y ahora van a la
producción, pero ustedes nosotros los seguimos considerando estudiantes.
Naturalmente que con un buen consejo solo no se
resolvería todo. Nosotros, naturalmente,
premiaremos a los que sigan estudiando, los que se esfuercen, los que muestren
interés por el estudio serán premiados.
Ustedes van a trabajar ahora; naturalmente tienen que empezar por
comprender que los conocimientos que han adquirido deben complementarlos en la
práctica, los conocimientos que han adquirido sobre agricultura en general y
sobre la caña en particular; ahora deben recibir la prueba de la práctica. Ustedes van a seguir recibiendo libros,
ustedes van a matricular en la universidad, van a seguir recibiendo material de
estudio incluso, ustedes no van a ser dispersados; ustedes van a ir... Los que van a la producción ahora —independientemente
de los que van para la investigación y los que van para la universidad para
prepararse como profesores— los 60 aproximadamente que van a la producción, van
a ir por equipos —como ustedes saben— de seis estudiantes.
Los compañeros nos decían: "Hay algunos muy buenos, otros regulares,
pero en general hemos tratado de equilibrar los equipos.” Muy correcto.
Ustedes van a trabajar por equipos, incluso pensamos asignarlos a una
sola provincia: a esta misma provincia
de Matanzas (APLAUSOS), a esta provincia, que es una provincia cañera. Van a estar más cerca de la escuela, van a
tener más facilidades para recibir los materiales; en el futuro iremos mandando
a otras provincias. Comoquiera que sea
ustedes son los primeros y esto entra en una etapa en que todavía hay que
adquirir experiencia sobre la marcha de este programa; estarán más cerca, con
más facilidades, con más contactos en la escuela, serán enviados los equipos a
determinadas agrupaciones. ¿Y por qué en
equipos? Para que mantengan sobre todo
el equipo de estudios. Ustedes tienen
que tratar de organizar su vida de manera que le dediquen todos los días algún
tiempo al estudio, y si es posible todas las semanas un día entero al estudio
para ir cumpliendo con los programas, para ir estudiando, al mismo tiempo que
trabajan como técnicos en la producción.
¿Qué es un técnico?
¿Un intelectual de la producción?
No. ¿Un señor que ve a los demás
trabajar y no hace nada? No. Nadie se imagine que el título de técnico le
da derecho a convertirse en una especie de aristócrata de la producción. Ustedes tendrán que trabajar, en lo suyo, en
la cosa técnica.
Naturalmente que la manera más efectiva de trabajar,
de emplear un conocimiento, es al frente —digamos— de un lote de caña; pero
todavía ustedes no pueden ir a un lote de caña, o quizás ustedes sepan un poco
más de caña que el guajiro que está allí, pero el guajiro que está allí sea un
poco más recio que ustedes, tenga un poco de más carácter y tenga todavía un
poco de más experiencia; no voy a decir en todos los casos, pero ustedes tienen
que ir adquiriendo un poco de más madurez para poder administrar un lote.
Ahora ustedes tienen que tratar de que se apliquen y
se generalicen las técnicas en los cultivos de caña; ustedes deben ir a las
granjas, a las agrupaciones, deben ver más o menos los tipos de suelos, deben
tratar de ir y que se haga un mapa de suelos, por ejemplo, de toda la
agrupación, que se estudien los distintos tipos de suelos —en eso necesitarán
asesoramiento todavía—, las distintas variedades de caña, las distintas
características físicas de esos suelos, la productividad por caballería, cuánto
está produciendo este, cuánto este y cuánto este, y por qué. Porque la misión de ustedes es tratar de que
se aplique la técnica en el cultivo de la caña, y sobre eso ya ustedes han
adquirido algunos conocimientos especializados y estoy seguro de que un equipo
de ustedes pronto estará en condiciones de poder resolver problemas técnicos,
de saber cuáles son las causas, por qué allí es tan baja la productividad, por
qué allí es más alta, qué elementos le faltan a la tierra, qué trabajos le
faltan a la tierra, qué tipo de variedad sería la más adecuada. Porque nosotros tenemos que aplicar la
técnica para elevar la productividad por unidad de tierra.
Nosotros tenemos que llegar al día en que cada lote de
15 ó 20 caballerías se conozca, el suelo de cada lote que esté en mapa, las
características físicas, las características químicas de cada lote. Tiene que llegar el día en que exista el
análisis de suelo de cada lote, y tiene que llegar el día no solo en que exista
un análisis una vez al año, tiene que llegar el día en que incluso se vaya
analizando la tierra, o la caña, varias veces durante cada cosecha. Es decir que nosotros tenemos que llegar a un
nivel de técnica en que estemos en disposición de controlar o de influir en
todos los factores que determinan una cosecha alta, con el empleo de los
fertilizantes, con el empleo de los métodos adecuados de cultivo, con el empleo
de las variedades adecuadas. Pero
tenemos que estar en condiciones de saber qué está ocurriendo cada mes en cada
lote.
Nosotros tenemos que llegar a esos niveles de técnica;
naturalmente, ahora no podemos, porque hacen falta muchos más hombres
preparados para eso. Necesitamos muchos
laboratorios, muchos laboratoristas, porque ustedes necesitan el auxilio de los
laboratorios, al efecto de que puedan mandar un examen, hacer un análisis, y se
lo realicen en el tiempo adecuado; necesitan contar además con todos los medios
mecánicos y con todos los medios químicos.
No estoy hablando de regadío, porque hay que suponer que nunca
llegaremos a tener toda la tierra regada.
Claro está que cuando tenemos el regadío se hacen las cosechas mayores,
la producción más segura, pero nosotros tenemos que aprender sobre todo a
obtener el máximo de producción utilizando las aguas naturales.
La meta es llegar al día en que cada lote de caña
tenga un técnico al frente, y que se siga todo el proceso de la cosecha de
caña, desde la siembra hasta el corte, se siga todo el proceso, mes por mes,
con un control absoluto de todos los factores que pueden influir en la
producción.
Ahora, naturalmente, no se puede aspirar a eso. Ahora ustedes llegarán a determinadas
agrupaciones y verán una caña muy buena, una caña muy mala, verán un lugar
donde se están aplicando buenas técnicas, otro lugar donde no se están
aplicando buenas técnicas.
En el libro de caña que ustedes recibieron, traducido,
de Las Villas, que, por cierto, la traducción está bastante deficiente; pero se
va a hacer ya una traducción mucho mejor, y va a salir el libro... ¿No recibieron ustedes el libro?... ¿No lo recibieron?.. ¿Y entonces para qué quieren los que
imprimieron allá en la Universidad de Las Villas? ¿Van a hacer dulces de libros de caña de
azúcar? (RISAS) Ustedes recibieron el de las enfermedades,
pero, ¿el libro sobre el crecimiento de la caña de azúcar?... ¿A mí?...
A mí me mandaron uno. Si lo
mandaron en un bulto postal, o por ferrocarril, y lo llevaron a algún
lugar... Yo hasta ahora sé que tengo un
libro nada más.
Pero bien: no tienen que preocuparse mucho por
eso. Ese libro pensamos que a fines de
enero a más tardar esté ya impreso, perfectamente traducido, con todos los
gráficos, con todas las fotografías, completico el
libro. Y ese es un libro muy bueno, muy
buen libro. Pero no va a ser ese solo el
único libro; también me estuvieron hablando algunos compañeros de otro libro
que trajeron recientemente que se refiere al último congreso cañero, con todas
las técnicas que se han aplicado en distintas partes del mundo. Yo creo que ese libro puede ser muy
interesante, porque muchas de esas experiencias nos pueden ser útiles a
nosotros, no todas, porque ustedes podrán ver, a través de los estudios más
especializados de caña, cómo una técnica que da resultados en unas condiciones,
no da exactamente el mismo resultado en otras.
Pero hay muchas cosas que son de aplicación universal. Y ustedes en la caña verán muchas cosas de
aplicación universal, y podrán —cada vez que se familiaricen más y más con la
tierra, las características físicas y químicas de la tierra, el clima, hay
muchos países que tienen tierras más parecidas, climas más parecidos— ver
ustedes que muchas son de aplicación universal, y otras naturalmente hay que
adaptarlas a las condiciones de un país determinado.
Pero nosotros vamos a tomarnos todo el interés en que
ustedes vayan recibiendo todos los libros; no solamente los libros, vayan
recibiendo además conferencias, folletos, de todo lo que vaya saliendo sobre
caña. Y nosotros podemos utilizar las
experiencias que se han logrado en todas partes del mundo, además de la que
nosotros vayamos adquiriendo aquí en nuestro país, y podemos estar armados con
esos conocimientos; sin dudas que con un ejército de técnicos cañeros armados
con los conocimientos de lo que se ha hecho sobre caña en todas partes del
mundo, más las investigaciones que nosotros hagamos, pueden producir caña para
algo más que 10 millones de toneladas.
Porque lo curioso es que prácticamente la zafra de 10 millones de toneladas
está vendida ya; fíjense que hemos vendido el azúcar que todavía no hemos
producido, es decir, la que tenemos que ir produciendo por año. Hemos ido vendiendo año por año hasta cerca
de 10 millones de toneladas de azúcar.
Pero estoy seguro de que en el año 1970... ¿Cuál va a ser el problema del año 1970? En 1970 vamos a tener los 10 millones y vamos
a tener que plantearnos producir otros 2 ó 3 millones más de azúcar.
Pero aquí la cuestión no es producir azúcar en más
tierras. No. Aquí el problema es ir elevando la producción
en la misma extensión de tierra. Porque
después que lleguemos a 10 millones, vamos a seguir subiendo pero sin ampliar
una pulgada de tierra, porque necesitamos las tierras para otras cosas, no
vamos a producir solo caña. Y ahí está
donde tiene que entrar el factor ese, cuando ya lleguemos a esos niveles de que
estamos hablando, de que se lleve el control absoluto de cada lote, podemos
estar en condiciones con la misma cantidad de tierra que a los niveles de
técnica, niveles que por supuesto van subiendo año por año, con esta misma
tierra que emplearemos en 10 millones, después podremos producir mucha más
azúcar. Yo no tengo la menor duda de
eso, y ustedes tampoco van a tener la menor duda de eso, porque ustedes han
visto los rendimientos de caña que se han obtenido en otros países.
Y, realmente, nuestro país es el que tiene el
porcentaje más alto de azúcar del mundo, pero en cambio está entre los más
bajos de rendimiento de caña por hectárea.
Pero ya ustedes saben:
hay tierras que han estado produciendo cañas 100 años sin haber
recibido nunca una gota de abono, de fertilizante; se ha estado prácticamente
agotando la tierra. Cuando se apliquen
fertilizantes y se le apliquen los métodos de cultivo adecuados, las variedades
adecuadas, nosotros no tenemos que quedarnos detrás absolutamente de ningún
país, porque nosotros podemos producir tanta caña por caballería como el que
más produzca, y más rendimiento de azúcar que cualquier otro país; que si
nosotros al lado de un rendimiento alto en azúcar logramos el máximo
rendimiento en caña, podremos hacer también nuestro librito y participar
nosotros también en los congresos, hablando de nuestra cañita y lo que nosotros
hemos hecho con nuestra caña.
Es una vergüenza que en cualquiera de esos libros que
ustedes han visto el nombre de Cuba no aparezca nunca. Hay islas que son la décima parte de Cuba y
han hecho cien veces más investigaciones que en Cuba. El nombre de Cuba no aparece en ningún libro
técnico, prácticamente, y, claro está, vamos a ir desarrollando las estaciones
experimentales.
Y, desde luego, nosotros no vamos a trabajar en eso
porque el nombre de Cuba... Esa no es la
cosa. Decimos esto como una buena prueba
de lo que no se ha hecho. El nombre de
Cuba lo vamos a situar debido a la cantidad de toneladas de caña de azúcar que
vamos a producir año por año. Y eso lo
logramos, no les quepa la menor duda.
Ustedes saben que hay discreción azucarera, pero la caña está creciendo
(RISAS). Nadie lo dice, pero para nadie
es un secreto cómo andan las cañas por ahí, y particularmente en esta provincia
meten miedo las cañas. Hay algunas cañas
por ahí que parecen palmas (APLAUSOS).
Pero nadie sabe absolutamente cuántas toneladas vamos a producir. Ese es el problema.
Quizás un poco más adelante ya vayamos año por año
diciendo nuestras cifras también de caña, cuando no tenga objetivo la cuestión
de la discreción azucarera. Pero, desde
luego, el problema nuestro serio el año que viene es cortar la caña; cañas
tenemos. Ahora, desde luego, hay
machetazos que van a cortar el doble de cañas que el año pasado, porque no es
lo mismo cortar una caña de 40 000 que una caña de 80 000. Y el rendimiento del trabajo se eleva mucho
también cuando la caña tiene más rendimiento.
El problema será en la zafra. Y nosotros tendremos que hacer, realmente,
una movilización nacional, un esfuerzo muy grande para poder cortar la
caña. Vienen las máquinas, pero, naturalmente,
el número de las máquinas que llegan no resuelve todavía el problema. El problema se irá resolviendo en los años
sucesivos, y durante algún tiempo tendremos que hacer un esfuerzo muy grande
para la zafra.
Pero es muy importante, porque ganar la batalla de la
zafra el año que viene es ganar la batalla de la economía. Si se gana la batalla de la zafra, ganaremos
la batalla de la economía (APLAUSOS). Y
no tenemos duda de que en esa batalla vamos a salir airosos. Y, claro, no es solo el problema de la
caña. Hay toda una serie de renglones de
la agricultura. El año que viene tenemos
que ganar la batalla de la vianda también (APLAUSOS). Y cumplir el propósito de liquidar la
libreta; finalizando el año 1965, finalizando las libretas de vianda,
finalizando la vianda de la libreta.
Y hay planes también de producción de carne y
producción de leche. Esta provincia, por
ejemplo, el año que viene tendrá el doble de producción de leche de la que ha
tenido este año. Es decir que en esta
provincia lleva un incremento muy grande la producción de leche, como la lleva
la de caña, la de vianda.
Esta es la provincia que los contrarrevolucionarios
quisieron coger de base; la provincia que la CIA quiso llenar de bandas y de
espías y de terroristas y de asesinos de obreros; la que quisieron convertir
aquí en un feudo contrarrevolucionario.
Y miren lo que tenemos en esta provincia: que la estamos filtrando de técnicos
(RISAS Y APLAUSOS). Y la hemos invadido
de caña, la hemos invadido de caña. Y,
además, ya las candelas no son aquellas candelas que cuando andaban las bandas
de la CIA por ahí. La caña está mucho
mejor cultivada, mucho mejor cuidada.
Luego aquí en esta provincia se le ganó al enemigo contrarrevolucionario
una batalla; el enemigo contrarrevolucionario fue aplastado en esta provincia
(APLAUSOS).
En realidad, duraron aquí las bandas
contrarrevolucionarias unos 45 días; cuando llegaron los batallones de lucha
contra bandidos, limpiaron en 45 días (APLAUSOS). Después se trasladaron a Las Villas y
acabaron de limpiar allá. Y se les ha
puesto, de verdad, la cosa muy difícil.
Y es muy curioso que agrícolamente la provincia de
Matanzas se ha situado en el primer lugar del país
(APLAUSOS Y CONSIGNAS REVOLUCIONARIAS).
Y eso es muy bueno, porque geográficamente es la que más cerca está de
Miami, y por aquí es por donde trataba más de filtrar contrarrevolucionarios y
armas la CIA. Y se ha encontrado con que
la provincia de Matanzas está en primer lugar en la agricultura. Se puede decir que esta provincia ha dado un
salto tremendo, tremendo; y sigue avanzando.
Y eso se debe revertir también en la provincia. Nosotros hemos estado discutiendo con los
compañeros de la provincia para que, por ejemplo, del incremento de leche que
hay el año que viene, se sigan cumpliendo las cuotas que se mandan para la
capital, y el resto aquí para esta provincia, para abastecerla (APLAUSOS). Y como la provincia de La Habana ha elevado
tanto su producción en todos los frentes, por ejemplo, se está mandando ya
algún pescado para acá. De los aumentos
de producción que se tienen por otro lado, ya, por ejemplo, va a recibir una
cantidad semanal que va a mejorar los abastecimientos. En carne se han ido elevando las cuotas
semanales también. Pero se debe sentir
en la provincia; esos aumentos de producción que se obtienen en la provincia se
deben sentir en la provincia.
Naturalmente, que hay los centros de población grandes
que hay que abastecer. Pero es nuestro
propósito que en cada provincia se vaya revirtiendo la mayor parte de los
aumentos de producción que se vayan logrando.
Y por eso creemos que el consumo en la provincia de
Matanzas va a aumentar considerablemente.
Cuando acordamos hacer ciertos envíos de pescado para
la provincia, vamos a ir empezando; no podemos empezar en todos los pueblos al
mismo tiempo. Vamos a ir pueblo por
pueblo. Y acordamos mandarle a la
provincia de Matanzas, y nosotros les planteamos a los compañeros de aquí de la
provincia —a los compañeros del Partido—: "Bueno, el pescado que se va a
mandar para Matanzas va a significar
60 000 pesos más de consumo mensuales.
Pero, fíjense bien:
si mandamos por un lado 60 000 pesos, y por otro lado aumentan
los fondos salariales en otros 60 000 pesos, no hemos ganado nada.” Y les hice hacer un compromiso a los
compañeros del Partido. ¿Qué
compromiso? El siguiente: "Bueno,
nosotros les mandamos el pescado, pero ustedes tienen que garantizar una
congelación de todas las oficinas" (APLAUSOS).
Condiciones que les pusimos a los compañeros: ustedes tienen que
velar por la siguiente cosa: que no se
amplíe una sola plaza más en ninguna oficina.
Pero no solo eso; si se hace una fábrica nueva, no vayan a traer gente
de la calle para la nueva fábrica, vamos a racionalizar, que hay fábricas que
tienen exceso de personal. De manera que
vamos a ir aumentando la producción con el mismo personal; es decir, vamos a ir
incrementando la producción sin aumentar el fondo salarial. Y, sobre todo, lo siguiente: cuiden de que ni un solo obrero
agrícola se vaya a trabajar en una tienda, en una fábrica nueva, en un
"Mar INIT", en un centro turístico (APLAUSOS). Qué ha ocurrido en muchos lugares: se llevan los
obreros agrícolas y los ponen a trabajar en un "timbiriche" o los
ponen a trabajar en un centro turístico, y los sacan de la agricultura, donde
tenemos más necesidad de mano de obra.
Por eso nosotros les hemos planteado a los compañeros
del Partido en todas las provincias —algunos los tienen más adelantados, otros
empiezan— para establecer aquí el orden, señores; hay que establecer el
orden.
Entonces, ese trasiego, esa inmigración de
trabajadores del campo hacia la ciudad es absurda. Y del campo no ha de salir nadie como no sea
para estudiar. Serán los únicos que
saldrán del campo, y para volver al campo después que hayan estudiado.
Luego, nosotros tenemos necesidad fundamental de
evitar que siga la emigración y el trasiego de trabajadores del campo para la
ciudad. En la ciudad hay personal más
que suficiente para cada nueva industria, para cada nuevo servicio que se abra;
es absurdo, es un error traer obreros agrícolas para los empleos en la
ciudad.
Y esa será una de las tareas del Partido, y ese fue
uno de los compromisos que los compañeros del Partido hicieron. Y también, cuando se abrieran nuevas
fábricas, no establecer nuevas plazas, sino aprovechar para allí donde sobren
50 obreros, 100 obreros, ir los trasladando a otro centro nuevo de producción
que se abra.
Y nos dirán: "Bueno, ¿y la gente
joven?" Ah, es que para la gente
joven tenemos otra cosa, tenemos los estudios.
No estamos preocupados sinceramente por darle un trabajo a un individuo
joven, en realidad nosotros sabemos cuál es la situación del empleo hoy día,
que los problemas que tenemos hoy en el campo no son los de falta de empleo,
sino los de falta de brazos, y esos problemas existen en muchos lugares del
país y ahora la situación es distinta.
Antes se decía: "Cuarenta mil jóvenes que arriban
a la edad del trabajo y no tienen trabajo.”
Y ahora nosotros decimos: "Cuarenta mil jóvenes arriban a
la edad de estudiar", porque si todo el mundo y todo joven tiene
oportunidad de estudiar, todo joven tiene oportunidad de recibir una beca y
prepararse, nuestro negocio hoy es precisamente convertir a cada joven en un
técnico, no andar creando una "placita" para darle un trabajito a un
joven y que allí se aplatane, allí se estanque, allí se empantane y se quede allí ganando un sueldecito
toda la vida.
Lo que al país le conviene no es andar creando plazas
para el muchacho joven. Para el muchacho
joven creamos plazas en los institutos tecnológicos, en las escuelas y en las
universidades. Y cuando lo mandamos a
trabajar lo hacemos como con ustedes, convertidos en un técnico. Así que no será preocupación de la Revolución
andar creando plazas para los muchachos jóvenes, porque la preocupación de la
Revolución es ir elevando la productividad de toda la actual población
trabajadora, e ir elevando la capacidad y preparando y dándole capacidad a toda
la gente joven.
Otro problemita que tenemos que ver es que hay una
serie de tareas a la cual se van incorporando las mujeres. Por ejemplo, aquí a veces ponían una nave de
pollos, traían un guajiro fuerte, saludable.
¡pam,
a cuidar gallinas allí! (RISAS) Un obrero agrícola menos, haciendo un trabajo
que después que lo meten allí quién lo saca. Nosotros hemos planteado eso: ese es un trabajo
que lo pueden realizar las mujeres perfectamente bien y es un tipo de actividad
que puede ser una fuente de trabajo para las mujeres.
¿Trabajo en la avicultura? Tenemos muchas mujeres que pueden trabajar en
la avicultura. ¿En tiendas? De verdad que aquí no debe crearse una sola
plaza más de tienda para meter un hombre en una tienda a trabajar
(APLAUSOS). Si hacemos un centro
turístico, excepto que se trate de un trabajo especializado, el hombre de la
cocina o alguna cosa, también a trabajar las mujeres, porque son centros hoy
decentes donde puede ir a trabajar la esposa, la compañera de cualquiera, o la
hija de cualquier trabajador (APLAUSOS).
Nosotros tenemos que ser muy cuidadosos con el empleo
de nuestra fuerza de trabajo, con el empleo de los recursos humanos. No podemos estar planificando el empleo de
los clavos y que se planifiquen cuántos clavos se emplean y cómo se emplean, y
lo más valioso, lo más importante que tiene el país que es su fuerza de
trabajo, no se emplee de una manera racional y no se emplee de una manera
ordenada.
Hay que ordeñar cientos de miles de vacas, algunas de
ellas son vacas bravas. ¿Quién las
ordeña? Hay que elevar la producción,
hay que manejar tractores, hay que manejar camiones, hay que manejar
combinadas, hay que hacer trabajos duros.
¿Quién los hace? Por lo menos, ya
que son tan presumidos, debieran también aspirar a dejarles a las mujeres los
otros trabajos que no son tan duros (APLAUSOS).
Es que, en realidad, hay muchos que se sienten muy orgullosos, dicen que
son muy hombres. Bueno, pero no se ponga
en la sombra, déles a las mujeres ese trabajo que hay allí en la sombra
(APLAUSOS).
Eso no quiere decir que las mujeres no puedan hacer
muchos trabajos, incluso que no puedan manejar un tractor, o no puedan manejar
una ordeñadora mecánica, pero nosotros no tenemos esa ordeñadora mecánica. Desde luego, es incuestionable que hay
algunos de esos tipos de trabajo que son demasiado duros, no los pueden hacer
las mujeres.
Hay un problema: algunas compañeras prestan servicio en
las fuerzas armadas, pero hay muchas unidades de las fuerzas armadas y muchas
armas que tienen que ser manipuladas por hombres. Si nosotros tenemos que emplear en las
fuerzas armadas muchos hombres, si tenemos toda otra serie de tipos de trabajos
especiales que por sus características sociales, por su rudeza, deben trabajar
hombres allí, es lógico que tratemos de ir haciendo una selección de toda una
serie de trabajos, procurar que sean realizados por mujeres, porque sus
características sociales, su naturaleza del trabajo, se facilita más para que
fuera desempeñado por mujeres, y le abrimos campo al trabajo para la
mujer.
Desde luego, la Revolución ha significado muchas
oportunidades de trabajo para la mujer, que aquí había una gran discriminación
con la mujer en el país. Ahora tenemos
que seguir esa lucha, seguir creando, seleccionando toda una serie de tipos de
trabajo, preocuparnos que vayan compañeras a trabajar allí, y tener en cuenta
que los problemas de nuestro país en el futuro son problemas de fuerza de
trabajo. Por eso tenemos necesidad de
tecnificar la producción, de mecanizar la producción.
Y mientras más hombres y mujeres produciendo bienes
materiales, mayor será el estándar de vida del pueblo; cuantos más hombres y
mujeres consumiendo y sin producir, menos alto será el estándar de vida del
pueblo. Este es el gran secreto de la
prosperidad de un país, este es el gran secreto: tener cada vez una proporción mayor de
hombres y mujeres produciendo bienes materiales o servicios.
Naturalmente que tenemos infinidad de trabajos: médicos,
enfermeras, son trabajos utilísimos para el pueblo. Ellos no están produciendo bienes materiales
pero están produciendo un bien inapreciable que es la salud; tenemos decenas de
miles de maestros, profesores, no están produciendo bienes materiales pero
están produciendo un gran servicio. Y,
en fin, hay muchos sectores que no están produciendo bienes materiales pero
están produciendo servicios.
También en la administración se producen servicios, lo
malo es la hipertrofia de las funciones administrativas, eso es lo malo. Entonces, todos los servicios son necesarios
pero tiene que hacerse una distribución equilibrada de la fuerza de trabajo, no
debe hipertrofiarse ningún servicio, debemos guiarnos siempre por el principio
de tratar de producir el máximo, de tratar de elevar la productividad del
trabajo, de que sea mayor cada año el número total de bienes.
Mientras más casas fabriquemos, mientras más calzado,
mientras más ropa, mientras más caminos, mientras más escuelas, mientras más
hospitales, mientras más bienes en general de consumo produzcamos, pues mayor
será el estándar de vida del pueblo.
Mientras más bienes de producción, porque tenemos que ver que una parte
tenemos que invertirla, la dedicamos al consumo, una parte del trabajo, del
fruto del trabajo se dedica a producir instrumentos de trabajo, se dedica, se
invierte para garantizar el desarrollo económico.
Pero, en fin, mientras más elevada sea la producción
de un pueblo más alto es su estándar de vida, de ahí el engaño de creer que se
eleva el estándar de vida repartiendo pesos.
Esa es la mentira, ese es el engaño en que cae mucha gente de creer que
se eleva el estándar de vida repartiendo pesos.
Repartiendo pesos que no se invierten en la producción realmente se
reduce el estándar de vida, esa es la verdad.
El estándar de vida se eleva aumentando la producción.
Bajo el capitalismo los capitalistas se esforzaban en
aumentar la producción. ¿Para qué? Para ganar ellos más dinero. La situación en el socialismo es distinta: se va a aumentar la
producción para que se beneficie el pueblo, porque, ¿quién va a consumir todo
lo que se aumente de producción? ¡El
pueblo! No hay esa contradicción que
había entre el capitalismo, la lucha por mayores salarios. ¿Por qué?
Porque cuando el obrero luchaba por mayores salarios le trataba de
arrebatar un peso al capitalista, que lo iba a gastar en lujos.
Hoy todos los bienes de producción van al pueblo. Se produce para el pueblo, aunque debemos
tener cuidado no produzcamos para la burocracia, desde luego, y no vayamos a
caer en la explotación del hombre por el burócrata. Por eso nosotros siempre estamos advirtiendo
y advirtiendo y advirtiendo, no vayamos nosotros a trabajar para los parásitos
también, porque no hacemos nada si antes trabajábamos pata los capitalistas y
ahora trabajamos para otro tipo de gente que no es capitalista pero que consume
mucho y no produce nada.
Ese es el secreto de la elevación del estándar de vida
del pueblo, y eso es lo que debemos comprender.
La lucha de todo el pueblo tiene que ser por aumentar la productividad,
la lucha de todo el pueblo tiene que ser para aumentar la producción, que año
por año, en la medida que aumente la producción habrá más bienes materiales
para todos. Ese es el principio
fundamental, el conocimiento esencial que cada ciudadano debe conocer, esa es
una verdad de la cual no se puede prescindir de ninguna manera.
Así que estas son las cosas fundamentales que quería
recalcarles aquí a los compañeros; si me falta algo, es nada más que un
detallito, y es que ustedes van a ganar ya según su capacitación. Vamos a establecer una formulita; existe la
fórmula socialista de que cada cual da según su trabajo y recibe según su
trabajo; la fórmula comunista que cada cual da según su trabajo y recibe según
sus necesidades; vamos a establecer una formulita que pudiéramos llamarla precomunista, que cada cual va a recibir según su
capacitación. Es decir, ustedes van a
salir con el sueldo que les acredita el grado de capacitación que han recibido;
si alguno de ustedes es muy brillante y lo nombran jefe de una agrupación, van
a seguir ganando el mismo sueldo no como jefe de agrupación, sino según el
grado de capacidad que tienen.
Incorporados a la universidad, ustedes aumentarán de sueldo cuando se
gradúen en el segundo año, hayan aprobado el segundo año de agronomía, de
ingenieros agrónomos; y volverán a recibir mayor sueldo cuando se gradúen de
ingenieros agrónomos. Pero una cosa que
les voy a decir para los que no estudien: los que no estudien se quedarán con
ese sueldo hasta que sean viejitos y se jubilen (RISAS).
¿Por qué?
Sencillamente, porque el país necesita del estudio, el país necesita de
la técnica, y nosotros tenemos que estimular por todos los medios el
estudio. Porque un hombre con capacidad,
un hombre con técnica, puede producir cinco veces, diez veces, cien veces más
que un hombre sin técnica. Esa es la
razón. No tiene que ser un Reinaldo
Castro como trabajador, la técnica puede llegar a hacer lo que 20 Reinaldo
Castro hacen; Reinaldo Castro es un ejemplo extraordinario de un hombre de
capacidad de trabajo individual, pero sin duda que Reinaldo Castro, si es un
bárbaro cortando caña, qué sería Reinaldo Castro de ingeniero agrónomo. Y yo le pregunto a ustedes: ¿Cómo produciría más Reinaldo Castro,
cortando 1 000 arrobas díarias, o Reinaldo Castro
como ingeniero agrónomo capacitado, al frente de una agrupación cañera? ¿Cómo creen ustedes que produciría más caña? Al frente de la agrupación cañera, sin duda
de ninguna clase; porque un hombre con esas condiciones, con esa voluntad, con
ese espíritu de trabajo, trabajando, impulsando, contagiando a todos de ese
espíritu, produce infinitamente más caña como un técnico altamente capacitado,
que cortando caña con un machete.
Pero no solo eso: montan a Reinaldo Castro en una
máquina, y ya corta diez o quince veces más caña de la que corta con el
machete. Es decir, introducen un poco de
técnica, la máquina. Ahora, no es lo
mismo ese hombre cortando una caña de 30 000 arrobas que cortándola de 90 000, no produce lo mismo el
tractorista que aró aquella tierra y cultivó aquella tierra si aquella tierra
le da 30 000 arrobas que si da 100 000.
Y esa es la técnica, que multiplica el trabajo de todos.
Por eso, vamos a estimular la capacitación
técnica. Y ustedes irán mejorando en la
vida en la misma manera que se superen y en la misma manera que estudie. ¿Que alguno de ustedes tiene alergia por los
libros? Yo pienso que seguramente
ninguno de ustedes tiene alergia por los libros, si no no
habrían terminado ahora; pero si alguno tiene alergia por los libros, bueno,
¿qué se va a hacer? Tendrá que
resignarse a la remuneración que le corresponda por el grado de capacitación.
Y yo pienso sinceramente que debemos aspirar a que
todos ustedes estudien. Debemos aspirar
a que para ustedes se vuelva un compromiso de honor que un día se gradúen de
ingenieros agrónomos. Y les prometo
desde ahora el próximo acto con ustedes, cuando se hayan graduado de ingenieros
agrónomos en la Universidad de Las Villas (APLAUSOS). Y ese día, ese día cuando ustedes se gradúen,
va a ser una graduación mucho más solemne que esta, y va a ser una graduación
mucho más grande que esta, y va a ser una graduación mucho más importante que
esta el día en que ustedes se gradúen de ingenieros agrónomos en la Universidad
de Las Villas.
Se les van a dar todas las facilidades para que lo
puedan hacer, van a tener además el trabajo, la oportunidad de ir día por día
viendo cómo progresan, viendo los resultados de la técnica, y van a tener
momentos de satisfacción muy grandes. Yo estuve viendo los compañeros aquí que
estaban visiblemente emocionados cuando vinieron a recibir sus títulos, cuando
vinieron a recibir sus premios, cuando vinieron aquí a recibir su diploma en
nombre del grupo; y los estaba mirando que estaban visiblemente
emocionados. Estoy seguro de que
emociones de ese tipo van a recibir muchas veces en su vida, en los campos
cuando vean crecer las cañas, cuando vean que tienen una caña de 100 000, una
caña de 150 000, y cuando tengan una
caña de 200 000 —porque con regadío y fertilización no sería difícil obtener
esas cañas— en un año, no hablo de dos.
Y van a tener muchos momentos de emoción y muchos
momentos de satisfacción cuando vean el resultado del trabajo, cómo responde la
naturaleza a la ciencia, a la técnica, cómo responde la naturaleza al trabajo
del hombre; van a tener muchos momentos de satisfacción cuando recorran los
campos, cada vez que ganen una batalla, cada vez que conquisten una meta.
Todos ustedes son compañeros jóvenes, todos. Podría decirse que ninguno tiene
absolutamente nada que le impida alcanzar eso.
Para nosotros es muy importante, porque ustedes son los pioneros; si
ustedes cumplen este programa, si ustedes llegan, si ustedes se gradúan, ya
detrás de ustedes vendrá una gran masa:
y por eso de lo que ustedes hagan, el resultado del trabajo de ustedes,
los éxitos que con ustedes se obtengan, serán más o menos un índice de los
éxitos que vamos a obtener con todos los demás, de los éxitos que vamos a
obtener con los compañeros que ya están en primero y segundo años, de los
éxitos que vamos a obtener con los alumnos de las nuevas escuelas que se
organicen, de los éxitos que vamos a obtener con los institutos tecnológicos
obreros.
Y por eso para nosotros, para la Revolución, para el
país, lo más importante es que ustedes sigan estudiando, que ustedes organicen
bien su vida. Los compañeros de la
escuela, los compañeros de la universidad, los compañeros del ministerio, los
compañeros de los jóvenes comunistas, todos deben estar atentos, cómo marchan
ustedes, cómo viven, qué hacen, cómo tienen organizada la vida, cómo marchan en
los estudios, qué horas dedican al día en los círculos de estudio, qué días
dedican a la semana, qué meses dedican al año para hacer sus exámenes, cómo
marchan los programas, si están al día, cómo reciben los materiales, si están
al día en los materiales, cómo funciona la Universidad de Las Villas, cómo
funciona la Escuela de Agronomía en la Universidad de Las Villas, estando
atenta con ustedes, enviándoles los materiales, organizando con tiempo los
cursillos.
Todos debemos hacer el esfuerzo para brindarles a
ustedes las mayores facilidades, a fin de que este programa se cumpla, porque
en el cumplimiento de este programa estará en realidad el futuro del país,
estará el porvenir del país, estará la abundancia del país, que nosotros no
tenemos ninguna duda de que podemos llegar a ser uno de los pueblos que alcance
un estándar de vida altísimo, y no en años lejanos. Dentro de algunos años ya podemos situarnos
entre los pueblos mejor alimentados del mundo, porque vamos a producir una
agricultura no solo de cantidad, vamos a producir una agricultura de
calidad. No nos vamos a preocupar solo
para ver cuántos litros de leche producimos, sino cuál es la calidad de esos
litros de leche; cuánta carne, sino cuál es la calidad de esa carne; cuánta
vianda, cuántas frutas, sino cuál es el valor biológico de esa vianda, de esa
fruta. Que esos son conceptos que nunca
se manejaron bajo el capitalismo, porque el capitalismo se regía por la ley de
las ganancias, el capitalismo se preocupaba solo por las cantidades, no se preocupaba
por las calidades.
Y cuando ustedes avancen, cuando los compañeros del
Partido y los compañeros que están en los círculos de estudio avancen en sus
programas, comprenderán el significado de esto, comprenderán el valor que tiene
para la sociedad y para la salud humana la calidad de los productos. Porque hay muchos países supuestamente muy
desarrollados que producen grandes cantidades y, sin embargo, sus pueblos
padecen una serle de enfermedades que son consecuencia de la desconsideración
acerca de la calidad de los productos.
Y nosotros no solamente vamos a tener una agricultura
de cantidad, sino una agricultura de calidad.
Y esta aspiración la apoyaremos en las decenas de miles de técnicos que
vamos a formar, de técnicos agrícolas, de investigadores, de laboratoristas, en
los medios que vamos a disponer, en los conocimientos con que vamos a contar,
en el hecho de estar al tanto de todas las investigaciones que en todo el mundo
se realicen sobre esas cuestiones. Y
llegaremos no solo a garantizar una cantidad de productos suficientes para
alcanzar niveles de consumo extraordinarios, sino también la calidad de los
productos. Y con todo eso lograremos no
solo un estándar de vida mucho mayor, sino también un estándar de salud mucho
mayor para nuestro pueblo.
Así que el compromiso que queremos con ustedes,
compañeros, principal, es que sigan estudiando, que se conviertan en ingenieros
agrónomos. Y aparte de que pienso que
tendremos oportunidad de vernos muchas veces, la próxima cita con ustedes es
dentro de cinco... ¿Cinco años?
(ALGUIEN LE DICE ALGO). ¿Cuatro de agronomía? Creo que son cinco. (LE VUELVEN A DECIR ALGO). ¡Pero estos no crean que se van a quedar atrás de los que están yendo a la universidad
todos los días, estos no se van a quedar atrás!
Pero de todas maneras... si lo
pueden hacer antes, pero nos volveremos a reunir en 1969, más o menos un día
como hoy (APLAUSOS), en la Universidad de Las Villas, el 13 de noviembre, o
antes, si se gradúan antes, nos reunimos antes de 1969, para celebrar la
graduación de ustedes como ingenieros agrónomos.
Y cuando hayamos alcanzado esa meta, toda esa masa irá
detrás de ustedes, y detrás además decenas de miles de jóvenes, que ese es el
camino seguro del éxito, es el camino seguro del triunfo, porque luchamos para
algo.
Cuando ustedes ven que un pueblo se emociona en un
acto, cuando ven que el pueblo se entusiasma, cuando ustedes ven que las
compañeras y los compañeros del coro cantan de una manera bella una canción
revolucionaria, todo eso es para algo, todo eso es por algo, todo eso es por el
pueblo, todo eso es para el pueblo, todo eso es por la Revolución, todo para la
Revolución y todo para el porvenir de este país. ¡Y ese es el porvenir hermoso, el porvenir
luminoso por el cual se enardecen las masas, por el cual luchan las masas, por
el cual trabaja el pueblo, por el cual se sacrifican los hombres, por el cual
han dado su vida en los campos de batalla, en los combates, en Girón y en todas
partes; por eso, por ese porvenir, por ese futuro! Y ese futuro es el que tenemos que construir,
y ese es el futuro en que ustedes tienen que participar de una manera decisiva,
de una manera fundamental.
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(OVACION)