DISCURSO PRONUNCIADO POR EL
COMANDANTE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER SECRETARIO DEL COMITE CENTRAL DEL PARTIDO
COMUNISTA DE CUBA y PRIMER
MINISTRO DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO, EN MOA, PROVINCIA DE ORIENTE, EL 26 DE
AGOSTO DE 1966.
(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS
DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)
Compañeros y
compañeras de Moa:
Vamos a ajustar algunas cuentas que tenemos entre
ustedes y nosotros. Pero primero quiero
preguntar: ¿Ya
ustedes almorzaron? (EXCLAMACIONES DE: “¡No
importa!”) No, no, que levanten la mano
los que no han almorzado (EXCLAMACIONES DE: “¡No importa!”). Porque de verdad que no nos ha tocado la
mejor hora para este acto aquí y muchos de ustedes posiblemente están sin
almorzar, pero de todas maneras vamos a tener el acto y vamos a conversar un
rato.
No me van a plantear todos los problemas
(EXCLAMACIONES DE: “¡Hay
muchos!”). Ah, no, no; si me los
plantean todos no los podemos resolver todos y me voy a ir con un bulto así de
problemas muy grande.
Bueno, yo primero quiero hacerme una pequeña
autocrítica, y es que yo sé que hace mucho tiempo que ustedes estaban deseando
que hiciera una visita por esta zona de Moa y de Nicaro. Yo me hago la autocrítica porque en estos
siete años no es que no quisiera venir aquí, no es que no me interesara venir
aquí, pero siempre decía:
“Un viaje a Oriente, tales y tales problemas... el próximo viaje voy a Moa.” Y después “otro
viaje: “En el
próximo viaje.” Y se fue quedando y se fue quedando.
Pero ya llegué, vine poco a poco pero llegué.
Ahora, yo le decía a un compañero que me encontré por
allí por la salida del taller que antes de llegar aquí ya había llegado, porque
ya algunas cosas se habían estado haciendo por acá.
En primer lugar, no es que la Revolución no se hubiera
preocupado de Moa; sería muy injusto decir semejante cosa. Y ustedes saben perfectamente bien todo el
interés que el compañero Che se tomó por la industria de níquel y por Moa, y
cómo incluso esta fábrica se llevó el premio de la mejor industria en una
ocasión. Y, en fin, desde el Ministerio
de Industrias hubo una gran preocupación por todo este sector y, desde luego,
se consideró siempre un gran triunfo que esta planta echara a andar: porque los
americanos creían que esta planta no se iba a echar a andar más nunca, que los
cubanos no echaban a andar esta planta.
Eso es una cosa bien conocida.
Ahora, hace aproximadamente dos años se planteó por
los compañeros que trabajan en este sector y los de la empresa y los de la
fábrica y todos el problema acerca de las condiciones de vida que existían en
Nicaro y en Moa, y ya entonces en aquella ocasión se acordó llevar a cabo una
serie de trabajos en esta región, hace aproximadamente dos años.
En esta ocasión yo he estado interesándome sobre la
marcha de todos esos trabajos. Entonces
creemos que todos esos trabajos hay que continuarlos y hay que hacer algo más
que es impulsarlos.
Desde luego, hay una serie de cuestiones que a ustedes
les interesan y que pueden contribuir a la situación de la población que aquí
vive y trabaja, que de todas maneras no habrían podido venir antes de ninguna
forma, porque hay una serie de cosas que se juntan. Pudieron venir primero las cuestiones de la
asistencia médica, el hospital, todas esas cosas, lo mismo que las cuestiones
relativas a la alfabetización, todas esas cosas llegaron bastante rápido; había algunas otras que necesariamente
necesitaban tiempo, pero afortunadamente estamos llegando al punto, al momento,
en que se juntan toda una serie de cosas que van a producir en esta situación
un vuelco considerable.
Miren, por ejemplo, yo no llegué aquí a Moa por el
camino de Mayarí, sino que vine por Maisí, llegué por Maisí. Así que en Maisí allá, en Cajobabo
—que antes no se podía llegar a Cajobabo, porque el
viaje a Baracoa era una cosa interminable— yo he llegado hasta Cajobabo por la carretera, después agarramos unos caminos
por ahí y terminamos en Gran Tierra, y ya de Gran Tierra a Baracoa y ya de
Baracoa a Moa.
Porque, como ustedes saben, había carreteras que no se
terminaban nunca. Casi podíamos contar
entre las que no se terminaban nunca esta, esta que viene de Nicaro para acá;
pero que le vamos a quitar esa mala fama también a esta carretera, porque la
primera mala fama la tenía la de Baracoa, Baracoa llevaba no sé cuántos años, siglos
creo, esperando una carretera: que si la vía mulata, que si la vía
azul, que si esto, que si lo otro. Y sin
mucha bulla y sin mucho ruido, a la carretera de Baracoa le falta en estos
momentos cuatro kilómetros nada más para terminar la pavimentación, cuatro
kilómetros de pavimentación.
Y esa carretera que tiene ciento y tantos kilómetros,
una obra que cuesta millones de pesos, esa obra ya en cuestión de semanas
estará terminada.
Y allí —les estoy haciendo una recomendación, porque
ustedes van a tener una oportunidad no muy lejana de ver esos lugares— se ha
hecho una de las obras de ingeniería más interesantes, en materia de carretera,
que se había hecho nunca en Cuba; porque
para subir la loma de la Farola, una loma tremenda, inclinada así, con una
inclinación de 80 ó 90 grados, ha habido que hacer una carretera ahí que no es
una carretera, es un puente; y no es un puente, porque los puentes tienen
cuatro esquinas por lo menos, cuatro bases donde se apoyan, eso es un ala así
que sale, como que sale de la roca así, toda la carretera a lo largo de toda la
Farola.
Ahora, tan pronto se termine esa carretera, se decidió
que se dividiera el equipo y una parte fuera de Baracoa hacia Gran Tierra y la
otra de Baracoa hacia Moa (APLAUSOS).
Así que van a venir dos carreteras: esta que hay que impulsarla y aquella que
viene impulsada; aquella viene impulsada porque ya nosotros nos encontramos con
uno de los campamentos de Obras Públicas de Nibujones
para acá y tan pronto terminen allí con bastante equipo —y será ya a fines de
este mismo año— vendrán hacia acá.
Yo les voy a decir por qué tiene interés eso.
No solo les explico esto para darles algunas noticias
de la situación de aquella zona que era una zona que estaba muy incomunicada,
pero muy incomunicada la zona de Baracoa, tremendamente incomunicada. Todo eso está sufriendo un cambio
considerable.
Ahora, esa carretera que viene de allá para acá va a
significar mucho para esta región.
Aquella significa la comunicación, pero esta va a significar algunas
cosas más que comunicación.
Hay otra carretera que viene avanzando de Santiago por
Mayarí Arriba, de Mayarí Arriba a Chontal, Chontal a Sagua; es decir que tres
carreteras avanzan hacia acá, ¡tres carreteras!: por el este, por el sur y por el oeste,
y no viene ninguna por el norte porque es agua lo que hay ahí (RISAS).
Así que yo les aseguro que esas obras van a adquirir
impulso, porque es verdad que no son las únicas obras porque en esta provincia
de Oriente se están haciendo carreteras para hacer dulce de carreteras, y se
está haciendo también, se hizo de Manzanillo a Niquero,
de Niquero a Pilón se está haciendo ahora, de
Santiago de Cuba a Pilón, de Cueto a Palma, de Jiguaní a San Germán, de Las
Tunas a Bayamo, y después allí, desde donde cruza el Cauto, irá hacia
Manzanillo.
Antes había que dar una vuelta para ir a Bayamo
larguísima; para ir a Manzanillo, más larga; y para venir a Sagua, el fin del
mundo. Había que salir de Santiago y dar
la vuelta por Bayamo, Holguín y luego caer aquí. Y ahora se podrá venir más rápido por Cueto,
pero después se podrá venir más rápido todavía por Mayarí Arriba. Así que esta provincia se está cruzando de un
extremo a otro de carreteras con los equipos que había.
Ahora les voy a decir una cosa: hemos hecho un contrato para comprar
35 millones de dólares en equipos. Eso
incluye 900 buldóceres (APLAUSOS), de los cuales son 750 CD-8 y 150 CD-6; pero
se comprarán en la Unión Soviética unos 600 buldóceres también. De manera que entrarán desde ahora, en dos años,
1 500 buldóceres. Mil quinientos
buldóceres es más que lo que había entrado en el país en tiempos de Batista y
todos los que vinieron antes que él. ¡En
los 60 años de República no habían entrado aquí 1 500 buldóceres!
Esos 1 500 buldóceres serán para obras hidráulicas,
caminos y carreteras, y para la agricultura, para liquidar el marabú, el aroma,
la manigua, todo lo que se va quedando ahí y que sirva para la comida. Es decir que casi todo eso se revertirá muy
directamente en el bienestar de la población; con las obras hidráulicas, con el
incremento de la superficie agrícola y con las comunicaciones.
Porque las comunicaciones tienen una importancia muy
grande, ya que en el llano, incluso, a veces las comunicaciones parecen algo
natural; quien nació y se acostumbró a ver una Carretera Central cree que
estuvo siempre ahí. Pero cuando uno se
mete en algún lugar por aquí adentro entonces es cuando se ve la importancia
que tienen los caminos (DEL PUBLICO LE DICEN: “Hacen falta para sacar las viandas”). No, no, no; yo te digo que las viandas
tenemos que sacarlas del llano, ¡en la loma mucho café! (RISAS.)
Anoche nosotros dormimos en La Melba, allá entre los
campesinos de aquella zona. Y ese
camino, ahí las comunicaciones son tremendas.
¡Un camino para esa gente es la vida!
Ya allí incluso hay hasta una farmacia; no se puede meter un médico allí
porque hay muy poca población y los médicos que tenemos no son todavía
suficientes para ubicarlos en un lugar donde hay solo 40 familias, pero les
vamos a resolver un problema de transporte allí para que cuando tengan
cualquier apuro vengan rápidamente hacia acá.
Es decir que los caminos tienen una importancia
extraordinaria para la vida del país.
Porque el problema de esa gente es que allí no van a resolver los
problemas en las montañas sembrando en una tierra tan inclinada, donde se
siembra una sola vez y después hay que desmontar otra vez para volver a
sembrarla. La solución está en grandes
plantaciones mecanizadas en el llano con regadío, porque nosotros tenemos que
utilizar hasta la última gota de agua que cae sobre este país, y elevar la
producción al nivel de las necesidades.
Porque las necesidades fueron siempre muy grandes, pero naturalmente que
ahora nada alcanza; nada alcanza porque está todo el mundo trabajando, todo el
mundo tiene dinero; entonces nada alcanza, y para que alcance hay que producir
tanto que sobre; y cuando sobre, entonces alcanzará. Pero yo les estoy dando estas ideas...
Pero vamos ahora, refiriéndonos a la cosa concreta de Moa. Este es un lugar en primer lugar que tiene,
sí, la buena suerte de tener mucho mineral, pero también la mala suerte de
tener mucho polvo (RISAS). Basta pasar
por ahí cualquier cosa y se pone churrosa, seguro; pasa un camión y ensucia a
todo el mundo, lo llena de polvo; uno ve las cosas llenas de polvo, todo lleno
de polvo. Luego, este paraje también es
un poco árido. Si no se tiene en cuenta
aquí la cuestión de las áreas verdes el paisaje es un paisaje deprimente.
El problema de la vivienda es aquí una cosa
espantosa. Cuando veníamos por ese
camino vi un camión que decía atrás: “Que pasen por lo del Mango.” Yo
pregunté: “Por
lo del Mango, ¿por qué?” Dicen: “Porque están ahí las zonas de las
peores casas.” ¡Ah!, bueno entonces
vamos a dar una vuelta por El Mango para ver como están las casas (DEL PUBLICO
LE DICEN: “¡Los
Mangos!”). ¿Los Mangos, no? Yo no sé por qué le pusieron Los Mangos,
porque yo no vi ninguna mata de mango (DEL PUBLICO LE DICEN: “¡Había!”). Había.
Entonces nosotros estuvimos dando una vuelta por ahí. Nos informaron la situación de las 178 casas
que se están construyendo, del proyecto de 400 viviendas más que se quieren
construir. Yo creo que esa es una de las
cosas más urgentes que hay; el problema de la vivienda es una de las cosas más
urgentes.
Entonces nosotros tenemos que ver cómo nos las
arreglamos para acelerar la terminación de esas 160 y cómo se resuelven los
problemas de lo que sea, fuerza de trabajo o de lo que sea, para acelerar el
inicio y la construcción de las otras 400 viviendas.
Pero ya no solamente debemos trabajar aquí para decir: “vamos a construir
casas para resolver el problema de las casas.” Ya debemos planificar todo eso
bien para que ahí quede resuelto todo.
En esa nueva construcción que se va a hacer, decir cuántas casas se van
a hacer ahora y cuántas el otro año, y cuántas van a necesitar en definitiva a
medida que esto se desarrolle. Y ya
ubicar ahí todo el problema, como se está haciendo en el reparto de Santiago de
Cuba, que se está haciendo nuevo, que se empezó a construir después del
ciclón. Ya ubicar ahí todos los
problemas de las escuelas, el dispensario, la cuestión de parques, la cuestión
de campo deportivo, las escuelas, los círculos infantiles.
Y las escuelas hacerlas como nosotros queremos hacer
las escuelas en las ciudades, que van a ser distintas que en el campo. En el campo se van a hacer escuelas donde los
muchachos van a ir el lunes y van a regresar el viernes; en las ciudades vamos
a hacerlas para que vayan por la mañana y regresen por la noche, que en la casa
no fastidien. Así que estarán en la
escuela, llegarán y desayunarán en la escuela, almorzarán en la escuela y
comerán en la escuela; se les dará en la escuela la ropa, los zapatos, todas
esas cosas.
Esos son los proyectos que tenemos; en general en la
ciudad ese es el método. Claro,
empezamos por el campo; en el campo hay una situación —como ustedes saben— más
dura todavía, por las comunicaciones, por toda una serie de cosas. Los proyectos que tenemos son: en el campo,
internos de lunes a viernes; en las ciudades, seminternos. Claro que hay algunas ciudades en que vamos a
hacer el sistema del campo, es decir, pequeños pueblos del interior que vamos a
hacer las escuelas también en las proximidades pero más bien hacia el
campo.
Pero aquí esta es un área industrial, y pudiéramos ya
desde determinadas escuelas tecnológicas o institutos tecnológicos ir dándoles
una orientación de tipo industrial. Y
por eso pudiéramos aplicar aquí el método que vamos a aplicar en las ciudades,
de escuelas de medio-internos, que los muchachos de primer grado ya van a la
escuela desde por la mañana y regresan por la noche.
Y, luego los círculos infantiles, de manera que se les
permita a las mujeres incorporarse también al trabajo (APLAUSOS). En otros lugares no es difícil la
incorporación de las mujeres al trabajo; aquí será más difícil porque habrá que
buscar qué tipo de actividades se puede desenvolver aquí para el trabajo de las
mujeres, pero los muchachos también irán a los círculos
infantiles.
Yo les voy a proponer a los compañeros de
Planificación Física que ese nuevo pueblo ya lo vayan planificando para el
tamaño que vaya a tener, digamos, en el año 1970, o hasta incluso en 1975; que
incluya ya desde ahora, desde que se empiece a construir todas esas casas, las
escuelas, tiendas, comedores, todos los aspectos de tipo social, las áreas
verdes. Y se haga una ciudad donde
realmente la vida se haga más agradable, que no haya una sola calle de polvo
como esas, aquí hay que pavimentar las calles; y las áreas verdes, pues
tenerlas sembradas y todo eso (APLAUSOS).
Habrá que ver cómo se resuelve el problema del
agua. Y creo que aquí el área verde hay
que atenderla no solo en las zonas de las casas que se construyan, habrá que
resolverlo también en todos los alrededores de la industria, porque si no queda
eso muy feo por ahí; a esos pinos que se siembren hay que fertilizarlos para
que crezcan, evitar el mayor número posible de caminos de esos, de tierra. Y creo que se puede embellecer toda esta
región. Hay que darle belleza a esta
región, porque si no se hace un poco áspera, un poco dura.
Y, desde luego, ya se sabe que todo ese terreno donde
las minas se meten, hacen un hueco que se parece a un pedazo de la Luna; pero
todo lo que no se meta por ahí la mina puede ser realmente embellecido y
mejorado, las condiciones esas.
Aquí hay que buscar una solución a fondo a los
problemas. Se ha estado resolviendo el
problema del Soda-INIT, lugares de recreación y todo eso. La cosa deportiva aquí hay que desarrollarla
fuertemente. Pero les voy a decir a
ustedes una cosa: las
mejores posibilidades de recreación de toda esta población van a estar hacia
allá, hacia la zona de Baracoa.
Yo les hablaba de esa carretera, porque esa carretera atraviesa
una región de extraordinaria belleza natural, toda esa región hasta Baracoa: playas, ríos, hay
de todo por ahí. En el futuro se puede
organizar toda una serie de actividades en dirección a Baracoa para la
población de aquí. Toda esa área debe desarrollarse: las playas,
facilidades, cabañas en los alrededores, en los lugares naturales, en las
orillas de las playas, para que vaya incluso la familia, los
trabajadores... Porque los hombres que
se pasan ahí meses enteros metidos en esa fábrica, entre el polvo, el ruido, el
calor, el vapor, los gases, yo creo que necesitan realmente, cada vez que
tengan una oportunidad, ir hacia el mar y aprovechar todas las ventajas que les
va a dar esa carretera.
Hablaban de una playa que estaba un poco mala y que
debía mejorarse. Yo creo que sí, que de
inmediato hay que atender esa playa; pero eso no es nada comparado con lo que
hay por ahí para allá. Esa carretera
hacia Baracoa y hacia Maisí les va a brindar a ustedes la conexión con una de
las regiones más bonitas del país. Sería
cuestión, después, que se organizaran las actividades, porque puede haber
centros de pesca deportiva, de pesca submarina, de descanso, de todo, por toda
esa región.
Además, los va a conectar con una región que tiene
bastantes frutas; coco, en primer lugar, en cantidades fabulosas. Solamente del Toa hacia acá se han sembrado
como 200 000 matas de coco. Luego, esa
es una zona que tiene también muchas frutas.
Se van a sembrar plátanos, se van a sembrar 25 caballerías de plátano en
la región de Baracoa, de las cuales 10 van a ser de plátano fruta; creo que una
buena parte ya, plantaciones grandes de ese plátano fruta, debe venir hacia
acá, hacia esta zona de Moa.
Se tienen que desarrollar áreas de producción de leche
de esa zona de Baracoa hacia acá.
Nosotros vamos a ir viendo ahora de Moa hacia Sagua, porque el problema
aquí de la leche sé que también es uno de los problemas más serios. Pero yo les digo a ustedes que vamos a
resolver también ese problema. Nos
habíamos encontrado uno peor en Gran Tierra.
En Gran Tierra era muy difícil el problema de la leche: como 3 000 ó 2 000 niños y allá se
producían unos 300 litros de leche.
Entonces, ya allá se hizo un plan y en el mes de septiembre van a
recibir, incluso, una cantidad de vacas que se mandaron de los centros
genéticos para allí. Y desde septiembre
ya la situación mejorará considerablemente.
Aquí hay que partir también de que hay cantidad de
zonas que están consumiendo. Porque ya
una vez se hizo una reunión con vistas a la solución de los problemas de la
leche de Nicaro y de Moa. Y yo les digo
que por eso tiene tanta importancia recorrer los lugares, porque recorriendo
los lugares es como se pueden ver de verdad todas las posibilidades que haya;
porque todo el mundo aseguraba que no había posibilidades, que no había tierra,
que no había facilidades. Yo por último
pensé: “Bueno, como se está
desarrollando la producción de leche en Mayarí Arriba, pues tendrá que llegar
la leche a aquella región de Mayarí Arriba, porque en Mayarí Arriba hay una
gran área de pastos.” Pero estoy convencido de que por todo ese territorio hay
áreas explotables de Baracoa hacia acá, pero estoy seguro de que hay áreas de
pasto, porque en avión —en uno de los viajes en que fui a Baracoa— recorrí todo
esto y estuve mirando, y encontré de verdad bastantes áreas de pasto en toda
esta zona norte por aquí, donde se puede aumentar la producción de leche. Esa es una cosa en concreto que vamos a hacer
para resolver ese problema también de la leche.
Ha habido los problemas también de la vianda, y
creemos que debemos por ahora apoyarnos principalmente en esta zona de por
aquí. Pero para el abastecimiento de una
población que crece como crece esta, hay que depender de plantaciones grandes,
como esas del tipo de las que se van a hacer de Baracoa hacia acá, o como del
tipo que se va a hacer en las áreas de regadío del Cauto. Estábamos haciendo para Oriente un plan
grande, grande de viandas.
¿Pero qué pasa con la vianda? Se hacen planes de viandas, viene un ciclón
—el Flora—, tumba todos los platanales del Cauto. O como en este año: pasa un ciclón nada menos que en el
mes de junio. Tumbó 500 caballerías de
plátano en La Habana. Hizo un daño
tremendo en la producción de la provincia de La Habana, y entonces Oriente ha
tenido que mandar.
Ahora, ¿cuál es la solución, señores? Ya sabemos que pasan ciclones. Hay que tener una producción no solo para lo
que se necesite, sino para lo que pueda no necesitarse, para lo que los
ciclones se puedan llevar. Hay que tener
tal extensión de plantaciones, que aunque venga no un ciclón, dos ciclones,
alcancen todos los productos. Y el año,
señores, en que sobren, pues si es plátano se deshidrata, si es cualquier otra
cosa se le echa a los animales. Pero hay
que tener aquí suficientes plantaciones para contar hasta contra los fenómenos
naturales. Y por eso es precisamente que
se ha hecho un esfuerzo tan grande en la adquisición de equipos para llevar a
cabo una política agrícola de poner en explotación todas las tierras de este
país.
Es mucho el trabajo que hay que hacer. Cuando se viaja por todos esos caminos,
ustedes se dan cuenta cuánta tierra hay por ahí que por lo menos servirá para
producir madera, que fue explotada sin misericordia, donde se acabaron los árboles,
las matas y todo eso hay que reconstruirlo.
Luego, el trabajo que hay que hacer es una cosa enorme.
La Revolución ha puesto un énfasis especial en la
agricultura en estos años. Yo
particularmente he dedicado una gran parte de mi tiempo a la cosa de la
agricultura. Es por eso que yo todavía
en las cuestiones industriales no estaba tan familiarizado. Comprendo la importancia que tiene la
agricultura, porque la agricultura es algo donde rápidamente y con pocos
recursos se puede obtener una gran producción.
Por ejemplo, para desarrollar un plan del café como se
está desarrollando, un plan que le dará muchas divisas al país, habrá que
gastar como 2 millones de pesos en divisas.
Sin embargo, eso significará dentro de cinco años aproximadamente 100
millones todos los años, con un gasto ínfimo, pues se incorpora la fuerza de
trabajo de los campesinos, de mucha gente del pueblo.
Ahora, el país tiene ya una agricultura que avanza y
que tiene un impulso tremendo. Ahora ya,
cada vez más, y sobre todo en la década de 1970-80, tendrá que prestarle
atención fundamental a la industria.
En estos años ha habido que prestarle a ciertas
industrias especial atención. Hay una
industria que, por ejemplo, necesita una urgente atención, y se le está
dando. Es la industria de la
construcción. La producción de cemento
del país: unas
900 000 toneladas.
El problema de la vivienda no crean ustedes que es
grave solamente aquí. El problema de la
vivienda es grave en todo el país.
Cuando nosotros nos detuvimos a conversar con los obreros que estaban en
la carretera de Baracoa hacia acá, todos los problemas eran fáciles de
resolver; uno quería dos becas; dos
becas, no es difícil; los problemas del comedor. Veinte problemas allí eran fáciles. ¡Ah!, pero cuando llegaba el problema de la
casa. Yo le decía: “Mira, vamos a cambiar: ponte tú ahí y yo aquí. Hazte la idea de que tú eres yo y yo soy tú,
y ahora tú mira a ver cómo resuelves ese problema” (RISAS). Porque me lo plantean, y entonces me explica
un hombre: “Mire,
yo soy de Niquero, allá estoy viviendo casi bajo una
lona.” El otro tenía el mismo problema en Guantánamo, y otro lo tenía por
Baracoa, y otro por otro lugar. Y es una
cosa terrible, que se convierte en una angustia para nosotros tanta gente
pidiéndonos vivienda. ¿Y de dónde las
vamos a sacar? ¿Cómo las vamos a
sacar?
¿Qué se hizo con la vivienda? Se le rebajó el alquiler a la gente. Ya una gran parte de la gente no paga ni
siquiera alquiler, todas esas cosas se hicieron. Pero casas no se podían sacar del sombrero
como los magos esos de los circos, como Mandrake, que
saca conejos del sombrero; nosotros no podemos sacar casas del sombrero.
Además, las casas hay que hacerlas con cemento, con
trabajo, con montones de cosas. Y
después no solo es hacer la casa, sino el agua, la alcantarilla, todos esos
problemas, porque no se puede aglomerar la población en un lugar y que no haya
agua corriente y que no haya alcantarillado, porque entonces se convierte eso
en un foco de infección.
Bueno, ese es uno de los problemas más serios: el problema de la
vivienda. ¿Cómo solo puede ser
resuelto? Mediante número de viviendas
que se construyan. Pero para construir
un número de viviendas que satisfaga las necesidades, hay que construir por lo
menos 100 000 por año. Y nosotros
pensamos que de 1970 a 1980 ya se puedan construir 100 000 por año. ¿Por qué?
Porque hay dos fábricas de cemento en construcción, pero es que una
fábrica de cemento no se fabrica en tres meses.
¡Como llevan tiempo esas dichosas fábricas de cemento! Llevan cinco o seis años, desde que se escoge
el lugar, se hace el proyecto, se compra la fábrica, se construye y se echa a
andar. ¡Como cinco o seis años!
Y se viene construyendo una gran planta en Nuevitas;
se viene construyendo otra gran planta en Las Villas; se está ampliando la
planta de cemento de Santiago de Cuba. Y
se va a comprar otra planta para, haciendo un esfuerzo extraordinario, tenerla
instalada para 1970, de manera que en 1970 tengamos 2 millones de toneladas de
cemento. No, serán más de 2 millones;
serán como 2 millones y medio, porque hay unas 900 000 y con la ampliación se
llegará a un millón, e incluso las que se están construyendo se van a ampliar
para poder destinar un millón de toneladas de cemento a la construcción de
casas; desde luego, ustedes no van a tener que esperar por ese cemento, el plan
de Moa va a ir delante de todo eso con el cemento que hay ahora, igual que
están yendo algunos planes como el de Santiago y otros lugares. Así que ustedes no van a tener...
Pero quiero que sepan que uno de los problemas más
serios y más angustiosos, uno de los problemas que más nos plantean y que
nosotros no podemos resolver, porque hay infinidad de cosas... Todo el mundo cree que su caso es el peor,
pero si mirara hacia atrás vería que hay como 100 000 que están peor
todavía.
Y me dicen: “Pero usted me la puede
resolver.” Yo le digo: “Fastidiando a otro.” Porque sí.
El hombre de Manzanillo y allí está la gente esperando turno para que le
den una casa, que se reparten a través de una comisión de viviendas, como
sea. Si entonces nosotros llegamos a la
comisión y le digo: “Miren,
a este hombre denle una casa”, vamos a estar pasando por encima del derecho de
otro. Yo le voy a decir: “Mira, esa es la
fórmula del Rey Mago y nosotros no podemos actuar como reyes magos.” Es decir,
se resuelve tu problema porque te encontraste conmigo; eso no es correcto,
porque para resolverle el problema a aquel habría que pasar por encima de
otro. Y esa es la fórmula del Rey Mago. Y no es con fórmula del Rey Mago como se deben
resolver los problemas del país, no resolviéndole a uno, al que usted se
encuentre en el camino.
Nuestra preocupación tiene que centrarse en cuánto
cemento vamos a tener para tal fecha, qué productividad mediante el sistema de
gran panel o la mecanización de la construcción; porque 100 000 casas no las
construimos tampoco poniendo un ladrillito arriba del otro, para construir 100
000 casas tienen que hacerse por lo menos tres viviendas por obrero que trabaje
en la construcción de casas. Tenemos que
destinar 20 000 ó 30 000 hombres a construir las 100 000 casas. Entonces esa sí es una solución
revolucionaria y honrada, no la cuestión de la solución al que uno se encuentre
en el camino.
Pero el que uno se encuentra en el camino no entiende
de razones, ya yo lo he visto, porque la gente está traumatizada por un
problema; creía que esa era su oportunidad y cuando lo vio aparecer a uno por
ahí dijo: “Ya
resolví lo de la casa.” Y no hay quien lo convenza que está pensando de una
manera errónea, que no es correcto ese procedimiento, que ese sería un
procedimiento politiquero de resolver los problemas.
No voy a negar que hay casos que se presentan en
cualquier lugar sumamente difíciles en que haya que
buscar una solución de emergencia. Eso
como cuando viene un ciclón, o muchos casos incluso se pueden presentar, pero
en general no es la solución del problema.
El problema de la vivienda es uno de los problemas más
apremiantes, porque antes nadie tenía esperanzas de resolverlo. El que quería pues compraba jabón Candado a
ver si se ganaba la casita del jabón Candado que rifaban cada cierto tiempo
—era la única esperanza—, o algunos productos que rifaban casas, o algunos periódicos
que rifaban casas.
Pero antes nadie le pedía a nadie una casa, porque ni
esperanzas de conseguirla. Pero desde el
momento en que se repartieron prácticamente todas las casas de este país, en
que muchos han dejado de pagar la vivienda, ahora todo el mundo tiene la
esperanza de resolver. ¡Oigan,
caballeros, y la cantidad de gente que se acerca es una cosa agobiadora!
Muchos otros problemas se resuelven. Cuántos que piden una escuela, cuántos que
piden un maestro, cuántos que piden un dispensario, caminos, créditos —el
maestro, muchas veces si no está la casa va el maestro allí y empieza bajo una
mata a dar clases—; cuántos que piden becas; cuántos, incluso familias que se
quedaron viudas, que no tenían retiro, que piden ayuda. ¡Cuántos problemas se pueden resolver! Pero ese de las casas es uno de los más
difíciles.
Y nosotros tenemos verdaderas preocupaciones con todas
esas cuestiones, porque nuestro país —y ustedes lo saben mejor que nadie,
porque no solo vivieron en este país, sino en una de las regiones más olvidadas
del país, en una de las provincias más abandonadas del país— era un país pobre,
y ustedes saben que la riqueza no se construye de la noche a la mañana.
Y aun aquí mismo, a pesar de las cosas que faltan
todavía, algunos compañeros como el ingeniero Preval,
que lleva seis años, dice:
“Y esto no es nada, cuando yo llegué aquí hace seis años esto era
una cosa horripilante.” Es decir, a pesar de todo se ha logrado algunos
avances.
Y estamos llegando al momento en que esos avances se
harán más visibles con el esfuerzo de todos.
Nosotros desde allá debemos hablar con los de construcción, con los de
Obras Públicas, con los de Planificación Física, darles más equipos, ver si
acaso faltan algunos recursos, resolverlos; lo del problema del agua, todas
esas cosas; lo del problema de las
carreteras, lo de los planes agrícolas para el abastecimiento de esta
región. Ustedes también pueden poner su
esfuerzo en la organización y la administración local.
Me han dicho que la administración local es la que
está pavimentando esas calles con sus propios recursos.
Creemos que hay que hacer, por ejemplo, un plan. Ese plan forestal de que hablábamos aquí hay
que hacerlo con los recursos de la región y echarles fertilizantes a esas matas
y estudiar todo esto como un conjunto, ya no para resolver los problemas
inmediatos, sino estudiar los problemas de esta región pensando en el futuro,
para crear aquí una comunidad, una comunidad que se enamore de todo, de cada
árbol, de cada mata; una comunidad que estudie las perspectivas, cómo va a trabajar,
cómo va a descansar cuando le toque el descanso; tener la iniciativa de ver
todo lo que puede hacerse en un sentido o en otro.
Hay otra cosa:
cerca de aquí va a estar el Parque Nacional, en la región del Toa, de La
Melba hacia el punto donde se enlaza el río Jaguaní
con el Toa, y va a ser un área de 400 caballerías de bosques que también podrá
aprovecharse para los muchachos hacer excursiones, todas esas cosas.
Ustedes van a estar en una de las regiones más bonitas
del país. Si se crean comunicaciones,
condiciones de vivienda, de estudio, para el trabajador, para la familia, esta
puede llegar a ser una de las regiones más atractivas de Cuba; esta, esta de
aquí, este lugar que todavía tiene muchas cosas ásperas, puede llegar a ser y
debe llegar a ser, si ustedes todas estas posibilidades que se presentan las
aprovechan bien, en todos los órdenes, puede llegar a ser una de las regiones
más atractivas de Cuba; de manera que no sea difícil que un técnico venga.
El administrador me planteaba el problema de que
alguna gente se iba de aquí. Y no
solamente hay que hacer cosas para que los de aquí no se vayan, sino hay que
hacer cosas para que muchos quieran venir aquí y que los que vengan aquí digan: “Esta es la región
más bonita, aquí me quedo.” Porque en nuestras manos está convertir esto, desde
el punto de vista social y humano, en una de las regiones más atractivas del
país; porque esta es una zona que tiene que seguirse desarrollando.
Como ustedes saben, hay un proyecto ya para convertir
el sulfuro de níquel en níquel metálico y producir, además, fertilizantes;
producir, además, cobalto. Y es
propósito del Gobierno Revolucionario, tan pronto esté terminado ese proyecto,
contratar las plantas y ya convertir ese níquel en níquel metálico.
Es propósito de la Revolución seguir desarrollando
toda esta área minera y buscar la ulterior utilización de esos minerales para
no tener que exportar. Queremos estudiar
la posibilidad de no tener que exportar ni siquiera ya níquel, sino una parte
del níquel convertirlo en acero de tipo especial, parte para nuestras
necesidades y parte para exportar ya ese producto elaborado, aprovechando
nuestro manganeso, aprovechando nuestro cromo, aprovechando el níquel,
produciendo o importando el hierro; porque si el hierro requiriera inicialmente
muchas instalaciones pues se puede importar el hierro y hacer las inversiones
en las instalaciones que necesitamos para los aceros. Y por último, incluso, el aprovechamiento del
hierro.
Aquí la naturaleza nos dejó grandes recursos
naturales. Esos recursos eran explotados
de una manera inmisericorde. Por esas
explotaciones mineras no se pagaba ni impuestos, las concesiones que esas
compañías exigieron a este país eran tales y tan leoninas que aquí no dejaban
ni un centavo de impuestos, no quedaban más que los salarios, que era la
retribución de parte del trabajo de los obreros. Y nos iban a dejar el hueco, el hueco nada
más, y los gases esos que pueden ser dañinos a la vegetación; hay algunos tipos
de plantas que resisten menos ese tipo de gases.
Ahora nosotros tenemos que aprovechar esos recursos,
darle el sentido que hay que darle a todo este desarrollo y, sobre todo, con un
sentido social.
Al país le interesa el desarrollo de todo esto. Por eso el país con ustedes, que van a ser
productores de recursos, es justo que el país haga gastos, haga inversiones en
casas, en escuelas, en embellecer toda esta región, en crear condiciones
agradables de vida para todos ustedes.
Así que ese debe ser el propósito de todos nosotros, no solo de ustedes,
o no solo de nosotros, sino de los compañeros de aquí, de los trabajadores, de
los organismos, de todos.
Y hasta ahora todas las cosas que nos hemos propuesto
han ido marchando. Y creo que si nos
proponemos crear aquí una de las regiones de vida más agradable para el
trabajador y su familia, lo podemos lograr; crear un centro modelo en todo
esto, y resolver todos los problemas no solo industriales y de viviendas, sino
de alimentación y de abastecimiento, ¡lo podemos resolver! Yo no les prometo que lo vamos a resolver en
un día, no les digo que de hoy a mañana habrá leche aquí, pero sí les digo que
nosotros encontramos la solución al problema de la leche y que en un tiempo
relativamente breve habrá leche, y que todas esas comunicaciones que se están
haciendo van a ser impulsadas, y que el impulso de esas comunicaciones
facilitará todos los problemas de abastecimiento de esta región.
Y quiero decirles también que nosotros nos vamos a
tomar mucho interés en eso, y no vamos a parar hasta que todas estas cosas de
que les hemos estado hablando aquí no sean una realidad en esta región de
Moa.
Nosotros estamos conscientes de todos estos problemas
que tienen ustedes. En general, los
compañeros me han dicho que el esfuerzo es grande, que los obreros han
respondido muy bien, que el espíritu revolucionario de los trabajadores de esta
zona es un espíritu revolucionario fuerte, sólido, entusiasta. Y eso se ve, eso casi no hay que decírselo a
uno para verlo. ¿Que este es un baluarte
de la Revolución? ¡Eso es una cosa que
no podría dudar nadie! ¿Que este
baluarte se va a hacer más fuerte?
¡También! ¿Que debemos hacer lo
más para que este sea un lugar orgullo de este país? ¡También!
Creo que lo podremos lograr.
Ya ahora tenemos todos mucha más experiencia, más
recursos. Antes no se podían emprender
muchas cosas al mismo tiempo porque no se terminaban, pero ahora tendremos más
recursos. Y cada año que pase será más y
más la experiencia y más y más los recursos, mayor la capacidad para poder emplear
todos estos medios. Y creo,
sinceramente, creo sinceramente que esta zona de aquí va a recibir un cambio
fundamental.
Nosotros tenemos que interesar mucho a los compañeros
de Obras Públicas, estimularles el honor, el amor propio, hacerlos que les den
preferencia a las cosas estas o que las pongan entre las cosas importantes,
entre las cosas preferentes, y darles los recursos que se puedan reunir a
medida que van llegando; que se constituyan aquí, y que todas estas cosas que
yo les he estado planteando las tomen como cosas suyas. Porque a veces a un organismo hay que hacer
que tome como cosa suya lo que está haciendo para que lo impulse. Y yo creo que voy a convencer a esa gente;
tengo la seguridad de que voy a convencer a esa gente y de que voy a hacer que
se tomen un especial interés, y de que voy a convencer a todos los que tienen
que ver algo con la marcha de esta zona.
Y esto naturalmente es parte de todo lo que se está
haciendo en todo el país; el esfuerzo que se está haciendo en todo el país es
muy grande, pero muy grande. Todavía no
se ve tanto como se verá en los años venideros.
En la agricultura, en la educación, en la salud, en todos los campos de
la economía se está haciendo un esfuerzo grande, grande, grande.
Ya en la próxima década, que precisamente es una
década en que todos los libros de la FAO hablan de que va a haber hambre en
muchos países del mundo como consecuencia del aumento de la población, nosotros
seremos uno de los países que tendremos más producción de alimento per cápita
en el mundo. Nosotros pensamos para el
año 1975 que aquí una sola gota de agua no se vaya al mar, y alcanzar en la
producción agrícola para el año 1975 un valor de 4 000 millones de pesos. Ya para el año 1970 todo el valor de la
producción agrícola que había al triunfo de la Revolución estará duplicado,
para el año 1970, es decir, tendremos dos veces más producción agrícola de la
que teníamos en el año 1959. Y a su vez,
en los otros cinco años tendrá un aumento también muy considerable. Así que creo que llegaremos a ser un país con
la mayor parte de las necesidades resueltas.
Y los problemas de la vivienda nos llevarán tiempo
también, pero casas como esas que se están haciendo allá arriba vamos a
hacerlas en cantidades grandes; y vamos a llegar a construir las 100 000 casas
por año. Aún así, para construir un
millón de casas se necesitarán 10 años.
Pero, de todas maneras, siempre produce satisfacción saber que los años
se están aprovechando bien. Lo terrible
es cuando los años se pierden, cuando los años se desaprovechan, como ocurrió
tantas veces, como ocurrió con tantos millones de personas.
Ustedes saben que los hijos de ustedes no están
desaprovechando el tiempo; ustedes, yo estoy seguro de que con respecto a
muchas cosas sienten una seguridad que nunca sintieron: seguridad en el trabajo, seguridad
frente a la enfermedad, seguridad frente a la vejez, seguridad para la
familia. Cualquier obrero sabe que no
tiene ya ningún problema él, que no lo tiene su familia si él muere de muerte
natural, de cualquier cosa, que la familia no quedará desamparada, que los
hijos no quedarán desamparados. Pero,
además, cualquier obrero hoy puede decir algo que antes solo podían decir los
ricos en este país, porque un rico decía: “Mi hijo va a ser ingeniero”, o “esta
va a ser maestra”, o “este va a ser médico.”
Y eso que antes solo podían decirlo aquí un puñado de ricos hoy lo
pueden decir todos los trabajadores de este país (APLAUSOS).
No hay un solo trabajador, no hay una sola madre, que
no tengan la seguridad de que cualquier cosa que quieran para su hijo lo pueden
tener, si su hijo es inteligente, si su hijo tiene cabeza —como dicen los campesinos. Pero resulta que todos los hijos tienen
cabeza, ¿se dan cuenta? Lo que pasa es
que muy pocos tenían oportunidades; es diferente lo de tener oportunidad a lo
de tener cabeza.
Y esa conciencia ya no solo la tienen los
adultos. Nosotros, cuando íbamos ayer
para La Melba, nos encontramos un camión que estaba allí parado en la mitad del
camino con un problema en el timón, y había un trabajador con una niñita que
estaban allí esperando. Nosotros le
dijimos: “¿Te
quieres ir aquí?” “No, voy a mandar la niña.” Entonces la niña, tenía ocho
años, fue por el camino conversando con nosotros, y hablaba que ella vivía en
Quemado Negro, que ella quería estudiar, que ella quería ser maestra, pero que
tenía también un hermanito, que tenía 10 años, y quería estudiar, porque ellos
querían ayudar a su mamá, porque su mamá estaba ahora sola, y ellos dos querían
aprender y poder ayudar a su mamá. ¡Me
lo decía una niña de ocho años! Y yo le
decía: “Bueno,
¿de verdad que tú te quieres ir a estudiar?
Tú te vas entonces mañana.” Entonces ella, un poco dudaba: “Bueno, ¿ahora, tan
pronto?” Entonces, bueno, yo creí que ya no iba. Y por la mañana cuando regresábamos iba ya
preparándose porque había decidido que sí, que se iba a estudiar
(APLAUSOS).
Y es asombroso cómo ya hasta los muchachos tienen
conciencia de esas cosas. Nosotros en
Gran Tierra estamos llevando acabo un plan allí, se van a construir escuelas de
internado y círculos infantiles para 4 000 muchachos. Allí en Gran Tierra que es una zona
cafetalera, donde la mujer se puede incorporar fácilmente a tareas como la
recogida de café, vamos a hacer círculos para todos los niños, y escuelas para
todos los de primer grado hasta secundaria básica. Y yo reuní un grupo de muchachos allí y me
puse a conversar con ellos, y ya sabían todos los planes; sabían que iba una
lechería nueva, cuántas vacas iban en la lechería, cuánta leche se iba a
producir en la lechería, cuántas escuelas había, todas las ventajas que
tenían. Porque cosa curiosa: a esta niña yo le
decía: “Bueno, entonces si ustedes dos
se van a estudiar, si tienen una beca, entonces lo que tienen en tu casa para
los otros tres” —porque son cinco. Dice: “Sí, al no estar
nosotros les toca más a ellos y pueden estar mejor”, y todas esas cosas.
Es una cosa increíble cómo hasta los niños tienen esa
conciencia, y sobre todo los niños más que nadie, porque indiscutiblemente que
los niños tendrán que ser mejores, ¿verdad?, porque han tenido más oportunidad
de educación. Los mayorcitos tuvieron
que luchar muy duro, pasar mucho trabajo, empujar mucho por aquí y por allá
para poder resolver un problema: un
empleo por aquí, otro por allá. El
hombre era educado dentro del capitalismo como una especie de fiera: todo el que le
podía tomar el pelo al otro de cualquier manera se lo tomaba, si podía, porque
era cuestión de salir al paso aunque se reventara quien se reventara por el
camino; el capitalismo era una cosa tan egoísta que muchas veces los hijos
estaban pensando qué iban a heredar cuando se murieran los padres (RISAS). Y en ese egoísmo inhumano crecía el ser
humano.
Y así, lamentablemente, tuvieron que luchar muy duro
para conseguir un empleo, un trabajo en lo que fuera, una cosa terrible; para
ir a un médico, para que le dieran una consulta en un hospital, para poder
hacerse una operación, para cualquier cosa; para tener una oportunidad, ¡cuánto
había que rogar, llorar, pedir! Y así
era la vida. Y cuando uno no se
conformaba con eso, para eso estaba la guardia rural y los jueces y lo otro, y
el poder y los ejércitos y todas las cosas.
Y ya esa no es la situación. Ha habido un enorme cambio. Es lógico que la vieja generación tuvo que pasar mucho más trabajo. Los muchachos tendrán un inconveniente: no sabrán lo que es
pasar trabajo. Pero tendrán una ventaja: que mediante la
educación podrán adquirir una conciencia de cómo vivir humanamente, de cómo
vivir como seres humanos, de cómo vivir como hermanos. Y esa es la ventaja. No conocerán de la vida los trabajos que
conocieron los padres. Pero mejor,
porque no solo tiene que ser el sufrimiento lo que eduque al hombre, tiene que
ser también la pedagogía un instrumento para la educación del hombre, la
escuela, el maestro, los libros; no tiene que ser solo el dolor. Los mayores aprendieron mediante el dolor,
eso lo saben ustedes perfectamente bien; mediante el sufrimiento, la
humillación. Los niños aprenderán en la
escuela, se educarán para vivir como seres humanos, como hermanos, en las
escuelas.
Por eso la Revolución le ha dado a la escuela tanta
importancia. Hay más de 20 000 jóvenes
estudiando para maestros. Y estudios
fuertes, estudios duros, que comienzan en las montañas, que siguen dos años más
en las montañas y dos años más en un instituto superior, y que después van a
enseñar al campo. Y estamos formando un
cuerpo de pedagogos y de maestros fantástico; creo que ningún país del mundo va
a tener... Y cada vez son más, porque
ustedes van por una escuela y preguntan cuántos van a ser maestros, y muchos
levantan la mano.
Es decir que maestros, educadores, vamos a tener más
que ningún país del mundo, y por eso iremos formando una generación que vivirá
de una manera muy distinta. Aprenderá a
vivir, y no tendrá que vivir cada hombre cuidándose de sus semejantes, sino que
cada uno se apoyará en su semejante, todos se apoyarán en todos; tendrán una
manera distinta de ver la vida, de ver al compañero, de verlo todo.
Y por eso decía que los niños eran los que más estaban
llamados a disfrutar de todo esto, las futuras generaciones.
Y que por eso los muchachos comprendían, porque muchos
de estos problemas ya los comprenden hasta los muchachos. Por eso les citaba yo ese ejemplo.
Yo espero que ustedes confíen en nuestra palabra y en
la seriedad con que siempre la Revolución ha cumplido todos sus
propósitos.
Les hablamos de las perspectivas de ustedes, a la vez
que les hablamos también de las perspectivas del resto del país, de y los
problemas del resto del país. Hay
algunos que tal vez piensan que de la noche a la mañana todo se puede resolver,
que sea fácil, que yo venga —como dice
alguno— a “sacudir la mata”. ¿Pero
sacudir a quién realmente?
Por lo menos, los compañeros que yo he visto en esta
región los veo trabajando con un gran esmero, con un gran tesón; un grupo de
técnicos jóvenes que están aprendiendo, que están adquiriendo experiencia, que
van a ser técnicos con los que el país podrá contar, porque los otros... ¡Ah!, con los otros no se podía contar; con
estos, con su capacidad, con los conocimientos que van adquiriendo.
Y en fin, ustedes saben también que hay las
asambleas. Lo relativo a los problemas
que puedan resolverse en la localidad y la cuestión de rendición de cuenta, eso
es una gran cosa. Yo creo que ustedes
tuvieron aquí ya la reunión semestral, ¿verdad?
(EXCLAMACIONES DE:
“¡Sí!”) Ya la tuvieron
aquí. Todos los problemas que
correspondan a la localidad, resolverlos.
Y todos los que nos correspondan a nosotros, resolverlos también. Si no, vamos a tener una rendición de cuenta
la próxima vez que pasemos por acá.
Ahora yo les digo que todo esto va.
Y a ustedes también; no basta con que ustedes nos pidan a nosotros. Porque ni esto es nuestro, ni nosotros somos
diferentes a ustedes, no somos dueños de esto.
Tenemos la responsabilidad de que todo esto marche, junto con
ustedes. Y por lo tanto, que también
ustedes hagan el máximo, que también ustedes cooperen el máximo; lo hagan como
hasta hoy y lo hagan mejor que hasta hoy.
Y nosotros también tratemos de hacerlo mejor que hasta hoy.
Y ya veremos.
Yo no tengo la menor duda de que esta región llegará a ser un orgullo
del país, y de que esta región será una de las regiones más atractivas del
país. Y vamos a incluir esta parte de
Moa entre las cosas que vayan a la vanguardia en todo: en organización, en urbanización, en
áreas verdes y en todas las cosas, en escuelas y en todo. Vamos a hacer un esfuerzo para que Moa vaya a
la vanguardia, ¿qué les parece?
(APLAUSOS) Y esa debe ser la
consigna: que Moa sea una comunidad
vanguardia de trabajadores socialistas de Cuba, una comunidad vanguardia, que
pueda ser ejemplo para otras regiones del país y que pueda servir, además, para
que se desarrollen toda una serie de iniciativas que pueden ser útiles también
a otras regiones del país.
Bien. Algunos
están levantando la mano, quieren decir algo.
Siempre y cuando esto no se convierta en un interminable mitin que
desluzca la cosa y deje alguna cosa de interés.
ENCARNACION GONGORA.- Compañero Fidel: Como hija de un
veterano de la Independencia escúcheme unas palabras, compañero. Tengo necesidad de hablar con Fidel
Castro. Tenía una promesa y quiero
que...
CMDTE FIDEL CASTRO.- Todos somos veteranos de la independencia de
este país ahora (APLAUSOS).
ENCARNACION GONGORA.-
¡Vivan Martí y Maceo! ¡Viva
Fidel! ¡Viva Fidel Castro!
Deseaba ver a Fidel un día en presencia de
nosotros. Lo deseaba y se me
cumplió. Así que quiero que el compañero
me oiga, como el compañero comandante Acosta cuando me oyó en el Congreso de
Mayarí. Encarnación Góngora, hija de un
veterano de la Independencia. Quiero que
él me oiga cuatro palabras.
Oiga compañero...
(INTERRUPCION EN LA GRABACION)...
quiero decir para usted.
CMDTE FIDEL CASTRO.-
No, no, a mí no.
ENCARNACION GONGORA.-
Por mi necesidad, por la Revolución.
CMDTE FIDEL CASTRO.-
Los problemas de becas son los más fáciles. Yo no sé si ustedes saben que por esta
región, solo del regional de Mayarí, se han conseguido más de 3 000 becas; por
toda la zona de Cueto, Marcané, antiguo Preston, Guatemala, todo eso.
Problemas de becas, señora, son los problemas más
fáciles del mundo. Usted póngalo ahí,
que esos son problemas resueltos.
ENCARNACION GONGORA.-
Bueno, yo quiero que me lo resuelvan pronto por mi necesidad de mi
enfermedad.
CMDTE FIDEL CASTRO.-
Bien, enseguida, cuando usted quiera.
Mañana mismo si quiere.
ENCARNACION GONGORA.-
Le hablo en el preciso caso de decirle a usted la verdad.
CMDTE FIDEL CASTRO.-
Bueno, pero no me diga toda la verdad aquí, que a lo mejor hay algunas
verdades que no hay que decirlas (RISAS).
Venga, suba usted por ahí y converse aquí con Armando,
que va a empezar a contar cosas aquí terribles (APLAUSOS).
Ven, a ver, ¿qué tú quieres?.. Hay uno allí que pidió la palabra y después
vas tú (EXCLAMACIONES). ¡Ave María
purísima!, si todos quieren hablar no se termina esto nunca.
UN COMPAÑERO.-
Seguro, seguro que no se acuerda de mí.
CMDTE FIDEL CASTRO.-
Bueno, pero no es un delito eso.
A lo mejor tú te has pasado como 10 años y no me acuerdo ahora; eso no
quiere decir que sea un olvidadizo o un ingrato.
EL COMPAÑERO.- ...
CMDTE FIDEL CASTRO.-
¡Ah! Más. ¡Mándate p'al
diablo! Hace como 25 años de eso.
EL COMPAÑERO.-
Con Camejo, con los hijos de Camejo, ¿no se acuerda?
CMDTE FIDEL CASTRO.-
¡Oye, pero qué extraño me luces!
EL COMPAÑERO.-
Yo quería saludarlo.
CMDTE FIDEL CASTRO.-
Está bien, pasa por allí, vamos a conversar.
Aquel quiere hablar, ¿qué tendrá aquel hombre que
decir? Vamos, dime.
OTRO COMPAÑERO.- ...
CMDTE FIDEL CASTRO.-
¿Tú quieres becarIos?
EL COMPAÑERO.-
No, no, espérese, déjeme terminar; es una cosa muy importante.
Tiene dos niños, entonces ella recibe 28 pesos de una
pensión vitalicia por cada niño, ¿no?
Entonces, con lo que a ella le dieron de pensión compró una casa en
Holguín, la alquiló, y entonces...
(ININTELIGIBLE).
CMDTE FIDEL CASTRO.-
¿Y cuándo fue eso? ¿En qué año?
EL COMPAÑERO.- Yo le voy a explicar ahora mismo.
Tres días antes de la Reforma Urbana, le entregaron la
casa. Cuando fue a ocupar la casa,
estaba sellada. Y no es solamente que no
se ha podido mudar allí, sino que todavía no ha recibido de la Reforma Urbana
ni un centavo por el alquiler de esa casa.
Esa casa se encuentra en Holguín, ella se llama Griselda Lamas y
vive...
CMDTE FIDEL CASTRO.- Bueno, ¿pero me van a plantear
los problemas de Holguín también aquí en este viaje? Yo te resuelvo eso...
EL COMPAÑERO.- No, pero es que yo vivo aquí y esta es una
oportunidad para que usted lo sepa.
CMDTE FIDEL CASTRO.-
Bueno: ustedes
viven aquí, pero tienen amigos en todas partes de la república.
EL COMPAÑERO.-
Nosotros decimos aquí:
“Bueno, si Fidel lo supiera ya lo hubiera resuelto.”
CMDTE EN JEFE FIDEL CASTRO.- No es verdad.
Se resuelven millones de problemas sin que yo lo sepa, y hay algunos que
no se resuelven ni sabiéndolo, y otros que sin que se sepa... Pero mucha gente tiene la tendencia de
echarle la culpa a alguien y exonerarme a mí; muchas veces me ponen méritos que
no tengo y culpas que no tengo tampoco (RISAS).
Está bien. Ese
es un problema. Apúntalo en un papel que
de paso por Holguín eso lo atendemos, aunque yo no me explico por qué un
problema de esos no se ha resuelto, que yo creo que un problema si es como tú
lo dices algo se le habría resuelto a esa mujer; o será algún “gusanito” que
está metido por ahí en alguna oficina de esas porque también cuelan a los tipos
esos (APLAUSOS). A veces hay problemas
que no se resuelven, caballeros, pero es porque hay gente que trata... (DEL PUBLICO LE DICEN ALGO).
Yo les expliqué los problemas de la vianda. No tanta hambre, que tú no tienes cara de
hambre, estás fuerte; yo no veo cara de hambre aquí.
UNA COMPAÑERA.-
Compañero Fidel:
tengo tres niños que no alcanzaron las becas que llegaron a Moa,
y están llorando por becarse.
CMDTE FIDEL CASTRO.-
¿Qué edad tienen los muchachos?
UNA COMPAÑERA.-
Una tiene siete años, una nueve y el otro...
CMDTE FIDEL CASTRO.-
Bueno, mire, todos los problemas de becas los vamos a resolver de un
viaje, todos los casos de aquí de Moa, hasta que estén las escuelas aquí;
cuando estén las de aquí se los mandamos, si es que ya no están en estudios
superiores. El compañero Cao se va a ocupar de todo eso, todos los casos que han
quedado. Pero, óiganme, no van a caber
los muchachos esos, pero vamos a resolverles.
Yo creo que no pasen de quinientos, ¿verdad? Está bien, todo eso es fácil, lo vamos a
resolver.
Vayan al JUCEI (DEL PUBLICO LE DICEN ALGO). ¡No!
Crean lo que yo les digo, porque nadie nos dijo que buscáramos esas
becas y hemos dado 20 000 becas a los obreros cañeros de Oriente, pero veo que
se han colado muchos. Y los obreros
cañeros están peores que ustedes, yo quiero que ustedes lo sepan. Lo que pasa es que es más fácil resolver los
problemas de una región relativamente reducida por todos...
UN COMPAÑERO.-
¿Y si se olvidan?
CMDTE FIDEL CASTRO.-
¿Quién?, ¿usted cree que se olvide aquí?
¿Y usted cree que los muchachos que se fueron para allá se fueron de
casualidad? ¿Y usted cree que los 3 000
que se fueron para allá hubo que recordárselo a alguien? Porque ni siquiera fue una iniciativa de la
gente, ni nos lo pidió nadie, compañeros.
No piensen, aquí no se va a olvidar nadie, no sea usted un escéptico
(RISAS). No hay que pensar que los
hombres son malos y escépticos, hay que pensar que los compañeros tienen mucho
trabajo, a veces que es una cosa abrumadora lo que pesa sobre ellos.
Pero no se olvida.
Tengan la seguridad de que no, yo les voy a demostrar que no; ya está
(EXCLAMACIONES DE: “¡No,
nosotros confiamos en usted!”).
No, ustedes confían en los compañeros de aquí también,
no solo en mí.
Miren qué ingeniera, de las nuevas. Esta sí que no se va para Miami,
¿verdad? (DEL PUBLICO LE DICEN
ALGO)
Está bien. Este
me trata de usted, de tú, de contigo, de con usted, de todo, no hay
problemas. No, pero si a mí me tiene que
tratar de tú (UNA COMPAÑERA LE DICE ALGO).
¡Ah!, ¿la quiere mandar a estudiar? ¡Cómo no!
Oyeme, yo he visto que en esta región traen
muchachos al mundo que es una barbaridad (RISAS). Y ahora veo que hay una presión por las becas
terrible.
Bueno, miren, yo les voy a dar mi consejo: sigan trayendo
muchachos al mundo que ya hoy no es problema eso (RISAS), sigan trayendo
muchachos al mundo que hay para todos en este país (APLAUSOS).
Bien, les vamos a resolver pero inmediatamente. Antes de 15 días está allá toda esa gente;
ya, seguro.
Bien: señores, si me plantean muchas
“tiñositas” chiquitas no vamos a poder resolver los problemas grandes. Lo importante son todos los problemas
generales de aquí, esto es lo primero, ¿verdad?
Lo de las carreteras, lo de las casas, lo del abastecimiento.
Bueno, señores,
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(OVACION)