(DEPARTAMENTO DE
VERSIONES TAQUIGRAFICAS DEL
GOBIERNO
REVOLUCIONARIO)
Señores invitados;
Compañeros del Comité Central de nuestro
Partido (APLAUSOS); Trabajadores:
Hoy la naturaleza ha sido
más benévola, aunque si bien privándonos de la posibilidad de ver desfilar a
nuestra fuerza aérea, nos ha dado un día bastante fresco y con bastante sombra
que, en lo que se refiere a ustedes, hará que pasen un poco menos de
calor. Porque algunos me preguntan cómo
es posible el soportar mucho tiempo en una tribuna, y todavía sería mucho más
interesante saber cómo se puede soportar tanto tiempo dentro de una multitud
tan grande como esta (APLAUSOS), por parte de personas que en muchas ocasiones
nosotros sabemos que vienen a la Plaza de la Revolución antes del amanecer,
para ocupar un lugar en las proximidades del desfile o de la tribuna.
(DEL PUBLICO LE DICEN: “Desde
anoche”)
Hay uno que dice que está
aquí desde anoche y, por lo que veo, hay bastantes que están desde anoche. Bueno, no se vayan a dormir los que están
desde anoche.
(EXCLAMACIONES DE: “¡Nunca!”)
Al cabo de ocho años es que
podemos tener conciencia de cuánto se diferenciaba aquella revolución de las
demás llamadas “revoluciones”, cómo iba a tener lugar una verdadera revolución
en todo su sentido. Y hoy ese hecho
tiene ya trascendencia que rebasa las fronteras de nuestro país, tiene trascendencia
en toda la América Latina y trascendencia en todo el mundo.
En estos ocho años ha
habido una doble influencia de la Revolución: primero, una influencia en el propio
pueblo y, luego, una influencia en otros pueblos.
Por lo general la Revolución
no se detiene a hacer recuentos de obras, porque si en el pasado cualquier
alcalde municipal inauguraba un parque, le hacían más propaganda que lo que la
Revolución le hace a cualquiera de las incontables obras, cuyo valor es de
millones o decenas de millones de pesos, que constantemente se terminan.
Pero si hacemos, si pasamos
la vista sobre las cosas, los cambios y los hechos ocurridos en estos ocho
años, desde el punto de vista de las cuestiones que interesan y afectan
directamente a la vida del pueblo, ha sido grande el trecho recorrido, tanto en
el campo de la economía, como en el campo de la cultura, o como en el campo de
los servicios.
Hay algunas cifras que
resultan muy elocuentes acerca de lo que una revolución puede significar para
la vida de un país. Es, por ejemplo, el
índice de personas que mueren anualmente por cada millar de habitantes. Y aquí hay unas cifras que ningún calumniador
ni detractor de nuestra Revolución podrá negar, y es el hecho de que en nuestra
patria morían, anualmente, 13 personas por cada mil habitantes. Esto, según los datos aceptados en las
Naciones Unidas. Y actualmente en
nuestro país esta cifra de mortalidad por año ha disminuido a 6,8 por millar de
habitantes (APLAUSOS). Esto significa
que, como consecuencia del fenómeno revolucionario y del cambio en las
condiciones del pueblo, cada año que pasa se salvan ya más vidas que todas las
vidas que se perdieron durante el largo período de la lucha revolucionaria
(APLAUSOS).
Pero no solo eso, sino que
el índice es ya el más bajo de toda la América Latina, y es —incluso—, según
tenemos entendido, más bajo que el de Canadá, un país cuyo considerable
desarrollo ustedes conocen. Otros países
de los que están más próximos a nosotros, pero ya con un nivel más alto, es
decir, con una cifra de mortandad más alta, son: Argentina, con 8; Costa Rica, con 8,9;
Chile, por ejemplo, tiene 12. Es decir,
que de 13, uno de los países que tenía una cifra alta, se ha reducido a
6,8.
Algo similar ha ocurrido,
por ejemplo, con los niños que perecen en el primer año de edad; que antes de
la Revolución eran más de 60 cada 1
000, y que en la actualidad se ha reducido a 37. Otros países de los que estaban más próximos
a nosotros eran: Costa
Rica, con 77,6; Argentina tiene 61; Chile tiene 111 por 1 000 —es decir, una
cifra tres veces mayor que la de Cuba.
Como consecuencia de las
mejores condiciones de vida del pueblo, del increíble desarrollo de nuestra
medicina; como consecuencia de la cadena de hospitales que se han ido
construyendo y desarrollando en todo el país y que han elevado el número de
camas de 20 000 a más de 40 000 en estos años de Revolución; como consecuencia
de campañas sistemáticas contra las epidemias y de las medidas preventivas —que
ya es un saldo neto de la Revolución—, cuenta nuestro país hoy día, cuenta
nuestro pueblo, con el mejor servicio médico de entre todos los países de
América Latina (APLAUSOS).
Cualquier ciudadano del
pueblo, no importa donde viva, sea un obrero, sea un campesino que viva en
apartados rincones, siente con esto una inmensa seguridad: la seguridad de que en cualquier
hospital creado por la Revolución recibirá la asistencia médica más esmerada
que pueda brindarse, superior a la que antes recibía una minoría privilegiada
del país.
Los servicios
educacionales, no solo la erradicación total del analfabetismo, los cursos de
seguimiento, los cientos de miles de obreros en todo el país luchando por
alcanzar el sexto grado... Podríamos
preguntar aquí, por ejemplo, en esta multitud, cuántos están haciendo estudios
de superación, cuántos están luchando por alcanzar el sexto grado
(EXCLAMACIONES). Es que, prácticamente
—como dijo un compañero—, todo el mundo.
Porque otros habrán aprobado ya el sexto grado, otros estarán haciendo
otros estudios.
No quedó un solo lugar del
país sin escuela ni maestro, no quedó un solo niño sin esa oportunidad, sin esa
bella posibilidad de educarse.
Nuestras universidades
crecen. El número de institutos tecnológicos
que se han creado es impresionante también.
Y decenas y decenas de miles de obreros y de estudiantes jóvenes cursan
estudios técnicos. La composición de
nuestra masa estudiantil cambió. El
número de estudiantes que se dedican hoy a las carreras técnicas y científicas
es un porcentaje considerablemente superior al que lo fue en el pasado. El número de estudiantes becados que reciben
todos los gastos para estudiar, para hacerse ingenieros, para hacerse médicos,
o para hacerse técnicos de nivel medio, o para cursar los estudios secundarios
y universitarios, y en muchos casos enseñanza primaria, rebasa ampliamente la
cifra de 150 000, y alcanzará aproximadamente, en este año de 1967, unos 200
000 jóvenes y niños (APLAUSOS).
¿Acaso podría compararse
semejante realidad educacional con el pasado, donde unos pocos cientos de niños
o de jóvenes recibían esta oportunidad, y eso, con mucha propaganda? En algunas escuelas y, por supuesto, en la
famosa Casa de Beneficencia, había que ser huérfano, había que ser huérfano
para recibir una beca, para recibir alguna ayuda. Y, desde luego, no todos los huérfanos ni
mucho menos, sino una insignificante parte de los huérfanos, podían recibir
esos beneficios.
Por eso, hoy podemos afirmar que en nuestra patria no
hay ya huérfanos (APLAUSOS), como en nuestra patria no hay ya pordioseros,
nadie se encontrará —como en tiempos pasados— decenas, cientos, miles de
ancianos durmiendo en los portales, extendiendo la mano para vivir de una
limosna, ni se encontrará niños vagabundos y abandonados por las calles.
¿Cómo podría compararse
esto, cómo podría compararse el sistema antiguo de formación de maestros, con
el sistema creado por la Revolución, que ya en estos últimos dos años ha
graduado los primeros contingentes, que ya en estos últimos años recibe en
número no inferior a 7 000, todos los años, a los jóvenes que comienzan a
estudiar la carrera del magisterio?
Igualmente, miles y miles de mujeres se han convertido en enfermeras, o
auxiliares de enfermería, y el número de personas que trabajan en la salud
pública, que se han formado en las escuelas de la Revolución, ha incrementado
en varias veces el número de los que había antes de la Revolución.
Los servicios, en general,
de comunicaciones, de transporte, se desarrollan. Hablando de transporte, nuestro país puede ya
exhibir prácticamente una flota mercante (APLAUSOS), cuyo tonelaje es más de
seis veces superior al que había antes de la Revolución, porque siendo nosotros
una isla que depende esencialmente del intercambio de sus productos con el
resto del mundo, esta isla no tenía, prácticamente una flota mercante.
Y hoy día, un número
considerable de mercantes de gran tamaño, llevando la bandera de nuestra patria
navegan por todos los mares del mundo (APLAUSOS).
Y ese programa seguirá
adelante, seguirá desarrollándose hasta el máximo de nuestras
posibilidades.
Pero no solo se ha
desarrollado una marina mercante, se está desarrollando una gigantesca flota
pesquera (APLAUSOS). Y hay algunos
indicios, algunos hechos que resultan alentadores, como por ejemplo este
mensaje que hemos recibido —que es uno de los mensajes recibidos—, de la
tripulación de uno de nuestros arrastreros, y que dice así: “La tripulación cubana de la moto-pesquero
‘Guasa’, en unión de los especialistas soviéticos (APLAUSOS), que en tan
señalada fecha nos encontramos a más de 4 700 millas de nuestra patria,
saludamos a usted y a nuestro pueblo por el nuevo aniversario de nuestra
irreductible Revolución socialista, y sentimos cómo, después de concluir
nuestra faena frente a la Patagonia, arrancándole a las entrañas del mar
alimentos para que nuestro pueblo sea el mejor alimentado del mundo, nuestros
corazones, en un día como este, nos abandonan y se sitúan allí, en medio del
calor de la magna asamblea del pueblo de Cuba (APLAUSOS), para decirle con
orgullo a todos que hemos sobrepasado nuestra meta de 450 toneladas de pesca
(APLAUSOS) en menos del tiempo
planificado, y para asimismo ratificarle a usted que nuestra invencible bandera
ondeará en los mares del mundo, pregonando a todos que los hijos de un país
chiquito, pero valiente, sabemos cumplir con nuestro deber donde nos sitúe la
patria (APLAUSOS), para obtener mediante nuestro sacrificio un alimento más
para nuestro pueblo.
“Sepa usted que nosotros,
en nombre de todos los marinos cubanos y los especialistas soviéticos que
laboramos juntos, le decimos:
“Cuando sea, como sea, donde sea, lo que sea, ¡Comandante en
Jefe, ordene!
“¡Viva el Partido Comunista de Cuba!
“¡Viva el VIII aniversario de nuestra
invencible Revolución socialista!
“¡Patria o Muerte! ¡Pescando también venceremos!”
(APLAUSOS)
¡Pescadores cubanos frente
a la Patagonia, a casi 5 000 millas de la patria, al cabo de solo ocho años de
Revolución!
¿Quién iba a decirlo?
¡Pescadores cubanos en
arrastreros cubanos, pescando bacalao en las proximidades de Groenlandia, en
los mares glaciales, al cabo de solo ocho años de Revolución! (APLAUSOS.)
¿Quién iba a decirlo?
¡Pescadores cubanos en el
Océano Pacífico! ¿Quién iba a
decirlo?
¡Quién iba a decirlo de un
país que, a pesar de su condición insular, solo poseía barquitos, en su inmensa
mayoría de remos, para pescar en la plataforma de nuestras costas! Muchos pensaban que como no había una tradición
pesquera de mares abiertos, una tradición pesquera oceánica, sería imposible
que nuestro país llegara a tener rápidamente tripulaciones, trabajadores del
mar capaces de adaptarse a estas faenas y cumplir estas tareas.
Por eso el optimismo más
que justificado, porque todo, todo lo que se quiera, todo de lo que pueda ser
capaz cualquier pueblo, cualquier hombre, por difícil que parezca, de eso será
capaz también nuestro pueblo, nuestros trabajadores.
Y por eso en estos días
decenas de barcos con sus tripulantes —se calcula unos 2 000— han pasado esta
Nochebuena y este fin de año pescando en los océanos (APLAUSOS). Mas no solo
pescando, sino pescando con qué espíritu, con qué fervor, con qué orgullo, con
qué conciencia revolucionaria. Y en la
misma medida, en estos días numerosas unidades de nuestra marina mercante se
encontraban prestando sus servicios en distintos océanos.
Por eso, en nombre de todo
el pueblo, a nuestros pescadores oceánicos y a los tripulantes de nuestra
creciente marina mercante, nuestra felicitación más calurosa en el día de hoy
(APLAUSOS). Y que aunque ellos se
encuentran lejos de la patria, que aunque como ellos dicen sus corazones están
aquí con el pueblo, hay que decirles que el corazón del pueblo está también con
ellos en el día de hoy (APLAUSOS).
El deporte es hoy, al cabo
de ocho años, una actividad de prácticamente la inmensa mayoría del pueblo que
participa directamente en él, y de la totalidad del pueblo en el sentido de
disfrutarlo de una forma o de otra.
Algunos auguraban que la desaparición del deporte profesional liquidaría
el deporte, le arrancaría los mejores estímulos al deporte. El estímulo al deporte era la posibilidad de
adquirir un contrato en el extranjero por decenas de miles de dólares, de
adquirir grandes sueldos como profesionales.
Se erradicó el deporte profesional y, sobre todo, se erradicó en aquel
deporte, que era uno de los más populares, la pelota. Y jamás se soñó que una masa tan enorme de
ciudadanos practicara ese deporte, que se pudiera alcanzar en tan breve tiempo
tan extraordinaria calidad. Pero lo más
interesante es que jamás ningún deportista profesional, cuyo negocio era el
deporte, jugó con tanto entusiasmo, con tanta entereza, con tanto coraje, como
el que llevan a cabo nuestros deportistas, que no son profesionales.
Y esto es una lección, una
lección no solo deportiva; es también una lección política que demuestra cómo
se puede desarrollar un hombre mejor sin que necesariamente tengamos que meter
en la cabeza de cada hombre o mujer del pueblo la idea vulgar del dinero. Porque este hecho en el deporte lo
demuestra. Y demuestra que el hombre que
nosotros debemos tratar de formar en la Revolución, no es ese hombre semejante
al capitalista, que todo lo que hacía, bueno o malo, lo hacía siempre con la
idea del peso en el cerebro. Y nosotros
tenemos que formar un pueblo que cada día se aparte más de ese tipo de hombre,
o no llegaremos a formar ese hombre superior capaz de vivir en el comunismo
(APLAUSOS).
Y la comprensión que las
masas tienen cada vez mayor de este problema es alentador. En el deporte —prosigo— se han obtenido
enormes éxitos. En el año que acaba de
transcurrir tuvo lugar la olimpiada centroamericana, y es conocido de todo el
pueblo el papel destacadísimo, sorprendente, de nuestros atletas en esas
olimpiadas. Se efectuaron también
competencias en Ciudad México, y fue brillante el papel de nuestros
deportistas. Y ya a nuestros deportistas
se les respeta y se les toma en cuenta en cualquier evento internacional.
Ultimamente se efectuó la
olimpiada de ajedrez, y a juzgar por la opinión de todos los participantes,
ningún evento de esa naturaleza había tenido tanta organización, había habido
tanto entusiasmo, que jamás en ningún sitio se encontraron una participación
tan masiva del pueblo en ese deporte, o lo que pudiéramos llamar deporte
mental.
La educación física se
enseña ya prácticamente en todas las escuelas.
Y del Instituto de Educación Física del INDER saldrán miles de
instructores deportivos, que seguirán impulsando hasta sus infinitas
posibilidades a los deportes y a la educación física en nuestro país.
Nuestras fuerzas armadas,
que ustedes acaban de ver desfilar hace unos minutos con increíble perfección y
marcialidad, con absoluto dominio de las armas y de las maniobras; ese ejército
era, hace apenas ocho años, el ejército de barbudos guerrilleros, que llegó a
la capital en el mes de enero (APLAUSOS); era el ejército de barbudos
guerrilleros cuyas primeras columnas, al mando de nuestros gloriosos
comandantes, Camilo Cienfuegos y Ernesto Guevara (APLAUSOS PROLONGADOS)
ocuparon aquel primero de enero en nombre de la Revolución las dos fortalezas
más poderosas que sostenían a aquel régimen, Barbudos entre los cuales no había
uno solo que hubiese estudiado en alguna academia militar.
Ese ejército, en estos ocho años de constante
desarrollo, de constante enfrentamiento, de constante tensión, a través de sus
cursos, a través de sus escuelas, ha ido formando miles y miles de cuadros, ha
ido desarrollando una eficientísima organización, ha
ido creando la concepción revolucionaria de la defensa de la patria, que es la
concepción de que todo el pueblo debe ser y es guardián de la patria, soldado
de la patria; es el ejército hoy capaz de encuadrar en sus filas y dirigir, en
caso de agresión, a todo el pueblo combatiente.
¡Eso tan solo en ocho años!
En ocho años grandes
cambios de orden social han tenido lugar.
En ocho años, como consecuencia de las leyes primeras de la Revolución,
una inmensa parte de la población ya no paga alquiler por la vivienda
(APLAUSOS). Y nosotros también podríamos
preguntar aquí cuántos de los aquí presentes, en virtud de las leyes de Reforma
Urbana, dejan ya de pagar el alquiler.
Entre los que están aquí presentes, que levanten la mano (UNA GRAN
CANTIDAD DE PUBLICO LEVANTA LA MANO).
Es, prácticamente, una mayoría de la población.
Y en los años venideros,
como hemos explicado en otras ocasiones, en virtud de esa misma ley y en virtud
de nuevas leyes que se proyectan en el futuro, ya para 1970 ninguna familia —me
refiero, naturalmente, a las familias que cumplen con las disposiciones y las
leyes— (APLAUSOS) pagará alquiler.
Es decir, que vamos
cambiando totalmente la concepción individualista de la vida, la concepción
individualista de los bienes necesarios al hombre, la concepción individualista
del dinero, por una concepción superior, por una concepción que aportará a la
sociedad humana incomparablemente mayores beneficios, por una concepción
colectiva de las necesidades y de los bienes.
¿Y el pueblo por qué
comprende mejor la Revolución cada año?
¿Por qué el entusiasmo no decae al cabo de estos ocho años? Porque lejos de decaer —y esto es lo más
impresionante y alentador de nuestro proceso revolucionario— ¡cada año que
pasa, en vez de disminuir el interés, el entusiasmo y el fervor revolucionario,
crecen! (APLAUSOS)
Y si nuestros actos multitudinarios no son mayores es
porque resulta físicamente imposible, es porque no hay lugar donde pueda
reunirse una muchedumbre mayor ni hay forma de poderle hablar a una muchedumbre
mayor. Muchas veces nosotros, aquí,
vivimos una curiosa experiencia, y es que al cabo de unos segundos, o de un
segundo después de pronunciar algunas frases desde esta tribuna, la escuchamos
de regreso de los altoparlantes que están en el fondo. Tengo entendido que el sonido camina a una
velocidad, si mal no recuerdo —creo que los compañeros de la aviación que
manejan equipos supersónicos me lo pueden recordar—, de unos 330 metros por
segundo... (DEL PUBLICO LE DICEN
ALGO) Trescientos cuarenta dijo un
obrero que seguramente está en la superación, en los cursos de superación; a lo
mejor está ya en la universidad estudiando ingeniería (APLAUSOS). Y como de aquí al fondo, donde están los
últimos micrófonos, habrá tal vez algo más que esa distancia, a los dos
segundos de terminar aquí vuelve el eco hacia acá.
Y se hace difícil, muchas
veces es un milagro técnico lograr una buena audición, porque es que me imagino
que todas esas bocinas participan casi simultáneamente, pero cuando esta de
aquí está pronunciando el comienzo de una palabra, la de allí va por la mitad
de la palabra anterior.
Pero este esfuerzo que
hemos estado señalando carecería de base sin el esfuerzo en aquel campo —mucho
más difícil— de nuestra economía. Y
también podemos decir que apenas a ocho años del triunfo de la Revolución
nuevas y gigantescas plantas termoeléctricas se han inaugurado y están ya prestando
servicios en nuestro país (APLAUSOS).
Nuestra industria textil,
nuestra industria siderúrgica, nuestra industria mecánica, en estos años ya ha
podido contar con nuevas y enormes unidades.
Y en otros muchos campos
numerosas inversiones se están llevando a cabo, como en la industria del vidrio,
la industria del cemento, la industria de fertilizantes, y otros renglones que
en los años venideros podrán contar también con modernas unidades de
producción.
Y esto, no obstante que uno
de los problemas más difíciles para la industrialización es la falta de
personal técnico, la falta de ingenieros, la falta de obreros altamente
calificados, en cuya formación ha trabajado arduamente fa
Revolución en estos años.
Para el año 1968 estarán
terminadas unidades de producción de cemento, tan indispensables para el
desarrollo social y económico de nuestro país, que prácticamente duplicará las
cantidades de cemento que se producían cuando triunfó la Revolución. Estas fábricas han llevado años en
construirse, desde los proyectos, la adquisición de las máquinas y las
instalaciones, tanto civiles como militares; pero no está lejano el tiempo en
que ya podremos contar con el doble del cemento con que habíamos estado
contando hasta hoy. Con cemento se hacen
todo tipo de construcciones sociales, económicas y familiares; las viviendas
están limitadas por las cantidades de cemento; las instalaciones agrícolas
están limitadas, y necesitamos cemento para todo eso, además del que
necesitamos para la defensa de nuestro país en fortificaciones.
Grandes obras, como el
puerto pesquero que ustedes conocen, con todos sus talleres, a un costo de 37
millones de pesos, están terminadas (APLAUSOS).
Ya tenemos una base donde apoyarnos para el desarrollo de nuestra flota
pesquera. En otros puertos, como el de
Cienfuegos, se construyen gigantescas instalaciones para embarques de azúcar a
granel; ciudades como Cienfuegos y Nuevitas están siendo transformadas y
convertidas en importantes centros industriales del país como consecuencia de
las inversiones que allí se están haciendo, teniendo en cuenta las
características de esos puertos.
Pero el más grande esfuerzo, el más gigantesco
esfuerzo, es el que se está haciendo en el campo de la agricultura. Ya algunos de los logros son
considerables. Ustedes recordarán que
para el año 1965 se lanzó la consigna de alcanzar una producción de 60 millones
de huevos con 4 millones de
gallinas productoras. Todos los
cálculos, sin embargo, quedaron cortos; se sobrecumplió esa meta y sin embargo
todavía, a pesar de haber 4 millones de gallinas en las granjas estatales y la
producción estar por encima de los 60 millones como promedio, en el año 1965,
al final del año hubo que establecer cierta limitación. Sin embargo, ya este año en ningún mes hubo
que establecer limitaciones de ese tipo, porque este año, en este momento, hay
ya 5 800 000 gallinas ponedoras (APLAUSOS), sin contar la avicultura de los
campesinos; es decir, 5
millones que mantendrán una producción promedio por encima de los 90 millones de huevos mensuales, y que en
algunos meses del año alcanzará entre 110 y 120 millones, como demostración de
lo que se puede hacer con una buena organización, con el empleo de la técnica,
con un personal calificado, en cualquier renglón de la economía.
Esto, al cabo de ocho años
de Revolución. Porque creíamos que al
triunfo de la Revolución había unos 203 técnicos inseminadores, y según me
informaron recientemente los compañeros que están al frente de ese trabajo, al
triunfo de la Revolución no había un solo técnico inseminador, y ya tenemos 2
000 en este momento (APLAUSOS), y tendremos 5 000 en 1970. Y el número de vacas en el plan para fines de
este año deberá aproximarse a los 2 millones de vacas (APLAUSOS).
Y naturalmente que los efectos de ese esfuerzo no se
ven de manera inmediata. Tampoco podía
hacerse un esfuerzo de esta magnitud en los primeros tiempos de la Revolución
puesto que no había personal técnico. Se
han formado los técnicos, y ya en ese campo, con esa fuerza, se ha incrementado
muchas veces el programa, se ha multiplicado, y ya en tiempos no lejanos
comenzaremos a percibir los frutos de ese trabajo.
En nuestros campos, en
estos próximos dos años, para obras hidráulicas, para desbrozamiento de terreno
y para construcción de caminos, entrarán más equipos en solo dos años, que
todos los que habían entrado anteriormente desde que se fundó la república
(APLAUSOS).
Calculen ustedes lo que eso
significa en el impulso que tomará nuestra agricultura; calcúlenlo por el hecho
de que, por ejemplo, en el próximo año se sembrarán unas 15 000 caballerías de
caña y unas 20 000 caballerías de pasto artificial. Es decir, solo en dos renglones 35 000
caballerías, sin contar los incrementos en todos los demás renglones de la
agricultura. Algunos de ellos, como la
fruticultura, calcúlenlo por el hecho de que solo en Isla de Pinos tendremos
plantados ya, el año que viene, más cítricos de los que tiene Israel, que es
uno de los mayores exportadores de cítricos del mundo (APLAUSOS). Y que un plan similar se está llevando a
cabo, un plan de la misma magnitud, en el occidente de la provincia de Pinar
del Río. Es decir, dos planes de la
misma magnitud, aparte de los planes que se están llevando a cabo, en este
renglón, en el resto de la isla.
Las cantidades que en un
solo producto, el café, se aplicarán en este período, en el período de este
año, rebasan la cifra de 100 000 toneladas.
Antes de la Revolución ningún campesino aplicaba fertilizante, antes de
la Revolución ningún cafetal conocía lo que era una libra de fertilizante. Hoy ya es una práctica generalizada, hoy ya
los campesinos han adquirido conciencia de su importancia. Ante los efectos increíbles del fertilizante
en el café, ¡cómo han rejuvenecido sus cafetales! —según dicen ellos—,
y cafetales que ya prácticamente eran improductivos, ellos expresan que parecen
como nuevos.
Mas no solo se trata de los
cafetales que van a recibir esas 105 000, o están recibiendo desde el pasado
mes de octubre hasta el próximo mes de junio esas 105 000 toneladas de
fertilizantes, sino que entre 1967 y 1968 se sembrarán tantas matas de café
como el total de matas que hay en todos los cafetales del país actualmente
(APLAUSOS).
De manera que no solo
podremos abastecer nuestras necesidades a un nivel que será el doble de lo que
se consumía antes de la Revolución, sino que dispondremos de excedentes para
crear una divisa más, la divisa cafetalera.
Y esto es posible por otro
fenómeno de la Revolución, que es la incorporación de la mujer al trabajo
(APLAUSOS). Sería imposible llevar a
cabo este plan sin las decenas de miles de mujeres que atenderán los viveros de
café, porque en esos viveros de las plantaciones que se van a hacer en 1967 y en
1968 —se hacen ahora los viveros— tienen que trabajar decenas de miles de
mujeres. ¿Y cómo podríamos en medio de
la zafra llevar a cabo semejante programa sin la incorporación de la mujer al
trabajo? Eso que tardó en verse, pero
que se vio, eso que es otro de los fenómenos de la Revolución, nos permite el
desarrollo de muchos otros planes para los cuales careceríamos de fuerza de
trabajo.
En ocho años de Revolución
se han plantado más de 300 millones de árboles maderables, ¡más de 300
millones!, en un país donde el capitalismo arrasó con las maderas, donde el
capitalismo no plantó un solo árbol. De
manera que en estos tiempos tenemos que ser importadores de grandes cantidades
de madera, importar pulpa de madera también para nuestros libros, para nuestros
periódicos.
Sin embargo, con estos planes, ya tampoco estarán
lejanos los tiempos en que empezaremos a cortar los primeros de esos árboles,
cuyo crecimiento vamos a acelerar mediante la aplicación de fertilizantes. Y pensamos de aquí a 1970 aproximarnos a los
1 000 millones de árboles maderables (APLAUSOS), que la Revolución siembre en
estos años 1 000 millones, que serán cerca de 50 000 caballerías, cerca de 50
000 caballerías de tierra repobladas de nuevo, donde no había quedado un solo
árbol (APLAUSOS).
Y si bien es cierto que en
estos instantes todavía no podemos recibir los frutos de algunos trabajos como
este, en los años venideros, el pueblo, los niños y los jóvenes de hoy
comprenderán y agradecerán el esfuerzo que en ese sentido, para enriquecer
nuestra tierra, para aumentar nuestros recursos naturales, para preservar
nuestros suelos, ha hecho la Revolución, y lo mirarán con agradecimiento, de la
misma manera que, nosotros miramos hoy con tristeza, con dolor, cómo nadie se
ocupó de sembrar un árbol en este país, de manera que hoy, que tantas
necesidades tenemos de madera, una gran parte de esas maderas hay que
importarlas, y a veces cuesta trabajo conseguirla en el mercado.
Nuevos renglones, cultivos
que nunca se habían hecho en nuestro país en gran escala, como la fresa, uvas,
espárragos, cebolla, están desarrollándose con increíble ritmo. Y seguiremos desarrollando los demás
renglones de la agricultura, algunos de ellos, para mantener ciertas tradiciones,
como es el cultivo de granos y, especialmente, el cultivo del arroz.
También se incrementa considerablemente el cultivo de
algodón, se introducen las leguminosas en la agricultura, en la ganadería; se
incrementará notablemente también, con técnicas nuevas, la producción de frijoles
y, en fin, no quedará un solo renglón de nuestra agricultura, en la medida de
nuestras posibilidades naturales, sin desarrollar.
En las montañas de Oriente
se sembrarán ya, en la próxima primavera, en total, 200 caballerías de
vegetales de verano, de esos vegetales que no aparecían, porque en el llano no
se pueden producir sino en estos meses.
Todos ustedes han podido
ver cómo el tomate y otros vegetales se presentaban en estos meses, y es porque
en el llano no se pueden cultivar en los meses de primavera. Pero se han escogido tierras con microclimas
especiales, y ya se verá abundantemente los vegetales en el próximo verano,
como consecuencia de ese esfuerzo.
Este año ya tendremos una
zafra buena, este año ya superaremos en la producción de azúcar a cualquiera de
los cinco años anteriores. Los
compañeros del MINAZ y, en general, hacen cálculos conservadores sobre eso,
porque si se equivocan prefieren que haya más azúcar de la calculada a que vaya
a haber menos de la calculada. Pero es
alentador el hecho de que ya en el mes de diciembre se han producido más de 300
000 toneladas de azúcar (APLAUSOS); es alentador el hecho de que aún habiendo
empezado la zafra a fines de noviembre, el porcentaje de rendimiento en azúcar
ha estado por encima de diez, lo que nos demuestra que trabajando con una buena
fertilización, escogiendo las variedades de madurez temprana adecuadas,
podremos comenzar la zafra prácticamente a mediados del mes de noviembre,
porque hubo cañas que a fines de octubre tenían ya más de diez, cañas de
algunas variedades.
Esto nos permitirá usar
nuestras instalaciones azucareras, nuestro transporte azucarero,
aproximadamente seis meses y nos permitirá, a la vez, cumplir nuestra meta
ambiciosa de producción de azúcar para 1970.
Esperamos ya para 1970
duplicar, tener el doble de producción agrícola total de lo que había en 1959,
al triunfo de la Revolución; producción agrícola cuyos frutos, cuyos recursos,
los recibirá toda la población por igual.
Se me olvidaba señalar el especial esfuerzo que se
está haciendo también en el cultivo del tabaco, cuya producción se incrementará
notablemente, y para el cual existen magníficos mercados en todo el mundo. Las perspectivas de este orden son óptimas
para nuestro país
Y, junto al desarrollo de la agricultura, el
desarrollo de la industria mecánica, de la industria de maquinarias agrícolas,
para ir mecanizando cada vez más nuestra agricultura, de manera que nunca nos
falte la fuerza de trabajo, nunca nos falte la fuerza de trabajo necesaria para
llevar a cabo estos planes.
Hay que decir algo que nos
contaba el compañero Carlos Rafael Rodríguez (APLAUSOS), que representó a
nuestro país en la conferencia de la FAO en Uruguay, y es que todos los países
de América Latina han recibido, como préstamos para la agricultura, préstamos
exteriores para la agricultura, 125 millones; todos los países juntos. Y Cuba sola, Cuba sola ha recibido, de
préstamos exteriores para el desarrollo agrícola, una cantidad igual a todos los
demás países de América Latina (APLAUSOS): equipos que nos llegan del campo
socialista y equipos que nos llegan también de algunos países del campo
capitalista.
Ahora, ¿qué ocurre en
América Latina? Que hay en los últimos
años un retroceso en la producción de alimentos, de manera que ahora tienen un
4% menos per cápita de lo que tenían hace algunos años. Es una triste realidad la que sufren muchos
de esos pueblos hermanos, un verdadero retroceso en algo tan fundamental como
es la agricultura, como es la producción de alimentos.
Calculen ustedes
invirtiendo nosotros en maquinaria agrícola, en inversiones agrícolas en
general, recursos exteriores iguales a los de todos los demás países de América
Latina juntos, cómo no lograremos, cada año más y más, reducir el índice de
mortalidad infantil, el índice de mortalidad por millar de habitantes, la
prolongación de los promedios de vida de cada ciudadano.
Y les decía que, junto a
ese desarrollo agrícola, el desarrollo de la maquinaria agrícola y de la
industria de los fertilizantes. Les
explicaba a los estudiantes de los tecnológicos hace unos días cómo nosotros,
para 1971 aproximadamente, o 1972, estaremos aplicando a nuestra agricultura
más nitrógeno que el total de nitrógeno que aplica hoy día a su agricultura uno
de los países agrícolamente más desarrollado de Europa, que es Francia, con una
población como de siete veces más habitantes que nosotros.
Y este dato lo doy, tomado
del profesor de Mauleon, que es un competente autor
francés y experto en cuestiones agrícolas, y del cual hemos extraído nosotros
las cifras del total de nitrógeno sintético que se aplica en ese país.
Ahora, ¿qué hace el
enemigo? ¿Esto acaso podemos hacerlo
así, cómodamente, sin problemas, sin tropiezos?
¡No! Lo hacemos venciendo
montones de dificultades, lo hacemos encontrando montones de procesos derivados
de la política criminal del imperialismo yanki.
Y para dar una idea, traje
un cable aquí de hoy, de hoy, que se refiere al problema de la industria de
fertilizantes, y que dice así:
“Por Lewis Gulick —me perdonará ese señor si no sé pronunciar mejor su
nombre en inglés—, Washington 1, AP.- Se
informó hoy que los británicos están considerando el ofrecimiento de una
garantía de crédito para la adquisición por Cuba de una gran planta de
fertilizantes de la Gran Bretaña. Los
círculos oficiales de Estados Unidos dijeron que se está tratando el asunto con
los británicos y, al parecer, no se ha llegado a una decisión final.
“Estados Unidos se opone enérgicamente a
dicha transacción, porque estima que abriría una gran brecha en el esfuerzo
continuo que realiza para aislar al régimen comunista de Fidel Castro.
“Washington, tratando de mantener una
intensa presión económica sobre Castro, a fin de promover el descontento
interno contra su régimen y hacer que resulte más oneroso para el bloque
comunista apoyarlo, convenciendo a otros países latinoamericanos de que el
comunismo no es el camino que lleva a un nivel de vida más elevado...”
¡Qué cinismo! ¡Qué cinismo!
Creen que con eso, es decir, presionando, bloqueando, entorpeciendo al
máximo el esfuerzo de un pequeño país subdesarrollado como el nuestro, van a demostrar
que el comunismo no eleva el nivel de vida.
¡Lo que demuestran es el cinismo y la desvergüenza, el espíritu criminal
de los imperialistas, el descaro de los imperialistas! (APLAUSOS PROLONGADOS.) Lo que demuestran es precisamente todo lo
contrario: cómo
el enemigo del nivel de vida de los pueblos es el imperialismo, cómo el enemigo
del desarrollo de los pueblos subdesarrollados no es el comunismo, sino el
imperialismo, ¡ese imperialismo que practica abiertamente una política tan
criminal como es esforzarse por todos los medios para impedir que un pequeño
país subdesarrollado, que explotaron durante 50 años, alcance niveles de
alimentación más altos para el pueblo!
(APLAUSOS y CONSIGNAS
REVOLUCIONARIAS) Demuestran que no es el
comunismo quien se opone al desarrollo del intercambio comercial entre los distintos
países, tan beneficioso para todo el mundo.
No es el comunismo quien obstaculiza el desarrollo económico.
Porque estas plantas de
fertilizantes nunca se preocupó de establecerlas en nuestro país el
capitalismo. Porque todo lo que
hicieron, en uno de los tantos negocios de los batistianos, fue, el intento de
hacer una fabriquita de nitrógeno, de 30 000 toneladas de nitrato de amonio,
que no la terminaron, y que recién ahora, después de muchas dificultades para
adquirir los equipos adecuados a esa fábrica y a la tecnología de esa fábrica,
comenzará a producir este año. Treinta
mil toneladas de nitrato de amonio era toda la aspiración del capitalismo; un
millón de toneladas es la aspiración de la Revolución como mínimo, es decir,
más de 30 veces (APLAUSOS).
No se ocupó el imperialismo
—ni podía ocuparse— de desarrollar industrias de fertilizantes para que se
alimentara nuestro pueblo, y se ocupa ahora de hacer lo indecible, presionar
enérgicamente, para imponerle su política a otro país que necesita del
comercio, a fin de evitar que en Cuba, para la alimentación de nuestro pueblo,
se desarrolle esta industria.
El cable sigue diciendo:
“Los británicos, que necesitan el
comercio internacional para sobrevivir, siguen una política general de disociar
el comercio exterior de los fines políticos, y en el pasado vendieron a Cuba
autobuses y otras cosas. Se cree saber
que los círculos oficiales norteamericanos fueron informados por los británicos
hace una semana de que la Gran Bretaña está considerando un crédito de garantía
de cinco años para la planta de fertilizantes que el Gobierno de Cuba está
interesado en adquirir.
“Se ha dicho que el Gobierno de Castro
trata de destinar hasta una suma de 30 millones de dólares para facilidades de
abonos químicos que reforzarían la producción agrícola del país. Desde el punto de vista británico, la
hacienda de Cuba puede ser lo suficientemente fuerte para justificar una
operación de este tipo.
“De modo general, los círculos oficiales
de Estados Unidos, que han tenido éxito hasta ahora en sus esfuerzos de
disuadir la concesión de créditos de países no comunistas a Castro, sostienen
que dicho trato con la Gran Bretaña tentaría a otras naciones occidentales
también, a la apertura de créditos al Gobierno de La Habana.
“Dichos círculos estiman que si los
gobiernos occidentales ofrecen garantías sobre dichos créditos, el régimen de
Castro hallará mucha mejor disposición, por parte de las firmas de occidente,
para venderle lo que necesita.”
¡Créditos a Castro! Como si Castro fuera a consumir el abono
químico que produzca una fábrica de fertilizantes (EXCLAMACIONES). Pretenden disimular con eso la verdadera
intención, que es privar al pueblo de esos recursos, privar a nuestro pueblo de
esos recursos. ¡Qué les importa si un
niño tiene menos leche de la que debe tener, o un anciano cubano tenga menos de
lo que una buena dieta necesita y que nosotros con nuestra agricultura y
nuestro trabajo podemos brindarle! Esta
es la cínica concepción de una política que consiste en tratar de llevar el
hambre a las masas con el bloqueo, para destruir un régimen
revolucionario.
Pero eso creen los
imperialistas: que
van a llevar el hambre a las masas, ¡y se equivocan! En primer lugar, no la llevarán; y, en
segundo lugar, antes que morirnos de hambre —que no nos moriremos— preferimos
morirnos combatiendo contra el imperialismo en cualquier lugar del mundo
(APLAUSOS).
Y los que no entiendan por
qué los pueblos tienen que solidarizarse, por qué los movimientos
revolucionarios tienen que solidarizarse, esta es una buena prueba. Porque ningún país podrá vivir en paz, ningún
país podrá disfrutar de su esfuerzo, de su trabajo, ningún país podrá aspirar a
construir en paz un porvenir, si el imperialismo yanki no es derrotado
(APLAUSOS).
Porque hoy a uno, mañana a
otro, el imperialismo yanki nos ha ayudado a los pueblos a adquirir conciencia
internacionalista. En la misma medida
que tenemos un enemigo común, en esa medida adquirimos conciencia del deber y
de la necesidad de la práctica del internacionalismo consecuente y el porqué la
política de Cuba, y el porqué la política exterior de nuestra Revolución, y el
porqué esa firme e invariable política de apoyar al movimiento revolucionario
en Asia, en Africa y en América Latina (APLAUSOS).
Y sabemos que esa política
interpreta el sentimiento de nuestro pueblo revolucionario, la vocación
revolucionaria internacionalista de nuestro pueblo. Y si hiciera falta una prueba, a esta
multitud le podríamos preguntar si está o no de acuerdo con esa política, la
política exterior, la política internacionalista de nuestro pueblo, de nuestro
gobierno y de nuestro Partido (APLAUSOS PROLONGADOS).
Es decir, que nadie podrá
pretender que un grupo de hombres desde el poder le imponemos esta política
—que entraña riesgos— a nuestro pueblo, sino que un grupo de hombres,
sólidamente integrados con el pueblo, los dirigentes de la Revolución
absolutamente identificados con el pueblo, interpretan los sentimientos, la
voluntad y la conciencia de ese pueblo.
Y es para nosotros una gran suerte que nuestro pueblo,
en solo ocho años, haya adquirido esta conciencia. Por eso, si nos preguntaran cuál ha sido el
efecto más importante de la Revolución, cualesquiera de estas cosas y éxitos
que hemos enumerado anteriormente, diríamos: ¡La más extraordinaria consecuencia de
esta Revolución es la increíble conciencia revolucionaria que ha desarrollado
en el pueblo! (APLAUSOS.)
Y los imperialistas hoy
atacan a uno, mañana atacan a otro, o a varios a la vez, y son enemigos jurados
de los pueblos, enemigos jurados del bienestar de los pueblos.
¿Lograrán persuadir al
gobierno inglés? Lo dudamos. No creemos que por muchas presiones que
ejerzan puedan obtener ningún resultado.
¿Por qué? Porque ningún pueblo
puede prescindir del comercio, porque esa política es criminal, porque esa
política es absurda, esa política crea conflictos y problemas en el mundo y
ninguna nación soberana se dejará imponer semejante presión. Y a título de información debemos decirles
que estuvieron presionando también al gobierno italiano, estuvieron presionando
a firmas italianas. Porque nosotros
estamos haciendo gestiones en varios países y hay que decir que son muchos los
interesados en vendernos plantas de fertilizantes (APLAUSOS), y que pensamos
instalar por lo menos tres en los próximos 4 ó 5 años, de no menos de 200 000
toneladas de amoníaco por año, independientemente de la planta que se
construirá en Nuevitas, adquirida en Francia a través de la Unión Soviética
(APLAUSOS).
Europa quiere ser cada vez
más independiente de Estados Unidos y son muchos en Europa los que tienen
confianza en Cuba, son muchos los que quieren venderle sus productos a
Cuba.
y precisamente esas 100 000 toneladas al
café, ese programa de aplicación de fertilizante a todos los cañaverales este
año, con vistas a la producción de 1968, es posible por firmas europeas que nos
venden fertilizantes, nos dan créditos para adquirir fertilizantes, e incluso
ha habido conversaciones sobre la posibilidad de dar créditos no a un año sino
a dos años. Y dispondremos de
fertilizantes para todo, para la caña, algo para los pastos, para los frutales,
para las viandas, para los granos. Y no
nos moriremos de hambre, porque esa torpeza imperialista, esa criminal política
imperialista no podrá más que la necesidad vital de Europa de comerciar con el
mundo.
Y hay algo que el caso de
Cuba les está enseñando a los países europeos, y es que si hay revoluciones en
América Latina, ellos tienen muy poco que perder y mucho que ganar (APLAUSOS),
porque el imperialismo yanki mantiene un dominio económico sobre este
continente, posee tarifas preferenciales y es el que pone las condiciones, y
muchos de estos países tienen que ir a buscar dólares a Europa para pagar
mercancías yankis, para pagar intereses yankis.
Y el ejemplo de Cuba le está enseñando a Europa que lo que más conviene
a Europa industrializada es la independencia revolucionaria, es decir la
revolución independentista y liberadora de los pueblos de América Latina
(APLAUSOS). Y hay que decirles a los
países europeos: no
se dejen engañar por los imperialistas.
La revolución en América Latina a quien afecta verdaderamente es a los
intereses de los monopolios imperialistas de América Latina, no al pueblo; a
los monopolios imperialistas de Estados Unidos, no al pueblo de Estados
Unidos. Porque el pueblo de Estados
Unidos es víctima de esos monopolios, de sus guerras, de sus barbaries, de sus
crímenes. No digo el pueblo. El pueblo de Estados Unidos sin imperialismo
podría beneficiarse también del proceso revolucionario en el mundo
subdesarrollado, pero el pueblo de Estados Unidos es víctima de ese
imperialismo.
Y si el pueblo de Estados unidos no está en condiciones todavía
de liberarse de ese imperialismo, Europa sí está en condiciones de liberarse
del odioso y repugnante tutelaje yanki.
Porque no en balde les tienen tanto odio en cualquier parte del
mundo. Cualquiera diría: odian a los
imperialistas yankis en Cuba, en Viet Nam, en Corea... Pero no: es un odio universal. Habla uno con un griego y odia a los
imperialistas yankis, habla con un francés y odia a los imperialistas yankis,
habla con un español y sienten un odio feroz hacia el imperialismo yanki. Están cansados de humillaciones, de marines,
haciendo horrores e injurias en todas partes.
Y por eso nosotros estamos
serenos, tranquilos, porque sabemos que Europa no podrá ceder en estas
cuestiones a las presiones de los imperialistas yankis.
Un poco de agua nos está
amenazando (EXCLAMACIONES), pero ustedes dirán si termino... (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”). ¡Bueno, entonces nos mojamos! (APLAUSOS.)
(EL COMANDANTE FIDEL CASTRO
SE PONE LA GORRA)
Les decía que esto se había
logrado por la unión del pueblo. ¿Tenía
acaso el país una organización que comprendiera todas las fuerzas
revolucionarias? No. Una de las cosas importantes de la Revolución
en estos ocho años es que unió en una organización a todas las fuerzas
revolucionarias, y creó para el pueblo un aparato de unión y de dirección
revolucionaria. Y así en nuestro Comité
Central están representados los hombres no de las organizaciones, porque ya
nosotros no hablamos de antiguas organizaciones, sino los hombres que en uno y
otro frente lucharon por la Revolución y lucharon por las ideas
revolucionarias.
Y eso ha sido una de las
cosas que ha hecho posible el avance del pueblo.
¿Por qué?
Porque se hizo sobre bases revolucionarias, sobre bases marxistas, sobre
bases leninistas. Y a los campesinos se
les liberó de la explotación y no se les impuso ningún modo de producción por
encima de su voluntad. Recibió las
tierras gratuitamente, dejó de pagar rentas de cualquier tipo. Y ese campesinado, compuesto de más de 100
000 familias en los campos y sobre todo en las montañas del país, es una clase
sólidamente unida a nuestro proletariado.
La Revolución los ha
ayudado por todos los medios posibles: les ha dado créditos, les construye
caminos, les da facilidades, les da técnica, les brinda asistencia médica, los
educa, educa a sus hijos.
Y hay que decir al cabo de
ocho años que nuestra clase obrera tiene un magnífico aliado, un magnífico
compañero de lucha revolucionaria en nuestros campesinos. Son esos campesinos cuya mejor representación
son esas milicias serranas que liquidaron a los bandidos organizados por la CIA
(APLAUSOS), y que también desfilaron hoy por aquí en una de las unidades. Esa alianza sólida es indestructible porque
se basa en una política revolucionaria, en una política verdaderamente
marxista-leninista.
Y esos campesinos a los que
trataban de confundir los grandes terratenientes y los burgueses diciéndoles
que les iban a quitar la tierra, saben y tienen absoluta confianza en la
Revolución; saben que, ya se hicieron las dos leyes agrarias que había que
hacer y saben que en los años venideros habrá un proceso evolutivo.
¿Qué hacemos con un
campesino que está viejo ya y no puede trabajar? Le compramos; en muchos casos le damos una
parte y además le damos una pensión.
¿Qué hacemos cuando un campesino tiene ya todos sus hijos que están
estudiando técnica? Le compramos, lo
ayudamos. ¿Qué hacemos en el caso de un
campesino de las montañas cuyas tierras han perdido toda su fuerza por la
erosión? Le compramos también, y en
muchos casos si es viejo le damos una pensión y repoblamos de árboles esas
tierras.
Nos explicaba el compañero
Pepe Ramírez que en la Sierra Maestra han adquirido más de 1 000 pequeñas
fincas en esos casos, de campesinos viejos, campesinos cuyos hijos ya están
todos estudiando, campesinos cuyas tierras no les producen nada porque han
sufrido mucho con la erosión.
¿Cuánto durará este
proceso? Veinte, 30, 40, 50 años. Con el tiempo, progresivamente, cada vez que
un campesino venda iremos adquiriendo esas tierras, se irán incrementando las
tierras nacionales. Y sobre la base de
un respeto absoluto a la voluntad de los campesinos, a su modo de
producir.
Nosotros hemos hecho una
reforma agraria diferente, nosotros hemos hecho una reforma agraria nueva. Las tierras comprendidas por las granjas del
pueblo, es decir, las tierras nacionales, las tierras que pertenecen a toda la
sociedad, las tierras donde se llevan a cabo esos planes de repoblación
forestal, donde se realizan en gran escala grandes planes, constituyen el 70%
de las tierras.
Ahora, no hemos promovido
la unión de las tierras de los campesinos.
Se han promovido, espontáneamente, las cooperativas de créditos y
servicios para el uso de la técnica, el empleo de maquinarias, pero se ha
respetado, de una manera absoluta, la voluntad de esos campesinos;
subjetivamente su conciencia mejora, su conciencia se desarrolla. Nosotros hemos tenido un ejemplo reciente en
Pinar del Río. En un plan que estamos
llevando a cabo en un valle de 300 caballerías, donde viven 900 familias,
estamos haciendo un programa de tecnificación de la producción y estamos
construyendo escuelas y círculos infantiles para la totalidad de la población
infantil: para
los recién nacidos, los de la enseñanza primaria, los de la enseñanza
secundaria.
Ya el día 28 de enero
tendremos la satisfacción de organizar, de extender el plan ya, es decir, de
inaugurar varios círculos y dos escuelas del plan—plan que se terminará ya para
fines de este año—, de manera que toda la población infantil ya estará en la
escuela, desayunará, almorzará y comerá en la escuela; dormirán en la escuela
los de primaria y secundaria, es decir, de lunes a viernes; irán a los círculos
infantiles (APLAUSOS)... Es decir, que
esa comunidad estará a nivel de 1975.
Y cosa curiosa:
hacía falta un pedazo de terreno para construir un círculo en
determinado lugar, un pedazo para construir las lavanderías de los círculos o
un pedazo mayor para construir una escuela más grande, y ha sido imposible
convencer a ninguno de que acepte que se le pague el pedazo de tierra que
brindan para eso (APLAUSOS). Han tomado
conciencia de lo que esa obra beneficia a sus hijos, beneficia a toda aquella
colectividad. Y es increíble el efecto
subjetivo que ha creado en esos campesinos.
Porque hay cosas dentro de la sociedad humana que
todavía están por ver, y hay que ver cómo se comporta una sociedad humana donde
las necesidades vitales de la familia estén absolutamente resueltas de manera
óptima y el dinero vaya perdiendo cada vez más sentido.
Hay quienes creen... Porque hay dos tipos de seres humanos: los optimistas y
los pesimistas. Muchos de los
revolucionarios, por lo general, estamos afiliados al partido de los
optimistas; los escépticos, los que no creen mucho en el hombre, se afilian al
partido de los pesimistas. Hay quienes
creen que cuando una comunidad reciba todo eso: vivienda gratuita, luz eléctrica
gratuita, que sus hijos reciban la ropa, los zapatos, la alimentación, todo, en
las escuelas, esa comunidad donde el dinero tenga cada vez menos y menos valor,
reaccionará convirtiéndose en abúlica, indiferente, perezosa.
Y nosotros creemos que se
irá variando el concepto del trabajo, y creemos que el hombre será cada vez mejor. Y creemos que en la medida en que el trabajo
deja de ser una necesidad para que no se mueran de hambre los hijos, la mujer;
en la medida que el trabajo deje de ser para el hombre —como ya dejó de serlo
en nuestra patria— un medio de explotación; en la medida en que el hombre vea
el trabajo como esa maravilla que crea el bienestar, que crea las riquezas, que
crea la felicidad, tendrá un concepto superior del trabajo y sentirá por el
trabajo un amor cada vez mayor.
Por eso nosotros no
tememos, por eso seguimos este camino. Y
tenemos derecho a ser optimistas, porque ¿qué dicen los que no creían en el
pueblo?, ¿qué dicen los que creían al pueblo guiado por instintos primarios?,
¿qué dicen de ese sentido y esa conciencia de la solidaridad?, ¿qué dicen de esa
generosidad capaz de hacerlos ofrecerse para dar la vida por otros pueblos,
como por ejemplo el pueblo de Viet Nam?
(APLAUSOS PROLONGADOS)
Nosotros hemos dicho que
somos marxista-leninistas (APLAUSOS). Y
ser marxista-leninista implica, en primer lugar, tomar del marxismo su esencia
creadora, su esencia dialéctica, sus principios fundamentales, y aplicarlos con
un criterio revolucionario, aplicarlos con un sentido dialéctico también a una
realidad concreta. Nosotros respetamos
las interpretaciones que otros den a sus realidades en cuanto a la forma y al
modo de construir el socialismo y el comunismo; en cuanto a la forma y al modo
de aplicar las ideas marxistas.
Cuando nosotros decimos
marxista-leninistas como revolucionarios, es que adoptamos una posición
profundamente revolucionaria y desarrollamos nuestras vías, desarrollamos
nuestros caminos, aplicamos las ideas a nuestras situaciones. Y hay que decir que estamos optimistas, hay
que decir que estamos satisfechos de la forma en que marcha la Revolución, de
la forma en que se desarrolla la conciencia, de la forma en que se demuestra
que es correcta nuestra interpretación de las ideas marxista-leninistas. Como demuestra también la importancia que ha
tenido para esta Revolución el contacto con el pueblo, el contacto estrecho de
la dirección con las masas, que es condición indispensable para la marcha
óptima de un proceso revolucionario. Eso
nos ha enseñado mucho.
Hacemos muchos actos
grandes; unas veces son los jóvenes, enormes movilizaciones en Artemisa, en
distintos lugares; y tenemos que ir modificando algunos de los métodos acorde
con las situaciones nuevas. Voy a poner un
ejemplo: los
desfiles militares. Estamos considerando
la conveniencia de hacerlos cada dos años o más. ¿Por qué?
Ustedes lo comprenderán, porque se los voy a explicar. Nosotros estamos enfrascados en un esfuerzo
enorme por el desarrollo económico del país, concentrado fundamentalmente en la
agricultura. En la próxima primavera
movilizaremos 150 000 jóvenes seis semanas a los campos; pero movilizaremos
decenas de miles de soldados, movilizaremos tecnológicos. Este mismo año movilizamos casi 30 000
soldados y milicianos de Oriente, después del ciclón que nos pasó por la
provincia, que si bien no fue como el “Flora”, atravesó las zonas cafetaleras
cuando todavía estaban ~n plena cosecha; no nos ocasionó un desastre,
afortunadamente, pero hizo algún daño, hizo algún daño a las plantaciones. No queríamos que eso afectara nuestro
programa. ¿Qué hicimos? Movilizamos casi 30 000 soldados y milicianos
para un plan de rehabilitación inmediata, de limpia y fertilización de los
cafetales.
El año que viene, o este
año, en todos estos planes de siembras de árboles maderables, de café, en las
distintas tareas, necesitamos mucha fuerza de trabajo. Y los soldados están participando cada vez
más; los compañeros de la fuerza aérea serán responsables de fertilizar
unas 70 000 caballerías de caña en
avión con nitrógeno; los compañeros de ingeniería del ejército están haciendo
ahora los caminos de Las Villas, están incluso ayudando con sus equipos durante
esta sequía a desbrozar terreno. Ya el
año que viene tendremos más equipos, los equipos de fortificaciones seguirán en
fortificaciones; pero ahora los equipos de fortificaciones de las fuerzas
armadas han estado en la agricultura también haciendo caminos y desbrozando
terrenos.
Los compañeros de las
fuerzas armadas tienen que invertir mucho tiempo preparando su desfile para
lograr esa marcialidad, esa coordinación, todas las unidades; numerosos cuadros
tienen que invertir mucho tiempo.
Destruimos muchas calles, esos tanques son muy pesados; en las prácticas
los tanques destruyen mucho el pavimento; hay desgaste de material, de piezas;
hay gastos de combustible; y, sobre todo, gasto de esfuerzo de nuestros cuadros
y de nuestras fuerzas armadas.
Si nos vamos a dar por
entero al incremento, cada vez mayor, del esfuerzo creador de la Revolución,
bien podemos hacer los desfiles cada dos años, y después pues puede ser que
cada tres, o cada cuatro, o con motivo del décimo aniversario o del
decimoquinto aniversario (APLAUSOS).
¿Dejar de conmemorar la
fecha? ¡No! Pero nosotros podemos, por ejemplo el año que
viene, que desfilen por aquí los institutos tecnológicos obreros, que desfilen
por aquí nuestros institutos tecnológicos en general, que desfile esa juventud
dedicada al estudio y que, además, también es una juventud preparada para la
guerra. Y podemos ir alternando.
Tenemos muchas más cosas
que exhibir. Es verdad que nos sentimos
orgullosos de nuestras fuerzas armadas, de su disciplina, de su técnica; es
verdad que eso demuestra a los enemigos que no estamos desarmados; es verdad
que eso alienta al pueblo, que se siente cada vez más seguro. Pero debemos tomar en cuenta estos factores,
y que desfilen los compañeros cada dos años o cada tres, o cuando sea
necesario, y hagamos cosas nuevas.
Unas veces exhibimos nuevas
armas —por ahí pasó una armita nueva, un
tipo de artillería coheteril nueva. La
gente sabe cuáles son, porque ya conoce los desfiles y cada vez que hay algo
nuevo no habría que decírselo aquí, porque lo sabe.
Pero también podemos
exhibir nuevas máquinas agrícolas: las combinadas de caña, las
chapeadoras. Que también nos esforcemos
por hacer desfilar por aquí, un año sí y un año no, todo lo que hemos
adelantado en la mecanización de nuestra agricultura (APLAUSOS), y creemos que
ustedes comprenden eso, y seguramente estarán de acuerdo con eso (EXCLAMACIONES
DE: “¡Sí!”)
Los actos
multitudinarios... Se inaugura —como les
decía— el 28 en San Andrés aquel plan.
Nosotros les hemos pedido a los compañeros de la provincial: “No hagan una
concentración grande, no hace falta. Que
vayan los vecinos, porque es mejor para poder explicar las cosas.”
Los jóvenes no tienen la
obligación de hacer esa enorme movilización todos los años. Se gasta en recursos, se gasta combustible,
se gasta transporte, se gasta esfuerzo.
Debemos de concentrar eso en las tareas de la producción, en el impulso
del trabajo creador de la Revolución.
No estamos ya en los
primeros tiempos. En los primeros
tiempos había que dar muchos actos, había que estar constantemente hablando por
la televisión y por todas partes.
¿Las concentraciones
multitudinarias en distintas fechas?
Bueno, resulta imprescindible: el 1º de mayo, el 26 de julio, el 2 de
enero, y recordamos en estos años cuántas concentraciones multitudinarias,
recordamos incluso qué esfuerzo tremendo, es el esfuerzo que hay que hacer para
poder hablarle a una concentración de la magnitud de las concentraciones que
tienen lugar aquí. ¡Hemos pasado tantas veces por esa experiencia! Y cambian los años. Los de agitación van quedando atrás, para dar
lugar, cada vez más, al razonamiento, al análisis profundo de los
problemas. Todos los años —muchas veces
en mi caso—: el
2 de enero, el 1º de mayo, el 26 de julio, el 28 de septiembre, más otros
muchos actos que aparecen.
Y queremos también, no voy
a decir que suspender las conmemoraciones, pero sí es una necesidad ya, del
pueblo y de nosotros, que vayamos cambiando un poco el sistema. Son ocho años de Revolución, siete años de
lucha contra la tiranía de Batista, 15 años transcurridos de ardua lucha: parte en el exilio,
lucha en las montañas, lucha en Girón, lucha contra el imperialismo, lucha
contra todo.
Y, desde luego, esto no
quiere decir que estemos cansados, pero sí creemos que debemos cada vez más
repartir las tareas revolucionarias (APLAUSOS). Nuestra Revolución tiene una cosa magnífica: a la vez que ha
unido ha dividido; a la vez que ha unido al pueblo, ha ido dividiendo
funciones. Surgen más cuadros. A pesar de que son muchas las tareas, a pesar
de que en nuestras fuerzas armadas se quedó una gran parte de los compañeros de
la Sierra, de los compañeros que participaron en la lucha por la conquista del
poder, que han tenido que permanecer allí, hay cada vez más y más cuadros.
Y decía que une al pueblo y
divide funciones en los distintos hombres de la Revolución, y eso no puede ser
eterno. No solo hay que dividir las
tareas administrativas, políticas, militares, económicas; hay que distribuir
esta tarea también de orientación, de conversación con el pueblo. Y esto lo podemos plantear un día como
hoy. A los ocho años de Revolución
debemos cada día más dividir las funciones, cada día más hacer un trabajo de
tipo colectivo, cada vez más y más hombres preparados para todas las tareas. Y así también con nuestras concentraciones: otros compañeros
deben venir también a hablar (APLAUSOS).
Un día viene Fidel, otro día viene Raúl, otro día viene el compañero
Dorticós, otro día viene otro compañero, otro día viene Almeida, otro día viene
Ramiro, otro día Guillermo y otro día viene Armando (APLAUSOS). El Comité Central, en dos palabras —como
dicen ustedes (APLAUSOS).
Y ya otro día se van
cambiando las consignas y en vez de la consigna “todos con Fidel”: “Todos con el
Partido”, “todos con el Comité Central del Partido” (APLAUSOS).
Tenemos que irnos
acostumbrando a eso; nada puede ser más importante, más saludable que eso y,
además, nada más justo. ¿En qué sentido
justo? ¿En el sentido de que los
compañeros vean como un privilegio usar la tribuna? ¡No!, en otro sentido. Porque 15 años han tenido que dedicar los
compañeros, muchos compañeros de la Revolución, a esa actividad práctica
diaria. ¿Cuánto tiempo para estudiar en
esos 15 años?
Sobre los hombros de un
puñado relativamente pequeño de dirigentes ha caído un peso muy grande. Corremos el riesgo de atrasarnos, corremos el
riesgo de quedarnos atrás. Y mientras
más se dividan las funciones, más experiencia colectiva se acumulará; mientras
más se dividan las funciones, los compañeros podrán dedicar más tiempo también
a su propia superación. Se supera el
obrero, se supera toda la masa, debe superarse también toda la dirección.
Hay compañeros en las
fuerzas armadas que han tenido que estar estudiando, comandantes, internados
meses enteros; los compañeros del Buró Político, los compañeros Almeida y
Guillermo García (APLAUSOS), acaban de terminar un curso de un año estudiando
en una escuela disciplinadamente, todos los días, por la mañana y por la tarde,
estudiando cuestiones militares. También
tienen los dirigentes que estudiar cuestiones políticas, cuestiones económicas,
cuestiones técnicas; otros compañeros miembros del Buró tienen que
estudiar. Raúl y Sergio del Valle tienen
planeado un curso de estudios también este año.
Y, a propósito de Raúl, me encargó que les pidiera a
ustedes que excusaran su ausencia aquí hoy, donde él suele participar
(APLAUSOS). Y es que los compañeros
también practican deportes y, entre ellos, el compañero Raúl —creemos que es
una buena costumbre— y sufrió una pequeña distensión del ligamento externo de
la rodilla. Y eso pasa frecuentemente
—ustedes vieron ayer en la pelota cómo sacaron en camilla a dos peloteros, a
Urbano y a Tony González; pienso que muchos de
ustedes van también al estadio—, y por eso no ha podido estar aquí
presente.
(DEL PUBLICO LE DICEN: “¿Cómo se llama el año?”)
Va dentro de un rato (RISAS).
Estas cosas que estamos planteando significarán un
avance, y los dirigentes revolucionarios podrán dedicar también más tiempo a su
propia preparación, y nuevos cuadros se enfrentarán a estas tareas y a estos
problemas. Esto que les digo no
representa sino el espíritu dialéctico, dinámico, revolucionario, de este
proceso, porque no somos conservadores ni en los hábitos que en la propia
Revolución hemos ido creando. Tenemos
que revolucionar nuestros hábitos, tenemos que ser permanentemente
revolucionarios y tenemos que ser revolucionarios dentro de la Revolución;
tenemos que superarnos en todo constantemente.
Y, si enumerábamos los
éxitos alcanzados, otras veces hemos expuesto también, con acritud, las
críticas, los errores, las dificultades.
No nos imaginemos, ni mucho
menos, que todo está hecho; no nos imaginemos, ni mucho menos, que dejen de
faltar tareas. Cada vez serán más las
tareas, cada vez será más rico el contenido de la Revolución, cada vez será más
profunda su obra, cada vez será más colectiva.
Y debemos avanzar en todos los órdenes.
Este aniversario se ha
conmemorado bajo, o teniendo muy presente, el recuerdo de queridos compañeros, como
Camilo (APLAUSOS PROLONGADOS), cuya estampa legendaria ha presidido estos
actos, y el comandante Guevara (APLAUSOS PROLONGADOS), cuyos retratos han
presidido también esta conmemoración; conmemoración revolucionaría,
conmemoración transida de espíritu de solidaridad hacia los pueblos que luchan,
conmemoración de la primera revolución socialista de América Latina,
conmemoración del hecho que creó las esperanzas y dio aliento a los
combatientes del continente.
Por eso, nuestro mensaje de
solidaridad y aliento a los combatientes revolucionarios de América Latina
(APLAUSOS PROLONGADOS), nuestro mensaje de solidaridad al heroico combatiente,
comandante Douglas Bravo (APLAUSOS), cuyo gesto
decidido, firme y profundamente revolucionario, contribuyó a salvar la
revolución venezolana de la crisis; nuestro mensaje a Luben
Petkoff (APLAUSOS), a Prada
(APLAUSOS), a todos los combatientes guerrilleros de Falcón y de El Bachiller
(APLAUSOS).
Hay quienes pretenden negar
a estos combatientes revolucionarios, hay quienes los calumnian de manera
miserable. Pero nosotros, que conocemos
esta experiencia, sabemos que algún día la historia ni siquiera se molestará en
consignar los nombres de los calumniadores y detractores, ¡porque los hombres
que con los pueblos hacen la historia barren calumnias y calumniadores! (APLAUSOS.)
Y nosotros no ocultamos
que, frente a posiciones claudicantes y traidoras, nuestro Partido y nuestro
pueblo apoyan moralmente a los heroicos combatientes guerrilleros de Venezuela,
que han salvado la bandera revolucionaria de ese hermano país y la han llevado
a su más alta expresión (APLAUSOS).
Nuestro saludo cálido y
fraternal a César Montes, el sustituto del heroico combatiente Turcios Lima al frente de las FAR (APLAUSOS).
Han caído valiosos
combatientes, pero no han caído ni caerán jamás las banderas revolucionarias
que enarbolaron (APLAUSOS).
¡Y nuestro mensaje especial
y cálido, porque nos nace de muy adentro, de ese cariño nacido al calor de
nuestras luchas; nuestro mensaje, en cualquier sitio del mundo donde se
encuentre, al comandante Ernesto Guevara y a sus compañeros! (APLAUSOS PROLONGADOS.)
Los imperialistas han
matado al Che muchas veces en muchos sitios (ABUCHEOS), pero lo que nosotros
esperamos, lo que nosotros esperamos, es que cualquier día, donde menos se lo
imagine el imperialismo, como Ave Fénix, renazca de sus cenizas, aguerrido y
guerrillero y saludable, el comandante Ernesto Guevara (APLAUSOS PROLONGADOS Y
CONSIGNAS REVOLUCIONARIAS); y que algún día volveremos a tener noticias muy
concretas del Che (APLAUSOS PROLONGADOS).
Por último, Viet Nam (APLAUSOS).
Hemos hablado mucho de Viet Nam, hemos analizado en numerosas ocasiones
todo lo que significa la heroica lucha de Viet Nam (EXCLAMACIONES DE: “¡Viva Viet Nam!”), lo que significa para el
mundo Viet Nam y para los movimientos de liberación y para todos los pueblos
hostigados por el imperialismo; cómo en Viet Nam se libra una batalla por toda
la humanidad; cómo Viet Nam, al enfrentarse heroica y victoriosamente con los
más poderosos, agresivos y odiados imperialistas del mundo, libra también una
batalla por nosotros.
La heroica lucha del pueblo
vietnamita ha ido creando una conciencia universal imponente, avasalladora, que
ha reducido el prestigio del imperialismo a su nivel más bajo en toda su
historia. Y en la medida en que ha ido
llevando adelante la escalada, y cuando últimamente perpetraron su fechoría
criminal de bombardear la capital de Viet Nam, esa conciencia creció aún mucho
más. Ha concitado las simpatías de todo
el mundo, de las inteligencias más claras y los pronunciamientos más radicales,
como los de Bertrand Russell
y los de Paul Sartre
(APLAUSOS), y cientos de intelectuales en Europa, en América Latina, en el
mundo entero.
Y por eso, más que
palabras, queremos hacia Viet Nam un gesto que lo diga todo: y es que este año, este año nosotros
lo dediquemos a Viet Nam (APLAUSOS), y que este año sea el “Año del Viet Nam
Heroico” (APLAUSOS PROLONGADOS). Y eso,
eso que lo dice todo, esa es la proposición que hacemos a ustedes: que el año 1967 sea
el “Año del Viet Nam Heroico”. Y los que
estén de acuerdo que levanten la mano (TODO EL PUBLICO PRESENTE LEVANTA LA
MANO. APLAUSOS PROLONGADOS)
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(OVACION)