DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE
FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER SECRETARIO DEL COMITE CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE
CUBA Y PRIMER MINISTRO DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO, EN LA ESCUELA DE FILOSOFIA y LETRAS DE LA UNIVERSIDAD DE LA
HABANA, EL 4 DE AGOSTO DE 1967.
(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS
DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)
Queríamos
ver cómo marchaba la cosa, porque a las 12:00 del día, más o menos, nos
plantearon los compañeros de la universidad que ya tenían 3 500
estudiantes. Entonces tuvimos que llamar
al Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias para que nos resolvieran
el problema del transporte, porque, además, es el único organismo que dispone
de medios de transporte que están en la reserva con los cuales poder realizar
este movimiento, y nosotros queríamos cerciorarnos de que todo estaba marchando
bien; por eso pasamos por ahí. Ustedes
nos cercaron, nos trajeron para acá, y me parece que sería bueno que les diera
una idea del trabajo que van a hacer y por qué, incluso, cómo surgió esta idea.
Estábamos
recorriendo La Habana, haciendo un plan para toda la provincia. Lo primero que descubrimos fue algo que no
parecía probable, y es que en la provincia de La Habana hay suficiente tierra
para resolver todos los problemas de abastecimiento.
Como
aquí existía una contradicción entre las necesidades de agua de una ciudad
grande como La Habana y las necesidades de agua para la agricultura, y siempre
había inicialmente una gran preocupación por parte del instituto hidráulico de
que no se usara para la agricultura el agua de La Habana, pues existía la
creencia de que para abastecer La Habana iba a ser necesario traer viandas de
Pinar del Río, de Matanzas, de distintos sitios.
Actualmente
ya se han hecho estudios mucho más serios y se demuestra que no obstante la
necesidad de agua de la ciudad, hay posibilidades de irrigar más de 5 000
caballerías de tierra sin quitarle una gota de agua a la ciudad de La Habana;
son cuencas que no intervienen para nada en el abastecimiento de La Habana.
La
provincia de La Habana tiene 28 000 caballerías de tierra. Ahora, ¿qué ocurría con La Habana? Es lamentable que haya que estar
transportando plátano desde el Cauto hasta La Habana, y está el sempiterno
problema de que si falta una vianda, falta la otra o faltan todas porque hay
sequía, o porque pasó un ciclón, o porque llovió demasiado, y no es posible que
nuestro país vaya a seguir dependiendo de la sequía, de los ciclones, de
todo. Claro está que para los ciclones
tenemos un remedio.
Cuando
el año que viene pase un ciclón por La Habana, tendremos necesidad de acudir a
las plantaciones que están en Matanzas, en Las Villas, en Camagüey y en
Oriente para algunos tipos de cultivos, porque no todos los cultivos se pierden
cuando hay un ciclón, y frente a la sequía, el problema de la irrigación.
Ahora,
¿qué ocurría con La Habana? La Habana
—como ustedes saben— creo que padece de unos cuantos problemas, uno de ellos es
tener una ciudad grande ubicada en la región más estrecha del país, donde se ha
hecho una concentración enorme de población.
Segundo, en ella había una enorme cantidad de tierra dedicada a fincas
de recreo; entonces, es absurdo que alrededor de una ciudad de 2 millones de
habitantes hubiera miles de caballerías dedicadas a fincas de recreo. En tercer lugar, La Habana ha creado en su
población una mentalidad cosmopolita, con una ignorancia total del resto del
país; hay una increíble ignorancia acerca de todo el país, incluso acerca de la
propia provincia de La Habana.
Entonces
nos decidimos a convertir la provincia de La Habana en un jardín agrícola. Lo primero que observamos fue toda una gran
área, la que está entre la avenida Monumental y la ciudad, porque a La Habana
le falta de todo. Empezando porque en la
zona de la ciudad faltan los árboles, es una ciudad desprovista de árboles; eso
no solamente es feo, sino que es insalubre.
Segundo,
los campesinos más atrasados de este país son los campesinos que están
alrededor de La Habana, que se dedican a una agricultura de autoconsumo y de
especulación.
Tercero,
unas tierras que están siendo destruidas progresivamente.
Cuarto,
hay un contraste tremendo cuando se atraviesa la ciudad de La Habana, se ve el
edificio del Focsa, todas las construcciones, todos los edificios de
apartamentos, y cuando se llega a la avenida Monumental se encuentra un bohío
desvencijado y una agricultura pobrísima que es una vergüenza para este país,
que no es reflejo de lo que se está haciendo en el país.
Entonces,
estábamos observando el fenómeno de que la agricultura de La Habana se estaba
quedando más atrasada que la del resto del país.
Otro
factor es que la mayor parte de las tierras son de propiedad privada y,
lógicamente, siendo una ciudad grande, donde mucha gente tiene facilidad de
medios de transporte, la ciudad ha ejercido una influencia negativa sobre el campesinado
de las proximidades de La Habana, porque van los privados en automóviles,
carros de alquiler, y están constantemente comprando cosas allí; y al campesino
no le interesa producir mucho más, si vende un saco de arroz en 200 pesos,
porque aquí hay quienes ganan 5 000 y 6 000 pesos mensuales y pueden
pagar 200 pesos por un saco de arroz.
Eso
no solamente crea un vicio, sino que perjudica la producción. Ese campesino no tiene ningún interés en la
técnica. Otra cosa: se les entrega a los campesinos, por ejemplo,
fertilizantes para la caña y el campesino se pone a sembrar arroz, maíz para
sus gallinas, les echa el fertilizante de la caña, no le importa que haya un
central en las proximidades, y entonces vende en bolsa negra muchas veces los
pollos y todas esas cosas.
Entonces,
decidimos hacer un plan integral de esta provincia. Empezamos primero por la ciudad —nos
proponemos llenar de árboles todos los espacios vacíos que haya en ella, y más
o menos desde la calle 100 hacia adentro— creando un área que es ornamental, es
decir, para árboles ornamentales, a todo lo largo de la avenida de Rancho
Boyeros, en todas las avenidas, en todos esos espacios.
Terminada
el área ornamental de La Habana viene un área de frutales. Es nuestro propósito sembrar unas 1 000
caballerías en todo el perímetro que está desde Cojímar hasta la Carretera Central
por la Monumental, o Vía Blanca, o Circunvalación, tiene como tres nombres. Entonces de ahí por Cuatro Caminos hasta
Rancho Boyeros o Santiago de las Vegas; de Santiago de las Vegas se toma la
carretera que va desde la avenida de Rancho Boyeros, pasa por el Wajay y todos
esos lugares hasta la Central. Después
de la Central hacia Punta Brava y hacia el mar.
En esa área hay unas 1 500 caballerías de tierra.
En
muchos de esos lugares había gente que había ocupado las tierras ilegalmente, o
gente que fue y se metió; otras eran tierras estatales, otras las tenían
distintos organismos, y otras las tenían legalmente sus dueños. En toda esa zona había una gran pobreza. Hay también algunas áreas de pastos en esa
región, de ellas las que están bien organizadas se van a mantener, pero
quedarán unas 1 000 caballerías que se van a sembrar todas de frutales.
Eso
tiene por objeto crear una zona de condiciones climáticas mejores alrededor de
La Habana, una zona de árboles que tienen distintas utilidades. Primero, para mejorar toda la atmósfera de La
Habana, rodearla de un área de árboles; segundo, es mucho más bonito; tercero,
va a tener mucha más productividad; cuarto, va a permitir conservar el suelo
mucho mejor que hasta ahora. Hay algunos
lugares que están tan pobres que no se puede sembrar ni un árbol frutal, allí
habrá que sembrar madera. Quedarán unas
1 000 caballerías de los frutales varios:
mango, guanábana, lichtí, mamey, marañón, según el tipo de tierra; es
decir teniendo en cuenta el suelo e intercalando en todos esos frutales el
café.
En
el futuro, la provincia de La Habana se autoabastecerá de café. Hoy día el café se trae hasta de Gran Tierra
para el consumo de La Habana, porque igualmente todas las áreas frutales
de La Habana, fuera de esas zonas, se van a sembrar también de café. Los campesinos tienen, por ejemplo, la costumbre,
donde hay un aguacatal, de romper la tierra todos los años para sembrar maíz,
plátano, malanga, y lo que hacen es ir destruyendo las plantaciones.
Ya
tenemos disponibles varios millones de matas de café, y como el café resulta un
cultivo que les atrae, vamos a sembrar en todos los frutales café para preservar
todas las áreas.
Entonces,
inmediatamente después de esta área de frutales, donde se les construirá la
vivienda a todos los campesinos que viven y a todos los obreros que trabajan en
esa área, si nos encontramos un caso de un ilegal que quiere trabajar allí, le
hacemos la casa entonces con tal que se vuelva obrero de aquella tierra que no
le pertenece, que pertenece a las tierras nacionales, y también a todos los
obreros agrícolas que están dentro de esa área.
Además, les hacemos ese trabajo absolutamente gratis, no les cobramos un
centavo ni por la casa, ni por los muebles, ni por la siembra; lo único que queremos
es que la atiendan.
Si
nosotros logramos que esas tierras que no están produciendo nada produzcan
cinco veces, diez veces más de lo que estaban produciendo, se preserve la
tierra, se cree un área de salud alrededor de La Habana, los frutales no
tengamos que traerlos de Camagüey, ni de Guane, ni de Isla de Pinos, los
frutales de este tipo los tengamos aquí, entonces, es el gran negocio hacerles
todo eso, no cobrarles nada con tal que los atiendan, y esa es la política que
se está siguiendo con ellos.
Hay
algunos que son recalcitrantes; los dejamos.
Vamos a ver el efecto moral que hace toda esa región ya bien sembrada,
bien organizada. Hay un caso, por
ejemplo, la casa donde se escondió el asesino Betancourt; ellos tienen dos
caballerías allí y no quieren nada con el plan.
Nosotros hemos respetado la voluntad de todos esos señores. Cuando se termine el plan, ya veremos, porque
entonces empezaremos a discutir si alguien tiene derecho a hacer lo que le da
la gana con una tierra de la cual tiene que vivir todo el país (APLAUSOS).
La
inmensa mayoría de los campesinos tiene un entusiasmo extraordinario; en
realidad, aquello cambia de la noche a la mañana que no hay quien lo conozca,
porque los compañeros que están haciendo ese trabajo a veces hacen una casa en
una semana. Por la zona de Capdevila
hicieron las casas, hicieron las plantaciones, hicieron microrrepresas, lo
hicieron todo en varias semanas movilizando compañeros de aquí de La Habana.
Pensamos,
en el mes de septiembre del año que viene, tener absolutamente terminadas esas
1 000 caballerías con todas las casas construidas. Pero ya no estamos trabajando solo en las
zonas ornamentales y en el huerto frutero.
El huerto frutero comprende 500 metros más allá de la circunvalación,
después terminaremos el área de circunvalación, y en todas esas zonas fruteras
estamos trabajando con Planificación Física para hacer una serie de caminos por
todos esos sitios donde la población de La Habana tenga derecho a pasear, los
muchachos a montar bicicletas, y crear todas las condiciones para que en esas
1 000 caballerías haya un área de expansión para la población de La
Habana, con caminos y todas esas cosas bien organizadas.
Después
viene un área lechera. El área que va
después del círculo frutero es lechera, que empieza, por ejemplo, por el Valle
de la Victoria, como le pusieron los compañeros. Es una zona de terreno ondulado que está
entre Guanabacoa y Canasí, entre las alturas que están a la orilla de la costa
y las lomas que están cerca de Tapaste, donde está la Cueva del Cura, un área
de más de 1 000 caballerías. En
general los campesinos se dedican a la producción de leche. Allí se les están haciendo todos los establos
a las lecherías, creando condiciones higiénicas y sembrando pastos
artificiales, porque prácticamente ninguno tenía pastos, casi todos eran pastos
naturales. Se están fertilizando las
palmas reales, se han fertilizado unas 300 000 palmas reales en esa área
que será lechera hasta llegar al valle de la zona de Jaruco y de Aguacate, un
valle de tierra agrícola.
El
área lechera sigue por los alrededores de La Habana en zonas que efectivamente
no se pueden ligar, porque son zonas donde están los pozos que abastecen de
agua a La Habana —si no tenemos agua, entonces no mejora el pasto—, además, con
un porcentaje de un 15% a un 17% con regadío para buscar un equilibrio entre
los períodos de seca y períodos de lluvia.
La
característica de la tierra roja de La Habana es que es tierra de secano y una
tierra muy buena para la agricultura, pero a la vez La Habana está situada
dentro del país en una región de microclima.
Es decir que las lluvias de La Habana en esta provincia no responden al
estado general del tiempo.
Por
ejemplo, las provincias de Oriente, Camagüey y Las Villas responden al estado
general del tiempo en la región del Caribe.
Puede ocurrir que los vientos alisios que pasan por el norte de Africa
en algunos años crucen por esta región más cerca de nosotros o más lejos;
cuando cruzan más cerca de nosotros son años de sequía, porque esas regiones
del país dependen de las condiciones generales del tiempo, en cambio las de La
Habana dependen de una región de microclima.
Al
sur de La Habana, entre esta provincia e Isla de Pinos, parte de Pinar del Río
y la Ciénaga de Zapata, hay 20 000 kilómetros cuadrados de plataforma con
una profundidad de unos tres o cuatro metros; esa zona se calienta mucho en el
verano y como consecuencia produce una evaporación muy alta. Por eso, cuando las condiciones generales del
clima son malas no llueve en La Habana hasta julio, pero ya en el verano llueve
por la gran evaporación que hay al sur.
Estas
tierras son óptimas; con agua se pueden obtener grandes rendimientos, y depende
del cultivo que sea. El pasto se puede
mantener bien fertilizado con un 15% de regadío. Es decir, esas tierras que están alrededor de
La Habana, inmediatamente después del área frutera, en zonas de ondulaciones o
zonas donde no hay agua, nosotros pensamos llegar a tener unas 6 000
caballerías de pastos. Esas 6 000
caballerías de pastos pensamos que lleguen a albergar de 200 000 a 250 000
vacas. Las vacas en La Habana, por la
gran concentración de población que hay, serán las únicas que reciban alimento
concentrado también. De manera que se
supone que en una caballería debamos sacar unos 12 000 quintales de leche,
si se incluye el pasto que se produce aquí más el pienso que se le da al
ganado.
Si
usted tiene que trasladar 12 000 quintales de un producto es preferible
que ese producto esté cerca de la ciudad; en cambio la malanga ya está un poco
más lejos porque son 3 000 ó 4 000 quintales por caballería. Es preferible tener la leche más cerca, la
malanga más lejos. Y aquí coincide,
primero, la proximidad, el peso total de la leche que hay que transportar, la
circunstancia de que no hay agua en esa región.
Es decir que en esa región de ondulaciones y de mesetas, quedarán unas
6 000 caballerías para la leche.
Inmediatamente
detrás queda un valle que tiene una cuenca hidráulica magnífica y, además, tierras
muy buenas. Al norte hay una parte de
tierras de ese tipo que es la zona de Aguacate —en esa zona por ahí también hay
un valle—, esa forma parte del área agrícola.
Luego están los frutales, la leche, y en las tierras de regadío, las
viandas: plátano fruta y viandas de
todos los tipos. Además, la provincia tiene
varios centrales azucareros... (INTERRUPCION
EN LA GRABACION)
...Y cada uno
por tener una cultura superior a la cultura que tiene la gente que vive
allí. Ustedes se van a percatar mucho
más fácilmente de todo lo que está mal, de todo lo que no se está haciendo de
una manera técnica, de todo lo que esté mal organizado, todo lo que esté
descuidado, todo lo que sea irracional.
Van a descubrir algunas cosas allí, como les ocurre a los estudiantes de
letras cuando van a Baracoa que descubren el subdesarrollo y se
horrorizan. Dicen: "Miren qué problemas, falta esto, falta
lo otro, y los caminos están muy malos." Alguien me dijo un día —y creo que anda por
aquí cerca—: "Oigame, ¡y a pesar de
eso son revolucionarios!" Digo:
"¿Cómo que a pesar de eso son revolucionarios? Son revolucionarios porque a pesar de lo
horrible que está todo eso, la situación de esa gente era tan terrible que es
indescriptible."
Ahora
a las montañas se llevaron las escuelas, se llevaron los hospitales, se están
haciendo los caminos, y luego se irán haciendo las viviendas y muchas más
cosas; pero lógicamente este es un país pobre.
El vecino de La Habana cuando va al campo descubre el subdesarrollo;
pero no solo el subdesarrollo económico, descubre el subdesarrollo cultural,
descubre el subdesarrollo técnico, descubre el subdesarrollo administrativo, descubre
el subdesarrollo político. Todas esas
cosas las van a ir descubriendo ustedes en contacto con el campo. Y el trabajo de ustedes, mejor todavía, más
útil que el trabajo físico que realicen, es la influencia que por tener ustedes
una cultura muy superior a todos aquellos que viven allí y trabajan o administran
aquello, puedan ejercer sobre todos ellos.
Y
ustedes tienen que proponerse que todo lo que se pueda hacer relacionado con la
técnica, todo lo que se pueda mejorar de organización en esos lugares, se
logre. Es decir que nosotros esperamos
que ustedes ejerzan una influencia no solo en la producción, sino en la calidad
del trabajo, en las técnicas que se aplican, en la organización.
Eso
es como si fuera una región de ustedes, les hemos asignado una región, que es
la región de Ariguanabo, para que los estudiantes de las distintas facultades
universitarias desenvuelvan todo su trabajo en aquella región de Ariguanabo. Y creemos, sinceramente, que ustedes se deben
proponer una cosa: si La Habana va a ser
un jardín agrícola, que la parte que le corresponda a la universidad sea la
mejor de todas (APLAUSOS). Se va a poner
a prueba nuestra universidad, y se va a poner a prueba la capacidad creadora,
organizadora, desarrolladora de la Universidad de La Habana; se va a poner a
prueba, incluso, la cultura. Veremos si
la masa de miles de jóvenes, con un nivel de cultura como tienen los
estudiantes universitarios, puede o no influir decisivamente, puede o no lograr
que sea la mejor zona agrícola del país.
La
universidad tiene ingenieros agrónomos, estudiantes de ingeniería, tiene
estudiantes de economía, tiene estudiantes de sociología, tiene estudiantes de
historia, tiene estudiantes de periodismo (APLAUSOS). Vamos a ver si los estudiantes de periodismo,
y si los estudiantes de historia, de letras en general, son capaces de recoger
con la pluma todo lo que aquí se va a hacer con los músculos y con la
inteligencia. Vamos a ver si ustedes son
capaces de narrar todas sus impresiones desde que lleguen allí, desde el primer
día hasta dentro de dos años, cuando prácticamente eso va a estar plenamente,
porque no van solo los jóvenes, van las máquinas. Ahí están.
Están incorporando máquinas en todo este trabajo. Nosotros pensamos en el trabajo físico de
ustedes, pero pensamos, sobre todo, en el trabajo de la inteligencia de
ustedes, y ahí se va a poner a prueba una región.
Ese
es un tipo de trabajo que antes se hacía de una manera un poco festiva, que
íbamos a las 8:00 de la mañana, que levántate temprano, que el correcorre, que
hoy aquí, que mañana allá, el caos aquí, el desorden allí, la falta de taller
en el otro lado. No sé si el primer día
encuentren todo bien organizado, es posible que el primer día encuentren muchos
desajustes entre las fuerzas de ustedes, es posible que incluso el uso que le
den a su fuerza no sea el mejor; pero ya desde el primer día ustedes tienen que
empezar a observar, a analizar, no deben hacer juicios ligeros. Siempre deben preguntarse dos o tres veces cada
cosa, porque a veces las apariencias engañan, a veces uno puede tener una idea
errónea de algo; pero sin duda de ninguna clase, y posiblemente, se encuentren
con que no les están haciendo el trabajo más racional. Deben preguntar qué se está haciendo, por qué
se está haciendo, cómo se está haciendo; si aquello está mal, por qué se hace
este trabajo y no se hace aquel otro.
Entonces, desde el primer día ustedes tienen que ir anotando todo eso y
anotando las impresiones.
Hemos
hablado de estos temas en general de la agricultura para que tengan una idea
global. Sé que ustedes van a terminar interesándose
extraordinariamente por todo ese trabajo; sé que ustedes algún día se van a
parar delante de la maqueta y allí van a buscar el rinconcito donde
fertilizaron el plátano, sembraron el café, y lo van a ir viendo en la medida
en que se familiaricen con todo esto.
Sé
que un día se van a pasear por el parquecito donde va a estar la maqueta de La
Habana, y un día se van a interesar no solo por eso, se van a interesar por
todo el país; se van a interesar no solo por el trabajo de ustedes, sino por el
trabajo de todo el pueblo.
Realmente
es muy alentador para los que tenemos fe en la Revolución, para los que creemos
que la sociedad humana puede avanzar hacia etapas superiores, para los que
creemos de verdad en las posibilidades del hombre de vivir comunistamente, es
muy alentador ver cuál es la actitud de los estudiantes universitarios.
Este
es un buen índice de lo que ya es hoy nuestra universidad, de lo que ya es hoy
el estudiantado universitario, de cómo de manera unánime, con sus profesores,
profesores y estudiantes, habiendo desaparecido ya los problemas de edad, de
rango, de todas las cosas —porque yo estoy seguro de que los profesores están
tan contentos como lo están ustedes—, se
han entusiasmado con el trabajo.
Es
muy alentador, de veras, ver que la universidad responde de esta forma, y creo
que si podemos hacer esto, qué es lo que no podremos hacer. Por eso el lema de: "Siempre se puede más", siempre
será una verdad, ¡siempre será una verdad!
Estos ocho años de la Revolución nos lo han enseñado. Incluso, ya hacemos cosas en que decimos: "Eramos idiotas, por qué no se nos
ocurrió esto antes." Claro, hay que
mirar las cosas dialécticamente; el pensamiento evoluciona. Había cosas que no se nos podían ocurrir
antes; si se nos hubieran ocurrido antes, quizás se nos hubieran ocurrido
extemporáneamente, fuera de tiempo. Si
hace tal vez seis años se plantea esto, dentro de los estudiantes
universitarios no habría habido esta respuesta, no habría habido esta actitud. Pero de todas maneras cada día tenemos la
lección de que infinitos recursos humanos, infinitos recursos naturales,
infinitos recursos de la inteligencia están a nuestra disposición para
emplearse, para hacer una Revolución de verdad en toda la extensión de la palabra,
para convertir de verdad a nuestro país, a nuestro pueblo en un ejemplo; y no
solo tenemos ejemplos de heroísmo, no solo el valor para morir en los combates,
sino el valor y la inteligencia para crear también y para transformarlo todo.
En
materia de transformación de la naturaleza, no solo estamos pensando en
represar las primeras bahías, sino que ya tenemos unos cuantos lugares de roca
viva que los hemos convertido en lugares de magníficas tierras agrícolas. Al sur de Pinar del Río hay 5 000 caballerías
de roca, y allí ya hay una hectárea de un pueblo construido sobre las rocas,
por el sencillo procedimiento de transportar turba de la ciénaga esta de aquí, destruir
las rocas con explosivos, incorporarle 1 000 toneladas de materia orgánica
a la hectárea, y ya en este momento la hectárea debe estar sembrada.
Hay
muchas tierras en la provincia de La Habana que ustedes verán que tienen rocas,
pero llegará el día en que les hayamos sacado todas esas rocas y les hayamos
sacado todas esas piedras. En muchos de
esos terrenos hoy no se pueden emplear máquinas; pero hay piedras, por ejemplo,
ni con buldóceres se pueden apilar, tienen que cargarse con tres cabitos y transportarlas
con camiones de volteo. Y eso ya lo
estamos haciendo también.
Es
decir que podemos transformar la naturaleza de este lugar, lo creo
sinceramente. Y yo fui estudiante igual
que ustedes, veo con tristeza que esos tiempos van quedando cada vez más atrás
(RISAS); pero les digo que realmente me alegra mucho esa tristeza, pero en esa
época ... (INTERRUPCION EN LA GRABACION) ninguna
de esas cosas, y de veras, porque he vivido dos épocas: aquella y esta, aquella de estudiante y esta
en otras tareas; y si a mí me preguntaran qué quisiera ser, yo diría: "Varias cosas pudiera querer ser, entre
otras cosas, ser uno de ustedes; sería una de las cosas que me gustarían si
estuviera en mis manos. A lo mejor querría
estar en un círculo infantil (RISAS).
(LE
PIDEN QUE HABLE SOBRE ALGO.)
Otro
día, compañeros, porque he hablado hoy de cosas de agricultura y cosas de economía.
He soltado dos o tres tiñosas (RISAS). El problema es que se discuta el colonialismo,
la economía mercantil, todas esas teorías.
Nosotros
podemos también, por este terreno, seguir meditando y reunirnos con ustedes en
alguna otra ocasión (APLAUSOS PROLONGADOS).
Por
demás, cuando era estudiante de la universidad... Porque las ideas tienen una importancia muy
grande. No sé cuántas veces ustedes se
han preguntado cómo en la práctica se puede llegar a una distribución comunista
de los bienes que el hombre produce.
Sobre eso hay muchas teorías, sobre eso hay muchos escritos, sobre eso
hay muchos folletos y mucha bobería (RISAS).
Ahora, nosotros tenemos que escribir la nuestra. Esa teoría nuestra no la va a escribir un
científico, no la va a escribir una elite intelectual. Las elites intelectuales han pasado ya. La cultura dejará de ser cuestión de elite cuando
pertenezca a todo el pueblo (APLAUSOS PROLONGADOS).
Ustedes
podrán ser llamados durante un tiempo con ese calificativo de trabajadores
intelectuales. Mañana, a esta hora,
serán algo más que trabajadores intelectuales, algo más que trabajadores
manuales. Y algún día toda la sociedad
participará en el trabajo intelectual, toda la sociedad participará en el
trabajo manual.
Uno
se pregunta cómo puede ser que el trabajo intelectual no sea una especialidad;
pero cuando se ve en la práctica que un hombre que trabaje intelectualmente
puede hacer mucho, siempre hace menos que diez hombres, un técnico hace menos
que diez técnicos, y diez técnicos hacen menos que 1 000 técnicos; 1 000
inteligencias desarrolladas siempre harán menos que un millón de inteligencias
desarrolladas. Eso lo vemos cuando
llegamos a un lugar donde no hay técnicos.
Allí hay uno.
(INTERRUPCION
EN LA GRABACION)