DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE FIDEL CASTRO
RUZ, PRIMER SECRETARIO DEL COMITE CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA y PRIMER MINISTRO DEL GOBIERNO
REVOLUCIONARIO, EN LA VELADA CONMEMORATIVA DE LA DERROTA DEL IMPERIALISMO YANKI
EN PLAYA GIRON, EFECTUADA EN EL TEATRO “CHAPLIN”, EL 19 DE ABRIL DE 1967.
(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS
DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)
Familiares de los caídos en Girón;
Compañeros de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias:
Se cumple hoy un aniversario más de la
histórica batalla de Girón. ¿En qué
circunstancias conmemoramos este VI aniversario?
En 1961 el enemigo llevó a cabo, con la
invasión mercenaria de Girón, uno de los tantos capítulos de su programa para
destruir a la Revolución Cubana. No fue
ni el primero ni el último intento. No
había transcurrido mucho tiempo cuando de nuevo la política agresiva contra
nuestra patria dio lugar a la Crisis de Octubre. No ha cesado un solo día en estos ocho años
de Revolución. Contra nosotros ha
ensayado todas sus armas inútilmente.
Esos procedimientos han abarcado desde el sabotaje a nuestra economía,
el bloqueo económico, la organización de bandas contrarrevolucionarias,
desembarcos armados, planes de atentados y, en fin, cuantos recursos han tenido
a su alcance para vencer a nuestra Revolución.
Y hoy, al cabo de ocho años, los
problemas del imperialismo yanki no consisten solamente en cómo aplastar la
Revolución Cubana, sino ya cómo impedir que la Revolución en todo el continente
aplaste al imperialismo yanki (APLAUSOS).
¡Esta es la diferencia sustancial!
Nuestra Revolución se ha ido
consolidando, nuestra Revolución se ha ido haciendo más fuerte, en la misma
medida en que el imperialismo se ha ido haciendo más débil frente a los
movimientos revolucionarios. Y no solo
ha crecido la conciencia revolucionaria de nuestro pueblo, sino que ha crecido
parejamente la conciencia revolucionaria de los demás pueblos explotados de
América Latina. ¡No han transcurrido
vanamente estos años!
Este mes, estas últimas semanas se han caracterizado
por una serie de acontecimientos que demuestran esta verdad. Uno de los hechos importantes, sintomático de
esta situación, del fracaso de todas las conspiraciones imperialistas contra
nuestra Patria, del fracaso de todos los planes imperialistas para contener la
inevitable revolución en el continente, ha sido el resultado de la conferencia
de Punta del Este.
Son prácticamente unánimes los criterios
en el sentido de que la reunión de presidentes de Punta del Este constituyó un
rotundo fracaso para el imperialismo y sus cómplices. No es esta una afirmación gratuita de nuestra
parte; hemos traído algunos informes, algunas noticias, que demuestran esto,
empezando por las propias agencias imperialistas. Hay aquí un cable del 12 de abril, remitido
desde Punta del Este, de la AP. Dice así!
“El presidente Johnson
y sus consejeros ayudados por unos cuantos aliados, están luchando virilmente
para dar a la Conferencia Interamericana una apariencia de éxito, pero parece
que es una batalla que se pierde.
“Si el objetivo de esta conferencia de
presidentes que ha recibido tanta publicidad y es objeto de las medidas más
estrictas de seguridad, era una demostración de la unidad interamericana, esta
prueba ni siquiera se ha acercado a su marca.
Si el propósito era ofrecer una muestra de confianza, el objetivo se ha
perdido por un amplio margen.
“La conferencia de presidentes ha tenido
el efecto de subrayar las divisiones antes que la mutualidad de interés. La atmósfera aquí es de que
cada hombre lucha por sus intereses, de que cada región se concentra en sí
misma. Esto puede tener un efecto
desconcertante en cualquier concepto que los norteamericanos pudieran haber
tenido de que la América Latina podría ser tratada como una unidad.
“Existe una pervertida ironía sobre lo
que está ocurriendo aquí. Algunos de los
hombres reunidos representan a países de donde ha provenido el grito más
vociferante contra el ‘imperialismo’ y el ‘colonialismo’.
“Y, sin embargo, son estos mismos hombres
los que parecen argumentar con más tesón para que sus naciones sean colocadas
en la posición de excolonias. Desean trato preferencial de Estados Unidos
para sus exportaciones, tomando como modelo el sistema empleado por las que una
vez fueron potencias coloniales en Europa en las relaciones comerciales con sus
excolonias.
Pero desean algo más: préstamos
de Estados Unidos con el uso irrestricto de los dólares que reciben, de modo
que no tengan que gastarlos en Estados unidos, sin tener en cuenta los
exasperantes problemas que tiene Washington en su balanza de pagos.
“Estados Unidos quería que el preámbulo
mencionara la cuestión de la seguridad hemisférica, principalmente seguridad
contra las intenciones comunistas. Fue
apoyado por la Argentina y el Brasil, dos de las naciones más grandes y más
desarrolladas. Otras se han opuesto a la
mención de consideraciones políticas, por razones internas, y quieren limitar
el preámbulo a un sumario de las intenciones con respecto al futuro económico
del hemisferio. Ahora el preámbulo
tendrá diferentes voces.
“Que el presidente Johnson
desea que eso sea incluido lo sugiere el hecho de que ayer se entrevistó por
una hora y 20 minutos con el presidente Raúl Leoni,
de Venezuela, que fue mucho más tiempo que el dedicado a otros jefes de Estado
al iniciar sus conversaciones bilaterales, extraoficiales. Con el presidente Johnson
en la reunión estaba Walt W. Rostow, su asesor
en cuestiones de seguridad nacional.”
Otro cable de la AP, de abril 13: “Una decepción
general entre los jefes de Estado latinoamericanos dejó el discurso del
presidente Lyndon Johnson,
de Estados Unidos, de quien se esperaba una promesa de mayor ayuda en una forma
u otra para el desarrollo del hemisferio.
Ninguno de los presidentes que asisten a la reunión cumbre quiso
comentar inmediatamente el discurso formal del presidente Johnson. Ya estaban enterados por sus adelantos
informales el día anterior.”
Claro está que nadie quedó contento y
algunos de los presentes llegaron incluso a escenificar algún acto
discordante. Claro está que no se
reunían allí para discutir el caso del hermano país dominicano, ocupado todavía
por tropas yankis; no se reunían allí para protestar contra el bárbaro
genocidio que practican los imperialistas yankis en Viet Nam. Y si en un caso se mencionó a Viet Nam, lo
mencionó uno de los que más se atrevió a discrepar, aunque, por supuesto, nadie
puede hacerse ilusiones con ninguno de estos buenos burgueses cuando
discrepan.
Por ejemplo, el Presidente de Ecuador en
su discurso dijo allí algo que es revelador: textualmente se expresó así:
“Es impresionante que Estados Unidos de
América, al que nos hallamos unido por ideales afines, tradición y principios
inviolables, se preocupan tanto por la democracia en un pueblo noble pero
lejano país, como el Viet Nam...”
Son cosas de burgueses esto de decir que
Estados Unidos se preocupa por la democracia en Viet Nam. ¿Pero a qué extremos llegan estos señores que
cuando desean exponer alguna discrepancia son capaces de afirmar semejante
cosa, para después decir en esencia algo que les preocupa?
Continúa así: “...cuando en sus fronteras y en sus propias
puertas se agolpan y agitan pueblos donde la democracia tiembla al paso
insurgente de las guerrillas, donde la desnutrición arroja un índice alarmante
de muertes cada año, donde los programas de vialidad y de vivienda quedan
truncos y en los que, por fin, la miseria corroe no solamente el cuerpo sino el
alma y el cerebro de los pueblos”.
Y también, por supuesto, el alma y el
cerebro de estos que se dicen representantes de los pueblos.
Naturalmente que este señor Arosemena, respecto al cual las agencias informaron acerca
de su posición discrepante y que se negó a firmar en Punta del Este, se
consideró en el deber de decir después que, claro, que Johnson
era muy bueno, que Johnson no tenía la culpa y que
los malos son los del Senado de Estados Unidos que no le dan al “pobrecito” Johnson ayuda para que el pobre Johnson
pueda ayudar a los pueblos de América Latina.
¿Qué opinión, por ejemplo, emitió un
dirigente político colombiano que no es precisamente un dirigente guerrillero
ni es miembro de ninguna organización que pueda conceptuarse de marxista? Aquí hay un cable de Bogotá, abril 13.
Dice: “De ‘espectáculo para titulares de
periódicos’ —y esta es una agencia inglesa la que informa esto—, más que una
contribución positiva al mejoramiento de las condiciones de vida de los
habitantes del hemisferio, calificó hoy el senador Alfonso López Michelsen la conferencia de presidentes americanos de Punta
del Este.
“López Michelsen,
dirigente del Movimiento Revolucionario Liberal (MRL), facción disidente del
Partido Liberal gobernante y opositor al gobierno del presidente Carlos Lleras Restrepo, dijo que era escéptico en cuanto a los
resultados de la reunión cumbre, como deben estarlo desde los jefes de Estado
latinoamericanos hasta el ciudadano corriente.
“En declaraciones a la prensa, el
dirigente político agregó que debería realizarse un cotejo con el sistema de Fidel
Castro en Cuba y verificar qué países tienen mejores condiciones de vida: si los que gozan de la protección de Estados
Unidos o los que buscan su propio desarrollo con la cooperación socialista extracontinental.
“El dirigente revolucionario liberal dijo
que ‘ese es el balance que debería hacerse ahora: ¿Quién ha hecho más avances en materia de
salud, educación, techo y tierra’?
“Luego, y dando él mismo respuesta al
interrogante planteado, acotó:
“‘Con estadísticas y objetivamente
debería hacerse el cotejo entre los resultados de uno y otro experimento,
puesto que se concibió la Alianza para el Progreso como la respuesta a un
desafío del mundo socialista’.”
¿Qué dice la propia prensa
norteamericana? Según un cable de ANSA,
abril 3:
“El ‘New York Times’ afirma en un
editorial que en el marco de los temas inscriptos en la orden del día de Punta
del Este no parece haberse dado suficiente importancia a ‘uno de los objetivos
de la Alianza para el Progreso’ como fue concebida originalmente, es decir, en
las reformas sociales. El diario agrega
que la agenda prevé prevalentemente un amplio debate
sobre los problemas comerciales, financieros, de la producción y la integración
económica, pero coloca en segundo plano o quizá la de la cuestión central de la
justicia social, en la que se apoyó el presidente John
Kennedy cuando lanzó la Alianza en marzo de 1961. Según el diario, ‘el grande y vital ideal de
la justicia social parece haberse olvidado’.
“El problema del progreso social en la
América Latina viene también tratado por el comentarista político Walter Lippmann en un artículo sobre Punta del Este publicado en
el ‘Washington Post’, diario de la capital federal. Lippmann afirma que
en el terreno del progreso social hacia la prosperidad no se dieron pasos
notables en la América del Sur en comparación con las regiones industrializadas
como Estados Unidos y Europa. ‘No puede
sorprender que la persistente pobreza haya creado una situación
revolucionaria’. El éxito de la
conferencia ‘en el mejor de los casos’ no podrá dar vida a sustanciales cambios
a breve plazo. Y si no se obtienen
mejoras sustanciales, si la tasa de desarrollo es muy lenta, deberán esperarse,
según Lippmann, ‘desórdenes generalizados, porque los
hombres que desean las reformas radicales se enfrentarán a quienes pretendan
bloquearlas’.”
Aquí hay también otro cable de Londres,
que refleja la opinión de la prensa inglesa.
Dice:
“Las relaciones entre Estados Unidos y América Latina se subrayan como
un factor decisivo en la historia latinoamericana de los últimos tiempos.
“The Guardian” —un periódico inglés— “recuerda que fue durante
los años de Kennedy que se lanzó la famosa Alianza para el Progreso, y que los
presidentes sudamericanos efectuaron la primera conferencia cumbre.
“Desde entonces” —según el diario— “poco
se hizo respecto a los grandísimos problemas del continente. Lo prueba el hecho” —dice el diario— “de que
no se registró estabilidad de poder indispensable para el mejoramiento de cada
país.
“Los hombres democráticos que
sobresalieron en la época de la primera conferencia cumbre americana fueron
derrocados por golpes de Estado, y los únicos que quedaron en el poder son dos
dictadores: Duvalier y Stroessner.”
Cosas similares publica el “Times”, de
Londres. Y, por ejemplo, igualmente hace
la prensa de otros países. Aquí voy a
citar el caso del diario católico “La Croix”, sobre
la conferencia de Punta del Este, según la agencia ANSA:
“Sin duda alguna” —dice este diario— “Johnson habrá regresado a Washington más informado sobre
los problemas de Latinoamérica que en vísperas de la conferencia, pero no dio
la impresión de haber realmente aprendido su exacta naturaleza. La actitud y las propuestas del jefe del
Estado norteamericano indican, en efecto, que este no vio, o no quiso ver, que
las reivindicaciones de sus ‘partners’, relativas a cuestiones comerciales,
financieras o sociales, eran en realidad solo formas distintas de una
aspiración fundamental: la voluntad de
los países latinoamericanos de elegir los instrumentos y la forma de su
desarrollo.
“La verdad es que Johnson
estaba muy poco preparado, desde el punto de vista sicológico,
a enfrentarse a sus socios. Al viajar al
Uruguay, el presidente no pensaba tanto en los problemas económicos y sociales
de América Latina, serios por cierto, cuanto en los problemas que les plantean
a Estados Unidos sus responsabilidades internacionales.
“Los latinoamericanos se han dado
perfectamente cuenta de ello y lo han resentido. Algunos se lo han hecho entender, a veces con
cierta violencia, como lo demuestra la diatriba del Presidente
ecuatoriano.
“En Punta del Este, Johnson
buscaba un resultado que no ha logrado: un éxito de prestigio que le permita
corregir en la opinión internacional la imagen que ha dado de sí mismo Estados
Unidos en la guerra de Viet Nam.”
Por lo visto, todos los autores
burgueses, capitalistas, norteamericanos, latinoamericanos, europeos, están de
acuerdo en que la Conferencia fue un rotundo fracaso. Y no podía ser de otra forma, porque el
objetivo fundamental, o uno de los objetivos que esgrimieron los imperialistas
yankis para justificar esta conferencia era el propósito de crear un Mercado
Común Latinoamericano.
Solo los ingenuos, solo estos cándidos
representativos de la oligarquía, solo estos ciegos, que cumplieron los
mandatos de Estados Unidos cuantas veces les dio una orden de adoptar una
posición contra Cuba, como fueron las de romper las relaciones diplomáticas,
romper las relaciones comerciales, adoptar acuerdos, conspirar, guardar silencio
cómplice en estos ocho años de agresiones imperialistas contra nuestra Patria,
guardar silencio cómplice frente a los crímenes del imperialismo americano
contra un pueblo de América Latina, apañar, apoyar incluso esas agresiones
contra nuestro país; solo quienes tienen contraída semejante responsabilidad
con la historia por su ceguera, por su miopía, por su complicidad, se pudieron
hacer ilusiones acerca de que algún día Estados Unidos se interesaría por el
progreso de América Latina, sin ver, sin comprender los irreconciliables
intereses y los antagónicos intereses que existen entre el imperialismo yanki y
los pueblos de América Latina.
Los imperialistas no han estado ni
siquiera en el plano de hacer pequeñas concesiones a esas oligarquías, a esas subdesarrolladas
burguesías que creyeron que el lobo imperialista se convertiría en dócil
cordero. Y ahora, naturalmente, se
decepcionan; ahora están recogiendo los frutos.
Antes a todo decían que sí, sobre todo a
todas las fechorías imperialistas contra Cuba.
Y así vendieron su alma al diablo imperialista, y el diablo imperialista
no quiere ni siquiera pagarles el precio de sus almas. Y esto era lo que ofrecían, esto era lo que
ofrecían cuando condenaban a Cuba; esto era lo que ofrecían cuando reclamaban
los rompimientos de relaciones con Cuba.
¿Y qué han logrado? ¿Qué ha ocurrido? Que cada día el pesimismo y la desesperanza
se apoderan más y más de aquellos que vendieron su alma al imperialismo, y cada
día ven con más temor y preocupación a la realidad. La realidad que es el resultado de los
intereses irrenunciables por el imperialismo yanki, que se sintetizan en unas
cuantas frases muy en boga en los discursos y en las declamaciones de estos
señores: que si la América Latina tiene
que venderles a los imperialistas cada vez más baratas las materias primas; que
si la América Latina tiene que pagar cada vez un precio más alto por los
productos manufacturados que importa; que si los créditos que le da el
imperialismo son onerosos, que si no alcanzan y que, además, hay que gastarlos
en los propios Estados Unidos; que si las tarifas arancelarias proteccionistas
afectan la economía de los países latinoamericanos; que si los dumping. Y esto aparte de que estos señores por nada del
mundo se atreverían a mencionar una de las razones de esa miseria, una de las
causas de esa sangría, y que no es solo el problema de las materias primas
baratas, el problema de las mercancías caras, el problema de los préstamos
onerosos, sino la succión anualmente de miles de millones de las economías de
los pueblos de América Latina por conceptos de ganancias, dividendos e
intereses de capitales norteamericanos invertidos en esos países.
Pero, por supuesto, quién en una de esas
reuniones va a hablar de la sacrosanta propiedad capitalista sobre las minas,
sobre los recursos naturales. ¡Cómo concebir que un señor como Leoni
se pare allí para hablar de cómo Estados Unidos está agotando aceleradamente
los recursos naturales de Venezuela, cómo es dueño del petróleo de ese país. Esa que es la cuestión fundamental, ni
mencionarla siquiera; todo lo más que el señor Leoni
se atreve a hablar allí es acerca de que si hay algunos problemas con el
petróleo venezolano en Estados Unidos, que si la tasa de azufre es alta, y
cuestiones que no tienen nada que ver con la esencia de la cuestión y de los
problemas de América Latina. Sin hablar,
por supuesto, de la directa explotación de los recursos naturales y de los
trabajadores latinoamericanos por el capital monopolista de Estados
Unidos. Esas otras cuestiones que se
mencionan acerca de los precios caros para los artículos que ellos importan
—los latinoamericanos—, el precio cada vez más barato de las materias
primas.
¡Cómo pensar que el lobo se volvería
cordero! ¡Cómo pensar que el despiadado
explotador imperialista se convertiría en generoso amigo de los pueblos de
América Latina! ¡Cómo pensar que los
feroces magnates monopolistas, en nombre de los cuales se gobierna en Estados
Unidos, iban a estar en disposición de hacer la menor concesión o el menor
sacrificio en beneficio de estos mismos socios!
El imperialismo es demasiado voraz para
hacer sacrificios de ninguna índole, ni siquiera para pagar a sus
cómplices.
¿Y cuál es la situación de estos
pueblos? ¿Cuál es la situación de la
economía de América Latina?
Aquí están, por ejemplo, algunos datos
del estudio económico de América Latina presentado este año, el 29 de marzo,
por la Comisión Económica Para América Latina de la Organización de Naciones
Unidas; entre esos datos están algunos que son reveladores.
Por ejemplo, “el producto bruto interno
de América Latina, considerado en su conjunto, aumentó en 1966 en solo 3%, tasa
que prácticamente iguala a la del crecimiento demográfico y significa, por lo
tanto, que el per cápita se ha mantenido estacionario.
“Desde 1950 hasta 1964, la producción
agropecuaria por habitante de la América Latina, excluida Cuba, ha bajado casi
un 24%. Entre 1960 y 1964, la producción
agrícola per cápita, en lugar de crecer, ha continuado descendiendo.”
Según la CEPAL, “el aspecto más dramático
es el de la miseria e ignorancia en que viven no menos de 70 millones de
habitantes de la población rural de América Latina.
“En algunas partes de América Latina”
—dice— “los niveles de vida pueden compararse con los que se registran en las
zonas más pobres del mundo. A pesar de
haber crecido las exportaciones de América Latina, la disponibilidad de divisas
en esos países no aumenta, porque el peso de la deuda externa y la utilidad de
las inversiones extranjeras sustraen lo que entra por el incremento comercial.”
Dice la CEPAL que “en la situación
adversa de América Latina está gravitando la insuficiente expansión de los
ingresos de exportación, las pérdidas de capacidad de compra por el deterioro
de la relación de precios, la pesada carga de los servicios, del endeudamiento
acumulado, y la inflexibilidad de que adolecen los mecanismos de financiamiento
externo”.
En otra parte dice: “Los planes de reforma agraria marchan
muy lentamente” —lo que equivale a decir que no marchan en absoluto— “y el
estancamiento relativo de la producción agropecuaria continúa frenando el ritmo
de crecimiento, promoviendo la inflación y agravando el desequilibrio de los
balances de pagos.
“También durante 1966 se produjo el debilitamiento
del ritmo de expansión de la industria manufacturera, lo que constituye otro
signo de preocupación.
“Las pérdidas del poder de compra que
experimentaron los países latinoamericanos por el efecto del deterioro de la
relación de intercambio con el exterior desde mediados de la década de 1950,
fueron de tal cuantía, que llegaron a igualar el total del financiamiento neto
externo de que hizo uso la región en su conjunto.
“Si se deduce de los movimientos netos de
capital —es decir, los préstamos e inversiones que recibe América Latina— los
intereses, las utilidades y otras ganancias de esos préstamos e inversiones, lo
que recibió América Latina en el período de 1961 a 1965 fue un promedio de solo
430 millones de dólares. Esa evolución
anual sigue también un curso declinante; a tal extremo, que ese saldo neto
tendió a anularse en 1965.
“En el año 1966 la América Latina pagó
por concepto directo de utilidades de las inversiones extranjeras, intereses,
etcétera, la cantidad de 2 140 millones de dólares.”
Esa es la realidad de la situación
económica de la América Latina . Y esto dicho nadie vaya a imaginarse que por
organizaciones revolucionarias; dicho por comisiones de estudio de las propias
Naciones Unidas; dicho por los propios gobernantes, en algunos casos, de
América Latina —como la confesión esa que hizo en Punta del Este el Presidente
de Ecuador.
Esto es lo que los imperialistas ofrecen
a este continente: ¡Esta espantosa
realidad donde no menos de setenta millones de habitantes viven en la peor y
más dramática miseria e ignorancia!
Crece la población de América Latina, mas
no crece la economía, crece la población, mas no crece la producción de
alimentos. Y el imperialismo se ve
obligado a ser cada vez más explotador, se ve obligado a ser cada vez más
voraz, porque como consecuencia de su política de guerra, de agresión, de
represión del movimiento revolucionario, la situación económica, es decir, las
reservas de oro de Estados Unidos son cada vez menos, y la balanza comercial es
desfavorable. Resultado de sus
aventuras, resultado de su política, resultado —entre otras cosas— de su
criminal guerra en Viet Nam, se ve obligado a sustraer cada vez más y más
recursos de América Latina, y cada vez más incapacitado de dar la menor ayuda a
la economía de esos países.
¿Cuál es el resultado inevitable, y qué
significa que en todo un continente de 230 millones de habitantes crezca más la
población que la producción de alimentos?
¿Cuál puede ser la única salida?
¿Cuál tendrá que ser la inevitable salida? ¿Cuál puede ser la impostergable salida de
una situación ya de por sí miserable y de hambre, que conduce cada año que pasa
a más miseria y más hambre? ¿Cuál puede
ser el resultado de esa situación? ¿Cuál
puede ser la única salida de esa situación, sino la revolución? y ese es el
fantasma. Más que el fantasma, la
realidad que atemoriza a los miopes, a los ciegos, a los que creyeron que esa
situación de miseria y de hambre podría resolverse en cooperación con los
imperialistas, explotadores y responsables principales de esa situación de
miseria.
Estos son los hechos que no pueden
ocultarse, y que conducirán a la única solución, que es la revolución. Y la revolución es el resultado de una
necesidad histórica, no el resultado de los caprichos o de la voluntad de
nadie. Nadie podrá imponer esa
revolución, como nadie podrá ser capaz de evitarla, porque esa revolución es
resultado de la necesidad vital y el único camino de los pueblos de América
Latina.
Y eso es lo que nuestra Revolución ha
venido planteando desde el primer día, es lo que nuestra Revolución ha venido
planteando en la Primera Declaración de La Habana, en la Segunda Declaración de
La Habana, y en cada uno de los pronunciamientos durante estos años. Y hemos dicho, hemos creído firmemente, y
hemos defendido apasionadamente que esa revolución, en las condiciones de
América Latina, no podía ser otra que el resultado de la lucha armada de los
pueblos (APLAUSOS PROLONGADOS).
¿Son acaso los pueblos los que escogen
voluntariamente ese camino? ¿Son acaso
los pueblos los que tienen la alternativa de optar por uno o por otro
camino? ¡No! Es el propio imperialismo, es la dictadura
sangrienta de los oligarcas y los explotadores, que no abandonan, y que no
abandonarán por las buenas los privilegios, que no entregarán mansamente a los
explotados el destino de la sociedad.
Pero, además, los explotadores dominan no solo los recursos de la
economía, dominan todos los medios de fuerza, dominan los institutos armados,
dominan todos los medios de divulgación del pensamiento, monopolizan la
televisión, la radio, las imprentas, la inmensa mayoría de los periódicos, las
instituciones, la mayor parte de las instituciones docentes, de las
instituciones culturales. Y las
organizaciones revolucionarias se encuentran desarmadas. ¿Qué clase de posibilidad pueden tener? ¿Con qué clase de arma pueden contar para
tratar de llegar al poder revolucionario por los medios pacíficos, si ni
siquiera las armas que supuestamente se usan en esa contienda están jamás al
alcance de los revolucionarios?
No es solo un problema de represión. Las clases oligárquicas, las clases
explotadoras, crean las condiciones para impedir el acceso al poder de los
revolucionarios y de los explotados. Y
la historia nos ha enseñado hasta hoy un solo camino, la historia nuestra de
hoy y de ayer y de siempre, la historia de los pueblos que han hecho sus
revoluciones, que no es doblando la cerviz, que no es poniendo el cuello para
que le coloquen un yugo, como los pueblos han alcanzado ningún progreso,
ninguna libertad. Y los pueblos se han
visto obligados a luchar, y han tenido que luchar (APLAUSOS). Han tenido que luchar no porque les guste
derramar la sangre, no porque les gusten las guerras, sino porque les imponen
la alternativa de la esclavitud o el sacrificio, les imponen el precio de tener
que conquistar con su sangre y con su sacrificio su libertad, su justicia.
Y esa alternativa es la alternativa que
históricamente los explotadores han dejado a los explotados, los opresores a
los oprimidos, los esclavistas a los esclavos; la explotación, la opresión, la
esclavitud o el sacrificio. No son los
pueblos, señores, los que escogen el camino; los pueblos solo siguen los
caminos que les imponen sus opresores y sus explotadores.
Y para nosotros es claro, y lo hemos
defendido con convicción, con tesón, con pasión incluso, de que nuestros
pueblos, desdichadamente, no tienen otro camino para su liberación que el
camino de la lucha.
Y los hechos nos dan cada vez más la
razón, los hechos lo están demostrando.
La conciencia de esta verdad crece en este continente, la conciencia de
esta verdad se hace cada día más palpable.
Los pueblos comienzan a ser temibles cuando empiezan a encontrar sus
verdades, cuando empiezan a descubrir sus verdades.
También nosotros éramos inofensivos
vasallos, indefensos oprimidos. Eso era
nuestro pueblo hasta que comenzó a descubrir su verdad, hasta que comenzó a
descubrir su camino. Hoy resulta casi
inexplicable para todos nosotros cómo era posible que toda aquella barbarie,
toda aquella injusticia, toda aquella despiadada explotación se hubiera podido
sostener durante tanto tiempo; cómo era posible que todo aquel orden social
hubiera podido existir defendido por un ejército mercenario, defendido por
escuadritas de soldados dispersos por todos los centrales azucareros, defendido
por parejas de guardias rurales. Cómo
era posible aquello, sino mientras todo el pueblo creía en aquel mito, de que
aquella fuerza era insuperable, de que aquella fuerza era invencible. El mito, la mentira, era el sostén de aquel
sistema mucho más, ¡mucho más!, de lo que lo era la fuerza real que lo
defendía.
Y si a nuestros compañeros más viejos —no
digo en edad, digo más viejos en la guerrilla—, si nuestros compañeros que
participaron en aquella lucha, si pudiera darse la hipótesis, si pudieran
imaginarse una situación en la cual, con lo que saben hoy, con lo que
comprenden hoy, con lo que conocen hoy, los pusieran con todo eso que conocen
aunque fuera sin una sola bala, sin un solo fusil, en el 11 de marzo de 1952,
después de aquel golpe de Estado, y colocados en esa situación, que solo puede
ser absolutamente imaginaria, les preguntaran:
¿Cuánto tiempo crees tú que dura esa situación? Y nadie discutiría que no transcurrirían
siete años de opresión y de sangre, y muy pocos dudarían —prácticamente ninguno
dudaría— que con lo que saben hoy el día 12, si es que no el día 11, y si es
que no el propio día 10, empezaba la lucha armada revolucionaria en nuestro
país (APLAUSOS). Y que bastaba,
¡bastaba! con que se le quitaran los fusiles a una pareja de aquellos guardias
rurales para empezar la lucha revolucionaria; ¡una pareja!... De una pedrada, de un pescozón anularían a
uno de aquellos esbirritos. Y sé, tengo
la convicción, que con lo que se ha aprendido, con lo que se sabe y se
comprende hoy, la lucha habría empezado al otro día.
Pero eso lo sabemos hoy. Sin embargo, cuánto tardamos en llegar a
conocerlo, cuánto tardamos en llegar a comprenderlo como una verdad; claro está
que eso visto desde el punto de vista revolucionario. Cuando el mito de la invencibilidad de aquel
ejército, cuando la mentira fue destruida, entonces los contrarrevolucionarios
volvieron a caer en otro mito, volvieron a caer en otra mentira. Fueron incapaces de distinguir entre el poder
de la explotación y de la injusticia, y el poder de la revolución. Y llegaron a creer que podría ser tan fácil
destruir una revolución, cuanto había sido posible destruir la explotación y la
opresión.
Y entonces costó tiempo, costó años
llegar a establecer la otra verdad. Y es
que así como es posible destruir un sistema de explotación y de injusticia, es
absolutamente imposible por ningún medio, destruir una revolución (APLAUSOS).
Y los imperialistas, la CIA, aprendió
eso muy bien. Aprendió que contra una
revolución de nada valen los trucos, las bandas de mercenarios; que contra una
revolución la guerrilla no puede absolutamente nada. Y es que la revolución se defiende con el
pueblo, la revolución se defiende con los obreros y los campesinos
armados. Por eso los imperialistas viven
traumatizados, ¡fantasmas por todas partes!
¿Cómo es posible que ellos, con armas muy
modernas y muchos recursos y muchos equipos, con la absoluta impunidad con que
han podido llevar a cabo sus fechorías en el mundo no pueden promover un
movimiento contrarrevolucionario?, y cómo, sin embargo, por todas partes surgen
movimientos revolucionarios y ellos no pueden aplastarlos (APLAUSOS).
Así surgió el movimiento revolucionario
en Viet Nam del Sur (APLAUSOS). Para
aplastarlo organizaron un inmenso, gigantesco; ejército mercenario, ejército
títere, con armas modernas y equipos de todos tipos, para aplastar el
movimiento revolucionario de los campesinos y obreros de Viet Nam, aplastar las
guerrillas. Pero más crecía en número el
ejército contrarrevolucionario y más crecía en fuerza y en poder la
guerrilla. Llegaron a tener un ejército
de 400 000 hombres, y no fue suficiente; comenzaron a enviar tropas especiales,
algunos cientos primero, algunos miles después, y no fue suficiente; comenzaron
a enviar decenas de miles luego, y tampoco fue suficiente; comenzaron a enviar
cientos de miles de soldados yankis, y tampoco ha sido suficiente; han llevado
allí tropas mercenarias de media docena de naciones, y no ha sido suficiente;
han empleado la aviación táctica, han empleado la aviación estratégica, contra
el sur y contra el norte, y, sin embargo, ¿qué han logrado? Pasan ya de dos años cuando comenzaron sus
bombardeos masivos, ¿y qué han logrado?
Y esa es una lección que los
imperialistas, quieran que no, tendrán que
aprender.
Otras veces lo hemos dicho, y tendremos
que decirlo muchas veces, que el pueblo de Viet Nam le ha dado al mundo, a los
revolucionarios, pero también a los imperialistas, una suprema lección, una
lección que no podrán ignorar.
Los imperialistas han visto que su
poderío tiene límites; han visto que, no obstante sus recursos industriales y
militares, han sido incapaces de aplastar el movimiento revolucionario de un país
muchas veces más pequeño que Estados Unidos.
Ni con los soldados mercenarios, ni con la complicidad de ejércitos
mercenarios de varios países, ni con sus propias tropas, ni con sus propios
medios navales y aéreos han podido aplastar la revolución; han causado, sí,
mucho dolor, mucho sacrificio y mucha sangre, pero están lejos y cada vez más
lejos de derrotar el movimiento revolucionario en Viet Nam.
La propia situación de los agresores
imperialistas es cada vez peor; las consecuencias de política interna, las
consecuencias morales, las consecuencias económicas, son cada vez más difíciles
de ignorar. La propia resistencia del
pueblo norteamericano que, días atrás, llevó a cabo una de las más gigantescas
manifestaciones multitudinarias que se hayan realizado jamás en Estados Unidos,
precisamente contra la brutal y criminal guerra que llevan a cabo los
imperialistas en Viet Nam (APLAUSOS).
Y en el propio seno del pueblo
norteamericano está surgiendo un aliado más, por cierto muy estimable, en el
seno del propio pueblo de Estados Unidos, y es realmente interesante desde el
punto de vista histórico, desde el punto de vista del curso que siguen los
acontecimientos en los tiempos contemporáneos, que allí —en pleno corazón de
Nueva York— cientos de miles de ciudadanos se hayan agrupado bajo esa consigna;
allí estaban en número considerable los representantes del movimiento de
derechos contra la discriminación racial en Estados Unidos, exhibiendo carteles
en los que se decía que aquella guerra que los imperialistas realizan contra el
pueblo de Viet Nam está inspirada en los mismos sentimientos en virtud de los
cuales se oprime al negro en Estados Unidos (APLAUSOS).
Es decir, los explotados, los
discriminados de Estados Unidos, han comprendido que su propia causa tiene un
aliado en aquellos que luchan y mueren, por su patria, en Viet Nam.
Y es realmente impresionante ver que
cientos de miles de norteamericanos desfilaran por Nueva York y que, entre
otros retratos, llevaran con ellos retratos de Ho Chi Minh (APLAUSOS). Y algo aún más ilustrativo: que junto a los retratos como el de Ho
Chi Minh y de algunos mártires de la causa por los derechos cívicos, los cables
trajeran la noticia de que aparecían también retratos del Che Guevara (APLAUSOS
PROLONGADOS).
Esto nos está enseñando a los
revolucionarios que en los explotados de Estados Unidos, en los discriminados
por aquel sistema, entre los explotados, entre los pobres de Estados Unidos,
entre los estudiantes de Estados Unidos, y aun entre los sectores progresistas,
entre los intelectuales norteamericanos —que los hay muchos capaces de
comprender en toda su magnitud la brutalidad de la política imperialista—,
entre los sectores progresistas de Estados Unidos, y en el propio pueblo de
Estados Unidos —cuya conciencia se irá despertando más y más— el movimiento
revolucionario del mundo, y muy especialmente el movimiento revolucionario de
América Latina, tendrá —más tarde o más temprano— un formidable aliado.
Los intereses del imperialismo, los
intereses de las reducidas minorías de monopolistas que gobiernan a Estados
Unidos, pretenden hacerle creer al pueblo norteamericano que la revolución
liberadora de los pueblos va contra sus intereses, pero el pueblo
norteamericano comprenderá cada vez mejor y más claramente quiénes son los que
realmente van contra sus intereses, quiénes son los que comprometen los
intereses más vitales del pueblo norteamericano: si los revolucionarios de los movimientos de
liberación o los imperialistas que gastan casi 100 000 millones de pesos en las
aventuras guerreristas, que gastan cada vez más, porque los presupuestos de
guerra de Estados Unidos ya pasaban de
50 000 millones años atrás, y con la guerra de Viet Nam y el
escalamiento se han incrementado considerablemente en los últimos años.
¿Quién paga esos gastos? ¿Quién paga esas aventuras? ¿De dónde sale? Sale, sí, una parte del trabajo de los
pueblos explotados por los monopolistas, pero sale también una gran parte del
sudor de los trabajadores norteamericanos.
Y no solo eso, los imperialistas no solo
gastan el fruto del trabajo del pueblo norteamericano en aventuras guerreras,
en crímenes brutales, no solo se apoderan de una gran parte de los frutos del
trabajo del pueblo norteamericano para acrecentar sus capitales monopolistas,
sino también en llevar a cabo guerras sangrientas defendiendo los intereses de
esos monopolios. Y no solo gastan el
dinero del pueblo americano, sino que gastan también la sangre del pueblo
norteamericano y amenazan con derramar cada día más y más sangre.
Esa conciencia universal revolucionaria,
antimperialista, crece fuera de Estados Unidos y dentro de Estados Unidos.
Claro está que esa lección no la ha
aprendido el pueblo norteamericano como consecuencia de discursos ni de
panfletos. ¡No! Esa lección ha costado cara, ha costado cara
a los pueblos; esa lección ha costado mucha sangre del pueblo vietnamita; esa
lección ha costado sangre dominicana; y esa lección, dolorosamente, costará
todavía mucha sangre de esos pueblos y de otros pueblos.
Es decir, que los pueblos del mundo han
tenido que pagar su precio a la barbarie imperialista para que el propio pueblo
de Estados Unidos vaya abriendo los ojos.
Y el pueblo norteamericano abrirá los ojos, y los abrirá cada vez más,
en la medida que la lucha revolucionaria de los pueblos crezca, y en la medida
en que los imperialistas se vean cada vez más impotentes y cada vez más
golpeados por el movimiento revolucionario no solo en Viet Nam, sino —como dice
el Che— en dos, en tres, en cuatro, en cinco —y puntos suspensivos— Viet Nam
(APLAUSOS).
La prensa imperialista ha querido
tergiversar el sentido de algunas de las ideas contenidas en el formidable
mensaje dirigido por el Che a los pueblos del mundo, haciendo creer que en ese
mensaje se plantea la destrucción de Estados Unidos. Y nada más falso. De una manera muy clara expresa su idea de
que la estrategia revolucionaria es la destrucción no de Estados Unidos, mucho
menos del pueblo de Estados Unidos, sino la destrucción del dominio
imperialista de Estados Unidos de Norteamérica.
No confundir, señores imperialistas, al
pueblo de Estados Unidos, a la nación norteamericana, que no está integrada
solo por imperialistas, con los imperialistas.
Y lo que en el mensaje del comandante Ernesto Guevara se puede apreciar
con toda claridad es el planteamiento de que la estrategia se dirige a la
destrucción del dominio imperialista.
Esto quiere decir que, destruido el
dominio imperialista, el imperialismo como sistema desaparecerá; y, sobre todo,
destruido el dominio imperialista en América Latina el imperialismo como
sistema desaparecerá. Esto quiere decir
que la liberación de América Latina significará un paso decisivo en la
liberación del mundo de su peor enemigo: el imperialismo norteamericano.
Y es un hecho claro, evidente, que no
solo crece la conciencia revolucionaria en América Latina, sino que con la
conciencia se desarrollan los hechos, y con el
desarrollo de los hechos se desarrolla la conciencia. Ya no son uno, ni dos, ni tres, ya son cuatro
los movimientos guerrilleros que se desarrollan con creciente fuerza; ya son
cuatro los movimientos guerrilleros donde se ve con claridad que las
oligarquías son incapaces de aplastarlos:
el movimiento guerrillero guatemalteco en Centroamérica (APLAUSOS), los
movimientos guerrilleros de Colombia y de Venezuela (APLAUSOS), y el movimiento
guerrillero de Bolivia (APLAUSOS), todos ellos se desarrollan, al principio más
lentamente, cada vez más enérgicamente, más rápidamente.
El movimiento revolucionario en este
continente, los combatientes revolucionarios han ido adquiriendo experiencia,
los pueblos han ido descubriendo su verdad.
Los reveses que hicieron creer a los
pusilánimes, que hicieron creer a los blandos de espíritu, que hicieron creer a
los seudorrevolucionarios que la revolución era un
fracaso, que la lucha armada carecía de sentido, tienen que ir cada vez más
descubriendo la realidad.
Ningún golpe, ningún revés mató la fe,
mató la tenacidad, mató la firmeza de los verdaderos revolucionarios, ni podrá
lograrlo jamás, en ningún país. En
algunos casos tendrán un desarrollo más rápido, en otros tendrán un desarrollo
más acelerado.
Es notable ver, por ejemplo, cómo ya en
Colombia se libran acciones importantes, cómo los revolucionarios atacan
convoyes militares en importantes vías ferroviarias, toman pueblos, o sostienen
en las montañas enconados combates que duran horas enteras, combates
victoriosos donde las fuerzas represivas tienen numerosas bajas. Se puede apreciar la fuerza del movimiento
guerrillero en Colombia indistintamente, en las distintas regiones del
país.
Con relación a Venezuela, recientemente
el señor Leoni fue el hazmerreír de la conferencia de
Punta del Este cuando dijo que las guerrillas en Venezuela eran prácticamente
un invento de la prensa, y que tales guerrillas no existían.
¿Cuántas veces han dicho ya que las
habían aniquilado? Y es lo cierto que, a
pesar de la férrea censura, se conoce que el movimiento guerrillero crece en
Venezuela, y que ya hay constituidos algunos destacamentos fuertemente armados,
que realmente inspiran miedo al régimen, que inspiran miedo a sus
soldados. Y por mucho que pretendan
ocultarlo, no pueden negar que no solo en la zona de Falcón, sino hasta en el
propio Estado de Lara, se han extendido hasta allí, victoriosamente, las
columnas guerrilleras que dirige Douglas Bravo
(APLAUSOS), y que en El Bachiller se mantienen firmes, pese a las ofensivas del
Ejército venezolano, las fuerzas guerrilleras que dirige Américo Martín
(APLAUSOS).
Recientemente leíamos en los cables que
el ejército había instalado artillería frente a las montañas de El Bachiller y
había llevado a cabo un intenso bombardeo artillero contra las montañas.
Aquí presentes se encuentran bastantes
viejos guerrilleros, y no solo viejos guerrilleros, sino quienes también
aprendieron el arte de la guerra persiguiendo bandas de
contrarrevolucionarios. Y todo el que
haya tenido alguna experiencia guerrillera sabe que no puede concebirse nada
más ridículo en el mundo que poner una batería de cañones a disparar contra las
montañas. Si es ridículo disparar desde
los aviones, si ya pueden tirar a veces cientos y miles de bombas, y no le cae
ni siquiera una bomba cerca a un guerrillero, ¿qué será, señores, frente a
guerrillas móviles el empleo de la artillería?
Y cuando uno lee semejantes noticias se
pregunta: ¿A
quién le estarán tomando el pelo? ¿Le
estarán tomando el pelo a Leoni? ¿O los “boinas verdes” asesores le estarán
tomando el pelo al ejército? ¿O se
estarán tomando el pelo todos unos a otros?
¿O le estarán tomando el pelo al pueblo?
¡Pero a quién demonios le van a hacer creer que esa ridiculez no es un
acto de desesperación, una cosa absurda, una estupidez increíble!
Eso es señal de impotencia, de
incapacidad para aplastar el movimiento guerrillero.
Y en Bolivia, según las noticias que se
deducen por los cables, el movimiento guerrillero surge con fuerza y
combatividad. Y según hemos podido leer,
en pocas semanas les han ocasionado en combates fulminantes más de 40 bajas entre
muertos, heridos y prisioneros, a las tropas represivas del régimen, a pesar de
que están empleando contra los guerrilleros tropas especialmente
entrenadas.
Y es que esas tropas especialmente
entrenadas sirven para reprimir al pueblo en las calles, para asesinar obreros
a mansalva, para atacar a los mineros en las minas; pero cuando tienen que
enfrentarse con los guerrilleros en las montañas son perfectamente inútiles,
perfectamente incapaces, y están llamados —como los mercenarios en Viet Nam— a
morir como chinches (APLAUSOS).
“Boinas verdes” en número creciente son
empleados en Guatemala, en Colombia y en Venezuela, y últimamente —según
noticias llegadas de Bolivia—, los imperialistas han enviado ya a ese país
aproximadamente 1 000 “boinas verdes”.
Viajeros de las líneas aéreas entre
Panamá y Bolivia dan cuenta de viajes en que hasta 50 turistas yankis —unos
turistas muy raros que llevan jefes, que los reciben en los distintos
aeropuertos sus compinches— llegan y llenan los hoteles, y que en el Ministerio
del Interior y Ministerio de Defensa y en los cuerpos represivos y en el Estado
Mayor y en todas partes, con bastante poco disimulo, están presentes los
miembros de las tropas especiales del Ejército de Estados Unidos.
Claro está que los imperialistas tratan
de ocultar la magnitud de su intervención en Bolivia. Hablaron de aviones que llegaron con armas y
de instructores que llegaron allí en virtud de acuerdos que existían antes de
que surgiera el movimiento guerrillero; pero es lo cierto que en aviones han
llevado las armas y por distintas vías han trasladado cerca de 1 000 miembros
de las fuerzas especiales a Bolivia.
Esto demuestra el pánico de los
imperialistas, la desesperación de los imperialistas, el temor de los
imperialistas y el callejón sin salida de los imperialistas. Porque encima de los cientos de miles de
soldados que ya tienen en Viet Nam, de los miles de soldados que todavía ocupan
el territorio dominicano, se ven ya obligados a movilizar más y más soldados a
los distintos frentes guerrilleros de América Latina, en una intervención
descarada, que es —como es lógico suponer— la forma en que comienzan esas
aventuras imperialistas.
Desde luego que no tendrán muchos
expertos, porque los vietnamitas han liquidado a muchos de esos expertos
“boinas verdes” (APLAUSOS). Y si los
imperialistas envían cada vez más y más “boinas verdes” contra los movimientos
guerrilleros, ¡peor para los “boinas verdes”!; no solo porque los
revolucionarios van a dar cuenta de ellos, sino también porque esto acelerará e
incrementará la solidaridad de los pueblos, ¡y por cada “boina verde” que los
imperialistas envíen a reprimir al movimiento revolucionario, habrá en todos
los pueblos del mundo muchos “boinas rojas” dispuestos a combatir junto a los
revolucionarios! (APLAUSOS.)
El alcance y el contenido de esta lucha,
el alcance y el contenido internacionalista de esta lucha, los explica el Che
con hermosas palabras en su mensaje; esta lucha de los revolucionarios de todos
los pueblos contra los imperialistas yankis, que constituyen su enemigo.
La conciencia crece. Las tesis revolucionarias ganan terreno, cada
vez tienen más y más apoyo, cada vez tienen más y más adeptos; mientras que las
tesis conformistas, reformistas, claudicantes y seudorrevolucionarias, están
cada vez más y más aisladas, cada vez más y más débiles.
Nosotros no tenemos la menor duda de que
es una simple cuestión de tiempo, y que los vacilantes, los claudicantes y los seudorrevolucionarios serán barridos en esta lucha. A medida que la verdad de los pueblos se abra
paso, no quedará nadie que le haga caso a ningún charlatán que le esté hablando
al oído de doblar el cuello para que le pongan el yugo. Eso está claro. Los pueblos de este continente cada vez más y
más van descubriendo su verdad.
Para el movimiento revolucionario en todo
el mundo, para los que se enfrentan al imperialismo en Asia, en Africa y en
América Latina, el mensaje del Comandante Ernesto Guevara (APLAUSOS) ha constituido un acontecimiento
trascendental. No vamos a hablar ya de
nosotros los cubanos; nadie creyó aquí nunca en las intrigas, en las
mentirillas, en las fábulas del imperialismo.
Aquí nos conocemos todos y las verdades las sabemos, porque las oímos o
las adivinamos.
En el mundo los imperialistas trataron de
sembrar la confusión y la mentira.
Presentaron al Che en numerosos sitios, lo mataron docenas de
veces. Para los imperialistas, en primer
término, este documento tiene que haber sido traumatizante; esta “resurrección”
del Che, esta presencia del Che, tiene que haber sido para ellos profundamente
desalentadora y preocupante. Este Che
sin barba y con barba, con barba que no se sabe si vieja o si nueva (APLAUSOS),
y con esta boina que parece simbolizar algo así como una especie de “boina
roja” (APLAUSOS), tiene que haber producido honda preocupación a los
imperialistas yankis.
Este Che en magníficas condiciones de
salud, con inigualable entusiasmo y con más experiencia que nunca en materia de
lucha armada guerrillera tiene que constituir una preocupación para los
imperialistas, como constituyó un aliento para los revolucionarios.
¿Dónde está el Che?, se preguntan los
imperialistas. ¿Organizando movimientos
de liberación, o combatiendo en alguno de los frentes de liberación? ¡Qué dieran los imperialistas por saber
esto! Pero aunque lo supieran, no
harían más que satisfacer una simple curiosidad, porque si de verdad quieren
preservar la salud de sus “boinas verdes” que procuren no encontrarse con el
Che (APLAUSOS PROLONGADOS).
Para los que trataron de sacar partido,
para los intrigantes y los calumniadores, que se aprovecharon de la ausencia
del Che para tratar de verter todo tipo de calumnias contra la Revolución, para
esos tiene que haber resultado también una lección esta presencia del Che. Y esos
—¿para qué perder el tiempo en ellos?—, esos ya
tienen su castigo, y es el castigo de la historia, porque con los farsantes,
con los intrigantes, con los calumniadores, la historia se encarga de ajustar
cuentas.
Por eso, aunque nos dolía la perversidad
de los calumniadores, no nos inquietaba.
La historia se encargaría una vez más de aclarar las cosas. Y ese es el castigo de los intrigantes y los
calumniadores, que les hicieron todo el juego posible a los imperialistas con
motivo de esta nueva etapa, que comenzó hace dos años, del compañero Ernesto
Guevara.
Todo, naturalmente, no se sabe; pero una
vez más dejémoslo a la historia. Todos
hemos recibido con una inmensa alegría este documento, y ninguno de nosotros
tiene la menor duda de que el tiempo, los días, las semanas, los meses y los
años, inevitablemente tendrán que traer nuevas
noticias del Che (APLAUSOS PROLONGADOS).
Hoy llegó también a nuestro país una
noticia procedente de Viet Nam donde se nos comunicaba con relación a un cable
que dice textualmente:
“A continuación le transcribo texto de
cable recibido de nuestra embajada en la República Democrática de Viet Nam con
relación a la delegación de la OCLAE que se encuentra en dicho país cumpliendo
una invitación de la Federación de Estudiantes de la RDV, integrada por los
compañeros Enrique Velasco, de Cuba; Danilo
Fernández, dominicano; y José Varona, de Puerto Rico.
“Delegación presidida por Presidente FEU
Cuba, heridos graves los tres; el más grave el portorriqueño. No tenemos más datos. Parto para Than
Hoa. A mi regreso informaré.”
Después: “Referente a nuestro cable,
portorriqueño grave; cubano ileso; dominicano sin peligro. Consultar el MPI caso de morir portorriqueño
si su entierro debe ser en Viet Nam. No
hay medios para enviarlo. Comunique a la
organización del dominicano estado del mismo.
Dice Velasco comuniquen asunto al compañero Lázaro Mora de la UJC para
que lo trasmita a la OCLAE.”
Afortunadamente, en el primer cable se
hablaba de graves los tres, y posteriormente se pudo confirmar que el estado de
uno de los tres miembros es ileso, otro no grave, y lamentablemente parece ser
que el estado del representante de los estudiantes portorriqueños es
grave. Esto demuestra la ferocidad y la
criminalidad de los bombardeos yankis, y que no son fábulas, porque estos
estudiantes estaban visitando aquel país, y aunque no se poseen más datos, con
toda seguridad fue como resultado de alguno de los bárbaros ataques aéreos que
llevan a cabo los imperialistas yankis contra Viet Nam.
Hay aquí otra noticia de interés, porque
habla de que “un grupo de hombres armados, presumiblemente guerrillero, se
apoderó ayer por varias horas de las instalaciones de un aserradero ubicado en
la cercanía de la localidad de San Javier, departamento de El Beni, en el norte del país”, esto es en Bolivia.
“El propietario del aserradero denunció
el caso ante las autoridades militares; se sabe que los desconocidos
abandonaron el lugar en horas de la tarde.
Una comisión del ejército y efectivos de la División de Investigación
Criminal se han dirigido al lugar de los hechos por vía aérea con el propósito
de investigar y establecer los móviles del asalto.
“En caso de que fueran guerrilleros, se
trataría de un segundo frente, teniendo en cuenta la distancia existente entre
el punto en que actualmente se desarrolla el movimiento armado subversivo y el
lugar del asalto al aserradero.”
Y por no dejar, un cable aquí trae
también una noticia que en un día como el de hoy tiene que movernos a un poco
de burla. Dice así:
“Miami, abril 19.- La utilización por el
régimen cubano de inyecciones intramusculares de una fórmula secreta para
enardecer a las fuerzas armadas en caso de combate (RISAS) fue denunciada hoy a la Comisión de Derechos
Humanos de la OEA.
“La denuncia de este procedimiento para
enfurecer a las tropas y milicias en caso de combate, resistencia y operaciones
suicidas, creándole un estado de furia homicida, la formuló el presidente de la
Comisión de Derechos Humanos y presos políticos del Agrupamiento Cívico, doctor
Miguel Angel Olba Benito. En el documento presentado que califica este
hecho de delito internacional, se pide á la Organización de Estados Americanos
que formule una enérgica advertencia al gobierno comunista cubano, en el sentido
de que los hechos denunciados constituyen crímenes internacionales de lesa
humanidad, condenados por el Derecho Internacional Penal y las conveniencias,
de las cuales Cuba es signataria.”
Hay cables que se entretienen en escribir
estas cosas, organismos que se entretienen en atender estas cosas. Pero uno se pregunta: ¿Por qué?, ¿por qué precisamente hoy
19 de abril esto? Y esto tiene que ser
por algo, y es porque deben estarse acordando de Playa Girón (APLAUSOS). Y ellos recuerdan lo que les pasó,
fulminantemente, y se preguntarán: ¿Qué tiene esa gente, qué come esa
gente, qué hace esa gente? Y alrededor
de esto a algún traumatizado se le ha ocurrido semejante ridiculez.
Y no, señores.
Las inyecciones que aquí este pueblo tiene son inyecciones de moral, de
conciencia y de dignidad revolucionarias (APLAUSOS). Son las mismas inyecciones que usan los
vietnamitas (APLAUSOS), las mismas inyecciones que usaron los coreanos contra
los yankis (APLAUSOS), las mismas inyecciones que usan los guerrilleros en
América Latina (APLAUSOS). Y si por
casualidad realmente existen inyecciones de otro tipo, les aconsejamos que las
usen e inyecten a los mercenarios para que puedan hacer un papel un poco más
decente, o se puedan morir un poco más rápido y un poco más a gusto
(APLAUSOS).
Ahora resulta que eso se llama
inyecciones intramusculares, secretas (RISAS).
Cosas propias de los imbéciles, de los desesperados, de los
fracasados.
Claro está que esa dignidad y ese valor
tradicionales de nuestro pueblo preocupa a los
imperialistas.
Girón fue para ellos una inolvidable
lección. Y no solo en Girón: en cada una de las
circunstancias, nuestro pueblo ha sabido estar a la altura de la
situación. De Girón acá nuestra fuerza
ha crecido; de Girón acá nuestros combatientes son mucho más numerosos,
nuestras armas más eficaces, nuestra experiencia mayor; de Girón acá la
capacidad defensiva y combatiente de nuestro pueblo ha crecido.
Alguien preguntó sobre el sentido de una
frase pronunciada el día 13 en la escalinata universitaria. Me parece que era 3,6. ¿Era 3,6?
Les pregunto porque no quiero ponerme a sacar la cuenta ahora otra vez. Que se iban a encontrar 3, 6 Viet Nam y un Stalingrado. Y lo
que queríamos decir es que el volumen de fuego y la capacidad de combate que se
van a encontrar equivalía a más de tres veces el volumen de fuego de los
combatientes revolucionarios de Viet Nam del Sur. Hablo en cuestión de volumen de fuego, de
armas y de número de combatientes; es decir que, a juzgar por lo que tienen allí,
en Viet Nam, para que tengan una idea de lo que se van a encontrar aquí. Esto descontando, descontando además, un Stalingrado.
Si nosotros nos comprendemos ya un
poquito mejor con estos datos y ustedes consideran que son suficientes, son
suficientes. Los demás que se enteren si
la circunstancia lo llega a exigir (APLAUSOS).
Los imperialistas tienen que enfrentarse
con Viet Nam, más los varios Viet Nam que se desarrollan en este continente,
más los Viet Nam que se van a encontrar aquí dentro si nos atacan
(APLAUSOS).
Desde luego, no pretendemos meterles
miedo. Es ingenuo eso de estar asustando
a los imperialistas; además, bastante asustados están ya (RISAS). Es infantil y es ingenuo que vayamos a
asustarlos, ni siquiera advertirlos.
Sabemos que los imperialistas son cretinos, imbéciles, estúpidos,
suicidas (RISAS). Se han cansado de
cometer fechorías en todo el mundo, y las continuarán haciendo. Lo importante es que nosotros sepamos que
este continente está viviendo una etapa decisiva, que nosotros no perdamos de
vista el odio que hacia nosotros sienten los imperialistas, la feroz hostilidad
que sienten hacia esta Revolución, hacia este acontecimiento histórico, hacia
este pueblo, a su postura, a su dignidad, a su línea política. El profundo odio que sienten los
imperialistas y los oligarcas hacia este pueblo.
Y en Punta del Este vean cómo se
reunieron allí Johnson con Rostow
y durante una hora y veinte minutos estuvieron discutiendo con el títere de Leoni que no ha ocultado sus trajines y sus maniobras para
promover agresiones contra nuestra patria.
Y esa es la posición de todos estos
gobiernos serviles, lacayos, cobardes, incapaces de enfrentarse al movimiento
revolucionario, que sueñan con agresiones contra Cuba, que coinciden con los
imperialistas en el odio hacia nuestra patria.
Y que por eso nosotros debemos estar conscientes de que sobre nuestra
patria pesarán grandes peligros, años de peligros y de riesgos. Eso no nos desalienta. La Revolución hoy trabaja con más optimismo
que nunca, con más confianza que nunca.
No es necesario hacer propaganda.
Sabemos que todo lleva hoy un ritmo mucho
más acelerado, un paso mucho más seguro.
Eso lo comienzan a comprender muchos en el mundo.
Ya se habla de cifras. Pero no hay que apurarse: de cifras tendrán que hablar mucho más
y mucho más pronto. No tardará mucho
tiempo sin que los éxitos de nuestra patria lleguen a causar profunda impresión
en el mundo.
Nuestro pueblo trabaja hoy con más
entusiasmo, con más conciencia, con más seriedad. Batallas importantísimas se están ganando;
vicios que parecían difíciles de derrotar se están derrotando. Se incorpora cada vez más nuestra juventud y
nuestro pueblo todo al trabajo creador.
Marcha bien la zafra, y pensamos cortar hasta la última caña. Y si importantes son ya los resultados este
año, cuáles no serán el próximo año cuando esta vez se está aplicando a la caña
aproximadamente medio millón de toneladas de fertilizantes y se está aplicando
desde ahora, en condiciones que jamás se ha hecho en este país. Se están fertilizando 40 millones de cepas de
plátano, 4 millones de matas de cítricos.
Y eso no es nada:
4 millones quiere decir el total de cítricos en producción que
hay en el país, pero lo interesante es que estamos sembrando —entre este y el
próximo año— aproximadamente 70 millones de matas en este solo renglón; como se
está haciendo con el café, como se está haciendo con una serie de renglones de
la agricultura.
Es decir, trabajamos con optimismo,
trabajamos con entusiasmo, y nos hemos propuesto todos como una cuestión de
honor llevar adelante esos planes.
Queremos que nuestro trabajo se vuelva en
riqueza y bienestar para nuestro pueblo y para otros pueblos. Queremos trabajar para nosotros y para ayudar
a los demás. Sin embargo, sabemos los
peligros, pero tales peligros no nos desalientan, no restarán un átomo de
nuestro entusiasmo. Importante es
nuestra patria, importante es nuestro pueblo, importante es nuestro porvenir,
¡pero más importante todavía es el pueblo de 230 millones de nuestros hermanos
latinoamericanos! (APLAUSOS.) Importante es la América entera, importante
es el porvenir de este continente, ¡y más importante todavía es el mundo!
Y si ya alguien en el siglo pasado,
cuando las ideas marxistas no se habían hecho conciencia de cientos de millones
de seres humanos dijo que “antes que la patria está la humanidad”, nosotros,
revolucionarios internacionalistas, también diremos siempre: amamos nuestra patria, amamos el
bienestar de nuestro pueblo, amamos las riquezas que creamos con nuestras
manos, ¡pero antes que la patria está la humanidad! (APLAUSOS.)
¡Vivan eternamente los héroes que cayeron
en Girón luchando por la patria y luchando por la humanidad! (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE: “¡Vivan!”)
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(OVACION)