DISCURSO PRONUNCIADO POR EL
COMANDANTE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER SECRETARIO DEL COMITE CENTRAL DEL PARTIDO
COMUNISTA DE CUBA Y PRIMER MINISTRO DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO, EN LA
CONCENTRACION EFECTUADA EN LA ESCALINATA DE LA UNIVERSIDAD DE LA HABANA COMO CULMINACION
DE LOS ACTOS ORGANIZADOS PARA HONRAR A LOS MARTIRES DEL 13 DE MARZO DE
1957. LA HABANA, MARZO 13 DE 1969.
(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS
DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)
Familiares de
los héroes caídos el 13 de marzo;
Señores
invitados;
Estudiantes;
Trabajadores:
Siempre esta histórica fecha que nos reúne en la
escalinata universitaria ha ocupado algún tema central de nuestra
asamblea. Este año queremos hablar de lo
que no puede dejar de ser un tema importante este 13 de marzo: queremos hablar de la universidad
(APLAUSOS).
No vamos a pretender hacer una exposición exhaustiva o
definitiva de lo que deben ser las instituciones universitarias en un proceso
revolucionario, porque incluso nuestras propias ideas, nuestros propios
conceptos, se desarrollan también a lo largo del proceso, y las ideas se
enriquecen con la experiencia de todos los días.
Sobre qué debía ser una universidad en un proceso
revolucionario todos creíamos tener algunas ideas más o menos claras. Y, en realidad, todos teníamos ideas más o
menos vagas. Hablábamos de reforma
universitaria como hablábamos de reforma agraria. Todo lo que sabíamos sobre reformas
universitarias, todo lo que sabíamos sobre reformas agrarias, todo lo que sabíamos
en todos los aspectos de lo que habría de ser el trabajo de la Revolución, si
se comparan hoy las experiencias con las primeras ideas descubriremos que en
todos los campos nos ocurría exactamente lo mismo.
La revolución agraria que se desarrolla en nuestro
país no tiene prácticamente nada que ver con las primeras ideas
subdesarrolladas de lo que debía ser una revolución agraria, revolución a la
que llamábamos reforma cuando no comprendíamos siquiera que el problema de la
tierra no se podría resolver mediante reformas sino mediante cambios
profundamente revolucionarios.
Y con la universidad nos pasaba exactamente
igual. Y no era posible que fuese de
otra forma, porque las ideas de los primeros tiempos arrastraban las
concepciones que se forjaron en el seno de la sociedad donde vivíamos entonces
y en la que surgían como legítimas e importantes aspiraciones de nuestro pueblo
realizar una serie de medidas y de cambios que, en el ámbito de aquella
sociedad, en realidad eran prácticamente imposibles.
La consigna de la reforma agraria se puede considerar
una consigna dentro de una revolución que debe ser reformada, a más
claramente: dentro de una sociedad que
debe ser revolucionada. Y cuando la
sociedad es realmente revolucionaria, entonces todas aquellas ideas que podían
considerarse reformas, concebidas en un momento determinado, quedan
absolutamente anticuadas para las necesidades reales que una sociedad
revolucionada presenta.
Debemos decir también que esa transformación de las
ideas con relación a la universidad llevaron bastante tiempo. Hay que decir que se pudo contar en todo el
proceso revolucionario siempre con la entusiasta participación de los
estudiantes. Es también preciso
reconocer con satisfacción de que jamás en el seno del proceso revolucionario
surgió una sola contradicción entre el proceso y los estudiantes. Ello tiene un especial mérito de carácter
político, puesto que hay que decir que la composición del estudiantado
universitario era heterogénea, pero aun dentro de ese carácter complejo y
heterogéneo de la masa estudiantil se puede decir más: que la mayoría de la masa estudiantil
provenía de los sectores que clásicamente se califican de pequeñoburgueses
dentro de la sociedad, y en algunos casos también burgueses.
Hay que decir que, lógicamente, una parte importante
de los hábitos, las ideas, las costumbres de ese ambiente social, la traían los
estudiantes de la universidad.
Con ello quiero significar que se produjo un notable
cambio en la manera de pensar y de actuar de esa masa, y que constituye un buen
ejemplo de la importancia de los factores ideológicos y de los factores morales
en la conducta del hombre. Porque esa
masa marchó parejamente con la universidad y se fue radicalizando y fue
profundizando sus concepciones en la medida en que la Revolución se
profundizaba y en la medida en que la Revolución se radicalizaba.
y podemos proclamar hoy con satisfacción que en el
orden de las ideas, en el orden de las posiciones políticas, en el orden de las
actitudes, los estudiantes de nuestras universidades ocupan, sin duda, una
posición de vanguardia en el seno del proceso revolucionario (APLAUSOS).
Sin embargo, una posición de vanguardia en este caso
no puede ser solo una posición de vanguardia en el campo político. Le corresponde una posición de vanguardia
también en el campo técnico y en el campo científico, le corresponde una
posición de vanguardia en el camino que algún día tendrá que seguir la sociedad
entera.
Como ustedes saben, todas las ideas siempre producen
un impacto, las ideas nuevas; todas las ideas nuevas siempre producen algún
choque. Las ideas nuevas no siempre
resultan fácilmente comprensibles. Y
así, cuando en algunas ocasiones se ha afirmado que un día la universidad se
universalizará y que cuando la universidad se universalice desaparecerá como
tal universidad, esas palabras —que no constituyen un juego de palabras ni una
adivinanza o cosas por el estilo— expresan una idea; idea que no todos aceptan
fácilmente desde el primer instante, puesto que no conciben, no pueden concebir
que una universidad se universalice, que no pueden concebir que se universalice
la enseñanza universitaria y que todo un pueblo un día llegue al nivel de lo
que llamamos enseñanzas universitarias.
Eso en parte proviene de todo el concepto y todo el
esquema que traemos de lo que hemos conocido siempre, proviene del viejo
esquema de la vieja sociedad; es producto de una sociedad donde el conocimiento
era patrimonio de una minoría insignificante, en el dominio de la técnica y de
la ciencia. Y no se sabe qué gran número
de vicios, de hábitos engendra la circunstancia de que el conocimiento sea
patrimonio de una minoría.
Y sin embargo, cuesta trabajo conciliar la idea de una
revolución con la idea de que para siempre, en el futuro, habrá en el seno de
esa sociedad una minoría poseedora de esos conocimientos técnicos y científicos
y una mayoría desconocedora de los mismos.
En primer lugar, no se concibe cómo puedan resolverse
los problemas del futuro si tales conocimientos no se universalizan; en segundo
lugar, no se concibe cómo puede llegar a hacerse realidad la sociedad comunista
sin la universalización de los conocimientos científicos y técnicos. Algunos creen que siempre tendrá que haber
una parte de la sociedad realizando los llamados trabajos brutales; algunos
creen que siempre habrá una parte de los hombres realizando trabajos
intelectuales y solo trabajos intelectuales y otra parte de los hombres
realizando trabajos brutales y solo trabajos brutales.
Ese trabajo que ocupa largas e interminables horas,
ese trabajo que emplea enormes energías —energías físicas, energías
prácticamente animales del hombre—, el viejo trabajo, ese trabajo que hizo
prácticamente al hombre, ese trabajo que lo elevó de su condición primitiva en
la misma medida en que su esfuerzo se hacía cada vez más y más inteligente, ese
trabajo cuando adquiera el carácter de trabajo absolutamente inteligente,
trabajo absolutamente presidido por la inteligencia, desaparecerá como tal
trabajo brutal o como tal trabajo animal.
Es por eso que nosotros no podemos tener otra
concepción del desarrollo de la educación de un pueblo, si esa concepción no
equivale, hasta sus últimas consecuencias, al desarrollo de todas las
facultades potenciales, de toda la inteligencia potencial de ese pueblo.
Y la Revolución de hecho desde el principio comenzó,
prácticamente, desde cero. Comenzó
luchando contra el analfabetismo.
Después de la batalla contra el analfabetismo comenzó la batalla por la
enseñanza general, la instrucción primaria general. Los problemas que ello entrañaba de
profesores, maestros, escuelas, eran enormes, y muchos de esos problemas
subsisten todavía. Después fue la lucha
por el sexto grado, que también ha producido notables resultados en el número
de trabajadores en nuestro país que ha vencido toda la enseñanza primaria y ha
sobrepasado el sexto grado.
En un futuro próximo deberá todo el pueblo discutir el
problema de la enseñanza general obligatoria hasta nivel de preuniversitario
(APLAUSOS). Es decir, no solo hasta
sexto grado, no solo hasta la secundaria básica, no solo —o por ahora sí solo—
hasta la enseñanza preuniversitaria. El
último salto tendrá que ser un salto mucho más progresivo, es decir, por
etapas. Digamos, no tendrá el ritmo que
ha tenido el salto desde la primaria hasta la preuniversitaria. Nos llevará mucho tiempo hasta que lleguemos
al salto final que será la enseñanza universitaria universal. Y ya no será un salto, será sencillamente un
resultado de los saltos anteriores.
Porque una vez que hayamos logrado hacer realidad la enseñanza universal
hasta el preuniversitario, el paso a la universalización de la enseñanza
universitaria fluirá de una manera normal.
De hecho en cierto sentido está ocurriendo así con
miles de estudiantes graduados de institutos tecnológicos que adquirieron el
nivel preuniversitario, pasaron a la producción y están llevando a cabo
estudios universitarios, y realizan sus pruebas, realizan sus prácticas,
realizan sus exámenes. A pesar de que
eso hoy día todavía es muy difícil, porque en muy pocos sitios del país existen
las condiciones que faciliten ese tipo de estudios.
De manera que nuestro paso fundamental próximo será el
establecimiento por ley de todo el pueblo, por la participación y la
comprensión de todo el pueblo, de la enseñanza universal para todos los niños y
todos los jóvenes en las correspondientes edades hasta el
preuniversitario.
Esto exigirá de todos nosotros un enorme esfuerzo;
esto exigirá de todos los estudiantes de niveles superiores un enorme esfuerzo,
puesto que no tenemos y no tendremos durante muchos años otros cuadros, otros
profesores, para ir llevando a cabo ese programa, que los propios estudiantes
de los niveles superiores, como hoy se practica ya en una escala bastante
amplia.
Esto nos ayudará a resolver a nosotros algunas
contradicciones: la contradicción entre
la defensa y el estudio, que es una de las contradicciones patentes en el
proceso revolucionario... Digamos que
son tres las contradicciones: las
enormes necesidades del desarrollo, las enormes necesidades de la defensa del
país en las condiciones en que se desenvuelve nuestra Revolución y las enormes
necesidades del estudio. Y esas
contradicciones hay que superarlas, esas contradicciones hay que
resolverlas.
La contradicción entre las necesidades del
subdesarrollo y la del estudio se va resolviendo en la misma medida en que se
va introduciendo el trabajo combinado con el estudio. Y el trabajo combinado con el estudio se
desarrolla hoy día en las secundarias, se desarrolla en los preuniversitarios y
se desarrolla en la universidad. Sin
embargo, se desarrolla en la medida de las posibilidades.
Hoy existe la escuela al campo, y en el futuro
existirá la escuela en el campo. Las
secundarias rurales estarán en el campo, y pronto comenzaremos a construir las
primeras secundarias rurales en el campo.
Ello contribuirá a resolver esa contradicción, de manera que la enorme
masa de cientos de miles de jóvenes que realicen los estudios secundarios, lo
harán en instituciones donde combinarán el estudio con un tipo de actividades
productivas posible a esa edad; serán los tipos de trabajo que puedan
realizar.
Los tecnológicos y los preuniversitarios participan
hoy en la tarea más dura que tenemos, que es la tarea de la zafra. Y no cabe duda que nos plantea una seria
contradicción: frente a las tremendas
necesidades de formación de cuadros técnicos, los períodos de tres y cuatro
meses dedicados a las actividades productivas como una necesidad fundamental. Y ello es lógico.
Porque los que hacían ese trabajo en el pasado, esa
categoría que formaba parte del último escalón, del más explotado de nuestra
sociedad, el machetero, que entre zafra y “tiempo muerto” no solo era el
responsable de los trabajos más duros sino también que padecía el flagelo del
“tiempo muerto”, de los paros durante largos meses, que vivían en terribles
condiciones, ¡esa categoría no existe ni podrá existir jamás en nuestro
país!
Y de ninguna manera podrá concebirse nunca una
sociedad en que un tipo de trabajo de esa índole caiga por toda la vida sobre
una parte de la sociedad. Y lógicamente,
las filas de macheteros no se han ido nutriendo estos años; las filas de
macheteros se han ido desnutriendo. Y se
han ido desnutriendo, lógicamente, por obreros que han pasado a manejar
máquinas, tractores, camiones, a realizar un sinnúmero de diversas
actividades.
Y como ese proceso se ha ido produciendo mucho antes
de que hubiésemos resuelto el problema de la mecanización de la caña, es lógico
que de otros sectores de toda la sociedad —y entre ellos los estudiantes, los
soldados, los trabajadores industriales, todo el mundo— haya tenido que ir
participando en un grado cada vez mayor en la zafra.
Pero también es urgente y es de máxima importancia y
es prioritaria dentro de la Revolución la tarea de mecanizar el proceso del
corte de caña, y es uno de los problemas que en estos instantes ocupa atención
preferente de la Revolución. Porque,
lógicamente, no podemos permitir que subsista durante mucho tiempo una
situación que obliga a tan enorme empleo de energía, de estudiantes, de obreros
de las industrias, porque también otras ramas de la economía nacional —la
industria, la construcción, y otros sectores— reclaman las inversiones de esas
energías.
Y por otra parte, consideramos que el tipo de
actividad correspondiente a una zafra para los estudiantes no es el tipo de
actividad ideal en el programa de conciliar el estudio con el trabajo.
Y tenemos, además, la tercera necesidad: las necesidades que exige la defensa del país
frente al imperialismo, y que nos lleva a la circunstancia de emplear una masa
considerable de hombres jóvenes en la plenitud de sus energías en la tarea de
defender al país, de instruirse para la defensa del país y de montar guardia en
defensa del país.
De manera que será necesario conciliar el problema de
la defensa con el problema del estudio, con el problema de la producción.
Ese problema lo resolveremos haciendo coincidir la
fase de la enseñanza preuniversitaria o tecnológica, como la llamaremos, y en
el futuro ya no habrá la diferencia entre tecnológico y preuniversitario, y
todos los centros serán de enseñanza tecnológica. Solo que algunos serán de una tecnología,
otros de otra, y los que hoy hacen preuniversitario pues serán tecnológicos de
ciencias, y de las enseñanzas correspondientes a los estudios ulteriores.
De manera que la preparación militar se recibirá en el
período de la enseñanza tecnológica, es decir, una vez que se haya rebasado la
enseñanza secundaria. Se ampliará un año
más la secundaria con parte de los estudios a realizar actualmente en los
tecnológicos. Es decir, serán cuatro
años. ¿Para qué? Porque muchos muchachos entran demasiado
jóvenes en la secundaria, y pretendemos que una parte del estudio que van a
hacer en la fase ulterior lo hagan en la secundaria. De manera que la secundaria tendrá cuatro
años. Entrarán con un año más de edad y
también con un año más de estudios en la fase ulterior, es decir en los
tecnológicos.
Una vez ya en los tecnológicos, realizarán los
estudios correspondientes y además recibirán la instrucción militar y además
formarán parte de la masa de nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias.
De manera que algún día, en esa fase, se realizarán
los estudios, se recibirá la instrucción militar y se participará también en el
trabajo productivo, pero en otra escala, es decir, con otra intensidad; no
podrán ser tres meses consecutivos porque el tiempo habrá que dividirlo entre
los estudios, la instrucción militar y una parte más reducida del tiempo que en
estos años será necesario, ya más que como una necesidad, como parte de la
formación, la participación en el trabajo productivo.
Esperamos para esa etapa haber resuelto el problema
más serio, haber resuelto el problema más arduo, que es el problema de la
mecanización total del corte de caña.
Y en la medida en que con las máquinas, con la
química, con la productividad incesantemente creciente del trabajo, no surja
esta necesidad estacionaria tremenda que tenemos en estos años, llegue un
momento en que el trabajo que hoy realizan estos estudiantes tecnológicos
tendrá mucha más importancia como parte de la formación que como una necesidad
esencial del país.
De manera que estas ideas contienen los criterios que
nos conducirán hacia la superación de las contradicciones de que hablaba
antes. Pero estas contradicciones hay
que superarlas con la participación de todo el pueblo y con el apoyo de todo el
pueblo.
El problema de ese enorme número de retrasados
escolares, el problema de un número todavía relativamente alto de muchachos que
no van a la escuela, ese problema tiene que ser totalmente superado, y tiene
que ser totalmente superado con la participación activa del pueblo
(APLAUSOS).
No creemos que pueda haber un solo ciudadano
consciente en este país que considere posible admitir que esta sociedad acepte
analfabetos en el futuro, que esta sociedad acepte ignorantes en el
futuro. ¿Cuáles no serán los desajustes
y cuáles no serán los problemas que se susciten en aquellos individuos que,
frente a toda una masa con conocimientos cada vez mayores, queden a la zaga,
ignorantes de todo?
Y en el futuro no habrá un solo proceso productivo o
de servicios en el país que no requiera un nivel considerable de
conocimientos. Y entre otras cosas,
aparte de los problemas en sí que implique para un individuo quedarse a la
zaga, como islotes de ignorancia en medio de un pueblo que adquiere cada vez
más y más conocimientos, están los problemas derivados del hecho de que un
ignorante será un ser inútil, de que un ignorante será una carga, de que un
ignorante será un problema en el futuro para toda la sociedad.
Y tenemos que acostumbrarnos a ver las cosas en
perspectivas, y comprender que es tarea de todo el pueblo esa lucha tenaz, esa
lucha decidida, contra todas esas deficiencias, contra todas esas posibilidades
que todavía subsistan de que un muchacho no vaya a la escuela.
¿Serán después qué?
Los problemas de la sociedad, los candidatos a la delincuencia, los
candidatos a los conflictos con la sociedad a la cual no podrían adaptarse, en
la cual prácticamente no podrían vivir.
Y todavía es mucha la lucha que la sociedad tiene que
librar contra esas lacras, todavía mucha la lucha que tiene que librar contra
esos vicios; la propia lacra de la delincuencia que todavía subsiste y
subsistirá largo tiempo, rémora que viene de atrás, lastre que viene de atrás y
que se nutre precisamente en las filas de todos esos jovenzuelos sin
preparación, sin conocimientos, sin cultura, sin conciencia.
Hay incluso los casos de los individuos que utilizan a
menores para realizar actos delictivos.
Y puesto que la ley castiga con cierta severidad el robo, entonces
algunos acuden al criminal procedimiento de utilizar menores.
El propio concepto de menores es un concepto elástico,
es un concepto esquemático. Y será
necesario que incluso algunos de esos conceptos sean revisados. Porque si se consideran 16 años para estar en
condiciones de prestar servicio militar a la patria, defender a la patria y
morir por la patria, ¿por qué entonces vamos a considerar que para robar o para
realizar una actividad delictiva de cualquier tipo entonces con 16 ó 17 ó 18
años no tiene responsabilidad penal?
(APLAUSOS)
Evidentemente que eso obedece a viejos conceptos que
la Revolución tiene que analizar precisamente para que la sociedad esté en
condiciones de enfrentarse a todos esos tipos de problemas.
Hay en la sociedad también delincuentes inveterados,
hay algunos tipos de delincuentes incorregibles, delincuentes que ya por lo que
tienen de atrás, por hábitos inveterados, son incapaces de adaptarse a la vida
normal, incorregibles, irrehabilitables.
Y hay algunos de esos delincuentes que en las propias
prisiones ejercen influencia negativa, influencia funesta.
Nuestro país tendrá que estudiar todo el problema de
sus instituciones penales contra la delincuencia común, puesto que en estos
años fundamentalmente privó la idea de la lucha contra la delincuencia
contrarrevolucionaria, de los elementos que realizaban actividades contra la
Revolución, y la otra lucha marchó un poco a la zaga.
Nuestra sociedad, por principio, piensa y siente la
necesidad de brindarle a cada hombre la posibilidad y todas las posibilidades;
pero tendrá que enfrentarse también a aquellas situaciones virtualmente
insolubles, aquellos casos de delincuentes incurables, que incluso en las
propias cárceles pues continúan perpetrando fechorías, continúan perpetrando en
ocasiones asesinatos, y acumulan años y más años. Porque hay todo un mundo ahí digno del
estudio sociológico, en que la sociedad tiene que plantearse el problema de qué
hacer con esa clase de individuos incorregibles y con esa clase de individuos
delincuentes inveterados. E incluso
puede ser que se tenga que plantear un dia la
necesidad de eliminarlos radicalmente (APLAUSOS).
Es el hecho que hay individuos que entran por ese
camino y resulta prácticamente imposible ningún método para hacerlos
rectificar. Y algunos de ellos, pues,
incluso se aprovechan de esa especie de impunidad, después que tienen una
sanción, para continuar cometiendo actividades delictivas.
La lucha contra el delito tendrá que ser tarea
fundamental de la sociedad. Pero hay que
tener muy en cuenta y hay que conocer a fondo que esa lucha se hará tanto más
fácil, que esa lucha se hará tanto menos necesaria, desde el momento en que el
país logre dominar el problema de la educación desde muy temprana edad, y desde
el momento en que logre establecer las condiciones para que cada individuo
reciba una educación cabal.
No concebimos que ese tipo de delincuentes se pueda
engendrar en una sociedad que haya logrado ese objetivo. Y aunque nunca es posible predecir cuál será
el comportamiento aislado de algunos hombres —porque en ese terreno también la
ciencia tendrá que decir su palabra, en ese terreno también habrá que buscar
explicaciones científicas a esos problemas—, no hay duda de que se reducirá
extraordinariamente el problema de la delincuencia en la medida en que la
educación se generalice, y con la educación la cultura, y con la cultura la
conciencia en toda la sociedad.
Estos problemas son, desde luego, importantes. Pero hay uno todavía más importante a nuestro
juicio, algo en lo que no se había reparado mucho anteriormente: cómo es posible construir el comunismo sin la
enseñanza universal; no solo ya desde el punto de vista de la producción, no
solo ya desde el punto de vista de la técnica, sino desde el punto de vista de
la actitud del hombre ante el trabajo.
Muchas veces se ha hablado de los factores morales que
impulsen al hombre, de las motivaciones morales. Evidentemente se ha planteado solo casi como
un problema de conciencia. Y en realidad
este problema moral tiene también otra faceta.
No es como si viésemos en el trabajo algo desagradable, que para
cumplirlo se necesite un esfuerzo moral, que para cumplirlo se necesite una
conciencia. Si hablamos de conciencia
solo en ese sentido, si hablamos de moral solo en ese sentido de motivación
moral, sería un punto de vista estrecho.
El deber no podemos enmarcarlo en el viejo concepto en
que se veía el deber como el sacrificio.
Hay que enmarcarlo en un concepto nuevo, igual que el trabajo. Y es ciertamente admirable la gran
posibilidad que se vislumbra de que los hombres puedan encontrar en el
contenido del trabajo uno de sus mayores incentivos.
Pero la motivación que suscita el contenido de trabajo
se produce en razón directa del nivel de conocimientos, del nivel de cultura, y
es menor cuanto más bajo es ese nivel de cultura.
Y nosotros hemos tenido oportunidad de observar eso
cada vez más en estos años: cómo en el
contenido del trabajo, sobre todo en el contenido del trabajo técnico, en el
contenido del trabajo científico, en el contenido del trabajo presidido por la
inteligencia, existe una de las más profundas motivaciones de la conducta del
hombre. Y lo hemos visto en la misma
medida en que se eleva el nivel de ciertas actividades. Lo hemos visto en los estudiantes
universitarios especialmente. Hemos
visto cómo grupos enteros se dedican a determinadas actividades con espíritu
febril. Y que ya no es el trabajo que se
hace con un sentido del deber solamente, con un sentido de la necesidad, sino
el trabajo que se realiza con placer, el trabajo cuyo contenido suscita un
enorme interés, el trabajo cuyo contenido lo convierte en la más agradable
actividad del hombre.
Y si queremos que un día todos los hombres trabajen
con ese espíritu, no bastará el sentido del deber, no bastará el concepto
moral: será necesario que en el propio
contenido del trabajo presidido por la inteligencia del hombre, el contenido
maravilloso del trabajo, sea una de las motivaciones fundamentales. Y ello solo será posible en la medida en que
toda la sociedad sea capaz de asimilar ese contenido, de dominar ese contenido
y de descubrir ese contenido.
En cualquier centro de trabajo —y lo hemos visto
incontables veces—, cuando el trabajo es rutinario, cuando el trabajo es
elemental, cuando no hay que llevar un solo dato, cuando no hay que aplicar
ninguna técnica, la actividad se convierte en una actividad rutinaria. Y en la misma medida en que hay que aplicar
la técnica, llevar datos, llevar controles, observar diariamente una serie de
consecuencias de lo que se hace, el interés, el apasionamiento, se despierta entre
los trabajadores. Incluso ocurre en
trabajadores que no tienen un nivel muy alto, que empiezan a adquirir ese
nivel, y sobre todo se produce mucho entre los estudiantes.
Aquí se dijo en la noche de hoy —se recordaba— ciertas
palabras relacionadas con el estudio como una necesidad, con el estudio como un
deber. Y realmente debiéramos de hablar,
para los estudiantes, del estudio como un placer.
Lógicamente, esto no se habría podido decir hace
quince años en una universidad.
¿Y qué era la universidad en el pasado?
Muchas veces nosotros hemos definido aquella
universidad como un kindergarten para mayores.
Y, realmente, la mayor parte de los que veníamos a esas universidades,
veníamos porque nos mandaban a esas universidades, y porque podían mandarnos a
esas universidades.
¿Y cuál era el contenido, cuál era el objetivo? ¿y a quién iban a hacer creer fácilmente que
el estudio en aquellas condiciones era un placer? En el mejor de los casos era una gran necesidad
para alguna gente, para resolver un problema individual.
Y realmente la mayor parte de los estudiantes en
aquella época se las arreglaban para ver cómo estudiaban lo menos posible y
cómo se divertían el máximo posible.
Cualquier cosa era buena, menos estudiar. Y todos nosotros, de una manera o de
otra... Habrá algunas excepciones
honrosas: dicen que Carlos Rafael era
primer expediente en la escuela de derecho, y veo aquí algunos otros compañeros
que posiblemente fueron primeros expedientes; pero yo no me puedo contar entre
esos primeros expedientes, desgraciadamente.
Y realmente recuerdo bien cómo era toda la atmósfera y
todo el ambiente en aquella universidad, que cuando la contrastamos con la
universidad de hoy —y sobre todo con las ideas de lo que puede ser y debe ser
una universidad— no hay comparación posible.
Y después la vida nos obliga a estudiar siempre. Las realidades nos obligan a estudiar toda la
vida. Y no habrá nadie en lo adelante,
ninguno de ustedes, a quienes la realidad no los obligue a estudiar toda la
vida. Y lo harán. Y lo harán con un placer tanto mayor cuanto
sientan esa necesidad, cuanto vean y comprendan que no será posible otra cosa,
que no hay otra alternativa.
Recientemente un científico eminente —que por razones
de índole política estuvo encarcelado en Estados Unidos muchos años— al salir
de la prisión declaró que desde luego tendría que empezar a estudiar de
nuevo. Y es que quien durante 15 años se
aparte en cualquier rama de la ciencia de los estudios, quien no estudie porque
no quiera o porque no pueda, al cabo de 15 años —con el ritmo impresionante de
los avances actuales de la ciencia— se encontrará con que prácticamente ignora
el 90% de los conocimientos más importantes.
Y el que después de salir de las aulas universitarias no estudiara
durante 10 años, al cabo de 10 años sería prácticamente un ignorante en su
materia. Tendrá, sí, la práctica, la
cosa empírica de todos los días, con pocas posibilidades de desarrollo si los
conocimientos teóricos no se desarrollan también.
De manera que no habrá nadie, ninguno de ustedes, que
pueda eludir —ni tendrá deseos de eludir— el estudio durante toda la vida. Y eso tendrán que hacerlo todos los miembros
de la sociedad. Y dispondrán de mucho
más tiempo para eso, porque en la misma medida en que el hombre domine la
técnica y la aplique a los procesos productivos y eleve la productividad del
trabajo; en la misma medida en que toda la sociedad participe en esos procesos
productivos, cada miembro de la sociedad dispondrá de mucho más tiempo para
actividades de tipo recreativo, para actividades culturales y para actividades
intelectuales.
De manera que esas ideas de las que se habló, esas
ideas que fueron esencia del pensamiento marxista: la combinación del estudio y del trabajo, la
combinación del trabajo intelectual y el trabajo manual, no son simples
frases: son ideas que contienen la
esencia de la sociedad del futuro.
Otro fenómeno que se ha observado es el hecho de cómo
el trabajo intelectual y solo el trabajo intelectual se convierte también en
una actividad penosa para el hombre; y cómo la posibilidad para muchas personas
que siempre desarrollaron tareas intelectuales de realizar algunas tareas de
tipo manual ha constituido para un sinnúmero de personas una especie de
liberación, ha constituido para un sinnúmero de personas una especie de placer,
a pesar de que no obstante algunas de esas actividades manuales han sido
actividades duras para las cuales muchos no han estado habituados. Ese tipo de actividades, como el corte de
caña, decíamos que no se presentarán en el futuro; pero habrá otras muchas
actividades de tipo manual —o manual, o mecánica, o como se quiera, pero será
pasar del trabajo puramente intelectual a un trabajo con máquinas, a un trabajo
con equipos, a un trabajo que será de otro tipo.
De manera que estos son los presupuestos de la idea de
que los conocimientos tendrán que ser universales, e incluso los conocimientos
universitarios.
Se recalcaba también por el compañero que habló en
nombre de los estudiantes las actividades que desempeña actualmente la
universidad. Es preciso reconocer con
satisfacción que en los últimos tiempos se ha producido un gran cambio
cualitativo en la universidad. Y ese
cambio cualitativo ha estado en relación directa con la incorporación de la
universidad a las tareas principales del país, a las actividades del desarrollo
del país. Esa incorporación es cada vez
mayor. Y de esa incorporación no solo se
ha beneficiado cualitativamente la universidad:
se han beneficiado cualitativamente y en un grado muy alto las
actividades donde han estado participando los estudiantes.
Una de las más grandes carencias de nuestro país en
esta etapa es la carencia de niveles técnicos, es la carencia de
conocimientos. En el pueblo hay mucho
más potencial de energía desarrollándose, o capaz de manifestarse, que
potencial de conocimientos, que potencial de inteligencias ya
desarrolladas.
No quiere esto decir que no haya inteligencia sobrada
en el cerebro de nuestros conciudadanos; pero falta el conocimiento. Los niveles de conocimiento en los cuadros
son realmente todavía muy bajos.
Se asombrarían ustedes de la cantidad de centros de
trabajo importantes administrados por compañeros que tienen un 6to grado, un
nivel de secundaria, y por excepción algunos preuniversitarios, y casi ninguno
—casi ninguno— nivel universitario. Y
los problemas que plantea para el país el que miles de centros productivos,
donde trabajan cientos de miles de personas, estén en su mayoría dirigidos por
personas con un nivel realmente bajo de conocimientos. Desde luego, se trata en muchos casos de
personas despiertas, de personas inteligentes, de personas con una gran
vocación. Pero eso, desgraciadamente, no
basta.
Y claro que cada vez más será necesario, y el país
deberá aspirar a que los cuadros que participan en las actividades tengan un
nivel superior de preparación técnica.
Esto implica, por supuesto, el deber de todos los cuadros de encontrar
algún espacio para estudiar y para superarse.
Pero los problemas que se derivan de eso son problemas tremendos.
Y en esta fase, en que escasea tanto el nivel de
conocimientos en los procesos productivos, en la universidad se concentra un
gran número de profesores y de estudiantes que poseen conocimientos sobre
muchas cuestiones que son fundamentales para el desarrollo del país. Hay algunas actividades como, por ejemplo, la
de los médicos, en que ya se ha hecho habitual que desempeñen actividades de
servicio en determinados hospitales, y como a la vez en muchos hospitales se
practica la docencia. Tampoco a nadie se
le ocurriría que pudiera existir un hospital sin médicos. Estamos absolutamente habituados a esa idea,
y nos parecería una cosa horrible un hospital sin médicos.
Sin embargo, nos parece casi natural un central
azucarero de medio millón de arrobas de caña diarias, o de un millón de
arrobas, sin un solo ingeniero, sin un solo economista.
Nos ha llegado casi a parecer natural grandes
fábricas, grandes unidades productivas en la agricultura, en cualesquiera de
las muchas ramas de la industria, sin que tengan ni el mínimo de personal
técnico calificado, sin que tengan ningún técnico de nivel universitario, o un
escaso número de esos técnicos.
Aquí se habló de la participación de los estudiantes
en el plan de caminos de la provincia de La Habana. A veces nos imaginamos que las carreteras
pueden hacerse sin ingenieros civiles, que un puente puede fabricarse sin la
participación de un ingeniero, o que un edificio pueda construirse sin la
participación de un arquitecto. Y, en
realidad, así incluso ha ocurrido muchas veces.
Por eso, cuando los estudiantes de ingeniería se
incorporan a dar una ayuda en ese campo, los efectos son visibles, los
resultados son notables, la ayuda tiene un extraordinario valor.
Y en estos mismos momentos, en el país hay más de cien
frentes de caminos y de carreteras.
¿Cuántos ingenieros tenemos al frente de esos caminos y de esas
carreteras? Innumerables planes cañeros,
ganaderos y de otras actividades agrícolas.
¿Cuántos agrónomos tenemos al frente de esos planes?
Hoy día, un técnico, un grupo de técnicos hay que
utilizarlos al máximo, hay que trabajar a base de instrucciones generales,
normas de tipo general, normas de fertilización de carácter general. Llegará un día en que cada una de esas
actividades habrá que hacerlas a base de normas concretas para cada lugar en
concreto, con un conocimiento perfecto del suelo.
Así, estudiantes de la escuela de biología, de
química, de arquitectura, de hidráulica, de economía, de ingeniería, han estado
cooperando en el desarrollo del plan de café del sur de la provincia de La
Habana.
En esos laboratorios —que se han montado en las
proximidades de la universidad— se están realizando decenas de miles de
análisis de suelo para un solo plan, ¡decenas de miles de análisis de suelo
para un solo plan! (APLAUSOS)
Nosotros hemos visto estudiantes en horas de la
madrugada trabajando febrilmente en esos análisis de suelo, con la cooperación
o la dirección de sus profesores.
Algún día tendremos que conocer todos los suelos del
país con esa minuciosidad. Están analizando
los suelos prácticamente hectárea por hectárea y coleccionando toda la
información, señalando en qué punto hay más fósforo o menos fósforo, más
potasio o menos potasio, más materia orgánica o menos materia orgánica. De la misma manera que los estudiantes de
biología han estado examinando los suelos desde el punto de vista
biológico: qué tipo de microorganismo,
qué tipo de nemátodos hay o no hay que puedan afectar una plantación
determinada.
De manera que la microbiología del suelo, los
nutrientes del suelo, la profundidad del suelo, la textura del suelo, todos
esos elementos indispensables, allí se están examinando.
Resultado:
posiblemente ninguna plantación de esa índole en ninguna parte del mundo
haya llegado jamás a alcanzar ni la mitad de ese nivel técnico. Tendremos una plantación de ese tipo allí
como no habrá otra en ningún país. La
participación de los hidráulicos, ingenieros civiles, planificadores, en fin: todos.
Ese plan en ocasiones ha reunido lo que pudiera casi calificarse de un
concilio de científicos, que han estado discutiendo horas y horas acerca de la
dirección de la cortina rompevientos, el punto donde deben pasar los canales de
riego, la distancia a que los determinados tipos de aspersores riegan el agua
y, en fin, los sinnúmeros de problemas técnicos, que solo un conjunto de
personas especializadas puede resolver para darle categoría a un plan.
Han estado cooperando también en otros planes, en la
zona de Ceiba. Están cooperando en el
del sur de Matanzas, en la zona de Jagüey Grande, y allí pensamos concentrar un
grueso de estos compañeros y de estos técnicos.
Es decir que el apoyo técnico de la universidad en el
campo de la agricultura se va a hacer muy patente en el plan del sur de
Matanzas, en el plan de cítricos, un plan muy serio, que tiene que realizar
trabajos grandes en el suelo, porque hay veces que el suelo presenta muchas
piedras, muchas rocas, que tienen que ser removidas para poder después trabajar
con más facilidad.
El plan del sur de Matanzas tendrá unas 5 000
caballerías de cítricos. No hay en
ningún país nada que se parezca a eso. Y
los mismos grupos polivalentes —como los llama el rector de la universidad,
porque incluyen economistas, ingenieros agrónomos, civiles, electricistas,
hidráulicos, químicos, biólogos y todo el mundo—, pues se trasladarán después
del sur de La Habana hacia la zona del sur de Matanzas. Y esperamos que los compañeros que están
cooperando en la construcción de esa carretera adelanten para facilitar el
tránsito entre La Habana y el sur de Matanzas, los que están trabajando en la
vía de Cienfuegos. De manera que van
quedando como responsabilidad de ustedes esos problemas.
Van a prestar su cooperación en el plan de Guane; han
estado prestando su cooperación en el plan de Isla de Pinos y en otros muchos
planes. No se enumeraron todas las
actividades ya, múltiples, importantes, nuevas, en que están participando los
estudiantes universitarios. Y cada día
más.
Y nosotros le preguntamos al compañero rector cómo están las reservas de
técnicos universitarios, de profesores y de alumnos, porque son tantas ya las
actividades que en ocasiones tenemos el temor de que se nos agoten las
reservas. Pero afortunadamente parece
que hay bastantes estudiantes universitarios y, además, ya se están viendo los
resultados de aquella política de no hacer contrataciones de estudiantes para
trabajar como profesionales, sino que los estudiantes fueran estudiantes.
Es por eso ya que se cuenta con decenas, y en
ocasiones cientos, de estudiantes que pueden realizar algunas de estas
tareas. Porque antes existía una
práctica viciosa, o la artimaña burocrática, de ir a contratar inmediatamente a
un estudiante que estaba en primer año de química o de biología o de ingeniería
para ya tenerlo controlado cuando se graduara.
Afortunadamente, esa práctica la hemos ido
eliminando.
Los estudiantes participarán, prestarán cualquier
apoyo como parte de la universidad, ¡como parte de la universidad!, e irán a
trabajar donde las necesidades del país lo exijan y no donde el más hábil
administrador, el más hábil ministro o viceministro haya logrado hacer una
captación superior a los demás. Esa no
es una manera de resolver correctamente el problema; esa es una manera
sectorial de resolver los problemas y nunca serán soluciones de ningún
problema. Gracias a eso hay una gran
masa y gracias a eso se pueden prestar ya muchos servicios.
Y la universidad tendrá el próximo año, en la zafra de
1970, una gran tarea. Los estudiantes de
tecnología irán durante la zafra de los 10 millones a la provincia de Camagüey
a trabajar y a prestar su apoyo técnico en los centros de acopio y en los
centrales azucareros (APLAUSOS). Otras
facultades irán a otras actividades durante ese período. Los de ingeniería civil, los de arquitectura,
tienen decenas de miles de kilómetros que mapificar,
de caminos, de carreteras, de trochas contra incendios en los bosques; los de
arquitectura tienen mucha planificación física que hacer, muchas instalaciones
industriales, de servicios y de viviendas que ubicar y muchas proyecciones que
realizar; lo mismo que los compañeros de biología están registrando todos los
pinares de Pinar del Río, 14 000 caballerías de pinares, seleccionando los
pinos plus; pinos hembras, pinos machos plus, pinos plus. Esa parece que es una categoría social de los
pinos, en virtud de la cual se les considera los mejores ejemplares de la
especie y de donde se deben tomar las semillas para el trabajo genético en
materia de repoblación forestal.
Es admirable el esfuerzo que han estado haciendo los
estudiantes de biología en esa actividad, como han estado por esos pinares, por
las montañas, trabajando semanas enteras y recogiendo datos que son
valiosísimos para el país y a veces viviendo en condiciones difíciles.
También es muy interesante la experiencia de los
estudiantes de ciencias políticas en el central “Camilo Cienfuegos”. Porque ahí en un centro de trabajo, con todos
los problemas de diversa índole, es donde se complementa la teoría, es donde se
complementan los conocimientos para dominar lo esencial y lo fundamental. Es difícil conocer un cuadro político o un
especialista en cuestiones sociológicas o políticas que ignore los problemas
del proceso productivo y que ignore las condiciones en que se desenvuelve el
trabajo de un conglomerado humano. Y
estamos seguros de que eso les dará una extraordinaria experiencia.
En nuestro criterio el país se beneficiará mucho. Se beneficiará por el aporte que significa
esa inyección de inteligencia a las actividades del desarrollo del país, pero
también se beneficiará por la calidad de los técnicos que van a salir de
nuestras universidades con ese tipo de actividad.
Se ha procurado dentro de lo posible facilitarle
medios a la universidad para esas tareas y reconocemos que esos medios no son
suficientes. Pero el entusiasmo con que
la universidad ha tomado todas esas misiones, el éxito que se va teniendo con
ese trabajo, estimula al país a hacer esfuerzos para ir dotando de los medios
que necesita la universidad para realizar ese trabajo.
Otra experiencia nueva es el grupo de 30 alumnos que
están haciéndose especialistas en ingeniería de terrazas de montañas, en la
zona de Cayajabos de Pinar del Río, que tienen allí su universidad; y allí,
prácticamente en tiendas de campaña, trabajan, y allí reciben las clases y allí
se forman. ¡Buen ejemplo de una
universidad que empieza a trasladarse de su propia sede!
Los 30 estudiantes de arquitectura en el puesto de
mando agrícola de la provincia de La Habana que se están haciendo especialistas
en problemas de planificación física, y allí tienen también su universidad,
allí reciben sus clases, allí se forman.
De manera que esos primeros ensayos de una universidad
que incluso se traslada físicamente de su sede tradicional y convierte una obra
entre montañas en un aula universitaria, y convierte la sala de planificación
física de una dirección agrícola en un aula de la escuela de arquitectura, son
ejemplos que muestran cómo será posible en el futuro, en la medida en que
tengamos más profesores, en la medida en que en cada uno de esos lugares
tengamos personal calificado, ir creando en cada centro de trabajo las aulas
universitarias.
Estos ejemplos indican el proceso mediante el cual la
actual universidad irá desintegrándose para pasar a ser una institución, un
tipo de enseñanza que se practique en todos los centros de trabajo. Llegará un día en que comprendamos con
claridad en qué mejor lugar, por ejemplo, que en la modernísima fábrica de
nitrógeno que se está construyendo en Cienfuegos se podrán formar los técnicos
químicos especializados en ese trabajo, especializados en la producción de
fertilizantes. El país tiene ya
modernísimas plantas industriales termoeléctricas, está construyendo muy
modernas plantas para la producción de fertilizantes. Y así todo el desarrollo industrial brindará
las futuras aulas universitarias. Allá
irán a trabajar los técnicos de nivel medio, y allí mismo tendrán su
universidad.
Y por ese proceso, paulatinamente, llegará el día en
que cada base agrícola, cada plan cañero, cada base ganadera, cada plan
forestal, sea una especie de facultad agronómica, donde todos los que trabajen en esas actividades
reciban sus estudios superiores. Una vez
lograda la enseñanza obligatoria universal hasta el preuniversitario, una vez realizado
eso, generaciones enteras pasarán a la producción con ese nivel, y generaciones
enteras pasarán a recibir cursos superiores en sus centros de trabajo. Y para que estudien cientos de miles, no será
posible que estudien en universidades.
La vieja idea, la clásica universidad desaparecerá
como tal idea, desaparecerá como tal concepto, desaparecerá como tal
institución que pertenece a una sociedad sobrepasada ampliamente.
Y así, la producción misma, las actividades
productivas, los procesos productivos, constituirán la base material, el
laboratorio, donde todos los trabajadores reciban en un futuro sus estudios
superiores.
Tal vemos nosotros, tal concebimos el desarrollo de
las instituciones superiores en el proceso de nuestra Revolución. Y no se olvide que el avance de esta
Revolución solo podrá ser medido un día por esto. No será por los crecimientos de nuestra
agricultura; no será por los crecimientos año por año de nuestras producciones
industriales; la medida de lo que llegue a ser este país, la medida de lo que
llegue a avanzar este proceso, la dará el porcentaje de jóvenes que realicen
estudios superiores, la dará el porcentaje del total de los miembros de nuestro
país que estén realizando estos estudios.
Y esta será la medida, la más importante, la única,
verdadera y legítima medida de lo que avance este país. Porque prácticamente todo lo demás, todo lo
que progresemos en el futuro será un subproducto de lo que sea capaz de avanzar
nuestro país en el camino del estudio, en el camino del dominio de la técnica y
de la ciencia.
Estos hechos son evidentes.
¿Nos faltará acaso voluntad? ¿Nos faltará energía? ¿Nos faltará claridad de visión para aspirar
a llegar tan lejos? No lo creemos. No creemos que si nuestro pueblo ha llegado
hasta aquí, si nuestro pueblo ha vencido etapas difíciles, si nuestro pueblo se
enfrenta a los problemas de hoy con prácticamente una gran indigencia en el
orden técnico, una gran indigencia de cuadros, si a su batalla más difícil se
enfrenta en estos meses, a la etapa más difícil para ganar la batalla del
subdesarrollo se enfrenta y en medio de las dificultades se enfrenta con éxito
en estos tiempos, no será más difícil la tarea de alcanzar estos objetivos de
los que hablamos esta noche.
Pero, además, la universidad no estará vinculada solo
a los procesos productivos. La
universidad deberá vincularse a las investigaciones, y las universidades
deberán ser centros de investigación de todo tipo.
Esta universidad tiene ya un centro de investigación
en las proximidades de la escuela de ciencias básicas de medicina, donde se
están realizando trabajos muy serios.
Esta universidad tiene ya encomendada una serie de tareas en el campo de
la investigación agrícola, en el campo de la investigación económica y en otras
actividades.
Creemos que si en la universidad se reúnen los mejores
profesores, si es nuestro deber tratar de reunir en los centros de formación al
personal más capacitado, puesto que serán los que formen las nuevas
generaciones de técnicos, de la misma manera esas inteligencias deben ser
utilizadas en la investigación, a la vez que la investigación debe formar parte
de la formación de los futuros técnicos.
Queremos decir que los profesores deberán participar
en las investigaciones, y los centros de investigación deberán formar parte de
la formación de los futuros técnicos.
Es necesario trabajar consecuentemente en este
sentido. Nuestro país no puede
permitirse el lujo de hacer otra cosa.
Si tenemos poco, hay que saberlo utilizar, hay que utilizarlo de una
manera racional. Y en el campo de las
investigaciones hay que avanzar.
La universidad está en este momento formando alumnos
posgraduados para determinados centros de investigaciones de tipo agrícola que
se desarrollarán en un futuro próximo. Y
es alentador el hecho de que un numeroso contingente de graduados
universitarios sea la masa que vaya a trabajar en esos centros de
investigación.
Nuestro país en el terreno de la investigación deberá
hacer dos cosas: acopiar información de
todo lo que se va haciendo en otras partes —no debemos inventar dos veces lo
que está inventado una vez—; y a la vez, realizar aquellas investigaciones
concretas sobre las cuales en concreto necesitamos resolver determinados
problemas, adaptar el resultado de las investigaciones de otros países a las
condiciones de nuestro país.
Pero decididamente la Revolución habrá de avanzar el
máximo en el campo de la investigación.
Esa es otra idea fundamental que no debemos de olvidar un solo
instante.
De esta forma se irá desenvolviendo nuestra
universidad; de esta forma se irán desarrollando estos conceptos de que la
universidad se universalizará y dejará de ser esta universidad.
¿Y qué serán entonces estos centros? ¿Qué haremos con ellos? Naturalmente, habrá que dirigir toda esa
enorme actividad de estudios superiores, y habrán de realizarse estudios de pos
graduados en un futuro; es decir, ascenderemos a un nivel superior. Y cuando sean decenas y cientos de miles los
técnicos de este país, entonces también miles de ellos todos los años pasarán
cursos de posgraduados. Algunos como los
que se hicieron el pasado año, algunos podrán ser cursos de un año, y tal vez
quién sabe si hasta más. Pero ya no
serán los estudios universitarios, serán estudios de otra índole, serán estudios
de posgraduados. Y ya no será,
lógicamente el estudiantado, o los asistentes a estos cursos, el grupo de
personas que asisten a estos cursos; posiblemente muchos de ustedes asistan a
estos cursos después ya como graduados de alto nivel.
y si hemos hablado de los técnicos... (LE DICEN ALGO DEL PUBLICO)
Y acá hay un aspirante a físico que pide
noticias. Pero él pide noticias porque
sabe que estamos haciendo un reclutamiento de cuadros, de estudiantes para
formarlos como cuadros en el problema de investigaciones de física nuclear, y
para formarlos como profesores de física nuclear.
Se ha establecido el Instituto de Física Nuclear y
nosotros le hemos pedido a la universidad el máximo de ayuda para, de los
alumnos de la Escuela de Física Nuclear, seleccionar un grupo que se formen
como profesores y como cuadros en el Instituto de Física Nuclear, como cuadros
de investigación en el Instituto de Física Nuclear de reciente creación.
En algunas facultades tenemos poco personal. A veces tenemos que dividir, a veces hay que
recibir, otras veces hay que dar. En
este caso hay que dar. Son pocos y por
eso, naturalmente, establece limitaciones al propio desarrollo de cada institución;
pero en el futuro no serán 300 los estudiantes de física, en el futuro serán
miles de estudiantes de física. Y
estudiarán en aquel centro, estudiarán aquí y estudiarán en todas partes, y
habrá una formación en muchos sitios.
La universidad tiene que aspirar a desarrollarse al
máximo en todos los campos, y todas las universidades deberán aspirar a
desarrollarse al máximo en todos los campos, en algunos más que en otros. Pero muchos de nuestros problemas de hoy son
resultado de nuestra indigencia, de nuestra pobreza, de que solo sean unas
decenas en algunos casos, otras veces algunos cientos.
Los médicos han hecho un importante aporte al curso de
formación de técnicos para el Centro de Investigaciones de Sanidad Animal. Así que los médicos, marchando por un buen
camino y tomándoles la delantera a las enfermedades, van a hacer un aporte en
la salud animal que será un importantísimo aporte en la salud humana.
Había un grueso número de alumnos que se graduaban, y
cerca de 70 estudiantes están recibiendo en el Centro Nacional de
Investigaciones Científicas un curso de dos años para desempeñar después sus funciones en otro
centro de investigación que ya se está promoviendo y que próximamente se
construirá. Pero lo más importante no es
el edificio, los equipos, lo más importante es el hombre.
Y puesto que hemos estado hablando de este problema,
es necesario decir de un defecto muy típico de los técnicos, de los
científicos, de los investigadores, de la sociedad capitalista. Si alguno se puede sentir aludido, siempre le
queda el recurso de pensar que estamos refiriéndonos a la sociedad
capitalista.
Hay algo que viene de esa sociedad como un vicio, que
acompaña a esa actividad que era de minorías.
Cuando en una sociedad es uno solo el que sabe en un pueblecito, hay un
solo médico, hay un solo ingeniero, hay un individuo que posee determinados
conocimientos, ese individuo tiene una posición privilegiada moralmente, la
tiene también socialmente, la tenía también económicamente. Y lógicamente, esa situación engendraba el
hábito del celo profesional, el orgullo, la vanidad, el sentirse superior a los
demás, un único entre los demás.
Y hay que decir ciertamente que, dolorosamente, será
necesario luchar durante bastante tiempo para que la virtud más importante, la
virtud más esencial, la virtud primera de un técnico, de un científico, se
imponga. Y esa virtud debe ser la
modestia, ¡la modestia! y recuerden esto siempre: ¡la modestia!
Cuántas relaciones de tipo humano se envenenan,
cuántas cooperaciones se hacen imposibles, cuántas habladurías, cuántas
chismografías, cuántas contradicciones derivadas de que el hombre todavía no
haya sido suficientemente capaz de dominar ese primitivismo que lleva en sí,
ese espíritu egoísta, ese individualismo, ese considerarse superior a los
demás. Cuánto habrá que luchar para
dominar hasta las formas del lenguaje; inculcar en los hombres ese sentido de
que lo importante es la obra, lo importante es lo que se haga, lo importante es
el contenido de lo que se haga, sin que importe si nos reconocen o no el
mérito, sin que importe que nos reconozcan o no la paternidad de una idea, la
paternidad de una investigación.
Y si todo el mundo llegara a poseer conocimientos,
forzoso será aprender a vivir de una manera modesta, aprender a pensar y
trabajar y a actuar de una manera modesta, sin que nadie se sienta superior a
los demás.
Siempre el hombre ha podido recoger la herencia de lo
que todos los hombres de pensamiento han creado a lo largo de la historia. El que más haga, el que más aporte, es
insignificante al lado de todos aquellos conocimientos e ideas que recogió y
que le sirvieron en un momento determinado de instrumento para hacer eso que se
llama un aporte.
A veces se envenenan las relaciones por celos
profesionales, por inmodestias, por esos vicios pequeño-burgueses que todavía
subsisten desgraciadamente.
Y si algo debe decirse, si algo debe exhortarse, como
parte de la formación de nuestras futuras generaciones de técnicos, es esa
lucha contra la inmodestia, esa lucha contra la vanidad, esa lucha contra el
individualismo. Y siempre mediremos, por
encima de todo, a un técnico y a un científico, no por sus conocimientos, sino
por el grado de humildad y de modestia con que sea capaz de aportar al género
humano esos conocimientos. Es muy
importante porque la experiencia nos enseña eso.
Y hay que decir —y por eso decíamos que es un vicio—
que viene de la vieja sociedad, y que como parte del desarrollo de nuestras
nuevas generaciones debemos saber luchar contra ese vicio y saber
erradicarlo.
Estas son algunas ideas acerca de cómo concebimos actualmente
la universidad, cómo concebimos una revolución universitaria.
Y a esta universidad que se llama Universidad de La
Habana, deberá considerársela universidad de occidente. Tenemos la universidad de Oriente, tenemos la
universidad del centro y tenemos la universidad de La Habana que debe ser la
universidad de occidente. Si quieren
llamarla de otra forma, pero quiero decir que hay que conceptuar la por lo
menos como la universidad de occidente (APLAUSOS). Y por eso desempeña su actividad en Isla de
Pinos, desempeña su actividad en Pinar del Río, desempeña su actividad en
Matanzas e incluso en otras provincias cuantas veces sea necesario, porque
además de universidad de occidente y por encima de eso es universidad de la
Revolución y universidad de Cuba (APLAUSOS).
Hay que prepararse.
Estamos en el “Año del Esfuerzo Decisivo”. Pero hay que prepararse sobre todo para
invertir el esfuerzo de una manera correcta, de una manera útil. Por eso, con tiempo, debemos preparar el
programa de la participación de la universidad en la zafra de 1970.
La zafra de 1970 marcha bien en un sentido: en los planes de siembra de caña. Se está asegurando toda la materia prima para
la zafra de 1970. El tiempo se presenta
en algunas regiones relativamente bien; relativamente seco, o digamos —sin
relatividad ninguna— bien seco en la provincia de Oriente. Sin embargo, el grueso de las obras
hidráulicas se están haciendo en la provincia de Oriente, y esa provincia
recibirá los refuerzos de equipos necesarios para los regadíos. Si la naturaleza discrimina a Oriente, la
Revolución priorizará a la provincia de Oriente en el envío de equipos de riego
y en el esfuerzo para aportar, mediante regadío, el agua que la naturaleza le
niegue. De manera que la circunstancia
de una sequía en Oriente será compensada por ese esfuerzo. Se trabaja también arduamente en las
construcciones hidráulicas en toda la isla, para estar en condiciones de
afrontar una situación de sequía.
Pero hay una dificultad, y es todavía con la actual zafra. La actual zafra no ha alcanzado todavía el
ritmo que se pretende. Y ya no es un
problema de movilización —nadie piense que habrá que hacer más movilizaciones. Es un problema de organización, ¡de
organización! Se evidencian todavía
nuestras debilidades en ese campo.
Es cierto que simultáneamente con la zafra se está
desarrollando todo el programa de siembras, de fertilización y de limpia de las
cañas, que distrae energía, tiempo, atención, y que no se puede prescindir de
él. Es cierto que el esfuerzo en
construcción de caminos y de obras hidráulicas y de drenaje es enorme, invierte
gran cantidad de energía y de tiempo.
También que, durante todo el período de primavera,
camiones, alzadoras, estuvieron trabajando en las siembras. Pero también es cierto que somos todavía
débiles, es cierto que tenemos debilidades todavía de organización. Y el fenómeno de la ignorancia en muchos
sitios se refleja en la organización del transporte, en la organización del
centro de acopio, en la organización de los cortes, en la organización de la
industria; se reflejan esas limitaciones.
Y en estas semanas venideras, en ese campo de la
organización, nuestro país deberá hacer un especial esfuerzo.
En un momento en que marcha satisfactorio el precio
del azúcar, en un momento en que nuestro país se aproxima a grandes éxitos en
su trabajo, no podemos aceptar que se quede una sola caña, de la caña molible en 1969, sin cortar (APLAUSOS).
Siempre, todos los años, cuando empiezan las lluvias,
al final, surgen los argumentos de que si la cepa se afecta, que si mucha
lluvia, que si mucho problema. ¡Es
propósito de la Revolución este año no autorizar el cese de la zafra en ninguna
provincia del país mientras quede caña por moler en 1969! (APLAUSOS)
No es cuestión de decir que se corta después en la
otra zafra que empieza temprano.
¡No! Se trata de los compromisos
del país, se trata del azúcar que tiene que exportar, se trata de las
necesidades del país.
Es nuestro deber ganar la batalla de 1970, pero es
también un fundamental deber ganar la batalla de la zafra de 1969. Y si la batalla de la zafra de 1969 se dice
que es preparación para la de 1970, ¡pues será preparación de verdad! Si tenemos que moler en junio, ¡moleremos en
junio! y
si hay que moler en julio o en agosto, ¡moleremos en julio y en agosto! (APLAUSOS)
Y nuestros cuadros, nuestro Partido, tendrán que
aprender a librar y a ganar batallas simultáneas, y tendrán que aprender a
realizar los planes simultáneos: el de
la caña, el de la ganadería, la zafra de 1969, la zafra de 1970, los planes
arroceros y todos los planes. ¡Hay que
aprender a ganar batallas simultáneas!
Hay disposición en el pueblo, entusiasmo. Hay que aportar lo que falta: sentido común todo el necesario, organización
toda la necesaria. Y tenemos que
superarnos a nosotros mismos.
Decíamos que tenemos muchas limitaciones, pero tenemos
que aprender a superarlas. Y de todas
maneras se sepa que la voluntad de la Revolución, la voluntad del pueblo, es
librar y ganar esas batallas.
¿El retraso en la zafra implica qué? Implica un mes de mayo y un mes de junio
tremendos, en que la zafra está andando todavía, las nuevas siembras
limpiándose, los retoños fertilizándose y cultivándose. Una mezcla tremenda de actividad en un
período determinado. Infortunadamente
esa consecuencia tiene ese atraso, y prolonga la tensión del trabajo en este
semestre más allá de mayo, más allá de junio.
Y tenemos que afrontar esa situación y tenemos que resolverla, y sobre
todo porque esta zafra es víspera ya de los primeros formidables resultados del
trabajo de este año, que comenzarán a producirse ya en 1970.
Tiene una importancia tremenda el desarrollo de la
producción azucarera como fuente de divisas para el país, para adquirir lo que
necesitamos, para nuestras necesidades, para nuestro desarrollo; tiene una gran
incidencia en el estándar de vida del pueblo.
Tiene una gran incidencia en la ganadería: el próximo año dispondremos de un millón de
toneladas más de miel para nuestra ganadería; es decir que nosotros tendremos
en la zafra de los la millones las cantidades de miel que nos permitirán
mejorar extraordinariamente la alimentación del ganado.
Es decir que ese esfuerzo por la zafra significa mucho
este año, y el logro de la zafra de los 10 millones significa mucho para
nuestro país y significa mucho para nuestro pueblo.
Hemos calificado este año de “Año del Esfuerzo
Decisivo”, y es realmente un año de esfuerzo decisivo. Pero ese esfuerzo debemos invertirlo de una
manera muy racional, ese esfuerzo debemos invertirlo de una manera
inteligente.
Esta es la situación en estos momentos.
Hace un año se inició la ofensiva revolucionaria y,
ciertamente, es mucho lo que la Revolución ha avanzado en este año.
Para finalizar, debemos expresar que en la noche de hoy
tenemos el gran honor de contar entre nosotros con la digna madre de los
heroicos revolucionarios bolivianos Coco Peredo e Inti peredo (APLAUSOS
PROLONGADOS).
En los aplausos de nuestro pueblo se expresa mejor que
con ninguna palabra nuestro sentimiento de adhesión y solidaridad a la causa de
su pueblo y a la causa de sus hijos, que es también la causa de nuestro
pueblo.
También tenemos como siempre a los representantes del
heroico pueblo vietnamita (APLAUSOS PROLONGADOS), símbolo de la lucha resuelta
de un pueblo decidido a no ceder un ápice en su lucha por la libertad. El pueblo de Viet Nam ha tenido siempre
nuestro apoyo incondicional. Y en estos
instantes su consigna revolucionaria, su histórica consigna de que la solución
de la paz en Viet Nam es el retiro de las tropas yankis de ese país y de las
tropas títeres (APLAUSOS) tiene todo el apoyo y todo el respaldo de nuestro
país.
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(OVACION)