DISCURSO PRONUNCIADO POR EL
COMANDANTE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER SECRETARIO DEL COMITE CENTRAL DEL PARTIDO
COMUNISTA DE CUBA y PRIMER
MINISTRO DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO, CON MOTIVO DE LA FUSION DEL INSTITUTO DE
RECURSOS HIDRAULICOS y DESARROLLO
AGROPECUARIO DEL PAIS (DAP), EN EL HOTEL HABANA LIBRE, EL 26 DE MAYO DE 1969.
(DEPARTAMENTO
DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS
DEL
GOBIERNO REVOLUCIONARIO)
Compañeras y
compañeros:
Hace aproximadamente siete años, en este mismo salón
—si mal no recuerdo, creo que fue aquí;
aquí fue el primer aniversario—,
en 1963, tuvimos el primer aniversario del Instituto de Recursos
Hidráulicos. Año por año quedó la costumbre
de celebrar un acto para hacer el recuento de su actividad.
Esta institución ha estado vinculada a lo que se dio
en llamar la “voluntad hidráulica”. ¿Y
por qué la voluntad hidráulica?
Realmente, la conciencia hidráulica no existía en los primeros tiempos
de la Revolución.
¿Quiénes nos enseñaron a tener una conciencia
hidráulica? Las sequías y los ciclones;
las sequías y las inundaciones. Se
presentaban de imprevisto grandes descensos en la producción de un año para
otro que afectaban considerablemente la economía del país, de un país que
dependía, y depende y dependerá todavía muchos años, fundamentalmente de la
agricultura.
Años de lluvias normales, años de lluvias excesivas y
años de lluvias muy escasas, pero que afectaban la producción cañera, por
ejemplo, en un 30% ó en un 40% —las grandes sequías.
Eso quiere decir que una zafra de 10 millones de toneladas
en un año de sequía, aun teniendo la superficie para hacer una zafra de esa
magnitud en condiciones normales, puede quedar reducida a 7 millones de
toneladas o a seis millones y medio de toneladas. Esto para hablar solo del renglón cañero,
pero que se puede aplicar exactamente igual a la producción de leche, de carne,
de pasto, de granos, en fin, de todos los cultivos agrícolas.
Nuestro país no era un país de lluvias que pudiéramos
llamar lluvias promedio escasas. Los
datos señalados aquí por el compañero
Faustino, resultado de las investigaciones de estos años, reflejan un promedio
de lluvia de 1 400 milímetros. Si a un
europeo le hablan de 1 400 milímetros, se asombra. Porque, efectivamente, en muchos países de
Europa llueve 700, 800 milímetros.
Pero se trata de una serie de circunstancias
diferentes.
Un problema tan esencial como la cantidad de lluvias
es la distribución de la lluvia. Y en
nuestro país tenemos meses en que caen hasta 400 milímetros y regiones del país
donde en ocasiones transcurren tres y cuatro meses sin caer una sola gota de
agua. En general el tipo de agricultura
europea que emplea la tierra una parte del tiempo, muchas veces aprovecha la
nieve que se derrite para sembrar, o se siembra antes de la nieve y, en general,
suelen ser lluvias distribuidas en los períodos críticos de los cultivos, sin
que esto quiera decir que aun también en esos países se dejen de presentar años
mejores y años peores.
En nuestro país, a pesar de las lluvias promedio muy
elevadas, el problema principal es el de la distribución de las lluvias. Y las consecuencias de las sequías suelen
ser, en la mayor parte de nuestros cultivos, desastrosas.
Esto aparte de que en nuestro país en la medida en que
crece la extensión agrícola, y las cantidades de tierras a roturar y sembrar se
elevan a decenas de miles de caballerías todos los años, sin regadío, hay que
esperar a que lleguen las lluvias para sembrar.
Y muchas veces las lluvias se presentan repentinamente en todo el país y
antes de la siembra llegan las malas hierbas.
Y esto crea una infinidad de trastornos en cuanto a la
distribución de la maquinaria, de la fuerza de trabajo, y sobre todo en cuanto
a la aplicación de la técnica; y el aprovechamiento de los fertilizantes, de
los herbicidas no se logra de una manera idónea cuando se producen o las
sequías o los excesos de lluvia, que lavan en ocasiones el fertilizante, otras
veces lavan los pesticidas y otras veces los herbicidas.
De manera que para poder aplicar la técnica hasta sus
últimas consecuencias es necesario tener garantizada la humedad en el momento
adecuado. Y, desde luego, nos permitirá
sobre todo cultivar y sembrar en los meses de seca, porque en los meses de seca
se puede controlar esa humedad, se puede hacer la preparación de tierra óptima
y aplicar óptimamente la técnica, como recordaba el compañero Faustino en la
noche de hoy. Esos factores no se pueden
controlar en los meses de grandes lluvias de primavera.
Esto facilita enormemente el empleo y el mantenimiento
y la conservación de la maquinaria. Y
porque además la peor fecha para sembrar es cuando comienzan las lluvias. Casi ningún cultivo tiene su óptimo de
siembra precisamente en los meses de junio y julio, sino en los meses
anteriores. Las cañas que tienen más complicaciones
con las hierbas son las que se siembran en los meses de mayo, de junio o de
julio; las cañas que se cultivan con mucha más facilidad son las que se
siembran en noviembre, diciembre, enero, febrero, meses llamados secos.
De manera que a nosotros los fenómenos naturales nos
enseñaron y nos formaron la conciencia de la necesidad de crear una voluntad
hidráulica. Y ciertamente costó esfuerzo
y costó trabajo crear esa voluntad hidráulica.
Vino un hecho que contribuyó decisivamente a esa
voluntad hidráulica. Y fue el ciclón
Flora. El ciclón Flora es un tipo de
fenómeno que, según se dice, puede ocurrir cada 500 años. Pero también puede ocurrir dos años seguidos
y después en 1 000 años no volver a ocurrir.
Y, ciertamente, nadie se puede sentir tranquilo con que le digan que no
se va a repetir el Flora sino en un promedio de cada 500 años, porque puede en
cualquier año aparecer un Flora. A lo
mejor el Flora de los 5 000 años, más grande; o a lo mejor un Florita, que
siempre se presenta también y causa bastantes daños.
Los ciclones constituyen un enemigo natural de este
país, aunque el compañero Núñez Jiménez siempre recuerda que también
contribuyen a llenar el manto freático y ayudan a sanear la atmósfera, de lo
cual, desde luego, no dudamos. Lo mejor
será que nos quedemos con la parte buena de los ciclones y evitemos las partes
malas.
El ciclón Flora nos permitió a nosotros, aunque solo
fuese por breves horas, tener uno de los ríos más caudalosos del mundo, porque
el río Cauto en determinados puntos alcanzó un ancho de 80 kilómetros, y 80
kilómetros no los tiene ni el Amazonas.
Y de buenas a primeras, en unas horas un río Amazonas se formó en la
provincia de Oriente.
La opinión de muchos campesinos, cuando vieron llegar
la crecida repentina, creyeron que el mar del norte, es decir el mar de Gibara,
había entrado en el territorio.
El Flora además dejó un saldo dolorosísimo de vidas
perdidas en esa ocasión: más de 1 000
personas.
Entonces ya se vio la necesidad del trabajo hidráulico
integral, porque aquí la conciencia
hidráulica funcionaba como un péndulo:
en los años de sequía cobraba un gran nivel el problema de los regadíos;
en los años de muchas lluvias cobraba nivel el problema de los drenajes. Entonces se fue viendo que era un problema
integral el que había que atender, y que había que hacer las presas no
solamente para disponer de agua, sino también para controlar los ríos.
Y en aquella ocasión se planteó que había que preparar
las condiciones del país para resistir incluso un Flora. De manera que sirviera para controlar las
aguas, evitar las inundaciones, hacer todos los trabajos de drenaje
pertinentes, para en los casos de grandes avenidas facilitar la evacuación de
las aguas, y disponer además de agua suficiente para todas las necesidades del
país.
Esas necesidades son agrícolas, son de orden humano
—es decir, las necesidades de agua de la población—, y son industriales, puesto
que el desarrollo industrial también requiere cantidades considerables de
agua.
Actualmente, gracias a los estudios que se han
realizado en estos años por el Instituto Hidráulico, se sabe que el potencial
hidráulico de Cuba —es decir, el potencial de aguas que pueden ser
aprovechadas— es de 22 000 millones de
metros cúbicos, ¡veintidós mil millones!
Y posiblemente ese potencial sea un poquito mayor. Por lo general los compañeros del instituto
adoptaron el criterio de rebajar cualquier cifra y quitarle un 10% ó un 20%, para
siempre tener una gran seguridad en todos los cálculos que hacían. De manera que nuestro país tiene un potencial
hidráulico de unos 22 000 millones de metros cúbicos, que significan —dadas las condiciones de nuestro
clima— la posibilidad de irrigar casi el ciento por ciento de la superficie,
¡casi el ciento por ciento de la superficie!
Por lo menos irrigar todos los cultivos que requieran agua. Hay algunos cultivos que no necesitan
realmente agua, o necesitan un mínimo de agua.
Y el propósito del país es llegar al aprovechamiento
total de los recursos de agua. Es decir
que el trabajo hidráulico concluye aquí
cuando tengamos disponibles 22 000 millones de metros cúbicos de
agua.
Se señalaba aquí esta noche que al triunfo de la
Revolución había embalses por 30 millones, para uso de la población, y que se
habían hecho obras por casi 1 000 millones ya, y que se estaban haciendo este
año obras también por otros 1 000 millones aproximadamente. De manera que creceremos de 1 000 en 1 000, y
de 2 000 en 2 000, hasta alcanzar el total del potencial de agua del país. Esto da una idea de la dimensión del esfuerzo
a realizar.
Nosotros no estamos de acuerdo con la afirmación del
compañero Faustino de que él considera como una de las deficiencias del
instituto el que no haya sido capaz de jugar un factor decisivo en el desarrollo
hidráulico, porque nosotros sí creemos muy sinceramente que el instituto
constituyó un factor decisivo en el desarrollo hidráulico.
Por lo general en una revolución son incesantes las
medidas a tomar y las adaptaciones a cada una de las circunstancias del
proceso, y se crean organismos, se crean otros, se fusionan organismos, y
muchas veces cuando eso tiene lugar eso transcurre sin ninguna ceremonia. Sin embargo, nosotros quisimos expresamente
—y le insistimos mucho al compañero Faustino— que tuviera lugar este acto, en
este mismo sitio donde tuvieron lugar otros actos con relación a los trabajos
hidráulicos del país, porque nosotros queríamos hacer expreso reconocimiento,
ante todo el país y ante todos los compañeros, del valor y de la importancia que
a nuestro juicio tiene el trabajo realizado por el instituto. Y nosotros creemos que ese trabajo ha sido
decisivo para el desarrollo hidráulico del país, ¡decisivo!
En realidad todo el desarrollo agrícola de nuestro
país ha adquirido en estos instantes una dimensión tremenda. A la vez, el país ha tenido necesidad de
concentrar los recursos. Muchas veces
anteriormente estaban las máquinas dispersas, en cada provincia tenían un
número determinado de máquinas manejadas por las provincias, distintos tipos de
construcciones se realizaban por distintos organismos, construcciones
relacionadas con la agricultura. Y la
necesidad de resolver las tareas que tenemos delante con los recursos limitados
con que contamos, nos señaló la conveniencia de unificar recursos.
Y así, se unificaron todos los recursos que estaban
participando en el desarrollo agropecuario.
Las maquinarias pesadas, los buldóceres, eran manejados por el
departamento de maquinaria del INRA. Las
construcciones de las presas se realizaban por el MICONS. Numerosas obras a veces eran realizadas por
la misma provincia o por el propio INRA.
Decidimos ir reuniendo en una sola fuerza, ir
reuniendo en una sola organización todos los medios que tenían que ver de
manera decisiva con el desarrollo agropecuario del país, utilizar esas máquinas
de una manera racional, de una manera óptima, transferir recursos de un frente
a otro, que bien puede ser en una ocasión de buldoceo al drenaje, construcción
de canales, que en un momento dado pueden ser los mismos equipos del buldoceo a
construcción de embalses, o equipos de caminos, o viceversa. Porque en muchas ocasiones, por la índole del
trabajo que se realiza, hay algunos equipos que están parados y otros se
encuentran en un pico de su actividad.
Esto, aparte de la necesidad de formar operadores para
todas esas máquinas, y la necesidad de estudiar y organizar el mantenimiento,
el abastecimiento de piezas y el mantenimiento de todas esas máquinas, condujo
a la creación de una organización que se especializara en la ejecución de todas
estas obras que tenían que ver con el desarrollo agropecuario.
Debemos decir que todavía incluso esa organización
nueva no ha alcanzado, ni mucho menos, toda su eficiencia. Esa organización nueva tiene todavía muchas
deficiencias. No vamos a hacer un
recuento aquí de las deficiencias, porque yo no pierdo oportunidad de decirles
a los compañeros en qué puntos han fallado, en qué puntos están débiles, en qué
puntos están mejor, y por lo general siempre les estoy señalando los puntos
débiles y no los puntos positivos.
A la hora de hacer el reconocido homenaje a los
compañeros que trabajaron en recursos hidráulicos, hay que hacer también la
merecida y justa y necesaria demanda al organismo nuevo de un esfuerzo aún más
eficiente. No ha llegado todavía la hora
de los elogios para el DAP.
Sí creemos sinceramente —porque la tarea es grande, y
la tarea es dura y la tarea es difícil, y el camino será largo—, creemos
sinceramente que cumplirá los objetivos y llegará a alcanzar una alta eficiencia
en las tareas que se le han asignado. El
campo es amplio, es grande; la tarea es enorme, y de ninguna manera será una
tarea fácil.
Ahora bien, la vida nos ha ido enseñando cómo se
producen estos procesos. Y nosotros
estábamos muy conscientes todavía de las limitaciones que tenía la nueva
organización.
Y en esto había dos criterios. Yo tenía un criterio y el compañero Faustino
tenía otro criterio. El compañero
Faustino creía que dada la vinculación que hay entre Proyectos y Construcción,
esas dos organizaciones debían estar unidas.
Y realmente, aunque nosotros en principio no objetábamos la idea como
cosa esencial, le expresábamos que a nuestro juicio, en el momento en que él
nos planteaba eso, no debían unificarse las dos instituciones, porque nos
parecía que el DAP en aquellos momentos no estaba en condiciones de asumir las
responsabilidades derivadas de una tarea tan difícil y tan compleja como era la
tarea de los proyectos y de mantener a tono los proyectos.
En el transcurso de este año se logró una gran
coordinación. Y en el transcurso de este
año se logró tener a disposición del organismo constructor todos los proyectos
que se requirieron.
Hay que decir que este año, en materia hidráulica, se
ha dado un paso grande, es decir se ha hecho un esfuerzo grande; no se puede
decir mayor que otros años, pero sí un esfuerzo que al contarse con más medios,
más experiencias, más recursos en general, más priorización, alcanzó una
magnitud muy grande.
Algunos proyectos ya terminados no tenían la
importancia urgente que tenían otros con relación a la zafra de los 10
millones. Y se lograron las
adaptaciones, se hicieron los proyectos nuevos y se pudieron iniciar una serie
de obras con el propósito de cerrarlas en esta primavera, con el propósito de
que comenzaran a acumular agua en esta primavera, en un plan que se llamó de
aseguramiento de la zafra de 1970, es decir previendo la posibilidad de una
sequía y de las consecuencias de la sequía.
Se hizo un plan de perforación grande y se hizo un plan
de obras de embalses. Y así se
iniciaron, con el propósito de cerrarlas este año, una serie de presas, entre
otras la de Sabanilla, la de Nipe, Lebrige y Minerva,
presas importantísimas porque irrigan áreas cañeras que son las que tienen
mayores problemas en períodos de seca.
También se trabajó en otras presas no de tanta
magnitud.
Muchas personas creyeron imposible que esas presas se
pudieran cerrar este año; hubo apuestas de técnicos, incluso: algunos que decían que sí, y otros que decían
que no había quien cerrara esas presas este año.
Y hay que decir que realmente todas las presas, no
solo esas cuatro, sino 15 presas, están en condiciones de cerrarse en esta
primavera y de poderse utilizar si el caso lo requiere. Digo si el caso lo requiere porque pueden
venir secos los meses de julio y de agosto, o pueden venir húmedos; ojalá
vengan húmedos, desde luego.
Muchas de esas presas se han adelantado
considerablemente y están en condiciones de prestar un servicio de
emergencia.
De manera que se seguirá un criterio cuidadoso, se
tendrá listo todo, se tomarán todas las medidas, se calcularán todos los
riesgos, para que todas las presas que sea una necesidad cerrar se cierren,
observando sobre la marcha, calculando.
Algunas se cerrarán a fines de mayo, otras se cerrarán a mediados de
junio. La cuestión es disponer de agua
en julio y agosto, y también disponer de agua en los meses de noviembre,
diciembre, enero, febrero y marzo. Y
algunas obras de terminación hacerlas incluso después, puede ser en marzo,
puede ser en abril, una vez que hayamos garantizado agua en los meses del
verano si vienen secos, y agua en la próxima seca, de manera que los objetivos
para los cuales se construyeron esas presas se realicen.
El esfuerzo ha sido grande, el éxito grande. Y, sin embargo, nosotros esperamos todavía
que ese esfuerzo sea mayor y que los éxitos sean mayores.
Ciertamente que la zafra de los 10 millones nos
obligó, tanto en el terreno de la perforación, como en el terreno de las
presas, como en el terreno de los drenajes, a un esfuerzo muy grande. Estábamos obligados por 1970 y tuvimos que
trabajar con esa gran presión.
No es esa ya la situación del año 1971. Eso no quiere decir que vamos a aflojar el
esfuerzo. Vamos a tener incluso más
recursos, lo que vamos es ya a trabajar un poco menos amenazados en cada una de
estas obras que como hemos estado con relación a la zafra de 1970.
Claro que hay planes importantes. Están, entre otros, los planes de arroz. En arroz este año el país llega a cerca de 10
000 caballerías, entre 9 000 y 10 000 caballerías, y esperamos el próximo año
pasar de 15 000 caballerías, de las cuales aproximadamente un 50% tendrá doble
cosecha. De manera que para el año que
viene se sembrarán, entre las que van a tener una cosecha y las de dos
cosechas, más de 20 000 caballerías de arroz.
Hay que decir también que este año la mayor parte de
las siembras se están haciendo con la variedad IR-8 que tiene muy altos
rendimientos. Pero hay que decir que
tenemos en este momento 11 variedades todavía superiores al IR-8. Claro que estas nuevas variedades están a
nivel de granos. Hay tres de ellas, de
ciclo muy corto, de las cuales teníamos 10 granos de cada una. Se han sembrado 10 matas de cada una, y de
cada una han nacido las 10 por suerte.
Así que ya recogeremos en este verano unas cuantas espigas. Y de otras hemos tenido 450 granos, de otras
siete variedades; y de una, 45 kilogramos.
En el rendimiento tienen cualidades superiores. De manera que en 1970 y con vistas al año 1971
adquiriremos categoría de grandes arroceros.
Casi nadie se ha dado cuenta de que al lado del plan
cañero, que ha sido grande, ha habido otro plan que ha crecido todavía mucho
más que la caña, que es el de arroz. Y
los planes de arroz, el que quiera saber lo que es trabajo que se interese por
un plan de arroz; porque el arroz hay que sembrarlo en lugares muy bajos, en
lugares donde hay que hacer millones de metros cúbicos de drenaje, miles de
obras de fábrica, como señalara Faustino —en la de El Cauto solamente 1 350
obras de fábrica—, los trabajos que hay que hacer de diques.
Y algún día, desde luego, vamos a sembrar todo ese
arroz ya con terrazas planas. Ya hay
alguna experiencia, y vamos a tener las 17 000 caballerías físicas que tendrá
el país para arroz con terrazas planas.
Ello requerirá un trabajo ulterior ya. Ahora el trabajo no puede ser de terrazas
planas, sino el trabajo tradicional de los diques, siguiendo las curvas de
nivel; los sistemas de riego, los drenajes.
Pero marchamos hacia el desarrollo de arroceras de las más modernas del
mundo y con productividad que sobrepasará la productividad por hombre de
Estados Unidos.
Esto lo decimos ya cuando a nuestro país empiezan a
llegar los primeros de los 2 500 tractores SAMEX de doble tracción y de 90
caballos, que se adquirieron para los planes arroceros del país. Dispondremos de 2 500 máquinas de las mejores que existen,
capaces de tirar tanto de un arado de seis discos como tirar de un zanjeador, como tirar de una mototraílla para hacer
terrazas planas, como tirar de los landplanes, es
decir, todas las máquinas, y de meterse en el arroz y de fanguear
además de las ruedas fangueadoras con rotovator especiales que tiene para fanguear,
sellados abajo y con doble tracción y con 90 caballos para que no falte ningún
caballo en las arroceras (RISAS Y APLAUSOS).
Y con variedades nuevas de las de más altos rendimientos, que ahí están
creciendo hasta con un centinela al lado para que no se acerque ni un pájaro a
comerse una de esas matas (RISAS).
Así que de esos recursos dispondrá nuestro país en ese
renglón de la agricultura.
Parejamente ya habiéndose terminado el grueso del
esfuerzo en la caña comienza el esfuerzo en el pasto, comenzando a
desarrollarse dos enormes planes este año:
uno en la zona de Camagüey, llamado el Rectángulo, de 10 000 caballerías
de pastos para ceba; y otro en la región de Sancti Spíritus, de otras 10 000
caballerías de pastos para cría y para ceba.
En la región de Sancti Spíritus se va a desarrollar
una arrocera de 2 500
caballerías. Y esperamos tener el año
que viene las 2 500 caballerías allí. La
región de Sancti Spíritus es una de las de más grande potencial de agua. El agua potencial de la región de Sancti
Spíritus, con el Zaza, el Agabama y todos esos ríos, es de 3 000 millones de
metros cúbicos. Casi la séptima parte
del agua del país.
Hay que hacer grandes presas allí. Y una de las que se va a comenzar, y con una
buena voluntad de cerrarla —y cerrarla decimos el año que viene— es nada menos
que una presa de 700 millones de metros cúbicos de agua. Yo digo cerrarla el año que viene. No me empeño en el ciento por ciento, pero
estamos decididos a hacer el máximo esfuerzo por resolver el problema de esa
presa para que no falte agua.
Y como allí en Sancti Spíritus hay que hacer un
trabajo muy serio, es por eso que hemos querido aprovechar la experiencia del
compañero Faustino, al cual hemos hecho responsable del plan de Sancti Spíritus
(APLAUSOS).
Así que él está oyendo aquí los compromisos. El no se ha querido comprometer en lo de los
700 millones. Hay que decir la
verdad. Creo que se guarda todavía la
prerrogativa de hacerla pero no decirla.
Aprovechar toda su experiencia, porque creo que allí podemos desarrollar
técnicas muy modernas. Aquella región va
a tener arroz, ganado, caña, tabaco; es decir, casi todos los renglones.
Nosotros hemos pedido al compañero Faustino que lleve
con él un grupo de compañeros experimentados, porque en la región de Sancti
Spíritus creo que se pueden hacer grandes avances de tipo técnico, en lo que se
refiere a todos los problemas de regadío.
Pero, en fin, volviendo al tema, ya se están haciendo
en cuestiones de pastos grandes planes con mucha fuerza.
Hay que decir que en la región del Rectángulo se unen
más o menos en el mes de julio unos 1 500 tractores. ¡Mil quinientos tractores en un solo plan!, y
todos los buldóceres que han estado trabajando en los planes de caña para el
Rectángulo. Y cuando empiece el mes de
noviembre, la seca, desbrozando para el arroz en el sur de Camagüey. De la misma manera casi todos los buldóceres
de Las Villas están en este momento en la región de Sancti Spíritus, en las
áreas altas buldoceando para pasto. Y cuando comience el período seco estarán
todos buldoceando para arroz.
Pensamos dedicar el menor número posible de buldóceres
a hacer canales en las áreas arroceras porque vamos a emplear las grúas, vamos
a emplear las traíllas, las que tenemos, las que llegan nuevas y algunas que
los compañeros del centro de maquinarias quieren construir este año. Quieren construir 50 traíllas. Las traíllas sirven para abrir canales. Así que los productores de traíllas que estén
alerta con esta gente del centro de maquinarias, porque copian cualquier
máquina, y le hacen nada más que algunas pequeñas modificaciones. Ellos dicen que para arreglarlas, y a mí me
parece que es para no copiarlas tal como son.
Ya por lo pronto han hecho una perforadora de pozo Bucyrus, que es lo más parecido que hay a las perforadoras
americanas de hacer pozos. Cualquier
parecido es mera coincidencia (RISAS).
Además, han estado fabricando ya unas bombas de pozo profundo, que
también tenían un parecido terrible con algunas bombas que no voy a mencionar
aquí (RISAS), para no crearles
demasiados problemas.
Es decir que vamos a emplear las traíllas y vamos a
emplear también la dinamita, si conseguimos toda la dinamita que
necesitamos. Esa es tarea de comercio
exterior. Porque este año han gastado ya
2 000 toneladas de dinamita abriendo canales, desbrozando y haciendo trabajos,
y van a recibir otras 2 000, pero el año que viene necesitan mucha más
dinamita. La dinamita ayuda para abrir
canales ahorrando buldóceres. Y el año
que viene tenemos un problema con relación a los buldóceres, que los 160
buldóceres D-493 que vienen se destinarán con combinadas Henderson
en la provincia de Camagüey al corte de caña.
De manera que hay que estar inventando todos los
medios habidos y por haber para realizar todas estas tareas utilizando técnicas
nuevas. Y ciertamente que la apertura de
canales con dinamita ha dado un gran resultado, ha sido de gran utilidad.
De manera que los planes del año que viene serán tal
vez no tan tensos como los de este año, pero serán planes mayores todavía que
los planes de este año.
También tendremos un gran número, un número muy
superior de perforadoras para hacer pozos de extracción y pozos de
inmersión. Por un lado sacar la que
necesitamos, y por otro lado meter en las presas subterráneas que nos ha dado
la naturaleza el agua que sobra, no permitir que se vaya al mar.
La situación también en cuanto a los demás cultivos es
una situación buena. Se están llevando a
cabo los planes de cítricos, de siembra de cítricos, plantaciones de cítricos
con una gran intensidad, de café, de plátano, de piña... Todos esos cultivos se están desarrollando al
máximo que permiten las posibilidades de semillas. Y ya hay algunas plantaciones impresionantes
de piña. Se habla mucho de las
plantaciones que tienen los compañeros en Ciego de Avila. Los que pasan por allí hacen grandes
elogios.
Se acordarán ustedes que tuvimos un problemita con la
situación de algunas piñas Cayena Lisa.
Pero eso no fue obstáculo, y hemos conseguido unos 10 millones de
posturas de Cayena Lisa. Y no solo las
hemos conseguido sino que están sembradas y están creciendo con una técnica de
alta calidad. Ya todos esos cultivos van
tomando una gran fuerza, y el cultivo principal ha sido el de la caña en estos
últimos 15 meses, pero de la caña por lo pronto ya nos vamos librando.
Se han sembrado en los últimos 15 meses unas 41 200
caballerías netas de caña. Netas quiere
decir que la que se sembró y se perdió por algún factor de sequía o por lluvia
o algún problema de esos y se volvió a sembrar, se cuenta una sola vez. El esfuerzo fue todavía mayor, porque cada
vez que se perdió una caballería hubo que sembrarla otra vez. Y se han sembrado en los últimos 15 meses 41
200 caballerías de caña. Esto es más de
medio millón de hectáreas. Cuando
nosotros les explicamos esta cifra a algunos visitantes, se asombran.
Ahora, con la caña sembrada en los últimos 15 meses,
solo con esa, con la caña nueva, Cuba sería ya el año próximo el primer
productor de caña del mundo, ¡con las cañas nuevas!
Casi todas las provincias han cumplido ya sus
metas. La provincia de Las Villas
cumplió su meta y ha sobrecumplido también; igualmente la provincia de La
Habana; la provincia de Pinar del Río, que es pequeña en caña. A la provincia de Matanzas le quedan 171
caballerías que terminarán de sembrarlas antes del 31. A la provincia de Camagüey le quedaban ayer
22,8 de un programa de 12 000 caballerías de caña; las terminarán de sembrar
antes del día 31. Y solo le falta una
cantidad mayor a la provincia de Oriente, que el día 31 le quedarán unas 1 000
caballerías que sembrará en el mes de junio.
Y se alcanzará una cifra superior a las 43 000 caballerías de caña. Es una cifra respetable si se tiene en cuenta
que mucha de esa caña se sembró en tierras que hubo que buldocear, recuperar,
en terrenos bajos que hubo que drenar; es decir, ya no era en tierras fáciles,
sino en tierras de acceso difícil.
De manera que el país tendrá unas 117 000 caballerías
de caña para la zafra de 1970, y se cortarán más de 40 000 por primera
vez.
Se han sembrado con altos niveles de fertilización,
con una alta densidad de población, y en general se han hecho las siembras con
preparación de tierra y cuidados de una calidad superior: selección de la semilla, selección de las
variedades —sobre todo variedades de madurez temprana—; cuando se demolía, se
demolían las cañas aquellas que eran de menor valor; se ha reducido
considerablemente el porcentaje de caña POJ 28-78 que había en el país, y se ha
mejorado considerablemente la composición de las variedades.
De manera que avanzamos hacia 1970 con 117 000
caballerías de caña, cifra —por lo demás— respetable.
Sin embargo, no podemos decir que todo haya marchado
bien. Muchas personas nos preguntan a
nosotros cómo marcha la zafra de este año, y la zafra de este año ha sido la agonía
del país.
Nosotros el 13 de marzo explicamos los problemas que
había en relación con la zafra de 1969.
Explicamos también las causas de cómo se había relegado, subestimado la
importancia de la zafra de 1969 y se había concentrado la atención sobre todo
en la meta de 1970. Hubo provincias que
realmente no pensaban ni en la zafra de 1969, ni se acordaban.
Todo ello requirió un esfuerzo grande, porque la
zafra, a pesar de que se comenzó temprano, iba atrasada.
A esto se sumaban una serie de factores —como
decíamos—: una serie de centrales que
habían sido ampliados y empezaban a probarse algunos tándemes,
alguna maquinaria, con todas las dificultades que eso conlleva de ajustes,
incluso de manipulación de esos equipos; otros centrales —algunos— estaban en
plena construcción, no podían trabajar en la zafra; otros debían ser
paralizados temprano en la zafra para hacer las nuevas ampliaciones.
El equipo de transportaciones tenía muchos
problemas. Hay problemas acumulados en
las vías férreas de falta de reparaciones.
Había problemas acumulados también en el transporte: en las carretas, en los camiones. Incluso el país el año pasado tuvo
dificultades para adquirir determinados aseguramientos, como gomas de carretas,
gomas de camiones. Eso unido al enorme
trajín de los equipos de transporte durante todo el período del segundo
semestre del año pasado, en que no pararon:
ni alzadoras, ni camiones, ni carretas, ni nadie. Algunos problemas de piezas.
Es decir, algunos problemas de tipo objetivo, y bastantes
problemas también de tipo subjetivo: de
personal eficiente en algunos casos para la operación de esos mismos
equipos.
Cualquiera oye hablar de una alzadora, pero una
alzadora es nada menos que una grúa hidráulica.
Y todo el mundo sabe que manejar un buldócer, un camión, cualquier
equipo, es mucho más fácil que manejar una grúa hidráulica; y hay muchas grúas
trabajando en las obras hidráulicas, las presas. Y uno de los problemas más serios es
seleccionar y preparar el personal para manejar las grúas hidráulicas, y cada
alzadora es nada más ni nada menos que una grúa hidráulica. Y hay miles de alzadoras en el país y
bastante gente no experta en esos problemas, y a veces la cantidad de piezas
que gastan es mayor, la cantidad de aceite que gastan es mayor, la cantidad de
roturas es mayor.
Si a deficiencias de mantenimiento se unen falta de
personal mecánico en las reparaciones, problemas de organización, es
decir: a los factores objetivos se suman
los factores subjetivos. Unido al
esfuerzo en todos los demás frentes, al esfuerzo en la construcción de
drenajes, de obras de todo tipo, y sobre todo el esfuerzo en las plantaciones
con vistas al año 1970.
Todos esos factores incidieron en la zafra.
Es cierto que en los meses de marzo y abril se levantó
la molida, se levantó. Sin embargo, ya
en el mes de mayo los problemas que temíamos empezaron a presentarse: en las regiones de Las Villas, Camagüey y
Oriente, lluvias tempranas y fuertes.
Temíamos las lluvias tempranas.
Es decir, si por un lado deseábamos lluvia, por otro lado habríamos
deseado las lluvias normales. En Las
Villas ha llovido tremendamente, más que en los últimos años. Y en Oriente, que hubo sequía en los primeros
tres meses, ya desde fines de abril y en el mes de mayo ha llovido realmente
mucho. Eso explica que la presa Paso
Malo está vertiendo ya, y que la presa “Carlos Manuel de Céspedes” haya
alcanzado un caudal grande de agua.
Lluvias tempranas en el mes de mayo mermaron el ritmo de la zafra, y
afectaron incluso los rendimientos de azúcar.
De manera que aquí tenemos las cifras y sus
problemas.
Hasta el día de ayer se habían molido 3 428,3 millones
de arrobas; esto es equivalente al 85% de las cañas.
Ahora bien, este año tuvimos también los problemas de
los rendimientos. Los rendimientos del
año pasado fueron 11,97; los rendimientos acumulados este año han sido de
10,85.
Es decir, 1,12 de azúcar menos; es decir, algo más de
un 10% menos. Este año con 3 428,3
millones de arrobas se habían producido
4 277 482 toneladas de azúcar.
Con un rendimiento igual al del año pasado en azúcar, se habrían
producido 458 000 toneladas más de azúcar.
Ya en el mes de mayo bajaron los rendimientos con las lluvias tempranas,
más los problemas acumulados.
Es decir que los problemas que estábamos temiendo con
relación a la zafra de 1969 se han estado presentando.
En ocasiones no se dan las cifras, en algunos
años. Todo esto tiene que ver con el
comercio. Y, en fin, es una facultad del
país usar o no de la discreción azucarera.
Pero de todas maneras las cuentas tienen que estar muy claras con vistas
a las realidades y con vistas a los esfuerzos que nosotros tenemos que
hacer. Por eso consideramos conveniente
que se sepa cuál es la actual producción de azúcar y la caña molida: el porcentaje de caña molida hasta este
momento es el 85% de la zafra.
De manera que nos enfrentamos en los próximos 45 días
a los muy serios problemas que implica terminación de zafra, cultivo de las
cañas —que adquieren una importancia
tremenda—, inicio de las reparaciones en todos los centrales que vayan
terminando; de manera que si el año es del esfuerzo decisivo, estos meses son
del esfuerzo decisivo dentro del esfuerzo decisivo.
No cabe duda de que todavía tenemos muchas
debilidades. Tenemos debilidades en
recursos, que son objetivas, y tenemos debilidades subjetivas en organización,
en control, en eficiencia, y con todo ello enfrentados a una tarea seria. Desde luego, este es un país serio y un país
de vergüenza, y no habrá nada ni ninguna circunstancia que haga retroceder este
país en una tarea ni en un empeño.
Encontrarse algunos puntos críticos viene a ser un gaje del oficio de
revolucionario.
Desde luego que el próximo año los datos irán
apareciendo desde el primer día.
Queremos que todo el país sepa cómo va la zafra, pero día por día; y
cómo marcha la zafra en cada provincia, y si es posible en cada región y si es
posible en cada central. De manera que
haremos un uso de amplia indiscreción azucarera y publicaremos los datos
diariamente en el periódico, de manera que no seamos unos pocos los que
tengamos la información, que todo el mundo tenga la información y la opinión
participe también con su autoridad y su sentido moral en el desarrollo de la
zafra de 1970.
Desde luego que estas cifras de azúcar producido y las
que faltan por producir están por debajo de los requerimientos de nuestra
economía. Y la responsabilidad nos
incumbe en una buena parte con estas 458 000 toneladas menos, por problemas de
distinta índole: industriales, de cosecha,
de organización: organización del
transporte que lleva la caña, organización de los medios que la recogen, del
mantenimiento de los equipos. Creemos
que todo eso ha estado afectando en el rendimiento del azúcar. Ha habido factores objetivos, repito, pero
también factores subjetivos.
Desde luego que en esta zafra no había primaveras
quedadas ni cañas de frío, sencillamente porque se utilizó como semilla más de
medio millar de millón, es decir, más de 500 millones de arrobas de caña de
semilla. Las cañas de semilla que se
usaron en el segundo semestre eran cañas de primavera sembradas en 1967;
además, en este segundo semestre se sembró principalmente con cañas de frío
también de 1967. De manera que se comenzó
la zafra solo con retoños; las cañas de primavera y cañas de frío todas estaban
bajo tierra. Al mismo tiempo, las
lluvias el año pasado comenzaron en mayo, y una caña tiene de edad el momento
en que inicia el ciclo vegetativo; de manera que el ciclo vegetativo se inició
tardíamente, la zafra comenzó con retoños que tenían siete, ocho, nueve
meses.
Y, desde luego, estas cantidades de azúcar —repito—
están por debajo de los requerimientos de la economía. Ahora bien:
no obstante el país adoptará las medidas pertinentes para disponer del
azúcar necesario y disponer del azúcar que requiere nuestra economía, y de los
azúcares que nosotros debemos embarcar y de los azúcares que nosotros debemos
exportar este año, cumpliendo los compromisos y recibiendo las divisas
pertinentes.
Y lo que haremos será adelantar la zafra de 1970. Disponemos de sobradas cantidades de caña
para el año 1970; además, desde el punto de vista climatológico se presenta
bien hasta este momento la lluvia, parece que va a ser un año de lluvia, de
lluvias buenas. En general se está
comportando así, con algunas excepciones, algunos caprichos. En la región de La Habana, por ejemplo, mitad
sur ha llovido muy bien, mitad norte no ha llovido en el mes de mayo como
llovió por ejemplo en el mes de abril, pero en general ha llovido bien. Y, desde luego, si se les brinda a las cañas
toda la atención que requieren, si se combate la hierba, y hay mucha caña que
limpiar porque hay muchas caballerías de caña en el país, y en estos meses la
hierba crece rápido también, sobre todo en años de lluvia... Pero el país dispone de una considerable
cantidad de caña para el año 1970.
De manera que la estrategia que seguiremos —y
estrategia sin alternativa, porque el país tiene que disponer los mínimos
necesarios para la economía y tiene que cumplir sus compromisos—, lo que
haremos será adelantar la zafra de 1970.
Y así hay algunos centrales, por ejemplo, que han
estado reparándose, haciéndoseles importantes ampliaciones que requieren
ajustes; hay otros centrales que tienen exceso de caña por encima de su
capacidad. Pues bien: esos centrales, unos cuantos centrales,
comenzarán la zafra de 1970 en el mes de julio, en el mes de julio de este año.
De manera que unos cuantos centrales empezarán la
molida temprano en el mes de julio; produciremos azúcar y produciremos también
miel. Las cañas tendrán un poco menos de
rendimiento de azúcar, tendrán mayores rendimientos de miel; pero se dispone de
caña suficiente porque para eso tenemos las enormes siembras que se han hecho,
y para eso tenemos las 117 000 caballerías de que dispone el país para
1970.
Si se comportan bien las lluvias habrá caña para más
de 12 millones de toneladas, y no hay central que muela toda la caña si se
presenta en esas condiciones. De manera
que la opción es comenzar temprano la zafra de 1970.
Hay algunas provincias que tienen muy poca ampliación
como es, por ejemplo, la provincia de La Habana. La provincia de La Habana va a tener unos 800
millones de arrobas de caña el próximo año, y su capacidad es reducida, de
manera que hay que hacer zafra larga.
La industria azucarera tendrá que seguir siendo
ampliada. Pero en el futuro pensaremos
más en centrales nuevos, porque un central de estos que tienen más de 30 años
—en este país no se construía un central desde antes del año 1930—, de estos
centrales algunos tenían posibilidades de ampliaciones y se han ido utilizando
esas ampliaciones, pero con muchos dolores de cabeza. Y ampliaremos la capacidad industrial y las
ampliaciones serán fundamentalmente a base de centrales nuevos. Al lado del viejo, el nuevo. Y aquel que funcione mientras se construye el
otro. Centrales de técnica más moderna,
de mucho mayor productividad, con el máximo posible de automatización. Nuestra industria azucarera es operada por
cerca de 100 000 trabajadores y pudiera ser operada —si existieran condiciones
adecuadas en la industria, si existiera una industria moderna— por unos 30 000
obreros. De manera que la vieja
industria nos obliga a tener 70 000 trabajadores más.
El país seguirá incrementando su producción de caña
pero sin grandes incrementos de superficie.
Repetimos: la caña pasará a zonas
llanas. La caña tendrá que ser toda
mecanizada, y con una superficie de unas 130 000 caballerías llegará a
producirse en 1980 el doble de caña que en 1970. Pero no estamos pensando en mucho más azúcar,
sino estamos pensando en la masa ganadera del país.
Nuestros centrales producirán 10 u 11 ó 12 millones de
toneladas de azúcar, lo que se requiera y sea razonable producir para esa
fecha, y el resto de la caña —una cantidad aproximadamente igual— para la
producción de leche, de carne, de huevo, de pollo, de todo. Porque repetimos que la caña es la fuente no
solo de los carbohidratos, sino de las proteínas. Es nuestra soya y nuestro maíz, con producciones
por hectárea que superan varias veces la de cualquiera de esos cultivos.
De la caña se producen las proteínas, es decir, de la
miel, y el azúcar hace también el papel de carbohidrato en la producción de
aves, en la producción de cerdos.
De manera que con una superficie un poco mayor de la
destinada hoy día, y ubicada toda en terrenos llanos y mecanizada, el país
producirá 10 años después el doble de caña de lo que tendrá producido en
1970.
Es decir, ya serán cañas no de 10 meses ni de 11
meses, serán cañas de 18 a 20 meses, con regadío. No habrá que estar limpiando todos los años
100 000 caballerías sino la mitad.
Cortaremos unas 60 000 caballerías pero con no menos de 250 000 arrobas
por caballería.
Los resultados de la aplicación de la técnica en la
caña son matemáticos. Determinada
preparación de tierra, determinada variedad, determinados niveles de
fertilización, determinada edad, determinados cultivos, determinada humedad,
arrojan resultados matemáticos. Y hay en
el país variedades que en 18 ó 20 meses producen hasta 300 000 arrobas por
caballería. Calcular la producción 10
años después en 250 000 arrobas por caballería no es, de ninguna manera,
difícil.
Con la mecanización, con una industria ampliada y más
modernizada, las perspectivas de la industria cañera son realmente buenas.
Prueba decisiva es esta próxima zafra. Algunos piensan si los 10 millones son por
1970 nada más. ¡No, no! Es que estamos pensando en más después. No es como algunos creen que si es por un
año. Después vendrán las zafras de 1971
y de 1972. aquí no habrá más reducciones que las que imponga la
ampliación de la industria.
Habrá que ir pasando... Hay centrales que están en montañas aquí en que no se pueden usar ni alzadoras. Y esos centrales son insostenibles. La fuerza de trabajo del país se necesita
para todo el desarrollo del país y esa fuerza de trabajo solo se liberará con
la mecanización del corte de caña, que hoy emplea las mejores energías del
país, que hoy emplea los recursos humanos fundamentales que el país necesita
para todo su desarrollo pleno. El país
considera la mecanización una cosa fundamental y le está prestando el máximo de
atención. Y no tiene la menor duda de
que resolverá y llegará a la mecanización total de las cañas.
El proceso no es fácil. Ya tenemos las combinadas. Se están probando los prototipos con bastante
eficiencia. Pero, no obstante, se lleva
con calma la cosa, porque no se puede empezar a construir en masa de esas
máquinas hasta que no esté plenamente probado el prototipo, con todas las
modificaciones y con todas las mejoras que se requieran. Por el apuro que tenemos en disponer de la
máquina, no podemos ponernos a construir en masa sin que todos los
requerimientos mecánicos estén satisfechos.
De manera que se está tomando con mucho cuidado el
problema de la mecanización, pero con la absoluta seguridad en su
solución.
Estas son las perspectivas, les decía, y las pruebas
que tenemos delante.
Sin duda que toda una serie de experiencias de esta
zafra, que serán recogidas y analizadas, tienen que ser utilizadas de inmediato
en la organización y en la preparación de la próxima zafra que empieza, además,
temprano: una parte en julio, una parte
mayor en septiembre y el grueso de todos los centrales desde el 1ro de noviembre.
Desde luego que los factores subjetivos están mucho
mejor preparados para la zafra de 1970 que esta zafra de 1969. Pero toda la experiencia que numerosos
compañeros han recogido en cada central, en cada centro de acopio, en cada
chucho, en cada corte, esas experiencias tendrán que ser bien analizadas y
aprovechadas, al objeto de organizar de manera óptima —¡de manera óptima porque
constituye una prueba seria para el país!— la zafra de 1970. En todos los factores que han incidido: bien a veces en que no llega caña temprano al
central, en los transportes de ferrocarril, todos los factores que han incidido
en crear determinadas dificultades en la presente zafra.
De manera que si bien es cierto que muchas cosas han
marchado bien y muchas cosas han significado impresionantes avances en este
año, no nos podemos enorgullecer de decir que todo ha marchado bien. No nos podemos enorgullecer de decir que
hemos adquirido la capacidad de llevar en toda la línea el trabajo que el país
requiere. Y decimos el trabajo que el
país requiere, porque los problemas del desarrollo son muy serios. No en balde se queda un siglo atrasada una
nación.
No es cualquier cosa la lucha de un país por alcanzar
ese desarrollo en las condiciones modernas, sobre todo en las condiciones que
impone la técnica, e incluso en medio de la hostilidad de poderosos enemigos;
de la hostilidad económica. Esto
requiere, naturalmente, un esfuerzo de titanes, un esfuerzo como los esfuerzos
que ha hecho este país en cada uno de sus momentos decisivos, como los que
hicieron los que lucharon en nuestras guerras de independencia, como los que
hicieron los que se propusieron un día iniciar la revolución en este país y
luchar en condiciones difíciles y enfrentarse a pruebas difíciles.
Este pueblo ha estado haciendo un gran esfuerzo. Pero no creemos ni mucho menos que el
esfuerzo que estemos realizando sea un grandioso esfuerzo. No creemos que sea el pueblo que haya realizado
el mayor esfuerzo en un momento dado. Y
ahí tenemos, si se quiere, un ejemplo de esfuerzo mucho mayor, el esfuerzo del
pueblo de Viet Nam en estos años enfrentándose a cientos de miles de soldados
imperialistas (APLAUSOS).
No creemos que estemos haciendo el mayor esfuerzo, ni
de la manera más eficiente.
Diez mil máquinas disponemos en el DAP, 10 000
máquinas de diverso potencial, de diversa fuerza; grandes buldóceres en algunas
ocasiones, de camiones, de grúas.
Hablamos de miles de kilómetros de caminos, decenas de miles de caballerías,
de toda la caña que hemos sembrado, de todos los canales que hemos abierto, de
todas las presas que hemos construido, y decimos que si: si se compara con lo que podíamos hacer antes
es mucho mayor.
Cuando escuchábamos la narración del compañero
Faustino de lo que ha hecho el instituto hidráulico partiendo prácticamente
desde el cero, no puede uno dejar de impresionarse con el recuento de los pasos
que efectivamente en una serie de campos se han dado. Si vemos las cifras solas nos parecerían
razones en todos los frentes para sentirnos satisfechos.
Pero nuestro esfuerzo hay que compararlo con el
esfuerzo que en ocasiones han hecho otros pueblos. A veces hay que hacer una obra de fábrica,
poner una alcantarilla, hacer un puente, levantar una pieza prefabricada que
pesa dos toneladas, o cinco toneladas, o diez toneladas: en ocasiones es una grúa como la que
participa en la construcción de la fábrica de fertilizantes de Cienfuegos,
capaz de levantar 120 toneladas.
Disponemos de máquinas que levantan 120 toneladas y colocan allí pesadas
estructuras. Y tal vez nos pueda parecer
grandioso el esfuerzo.
Si miramos atrás, si miramos la historia de otros
pueblos lo que han hecho: algunos
construyeron enormes pirámides, pero otros incluso sin bueyes, sin la rueda
siquiera... En la historia de las
civilizaciones precolombinas en América Latina —o en América, que no era latina
sino india en aquella época— nos encontrábamos que a veces construían
edificaciones para las cuales movían piezas que pesaban 30 toneladas, 50
toneladas y hasta 100 toneladas. Y han
quedado impresionantes monumentos que recuerdan el esfuerzo realizado por
algunos pueblos.
Y nosotros nos preguntamos: ¿Cómo es posible mover una piedra de 100
toneladas sin animales de tiro, sin la rueda siquiera? Y nos preguntamos cómo el esfuerzo humano
pudo alguna vez mover, a través de grandes distancias, sin rueda y sin animal
de tiro, pesos que alcanzaban 100 toneladas.
Al lado de esas realidades —que otros pueblos, a veces
inspirados en un fanatismo de tipo religioso, hacían esos enormes esfuerzos—,
cuando la historia del género humano y del esfuerzo de los pueblos enseña eso,
y realizado a veces de una manera inconsciente, fanática, no podemos sentir
especial impresión de pensar que nosotros hacemos una alcantarilla, o ayudados
por potentes máquinas de cientos de caballos de fuerza hacemos un camino, o una
carretera, o una presa, o buldoceamos unas cuantas
decenas de miles de caballerías, sabiendo las máquinas con que contamos, los
recursos con que contamos. ¡Porque son
millones de caballos de fuerza empleados con mover palancas, con apretar
botones! Y podemos decir que en
ocasiones ni siquiera sabemos utilizar con toda la eficiencia requerida esas
poderosas máquinas.
De manera que sí, si analizamos las cifras, las cifras
pueden impresionar. No lo dudo. Si se comparan los incrementos de hectáreas
de riego en Cuba con los de América Latina, da lástima. Si se comparan los incrementos de caminos,
los incrementos de tierras que se desbrozan y se ponen en producción, no hay
comparación posible en algunas de las cifras.
Cuba sola supera lo que hacen juntos todos los demás países de América
Latina.
Pero, sin embargo, ¿es como para que nosotros nos
vanagloriemos de eso? Nosotros a veces
exponemos y exhibimos lo que la Revolución hace sencillamente como una
demostración de la verdad de que a través de la revolución los pueblos pueden
hacer grandes cosas, a través de la revolución pueden resolver sus
problemas. Pero al fin y al cabo no
tenemos tanto de qué vanagloriarnos, al fin y al cabo hemos tenido la
Revolución y nada delante de nosotros que nos impida realizar los grandes
objetivos de este país, nada que nos impida trabajar para el porvenir de este
país, ningún amo yanki aquí diciendo lo que hay que hacer, ninguna estructura
de propiedad arcaica que nos imposibilite conseguir nuestros objetivos. Sí, el enemigo trata de entorpecernos desde
allá, pero somos dueños del país, somos dueños de los recursos naturales del
país, somos dueños de las máquinas, somos dueños de las fábricas. Tratan de sabotearnos a veces la economía, a
veces la industria, pero es poca cosa lo que pueden hacer. Está suficientemente armado el país para
defenderse de esos enemigos.
De manera que el pueblo no tiene delante sino los
obstáculos que nos puedan crear nuestras propias limitaciones subjetivas,
nuestras propias incapacidades, nuestras propias ignorancias.
De manera que si los hechos de la Revolución en cifras
son grandes, no creo que haya motivos de vanagloria, no creo que haya motivos
para sentirnos excesivamente orgullosos, no creo ni siquiera que haya motivos
para sentirnos excesivamente revolucionarios.
Sí, hay decenas de miles, hay cientos de miles de
hombres vanguardias en este país que hacen un gran esfuerzo. ¡Pero todos no somos vanguardias! Hay unos que hacen mucho más esfuerzo que los
demás, mayor sentido de la responsabilidad, mayor sentido de la
disciplina.
Tenemos que preguntarnos, por ejemplo, por la
disciplina del trabajo: cómo anda la
disciplina en el trabajo, en el central, en la fábrica, en el chucho, en el
transporte, en cada máquina.
Antes cuando éramos esclavos de los capitalistas,
cuando éramos administrados por los propietarios, el hambre esperaba a la
vuelta de la esquina, el desempleo, la enfermedad, la ignorancia, la ausencia
del porvenir, en ocasiones la degradación para muchas personas y hasta el
suicidio. Ese no es el presente de hoy
de un país que es dueño de sus actos y trabaja para su porvenir.
¿Hasta qué punto hemos sido capaces de ser conscientes
de esa realidad? ¿Hasta qué punto hemos
sido capaces de tomar conciencia de todas y cada una de nuestras
obligaciones?
Porque a veces cuando un hombre se descuida en una
llave, en darle más o menos vapor a una caldera, en hacer o dejar de hacer una
actividad, todo eso repercute en la economía, todo eso repercute en la
producción. ¡Y este no es un país de
esclavos hoy día! El hambre no amenaza a
nadie. No lo amenaza la enfermedad; no
lo amenaza el accidente, la desvalidez; no lo amenaza la vejez; no lo amenaza
ningún peligro de aquellos peligros bajo los cuales vivía el hombre en el
pasado. Ningún peligro ni riesgo amenaza
a la familia de nadie. Ningún hijo es
huérfano en este país. Ninguna familia
es desvalida en este país. La Revolución
ha creado las condiciones de seguridad para que se pueda decir aquí que
aquí no hay desvalidos, que aquí no hay
huérfanos.
Pero podemos preguntarnos hasta qué punto, sin
aquellas condiciones del pasado, hoy sabemos conducirnos como pueblo dueño de
nuestro destino, hoy sabemos conducirnos como hombres que respondemos a
nuestras conciencias; hasta qué punto somos un pueblo que podamos sentirnos
orgullosos de eso. Y en realidad no es
así, no es todavía así.
Y esto no niega el esfuerzo heroico, de vanguardia,
que cientos de miles de personas realizan en este país, que se han pasado
cuatro meses cortando caña; trabajadores, padres de familia, estudiantes,
haciendo esfuerzos grandes; estudiantes que el país necesita preparar, porque
si algo falta aquí son conocimientos.
Pero hasta qué punto en cada frente hemos sido responsables, hemos
sabido organizar, hemos tenido en cuenta que cualquier descuido está afectando
el esfuerzo que con sacrificios hacen otros; hasta qué punto cuidamos las
máquinas que nos dio el pueblo, el camión, la alzadora, la fábrica; hasta qué
punto.
Y creo que esa pregunta tenemos que hacérnosla, no
vivir de las glorias, de lo que hemos hecho, que hemos hecho poco todavía, y
hemos hecho menos de lo que debíamos hacer.
Y el deber nuestro es hacer el máximo.
Y la razón no puede ser buscar para este país el
máximo de felicidad. Si tan siquiera
comprendemos que estamos llamados a ser ejemplo para todo un continente y que
estamos llamados a ser faro para decenas y cientos de millones de hombres, el
más elemental sentido del deber revolucionario nos obliga a tenerlo presente;
no ya trabajar solo para el porvenir nuestro, trabajar por una idea, trabajar
por una causa, que es la causa de la justicia, que es la causa de la
verdad. Y los revolucionarios tenemos
que saber comportarnos como abanderados de esas causas.
Hablo a los revolucionarios, no gusanos ni “gusanoides” ni semigusanos ni
cosa por el estilo. A esos los tenemos
descontados hace rato, a esos les hemos abierto las puertas para que se vayan
allá a su paraíso yanki, esos no nos interesan.
Nos interesa el pueblo verdadero, el pueblo revolucionario, y es a ese
pueblo a quien nosotros le hablamos en estos términos.
De manera que objetivamente planteamos las cosas que
hemos sido capaces de hacerlas más o menos bien y también las cosas que no
hemos sido capaces de hacerlas bien, y la decisión que debemos tener de saber
responder a esas obligaciones.
De manera que se ha dicho que es el Año del Esfuerzo
Decisivo. Que eso no sea un lema, que
eso no sea una palabra que se pinte en las paredes; que eso sea realmente un
acto de conciencia en cada cosa que hagamos, tenga o no que ver con la caña, en
cada cosa que de una manera o de otra pueda afectar el esfuerzo de los
demás.
De modo que hoy teníamos como cosa fundamental, al
comparecer aquí el acto solemne de la unión de dos instituciones.
Con toda franqueza hemos expuesto nuestra opinión
acerca de los méritos de una de esas instituciones, del trabajo realizado por
los compañeros de ese organismo, del trabajo realizado por el compañero
Faustino.
Y de veras creemos que no es que haya un nuevo aparato
hidráulico. Hay el mismo aparato
hidráulico, hay la misma voluntad hidráulica, los mismos trabajadores
hidráulicos, solo que esa voluntad hoy puede contar con mayores recursos
humanos, con mayores recursos materiales; esa voluntad forma parte de todo el
esfuerzo que se realiza en el campo del desarrollo agrícola del país. Y esa voluntad hidráulica debe crecer.
Tal era nuestro objetivo en la noche de hoy. Pero, a la vez, creíamos elemental deber
nuestro plantear este problema de la zafra, dar las cifras —no importa lo que
los enemigos puedan decir—, y plantear ante el pueblo este problema. Y no siempre, desde luego, existen las
circunstancias en que las cosas que se hayan de plantear sean cosas
agradables.
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(OVACION)