DISCURSO PRONUNCIADO POR EL
COMANDANTE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER SECRETARIO DEL COMITE CENTRAL DEL PARTIDO
COMUNISTA DE CUBA Y PRIMER MINISTRO DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO, EN EL ESTADIO
SANTA LAURA, DE SANTIAGO DE CHILE.
CHILE, 29 DE NOVIEMBRE DE 1971.
(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS
DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)
Queridas
compañeras chilenas:
Con la
cooperación de ustedes podemos conversar algunos minutos. En primer lugar, quiero decir algo: hemos tenido muchos
actos en el país, hemos tenido muchas reuniones, pero les digo con toda
franqueza que realmente este es uno de los más importantes, este es uno de los
más humanos, este es uno de los más emotivos.
Si vamos a hablar, después del esfuerzo que han
realizado ustedes para reunirse aquí, procuremos decir las cuestiones que a
nuestro juicio son esenciales.
En primer lugar, Chile está viviendo un proceso
revolucionario. Y eso tiene una
significación especial. Chile no está
viviendo un momento cualquiera de su historia.
Chile está viviendo un momento especial de su historia. Eso se reflejaba aquí en las palabras de
Mireya y María Elena (Mireya Baltra y María Elena Carrera, diputada y senadora
de la Unidad Popular, respectivamente).
Ellas señalaban que están dispuestas a defender este proceso. Ellas señalaban que estaban dispuestas a
resistir cualquier intento de aplastar el proceso. Ellas dijeron que los "momios" no
pasarán (EXCLAMACIONES DE:
"¡No pasarán!"), que es lo mismo que decir que los
reaccionarios no pasarán, que es lo mismo que decir que los fascistas no
pasarán.
Ahora bien, en esta lucha las mujeres tienen un papel
decisivo, ¡decisivo! Hay que tener en
cuenta los esfuerzos que la reacción ha hecho en este país por engañar a la
mujer, por confundir a la mujer. Hay que
tener en cuenta los trucos, las mentiras y todos los procedimientos a que han
acudido para evitar que las mujeres se sumaran al proceso revolucionario. ¿Por qué?
¿Por qué? Porque saben que la
mujer es una fuerza, una verdadera fuerza, y una fuerza potencial de la
revolución. Pero, además, porque saben
que en el cambio social revolucionario la que más gana, la que más se
dignifica, la que más se eleva, es la mujer (APLAUSOS).
Y esa ha sido la historia de nuestro país. Y por eso las mujeres son tan sensibles a las
ideas revolucionarias, por eso las mujeres son tan sensibles a la causa
revolucionaria y por eso las mujeres son tan apasionadas cuando defienden la
causa revolucionaria (APLAUSOS).
Si las mujeres están al lado de la revolución, ¡los
"momios" no pasarán, los reaccionarios no pasarán, los fascistas no
pasarán! (APLAUSOS.)
Y es que en la vieja sociedad, ¿qué papel juega la
mujer? (UNA COMPAÑERA: "¡De maniquí!")
Una compañera dijo la respuesta: ¡De maniquí! En la vieja sociedad, ¿qué consideración y
qué respeto tienen para la mujer? En la
vieja sociedad, ¿qué tiene la mujer como mujer, como ciudadana, como
trabajadora y como madre? ¡Nada! La revolución empieza por situar a la mujer
en el lugar que debe tener en la sociedad humana.
Y nosotros hemos dicho en nuestro país... Y en nuestro país la revolución tiene un
apoyo tremendo de las mujeres, las mujeres constituyen una fuerza decisiva que
nosotros explicamos de esta manera: porque liberamos dos veces a las
mujeres, como trabajadoras y como sector de la sociedad, discriminadas,
maltratadas.
¿Qué hacen los explotadores con las mujeres? ¿Qué destino reservan a las mujeres? ¿Un papel en la sociedad como
trabajadoras? ¡No! ¿Un papel en la sociedad como madres? ¡No!
¿Un papel en la sociedad como seres humanos? ¡No!
Ustedes han visto cómo hablan los reaccionarios
—hipócritas, farisaicos— de derechos humanos.
¿Pero qué papel le han reservado a la mujer en la sociedad? Para los reaccionarios, para los
explotadores, para los fascistas, la mujer es simplemente un instrumento de
placer, un adorno, un objeto al que se le maltrata, al que se le humilla, al
que se le ofende y al que muchas veces se le desprecia.
No confundir las aparentes distinciones a las
mujeres. En ningún sentido son distinciones
humanas, ni son distinciones sociales, ni son distinciones
revolucionarias.
¿Qué papel les reservan como madre a las madres
obreras, a las madres campesinas, a las madres humildes? ¿Qué papel les reservan a sus hijos? Les reservan el papel de la pobreza, les
reservan el papel de la ignorancia, les reservan el papel de la enfermedad, les
reservan la miseria, les reservan la corrupción, todavía mucho más
dolorosa.
A la sociedad reaccionaria, capitalista, que no tiene
para nada en cuenta los valores humanos, no le importa la moral de los niños,
no le importa la dignidad de los niños, no le importa la moral de las mujeres,
no le importa la dignidad de las mujeres.
Todo ese sistema está basado en la ganancia, en el interés privado, en
la explotación.
Si pueden hacer negocio con una película que sea
venenosa, que sea desorientadora para los niños, no les importa: la lanzan al
mercado. ¡Lo que les interesa es ganar
dinero! Si quieren hacer un negocio, no
les importa prostituir a las mujeres.
Una de las cosas más dolorosas de la sociedad
capitalista es que a la mujer sin trabajo, la mujer discriminada, la mujer
despreciada, la lanzan muchas veces por el camino de la prostitución. Y nosotros recordamos en nuestro país cómo
decenas y decenas de miles de mujeres tenían que pasar por esas situaciones
dolorosas. Si una madre tenía un hijo y
la abandonaban, y tenía que darle de comer a su hijo y no tenía empleo ni tenía
quién la ayudara ni tenía una beca, tenía que lanzarse al horrible camino de la
prostitución.
Los prejuicios sociales, la discriminación de la
mujer, las concepciones feudales llevaban a la mujer por los peores caminos,
les reservaban los peores trabajos: el trabajo en el prostíbulo, el
trabajo en el bar, el trabajo en el casino, el trabajo de la diversión,
sencillamente, con el más vulgar concepto mercantilista, con el más inhumano de
los conceptos. ¡Y luego hablaban de
derechos humanos!
A la mujer se le discriminaba en las carreras
técnicas, a la mujer se le discriminaba en el trabajo. Y la mujer es la que más sufre, como madre,
cuando no hay empleo, cuando no hay trabajo, cuando se enferman los hijos,
cuando hay explotación. La mujer es la
que sufre callada y abnegadamente todo eso.
La mujer es la que más sufre la pobreza.
Y en nuestras sociedades históricamente las mujeres
han tenido un papel subordinado, un papel relegado. Y por eso nosotros les preguntamos: ¿Qué les ofrece la
reacción a las mujeres? (EXCLAMACIONES
DE: "¡Nada!")
¿Qué les ofrece el fascismo a las mujeres? (EXCLAMACIONES DE: "¡Nada!" )
¿Qué les ofrece el capitalismo a las mujeres? (EXCLAMACIONES DE: "¡Nada!")
¡Nada!
¡Nada! ¡Y nada!
La revolución les ofrece a las mujeres un papel humano: les ofrece todas
las posibilidades a su talento, todas las posibilidades a su energía, a su
entusiasmo, a su espíritu, a sus más nobles sentimientos. La revolución dignifica a las mujeres, la
revolución les da un verdadero trato humano a las mujeres. La revolución, que trabaja para el futuro,
trabaja para los hijos, trabaja para los jóvenes, trabaja para un porvenir
digno, para un porvenir más feliz.
La sociedad reaccionaria capitalista corrompe no solo
a las mujeres:
corrompe a los hombres, corrompe a los niños, corrompe a los
jóvenes. No tiene ningún principio
moral. ¿Saben cuál es el principio
moral? O, mejor dicho: ¿qué moral? ¿Saben cuál es el principio de esa
sociedad? El interés, el egoísmo, la
ganancia. Eso lo saben ustedes, ¿verdad? (EXCLAMACIONES DE: "¡Sí!" )
Y no le importa vender, no le importa comerciar con
cualquier cosa, no le importa corromper.
Entonces, a las mujeres chilenas nosotros les
preguntamos, igual que a las cubanas: ¿qué tiene que ofrecerles la
reacción? ¿Qué tiene que ofrecerles el
fascismo? (EXCLAMACIONES DE: "¡Nada!")
Opresión, desprecio, discriminación, sangre. Porque ellos hablan de que los
revolucionarios predican la violencia.
¡Mentira! Son ellos los que
predican la violencia. Son ellos los que
han reprimido a los obreros y a los campesinos.
Son ellos los que han asesinado estudiantes. Son ellos los que han asesinado jóvenes. Son ellos los que, defendiendo sus miserables
intereses, no han vacilado en derramar la sangre generosa del pueblo, de los
trabajadores, de los campesinos, de los estudiantes (APLAUSOS).
Son ellos los que hoy amenazan. Son ellos los que hoy no se resignan al
cambio del pueblo, al cambio legal, al cambio pacífico. Son ellos los que buscan frenar el proceso. Son ellos los que buscan la violencia. Son ellos los que pretenden impedir el avance
del pueblo, y acuden además a todos los procedimientos, a todas las
mentiras.
Nosotros no podremos olvidar jamás lo que hicieron al
principio de la Revolución.
Con qué falta de escrúpulos, con qué cinismo lanzaron
y divulgaron una de las más canallescas, ruines, infames mentiras. Se les ocurrió algo diabólico,
¡diabólico! Porque ustedes de los
reaccionarios pueden esperar las cosas más increíbles, las cosas más
diabólicas. Lanzaron la estúpida, la
absurda, la ridícula, la inconcebible idea de que la Revolución iba a quitar la
patria potestad a las mujeres. ¡Con qué
falta de escrúpulos trataron de tocar esa fibra! Incluso lo peor: engañaron a algunas mujeres.
En nuestro país ocurrieron casos de mujeres que
mandaron a sus hijos a Estados Unidos, y pueden ser algunos miles de mujeres
que frente a esa canallesca propaganda mandaron a los hijos a Estados
Unidos. Óiganme, qué destino les
reservaron a sus hijos, que mientras en Cuba los jóvenes, los niños estudian,
trabajan, se desarrollan en un sentido del deber, en un sentido moral, ¿qué
ocurrió con los niños aquellos que mandaron a Estados Unidos? ¿Qué ocurrió cuando cayeron en aquella
sociedad monstruosa, egotista? A muchos
de ellos los hicieron viciosos, a otros los hicieron gángsters, verdaderos
gángsters, a muchas niñas las convirtieron en prostitutas, niñas todavía.
Es doloroso, pero los reaccionarios no tuvieron la
menor consideración para hacer eso.
En nuestro país la Revolución ha dedicado toda la
atención a los niños. Y lo que le duele
a la Revolución es no tener todavía suficientes recursos, no tener escuelas
suficientemente buenas para todos.
Tardaremos todavía por lo menos diez años más —fíjense bien: 10 años más— en
hacer suficientes instalaciones para todos los niños de la enseñanza primaria y
secundaria.
En nuestro país hoy hay maestros para todos los
niños. Pero muchas veces las clases se
dan en un bohío, en un establecimiento pobre, que no reúne todas las
condiciones, que no reúne todos los recursos, que no tiene todos los
laboratorios, que no tiene todos los medios de enseñanza, que no tiene todos
los campos recreativos.
En nuestro país había 800 000 niños sin escuelas. En nuestro país actualmente hay más de un
millón y medio de niños matriculados en la enseñanza primaria. En nuestro país actualmente se están
construyendo simultáneamente más de cuarenta escuelas secundarias de 500
alumnos por escuela. Con los
laboratorios más modernos, con todos los centros de recreación, con el deporte,
con las actividades culturales, con la investigación científica, con la
combinación del estudio y del trabajo.
Realmente nosotros les podemos decir que impresiona la
calidad que nuestros jóvenes van adquiriendo.
Una revolución no se hace sobre todo para de inmediato tener los
resultados. ¡No! De inmediato lo que tenemos es la lucha, de
inmediato lo que tenemos es el esfuerzo.
Una revolución se hace para el futuro.
Nuestra Revolución sigue programas de asistencia a los
niños, les da facilidades a las mujeres que se incorporan al trabajo.
La situación de nuestro país es las mujeres
constantemente pidiendo que se construyan más escuelas, que se construyan
jardines infantiles, que les den facilidades para incorporarse al trabajo. En nuestro país se acabaron los vicios, en
nuestro país se acabó el juego, en nuestro país se acabó la prostitución desde
hace muchos años. En nuestro país todas
esas cosas horribles, dolorosas de una sociedad explotadora, han desaparecido
(APLAUSOS).
En nuestro país se protege a las madres, en nuestro
país se protege a los niños.
La Revolución ha erradicado muchas enfermedades. Por ejemplo, en nuestro país todos los años
cientos de niños morían o quedaban inválidos por la poliomielitis. Sin embargo, hace años no hay un solo caso de
poliomielitis en Cuba. Cientos de niños
morían de tétanos, porque no había ninguna medicina preventiva. Sin embargo, se sigue un programa de
vacunación contra el tétanos, y prácticamente se ha reducido al mínimo los
efectos de esa enfermedad. En nuestro
país morían miles de niños de gastroenteritis todos los años. La Revolución ha reducido esas enfermedades a
cifras mínimas. Se ha erradicado el
tifus, se ha erradicado el paludismo. Y
algo más: en
nuestro país cuando triunfó la Revolución había decenas de hospitales de
tuberculosos, decenas de miles de hombres, de mujeres, de niños, padeciendo la
tuberculosis. Y ya nosotros podemos
decirles que afortunadamente en nuestro país se ha erradicado virtualmente la
tuberculosis, va desapareciendo, y pensamos llegar a erradicarla totalmente
(APLAUSOS). Muchos hospitales que antes
eran antituberculosos, se dedican hoy a policlínicos y a otros servicios.
En nuestro país la mayor parte de las mujeres daban a
luz en su casa, sin ninguna asistencia.
Muchas de ellas morían, o morían los niños, o sufrían infecciones,
problemas de todo tipo. Hoy por hoy casi
el ciento por ciento de las mujeres van a dar a luz en
los hospitales, con el máximo de seguridad para ellas y para sus hijos
(APLAUSOS).
Las posibilidades de la mujer en el trabajo eran
mínimas. Las posibilidades de estudio en
los centros superiores también eran mínimas.
Nosotros les podemos decir que, por ejemplo, hoy en la escuela de
medicina el número de mujeres es tan elevado como el número de hombres; en el
estudio de la medicina, en el estudio de la ingeniería, en el estudio de muchas
carreras.
Ahora, ¿quiénes sufrían el hambre, quiénes sufrían la
represión, quiénes sufrían el crimen, quiénes vestían de luto, quiénes
lloraban? ¡Las madres, las mujeres!
Las mujeres organizadas en nuestro país tienen cada
vez una participación mayor en los problemas sociales, en los problemas de la
Revolución. Ellas se interesan por todo
lo que tiene que ver con la familia, por todo lo que tiene que ver con los
hijos, por todo lo que tiene que ver...
en fin: con
la educación, la salud, la lucha por la higiene, la lucha contra enfermedades,
en todos los aspectos. Por eso, la mujer
en nuestro país es una gran fuerza de la Revolución.
A nosotros nos parece muy correcto, nos parece una
cosa magnifica, que se aparta de todo sectarismo, el que las mujeres chilenas
de izquierda se estén uniendo en una organización (APLAUSOS), que se estén
organizando los comités de mujeres revolucionarias chilenas.
En Cuba más de un millón de mujeres pertenece a la
Federación de Mujeres Cubanas. Tiene
decenas de miles de comités.
Organiza cursos de instrucción, preparación de la
mujer. Decenas y decenas de miles de
jóvenes han adquirido conocimientos en esas instituciones y esos centros
organizados por las mujeres. Es una
organización que tiene cada vez más desarrollo, es una organización que atiende
numerosas instituciones sociales: los círculos infantiles están
atendidos por las mujeres, el Instituto de la Infancia está atendido por las
mujeres. Y las mujeres tienen una
participación cada vez mayor en la vida económica, en la vida social y en la
vida política de nuestro país.
Nosotros hemos encontrado en este pueblo una gran
calidad. Ustedes han emprendido un
camino de transformaciones. Ese camino
no es fácil. Ese es un camino duro, ese
es un camino dificil. Ustedes tienen que
organizarse, ustedes tienen que levantar la conciencia, ustedes tienen que
apelar a las mujeres, ustedes tienen que ganar las mujeres chilenas para la causa
de la Revolución (APLAUSOS), ustedes tienen que librar una batalla ideológica,
una batalla política.
Ustedes tienen que salirles al paso a los demagogos, a
los mentirosos, a los embaucadores, a los que han querido estar engañando a las
mujeres y atrayéndolas con truquitos, con mentiritas, con pequeños
favorcitos. Díganles: no necesitamos favorcitos. Lo que necesitamos es la liberación de la
mujer, lo que necesitamos es la reivindicación de la mujer (APLAUSOS).
¡No necesitamos obra de caridad! (EXCLAMACIONES DE: "¡No!")
¡No pedimos limosna!
(EXCLAMACIONES DE:
"¡No!" )
Hay que decirles: "¡Lo que necesitamos es
dignidad!" (EXCLAMACIONES DE: "¡Sí!")
¡Lo que necesitamos es que se nos considere como seres
humanos! ¡Lo que necesitamos es el lugar
que nos corresponde en la sociedad! ¡Lo
que necesitamos es el futuro de nuestros hijos, el futuro de nuestros
hijos! (APLAUSOS.)
Hay que salirles al paso a las mentiras y a los trucos
de los fascistas y de los reaccionarios.
Hay que luchar, como decía Mireya, como decía María Elena. Hay que organizarse. Hay que formar conciencia. Hay que acumular fuerzas.
Porque si los reaccionarios creen que el pueblo está
desunido o creen que el pueblo está débil, o creen que el pueblo es ignorante,
se envalentonan, se atreven, atacan, organizan, engañan. Van a tratar de utilizar todas las
dificultades, cualquier dificultad. Pero
las mujeres deben estar firmes. ¡No
dejarse jamás confundir! ¡No dejarse
jamás engañar!
Vean los argumentos.
Vean qué de mentiras. Vean qué de
insolencias. Vean qué de insultos.
¿Por qué? ¿Por
qué? Porque se sienten débiles. Porque no tienen fuerza y hablan de cualquier
cosa.
¡Ah!, se olvidan del pasado, cuando las cocinas no se
encendían. ¡Ah!, cuando no había dinero
para comprar nada. Se olvidan del
pasado. Del destino de ayer de los
obreros, de los campesinos, de los niños.
Y ahora inventan trucos, inventan cualquier pretexto.
¿No vieron lo que hicieron los reaccionarios? ¡Tanto que se dan de decentes! ¡Cómo nos han insultado! ¡Cómo no han respetado nada!
Nosotros les contábamos a los estudiantes de un libelo
aquí de la reacción, un libelo del fascismo que sacaba cuatro fotografías. ¡Ah!, cuatro fotografías, ¿dónde? Si nosotros muchas veces no hemos dormido por
conversar con los obreros, por conversar con los chilenos. Hemos estado incesantemente realizando un
esfuerzo de amistad, de solidaridad, de reciprocidad con el pueblo. Si llegábamos a un lugar y unos campesinos
nos daban vino, si llegábamos a otro lugar y nos daban unas empanadas, si
llegábamos a otro lugar y nos daban cualquier cosa... Todos los que han estado con nosotros saben
que nosotros no hemos tenido tiempo prácticamente ni de respirar en todos estos
días. Pero, ¿qué hacían ellos? Andaban allá velando si estaba comiendo una
empanada y si estaba tomando un vino, y entonces para sacar una serie de
fotografías y decir:
desabastecimiento. Y
entonces, pintándonos a nosotros como un glotón comiendo. ¡Vean qué truco, qué intriga, qué
asquerosidad, qué ruindad!
Para eso quieren esa libertad de prensa de que hablan,
que tanto hablan: para
engañar, para mentir (APLAUSOS).
En ese mismo libelo hemos visto insultos similares,
mentiras increíbles.
Ibamos nosotros de visita a las montañas, a la Escuela
de Montaña a presenciar una maniobra de los soldados alpinistas, y cuando
pasamos por el pueblecito de Los Andes, donde no estaba planteada ninguna
visita, había miles de personas, y todos queriendo que se detuviera la
caravana. Nosotros les decíamos: no podemos llegar
tarde, por favor. Venimos al
regreso.
Por fin, al regreso, llegamos. Ya tenían una tribuna hecha, en cuestión de
horas. Nos detuvimos unos minutos a
hablar con el pueblo. Y al otro día en
el libelo fascista, ¿qué veíamos?
"Mujeres de Los Andes abuchean a Castro en una cola." ¡Mentirosos!
¡Farsantes! ¡Farisaicos! ¡Tengo todo el derecho a defenderme de sus
insolencias y de sus mentiras!
(APLAUSOS.)
Prácticamente no solo pintándonos allí en esa
fotografía como un glotón, como si fuéramos culpables de los
desabastecimientos. ¿Saben quiénes
tienen esa culpa? Los explotadores, los
que saquearon este país, los que le llevaron miles de millones de pesos a este
país, miles de millones de dólares. Son
ellos los que se robaron todo, los que saquearon todo explotando a este
pueblo. ¡Que no vengan ahora a pretender
esas insolencias, y esos insultos y esas groserías con el visitante! ¡Quienes se robaron este país fueron los
monopolios, que al cobre solo le sacaron miles de millones de dólares!
Los colonialistas y los imperialistas le han sacado a
este país mucho más que lo que dejaron aquí: el sudor y la sangre de los
chilenos. En el salitre en el pasado, en
el cobre luego, en sus recursos. Y nunca
escribieron una palabrita contra eso.
¡No! Contra los que gastaban el
dinero de los chilenos en Nueva York, contra los que se repartían dividendos,
los que gastaban millones de pesos que salían... ¿De dónde?
¿De dónde salían todos esos dividendos que se repartían? ¿De dónde salían los dividendos?
(EXCLAMACIONES DE: "¡De los trabajadores!")
¡De los trabajadores, de los hombres y mujeres de este
país! ¡De eso no decían una
palabra!
Y ahora, cuando viene el proceso, cuando el cobre se
recupera, cuando el salitre se recupera, cuando los bancos se recuperan, cuando
el carbón se recupera, cuando los recursos fundamentales se recuperan, ahora
han perdido las casillas, han perdido el control, están desesperados. Pero por eso creemos que el pueblo chileno
debe tener conciencia de todas esas verdades (APLAUSOS).
Al principio se pintaban muy finos, ¡muy finos!,
porque son farisaicos, porque son hipócritas.
Pero poco a poco, a medida que iban perdiendo el control, se iban
enfureciendo, comenzaban a insultar, a insultar y a insultar cada vez más. No tienen argumentos. Están desarmados ideológica y
moralmente. No pueden discutir. Tienen que acudir al truco, a la mentira, a
la infamia, a esas cosas.
Los culpables de los problemas que tenga el país hoy,
¿quiénes son? (EXCLAMACIONES.) Durante tanto tiempo fueron los que
controlaron la tierra y lo controlaron todo.
¿Y qué le dejaron al país?
(EXCLAMACIONES DE:
"¡Nada!")
¡Nada! ¿Lo dejaron rico? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!") ¡Lo dejaron pobre! El pueblo ahora tiene que sufrir sus consecuencias,
y cuando vengan con esos trucos decirles: ¡Váyanse al diablo, que ustedes son
los culpables de todos los problemas que podamos tener! (APLAUSOS.)
¡Váyanse al diablo, que ahora nosotros vamos a construir nuestro futuro! ¡Váyanse al diablo, que ahora nosotros somos
dueños de nuestro cobre, de nuestro hierro, de nuestro salitre, de nuestras
industrias fundamentales, y las industrias fundamentales que nos faltan! Hay que decirles: ¡Váyanse al diablo, no vengan a
engañar al pueblo humilde, no vengan con cantos de sirenas, no vengan a
hacerles cuentos a los obreros, a los humildes, a los explotados! ¡Porque los obreros, los humildes, los
explotados, estamos unidos, estamos firmes y no nos van a volver a engañar
nunca jamás! (APLAUSOS.)
Es así: con la verdad, con la verdad, ¡con la
verdad! Con la razón, con la razón, ¡con
la razón! Con la moral, con la moral,
¡con la moral! (APLAUSOS.) Luchar, levantar los espíritus, formar
conciencias, porque es así como nosotros hemos construido nuestra patria,
pequeño país, frente al poderoso coloso del Norte. Pero el poderoso coloso del Norte ensayó
todos los trucos, todas las mentiras, todos los bloqueos, todas las
agresiones. ¡pero no pudieron vencernos, a pesar de su poder!
Y la Revolución es más sólida, la Revolución es más
firme. Tenemos un pueblo unido, tenemos
un pueblo consciente, tenemos un pueblo que ha adquirido una gran cultura
política. Tenemos un pueblo decidido a
mantener su bandera, a mantener su causa, a defender su patria y a defender sus
ideas hasta la última gota de sangre (APLAUSOS). Y por eso nuestro país es sólido. Y por eso nuestra Revolución se mantiene y se
mantendrá.
Por la firmeza de nuestro pueblo, el heroísmo de
nuestro pueblo, contando con la solidaridad internacional, contando con la
ayuda de nuestros amigos, los revolucionarios de otros países del mundo, hemos
logrado resistir el bloqueo, las agresiones, los trucos y las mentiras. ¡Y marchamos victoriosos hacia adelante! ¡Y tal será también el camino de los demás
pueblos!
Ya al menos, gracias a la victoria de la Unidad
Popular hemos podido reunirnos con los chilenos (APLAUSOS). Y otros pueblos seguirán el ejemplo, otros
pueblos seguirán el camino. Un día
formaremos parte de la gran comunidad de pueblos latinoamericanos. Hermanaremos nuestras banderas y habremos
alcanzado nuestra definitiva independencia, por la cual lucharon los fundadores
de nuestras patrias:
Bolívar, San Martín, Sucre, O'Higgins, Hidalgo, Morelos, Martí,
Maceo, todos los que lucharon para hacer la independencia. Independencia que después nos la coartaron,
nos la limitaron, apoderándose de nuestras riquezas, de nuestros recursos
naturales, obligando a trabajar a los pueblos para los intereses de los monopolios.
Estamos en la fase definitiva, en la fase de alcanzar
esa independencia definitiva, en la fase de alcanzar una sociedad justa, una
sociedad humana. ¡Hermanaremos nuestras
banderas! ¡Seguiremos adelante y seremos
definitivamente libres! Y en ese camino
estamos seguros de que en Chile, como en Cuba, las mujeres sabrán ocupar su
papel, las mujeres sabrán aportar su energía, su fuerza y su pasión a la causa
revolucionaria; que en Chile, como en Cuba, las mujeres, unidas, estarán
también en la primera fila de lucha por la Revolución.
Muchas gracias (APLAUSOS).