DISCURSO DEL COMANDANTE
FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER SECRETARIO DEL COMITE CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE
CUBA y PRIMER MINISTRO DEL
GOBIERNO REVOLUCIONARIO, EN EL ACTO HOMENAJE AL PRIMER CONTINGENTE DE JOVENES
DE LA COLUMNA JUVENIL DEL CENTENARIO QUE CUMPLE TRES AÑOS DE LABOR EN LA MISMA,
EFECTUADO EN LA BASE CENTRAL DE TRANSPORTE AGROPECUARIO DE CAMAGUEY, KILOMETRO
4 DE LA CARRETERA CENTRAL, ENTRE CAMAGUEY y
FLORIDA, EL 12 DE JULIO DE 1971.
(DEPARTAMENTO
DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS
DEL
GOBIERNO REVOLUCIONARIO)
Compañeros columnistas;
Camagüeyanos
(EXCLAMACIONES). ¡Es que en Camagüey
también hay camagüeyanos!
(EXCLAMACIONES.)
Bien: todos sabemos el motivo por el cual
estamos reunidos aquí. Es una
despedida. Y ustedes saben cómo son las
despedidas: tienen
partes alegres y partes tristes.
Diríamos que hay alegría por el cumplimiento de los tres años, alegría
por el cumplimiento del deber, una larga jornada que se escribió realmente con
sudor, con sacrificio. Hay alegría para
los que regresan al seno de sus familias, sus provincias, a sus regiones. Y hay tristeza, en primer lugar, por los
camagüeyanos. Los camagüeyanos se quedan
muy tristes al ver marchar este primer contingente de la Columna.
y seguramente que los propios que marchan, en medio de su
sentimiento de satisfacción y de alegría, llevan también algo de tristeza,
porque aquí fue el escenario donde escribieron su mejor página hasta hoy.
Para estos miles y miles de jóvenes, sin duda que
Camagüey tiene un significado histórico, porque aquí podríamos decir que se
hicieron hombres, ¡se hicieron hombres en Camagüey!
Espero que los orientales, a pesar de que yo sé que
presumen mucho de ser una gente muy brava (EXCLAMACIONES), entiendan bien qué
quiero decir yo cuando digo que se hicieron hombres aquí. ¡Nacieron varones, pero se hicieron hombres
aquí en Camagüey! ¿Está claro? (APLAUSOS.) Vinieron casi niños, vinieron
casi niños, vinieron muy jóvenes, ¡y aquí se graduaron de hombres!
No se ofendería ningún combatiente revolucionario si
le dijeran que allá en las montañas se graduó de hombre. Porque pasaron una prueba —sobre todo, me
refiero a los que han cumplido sus tres años.
Cierto que los hay que no pudieron cumplir los tres años por razones
ajenas a su voluntad:
cuestiones de salud, algunos problemas insuperables; como los hay
también que no pudieron cumplir los tres años porque murieron en ese empeño, en
accidentes de trabajo, de tránsito, en fin, que dieron su vida por el trabajo,
dieron su vida en esta batalla.
Pero también hay que referirse a los que no fueron
capaces de soportar la prueba. Y hay
miles y miles de jóvenes que no fueron capaces de soportar la prueba. La prueba para ellos era demasiado dura,
demasiado difícil, y sencillamente desertaron de la Columna. Eso no es nuevo, eso no es extraño. Nosotros teníamos ya un antecedente durante
la guerra: que
llegaban cientos, a veces eran decenas los que llegaban todos los días, y
nosotros los hacíamos pasar pruebas duras.
Y recordamos que durante los períodos más difíciles, de cada 100 que
llegaban, 80 se marchaban, y quedaban 20, ¡pero los que quedaban eran
buenos!
Debemos decir que quienes pasaron la prueba son
buenos, los que permanecieron los tres años, los que trabajaron durante estos
tres años en las duras condiciones de esta provincia, ¡son buenos! Pasaron la prueba, y por ello es lógico que
se sientan satisfechos, es lógico que se sientan moralmente estimulados por el
logro que han alcanzado (APLAUSOS).
y esa será una satisfacción moral que los acompañará
toda la vida, y esa será una recomendación que los acompañará toda la vida,
será un prestigio que los acompañará toda la vida, serán méritos en el concepto
de la ciudadanía que los acompañarán toda la vida en el aprecio del pueblo y de
la Revolución, en el aprecio de la presente generación y de las generaciones
venideras. Porque estos esfuerzos de hoy
son esfuerzos de verdaderos pioneros, de hombres que tienen que poner las
primeras piedras, que realizar el esfuerzo más difícil.
¿Qué será en el futuro, cuando toda esta tarea de la
zafra se haga con máquinas, comparado con el esfuerzo
que los hombres hoy, con su sudor y sus brazos, tuvieron que hacer?
Yo les preguntaba a los compañeros si les iban a dar
algún distintivo a los que cumplieron los tres años, y nos explicaron que les
van a entregar un diploma a todos los columnistas que han cumplido los tres
años. Y yo creo que es muy justo. Y nosotros estamos seguros de que la cosa que
ustedes más apreciarán siempre, no importa lo que sean capaces de hacer después,
aun cuando fueran capaces de hacer cosas mayores, la que resultó la prueba
definitiva fue esta prueba, la que les dará a ustedes confianza y seguridad
para realizar cualquier otra tarea, la que les da confianza de que resistirán y
soportarán hasta el final, será precisamente lo que simboliza ese diploma: los tres años en la
provincia de Camagüey.
Debemos señalar, además, que cada época tiene sus
esfuerzos, sus grandes esfuerzos. La
juventud de nuestra época tuvo una oportunidad especial: la de la lucha por la Revolución, la
de la lucha armada, la lucha en la clandestinidad, la lucha en las montañas,
las guerrillas.
Cierto es que la juventud en esta época también ha
tenido muchas tareas, muy importantes, muy nobles. Están los jóvenes que han estado defendiendo
al país durante estos años, están los jóvenes que han estado combatiendo frente
a la contrarrevolución, están los jóvenes que han luchado en el Escambray,
están los jóvenes que lucharon en Girón, están nuestros marineros mercantes,
están nuestros pescadores (APLAUSOS), que prestan sus servicios a grandes
distancias de nuestro país, que trabajan hasta tres o cuatro meses en alta mar
y, en fin, muchos jóvenes. Pero no hay
duda de que este esfuerzo de la Columna Juvenil del Centenario ha sido una de
las tareas más dignas de nuestra juventud en esta época.
Ustedes se llaman la Columna Juvenil del
Centenario. Hace 100 años la juventud
tuvo también una tarea muy digna y muy honrosa: la primera guerra por nuestra
independencia, que duró 10 años. Posiblemente
nadie ha sobrepasado todavía en esfuerzo lo que aquellos jóvenes tuvieron que
realizar.
Así que en cada fase de la historia de nuestro país
nuestros jóvenes han tenido un gran trabajo.
Desde luego que la Revolución ha abierto un campo tan ancho y tan amplio
a la juventud en todos los campos, en la defensa del país, en el estudio, en el
trabajo, que —como decíamos— es una Revolución de jóvenes, es una Revolución
para los jóvenes, es una Revolución en que los jóvenes tienen una posición que
es fundamental. Pero es que esta tarea
del problema de Camagüey y estos servicios que han estado ustedes prestándole
al país en la provincia de Camagüey, sin duda que es una de las tareas más
trascendentes y más importantes de esta época.
En primer término, ¿qué otra solución puede tener el problema del país
en Camagüey?
En el pasado, cuando había medio millón de
desempleados, los cortadores venían solos, por cualquier medio. No se organizaba la salida en ningún tren, en
ningún ómnibus, nadie siquiera les pagaba el pasaje para venir a Camagüey,
¡nadie! Por los medios que tuvieran a su
alcance, “boteando” en las carreteras o agarrando cualquier cosa, venían desde
las distintas provincias a trabajar a Camagüey, porque era en Camagüey donde
podían encontrar algún alivio al tiempo muerto.
Y venían solos. Además, venían
los hombres con lo que tenían, descalzos a veces, con una alpargata, una jaba y
una mocha. Es posible que en aquella
época se cuidaran más las mochas. Una
mocha. Se albergaban como podían, se
cocinaban ellos.
Hoy toda la organización de zafra requiere el
transporte, transporte a las provincias, salidas periódicas, los aseguramientos
de los albergues, el transporte al campo muchas veces cuando hay alguna
distancia, la cocina y, en fin, todos esos recursos que hoy se emplean en la
zafra, que la zafra no solo invierte una gran cantidad de recursos humanos, una
gran cantidad de transporte, una gran cantidad de ropa, una gran cantidad de
zapatos, una gran cantidad de materiales para crear un mínimo de
condiciones.
Desde luego que esas condiciones todavía son duras,
pero son el mínimo de condiciones que se crean hoy, que requieren el empleo de
muchos hombres y mujeres en el aseguramiento de ese trabajo.
Las condiciones que obligaban a los hombres a venir a
Camagüey de cualquier forma, para trabajar tres meses y medio o cuatro meses,
han desaparecido hace ya algunos años.
Eran condiciones de trabajo virtualmente esclavo. Los hombres eran obligados —como he explicado
en otras ocasiones— por hambre, por miseria; so pena de morirse de hambre
tenían que hacer todos aquellos esfuerzos para venir a Camagüey, y venían
solos. Esa es la realidad.
Y aun así, en otros tiempos tuvieron que acudir a
inmigraciones, pero ya en los últimos años no; eso fue más bien en las primeras
décadas, después no, porque después había tantos cubanos sin trabajo que desde
luego no hacía falta ninguna inmigración sino que venían de los distintos
lugares. Camagüey tenía poca población,
pero venían de otras provincias a cortar caña, aparte de los camagüeyanos sin
trabajo que se incorporaban también a la zafra.
Al desaparecer el desempleo, era lógico que el
problema fundamental lo íbamos a tener precisamente en la provincia de
Camagüey, de menos densidad de población y un gran número de centrales, de
condiciones sociales muy pobres. Era
lógico que la provincia que iba a tener la crisis principal para hacer la zafra
era Camagüey. Y
el país no podía renunciar a la zafra, el país no podía renunciar a la zafra
camagüeyana, tenía que encontrar una solución.
Al principio se movían decenas de miles de obreros
industriales, pero aparte del inmenso esfuerzo que significaba para el obrero
—hubo obreros que cortaban caña en cinco y seis zafras y siete zafras en
Camagüey, obreros industriales de la provincia de La Habana, por ejemplo—, era
una situación que no se podía sostener así indefinidamente, aparte de lo que
costaba al país en la producción industrial esa movilización de trabajadores
industriales para los cortes de caña.
Se habían ensayado distintos procedimientos hasta que
surgió la idea de la Columna. Y hay que
decir que la Columna ha resuelto en lo fundamental el problema de
Camagüey. Y en estos tres años duros,
difíciles, de mucho trabajo, el rol de la Columna ha sido decisivo.
Vean ustedes: en la zafra de 1970 algo más de 550
millones de arrobas de caña, y en esta zafra de 1971 sobrepasó los 500 millones
de arrobas de caña aquí en la provincia de Camagüey (APLAUSOS). Pero no solamente trabajó la Columna en la
caña, sino que apoyó infinidad de otras actividades agrícolas y actividades
industriales.
De manera que jugó un papel decisivo en un punto
estratégico fundamental para nuestro país.
Es decir que desde el punto de vista económico, han
hecho un aporte importante a la economía de nuestro país en estos años.
Pero entendemos que la Columna no solo hay que medirla
por sus resultados materiales. Debemos
señalar que estos jóvenes que en número de 16 000, algo más de 16 000, se
desmovilizan ahora, y que en número de 9 000 se desmovilizarán aproximadamente
en septiembre o en octubre —creo que es en octubre— y que hacen un total de 24
000, entre esos hay 6 000 operadores de equipos que aprendieron aquí en
Camagüey, unos 800 trabajadores de la industria azucarera, 1 200 jóvenes que se
desarrollaron como maestros de la educación obrero-campesina (APLAUSOS). En total hay unos 10 000 jóvenes que han
salido con alguna calificación. Esto,
aparte de los miles y miles de jóvenes que a pesar del
trabajo, de la batalla diaria sobre todo de las zafras, cursaron estudios y
pasaron a niveles superiores, es decir que se superaron culturalmente. Y algo muy importante: su superación política, la superación
revolucionaria.
De manera que las provincias que enviaron estos
jóvenes aquí reciben ahora un contingente de 24 000 trabajadores probados, 24
000 que no desertaron, ¡que no desertaron! (APLAUSOS.) Jóvenes probados y curtidos por el trabajo,
con una conciencia política mucho más elevada, con hábitos de trabajo y de
disciplina, con un muy superior nivel cultural y 10 000 de ellos con alguna
calificación.
Eso significa ahora una fuerza tremenda que se
revierte hacia todas las provincias.
De manera que el saldo que ha quedado, aparte del
trabajo material en Camagüey, algo que va a tener una repercusión todavía mucho
más duradera, es el desarrollo moral, el desarrollo cultural, el desarrollo
técnico, el desarrollo político de estos jóvenes; esa fuerza que como una
tremenda fuerza productiva, revolucionaria, moral y política regresa a las
provincias de donde procedieron.
Nosotros entendemos que ese resultado de ahora en adelante va a ser a la
larga todavía mucho más valioso que el inmenso esfuerzo material que ustedes
han desplegado en esta misma provincia.
Claro está que junto a estas maravillas vienen los
nuevos problemas. Viene ahora el
problema del reemplazo de los 24 000 jóvenes que salen de Camagüey. Y lógicamente, desde luego, será un reemplazo
cuantitativo, pero en este primer año no podrá ser un reemplazo
cualitativo. Las ventajas que tenemos
ahora es la experiencia de los cuadros de mando del Estado Mayor, la
experiencia acumulada, la base material, el personal de dirección con que
cuentan. Esa es una ventaja ahora. Pero, desde luego, toda la veteranía, toda la
experiencia, todo lo que significan los jóvenes que parten después de tres
años, no se puede comparar, desde luego, en calidad con los jóvenes que
ingresan nuevos y que ahora tendrán que adquirir también los hábitos de
trabajo, de disciplina, curtirse en el trabajo.
No se puede esperar que tengan un rendimiento exactamente igual.
Hay otro problema: el reclutamiento de los 26 000 que hay
que reclutar, calculando algunas pérdidas siempre. Es una tarea ardua, que requiere la
cooperación de todo el país.
Aquí tenemos los datos de los que salen en este
período, que son 24 011, de los cuales
para Pinar del Río regresan 708, para La Habana 1 501, para Matanzas 626, para Las Villas
4 023, para Camagüey 2 436 —esos al
menos se quedan en Camagüey—, y para Oriente 14 717, ¡catorce mil setecientos
diecisiete! (APLAUSOS.)
Ahora el relevo.
De Pinar del Río ya están listos para venir 270, de La Habana 1 500, de
Matanzas 230, de Las Villas 700 y de Oriente 7 600. Hacen un total de 10 300.
(DEL PUBLICO LE DICEN: “¿Y Camagüey?”) Hasta ahora está en cero.
Ahora, ¿cuánto debe aportar cada provincia para
completar los 16 500 necesarios
para reintegrar a Camagüey su fuerza, las fuerzas prestadas? La Habana 2 000 —2 000 adicionales. Los anteriores que leí son los que ya hacen
10 300 listos para venir. Estos se trata
de los 16 500, cuánto debe
aportar cada una. La Habana 2 000,
Matanzas 500, Las Villas 4 000, Camagüey 2 000, Oriente 8 000 (APLAUSOS).
Esta es la fuerza de jóvenes que las provincias deben
reintegrar o integrar a Camagüey.
Se desmovilizan, por otra parte, 6 235, entre
militantes del Partido y de la Juventud, que es una fuerza formidable. Y Camagüey pide a cambio de este personal
cualitativo que él envía, que le devuelvan por lo menos
un militante cada dos que regresan, que le manden un militante. Es decir, ellos devuelven 6 235 militantes y
piden 3 000. Ellos opinan que las
provincias les mandaron las fuerzas.
Ellos han puesto algo:
han desarrollado muchos cuadros, muchos militantes, han
desarrollado personal calificado. Ellos
dicen que la calificación la pusieron ellos.
De manera que los camagüeyanos han puesto la
calificación y la militancia, es decir que ellos devuelven con intereses. Opinan que pagan con intereses. Así que reciben cantidad y devuelven cantidad
más calidad. Ese es el punto de vista
camagüeyano en este movimiento (APLAUSOS).
Entendemos que lo que ellos plantean es justo, es muy
justo. Es una cuestión justa y, además,
necesaria que las provincias deben apoyar.
Debemos tener en cuenta que las provincias reciben no solo
desmovilizados de la Columna:
reciben un gran número de desmovilizados del MINFAR y del
Ministerio del Interior. De manera que
el total ya este año de lo que reciben las provincias como desmovilizados de la
Columna, del MINFAR y del Ministerio del Interior, es superior al total de
jóvenes que ingresen en la Columna, o que ingresen en las Fuerzas Armadas y en
el Ministerio del Interior.
De manera que las provincias reciben ya este año un saldo
neto de fuerzas, y entre ellas la provincia de Oriente, que ha sido
abastecedora de recursos humanos, porque es una provincia grande y
numerosa. Además, con espíritu de
invasores (APLAUSOS). A los orientales
los caracteriza un gran espíritu de invasores.
Yo no me explico bien por qué cuentan que en la Guerra
de Independencia los orientales no querían pasar de Camagüey. Y cuentan que, no sé si fue en los límites de
Camagüey y Oriente, la escolta de Máximo Gómez se sublevó, y creo que estuvo 10
días convenciéndolos para que siguieran.
Después ocurrieron otros problemas en Las Villas, y querían
regresar. Pero en Las Villas se juntaban
dos cosas: los
orientales que no querían pasar, y los villareños que no querían a nadie
allí.
Esa es una vieja historia del regionalismo que había
en las provincias.
Después, en los finales de la Guerra de Independencia,
vinieron las invasiones. Y con las
huestes invasoras de Maceo y de Máximo Gómez llegaron hasta Pinar del Río, y
por fin apreciaron a aquellos bravos soldados de Oriente, de Camagüey, de Las
Villas. Y así la isla fue adquiriendo la
integridad de hoy.
Pero el problema de hoy, ¿cuál es? ¿Acaso camagüeyanos que no quieren
orientales? (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”) ¿Villareños
que no quieren camagüeyanos u orientales?
(EXCLAMACIONES DE:
“¡No!”) ¡No! No los quieren ahora porque no se los
mandan. Es la única razón. Ya Las Villas no tiene ninguna esperanza de
recibir camagüeyanos. Y los camagüeyanos
se ve que aprecian a los jóvenes de las distintas provincias y mucho,
especialmente, a los orientales (APLAUSOS).
Ahora, sin embargo, yo decía que no nos explicamos,
porque a los orientales cada vez que les hablan de alguna movilización para
algo... Cuando nuestra guerra
revolucionaria otra vez otra invasión.
Una iba para Las Villas, otra para Pinar del Río. Y venían encantados y todos los orientales
querían venir en la invasión.
De la misma manera, cuando se habló de la organización
de la Columna, un enorme número de orientales se ofreció para venir a
Camagüey. Por eso nosotros hemos sacado
la conclusión de que los orientales tienen espíritu de invasores.
Hay que decir, además, que se han destacado mucho los
orientales también entre los macheteros decimillonarios. Hay un buen número de orientales. Porque tenemos entendido que “Mochita” es de
por allá de Chivirico; Frómeta
es también de por allá de la zona de Oriente; Torreblanca creo que es de Palma,
y la compañera Francisca es de Guantánamo.
Se están llevando todas las medallas los orientales
(APLAUSOS). Está bien. No ganarán en pelota, pero lo que es en
macheteros millonarios no hay quien les gane, ¡a
decimillonarios no hay quien les gane.
Eso le debe haber picado a los orientales: lo de la pelota...
Así es que nosotros decimos que forma parte de las
características, de la idiosincrasia del oriental, ese entusiasmo, ese espíritu
de trabajo. Y por eso, gracias a eso, a
los recursos humanos abundantes de la provincia de Oriente... Porque hay que tener en cuenta que Oriente
tiene más de 3 millones de
habitantes, y Camagüey apenas unos 800 000.
Es decir, Oriente tiene aproximadamente cuatro veces más habitantes que
Camagüey, y sin embargo en capacidad de centrales azucareros se aproxima;
Oriente tiene algo más. En general
tienen aproximadamente igual, un poquito menos Camagüey. Pero tiene casi cuatro veces más población; y
sobre todo tiene una abundante población joven.
Ahora le toca a Oriente también, que recibe 14 717,
hacer un aporte de estos 7 600 y reclutar 8 000 más.
Si se tiene en cuenta los desmovilizados de las
unidades militares, ellos van a recibir un saldo neto superior,
independientemente de la calidad de los compañeros que regresan.
De manera que ese es el problema fundamental ahora: el reemplazo de los
jóvenes que salen de Camagüey este año, y que requerirá el apoyo de todas las
provincias, el máximo de ayuda de todas las provincias.
Es muy importante, sumamente importante, la ubicación
de los jóvenes que regresan, los desmovilizados de la Columna. Es sumamente importante que en las provincias
les sepan dar la utilización más correcta, la ubicación óptima a los compañeros
desmovilizados. De manera que todas
estas aptitudes, todos esos conocimientos que han adquirido, toda esa calidad,
se revierta en un aprovechamiento para el país, se revierta en un beneficio
grande para el país.
Nosotros creemos que es muy importante, muy
importante, la ubicación de este personal que se desmoviliza.
Entre otras cosas nosotros habíamos sugerido a los
compañeros de la dirección de la Juventud la organización de una escuela,
previa selección y consulta con los militantes de la Juventud y del Partido que
desearan formar parte de esa escuela, de jóvenes que se han caracterizado por
su actitud, por su espíritu; en fin, que son muchos, son miles y miles, no
pueden ir todos a la escuela, y se les ha dado una posibilidad de optar para
realizar estudios.
Nosotros creemos que la Revolución tiene ahí una
magnífica cantera de hombres para cualquier tarea, de hombres para las tareas
revolucionarias. Tiene una magnífica
cantera que debe aprovecharse. De manera
que aproximadamente unos 1 000 jóvenes pasarán a estudiar y a prepararse,
salidos de esta cantera de los 24 000 que se desmovilizan. Y los compañeros de la Juventud han hecho una
selección, y esta selección es muy importante.
Y buscar la oportunidad de seguir desarrollando a esos jóvenes es muy
importante.
Esa es una de las cosas que vamos a hacer.
Y nosotros esperamos que en las provincias, siguiendo
estos criterios, se tenga en cuenta la calidad y el valor de los jóvenes que
regresan, al efecto de que los ubiquen y los empleen de la manera más útil; que
no se desperdicie ni un átomo de esa energía, de esa experiencia que estos
compañeros significan.
Sobre todo hay que tener en cuenta los militantes, el
gran número de militantes; miles de militantes de la Juventud y del Partido que
han salido de la Columna.
Nosotros decíamos, refiriéndonos al provecho que el
país va a sacar de los jóvenes que regresan, cómo aparte del trabajo material
en Camagüey, el valor en otros aspectos que ha tenido para la Revolución la
Columna.
Debemos señalar en adición a esto, en adición a las
aptitudes desarrolladas, los conocimientos adquiridos, la superacción
revolucionaria y política, lo que la Columna ha demostrado al país en el orden
revolucionario, en el orden moral.
Nosotros podemos decir que la Columna ha constituido un verdadero
triunfo moral, un verdadero triunfo ideológico de la Revolución. Se ha demostrado lo que puede el trabajo organizativo,
lo que puede el trabajo político. ¿Y por
qué? Porque ya este año las fuerzas de
más alta productividad en la zafra fueron los jóvenes de la Columna Juvenil del
Centenario. Fueron los de más elevada
productividad (APLAUSOS).
De manera que esta fuerza creció en productividad
hasta convertirse en la más alta de Cuba.
La emulación, sobre todo esa emulación consigo mismo, que constituye una
expresión superior de emulación, puesto que el hombre no se está midiendo con
otro tanto como se está midiendo consigo mismo:
el hombre de mañana con el hombre de hoy, el hombre de hoy con el hombre
de ayer. Porque hay hombres que tienen
más condiciones físicas, más facilidades para algo que otros. Desde luego, debe existir la emulación entre
compañeros, porque es una medida, porque es un estímulo, porque es una
fuerza. Pero esa emulación consigo mismo
es una expresión del espíritu de superación del hombre. Porque el hombre de hoy tiene que ser mejor
que el de ayer; y el hombre de mañana tiene que ser mejor que el de hoy.
Y cada ciudadano, cada obrero, cada trabajador, cada
revolucionario, debe tener ese espíritu de superación, y tiene alguien con
quien medirse, y ese alguien es él mismo, ¡ese alguien es él mismo! (APLAUSOS.)
La emulación consigo mismo, la emulación entre
compañeros, la emulación entre brigadas, el trabajo político, las fechas
históricas, todos esos factores de orden moral han constituido una victoria
ideológica de la Revolución desde el momento en que los macheteros de la
Columna en número de más de 15 000, contabilizando la productividad promedio,
comparando con la productividad de los demás macheteros, de las demás fuerzas,
se ha convertido en la fuerza de la más alta productividad de Cuba
(APLAUSOS).
Poder afirmar esto constituye en realidad un triunfo
ideológico de la Revolución. ¿Cómo se ha
logrado esto? ¿Por qué se ha logrado
esto, a pesar de que era una fuerza nueva, sin hábitos de trabajo? Y esto es muy importante, muy
importante. ¿Por qué? Porque en muchas ocasiones, en muchos centros
de trabajo, los mejores no son siempre los jóvenes; en muchas ocasiones, en
muchos centros de trabajo, principalmente en los centrales azucareros, la masa
de mayor productividad, más seria, más cumplidora, en muchas ocasiones es el
obrero más maduro, que tiene hábitos de disciplina y hábitos de trabajo. Y los ausentismos y las irresponsabilidades y
las debilidades se manifiestan en el contingente de trabajadores más jóvenes. No todos, por supuesto, no todos, por
supuesto; hay muchos con una magnífica actitud.
Pero en general, muchas de las fallas, falta de hábitos, de disciplina,
se observan en los trabajadores jóvenes.
Y por eso es muy importante que nosotros veamos, estudiemos, analicemos
mediante qué medios, qué resortes, qué factores, qué procedimientos han logrado
llevar una masa juvenil a esos niveles de productividad.
Claro, al lado de esto hay que tener la honradez de
señalar que ya los que se fueron quedando aquí eran una cierta selección,
porque ya se había autodepurado la Columna: ya los débiles se habían marchado, los
incapaces de resistir se habían marchado, y fueron quedando los de más
voluntad, los de más tenacidad, los de más firmeza, los de más
resistencia. Hay que tener en cuenta ese
factor, desde luego.
En la industria por lo general no se produce esa
autodepuración del personal joven, porque el trabajo no es un trabajo del tipo
que tiene que realizar un joven durante estos años aquí en Camagüey y,
lógicamente, hay menos depuración.
Pero de todas formas es admirable y es interesante,
muy interesante, considerar el hecho de que esos 16 000 jóvenes cortadores de
caña —sin hablar aquí de los otros miles que estaban en otros trabajos— se
convirtieron en la fuerza de más alta productividad de Cuba. Nosotros creemos que este es un notable
triunfo del movimiento juvenil, de la juventud revolucionaria, y un notable
triunfo ideológico de la Revolución, de lo que se puede lograr, de lo lejos que
se puede llegar, de lo mucho que se puede avanzar cuando vayamos dejando atrás
los fallos y las debilidades de hoy.
Claro está, todo el mundo comprende cuántas cosas
necesitamos, de viviendas, de caminos, de sistemas de regadío, de industrias,
de todo. ¡Ah!, si todos fueran capaces
de trabajar con esa alta productividad, si todos fueran capaces de trabajar con
esa alta productividad, si todos pusieran el máximo de su esfuerzo, ¡qué rápido
marcharía el país! ¡Cómo avanzaría el
país!
Porque no hay duda de que uno de nuestros problemas es
la lucha con nosotros mismos, por esa tendencia que tiene el hombre muchas
veces al reblandecimiento, al debilitamiento.
Y la Revolución no habrá alcanzado sus más altos niveles morales hasta
que los hombres sean capaces de hacer como hombres libres lo que en el pasado
tenían que hacer como esclavos (APLAUSOS).
Cuando los hombres sean capaces de hacer como trabajadores libres mucho
más de lo que en el pasado hacían amenazados por el hambre, por las miserias y
las condiciones horribles de vida que pesaban, cuando no había ni escuelas para
todos los niños, ni servicios médicos para todas las personas, ni jubilaciones
para todos los viejos, ni aseguramiento frente a la enfermedad para todos los
ciudadanos, aseguramiento frente a los accidentes para todos los ciudadanos,
todas esas facilidades y seguridades sociales que hoy tiene todo trabajador en
nuestro país (APLAUSOS); hasta que todos, no una minoría, hasta que todos, no
una parte, sean capaces de hacer como hombres libres, como hombres dignos de
una sociedad que les asegura a todos tales beneficios —que son muy pocos
pueblos los que han podido alcanzarlo—, sean capaces de esforzarse y hacer más
de lo que antes tenían que hacer como trabajadores esclavizados, sin ninguna de
esas prerrogativas y ninguno de esos derechos (APLAUSOS); cuando hayamos
logrado eso, habremos logrado un nivel superior de conciencia colectiva. Y hoy lo hacen muchos, mas no lo hacen
todos.
Existe una vanguardia, una serie de hombres
ejemplares, pero todos no lo son.
Todavía desgraciadamente unos hombres hacen una cuota de esfuerzo mayor
que otros. Y en definitiva esos trabajan
para todos, trabajan para el bienestar de todo el pueblo. Unos se sacrifican más que otros. Y ahí está el ejemplo: ¡La patria que están construyendo
esos 24 000 jóvenes columnistas es
una patria para todos (APLAUSOS), es un porvenir para todos, incluso para los
que fueron débiles, los que no resistieron, los que desertaron!
Y cuando llega la hora del esfuerzo, no están
todos. Ahora tiene que venir un
reemplazo, y unos tendrán que sacrificarse más que los demás, por una razón o
por otra. En algunos casos porque hay
jóvenes que están haciendo otras actividades muy importantes para el país,
trabajos muy importantes, servicios muy importantes, o están estudiando,
preparándose, que resulta también muy importante, esencial, fundamental para el
país. De manera que cuando se vea todos
los que pueden venir ya habrá que descontar a muchos. Pero entre los que pueden venir, cuando se
hace el llamado para todos, ¿cuáles son los que responden? Responde siempre una parte. Y esa parece ser una ley de la historia, como
en la lucha, como en las guerras.
Ustedes recordarán en la historia de nuestras guerras
de independencia:
mientras unos combatían, pasaban hambre y sacrificios en las
filas del ejército libertador, los había que en la misma época y en el mismo
tiempo combatían a favor de las fuerzas coloniales opresoras de nuestra
patria. También en las luchas ulteriores
unos luchaban por la revolución, otros luchaban contra la revolución. Y ahora también a una parte de los jóvenes
hay que pedirles un gran esfuerzo, hay que pedirles una cuota de esfuerzo
superior, en bien de todo el país. De la
misma manera en las fábricas se puede percibir eso, cómo hay obreros que hacen
un esfuerzo muy superior a otros.
Nosotros analizábamos por ejemplo el grupo de obreros
que están construyendo sus viviendas, las viviendas para los trabajadores
—obreros de las fábricas, en La Habana—, el esfuerzo que estaban haciendo: los que menos
trabajan, trabajan 11 horas; la mayoría trabaja 12, 13, y algunos hasta 15
horas resolviendo la cuestión de la vivienda, construyendo no las viviendas de
ellos, porque eso es fácil en definitiva, que todo el que necesite una
vivienda, si lo ponen a construirla...
Pero ellos están construyendo para las fábricas, independientemente de
que ellos tengan o no viviendas. Se les
ve una impresionante productividad, se les ve cómo avanzan, cómo se elevan las
edificaciones. Y nosotros pensamos: si se hiciera un
esfuerzo así en toda la línea, ¡cuánto no avanzaría este país rápidamente!
Porque el avance del país depende fundamentalmente del
trabajo, esencialmente del trabajo. Es
el trabajo el que crea las riquezas materiales que el pueblo necesita. Es el trabajo el que produce el azúcar, el
tabaco, la carne, la leche, los materiales de construcción, la ropa, los
zapatos, los alimentos, las medicinas, la educación, la salud. En fin, solo es y puede ser fruto del
trabajo, del trabajo presente o del trabajo acumulado. El ingeniero que diseña una obra produce
aquello por el trabajo acumulado estudiando durante muchos años; el médico que
salva una vida, que realiza una dificilísima operación, es resultado del
esfuerzo acumulado estudiando mientras llega ese momento; los técnicos también
emplean el trabajo acumulado. De esa
forma, todo lo que tenemos, todo lo que podemos producir en un sentido u otro,
solo sale y puede salir del trabajo.
Y muchas veces tenemos una conciencia muy clara de lo
que necesitamos. Siempre alerta: necesitamos esto,
lo otro, las miles de cosas que necesitamos.
Pero muchas veces nos olvidamos de que todo eso sale del trabajo. Si existiera una conciencia de trabajo pareja
a la conciencia de las necesidades, nuestro país marcharía mucho más
rápidamente y mejor (APLAUSOS).
Y nosotros lo vemos.
En general podríamos decir: muchos piden y pocos ofrecen. Muchos piden esto y lo otro y lo otro y tal
necesidad, una beca, y más acá y más allá, y pocos ofrecen. Sin embargo, solo del trabajo pueden salir
los bienes materiales que satisfagan nuestras necesidades. Y hay que hacer avanzar esa conciencia del
trabajo. Y aquí, en la Columna Juvenil
del Centenario, avanzó la conciencia del trabajo hasta convertirse —repito— en
la fuerza de más alta productividad de Cuba en el corte de caña.
Se están introduciendo nuevas técnicas
productivas. Con relación al propio
corte de caña el sistema australiano de corte se tradujo en un notable
incremento de la productividad. Como
sabemos, en el sistema australiano de corte los de la Columna alcanzaron
rendimientos superiores a las 500 arrobas por jornada de trabajo; creo que
fueron unas 509 arrobas por hombre al campo, si mal no recuerdo, ¡quinientas
nueve arrobas! ¿Qué quiere decir eso? Con esa productividad, si lográramos aplicar
el sistema ya a toda la caña de Camagüey —y el próximo año podremos aplicarla
en una escala mayor por el número de centros de acopio que se están
construyendo en esta provincia y que nos permitirá el próximo año tener ya
todos los centros de acopio prácticamente, o casi todos los que podemos ubicar
aquí—, cuando logremos aplicar este sistema aun sin la mecanización, 20 000
cortadores al campo del tipo de la Columna podrían promediar 10 millones de
arrobas diarias, ¡diez millones! Y como
ustedes recordarán, las movilizaciones que había que hacer en Camagüey y los
cálculos que había que hacer, eran del orden hace un año, hace dos años, de 60
000 macheteros, 70 000 macheteros, 80 000 macheteros en la zafra. Calculen ustedes lo que cuesta movilizar 80
000 macheteros; las afectaciones a la economía, a la industria, para movilizar
80 000 macheteros. Y pensar que con
rendimientos de 500 arrobas, de 509 arrobas, con 20 000 hombres al campo
podrían cortarse 10 millones de arrobas de caña diariamente y no harían falta
prácticamente más para hacer la zafra en la provincia de Camagüey.
El próximo año también ya vendrán un número de
combinadas que se han adquirido, que se probaron este año en la provincia de La
Habana y vendrán a Camagüey.
Tendremos que seguir haciendo un esfuerzo máximo en la
mecanización. Pero el hecho de que
podamos lograr con esos rendimientos hacer la zafra con 20 000 macheteros,
cuando podamos aplicar ese sistema a todos los centrales, demuestra qué enorme
avance con la organización y con la técnica.
De manera que si se movilizaban unos 80 000 ó 90 000 —o había que hablar
de 80 000 ó 90 000 antes, ahora habría que hablar de unos 25 000 ó 30 000
macheteros en la zafra—, con esos rendimientos... Estamos hablando de macheteros con
rendimientos, con esos rendimientos de 509 arrobas. Y es posible que esos rendimientos se puedan
elevar con el sistema de corte australiano, trabajando no 15 horas ni 12 horas
ni 10 horas; trabajando de siete a ocho horas diariamente. Un cortador con ese sistema trabajando de
siete a ocho horas diariamente puede sobrepasar perfectamente bien las 500
arrobas diarias.
Ahora, para el país significa mucho desde el punto de
vista económico, desde todos los puntos de vista, esta enorme reducción de la
fuerza de trabajo para las zafras mientras se desarrolla el proceso de
mecanización.
Camagüey va a recibir una fuerza igual a la que se
marcha en cantidad. A los camagüeyanos
será necesario pedirles también un máximo esfuerzo, ¡un máximo esfuerzo!
Si se movilizan decenas de miles de jóvenes
provenientes de otras provincias, concentrar fundamentalmente el esfuerzo de la
Columna en las tareas de la zafra, el grueso de las fuerzas de la Columna en
las tareas de la zafra. Y lograr con los
camagüeyanos la atención de las demás actividades en que también han estado
participando los jóvenes de la Columna.
Camagüey tiene que desarrollar la rama de las
construcciones por la enorme necesidad de construcciones que tiene esta
provincia. Camagüey debe desarrollar las
ramas agropecuarias, especialmente la ganadería; Camagüey debe desarrollar la
producción de arroz, aunque lógicamente necesite algún apoyo de la Columna en
estos años en el arroz; debe desarrollar la producción de cítricos, de piña, de
viandas y de vegetales.
Hay que hacer un estudio profundo —y ya los compañeros
del Partido vienen reuniendo la información— para estudiar cómo está empleada
la fuerza de trabajo camagüeyana. Y
nosotros estamos seguros de que dondequiera que se profundice, aplicando
normas, se descubrirán grandes excedentes de fuerza de trabajo.
Nosotros hemos conocido casos de excedentes de decenas
y decenas de trabajadores en algunas actividades agrícolas en distintos lugares
de la isla.
En Oriente, en unas cuantas lecherías sobraban más de
100 personas. Yo conozco muchos casos
donde había 15 obreros y lo están haciendo con siete, con seis. Apenas hay normas: una buena organización. Y yo estoy seguro, completamente seguro, de
que si revisamos todas las actividades agrícolas ya establecidas nosotros
encontramos grandes reservas de fuerza de trabajo subutilizadas. Nosotros estamos seguros de que si analizamos
profundamente todas las actividades industriales vamos a encontrar grandes
recursos de fuerza de trabajo subutilizadas, incluso en los centrales
azucareros de Camagüey e incluso, prácticamente en todas las industrias, en
todos los servicios, con algunas excepciones.
La provincia de Camagüey tiene 800 000
habitantes. Es lógico que en la
actividad cañera no mecanizada se reciba la ayuda de las otras provincias,
sobre todo en lo relacionado con la zafra; aun cuando se haya reducido la
necesidad de fuerza de trabajo mediante una mayor productividad por hombre
debido a la alzadora, debido al sistema australiano de corte, debido a los
centros de acopio, que a pesar de eso se reciba un esfuerzo.
Ahora, nosotros debemos pedirles a los 800 000
camagüeyanos un esfuerzo más de normación, de organización, de racionalidad,
para que las demás ramas de la agricultura y de la industria las puedan atender
las propias fuerzas de Camagüey y puedan aportar los recursos necesarios para
el desarrollo de las construcciones, para el funcionamiento de las industrias y
para el desarrollo de las demás ramas agrícolas, no sea que Camagüey desarrolle
el hábito de recibir la ayuda exterior, la ayuda exterior y un máximo esfuerzo
camagüeyano. No sé qué opinarán los
camagüeyanos que están por aquella banda...
¡Un máximo esfuerzo camagüeyano!
Nosotros estamos seguros de que hay grandes
posibilidades de recursos humanos. El
país también está empleando recursos en Camagüey. Por ejemplo, ya esta provincia tiene en este
momento, con las últimas brigadas que se están organizando, creo que son 30 ó
31 brigadas de caminos y carreteras.
Había 21, y 10 nuevas que se están haciendo, que ustedes habrán visto ya
los primeros vehículos por ahí, equipos modernos de gran capacidad, son 31
brigadas de caminos. ¡Lo que significa
eso para una provincia que creo que no tenía ninguna brigada de camino hace
algunos años! Cuando había que hacer un
centro de acopio, se acumulaban unos cuantos camiones de aquí, corre para allá,
haces el centro de acopio, haces el camino...
Para una provincia, naturalmente, muy incomunicada, que tiene además el
inconveniente de que el material de mejoramiento hay que llevarlo de grandes
distancias. Y hay 31 brigadas de
caminos.
En esta provincia se están desarrollando algunos
importantes planes, como el plan de Nuevitas, con una termoeléctrica grande,
con una planta de cemento de capacidad de 600 000 toneladas por año, en construcción
una importante industria de fertilizantes en esa misma región; se está
desarrollando el plan del Triángulo Lechero, donde también se están aportando
grandes recursos para el desarrollo de esa región; existe una brigada grande de
construcción de presas, con la cual se está construyendo la presa de Jimaguayú
en este momento; se están desarrollando grandes planes arroceros al sur de la
provincia; hay grandes recursos involucrados en los planes de drenaje, que como
provincia llana tenía muchos problemas esta provincia; se están organizando las
primeras brigadas de construcción de viviendas en las distintas zonas. Incluso se está organizando en la zona de
Morón ya una fuerza suficiente para hacer los movimientos de tierra para la
construcción de 20 ó 25 pueblos simultáneamente; se está organizando una fuerza
similar de construcción de viviendas y de lecherías en el Triángulo; se va a
organizar otra fuerza similar en la zona de Vertientes y Florida; se va a
organizar otra fuerza similar en la zona de Nuevitas.
Se están haciendo industrias de materiales para la
construcción, molinos de piedra, lavadoras de arena, plantas de prefabricado de
gran panel, plantas del sistema Sandino en todas las provincias.
De manera que se va a disponer de los recursos materiales
y de las máquinas para realmente transformar esta provincia.
En esta provincia hay que construir decenas de miles
de viviendas. En este aspecto,
desgraciadamente, hemos estado atrasados.
La idea original era haber podido desarrollar las
construcciones de viviendas durante estos tres años, darles un gran
impulso. Y en realidad ello no fue
posible.
Existía la idea de captar un número mayor de
columnistas para que decidieran residir en Camagüey. Eso, que no se hizo aquella vez; eso, que no
se hizo en ocasión del primer contingente de la Columna, hay que hacerlo ahora,
es obligado hacerlo ahora.
Afortunadamente, en el segundo semestre de este año
tendremos las condiciones para impulsar considerablemente los planes de
construcción de viviendas. Y vamos a
darles prioridad a las áreas cañeras, puesto que nosotros con tanta caña en
esta provincia, en esos lugares inhóspitos y apartados, tenemos que hacer
decenas de pueblos y crear todas las condiciones para que residan allí los
trabajadores cañeros. Lo mismo tenemos
que hacer en las áreas arroceras, que son inmensidades de tierras solitarias
también. ¡Hay que poblar esas
regiones! Y no se pueden poblar esas
regiones si no se hacen casas, si no se hacen escuelas, si no se hacen caminos,
si no se resuelven los problemas sociales.
Con las 31 brigadas de caminos que ya va a disponer la
provincia, con las plantas de construcción de viviendas, y con las máquinas que
va a disponer la provincia, se puede dar un gran impulso al desarrollo social
de la provincia de Camagüey.
Pero no solo tenemos que construir en el campo. Tenemos el área de Nuevitas, donde ha habido
el gran desarrollo industrial que está teniendo lugar, y que sigue adelante, y
que sin embargo hay atraso con relación a las viviendas.
Ya es hora de organizar en la zona de Nuevitas las
microbrigadas, igual que se están haciendo en otros lugares del país, para
emprender las construcciones de viviendas con los obreros de las mismas
fábricas que están funcionando allí, como se ha hecho en otros lugares, y
tratar de lograr con ellos la organización y el espíritu de trabajo que se ha
logrado en otros lugares, para resolver el problema de la vivienda.
Eso hay que hacerlo también en Camagüey, eso hay que
hacerlo en los centrales azucareros.
Pensamos que este año la zafra comience más temprano,
y obligadamente para los primeros días de mayo de 1972 se haya concluido la
zafra, al objeto de poder abordar todas las tareas que se producen con el final
de zafra, de cultivo, al objeto de poder resolver los problemas de rendimiento
de azúcar. De manera que nosotros
debemos adelantar la zafra este año además por otra razón: por el déficit de azúcar proveniente
de esta zafra, y que nos vemos en la necesidad de compensarlo en la zafra
chica, antes de fin de año. Pero,
además, para evitar a toda costa que se produzcan zafras bajo las lluvias.
Ya ustedes vieron qué magníficos rendimientos había en
los meses de febrero, marzo y abril.
Habría sido preferible estar moliendo en diciembre, con ocho de rendimiento,
ocho y medio o nueve, que estar moliendo en junio con cuatro y medio y cinco,
en junio o en julio; de eso no hay discusión.
Se ha mecanizado la agricultura, el transporte de la
caña ya no se hace con bueyes, se hace con máquinas, hay que transitar por los
campos, se emplea el sistema de la quema de caña que requiere mucha mayor
rapidez entre el momento del corte y la molida.
Luego nosotros tenemos que hacer la zafra en los períodos secos. Y cuando comiencen las lluvias, tenemos que
hacer innumerables tareas:
reparación de los centrales, siembras, cultivo de las cañas,
reparación de las maquinarias. Es decir
que nosotros tenemos que adelantar las zafras y evitar las zafras en períodos
de lluvia.
Este año, naturalmente, la reparación de los centrales
se retardó, este año tenemos que hacer un gran esfuerzo: comenzar la zafra temprano, la próxima
zafra, y terminarla antes de las lluvias.
Pero, además, el país emplea en los centrales
azucareros, durante la zafra, aproximadamente 100 000 trabajadores. Para la reparación de los centrales se
necesitan muchos menos hombres. Y
tenemos que buscar un empleo organizado para los obreros azucareros cuando
terminan las zafras. Y hay que crear
condiciones durante la seca, en las áreas cañeras y en los centrales, y reunir
materiales, para con la fuerza de trabajo excedente, cuando finaliza la zafra,
emplearla en construcción de viviendas e instalaciones sociales, en los
centrales azucareros y en las áreas cañeras.
De manera que tenemos un gran recurso, de miles y
miles de obreros, para emplearlos también una parte del año en la solución del
problema de las viviendas y las construcciones sociales.
De manera que los camagüeyanos, junto con el esfuerzo
que va a realizar el país para el reemplazo de la Columna, tienen que hacer un
esfuerzo especial para que sea de ellos fundamentalmente la tarea de
transformar la provincia de Camagüey.
Actualmente se dispone de medios, de recursos, de
equipos, de maquinaria de todo tipo para lograr eso, para lograr eso. Jamás la provincia de Camagüey ha tenido
tantos recursos, tantas máquinas agrícolas, constructivas y de todo tipo;
jamás.
Los camagüeyanos tienen eso en sus manos y deben
adoptar la decisión y la voluntad de emplear esos recursos de manera adecuada y
transformar esta provincia.
Ahora se hizo un llamado, o más bien un llamado no,
una proposición, a los jóvenes que querían permanecer, para que empezaran a
construir sus propias viviendas. Y hay
500 que después del descanso se van a incorporar a la provincia de Camagüey
para construir sus viviendas en los lugares donde van a residir.
Este es un esfuerzo que se hizo ahora, se pudo hacer
al final. Sin embargo, ya desde ahora,
de los que vengan en la Columna tenemos que dedicar una parte a construir
viviendas, a construir viviendas para darles oportunidad a los jóvenes de la
Columna que quieran quedarse en Camagüey de encontrar un Camagüey mas desarrollado.
Aquel se ríe.
Yo sé de qué se ríe. El está
pensando en esos lugares deshabitados, rodeados de marabú, sin una casa, sin
agua, sin una escuela, sin un camino. El
Camagüey en que nosotros estamos pensando es un Camagüey diferente, un Camagüey
transformado; porque si con esos recursos los camagüeyanos no transforman
Camagüey entonces nosotros no sabremos qué fórmula sería posible, aunque
nosotros creemos que los camagüeyanos van a transformar Camagüey. Yo no sé si los camagüeyanos lo creen, pero
nosotros lo creemos (APLAUSOS).
Hay que hacer grandes trabajos: construcción de lecherías,
construcción de viviendas, construcciones de escuelas, construcciones de
caminos, de presas, reconstrucciones de vías férreas que debemos hacer, obras
portuarias, las industrias que se van desarrollando en el norte de la
provincia. Ya también se ha organizado
la primera brigada para la construcción de secundarias en Camagüey. Esta primera brigada viene para la zona de
Ciego de Avila. Son secundarias
similares a las de Ceiba, de Isla de Pinos, de Guane, de Jagüey, que ustedes
habrán visto que se han inaugurado recientemente.
Habrá que hacer secundarias para todos los estudiantes
de Camagüey. Y ese es un sistema muy
bueno porque combina el trabajo con el estudio, crea esos hábitos de que
precisamente hablábamos de trabajo y de organización y los crea desde muy
temprano, desde los 11 ó los 12 años en las secundarias básicas.
Y ya viene para acá, se organizó la primera brigada, y
antes de fin de año debemos tener por lo menos dos brigadas de construcción de
secundarias básicas en las áreas de cítricos, de piñas.
De manera que esa actividad en el futuro la pueden
realizar los estudiantes de secundaria básica, como ya se empieza a hacer en
otros lugares del país.
Ustedes tienen grandes recursos, porque en 800 000
habitantes, de estudiantes de secundarias básicas, si las primarias funcionan
bien, ustedes deben llegar a tener de 70 000 a 80 000 en el año 1980, no menos
de 70 000 estudiantes de secundaria. Si
todos los muchachos que ustedes tienen hoy en primaria son capaces de llevarlos
en una proporción alta a la secundaria básica, la provincia de Camagüey tendría
unos 70 000 estudiantes de secundaria en el año 1980.
¿Saben lo que son 70 000 estudiantes de secundaria
bien instalados, bien organizados, bien instruidos, bien alimentados,
produciendo?
Baste decir que los compañeros de las secundarias
básicas hacen la norma, hacen la norma de trabajo establecida por el Ministerio
del Trabajo perfectamente bien.
De manera que si ustedes piensan en perspectiva —y hay
que mirar hacia el futuro— y desarrollan la educación y construyen las
escuelas, ustedes todos esos planes —no digo caña, no digo arroz, no digo
ganado, pero todas esas áreas de desarrollo de cítricos, de piñas, de
vegetales— todo eso lo podrían atender con los estudiantes de secundaria
básica.
De la misma manera hay que decir lo que se puede hacer
con el nivel superior:
los preuniversitarios y los tecnológicos.
Hay que decir que ustedes tienen un enorme taller aquí
en Camagüey de los ferrocarriles. Eso
puede irse desarrollando. Ahí se puede
llegar a establecer la posibilidad de algún instituto tecnológico en que puedan
aprender la mecánica pesada, puedan participar en la producción.
Se está construyendo hoy ya en Camagüey el tecnológico
agropecuario, que está en construcción ya hace unos cuantos meses. Ese será un avance importante, un instituto
tecnológico de unos 1 200 estudiantes.
Esos 1 200 estudiantes mientras estudian pueden prestar sus servicios en
todos esos planes ganaderos.
Se está construyendo también o se va a construir el
pedagógico de Camagüey. Se empiezan a
desarrollar ya las primeras facultades universitarias en Camagüey
(APLAUSOS). Tenemos ya la facultad de
agronomía, que comenzó recientemente, y van a seguir desarrollándose otras
facultades universitarias.
Tendrán que desarrollar en el futuro la
arquitectura. Llegará el día en que la
región de Camagüey tenga también una universidad, igual que hoy la tiene ya
Santiago, la tiene Santa Clara y la tiene La Habana (APLAUSOS).
Y eso significará mucho para Camagüey. Ya los técnicos, los profesionales no tendrán
que ir a formarse a otros lugares; se formarán aquí. Y esos serán avances muy significativos: la universidad, el
pedagógico, el tecnológico agropecuario, las secundarias básicas en el campo,
los institutos tecnológicos en las proximidades de las industrias.
En industrias formidables como la de fertilizantes, en
las proximidades puede haber un instituto tecnológico, es decir un centro de
enseñanza de nivel medio superior; en los talleres de los ferrocarriles de
Camagüey, en las industrias lácteas que habrá que establecer en esas regiones
eminentemente ganaderas.
De manera que si se analizan todas esas posibilidades
y se aplican; si se analiza el futuro desarrollo rural, social, el futuro
desarrollo de las ciudades, de Camagüey, de Nuevitas, de Ciego de Avila, Morón
y las demás ciudades, sus instalaciones sociales, escolares de primaria, los
institutos tecnológicos... ¿Cuál
más?
(LE DICEN ALGO DEL PUBLICO)
¿En dónde? ¿De
qué está hablando él? ¿Pero de qué está
hablando? Dime. A ver, ¿qué tú quieres? ¿Qué necesitan hacer?
(LE DICEN ALGO DEL PUBLICO)
¡Ah!, ¿ustedes están dispuestos a hacer una escuela
con trabajo voluntario allí? ¿Están
dispuestos a hacerla?
(LE DICEN ALGO DEL PUBLICO)
Con todos los padres.
¿Dónde está la escuela esa?
Seguro, vamos a estudiar el caso.
¿En qué calle? ¿En qué barrio es
de Camagüey?
Nosotros estamos alentando la cooperación y la
participación de las masas.
(LE DICEN ALGO
DEL PUBLICO)
Bueno, tienen que cuidarlos para que no los maten, y
tienen que hablar con los choferes para que no corran mucho allí también.
Correcto.
Bueno, de acuerdo. ¿Qué barrio
es? Dime el barrio.
(LE DICEN ALGO DEL PUBLICO)
No, no, la Columna no se la haga. ¿Ustedes no ven? Yo no dudo que ustedes la hacen, pero así no
enseñan a que ellos desarrollen Camagüey.
Frente a la iniciativa del propio pueblo... Queremos desarrollar la iniciativa
camagüeyana (APLAUSOS).
¿Qué barrio es?
(LE DICEN ALGO DEL PUBLICO)
Previsor.
Entonces este es un hombre previsor que quiere promover un movimiento
para construir una escuela. ¡De
acuerdo!
Pero bien: si me deja desarrollar o termina de
desarrollar las ideas, pues creo que con ideas se pueden ir encontrando
soluciones.
Decíamos esto: que Camagüey piense en futuro, que
piense en futuro. Ha costado trabajo
resolver los recursos y los medios que hoy están a disposición de Camagüey, en
todo sentido. Ha costado trabajo. Pero esos medios están aquí como no han
existido nunca. Y repito: 31 brigadas de
camino.
Yo creo que podrán resolver los problemas económicos y
los problemas sociales de Camagüey.
Podrán llegar a la playita esa de Santa Lucía. Ahora mismo había una fuerza que tiene que
hacer la carretera por el norte, de Morón a Nuevitas. El proyecto no está terminado. Los compañeros estaban preguntando qué
hacían. Nosotros pensamos que pudieran
darle, mientras tanto, un impulso y terminar esa carretera a la playa de Santa
Lucía, tan apreciada por los camagüeyanos (APLAUSOS).
De manera que ustedes tienen los medios y los recursos
para desarrollar esta provincia, tienen la juventud.
Si desarrollamos la escuela primaria, si construimos
esa escuela secundaria, los jóvenes que ustedes tendrán ahí, solo en la
secundaria, serán más del doble que todos los columnistas que tienen hoy aquí,
¡más del doble! Si le añaden los
tecnológicos y los centros de enseñanza media superior, tendrán ustedes no
menos de 100 000 jóvenes. Eso es casi el
triple de lo que hoy tiene la Columna en Camagüey.
Si un día se mecaniza el corte de caña, si al mismo
tiempo logramos, con las facilidades de tipo social, que al final de cada
promoción de la Columna una parte permanezca en Camagüey, nosotros pensamos que
llegará el día en que Camagüey no necesite personal de otras provincias para
atender sus actividades, para atender su economía, para realizar su
trabajo. Estamos seguros.
Y yo creo que los camagüeyanos, como una cosa de
honor, deben plantearse cuándo será ese día.
Cuándo llegará el día en que los camagüeyanos puedan hacer todo el
trabajo.
El país está dispuesto a ayudar a Camagüey, el país
está dispuesto a darle prioridad en las cuestiones de las máquinas, de las
cortadoras de caña. En todo. Lo estuvo en los centros de acopio. El país está dispuesto a darle prioridad en
la asignación de los recursos a Camagüey.
Pero durante estos 10 pasados años fue necesaria una gran
movilización. Debemos crear las
condiciones para que por lo menos en una fecha más o menos lejana —más o menos
lejana— los camagüeyanos puedan atender sus tareas.
¿Qué dicen de esto los camagüeyanos? ¿Y qué dicen los estudiantes? Ah, ¿pero los estudiantes son los de aquella
bandera? ¿Por allí no fue por donde
corrieron ahorita? ¿Cómo fue?
(DEL PUBLICO LE DICEN: “¡No!”)
No. Ellos dicen
que no. ¿Qué dice la bandera? FEU.
La FEU de Camagüey.
Así que, ¿qué dicen ustedes? Creo que dicen que como siempre. Fue lo que yo oí desde aquí.
Ese es el compromiso, yo creo, que debemos hacer
hoy. Yo creo que el mejor homenaje que
nosotros podemos hacerles hoy, en esta despedida a los jóvenes de la Columna,
es ese: planear, pensar en el futuro,
profundizar, analizar, y ver como un gran honor de esta provincia el que llegue
el día en que por sí sola maneje sus recursos naturales y sus industrias. Esto requiere máquinas, productividad del
trabajo, normación, organización. Pero
yo estoy seguro que pueden llegar a hacerla.
Yo estoy seguro de que le harán al país un gran servicio el día en que
ya Camagüey, con sus propios recursos humanos... Imaginamos que para esta fecha estén mucho
más desarrollados ya todos estos planes de que estamos hablando.
Tenemos estos recursos, y ustedes los tienen en sus
manos. Hay grandes necesidades de
viviendas. Ustedes tienen en sus manos
resolver esos problemas de vivienda. Por
lo pronto tenemos una fábrica ya que podrá producir 600 000 toneladas de
cemento.
¿Cuándo llegará Camagüey a consumir todo ese
cemento? Nadie les está poniendo
límites. El límite se lo ponen ustedes
mismos, en la medida en que sean capaces de organizarse para construir. Tenemos recursos, tenemos medios. Ya el límite se lo ponen ustedes, los
camagüeyanos. Esa es la realidad. En la solución de los problemas de agua, la
solución de los problemas de escuelas, de caminos, de alcantarillado, el límite
se lo ponen ustedes, los camagüeyanos.
Eso no tendrán que esperarlo de nadie sino de
ustedes. El resto del país coopera con
Camagüey. Hoy lo apoya con los recursos
posibles. El resto lo tienen que hacer
los camagüeyanos. Y eso es lo que nosotros
esperamos de los camagüeyanos.
Y eso es lo que esperamos hoy: tomar conciencia de estos problemas,
al despedir a los jóvenes de la Columna.
Y en otra cosa no les ponemos límites a los
camagüeyanos: pueden
conquistar todos los columnistas que quieran de los que vengan a Camagüey. Pueden conquistar a todos los que
quieran. Nadie les pone límites. Si conquistan a los 33 000, pueden conquistar
a los 33 000. Pero, óiganme, ¿cómo han
tratado ustedes a los columnistas que nada más se van a quedar 500 de estos 24
000? Hasta ahora han conquistado
500.
(DEL PUBLICO LE DICEN ALGO)
¿Se llevan las camagüeyanas? ¡Ah!...
Eso realmente es falta de poder persuasivo de
las camagüeyanas, olvido de los intereses de Camagüey. Así que hay que poner una condición. A última hora hablamos con los compañeros del
Ministerio de Justicia y ponemos una condición: matrimonio con camagüeyana a condición
de que se quede en Camagüey.
(DEL PUBLICO LE DICEN ALGO)
Pero lo hacen al revés: en vez de traer habaneras, orientales
para acá, se llevan camagüeyanas. Eso sí
que no se lo agradecemos.
Pero, bien, cuando yo digo conquistar es una conquista
general, ¿no?, de todo tipo:
si les dan un buen trato, perfecto, sin matrimonio. No me refiero solo a que camagüeyanas
conquisten columnistas.
En el desarrollo de esta provincia, en la solución de
todos esos problemas sociales, ustedes tienen que brindar posibilidades
estables, agradables, a muchos de los jóvenes que vienen aquí a Camagüey.
Yo estoy seguro de que si muchos tuvieran hoy la
vivienda aquí se quedaban en Camagüey.
Estoy seguro. Porque ese es uno
de los problemas que ellos tienen que resolver ahora. Y llevará muchos años. Pero apúrense los camagüeyanos, porque si no
en la medida en que las demás provincias resuelven sus viviendas, no van a
conquistar a nadie para que se quede porque le resuelvan lo del pueblo.
Así que hay que pensar en tantas posibilidades que
deben aprovecharlas ustedes.
Es necesaria la cooperación máxima del pueblo de
Camagüey con los compañeros del Partido.
Y nosotros sabemos que el compañero Acevedo está lleno del mayor amor
por Camagüey. A pesar de los dolores de
cabeza que ha pasado aquí con la zafra, en Camagüey, está lleno de entusiasmo
por Camagüey. Ahora es necesario el máximo
de cooperación con los compañeros de la dirección, con el compañero Acevedo y
con los compañeros del Partido de la provincia.
Y debemos decir una cosa: la provincia cerró con broche de oro
la siembra de caña de primavera y sobrecumplió el plan en 34 caballerías
(APLAUSOS).
Hay que decir que van bien en arroz, desarrollando los
planes arroceros bastante bien. Ya el
año que viene tendrán una presa de 200 millones de metros cúbicos de agua; este
año tienen 50 millones que ya los van a emplear en los planes arroceros. Están marchando los planes ganaderos también,
el plan del Rectángulo, el plan del Triángulo.
Hay mucho por hacer, ¿no? Cuando uno viene en el avión y mira para
abajo es como ve el marabú que hay todavía en Camagüey, es como ve grandes
áreas. Pero poco a poco, poco a poco
iremos venciendo la naturaleza y poco a poco iremos transformando y
desarrollando esta provincia, de manera que sea una provincia digna de vivirse
en ella.
¿Usted es camagüeyano?
¿Ustedes también? ¿Están de acuerdo,
verdad? ¿Y qué creen? Que hay recursos morales y de vergüenza en
Camagüey para todo eso, ¿verdad?
(EXCLAMACIONES
DE: “¡Sí!” Y
APLAUSOS)
Yo creo que de lo que puede
hacerse los jóvenes columnistas han dado buenos ejemplos. El hecho de que tengamos más de 300
macheteros que hayan llegado a las 100 000 arrobas, el hecho de que tengamos
nueve que hayan pasado de las 300 000 arrobas, eso ni soñarlo: es una cosa verdaderamente
extraordinaria. El hecho de que tengamos
unas 300 brigadas que hayan pasado del millón de arrobas y que algunas como la
de Héroes de Bolivia hayan llegado a ocho millones, y la “Ignacio Agramonte” a
siete millones (APLAUSOS), sin duda que son hechos muy alentadores.
¿Cómo lo lograron estos jóvenes? No hemos visto que sean mucho más fuertes que
los demás. Por lo menos Mochita no luce
un Tarzán, y tiene 19 años (APLAUSOS).
Y los demás compañeros como ustedes ven: hombres de carne y
hueso, 300 000 arrobas. Desde luego, no
hay duda de que se requiere resistencia física; pero algo más importante
todavía: la
voluntad, la fuerza de voluntad, el valor, la vergüenza, la persistencia, la
firmeza, la tenacidad, la conciencia.
Se necesita resistencia física para cortar 100 000,
200 000, 300 000 arrobas. Pero sobre
todo se necesita conciencia revolucionaria para hacer eso.
De manera que los columnistas nos dejan su
ejemplo. Y ejemplo verdaderamente
extraordinario, ejemplo de historia.
Este machete sin duda es un machete histórico, porque en ninguna parte
se cortó nunca 300 000 arrobas en el
tiempo que ellos las cortaron. De manera
que este es posiblemente el primer machete que llega a 300 000 arrobas en la
historia de las cañas. Luego es un
machete histórico, es verdaderamente digno del machete de los mambises, digno
de los machetes del centenario.
Entendemos que al cabo de 100 años, cuando hay hombres
que han hecho ese esfuerzo, hemos visto representado aquel primer esfuerzo de
los cubanos que emplearon el machete por arma, que emplearon la carga al
machete como su principal maniobra contra el enemigo. Y estos jóvenes cuando han logrado
convertirse en la fuerza de más alta productividad de Cuba en el corte de caña
hay que decir que han dado una carga al machete; una carga al machete digna de
nuestros mambises, digna de nuestros 100 años de lucha, digna de nuestra
Revolución.
A nosotros todos nos satisface mucho poder hacer este
recuento, poder ver estas cosas positivas, alentadoras.
Y por ello podemos felicitar a nuestros jóvenes
comunistas, a la juventud comunista, por este magnífico esfuerzo que ha
realizado junto con ustedes.
Felicitarlos a ustedes muy de corazón. Expresarles el sentimiento de admiración de
todo el pueblo, de reconocimiento de todo el pueblo; de admiración, respeto y
reconocimiento de nuestro Partido.
De todo corazón los felicitamos. De todo corazón les expresamos nuestro
agradecimiento. Y de todo corazón los
exhortamos a seguir siendo así, firmes, decididos, perseverantes, a hacer el
máximo. ¡No abandonar jamás el campo de
batalla, no desertar jamás, no desistir jamás de los propósitos, porque esas
son las virtudes que deben tener los revolucionarios! (APLAUSOS.)
¡Esas son las virtudes que hicieron posible la patria libre! ¡Esas son las virtudes que hicieron posible
la Revolución! ¡Y esas son las virtudes
que se necesitan para salir adelante, para vencer el subdesarrollo, para vencer
el bloqueo, para hacer realidad la satisfacción de los sueños de nuestro
pueblo, para hacer realidad los sueños y el programa de la Revolución! (APLAUSOS.)
Es necesario que el ejemplo de ustedes sea
divulgado. Es necesario que el ejemplo
de ustedes sea imitado. ¡Así se hace
revolución! ¡Así se hace patria!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(OVACION)