DISCURSO PRONUNCIADO POR EL
COMANDANTE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER SECRETARIO DEL COMITE CENTRAL DEL PARTIDO
COMUNISTA DE CUBA y PRIMER
MINISTRO DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO, EN EL RESUMEN DEL ACTO HOMENAJE A LOS
ATLETAS DE LA DLEGACION DEPORTIVA CUBANA QUE ASISTIO A LOS VI JUEGOS
PANAMERICANOS DE CALI, COLOMBIA, EFECTUADO EN LA CIUDAD DEPORTIVA DE LA HABANA,
EL 14 DE AGOSTO DE 1971.
(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS
DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)
Compañeros atletas;
Compañeros
trabajadores:
Nosotros queremos expresar aquí el júbilo, el orgullo de nuestro pueblo
por la lucha librada y por los éxitos obtenidos por nuestra delegación
deportiva en estas competencias panamericanas.
De más está decirles que en nuestro país se siguió día
a día, minuto a minuto, las competencias.
En realidad funcionó muy bien el servicio de comunicaciones. Por ahí apareció una publicación explicando
cómo, cuántos compañeros trabajaron, el esfuerzo que hicieron para lograr lo
que se pudo esta vez, que prácticamente sin interrupción venían describiéndose
todos los partidos. En algunos momentos
hay que decir que esto era una locura, porque era casi todo el día. Cada uno en su trabajo yo no sé cómo se las
arregló. Yo no sé cómo habrá andado la
producción en estos días, pero la verdad es que tal era el
apasionamiento...
Yo sí les puedo decir, la verdad: en estos días —cada uno tiene su
trabajo—, alrededor del 26 de Julio estuvieron muchas delegaciones, visitaron
nuestro país, y naturalmente se sostuvieron muchas entrevistas con esas
delegaciones. Pero yo les voy a contar
la verdad: cada
vez que había algo se interrumpían, y se ponía el radio, y entonces los
invitados de las delegaciones del 26 y nosotros oíamos el partido, de básquet,
de boxeo, a cualquier hora del día o de la noche.
Bueno, desde luego, en ese tipo de trabajo es más
posible, trabajando diplomáticamente, pedir excusas y hacer una
interrupción.
Ahora, les puedo decir lo siguiente: que también los visitantes que
vinieron a Cuba con motivo del 26 de Julio estaban contagiados del mismo
entusiasmo y del mismo interés por la competencia deportiva.
Pero les voy a decir algo más, que es significativo: también uno de los
días estábamos reunidos nosotros con una delegación de jóvenes norteamericanos,
representantes de la brigada Venceremos, que ha estado mandando jóvenes a
trabajar en nuestra zafra. Y puedo
decirles que ellos —no me acuerdo qué partido era el que se estaba celebrando
ese día—, pero les puedo decir que ellos también expresaron el júbilo de las
victorias que estaban obteniendo nuestros equipos. Es decir, en un verdadero sentimiento de
solidaridad, digamos, con los países latinoamericanos.
Eso es curioso, ¿no?
Es curioso. Pero demuestra
también cómo hay en el pueblo norteamericano —y debemos tenerlo muy presente—
sentimientos que son opuestos a ese delirio de superioridad, a ese complejo que
el imperialismo ha querido imponer a nuestros pueblos latinoamericanos, que en
definitiva hasta ahora habían usado el deporte como un instrumento —y de eso
vamos a hablar luego, porque ellos han hecho ciertas imputaciones de que
nosotros utilizamos el deporte con motivos políticos, cuando es realmente todo
lo contrario. Ha sido el imperialismo
quien ha tratado de humillar, de crear en los pueblos latinoamericanos un
sentimiento de inferioridad frente a ellos.
Digamos que forma parte de la ideología imperialista el presentarse como
superiores, en crear en los pueblos el complejo de inferioridad, de
incapacidad, frente a ellos. Y en este
sentido han usado el deporte. A lo cual
son ajenos, desde luego, de esa política, los propios atletas.
Nosotros creemos que eso forma parte de una ideología
de todo un sistema, que a veces influye también a los atletas, pero que en
general no son los atletas los que han engendrado ese sistema ni tienen la
culpa de eso, sino que sencillamente los tratan de utilizar a ellos como
instrumentos. Pero que hay en Estados
Unidos muchos ciudadanos que de todo corazón se oponen a esa política
ideológica del imperialismo.
Y como dato curioso nosotros podemos señalar que
incluso norteamericanos que estaban de visita en nuestro país, experimentaron
el júbilo de los éxitos de nuestra delegación, con un profundo sentido
internacionalista, precisamente por lo que estaba representando la delegación
cubana en aquellas competencias, desde el punto de vista moral, y desde el
punto de vista humano, y digamos también desde el punto de vista de los
sentimientos de nuestros pueblos latinoamericanos, de justa defensa frente al
intento de rebajarlos, de humillarlos, de crearles un complejo de
inferioridad.
Pero bien: todo el mundo en nuestro país seguía
atentamente el desarrollo de las competencias; participó, puede decirse, sufrió
los reveses, disfrutó los éxitos y compartió las emociones de nuestra
delegación en Colombia.
En realidad, los éxitos —aunque nos enorgullecieron y
nos emocionaron— no puede decirse que nos sorprendieran. Parece natural y lógico este desarrollo,
estos avances, estos éxitos alcanzados por Cuba en los deportes. Y naturalmente que tienen su
explicación.
Se ha querido presentar a Cuba utilizando el deporte
como instrumento de la política. Y es
exactamente a la inversa, es exactamente a la inversa: la política es un instrumento del
deporte. Es decir que el deporte no es
un medio, sino es un fin, como actividad humana, como toda actividad que tiene
que ver con el hombre y el bienestar del hombre; igual que la educación, la
cultura, la salud, las condiciones de vida materiales, la dignidad humana, los
sentimientos y los valores de tipo espiritual del hombre, son precisamente los
objetivos de la política. Es decir, que
se confunden completamente los imperialistas y sus ideólogos al suponer que el
deporte es un instrumento de la política.
Es que no comprenden que la política, es decir, la
Revolución, es el instrumento de la educación, de la cultura, del deporte, de
los valores humanos, de los valores espirituales. ¡Es el instrumento del hombre! Los imperialistas se equivocan al confundir
una cosa con la otra, una cosa con lo opuesto, precisamente. Porque la Revolución se hace para eso,
sencillamente por el hombre, para el bien del hombre —ese es su objetivo— y
todo lo que de una manera o de otra pueda contribuir al bienestar y a la
felicidad del hombre en el orden espiritual, en el orden moral, en el orden
material, en el orden social, es decir, en todos los órdenes.
De manera que se refleja simplemente el resultado, esa
es la cosa.
Ahora, ¿quién introdujo este tema? ¿Nosotros?
¡No, no hemos sido nosotros! Porque aquí hay un cable con unas declaraciones del
Presidente del Comité Olímpico de Estados Unidos. ¿Y qué dice?
“Cali, agosto 12 (AP).- Cuba con entrenadores de
países de la Cortina de Hierro y con propósitos de propaganda política,
representa una nueva y formidable amenaza en deportes internacionales —¡el susto!—, dijo el Presidente del Comité Olímpico de
Estados Unidos...”
El cable es todo por el estilo, las
declaraciones. Y continúa:
“Todos estamos conscientes —afirmó— que han aprendido
mucho de los conocimientos y experiencias de entrenadores de la Unión Soviética
y otros países comunistas. No podemos
identificar a esos entrenadores por nombres y número, pero es un hecho conocido
que existen...”
No se sabe ni por qué le dan tanta vuelta a este problema,
cuando nadie oculta ni muchos menos, sino nuestro país lo publica, lo reconoce,
lo agradece y constantemente resalta lo que ha significado la cooperación en el
deporte, como en otras muchas cosas, de nuestros hermanos países socialistas
(APLAUSOS), de lo cual nos sentimos muy satisfechos, muy reconocidos, muy
agradecidos.
Pero además, también nos sentimos doblemente
satisfechos de ver que el esfuerzo que han hecho con la cooperación técnica en
el deporte ha encontrado el eco y ha encontrado los resultados que solo se
pueden encontrar en un proceso revolucionario.
De ahí sigue diciendo que bueno, que esto se toma como
cosa política, porque dice: “Como la
Unión Soviética y otros países socialistas creen que la superioridad en el
deporte refleja la potencia del sistema, el deporte se ha convertido en una
gran arma política y de propaganda para ellos...”
¡Pero vean qué descarados! (RISAS)
Los inventores precisamente, puesto que en el imperialismo el hombre no
es un objetivo, ni en el capitalismo; el hombre es un instrumento. Esa es la diferencia sustancial, dialéctica,
entre un caso y el otro, que en el capitalismo el hombre es un instrumento del
enriquecimiento de los explotadores; en el socialismo el hombre es un objetivo
del sistema. Sencillamente eso es lo que
cambia sustancialmente la cuestión.
Ellos todos los valores espirituales sí los han usado como instrumento,
puesto que no les interesan estos valores, no les interesa el hombre; el hombre
es sencillamente un instrumento de ganancia, un instrumento de explotación.
Ahora dice: “Buck agregó
que ‘con nosotros es diferente’” —”con nosotros”, se refiere a los
imperialistas. “No creemos que el
deporte debería ser usado para librar las guerras frías. Creemos que la política debe estar separada del
deporte y deploramos estos esfuerzos para utilizar estos juegos de amistad para
ensalzar ideologías políticas”.
Vean. Este ni
un punto, nada. ¿Qué se le puede dar a
este señor? Descalificarlo, hay que
botarlo del juego prácticamente. Vean
ustedes cómo los imperialistas...
Ahora, ¿por qué toda esta bulla? ¿Por qué toda esta bulla? En Cuba no se ha desarrollado solo el
deporte, se ha desarrollado la educación como jamás se había desarrollado antes. Y no andamos en competencias internacionales
de educación. Se hizo la campaña de
alfabetización, que no fue en competencia con nadie.
Nos la hemos arreglado para buscar aunque sea una
escuelita para cada alumno, un maestro para cada escuela; el país ha invertido
enormes recursos, se han hecho enormes esfuerzos en la educación para erradicar
el analfabetismo, elevar los niveles de escolaridad general. Serán frutos que no se ven todavía, algún día
se verán.
Pero también —y eso sin competencia con nadie— se ha
hecho un enorme esfuerzo en la salud, por la salud humana, por erradicar todas
las epidemias. Cuántas epidemias se han
erradicado en nuestro país que todos los años mataban miles de niños y de
personas, erradicadas; no hacían falta ningunas competencias internacionales
para eso.
Se han desarrollado las actividades culturales. Todo lo que ha sido posible desarrollar en
beneficio del hombre, del ser humano, se ha desarrollado, y entre ello el
deporte. No hace falta...
¿Por qué?
Volvemos a decir:
¿Por qué? ¿Y por qué es
que acabamos el analfabetismo? ¿Y por
qué no hay un solo poblado de nuestro país sin una asistencia médica, ninguna
región por apartada que esté sin una escuela?
¿Y por qué no hay mendigos en nuestras calles? ¿Y por qué no hay un solo trabajador que no
tenga derecho a la jubilación? ¿Por
qué? Sencillamente porque el hombre es
el objetivo de todo el esfuerzo social; el hombre no es el instrumento, ni
estas actividades pueden ser el instrumento de la política sino —repetimos— a
la inversa: todas
estas actividades son el objetivo de la política, el objetivo de la
Revolución.
Entonces, ¿por qué venir a decir aquí que el deporte,
que se ha desarrollado como uno de los objetivos de nuestro esfuerzo social, y
esfuerzo social que nos ha costado mucho esfuerzo, mucho sudor y mucha
sangre...? Porque eso no ha sido de
gratis. No fue de gratis que pudimos
botar de aquí a los monopolios yankis,
no fue gratuitamente y no fue sin sudor y sin sangre que nuestro país pudo
hacerse realmente dueño de sus destinos, al extremo de poder ser un rival en
cualquiera de estos campos de la actividad humana con Estados Unidos
(APLAUSOS).
Entre otras cosas, para poder competir tuvimos que
sacarnos a los yankis de arriba en política, en economía y en todo; tuvimos que
sacarnos a los monopolios de arriba, tuvimos que sacarnos al imperialismo de
arriba. De eso ni palabra. Como no dice este señor una palabra de cómo
ha tenido nuestro país que luchar por estos objetivos humanos en estos años: en medio de
sabotajes, bloqueos económicos incesantes, agresiones, filtraciones e intentos
subversivos, ataques, fechorías de todos tipos contra nuestro país. Esas son las condiciones. Porque lo que más tiene que dolerles es cómo
podemos lograr estos objetivos humanos de la Revolución a pesar de que ellos
han hecho lo indecible por impedirlo, por obstaculizarlo, por frustrar nuestro
esfuerzo.
Tampoco dice una palabra este descarado señor sobre
todos estos problemas. Y viene a
salir aquí haciendo declaraciones sobre
que nosotros usamos el deporte como instrumento.
Lo que habría que decir es cómo a pesar de todos los
esfuerzos del imperialismo y todos sus crímenes; crímenes cometidos contra
nuestro país para frustrar sus esfuerzos en favor del hombre, a pesar de eso
prospera y avanza nuestro país y obtiene ese tipo de éxito.
De manera que esta es una cosa calumniosa, cínica, sin
ningún fundamento, sino sencillamente que ellos, que sí tienen el deporte como
un instrumento —puesto que el hombre es para ellos en todo un instrumento y no
un objetivo—, sufren lógicamente que se haya roto el monopolio, el monopolio
imperialista en los deportes, que se les haya frustrado un arma y que ese
sentido de inferioridad, ese complejo de inferioridad que trataron de crear en
nuestros países latinoamericanos va siendo destruido de una manera
avasalladora, y será un día totalmente liquidado por esfuerzo de nuestro país,
por esfuerzo de los demás países de América Latina (APLAUSOS).
Antes cuando sumaban las medallas de Estados Unidos,
eran más que las de todos los países de América Latina juntos. Sin embargo, ahora, desde el auge tremendo
del deporte en Cuba, la realidad es que si sumamos las medallas de todos los
países de América Latina juntos tenemos muchas más que Estados Unidos. Porque hay que verlo también, hay que sacar
dos cálculos aquí: no solo cómo Cuba derrota a Estados
Unidos en el deporte, sino cómo América Latina unida derrota también a Estados
Unidos en el deporte. Y que Cuba ha
hecho posible no solo el triunfo de Cuba, ha hecho posible que los países de
América Latina juntos tengan hoy muchas más medallas que Estados Unidos
(APLAUSOS).
De manera que hemos obtenido victorias para nuestro
país y victorias para América Latina.
Porque naturalmente, Estados Unidos tiene 200 millones de
habitantes. Ah, pero cuando se juntan
también las medallas de nuestro país con los demás países latinoamericanos, a
pesar de que desgraciadamente en esos países no existen las condiciones que
existen hoy para el deporte en Cuba...
Pero nosotros no tenemos la menor duda de que con la marcha del tiempo
también en todos los países latinoamericanos tendrán las mismas condiciones que
tenemos hoy en Cuba para el deporte. Eso
inexorablemente.
Y entonces veremos a cómo tocamos, veremos a cómo
tocamos cuando de verdad todos los pueblos de América Latina puedan practicar
el deporte. ¡Ya
veremos a cómo tocamos. Porque Cuba lo
ha demostrado: un
país de 8 millones de habitantes, en medio del bloqueo, del hostigamiento y de
todas estas acciones, cómo vamos obteniendo éxitos deslumbradores.
¿Y qué han reflejado los cables? El asombro, ¡el asombro! El asombro que va demostrando algunas
verdades y que va demoliendo algunas mentiras.
¿Y a qué se debe?
Hay una serie de factores. Porque
es que ya empiezan a incidir en el deporte el esfuerzo de estos 12 años de
trabajo en ese campo.
Hay que tener en cuenta que ya tenemos más de 2 000
graduados de profesores en educación física, del instituto “Manuel
Fajardo”. ¡Más de dos mil
graduados! Y esa escuela sigue graduando
técnicos. Hay que tener en cuenta que se
ha ido acumulando una experiencia.
Pero ya se reflejan otros resultados: el de la instrucción general, el de la
cultura general. Se refleja también ya
la práctica del deporte en las escuelas.
Se está reflejando también el resultado ya de que nuestra juventud está
creciendo en condiciones diferentes. No
hay que olvidarse que hay casi medio millón entre jóvenes estudiantes de
primaria, secundaria, es decir medio millón, de jóvenes que están becados o semibecados. Hay que
tener en cuenta eso.
Hay que tener en cuenta el esfuerzo que el país ha
hecho por la atención de los niños, por la alimentación de los niños; el
esfuerzo que ha hecho en mejorar las condiciones higiénicas de la población,
erradicar las epidemias, mejorar las condiciones alimenticias de nuestros
jóvenes, de los estudiantes.
Y eso se está reflejando. Y desde luego, tendrá que reflejarse cada vez
más.
Es decir que el resultado de todo el esfuerzo social
se va reflejando ya en una mejor base física, una mejor base educacional, una
mejor base cultural para el deporte: la acumulación de la experiencia. Refleja una técnica superior de la que
habíamos poseído nunca, que hemos recibido de la cooperación de los países
socialistas. Y refleja —¡esto es muy importante!— la conducta de nuestros
deportistas, el espíritu de nuestro pueblo.
¡Nuestros deportistas reflejan el espíritu de nuestro pueblo!
Ese espíritu que se manifiesta ya en otra serie de
actividades, es el que se manifiesta en los jóvenes de la Columna Juvenil del
Centenario en el trabajo productivo (APLAUSOS); es el espíritu que se
manifiesta en los Héroes Nacionales del Trabajo: en los macheteros tridecimillonarios,
bidecimillonarios y decimillonarios, que son cientos
y cientos; es el espíritu que se refleja en nuestros pescadores, en la dignidad
que mantienen allí cuando son encarcelados y cuando son encadenados, que se
mantienen firmes, erguidos, indoblegables (APLAUSOS); es el espíritu de
nuestros jóvenes de vanguardia en el estudio.
Es decir, el resultado del nuevo espíritu de nuestro pueblo, de nuestra
nueva generación, sencillamente. De ese
espíritu profundamente revolucionario, que sabe poner muy en alto la dignidad
del hombre, la moral del hombre, los valores espirituales del hombre.
Y eso es lo que explica esa actitud, ese combate, esa
lucha.
Refleja el espíritu no solo de esta actual generación,
que va recogiendo la semilla sembrada por otras generaciones: refleja el espíritu de los que lucharon y
murieron heroicamente cuando la invasión de mercenarios en Girón, refleja el
espíritu de nuestro pueblo en la Crisis de Octubre, refleja el espíritu de
nuestro pueblo en las luchas contra bandidos en el Escambray, refleja el
espíritu de nuestros jóvenes y nuestro pueblo en la larga lucha de nuestra historia
jalonada desde 1868 hasta hoy, de heroicas luchas por la independencia, por la
dignidad del hombre. Se refleja el
espíritu del Moncada, del Granma, del 68, del 95. ¡De todas las épocas! Pero que ya se va convirtiendo no en un
esfuerzo de minorías, sino ya se va convirtiendo en un espíritu del pueblo, de
todo el pueblo.
Pudiéramos decir sinceramente que estamos simplemente
comenzando, ¡comenzando! Nos queda por
delante un largo camino de luchas de todo tipo.
Hay algo que no se dijo aquí: y es cómo resultan estas competencias
internacionales para nosotros. Sabido es
que hemos tenido que salir a distintos países; sabido es cómo muchos países en
donde hemos estado hay un dominio imperialista muy grande, y cómo a nuestra
delegación se le rodea por parte del imperialismo de todo tipo de asechanzas,
de provocaciones, de presiones, de intentos de soborno, de seducción, de
intento de deserción.
La historia de esta batalla, de este ascenso
deportivo, se ha librado en medio de una guerra contra nosotros. Porque hay que decir que allí van los atletas
de Estados Unidos, de otros países, y no someten a sus delegaciones a las
presiones, a las obstrucciones, a las provocaciones que los imperialistas y sus
agentes someten a nuestras delegaciones.
¿Quién no recuerda todavía las condiciones en que
tuvimos que ir a competir a Puerto Rico, en que tuvimos que “parquear” nuestro
barco allí, frente a las costas, porque prácticamente no querían autorizar que
fuéramos? ¡Y fuimos allí y tuvieron que
abrir las puertas! Es decir que con
nuestra actitud mantuvimos el derecho, porque si no a nado, ¡a nado
llegábamos! Aunque no somos todavía
grandes campeones de natación, podíamos llegar a nado a cualquier lugar de esos
(APLAUSOS).
Y así ha sido siempre.
¡Una campaña sicológica tremenda, una campaña de intrigas tremenda, una
campaña de publicidad de mentiras, de calumnias tremenda! ¡En esas condiciones han tenido que luchar
nuestros atletas! ¡Y el mérito grande de
nuestros triunfos es que a pesar de esas condiciones se nota un ascenso
continuado! ¡Y sus esfuerzos se
estrellan cada vez más contra la firmeza, la integridad de nuestros atletas, el
espíritu que representan esos atletas!
Las contadas excepciones no hacen mella, ni deshonran
a nuestra delegación. Esas son deshonras
que la historia las tendrá en cuenta, esas raras excepciones. Lo que importa es el espíritu con que
nuestros atletas luchan y combaten en todo.
Porque, además, van siempre dispuestos a todo. Si no, ahí están los hechos cuando han
tratado de ofender, cuando han tratado de intimidar, cuando han tratado de
agredir, cuando han tratado, en fin, de ofender a nuestra delegación. ¡Porque esas son otras tantas medallas en que
nosotros estamos invictos, cada vez que se nos ha agredido y cada vez que se
nos ha ofendido! (APLAUSOS) ¡Esas medallas hay que contarlas!
Y luego, esa es una gran contradicción: que empiecen a
hablar que está completa la delegación de policías que vigilan a los
atletas... Es la historia de Girón,
señores, repetida también en las competencias panamericanas: “No, no, no; no hay más que llegar
allí. En cuanto desembarquen todo el
mundo vira los fusiles, ¡y se acabó!” Y
en cuanto desembarcaron, fue el diluvio: ¡El diluvio de cañonazos, de tiros y
de todo! Y lo mismo pasa en las
delegaciones.
Hacen esa historia, pero cuando se meten con nosotros,
cuando nos provocan, cuando nos agreden, también tienen el diluvio arriba, ¡que
es el diluvio de una delegación de Patria o Muerte, que lo mismo pelea allí en
el deporte, que pelea con un fusil, que da la vida, que hace lo que sea! (APLAUSOS)
No hay que olvidarse que los jóvenes que representan a
Cuba en esas competencias son los herederos espirituales de nuestros mambises,
de los del Moncada, de los del Granma, de los de la Sierra, de los del
Escambray, de los de Girón y de los de todas las luchas de nuestro pueblo. ¡Son los herederos espirituales de ellos, y
allí se comportan como tales! Y también
no solo por los éxitos deportivos sino por esa conducta patriótica, valerosa,
firme, que mantienen nuestras delegaciones deportivas, nuestro pueblo se siente
orgulloso.
Y eso, ese ambiente de hostilidad no hace sino
resaltar y dar más mérito a las victorias de nuestro pueblo. En realidad ya resulta imposible desconocer
estos éxitos en el exterior. Ahora
tienen que estarlos condimentando de intrigas, de cosas fabulosas como estas.
Bien: y nosotros decimos que en el deporte
estamos empezando. Ya ahora se van a
desarrollar algunas competencias internacionales aquí...
Hay que decir una cosa: cuando nosotros mencionábamos la
hostilidad de los imperialistas y sus agentes, es justo que mencionemos —porque resulta muy alentador para nosotros—
la actitud de los pueblos de los países donde han visitado nuestras delegaciones. Y recuérdese que incluso en países donde ha
estado ejerciéndose el dominio imperialista durante mucho tiempo como en Puerto
Rico, el calor con que recibieron a nuestros deportistas. Y desde luego, ni hablar prácticamente del
enorme cariño con que los recibieron en Santo Domingo, que nosotros no podemos
olvidarnos de cuando las competencias deportivas de pelota. En todas partes. Y eso es un fenómeno también creciente, a
pesar de las campañas publicitarias, a pesar de las mentiras, a pesar de las
intrigas.
Entre otras intrigas véase, por ejemplo, como el caso
del compañero masajista, que muere por accidente o por suicidio —no sabemos
exactamente las causas—, pero cómo alrededor de ese hecho intentaron crear una
atmósfera tenebrosa, imputando nada menos que un asesinato a nuestra
delegación. No debemos dejar pasar por
alto eso. Porque un funcionario del
Gobierno de Colombia —nada menos que el director de la Policía Secreta— tuvo el
cinismo, tuvo el cinismo de declarar que la muerte del masajista había sido un
asesinato —asesinato imputable, por supuesto, a la delegación.
Ahora, ese señor —que dijo en la declaración que la
declaración la hacía a título personal—, cuando un individuo hace tales
afirmaciones, tan cínicas, tan calumniosas, lo que sí está probando, lo que
está probando es que es un agente de los imperialistas, un agente de la
CIA.
Nosotros le recomendamos al gobierno de ese
país... No es una recomendación con la
esperanza de que la atienda ni mucho menos.
Nosotros sabemos que algún día los pueblos ajustarán cuentas con ese
tipo de funcionarios, con ese tipo de bandidos; algún día el pueblo de Colombia
ajustará cuentas con ese bandido. Pero
para hacer semejante afirmación, lo menos que puede estar ese individuo es
cobrando una buena suma de la embajada de Estados Unidos. Y no tiene nada de extraño, porque es
precisamente Estados Unidos en sus bases, en las bases de la CIA, donde entrena
a esos policías y a esos agentes.
De manera que lo único que consigue ese señor al hacer
semejantes imputaciones es que no nos quede ninguna duda de que se trata, por
lo menos, de un agente descarado de la CIA.
Porque, ¿cómo va a venir a hacer semejante afirmación un director de
Policía Secreta? Eso todo es político,
todo está dentro del mismo manejo, dentro de la misma intriga, dentro de la
misma campaña de mentiras.
Pero a pesar de eso, a pesar de toda esa atmósfera con
que pretenden rodear a nuestra delegación, no han podido impedir y no impedirán
que nuestra delegación tenga un apoyo cada vez mayor por parte de los pueblos
hermanos de América Latina. ¡Porque los
pueblos sí han comprendido! ¡Los pueblos
sí han comprendido! (APLAUSOS) Y cada vez se dejan engañar menos, cada vez
se dejan confundir menos, y cada vez comprenden mejor que las luchas de nuestro
pueblo son luchas comunes, no solo por Cuba sino por nuestros pueblos
hermanos.
Y así, en este caso sabemos que nuestros atletas
vienen muy satisfechos y muy agradecidos del apoyo que a pesar de todos esos
factores le prestó el pueblo de Colombia.
Y queremos expresar desde aquí
nuestro agradecimiento a los colombianos, al pueblo colombiano (APLAUSOS).
Hay otra cuestión: que empezamos a ser sede. Y esto, por supuesto, nos obliga también a
una ética como país sede de competencias.
Hay algo en que nuestro pueblo tiene que demostrar también su aprecio
por los valores morales, por los valores espirituales del hombre, y creemos que
es una de las más hermosas virtudes de cualquier pueblo: la hospitalidad. Una de las más hermosas virtudes de cualquier
pueblo es el respeto. Y creemos que se
reflejarán también los avances de la conciencia de nuestro pueblo en la
conducta que seguramente tendremos con los invitados a este país.
No haría falta ni decirlo, pero simplemente forma
parte —para que se entienda bien, sobre todo en el exterior— del pensamiento de
la Revolución en estas cuestiones.
Desde luego, nosotros con respecto a los países
latinoamericanos estamos obligados por elementales razones de hermandad, de
fraternidad; reconocimiento a lo que han hecho por nosotros. Ya nos imaginamos cuando nuestro equipo esté
compitiendo en pelota con el equipo dominicano.
No vamos a poder olvidar de ninguna manera el apoyo, la simpatía que
dieron los dominicanos a nuestro equipo de pelota allí. Es lógico que deseemos el triunfo de nuestro
equipo, y es lógico que lo apoyemos moralmente, lo alentemos; pero que sin duda
de ninguna clase nuestros sentimientos tendrán que pasar por esas paradojas,
por esas contradicciones. Pero nuestro
cariño, nuestra simpatía, nuestro afecto, será debidamente expresado hacia los
equipos de los países hermanos que vengan a competir con nosotros aquí.
Y creemos que en eso nosotros debemos obtener medalla
de oro. Medalla de oro en la
hospitalidad, medalla de oro en la caballerosidad. Y el mismo tratamiento, por elemental deber,
tenemos que dárselo a los representantes deportivos de Estados Unidos que
vengan aquí. Porque hay un principio muy conocido, y es
que “lo cortés no quita lo valiente” (APLAUSOS). Y demasiadas veces hemos dicho que nuestros
sentimientos están contra el sistema imperialista, contra los agresores
imperialistas, contra los criminales imperialistas que invaden Santo Domingo,
que desatan guerras en Viet Nam —no solo las fechorías que nos hacen a nosotros
sino las que hacen en todo el mundo—; que nuestros sentimientos no están ni
estarán nunca contra el pueblo norteamericano; que nosotros sabemos que el
pueblo norteamericano despierta, que el pueblo norteamericano toma
conciencia.
Y si los imperialistas vieron en sus atletas un
instrumento de la política, nosotros en cambio no debemos ver en los atletas un
representante del imperialismo, sino debemos ver en ellos representantes del
pueblo de Estados Unidos, representantes del pueblo de Estados Unidos
(APLAUSOS). No nos debe importar que
estén en mayor o menor grado conscientes de su papel; ese no es nuestro
problema. Los imperialistas lo pueden
tomar por una cosa: instrumento de su
política; nosotros debemos ver en ellos —independientemente de que tengan más o
menos conciencia los propios atletas del problema— representantes del pueblo de
Estados Unidos, y como tales debemos tratarlos:
con todo respeto y con toda consideración. Para que vea que nosotros no solo en el campo
de la esgrima, del boxeo, de la lucha, del voleibol, de lo que sea, sino
también en este campo de los principios morales, de los principios éticos, de
los valores humanos, también sabemos lidiar y aspiramos a ser los primeros,
porque ello es también objetivo de la Revolución. Y nuestro pueblo demostrará con eso su
cultura revolucionaria, su cultura internacionalista. Y nosotros, que tenemos una gran confianza en
nuestro pueblo, sabemos que será así, y que se manifestará con respeto, con
reconocimiento.
Aquí no habrá público exigiendo que un umpire haga trampa, porque nosotros no queremos victorias
con trampa, nosotros no queremos que nos regalen ninguna medalla. ¡Antes que una medalla ganada con trampas
nosotros preferimos ganarla mil veces más con trampas contra nosotros! No queremos medallas con “referees”
vendidos, favoreciéndonos, en ningún campo.
Y creemos que nuestros narradores deportivos, nuestros cronistas
deportivos, deben ilustrar a nuestro pueblo en ese sentido de la objetividad. Y que nadie aspire nunca a que le regalen una
medalla, a que le regalen un lugar. Al
contrario: eso
estaría contra nuestras concepciones, estaría contra el espíritu de superación
de nuestros atletas. Más bien
objetividad en el análisis. Con eso,
cuando de verdad se comete cualquier violación, cualquier fraude, nosotros
sabemos que estamos diciendo una cosa justa, una cosa real.
De manera que
aquí no habrá público exigiendo que los “referees”
estén a favor de los equipos de Cuba ni mucho menos. La objetividad y la imparcialidad. Y si en algún caso nos encontramos a un
“referee” de esos, lo que debemos es sonreírnos, porque con esos trucos no van
a derrotarnos a la larga. Pueden tener
un triunfo en un deporte un día, pero a la larga van a sufrir...
Y ya hemos visto algunas experiencias, las hemos
tenido. En algunos lugares a nuestro
equipo de un determinado deporte le han ganado y los “referees”
han estado presente, y cuando han ido a otro país han
recibido una paliza, cuando ya no mediaban las mismas circunstancias.
Así que tenemos eventos. Ahora hay una competencia. Hay equipo norteamericano. Estos principios los aplicaremos con los
equipos que vengan a nuestro país, con los equipos norteamericanos. Y ello, desde luego, completamente aparte de
nuestra posición indoblegable e intransigente en el terreno de la política
frente al imperialismo yanki.
De manera que no se confunda, quede bien claro: ¡Nuestro trato
caballeroso, correcto y respetuoso hacia los atletas norteamericanos, sin el
menor cambio en nuestra posición irreductible e intransigente e inclaudicable
frente al imperialismo yanki (APLAUSOS
PROLONGADOS). Estas cosas bien claras, para que después no anden las agencias
cablegráficas yankis con sus chismografías, con sus habladurías y con sus
intrigas.
El deporte —decíamos— apenas comienza en Cuba. Bien: magníficos éxitos. Estamos satisfechos. Muestran los resultados del esfuerzo. Tres en una, o una en tres, es decir, tantas
como en las tres anteriores. En realidad
por dos medallas no se alcanzaron tantas como en las cinco anteriores. Nadie espere ya promedio semejante, ni tres
en una ni dos en una para las próximas, porque a medida que se acerquen algunos
topes ya no es posible estas multiplicaciones.
Seguir avanzando, seguir luchando, seguir cumpliendo
la consigna de ir derrotando al rival principal en nuevos deportes, seguir,
superándose.
Aquí hay algunos datos que demuestran que todavía
podemos hacer más.
Bueno, por ejemplo: cantidad de atletas hombres, 206,
mujeres 55; 69% frente al 21%. Hay que
ir elevando también más todavía la participación de la mujer en las
competencias deportivas.
El promedio de edad muy bueno: 23 años.
Escolaridad: noveno grado.
Composición social de la delegación de 261 atletas: estudiantes, 126;
trabajadores, 117; militares, 18. Estos
son militares-atletas, no esos de que hablan ellos. Militares-atletas.
Ahora, proceden de los Juegos Escolares 108. Es interesante.
Por provincias tenemos: 6 de Pinar del Río, 122 de La Habana,
14 de Matanzas, 29 de Las Villas, 32 de Camagüey, 58 de Oriente. Es decir, Pinar del Río, 2%; La Habana, 47%;
Matanzas, 6%; Las Villas, 11%; Camagüey, 12%; Oriente, 22%. Vean cómo La Habana, que tiene casi un 25% de
la población, lleva a estas competencias un 47% de los deportistas. ¿Qué quiere decir? Que no está proporcionalmente desarrollado el
deporte en el interior. El hecho de que
Oriente lleve 58 atletas y que La Habana lleve 122 demuestra que todavía quedan
grandes reservas de recursos humanos y de posibilidades de desarrollo en el
deporte.
Es decir que nosotros tenemos que seguir luchando por
el establecimiento de las facilidades deportivas y también por el desarrollo de
la técnica en el interior del país, el envío de profesores de educación física,
en fin... De manera que nos queda un ancho
campo donde trabajar para continuar desarrollando los deportes.
Ahora mismo, mientras se celebraban las competencias,
se celebraban en Cuba los Juegos Escolares.
Esos juegos escolares tienen cada vez más nivel, más auge. Y debemos seguirlos desarrollando, debemos
seguirlos desarrollando. Hay que tener
en cuenta que el deporte empieza desde muy temprano.
La Revolución en su atención al pueblo avanza cada vez
más. Ya se ha creado, incluso, el
Instituto de la Infancia, que tiene que ver con los seres humanos incluso desde
antes de nacer. Ustedes saben que Salud
Pública también tiene sus planes de atención a los prenatales. Ustedes saben que incluso ya el parto en Cuba
es institucional casi en un ciento por ciento, con los hospitales en las montañas,
en el campo. Ya los servicios se van
extendiendo cada vez más a atender...
Desde luego, la primera cosa es atender a las madres, objetivo número
uno. Pero atendiendo a las madres se
atiende a las criaturas que vienen también por el camino. Y entonces eso: la atención a la madre, la
alimentación que recibe, todos esos factores ya influyen en el que va a
nacer. Después, todas las atenciones de
los niños a lo largo de toda su vida.
En la medida en que la atención de la sociedad hacia
el ser humano avance, se mejore, lograremos crear más y más condiciones para el
futuro de nuestro país en todos los campos, entre ellos el deporte.
De manera que todas las perspectivas son de un
crecimiento ilimitado en calidad y en posibilidades de los deportes en nuestro
país. Y por eso nosotros decimos que
sencillamente estamos empezando, ¡estamos empezando!
A medida que socialmente nos desarrollemos tendremos
más y más recursos, más y más posibilidades, una más amplia base humana, una
más amplia base física, una mayor experiencia para continuar desarrollando el
deporte en nuestro país.
Nuestro deseo no es prevalecer sobre los demás. Nuestras victorias son una medida de nuestros
esfuerzos, y por ello nos satisfacen, porque nos sirven para medir el resultado
de nuestros esfuerzos.
No queremos prevalecer sobre los demás ni imaginarse
siquiera que nosotros queramos establecer en los demás un complejo de
inferioridad, que queramos sustituir a los imperialistas en esto, ¡ni
imaginarlo! Eso es inconcebible.
Nuestro deseo es que se desarrollen también los demás
pueblos hermanos, nuestro deseo es que se desarrollen las mismas condiciones
que nosotros tenemos. Lo que nos da
ventaja a nosotros son estas condiciones que hemos enumerado
anteriormente. Eso es lo que nos da
ventaja.
Pero nosotros sabemos que cuando otros países
latinoamericanos tengan las mismas condiciones, ellos lograrán los mismos
éxitos que nosotros. En todo caso,
nosotros hemos empezado primero.
Comenzar primero da un margen, da una experiencia, da muchos años. No creemos que ningún país pueda hacer en
cinco años ni en diez años lo que nosotros estamos haciendo. Y, desde luego, llevamos varios años más de
Revolución, digamos, un relativamente prolongado período por delante. Y es por eso que nuestro país irá cosechando
esos frutos.
Pero de todas maneras, como a Cuba se le rodeó de esa
atmósfera, como el imperialismo hizo tanta campaña, los éxitos de Cuba en el
deporte han despertado una cierta emulación en los demás países
latinoamericanos. De manera que la
calidad del deporte se refleja allí también, las mayores preocupaciones de los
gobiernos, dentro de lo posible. Porque,
claro, es relativamente muy poco lo que un gobierno burgués, oligárquico, pro
imperialista, puede hacer por el deporte; pero por lo menos pagarle el pasaje a
la competencia, por lo menos invertir algunos presupuestos en la atención a las
instalaciones y a la facilidad de materiales y a la instrucción de los
deportistas. Algunas cosas pueden ir
haciendo.
Incluso lo más notable: los avances de Cuba en el deporte han
despertado también la preocupación en el propio Estados Unidos, una mayor
preocupación por el deporte y por la preparación de los atletas. ¡Quién lo iba a decir! Antes derrotaban fácilmente, vencían
fácilmente y, sin embargo, pues ahora tienen que preocuparse. Y ya están en una lucha seria.
Por nuestra parte debemos estar conscientes de que
apenas comenzamos en el deporte, de que tenemos que seguir trabajando
arduamente, que esto se refleja en dos aspectos, que mañana mismo tenemos que
empezar a preparar para la próxima competencia, ¡mañana mismo! Eso no quita, desde luego, el cumplimiento de
las demás tareas, corno estudiantes, corno trabajadores. Pero quiero decir que ya deben irse haciendo
los programas de entrenamiento para las próximas competencias, es decir, mañana
mismo. Ustedes terminaron de llegar
hoy. Mañana, o el lunes si quieren,
tienen un día de descanso (RISAS).
A donde vayan, en su casa, mentalmente hay que empezar
a prepararse. Segundo, que hay que
seguir profundizando en la técnica y en la extensión del deporte en todos los
campos y, sobre todo, en los estudiantes —hay que tener en cuenta que llegará
el día en que todos los jóvenes serán estudiantes ya de secundaria, de
preuniversitario—, entre los estudiantes, en los de la primaria, si es posible
en los del círculo, y si es posible hay que empezar a entrenar ya hasta el hijo
de Margarita, hay que empezar a entrenarlo ya.
De manera que eso es lo que simboliza la cuestión: la madre ganando medalla de oro y el
chiquitico preparándose. Preparar al
chiquitico es atenderlo, cuidarlo, alimentarlo, todos esos factores de higiene,
de alimentación y de educación desde el círculo. El deporte tiene que empezar en el círculo,
el deporte tiene que empezar, corno todo lo que se refiere al hombre, incluso
antes de nacer la criatura. ¿Está
claro?
Tenemos que seguir profundizando en la formación de
nuestros instructores, de nuestros profesores.
Tenemos que seguir aprovechando, estudiando aplicadamente las técnicas
de los países socialistas. Algún día
nosotros tendremos que hacer un papel similar, algún día nosotros tendremos que
prestar nuestra cooperación a otros países en el desarrollo del deporte. Por eso tenemos que asimilar la técnica, ser
asiduos, ser constantes, ser tenaces, ser firmes, no dormirnos sobre los
laureles, ¡no podemos dormirnos ahora sobre los laureles! Hemos conquistado el triunfo en algunos duros
deportes, pero no se piensen que las luchas no van a ser reñidas en el
futuro. Las luchas van a ser cada vez
más reñidas. Los avances ahora, de ahora
en adelante, costarán mucho más esfuerzo de lo que han costado hasta hoy,
porque antes partíamos casi de cero, hoy ya tenemos un nivel alto, hoy ya todo
el mundo se prepara con relación a nosotros.
Es decir que las luchas en el futuro van a ser más reñidas, más
duras.
La consigna de vencer en nuevos deportes solo podrá
lograrse con más aplicación, con más análisis, con más estudio, con más
técnica, con más tenacidad, más constancia, más firmeza, más profundización,
más extensión en el deporte. Hay que
estar muy consciente de esto y no dormirse sobre los laureles. Lo repetimos: prepararse, estudiar cuáles fueron los
puntos débiles que tuvimos en algunos deportes, cuáles fueron los puntos
fuertes, qué tenemos que hacer para superar esos puntos débiles y qué debemos
hacer para hacernos más fuertes y seguir aprendiendo. Porque el compañero aquí explicó como él le ganó al campeón
mundial y la nueva llave. Yo no sé si él
no quería explicar los secretos de su técnica allí. Pero, desde luego, para la próxima tiene que
llevar más llaves (RISAS). Eso es
incuestionable. Y más técnica nuestros
boxeadores, nuestros remeros, y nuestros equipos en todos los deportes.
Es realmente reconfortante ver el número de medallas,
el número de deportes en que salimos victoriosos, y cómo en Cuba no se ha
buscado trabajar en un deporte; se ha trabajado en todos y hay que seguir
trabajando en todos. Y fuimos —-como se
dijo aquí— el único país que obtuvo
medalla en todos los deportes colectivos.
Son grandes éxitos, ha sido alto el precio para
conseguirlos en esfuerzo, pero mucho más alto será para mantenerlo y más alto
todavía para incrementarlo.
Pero nosotros esperamos de ustedes y de las nuevas
promociones de atletas ese esfuerzo.
Muchas felicidades.
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(OVACION)