DISCURSO PRONUNCIADO POR EL
COMANDANTE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER SECRETARIO DEL COMITE CENTRAL DEL PARTIDO
COMUNISTA DE CUBA y PRIMER
MINISTRO DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO, EN EL ACTO EN CONMEMORACION DEL XI
ANIVERSARIO DE LOS CDR, EFECTUADO EN LA PLAZA DE LA REVOLUCION, EL 28 DE
SEPTIEMBRE DE 1971
(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS
DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)
Señores
invitados;
Compañeros del
Comité Central de nuestro Partido;
Compañeros de
los Comités de Defensa de la Revolución:
Este año desde hace muchos días se siente en el
ambiente esta atmósfera de entusiasmo y de optimismo alrededor de la
conmemoración del XI aniversario de los Comités de Defensa de la
Revolución. Podría decirse que este
gigantesco movimiento de masas creado por la Revolución ha alcanzado en el
presente su grado más alto de ebullición.
Y tiene su explicación precisamente en el hecho de
haber constituido este último año uno de los de más fructífero esfuerzo y de
mayores éxitos de los Comités de Defensa.
Hay que decir, en primer término, que este movimiento
que surgió hace 11 años, comenzó a crecer desde el primer instante, a ganar en
masividad, en eficiencia, en organización.
Y ha ido creciendo de año en año.
Puede decirse que este movimiento ha crecido como la espuma.
En el año de 1961 había ya 798 703 miembros de los
Comités de Defensa de la Revolución. En
el año 1962 alcanzaron ya el primer millón.
En el año 1965 alcanzaron el segundo millón. En el año 1969 alcanzaron el tercer
millón. Y en esta fecha de 1971 constituyen
ya 3 millones y medio de miembros de los Comités de Defensa de la Revolución
(APLAUSOS).
Podría pensarse que al crecer tan masivamente una
organización habría podido perder en eficacia.
Y, sin embargo, ha sido lo opuesto.
Año por año los Comités de Defensa de la Revolución han alcanzado más
fuerza, más organización y más eficiencia.
Podríamos decir, además, que a lo largo de estos años
su sistema de relaciones con las demás organizaciones de masa y con las demás
instituciones de la Revolución ha ido mejorando progresivamente. De modo que esta organización cuenta hoy con
el reconocimiento, la simpatía y el afecto de todas las demás organizaciones de
masa y las demás instituciones de la Revolución, por su magnífico entusiasmo y
por su extraordinario espíritu de cooperación para todas las tareas que se le
señalan.
Las cifras también señalan un crecimiento de la
actividad parejo al crecimiento de la organización. Tenemos aquí algunos datos.
En el año 1968, que comenzó la actividad de padres
ejemplares por la educación, el movimiento tenía 21 800 miembros; en el año
1970 ya tenía 247 799; y en el año 1971, 265 851.
A través de estos años se ha realizado un trabajo de
captación y de incorporación de maestros a la enseñanza. En el año 1962 fueron 6 444; y este año han
sido ya 10 000, para un total de 33 675 en estos años.
Otra actividad que se ve crecer de manera muy
ostensible es la relacionada con las donaciones de sangre. En el año 1962 fueron 8 109. Ya en el año 1965 alcanzaron 10 019. Y ya en el año 1969 se alcanzaron 105 932
donaciones (APLAUSOS). Y ya este año 124
019 (APLAUSOS).
Este dato nos permite hacer una valoración moral y
humana de las tareas que impulsan los Comités de Defensa de la Revolución, por
cuanto ya esta cuestión de las donaciones de sangre ha adquirido en Cuba una
gran masividad, y nosotros estamos seguros que, si se dispusiese de centros de
recepción y de todas las condiciones en todo el país, las donaciones serían
mucho más.
Y estas donaciones nos han permitido no solo disponer
de una reserva, nos han permitido no solo disponer de abundante sangre, que
antes era motivo de mercantilismo, que antes era motivo de exigencias onerosas,
que antes podía ser causa de que murieran muchas personas; no solo nos han permitido
disponer de amplias reservas para atender a nuestras necesidades, sino que
también en situaciones dramáticas, como la del terremoto peruano, nos permitió
hacer llegar inmediatamente nuestra sangre a ese pueblo hermano (APLAUSOS). Y cuando a raíz del otro terremoto, más
reciente, en el hermano país chileno, de nuevo fue posible inmediatamente hacer
llegar nuestra sangre a ese país hermano (APLAUSOS) .
Esto significa que a medida que se va educando un
pueblo, que se crean hábitos de conciencia, que se crean hábitos de solidaridad
humana, que se crean hábitos de generosidad, entonces ese pueblo es más fuerte
y ese pueblo puede ser capaz de ayudar en un grado mayor a los demás
pueblos. Pero digamos de paso que esta
es una de las tareas más hermosas, más nobles y más generosas impulsadas por
los Comités de Defensa de la Revolución.
Otra cuestión también de gran valor humano: la actividad
relacionada con las pruebas citológicas.
El primer año, cuando comenzó esta campaña, fueron 4 162; en el segundo
año ya fueron 108 471; en el tercer año ya pasaron de 200 000 Y se alcanzó la
cifra que se mantiene actualmente de alrededor de 200 000 pruebas por año.
Se puede también comprender perfectamente el valor
humano de esta campaña, cómo contribuye a llevar la tranquilidad, cómo
contribuye a preservar la salud y cómo contribuye a combatir a su debido tiempo
algunas enfermedades que constituyen todavía verdaderos flagelos de la
humanidad.
Esta cifra habla muy alto del avance de las campañas
de salud pública apoyadas por los Comités de Defensa de la Revolución.
Otro aspecto también relacionado con la salud humana,
las audiencias sanitarias, que en 1962 fueron 106 005, que ya en 1963 fueron
263 000; en 1964, 454 000. Y así
progresivamente, hasta alcanzar la cifra de 750 218 en 1968. Actualmente, ascienden a 342 655. Pero en estos 10 años más de 4 millones y
medio de personas han participado y han recibido los beneficios de estas audiencias
sanitarias.
Se ve crecer también año por año la actividad en la cuestión
relacionada con la recuperación de materias primas.
En envases de cristal, que se lograron 8 930 673 en
1962, que ya en 1967 alcanzó la cifra de 33 620 513; en 1971, 68 186 774
(APLAUSOS). Y esta cifra actualizada
tengo entendido que pasa ya de los 70 millones.
Se ve un crecimiento incuestionable de la actividad.
En papel y cartón se recuperaron, en 1961, 2 212
toneladas, y en 1971,10 523.
Se ve, pues, el aumento del número de actividades; es
decir, un crecimiento de nuevas actividades por año, un aumento extraordinario
de la cantidad y de la calidad de esas actividades.
Aquí se mencionó por el compañero Marturelos
algunas actividades nuevas que han podido ser resueltas de manera mucho más
fácil por el apoyo de los Comités.
Tenemos el ejemplo el año pasado del censo; y este año, de la
implantación del sistema de registro de población y el carné de identidad, que
permitió llevar a cabo esta tarea con un mínimo de trabajadores
profesionales.
El apoyo a la Ley contra la Vagancia, el apoyo en distintos
servicios, la participación en circunstancias de emergencia, como sucedió a
raíz de la fiebre porcina africana.
¿Cómo fue posible enfrentar resueltamente aquel
problema, realizar en cuestión de horas prácticamente el censo y controlar las
medidas que se dictaron para enfrentar la epidemia?
Nosotros sabemos de cómo se maravillaron algunos
técnicos extranjeros que visitaron nuestro país ante la rapidez, la masividad y
la eficacia de las medidas aplicadas y que solo en un país en las condiciones de
Cuba y con el apoyo de una organización de masa como los Comités de Defensa de
la Revolución era posible llevar a cabo.
Otras tareas, como fue el censo de viviendas vacías de
la Ciudad de La Habana, para proceder a tomar las medidas pertinentes.
Es decir que no hay problema, no hay dificultad, no
hay tareas que no puedan ser abordadas por los Comités de Defensa de la
Revolución (APLAUSOS).
Y nos referimos a las tareas que no han estado
relacionadas directamente con el objetivo esencial que motivó la creación de
esta institución, que fue la defensa de la Revolución, la lucha contra el
enemigo, la lucha contra los agentes del imperialismo, la lucha contra los
saboteadores, la lucha frente a los elementos contrarrevolucionarios y en la
cual ha escrito páginas gloriosas esta institución y las seguirá escribiendo
por el tiempo que sea necesario (APLAUSOS).
Pero ha alcanzado tal fuerza, tal magnitud, que ya las nuevas tareas
rebasan el marco de su anterior actividad.
¿Y acaso podríamos decir que se han agotado las
posibilidades de esta organización de masa?
¿Acaso podríamos decir que los Comités de Defensa han dado de sí ya todo
lo que es capaz potencialmente esta organización? ¡No!
La vida enseña, la vida demuestra nuevas y nuevas y en ocasiones insospechadas
posibilidades.
De manera que tenemos motivos de sobra para sentirnos
satisfechos, para sentirnos alentados de los éxitos alcanzados, para sentirnos
optimistas de las futuras tareas.
Este año, en otro aspecto, fue un año de prueba para
los Comités de Defensa, empezando por la capital de la República.
Se habló de comenzar a aplicar criterios de masa en la
solución de arduos problemas; se habló de la idea de comenzar a organizar las
comunidades para la solución de sus problemas más apremiantes. Se inició, en distintas ciudades del país, la
organización de los distritos para asumir una serie de tareas. Y precisamente con vistas a ir entrenando a
los Comités para su participación con las demás organizaciones de masa en la
organización de la comunidad, se le asignó una tarea: la tarea relacionada con el Estadio
Latinoamericano.
Nuestro país había sido señalado como sede para la
próxima Serie Mundial de Pelota. Aunque
en estos años se habían construido numerosos estadios en toda la isla, el viejo
Estadio Latinoamericano lucía que no estaba adecuadamente preparado para el
tipo de evento que habría de realizarse.
En otros años, la solución del problema del Latinoamericano habría
chocado con otros problemas, habría chocado con otras edificaciones, con otras
necesidades. En otros años se habría
resuelto el problema —o tal vez no se habría resuelto— movilizando cientos de
obreros de la construcción. Y como
ustedes saben los obreros de la construcción no bastan para todas las tareas
que actualmente debemos realizar. Se
decidió pedir la cooperación de los Comités de Defensa para resolver ese
problema, y para ir entrenándose en la solución ya de actividades o de
problemas más complejos, como son problemas relacionados con la
construcción.
En primer lugar, se les pidió a los compañeros de los
Comités de Defensa que consultaran con la masa su opinión sobre si debía o no
iniciarse el trabajo de reconstrucción, ampliación y embellecimiento del viejo
estadio. Por tanto se discutió
previamente con la masa.
Se iniciaron todas las actividades de cooperación para
realizar esta obra —en la cual han participado 24 organismos—, desde los
proyectistas, que debieron realizar en pocos días un arduo trabajo para
solucionar los problemas de ingeniería y los problemas arquitectónicos de esa
obra, hasta las unidades que debían trabajar en la producción de cada uno de
los elementos y componentes —los muebles, los mármoles. La solución de los distintos problemas de
todo tipo.
Y la presencia
de los Comités, su entusiasmo, sus relaciones, favorecieron extraordinariamente
la coordinación necesaria. Porque ese
estadio no solo ha requerido la participación de cientos de miles de
cederistas, de millones de horas voluntarias: fue necesaria una cuidadosa
planificación, una extraordinaria coordinación de todos los factores que, de
alguna manera o de otra, debían intervenir.
Y fue resuelta de manera feliz la cooperación, la
coordinación, y todos los demás problemas que la obra exigía. Y se produjo lo que casi pudiera llamarse un
milagro constructivo. Y se logra sin
decrecer las demás actividades de la construcción, se logra sin afectar ninguna
otra obra, se logra en la misma medida en que otras muchas tareas constructivas
se impulsaban.
Cierto que fue necesario un número de obreros
calificados para dirigir la masa, para dar su apoyo y su asistencia técnica, y
la contribución en aquellas especialidades en que no podíamos disponer en la
masa de suficiente calificación para resolver los problemas.
Pero hay que decir que los Comités de Defensa
insuflaron de su entusiasmo y de su ánimo a todos los organismos que
participaron en esa tarea, y contagiaron de su extraordinario entusiasmo y de
su ánimo a los obreros de la construcción que fueron allí: buenos obreros, buenos trabajadores,
sin duda, pero que en esa tarea se crecieron, se superaron, es decir, se
dejaron ganar por el entusiasmo de la masa.
Porque hay que ver no solo el aspecto cuantitativo en
horas, sino el aspecto moral, y lo que significó para la obra el entusiasmo de
la masa —¡el
entusiasmo de la masa!—, el espíritu de trabajo de la masa, el ejemplo de la
masa (APLAUSOS). La presencia allí de
mujeres con más de 60 años trabajando en esa obra, aportando cientos de horas
voluntarias; la presencia de cederistas de 70 años y de más edad aportando
cientos de horas voluntarias, fue un factor de impulso, fue un factor de
levantamiento del entusiasmo, del espíritu, de la moral. Fue un factor que conllevó, con esos
ejemplos, que los trabajadores en general
—y los trabajadores más jóvenes— dieran el máximo de sí en ese
empeño.
Y nosotros sabemos que algunos visitantes que han
estado aquí a realizar ya algunas actividades relacionadas con la próxima serie
mundial, se maravillaron, se asombraron de aquel espectáculo, de aquel
hormiguero humano, que en los últimos días, antes del 28, participaron en las
obras de terminación prácticamente del estadio.
Quedan solo ya detalles, algunos de tipo electrónico, retoques, pequeños
aspectos. Pero en lo fundamental, la
obra está realizada, y será un orgullo para nuestro país cuando se inicie la
próxima serie mundial.
Nosotros estamos seguros de que se han creado
condiciones que superarán cualquier otra serie que se haya efectuado en
cualquier otro país.
Con relación a esto se habla de si va a venir el
equipo americano, o si no va a venir el equipo americano. Nosotros debemos decir con relación a esto
que, si indudablemente no mandan el equipo, lo harán por diversas razones. Entre otras —desde luego, razones de tipo
político todas—, la de tratar de sabotear la serie.
Pero nosotros queremos aclarar que, si no vienen, no
por eso van a "aguar" la serie, no por eso le van a quitar brillantez
(APLAUSOS). Pretexto no tendrán: nuestro país cumple
estrictamente sus obligaciones en relación con las facilidades a los equipos
que, procedentes de cualquier país, hayan de participar en las competencias
internacionales, de la misma manera en que hemos exigido para nosotros el
derecho y las facilidades para participar.
No podrán hablar de hostilidad, porque con motivo del
campeonato de voleibol nuestro pueblo se comportó con magnífica cortesía y
hospitalidad en relación con los atletas norteamericanos; viendo en ellos
representantes no del sistema, no del gobierno imperialista, sino del pueblo de
Estados Unidos. De manera que no podrá
alegarse razones de inseguridad o de hostilidad para los atletas.
De manera que facilidades, tratamiento correcto y
respetuoso; algo más:
hospitalario. Eso está
asegurado y está, además, probado.
Luego quedan las otras dos razones: una, intento de sabotear la serie;
dos, miedo a la derrota deportiva (APLAUSOS).
Y posiblemente, posiblemente, las dos razones.
Pero por eso nosotros no debemos hacer depender de
ninguna forma la brillantez de esa competencia internacional de que vengan o
no, de que venga o no el equipo norteamericano.
Ya nos hemos enfrentado a esos equipos en diversas competencias y los
hemos derrotado (APLAUSOS).
Lo que nosotros quisiéramos realmente en cuanto al
deporte no es que todo se centralizara en la competencia entre Cuba y Estados
Unidos. Lo que nos gustaría es que algún
día otros muchos países latinoamericanos relegaran a un tercero, a un cuarto, a
un quinto, a un sexto plano, a los equipos deportivos de Estados Unidos
(APLAUSOS).
Hay países latinoamericanos cuyos equipos han ido
mejorando de año en año en calidad, en la misma medida en que las competencias
adquirían realce o adquirían un especial carácter por los enfrentamientos
deportivos entre Cuba y Estados Unidos.
Nosotros creemos que no les quitará, ni defraudará a
nadie, ni les privará de calidad a esas competencias, el que no vengan
ellos. Muchos países han confirmado ya
su asistencia, y vendrán equipos incluso de Europa, y vendrán equipos de varios
países de América Latina. Y ciertamente,
si la cobardía o el intento de sabotaje a la serie hacen que no venga el equipo
norteamericano, los que se perderán de la serie no seremos nosotros, sino ellos
(APLAUSOS). Los derrotados de antemano
no seremos nosotros, sino ellos.
Y realmente sería cuestión de risa ver que los
inventores de la pelota, y en el momento en que ese deporte se extiende por el
mundo, ni siquiera participan cuando en Cuba tiene lugar una serie
internacional de esa índole, con participación de Europa y de América
Latina. Y, realmente, desde el punto de
vista moral será para los imperialistas verdaderamente
vergonzoso haber arribado a tan penosa y lastimosa situación
(APLAUSOS). Y no podrán negar, no podrán
negar que incesantemente tratan de mezclar su política imperialista y los
deportes.
Esta aclaración se hace con vistas a que nuestro
pueblo sepa que la serie tendrá una gran brillantez y será un éxito, sin que
los imperialistas la puedan sabotear (APLAUSOS). Y que nuestro pueblo, a lo largo y ancho de
la isla, en sus magníficos estadios, podrá presenciar los juegos de la próxima
serie mundial. Y los cientos de miles de
cederistas que participaron en la construcción del estadio tendrán oportunidad
de presenciar también los partidos, con el orgullo de haber sido los
constructores de ese estadio (APLAUSOS).
¿Qué nos indica este éxito, esa tarea cumplida, esa
prueba realizada con éxito? Que debemos
prepararnos para seguir avanzando. Que
debemos emprender nuevas tareas. Que
debemos continuar avanzando con vistas a la participación que esta organización
tendrá en la organización de los distritos.
Y en este frente de los distritos debemos avanzar despacio, pero sobre
bases sólidas, puesto que tenemos un mundo de tareas creadoras por
delante.
Ahora debemos asumir nuevas obras. Ahora hay que utilizar esa fuerza de obreros
de avanzada de la construcción que participaron en el estadio, esa dirección,
para que junto con los Comités de Defensa impulsen otra importante obra. ¿Qué obra?
Vamos a hacer más de una obra.
En primer lugar, vamos a apoyar una obra económica muy
importante. Se está construyendo por una
brigada de industrias, una brigada de construcción y montaje industrial, una
unidad termoeléctrica en Tallapiedra de 60 000 kilowatts. En el programa está terminar esa unidad para
diciembre de 1972. Sin embargo, es
importantísimo incrementar la capacidad de generación de energía eléctrica en
la región occidental. La
región oriental, la región de Camagüey, tiene
en este momento una capacidad excedente de generación de energía
eléctrica. Y en la medida que avanzan
hacia su intercomunicación Nuevitas y Santiago de Cuba, dispondrán de la
suficiente generación de energía en los próximos años, independientemente de
sus programas. En Cienfuegos se acaba de
terminar una unidad termoeléctrica que incluso podrá enviar algunas cantidades
hacia La Habana, pero que mejora notablemente la situación de la electricidad
en la región central. Pero en la región
occidental, independientemente de los atrasos de mantenimiento y de las
reparaciones capitales que han tenido que hacer en diversos centros
generadores, hay déficit de capacidad de generación frente a la demanda
creciente.
Se está construyendo esa unidad. Se iniciará la construcción a fines de año de
una segunda unidad de 60 000 kilowatts en Regla. Se iniciará en el año 1972 la construcción de
una nueva unidad de 100 000 kilowatts en Mariel. Y antes de 1975 estará instalada una segunda
unidad, es decir, para el año 1975, una segunda unidad de 100 000 kilowatts en
Mariel.
Independientemente de los esfuerzos que realice y que
tendrá que realizar la empresa eléctrica para moderar, aligerar en lo posible
el daño, los inconvenientes, las molestias y los problemas —en la producción
incluso—, que está originando el problema del fluido eléctrico, debemos
acelerar al máximo las nuevas instalaciones.
Creemos que los cederistas de la capital tienen
suficientes evidencias y pruebas de los inconvenientes que acarrea esta
situación y de la necesidad de acelerar las soluciones.
Esa brigada trabaja su turno normal. Ahora bien: debemos construir esa unidad como si
estuviéramos en guerra. Debemos
construir esa unidad de Tallapiedra trabajando día y noche (APLAUSOS), y
adelantar la obra, y terminarla no para diciembre de 1972 sino para julio de
1972, es decir, para esta fecha tener la terminada ya (APLAUSOS).
De la misma forma, cuando la Brigada Comunista de La
Habana —brigada que construyó la
planta de fertilizantes de Cienfuegos— inicie las obras de la otra unidad de
Regla, también realizar los trabajos como si estuviéramos en guerra, y tan
pronto tengamos todos los componentes trabajar día y noche en la construcción
de esta segunda unidad (APLAUSOS).
Con apoyo de los CDR de la capital, pero lógicamente
con la fuerza de la brigada del estadio y el apoyo de los cederistas que
trabajaron allí, serían poca cosa las obras civiles que hay que hacer para
montar esta unidad de Tallapiedra.
Nosotros creemos que dentro de 10 ó 15 días a más tardar estarán las
condiciones allí ya para empezar a trabajar día y noche. Pero van a sobrar fuerzas.
Hay otra obra que a nuestro juicio podría servir para
emplear las energías y el entusiasmo de los CDR, y es el nuevo hospital de
Centro Habana (APLAUSOS), que se construye en el edificio que iba a ser para el
Banco Nacional, por la calle San Lázaro, frente al parque
"Maceo". Esa es otra obra de
gran interés social en que pudieran participar desde luego los cederistas de
Centro Habana —y ya podemos irnos regionalizando (APLAUSOS).
Hay otra tarea: los bacheos de las calles de La Habana
(APLAUSOS), problema importante que afecta el transporte, que hace incurrir en
tardanzas, retrasos, rotura de equipos, y que es también una tarea de
masa. Y ahí sí ya podemos ir trabajando
no a nivel de región sino casi casi a nivel de cuadra
(APLAUSOS). Nos vamos regionalizando y
nos vamos cuadrificando.
Y queda otra tarea...
Y conste que no son todas las que necesitamos, sino una parte.
(DEL PUBLICO LE DICEN ALGO AL COMANDANTE FIDEL CASTRO)
En Marianao creo que tendrán
bastante tareas allí con las calles y demás.
Una quinta tarea en que pueden emplear parte de sus
fuerzas: la
construcción del nuevo zoológico (APLAUSOS).
De manera que tendremos dos obras económicas
importantísimas, decisivas:
las plantas termoeléctricas.
Una obra relacionada con la salud pública: un hospital formidable que puede
prestar servicios a toda una región y en determinadas especialidades a toda la
ciudad e incluso a todo el país. Otra
obra que nos afecta también de tipo social y económico importante: la cuestión del
arreglo de las calles. Y por último, una
obra recreativa. Se están haciendo los
proyectos y los estudios. Se ha avanzado
mucho en eso. Se ha escogido el terreno
para hacer ahora un zoológico que sea digno del estadio y de otras obras que se
van haciendo. Y esas obras si se hacen
por las masas y con plustrabajo realmente es la única manera de hacerlas
(APLAUSOS). Porque nosotros,
económicamente, a los obreros de la construcción tenemos que dedicarlos a
grandes obras industriales:
construcción de sistemas de presas, de regadíos, de drenajes, de
almacenes, de escuelas secundarias y, en fin, toda una serie de tareas en que
no resulta fácil movilizar las masas para su realización.
Pero creo que el ejemplo del Estadio Latinoamericano y
de algunas otras obras demuestra cómo las masas pueden tener todo lo que
quieran tener si son capaces de emplear su energía, si son capaces de crearlas
(APLAUSOS). Pueden hacer el más bello
parque zoológico que pueda concebirse.
Eso se hace con trabajo, y digamos mejor: con plustrabajo, ¡con
plustrabajo! Será el lugar donde podrá
asistir el pueblo, los jóvenes y los niños, tan aficionados a esas actividades,
que no solo son recreativas sino que son y pueden ser muy educativas.
Se está construyendo por los estudiantes de la
Universidad de La Habana un
magnífico jardín botánico, que no tenemos duda que será un lugar más de
recreación pero que será sobre todo un magnífico sitio para impartir clases,
para familiarizar a los niños y los jóvenes en las cuestiones de las plantas,
la botánica y otras ciencias.
Lo que nosotros
lamentamos es que estas ideas no hayan surgido antes, lo que nosotros
lamentamos es que no se hubiesen descubierto antes estas nuevas formas que
están surgiendo ahora. Pero también
aquí, como decía Marx:
que ninguna sociedad cambiaba hasta que no tomaba conciencia de
la necesidad del cambio, y la propia conciencia de la necesidad del cambio no
surgía hasta que no surgieran ya las condiciones para hacer posible ese
cambio. También muchas de las cosas que
van surgiendo a lo largo de la vida de la Revolución Cubana, algunas de ellas
novedosas, son el fruto fundamentalmente de la lucha por la vida, de la lucha
frente a los obstáculos, de la lucha frente a las necesidades. Porque es precisamente la lucha la que
inspira la inteligencia, es la lucha la que engendra las mejores
soluciones. Y no habrá solución donde no
haya problemas, pero donde hay problemas pueden surgir muchas soluciones, y
pueden surgir muy buenas soluciones.
Cuando nosotros analizamos nuestros problemas
objetivos nos damos cuenta cómo toda la historia de la Revolución es una
cadena, en que el pueblo va ganando en experiencia, que va ganando en
iniciativas, que va ganando en habilidad para enfrentar los problemas. Y todo eso surge de la lucha.
¿Acaso habremos llegado al límite de posibilidades de
movilización de masa y de solución de masa?
¡No, ni mucho menos! ¿Es que
acaso junto a este movimiento alrededor del estadio y de la participación de
los Comités de Defensa en la solución de los problemas de la comunidad no está
surgiendo otro formidable, poderoso y gigantesco movimiento para resolver el
agudísimo problema de la vivienda y otras necesidades de carácter social? (APLAUSOS) Otra nueva solución
revolucionaria, solución de masa, se está vertebrando alrededor de este
movimiento.
Si agudo era el problema de las calles, problemas de
edificaciones escolares, agudísimo era el problema de la vivienda. Era y es, pero antes era sin solución a la
vista, y hoy es con solución a la vista.
¿De dónde sacar la fuerza de trabajo? ¿De dónde sacar los obreros de la
construcción para construir las decenas de miles de casas que el país
necesita? ¿Los íbamos a sacar de las
termoeléctricas? ¿Los íbamos a sacar de
la construcción de industrias, de almacenes, de presas, de otras obras? Además, la construcción históricamente no
resultaba atractiva:
una especie de trampolín para otras ocupaciones después. ¿De dónde podíamos sacar la fuerza, la
energía necesaria, aunque llegásemos a tener los materiales para hacerlo?
Y este problema no tenía solución. Y surgió una solución de masa: las microbrigadas
de obreros industriales para la construcción de las viviendas (APLAUSOS),
movimiento que se extiende ya por todo el país y que contaba ya en estos días
con 218 microbrigadas en la Ciudad de
La Habana. De manera que se están
construyendo o inician su construcción simultáneamente 218 edificios,
¡doscientos dieciocho! Y para fines de
octubre serán aproximadamente 300 simultáneamente.
Hay ya cerca de 5 000 obreros industriales en este
movimiento, que por cierto están representados aquí en esta gran masa con sus
cascos blancos de constructores (APLAUSOS).
Ya para ellos construir no es un oficio degradante: ¡Es un oficio honroso! Y con qué espíritu están construyendo, con
qué ánimo. Hay algunas de las
microbrigadas que ya han terminado sus primeros edificios e inician la
construcción del segundo. ¿Cuántas horas
están trabajando? Diez, doce, trece, y
en ocasiones catorce horas (APLAUSOS).
¡Ah! ¡Qué gran
descubrimiento, qué gran descubrimiento que los edificios, las viviendas, se
resuelven con trabajo! Y decimos
descubrimiento porque tantas personas se imaginan todavía que la casa sale en
forma mágica de un sombrero o de un papelito.
Son tantas y tantas las personas que, desde luego, asediadas por su
necesidad apremiante tienen imaginaciones místicas acerca del origen de los
bienes materiales, y que las casas no se crean haciendo colas ante una
oficinita de control de viviendas, incluso que las casas hay que repartirlas de
otra forma, no solo crearlas sino repartirlas de otra forma (APLAUSOS), o que
una casa se crea pidiéndola en la calle.
Ha habido en este año viviendas en algunos casos
disponibles no por resultado de las construcciones, que han sido muy pocas,
sino de elementos que quisieron abandonar el país, y muchas de esas viviendas
fueron después motivo de desórdenes, quiero decir, de irregularidades,
descontento, problemas de todo tipo. En
unas ocasiones porque estaba vacía y se colaba alguien allí, en otros casos
porque la distribución no era correcta (APLAUSOS) y, en otros, porque siempre
que una oficina distribuya una casa, aunque fuese perfecta la distribución,
tendrá decenas de inconformes que se creen con un mejor derecho. De manera que lo que hay que cambiar es el
método por completo.
Pero como ya la lista de gusanos —o como los llamen, y
bien merecen llamárseles—, la lista de los que solicitaron permiso para salir del
país cuando se abrió el período hace algunos años —y se estableció un plazo, y
no solo se estableció ese plazo sino que se prolongó varias veces para que se
inscribieran todos los que quisieran, y se inscribieron—, ya esa lista se va
agotando y ya quedan unos pocos, pues entonces esperamos que en un futuro
próximo ya no quedará ninguna casa vacía que pueda convertirse en manzana de la
discordia.
Decimos esto —aprovechamos— porque los imperialistas han estado haciendo
su campañita mentirosa e hipócrita, ¡e hipócrita!, de que Cuba suspendió
unilateralmente los vuelos. ¡No, señores
imperialistas, es que se acabó la lista!
¡Se acabó la lista! (APLAUSOS)
Quedan unos pocos, porque algunos de la lista se fueron después por
España, por otras vías, y hay algunos
que los imperialistas no le quisieron dar el permiso, váyase a ver por
qué. Ahora quieren que además aquí, cada
vez que ellos de allá, ¡de allá!, mencionen un nombre para salir del país, vaya
el Estado cubano a la carrera a darle un permiso y que salga.
La Revolución dio todas las facilidades, abrió el
plazo y lo prolongó reiteradamente para todo el que quisiera acogerse, y sobre
todo en vista de que los imperialistas en 1962 habían cerrado los vuelos de
verdad unilateralmente y dejaron mucha gente dividida. Claro que dividieron ellos cuando la famosa
historia de la patria potestad y todas aquellas mentiras por el estilo que con
inaudito cinismo regaron, y hubo suficientes incautos y cretinos que creyeron
en las mentiras de los imperialistas y algunos que mandaron sus hijos. Después de eso cerraron. Y cuando la Revolución abrió, abrió
precisamente para que aquella situación de anormalidad se resolviera. ¡Y no olvidarse que fuimos nosotros los que
abrimos las puertas, no fueron ellos!
Fue Camarioca, y fue la solución Camarioca la que los obligó a abrir las
puertas. ¿Y por qué? Porque cuando cerraron se dedicaron a
promover las salidas ilegales de Cuba, en un barquito, en una balsita, por
todos los medios. Mientras prohibían la
legal, promover la ilegal para hacer propaganda. Dijimos: ¡Ah!, no quieren. Pues, miren, vamos a dar permiso. Y, claro, se les armó el caos, ¡el caos! Esos eran cientos de botes... Figúrense, toda esa gusanera indisciplinada,
anárquica, sin patria, sin principio, sin nada.
Agarró todo el mundo un bote rápido y se creó el caos. Y no les quedó a los imperialistas otro
remedio que abrir legal. Luego abrimos
la lista, que se reúnan todas las familias, ahora ya no pueden estar invocando
el argumento de la familia separada, del muchachito, del otro y el cuento,
porque se le dio amplísima posibilidad para que se reunieran todos.
Claro, saben que se acaba la lista. ¿Y qué quieren? Hacer propaganda barata y de nuevo estimular
algunas salidas ilegales, tan pronto como se les acabe la listica. Bien, allá ellos, ¡allá ellos!, porque todo
lo que inventaron contra nosotros se les volvió un boomerang. ¡Allá ellos!
La responsabilidad será de ellos si inician un jueguito de promoción de
violación de las leyes de inmigración de Cuba, la responsabilidad será de ellos
si inician el jueguito de la promoción de salidas ilegales y las historietas
melodramáticas para engañar al mundo.
¡Allá ellos!
Podrían recordar Camarioca, para recordar algo;
podrían recordar que a cada rato sus avioncitos vuelan aquí, y cosas por el
estilo. Y, por lo tanto, que nosotros
nos sentiremos en el derecho de tomar las contramedidas que sean necesarias en
la misma medida que ellos cuando se les acabe la listica intenten promover
violaciones de las leyes de inmigración de Cuba.
Y que recuerden que todavía no les hemos puesto una
medalla a los secuestradores de aviones que llegan aquí.
Nosotros nunca hemos realizado política de promoción
de esas ilegalidades. Pero que sepan que
cada una de las escaramuzas y de los inventos que han hecho se han vuelto
contra ellos, y que más tarde o más temprano han perdido la batalla; y que en
la medida en que promuevan la ilegalidad aquí, les vamos a promover la
ilegalidad allá (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE: "¡Fidel, seguro, a los yankis
dales duro!").
Pero como además de a los yankis hay que darles duro a
los problemas que tenemos, vamos a seguir hablando de la vivienda. Este tema de la gusanera salió con motivo de
la vivienda, y es un tema secundario.
¡La gusanera no vale la pena que sea tema importante de un acto como el
de hoy! (APLAUSOS)
Decimos que surge la solución —también revolucionaria
y de masas. Soluciones, además,
colectivas: son
las fábricas las que organizan las microbrigadas. Es a las fábricas, y al colectivo de las
fábricas, a las que pertenecerán las viviendas que construyen los obreros
industriales. Y es el colectivo de los
trabajadores de cada fábrica quien repartirá las viviendas (APLAUSOS).
Lamentablemente, 10 microbrigadas fueron organizadas
en forma incorrecta. Por cierto, fueron
10 microbrigadas de la construcción, dando el mal ejemplo. Y establecieron que las constituyeran
aquellos que necesitaban directamente la casa.
Cuando vinimos a darnos cuenta, ya tenían comprometidos 10 edificios de
esa forma. Claro, los efectos se veían
inmediatamente: el
colectivo de la fábrica no tenía interés en aquellas casas; se separaba el
interés individual del interés del colectivo de la fábrica. No se estaba trabajando para la fábrica ni
para los demás obreros. No era solución
buena, porque hay obreros que son indispensables en su centro de producción,
insustituibles, que pueden ser obreros muy buenos, de vanguardia, y que
necesiten la casa. ¿Y cómo la van a
construir por ese procedimiento?
Por eso, el procedimiento establecido es que la
fábrica designaba a los obreros, se construía para el colectivo, y el colectivo
distribuía las viviendas.
No es un método burocrático, ni oficinesco, ni
administrativo. Es en asamblea,
absolutamente democrático, y teniendo en cuenta los méritos del obrero, no solo
la necesidad (APLAUSOS).
Porque hay otra cosa: muchas veces el que más pide es el que
menos hace; muchas veces el que más exige es el que menos aporta, ¡muchas
veces! Y es lógico, porque el que no
aporta no sabe lo que es el esfuerzo, no sabe lo que cuestan las cosas ni cómo
se resuelven. Hay mentalidades burguesas
de esas: lo
quiero todo, y lo quiero ahora mismo, y no aporto nada, no doy nada.
Esa mentalidad hay que combatirla, que no es propia de
un pueblo revolucionario. Propio de un
pueblo revolucionario es saber cuáles son los problemas, y abordar los
problemas, atacar los problemas, enfrentarse a los problemas y luchar por la
solución de los problemas (APLAUSOS).
Hay que combatir esa filosofía de la exigencia sin
aporte, y hay que combatir esa mentalidad mística de los que creen que los
bienes caen del cielo. Eso es muy malo,
y funesta herencia del capitalismo, que enajenaba al hombre de sus bienes
materiales, de los bienes materiales que producía. El hombre vivía divorciado... Podía ser un vago, pero a la vez un ladrón, y
conseguía todos los bienes. Podía ser un
privilegiado. Podía ser un
explotador. El hombre incluso no tenía
ninguna relación con el bien que creaba, sino por lo que le daban, el salario
que le pagaban, y si después se destruía no le importaba, ni le podía
importar. Y si un obrero de la
construcción construía un cine, un edificio, cuando se marchaba de allí no le
importaba lo que le pasara; y si se caía, mejor: más posibilidades de conseguir trabajo
en la construcción de otro. Es decir, el
hombre vivía enajenado de sus bienes y de toda relación con los bienes
materiales que creaba. Tenía esa
mentalidad de pedigüeñería. Luego, la
politiquería asociada a todo eso: doy por aquí, reparte por allá. Luego la mentalidad mística: que las cosas, bueno, basta con
pedirlas para que existan, exigirlas para que existan.
Y para que existan cosas, hay que crearlas, hay que
hacerlas.
Por eso decíamos: mérito, el mérito por delante. La sociedad tiene que tener el máximo de
consideraciones hacia los que hacen el máximo esfuerzo por la sociedad
(APLAUSOS).
Y de ahí el nuevo sistema de masa en el reparto de
artículos que no hay para todos; sistema que, además, se seguirá. Altamente ejemplarizante, altamente
moralizador.
Ahora bien: las casas surgirán, y surgirán por
decenas de miles, de los brazos de los trabajadores, trabajadores que hacen un esfuerzo extra; surgirán en número
de decenas de miles con plus trabajo. Y
hay que decir que los obreros de las microbrigadas industriales están trazando
pautas, y están haciendo esfuerzos grandes: 10 horas, 12 horas, y a veces 14
horas; y un aprovechamiento de verdad de la jornada de trabajo. Hay que ver, hay que ver cómo están
aprovechando la jornada de trabajo, que están trabajando 10, 12, con plus
trabajo, sí, porque si no es con plus trabajo, ¿cómo resolvemos?
Los países industrializados tienen cinco veces, diez
veces más productividad que un país subdesarrollado. ¿Cómo vamos a vencer el subdesarrollo, con
baja productividad, sin aprovechamiento de la jornada de trabajo, si no hacemos
esfuerzos especiales?
Ahora bien, lo importante era vertebrar, vincular las
masas a la solución de sus problemas a través de esfuerzos que podían
comprenderlos perfectamente. ¡Y qué
rápidamente comprendieron los obreros la solución de la fórmula de la vivienda
por esa vía, por la vía de la colectividad, por la vía de la fábrica, por la
vía del plus trabajo!
Se supone que la industria y el colectivo que queda
detrás puede apoyarlo en horas extras, los
domingos. Hay que decir, sin embargo,
que la productividad que llevan ellos, y en la fase que están, todavía no ha
dado lugar a la posibilidad de las movilizaciones masivas.
No ha sido fácil, por otro lado, organizar un número
tan alto de microbrigadas. ¿Por
qué? Porque las construcciones se hacen
con materiales, se hacen con arena, con piedras, con cemento, cabillas, emplean
maderas y distintos medios materiales. Y
un programa tan amplio de construcciones necesariamente iba a poner en tensión
a la industria de materiales. Pero a
medida que surgía la tensión se buscaban fórmulas y nuevas fórmulas y más
fórmulas.
Desde luego, la industria de materiales estará en
tensión de ahora en adelante quién sabe hasta cuándo, por el crecimiento
imponente de este movimiento.
Pero van terminándose fábricas, nuevas líneas de
producción de cemento entran en acción; en algunos centros se ponen dos turnos
y surgen nuevas soluciones.
De manera que, aunque haya tensión, creemos que los
medios materiales para sostener este movimiento se irán produciendo.
Y ahora bien: ¿Van a resolver solo el problema de la
vivienda en las nuevas zonas que están construyendo los obreros? ¡No!
Ya se están planteando los problemas del círculo, los problemas de la
escuela primaria correspondiente. Ya los
obreros de Alamar están incluso trabajando en la planta de tratamiento de agua
para abastecer la zona donde van a vivir, porque existían tres presas, faltaba
la planta de tratamiento, había que construirla; la están construyendo. Van a trabajar en los sistemas de
alcantarillado, en los sistemas de agua, en las demás construcciones sociales
que aparte de la escuela y del círculo implica el policlínico, los
establecimientos comerciales, los centros de recreación. E incluso es posible que en estas áreas
nuevas se establezcan algunas industrias ligeras donde puedan trabajar los
familiares de los obreros en las proximidades donde viven, y que serán
construidas también por los obreros industriales (APLAUSOS).
De manera que este movimiento no se limita a resolver
el problema de la vivienda, sino otros muchos problemas sociales que no
tendrían solución si no es por esa vía: círculo, escuela, policlínico,
establecimientos comerciales —repito—, centros de recreación, agua,
alcantarillado, e incluso algunas producciones industriales.
Cuando el movimiento de microbrigadas alcance 8 000 ó
10 000 obreros en La Habana, pensamos hacer algo más: organizar cuatro brigadas de construcción
de secundarias básicas con obreros de las microbrigadas. ¿Para qué?
Para que incluso participen en la construcción de las instalaciones
donde sus hijos van a ir a estudiar la secundaria básica (APLAUSOS).
Hemos tratado de que las microbrigadas eleven su
productividad. Es decir, cada vez que se
puede introducir una nueva técnica se introduce; cada vez que se pueda
introducir se introducirá. A medida que
elevamos su productividad en la construcción de viviendas, liberamos fuerzas
para los otros problemas sociales.
Ahora bien, ¿qué significa esto? Que ha surgido para el país la solución no
solo del problema de la vivienda sino del problema de las escuelas, de los
círculos y de las demás instalaciones sociales.
¿Qué significa esto?
Cuando se inauguraba la escuela de Meneses, construida
por obreros de la construcción, decíamos que en el país se habían inscrito 1 700 000 estudiantes de primaria; que en
el más conservador de los cálculos, si queríamos un día tener nuestras escuelas
primarias con todas las facilidades docentes, deportivas, adecuadas al tipo de
educación que queremos dar, haría falta construir no menos de 2 500 escuelas
como la de Meneses.
¿En cuántas secundarias se organizan nuevas y nuevas
brigadas? Habrá no menos de 40 a fin de
año ya. Esas son en general construidas
por obreros profesionales, en general, excepto algunos casos en que cuando el
movimiento es muy fuerte nos permitirá lograr el aporte de algunas fuerzas de
este movimiento obrero.
Puede decirse que en general la construcción de
secundarias está asegurada por las vías de las brigadas de los obreros
profesionales.
Ahora, ¿las primarias cómo las construiremos? ¿Cómo las podemos construir? Se comprende perfectamente que con este
movimiento, que para el año 1972, segundo semestre, tendrá aproximadamente unas
1 000 microbrigadas, con unos 30 000 obreros abordando el problema de la
vivienda, cuando queramos darle un impulso a la primaria, empezando
precisamente por los barrios obreros a donde van a ir sus hijos, con señalarle
una escuela primaria a cada microbrigada en un año hacemos 1 000 escuelas primarias, ¡mil!
Es decir que surge por esta vía de masa la seguridad
de que en el futuro no habrá problemas en la construcción de las escuelas
primarias, que es uno de los grandes problemas que tenemos por las grandes
necesidades de instalaciones.
Esto, sin contar la fuerza de la comunidad; es decir,
no a nivel de fábrica, sino a nivel de comunidad trabajando en estos
problemas.
El próximo año en todos los centrales azucareros y en
áreas cañeras próximas a los centrales azucareros se comenzará a trabajar en
construcciones de viviendas. En todos
esos nuevos pueblos, en todas esas zonas de residencia obrera se harán las escuelas.
Vean ustedes la fuerza de la masa: si se habla de 1 000 escuelas es para
horrorizarse cualquiera. ¿De dónde sacas
los hombres? ¿Cómo puede resolverse ese
problema? y cuando se tienen 1 000 microbrigadas obreras, movimiento de
masa, las palabras "mil escuelas" no asustan a nadie (APLAUSOS).
Desde luego, sí hay quienes se asustan. Son las canteras, las plantas trituradoras de
piedra, de arena; la industria productora de materiales de construcción,
etcétera.
En fin, llegamos a la convicción de que ya este
movimiento de masa es tan fuerte que tiene que andar a la carrera y haciendo un
esfuerzo tenso, como ya se está haciendo en la industria de materiales de la
construcción.
Otra fórmula revolucionaria y de masa es la que ha
surgido alrededor de los estudiantes de secundarias básicas en el campo, donde
se está combinando el estudio y el trabajo (APLAUSOS).
Por ahí están presentes también, con un letrero bien
grande por cierto, los estudiantes de Ceiba 1.
No sé si habrán venido también los de Ceiba 2. Los de Ceiba 2 parece que no consiguieron
ómnibus.
(DEL PUBLICO LE DICEN ALGO)
¿También vinieron?
¡Están los de Ceiba 2!, lo que no tienen es bandera, ni letrero. ¡Tienen moral!
Este movimiento tiene también extraordinarias
perspectivas. Nosotros explicábamos en
la inauguración de la escuela de Guane que tenemos la esperanza de llegar a
construir en los próximos 10 años —de aquí a 1980— 1 000 escuelas
secundarias. Y que el país, mejorando la
calidad de su enseñanza primaria, podrá tener en el año 1980 alrededor de medio
millón de jóvenes en escuelas secundarias de ese tipo (APLAUSOS).
Y debemos decir que eso constituye una verdadera
promesa para este país. Significa la
incorporación a actividades productivas de medio millón de jóvenes,
sistemáticamente. Pero significa algo mucho
más importante: la
combinación del estudio y del trabajo, es decir, la verdadera educación.
¿Por qué la sociedad capitalista producía esa
enajenación entre el hombre y los bienes materiales? ¿Por qué existía esa actitud mística frente a
los bienes materiales? ¿Por qué esa
mentalidad del que exige y no aporta?
Porque sencillamente la sociedad capitalista no educaba para el
trabajo. Educaba, en todo caso, a una
minoría para la explotación del trabajo, no para el trabajo. La mayor parte de los hijos de los obreros no
podían ir a la escuela y, si adquirían las primeras letras, muy difícil que
llegaran a la enseñanza media, y prácticamente imposible que llegaran a la
universidad.
La sociedad capitalista no podía engendrar una
concepción educacional con relación al trabajo, una educación para la vida, una
educación para el trabajo. La sociedad
capitalista incluso lo idealizaba todo: creaba esa mentalidad mística, esa
esperanza de vivir del trabajo de los demás, esa enajenación del hombre y los
bienes que creaba el hombre. La sociedad
capitalista, además, engañaba a la juventud, no la preparaba para la vida. Educar es preparar para la vida, comprenderla
en sus esencias fundamentales, de manera que la vida sea algo que para el
hombre tenga siempre un sentido, sea un incesante motivo de esfuerzo, de lucha,
de entusiasmo. Muchos de los jóvenes
educados en aquellas concepciones, vivían a lo largo de la vida en una perenne
frustración, en una perenne decepción.
¿Qué es un hombre educado para la vida? ¿Cuál podemos señalar como un ejemplo? Un hombre que tal vez nadie lo educó, o tal
vez alguien le inculcó esos sentimientos, o tal vez ciertas especiales
condiciones naturales lo hicieron brotar en él: lo vimos en la noche de hoy aquí,
cuando entregábamos los carnés de los cederistas distinguidos, lo vimos en Dioscórides del Pino (APLAUSOS). Y lo comprendimos en unas palabras que nos
dijo: "tengo
83 años. He trabajado más de 400 horas
voluntarias en arreglos del estadio de Camagüey" (APLAUSOS).
Pero dijo algo que sinceramente nos produjo un
profundo efecto. Recordó una frase de un
discurso en que dijimos que teníamos que demostrar que podíamos ser capaces de
trabajar más como hombres libres que como hombres esclavizados (APLAUSOS).
Y él quería demostrar eso: que un hombre de manera espontánea y
libre, a los 83 años, podía hacer eso.
¿Y para quién trabaja con ese fervor y ese entusiasmo? Para el pueblo, para las nuevas generaciones. ¿Y no es acaso admirable no ya el esfuerzo
físico a los 83 años, sino la motivación, el estado de ánimo, ese entusiasmo
extraordinario a los 83 años? Es un
hombre realmente educado o autoeducado para la vida (APLAUSOS). No es un hombre derrotista, ni
derrotado. No hay sombra de egoísmo: todo es
generosidad. Encuentra un aliciente
extraordinario en eso, en eso que hace, como abnegado y heroico trabajador de
todos los días.
Es así, es en ese concepto, en el concepto de educar
para la vida, que queremos formar nuestras escuelas. Y queremos que la participación en las
actividades productivas incluso comiencen más
temprano, en pequeñas actividades al alcance de los estudiantes de las escuelas
primarias. Por eso se desarrolla la
concepción de la escuela primaria en los lugares del campo, es decir, en los
pueblos del campo se concibe una escuela primaria con su huerto
productivo.
Y en las escuelas de la ciudad tendrá que
desarrollarse una concepción similar a base de la enseñanza laboral y de los
talleres de enseñanza laboral, para desde temprana edad —desde la primaria—
enseñar al hombre la producción de los bienes materiales. Y los bienes materiales hay que crearlos con
el esfuerzo del hombre.
Y nosotros consideramos esa educación para la vida y
para el trabajo algo absolutamente esencial de la pedagogía revolucionaria, en
un concepto inseparable de la pedagogía revolucionaria: el hábito de trabajar como algo
natural, normal.
La sociedad capitalista no enseñaba ni podía enseñar
eso. Esa posibilidad corresponde por
entero a la sociedad revolucionaria, al sistema socialista. Y debemos encaminar nuestros esfuerzos en ese
sentido.
¿Acaso se justificaría la existencia de vagos y de
parásitos en el futuro? ¿Puede llegar a
ser un vago y un parásito el niño que desde muy temprano se le enseña a
producir bienes materiales con sus manos?
¿Puede desarrollar una mentalidad mística? ¿Puede acaso seguir esa enajenación del
hombre y los bienes que crea?
Ninguno de los muchos problemas que tenemos hoy lo
tendremos mañana, si aplicamos estos principios.
Pero hay algo muy interesante en todo esto; en el
estadio lo veíamos en días recientes: una nueva dimensión de la satisfacción
humana, una nueva dimensión de la recreación, una nueva dimensión de la
valoración de las cosas.
Cuando antes un espectador se sentaba allí, él llegó
allí sin ninguna relación con aquel estadio.
Otros hombres en otros tiempos lo construyeron; él no siente ningún
especial amor por aquello, ninguna relación entre el trabajo de otros hombres y
el beneficio que él está recibiendo. En
el futuro, cada uno de esos cientos de miles de personas que fueron allí
tendrán un nuevo placer, una nueva satisfacción cuando se sienten en ese
estadio: recordar
la hierbita que sembraron, el ladrillo que pusieron, la pared que pintaron, la
columna que construyeron o montaron.
Será una satisfacción nueva, que explica la ventaja del reencuentro del
hombre con sus bienes.
De la misma manera ocurrirá con el hospital que se
ayude a construir. De la misma manera
ocurrirá con el centro generador de energía eléctrica. Va a contribuir a educar a las masas,
además. ¡Va a educar a las masas! De una manera o de otra van a comprender lo
que es un sistema eléctrico. De una
manera o de otra van a comprender cuánto cuesta, cuánto esfuerzo, construir una
termoeléctrica; cuál es su valor, cuánta energía hay que invertir allí. Cuando se hace de una manera o de otra
campaña de ahorro de la electricidad, muy bien: es bueno, educa a las masas. Pero nada las educará más que su
participación en la solución de esos problemas, sus conocimientos de esos
problemas.
Y nosotros creemos que debe hacerse una divulgación a
medida que se desarrolle ese trabajo: qué plantas hay en el país, qué
capacidad tienen, qué es la intercomunicación de los distintos sistemas, qué
problemas hay que resolver, cuáles son las capacidades presentes, cuáles son
las capacidades en los próximos cuatro años, qué se realiza en ese
sentido. No hay mejor forma de educación
de las masas que la participación de las masas en la solución de sus
problemas.
De la misma manera, en ocasiones hemos visto un
edificio nuevo que construyeron equis obreros alguna vez, y otras familias
fueron a vivir allí, que nunca vieron siquiera construir aquella casa. Llegaron y, ¿cómo se trató en muchos casos a
esas nuevas casas? ¿Qué pasó en algunos
de esos repartos nuevos? ¿Cuántas
destrucciones no ocurrieron muchas veces en las puertas, en las pinturas, en
las instalaciones? Nosotros tenemos, sin
embargo, la seguridad de que en el mundo no habrá viviendas mejor cuidadas que
las viviendas que están haciendo los obreros industriales para sus familiares
(APLAUSOS). Porque cada obrero, cada
familiar suyo, cada niño, verá allí el fruto del esfuerzo de ellos. Y con cariño especial, con respeto especial,
cuidarán aquellos bienes.
Y cuando las áreas verdes sean atendidas por los
muchachos de primaria, nadie tendrá que estar regañando nunca a un niño porque
arrancó un árbol, puesto que a ese niño se le enseña a cuidar los árboles; se
le educa en el cuidado de los árboles enseñándolo a producir un árbol,
enseñándolo a sembrar y a cuidar aquellas plantas.
De esa forma nosotros esperamos que se desarrolle una
conciencia nueva, que será un subproducto, y quién sabe si el principal
producto —¡quién
sabe si el principal producto!— de este nuevo movimiento de masa que surge en
las fábricas, en los Comités de Defensa, en las comunidades, en los centros
educacionales y en todas partes.
Nosotros creemos que estos son nuevos descubrimientos
de la Revolución.
Los problemas que tenemos, que tiene cualquier
sociedad como la nuestra, son muchos. Y
son problemas acumulados de mucho tiempo.
Algunos son difíciles.
Nosotros decíamos, cuando hablamos del bacheo de las
calles y otras tareas de los Comités de Defensa, que hay otras que algún día
tendremos que abordar y que ahora no podemos.
Digamos, el complejo problema de la reparación de la
red de agua de la Ciudad de La Habana: un problema complejo. La solución de los problemas de
abastecimiento de agua de La Habana, gran ciudad, en una provincia que no tiene
ningún río ni mediano, donde tiene muchas veces cuencas subterráneas que son
abiertas, es decir, conectadas con el mar, que no se les pueden hacer grandes
extracciones.
Para tomar conciencia de estos problemas, para
trabajar en su solución.
Se calcula que se pierden 90 millones de metros
cúbicos de agua anuales. Por la red de
distribución de la Ciudad de La Habana.
Ahora: hay
algunas de las conductoras que son de la época de la colonia. Hay algunas que tienen 100 años.
Ese es un trabajo serio, porque ahí sí que requiere estudios proyectos muy
elaborados, materiales, tubos conductores, apoyo industrial para todos los
detallitos que promueven pérdidas deI agua. Pero esa será una tarea que en un momento
dado tendremos que abordar con las masas.
Desde luego, ahora se van estudiando nuevas fuentes de
agua, se van construyendo nuevas presas; pero algún día tendremos que volcar
este movimiento —cuando tengamos los estudios y tengamos los medios— hacia la
solución de la red vial de La Habana.
Hay problemas recientemente también con el
transporte. Hubo determinado retraso de
piezas que ya están llegando; un número alto de ómnibus esperando
reparación. Aumento con la matrícula
escolar y, además, algunas otras dificultades.
Pero problemas del transporte no los tenemos solo en
la Ciudad de La Habana, desgraciadamente.
En Santiago había muchos; en la provincia de Oriente, en casi todas las
ciudades. Se logró fortalecer la
provincia de Oriente en transporte. No
se podía dejar de mandar los ómnibus que fueron para Oriente y situarlos aquí;
porque, además, hay algún déficit también de equipos en la Ciudad de La Habana,
pero Camagüey, Santa Clara, Matanzas y Pinar del Río, no han recibido ni un
ómnibus últimamente. Muchas de ellas
tienen algunos ómnibus de la época capitalista, que entrañan grandes
dificultades de soluciones de piezas.
Nuestro país todavía no ha podido resolver en cantidad todas las
necesidades de transporte, que han crecido extraordinariamente.
Luchamos. Se ha
levantado una fábrica de montaje; se producen ómnibus escolares, ómnibus que
ayudan a las fábricas. Pero todavía no
estamos haciendo ómnibus de estos interurbanos.
El país pudo adquirir los vehículos para mejorar y
digamos satisfacer plenamente el transporte nacional interprovincial. Incorpora ahora 150 ómnibus
modernísimos. También los servicios de
las terminales a las casas con los microbuses.
Pero no ha podido ni de inmediato cuenta con la manera de satisfacer
cabalmente las necesidades de transporte urbano que tenemos. De manera que habrá que hacer un esfuerzo
especial por los obreros, por todos, en la Ciudad de La Habana, para la mejor y
óptima explotación de los equipos que tenemos para enfrentar las dificultades.
Cuando tengamos algunas disponibilidades de ómnibus
incluso a nuestro juicio deben tener prioridad Camagüey, Santa Clara, Matanzas
y Pinar del Río, capitales de provincia que no han recibido en los últimos años
un solo ómnibus nuevo y que tienen situaciones apretadas.
Deberemos luchar y estudiar la forma en que nosotros
incrementamos nuestro parque de ómnibus.
Y mientras tanto ir mejorando algunos transportes de fábricas, algunos
transportes de localidades con los ómnibus que estamos construyendo, que ya
este año la planta de Línea y 20 construirá unos 800 de ese tipo, muchos de los
cuales se han ido repartiendo. Algunos
son de doble tracción para los campos; otros son sencillos para ciudades y
comunicaciones entre pueblos del interior; otros para las escuelas secundarias,
que a cada una de las que se hacen se les está dando un ómnibus, y son 500
alumnos. Lamentablemente solo se les
puede dar por ahora un ómnibus.
Frente a estas dificultades tenemos que luchar, tomar
conciencia de ellas, saber en qué consisten, qué podemos hacer de inmediato
para aliviar cualquiera de esas situaciones, qué podemos hacer. Y por encima de todo prepararnos para
luchar.
He hablado de una serie de soluciones nuevas que van
surgiendo en la vivienda, en la educación, de las futuras soluciones del
problema eléctrico; pero nos quedarán todavía muchas, muchas, que
resolver. Y la actitud que nos
corresponde es saber enfrentarnos resueltamente una por una, siguiendo un orden
de prioridades por su importancia.
Nosotros ahora pudiéramos decir: vamos a meter grandes recursos en la
solución de la red de agua. ¿Pero dónde
están los materiales? Se están
construyendo cientos de lecherías. En
esta sola provincia 65 brigadas están organizándose, muchas de ellas trabajando
ya en construcciones de lecherías.
Ahora, las lecherías también requieren soluciones de agua.
Es grande el esfuerzo, tenso el esfuerzo que hay que
hacer. Y nosotros tenemos que optar, los
recursos ahora tenemos que llevarlos hacia aquellos puntos más vitales que
resuelven problemas más apremiantes, y después ir abordando los otros
sucesivamente.
No olvidarse de que no somos un país rico. No olvidarse de que somos todavía —y lo
seremos durante tiempo— un país pobre.
No olvidarse de que las riquezas solo se pueden producir con el trabajo
y el esfuerzo de todos. No olvidarse de
lo que decíamos esta noche de aquel concepto verdaderamente revolucionario: antes de exigirle
al país, antes de exigirle a la Revolución, preguntarse qué uno está haciendo
por el país y qué está haciendo por la Revolución (APLAUSOS). Exigirnos a cada uno de nosotros más de lo
que le exijamos a los demás.
Esa es la única mentalidad y la única concepción
revolucionaria. Y los hechos están
ahí: ustedes los cederistas lo
demostraron en el Estadio Latinoamericano, construyendo en nueve meses esa
extraordinaria obra, creando una imponente riqueza que será orgullo de nuestro
pueblo.
Los avances logrados por los Comités de Defensa de la
Revolución, todas estas cifras que se señalaron: donaciones de sangre, prueba citológica,
audiencias sanitarias, recogida de materias primas, esa larga serie de
actividades son suficientes como para que cualquier país se sintiera
orgulloso. ¿Cuántos son los países que
pueden decir que todos los niños están inmunes de la poliomielitis? ¿Cuántos son los países con una población
pequeña como nosotros que puedan decir que en cinco años han hecho casi un
millón de pruebas citológicas? ¿Cuántos
son los países que pueden decir, con una población tan pequeña como la nuestra,
que pasan de 100 000 las donaciones de sangre?
Así, enumerando algunas, se señalan los grandes avances en la salud, en
la educación, en el trabajo, en la conciencia revolucionaria.
Nosotros les decimos a los Comités de Defensa de la
Revolución que nuestro pueblo se puede sentir orgulloso de esos logros, de esos
avances. Y podemos decirles a los
Comités de Defensa de la Revolución que este movimiento no ha agotado todavía
ni mucho menos sus posibilidades, que tiene por delante un potencial
extraordinario de desarrollo. Y que
nosotros esperamos de los Comités de Defensa de la Revolución nuevas victorias,
nuevos éxitos, en la solución de las muchas tareas que todavía tenemos por
delante.
Y la actitud de un pueblo revolucionario —como
decíamos el 26 de Julio— frente a las dificultades, no es el lagrimeo ni el
llanto, sino el espíritu de combate, el espíritu de trabajo, el espíritu de
lucha; frente a las dificultades, ¡la pelea!
Y eso es lo que nos ha enseñado la Revolución. Eso es lo que nos ha enseñado la Revolución: ¡Que no hay
dificultad, que no hay obstáculo, no hay problema que no pueda ser vencido y
resuelto por el tesón y la voluntad del pueblo; por el tesón, el valor y la
voluntad de las masas! (APLAUSOS
PROLONGADOS)
Y nosotros estamos seguros de que si este ha sido un
gran año de los Comités, si el ambiente de fiesta y de alegría y optimismo ha
sido extraordinario, nosotros estamos seguros de que el año próximo nos
volveremos a reunir aquí en el XII aniversario, con un ambiente de entusiasmo y
de optimismo aún superior al de este año (APLAUSOS).
Porque lo que la Revolución se propuso el año pasado
—levantar el movimiento de masa, el movimiento obrero, el movimiento femenino,
el movimiento campesino, el movimiento estudiantil y el movimiento de los
Comités de Defensa de la Revolución—
marcha hacia adelante a plena capacidad, a plena potencia. ¡Y los frutos los tenemos aquí! ¡Los frutos los tenemos en el estadio! ¡Los
frutos los tenemos en los éxitos logrados este año por los Comités de Defensa
de la Revolución!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(OVACION)