DISCURSO
PRONUNCIADO POR FIDEL CASTRO RUZ, PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE CUBA, EN LA
RECEPCION OFRECIDA POR LA PARTE CUBANA, EN MOSCU, URSS, EL 3 DE JULIO DE 1972,
"AÑO DE LA EMULACION SOCIALISTA".
(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS
DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)
Queridos compañeros miembros
del Buró Político del Comité Central;
Queridos compañeros
secretarios del Comité Central del PCUS;
Queridos compañeros del
Comité Central del Partido y del Gobierno soviético;
Queridas compañeros
soviéticos y cubanos:
Estamos a punto
de finalizar nuestra visita a la Unión Soviética, y con ello nuestro amplio
recorrido por países amigos de Africa y del campo socialista.
Los contactos
con los dirigentes y los pueblos visitados han enriquecido enormemente nuestros
conocimientos, ampliado y estrechado nuestras relaciones. Nuestro pueblo multiplica y desarrolla sus
vínculos internacionalistas con los países recién liberados del coloniaje y el
dominio imperialista, con sus hermanos del campo socialista y muy especialmente
con el gran pueblo de la URSS.
Nunca en época
alguna de la humanidad existieron las condiciones tan favorables para que los
países oprimidos pudieran llevar a cabo los esfuerzos por conquistar y
consolidar su independencia y desarrollar su vida material y social. Tal es el caso de Cuba, a pocas millas del
país imperialista más poderoso.
Condición
indispensable de ello ha sido la existencia de la Unión Soviética, el trabajo
abnegado de su pueblo, su heroica victoria sobre el fascismo y su formidable
poderío militar y económico, que hizo posible el surgimiento, consolidación y
defensa de la comunidad socialista, el cambio de la correlación de fuerzas y el
auge tremendo del movimiento de liberación en todo el mundo.
Pero en la
lucha actual de los pueblos por su liberación nacional y por la afirmación de
su independencia y el desarrollo de su economía, la ideología revolucionaria,
los cambios sociales internos y la política internacionalista de principios,
juegan un papel fundamental.
Para la Revolución
Cubana estos factores señalados han sido decisivos.
En la
invencible fuerza de la solidaridad internacional, que se ha basado en las
relaciones estrechas y fraternales con la Unión Soviética y el campo
socialista; en la aplicación firme y decidida de los principios del marxismo-
leninismo; en la erradicación de toda forma de explotación del hombre por el
hombre; en su diáfana e inclaudicable posición antimperialista, ha encontrado
Cuba la fuerza moral y material para salir victoriosa en el terreno político e
ideológico en la lucha contra el bloqueo económico, la subversión y las
agresiones del imperialismo yanki.
Para nosotros
la independencia nacional está incuestionablemente vinculada a la revolución
social y la aplicación consecuente del marxismo-leninismo y el
internacionalismo proletario.
Ningún país
dividido entre explotadores y explotados tiene la fuerza y la cohesión
necesaria para enfrentar la subversión y agresión imperialistas; ningún país
basado en concepciones ideológicas liberales y burguesas sin la fuerza
tremenda, la convicción y el heroísmo que inculca en las masas la doctrina
revolucionaria del proletariado puede vencer en la batalla ideológica contra el
imperialismo; ningún país que deje de apoyarse en la solidaridad internacional
y juntar sus fuerzas con el movimiento revolucionario mundial, puede defenderse
de las embestidas del imperialismo; ningún país que vacile frente al
imperialismo y su política neocolonialista, explotadora, agresiva y
reaccionaria, tendrá oportunidad de salir victorioso en la lucha.
La
seudorrevolución y la seudoindependencia nacional pueden hacerse de muy
diversas formas. Pero la verdadera y
definitiva revolución, la verdadera independencia nacional, en nuestra época
solo puede ser antimperialista, socialista e internacionalista.
Aunque
aplicados de acuerdo a las condiciones concretas, los niveles de cultura, el
desarrollo de las fuerzas revolucionarias y el grado de conciencia política del
pueblo de cada país, estos principios son universales. Bajo estas premisas nuestro Partido y nuestro
pueblo han llevado a cabo la Revolución.
En vano han
exigido los imperialistas yankis durante 12 años el cese de nuestros vínculos
con la Unión Soviética. En vano exigieron con igual constancia el cese de nuestra
solidaridad con el movimiento revolucionario internacional, como requisito para
la aceptación del hecho revolucionario de Cuba.
Tales
concesiones, u otras similares, en contradicción con nuestros principios y con
nuestra lealtad y gratitud a la Unión Soviética, jamás las hará nuestro
pueblo.
La realidad, la
vida misma ha confirmado plenamente la absoluta justeza de esta línea de la
Revolución Cubana. La conciencia revolucionaria de nuestro pueblo se fortalece
cada día. El engaño, la mentira, el espejismo
de las sociedades capitalistas, no hacen la menor mella en nuestra Revolución.
Ninguna forma de nacionalismo estrecho o chovinismo, ningún oportunismo,
neutralismo, revisionismo, liberalismo o penetración ideológica capitalista
tendrán cabida en el seno de nuestro pueblo.
Las relaciones
naturales y ya históricas que surgieron entre el pueblo glorioso que llevó a
cabo la primera revolución socialista del mundo y el pequeño país que realizó
la primera revolución socialista en el continente americano, se consolidan y
desarrollan cada vez más, constituyendo el símbolo y el ejemplo de una época
nueva en la vida de los pueblos.
Esta visita de
la delegación del Partido y del Gobierno de Cuba a la URSS, nuestros contactos
con el compañero Brezhnev, el compañero Podgorni, el
compañero Kosiguin, y demás dirigentes del Buró
Político y del Gobierno soviéticos, y con el noble y heroico pueblo soviético,
ha robustecido nuestra amistad.
Nuestra firme
confianza en la política de principios de la Unión Soviética se ha
fortalecido. Nuestra comprensión y conocimiento mutuos y nuestra identidad en las cuestiones
fundamentales del movimiento revolucionario y la situación internacional quedó
confirmada en nuestros amplios cambios de impresiones. El apoyo y la solidaridad
política, moral y material con el heroico pueblo de Viet Nam es compartido
plenamente por nuestros dos partidos y pueblos.
Nos agradó el
magnífico ambiente que hemos encontrado en los comunistas y en el pueblo soviéticos, en el Partido y su Dirección.
En la visita a
la Población Estelar y a las industrias de aviación, electrónicas y
atómico-eléctricas de Voronezh hemos comprobado los
gigantescos avances de la ciencia y la técnica soviéticas, que sitúan a
numerosas ramas de la industria en posiciones de vanguardia.
Encontramos a
Moscú transformado en ocho años. Y en la
planta de Ujtomski que visitamos, los obreros y
técnicos construyeron ya las primeras 50 modernas combinadas para la cosecha de
la caña en Cuba.
Son
impresionantes los logros del pueblo soviético en todos los terrenos. Ninguna colectividad humana realizó jamás en
tan pocos años las proezas revolucionarias, sociales, económicas y técnicas,
llevadas a cabo por el pueblo soviético desde el día luminoso de octubre en que
Lenin condujo al Partido bolchevique a la toma del poder.
En el espíritu
del pueblo soviético, en su enorme conciencia y cultura revolucionarias y en su
profundo espíritu internacionalista está reflejada su propia historia y la
epopeya que escribió en estos años.
Nos conmueve el
inmenso cariño del pueblo y de los comunistas de la Unión Soviética, de sus
cuadros dirigentes hacia Cuba revolucionaria.
Y nuestra gratitud por la ayuda fraternal y solidaria que hemos recibido
de ese mismo pueblo, se hace más profunda.
Estos lazos que
así se forman y desarrollan en los principios, en la historia y en los
sentimientos más puros y desinteresados de los pueblos, son indestructibles y
eternos.
Por estos
sentimientos, por la URSS, por su Partido leninista y su heroico pueblo, por
esa indestructible y eterna amistad, por el compañero Brezhnev, el compañero Podgorni, el compañero Kosiguin,
por ustedes, compañeros del Buró Político y el Comité Central del Partido, y
por los compañeros del Gobierno soviético, brindamos en la tarde de hoy.
(OVACION)