DISCURSO PRONUNCIADO POR EL
COMANDANTE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER SECRETARIO DEL COMITE CENTRAL DEL PARTIDO
COMUNISTA DE CUBA Y PRIMER MINISTRO DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO DE LA REPUBLICA
DE CUBA, EN EL ALMUERZO EFECTUADO EN PRAVETZ, BULGARIA, EL 23 DE MAYO DE 1972.
(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS
DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)
Queridos
amigos:
En el día de hoy visitamos la ciudad de Ruse, donde nos explicaron la aplicación de los métodos de
computación a la dirección de las empresas industriales y a los complejos
agroindustriales; también las técnicas que se aplican para la automatización de
la industria. Visitamos el famoso
Danubio, donde nos contaron que pasan 5 000 metros cúbicos de agua por
segundo. Quiero decir que en dos días
pasa por allí tanta agua como la que acumula la presa más grande que tiene Cuba: 3 000 millones de
metros cúbicos.
Después visitamos...
Visitamos no:
aterrizamos en la ciudad de Pleven, distrito de Pleven, donde nos
explicaron que es el distrito con mayor productividad, más mecanizado de
Bulgaria, donde 1 300 mecanizadores cultivan 200 000
hectáreas de tierra, que son cifras muy altas ya, por encima de los más altos
parámetros de cualquier país.
También hemos visto, tanto en Tolbujin,
como en Pleven, como en Ruse, los incrementos de
rendimiento, entre ellos los rendimientos del maíz, que son muy altos y que en
el futuro prometen alcanzar hasta 15 toneladas por hectárea en condiciones de
riego y de fertilización.
Esas son perspectivas muy buenas y muy seguras. Eso se ve, cualquier visitante lo puede ver
por los campos.
El éxito de los complejos agroindustriales está
asegurado, y los hechos lo demuestran con el enorme crecimiento de la
productividad por hombre, la producción por hectárea y la reducción de los
costos.
La técnica y la ciencia se aplican a un ritmo
acelerado en Bulgaria, con los centros de investigación científica, el
Instituto de Suelos, y la aplicación de la biología, la química, el incremento
de la producción, y, además, los métodos de control, de programación y de
dirección.
En la tarde de hoy llegamos por fin a este distrito de
Sofía y a la aldea de Pravetz. Para nosotros constituye un alto honor
visitar esta aldea, que tiene para ustedes y para nosotros la significación
especial de haber sido el lugar natal del compañero Yivkov.
Conversábamos con el compañero Yivkov
y le preguntábamos muchas cosas sobre la historia de esta aldea y sobre sus
propias experiencias personales, de los días en que el compañero Yivkov crecía aquí como hijo de un campesino pobre que
tenia que ganarse el pan duramente en una media hectárea de tierra y otra media
hectárea de tierra explotada en aparcería, que nosotros le llamamos en Cuba
aparcería.
En aquella época el rendimiento del trigo no era de 15
toneladas por hectárea:
era de 10 ó 12; el maíz no rendía 5 toneladas ni 6; no había
fertilizantes; no había tractores, no había combinadas, y, sin embargo, el
compañero Yivkov, sus hermanos y la madre del
compañero Yivkov, tenían que entregar la mitad de la
producción. De donde la hectárea del
compañero Yivkov producía 500 kilogramos al año, y tenia que producirlos a mano y trabajando muy duro.
Es una historia verdaderamente interesante. Y nosotros preguntábamos qué pensaría el
compañero Yivkov cuando trabajaba la tierra en una
parcelita arrendada a un terrateniente.
Yo le decía:
"Compañero Yivkov, seguramente
usted no estaría pensando en los métodos de dirección automatizada de la
agricultura en el campo" (RISAS).
Pero ciertamente es una experiencia en lo personal muy
interesante para cualquier visitante, muy especialmente para toda nuestra
delegación, haber conocido los distritos de Tolbujin,
Ruse, Pleven, haber atravesado los campos de
Bulgaria, ser testigos de la gran revolución que la estructura y la forma de
explotación de la tierra han adquirido aquí en Bulgaria, ver los complejos
agroindustriales en el primer país socialista que se desarrollan y los centros
de computación aplicados a la programación y a la dirección de la construcción
agrícola, conocer los planes perspectivos, y después de haber visto todo eso
pasar por aquí, por esta aldea y conocer que en un pedacitico
de tierra de esta aldea el compañero Yivkov, que ha
sido el inspirador de esa gran revolución agrícola, labró la tierra con sus
propias manos.
Al llegar aquí visitamos la fábrica, que tiene también
el centro de dirección automatizado.
Allí pudimos ver que había dos máquinas paradas, porque inmediatamente
se sabe qué máquina camina, qué máquina está parada, cuántos minutos hace que
está parada. Y después, cuando nosotros
bajamos a la planta, estábamos preguntando cuáles dos máquinas estaban
paradas. ¡Hasta nosotros podíamos hacer
el papel de directores de la fábrica de instrumentos de precisión!
Ahora me encontré con un militante, un viejo
militante, y le hablaba; decía: "¡¿Pero esto es la dictadura del
proletariado?!" Yo bromeaba con él y decía: "Pero en la época del compañero Yivkov no había esas máquinas; un obrero hacía una huelga,
paraba la maquina..." y yo bromeaba con el obrero y le decía: "¿Esa es la dictadura del
proletariado?", y él decía:
"Sí, sí, porque mientras tengamos vida tenemos el deber de
trabajar." Y yo decía: "Sí, pero es
agradable trabajar cuando uno se siente libre; pero cuando uno tiene esas
máquinas que lo están vigilando todo el día, no se siente libre."
Indiscutiblemente todo es solo una broma, pero pienso
yo que las condiciones cambian y las máquinas se convierten en auxiliares del
hombre. Lo terrible es cuando esas
máquinas no están al servicio del pueblo, ni de la economía del pueblo, ni de
la industria del pueblo, sino cuando esas máquinas están al servicio de los
explotadores, de los propietarios particulares, de los capitalistas, de los
monopolistas, porque conforme pueden ser útiles en el socialismo son esclavizadoras y explotadoras del hombre en el
capitalismo.
Muchas cosas han cambiado en esta aldea desde que el
compañero Yivkov labraba la tierra, como han cambiado
en toda Bulgaria. En aquella época no había
presas, no había carreteras, no habla industrias de instrumentos de precisión,
no había cooperativas, no había complejos agroindustriales, no había vacas que
producen 5 600 litros per cápita al año, no había todas esas cosas que hoy hay
en este lugar, que reflejan las grandes transformaciones que la revolución ha
traído a Bulgaria.
Aquí en este pueblo existe una pequeña colaboración
entre Cuba y Bulgaria, a través de la ganadería. Según nos informaron, en el centro de ganado
aquí de alta calidad están siendo inseminados con semen de algunos toros de
Cuba...
TODOR YIVKOV.-
¡Ya estamos vinculados por la sangre!
CMDTE. FIDEL CASTRO.-
Exactamente (APLAUSOS). ¡Mnogo dubrec!
Estamos estableciendo vínculos en todos los órdenes y
en todos los niveles.
Nosotros no sabíamos que habían traído el semen cubano
para acá para la aldea de Pravetz. Eso para nosotros es una responsabilidad muy
grande. Si dentro de tres o cuatro años
las vacas bajan la producción de leche, si dentro de tres o cuatro años el
promedio baja, nos van a echar la culpa a nosotros. Así que ahora vamos a tener que tomar medidas
también, todas las medidas, para garantizar que no se produzca ningún descenso
en la producción de leche de aquí de Pravetz. Entonces el compañero Yivkov
va a decir: "¡¿Qué
amigos son estos, qué colaboración técnica es esta, que han reducido la
producción de leche de Pravetz?!" Pero nosotros
le prometemos al compañero Yivkov que si las hijas de
Tauro, y las hijas de Seiling Rockman
—esos son unos personajes de la ganadería cubana— bajan la producción de leche,
nosotros mandamos un rebaño completo acá de vacas de 8 000 kilogramos por lo
menos, por lo menos, para que los planes de 1975 se puedan cumplir aquí en la
aldea del compañero Yivkov (APLAUSOS).
La tarde de hoy nos ofrece otras muchas cosas
emocionantes: la
posibilidad de reunirnos con los guerrilleros, visitar los montes de la brigada
donde estuvo con mayor frecuencia el compañero Yivkov,
donde tendremos oportunidad de conversar y escuchar las experiencias de la
lucha guerrillera en Bulgaria.
Nosotros les agradecemos todas las atenciones y los
obsequios, el tonelito de aguardiente, la maquinita computadora, y de verdad
que esa maquinita es todo un símbolo. En
nuestro país todo el que tiene que sacar cuentas y trabajar en la economía pide
ese tipo de máquina. El único lugar
donde nosotros la podíamos adquirir era en Japón, y nos satisface mucho ver que
ya Bulgaria está produciéndola. Eso es
un gran avance y una gran noticia para nuestro país y para todos los países del
campo socialista, y nosotros comprendemos muy bien el mérito que tiene haber
desarrollado estas máquinas.
Nos faltaba decir que en Cuba, según nos contaba el
compañero Secretario del distrito, muchos de los técnicos de la agricultura son
procedentes de este distrito.
Una vez más les repetimos, les expresamos nuestro
agradecimiento y nuestra emoción por este encuentro y esta visita.
Brindemos por los éxitos de ustedes y brindemos muy
especialmente por el hijo ilustre de esta aldea, el compañero Yivkov (APLAUSOS).