PALABRAS PRONUNCIADAS POR
EL COMANDANTE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER SECRETARIO DEL COMITE CENTRAL DEL
PARTIDO COMUNISTA DE CUBA y
PRIMER MINISTRO DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO, EN EL ALMUERZO OFICIAL OFRECIDO
CON LA PRESENCIA DEL CC DEL PARTIDO COMUNISTA DE ESLOVAQUIA, EN EL HOTEL DEVIN,
EL 23 DE JUNIO DE 1972.
(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS
DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)
Querido compañero Lenart;
Querido
compañero Colotka;
Queridos
compañeros del Presidium;
Queridos
compañeros cubanos:
Anoche en Praga había calor. Nadie durmió bien en Praga. Y por la mañana todo el mundo tenía
sueño. Así iniciamos nosotros la visita
aquí a Eslovaquia. Tal vez el calor, el
cambio de clima, un día de mucho trabajo ayer, de muchas emociones. Nadie sabe por qué perdimos el sueño
nosotros.
Pero hay que decir una cosa: llegamos a Eslovaquia, nos decían que
estaba lloviendo, nos daba dolor porque pensábamos que tal vez los compañeros
de Bratislava se preocupaban. Pero
llegamos aquí, algunas lluvias, nada más.
Encontramos un día en que la naturaleza era brumosa, no había sol, era
un día nostálgico. Pero nosotros desde
que llegamos al aeropuerto empezamos a sentirnos bien.
Al principio los ciudadanos de Bratislava eran más callados,
de menos bulla, y así empezamos el recorrido.
Pero a medida que avanzábamos observábamos que el calor aumentaba, que
los ciudadanos de Bratislava eran cada vez menos callados, cada vez eran más
entusiastas, cada vez hablaban más. Y
así descubrimos que cuando llegamos éramos dos amigos que nos encontrábamos por
primera vez, y al cabo de algunas horas todos parecíamos viejos amigos.
En realidad hay algo que nos ha impresionado, y es
ciertos aspectos humanos de esta visita, cierto sentido de hospitalidad, de
hermandad, que ha dado lugar a que en nuestra delegación cada vez nos sintamos
más alegres, cada vez más interesados, cada vez más curiosos por verlo
todo. Así hasta que llegamos al
Castillo.
Cuando nos llevaron al Castillo nos contaban que en
aquel Castillo se alojaba la Reina María Teresa y yo pensaba: ¿Qué haría la Reina aquí? ¿Qué pensaría la Reina? ¿Qué visión tendría del mundo? ¿Con qué espíritu contemplaría esta ciudad? ¿Con qué espíritu miraría a los ciudadanos de
esta ciudad? ¿En qué emplearía el
tiempo? Incluso me preguntaba cómo se
divertiría la Reina María Teresa en este Castillo.
En definitiva yo lo que en el fondo estaba pensando
cuánto han cambiado los tiempos desde la época de los monarcas feudales, los
monarcas absolutos, los señores feudales, los siervos de la gleba, el
capitalismo, la república burguesa hasta llegar ahora a este momento de la
república proletaria, del gobierno y del estado de los obreros y los campesinos
y con qué distintos ojos nosotros lo miramos todo.
Porque cuando nos paramos en el balcón del Castillo
nos dijeron: en
la época de Roma aquí había una fortaleza.
Yo decía: ¿Pero
en la época de Roma también teníamos aquí una fortaleza? Entonces pensaba yo en la larga historia de
este país, en la larga historia de Bratislava, cómo había vivido las épocas del
imperio romano, el feudalismo, el imperio turco o las guerras contra el imperio
turco, las monarquías absolutas, el imperio austro-húngaro, los capitalistas, y
decíamos: ¡Qué larga historia ha sido
necesario recorrer para llegar hasta aquí!
Pero toda aquella historia era de amos y de esclavos,
de señores feudales y de siervos, de monarcas absolutos y de vasallos, de
capitalistas y de proletarios. Y hoy
aquí estamos viviendo una época en que no hay amos ni esclavos, ni feudales ni
siervos, ni reyes ni vasallos, ni capitalistas ni proletarios, sino que tenemos
una sociedad revolucionaria, el poder de los obreros y los campesinos, la
desaparición de la explotación del hombre por el hombre, y que por primera vez
en la historia de estas tierras y de estos pueblos predomina un sistema humano,
una filosofía humana, que busca la justicia para los hombres, la igualdad para
los hombres, la desaparición de los privilegios, la desaparición de la
explotación y de la opresión.
Qué nos importa lo que tengan los capitalistas
todavía. Los capitalistas y los
imperialistas explotaron al mundo, saquearon las riquezas de todas las
naciones, explotaron a decenas de millones de hombres, acumularon el oro de
todo el mundo, y tenían grandes riquezas.
Sin embargo, el socialismo, el campo socialista, destruido por las
guerras, pobre, atrasados muchos de los países porque eran agrícolas, sin las
riquezas y sin el oro de los capitalistas, sin embargo en estos 25 años, ¡cómo
han cambiado las cosas, cómo se produce en 12 días aquí en Eslovaquia lo que
antes en un año, cómo crece la producción industrial!
¿En qué otra época de la historia hubo tanto
avance? ¿En qué otra época de la
historia hubo tanto progreso, tanta justicia social? No vemos un solo desempleado, no vemos un
solo mendigo, no vemos un solo niño hambriento, no vemos una sola familia
desamparada. Todo eso ha ocurrido en 25
años.
Sin embargo, en el imperialismo, en los países
capitalistas, a pesar de todo el oro acumulado, a pesar de toda la explotación
hay mucha injusticia, hay gente sin empleo, o emplean los hombres de otros
países pobres, y cuando no tienen trabajo los mandan otra vez para sus países
de origen. Explotan el trabajo de sus
obreros, explotan el trabajo de los obreros de otros países, hay desigualdad,
hay injusticia, hay algunos que tienen millones y millones y otros tienen un
salario miserable.
Ellos no podrán engañarnos, no podrán confundirnos con
sus lujos, con sus despilfarros. No
importa si tienen algunos artículos suntuarios más que nosotros: con el transcurso
del tiempo, con el desarrollo de la técnica, llegará el día en que tendremos
más producción que ellos, más producción industrial, más riquezas. .
Pero eso no es lo más importante. Lo importante son los demás bienes que le
hemos traído al hombre; lo importante es que el hombre se siente hombre, que el
ser humano se siente ser humano, se siente igual que los demás, se siente
considerado, se siente digno. Y eso ha
ocurrido por primera vez en la historia de la humanidad, y ha ocurrido por
primera vez en la historia de estos pueblos.
Basta llegar a este país para comprender la vida de
ustedes, el pasado de ustedes, los sacrificios, las guerras, las
invasiones. Cuando desde el Castillo nos
enseñaban el río Danubio, nosotros pensábamos en el instante en que los
hitlerianos ocuparon Austria, y pensábamos en aquellos momentos amargos en que
los fascistas estaban del otro lado y pensábamos en los años subsiguientes, en
que los fascistas cruzaron la frontera, y en que los gobiernos burgueses fueron
incapaces del heroísmo, en que se rindieron y se entregaron.
A partir de ese momento vino la lucha del pueblo, la
lucha de los obreros, la lucha de los comunistas, la lucha de Fucik, la lucha
de decenas de miles de hombres que sacrificaron sus vidas y murieron dignamente
por la independencia del país; la lucha de los eslovacos, el levantamiento de
los eslovacos, sus combates contra el fascismo, sus luchas junto al Ejército
Rojo.
Y qué distinta época esta en que nosotros miramos esa
frontera y sabemos que está segura la patria checoslovaca, sabemos que los
imperialistas no tendrán fuerza para atacar este país, que la fuerza del campo
socialista defiende esa frontera, y que bajo el comunismo no habrá rendición,
no habrá claudicación, no habrá entreguismo de ninguna clase. Porque el comunismo es la expresión de los
ideales más altos, más justos, más dignos y más heroicos de la sociedad humana.
Esa es la diferencia entre el pasado y el presente: el pasado triste y
duro en todos los aspectos; el futuro prometedor.
Por eso: ¡Abajo los fascistas! ¡Abajo los burgueses! ¡Abajo los reaccionarios! ¡Abajo los liberales! ¡Abajo los revisionistas!
¡Viva el socialismo!
¡Viva el comunismo! ¡Viva la
comunidad socialista! ¡Viva el
internacionalismo proletario! (APLAUSOS)
Brindemos por el pueblo que ha logrado estas
conquistas. Brindemos por el Partido
Comunista que lo dirige. Brindemos por
su actual dirección marxista-leninista internacionalista. Brindemos por Eslovaquia, por su historia,
por sus luchas heroicas. Brindemos por
los compañeros del Partido de Eslovaquia.
Brindemos por la salud del compañero Lenart. Brindemos por la salud de mi colega. Brindemos por el presidium. Y brindemos
por la salud de todos.
Muchas gracias.
(OVACION)