DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER SECRETARIO DEL COMITE CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA y PRIMER MINISTRO DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO, A LOS ESTUDIANTES CUBANOS BECARIOS EN LA UNION SOVIETICA y AL PERSONAL DE LA EMBAJADA DE CUBA EN LA URSS, EN LA PROPIA EMBAJADA, EL 2 DE JULIO DE 1972.

 

(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS

DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)

 

Queridos compañeros: 

 

Me imagino que ustedes tienen en la mente un gran número de preguntas y que quisieran saber muchas cosas, tanto los compañeros estudiantes como los compañeros trabajadores que se encuentran aquí presentes. 

Desde luego, les voy a hablar en términos muy generales.  Es imposible entrar aquí en un análisis detallado, ni responder, digamos, exhaustivamente todas las cuestiones; primero por las circunstancias y, segundo, porque en realidad llevamos un viaje largo.  Hemos tenido que pronunciar bastantes discursos, hemos tenido que hacer bastante esfuerzo mental.  En estos casos lo que suele ocurrir es que se le pide a uno siempre que haga mucho más de lo que puede, que coma más de lo que debe (RISAS) y, en realidad, todo ello obedece únicamente al deseo de la hospitalidad, de hacer el máximo para atendernos en todas partes.  Y nosotros hemos correspondido también por nuestra parte haciendo el máximo esfuerzo. 

También en todos los países donde hemos estado nos hemos reunido con los estudiantes, los estudiantes cubanos.  Podemos decirles que nuestros estudiantes en general expresan el espíritu de la Revolución, tienen una línea revolucionaria firme, sólida, un espíritu de trabajo.  Y esa es una constante que se manifiesta en todos los países que hemos visitado. 

Se puede decir incluso que hacen un esfuerzo en los estudios.  No podemos decir que son modelo de estudiantes todavía.  Y a pesar de todo casi casi son modelo de revolucionarios.  Tienen una aguda sensibilidad política, un claro juicio político, y en todos los problemas fundamentales tienen una posición revolucionaria. 

En términos generales nosotros podemos decir que este largo viaje ha sido de mucha importancia, en primer término, por la enorme información, la enorme cantidad de elementos de juicio que nosotros hemos ido recogiendo en todos los países.  En segundo lugar, porque nos facilita el contacto y la comprensión de los problemas de este complejo mundo, que va desde los países que están en situación de gran atraso económico, atravesando dificultades grandes en el orden económico        —como con países de Africa, como es Guinea, hasta países como Argelia— y, por último, los países socialistas de Europa y, al final, la Unión Soviética. 

En todos los órdenes el viaje ha servicio para establecer contactos, conocer bien la situación de cada uno de los países y ampliar el campo de nuestras relaciones, incluso ampliar el campo de nuestra interpretación y de nuestra comprensión de los problemas de todos los países que hemos visitado. 

Como saldo de todo ello puede decirse que creemos que en todos los sitios donde hemos estado la visita ha sido positiva, tanto desde el punto de vista del estrechamiento de las relaciones como de las posibilidades ulteriores de cooperación, como la oportunidad de exponer los problemas fundamentales, exponer criterios, intercambiar opiniones, conocer mejor a los países, y a la vez que los países nos conocieran mejor a nosotros.  Digamos que cada uno de los países visitados tiene sus peculiaridades, sus características que obedecen, lógicamente, a circunstancias históricas y a factores muy diversos. 

En todas partes, sin excepción, hemos encontrado una gran acogida, una gran hospitalidad, un gran interés por las cosas de la Revolución Cubana, y pudiera decirse incluso que un gran respeto hacia la Revolución.  En todas partes donde hemos ido, hemos luchado por resolver algunos problemas —no nuestros—, incluso muchas veces resolver problemas de ayudar al mejoramiento de las relaciones y a la comprensión de los problemas entre los diversos países, del conjunto de países, tanto países socialistas como países que —bueno— no forman parte del campo socialista, pero que son países revolucionarios. 

Creo que el viaje ha enriquecido extraordinariamente nuestras experiencias y, además, nos ha permitido establecer contactos y posibilidades que debemos de cuidarlas y debemos desarrollarlas en los años futuros. 

El contacto con las masas fue intenso en todas partes, sin excepción.  Los últimos dos países que visitamos antes de llegar a la Unión Soviética fueron RDA y Checoslovaquia.  Esos dos países han estado muy próximos a las fronteras occidentales.  RDA ha tenido los problemas tanto de su origen...  Sobre las ruinas del fascismo y sobre las ruinas de la guerra han construido un país sólido, tienen un partido fuerte, y realmente resultó sorprendente el nivel político de las masas en la RDA, y la combatividad de las masas. 

Checoslovaquia también constituyó otro lugar sorprendente para nosotros por la actitud del pueblo, por el afecto hacia la Revolución, por las reservas morales del pueblo de Checoslovaquia, por su capacidad, la capacidad de ese pueblo por su historia y por sus luchas de alcanzar los más altos niveles de la conciencia política y de la conciencia revolucionaria. 

Nos encontramos extraordinarios recibimientos de masas tanto en Praga como en Eslovaquia como en todas partes.  Se estableció una comunicación bastante amplia y bastante profunda con las masas.  Y nuestras posiciones políticas en relación con los problemas de Checoslovaquia fueron ratificadas y fueron argumentadas y encontraron en el pueblo, a nuestro juicio, un gran eco.  Y no solo a la llegada sino que también a la salida del país hubo una despedida multitudinaria y una actitud que algunos compañeros interpretan todavía más combativa y mas amistosa —si cabe— que a la llegada. 

Pero, en fin, en todos los países socialistas hemos visto incuestionablemente —excluyendo la URSS—, el hecho incuestionable que se libra una batalla ideológica, en que los países de occidente, los países capitalistas, los países imperialistas, haciendo uso de los enormes recursos económicos, financieros, industriales, iniciaron su guerra fría contra el campo socialista, que estaba virtualmente destruido por la guerra, que pagó el precio mas alto por la lucha contra el fascismo, que no disponía de los recursos naturales del mundo ni explotaba a ningún trabajador en ningún continente. 

Los imperialistas, haciendo uso de esos recursos, han tratado de llevar a cabo sus campañas políticas, sus campañas ideológicas, sus intentos de penetración, con más o menos éxito.  En algunas circunstancias los errores políticos, como ha sucedido en Checoslovaquia, unos errores sumados a otros errores, mas un grupo oportunista que intenta apoderarse de la dirección del país, y que de hecho se apoderó del país, esgrimiendo tesis —como ustedes saben— liberales, idealistas sobre el socialismo, muy aplaudidos por la opinión pública internacional y apoyados por la prensa imperialista, auxiliados por todos esos medios, en algunos casos lograron avanzar.  Tal fue el caso de Checoslovaquia, desde luego que con la cooperación de los elementos oportunistas, liberales y seudorrevolucionarios. 

Pero, desde luego, ha habido una lucha dura.  No pudieron penetrar, desde luego, en algunos países.  Digamos, en Bulgaria no pudieron ejercer ninguna penetración.  La RDA fue una lucha, muy dura, muy difícil, con Berlín en el medio, que equivale a algo así como a Miami en el medio de La Habana. 

Para que ustedes me entiendan:  imagínense que en la calle Infanta empieza Miami, y que termina por allá, bueno, por Lawton, por Luyanó, por algún lugar de esos.  En esas condiciones tuvo que luchar, y eso desarrolló el espíritu también, y creó los anticuerpos, y desarrolló la lucha del Partido, y todos esos factores.  Como hoy se desarrolla en Checoslovaquia una lucha ideológica dura, fuerte. 

Es decir que las campañas y los intentos de penetración del imperialismo ya están más o menos hechos. 

Claro que al lado de todo eso se presenta un hecho, una realidad, que es el socialismo, la desaparición de las clases, la desaparición de los privilegios, la desaparición de los explotadores, la revolución de los obreros y de los campesinos, la reforma agraria, la nacionalización, todos esos factores.  Indiscutiblemente que una revolución socialista deja un saldo moral, un saldo político tremendo en las masas.  Eso no es suficiente, porque en las condiciones de dura lucha ideológica y política no bastan solo los cambios de estructura; los cambios de estructura por sí solos no crean una conciencia.  La conciencia se crea no solo con los cambios de estructura, sino con la lucha de clases, la educación política y la incesante información pues, como nosotros explicamos en todas partes, el socialismo partió de condiciones muy desventajosas.  Y los imperialistas apelando al egoísmo, al individualismo, apelando a los instintos, porque el capitalismo es la exacerbación de los instintos y de las ambiciones individuales, es una perenne corrupción del hombre, mientras el socialismo es una apelación a la solidaridad, a las virtudes, a la fraternidad; es la lucha, digamos, contra los instintos más primarios del hombre.  El capitalismo es un incesante intento de corrupción del hombre. 

Muchas veces nosotros decimos que el hombre no necesita que lo corrompan, porque casi espontáneamente se corrompe, y que el vicio      —como la mala hierba— crece solo, y que la virtud hay que cultivarla. 

Y esas realidades se han reflejado en esa lucha. 

Pero a favor del campo socialista ha estado realmente lo que el socialismo de por sí significa de justicia social, de igualdad entre los hombres, de dignificación del hombre, de reivindicación del hombre.  Porque no hay comparación entre las sociedades capitalistas más desarrolladas y más ricas y las sociedades socialistas, aunque no tengan el mismo desarrollo industrial ni tengan el mismo standard de vida.

No obstante, les puedo asegurar que el standard de vida de los países socialistas de Europa Oriental es alto, notablemente alto; muchos de ellos tienen el standard de vida incluso más alto que la URSS, lo tienen.  Los saltos económicos del campo socialista son fabulosos.  Desde luego, con el apoyo de la Unión Soviética.  Alemania, RDA, destruida, otros países destruidos; la Unión Soviética, destruida, ayudó a esos países, y su standard de vida se ha elevado, el desarrollo económico, científico, técnico, es grande.  Lo que han sido convertidos por el imperialismo en una especie de campo de batalla, en que el imperialismo hacía ostentación de las grandes riquezas acumuladas. 

Nuestra impresión es que esa lucha se desenvuelve, se desarrolla; durará tiempo, pero que a la larga el socialismo sale victorioso de esa lucha.  La lucha se desarrolla en el seno del mundo capitalista, pero se desarrolla en el seno de una parte del mundo socialista —después diré por qué en una parte. 

Y esa lucha ideológica fuerte, que nosotros creemos que adquirirá más fuerza todavía en los años venideros, si nosotros observamos el ejemplo de la RDA, si observamos el propio ejemplo de Checoslovaquia después de los sucesos de 1968, no queda duda de que el socialismo tiene todas las posibilidades de victoria. 

Claro que las victorias no se logran solas.  Las tiene que lograr el Partido luchando con las masas y trabajando ideológicamente en forma muy seria.  Pero incuestionablemente... 

Estuvimos también en Hungría, donde tuvieron lugar los acontecimientos conocidos, y allí también el Partido ha tenido que hacer un trabajo duro, difícil.  Pero en todas estas duras pruebas, el movimiento revolucionario ha recobrado su fuerza, ha avanzado.  Y creo que lo único que queda por decir es que de todas esas cosas hay que sacar experiencias. 

Y, desde luego, nosotros no tenemos ninguna duda de que el campo socialista es sólido.  Tiene, como ustedes saben, sus excepciones —yo no las voy a mencionar aquí, para no entrar en demasiados detalles—, tiene sus excepciones, pero el campo socialista es sólido. 

Y nosotros creemos que la prueba de Checoslovaquia fue una prueba decisiva en el enfrentamiento socialismo-imperialismo.  Y no hay la menor duda que como resultado de errores de dirección acumulados, más la acción de elementos oportunistas influidos por las ideas liberales, Checoslovaquia constituía un serio peligro de penetración imperialista e incluso de desmembramiento del campo socialista.  Y no hay duda de que el campo socialista, y fundamentalmente la Unión Soviética, dieron una prueba imprescindible de voluntad y de decisión de que no podía producirse otra vez un Munich o algo parecido; es decir, una especie de Munich socialista, en que la clase obrera, los campesinos, fueran allí traicionados, fueran entregados al imperialismo. 

Yo creo realmente que fue uno de los pasos más importantes, más serios y más decisivos y más probatorios de la voluntad del campo socialista, los pasos que se dieron en relación con Checoslovaquia. 

Nosotros hemos tenido oportunidad de percatarnos de eso.  No teníamos dudas, no las tuvimos en ningún instante, pero en la realidad hemos podido comprobar todas nuestras ideas, nuestros criterios acerca de esa situación.  Tal vez eso habría envalentonado a los imperialistas, tal vez no se habrían contenido ante nada, y tal vez eso habría podido desencadenar una contienda, porque los imperialistas son aventureros, son irresponsables, y hacen cosas que pueden conducir a enfrentamientos muy serios y a peligros muy grandes. 

Nosotros, después de todo este recorrido, hemos llegado a la URSS.  ¿Y qué hemos visto nosotros en la URSS?  Sin discusión —hace ocho años que nosotros no veníamos a la URSS—, hemos visto en el pueblo, en las masas, en el Partido, en los cuadros, en la dirección, una posición firme. 

Hablábamos anteriormente de la lucha ideológica que se había desarrollado en muchos países socialistas.  Hay que decir que nosotros aquí, en el seno del pueblo soviético, no hemos visto nada que se parezca a ninguna penetración ideológica del imperialismo y del capitalismo en el seno del pueblo soviético.  Hablando objetivamente por nuestra experiencia, en todos los países que hemos estado hemos visto en la Unión Soviética un grado de conciencia muy alto en el pueblo.  Podría decirse que algo más, todavía más allá de una conciencia:  una conciencia y una cultura políticas, una solidez revolucionaria.  De manera que hay que decir que la Unión Soviética es realmente en cuanto al pueblo, en cuanto a las masas, en cuanto a la cuestión ideológica, cosa aparte.  No se puede ni siquiera hablar así en conjunto, porque en la Unión Soviética nosotros vemos en las masas un nivel político incomparablemente superior a lo que se puede ver en ninguna otra parte. 

Con relación a Cuba, el grado de apoyo a la Revolución, de solidaridad con la Revolución, es algo increíble.  Nosotros estuvimos dos días en Voronezh, y ninguno de nosotros recuerda nada parecido al encuentro con el pueblo en Voronezh:  una población de 700 000 habitantes, había lluvia, frío, y yo creo que los 700 000 habitantes estaban en la calle y se pasaron los dos días en la calle, con una expresión de solidaridad, de apoyo a la Revolución unánime, que refleja —sin dudas de ninguna clase— la cohesión del pueblo soviético, la unidad del pueblo soviético.  No habrá mundo capitalista, nada, que se pueda parecer a lo que es el aspecto humano que ofrece el pueblo soviético. 

Claro, ese aspecto nosotros lo hemos visto en todas partes:  en Moscú, en la reunión con los cosmonautas.  Pero el que nosotros vimos en Voronezh es, bueno, la más alta expresión que pueda imaginarse de cohesión, de unidad, de solidaridad, de internacionalismo, de educación política y de unanimidad.  Era en todas las calles, en todos los balcones, en todas las casas, en todas partes, a todas horas, de día y de noche, bajo el agua y bajo el sol. 

Desde luego que un pueblo no refleja esa actitud sino como resultado de una historia, de la historia del pueblo soviético, desde la Revolución de Octubre y las intervenciones y los mercenarios y los imperialistas y los guardias blancos y los bandidos y los planes quinquenales y los hitlerianos y la invasión fascista y la destrucción tras la destrucción y los sacrificios humanos y los sacrificios de recursos económicos uno tras otro durante estos 50 años. 

Vimos algunas industrias.  Pero, vimos, por ejemplo, en Voronezh la industria de producción de aviones, los tornos programados, automatizados, el TU-144 que no es, por cierto, el único avión que están haciendo.  Esos son los que están haciendo en Voronezh; está la línea de los IL y otras líneas.  Una industria modernísima.  Vimos la industria electrónica, modernísima, automatizada, con una calidad tremenda, que fue creada en 1969; y vimos la industria eléctrica atómica, el primer bloque del 64 y el segundo y el tercero y el cuarto con unas diferencias tremendas, en que los últimos bloques ya tienen el doble de la capacidad y la mitad de los equipos.  ¡El doble de la capacidad y la mitad de los equipos! 

Es realmente extraordinario el hecho de que la Unión Soviética ha tenido que hacer ese desarrollo científico- técnico completamente sola y aislada y bloqueada.  Es que hay cosas en el mundo que se han tenido que inventar dos veces:  la inventaron en el mundo occidental entre todos sus técnicos, con todos sus recursos, y la inventaron aquí otra vez.  y todo lo que hicieron todos los países capitalistas juntos lo ha tenido que hacer la Unión Soviética sola y en condiciones de que su economía era más pobre, que había sido destruida por la guerra, que tuvo que soportar el peso de la defensa.  De manera que si usted produce como 100 y el otro produce como 30 y después como 35, como 40, pero está produciendo la mitad o menos de la mitad de la producción industrial de los Estados Unidos, sin contar con RFA, ni Inglaterra, Francia y todos los demás, y han tenido que llevar una carga de desarrollo del armamento nuclear y convencional igual a la de todo el mundo imperialista para poder sobrevivir, digamos, frente al sitio, frente al bloqueo, a los cientos de bases militares que se pusieron alrededor del campo socialista. 

A mi juicio es realmente notable lo que han logrado en el campo técnico y en el campo científico en las condiciones en que lo han logrado.  No tengo la menor duda de que han creado una base científica, técnica e industrial para alcanzar los desarrollos que se propongan en los años futuros. 

Visitamos el centro de cosmonautas y vimos la nave espacial, el laboratorio espacial.  En fin, vimos bastantes cosas.  No quiero cometer indiscreciones aquí.  Y también miles de aparatos tuvieron que desarrollar.  Han creado la base técnica, científica y económica para los desarrollos futuros y lo han hecho en condiciones muy difíciles.  No dudo de que en los años venideros las posibilidades que tienen son extraordinarias.  Pero lo más importante es encontrar en el pueblo soviético frescas las tradiciones y los sentimientos del pueblo soviético que hizo la revolución y luchó, hizo los planes quinquenales, hizo la guerra, con la diferencia de que ese pueblo soviético hoy tiene una base técnica tremenda, una base económica tremenda, tiene una mayor cultura política que la que tuvo nunca. 

Eso se revela porque se encuentra cualquier hombre o mujer, no importa el trabajo que haga, que saben los problemas de la agricultura, las dificultades del clima...  Es decir, nosotros pudimos personalmente comprobar eso. 

Hablamos largamente con los dirigentes soviéticos todos los problemas políticos internacionales, y debo decirles que hay un alto grado de coincidencia y de identidad y de unidad en los puntos de vista. 

De manera que en resumen, para no ser demasiado exhaustivos en este problema, no andar en demasiados detalles, nosotros queremos decirles que nuestros criterios sobre la visita y los contactos con la Unión Soviética son muy buenos.  Y nos vamos a marchar de este país con un nivel de relaciones óptimo y de una identificación muy grande con relación a todos los problemas.  Y ustedes saben perfectamente bien cuáles son las posiciones de Cuba, las posiciones de la Revolución Cubana, y cuando yo les digo que hay un nivel muy alto de coincidencia es expresivo de nuestra confianza y de nuestra satisfacción con los intercambios de puntos de vista que nosotros hemos tenido con los dirigentes soviéticos. 

Yo creo que ustedes los estudiantes, en primer lugar, tienen el deber de trabajar, en el tiempo que estén aquí en la Unión Soviética...  No deja de ser un sacrificio —todos lo sabemos cuando nos separamos del país— por el clima, por el hecho de que nos encontramos con otro idioma...  y a pesar de la gran amistad y de todo el afecto con que se trata a los cubanos en este país, siempre uno echa de menos a la tierra donde hemos nacido, donde hemos crecido y donde tenemos toda nuestra familia, amistades.  Aprovecharlo es esencial. 

Se ve con claridad que una gran parte de los avances y de los éxitos de la Unión Soviética se deben a los técnicos, a los ingenieros, a los millones de hombres que han preparado.  Ninguna de las industrias que nosotros hemos visto...  Si nosotros vamos a tener alguna de esas industrias, porque llegaré el momento en que tengamos que poner alguna planta movida por energía atómica, generar la electricidad partiendo de la energía atómica, o la industria mecánica que tengamos que desarrollar    —aunque por ahora no se contemple la idea de producir aviones, porque puede estar fuera de la escala de Cuba—, o la industria electrónica, ninguna de esas industrias se pueden siquiera concebir sin una preparación técnica de primera calidad. 

Nosotros creemos que más importante que toda la base material que la Unión Soviética ha creado es la preparación de los cuadros, y la preparación de los técnicos, la preparación de los ingenieros, el personal humano que ha formado en estos años, y que le han hecho posible desarrollar toda la técnica y toda la ciencia modernas partiendo de sus propias fuerzas. 

En el caso nuestro podemos beneficiarnos de la experiencia de ellos, de los avances técnicos y científicos que ellos han logrado, y que los han puesto a disposición nuestra, y de la posibilidad de formar los cuadros.  Que esa es precisamente la tarea que tienen los estudiantes que están aquí y están en otros países socialistas, que incluso tenemos estudiantes en Argelia estudiando química, estudiando petroquímica, estudiando petróleo en un instituto de bastante nivel que tienen allí. 

Debo decir que incluso nuestros estudiantes llegaban con poco nivel y pasaban allí un gran trabajo, y que algunos de los conocimientos básicos eran demasiado flojos para aquel instituto.  Desde luego, nosotros no tenemos que ocultar que todavía nuestra preparación en la escuela primaria y en la escuela preuniversitaria es débil. 

Pero la misión es que nosotros hagamos eso, como también los vietnamitas, en medio de su tremenda guerra, tienen miles y miles de jóvenes estudiando en todos los países.  Es decir que ellos adquirieron plena conciencia de la necesidad de formar cuadros técnicos, y lo están llevando a cabo.

Nosotros no estamos bajo ninguna guerra como la de Viet Nam.  Luego, debemos aprovechar esta posibilidad de formar cuadros técnicos. 

La indigencia técnica de nuestro país ni nosotros mismos la sabíamos, porque había que hacer una revolución primero y después ver qué necesitaba un país, para descubrir hasta qué punto nosotros éramos indigentes en técnica. 

Afortunadamente en algunas ramas, como la medicina, teníamos algún conocimiento.  Pero de los 6 000 médicos, se llevaron 3 000.  Hoy tenemos 8 000, y 6 000 estudiando, y creo que nuestra medicina tiene unos niveles formidables hoy día. 

La educación lo alcanzará también.  La capacidad de desarrollo de construcción de centros de enseñanza que tiene nuestro país en este momento es extraordinaria.  En el mes de septiembre se inauguran 40 escuelas secundarias, capacidad de 20 000 estudiantes.  En septiembre del año 1973 se inaugurarán las suficientes para 80 000 nuevas capacidades, digamos cuatro veces más que septiembre de este año, en un cálculo conservador. 

Yo creo que nosotros con la juventud, con los estudiantes, con la nueva generación, marchamos óptimamente.  Digo:  óptimamente dentro de nuestras posibilidades hasta hoy, pero que tenemos que seguir optimizando el futuro. 

Pero en realidad nuestro país tenía una indigencia técnica increíble.  No nos podíamos considerar ni siquiera semicivilizados.  Dentro de algunos años seremos semicivilizados, todavía no seremos civilizados.  Y creo que una de las metas que debemos proponernos es la civilización. 

Nuestra política es conocida.  La posición revolucionaria de Cuba en relación con América Latina...  Debo decir les que la influencia, el prestigio de la Revolución Cubana crecen en el ámbito de la América Latina, y los frutos se comienzan a ver. 

Nuestra posición con relación al imperialismo es conocida, y está enmarcada dentro del rol que la Revolución Cubana, a nuestro juicio, juega al otro lado del Atlántico, en el campo de la lucha política y de la lucha ideológica.  Entendemos que nosotros debemos fortalecer ideológicamente nuestro pueblo hasta el máximo, nuestra juventud y nuestro pueblo. 

En la lucha ideológica contra el imperialismo hemos salido victoriosos, a pesar de sus recursos, de su influencia económica, a pesar de sus intentos de penetración, y a pesar de que en Cuba hubo algunas penetraciones en algunos terrenos, de influencia liberal burguesa, parisina, londinense, romana, neoyorquina, les puedo asegurar que todo eso está siendo demolido.  Y creo que nuestro país se fortalecerá, en medio de las condiciones en que nuestro país desenvuelve su lucha.  Porque hay que decir que nosotros tenemos que emplear películas capitalistas todavía y, bueno, si hay que emplearlas siempre, las empleamos, ¡no vamos a cerrar los cines!  Lo importante es tener un pueblo y tener una juventud que cuando vean las expresiones del vicio en el mundo capitalista, las repudien y no las imiten (APLAUSOS). 

Creemos que el prestigio y la influencia de la Revolución Cubana están dados en gran parte por su firmeza y su solidez ideológica, y por el hecho de que nuestro país haya enfrentado todas esas influencias imperialistas, por la unidad de nuestro pueblo, por el apoyo a la Revolución, no obstante las difíciles condiciones materiales en que ha tenido que desenvolverse la Revolución Cubana:  un país sin combustible, sin carbón, sin petróleo, sin energía hidráulica, sin madera, que todo lo importaba y que vivía del azúcar y del turismo.  Y turismo quería decir prostitución, juego, etcétera, etcétera. 

Creo que nuestro pueblo ha dado una alta prueba histórica de su capacidad revolucionaria, que es la continuación de su historia revolucionaria a fines del siglo pasado, cuando se quedó solo luchando contra España, para después caer en la intervención, en la Enmienda Platt y todas esas calamidades.  Hoy no hay nada de eso. 

Los imperialistas no tendrán ningún chance ni de penetrar ni de volver a establecer sus fueros allí.  El turismo yanki nosotros creemos que pasará largo tiempo hasta que algunos "virtuosos" yankis vayan a pasar las vacaciones en Cuba.  ¡Y tendrán que ser virtuosos!  (APLAUSOS) Porque burgueses, cabareteros, delincuentes, jugadores y "prostituarios", no queremos en Cuba (RISAS y APLAUSOS).  Y si van con sus extravagancias y sus confusiones no los queremos en Cuba (APLAUSOS).  Digamos que en Cuba aceptamos a los jóvenes de la Brigada Venceremos que van a cortar caña; y todo el que vaya a trabajar junto con nosotros allí, lo recibimos.  De turismo, ¡nada!

Respecto a nuestra posición ideológica, nosotros tenemos que ser y seguir siendo la representación de las ideas revolucionarias del marxismo-leninismo, ¡sin ninguna concesión ideológica al imperialismo!  y vivimos en un mundo que tiene que construir su libertad, y seremos leales a ese mundo hasta el final, ¡y el final será la revolución en América Latina y en los propios Estados Unidos!  (APLAUSOS)

Nosotros consideramos que ese es el papel de la Revolución Cubana, aun en un mundo donde exista la distensión y aun en un mundo donde pueda prevalecer la paz, puesto que la coexistencia y la paz no están desligadas del movimiento de liberación ni de la lucha política ni de la lucha ideológica.  y nosotros vivimos en un continente dominado por el imperialismo, que tiene que liberarse.  y nosotros somos hoy el ejemplo de ese continente y la conciencia de ese continente. 

Claro esté que esa lucha no puede concebirse sino indisolublemente unida al campo socialista, indisolublemente unida a la URSS, porque la URSS ha dado la prueba:  su historia, sus instituciones, su Partido, su Estado, su pueblo —y lo digo sin la menor vacilación—, de ser el baluarte y el apoyo del movimiento revolucionario en el mundo (APLAUSOS). 

Conocen ustedes perfectamente bien la posición de la Revolución, la línea de la Revolución, honrada, franca, valiente, en todas las circunstancias.  Por lo tanto la palabra revolucionaria de Cuba es una palabra sinceramente revolucionaria. 

El mundo de hoy no es un mundo fácil, no un mundo simple:  un mundo difícil y un mundo complejo.  Creemos que este mundo tiene muchos problemas, está en otros los problemas de todo el Tercer Mundo, de todos los países que viven bajo el colonialismo o el neocolonialismo o bajo el imperialismo.  Creemos que a ese mundo le espera una lucha larga en lo político, en lo ideológico.  Creemos que le esperan también en el campo de su lucha por su liberación, como lo demuestra el ejemplo de  Viet Nam; y que sin duda no será el único problema del mundo, y que surgirán más. 

Pero estamos convencidos de que el imperialismo es débil y será cada vez más débil en todos los campos:  en el campo político, en el campo ideológico, en el campo económico y en el campo militar.  Claro que en el campo económico todavía es muy poderoso:  todo el oro del mundo lo atesoran los bancos del mundo capitalista; controlan el comercio, controlan los recursos naturales de muchos países, y no se pueden menospreciar esos recursos.  Es fuerte todavía en el orden militar, es fuerte en el orden político; maneja grandes mecanismos de publicidad, de propaganda, de confusión, de mentiras.  ¿Y quién lo puede saber mejor que nosotros que leemos esos cables todos los días?  Es el mundo de la mentira, de la intriguilla, de la calumnia, de la bajeza, de la chismografía. 

Baste decir que a mí me mataron en Polonia (RISAS) —no soy de hierro, pero hasta ahora el corazón me ha funcionado bien (RISAS)—, y le hicieron creer al mundo que era verdad. 

Claro, nosotros hace rato que no tenemos gente de la AP allí.  Pero con el tipejo este de la AP los compañeros nuestros arreglaron cuentas (RISAS Y APLAUSOS), ¡y le dieron una buena paliza!  (RISAS) La próxima vez tienen que recoger lo por ahí con hormigas en la boca (RISAS), porque no tenemos por qué andarle perdonando a ningún bandido de estos nada.  Y nosotros, bueno, no estamos dentro de las leyes esas del imperialismo, ¡y lo ponemos fuera de combate!  La única crítica que se les puede hacer a los compañeros es que no le rompieron unas cuantas costillas.  Pero en la próxima queda, y no lo va a salvar nada.  La impunidad con estos tipejos no va a existir.  Nosotros nos encargaremos de que no haya impunidad. 

Pero sí, por ejemplo, cómo opera:  al mundo entero le hicieron creer que a Nixon lo habían recibido en Varsovia con gritos de "Viva cien años".  Y la verdad es que era mentira, y que todo se redujo a un "show" organizado por 400 periodistas americanos, como 500 empleados de la embajada, parientes.  Si nosotros queremos, con los cubanos que hay aquí, hacemos un "show" así, ¿no?  (RISAS)  Nada:  alguna "gusanera" que pueda haber allí.  Pero en el mundo hicieron regar esa versión. 

Lo cito como ejemplo de los mecanismos y de los recursos que tienen los imperialistas y que da idea de la lucha larga.  Y nosotros "redi" para esa lucha y entrenados para esa lucha.  ¡LPV para esa lucha! (APLAUSOS)

¿Nuestro papel?  Defender la doctrina revolucionaria, la línea revolucionaria, los principios del marxismo-leninismo, como lo hemos defendido hasta hoy, allá del otro lado del Atlántico, con firmeza, sin ninguna vacilación, fortaleciéndonos siempre en todos los órdenes:  político, ideológico, militar, económico. 

Creo que debemos superarnos en todos los órdenes.  Creemos además que estamos en una buena situación en este momento.  Creemos que nuestro país está en los umbrales de importantes avances.  Incluso de 1970 hasta hoy ha logrado algunos de esos importantes avances, y creemos que de ahora en lo adelante vamos a lograr más sólidos avances, no porque aspiremos a una sociedad de consumo —¡mucho cuidado con eso!  Creemos que debemos seguir educando al pueblo en la idea de la austeridad, seguirle enseñando qué es el socialismo y qué es el capitalismo, cuál es el papel de un pueblo revolucionario, cuáles son sus deberes internacionalistas.  Pero avanzaremos, modestamente pero sólidamente; año por año, sin aspirar ni mucho menos ni caer en la locura de imaginarnos una sociedad de consumo.  La técnica, el desarrollo económico, nos permitirán ir mejorando progresivamente. 

Pero nuestro país no es un país rico en recursos naturales:  no es Kuwait, no es Libia, no es Venezuela, no es un país de esos que con       25 000 hombres puede sacar 3 000 millones de dólares al año.  Nosotros para sacar 600 ó 700 hemos tenido que estar históricamente con medio millón de hombres en ciento cincuenta y tantos centrales azucareros, el más joven de los cuales tenia 35 años en 1959.  y esas son realidades.    y cada país debe adaptarse a las realidades, a los medios naturales de que dispone. 

Nosotros, además de nuestros medios naturales, disponemos del apoyo exterior, del apoyo económico del campo socialista, y fundamentalmente de la URSS, que utilizándolos de manera adecuada nos permite —aun a pesar de nuestra pobreza— avanzar. 

Claro está que ningún país pequeño como Cuba puede aspirar a ningún gran futuro.  Pero viendo las cosas como las vemos nosotros, nos consideramos parte de Latinoamérica, y esperaremos pacientes la hora de la revolución de Latinoamérica, y la integración de Latinoamérica, que solo puede ser posible en el socialismo.  Porque nosotros no nos vamos a integrar con los terratenientes y los burgueses, ni nos vamos a integrar con Estados Unidos, ¡allá ellos!  Somos alérgicos a sus tradiciones y su cultura, y aunque seamos internacionalistas, está por ver primero que hagan su revolución, y que la hagan bien hecha además. 

Lógicamente, nos integraremos con la América Latina.  Mientras tanto, nos integraremos con el campo socialista.  Y entendemos que en el futuro también la América Latina se integraré con el campo socialista, porque la primera revolución socialista no empezó en Estados Unidos, empezó en la Unión Soviética.  Y valga que empezó en algún país, porque si no nosotros frente a los imperialistas yankis ya sabríamos la que habríamos de pasar.  Bueno, esclavos no íbamos a ser, ¡pero muertos sí!  y de todas maneras, no estamos muertos ni somos esclavos, y ello desde luego porque existió el campo socialista, existió la URSS. 

De manera que creemos que el mundo se iré integrando en la medida en que se desarrolle la revolución, y si Estados Unidos lo deja para el final, tendrá que integrarse al final.  Eso es un problema de ellos.  Aunque, desde luego, nosotros seguiremos alentándolos a que cambien. 

Me imagino que para todos ustedes está muy claro.  y que esa será nuestra lucha y nuestro papel revolucionario del otro lado del Atlántico, y sólidamente unidos al campo socialista y a la Unión Soviética. 

La historia, los hechos, la vida, cada vez perfilan con mayor claridad las realidades.  Y yo pienso que ustedes entienden, y a buen entendedor pocas palabras (APLAUSOS). 

Quiero decirles que nosotros tenemos una visión optimista del futuro en todos los campos; con relación al problema de Viet Nam, que tanto nos interesa, una visión optimista; una visión optimista de las perspectivas del futuro; una visión optimista de la política soviética; una visión optimista de las perspectivas del campo socialista y de la lucha a largo plazo frente al capitalismo y al imperialismo; y una visión optimista de nuestra propia patria y de nuestra propia Revolución. 

Y creemos que el deber de ustedes, los jóvenes, es prepararse para ese futuro; estudiar ahora, puesto que lo que les corresponde es estudiar; y estar en condiciones de que nuestro pueblo, un pueblo con mucha mayor cultura científica y cultura técnica, con mucho mayor desarrollo económico, con mucha más conciencia todavía, y mucha más cultura política, cumpla el papel que le corresponde en América Latina, cumpla el papel que le corresponda del otro lado del Atlántico, y cumpla el papel que le corresponde en el movimiento de liberación, cumpla el papel que le corresponde con los países de Asia, de Africa y de América Latina, y cumpla el papel que le corresponde con relación al campo socialista. 

Creemos que ningún momento anterior de nuestra Revolución ha sido tan prometedor y tan claro como este. 

Eso es lo que nosotros, en esencia, queremos decirles a ustedes en el día de hoy. 

¡Patria o Muerte! 

¡Venceremos!

(OVACION)